Mostrando entradas con la etiqueta Guadalaviar. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Guadalaviar. Mostrar todas las entradas

lunes, 22 de junio de 2020

246. EL CELEBRADO SALTO DE PERO GIL, ESCUDERO DEL CID


246. EL CELEBRADO SALTO DE PERO GIL, ESCUDERO DEL CID
(SIGLO XI. TRAMACASTILLA)

246. EL CELEBRADO SALTO DE PERO GIL, ESCUDERO DEL CID  (SIGLO XI. TRAMACASTILLA)


En cierta ocasión, cabalgaba el Cid con sus mesnadas por las tierras altas de la sierra de Albarracín. Iba camino de Valencia, tras haber pasado unos días en el palacio de la Aljafería, junto al rey moro de Sarakusta, su aliado. Se enteró el rey musulmán de Albarracín de la presencia en sus tierras de don Rodrigo y organizó una partida de jinetes armados, ordenándoles que hostigaran simplemente a las tropas cristianas, pero sin presentar batalla campal abierta. Avanzaban con absoluto sigilo para tratar de aprovechar al máximo el factor sorpresa.

Una tarde, cuando el sol estaba todavía muy alto en el horizonte, avistaron al grueso de la hueste cristiana junto al Villar, pero, dada la diferencia de fuerzas, decidieron seguir vigilantes y esperar a la noche. Sin embargo, un vigía moro descubrió, algo separados del resto, a un grupo de cuatro o cinco caballeros, entre los que se encontraba el Cid, así es que decidieron atacar al considerarse superiores.

El Cid y los suyos, apenas repuestos de la sorpresa, se aprestaron a la lucha. El cuerpo a cuerpo inevitable dejó algunos muertos sobre el monte y don Rodrigo se pudo poner a salvo, mas Pero Gil, su fiel escudero, salió huyendo por la inmensa llanada que tenía enfrente confiando en la velocidad de su caballo. Los perseguidores, conocedores del terreno, aflojaron incluso la carrera, sabedores de que al final del llano el fugitivo se encontraría con una foz inmensa que le obligaría a detenerse y por lo que quedaría a su merced.

En efecto, el corcel conducía a Pero Gil directamente hacia el profundo desfiladero de Barrancohondo. En su estrecha base, sólo cabía el hilillo de agua del río Guadalaviar. Al llegar al borde del precipicio, su caballo se detuvo temeroso del abismo que se abría a sus pies. Mas Pero Gil aguijoneó con fuerza al bruto, se abrazó a su cuello, y ambos aparecieron al otro lado del profundo foso. Los jinetes moros, llenos de espanto y de admiración a la vez, no se atrevieron a emular al cristiano, que, una vez libre, pudo llegar junto al Cid, que celebró su regreso.

Tan inverosímil gesta impresionó tanto a todos que los juglares cristianos y moros la cantaron pronto convertida en versos, difundiéndola de castillo en castillo, de plaza en plaza, de palacio en palacio.

[Tomás Laguía, César, «Leyendas y tradiciones...», Teruel, 12 (1954), 146-148.]

domingo, 21 de junio de 2020

224. DOS PRETENDIENTES PARA ZAIDA (SIGLO XI. CELLA)


224. DOS PRETENDIENTES PARA ZAIDA (SIGLO XI. CELLA)

224. DOS PRETENDIENTES PARA ZAIDA (SIGLO XI. CELLA)


A finales del siglo XI, en la parte más oriental de la serranía de Albarracín, se alzaba un imponente castillo gobernado por el alcaide don Garcí Núñez, señor de Celfa, hoy Cella. Tenía este caballero cristiano una hermosa y única hija, llamada Zaida, cuyo amor se disputaban dos cualificados pretendientes: el árabe Melek, hijo del valí (walí) de Albarracín, y Hernando, conde cristiano del castillo de Abuán.

Don Garcí Núñez era padre y señor a la vez, doble condición que mediatizaba la decisión a tomar respecto al futuro de su hija. Por una parte, deseaba lo mejor para ella, pero, por otra, tenía que velar por los intereses de Celfa, cuya supervivencia dependía de las buenas relaciones de amistad con los señores vecinos, tanto moros como cristianos, y la disponibilidad o no de agua para hacer de su señorío un territorio habitable y rico.

Dispuesto el padre, pues, a elegir al mejor pretendiente posible para su hija y para el señorío de Cella, les impuso a ambos sendas condiciones, de modo que Zaida sería para quien antes cumpliera la suya: a Hernando la mandó buscar y hacer aflorar agua del subsuelo; a Melek, reconstruir el antiguo acueducto romano, que tomaba sus aguas en el Guadalaviar. De cualquier modo, quería asegurar el agua para la población de Cella.

Cada uno se entregó con tesón a su tarea, pero pronto un fortuito hecho acabó descubriendo a Melek que la muchacha prefería a Hernando, su rival. Un atardecer en que estaban todos junto al Cid, que andaba de paso por la zona y habían acudido a rendirle pleitesía, Zaida ofreció a Hernando agua amorosamente con sus manos. En un ataque de celos, Melek intentó acabar con su contrincante pero fue vencido por Hernando, aunque éste moriría también poco después a manos de un esbirro del valí, que vengó así la muerte de su hijo.

Zaida murió a los pocos días, incapaz de soportar tanta tragedia, pero hoy, muchos años después, en las noches de luna llena, se puede ver en las aguas de la fuente de Cella la imagen de una hermosa mujer dando de beber con sus manos a un apuesto galán.

[Deler, Pascual, «Tradición celdana: Zaidía», Xiloca, 3 (1989), 243-246.]

domingo, 14 de junio de 2020

200. LA ETERNA ESPERA DE LA MORA DE GUADALAVIAR


200. LA ETERNA ESPERA
DE LA MORA DE GUADALAVIAR (SIGLO XII. GUADALAVIAR)

La suerte estaba echada. Los guerreros cristianos dominaban la situación por doquier. Cuando le tocó la hora al reino sarraceno de Albarracín, que no podía esperar ayuda alguna, la mayor parte de la población mora permaneció en sus casas, pero sus principales responsables políticos huyeron hacia el Levante y el Sur.
Entre los emigrantes, marchó presuroso un jinete llevando a la grupa de su montura a una joven y bella mora. Como el peso de ambos dificultaba la huida, al llegar al pie de la Muela de San Juan, a la entrada de una enorme gruta, el jinete sarraceno descabalgó a la joven, diciéndole que le esperara allí hasta su regreso, en el que todavía confiaba.
La «cueva de la mora», aunque ni grande ni profunda, tiene en sus entrañas recónditas moradas y quebrados pasadizos, de modo que la gente, temerosa, no se atreve a entrar. Lo cierto es que la bella joven musulmana, tras quedarse totalmente sola, se aposentó en la oquedad y se dispuso a esperar cuanto tiempo fuera preciso.
Mientras, los victoriosos ejércitos cristianos, imparables en su avance, se apoderaron por completo del reino albarracinense, de modo que el regreso al pasado musulmán, que había sido glorioso, fue imposible. Pero la bella joven siguió esperando a su caballero.
Todavía ahora hay quien dice que, año tras año, el día de san Juan, cuando las primeras luces del día iluminan las cumbres de la Muela de San Juan y van invadiendo con lentitud las gargantas y valles que confluyen en el valle del brioso Guadalaviar, la muchacha sale de la cueva y, sentándose a la vera de una fuente clara que mana junto a la misma, se la ve peinar pausadamente, sin prisa alguna, su larga y negra cabellera con un peine de oro, sirviéndole las aguas de espejo. Luego, terminado su tocado, regresa a la cueva para salir sólo al año siguiente, esperando eternamente presa de tan singular encantamiento.
[Tomás Laguía, César, «Leyendas y tradiciones...», Teruel, 12 (1954), 143-144.]

* Hasta no hace mucho, los mozos de la comarca, junto con sus jóvenes esposas, solían acudir a celebrar junto a la fuente —como «Fuente de los Mozos» se le conoce— el segundo banquete tras las nupcias, esperando que la constancia y la fe en una promesa, cual fue el caso de la bella muchacha mora, fortaleciera el vínculo recién estrenado.

https://nogueradealbarracin.wordpress.com/2011/07/16/la-leyenda-de-la-cueva-de-la-mora/
200. LA ETERNA ESPERA  DE LA MORA DE GUADALAVIAR



https://www.comarcadelasierradealbarracin.es/index.php/la-comarca-portal-del-ciudadano/conocenos/introduccion/54-portal/conocenos/introduccion/165-leyendas

192. LA PIEDRA HORADADA POR EL AMOR


192. LA PIEDRA HORADADA POR EL AMOR (SIGLO X. ALBARRACÍN)

En el tiempo en el que Albarracín era gobernada por Abú Meruán, de la familia de los Abenracín, se escribió en sus sierras una de las más bellas historias de amor que se conocen. Ocurrió que el menor de los hijos de Abú Meruán, jinete ágil y conocedor como nadie del terreno, acostumbraba a recorrer las montañas del señorío, lo que le condujo a Cella, donde el alcaide del castillo solía recibirle hospitalariamente. Fruto de estas visitas fue el amor que el joven Abenracín comenzó a sentir por Zaida, hija única del alcaide, amor que pronto se vio correspondido.

Pero aquel sueño era imposible, pues el señor de Cella tenía proyectos mejores para su hija, a quien pensaba desposar con un emir de al-Andalus, más rico y más poderoso que Abú Meruán. Este, a quien el alcaide le debía vasallaje, apenado por el dolor de los jóvenes enamorados, envió una embajada al padre de la hermosa Zaida.
La comitiva, cargada de regalos, fue recibida con cortesía en el castillo de Cella. Pero a la hora de tratar del enlace, el alcaide manifestó que Zaida ya estaba comprometida. Los embajadores no desistieron, temerosos de la reacción de Abú Meruán, reacción que también temía el alcaide. Por eso puso una condición que creyó imposible que pudiera ser cumplida y, por otro lado, le dejaría las manos libres, quedando a salvo su integridad. Prometió acceder al matrimonio cuando las aguas del Guadalaviar regaran los campos de Cella. Los embajadores deliberaron y, tras pensar cómo hacer realidad tan extraña solicitud, pidieron un plazo para poder acometer el prodigio, plazo que se cifró en cinco años.
Cientos de hombres trabajaron noche y día horadando la montaña que separa el Guadalaviar de los llanos entonces sedientos de Cella. Poco a poco, por las entrañas de la tierra, un acueducto —que el Cid admiraría años más tarde y que todavía hoy es testimonio de aquel amor— lanzaría el agua clara del río encajonado a los campos abiertos de la llanada. Faltaban muy pocos días para cumplirse el plazo marcado y el agua llegó a Cella.
El joven Abenracín y Zaida, la bella morica de Cella, pudieron cabalgar juntos entre los trigales nuevos de su amor.
[Tomás Laguía, César, «Leyendas y tradiciones...», Teruel, 12 (1954), 127-129.]

jueves, 20 de febrero de 2020

LXXVI, legajo cartas reales, 65, 18 mayo 1330

LXXVI. 
Leg. de cartas reales. Núm., 65, 18 mayo 1330.

Al molt alt et molt poderos senyor Namfos per la gracia de Deu rey Darago etc. Los jurats e prohomens de la ciutat de Valencia besan vostres mans et peus se comanen en vostra gracia. Be creem senyor que reduyts a memoria et havets entes los grans dans quels habitans de la dita ciutat et terme daquella han sostenguts per inundacions et ruynes de moltes aygues del flum de Guadalaviar axi Senyor que molts et diverses albercs son cahuts per la dita raho et los ponts tots de la dita ciutat et orts et terres moltes son estades destroydes axi que quant a ara senyor pont alcu no ha en la ciutat per lo qual hom puscha entrar ne exir daquella sino per palanques ni trobam manera de la qual puscham trer ho haver de las gents moneda ab la qual puscham reffer et tornar los dits ponts: car segons que vos senyor sabets les gents son ja carregades et sotsmeses a pagar imposicio et monedatge et son obligades a grans quantitats les quals la ciutat deu per gran multitut de forment que en lany prop passat li convench assegurar et per altres necessitats e havem pensat que los dits ponts no poden esser reparats ni tornats si doncs no es per collecta de les mealles segons que ja en altres temps passats es estat. Perque senyor suplicam et clamam merçe a la vostra altea queus placia atorgar et donar licencia que la collecta de les mealles que es mealla per cascuna bestia dalbarda lo die sie imposada cullida et levada en la dita ciutat per IlII anys continuament la qual collecta sie convertida en reparar et obrar los dits ponts. Nostre Senyor Deu vos don vida longa ab salut et victoria de vostres enemichs. Scrita en Valencia a XVIII dies de maig anno Domini MCCCXXX. - Al molt alt et molt poderos senyor Namfos per la gratia de Deu rey Darago etc. - Jurats e prohomens de la ciutat de Valencia.

El Turia, llamado también en su primer tramo Guadalaviar,​ es un río de 280 km de longitud, que discurre por el este de la península ibérica. Nace en la Muela de San Juan, término municipal de Guadalaviar, en el entorno de los Montes Universales, Sierra de Albarracín (Teruel) y desemboca en el mar Mediterráneo, cerca de la ciudad de Valencia.


El nombre de Guadalaviar (wadi al-abyad 'río blanco') lo ha tenido desde el siglo X, y así se conoce actualmente su primer tramo hasta la confluencia con el río Alfambra (al-Ħamrā 'el rojo') en la ciudad de Teruel; a partir de esta ciudad, las aguas del río cambian de color, teñidas por las aguas rojas del Alfambra.

// Namfos : en Alfons, Alfonso IV rey de Aragón.https://es.wikipedia.org/wiki/Alfonso_IV_de_Arag%C3%B3n
https://books.google.es/books?id=C7pIAQAAMAAJ&pg=PA17&lpg=PA17&dq=Namfos+rey+Arag%C3%B3n
LXXVI, legajo cartas reales, 65, 18 mayo 1330, Namfos, Alfons, Alfonso
lxxvii-legajo-cartas-reales-73-9-agosto-arzobispo-zaragoza


jueves, 14 de noviembre de 2019

LA SOMBRA DE LA PRINCESA DOÑA BLANCA


159. LA SOMBRA DE LA PRINCESA DOÑA BLANCA (SIGLO XIII. ALBARRACÍN)

Entre las varias torres de Albarracín, una muy hermosa lleva el nombre de doña Blanca, recuerdo romántico del pueblo albarracinense a una historia desgraciada. Porque Blanca, toda bondad y sencillez, hermana menor del príncipe heredero de Aragón, vióse impulsada al exilio por los celos de su cuñada, que pronto sería reina de los aragoneses.

LA SOMBRA DE LA PRINCESA DOÑA BLANCA (SIGLO XIII. ALBARRACÍN)


Con gran pesar, doña Blanca tuvo que emprender, acompañada por su escaso séquito, el camino que le llevaba a su destierro castellano, atravesando para ello las tierras del señorío independiente de Albarracín, donde sus señores le brindaron hospitalidad. Aceptó la princesa, y todo el pueblo, arremolinado en las calles, fue testigo de la llegada de la comitiva que acompañaba a la princesa aragonesa en su recorrido tortuoso por las calles empedradas de la capital dedicada a Santa María, hasta llegar al palacio de los Azagra, que iban a ser sus anfitriones.

Poco a poco fueron pasando los días. Todos, mayores y menudos, deseaban y esperaban volver a ver a Blanca por las calles de Albarracín, pero el sol y la luna se sucedían ininterrumpidamente sin que la princesa fuera vista de nuevo por nadie. El séquito que la acompañara regresó a la corte aragonesa. De Blanca, no se supo nada.

Comenzó el pueblo a pensar que la desdichada princesa podía haber muerto de pena y que su cuerpo joven habría sido enterrado en la torre que, desde entonces, pasó a llamarse como ella. El silencio más absoluto se hizo en torno a la suerte corrida por la princesa aragonesa.

Pero el misterio comenzó pronto a desvelarse y se desvela aún cada plenilunio, cuando la campana próxima a la torre desgrana los doce sones de la medianoche. Entonces, las gentes de Albarracín ven salir de su torre de piedra una sombra clara, figura de mujer y holgadas vestiduras, que lentamente desciende, roca a roca, hasta los huertos y el río, para bañarse en aguas claras del Guadalaviar. Luego, al cabo de un rato, la sombra se desvanece hasta el nuevo plenilunio.

Se trata, sin duda, de la sombra de doña Blanca, la princesa que debió morir de pena en su exilio a causa de unos celos cortesanos.

[Tomás Laguía, César, «Leyendas y tradiciones...», Teruel, 12 (1954), 124-127.]

Tomás Laguía, César, «Leyendas y tradiciones



Obra publicada:

Artículos:
«El beato Joaquín Royo», en revista TERUEL 6 (1951), pp. 7-34. ISSN 0210-3524
«La erección de la Diócesis de Albarracín», en revista TERUEL 10 (1953), pp. 203-230. ISSN 0210-3524
«Notas para la historiografía de Albarracín», en revista TERUEL 11 (1954), pp. 33-55. ISSN 0210-3524
«Leyendas y Tradiciones de la Sierra de Albarracín», en revista TERUEL 12 (1954), pp. 123-148. ISSN 0210-3524
«Las capillas de la catedral de Albarracín», en revista TERUEL 14 (1955), pp. 147-186. ISSN 0210-3524
«Breves notas sobre el arquitecto Pierres Vedel y familia», en revista TERUEL 20 (1958), pp. 113-119. ISSN 0210-3524
«La iglesia de Teruel en la guerra de la Independencia», en revista TERUEL 21 (1959), pp. 136-222. ISSN 0210-3524
«Las capillas de la catedral de Teruel», en revista TERUEL 22 (1959), pp. 5-159. ISSN 0210-3524
«La geografía urbana de Albarracín», en revista TERUEL 24 (1960), pp. 5-127. ISSN 0210-3524
«Breves noticias históricas sobre la fundación de la colegiata de Rubielos de Mora», en revista TERUEL 27 (1962), pp. 149-165. ISSN 0210-3524
«La casa de la Brigadiera (Albarracín)», en revista TERUEL 28 (1962), pp. 199-204. ISSN 0210-3524
«Las iglesias de la diócesis de Albarracín», en revista TERUEL 32 (1964), pp. 5-173. ISSN 0210-3524
«Origen de la Casa de la Misericordia de la ciudad de Teruel», en revista TERUEL 34 (1965), pp. 5-122. ISSN 0210-3524
«Fuentes para la historia de Cella», en revista TERUEL, 38, (1967), pp. 5-130. ISSN 0210-3524
«Notas para la geografía urbana de la ciudad de Teruel», en revista TERUEL 42 (1969), pp. 71-94. ISSN 0210-3524
«Índice de los documentos en papel del Archivo de la Catedral de Teruel, correspondientes a los siglo XII, XIII, XIV y XV», en revista Teruel 48 (1972), pp. 16-156. [Este trabajo ha tenido continuidad merced a unos admiradores del autor, que publicaron los documentos correspondientes al siglo XVI (1978), teniendo prevista la publicación del material correspondiente hasta el siglo XX)].
«Notas y documentos artísticos culturales sobre Teruel Medieval» [en colaboración con Santiago Sebastián López], en revista TERUEL 49-50 (1973), pp. 67-109. ISSN 0210-3524
«Sellos del archivo de la S.I. Catedral de Albarracín», en revista TERUEL 52 (1974), pp. 41-51. ISSN 0210-3524
«Fuentes para la historia del Alto Maestrazgo», en revista TERUEL 57-58 (1977), pp. 135-181. ISSN 0210-3524

Libros:

Catálogo de los pergaminos y documentos insertos en ellos existentes en el Archivo de la S.I. catedral de Teruel (1953), Edita Instituto de Estudios Turolenses (IET), Teruel. ISBN 978-84-00-02342-3
Catálogo de la sección de pergaminos del Archivo de la S.I. Catedral de Albarracín (1955), Instituto de Estudios Turolenses, Teruel. ISBN 978-84-00-01446-9
La insigne colegiata de Santa María de Mora de Rubielos (1964). Edita el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC). ISBN 978-84-00-00988-5
La desmembración de las Iglesias de Albarracín y Segorbe (1965). Instituto de Estudios Turolenses de la Diputación Provincial de Teruel (CSIC), Teruel [Discurso leído por el autor, en el acto de su recepción en la Real Academia de Nobles y Bellas Artes de Zaragoza]. ISBN 978-84-00-00989-2

  • Mateu Ibars, Josefina y Mª Dolores (1991). Texto y transcripciones, Universidad de Barcelona, ed. Colectánea paleográfica de la Corona de Aragón. Siglos IX-XVIII. Barcelona. ISBN 84-7528-694-1.
  • Sánchez Garzón, Alfredo (2000). Ayuntamiento de El Cuervo, Teruel, ed. Aproximación histórica: La villa de El Cuervo y su parroquial. Valencia. ISBN 84-931563-1-0.

Estudió Latín y Humanidades, Filosofía y Teología en el Seminario Conciliar de Teruel, siendo ordenado sacerdote el 4 de octubre de 1925.

Como presbítero, ejerció de ecónomo en distintas parroquias de la diócesis de Teruel (Monteagudo del Castillo y Saldón), ejerciendo después como «Maestro de ceremonias» en la Santa Iglesia Catedral de Teruel.

Canónigo archivero de la catedral de Teruel por oposición, desempeñó también la función de «Archivero Diocesano».

Durante el pontificado del obispo diocesano Fray León Villuendas Polo (1885-1968), fue nombrado «vicesecretario de Cámara y Gobierno» del obispado, y «examinador pro-Sinodal» (1947).

Posteriormente, obtuvo por oposición la cátedra de Historia Eclesiástica, Patrología y Liturgia Doctrinal en el Seminario diocesano de Teruel.

En tanto clérigo, fue un «sacerdote de gran espiritualidad, de reconocidas cualidades humanas y de una extraordinaria sensibilidad artística»;2​ su gran pasión intelectual fue la investigación historiográfica, que el eminente archivero llevó a cabo de forma objetiva, rigurosa y metódica.

Gran parte de su trabajo como investigador fue publicado en la revista «TERUEL», órgano oficial del Instituto de Estudios Turolenses (IET), de la Excma. Diputación Provincial de Teruel, adscrito al Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC). Su primera obra publicada en ese medio -«La erección de la Diócesis de Albarracín»- recibió el Premio del IET en el I Certamen de Albarracín (1953). En homenaje a su labor investigadora e historiográfica, la Revista le dedicó los números 55-56 (1976).

César Tomás Laguía, conocido como «Don César», fue un sacerdote católico, escritor e historiador español, nacido en Torremocha, municipio de la provincia de Teruel, en 1903 y fallecido en la ciudad de Teruel en 1979.

sábado, 27 de julio de 2019

EL SEÑORÍO DE ALBARRACÍN, VASALLO DE SANTA MARÍA


143. EL SEÑORÍO DE ALBARRACÍN, VASALLO DE SANTA MARÍA
(SIGLO XII. ALBARRACÍN)

 EL SEÑORÍO DE ALBARRACÍN, VASALLO DE SANTA MARÍA  (SIGLO XII. ALBARRACÍN)


Albarracín era aquel día una auténtica fiesta. Todos sus habitantes, bien moros bien cristianos, se habían lanzado a las calles y plazas. Tanto en la catedral como en las demás iglesias sonaban sin parar las campanas; en lo alto del castillo, la enseña de Albarracín ondeaba sin cesar al viento. Era media mañana y comenzó a llegar por la parte baja de la ciudad, junto al río Guadalaviar, la comitiva: nobles y guerreros, clérigos y monjes, escuderos y pajes... Detrás, en brioso corcel, cabalgaba don Pedro Ruiz de Azagra, señor de Albarracín.
Regresaba don Pedro de pelear al lado del rey de Castilla en tierra de moros. Ello equivalía a que la posible alianza que se cernía entre Castilla y Aragón contra el señorío de Albarracín había quedado abortada. Por eso aplaudía la gente al ver regresar a su señor, quien encaminaba sus pasos hacia la catedral, donde le iba a recibir el obispo Martín.
Se llenó el templo y buena parte de la gente no tuvo cabida. La Misa fue solemne. Cuando finalizó, Pedro Ruiz de Azagra tomó su espada por la empuñadura de piedras preciosas y oro y la depositó en el altar de la Virgen, a la vez que hacía solemne promesa de no reconocer sobre la tierra más vasallaje que el de Santa María, de modo que, en adelante, se llamaría a sí mismo «vasallo de Santa María y señor de Albarracín».
Rogó incluso don Pedro al obispo Martín que declarara a Santa María patrona de Albarracín, nombramiento que se hizo allí mismo, con la condición de que los albarracinenses hicieran voto público de acudir anualmente al santuario de Nuestra Señora de los Dolores, en la vecina población de Royuela. Don Pedro Ruiz de Azagra, así como todos sus caballeros, y los alcaldes y jueces, y todo el pueblo allí congregado aceptaron y juraron el voto, de modo que todos los años, el día de la Santa Cruz de mayo, las gentes de Santa María de Albarracín peregrinarían a Royuela para cumplir lo pactado.
Por fin, don Pedro Ruiz de Azagra volvió a tomar la espada que dejara sobre el altar y se la entregó al obispo Martín. Quería así dejar constancia de acatamiento y vasallaje a Santa María.

[César Tomás Laguía,  «La espada de don Pedro», en Leyendas..., págs. 130-131.]


César Tomás Laguía, don César, Torremocha



César Tomás Laguía, conocido como «Don César», fue un sacerdote católico, escritor e historiador español, nacido en Torremocha, municipio de la provincia de Teruel, en 1903 y fallecido en la ciudad de Teruel en 1979.

Estudió Latín y Humanidades, Filosofía y Teología en el Seminario Conciliar de Teruel, siendo ordenado sacerdote el 4 de octubre de 1925.

Como presbítero, ejerció de ecónomo en distintas parroquias de la diócesis de Teruel (Monteagudo del Castillo y Saldón), ejerciendo después como «Maestro de ceremonias» en la Santa Iglesia Catedral de Teruel.

http://www.patrimonioculturaldearagon.es/bienes-culturales/catedral-santa-maria-de-mediavilla-teruel

Canónigo archivero de la catedral de Teruel por oposición, desempeñó también la función de «Archivero Diocesano».

Durante el pontificado del obispo diocesano Fray León Villuendas Polo (1885-1968), fue nombrado «vicesecretario de Cámara y Gobierno» del obispado, y «examinador pro-Sinodal» (1947).

Posteriormente, obtuvo por oposición la cátedra de Historia Eclesiástica, Patrología y Liturgia Doctrinal en el Seminario diocesano de Teruel.

En tanto clérigo, fue un «sacerdote de gran espiritualidad, de reconocidas cualidades humanas y de una extraordinaria sensibilidad artística»;​ su gran pasión intelectual fue la investigación historiográfica, que el eminente archivero llevó a cabo de forma objetiva, rigurosa y metódica.

Gran parte de su trabajo como investigador fue publicado en la revista «TERUEL», órgano oficial del Instituto de Estudios Turolenses (IET), de la Excma. Diputación Provincial de Teruel, adscrito al Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC). Su primera obra publicada en ese medio -«La erección de la Diócesis de Albarracín»- recibió el Premio del IET en el I Certamen de Albarracín (1953). En homenaje a su labor investigadora e historiográfica, la Revista le dedicó los números 55-56 (1976).

Publicaciones:

«El beato Joaquín Royo», en revista TERUEL 6 (1951), pp. 7-34. ISSN 0210-3524
«La erección de la Diócesis de Albarracín», en revista TERUEL 10 (1953), pp. 203-230. ISSN 0210-3524
«Notas para la historiografía de Albarracín», en revista TERUEL 11 (1954), pp. 33-55. ISSN 0210-3524
«Leyendas y Tradiciones de la Sierra de Albarracín», en revista TERUEL 12 (1954), pp. 123-148. ISSN 0210-3524
«Las capillas de la catedral de Albarracín», en revista TERUEL 14 (1955), pp. 147-186. ISSN 0210-3524
«Breves notas sobre el arquitecto Pierres Vedel y familia», en revista TERUEL 20 (1958), pp. 113-119. ISSN 0210-3524
«La iglesia de Teruel en la guerra de la Independencia», en revista TERUEL 21 (1959), pp. 136-222. ISSN 0210-3524
«Las capillas de la catedral de Teruel», en revista TERUEL 22 (1959), pp. 5-159. ISSN 0210-3524
«La geografía urbana de Albarracín», en revista TERUEL 24 (1960), pp. 5-127. ISSN 0210-3524
«Breves noticias históricas sobre la fundación de la colegiata de Rubielos de Mora», en revista TERUEL 27 (1962), pp. 149-165. ISSN 0210-3524
«La casa de la Brigadiera (Albarracín)», en revista TERUEL 28 (1962), pp. 199-204. ISSN 0210-3524
«Las iglesias de la diócesis de Albarracín», en revista TERUEL 32 (1964), pp. 5-173. ISSN 0210-3524
«Origen de la Casa de la Misericordia de la ciudad de Teruel», en revista TERUEL 34 (1965), pp. 5-122. ISSN 0210-3524
«Fuentes para la historia de Cella», en revista TERUEL, 38, (1967), pp. 5-130. ISSN 0210-3524
«Notas para la geografía urbana de la ciudad de Teruel», en revista TERUEL 42 (1969), pp. 71-94. ISSN 0210-3524
«Índice de los documentos en papel del Archivo de la Catedral de Teruel, correspondientes a los siglo XII, XIII, XIV y XV», en revista Teruel 48 (1972), pp. 16-156. [Este trabajo ha tenido continuidad merced a unos admiradores del autor, que publicaron los documentos correspondientes al siglo XVI (1978), teniendo prevista la publicación del material correspondiente hasta el siglo XX)].
«Notas y documentos artísticos culturales sobre Teruel Medieval» [en colaboración con Santiago Sebastián López], en revista TERUEL 49-50 (1973), pp. 67-109. ISSN 0210-3524
«Sellos del archivo de la S.I. Catedral de Albarracín», en revista TERUEL 52 (1974), pp. 41-51. ISSN 0210-3524
«Fuentes para la historia del Alto Maestrazgo», en revista TERUEL 57-58 (1977), pp. 135-181. ISSN 0210-3524
Libros
Catálogo de los pergaminos y documentos insertos en ellos existentes en el Archivo de la S.I. catedral de Teruel (1953), Edita Instituto de Estudios Turolenses (IET), Teruel. ISBN 978-84-00-02342-3
Catálogo de la sección de pergaminos del Archivo de la S.I. Catedral de Albarracín (1955), Instituto de Estudios Turolenses, Teruel. ISBN 978-84-00-01446-9
La insigne colegiata de Santa María de Mora de Rubielos (1964). Edita el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC). ISBN 978-84-00-00988-5
La desmembración de las Iglesias de Albarracín y Segorbe (1965). Instituto de Estudios Turolenses de la Diputación Provincial de Teruel (CSIC), Teruel [Discurso leído por el autor, en el acto de su recepción en la Real Academia de Nobles y Bellas Artes de Zaragoza]. ISBN 978-84-00-00989-2

  • Mateu Ibars, Josefina y Mª Dolores (1991). Texto y transcripciones, Universidad de Barcelona, ed. Colectánea paleográfica de la Corona de Aragón. Siglos IX-XVIII. Barcelona. ISBN 84-7528-694-1.
  • Sánchez Garzón, Alfredo (2000). Ayuntamiento de El Cuervo, Teruel, ed. Aproximación histórica: La villa de El Cuervo y su parroquial. Valencia. ISBN 84-931563-1-0.

lunes, 20 de mayo de 2019

LA RECONQUISTA DE VILLEL

2.72. LA RECONQUISTA DE VILLEL (SIGLO XII. VILLEL)

LA RECONQUISTA DE VILLEL (SIGLO XII. VILLEL)


Desde hacía diez años, la reconquista de Teruel por las tropas cristianas era ya un hecho, como lo era la amenaza que tal enclave suponía para las poblaciones todavía musulmanas aguas abajo del Guadalaviar.
Entre estos enclaves moros amenazados se encontraba Villel, cuyo alcaide, Setí Mahomat, se esforzaba en hostigar los alrededores de Teruel intentando debilitar las fuerzas enemigas. No obstante, todo era en vano, pues a aquellas alturas el desequilibrio de fuerzas era ya un hecho incontestable.
De pronto, los acontecimientos se precipitaron con rapidez. El valiente Setí Mahomat tenía una esclava cristiana, a la que había hecho prisionera en una de sus correrías, y de cuya belleza se había enamorado.

Sin saberlo Setí, también había hecho prisionero a un hermano de la muchacha o, mejor dicho, se había dejado capturar para tramar la caída de Villel.
El joven, una vez dentro de la población, se puso en contacto con su hermana y tramaron el futuro plan a seguir. Además, la joven consiguió de Setí Mahomat la liberación de su hermano, que regresó a Teruel con la misión cumplida.
Era noviembre de 1181 y los moros de Villel se hallaban en el cerro de la Horca celebrando la boda de un capitán. Al mediodía, en el castillo, la esclava cristiana, aprovechando la soledad en que se encontraban, confiado en su regazo Setí Mahomat, le clavó una larga aguja de salmar que llevaba oculta entre las trenzas, causándole la muerte.
Consumado el crimen, la esclava se hizo visible en una de las almenas del castillo, y agitando un pañuelo, tal como había convenido con su hermano, avisó a los cristianos, que estaban apostados en las cuevas y cerros inmediatos. Dirigidos por Martín Pérez, señor de Escondilla, las huestes cristianas tomaron el castillo y la población, pasando a cuchillo a cuantos se resistieron. Las mujeres moras, antes que caer como esclavas de los cristianos, cubriéronse la cabeza con el velo y se lanzaron a las aguas del río, librándose así de la deshonra.
Martín Pérez fue nombrado señor de Villel por el rey, que se reservaba el castillo, el horno y el molino.
[Gisbert, Salvador, «Tradiciones turolenses...». Heraldo de Teruel, 2 (1896), págs. 3-4.]


https://es.wikipedia.org/wiki/Villel

Villel es una localidad y municipio español de la provincia de Teruel perteneciente a la comarca de Comunidad de Teruel, en la comunidad autónoma de Aragón. En el censo de 2018 Villel tenía 327 habitantes.

Está situado a la derecha del río Turia. Comprende los caseríos o mases El Campo, La Fuensanta, Rueda, Torrejón, Vadillo, Viñuelas y el balneario de Los Baños.

A unos dos kilómetros se encuentra el santuario de nuestra Señora de la Fuensanta, que es el principal centro de devoción de la comarca, es un lugar situado entre las montañas y varios pueblos celebran en este santuario una romería anualmente. Pero cabe destacar la más importante que es la de Villel el segundo sábado de mayo.

Conserva su castillo parcialmente en ruinas y, sobre todo, su torre del homenaje. Pertenecía a los Aben Razin, de Albarracín, y fue ocupado por El Cid camino de Valencia.

Reconquistado por Alfonso II, quien lo entregó a los Templarios, fue primeramente una Encomienda de la Orden del Temple.

En el siglo XIV fue cabeza de Encomienda de la Orden de San Juan, encuadrada en la Castellanía de Amposta, y primer destino de Juan Fernández de Heredia, quien llegó a ser gran maestre de Rodas.

Lo conquistó Pedro I de Castilla en el transcurso de una guerra entre Aragón y Castilla, y en la Guerra de la Independencia lo ocupó también el ejército napoleónico.

Virgen de la Fuensanta:
Según la tradición, la imagen fue hallada por un pastor de nombre Juan Pérez en 1238; su imagen se venera en el Santuario de Nuestra Señora de la Fuensanta -edificio gótico tardío situado al poniente de la villa, construido en 1561.


https://www.escapadarural.com/que-hacer/villel

https://www.clubrural.com/que-ver/teruel/villel

https://www.youtube.com/watch?v=2gsczP-rvp4