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domingo, 12 de julio de 2020

CAPÍTULO XXXII.


CAPÍTULO XXXII.

Del imperio de Nerva, y de los demás emperadores hasta Diocleciano y Maximiano, y sucesos de los pueblos ilergetes.

Después de Domiciano, que murió el año 96 de Cristo señor nuestro, fue emperador Nerva Cocceyo, que vivió un año no más; y de él queda memoria en una piedra labrada a modo de miliario, que estaba entre Vinaxa y las Borjas de Urgel, casi a la raya de los pueblos ilergetes, y decía de esta manera:
IMP. NERVA. C. AUG.
GERMAN. INFERIORIS.
PONT. MAX.
TRIB. POT.
Algunas cosas debieron mover a los que la pusieron, las cuales se ignoran por la antigüedad del tiempo, brevedad de la inscripción y cortedad del imperio, y poca curiosidad de nuestros pasados; pero por estar en lugar donde dije, es conjetura haber sido obra de los ilergetes, que con ella señalaron el término donde llegaba su región.
Trajano fue hijo adoptivo de Nerva: entró en el imperio en el año 99 de Cristo señor nuestro. De sus virtudes, edificios e inscripciones que de él quedan, memorias que aún se conservan, y cosas memorables que hizo, no diré nada, por no haber cosa particular de mi instituto: solo hago memoria de él, por no dejar el orden que traigo de contar los que fueron señores de los pueblos ilergetes. Después de él, fue emperador Adriano, de nación español, gran filósofo e insigne varón, si las cosas buenas que en él había, no quedaran amancilladas, persiguiendo a la Iglesia santa. Entró en el imperio el año de Cristo de 119, y en unas cortes o junta que allá tuvo, donde se hallaron síndicos de todos los pueblos de España, la dividió en provincias, y de cada provincia hizo su división particular: la Tarraconense quedó dividida en catorce audiencias o chancillerías, que los romanos llamaban conventos jurídicos, y estaban en las ciudades más principales, y en ellas se oían los pleitos y causas y se decidían aquellas, porque como había muchos que gozaban de paz y sosiego, la discordia y pleitos se metieron entre los naturales, y se ejercitaban en ellos, así como antes en ejercicios de armas, que donde estas prevalecen, no hay rastro de pleitos ni litigios. En Cataluña nombró dos, que fueron Barcelona y Tarragona: a esta acudían cuarenta y cuatro pueblos principales con sus comarcas, y no menos a Barcelona. En Aragón era convento jurídico la ciudad de Zaragoza, y a ella acudían cincuenta y dos pueblos con sus comarcas: de estos eran la ciudad de Lérida y Huesca, que eran municipios y pueblos más principales de los ilergetes; y así todos los demás pueblos de aquella región eran del convento jurídico de Zaragoza, donde acudían a pedir justicia en sus pleitos y dudas, salvo la villa de Tárrega, pueblo de los ilergetes, que por ser confederado de los romanos, no era de ningún convento jurídico, por privilegio particular; y así no habían de salir de sus muros para pleitear, y tenían entre ellos sus jueces. De los demás pueblos de España y división que se hizo no digo nada, por no ser de nuestro instituto, y haber sobre ello discurrido muy bien el maestro Ambrosio de Morales y otros, que lo sacaron de Plinio.
Hay memoria en tiempo de este emperador de Marco Fabio Paulino, hijo de Marco, de la tribu o familia Galeria, a quien el emperador hizo caballero, y dio privilegio que del dinero público se le mantuviese un caballo; y habiendo los de la ciudad de Lérida recibido de él muchos beneficios, como a varón singular, le pusieron estatua en Tarragona, que era la ciudad más principal de la España Tarraconense, la cual señaló y dio lugar para hacerse esta dedicación, cuya inscripción, sacada de Morales y Pujades, es esta:
M. FABIO M. F.
GAL. PAULINO
EQUO PUB. DONATO
AB. IMP. CAES. HADRIANO. AUG.
ILERDENSES.
CIVI. OPT.
OB PLURIMAS LIBERALITATES
IN REMPUB. SUAM.
LOCO. A. PROVINCIA IMPETRATO
POSUERUNT.
D.D.
Dice fray Francisco Diago, y antes lo había ya dicho micer Gerónimo Paulo, que este Marco Fabio Paulino era de la familia de Calvisio Paulino, barcelonés, de quien habla y da noticia el doctor Pujades, y una memoria de su linaje se halló en Barcelona.
Ea el año 139 murió Adriano: sucedió Antonino *Pio, que murió en el año de 162, y quedaron con el imperio dos hijos adoptivos suyos, que eran Marco Aurelio Antonino, que casó con Faustina, tan nombrados los dos de fray Antonio de Guevara, obispo de Mondoñedo, y el otro Lucio Cómodo Vero Antonino; y fueron los dos primeros emperadores que gobernaron juntos. A los nueve años de su imperio murió Cómodo, y quedó solo Marco Aurelio, que vivió hasta el año 182. Sucedióle Cómodo, hijo suyo, muy diferente en costumbres del padre: este murió el año 193, y le sucedió Elio * Pertinae, cuyo imperio duró un año. Tras él vino Didio Juliano, que gobernó pocos meses: matóle Septimio Severo, y fue su sucesor. En tiempo de este emperador se fundó el lugar y Castillo de Albi, en los pueblos ilergetes: dan por fundador a Clodio Albino, ciudadano romano, de quien hacía el emperador mucha confianza, aunque no correspondió como debiera. Murió Severo cerca el año 211 del Señor, y heredó el imperio su hijo Marco Daciano Caracalla. Este murió cerca del año 220, y vino después de él Macrino, cuyo imperio no pasó el primer año, ni el de su sucesor Diadumeno, el cual, por haber vivido pocos meses, no le ponen en el número de los emperadores. Sucesor de este fue Marco Aurelio Antonino Eliogábalo, cuya vida monstruosa, más de bestia que de hombre, escriben Pedro Mejía y otros que él cita: murió cerca del año 225 de Cristo señor nuestro. Sucedió Alejandro Severo, que fue más pío que los demás antecesores suyos, y sintió bien de la santa fé católica: mandó parar la persecución de la Iglesia, y por eso es celebrado de todos los autores y alabada su memoria. Su imperio fue breve y de pocos años: el de 238 murió, y vino Maximino que, olvidando la piedad del antecesor, volvió a perseguir la Iglesia, enviando por el martirio muchas almas a Dios, y dejando en la tierra muchos cuerpos de santos mártires que dieron la vida por la confesión de la fé que él perseguía. Matáronle el año de 240. Fueron por su muerte emperadores Pupieno y Balbino; pero imperaron pocos días, porque su nominación no fue a gusto del ejército romano, el cual eligió a Gordiano, que imperó seis años, y fue después el imperio de Marco Julio Filipo, que fue el primero de los emperadores que profesaron la ley cristiana. Así lo dicen nuestro tarraconés Paulo Orosio, Eusebio y otros. Cesó entonces la persecución que había tenido la Iglesia santa, y respiraron los fieles. En Gerona queda una base de estatua de este emperador, y estaba bajo el ara del altar mayor de la iglesia de san Martín, de religiosos de la Compañía de Jesús, y la trae Pujades en su historia.
En el año 252 murió este emperador: su homicida fue Decio, el cual se quedó con el imperio y persiguió fieramente la Iglesia, y vivió hasta el año 254; y le sucedió Hostiliano, cuyo imperio fue de días, y así lo callan los más de los autores, y todos pasan a tratar de Galo, y después de este de Emiliano, y tras de él de Valeriano, que murió cautivo en poder de Sapor, rey de Persia, y le servía de escaño para subir a caballo, poniéndole el pie en la cerviz, en menosprecio del imperio romano: ¡rara soberbia, y ejemplo de miseria humana y sucesos de fortuna ! Galieno fue su hijo y sucesor, más dado a artes mágicas, que cuidadoso de la libertad de su padre: su imperio fue turbulento e infeliz, y vino casi a quedar perdido y usurpado el señorío romano, por su flojedad; y de esta hora adelante cesó aquella majestad del romano imperio, y fue de día en día declinando y disminuyéndose, levantándose tantos tiranos y viniendo tantos bárbaros, que presto quedó otro de lo que antes era, quedando menguado aquel antiguo esplendor y lustre que tuvo en los siglos pasados. Vino después de él Claudio, cuyo imperio duró algunos dos años, y el de Quintilio, su sucesor, no llegó a un mes, y el de Aureliano, que vino después de estos, duró seis años, y murió el de Cristo 278. Tácito y Floriano, uno en pos de otro, fueron emperadores; pero sus imperios juntos no llegaron a un año. Vino después de ellos Probo, y tuvo por sucesor a Caro y sus hijos Carino y Numerario; y luego, tras de ellos, el imperio de Diocleciano y Maximiano (Maximiliano?), que fueron los más grandes perseguidores que haya tenido la Iglesia y sus fieles, con pensamiento de acabar de una vez la Iglesia santa y religión cristiana: y apenas quedó provincia, ciudad ni pueblo del imperio romano que no experimentase su crueldad, quedando la tierra regada con sangre de ilustres e infinitos mártires que, menospreciando sus tormentos, libremente confesaban la fé católica. Dejo los de otras partes; digo solo de Cataluña. En Barcelona fueron martirizados santa Eulalia, santa Julia, San Cugat o Cucufate, santa Juliana y santa Semproniana, de quienes habla largamente Pujades; en Colibre san Vicente, de quien hace memoria el martirologio romano a 19 de abril; en Gerona padecieron san Narciso, obispo de aquella ciudad, san Feliu, su diácono y san Invento, que llaman san Trobat, con trescientos compañeros, san Román, Vincencio, Oroncio y santa Aquilina, madre de los dos, san Víctor, diácono, san Germán, Paulino Justo y Seilí. Sin estos, dice Flavio Dextro que en Celtiberia fueron martirizados mil doscientos dos españoles; en Tarragona, san Domicio, santa Pelagia, santa Aquila y santa Teodosia; en la villa de Palamós, santa Sotera, virgen; en Roda, pueblo de la Celtiberia, san Dionisio y san Amonio; y en Badalona san Anastasio, natural de la ciudad de Lérida, con sesenta y tres compañeros que, después de haber padecido muchos malos tratos, fueron degollados a 11 de mayo de 305, sin otros muchos de que hacen memoria Ambrosio de Morales, el abad de Monte-Aragón y otros.

martes, 24 de diciembre de 2019

C, perg 30*, mayo 1157


C
Perg. N°30*. Mayo 1157.

Pateat cunctis fidelibus quod ego Lupus Dei gracia pampilonensis episcopus cernens quamplurima dampna destructiones ac cedes que diu in terra Navarre incessanter contigerant propter gravissimam guerram et multis timendam quam Raimundus comes barchinonensis princeps aragonensis ac Sancius rex Navarre diu inter se agitaverant: desiderans et studens tantis malis finem imponere ante presenciam jamdicti comitis veni eumque crebris et indefessis precibus meis rogavi quatenus ipsius pestifere guerre treuam daret. Tandem sicut episcopalis officii est cum ad tantum malum sedandum et mitigandum pacem et treguam a supradicto comite diligenter exquirerem supradictus venerabilis comes ipsam treuam in manu mea dedit et a parte regis Navarre per manum meam accepit: quam treguam cum predictus rex Navarre et sui posmodum fregissent et quamplurima malefacta et maxima dampna jamdicto comiti et terre sue Aragone fecissent ne iniquitas super iniquitatem iterum aponeretur ad supradictum comitem rursum accessi et in potestate sua tam pro restituendis omnibus malefactis quam pro pace reformanda me ipsum obsidem dedi. Postmodum vero cum prephatus rex Navarre et sui jamdicta malefacta et dampna supradicto comiti redirigere vel restituere nollent prenominatus comes ex his me sepius requisivit atque comonuit et ad ultimum per internuncios suos et literas domino pape de me suam querimoniam fecit qui michi propter hoc litteras suas et mandatum direxit. Quapropter ego Lupus Dei gracia parapilonensis episcopus visis litteris domini pape Adriani apud Montem-Pessulanum et audito ejus mandato in mense januario anno Domini millesimo CLVI tam pro fide mea comiti supradicto promissa quam pro mandato domini mei pape cujus preceptis contraire nec possum nec debeo posui me ipsum et tradidi in manu et in potestate suprascripti Raimundi comitis barchinonensis per ostaticum et ei sub fide mea et ordine conveni atque promissi ne de ostatico suo aliqua occasione vel ingenio me subtraherem vel exirem nisi rex pampilonensis me de isto ostatico traheret grato animo et voluntate comitis et comes jamdictus me inde gratis absolveret restitutis et emendatis sibi omnibus supradictis malefactis et dampnis. Unde ego prelibatus Lupus pampilonensis episcopus bona fide ac spontanea voluntate mea convenio tibi supranominato Raimundo comiti aragonensium principi in vera fide et ordine meo et debita romane ecclesie reverencia quod deinceps sim tibi fidelis de corpore tuo et de vita tua et de omni honore quem modo habes vel in antea conquirere poteris et adjuvabo te ac tibi valebo cum omnibus castris meis et villis quos habeo vel habebo et cum omnibus hominibus meis contra omnes homines et feminas sine tuo engan nisi rex pampilonensis jamdictus de tuo ostatico me eduxerit et tu inde me absolveris gratis et sine aliqua vi restitutis tibi et redirectis supradictis omnibus dampnis et malefactis. Et ut suprascripta omnia tibi fidelius ac firmius compleam et atendam interpono tibi dominum meum papam Adrianum in fidejussorem atque patronum ut que superius scripta sunt mente fideli tibi compleam et atendam sine malo ingenio. Et hoc facio tibi asecurari a venerabili B. terrachonensi archiepiscopo sub cujus diocesi sum constitutus et a discretis episcopis barchinonensi atque cesaraugustano me sicut suprascriptum est recta fide et sine aliqua fraude tibi firmiter tenere atque complere. Et ego Raimundus comes barchinonensis princeps arogonensis et marchio convenio tibi jamdicto Lupo per Dei graciam pampilonensi episcopo ut ab hoc die in antea te manuteneam et tibi valeam et contra omnes homines et feminas consilium tibi et auxilium prebeam bona fide sine engan et quod non faciam placitum ullum aut treuam cum supradicto Sancio rege Navarre aut cum imperatore Castelle ac filiis suis regibus absque tuo consilio vel voluntate. Et per easdem personas suprascriptas quibus michi asecurasti facio tibi asecurari ut que superius tibi convenio tibi firmiter compleam et attendam sine malo ingenio. Acta sunt hec in mense maio apud Ilerdam anno Domini millessimo CLVII in presencia episcoporum barchinonensis et Cesarauguste et Arnalli Mironis comitis plearensis et Raimundi de Podio-alto ac Guillelmi de Cervera. - Sig+num Lupi pampilonensis episcopi. Sig+num Arnalli Mironis comitis palearensis. Sig+num Guillelmi barchinonensis episcopi. Sig+num Raimundi de Podio-alto. Sig+num Guillelmi de Castro-vetulo. Sig+num Guillelmi de Cervera. Petrus Dei gracia cesaraugustanus episcopus. Sig+num Raimundi comes. - Sig+num Poncii scribe qui hoc scripsit die et anno quo supra (alphabeto divisa.)