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martes, 26 de octubre de 2021

XIII. LA TARDE DEL CORPUS EN 182...

XIII. 

LA TARDE DEL CORPUS EN 182... 

EMILIO B... A RICARDO M... 

Fuerte conjuro es el de que te vales para arrancarme un secreto que he podido guardar más de tres años sin merma ni perjuicio de nuestra antigua amistad. 

A tratarse únicamente de mis flaquezas puede que me hubiera conducido con menos reserva; pero constituirme en narrador de mis buenas acciones tiene ciertos visos de inmodestia, y creo que llegaría a ruborizarme si no estuviese de por medio el mar, y no fueses tú el único que va a recibir mis confidencias. Has querido que rompiese el silencio, deja pues correr mi pluma a su sabor, que hoy me siento con vena de escribir, y me disgustaría que pecases de impaciente cuando estoy predispuesto a pecar de prolijo y minucioso. Los grandes pintores saben concentrar todo el interés de sus composiciones en la viva expresión de las figuras principales, yo pobre embadurnador de lienzo crudo suelo ingeniarme con accesorios de capricho, y procuro encubrir la falta de inspiración con la exactitud de los pormenores y la verdad del colorido. 

Lo que voy a contarte podría titularse “historia de dos minutos de mi vida" y en tan corto espacio bien ves que no caben grandes sucesos ni complicadas vicisitudes. El drama, si drama te empeñas en llamarlo, es de una sencillez extremada, y así no extrañes que lo encabece con un prólogo de mayores dimensiones que el cuerpo de la obra. He visto libros de este jaez, y en conciencia no puedo reclamar el privilegio de invención. 

Dos veces has estado en Palma, y en ninguna has visto la procesión del Corpus. Pronto hará cuatro años que estaba sumamente hermosa la tarde de aquel día. Supongamos que le hubiese dado por llover de una manera insólita y desapoderada, cuántas horas de agitación y desasosiego! qué de ilusiones y esperanzas me hubiera ahorrado el cielo! Pero tampoco habría experimentado la noble satisfacción que proporciona un sacrificio oculto, ni la paz interior que tarde o temprano sigue a la victoria que uno alcanza de sí mismo. 

Todo lo que hice aquella tarde lo recuerdo perfectamente. Tantas veces he traído a la memoria sus impresiones que han llegado a conservarse como los rasgos del buril en una lámina de cobre: así es que me atrevo a contarte uno por uno los vagos pensamientos que me ocupaban, precediendo a las vivas emociones que en mi corazón se sucedieron. Tan libre y exento de amorosos cuidados salí de casa, que hubiera vuelto sin la competente provisión de avellanas con que obsequiar a alguna joven de mis conocidas. A ninguna distinguía lo bastante para hacerla objeto de esta vulgar e inocente galantería; y si tal costumbre puede pasar como rasgo característico de ciertas festividades en nuestro país, el fallar a ella pudiera tomarse también como rasgo característico de mi soberana indiferencia. 

Entré por la calle de Santo Domingo y empecé a recorrerla en sentido inverso del que debía seguir la procesión. A espaldas de su iglesia levantan los padres dominicos un altar con magníficos relicarios y soberbios candeleros de plata, y tengo muy presente que cerca de allí se me ocurrieron estas ideas: Van a cumplirse seis siglos que se extendían por aquí los muros y torreones de un alcázar moruno, que se ocultaban en su recinto los patios y jardines de un harem voluptuoso, y ni vestigios han quedado de esas fábricas que esperaban desafiar la saña del tiempo, y la mano del hombre las ha derruido. Si de aquí a trescientos años me fuese dado salir de mi tumba y volver a este sitio, cómo también lo encontraría todo cambiado! Grupos de pequeñas casas se habrán transformado en un solo palacio, y mansiones señoriales desmenuzado en pequeños pisos: cuántos balcones tapiados y cuántos nuevamente abiertos! 

los edificios habrán cambiado de fachada y los arquitectos de gusto, si es que entonces tengan alguno. Difícilmente podría reconocer el punto que ahora ocupan mis plantas a no ser por este magnífico templo que subsistirá incólume y robusto, semejante a esos fenómenos de longevidad, patriarcas olvidados por la muerte que continúan su existencia en medio de una generación de bisnietos y resobrinos. 

Detúveme en la plaza de Cort a examinar por centésima vez los retratos, que en las grandes solemnidades cívicas o religiosas decoran el frontispicio de las casas consistoriales. Prefiero a todos el de D. Gregorio Gual, obra del primero de nuestros pintores. Aparte el de S. Sebastián de Van-dick, preciosa joya es aquella de Mesquida. Si a mi ambición se le propusiera por blanco la gloria del retratante o la del retratado, de fijo daba en la extravagancia de escoger la primera; mas por mi desgracia me veo tan lejos de ella como de la segunda. Cuán triste es, amigo mío, sentir un inmenso deseo de volar y reconocer al mismo tiempo que se ha nacido sin alas! Eso no obsta para que me dijese: 

No sería justo que al lado de este militar esclarecido figurase también el que supo dar tanta expresión y vida a su fisonomía? No debieran tener cabida en este sitio todas las glorias de nuestro país? Acaso lo ilustran únicamente aquellos de sus hijos que ascienden a Generales u Obispos? Cornelia hija y esposa de Cónsules se envanecía de los suyos que no debían llegar a más que Tribunos. Según andan los tiempos de temer es que ya no aumenten mucho, (y gracias a Dios si no se eliminan), los retratos de los que esparcieron el balsámico aroma de las virtudes cristianas, ¿no sería pues lo más equitativo que, siquiera por vía de sustitución, la ciencia y el genio, que son la segunda de las excelencias humanas, heredasen el privilegio de la santidad que es la primera? 

Algo de intempestivo, si se quiere, tenían estas reflexiones, y no era cosa de estarme parado en contemplación artística en medio del movimiento general que de una a otra parte me impelía. Mi afición a los pinceles no añade ni un día más a mis veinte y ocho abriles, y si me gusta examinar los primores de un bello retrato no me disgusta admirar los atractivos de un original hermoso. Hasta entonces había existido un largo, muy largo camino de mis ojos a mi corazón. Por lo mismo si no interesante para este, agradable para aquellos era el espectáculo que se me ofrecía. El largo y corrido balcón de las casas consistoriales atestado de señoras luciendo sus galas y sus joyas, y sirviéndoles de dosel, que pudiera envidiar una reina, el magnífico voladizo: la plaza irregular de Cort, poco grata a los arquitectos pero ofreciendo a los pintores variadas perspectivas, con sus numerosas ventanas y balcones colgados de rojo damasco, y coronados de airosos bustos como los palcos de un teatro: aquel mar de cabezas en continua ondulación, sobre el cual descuellan las puntas de las bayonetas, como plateadas escamas de fantástica serpiente, al reflejar los últimos destellos del día. 

A manera del que remonta el curso de un río fui siguiendo mi camino, abriéndome paso por entre la doble fila de soldados, y la doble hilera de sillas en que sentadas las jóvenes disfrutan el doble placer de mirar y ser miradas. Hecho un inspector de bellezas, destino que carece de sueldo y al que nunca faltan aspirantes, pasaba revista a las ricas señoritas con sus brazaletes de perlas, a las graciosas menestralas con sus trajes de muselina, y a no escaso número de lindas payesitas con su nevado rebociño, su jubón de raso y enaguas de seda, sus botonaduras de oro y patenas de filigrana; pero a todo esto mi corazón no añadía una más a sus acostumbradas pulsaciones. Con esta flema de filósofo en ciernes parábame a ver las capillitas adornadas de luces, flores y colgaduras por la devoción y piedad de los vecinos, o ya los empujones y el afán de situarse no lejos de las banderas, que pronto debían desplegarse y servir de alfombra al Rey de los reyes. 

De esta suerte, llevado unas veces por el impulso ajeno y forcejeando otras para seguir adelante, llegué hasta salir de la calle que da vista a la puerta de Almoyna. Allí me detuvo el movimiento ocasionado por la escolta de caballería que precede a los atambores del Ayuntamiento. Aire de gravedad y colorido local dan a nuestras procesiones su antigua tocata y particular vestimenta: es cosa tan mallorquina que sentiría mucho verla suprimida. Al ver desfilar uno por uno los gigantescos pendones de los gremios, interpolados por seis u ocho maestros de cada profesión, parecíame que los santos de sus cúspides iban a volar hacía el cielo, o las doradas águilas a batir sus alas por el espacio, y entretanto me proponía el curioso problema de si produciría un efecto más pintoresco el que fuesen de colores diferentes, en lugar de aquella serie de colosos encarnados sólo interrumpida por el pendón verde que distingue a los hortelanos. 

Precediéndoles una sencilla cruz de madera en medio de los ciriales llevados por dos angelitos y guarnecidas de blancos y rojos claveles, vienen los capuchinos con su hermoso tabernáculo de la divina Pastora. Inspíranme estos hombres que parecen restos vivientes de los primeros siglos del cristianismo, trasplantados de la Tebaida a nuestras sociedades corroídas por malas ideas y no mejores sentimientos, un no sé qué de simpático y respetuoso que no es fruto exclusivo de mi educación cristiana. Para dejar de sentirlo paréceme que no basta ser descreído, es menester un corazón depravado. 

Siguiendo el orden de su antigüedad, vela en mano y ojos en el suelo, iban pasando las demás comunidades religiosas, sobresaliendo por su crecido número los observantes, y por la riqueza y primorosas labores de su Cruz los dominicos. No forman estos ya pareja con los franciscanos como antiguamente sucedía: tampoco en esta procesión van juntas las dos órdenes redentoras, ni los carmelitas con los agustinos como en las otras de nuestra Catedral sucede actualmente. Cada comunidad separada lleva al frente su cruz, y acompaña a su tabernáculo seguido de un preste con pluvial y con dalmáticas sus ministros. 

Taches o no de pueriles mis gustos confiésote ingenuamente que participo del que da a los niños la vista de lo que llamamos lledánias, y el metálico rumor de sus doradas banderillas. Grandes armazones circulares graciosamente caladas ostentan sus perfiles todos cuajados de flores de cera, cuya diversidad de colores imita el efecto de una movible claraboya herida por los rayos del sol naciente. Así como a las imágenes de los santos gústame verlas descollar sobre las cabezas de los espectadores, sirviendo de guión al clero de cada parroquia. Sobria de colores en su arabesca cenefa se presenta la de San Nicolás, y ninguna vence en hermosura a la de gótico estilo que precede al numeroso clero de  la santa Iglesia. En medio de sus filas van doce sacerdotes revestidos de ricas y uniformes casullas quienes representando a los doce apóstoles, llevan en la mano el instrumento de su respectivo martirio. 

Momento solemne, grandioso, indescriptible es aquel en que, como el arca santa en hombros de los levitas, aparece la magnífica e imponente custodia, en hombros de cuatro canónigos bajo del rico palio que sostiene el Ayuntamiento. 

Envuelta en el humo del incienso, rodeada de ministros del santuario que visten preciosos ornamentos, escoltada por colosales gastadores con sus negras barbas destacando sobre el blanco delantal, sus gorras de pelo echadas a la espalda, sus palas y azadones relucientes como plata, avanza lentamente al majestuoso compás de la marcha real en que prorrumpe la música militar apagando las modulaciones del órgano y sobreponiéndose a los cantos de la iglesia. Y luego el redoble de los tambores, el vibrante sonido de cornetas y clarines, la gigantesca voz de n‘ Aloy a cuyos acompasados golpes responde una salva de artillería. En medio de esta sublime discordancia, superior al más vigoroso efecto que puedan producir las reglas de la armonía, ¿quién no siente una impresión desusada, y latir su pecho con las emociones del más profundo respeto? Sería necesario ser incrédulo rematado para no rendir su orgullo como rinden los soldados sus armas, para no doblar espontáneamente la rodilla como la doblan todos los fieles a quienes absorbe entonces un solo pensamiento. 

Y bien, vas a decirme, a qué conduce esta relación que será todo lo verídica que tú quieras; pero que para el caso no tiene visos de oportuna? Respondo, es un boceto de costumbres, y conociéndote aficionado a este género preparo así tu ánimo a la indulgencia, puesto que no sabré trazar el siguiente cuadro con toda la valentía que yo quisiera. Es además valerme de un rodeo, bien que un poco largo, para que te formes un cabal concepto del tranquilo posesorio en que estaba de mi libre albedrío, de la perfecta calma que disfrutaba al hallarme tan en vísperas de perderla. 

Habíase internado la procesión por la angosta calle cuando un repentino y tumultuoso desorden agitó el apiñado concurso que acababa de verla. Algunos confusos gritos esparcieron el miedo y la zozobra. Ocasionaba este movimiento el de la sección de caballería cerca de allí situada, y las corvetas de un caballo que se resistía al freno y a la voluntad de su jinete. Temerosos de un atropello los más cercanos se hicieron a la espalda, echando unos a correr y aglomerándose otros en el sitio que yo ocupaba. La furia de esta oleada no era para resistida. Todos quedamos desalojados, y merced a este súbito trastorno vino a ser casi arrojada a mis brazos una señorita tan linda... tan linda...! 

Por poco que tenga yo de artista tengo muchísimo más que de literato, ¿cómo pues podría bosquejarte su hermosura con palabras cuando me siento incapaz de hacerlo con mis pinceles? Era aquello la miniatura de un serafín trabajada por mano de un ángel. Tontería! Era una obra de Dios, artífice infinitamente más hábil y entendido. Y esa extremada beldad se había escapado a mi revista! Y lo más extraño es, que vislumbrando en ella cierto aire mallorquín, nunca, nunca hubiesen tropezado mis ojos con semejante fisonomía. 

La impresión que produjo en mi pecho, si no la comprendes por sus efectos, no sé de qué modo te la describa. Te he dicho que tenía antes el corazón tan apartado de los ojos, ahora te digo que en aquel momento lo tenía encerrado en mis pupilas. Y estas por un magnetismo tan grato como irresistible permanecían fijas en aquel lindo rostro, admirando la transparencia de su tez sonrosada, la suavidad y delicadeza de sus contornos, la candorosa expresión de la virginal belleza que me trastornaba y enloquecía. 

Tan pronto como la hube sostenido, y hecho de mi cuerpo una especie de parapeto con que defenderla, se repuso y me dijo en castellano muy bien acentuado y con una voz soberanamente deliciosa, "gracias, caballero." 

Levantó en seguida sus ojos hacia los míos, y los más vivos colores relampaguearon en sus pudorosas mejillas. Parecióme entonces que había comprendido todo el valor de mi ardiente mirada, y que mi alma se trasladaba a la suya como la suya se había trasfundido en la mía. Deslumbrado, conmovido, perturbado no sabía qué decir y le pregunté: Se ha asustado V. mucho?

- Un poquito. La gente nos empujaba, y como no sabía lo que era... 

- Algún caballo poco acostumbrado a esta clase de funciones.

- Ay qué miedo me dan los caballos! Pero allí veo a mi mamá...

- Me permitirá V. que se la entregue sana y salva? iba a decir. Medio minuto más y ¿quién sabe lo que de su contestación hubiera dependido? Pero un violento empellón me obligó a ladearme un poco, y al mismo tiempo se interpuso entre nosotros un compacto grupo impelido por una segunda oleada debida al maldito caballo. Perdí de vista a mi refulgente estrella, y no me fue ya posible descubrirla de nuevo. Si hubiese llevado un traje chillón y extravagante! Si hubiese descollado entre las demás por su elevada estatura! Pero, nada! se confundió en la espesura como una espiga en su gavilla, siguió su camino, y yo sin duda empezaría por tomar el opuesto. No hay que decirme si recorrí el curso de la procesión, si entré en la Catedral, si me fui al paseo. Todo en valde. 

Lo que anduve aquella tarde! Me retiré a las altas horas de la noche molido y asendereado, y con la imaginación más fatigada que mi cuerpo. Habíaseme puesto en ella que mi casual aventura era precisamente la piedra angular de mi felicidad venidera, y mi corazón ardía como una rama de pino seco. Pasaron días y semanas y meses, y yo acudiendo a todas partes, así al teatro como a las iglesias, introduciéndome en las tertulias, solicitando amistades, y esperándolo todo de la casualidad o de la Providencia. Triste era no tener el más leve indicio para rastrear el objeto de mi insensato anhelo, pero seguía tenaz en la confianza de que el día de mañana me otorgaría la dicha que todos sus anteriores me habían rehusado. 

Tantas contrariedades, tantas tentativas frustradas, tantas esperanzas fallidas enardecían mi pasión en vez de amortiguarla. Luchaba yo, pero vencido no desfallecía. No buscaba recursos para olvidar, y a tenerlos a mano los hubiera rechazado. A mis solas recordaba aquella dulce mirada suya, y la traducía en todos los idiomas gratos al corazón: mis largas meditaciones no eran más que una interpretación gratuita, una paráfrasis extensa, un comentario prolijo de aquel brevísimo texto. Fígurábaseme que ella debía de ocupar su pensamiento en mí como yo lo tenía clavado en ella. 

Estaba desconocido para mis amigos, y de tus cartas se deduce que notaste la agitación que me traía desasosegado. Algunas veces me daba por volverme misántropo, por arrojar los pinceles y correr calles y mirar los balcones, otras por combinar proyectos matrimoniales con planes rentísticos, y me aplicaba al trabajo con una actividad calenturienta. Lo raro es, que conservando tan bien grabado en la fantasía el original, no lograba nunca hacer un retrato suyo que me dejara satisfecho. Qué de croquis! qué de bocetos! de lápiz, de pluma, de frente, de perfil... qué se yo? y al hacerlos seguía inmediatamente el destruirlos. Antes que llegara su turno al bosquejo de uno que estaba a punto de concluir, entró de improviso mi primo Manuel y viendo la tela en el caballete exclamó: Está parecida. - Quién? pregunté azorado. - La Carmencita. - Y quién es esta muy señora mía? - Toma! la hija de D. N. N. de Artá. - Pues te engañas, es un boceto para una Santa Eulalia. - Si tendré cataratas en los ojos! A la legua se conoce que es... o que quiere ser ella. 

Qué salto de alegría me dio el corazón! Y cómo me ingenié para cortar la plática y desorientar a mi primo! 

Al día siguiente me hubieras encontrado camino de Artá aguantando, con un valor digno de mejor causa, doce o trece mortales horas de un horrible traqueteo. Cené mal y dormí peor en un mesón tal como los sabía retratar Cervantes, entablé conversación con los hostaleros, y sonsacándoles un poco averigüé de fijo que el día del Corpus no estaba en Palma la dichosa Carmencita. Dijéronme que era un tipo de hermosura; pero a mí qué me importaba? Ni siquiera quise verla: y a poco de salido el sol me tenías otra vez montado en un carro primitivo y dando la vuelta a mis abandonados lares. 

Entonces me ocurrió la idea de que era posible, ya que no probable, que mi hermosa desconocida fuese hija de alguno de los ricos propietarios domiciliados en los pueblos de la isla, y me entró la súbita afición de viajar y recorrerlos. 

Y héteme aquí, amigo mío, transformado en artista errante, ya que no en caballero andante; pero como estos en busca de una princesa encantada. Qué de hermosas vistas y pintorescos paisajes recogí para mi cartera! pero también, qué de amarguras y decepciones para mi corazón! 

En dónde, en dónde estaban mis antiguas y tranquilas horas de estudio o de recreo? Y con todo mi vida no era un infierno, porque ardía en mi pecho el amor y se mantenía indeleble mi esperanza. 

Estábamos a principios de cuaresma cuando me sorprendió en mi taller la visita de un oficial que daba el brazo a una señora. Es ella! gritó mi corazón sin que mis labios pudiesen articular una sola palabra. 

- Veníamos por si tenía V. la bondad de hacer nuestros retratos, me dijo aquel caballero. 

- Con muchísimo gusto, respondí inmediatamente. 

Y para ocultar mi turbación les ofrecí asiento, y me puse a quitar chismes y desembarazar muebles como si me importara gran cosa el arreglo de mi estancia. Retratarla! Retratarla! oh dicha inesperada! Contemplarla a mi sabor, pasar largas horas con ella, percibir la celeste melodía de su voz, respirar la fragancia de su aliento, embriagarme en las delicias de una pasión tan locamente acariciada! Cómo no había de ser tremenda la explosión de un fuego subterráneo tanto tiempo comprimido? Más de ocho meses sin haber dejado de pensar en ella un solo día: más de ocho meses de esperar en vano sin haberse reducido a polvo mis esperanzas, y verla aparecer de improviso como una visión celeste y no fugitiva! Verla dentro de mi propia casa sin mengua de su recato, verla dispuesta a ser el objeto de mil pequeñas y minuciosas atenciones, verla resignada a ser el blanco de mis ardientes miradas sin tener que reprimirme por miedo a su sonrojo! Oh! magnífica recompensa de tan larga agonía. El cielo me otorgaba más de lo que me hubiera atrevido yo a pedirle. Qué corona de artista, qué condecoración no hubiera desdeñado si entonces me la ofrecieran en cambio de no retratarla? El oro de Creso, la gloria de Murillo no me hubieran parecido una compensación equivalente. Y sin embargo, qué horrible puñalada! Aquel hombre..? Podía ser su hermano... pero no, no: una voz interior me dijo que era su marido. Su marido! 

Ay amigo mío, me encuentro en el capítulo de mis flaquezas. Aquella situación era terriblemente dramática. Clavé en ella una rápida y furtiva mirada, y por el rubor de sus mejillas parecióme que me había conocido. Si conservará mi recuerdo! A qué locas esperanzas no daba ocasión la de retratarla, y la de poder hacer para mí un segundo retrato que sin duda hubiera sido mi obra maestra? Pero, qué es esto? me dije. Voy por ventura a comenzar una carrera de libertino? He de exponerme a turbar la felicidad de estos esposos? Qué importa que la mía haya perecido? He soñado, y ya despierto. No, no he de dar ya pábulo a pensamientos hasta hoy legítimos e inocentes, de hoy más villanos y criminales. Retratarla, no es delito, no es un acto culpable... pero es ponerme en peligro de serlo. Mi pasión es pura... lo ha sido hasta ahora, tanto mayor razón de conservar su pureza. Si cedo a la tentación, si hoy no venzo en esta lucha, quién me garantiza que venceré mañana? No he de retratarla. 

Tomada esta resolución me senté, bien que con aire taciturno y pensativo, no sabiendo cómo retroceder del compromiso. Era forzoso un medio que no dejase entrar la más mínima sospecha en el corazón del marido, que tal vez era receloso por demás y sombrío. Pero el cielo que me había inspirado un buen pensamiento me abrió el camino para llevarlo a cabo. 

- Será V. tan amable, me dijo ella, que quiera decirnos antes el precio que ha de poner a su trabajo? 

- Deja, mujer, respondió el oficial, el señor sabrá lo que valga y nos hará pagar lo que sea justo. 

- El señor sabe que en bellas artes el talento nunca obtiene sobrada recompensa, y como por otra parte no hemos de ir regateando... 

- Cinco mil y quinientos reales, dije entonces yo con una frialdad heroica. 

- Santa Bárbara bendita! debió de exclamar para sus adentros el oficial; pero solo me dijo: Algo caro es. 

- Ni un maravedí menos. 

- Pues en este caso, continuó volviéndose a la joven, partamos la diferencia; comenzará por el tuyo y dejaremos para otra ocasión el mío. 

- Esto nunca, saltó ella. Pobre retrato mío sin la compañía del tuyo! Juntitos los dos como nuestros corazones. Este caballero ha pedido una cosa que sin duda será muy justa, pero la paga de capitán no es suficiente para alcanzarla. Qué le haremos? Aplazar nuestros deseos hasta que lleves los tres galones. 

- Largo me lo fías. 

- Todo se andará, hijo. 

- Pero, querida, y el recuerdo que pensábamos dejar a la familia? 

- Nada, me haré retratar de coronela. V. añadió volviéndose a mí, dispense la molestia. 

Cogiendo luego del brazo a su marido me dirigió una dulce mirada en que parecía expresarme el más vivo agradecimiento. Yo también clavé en ella, pero ya en sus espaldas, mi triste y postrimera mirada. 

Casada! exclamé golpeándome la cabeza y midiendo a largos pasos mi aposento. Casada! Tantas ansias de verla, y tanta amargura por haberla visto! Quién trocara mi despecho de hoy, por la excitación y la incertidumbre y el desasosiego de ayer! Y casi lloraba como un niño. Pero, qué? me dije, he tenido valor para ser hombre y me arrepentiré de haberlo sido? He cumplido un deber, he hecho un sacrificio, que no será comprendido, que tal vez sera mal interpretado, qué importa? Es la opinión del mundo o la justicia de Dios quien ha de darme la recompensa? 

Cinco o seis días después entró Manuel diciendo: 

- Cuando digo que a veces tienes la cabeza a pájaros... 

- Vaya un ex-abrupto. 

- Hombre, murmuran de ti y lo siento. 

- Y dicen? 

- Que sobre ser brusco y poco sociable tienes unas rarezas... que, o bien te has metido en los cascos que eres un segundo Velázquez, o bien tratas de saquear al prójimo como si fuese real de enemigos. 

- De modo que o soberbia o avaricia o... No me faltaba más sino que fuesen subiendo la escala! 

- Pues si Viedma aseguró que por un retrato habías pedido tres o cuatro veces lo que piden los demás pintores? 

- Y quién es Viedma? 

- El hombre feliz, y no es el del P. Almeyda. Un bello sujeto que tiene un fortunón deshecho: acaba de casarse con una niña hermosísima, con un ángel. 

- Siempre andas tropezando con ángeles, como si los arrojaran a granel por esos mundos de Dios. Y quién es ella? 

- Matilde la hija del Gobernador de Bellver. 

- Teníala tan cerca y buscábala yo tan lejos! pensé, y dije luego: No tengo presente haberla visto en paseo, ni... 

- Y cómo habías de verla si no venía a Palma tres veces en un año? Su madre que es mallorquina tiene una hermana paralítica a quien la niña cuidaba como si fuese su enfermera y no la abandonaba ni un momento. Es una santa. 

- También santa! prorrumpí con una intención mucho más profunda de lo que mi primo podía figurarse. Y ahora? añadí con voz algo temblorosa. 

- Ahora se marcha a Burgos con su marido que acaba de recibir el ascenso a Comandante

- Gracias, Dios mío! gracias, exclamé no con los labios sino con el corazón. 

miércoles, 3 de febrero de 2021

4 DE JUNIO.

4 DE JUNIO.

Con motivo de ser la festividad de Corpus, y haberse de ejecutar la procesión, como era de costumbre, no se reunieron los señores Diputados.
El mismo día, llegó la siguiente carta de los embajadores.

Dirigitur dominis deputatis.
Molt reverends egregi nobles magnifichs e savis senyors. Per En Johan Janer havem rebuda una vostra letra ab la qual juxta lo acustumat nos solicitau a
diligencia. Volem siau certs que en aquella no fallem. Pero per alguns bons respectes no podem mes cuytar e si alguna dilacio hi ha creem tot redundara a benifet dels afers. Prestament haurem hagut lo que speram vos sera reportat aqui. En lo mig vos haja la Sancta Trinitat en sa bona guarda. Lo dit En Johan Janer es stat detengut fins huy III ores apres mig jorn. La present vos placia comunicar a la ciutat. De Vilafrancha a III de juny any LXI. - A vostra ordinacio prests los embaxadors vostres.

lunes, 1 de junio de 2020

CIX. Reg.n.3298, fol. 3. 20 mar. 1415.


CIX.
Reg.n.3298, fol. 3. 20 mar. 1415.

Nos Johannes etc. Caritatis zelus et ingens devocio quos nec sine cordis puritate vigere comprehendimus in vos christianos nigros libertate donatos et qui in civitate Barchinone habitatis instituendi seu faciendi confratriam inter vos et alios christianos ex gente vestra nigra libertate donatos et qui in futurum ipsa libertate donabuntur sub invocacione et in ecclesia parrochiali beati Jacobi dicte civitatis Barchinone quo ex cultu ejusdem confratrie discatis dominum Deum et ipsum beatum Jacobum apostolum suum quem maxima devotione colitis et utique ecclesiam sanctam catholicam rectius perfectiusque agnoscere et venerari et inquam valeatis in proximos ejusdem gentis vestre ipsius caritatis et misericordie opera facilius continuare et exercere visitando et juvando infirmos et indigentibus in eorum necessitatibus succurrendo: vos dignos faciunt et benemeritos ut ad ipsam confratriam vobis benigniter concedendam liberali animo accedamus: inest enim in confratriis quoddam latens necessitatis vinculum quo illarum confratres devinciuntur et tenentur sibi ad invicem in operibus caritatis. Oblatis igitur et presentatis magestati nostre pro parte vestri in viam suplicacionis quibusdam capitulis super institucione seu fundacione ejusdem confratrie et alias pro bono et utilitate confratrum ejusdem factis seu conceptis tenoris sequentis:
- Molt alt e molt excellent senyor. Com sia certa cosa que aquell ver Deus omnipotent e creador del cel e de la terra deja esser per tot lo mon e especialment per los tals christians honrat e amat e cascun devot christia sia tengut ab totes ses forces amar e servir aquell: on com tots los franchs negres christians o la major part de aquells residents per ara en la present ciutat de Barchinona per la special gracia que nostre senyor Deus los ha feta que de catius que eren los ha libertats e per la gran devocio que han en ell e en lo glorios mossenyor sant Jaume apostol seu mijançant lo poder del Altisme vullen e entenen fer una confraria la qual sia a honor e gloria del sant pare poderos e del glorios mossenyer sant Jaume e salut de les lurs animes a perfeccio de la qual son necessaries les coses davall scrites les quals nos poden haver ni fer sens que per vos molt excellent senyor nols sia atorgat: e com sia cosa justa vostra gran exellencia en consemblants coses signantment axi a Deus saludables consentir e de aquelles liçencia special atorgar: emperamor daço los dits negres supliquen a vostra magestat li placia atorgarlos e dar licencia de fer e ordenar entre si la dita confraria a honor e gloria del creador de tot lo mon e del glorios mossenyor sant Jaume apostol de Jesuchrist lo qual per tots temps invoquen e han hagut en devocio. En la qual confraria tots los negres franchs qui metre si volran e encara mullers infants e companyes lurs e totes altres persones de qualsevol ley condicio o stament sian se puixen metre puix tals persones sien franques e alforres e si no ho eren que no si puixen metre si donchs no ho feyen ab consentiment e voluntat de lurs amos. Item que per ço que de la dita confraria se pusquen dar e fer almoynes e seguir altres bones obres que tot negre o altra persona que en aquella confraria se metra axi hom com dona pach o haja pagar cascuna setmana a la caixa de la dita confraria o als que aquells diners culliran dos diners cascun dissapte. Item que cascu qui en la confraria entrara haja e dega prometre pagar a la dita confraria per la sua fi o a la sua fi alguna cosa: e en fer aço aquell tal sia forçat o constret en axi que si no ho fara que los promens de la dita confraria puixen e hajen dels bens de cascun de aquells que axi morran II sous.
Item mes que tot negre o altra qualsevol persona ques metra en la dita confraria haja et sia tenguda a pagar la hora ques metra en aquella III sous e no menys e que apres pus una vegada si sia mesa que no sen puxa exir ans forçat sie tenguda a soportar los carrechs de la dita confraria segons serie et tenor de aquella e si sen exis que pach per cascuna vegada X sous. Item que si algun de la dita confraria axi hom com dona o altra persona de la qual se faça cors morra que tots los confrares hagen e degen esser al soterrar del confrare mort: axi empero que pus lo mort et lo senyor de casa hi sia que la dona no sia tenguda de anarhi ne encorrega en alguna pena pero si lo senyor no sera en la ciutat que en aquell cars la muller daquell que sera confrare hi hage a esser si just impediment no haura del qual sien creguts per llur simple sagrament: e si sera albat que en aquell sien tenguts anar tots aquells que los prohomens hi demanaran e si algu o alguna de aquells qui seran tenguts de anarhi no seran al soterrar de dit cors pus just impediment no hagen del qual sien creguts segons dit es que pach aquell per cascuna vegada que hi fallira sis diners. Item que cascun confrare o confraressa haja et dega dir et aço prometre com entrara en la dita confraria XXX vegades la oracio del paternoster et altres XXX la oracio de la avemaria per anima dels confrares morts e aço sia en carrech de la sua anima: e si dir nols volra o no sabra o no pora que hage a donar dos diners per anima dels morts o aquella almoyna ques volra. tem que dels diners del acapte o de la caxa de la confraria sia dita una missa per anima de cascun defunt de la dita confraria lo dia de la sua mort o lo dia que diran les misses de aquell en aquella esglesia on aquell tal cors jaura a la qual missa sien presents tots aquells qui esser hi poran et los prohomens de la dita confraria hi demanaran. Item sia ordinacio de la confraria que si algun confrare o confraressa vendra a pobresa o fretura per malalties o perdues o en altra qualsevol manera que los prohomens de la dita confraria e caxa de aquella deguen socorrer et ajudar dels diners de la dita caxa segons llur bon vijares a aquell o aquella que la dita fretura sostendra axi en provisio de son menjar com en necessitats de metges et de medecines com en totes altres coses a ell o a ella necesaries. Item que si algun confrare morra lo qual sia pobre a conexença dels dits prohomens que dels diners de la dita caxa sien pagades messions de la dita sepultura a coneguda de aquells prohomens. Item sien pagats daquells diners ciris lanties draps et altres coses que la dita confraria te o volra tenir o haver o fer fer. Item que per tant que sapien a present quines coses hauran a fer tots anys per la dita confraria et la despesa que sen haura a seguir que sia ordinario entre los confrares que tots anys una vegada ço es en la festa del Cors precios de Jhesu-Christ (Corpus) facen XII ciris blanchs de pes cascu de cinch o VI liures e un altre ciri gros lo qual ja acostumen de fer de pes de XX lliures o mes ab llur senyal ab los quals ells tots de la confraria acompanyen et sian tenguts acompanyar lo dit Cors precios de Jhesu-Christ segons que los altres confrares et officis fan o acostumen lo dit dia: e que apres aquells ciris sien posats e stojats en la esglesia de mossen sent Jaume et que servesquen a totes les festes anyals del any. Item que per bon stament llur axi mateix sia ordonat entre ells que si alguna persona de la dita confraria sera opresa o detenguda de malaltia per la qual li convendra combregar axi com cascun christia es tengut fer e obligat que en aquell cars tots aquells de la dita confraria los quals per los dits prohomens hi seran appellats hagen esser al dit combregar al qual servesquen los dits XII ciris: e si per ventura los dits confrares appellats esser no hi volran que en tal cars hagen a pagar e paguen del llur propri per cascuna vegada que contrafaran VI diners a la caxa de la dita confraria aplicadors. E per ço que les coses dessus dites e altres en apres deidores mils pusquen venir a bon acabament et perfeccio suppliquen los dits negres a ells esser atorgat que cascun any en lo dia de mossen sent Jaume apostol tots los dits negres e altres que sien o seran de la dita confraria se pusquen et hagen aplegar en un loch aquell quis volran e aqui elegesquen et deguen elegir dos homens que sien de la dita confraria los quals sien per tot un any continuu appellats prohomens los quals tinguen les claus de la dita caxa de la dita confraria et los quals hagen carrech per tot aquell any en dar compliment a totes les coses dessus dites et pertanyents fer a la dita confraria segons serie et forma de la present ordinacio. Item que apres al cap del altre any et axi successivament feta la dita eleccio dels dits prohomens que aquells que seran stats prohomens lany passat hagen e deguen liurar les claus de la dita caxa a aquells que novelament entraran et retre comte a ells daço que administrat hauran et que sia posat en scrits entre ells tantost com seran elegits. Item que si cars sera que algu dels dits prohomens sera malalt o absent o sera mort o abdosos seran morts o malalts que en tals casos o cascun de aquells dins lany sia licit a ells tots de la dita confraria de ajustarse a fer altres dos prohomens o ferne hu lo qual ensemps ab laltre que hi sera regesquen per aquell any en et per absencia o defalliment dels altre o altres prohomens defuncts. Item que si per ventura en la present confraria haura algun confrare qui sera revolter bandoler e inobedient en seguir les coses rahonables de la dita confraria que sia licit et permes als dits prohomens de expellir et foragitar aquell tal de la dita confraria en tal manera que la dita confraria no sia tenguda a subvenir en aquell tal axi en sanitat com en malaltia et axi en mort com en vida de ningunes coses de la dita confraria. Item que los dits dos prohomens hagen a collir totes setmanes los deutes del acapte en aquella millor manera que poran en carrech de llur consciencia de aquells que seran de la dita confraria ço es los dos diners de cascuna setmana. Et si los dits confrares no los volran pagar axi com dit es quel batle o sotsbatle de Barchinona puxa aquells tota hora que per los prohomens ne sera request compellir et forçar en pagar los dits diners de cascuna setmana et totes encara les penes en que los dits confrares serien cayguts segons damunt es largament specificat. Entes empero que si algu de la dita confraria sera pobre et miserable et no pora pagar en sa vida los dits dos diners de cascuna setmana que en tal cars aquell tal de tota sa vida no puxa esser constret a pagar aquells: apres empero obit seu los prohomens de la dita confraria compellesquen los hereus de aquell a pagar tot lo que degut hi sera fins a la hora de la sua mort si bens hi haura et si no ni haura que vaja tot per amor de Deu. Item que per ço com moltes vegades per les rahons dessus dites et per moltes altres ques poran esdevenir sera necessari los dits prohomens haver consell dels confrares de la dita confraria: per ço plaçia a vos senyor que los dits prohomens totes aytantes vegades com a ells sera ben vist fahedor puxen appellar los confrares de la dita confraria a fer congregacio en aquell bon loch que a ells parra o aquells quels plaura per haver consell lur e tractar de aquelles coses que per profit de la dita confraria los parra esser tractadores: pero que en la dita congregacio e tractaments haja esser et sia present un dels notaris o scrivans de la cort del batle de la dita ciutat e que en aquella tan solament se tracte o puxa tractar dels negocis de la dita confraria e no daltres e que cascun appellat hi degua esser la hora assignada e qui noy sera que pach per cascuna vegada mija liura de cera o XII diners guanyadors al ciri de la dita confraria o a la dita caxa. Et licet etc. Altissimus etc.
- Fuit eidem majestati nostre dicta pro parte humiliter supplicatum ut capitula ipsa superius inscripta et omnia et singula in eis contenta et expressata vobis laudare approbare ratificare et confirmare de benignitate nostra dignaremur in eisdemque nostram auctoritatem interponere pariter et decretum. Nos vero dictorum capitulorum tenore inspecto que honorem Dei et serenissimi dicti domini regis continere videntur et inquam consideratis ipsis devocione et zelo caritatis vestris et quod licet nigros vos esse voluerit ipse Deus et dominus noster homines tamen nec sue doctrine expertes sed capaces vos creavit et reddidit vosque quoniam vitam in simplicitate ducitis renatique ex aqua et spiritu sancto christianorum nomen colitis debetis in similibus amplecti et benignius coadjuvari: tenore presentis de nostra certa sciencia et consulte ipsa preinserta capitula et omnia et singula in eisdem contenta juxta illorum pleniores seriem et tenorem vobis tam illis scilicet qui novissime confratres ipsius confratrie ex nostro hujusmodi induito seu concessione eritis quam illis qui abinde et seu in futurum confratres ejusdem confratrie fuerint laudamus approbamus ratificamus et confirmamus atque concedimus et indulgemus eisdemque auctoritatem nostram interponimus pariter et decretum. Mandantes serie cum presenti gerenti vices nostri officii generalis gubernatori in Cathalonie principatu vicario et bajulo Barchinone subvicarioque et subbajulo ac capitibus subajuliarum dicte civitatis aliisque universis et singulis officialibus dicti domini regis et nostris tam presentibus quam futuris et illorum locatenentibus sub incursu ire et indignacionis dicti domini regis penaque mille florenorum auri de bonis cujuslibet contrafacientis irremisibiliter exigendorum regioque applicandorum erario quatenus capitula ipsa preinserta et omnia et singula in eis contenta vobis et dicte confratrie perpetuo teneant et inviolabiliter observent et in aliquo non contrafaciant vel veniant aut aliquem contrafacere vel venire permittant aliqua ratione. Pro presenti vero concessione dedistis et solvistis quinquaginta quinque solidos barchinonenses quos recepit dilectus consiliarius et locumtenens thesaurarii generalis dicti domini regis. In cujus rei testimonium presentem fieri jussimus regio sigillo in pendenti munitam. Data Barchinone vicesima die marcii anno a nativitate Domini MCCCCLV regnique dicti domini regis Sicilie citra farum anno XXI aliorum vero regnorum quadragessimo. - El rey Johan. - Dominus rex locumtenens mandavit michi Petro Sames visa per Andream Cathala locumtenentem thesaurarii generalis.