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sábado, 11 de mayo de 2019

EL EXILIO DE ZAFADOLA, Rueda de Jalón


2.59. EL EXILIO DE ZAFADOLA (SIGLO XII. RUEDA DE JALÓN)

La reciente reconquista de Zaragoza por Alfonso I el Batallador y la rápida anexión de los territorios circundantes, por un lado, y la presión de los castellanos de Alfonso VII, por otro, colocó en precaria situación a los pequeños régulos musulmanes, restos taifales fronterizos, que temían tanto a los cristianos, sus enemigos de religión, como a los propios almorávides correligionarios suyos.

EL EXILIO DE ZAFADOLA (SIGLO XII. RUEDA DE JALÓN)

Entre esos minúsculos reinos moros estaba el gobernado por Ahmed ben Abd al-Malik, descendiente directo de los Banu Hud de Sarakusta, que sobrevivía a duras penas en su estado-fortaleza de Rueda de Jalón, donde tuvo que refugiarse exiliado de Zaragoza donde sus súbditos no le aceptaban. Desde allí reforzó las guarniciones de la ribera, entre las que se encontraban Urrea, Caulor y Bardallur, y fue rey del Jalón durante veinte años, aunque asfixiado por la presión de Alfonso I el Batallador.
En este minúsculo reino, sucedió a Abd al-Malik su hijo Chafar Amad ben Hud, más conocido por la Historia como Zafadola (Saif al-Dawla), quien viéndose perdido decidió echarse en manos del monarca castellano, pues la situación de Rueda era ya insostenible. Así es que reunió a sus fieles y les comunicó su decisión de enviar una embajada a Alfonso VII para ofrecerle su vasallaje, solicitándole, en caso de que fuera aceptado, que fueran a rescatarles.
El castellano organizó una partida capitaneada por el conde Rodrigo Martínez y Gutierre Fernández, quienes entraron y recorrieron impunemente Aragón al frente de una fantástica expedición, logrando llevarse a Zafadola y los suyos. Mujeres, hijos, alcaides, alguaciles y deudos, cargados con gran equipaje y riquezas, recorrieron tierras enemigas aragonesas sin que nadie entorpeciera el camino de Zafadola hacia su voluntario exilio, mientras en su fuero interno esperaba volver a reinar no sólo en Rueda sino también en Zaragoza, donde no le querían ni moros ni cristianos.
El espíritu aventurero de Zafadola le llevó a Extremadura, Toledo, Andalucía y Murcia, convirtiéndose en uno de los personajes más curiosos y legendarios de su tiempo.

Castillo de Rueda de Jalón

[Lasarte, José A., Urrea de Jalón..., págs. 43-44.]




  • Rueda de Jalón en Valdejalón



  • Poeta morisco:

    Mohamed Rabadan es, según algunas fuentes, el más importante poeta morisco. Era originario de Rueda de Jalón en la provincia de Zaragoza. Compuso su obra esencial hacia 1603, pero también realizo una biografía del profeta Mahoma según los escritos de Hassan al Basri. En la bibliothèque nationale de Paris se encuentra un original de su obra Discurso de la luz. (BNF Esp. 254).
    Se exilio a Túnez donde acabo sus días.

    Obras:

    · Discurso de la luz y descendencia y linaje claro de nuestro caudillo... y bien aventurado profeta Mohamad,
    · Historia del espanto del día del juicio según las aleyas y profecías del honrado Alcorán,
    · Calendario de las doce lunas del año y Los noventa y nueve nombres de Alláh.

    La pervivencia de Mohamed Rabadan en el exilio de Tunez:

    Varios testimonios demuestran el fuerte apego de los moriscos de Túnez a su lengua. Míkel de Epalza señala que, en 1722, un «moro andaluz (1)>> o por mejor decir aragonés, porque nos dijo que su padre era de Zaragoza. Y hablaba (2) español...» .
    Morgan, del Consulado Inglés de Argel, informa de que en una docena de pueblos tunecinos, a principios del siglo XVIII, no sólo se hablaba español, sino que incluso los más ancianos tenían la costumbre de recitar los poemas del poeta aragonés Muhamad Rabadán (3).


    Notas:

    (1) andalusí, gentilicio con que se denominaba a los moriscos emigrados.
    (2) M. de Epalza, "Nuevos documentos sobre nuevos descendientes de moriscos en Túnez en el siglo XVIII”,en Studia Historica et Philologica in honorem M. Batllori, Roma, 1984, 197-208.
    (3) Stanley. H. E. J., “The Poetry of Mohamed Rabadan, of Aragon”, en J.R.A.S., 1867, p. 1 y ss.

    http://www.pasapues.es/aragonesasi/libros/rabadan.php

    jueves, 9 de mayo de 2019

    LA RECONQUISTA DE MALUENDA, siglo XII


    2.56. LA RECONQUISTA DE MALUENDA (SIGLO XII. MALUENDA)

    A lo largo y ancho del valle del Ebro, algunas poblaciones como Belchite, por ejemplo, decidieron capitular sin lucha nada más caer Zaragoza en manos de Alfonso I el Batallador, pero no ocurrió así en otros núcleos importantes del reino moro sarakustí, como son los conocidos casos de Calatayud, Daroca o Tarazona que, dada la tenaz e importante resistencia que opusieron, tuvieron que ser tomadas por la fuerza de las armas.

    En efecto, el rey aragonés, crecido por el éxito logrado ante los imponentes muros de Zaragoza y auxiliado por varios caballeros franceses, como el conde Guillermo de Poitiers, se dirigió hacia Calatayud —amparada en su magnífico castillo y considerada como la auténtica llave del Jalón— y la sitió. Luego, una vez asegurado su cerco, partió inmediatamente siguiendo el curso del río Jiloca para tratar de salir al paso de los almorávides, quienes, por fin, se decidieron a socorrer a sus correligionarios del valle del Ebro, y a los que Alfonso I vencería en Cutanda en 1120.

    LA RECONQUISTA DE MALUENDA (SIGLO XII. MALUENDA)


    Pero el camino de los expedicionarios desde Calatayud a Daroca y Cutanda no fue nada fácil, puesto que cerca de la primera, en el lugar de Maluenda —donde se habían concentrado moros de otras poblaciones aledañas— tuvo lugar un encarnizado e inesperado combate campal en el límite con las casas del poblado, circunstancia que no sólo retrasó la expedición hacia su principal objetivo sino que, según la leyenda, originó importantes pérdidas humanas en la hueste de los cristianos aragoneses.

    restos, castillo, Maluenda
    Restos del Castillo de Maluenda, sitiado en el siglo X por Abderramán III.


    Aunque acabó saliendo victorioso Alfonso el Batallador de la contienda y la guarnición mora de Maluenda tuvo que entregar al fin las llaves (lo cual significaba un problema menos para Calatayud que seguía sitiada), una partida de soldados aragoneses tuvo que retrasarse del resto de expedicionarios para enterrar a sus muertos, asistir a los heridos y hacerse cargo de los
    prisioneros. Fue entonces cuando los canteros que formaban parte de la expedición labraron y erigieron la Cruz Blanca —todavía existente como testigo de aquel suceso— y la colocaron enhiesta en el mismo sitio en el que tuvo lugar la batalla, en conmemoración y recuerdo de quienes cayeron allí.
    [Recogida oralmente.]


    https://es.wikipedia.org/wiki/Maluenda

    Maluenda es un municipio español en la provincia de Zaragoza, perteneciente a la Comunidad de Calatayud, comunidad autónoma de Aragón. Tiene un área de 40,09 km² con una población de 989 habitantes (INE 2016) y una densidad de 26,94 hab/km².

    Maluenda está situada en el Sistema Ibérico a orillas del Jiloca a 581 msnm. Comprende una superficie de 4 037 hectáreas, de las cuales 400 son de regadío y 2 000 de secano, correspondiendo el resto al casco urbano y al monte público. Dista 9 km de la capital comarcal, Calatayud, y 90 km de Zaragoza.

    Límites:
    Noroeste: Paracuellos de Jiloca
    Norte: Paracuellos de Jiloca
    Noreste: Villalba de Perejil
    Oeste: Munébrega
    Este: Belmonte de Gracián
    Suroeste: Olvés
    Sur: Alarba

    Sureste: Velilla de Jiloca y Morata de Jiloca

    Aunque los orígenes de Maluenda no están completamente esclarecidos, se sabe que existió un asentamiento en la Edad de Bronce, situado en el cerro detrás del Castillo, en donde aún se perciben restos de muros y otras edificaciones. En él se han encontrado diversos materiales como molinos barquiformes, cerámicas de tipología diversa y utillaje lítico en sílex, hoy expuestos en el Museo arqueológico de Calatayud.

    En cuanto a época indígena, el hallazgo más notable es un tesoro de denarios ibéricos, junto a un número importante de denarios romanos republicanos que se fechan entre los años 90 y 79 a.C., por lo que su ocultación se relaciona con la Guerra de Sertorio, tan determinante en este territorio. Asimismo, hasta hace pocos años se conservaba un puente romano que permitía cruzar el río Jiloca.

    En la Edad Media Maluenda fue una importante plaza militar, como así lo atestiguan sus importantes restos fortificados, y el hecho de ser mencionada por fuentes árabes en las luchas de la Marca Superior contra el poder central de Córdoba. La fortaleza de la plaza existía ya en el siglo X, y es que, según el geógrafo al-Udri, el califa Abderramán III acampó ante los muros del castillo de Malonda, nombre con el que aparece nombrada la villa en documentos de la época. Ello sucedió en los años 933-934, durante la primera campaña de castigo contra el rebelde Muhammad al-Tuyibí de Zaragoza, y luego en (937), cuando la fortaleza, defendida por el propio al-Tuyibí, fue definitivamente ocupada por los ejército califales.

    En 1120, Maluenda fue reconquistada para los reinos cristianos por Alfonso I el Batallador y en 1255 pudo ser el escenario de una reunión secreta mantenida entre Jaime I de Aragón y Enrique de Castilla —hermano de Alfonso X el Sabio—, narrada en el Libro de las tres razones del Infante Don Juan Manuel. Posteriormente, en la Guerra de los dos Pedros, desempeñó un importante papel en la defensa del corredor del Jiloca, entre Daroca y Calatayud.​ Tropas castellanas se apoderaron del castillo en 1363. En Maluenda se encontraba el Archivo de la Comunidad de aldeas de Calatayud que en el día de hoy aún no se ha localizado.

    Ya en el siglo XIX, el historiador Pascual Madoz, en su Diccionario geográfico-estadístico-histórico de España de 1845, describe a Maluenda en los términos siguientes: «Tiene 150 casas de mala fábrica y 100 cuevas de peor calidad, que se distribuyen en calles estrechas y 2 plazas; casa de ayuntamiento; escuela de niños». Menciona también la existencia de tres iglesias parroquiales: la de la Asunción de Nuestra Señora, la de San Miguel y la de las Santas Justa y Rufina, así como seis ermitas. Refiere que «Los vecinos se surten para sus usos de las aguas del río Jiloca, de buena calidad» y resalta la producción de trigo, cebada, vino, cáñamo, legumbres y hortalizas, indicando que había «1 fábrica de papel de estraza, batanes, tintes y 2 molinos harineros».

    El Castillo, actualmente en ruinas, es una de las pocas fortalezas auténticamente musulmanas de tapial. De acuerdo a La Chanson de Roland, cuando Carlomagno organizó su marcha contra Zaragoza, era Blancandrín su alcaide, lo que indica que fue una de las primeras fortalezas construidas por los musulmanes en Al-Andalus.

    La fortaleza se alza sobre una pelada muela oblonga desde donde se domina el pueblo. Tiene planta alargada, cuyo eje mayor era de unos 80 m, adaptada a la cumbre del monte. Consta de dos torreones y un recinto amurallado, parcialmente conservado en el lado orientado hacia la población, pero prácticamente desaparecido en el lado opuesto. Los torreones se sitúan en el lado oeste, son rectangulares y de gran volumen.

    http://www.castillodemaluenda.com/vinos/index.php



    miércoles, 8 de mayo de 2019

    LA CAÑADA DE LA CELADA, siglo XII, Cutanda

    2.54. LA CAÑADA DE LA CELADA (SIGLO XII. CUTANDA)

    Tras más de cuatro siglos de espera, el rey aragonés Alfonso I el Batallador acababa de reconquistar para los cristianos la ciudad de Zaragoza, que era la llave de todo el valle del Ebro. No obstante, su posesión todavía no estaba asegurada, pues cabía pensar una lógica reacción de los almorávides que, en efecto, no se dilató mucho, tras reunir un importante contingente de hombres y animales en al-Andalus.



    Alertado del imponente ejército almorávide que se avecinaba desde Levante, el rey Alfonso I preparó de manera concienzuda la batalla que se presumía definitiva, de modo que ordenó a sus vigías y ojeadores que localizaran posibles escenarios favorables. Luego, en su tienda de campaña, rodeado por todos sus capitanes, el rey eligió de entre los lugares seleccionados una cañada —un valle estrecho pero poco empinado— que estaba cerca de la población de Cutanda, zona muy apropiada para poner tropas en celada, es decir, ocultas y amparadas por el terreno.
    Una vez que se aseguró de que no había espías enemigos que pudieran descubrir su táctica, dirigió y concentró en la cañada elegida a sus huestes, ordenando destacar en dirección a la marcha de los almorávides algunas partidas poco numerosas de hombres armados. Cuando estos grupos fueron avistados por los moros, simularon que rehuían la lucha por miedo, y fueron retrocediendo hacia la «cañada de la celada».

    Al-Tamín, el jefe almorávide, se cebó en aquellas partidas a las que trató de perseguir y, sin darse cuenta de la estratagema del Batallador, se encontró con la sorpresa que ni esperaba ni deseaba. La celada urdida en la cañada había dado su fruto y el lugar quedó sembrado de cadáveres, restos de los cuales se pueden descubrir todavía hoy.

    Aparte del significado moral y de las consecuencias que la victoria tuvo para la seguridad de las tierras que Alfonso I había reconquistado, incluida Zaragoza, el botín tomado al enemigo fue impresionante, destacando más de dos mil camellos.
    [Esteban, Rafael, Estudio histórico-político..., págs. 43-44.]


    Cutanda es una localidad española perteneciente al municipio de Calamocha, en el Jiloca, provincia de Teruel, Aragón. Está situada a 1059 msnm y a una distancia de 83 km de Teruel. Su población era de 187 habitantes en el censo de 1990, 76 en el 2011.

    Solo pasa un río cerca de este municipio en época de lluvias o cuando hay riadas (por lo general su cauce sirve de sendero), por lo tanto el cultivo de secano es su principal fuente de ingresos. De esta localidad era originario el edil del PP Gregorio Ordóñez, asesinado por ETA. Su padre era natural de Cutanda.

    Por este pueblo pasa la ruta del Cid.

    Cutanda se encuentra a 14 km al levante de Calamocha, y su castillo, conocido por la victoria de Alfonso I (1120), estuvo bajo varios tenentes y perteneció a aquella marca que gobernaban los señores de Belchite. A fines del siglo XIII se inició el señorío de la mitra de Zaragoza, que duró siglos. El castillo fue atacado por los castellanos en 1445, y todavía estaba en servicio en 1839, aunque no lo asaltaron los carlistas, pero se derruyó después de la segunda guerra carlista. Sus ruinas yacen sobre un otero próximo al pueblo y se reducen a un muro de 12 metros de longitud y 2 de espesor, recubierto de sillería, en cuya cara interna conserva restos de una bóveda de crucería, y sería la capilla o una sala, al parecer, de buena arquitectura. Andrés y Valero cita obras realizadas en 1243, 1500 y 1554, éstas, según el manuscrito de Espés, se referían a terminar aposentos, escalera, chimenea, etc. Los arzobispos lo destinaban a cárcel y depósito de cobros. Sería pues, una de las muchas obras que acometió el arzobispo Hernando de Aragón.

    A diferencia de otros lugares de alrededor, la villa de Cutanda no formó parte de la Comunidad de Daroca.


    La Batalla de Cutanda:

    Tras la conquista de Zaragoza (por parte de Alfonso I), los Almorávides al mando de Ibrahim ibn Yuüsuf organizaron un gran ejército que frenara los avances de Alfonso I. La batalla favorable al rey aragonés (ayudado por Guillermo IX, duque de Aquitania), se dio el 17 de junio de 1120 en los campos de Cutanda, cerca de Calamocha. Así pudo el batallador consolidar sus conquistas, ocupando Calatayud, Daroca, alto Jalón y la orilla derecha del Ebro.

    En el siglo XIV aún se decía: “Peor fue que la de Cutanda”.

    En invierno tiene unas temperaturas muy frías, sin embargo en verano el calor es sofocante.




    https://es.wikipedia.org/wiki/Guillermo_de_Poitiers

    Guillermo de Poitiers —en occitano, Guilhem de Peiteus—, conocido también como Guillermo IX de Aquitania o Guillermo el Trovador —en francés, Guillaume le Troubadour— (22 de octubre de 1071-Poitiers, 10 de febrero de 1126), fue un noble francés, noveno duque de Aquitania, séptimo conde de Poitiers y primero de los trovadores en lengua provenzal del que se tiene noticia.

    Nació en 1071, hijo de Guillermo VIII de Aquitania y de su tercera esposa, Audéarde de Borgoña, hija del duque Roberto I de Borgoña. Cuando falleció su padre en 1086, heredó unos dominios más extensos que los del propio rey de Francia, de quien era nominalmente vasallo. En los años 1101 y 1102, participó tardíamente en la primera cruzada tras la caída de Jerusalén. Sostuvo varias guerras contra los condes de Tolosa. Fue excomulgado en dos ocasiones, una de ellas por abandonar a su esposa legítima y arrebatarle a la fuerza la mujer a su vasallo el vizconde de Châtellerault. Entre 1120 y 1123 combatió junto a Alfonso I el Batallador, su concuñado, para intentar arrebatar a los musulmanes el reino de Valencia.

    La vinculación de Guillermo el Trovador y Alfonso el Batallador es doble. De una parte, Inés de Aquitania —hermana de Guillermo el Trovador— casó con Pedro I de Aragón, el cual falleció sin descendencia masculina, heredando sus reinos su hermano Alfonso el Batallador. De otra, porque a la muerte del Batallador, que falleció sin descendencia, heredó sus reinos su hermano Ramiro II el Monje, el cual casó con Inés de Poitou, hija de Guillermo el Trovador. De ahí que el Trovador resultara cuñado de Pedro I de Aragón y concuñado de sus hermanos, Alfonso el Batallador y Ramiro el Monje.

    De su matrimonio con Felipa de Tolosa tuvo los siguientes hijos:

    Inés de Poitou (c. 1105-c. 1159), esposa de Aimar de Thouars y de Ramiro II de AragónGuillermo X de Poitiers (1099-1137), último duque de AquitaniaRaimundo de Poitiers (c. 1115-1149), por su matrimonio con Constanza, príncipe consorte de Antioquía.

    Guillermo de Poitiers es el primer poeta de nombre conocido en las literaturas románicas. Se conservan 11 poemas suyos, en que la temática amorosa es tratada a veces con gran crudeza: se autodenominaba «trichador de dòmnas», alardeaba de sus proezas sexuales y muchos de sus poemas están dedicados a su amante, Maubergeonne, a la que llama la Peligrosa. En otra composición, pide a sus caballeros que le ayuden a escoger caballo:

    Caballeros, aconsejadme en esta duda:
    —nunca escoger me fue tan difícil—:
    No sé si quedarme con [la dama] Agnes o con [la dama] Arsen.


    En otros poemas, muestra una sensibilidad enteramente diferente:
    folhon li bosc e li auzel
    chanton chascus en lor lati
    segon lo vers del novel chan:
    adonc esta ben qu'om s'aizi
    d'aisso dont om a plus talan.

    Con la dulzura de la primavera
    bullen los bosques y los pájaros cantan
    cada uno en su latín
    según el ritmo del nuevo canto:
    así conviene que cada uno se regocije
    en lo que más desea.

    En chapurriau de Beseit:

    En la dolsó del nou tems
    lo bosque se cubrix de fulles y piulen los muixons,
    canten cadaú en lo seu latín
    segons lo vers del nou can:
    aixina que está be que chalem
    en lo que mes mos agrade.

    Acogió en su corte al bardo galés Blédri ap Davidor, quien introdujo en las literaturas románicas la leyenda celta de Tristán e Isolda.