domingo, 1 de agosto de 2021

XV, LA CARITAT.

XV

LA
CARITAT.




ODA
Premiada
en la Societat catalana La Misteriosa,
en lo certámen de 2 Febrer
de 1876,
DIADA DE LA VERGE CANDELERA.



Charitas nunquam excidit...
(Epíst. de S. Pau 1.a á los Corintios;



Cap.
XIII, verset. 8.)


Miráu
exa Matrona,
Verge y Mare, puríssima y fecunda;
Vèurela pler
nos dona;
En fuig la Serp inmunda;
Lo seu rich trono sobre ´ls
ángels funda.




Sos
ulls miran la cara
Del Sol, que en ells resplán y en ells se
mira;
Ab son mantell ampara
Pobre infant que suspira;
Sa má
detén la desfermada ïra.

Oh divinal Bellesa
La que
illumina ´l front de la Senyora;
Oh may vista grandesa
De
l´amor benfactora,
Que son cor ple de gracies atresora.



De
bon matí s´axeca
Y al Creador ses oracions envía;
De peresa
may peca;
Y, en nom de Deu que´l cría,
Sab guanyar lo dolç
pa de cada día.

A voltes la desgraciada
Rodejará son cor;
no´s desespera;
De la divina Gracia,
Ab sa fe
vertadera,
Remey, socors y pïetat espera.



Ella
del sacrifici
De sa quietut y benestar se oblida;
Del mon en
benefici
Exposará sa vida,
Mes sòls de Deu vol ser la
benehida.

XV
LA CARIDAD.

Mirad esa Matrona, vírgen y madre, purísima y fecunda. Sólo verla nos causa placer. Huye de su lado la inmunda Serpiente; su rico trono se apoya sobre las alas de los ángeles.



Fija
sus ojos en el Sol, que á su vez en ellos resplandece y en ellos se
mira; bajo su manto ampara niños desamparados; su mano detiene las
iras del vengativo.

¡Oh divinal Belleza, la que ilumina la
frente de la Señora! ¡Oh nunca vista benevolencia del amor, que en
su delicado corazon tiene morada!

Levántase muy de mañana, y
eleva sus oraciones al Sér Supremo; no desatiende el trabajo; y, en
nombre de Dios, que nos lo da, sabe ganar el dulce pan de cada día.



A
veces la desgracia visitará su hogar; no se desespera, por eso: de
la Providencia divina, con resignada fe, aguarda el remedio, el
socorro y la piedad.



Ella
se olvida de haber sacrificado, tal vez, su bienestar y su reposo. En
beneficio del mundo expondrá su vida; mas sólo de Dios anhela el
premio.










La
santa pacïencia,
Li diu: “germana meua en tota cosa.”
Ab
pura concïencia
Prega per el qui posa
Al mig de son camí
traydora llosa.



Puja
á los últims sòtils
Per axugar les llágrimes plorades
En
soletat; ni bòtils,
Ni roques espadades
Aturarán ses passes
ignorades.



¡Flama
d´amor divina
Que crema dins son cor! May torna arrera;
Avant,
avant camina;
Sos ulls en l´alta Esfera
Fixos están; l´amor
mou sa carrera.



Oh
Dona benehida,
Oh idëal
de mística tendresa,
Oh llum, oh foch, oh vida,
Llibertat ben
entesa
Per les cadenes del pecat may presa.



Jo
cerch, jo cerch ton Pare,
Jo la Font de hon tu surts veure
voldría;
De la Virtut ets mare,
Del mon ets
l´harmonía,
L´altíssim Deu incessantment t´envía.



La
santa paciencia le dice hermana mía. Con pureza de intencion,
ruega por el que le pone asechanzas en su camino.



Sube
á las guardillas, para enjugar lágrimas lloradas en la soledad; ni
las arenas de las playas, ni los escuetos montes detendrán sus
silenciosos pasos.



¡Llama
de amor divino que arde en su corazon! - Nunca vuelve atrás;
adelante, siempre adelante en las reformas; su pensamiento fijo en el
Cielo, porque el amor la alienta.



¡Oh
bendita mujer! ¡Oh Ideal de ternura mística! ¡Oh luz, oh vida, oh
fuego! ¡Libertad bien entendida, nunca por el pecado aprisionada!



Yo
busco, yo busco á tu Padre; yo anhelo ver la fuente de tu orígen.
Eres madre de la virtud; eres la armonía del mundo; el altísimo
Dios te manda incesantemente á la tierra.







Del
cor en lo misteri
Tu les virtuts hi sembras, real Senyora;
Lo
que es un cementeri,
Ab ta alenada fora
Verger riquíssim de
l´alegra Flora.



¡Oh
bé de Deu! ¡Per gracia
Déxam que conti ta gloriosa gesta!...
Tu
en un recó del Assia
Trencares la feresta
Cadena que de Infern
era la festa.



Tu
al Fill acompanyares
Al Pal d´afronta; sos suspirs oíres;
Y,
en loch de nostres pares,
Ab sa Sanch ablanires
De la Justicia
divinal les ires.



Les
roques del Calvari
Ab la Creu en la má partir te veren;



En
mig de son desvari
Los Grechs te conegueren;
Y sos ídols de
marbre se romperen.



Los
esclaus t´esperavan
En les presons de Roma ab agonía;
Y,
vehente, clamavan:
Llibertat. Mare mía;
Y tu los llibertavas
aquell día.




En
lo profundo del corazon humano siembras tú las virtudes, real
Señora; á tu aliento, los más agrestes eriales serían pronto
riquísimos verjeles de alegre florescencia.



¡Oh
amor de Dios! Déjame por amor que cuente tus gloriosos hechos... Tú
en un rincon del Asia rompiste las horribles cadenas regocijo del
abismo.



Tu
acompañaste al Hijo de Dios al afrentoso Madero; oíste sus
suspiros, y, por nuestros padres, satisficiste con su Sangre la
justicia divina.



Las
rocas del Calvario viéronte partir, con la Cruz enhiesta; á pesar
de sus filosóficos delirios, los griegos te conocieron; y los
marmóreos ídolos cayeron hechos trizas.



Los
esclavos te esperaban, agonizando en las romanas prisiones; al verte,
exclamaban: libertad, madre mía; y tú los libertabas presurosa.







En
l´inmensa planuria
Del Nort alçat, en inimigues platjes,
Dels
Bárbaros la furia
Calmaren tos missatjes;
Y xots tornaren los
guerrers selvatjes.



Pujar
al Capitoli
La santa germandat del Cristianisme,
Rentar ab
sagrat oli
Lo front del estoicisme,
Y esclarir les tenebres del
Abisme;

Veus ací la corona
Que ton front engarlanda, y la
noblesa
Que tot lo mon pregona;
Sòls tu en mig la
vilesa
Predicavas del ánima l´altesa.



Setgles y setgles
foren
Dençá d´aquella gesta muy perduda:
Setgles y setgles
moren,
Y may quedas retuda,
Ni mortal, ni cansable, ni vençuda.



La
ventada violenta
Que t´empenyé t´empeny, santa madona;
La
paraula potenta
Del Crist encara sona,
Tot l´Univers ab exa
Veu retrona.




En
las inmensas llanuras del revuelto Septentrion, en aquellas
inhospitalarias tierras tus mensajeros calmaron la furia de los
bárbaros; y los guerreros salvajes trocáronse en mansos
corderillos.



Subir
al Capitolio la santa Fraternidad cristiana; ungir con los sagrados
óleos la frente del Estoicismo; y disipar las tinieblas infernales.




ahí la triple corona que orla tu frente; hé ahí los timbres de tu
nobleza, por todos pregonada. Sólo tú, en medio del universal
rebajamiento, predicabas la dignidad del hombre.



Siglos
y siglos han pasado desde aquella inolvidable lucha; siglos y siglos
mueren; y tú nunca te paras, ni te mueres, ni te cansas, ni te
vencen.



El
violento huracán que te impulsó, te impulsa, noble Matrona; la
omnipotente palabra de Cristo resuena todavía; á esa Voz retumba el
Universo.





Tu
sentes encarara
L´entussiasme primer, la fe primera;
Vols
axecar un ara
Per tots y una bandera;
Vols que visca lo mon en
Primavera.



Corres
per pla y montanya,
Passas la mar, l´arena no´t detura,
Unexes
la cabanya
Ab la rëal
altura,
Y preparas d´amor l´etat futura.



Vencerás
l´egoísme;
L´Esquimal y l´Etiop sa rustiquesa,
Rebent lo
sant Baptisme,
Perdrán y sa feresa;
Lo Llop en los anyells no
ferá presa.



¡Ditxa
que´l cor anyora!
¡Qué bella veig la terra, il-luminada
Per
la llum venidora!
¡Oh sonrïent aubada!
¡Oh delicia d´amor
may acabada!



Janer
de 1876.




DEL LLIBRE TERCER.






sientes aún el entusiasmo, la fe primitiva; quieres levantar un ara
y una misma bandera para todos los hombres; quieres que el mundo viva
en primavera.



Corres
por llanos y sierras; atraviesas el mar; los arenales no te detienen;
unes la cabaña con el trono, y preparas de amor la edad futura.



Vencerás
al egoísmo. El Esquimal y el Etíope, al recibir las aguas del
primer Sacramento, perderán su rusticidad y fiereza. El Lobo no
devorará los corderos.

¡Dicha que ansía el corazon! ¡Qué
hermosa es la tierra, iluminada por la Luz de lo porvenir! ¡Oh
sonriente aurora! ¡Oh delicias de amor interminable!



FIN
DEL LIBRO TERCERO.

XIV, AL VENERABLE SENYOR VICARI DE JESUSCRIST, LO SANT PARE PÍO IX;

XIV

AL
VENERABLE SENYOR
VICARI DE JESUSCRIST,
LO SANT PARE PÍO IX;



en
la festa universal del quincuagèssim Aniversari
de sa prelatura
de Bisbe.



Cantem en nostra llengua les glories de l´Esglesia;
La gloria del
Pontífice que la goberna en Cap.
¡Salut al venerable Senyor, de Crist vicari!
¡Salut al vell Nostramo de la cristiana Nau!

La
terra de Mallorca li envía s´escomesa;
Pregaries mallorquines
ascolti sa bondat:
La terra de Mallorca, fidel y cristïana,
No
pot may oblidarse de sos camíns leals.







XIV
AL
VENERABLE SEÑOR
VICARIO DE JESUCRISTO,
EL SANTO PADRE PÍO
IX;
en la fiesta universal del quincuagéssimo Aniversario
de
su dignidad de Obispo.



Cantemos
en nuestra lengua la gloria de la Iglesia; la gloria del Pontífice,
su Jefe. ¡Salud al venerable Señor, vicario de Jesucristo!
¡Salud
al anciano Piloto de la católica Nave.



La
tierra de Mallorca le envía su saludo; plegarias mallorquinas
escuche su bondad. La tierra de Mallorca, siempre fiel y cristiana,
nunca se olvida del leal camino.




Cristiana
n´es Mallorca desque´l bon Rey en Jaume
Ab sanch de ses ferides
un jorn la batejá;
Cristiana sempre, y pura, les flors de sa
corona
Devant la santa Esglesia tot temps sap deposar.



Avuy
que el mon catòlich fá festa aniversaria
Del día en que el gran
Pío fo bisbe consagrat,
Avuy que les esglesies del Univers
s´alegran,
Mallorca s´ubrïaca del goig universal.



Y
ab los perfums de rosa qu´exhalan ses planures,
Y ab la remor
d´alzines que surt dels comallars,
Y ab lo renou que mouen del
mar les braves ones,
Un cántich d´alegría tramet al Pare
Sant.

¡Salut, oh Vell de Roma, que ferm,
incontrastable,
Aguantas lo timó de la cristiana Nau!
¡Molts
anys pugas reveure la llum d´esta dïada!
¡Molts anys pugas
combatre pe´l Be de tos Infants!



9
Abril de 1877.





Mallorca
es cristiana desde que el buen Rey D. Jaime la bautizó, con sangre
de sus heridas. Siempre cristiana y pura, sabe poner las flores de su
corona á los piés de la santa Iglesia.



Hoy
que el mundo católico celebra el aniversario del día, en que el
gran Pío IX fué consagrado obispo; hoy que saltan de júbilo todas
las iglesias del universo mundo; Mallorca se embriaga del gozo
universal.



Y
con el olor de rosas que exhalan sus llanuras, y el rumor que mueven
las encinas de los montes, y el ruido que levantan las bravas olas
del mar, un cántico de alegría trasmite al Padre Santo.



¡Salud,
Anciano de Roma, que, firme, incontrastable, aguantas el timon de la
nave de San Pedro! ¡Muchos años vuelvas á ver la luz de este día!
¡Muchos años puedas combatir, para bien de tus hijos!