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domingo, 12 de julio de 2020

CAPÍTULO XXXVIII.


CAPÍTULO XXXVIII.

De los obispos de Huesca, desde el primero de ellos, hasta don Hugo de Urries, que lo era cuando murió don Jaime de Aragón, último conde de Urgel.

La ciudad de Huesca es una de las mejores del reino de Aragón y de los pueblos ilergetes, en cuya región está; y habiendo escrito de ella, de sus grandezas, fundación y excelencias Diego de Aynsa, su hijo y ciudadano, un gran volumen, me parece excusado haber yo de decir de ella. Solo pondré un catálogo de sus obispos, para que se vea claramente la fé cristiana cuán fundada estaba en estos pueblos, pues en los tres más principales de ellos, que eran Lérida, Urgel y Huesca, había ya de tiempo muy antiguo santísimos obispos y prelados, que, como vigilantes pastores, cuidaban de las ovejas del Señor, dándoles pasto de celestial y saludable doctrina.
Vicente fue el primer obispo de quien hallamos memoria: fue monje y discípulo de san Victorián, y condiscípulo de san Gaudioso, obispo de Tarragona. Vivía el año 553.
Pompeyano sucedió a Vicente, y no se sabe más de que era obispo por los años de 570.
Gabinio se halló en el concilio Toledano tercero, y en su tiempo se celebró otro en la ciudad de Huesca, y otro en la de Zaragoza, el año 592.
Ordulfio u Ordulfo se halló en el concilio Toledano cuarto.
Eusebio se halló en el octavo concilio Toledano, año 653.
Gadiscaldo asistió al concilio Toledano décimotercio, el año 683.
Andaberto, abad, asistió al concilio décimosexto Toledano, a 2 de mayo de 693.
Por estos tiempos fue la pérdida de España, y la Iglesia de Huesca quedó sin prelado y pastor, hasta el año 800, que lo cobró, y los obispos se intitulaban obispos de Aragón.
Nitidio presidía el año de 800.
Frontiniano vivió hasta el año de 802.
Ferriol lo era el año de 803.
Eneco se halló en la consagración de San Juan de la Peña: vivía el año 840.
Mancio, primero de este nombre, lo era el de 880, y hace memoria de él Gerónimo de Blancas.
Oriol lo era el año 933, y le encomendó el rey de Aragón la reedificación de muchas iglesias derruidas. (Rey de Aragón en 933 ?)
Degio fue obispo el año 971, y después de él, Mato.
Fortunio era obispo el año de 989.
Mancio fue obispo el año 1022.
Sancio fue obispo cuando se juntó en Jaca el concilio provincial el año 1060, en que se halló don Guillermo, obispo de Urgel: estos se intitularon todos obispos de Aragón, y este último de Jaca, porque Jaca era en tiempo de los godos del obispado de Huesca, y de este tiempo adelante Jaca tuvo obispos propios, y Huesca también, y no como antes, que el de Jaca lo era de Huesca y se intitulaba ya de Jaca, ya de Huesca, ya de Aragón, como mejor le parecía.
Don Pedro fue obispo de Jaca algún tiempo, y después de ganada Huesca, fue transferido a Huesca, y de allí adelante se intituló obispo de Huesca, y murió el año de 1104.
Estévan (Esteban) era obispo el año 1106, y murió el de 1130: le mataron los moros.
Don Arnado o Arnaldo era obispo cuando don Ramiro, monje, fue hecho rey, y murió el año de 1136.
Dodo fue muy estimado del rey don Ramiro, e intervino a tratar el casamiento de doña Petronila con el conde de Barcelona, (Ramón Berenguer IV) y en una donación que hizo, 2 nonas aprilis anno 1152, á preñado tenía en el vientre, le nombra marmesor y ejecutor de algunas pías disposiciones que dejaba en la donación.

Don Martín se halló en las cortes de Huesca que mandó juntar la reina doña Petronila para publicar el testamento del conde, su marido.
Don Estévan fue primero abad de Poblet, y fue obispo el año de 1172, y su signo era este:



esto es, Christus, alpha et omega.

Don Jaime. Este ordenó algunos estatutos en su Iglesia.
Don Ricardo fue gran privado del rey don Alfonso, y uno de los marmesores que dejó en su testamento, e intervino en las cortes que se juntaron en su tiempo en su obispado, el año 1187, y murió el de 1199.
Don Sancho segundo. Este añadió a su dignidad el priorato de Nuestra Señora de Salas, y vivió poco.
Don García fue su sucesor: hallóse en algunas cosas que hizo el rey don Pedro el segundo de Aragón. Algunos ponen después de este obispo otro del mismo nombre; otros dicen no ser más de uno: lo cierto es que fueron o fue gran prelado y pastor, y aún vivía el año 1229.
Don Vidal de Cañellas fue varón muy docto y se halló en la conquista de Valencia, y el rey don Jaime le encomendó el repartimiento de las casas y términos de la ciudad. Murió el año 1252.
Don Domingo de Solá fue su sucesor, y fue gran teólogo y predicador, e hizo algunas fundaciones pías, entre otras la del monasterio de Predicadores, donde está sepultado. 1272.
Don García Pérez, cuarto de este nombre, vivió poco, porque el año 1273 ya había otro prelado en la Iglesia.
Don Jaime Roca, catalán de nación, que había sido sacrista de Lérida, fue hombre de gran consideración y muy estimado de los reyes: el año 1278 ya era muerto, porque hallamos sucesor don Estévan.
Don Estévan, que contados los obispos de Jaca, de que no he hecho mención, es el cuarto de los de este nombre, dio licencia a doña Oria, condesa de Pallars, de edificar el monasterio de Casúas, del orden de san Bernardo, el cual dotó muy magníficamente y escogió en él su sepultura: se conserva el día de hoy, y residen en él, con grande ejemplo de virtud y religión, muchas señoras principales y de lo mejor del reino de Aragón. No sé en qué tiempo murió este prelado.
Don Jaime Carros, de sacrista de Lérida fue nombrado deán de Valencia, y fue el primer dean de aquella Iglesia, y después obispo de Huesca, y coronó al rey don Alfonso el tercero de Aragón, en la ciudad de Zaragoza (donde se coronaban todos los reyes y reinas, en la Seo, San Salvador).
Don Martín de Azlor, natural de Huesca, de noble y antiguo linaje, murió a 26 de agosto de 1291.
Don Aldemaro fue general del orden de santo Domingo: hacen memoria de él Diago y otros: murió en junio del año 1300.
Don Martín, tercero de este nombre, hizo algunos estatutos muy saludables en su Iglesia. Fray Martín Oscabio, cuarto de este nombre, fue fraile del orden de santo Domingo: hizo algunos estatutos en su Iglesia que aún se guardan. Murió el año 1322.
Don Gastón de Moncada fue canciller del reino de Aragón y cuñado del rey don Jaime segundo, que casó con doña Elizen, hermana suya.
Don Pedro de Urrea, de ilustre familia, está sepultado en el presbiterio de la seo de Huesca.
Don fray Bernardo Oliver, del orden de san Agustín, valenciano, fue trasladado de Huesca a Barcelona, y de allí a Tortosa, y últimamente fue creado cardenal del título de san Marcos. Tuvo mano en los negocios muy graves que sucedieron en estos reinos en su tiempo. Murió el año 1348.
Don Gonzalo Zapata hizo en su Iglesia muy provechosos estatutos, y no se sabe cuándo murió.
Don Beltrán de Cornudella vivió poco, y está soterrado en el coro de la iglesia.
Don Pedro, el tercero, fue canciller de Aragón y muy estimado del rey don Pedro, el cual, a petición suya, concedió privilegio de estudio general a aquella universidad. Murió el año de 1360.
Don Pedro Torrellas, canónigo que fue y pavorde de la seo de Barcelona, fue de Huesca mudado a Barcelona, y de aquí a Tortosa. Murió a 16 de febrero de 1379.
Don Jimeno, primero de este nombre, dejó fundados algunos aniversarios, y murió a 26 de abril, no hallo de qué año.
Don Juan, primero de este nombre, asistió a las cortes del año 1374, que celebró en Aragón el rey don Pedro.
Don Hernando asistió a las cortes del año 1381.
Don fray Bastino, siendo obispo, fue a Roma, de donde llevó muchas reliquias.
Don fray Juan de Tauste, del orden de la Merced, fue muy gran teólogo, e intervino en tratar con el papa Benedicto XIII, para que renunciase el pontificado y se adhiriese al que era justo, y fue promovido al obispado de Albarrazin (Albarracín), y murió el año 1427, siendo muy viejo.
Don Domingo Ram, natural de Alcañiz, fue uno de los nueve que declararon rey al infante don Fernando, y después fue obispo de Lérida; y en el catálago de los obispos de aquella Iglesia hemos largamente hablado de él y de sus cosas.
Don Nuño, después de la promoción de don Domingo, fue nombrado obispo de Huesca, y celebró un sínodo diocesano.
Don Hugo de Urres fue gran prelado, y quedan de él muchas memorias en su Iglesia. Murió a 21 de febrero de 1444.
En vida de este prelado murió en el castillo de la ciudad de Játiva, del reino de Valencia, preso, don Jaime de Aragón, conde de Urgel: y porque con su muerte acabo la historia de los condes de Urgel, acabo también ahora el catálago de los obispos de Huesca, de quien, a más de Diego de Aynsa, escriben muy largamente el abad de Monte-Aragón
en la Historia de san Valero, y los dos Gerónimos, Blancas y Zurita, en diversos lugares de sus Comentarios y Anales. (respectivamente).