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miércoles, 8 de septiembre de 2021

Johanni et Ambrosio Burgaro januensibus, Burgare

 

Magnificis viris amicis carissimis Johanni et Ambrosio Burgaro januensibus capitaneo et patrono navis Burgare.
Magnifici viri amici nostri carissimi. Ex iisspectatus orator noster Jacobus Pellicer nos allocutus vestri parte est intelleximus vos amicimos nostros ac cum vestra navi nostris stipediis esse velle hucque si opus est accedere que res nobis grata letuque fuit eo maxime quia jam antea eodem vos fuisse animo cognovimus ex quo vobis gratubamur imo tante erga nos ostense benivolentie gratias quam plures habemus si quando tamen navis vestre nobis accorrerit necessitas ad vos tanquam devotissimos nostros Januam usque nostris litteris et seu nuncio recurremus ad honores vestros semper parati. Datum ut supra. - Manuel de Monsuar decanus Illerdensis. - Deputati Generalis et cetera.
Domini deputati et cetera.

domingo, 12 de mayo de 2019

ALFONSO I EL BATALLADOR, CASTIGADO POR DIOS EN FRAGA


2.64. ALFONSO I EL BATALLADOR, CASTIGADO POR DIOS EN FRAGA
(SIGLO XII. FRAGA)

Alfonso I el Batallador, tras recorrer de forma victoriosa casi todo el actual Aragón central, se dispuso a asediar Fraga, importante población musulmana enclavada a orillas del río Cinca. Ante los preparativos llevados a cabo, Abén Ganya, de la tribu de los moabitas, gran príncipe de Valencia y Murcia, organizó un gran ejército y acudió a tierras fragatinas para socorrer a sus correligionarios. Pero, a pesar de su numerosa y aguerrida hueste, fue vencido dos veces consecutivas por el Batallador, dejando a los cristianos un enorme botín para repartirse como era costumbre.

La doble victoria de Alfonso I se debió, sin duda alguna, a que llevaba consigo una bella arca de oro, adornada con múltiples piedras preciosas. Dentro de ella guardaba varias reliquias, entre las que destacaba un leño de la cruz en la que murió Jesús. El rey aragonés había conseguido el arca en el transcurso de una de sus numerosas guerras, en casa de los mártires Primitivo y Facundo, allá por tierras del río Cea, en León.
Además de esta caja-relicario, que era la más preciada por él, poseía otras de marfil, oro, plata y piedras preciosas, en las que guardaba reliquias múltiples y variadas de la Virgen María; del leño del Señor; de apóstoles, mártires y confesores; de vírgenes; de patriarcas y profetas. Todas esas arquetas eran custodiadas por soldados y sacerdotes en la capilla ambulante que el rey llevaba consigo siempre que entraba en campaña.
Tras la doble victoria de los aragoneses sobre Abén Ganya, los moros de Fraga quisieron pactar y entregarse, pero el Batallador no quiso aceptar la rendición que se le ofrecía si no era con un baño de sangre, porque Dios había endurecido su corazón, en castigo, sin duda alguna, por los males que hizo a los cristianos de León y Castilla, tierras que recorrió en varias ocasiones con sus huestes.
Al fin, Abén Ganya, que recibió refuerzos extraordinarios de al-Andalus, venció a Alfonso I, apoderándose de las arcas.
[Huici, Ambrosio, «Chronica Adefonsi imperatoris», en Las crónicas latinas de la reconquista, t. II, pág. 228.]






Huici, Ambrosio, Chronica Adefonsi imperatoris