jueves, 29 de julio de 2021

VII LA MATINADA DEL DIVENDRES SANT.

VII

LA
MATINADA DEL DIVENDRES SANT.



Á
MA GERMANA MARIETA.



I

A
L´AUBA.







Avuy
finá´l bon Jesús;
Tal día com ´vuy la mort
Tot un Deu del
Cel y Terra
Sofrí clavat en un tronch.



Axecáuvos,
ma germana,
Que vull anar al sermó;
Axecáuvos, les cinch
justes
Toca´l rellotje de Cort.



Temps
prou n´hi há per dormir,
Descans ne tenim bé prou;
Ara al
servici de Deu
Ab afany correrém pront;





VII
LA
MADRUGADA DEL VIÉRNES SANTO.



Á
MI HERMANA MARÍA.



I
AL
ALBA.



Hoy
murió nuestro Señor Jesucristo; hoy el soberano Dios de cielos y
tierra sufrió la muerte, clavado en un madero.



Levántate,
hermana: iremos á oír el sermon; levántate, las cinco dan en punto
en el reloj de la Ciudad.



Ya
dormiremos más otro día; sobrado tiempo queda para el descanso;
ahora debemos correr con presteza al servicio de Dios.








Ara
qu´els braços extesos
Per derramar gracia al cor,
Per darnos
una aferrada
Estreta té´l Fill del Hom.



Vaja,
sí, ma germaneta,
Vestíuvos saya de dol,
Llarch vestit de
merin negre,
Espessa manta de gro;




Y
ab cabells plans, á imatge
De la Mare dels Dolors,
A ab los
ulls baxos, plorosos,
Y gens falaguer lo còs;

Ab humil
cara mostráune
Del pit lo greu desconhort;
Que l´Esglesia nos
convida
A que dexem vuy lo mon.
¡Ay, Deu meu, per mi
moríreu;
Muyra mon pecat per vos!





II
PE´L
CARRER.



Qué
n´es de fredós l´oratje;
Còm siula lo ventijol;
D´un
extrem á altre natura
Desficiosa se conmou.


Ahora tiene el
Hijo del Hombre abiertos los brazos, para derramar su gracia en el
corazon, para abrazarnos estrechísimamente.



Vaya,
hermanita. Vístete traje de luto; larga falda de negro merino,
mantilla de espesa seda.



Ciñe
tu pelo, sin rizos, como el de la Vírgen de los Dolores; ten los
ojos bajos y llorosos, el paso grave;

El ademan humilde, el
rostro compungido, para demostrar de alguna manera el acerbo dolor
del alma: que la Iglesia nos convida á que hoy dejemos el mundo.



¡Ay
Dios mío, por mí moriste! ¡Muera por Ti mi pecado!



II
EN
LA CALLE.



Qué
aire tan frío. Silba el viento. Naturaleza se conmueve toda por
extraño modo.





Tardana´s venguda
l´auba,
No llambrejará lo sol,
Qu´avuy tapat, esmortit,
Roda
per un cel boyrós.



Mes ¡ay! ¿còm lluhir
podría
Si Jesucrist son autor,
Si´l Sol diví de
Justicia
Apaga ses resplendors?

Mira el cel, ma
germaneta,
Mira lo cel, que fa por,
Perque los ángels avuy
No
volen mirar lo mon.

Y plany la naturalesa
Los traballs de
son Creador;
Cada any sembla que s´asusta;
Veus, filla meua,
ja plou.



No´s
descobreix la montanya,
Ni clareja l´horizont,
Ni una campana
ressona,
Ni lo fum ix dels fogons;

Ni les gayes
pagesetes
Esmeltan son pit ab flors;
Perqu´es ben trista
diada
Del Divendres sant lo jorn.
¡Ay, Deu meu!. per mi
moríreu!

¡Muyra mon pecat per vos!







Tarde
lució el alba; el sol no mostrará su faz, porque cubierto,
desmayado, gira en el nublado cielo.



Mas
¡ay! ¿Cómo brillar pudiera, si Jesucristo, su autor, divino Sol de
Justicia, apaga los propios resplandores?

Mira el cielo,
hermana mía, mira el cielo; infunde pavor, porque hoy los ángeles
no quieren mirar el mundo.



La
Naturaleza se conduele de los padecimientos de su Creador; todos los
años se asusta. Ya está lloviendo, hija mía.



No
se ven las montañas; no hay un claro en el horizonte; ni una campana
resuena; ni el humo se escapa de los hogares;

ni las graciosas
campesinas esmaltan con flores su pecho; porque es tristísimo día,
el día del viérnes Santo.



¡Ay
Dios mío, por mí moriste! ¡Muera por Tí mi pecado!





III
DINS
LA SEU.



Baix d´estos archs nos
espera
La verge de la oració;
No cerquem aygua beneyta,
Que´s
d´alegría recort...

Encara la Casa-Santa
Destil-la ses
resplandors,
Sobre´l sepulcre d´argent
Ahont reposa lo
Deu-Hom.



Sacramentat tot lo
día
Des l´ofici de Dijous,
En tota la nit passada
Ací ha
ascoltat sublims vots.



Ni un ciri, ni una
catifa,
un domás se veu p´en lloch;
Sens ornaments
les columnes,
Despullat lo Altar major.



Sobre les rònegues
pedres,
Demunt los banchs y escalons,
S´asseuen en terra
broja,
Moguts per la devoció,

Homes y dones del poble,

Mariners y texidors,
Qu´han vengut per meditar
La mort de
son Redentor.



III
EN LA CATEDRAL.




Bajo estas bóvedas
nos espera la vírgen de la oracion; no busquemos agua bendita, que
es recuerdo de gozo espiritual...

Áun está iluminado el
Monumento, y el resplandor de sus hachas se difunde sobre el argénteo
sepulcro, donde descansa el Hijo del Hombre.



Sacramentado desde la
misa del Juéves Santo, toda la noche ha escuchado quí sublimes
deseos.



Ni una vela, ni una
alfombra, ni un damasco se ven en los otros lados de la iglesia; sin
adornos las columnas, desnudo el altar mayor.



Sobre las solitarias
piedras, en los bancos y escalones, se sientan, en el santo suelo,
llevados de su devocion,

hombres y mujeres del pueblo,
marineros, tejedores, que han venido á meditar la sagrada muerte de
Jesucristo.





¡Quín silenci! ¡quín
silenci!
Les ombres dels sigles morts
Sembla qu´ouen, y
s´acostan,
Ab llurs mantos descomposts...

Lo sacerdot dés
la trona
Conta de Deu la Passió,
Y á la multitut
plorosa
Relliquies mostra ab fervor;




Un quadro del
Ecce-Homo,
Quant treyan Deu al balcó;
Espines de la corona
Que
li aficaren al front.



Ne
conta les set paraules
Que en la creu digué´l Senyor;
Lo
perdó dels enemichs,
Del home la redempció;

Son gran
crit, quant espirava;
Y´l terratrémol del mon,
Entés per un
humil sabi
D´una llunyana regió.

Los desgraciats que
ascoltan
Suspirs llan
çan y singlots;
Ningú´s distrau,
ningú parla;
Y posantse de genolls,


¡Qué silencio!
Las sombras de los pasados siglos prestan atencion, y se acercan, con
los mantos agitados...

El sacerdote desde el púlpito narra la
Pasion del Redentor, y enseña á la llorosa muchedumbre santas
reliquias;



un
cuadro del Ecce-Homo, que representa cuando Pilátos sacó a Jesus al
balcon; espinas de la corona, que le hincaron en la frente.



Cuenta
las siete palabras que el Señor habló en la Cruz; el perdon de los
enemigos; la redencion del género humano;



su
gran clamor, cuando espiraba; y el terremoto del mundo, interpretado
por humilde sabio de lejanas regiones.



Los
pobres trabajadores que escuchan, lanzan profundos suspiros y
sollozos; ninguno se distrae, ninguno habla; y poniéndose de
rodillas,


Miran la
encreuat Jesús
Que senyala´l sacerdot...
Míra´l, oh germana
mía;
Tres hores de cruels dolors

Costaren á Deu los
hòmens
Y llurs térboles passions.
Míra´l, extés per
nosaltres,
Li ratjava sanch á doll........
¡Ay, Deu meu, per
mi moríreu!
¡Muyra mon pecat per vos!



Març
de 1869.





Miran
al crucificado Jesus, que el sacerdote tiene en las manos.... Míralo,
hermana mía: tres horas de crueles dolores

costaron á Dios
las turbulentas pasiones humanas. Míralo, clavado por nosotros, le
saltaba la sangre á torrentes.......

¡Ay Dios mío, por mí
moriste! ¡Muera por tí mi pecado!

VI, AMOR DEL BON JESÚS.

VI

AMOR
DEL BON JESÚS.



Vous
serez le plus ingrat de
touts les homnes si vous n´aimez
pas
Dieu qui vous aimes tant, et
qui ne se rebute point de
frapper
á la porte de vostre coeur pour y
répandre son
amour.



(FENELON.
- Lletres espirituals.)



Anima
meua, per est mon perduda,



Per
entre´ls espinals desgarriada,
Ovella tendra, dins lo bosch
ombrívol;
S´en ve la nit, y está la guarda llunya;
¿Qué
ferás, lassa, quant lo llop s´en tema
De que tu has fuyta y lo
camí no trobas?
Vindrá lo llop. Sa gola ja aparella,
Ja ses
dents verinoses vol clavarte;
¡Detúrat, infeliça!




VI
AMOR
DE JESUCRISTO.



Alma
mía, perdida por el mundo, extraviada entre las zarzas, pequeña
ovejuela, en la oscuridad del bosque. Viene la noche; está lejos tu
rebaño. ¡Ay triste! ¿Qué vas á hacer, si el lobo se apercibe de
tu fuga y extravío? Ya se acerca el lobo; abre las fauces, quiere
hincar en tus carnes sus venenosos dientes. ¡Párate, infeliz!







¡Oh
bon Pastor! ¿La dexarèu tant sola,
Y abandonada á l´inimiga
furia?
¿La trobarán los vïatjers cadavre
Mig menjat, del
torrent á la vorera?



Sos
òssos compodrits haurán per tomba
L´aspre rocam, ó del milá
les críes?



¡No,
per gracia! ¡Cuytáu, qu´encara es hora,
Cuytáu, Senyor, y á
son ramat tornáula



Sobre
la vostra esquena!



Ánima
mía, ¿sents la veu placévola
Del bon Jesús qui ple d´amor te
crida?
Torna, torna, d´amor ubriacada;
No tengas por de que ab
mal ull te mire;
No cregas, no, que rebujarte vulla;
Ab los
braços extesos Ell t´espera
Per oblidar tes enujants
ofenses,
Per darte una dolcíssima abraçada
Y esser la teua
gloria.



Sempre
Jesús als pecadors estima;
Jesús derrama de los bens la copa.
Un
día, quant los hòmens renegaren
Y Adam seguí les infernals
banderes,
Nengú sortía fiançador del Home,
Nengú per
l´Home del Etern les ires
Resolgué satisfer; les cruels
tristeses
Eran les primogènites germanes
De la nissaga
nostra.


¡Oh buen Pastor! ¿Dejarásla sola, y abandonada á la
enemiga furia?
¿Encontraránla cadáver los viajeros, medio
comido, á la orilla del torrente? ¿Sus restos putrefactos, tendrán
por sepultura las escuetas roca, ó las crías de los cuervos (milá
: milanos
)? ¡No, por gracia! ¡Apresúrate, que es tiempo
todavía; apresúrate, Señor, y vuélvela sobre tus espaldas al
aprisco!



Alma
mía, ¿oyes la plácida voz de Jesucristo que te llama, movido de su
amor? Vuelve, vuelve, de amor embriagada. No temas que te mire con
enojo; no creas que á rechazarte vaya. Con los brazos abiertos Él
te espera; para olvidar tus irritantes injurias; para darte dulcísimo
abrazo, y ser tu gloria.



Jesus
ama siempre á los pecadores; Jesus derrama la copa de los bienes. Un
día, cuando renegaron de su Creador los hombres, y Adan siguió las
banderas del Infierno; nadie salía fiador de los humanos; nadie
resolvió satisfacer por ellos á la divina Justicia: las crueles
tristezas eran las hermanas mayores de nuestra raza (nissaga:
saga
).











Y
Ell més plasent que totes les criatures,
Y Ell més amant que´ls
serafins altívols,
Verb inmortal de la inmortal Essencia,
De
carn mortal ofría revestirse
Y ab sa mort rembre lo perdut
llinatje.
Y aparegué. Y ´ls ángels lo vegeren
Arrufadet
demunt la menjadora,
¡Oh fineses d´amor!, desde
l´infancia
Donantnos bell exemple.



Després
fet home corregué la terra,
Del vall á la montanya, per les
viles,
Conhort suavíssim regalant als pobles.
Exían de sa
boca les paraules
Tant sòls pera dictarnos la sabiesa,
La fe
senzilla, y el perdó benévol.
De son ropatje una virtut
sortía
Qu´als coxos y tullits alleugerava,
Movent llur cor de
teya.



Hereu
del regne de los cels no fore
L´home caygut, sens eix Amor per
mestre,
Que son giny endreçás per bona vía,
Que sa pena
regís malensenyada.



Sens
eix Amor per metje, corrompuda
La terra fore ab lo lleig cranch
del vici;
Sense eix Amor, ¡ay Deu!, per santa víctima,
De los
abyms l´eterna flamarada
Era la nostra herencia.




Y
Él más amable que todas las criaturas, más amoroso que los
elevados serafines. Verbo inmortal de la inmortal Esencia, ofreció
vestirse de carne mortal, y con su muerte redimir el humano linaje.

Y apareció. Los ángeles le vieron, reclinado en el pesebre de
Belen.
¡Oh finezas de amor! Desde la cuna nos dió bellos
ejemplos.



Luégo,
ya hombre, recorrió la tierra de Palestina, los montes, y los
pueblos, regalando la suavidad de su consolacion. Salían de su boca
las palabras, sólo para dictarnos sabias cosas, la Fe sencilla, y el
perdon benévolo. De su vestido salía tal virtud, que aliviaba á
los cojos y tullidos, moviendo á penitencia su corazon de roca
(teya).



Heredero
del reino de Dios, no sería hoy el Hombre caído, sin ese Amor por
maestro, que su juicio endereza al buen camino, que rige su ántes
mal enseñada inteligencia. Sin ese Amor por médico, estaría la
tierra devorada por el horrible cáncer de los vicios. Sin ese Amor,
¡ay Dios!, por santa víctima, la eterna llamarada de los abismos
sería nuestra herencia.







¡Be
ho sap aquexa roca del Calvari!
Allí, clavat Jesús al pal
d´afronta,
Com infelís esclau per l´hom suspira.
Negra fosca
cubreix lo sacrifici,
Estremida la Terra se detura,
Brujit de
flastomíes l´ayre omplena;
Y devalla la veu adolorida
Del bon
Jesús, qui desde l´alt patíbol
Sitio, - tench set, -
clamava.



¿Y
de qué assedegat talment podía
Nostre Jesús estar? ¿Per quí
angunioses
Al etern Pare ses paraules pujan?



¡Ah!
¡prou que´s veu! Estimació tot era;
Patir, set de patir per
nostres ánimes,
Set tormentosa de dexarnos lliure
De fanch
l´esprit, lo cor de l´impuresa,
La Fe del dubte, calcigant per
sempre
De Satanás l´imperi.



Y
un poch abans de bèurese lo cálzer,
¡Oh gran Mártyr del mon!,
en la vesprada,
Havent amat desde´l principi als hòmens
Aymáls
fins á la fí. Los sants Apòstols
Lo viu recort de la passió
reberen,
¡Angèlich Pa, de los cristians fortesa,
Goig de llur
vida, de llur cel penyora,
Miracle hermós qu´al home
dignifica,
Batent son captivatje!







¡Sábenlo,
sí, las rocas del Calvario! Allí, clavado Jesus en afrentoso madero
como un infeliz esclavo, suspira por el Hombre. Negra oscuridad rodea
el Sacrificio; la tierra estremecida va á pararse; sordo ruido de
blasfemias rueda en la atmósfera; y baja la doliente voz de Jesus,
que desde el alto patíbulo clama: Sitio, - tengo sed.



Y
¿de qué podría estar sediento, tan intensamente, nuestro divino
Jesus? ¿Para quién suben al eterno Padre, sus angustiosas
palabras?
¡Ah! ¡Demasiado lo conocemos! Todo era amor; y sed de
padecer por nuestras almas; sed tormentosa de dejarnos libres de
cieno (fango: fanch)
el espíritu, de impureza el corazon, de dudas la fe, hollando para
siempre el satánico imperio.



Y
ántes de apurar el Cáliz de su pasion; ¡oh sublime Mártir del
mundo!, en aquella noche memorable de la última cena, habiendo amado
desde el principio á los hombres, los amó hasta el fin. Los santos
apóstoles recbieron el vivo recuerdo de la pasion, el Pan de los
ángeles, fortaleza de los cristianos, gozo de su vida, prenda de su
cielo, hermoso milagro, que dignifica al hombre, rompiendo su
cautividad.







¿Ho
sents, ánima mía? ¿Y exmoguda
No t´han de Jesucrist aytals
grandeses?
¿Qué més esperas que no´t mous encara?
¿Qué
més cobejas que de greu no ploras?
Torna, torna, d´amor
ubriacada;
No tengas por de que ab mal ull te mire,
No cregas
qu´Ell tot rebujarte vulla;
Ab los braços extesos ja
t´espera,
Vol ser la teua gloria.



___


¡Senyor,
Senyor!, á vostres peus tirada
L´ánima mía reconeix
l´angoxa
Que per ella sentiu, y ses injuries.



¿Per qué ho tench
d´amagar? A la presencia
De vos qu´el sol creáreu ho
confeso.
¡Culpable som; som la perduda ovella!
Mes vos sou bo,
com la remor dels arbres;
Dolcíssim com la mel de primavera;
Sou
del Amor... ¡MISTERI!

Janer 1871.




¿Lo
oyes, alma mía? ¿No te enternecen esas maravillas del Amor de
Jesucristo? ¿Qué más esperas, que áun no te mueves? ¿Qué más
buscas, que no rompes en amargo llanto? - Vuelve, vuelve, de amor
embriagada. No temas que Él te mire con enojo; no creas que vaya á
rechazarte. Ya te aguarda con los brazos abiertos; quiere ser tu
corona..........

¡Señor, Señor!, á tus piés arrojada el
alma mía, reconoce la angustia que por ella sientes, y sus ofensas.
¿A qué negarlo? Ante ti, que el sol creaste, lo confieso. Culpable
soy; soy la perdida oveja. Mas tú eres bueno, como el rumor de los
árboles; dulcísimo, como la miel de primavera. Eres de Amor...
¡MISTERIO!