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domingo, 21 de junio de 2020

221. EL NACIMIENTO DE UN MUDÉJAR, Graus

221. EL NACIMIENTO DE UN MUDÉJAR (SIGLO XI. GRAUS)

221. EL NACIMIENTO DE UN MUDÉJAR (SIGLO XI. GRAUS)


A pesar de la muerte del rey Ramiro I en pleno asedio de Graus, los cristianos consiguieron rehacerse del drama que tal desgracia supuso y terminaron por forzar las defensas de la villa, que tuvo que rendirse. Tras el estruendo de las armas, como en tantos otros lugares, se impuso la negociación entre vencedores y vencidos, pactando o imponiendo, según los casos, las condiciones de la transferencia del poder. Gracias a estas negociaciones, buena parte de los moros vencidos optaron por permanecer en los pueblos donde habían nacido.

Cuando Graus pasó a manos cristianas, los aragoneses permitieron que el antiguo alcaide moro permaneciera en la tierra que tanto amaba, aunque con dos condiciones: que accediera al bautismo su hija Zoraida y que ambos vivieran extramuros de la villa. Amaba tanto a su pueblo, en el que deseaba seguir viviendo, que el ex-alcaide transigió. Así fue cómo la joven pasó a ser Marieta y el antiguo alcaide acondicionó y se instaló en una cueva cercana.

Vivía el antiguo alcaide de un pequeño huerto, de unas cuantas cabras y del trabajo de la forja y talla de la madera que dominaba a la perfección. Al cabo de dos años, le permitieron los grausinos que entrara en la población, donde no sólo vendía el fruto de su trabajo, sino que enseñaba tales artes a los cristianos. Él era respetado y querido por moros y cristianos y de la muchacha no había zagal grausino que no estuviera enamorado de ella. 

Cuando las campanas de la iglesia tocaban a retiro cada tarde, padre e hija cruzaban la puerta de la muralla y se retiraban a su cueva.

Un invierno extremadamente frío, una intensa nevada y hielos persistentes hicieron intransitable el camino de la cueva al pueblo. Cuando amainó el tiempo y después de tres días de bonanza, los grausinos echaron en falta a padre e hija y decidieron ir a la cueva. Nadie había en ella, así es que recorrieron todos los rincones, hasta que encontraron los cuerpos helados de ambos al pie del torreón de la Peña del Morral, con la mirada puesta en el pueblo y una amplia sonrisa en la cara.

La muerte del antiguo alcaide moro y de su hija Zoraida, Marieta para todos, consternó a los grausinos, que todavía les recuerdan.

[De Fierro, Lucián, «La Coba los Moros», Programa de las Fiestas. Graus, 1985.]


El Llibré de Graus. Disponible para la venta y consulta de ediciones desde 1970. El Llibré es el tradicional libro de las fiestas de Graus, en honor al Santo Cristo y a San Vicente Ferrer, y declaradas de Interés Turístico Nacional en 1973. En estos libros o llibrés se encuentran los respectivos programas de fiestas, escritos en grausino, artículos diversos, relatos cortos, poemas, publicidad, las fotografías de los repatanes, etc.

domingo, 14 de junio de 2020

192. LA PIEDRA HORADADA POR EL AMOR


192. LA PIEDRA HORADADA POR EL AMOR (SIGLO X. ALBARRACÍN)

En el tiempo en el que Albarracín era gobernada por Abú Meruán, de la familia de los Abenracín, se escribió en sus sierras una de las más bellas historias de amor que se conocen. Ocurrió que el menor de los hijos de Abú Meruán, jinete ágil y conocedor como nadie del terreno, acostumbraba a recorrer las montañas del señorío, lo que le condujo a Cella, donde el alcaide del castillo solía recibirle hospitalariamente. Fruto de estas visitas fue el amor que el joven Abenracín comenzó a sentir por Zaida, hija única del alcaide, amor que pronto se vio correspondido.

Pero aquel sueño era imposible, pues el señor de Cella tenía proyectos mejores para su hija, a quien pensaba desposar con un emir de al-Andalus, más rico y más poderoso que Abú Meruán. Este, a quien el alcaide le debía vasallaje, apenado por el dolor de los jóvenes enamorados, envió una embajada al padre de la hermosa Zaida.
La comitiva, cargada de regalos, fue recibida con cortesía en el castillo de Cella. Pero a la hora de tratar del enlace, el alcaide manifestó que Zaida ya estaba comprometida. Los embajadores no desistieron, temerosos de la reacción de Abú Meruán, reacción que también temía el alcaide. Por eso puso una condición que creyó imposible que pudiera ser cumplida y, por otro lado, le dejaría las manos libres, quedando a salvo su integridad. Prometió acceder al matrimonio cuando las aguas del Guadalaviar regaran los campos de Cella. Los embajadores deliberaron y, tras pensar cómo hacer realidad tan extraña solicitud, pidieron un plazo para poder acometer el prodigio, plazo que se cifró en cinco años.
Cientos de hombres trabajaron noche y día horadando la montaña que separa el Guadalaviar de los llanos entonces sedientos de Cella. Poco a poco, por las entrañas de la tierra, un acueducto —que el Cid admiraría años más tarde y que todavía hoy es testimonio de aquel amor— lanzaría el agua clara del río encajonado a los campos abiertos de la llanada. Faltaban muy pocos días para cumplirse el plazo marcado y el agua llegó a Cella.
El joven Abenracín y Zaida, la bella morica de Cella, pudieron cabalgar juntos entre los trigales nuevos de su amor.
[Tomás Laguía, César, «Leyendas y tradiciones...», Teruel, 12 (1954), 127-129.]

domingo, 12 de mayo de 2019

LA RECONQUISTA DE CAMAÑAS


2.67. LA RECONQUISTA DE CAMAÑAS (SIGLO XII. CAMAÑAS)

Entre el alcaide moro de Camañas y el conde cristiano de Alfambra existía una enconada rivalidad como jefes de poblaciones fronterizas y enemigas que eran. Pero en casa del señor de Alfambra se hablaba tanto del alcaide sarraceno que la mujer de aquél acabó enamorándose a distancia de éste hasta tal extremo que logró convenir una cita secreta para verse a solas.
Aceptó el encuentro Yusuf, que sabía de las dotes y belleza de la condesa, e ideó de qué manera podría unirse a ella sin levantar las sospechas de don Rodrigo, su enemigo. De ahí que hiciera preparar a su hechicero un brebaje que, horas después de ser ingerido, la mantendría como muerta durante ocho días, tiempo suficiente para que el de Alfambra se hiciera a la idea de su desaparición.
El alcaide moro y la dama cristiana mantuvieron la cita convenida, se declararon mutuo amor y decidieron poner en práctica el plan ideado por aquél. Así es que se amaron, tomó la pócima la enamorada y luego recorrió con sigilo los escasos kilómetros que separan a ambas poblaciones.
«Murió» la condesa en su propia casa como estaba previsto, pero el calor no huía de su cuerpo. Don Rodrigo, dubitativo, vertió plomo caliente en la mano de su mujer, que quedó perforada, pero su cuerpo no se movió. No cabía duda, pues: estaba muerta y fue enterrada entre sollozos.
Desenterrada por los hombres de Yusuf y «resucitada», se hizo pasar por una mujer venida de lejos, y se convirtió en la señora de Camañas. Mas con el tiempo, un mendigo la identificó por la mano horadada y dio aviso a don Rodrigo, quien, disfrazado también de pordiosero, se presentó en su casa, reconociéndose mutuamente, si bien le aseguró ella que estaba allí forzada.

Llegó entre tanto Yusuf y la dama escondió a su ex marido en un arca. Le preguntó al alcaide cuánto daría por apresar a don Rodrigo y al decirle que la mitad de sus bienes, la mujer levantó la cubierta del arca e intentó entregar a don Rodrigo, pero éste hizo sonar una flauta que llevaba escondida y al momento sus hombres, que estaban ocultos, atacaron y vencieron a los desprevenidos moros. De esta manera Camañas acababa de ser reconquistada, mientras Yusuf y su enamorada eran quemados vivos en Sierra Palomera.
[Lázaro Polo, Francisco, El bardo de la memoria..., págs. 195-197.]





Camañas es un municipio de la provincia de Teruel, perteneciente a la Comarca de Comunidad de Teruel, en la Comunidad Autónoma de Aragón, España. Tiene una población de 124 habitantes (INE 2018).

LA RECONQUISTA DE CAMAÑAS (SIGLO XII. CAMAÑAS)


Profesor e historiador de la literatura, natural de Caminreal.

Publicaciones. Monográficos

  • El bardo de la memoria  : historias y leyendas turolenses / Francisco Lázaro Polo. Teruel, Diputación Provincial, D.L. 1992; 205 p.:il.;18 cm
  • Cervantes y Teruel / Francisco Lázaro Polo. Teruel, Caja Rural de Teruel, 2005; 38 p.:il.;21 cm
  • Crónica del Teruel extraño / Francisco Lázaro Polo. Zaragoza, Ibercaja, 1999; 253 p.:il.;24 cm
  • Cuéntame El Cid en Teruel / Francisco Lázaro Polo. Teruel, Aragón Vivo, 2007; 79 p.:il.;23 x 25 cm
  • Personajes turolenses / Francisco Lázaro Polo ; dibujos, Mª Carmen Muñoz Ferrer. Teruel, Caja Rural de Teruel, 1997; 142 p.:il.;21 cm
  • Teruel y la literatura / Francisco Lázaro Polo. Teruel, Aragón Vivo, 2003; 256 p.;21 cm

Publicaciones. Artículos

  • "El Cantar de mio Cid y Teruel", Turia, 83, 2007, p. 379-403.
  • "Los poetas de Monreal", en Historia de Monreal del Campo, Monreal, 2006, p. 295-302 [Texto completo]
  • ``Ecos literarios del valle´´. Calamocha, Xiloca, 32, 2004, pág. 077-094 [Texto completo]
  • "Ecos literarios del valle", en Comarca del Jiloca, Zaragoza, Gobierno de Aragón, 2003, p. 177-192 [Texto completo]
  • ``Por los caminos literarios de El Cid Campeador´´. Calamocha, Xiloca, 25, 2000, pág. 173-188 [Texto completo]
  • ``Introducción a la literatura turolense´´. Calamocha, Xiloca, 20, 1997, pág. 257-283 [Texto completo]
  • ``Dos motivos significativos del Caminreal contemporáneo: el escudo y el ferrocarril´´. Calamocha, Xiloca, 08, 1991, pág. 063-070 [Texto completo]
  • `Notas aproximativas al dance de Caminreal´´. Calamocha, Cuadernos del baile San Roque, 03, 1990, pág. 095-105 [Texto completo]
  • ``Assi fera lo de Siloca, que es del otra part: alusiones épicas a nuestra comarca en el cantar del Mio Cid.´´. Calamocha, Xiloca, 05, 1990, pág. 091-100 [Texto completo]
  • ``Algunas notas sobre la historia, el folklore y el habla de Caminreal (Teruel)´´. Calamocha, Xiloca, 02, 1988, pág. 151-171 [Texto completo]

Bibliografía

  • Barreiro, Javier (2010): Diccionario de autores aragoneses contemporáneos, 1885-2005. Zaragoza, Diputación Provincial.

miércoles, 22 de mayo de 2019

LA RECONQUISTA DE MORÉS


2.75. LA RECONQUISTA DE MORÉS (SIGLO XIII. MORÉS)



Jaime I el Conquistador, rey de Aragón —según la tradición, pues no puede ser de otra manera—, decidió sitiar varias localidades musulmanas de las que festonean la ribera del río Jalón. Todas ellas se resistieron a las armas cristianas, aunque finalmente fueron cayendo una tras otra.
En el caso de Morés, el rey aragonés, que había sido capaz de conquistar la populosa ciudad de Valencia, se encontró con una tenaz resistencia, impropia de población tan pequeña y desvalida. El alcaide sarraceno había organizado de tal manera su defensa que el sitio al que le sometían las tropas cristianas se prolongó durante varios meses.
Ante tales dificultades, Jaime I puso en práctica una estratagema que le había dado excelentes resultados en ocasiones similares: desmoralizar a los sitiados, a los que creía al límite de sus fuerzas. Dominando el río como dominaba, pensó que los habitantes musulmanes de Morés apenas tendrían agua para beber, por lo que envió al alcaide unas ánforas llenas de agua, creyendo que no la podrían tomar del Jalón, y que la fuente, dado el rigor del caluroso verano que padecían, estaba seca, tal como le habían indicado sus espías.

Aún no habían transcurrido dos horas cuando el alcaide moro envió al campamento cristiano una comitiva, encabezada por una bandera blanca, para agradecerle el presente y entregarle, por su parte, varias cestas chorreando agua por entre sus mimbres, repletas de peces recién pescados.
Regresaron a Morés los embajadores. Su orgullo y honor seguían intactos, aunque no tanto sus despensas, tal como sospechaba el rey cristiano. Éste siguió esperando, acampado con sus tropas a la vera del río, no dejando entrar ni salir a nadie de la población. La huerta y los caminos por donde podían llegar los socorros necesarios para la subsistencia eran suyos. Al final, se impuso la capitulación con honor, resaltando Jaime I, en el momento de la entrega de las llaves, la entereza y el ingenio del alcaide y sus súbditos. No obstante, nunca llegó a saber cómo habían burlado los habitantes de Morés la vigilancia que les permitió beber agua y comer peces durante el largo asedio.
[Una coplilla alusiva recuerda todavía hoy tan fantástico hecho:
«¡Ay, Morés, el de los peces...!
Te quisieron conquistar
con ánforas de agua fresca
para tu sed apagar,
y les devolviste cestas
después de ir a pescar».]
[Sebastián, F., Morés. Fiestas de San Félix. Programa de Fiestas, 1982.]


https://es.wikipedia.org/wiki/Mor%C3%A9s

Morés es una localidad y municipio español de la provincia de Zaragoza, comunidad autónoma de Aragón.

Morés se localiza en pleno sistema Ibérico zaragozano, bajo las faldas de la sierra de su mismo nombre.

Junto al casco urbano, sobre un altozano, se encuentran los restos del castillo, catalogado como Bien de interés cultural en su categoría de zona arqueológica. Cerca de Morés se encuentra el antiguo poblado celtíbero de Morkes.

En el término municipal se encuentra la localidad de Purroy.

Entre sus hijos ilustres cabe destacar a Josef Delgado y Villalba, que vivió durante los siglos XVII y XVIII. Fue canónigo magistral de la catedral de Albarracín. Y sobre todo a Faustino Sancho y Gil (Morés 1850, Épila 1896). Destacado político, escritor de memorias y biografías y culto orador, fue diputado provincial y diputado a Cortes por Tarazona, presidente del Ateneo de Zaragoza, individuo de varias academias y por dos veces presidente de los Juegos Florales de Calatayud.

San Félix 30 de Mayo. Fiestas mayores con actos religiosos y profanos como charangas, orquestas nocturnas, espectáculos taurinos (estos de gran popularidad, hasta el Che Guevara estuvo una vez).

San Félix 30 de Mayo, Morés, Zaragoza


Virgen del Rosario. Primer domingo de octubre. Un fin de semana con actos religiosos y profanos.

http://todomores.blogspot.com/2008/03/mores-un-poco-de-su-historia_1139.html

https://www.brujulea.net/lugares-mores

https://issuu.com/sabinius/docs/notas_historia_revisada_tobajas_201






jueves, 21 de noviembre de 2019

MIGUEL DE BERNABÉ, EN EL SITIO DE DAROCA


175. MIGUEL DE BERNABÉ, EN EL SITIO DE DAROCA (SIGLO XIV. DAROCA)

Los ejércitos castellanos de Pedro el Cruel habían tomado y sobrepasado ya Calatayud y amenazaban toda la ribera del Jiloca. Las tropas aragonesas se veían impotentes y las poblaciones del valle se aprestaron a su defensa, entre ellas Daroca: se abrieron fosos, se repararon muros, se levantaron parapetos... Al anuncio del peligro, muchos fueron los caballeros aragoneses que acudieron al castillo darocense, a cuyo frente está su alcaide, Pedro Gilbert. Destacaba entre todos uno que ocultaba su rostro con la visera y llevaba sobre el casco un águila blanca. Nadie, excepto el alcaide, sabía cómo se llamaba ni quién era.

ocultaba su rostro con la visera y llevaba sobre el casco un águila blanc


Las tropas castellanas avistaban ya Daroca y la lucha fratricida entablada fue cruel como pocas. Los asaltos se sucedían uno tras otro y sólo al caer la noche se detenía la batalla para dar sepultura a los numerosos muertos. Fue entonces cuando, desde el muro darocense, cayó a los pies del rey castellano un cartel retador, en el que un hombre que se firmaba «El Almogávar» retaba al caballero castellano de la pluma verde por llevar el lema «Por encima de Aragón». Aceptó éste el reto y el duelo tuvo lugar. «El Almogávar», que no era otro que el caballero del águila blanca, acabó vencedor y el rey castellano, enfurecido, mandó a sus hombres que lo persiguieran, aunque logró escapar.

Todavía no había amanecido cuando se reinició el ataque castellano con mayor ímpetu. Poco a poco se aproximaban las máquinas con las que irremediablemente se abriría el muro, mas cuando la primera de ellas estuvo próxima, el caballero del águila blanca, descolgándose por el muro con un caldero lleno de materias inflamables, lo vertió sobre la máquina y le prendió fuego. La ciudad estaba salvada.

Ante la imposibilidad de tomar el castillo darocense y vistos los estragos que le ocasionaban sus defensores, Pedro I, muy airado, decidió levantar el cerco e ir a Báguena, donde también se había marchado el caballero del águila blanca.

Ante los muros de Báguena, los esfuerzos del rey castellano fueron denodados, destacando en su defensa su alcaide, Miguel de Bernabé, que no era otro que el caballero del águila blanca. El ataque fue tan duro que, falto de ayuda, el alcaide decidió incendiar el castillo antes que entregar sus llaves, muriendo abrasado con sus defensores.



domingo, 21 de junio de 2020

218. LOS MOZÁRABES DE PERALTA DE LA SAL


6. RELACIONES ENTRE CRISTIANOS Y MUSULMANES

6.1. RELACIONES AMISTOSAS

218. LOS MOZÁRABES DE PERALTA DE LA SAL (SIGLO VIII. PERALTA DE LA SAL).

218. LOS MOZÁRABES DE PERALTA DE LA SAL (SIGLO VIII. PERALTA DE LA SAL).


La conquista musulmana del siglo VIII, que fue muy rápida, no sólo tuvo lugar en la parte llana del valle que riega el Ebro, sino que se extendió por todo el Somontano y por buena parte de los profundos y estrechos valles pirenaicos. El pueblo de Peralta de la Sal no fue, por lo tanto, una excepción y cayó pronto en manos agarenas. La nueva administración de los moros borró a la anterior, y quienes permanecieron fieles a la religión cristiana pasaron a estar en una situación de inferioridad, aunque muchos de ellos permanecieron en sus pueblos, como también ocurrió en Peralta: eran los mozárabes.

Cuando los moros ocuparon Peralta de la Sal, el nuevo alcaide —quizás sin tener conocimiento de ello sus superiores— permitió que los mozárabes de la población siguieran venerando a una imagen de la Virgen por la que, desde antiguo, éstos sentían una especial predilección, aunque de todos es sabido que la religión islámica contempla la devoción mariana como un culto idolátrico y rechazable. Pero era tanta y tan extendida la fama que aquella imagen de Nuestra Señora tenía en la comarca de ayudar a los desamparados y de obrar milagros con los enfermos que el alcaide, sin duda un hombre con fina sensibilidad, sintió respeto y consintió que se conservara.

En lugar, pues, de hacer quemar la imagen que era de madera como ocurriera en tantos otros lugares, permitió que siguiera en su ermita, situada en las afueras del pueblo, y que los cristianos rezaran libremente ante ella. Pero no es sólo eso, con ser mucho, sino que era por todos conocido que cada vez que su esposa caía enferma hacía llevar la imagen a la fortaleza, pues solía servirle de consuelo, como si de una cristiana más se tratara. Se dice que incluso el alcaide acudía en alguna ocasión ante la imagen para pedir por la salud de su mujer. Esta es, sin duda, la razón por la que hoy se le conoce con el nombre de Nuestra Señora de la Mora.

No cabe duda de que los mozárabes de Peralta de la Sal, gracias a la sensibilidad del alcaide moro, vieron mitigado así el dolor que sentían en esos primeros momentos al verse sometidos al invasor.

[Moner, Joaquín M., Historia de Ribagorza, II, págs. 177-178. Sánchez Pérez, José A., El culto mariano en España, pág. 282.]


domingo, 24 de noviembre de 2019

LA GUARDIA DEL CASTILLO DE LA FRESNEDA

185. LA GUARDIA DEL CASTILLO DE LA FRESNEDA (SIGLO XIV-XV. LA FRESNEDA)

LA GUARDIA DEL CASTILLO DE LA FRESNEDA (SIGLO XIV-XV. LA FRESNEDA)


El alcaide del castillo de La Fresneda se vanagloriaba de tener la fortaleza mejor custodiada existente, extremando las medidas de seguridad hasta límites inimaginables. Una de las muchas precauciones adoptadas consistía en que cada centinela nocturno debía llevar una antorcha encendida mientras vigilaba o hacía su ronda, con lo cual trataba de disuadir a cualquier enemigo, pues el castillo era un ir y venir constante de luces y resplandores.

Por otro lado, presumía el alcaide de contar entre sus hombres con el mejor y más certero arquero no sólo del reino sino de toda la Corona de Aragón, habilidad que había demostrado en cuantas ocasiones se le puso a prueba en pugna con otros afamados arqueros. Lo cierto es que desde cualquier parte del castillo podía dirigir y clavar sus flechas en el lugar preciso sin posibilidad alguna de error.

Era tarea obligada del arquero apagar cada noche con sus flechas las antorchas de todos y cada uno de los vigías, disparando su arco desde lo alto de la torre del homenaje.

No obstante, una noche, un vigía que tenía cita convenida con su amada abandonó su puesto y, por lo tanto, su antorcha estaba apagada, justamente la noche en la que la hija del castellán, que estaba enamorada secretamente del guardián ausente, fue a buscarle a su puesto para declararle su amor y, naturalmente, no lo encontró, decidiendo esperarle pensando que tendría razones para el abandono.

Dejó a su amante en las cercanías y regresó el desertor presuroso al lugar de su vela, con el tiempo justo para ocupar su puesto y encender nerviosa y precipitadamente su antorcha, momento en que descubrió junto a él a la hija del castellán que le estaba esperando. No tuvo tiempo de reaccionar y el presagio que relampagueó en su mente se cumplió.

En efecto, la flecha que había de apagar su antorcha recién encendida volaba ya rauda por el aire y fue a clavarse en el corazón de la muchacha. Hay quien dice que no fue fallo del arquero, el único que se le recuerda, sino que acertó a disparar a lo que más brillaba, el corazón encendido por el amor de la hija del alcaide.

[Yanguas Hernández, Salustiano, Cuentos y relatos aragoneses, págs. 108-110.]

domingo, 21 de junio de 2020

219. LOS AMORES IMPOSIBLES DE ZOMA Y MARÍA, Daroca


219. LOS AMORES IMPOSIBLES DE ZOMA Y MARÍA (SIGLO VIII. DAROCA)

219. LOS AMORES IMPOSIBLES DE ZOMA Y MARÍA (SIGLO VIII. DAROCA)
Foto: Julio E. Foster


Conquistada Daroca por Tarik, uno de sus primeros alcaides fue Zoma, al que se le recuerda tanto por la torre de la mezquita que mandara edificar como por sus amores imposibles con la cristiana María. En efecto, cuando un día caminaba Zoma hacia la mezquita, se cruzó en la calle con una muchacha que iba a por agua. A partir de ese momento fue incapaz de orar con recogimiento ni de dormir con sosiego, pensando en la muchacha del ánfora. Al día siguiente, Zoma contó al santón Abú-Amer la promesa que hiciera de edificar una mezquita si Mahoma le concedía la fortuna de hallar una mujer hermosa con la que desposarse, hablándole del encuentro del día anterior y el sueño subsiguiente, en el que el ángel Azrael le presentaba a la joven a la par que unos genios del arte construían una pequeña pero hermosa mezquita.

El santón preguntó a Zoma si la joven era mora o nazarena, contestando éste que cristiana, lo cual dificultaba la posible unión, máxime siendo él la primera autoridad musulmana. No se arredró el alcaide y, confiando en que la podría convencer para que renunciara a su religión, comenzó a edificar la mezquita, que pronto estuvo finalizada junto a su bello minarete. Entre tanto, Zoma y María, sin que jamás mediaran palabra, buscaban todos los días el encuentro fugaz de la calle de la Gragera (Grajera), aunque sabían ambos cuantas cosas les separaban.

Todo continuó así hasta que un día un joven cristiano fue denunciado ante el alcaide de maldecir contra Mahoma. Si era verdad, significaba su condena de muerte, a pesar del levantamiento de la población mozárabe en su favor. El destino quiso que el presunto condenado fuera hermano de María, la joven enamorada de Zoma.

La muchacha, por salvar a su hermano, solicitó audiencia al alcaide, que desconocía el parentesco. Los enamorados se hablaban por primera vez. Zoma prometió a la joven salvar a su hermano si ésta accedía a ser su sultana favorita. La negativa significaba la condena, como así fue. No obstante, María le dijo a Zoma que si él se convertía al cristianismo sería su esposa. A pesar del amor, no podía haber acuerdo. La religión les separaba... Pero cuando María descendía llorosa por la escalinata del palacio, Zoma, que no podía resistir la pena de su amada, la llamó: «No llores más, tu hermano será salvo». Y María, agradecida y enamorada a la vez, cayó en sus brazos.

[Beltrán, José, Tradiciones y leyendas de Daroca, págs. 48-54.]


Nombrada Colegial en el año 1377, es Basílica desde 1890. Su primitiva fábrica fue románica, pero se amplió y remodeló en repetidas ocasiones durante la época gótica, rehaciéndose casi por completo, a la vez que se cambiaba la orientación de su cabecera a fines del siglo XVI. La iglesia actual se hizo entre 1585 y 1592, según trazas renacentistas, pero con tradición gótica y fue su constructor Juan Marrón. La puerta principal es obra de 1603, realizada por los canteros Laroza, Pontones y Aguilera. Es una iglesia de tipo de salón, de tres naves con capillas entre los contrafuertes y cabecera con coro; igualmente se hizo un baldaquino a imitación del que se halla en el Vaticano. El grupo de la Anunciación fue esculpido por el zaragozano Francisco Franco en 1682. El coro y órgano pertenecen a la antigua iglesia y son obra del siglo XV. Este órgano está considerado como de los mejores de España y en él fue maestro el célebre Pablo Bruna. Del edificio románico -posiblemente construido sobre la Mezquita Mayor de Daroca una vez reconquistada la ciudad por Alfonso I en 1120- sólo se conserva el ábside orientado hacia el este, una ventana del crucero y la moldura con ajedrezado del primitivo lado del Evangelio. Su cabecera corresponde con la actual capilla de los Corporales; opuesta a ella, la puerta principal, del Perdón. Es obra de los últimos años del siglo XII y de los primeros del XIII. Llama la atención, al exterior, el particular sistema de montar el tejado, sobre modillones que apean en arquillos. La puerta del Perdón presenta en su tímpano la visión del Apocalipsis: Cristo triunfante entre el sol y la luna, y ángeles que portan los instrumentos de la Pasión; es adorado por la Virgen y San Juan, que interceden por los hombres, los cuales son despertados de sus tumbas por ángeles trompeteros. Es obra del siglo XIV que fue remodelada arquitectónicamente en el siglo XV. La torre es de piedra sillar, obra de 1441, costeada por doña María, la mujer de Alfonso V, y enfunda otra anterior, mudéjar, de los siglos XIII y XIV. CAPILLAS En el interior de la iglesia, comenzando a la mano derecha de la entrada, se suceden distintas capillas. La primera, la capilla del Patrocinio, está cubierta con bóveda estrellada, acogiendo un retablo con mazonería renacentista, obra muy posiblemente de Juan de Palamines, en cuyo interior destacan grupos escultóricos policromados con figuras y relieves en alabastro, representando el Nacimiento de Jesús, la Coronación de la Virgen y la Adoración de los Reyes entre otros, todo obra del s. XV. A ambos lados se encuentran la sepultura en alabastro de una canonesa de Rueda, obra de finales del s. XV, y el sepulcro bajo arcosolio de un caballero yacente en sarcófago de rasgos renacentistas y ángeles góticos. La capilla se cierra con una verja del s. XVI. Sigue la capilla de la Anunciación, mandada construir en 1609 por Pedro Terrer de Valenzuela. El retablo es obra de Juan Miguel de Orliens, concluído el 31 de octubre de 1609 dentro de un estilo romanista. En los muros laterales aparecen pinturas relativas a Melquisedec y Moisés. En las cuatro trompas aveneradas de la capilla se representa a los cuatro Evangelistas en altorrelieve, obra también de Orliens. En el pavimento está la lauda sepulcral de bronce perteneciente al arzobispo Terrer de Valenzuela. La verja que cierra la capilla, de bronce dorado con las armas de los Terrer, es obra del rejero de Zaragoza Juan Blanco con diseño de Juan Miguel de Orliens, quedando manifiesta la colaboración del escultor en la concepción total de la capilla. La tercera, la capilla de los Corporales, es la antigua cabecera de la iglesia románica. Es una afortunada (y rara en España) construcción de tipo franco-flamenco. Toda la capilla forma parte de un conjunto unitario con decoración gótico-flamígera, siguiendo el concepto de capilla-relicario, donde se custodian los Corporales. Parece que se empezó por encargo de Juan II de Aragón y se terminó con el Rey Católico; en ella pudo trabajar el escultor darocense Juan de la Huerta y asimismo Pere Johán, que trabajaba en el retablo de La Seo de Zaragoza. A finales del siglo XVII se abrió el óculo que sirve de ostensorio y se pintaron las figuras con ribetes y lunares dorados. Llaman la atención los relieves que narran la historia del milagro de los Corporales, con un hábil y gracioso trabajo lleno de detalles documentales de la época. Acto seguido nos aparece la capilla de Santa Ana, resto del edificio medieval y lugar por donde se entra a la sacristía. Fue posesión del señor Esteban Lop y sus descendientes. Son de interés las cinco laudas sepulcrales que aparecen en el pavimento. Linda con ésta la capilla de Santo Tomás, edificada en la reforma del siglo XVI y entregada al canónigo Salvador Bádenas. El altar principal es del siglo XVIII. A ambos lados, los retablos de San Juan Evangelista y de San Joaquín y Santa Ana, obras platerescas del s. XVI, este último mandado hacer en 1586 por Francisco Balaguer. La siguiente capilla, hoy dedicada a San Miguel, en un principio fue llamada de Nuestra Señora la Coronada, pues tuvo el retablo y la imagen de la Virgen Goda, trasladada allí en el s. XVII cuando se hizo la capilla de los Terrer. Esta Virgen, obra del s. XIII, se expone en el Museo de la Colegial. Actualmente la capilla la ocupa el retablo de San Miguel procedente de la iglesia del mismo nombre, obra gótica de estilo sienes realizado a fines del siglo XIV. A ambos lados contemplamos el retablo de la Magdalena (siglo XVII) y el lienzo de San Jerónimo en el desierto (siglo XVI). Dejando a la derecha la entrada al Museo, penetramos en la capilla de la Purísima. Su interior acoge un retablo del s. XVII. El muro se abre lateralmente comunicando con el coro, situado en el centro de la cabecera del templo, en el que destaca la sillería capitular de madera, perteneciente al templo gótico, obra del fustero zaragozano Juan Lañes, realizada entre 1494 y 1495. Frente al coro se encuentra el Altar Mayor, de estilo barroco, inspirado en el baldaquino de San Pedro de Roma. Se compone de cuatro columnas salomónicas de mármol negro, colocadas en 1677, sobre las que descansa un entablamento con las imágenes de los cuatro Doctores de la Iglesia, rematado en cúpula calada con linterna similar y armas de la Colegial y del obispo Terrer, mecenas de la obra. El interior se completa con el grupo escultórico de la Asunción, tallado en madera blanca por los zaragozanos Francisco y Pedro Franco en 1682 y quizá no terminado hasta cinco años más tarde. Ya en el lado del Evangelio, comunicada con el coro, aparece la capilla de la Soledad con un retablo del siglo XVII. A continuación se pasa a la capilla del Cristo, que mandó construir mosén Domingo Moros, donándola en 1607. El retablo actual, con esculturas policromadas, data del siglo XVII. Ante él una serie de laudas sepulcrales. Por último, la capilla de San José, entregada a la familia Celaya, en cuyo frontal luce su blasón heráldico. El retablo, en madera dorada, pertenece al siglo XVIII. A ambos lados encontramos varios lienzos, representando uno de ellos a «San Jorge triunfando en la batalla de Alcoraz». Las pinturas de la cúpula las realizó Mariano Miguel en 1897.

jueves, 9 de mayo de 2019

LA PÉRDIDA MUSULMANA DE LANAJA


2.55. LA PÉRDIDA MUSULMANA DE LANAJA (SIGLO XII. LANAJA)

Tras la derrota de Fraga sufrida por Alfonso I el Batallador, algunas de las tierras tan trabajosamente ganadas a los musulmanes en los valles del Cinca y del Alcanadre volvieron a perderse, lo que significó un momentáneo retroceso y hubo que volver a empezar. Por eso, unos años después, en 1142, una vez repuestos de la derrota, los cristianos se disponían a reconquistar varias de estas plazas, entre ellas Lanaja, en plenos Monegros.

LA PÉRDIDA MUSULMANA DE LANAJA (SIGLO XII. LANAJA)

En estos momentos, las escaramuzas armadas entre cristianos y moros eran constantes, pero también se daban ciertas relaciones amistosas producidas por el trato casi continuo que mantenían en los últimos años. Por lo tanto, no es de extrañar en absoluto que uno de los caballeros cristianos aragoneses se enamorara perdidamente de la hija del alcaide musulmán de Lanaja, aunque ésta no compartiera con él el mismo sentimiento.
Una vez decidida la reconquista de Lanaja, las tropas cristianas entraron en la población, que apenas se pudo defender, y nuestro caballero se lanzó a la búsqueda de la joven agarena. La encontró donde sospechaba, orando en la mezquita, pero ella no sólo volvió a rechazarle una vez más, sino que huyó precipitadamente a través de los pasadizos subterráneos que llevaban desde la mezquita al palacio. El joven la persiguió.
Cuando el guerrero cristiano estaba a punto de alcanzar a la bella mora, sucedió algo increíble: ésta se convirtió repentinamente en un toro amenazante y feroz, que pasó a perseguirle de manera enconada hasta que, a duras penas, se pudo poner a salvo.

Toro, Lanaja, Huesca


Mientras la situación en la calle era ya desesperada para los moros, su alcaide, enrocado en su palacio, buscaba a su hija desesperadamente sin hallarla. De pronto, oyó unos mugidos que le condujeron hasta el toro, comprendiendo el encantamiento de su hija. Cuando intentaban encontrar la manera de desencantarla, volvió a suceder otro prodigio: el toro no sólo quedó paralizado, sino que se convirtió repentinamente en oro. Antes de capitular y entregar la plaza, el alcaide escondió el toro dorado en lugar tan seguro que, aun a sabiendas de que existe, nadie ha podido encontrarlo todavía.
[Andolz, Rafael, «Dichos y hechos del Altoaragón. La leyenda de Lanaja», Folletón del Altoaragón, 59 (28 de marzo de 1982), pág. VIII.]



Lanaja es un municipio de la provincia de Huesca (Aragón, España). Además del núcleo urbano, comprende las entidades de población de Cantalobos y Orillena. Su población es de 1.324 habitantes (INE 2014).

Lanaja está situada al norte de la depresión del Ebro, junto al barranco de los Paúles, afluente del Flumen, a 369 msnm. Forma parte de la comarca de Los Monegros, estando a 17 km de Sariñena, la capital comarcal, y a 61 km de Zaragoza.

Su temperatura media anual es de 14 °C y su precipitación anual de 475 mm.

En la localidad se encuentran los yacimientos de Val de Lupo, Valderrey, Peñalveta, La Malena y Aldea del Correo. Todos ellos indican que el poblamiento de esta zona abarca desde el Neo-Eneolítico hasta el imperio romano. En Aldea del Correo, yacimiento perteneciente a la época romana, se han advertido restos de construcción que debieron pertenecer a un establecimiento rústico de la época.

Pero quizás el yacimiento de mayor interés sea el de La Malena, en el barranco de Valonguera, cuyos restos —con abundantes materiales y estructuras de filiación ibérica— muestran que se trata de un poblado indígena posteriormente romanizado. Se ha encontrado material cerámico de la primera Edad del Hierro (700-450 a. C.), cerámica ibérica, cerámica campaniense y restos de terra sigillata hispánica lisa. También se ha hallado una piedra de molino con orificio central y un importante grupo de monedas romanas de algunos emperadores romanos, además de monedas hispano-latinas de Caesaraugusta, Celsa y Osca.

El topónimo Lanaja es de origen árabe. En el siglo X, varias mesnadas de Abderramán III fueron en auxilio del rey de Zaragoza Abu Yahya, al mando de Nadja, antiguo esclavo que llegó a ser el primer general del Califato. Una hipótesis es que se dio el nombre de Al Nadja a este poblado en honor a Umm Kuraish al Nadja, hermana del general Nadja, favorita de la esposa del califa.

Jerónimo Zurita, historiador del siglo XVI, cree que fueron los guerreros franceses, al servicio de Alfonso I el Batallador, quienes se apoderaron de todas estas tierras entre 1114 y 1118, señalando expresamente que tomaron Sariñena y otros lugares donde hasta entonces los moros se habían defendido en sus castillos. Por tanto, se puede situar la reconquista cristiana de Lanaja en torno a 1115.

Posteriormente, Jaime I entregó Lanaja a la Orden Hospitalaria de San Juan de Jerusalén, con sede en el Monasterio de Sigena, y de dicho monasterio dependía en todos los aspectos al ser feudo donado por el Rey. Se pagaban los tributos a los clérigos del monasterio en una dependencia construida al efecto y conocida como «el granero de la diezma», donde se entregaba la décima parte de las cosechas de cereales, aceite y vino. Cuando en el siglo XVI éste resultó pequeño, se construyó uno nuevo junto a la iglesia de la Asunción. La dependencia del monasterio perduró hasta mediados del siglo XVIII, momento en el que Lanaja comenzó su vida como municipio independiente, coincidiendo sus límites con los que Alfonso I había establecido al hacer entrega a la Orden Sanjuanista.

En 1507, se establecieron los Cartujos de San Bruno en lo que hoy es la Cartuja de la Virgen de Las Fuentes. Con la desamortización de Mendizábal, la Cartuja pasó a manos de sus actuales dueños, la casa de Bastaras, quienes al adquirirla, registraron la propiedad en la vecina Sariñena al ser los impuestos más baratos en dicho municipio.

En el siglo XIX, Lanaja sufrió las correrías de los carlistas y de varias partidas de bandoleros, que operaban en la comarca desde sus refugios en la cercana sierra de Alcubierre. Pascual Madoz, en su Diccionario geográfico-estadístico-histórico de España de 1845, señala que Lanaja «tiene 216 casas, de las cuales, las dos terceras partes solo tienen un piso, y las restantes dos, ofreciendo por consiguiente pocas ó ninguna comodidad; están unidas formando 2 plazas y diferentes calles sin empedrar».

El término municipal de Lanaja fue escenario de la muerte del legendario bandolero Mariano Gavín Suñén «el Cucaracha», acaecida el 28 de febrero de 1875, según el extracto de partidas de defunción de Lanaja en ese año. Fue tiroteado por la Guardia Civil tras haber sido envenenado junto con cuatro compañeros más de su banda en la aldea de Peñalbeta. Tenía fama de generoso, pues robaba a los ricos para dar a los pobres, persiguiendo y vejando a los caciques de la región.

La Guerra Civil fue especialmente cruenta en Lanaja. En los primeros días de la sublevación militar de 1936, fue rechazada una primera incursión de falangistas provenientes de Zaragoza; todavía se conserva en lo alto del Saso un monolito, conocido por el «Monolito de los falangistas», que recuerda la muerte de un alférez y seis falangistas cuando intentaron entrar el 24 de julio de 1936. Al día siguiente, la iglesia parroquial fue saqueada, siendo destruidas las obras de arte que había en su interior, así como la documentación existente.​ Ese mismo día, una fuerza militar procedente de Zaragoza ocupó el pueblo, pero tuvo luego que replegarse por la cercanía de columnas de milicianos catalanes. Varios vecinos y trabajadores fueron llevados a Alcubierre y allí fusilados por falangistas. Los milicianos catalanes no hicieron nada malo. Finalmente, la villa fue ocupada a finales de julio por la columna Arquer-Piquer del POUM.

Lanaja permaneció leal al gobierno de la República hasta la caída del frente de Aragón en marzo de 1938, por lo que sufrió intensos bombardeos por parte de la aviación del ejército de Franco. La ruptura del frente provocó el éxodo de una parte de la población hacia Cataluña. Al ser definitivamente ocupada la villa por las tropas franquistas, se desencadenó una fuerte represión que produjo un número indeterminado de víctimas.

La iglesia parroquial de la Asunción parece que fue construida sobre la mezquita musulmana y ésta, a su vez, sobre la primitiva iglesia visigoda de la localidad. Consta de dos naves diferentes. La del norte, más antigua, responde al estilo gótico cisterciense, probablemente de la segunda mitad del siglo XIII y tiene tres tramos abovedados en forma de cañón apuntado. El ábside del lado norte tiene siete paños y dos ventanas apuntadas, decoradas con las acostumbradas puntas de diamante o columnillas, dovelas y chambrana.

La nave sur es algo más larga y consta de cuatro tramos de cañón apuntado. Se comunica con la nave antigua por un gran arco del mismo perfil pero muy achatado. En su muro se abre una hermosa puerta abocinada, enmarcada por dos contrafuertes, decididamente gótico; la portada parece ya de los siglos XIV o XV, lo que permite inferir en que fecha tuvo lugar la ampliación del templo.

La Ermita de San Sebastián, situada en el «Saso» —montículo desde el cual se domina todo el pueblo— se edificó en el lugar que en tiempos pasados estuvo el Castillo de Montoro, del cual apenas perviven los restos de una muralla. Es una construcción del siglo XVIII de estilo barroco popular.

La Ermita de Santa Bárbara, a 1 km del casco urbano, se encuentra en ruinas desde la Guerra Civil.

El Pozo de hielo, la nevera, situado en el Saso, se usaba para conservar el hielo recogido en invierno para usarlo en verano. Es un aljibe cilíndrico, cubierto superiormente con una cúpula de gruesos muros de mampostería. Tiene 6 m de diámetro y más de 11 m de altura.

Por su parte, el Caño es una construcción subterránea de unos 400 m que se encuentra en al parte norte la población. Por el tipo de construcción se puede pensar que es de época árabe.

De la Guerra Civil se conserva, en la carretera de Cantalobos, un emplazamiento para ametralladoras o también para fusil ametrallador. Fue proyectado y construido por ingenieros y soldados republicanos. Esta estructura de hormigón armado protegía como fortín y observatorio a un vasto territorio en dirección noroeste y noreste, dentro de un conjunto defensivo hoy prácticamente inexistente, enmarcado en la denominada «línea Lenin» de defensa.

En 2009 fue inaugurado en Lanaja, en el edificio del siglo XVI llamado el Granero de la Diezma, el Museo Barbie, dedicado a la conocida muñeca de Mattel. La colección contaba con más de mil piezas, entre ellas más de 700 «barbies» y 200 trajes confeccionados por su propietaria. El museo cerró en 2011 y se prevé su traslado a Cuba.

El 20 de enero es la festividad de San Sebastián, en la actualidad las fiestas pequeñas. La víspera se encienden las tradicionales hogueras.
El 5 de febrero se celebra Santa Águeda, organizada por las mujeres de la localidad.
El 19 de marzo, San José, aquí llamada Fiesta de Quintos, se organiza una fiesta para los jóvenes que cumplen 20 años.
En la festividad de San Isidro, el 15 de mayo, las mujeres suelen ir por la mañana andado hasta el Monasterio de Nuestra Señora de la Fuentes. En la antigüedad este día servía para ir a pedir agua a la Virgen de las Fuentes.
Las fiestas mayores de Lanaja, en honor a San Mateo, tienen lugar entre el 20 y el 24 de septiembre. Cabe destacar el día 20 el desfile de carrozas, y el 21 la procesión y la representación del «dance». Éste es de los clásicos de pastorada, con mayoral, rabadán y dieciséis danzantes en grupos de cuatro.
Una de las tradiciones más arraigadas entre los vecinos de Lanaja es la del tesoro del Castillo de Montoro. Se cuenta que durante la dominación musulmana, uno de sus reyezuelos mandó fundir el oro recaudado a los habitantes del poblado, dándole la forma de un toro. Ocultó el toro de oro en el pasadizo que conducía desde el castillo a la mezquita y, de acuerdo a la tradición, permanece todavía enterrado.



Personajes ilustres:
Camilo Labrador Vicuña (n. 1807). Político y científico español.
Cristina Grande (n. 1962). Fotógrafa y escritora española.
José María Javierre Ortás (1924 - 2009). Periodista, sacerdote católico y escritor español.

  1.  Consejo General de Procuradores de España
  2.  Gobierno de Aragón. «Zonas altimétricas por rangos en Aragón y España, y altitud de los municipios de Aragón.»Datos geográficos. Archivado desde el original el 4 de diciembre de 2011. Consultado el 15 de agosto de 2012. Lanaja (Gran Enciclopedia Aragonesa)
  3.  Poblados prehistóricos (Ayuntamiento de Lanaja)
  4.  Saltar a:  Historia del municipio de Lanaja (Ayuntamiento de Lanaja)
  5.  Saltar a:  Historia de Lanaja (www.lanaja.com)
  6.  Madoz, Pascual (Madrid, 1846-1850). Diccionario geográfico-estadístico-histórico de España y sus posesiones de Ultramar. Establecimiento tipográfico de P. Madoz y L. Sagasti. Volumen V, pág. 57.
  7.  El Cucaracha (Gran Enciclopedia Aragonesa)
  8.  Victimas civiles de la guerra. SPICA. Sistema de información del Patrimonio Cultural Aragonés.
  9.  Mateo Caballero, Roberto (2008). Las batallas de Lanaja. Zaragoza: Comarca de Los Monegros.
  10.  Censo de 1857. Huesca (INE)
  11.  INE: Población por municipios y sexo.
  12.  Ministerio de Hacienda y Administraciones Públicas (Gobierno de España). «Treinta aniversario de las primeras elecciones municipales de la democracia». Archivado desde el original el 6 de marzo de 2014
  13.  Alcaldes de Aragón de las elecciones de 2011
  14.  Gobierno de Aragón. «Archivo Electoral de Aragón». Consultado el 13 de agosto de 2012.
  15.  Saltar a:  Patrimonio (Ayuntamiento de Lanaja)
  16.  Nido de ametralladoras de Lanaja (Bienes de interés cultural de Aragón)
  17.  «El Museo Barbie de Lanaja se trasladará a Cuba»El Heraldo de Aragón. 10 de julio de 2014. Consultado el 7 de noviembre de 2014.
  18.  El Castillo de Montoro (www.lanaja.com)
  19. FEMP. «Listado de corporaciones locales españolas hermanadas con Europa». Consultado el 20 de diciembre de 2013.