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sábado, 20 de junio de 2020

215. EL AUGURIO DE VICENTE FERRER (SIGLO XV. CALATAYUD)

215. EL AUGURIO DE VICENTE FERRER (SIGLO XV. CALATAYUD)

El famoso fraile y predicador valenciano Vicente Ferrer —cuya intervención en la reunión caspolina para elegir rey de Aragón a la muerte de Martín I el Humano fuera tan decisiva— recorrió constantemente todos los caminos de Aragón predicando la palabra del Evangelio, labor evangelizadora dedicada fundamentalmente a la conversión al cristianismo de una población judía que, en mayor o menor número en cada caso, habitaba en la mayor parte de nuestras ciudades, villas y aldeas.

En cierta ocasión, Vicente Ferrer creyó necesario salirse de la ruta que llevaba trazada y decidió acudir a Calatayud, acompañado por alguno de sus discípulos, para tratar la conversión de los judíos bilbilitanos, pues le constaba que seguían absolutamente ternes en sus creencias, pero la población entera, incluida la cristiana, estimó improcedente la medida, llegando inclusive a apedrear al predicador y a sus acompañantes, tal como parece que le ocurriera en el mismo Valencia y en otras ciudades, según relatos similares.

Ante aquella actitud no sólo amenazadora sino real de los bilbilitanos, puesto que tuvo que soportar un auténtico vendaval de piedras y lodo, el fraile y sus acólitos se pudieron poner a duras penas a cubierto hasta que amainó el temporal, pues los guardas de la ciudad dispersaron a sus perseguidores. 

Cuando se decidió a salir de la casa donde se había cobijado, se dirigió a los pocos viandantes que aún quedaban por la calle y predijo que la ciudad de Calatayud se vería inundada por los ríos Jalón y Jiloca que confluían a las puertas de la muralla, como castigo divino a la oposición recibida.

Viniendo de quien había venido tan terrible profecía, es natural que el miedo se apoderara de las gentes de Calatayud, que temían por sus casas y haciendas. Pero fue entonces cuando san Íñigo, a la sazón patrón de la ciudad, hizo saber a todos sus habitantes que tal desastre no ocurriría mientras los bilbilitanos siguieran profesándole a él la debida devoción, como así ocurrió.

[Recogida oralmente.]

https://es.wikipedia.org/wiki/%C3%8D%C3%B1igo_de_O%C3%B1a

215. EL AUGURIO DE VICENTE FERRER (SIGLO XV. CALATAYUD)

San Íñigo, de origen mozárabe, nació en Calatayud en los primeros años del siglo XI (tradicionalmente se acepta el año 1000). Desde su juventud se retiró al monasterio de San Juan de la Peña. Después de ordenado sacerdote se escondió en las montañas de su tierra, en Tobed, para vivir como anacoreta.

Sin embargo, al parecer fue descubierto por sus extraordinarias virtudes y sus milagros. El mismo Sancho III el Mayor de Navarra fue a buscarlo para que se convirtiera en abad del Monasterio de Oña (Burgos), que rigió hasta su muerte el 1 de junio de 1068. Fue consejero de Sancho III el Mayor de Pamplona y confesor de su hijo, el rey Don García Sánchez III de Pamplona, a quién atendió en sus últimos momentos al morir en la Batalla de Atapuerca. Es autor de Observaciones singulares en la aritmética y Sistemas astrológicos sobre la natividad de algunos príncipes y de varias personas conocidas.

viernes, 28 de junio de 2019

EL LEGADO DE MARTINA PÉREZ (SIGLO XIV. BINACED)


2.87. EL LEGADO DE MARTINA PÉREZ (SIGLO XIV. BINACED)

EL LEGADO DE MARTINA PÉREZ (SIGLO XIV. BINACED)



Doña Martina Pérez de Lozano había fundado en Binaced, cuando corría el año 1336, la cofradía de San Marcos, dedicada al socorro de enfermos y necesitados, en un auténtico clima de hermandad, religiosidad y ayuda mutua digno de encomio. Habitaba doña Martina, rodeada de sus sirvientes, en el castillo de Carboneras (hoy de la Mora), y era señora de Mombrún, Fuenclara, Las Facenas y Casasnovas, cuyas tierras, de gran riqueza agrícola, administraba y explotaba económicamente.
La dama había alcanzado ya una edad bastante avanzada para la época y no teniendo descendencia directa a quien legar su importante patrimonio, decidió ofrecer éste al concejo de Binaced, con la única condición de que, por el tiempo que le quedara de vida, la comunidad se encargara de su alimentación, dándole para comer, ese era su deseo, tuétano o médula de buey. Mientras ella se dedicaría al socorro de necesitados y enfermos, piadosa inclinación personal que le había llevado a crear la precitada cofradía de San Marcos, de efectos tan beneficiosos para la villa.

Las autoridades municipales de Binaced, ante la propuesta concreta de la dama, reunieron al concejo, estudiando y sopesando todos los pros y los contras de la oferta recibida. Aquello llevó un tiempo, pero al final, tras largas y acaloradas deliberaciones, la contestación dada a la señora fue totalmente negativa, estimando que los alimentos exigidos podían resultar excesivamente gravosos para las arcas del municipio.
Algo desalentada por el contratiempo, doña Martina —que no deseaba enajenar en todo ni en parte el patrimonio que heredara de sus mayores— hizo idéntica propuesta a los caballeros sanjuanistas, tan arraigados en estas tierras, que sí aceptaron gustosos las mismas condiciones que los habitantes de Binaced, por medio de su consistorio, habían rechazado.
Se firmaron las escrituras del mutuo compromiso, de modo que al morir doña Martina Pérez de Lozano sus posesiones pasaron íntegras a la Orden del Hospital, perdiendo la villa de Binaced la posibilidad de haber engrosado su término y patrimonio.
[Español, Ignacio, Historia de Binaced, pág. 42.]

https://es.wikipedia.org/wiki/Binaced