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miércoles, 8 de septiembre de 2021

Johan Torres, Instruccions.

 

Instruccions per los reverent egregi nobles e magnifichs senyors deputats del General e consell representants lo Principat de Cathalunya ab intervencio e
consentiment de la ciutat de Barchinona al honorable mossen
Johan Torres canonge de les coses que a fer segons devall era dit.
Per quant de alguns temps ença los
mercaders catalans e signantment de la ciutat de Barchinona no son tractats com solien en les terres del lllustrissimo duch de Burgunya ans lus son stades fetes vexacions axi en bens com en persones de que han fetes e fan grans exclamacions. E no obstant hi sien stades trameses algunes embaxades per remediar les dites coses pero no es vist esser hi stat plenament provehit. Per ço desijants los dits deputats e consell per lur poder procurar tota bona tractacio a fi la negociacio e comerci se facen liberament han delliberat trametre lo dit embaxador lo qual ira com abans pora en Flandes o alla on lo lllustrissimo duch e Illustrissima duquesa se trobara e informar se ha ab los mercaders cathalans qui lla seran de les coses de que tenen querimonia axi passades com presents e be instruhits dells liurara la letra de creença que sen porte primerament a la dita duquesa per tant com sempre ha mostrada afeccio als mercaders cathalans e ha favorits e endreçats aquells e lurs cases e comunicara ab la sua senyoria de les coses e suplicara aquella del que li semblara fer se dege per bona conduccio dels negocis e stara a consell seu sobre lo modo que haura tenir ab lo dit Illustrissimo duch a fi tota benivolencia sie captada per manera les coses vinguen al bon fi que es desijat.
E aconsellat de la dita
senyora duquesa com dit es ira ab dit senyor duch e liurar li ha la letra de creença que sen porte e aquell persuadira instara e suplicara com millor pora li placie manar e provehir los dits mercaders cathalans sien rechomenats e be tractats per tota la sua senyoria oferint li que los dits deputats e consell de bona voluntat faran lo semblant dels seus vassalls e subdits e encare se dispondran a tots serveys a la sua senyoria plasents e a ells possibles.
E si lo dit ambaxador conexera façe fer liurara semblantment a mossen de
Xarloys fill dels dits S. duch e duquessa la letra de creença que li porte e agraciar se ha com millor pora de la sua senyoria per forma sie induhida a benificar los fets per que es trames.
E si de lur senyoria ha bona resposta com es cregut attesa la gran virtut que en ells es lo dit ambaxador ne certificara decontinent los dits deputats e consell e encara los dits mercaders per correus volants o altres persones fiables a fi que tots hajen participi del pler e dat bon compliment sen vindra prestament.
Si empero algunes dificultats hi occorreran per les quals sie vist al dit ambaxador deure consultar semblantment ne scriura per correu volant. E si conexera que millorament algu nos dege conduir vinguessen decontinent.
Les altres coses sien remeses a la bona discrecio del dit ambaxador. Data en Barchinona a XXVII de octubre del any MCCCCLXIII.

https://www.raco.cat/index.php/BoletinRABL/article/download/195952/269952/

domingo, 28 de junio de 2020

CAPÍTULO XIX.


CAPÍTULO XIX.

De la venida de los Cimbrios a España, y del uso de las cimeras que de ellos ha quedado.

Dejaré los sucesos de España y cosas de ella, acontecidas después de la presa de Arbeca, que aunque fueron muchos, pero como no tocan a cosas de los pueblos ilergetes, Livio, y Ambrosio de Morales y el padre Juan de Mariana, de la Compañía de Jesús, los cuentan largamente; y diré la venida de los cimbrios a España, que fue el año 103 antes del nacimiento del Señor. Eran estas gentes de lo postrero y más alto de Alemania; y Sedeño, en la vida de Mario, dice que eran de Zelanda. Solían aquellas gentes septentrionales muy a menudo salir de su tierra juntos en grandes ejércitos, para ganar por fuerza de armas lugares donde parasen. En esta ocasión salieron por fuerza, porque el mar saliendo de madre, les cubrió sus campos, y se los anegó todos, como acontece muchas veces en algunas partes de Flandes, (Niederlanden, Holanda, tierras bajas) y lo hiciera mucho más, si con aquellos reparos que ellos llaman diques no lo previnieran y estorbaran; y en tiempo de nuestros abuelos, se extendió el mar por los campos de Holanda y Zelanda, y dejó anegado gran término de tierra, y en él muchos lugares y villas, y tres grandes ciudades, que hoy están debajo de aquellas aguas. Así les aconteció a estos cimbrios: discurrieron hasta Italia y Francia, de donde les echaron Cayo Mario, que fue el que les persiguió más que ninguno, y Quinto Luctacio Catulo, que eran cónsules de Roma, y mataron más de ciento y veinte mil de ellos, y cautivaron más de sesenta mil; porque era tan grande el número de esta gente, que dice Plutarco ser treinta miriadas de hombres que llevaban armas, que contados diez mil hombres por cada miriada, serían trescientos mil hombres, sin las mujeres y niños: eran gente feroz, bárbara y muy arriscada, y dieron tanto que pensar a los romanos, que temieron que no acabasen aquella su república y nombre; y dice Plutarco, que las otras veces que los romanos pelearon con otros bárbaros, fue para gozar de la gloria y honra del triunfo, pero con estos solo pelearon para echarlos de si, librarse de tal gente y conservar a Italia. Tenían lenguaje particular, cuyo idioma duró en España hasta el año de Cristo Señor nuestro 514: así lo dice Flavio Dextro, hijo de San Paciano, obispo de Barcelona: praeter linguas latinam, cymbricam, goticam in Hispania erat lingua cantabrica, et politior latina, hispana, quae copia verborum, elegantia et tumore, à cantabrica differebat. De esta gente quedó el uso de los timbres, que por otro nombre llamamos cimeras, vocablo derivativo de ellos, como de sus inventores. Usábanlas, como dice Plutarco, para mostrar ferocidad y braveza, con gran estatura de cuerpo, trayendo sobre sus celadas diversas figuras y formas de animales fieros, en aquella figura que podían mostrar mayor ferocidad; y esta invención ha sido tan acepta, que se ha conservado hasta nuestros días, que apenas hay caballero que sobre sus armas no traiga su timbre o cimera; aunque en esto hay hoy tantas usanzas, que apenas se guardan las reglas de armería, porque cada uno lo hace como mejor le parece. Pero pues ha venido esta materia en este lugar, diré lo que en orden a esto hay, y es que por cimera se debe poner el animal, ave, pez u otra cosa viviente, que trajere el caballero dentro de su escudo, en la forma más fiera y principal que, conforme a su naturaleza, pudiera estar, y del mismo color que estuviere dentro del escudo; y si no hay animal, ave o pez, puede servir de cimera el cuerpo más principal de él, como un castillo, una torre, etc. Bien es verdad que hay algunos caballeros que no observan esto, como los Girones, que tienen por cimera un caballo, sin traerlo en el escudo, y el escudo de las armas de Cataluña, que lleva por timbre un murciélago, (lo rat penat del rey de Aragó) sin haberlo en el escudo. Pero no es lícito hacer todos lo que hacen, los Girones e hicieron los dueños del escudo de las armas de Cataluña, salvo si fuesen los tales iguales a ellos. Hoy usan poco los soldados de estas cimeras encima de las celadas, como antiguamente, porque son cosa pesada y dan embarazo al soldado, y en lugar de ellas traen plumas, que á mas de ser muy vistosas, no son tan pesadas como eran estas cimeras, que solo sirven de adornar los escudos y armas y los reposteros de los señores, y las plumas las cabezas o celadas que ellos traen. Cuando estas cimeras se ponen en los escudos, han de salir de ellas los follajes que caen por el lado del escudo y entorno, y llegan abajo de él, y han de ser del mismo color que las armas; y dice Don Antonio Agustín, arzobispo de Tarragona, en unos diálogos manuscritos que tratan de esta materia, que estos follajes eran hojas de la yerba acanto, que son muy grandes y nacen en los pantanos y suelen también servir de adorno en los capiteles de las columnas corintias, y en latín a estos follajes llamamos stemmata y blasones en romance, de donde quedó que de uno que se alaba y jacta mucho de sus pasados y de los hechos de él, le decimos que blasona mucho.
Bien es verdad que hay algunos que quieren que cimera sea derivativo de chymera o quimera, y también puede ser; pero lo más cierto es que se tomó de los cimbrios, que no de la chymera, animal inventado de los poetas, que puesto sobre las celadas, podía también servir de cimera, por ser de feroz y extraña invención, y tener cabeza y pecho de león, vientre de cabra y cola de dragón.
Estos cimbrios no solo infestaron la Italia y Francia, mas también llegaron a nuestra España, que parece que siempre fue el fin y paradero de las peregrinaciones de los bárbaros, que no cabiendo o siendo echados de sus tierras, han buscado mansion y morada en ella. De esta vez entraron por la parte de Francia y Alvernia (dialecto occitano Auvernhat), y de aquí vinieron a España, cubriendo gran parte del reino de Aragón (que no existía aún, como otros nombres que usa el autor en este libro) y toda la región de los ilergetes; y el poder de estas tierras no era tal que pudiese resistir a tanta gente, y para valerse contra ellos, llamaron en su favor a los celtíberos, y unidas las fuerzas de los unos y de los otros, resistieron tan valerosamente, que los desbarataron, vencieron y pusieron en huida, y libraron a España de esta plaga y calamidad, y ellos se volvieron otra vez a Italia, donde les aconteció lo que cuenta Plutarco; y después del año 102 o cerca, antes de la venida del Hijo de Dios al mundo, después de haber infestado a Francia e Italia, volvieron también otra vez a España y quisieron entrar por los pueblos ilergetes, y fueron resistidos de los mismos ilergetes y celtíberos, y otras gentes que se habían juntado contra ellos. Y creo que Tito Livio debía contar muchas cosas de estas gentes según se echa de ver del epítome de Lucio Floro; pero como faltan estas décadas, Plutarco suple por ellas en muchas cosas.