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sábado, 25 de septiembre de 2021

LA ALQUIMIA. L'ART DE LA ALQUIMIA.

LA
ALQUIMIA.



Esta
composición forma parte de un antiguo códice de letra del siglo XIV
o últimos del XIII, que perteneció a la biblioteca del convento de Santo Domingo de Palma, y se halla hoy día en la del Instituto Balear: en cuyo códice se lee también el poema el Desconsuelo, y
algunas obras en prosa de Lulio. Aun prescindiendo de su valor, esta
poesía, desconocida de todos los autores y bibliógrafos que han
hablado de Raimundo, se hace reparable por el objeto a que va
dirigida. Ella es la prueba más patente e irrecusable de la sinrazón
con que los más ardientes admiradores de las virtudes y de la
ciencia del bienaventurado doctor, han tratado de negar a este la
gloria de haberse dedicado al estudio y a la práctica de las
operaciones de la alquimia, la de haber escrito sobre esta ciencia
los voluminosos tratados que bajo su nombre corren y han corrido, y
la más alta todavía de haber hecho importantísimos descubrimientos
y sentado luminosos principios en este ramo del humano saber, como si
la ciencia del alquimista fuese incompatible con la aureola del
mártir. El libro llamado de Quinta esencia, que es uno de los
consagrados a la alquimia que más se hacen notar entre los de Lulio,
se omite en varios de los catálogos de las obras de éste, así como
los demás de igual naturaleza y objeto. Mas la poesía de que nos
ocupamos, cuya autenticidad no puede ponerse en duda, viene a
demostrar cuán errados anduvieron, si es que por una preocupación
tan mal entendida como censurable no cerraron sus ojos a la
evidencia, los que no convencidos de los inmensos conocimientos
químicos de Raimundo Lulio por las pruebas que dio de ellos en
muchas de sus obras sobre el Arte general, negaron la autenticidad de
sus especiales tratados sobre la materia.



Colocamos
en este lugar la indicada poesía, que no lleva fecha, atendida la
probabilidad que hay de que la escribiese Raimundo durante la época
de 1293 en que, residiendo en Nápoles, escribió el libro sobre la
Levedad y peso de los elementos, y otros, y aun quizás el de Quinta
esencia; época en que mayores y más íntimas relaciones tuvo con el
célebre alquimista Arnaldo de Villanueva, y en que con tanta
asiduidad se dedicó a las experiencias y a la parte especulativa de
la alquimia.



El
contenido de esta pieza, que se presenta de suyo algo oscuro, nos
hace presumir si ella más bien que una composición suelta y
aislada, es la introducción de un poema didáctico de mayores
dimensiones, o de otra obra en prosa sobre el arte a que va dirigida.







L'ART
DE LA ALQUIMIA.



Cobles,
las quals feu mestre RAMON LULL sobre l' Art de la Alquimia, de la
qual Art feu un libre apellat de la Quinta essencia.







Amor
me fay ayço rimar,



Ab
corrupció porás saber,



Car
sens ella no 's pòt liar



Generació
de son esser;



Essencia
fá quinta
obrar



Si
unitat vols d' aço fer,



E
no 't vuyl pas mays declarar



Covet
plural amor haver.




D'
aço 't daray cesta semblança.



Conexerás
per l' ens extens



Del
simple per concordança



L'
altre qu' apeyla hom intens;



Saber
haurás ab dessemblança,



D'
ayre será congelaments



Qu'
amor fá ab concordança



Per
concordar li elemens.



Vosaltres
ab li ens concrets



Per
fantastiga criatura,



Si
lo genus aver volets



Dels
ens reals haurets mesura,

Si
ens abstrachs sercar devets
Del faedor per la factura,



Especialment
ho trobarets



Conexent
sa propia natura.



Ab
obra artificial



D'
ira farás tornar amor,




hi mesclant la natural



La
ira fará amador;



Mas
si natura no ti val
Ja tú no serás sabidor,
Per
ignorar l' art altre tal
De transsubstanciar l' humor.



D'
essencia e d' accident
Ab totas ses parts substancials,

Cové esser lo trasmudament
E semblantment accidentals;

Apres qu' en sia novament
Renunciant als altres senyals

Convertint en altre essent
De sos graus elementals.



Ab
accident esser noveyl
Adonchs l' art no pot defaylir
Que no
sia de altre peyl,
Mas defaylex per fals cosir;
Si vols
entrar per est porteyl
Per tal que bé 't sapias regir,
Obs
te fará portar capdeyl
Que pusques entrar e axir.

domingo, 28 de junio de 2020

343. LAS MEDICINAS DE SAN CAPRASIO


8.3. LA CULTURA

343. LAS MEDICINAS DE SAN CAPRASIO (SIGLO VIII. ALCUBIERRE)

Es históricamente cierto que, a partir del año 711, los musulmanes emprendieron la conquista de toda la Hispania goda, tarea que, excepto en las montañas astures, habían concluido ocho años más tarde, hacia 719. A partir de entonces, atravesaron incluso los Pirineos y recorrieron las Galias por dos rutas distintas. Por el Este, su permanencia fue más dilatada y llegaron hasta Sens y Langres, apoderándose de Perpignan (720), Narbona (720), Carcasona (725) o Nimes, hasta que las liberó Pipino el Breve (756); por el Oeste, Abderrahmán al-Gafequí se presentaba ante Poitiers, donde era derrotado en 732 por Carlos Martel.

Parece ser que en la ruta del Este, la del Mediterráneo, los moros destruyeron en 732 el monasterio levantado en la isla de Lerins, frente a la costa de Cannes, cenobio que, fundado por el mismo san Caprasio, era célebre por su escuela de teología y ciencias. Sus monjes, perseguidos, se vieron obligados a huir de manera precipitada y algunos de ellos, según la leyenda, lograron llegar hasta la sierra de Alcubierre, donde encontraron el acomodo y sosiego que buscaban.

En plana sierra de Alcubierre, por lo tanto, a más de ochocientos metros de altitud y a salvo de los avatares guerreros de la época, se constituyó una nueva y pequeña comunidad religiosa, tolerada por los moros, bajo el patrocinio de san Caprasio, que muy pronto se hizo famosa por sus pócimas y brebajes medicinales, albor de la alquimia en nuestra tierra, y que los frailes recetaban a cuantas personas se acercaban a ellos en busca de consuelo y alivio para sus cuerpos y almas.

Aquel pequeño y solitario cenobio, del que hoy no queda más que una pequeña ermita todavía dedicada al santo patrón, era famoso por sus recetas para combatir diversas dolencias, pero sobre todo la migraña, el reumatismo y el mal de amores. Sus fórmulas se fundamentaban tanto en las muchas y variadas hierbas medicinales existentes en la sierra y alrededores como en la ciencia frailuna para combinarlas y aplicarlas de manera adecuada para cada caso concreto.

[Datos proporcionados por Xavier Abadía Sanz, de la Universidad de Zaragoza.]