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martes, 23 de junio de 2020

291. LA PALABRA DE VICENTE FERRER EN AÍNSA

291. LA PALABRA DE VICENTE FERRER EN AÍNSA (SIGLO XV. AÍNSA)

Si el mes de junio de 1415 había llevado a Vicente Ferrer a Barbastro y Graus, en julio se trasladó a la villa de Aínsa, donde se detuvo once días. Como en todos los pueblos por los que pasaba, el recibimiento aquí también fue cálido y multitudinario. La iglesia, en la que predicó el primer día, se hizo pequeña, de modo que tuvieron que habilitar un estrado en la plaza; de esta manera, dicen que pudieron oírle más de diez mil personas, llegadas de toda la comarca. Y lo cierto es que los jurados y los oficiales de la villa se las veían y deseaban para poder defenderle de las auténticas turbas piadosas que pretendían tocarle o besar las manos del fraile.

En medio de esta enorme expectación, en un momento de máxima audiencia, llegó una tarde a la tribuna una mujer que decía estar endemoniada. Entre el calor, que era sofocante, y las contorsiones y gritos de la mujer, ésta era una especie de animal sudoroso.

Un familiar suyo intercedió por la pobre señora y, en medio de un silencio sepulcral, al conjuro de las palabras de Vicente Ferrer, parece ser que el demonio abandonó su cuerpo. Tras unos instantes de sorpresa, todos los asistentes desfilaron para ver y hablar con la pobre señora, que no tenía ojos nada más que para mirar a su salvador.

Pero si la curación de la endemoniada, un ser racional enfermo, hizo crecer la credibilidad en el fraile, mayor fue todavía la admiración cuando, estando en plena plática Vicente Ferrer, un jumento comenzó a rebuznar en un corral cercano a la plaza.

LA PALABRA DE VICENTE FERRER EN AÍNSA

Los rebuznos del animal eran tan agudos, constantes y molestos — tanto que inquietaban a los asistentes y no dejaba oír la palabra del fraile — que éste decidió intervenir. Con voz cortante y decidida, mandó al animal que callase. De repente, como si el jumento tuviera uso de razón y entendiera la palabra humana, el animal enmudeció completamente.

Si los argumentos que predicaba el dominico no hubieran sido suficientes para tenerlo como por un santo, que lo eran, aquel hecho hizo que su fama llegara al último rincón regado por el Cinca y por el Ara, de modo que aún se recuerda por estas tierras el silencio repentino del jumento quejumbroso.

[Vidal y Micó, Francisco, Historia de la portentosa vida..., pág. 231.]

lunes, 22 de junio de 2020

253. GARCÍA JIMÉNEZ FUNDA SAN JUAN DE LA PEÑA


253. GARCÍA JIMÉNEZ FUNDA SAN JUAN DE LA PEÑA
(SIGLO VIII. SAN JUAN DE LA PEÑA)

253. GARCÍA JIMÉNEZ FUNDA SAN JUAN DE LA PEÑA  (SIGLO VIII. SAN JUAN DE LA PEÑA)


Un buen día, tras la debacle de la derrota ante los musulmanes, entre los años 716 y 724, unos trescientos guerreros cristianos, mal pertrechados y agotados por la fatiga, se guarecieron en la cueva donde moraban los cenobitas Voto, Félix, Benedicto y Marcelo para ponerse a su amparo y descansar, pues iban huyendo de una nueva incursión bélica de los musulmanes.

Durante un cierto tiempo, mientras reponían sus fuerzas y curaban sus heridas, imploraron la ayuda del cielo, celebrando ayunos, oraciones, vigilias y penitencias. Luego, transcurridos unos días de meditación, siguiendo el sabio consejo de los santos eremitas que les habían acogido y dado cobijo, acordaron hacer frente a los enemigos de los cristianos, a la vez que decidieron organizarse como una auténtica monarquía, tal como era costumbre en la Hispania goda antes de la llegada de los musulmanes y como sabían ocurría al otro lado de los montes Pirineos.

Reunidos todos los hombres y tras celebrar una a modo de asamblea general al amparo de aquella inmensa gruta, decidieron elegir y proclamar como primer rey de Sobrarbe a don García Jiménez, señor de Amezcoa y Abárzuza, quien, una vez investido de la dignidad real, cabalgando al mando de sus trescientos guerreros y cuantos hombres pudo reclutar a lo largo del camino, conquistó por las armas la lejana población de Aínsa, convertida desde entonces en capital del nuevo reino sobrarbense.

Cuando aquella importante gesta acabó, en pleno año del Señor de 732, en agradecimiento a los eremitas que les habían acogido y dado ánimos en momentos tan difíciles, el rey García Jiménez mandó construir en la enorme cueva un monasterio para monjes, al que dotó con la regla cenobítica de san Benito, el monje italiano. Acababa de morir así el anacoretismo y nacer la vida eremítica en común. Había nacido el que pronto se llamaría monasterio de San Juan de la Peña, en cuya abadía, convertida en panteón real, se guardaron los restos mortales de san Juan de Atarés, san Voto, san Félix y san Indalecio, y donde en adelante serían enterrados la mayoría de los reyes de Sobrarbe y luego de Aragón, además de muchos nobles y caballeros del viejo reino.

[La Ripa, Domingo, Defensa histórica..., pág. 59.]

domingo, 14 de junio de 2020

191. LAS TRES MORAS DE ZARAGOZA


191. LAS TRES MORAS DE ZARAGOZA (SIGLO X. ZARAGOZA)

Mohamed Altabill, rey moro de Zaragoza, estaba orgulloso de sus tres hermosas y jóvenes hijas a las que mantenía encerradas en palacio por temor a que pudiera sucederles alguna desgracia, pero tanto celo paterno desagradaba a las muchachas. Por lo tanto, no es nada extraño que un día de invierno las tres moras, que habían estado urdiendo un plan de fuga durante mucho tiempo, escaparan de palacio sin destino conocido.
Cuando el rey se enteró de la huida, preso de un sentimiento confuso, mezcla de ira y de temor, llamó a sus tres mejores alférecesAlí Malhalí, Alhor y Alshama— y les encomendó la búsqueda de las princesas. Cada uno de ellos tomó una dirección distinta.
Alshama —que estaba enamorado de Sobeya, una de las princesas— contrató a unos judíos expertos que lograron encontrar el rastro de las hermanas, lo que le condujo en dirección al Alto Aragón, pasando sucesivamente por Zuera, Huesca, Sierra de Guara y Boltaña, en plena tierra de cristianos, pues las tres hermanas huían en dirección a Francia para refugiarse allí, ya que eran conscientes de ser perseguidas. De nada le sirvió a Alshama reventar varios caballos por haber cabalgado día y noche, pues nunca lograba dar alcance a las fugitivas.
Cuando Alshama llegó a Boltaña, la gente del lugar le previno del inminente peligro que acechaba en la montaña nevada, aconsejándole que no se aventurara a seguir con la persecución pues las nubes del puerto presagiaban temporal. Pero el moro, creyendo tener ya al alcance de su mano a las fugitivas, desoyó los consejos y se dispuso a proseguir el viaje con sus hombres. Así es que, dejó atrás Aínsa, remontó el río Cinca aguas arriba y a punto estaba de llegar a las afueras de Bielsa cuando le sorprendió una violenta nevada, acompañada de una ventisca de muerte.
Un trecho más arriba, pues su ventaja era ya escasa, también las tres hermanas se vieron sorprendidas por el temporal, tanto que la nieve acabó con su huida al cubrirlas con un espeso manto blanco bajo el que perecieron heladas, y allí quedaron para siempre las «tres sorores», como les llamaron los cristianos, en el valle de Chistau. De Alshama, el alférez enamorado de Sobeya, nunca más se volvió a tener noticia.
[Dueso Lascorz, Neus Lucía, Leyendas de l’Alto Aragón, págs. 51-55.]

lunes, 29 de abril de 2019

LA RECONQUISTA DE AÍNSA


2.17. LA RECONQUISTA DE AÍNSA (SIGLO VIII. AÍNSA)

Según la leyenda que explica el nacimiento del monasterio de San Juan de la Peña, García Jiménez fue elegido y nombrado allí como primer rey del reino de Sobrarbe. Una vez investido solemnemente de la autoridad real y apoyado por todos los suyos, decidió atacar a los moros que dominaban en la importante plaza de Aínsa, dando lugar a su primera gran acción bélica, de enorme resonancia en el menguado bando cristiano. Lo cierto es que, puesto al frente de no más de trescientos hombres armados y escogidos, cayó por sorpresa sobre la villa y, aprovechando las sombras de la noche, derrotó a los musulmanes tras encarnizada y sangrienta batalla.
Cuando amaneció el día siguiente, para reafirmar todavía más los ánimos enardecidos de sus victoriosos guerreros, en medio de la enorme plaza mayor de la villa, arengó a sus tropas, asegurándoles que la Divina Providencia estaba de su parte, de lo que era garantía la sorprendente visión que había tenido de una cruz iluminada situada sobre una encina del monte aledaño, señal inequívoca de la ayuda del cielo.
Con los ánimos renovados, ordenó a sus hombres que implorasen ayuda a Dios y a san Juan Bautista, y realizó con ellos nuevas incursiones victoriosas por los poblados vecinos del Ara y del Cinca, a la vez que se dispuso a fortificar la villa de Aínsa, a la que, por deseo personal y expreso, declaró capital del naciente reino de Sobrarbe.
A esta tradición se debe el que en el escudo de Sobrarbe exista una cruz roja sobre una encina y que sea éste uno de los cuarteles del histórico escudo de Aragón. Esta cruz de Sobrarbe se ofrece hoy en forma de monumento a dos kilómetros de la villa de Aínsa.

[La Ripa, Domingo, Defensa histórica... Zaragoza, 1675.
Faci, Roque A., Aragón..., I, págs. 1-2.
Sas, Antonio, Compendio histórico..., I, págs. 2-3.
Martínez y Herrero, Bartolomé, Sobrarbe y Aragón, I, págs. 65-73.]




La villa de Aínsa (en aragonés L'Aínsa),​ capital del municipio de Aínsa-Sobrarbe (aragonés, L'Aínsa-Sobrarbe),4​ es un pueblo de la provincia de Huesca, en la comarca de Sobrarbe, en la Comunidad Autónoma de Aragón (España).

Está situado en el alto Pirineo de Huesca, en la comarca del Sobrarbe. Es la capital junto a Boltaña del antiguo condado de Sobrarbe.


Parte de su término municipal está ocupado por el Parque natural de la Sierra y los Cañones de Guara.


Su núcleo original, que se emplaza en un promontorio sobre la confluencia de los ríos Cinca y Ara, está formado por dos calles casi paralelas, la calle Mayor y la calle Santa Cruz, por la plaza Mayor que se sitúa a continuación del castillo situado en una explanada, a proximidad de la Cruz Cubierta, templete donde la leyenda sitúa el milagro de la aparición de la cruz de fuego sobre una carrasca, que dio la victoria a las tropas cristianas al mando del rey García Jiménez.

Con clara distribución medieval, el casco histórico de Aínsa está declarado Conjunto Histórico-Artístico desde 1965. Actualmente es un relevante centro turístico de relevancia, tal y como constató su elección como capital de Turismo Rural 2018.


Aunque la leyenda sitúa el nacimiento de Aínsa en la conquista de la plaza por las tropas del rey Garcí Ximénez en el año 724 gracias al milagro de la cruz de fuego​ (desde el siglo xvi d. C. hay una cruz en el lugar donde supuestamente ocurrieron los hechos) las fuentes históricas apuntan que los musulmanes no llegaron a establecerse en esta tierras

El castillo de Aínsa, que data del siglo xi d. C., formó parte de la línea de defensa de los territorios cristianos (línea que se extendía hasta Abizanda), y se convirtió en el embrión de la villa, que en tiempos de la Edad Media fue amurallada, y se convirtió en la capital del condado de Sobrarbe que perteneció al reino de Nájera-Pamplona (antes de que este diera lugar al reino de Navarra) y luego se integrara en el reino de Aragón.


En 1124 el rey Alfonso I el batallador otorgó la Carta puebla por la que se beneficiaba a sus habitantes con el fuero de Jaca.

La importancia de la plaza llevó que la iglesia de Santa María fuera concebida también como defensa, tal y como atestiguan las saeteras de su torre.

La pérdida de importancia de la comarca del Sobrarbe llevó a una relajación de la actividad de Aínsa que se mantuvo en un estado de subsistencia hasta principios del siglo xx d. C. cuando las actividades tradicionales se vieron perturbadas con los planes de construcción de diferentes presas, pantanos y otros sistemas hidráulicos, destinados a la producción de electricidad y al suministro de agua para la llanuras del Ebro.

Esta actividad llevó a la expropiación y pérdida de las mejores tierras de cultivo de los valles y a la emigración de sus gentes. Muchos de los pueblos vecinos vieron cómo desaparecían la totalidad de sus habitantes y en otros como éstos disminuían drásticamente. Esto llevó a que pasaran a depender del ayuntamiento de Aínsa.

La limitación de recursos de todo tipo que la baja densidad de población y la complicada orografía provocan llevaron a una crisis importante a mediados del siglo xx d. C.. Esta crisis fue superada mediante el recurso turístico y el florecimiento del turismo rural y natural.

La creación de varios parques naturales, primero el del Ordesa y Monte Perdido seguido de otros como el de la Sierra de Guara y la afición a la montaña y a los deportes de aventura se convirtieron en la actividad económica más relevante.

En la década de 1960 Aínsa absorbió los municipios de Castejón de Sobrarbe, Coscojuela de Sobrarbe, Gerbe y Griébal, Guaso, Sinués y partes de Sieste y Santa María de Buil.

El propio núcleo urbano original de Aínsa es en sí mismo un monumento digno de visitarse, tal como se reconoció en su declaración de Conjunto Histórico Artístico. Dentro de él destacan:

Castillo de Aínsa
Data de los siglos xi y xvii: siendo una obra de varios siglos que conserva muy pocos elementos del original edificio románico. Destacan en él la Torre del Tenente, de planta pentagonal, hoy convertida en un EcoMuseo, el gran patio de armas y un portalón que se abre a la plaza Mayor.
Iglesia parroquial de Santa María
Iglesia románica iniciada en el siglo xi d. C. y finalizada en el xii. Se consagró en 1181. De sencilla portada de cuatro arquivoltas apoyadas en otros tantos pares de columnas de capiteles labrados. Desde el interior del templo de única nave con bóveda de medio cañón apuntado. Su torre, de dimensiones únicas en el románico aragonés, hace imprescindible su visita, con saeteras para la defensa.
Casa de Bielsa
Del siglo xvi d. C. o xvii con unas ventanas reseñables que destacan de las construcciones del entorno.
Casa Arnal
Del siglo xvi d. C. ejemplo de edificación típica de la comarca con sus portadas y rejas. El concepto de casa no abarca únicamente el edificio físico, sino que se extiende a las propiedades familiares y a los miembros que componen la familia o conviven en ella.

Calle Mayor de Aínsa.
Plaza Mayor

Casa en la Plaza de Santo Domingo.
Presidida por el edificio del ayuntamiento y abierta al castillo, se rodea por soportales en ambos lados. En estos soportales se ubican sendas prensas comunitarias en las que se realizaba la prensa de la uva.


FIESTAS :

11 de enero: Hoguera de San Victorián

16 de enero: Hoguera de San Antón
19 de enero: víspera de San Sebastián, hogueras.
20 de enero: celebración de San Sebastián.
Primer fin de semana de febrero: Feria de la Trufa Negra del Pirineo
Primer domingo de febrero: celebración de la Ferieta de Aínsa.
Primer domingo de febrero: Premios "La Cruz de Sobrarbe"
Último domingo de agosto (antes era el primer domingo de septiembre), años pares: representación de «la Morisma», teatro popular que recrea la reconquista de la villa por parte de los ejércitos cristianos, ayudados según la leyenda por la aparición de una cruz de fuego encima de una carrasca.
Primer fin de semana de septiembre: Expoferia del Sobrarbe.
14 de septiembre: fiestas mayores en honor de la Exaltación de la Santa Cruz.
Octubre: SOBRARVERDE OTOÑO
Octubre o noviembre: jornadas micológicas.
Diciembre: jornadas de astronomía.
Diciembre: «Punchacubas», feria del vino artesano.



  1.  Consejo General de Procuradores de España.
  2. Andolz Canela, Rafael (junio de 2004). Diciconario aragonés (5ª edición). Zaragoza: Mira editores. ISBN 84-8465-160-6.
  3.  Topónimos: pueblos con nombre local en aragonés en Gran Enciclopedia Aragonesa
  4. Según aparece en el Decreto Legislativo 2/2006 (enlace roto disponible en Internet Archive; véase el historial y la última versión)., de 27 de diciembre, del Gobierno de Aragón, por el que se aprueba el texto refundido de la Ley de Delimitación Comarcal de Aragón.

  5. Saltar a Martínez y Herrero, Bartolomé (1866). Sobrarbe y Aragón : estudios históricos sobre la fundación y progreso de estos reinos, hasta que se agregó á los mismos el Condado de Barcelona. pp. 67-75.
  6.  «Aínsa, capital de Turismo Rural 2018».
  7.  INE
  8.  FEMP. «Listado de corporaciones locales españolas hermanadas con Europa». Archivado desde el original el 24 de abril de 2014. Consultado el 20 de diciembre de 2013.
  9. Ministerio de Hacienda y Administraciones Públicas (Gobierno de España). «Treinta aniversario de las primeras elecciones municipales de la democracia». Archivado desde el original el 6 de marzo de 2014. Consultado el 6 de marzo de 2014.
  10.  Alcaldes de Aragón de las elecciones de 2011
  11.  «Alcaldes de todos los municipios de la provincia de Huesca»Heraldo.es. 14 de junio de 2015.
  12. Gobierno de Aragón. «Archivo Electoral de Aragón». Consultado el 13 de agosto de 2012.

domingo, 28 de abril de 2019

BESTUÉ, LIBRADA DE LOS MOROS


3. BESTUÉ, LIBRADA DE LOS MOROS (SIGLO VIII. BESTUÉ)

Los musulmanes dominaron la parte llana del Ebro con relativa rapidez; sin embargo, en las partes altas, tuvieron mayores problemas para ello. No obstante, pocos rincones se escaparon a su presencia y sometimiento.
Uno de los lugares más dichosos y que se ufanan más de no haber sido conquistados nunca por las armas islámicas es Bestué, ya sobrepasado el importante enclave de Aínsa, en pleno valle de Puértolas. Y esta circunstancia insólita se debe a la intercesión de una Virgen venerada allí desde tiempos de los visigodos bajo la advocación de Nuestra Señora de Bario.
Ocupada la villa de Aínsa y su comarca por los sarracenos hacia el año 716, profundizaron Cinca arriba y se apoderaron en una misma jornada de Laspuña, Escalona, Belsierre, Puyarruego y Puértolas, que apenas pudieron ofrecer resistencia: el pueblecito de Bestué, sin ningún tipo de defensa, estaba así sentenciado nada más que despuntara el alba del día siguiente.
Cuando desaparecieron las últimas luces de aquel aciago día —sabiendo que estaban aislados y sin posibilidad alguna de recibir ayuda externa— acudieron todos los pobladores de Bestué a implorar a la capilla de Nuestra Señora de Bario. Nadie durmió en aquella noche de fervor y de impotente desesperanza a la vez.
El día siguiente amaneció nuboso y lleno de brumas. Aunque no se divisaban, se intuía la presencia de los sarracenos. Hombres y mujeres comenzaron a dar voces y a transmitirse órdenes para la defensa, órdenes que difícilmente nadie podría cumplir. De manera misteriosa, aquella táctica logró confundir al enemigo, haciéndole creer, sin duda, en una concentración excesiva de gente armada, muy superior en número a su escasa aunque bien pertrechada dotación.
Transcurrido un lapso importante de tiempo, dejaron de oírse las idas y venidas de los presuntos atacantes. La prudencia hizo esperar un poco más y llegaron las primeras noticias de los vigías: los moros habían retrocedido. Nuestra Señora de Bario había conseguido nublar también las mentes de los invasores. Lo cierto es que Bestué no fue conquistado y libre continuó siempre.
[Faci, Roque A., Aragón..., I, págs. 494-495.]



Roque Alberto Faci (La Codoñera, 20 de julio de 1684 - Albarracín, 28 de abril de 1744) fue un religioso e historiador español del siglo XVIII, famoso por sus trabajos sobre religiosos y sobre historia de Aragón.

Religioso carmelita desde 1698, profesó en Alcañiz, Calatayud, Zaragoza y Albarracín, donde falleció.

Faci, Roque Alberto (1739). Aragón, reino de Cristo y dote de María Santísima 1-2. Zaragoza: Joseph Fort.
https://archive.org/details/bub_gb_8ERFrYv9VAIC/page/n4

Faci, Roque Alberto (1741). La perla más bella… Na. Sra. de Rodanas. Zaragoza: Joseph Fort.
Faci, Roque Alberto (1744). Vida de nuestra santa madre Teresa de Jesús. Zaragoza: Joseph Fort.
Faci, Roque Alberto (1750). Aragón, reino de Cristo y dote de María Santísima 3-4. Zaragoza: Francisco Moreno.
Faci, Roque Alberto (1752). Cathalogus brevis auctorum, qui de Beatissime Virgine Marie de Monte Carmelo et de ejus Sacro Scapulari tractarunt. Zaragoza: Francisco Moreno.
Faci, Roque Alberto (1753). Memoria de la Aparición de Nuestra señora de Zaragoza la Vieja venerada cerca de esta ciudad. Zaragoza: F. T. Revilla.

http://www.enciclopedia-aragonesa.com/voz.asp?voz_id=5420

http://dbe.rah.es/biografias/14163/roque-alberto-faci