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viernes, 28 de junio de 2019

EL LEGADO DE MARTINA PÉREZ (SIGLO XIV. BINACED)


2.87. EL LEGADO DE MARTINA PÉREZ (SIGLO XIV. BINACED)

EL LEGADO DE MARTINA PÉREZ (SIGLO XIV. BINACED)



Doña Martina Pérez de Lozano había fundado en Binaced, cuando corría el año 1336, la cofradía de San Marcos, dedicada al socorro de enfermos y necesitados, en un auténtico clima de hermandad, religiosidad y ayuda mutua digno de encomio. Habitaba doña Martina, rodeada de sus sirvientes, en el castillo de Carboneras (hoy de la Mora), y era señora de Mombrún, Fuenclara, Las Facenas y Casasnovas, cuyas tierras, de gran riqueza agrícola, administraba y explotaba económicamente.
La dama había alcanzado ya una edad bastante avanzada para la época y no teniendo descendencia directa a quien legar su importante patrimonio, decidió ofrecer éste al concejo de Binaced, con la única condición de que, por el tiempo que le quedara de vida, la comunidad se encargara de su alimentación, dándole para comer, ese era su deseo, tuétano o médula de buey. Mientras ella se dedicaría al socorro de necesitados y enfermos, piadosa inclinación personal que le había llevado a crear la precitada cofradía de San Marcos, de efectos tan beneficiosos para la villa.

Las autoridades municipales de Binaced, ante la propuesta concreta de la dama, reunieron al concejo, estudiando y sopesando todos los pros y los contras de la oferta recibida. Aquello llevó un tiempo, pero al final, tras largas y acaloradas deliberaciones, la contestación dada a la señora fue totalmente negativa, estimando que los alimentos exigidos podían resultar excesivamente gravosos para las arcas del municipio.
Algo desalentada por el contratiempo, doña Martina —que no deseaba enajenar en todo ni en parte el patrimonio que heredara de sus mayores— hizo idéntica propuesta a los caballeros sanjuanistas, tan arraigados en estas tierras, que sí aceptaron gustosos las mismas condiciones que los habitantes de Binaced, por medio de su consistorio, habían rechazado.
Se firmaron las escrituras del mutuo compromiso, de modo que al morir doña Martina Pérez de Lozano sus posesiones pasaron íntegras a la Orden del Hospital, perdiendo la villa de Binaced la posibilidad de haber engrosado su término y patrimonio.
[Español, Ignacio, Historia de Binaced, pág. 42.]

https://es.wikipedia.org/wiki/Binaced

miércoles, 1 de mayo de 2019

LA MUERTE DEL ÚLTIMO SEÑOR MORO DE MOMAGASTRE


2.32. LA MUERTE DEL ÚLTIMO SEÑOR MORO DE MOMAGASTRE
(SIGLO XI. PERALTA DE LA SAL)

A lo largo del siglo XI, la reconquista cristiana del territorio aragonés, aunque de manera lenta y con altibajos, fue progresando hacia el sur, empujando poco a poco a los musulmanes hacia el río Ebro, que constituía una auténtica barrera natural. No obstante, tanto en tierras del Sobrarbe como de la Ribagorza todavía quedaban algunos pequeños enclaves moros que se resistían de manera enconada, cual era el caso, entre otros varios, del señor musulmán de la fortaleza de Momagastre.

 torre del homenaje, castillo de la Mora, Monmagastre, Peralta de la Sal

No obstante, también este caudillo agareno, cada vez más aislado de sus correligionarios, se vio forzado como tantos otros a desalojar su fortificado y estratégico enclave, desde el que sus antecesores habían dominado durante más de trescientos cincuenta años la comarca circundante. Por lo tanto, no es de extrañar que lo hiciera no sólo entristecido sino también malhumorado, lo que le llevó a apoderarse por ira y despecho, durante la huida, de la imagen de la Virgen que presidía el altar principal de la cercana ermita de Peralta de la Sal.



Mico, Laborda, Valderrobres, piedra, pedrolo, roca, eixecacóduls, rabosí


En su forzado camino hacía el exilio, aún no se había distanciado mucho de la ermita que acababa de expoliar cuando una enorme piedra desprendida de la montaña, no se sabe si empujada o no por los cristianos, lo derribó de su cabalgadura, quedando sepultado bajo su enorme mole y causándole la muerte en el acto; otra piedra algo menor de tamaño hizo lo propio con su hermoso caballo. 

Moncho, Ramón Guimerá Lorente, piedra, pedrolo, roca, eixecacóduls, roquerol

La imagen de la Virgen, sin embargo, de manera inexplicable quedó absolutamente intacta y fue devuelta a su propia ermita por los cristianos que, desde entonces, dieron en llamarla «Virgen de la Mora».


Alejandro Zorrilla, piedra, pedrolo, roca, eixecacóduls, roquerol


Las dos piedras —la grande conocida todavía hoy como la «Piedra del Moro»— pueden verse aún, y es costumbre viva que quienes pasan junto a ambas, en señal de desaprobación, lancen una piedra contra la mayor, aquella que acabó con la vida del último señor moro del castillo de Momagastre, que no se resignaba a tener que abandonar la tierra de sus ancestros.

[Andolz, Rafael, «La piedra del Moro», Cuadernos Altoaragoneses, 103 (1989).]