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miércoles, 25 de agosto de 2021

II, virtudes de Ramon Lull

II.

Expuestos
y bosquejados en resumen los hechos principales de la vida de
Raimundo Lulio, séanos lícito, antes de entrar en el examen de sus
obras poéticas, pagar el tributo de admiración que es debido a sus
virtudes, y que se merece la utilidad que el mundo ha reportado de su
celo, de su laboriosidad у de su ciencia: tributo que es de tanta
más justicia, cuanto ha sido tenaz la insistencia con que se atacara
su doctrina por sistemáticos y violentos adversarios, y con que se
ha herido su grande reputación por enconados detractores. Así como
la fama de sus virtudes vuela más alta que el espíritu depresor de
irascibles enemigos; las saludables máximas, los elevados preceptos
de la moral más pura, y el sentimiento evangélico más acendrado
que a raudales brotan de sus numerosas obras, le ponen a cubierto de
los tiros que la maledicencia y la pasión de escuela, bañados no
pocas veces en el veneno de la calumnia, han querido dirigirle.
No
acudiremos para vindicar a Lulio de las diatribas de sus
perseguidores a los elocuentes testimonios de sus coetáneos, a la
deferencia con que le trataron no pocos príncipes, al respecto
que infundió a los sabios, y a la veneración que inspiró a los
pueblos, sino al trasunto de su corazón que donde quiera encontramos
en las páginas de sus inmortales libros, al reflejo de aquella alma
grande que llevaba por compañeras a la fé para creer en sus
artículos y vencer a las tentaciones y a la ignorancia; a la
esperanza para confiar en la fuerza y ayuda del Omnipotente; a la
caridad para poderlo todo y todo vencerlo; a la justicia para verse
obligado a dirigirse siempre a Dios; a la prudencia para conocer y
menospreciar al mundo caduco y engañoso y anhelar la bienaventuranza
eterna; a la fortaleza para dar aliento al corazón en sus
penalidades y trabajos, y a la templanza para hacerla señora de su
apetito (1). (1) Blanquerna, libro 1.° capítulo 8.



En
efecto, la fé resplandeció viva e incontrastable en el espíritu de
Raimundo; ella estuvo a prueba no sólo de las riquezas, de los
honores y de todas las seducciones del mundo que en más de una
ocasión le ofrecieron por precio vil de su apostasía, sino de los
más crudos tormentos y afrentas con que fue perseguida su invencible
firmeza. A la exaltación de la fé católica hizo el sacrificio de
su vida entera; por ella abandonó los bienes de la fortuna que le
era próspera, hizo las peregrinaciones más dilatadas y penosas,
pasó largas horas en profunda meditación, hizo correr su pluma con
una actividad inaudita y se expuso a toda clase de derisiones y
desengaños; por ella combatió sin descanso el cisma, las herejías,
y todas las sectas enemigas del nombre cristiano, ya con la
elocuencia de sus palabras, ya con la magia de su pluma, ofreciendo
siempre el más palpitante ejemplo de abnegación y heroísmo; por
ella en fin derramó su sangre y padeció martirio. Y ciertamente que
abrasado en la fé había de estar quien la consideraba como
principio de la sabiduría y como escala por donde sube el
entendimiento a penetrar los secretos de Dios (1 : Libro del amigo y
del amado, vers. 297.); quien con tanta elevación la comprendiera en
los místicos vuelos de su alma al, exclamar: - "Entró el amigo
en un prado ameno en donde una multitud de donceles hollando las
flores del suelo, corrían en pos de un enjambre de mariposas; y
observó que cuanta era su porfía en cogerlas a tanta mayor altura
volaban. Esto hizo pensar al amigo que así les acontece a los
atrevidos que con sutilezas creen haber comprendido a su amado, sin
ver que este abre las puertas a los sencillos de corazón y las
cierra a los presumptuosos, y que la fé es quien le hace visible en
sus secretos por la ventana del amor (2 : Idem, vers. 70.).”



La
esperanza de Raimundo no tenía límites, ni bastaron para agostarla
todos los contratiempos que en varias ocasiones se conjuraron contra
sus heroicos intentos. Las persecuciones bárbaras de los infieles,
los desprecios y las burlas de los cortesanos, los peligros y las
enfermedades que experimentó en sus viajes, en vez de infundirle
pavura y desaliento, no hacían más que fortalecer su corazón, y
aumentar los tesoros de su confianza en el poder supremo. Así no nos
maravilla oírle exclamar, que en Dios había misericordia y
justicia, y que por esto quiso hospedarse entre el temor y la
esperanza, porque la misericordia le obligaba a esperar y la justicia
a temer; que la misericordia y la esperanza multiplicaban el perdón
en la voluntad de Dios; que el amor le enseñaba a tener paciencia y
que la sencillez de corazón es la que encomienda confiadamente a
Dios todos los hechos. (3). (3) Idem. Vers. 98, 205, 335.
Y en
otro, lugar al preguntarse: - "Dime, hombre perdido por amor,
¿Tienes dinero? ¿Tienes villas, castillos, ciudades, reinos,
honores y dignidades?" su esperanza le hacía responder: -
“Tengo a mi amado; tengo en él mi amor, mis pensamientos y mis
deseos, por él lloro, sufro y padezco, y todo esto vale más que
poseer reinos e imperios (1)."
(1) Libro del amigo y del
amado, vers. 178.



La
caridad, esa virtud sublime exclusivamente hija del cristianismo,
resplandeció en grado heroico en el alma de Raimundo, y fue el móvil
principal de todos sus actos y sus pensamientos. Ella le hacía
llorar amargamente la muerte de los que mueren en el error, en la
ignorancia y en la culpa, y le daba aquella invencible y enérgica
resolución que arrostraba todos los peligros y triunfaba de todos
los obstáculos. Abrasado en su llama repartía su fortuna entre los
pobres, esquivaba en sus peregrinaciones la morada de los poderosos
para tomar asiento entre la indigencia y en los hospitales, y
consagraba su existencia a los más asiduos trabajos para enderezar
los pasos de los extraviados, guiar a los ignorantes, abrir los ojos
del alma a los que vivían ciegos a la luz de la verdad, o pedir el
perdón de Dios para los obstinados en sus errores. Su vida no fue
más que un continuo suspiro por el amor de los hombres, así como
sus libros son en el fondo un ferviente tributo pagado a la más
eminente de las virtudes cristianas.
El amor divino encendió su
corazón en santa llama elevando su espíritu a la mansión serena de
los más dulces trasportes. Desde la altura en que su alma se cernía,
contemplaba el mundo, y veía en él un espejo en donde se reflejan
la majestad y la grandeza de Dios, ante cuyos resplandores, dice,
aparecen manchas en el sol (2).
(2) Idem, vers. 307 y 273.
En
la profundidad de los mares veía la del amor del amado; en la
blancura de los lirios su pureza, y en el mayor encanto de las rosas
entre las demás flores su hermosura sobre todo lo que existe; en las
virtudes de las criaturas los más altos misterios de su divinidad y
las perfecciones de su ser; y en el canto armonioso de las aves el
dulcísimo idioma de su amor (1). En la soledad hallaba la compañía
de Dios, y en el bullicio del mundo la soledad; y poseído de místico
ardor parecíanle lecho de rosas las espinas en que caía por las
sendas que andaba pensando en su amado (2). Con señas de temor,
pensamientos, lágrimas y llanto correspondía al amor de su amado y
le refería las angustias de su corazón; y al preguntarle qué haría
sin su amor, contestaba que le amaría para no morir puesto que el
desamor es muerte y el amor es vida (3).
Decía que la
bienaventuranza era una tribulación padecida por amor; que los
suspiros y las lágrimas son mensajeros entre el amigo y el amado,
para que en los dos haya consuelo y compañía, amistad y
benevolencia; que el amor ilumina el nublado interpuesto entre ambos
y hace al amigo resplandeciente como la luna en la noche, como la
estrella en la alborada, como el sol en el día, como el
entendimiento en la voluntad (4).
Tenía por las tinieblas
mayores la ausencia de su amado; manifestaba que como no podía
ignorarle no le era posible tenerle en olvido; que acordándose de él
olvidaba todas las cosas; que crió Dios la noche para que en sus
noblezas se pensara; y que si vestía tosco sayal, su alma iba
adornada de agradables pensamientos (5). Si queréis fuego, añadía
con dulzura, venid a mi corazón y encended en él vuestras lámparas;
si queréis agua venid a las fuentes de mis ojos, que en lágrimas se
deshacen; si queréis pensamientos de amor venid a tomarlos de mis
recuerdos (6).




(1)
Libro del amigo y del amado, vers. 311, 266, 315 y 26.
(2) Idem,
vers. 55 y 33.
(3) Idem, vers. 47 y 62.
(4) idem, vers. 65,
105 y 123.
(5) Idem, vers. 134, 131, 137, 149 y 151.
(6)
Idem, vers. 174.



Regaba
el huerto del amor con cinco ríos y con ello le hacía fertilísimo,
y plantaba en él un árbol cuyo fruto sanaba todas las enfermedades;
morir quería para los deleites de este mundo y los pensamientos de
los malditos que ultrajan a Dios, de cuyos pensamientos nada quería
puesto que no estaba en ellos el amado; aprendía del amor a tener
paciencia, de la misericordia a esperar, de la justicia a temer, y a
creer de la fé y todas estas virtudes le enseñaban a amar; tenía
vendido su deseo a su amado por una moneda cuyo valor bastara para
comprar el mundo entero; bebía amor en la fuente de su amado у
embriagaba de amor y lavábase en ella las manchas de la culpa;
llamaba a Dios luz irradiante en todas las cosas, como el sol en todo
el mundo, que retirando su resplandor lo deja todo en las tinieblas;
y explicaba el amor diciendo que es muerte de quien vive y vida de
quien muere, alegría en la vida y en la muerte tristura, deleite y
consuelo en la patria y melancolía en la peregrinación, ausencia
suspirada y presencia alegre y sin fin, dulzura amarga y amargura
dulce; y que sus lágrimas eran testimonio de que aún para él no
había amanecido el día, sino que guiado por el amor caminaba hacia
su celeste patria en donde no puede haber noche (1). Respondiendo al
llamamiento de Dios, dice con toda la efusión de su ternura - "¿Qué
es lo que te place, amado mío, ojo de mis ojos, pensamiento de mis
pensamientos, cumplimiento de mis perfecciones, amor de mis amores, y
más aún principio de mis principios? Por tu virtud soy, y por tu
virtud vengo a tu virtud de donde tomo la virtud (2)."
(1)
Libro del amigo y del amado, vers 239, 259, 285, 287, 291, 313, 380 y
331.
(2) Idem, vers, 304 y 305
Agotando por último las
palabras para expresar el amoroso incendio que devoraba su corazón,
decía:- "Mi amante me ha robado la voluntad; yo le he dado mi
entendimiento y sólo me queda la memoria para acordarme de él"
y contestándose a las preguntas que 
a
sí mismo se dirigía, exclamaba:- "¿De quién eres? Del amor.
¿Quién te ha engendrado? El amor. ¿Dónde naciste ? En el país de
amor. ¿Quién te crió? El amor. ¿De qué vives? De amor. ¿Cómo
te llamas? Amor. ¿De dónde vienes? De amor.

¿A dónde vas?
Hacia el amor. ¿En dónde habitas? Donde está el amor, y todas mis
riquezas las poseo en el amor (1)."



Ofreció
también al mundo nuestro heroico mártir el más sublime ejemplo de
humildad; y de ella son otros tantos testimonios su poesía titulada
Canto de Raimundo, el poema el Desconsuelo, muchos pasajes de los
diálogos del Amigo y del Amado, el libro Phantasticus que ya en otro
lugar llevamos citado, el de Contemplación que es también el de sus
confesiones y otros muchos. No reparando en hacer públicos sus
juveniles desvíos dice haber merecido por ellos la ira de Dios (2);
confiesa la vanidad que en otro tiempo le ensoberbeciera, el mal que
hizo, las culpas que cometió (3) y los desprecios con que sus
proyectos más tarde se recibieron (4). Recordando con dolor los años
en que había llevado una vida disipada y licenciosa, no reparaba en
llamarse hombre mundano, y amigo de la liviandad (5); en considerar
el poco fruto que había alcanzado de sus penosos trabajos, como
castigo de las ofensas que en la disipación había hecho a Dios (6),
ni en exclamar que no había hombre en quien cupiese mayor falsedad y
vileza; que se admiraba de que en tan reducido cuerpo se encerrase
tanto mal (7); que eran sin número las horas en que se rebelara
contra Dios y se alejara de su servicio (8), e infinitas las injurias
hechas a sus amigos (9); aseguraba que había sido el más grande
pecador de su pueblo (10),



(1)
Libro del amigo y del amado, vers 54, 98 y 202. (2) Canto de
Raimundo, estrofa 1.a
(3) Desconsuelo, estrofa 2.a (4) Idem,
estrofa 16. (5) Phantasticus, prólogo. (6) Idem.
(7) Libro de
Contemplación cap. 5. (8) Idem cap. 22. (9) Idem, cap. 23. (10)
Idem, cap. 17.

nadando
en el mar de la falsedad y la culpa como la rana en el agua (1); que
su cuerpo, infecto por la inmundicia de las malas acciones (2), había
encerrado un alma enferma y llena de pecados (3); que fue tan grande
la maldad en que la soberbia le tenía postrado, como lo era el
tesoro de la humildad y misericordia de Dios; que a tanto exceso
había llegado su desvío que aun las cosas más imposibles las
acometiera y las tenía por fáciles (4); y dirigiéndose a Dios
exclama: - "Grande esperanza pueden tener los humildes que 
sienten
en sí el fuego de la caridad y de la justicia, porque si hasta a mí
descendiste humildemente, Señor, que soy el más pecador y miserable
de los mortales, otorgándome las gracias que te pedí ¿quién ha de
desconfiar de tu misericordia? (5)."

Persuadido de sus
flaquezas, decía que le era imposible vencer en la lucha que por
honra de Dios emprendiera, a no ayudarle el amado y a no haberle
enseñado sus noblezas y significado su voluntad (6); y por último
añadía:- "Si ves a un amante cubierto de galas, honrado por vanidad y obeso por comer, beber у dormir, no encontrarás en él
sino la condenación y los tormentos (7)."



Tanto
como habían sido deplorables los mundanales extravíos a que entregó
Raimundo los más bellos días de su juventud, fueron ásperas las
penitencias y las mortificaciones que después se impuso y amargas
las lágrimas de arrepentimiento que lloraron sus ojos. Gimiendo
pedía a Dios sin consuelo que le diese fuerzas para sostener en el
mundo una penitencia que fuese proporcionada a sus grandes agravios,
que de tantos modos debía hacerla cuantos fueron los en que había
delinquido (8).



(1)
Libro de Contemplación, cap. 68. - (2) Idem, cap. 126. - (3) Idem,
cap. 132. -
(4) Idem, cap. 142. - (5) Idem, cap. 92. - (6)
Libro del amigo y del amado, vers. 140.
- (7) Idem, vers. 145. -
(8) Libro de Contemplación, cap. 86.



Rogábale
que ya que por sus culpas había convertido en criatura despreciable
su humana naturaleza, le redujese a tal estado que por las obras
pudiese alcanzar otra vez a ser tan noble como lo había sido por la
creación (1): porque sin su auxilio y sin su amor temía perecer en
el mar de sus culpas, como la nave combatida por la fuerza de las
olas y la tempestad (2); con lágrimas en sus ojos le adoraba, le
alababa y le bendecía, confiando en el auxilio con que conforta a
los pecadores al emprender el camino de la penitencia (3); y pedíale
que, así como armaba con la espada el brazo del caballero para
defenderse de los enemigos, diera virtud y fuerza a su alma para
defenderse de los suyos que sin cesar pugnaban para que le fuese
infiel y desobediente (4). Decía que las sendas por donde se quiere
encontrar a Dios son largas y peligrosas, llenas de consideraciones,
lágrimas y suspiros: que para honrarle es necesario menospreciar el
cuerpo y las riquezas, dejar las delicias del mundo y arrostrar la
derision de las gentes: que le tenía sin consuelo la pérdida
del tiempo pasado, porque era irreparable: que las vestiduras de su
cuerpo eran de llanto y penalidades: que se entregaba a la soledad y
agolpábanse pensamientos en su imaginación, lágrimas en sus ojos,
y en su cuerpo aflicciones y ayunos: que volviendo a la compañía de
las gentes, desamparábanle pensamientos, lloros y penas, quedando
solo entre la muchedumbre: y que en el amante con pobres vestidos,
desdeñado de los demás, pálido y macilento por los ayunos y
vigilias, se ve la bendición y la bienaventuranza eterna (5). Tanto
le consolaba la mortificación que llamábala fragancia de flores
suaves; a lo cual añadía, que en los trabajos se encuentra la vida,
la muerte en los placeres y en el martirio la gloria; y ensalzando
los frutos de la mortificación, exclama: - Sembraba el amado en el
corazón del amigo deseos, suspiros, virtudes y amores, y regábaloseste con lágrimas: sembraba el amado en el cuerpo del amigo
trabajos, tribulaciones y enfermedades, y el amigo sanaba con
esperanza, devoción, paciencia y consuelo" (6).



(1)
Libro de Contemplación, cap. 30. - (2) Idem, cap. 35. - (3) Idem,
cap. 86. - (4) Idem, cap. 112. - (5) Libro del amigo y del amado,
vers. 2, 11, 148, 151, 235, y 145. -
(6) Idem, vers. 58,
197, 4 y 96.



Raimundo
vivió también completamente desprendido de lo terreno. Sin más
norte que la voluntad divina, se mostraba indiferente a los caprichos
de la suerte. Considerándose como peregrino en el mundo, no se dolía
de los males que la adversidad hacinaba sobre su cabeza; no le tentó
nunca la ambición de las humanas riquezas, ni suspiró jamás para
que le fuese próspera la fortuna: antes al contrario, renunciando al
bienestar y al sosiego que se le ofrecían, quiso ser necesitado y
pobre, y consintió en pasar por todas las penurias de la indigencia,
ya mendigando hospitalidad en sus largas peregrinaciones, ya
arrostrando todas las privaciones y peligros imaginables. Así es que
adquirió aquella resignación perseverante que le hacía exclamar,
que entre los trabajos y los placeres que Dios le daba no conocía
diferencia; que las penas y los goces se unían en él para ser una
cosa misma en su voluntad; que no tenía otro albedrío que el de
obedecer a su Criador, y que no teniendo poder en su voluntad no
podía ser impaciente (1). A esto añadía que de la paciencia nace
la paz, que no tenía por pobre, sino aquel que lo era de virtudes; y
que las riquezas no consistían sino en las buenas costumbres y en la
caridad (2).
Y considerándose rico en la posesión del afecto de
Dios, decía que no anhelaba otra fortuna que los trabajos que por su
amado padeciera, ni otro descanso que el desfallecimiento que su amor
le ocasionaba; que su médico era la confianza que en Dios tenía
puesta, y su maestro las significaciones que las criaturas le daban
de su amado: y por último, exclamaba: - "Vestido estoy de vil
sayal; mas el amor viste mi corazón de plácidos pensamientos (3)."



(1)
Libro del amigo y del amado, vers. 7, 197, 221 y 222. - (2) Libro de
los mil proverbios (provorbios), cap. 31, 50, 49 y 18. - (3)
Libro del amigo y del amado, versículos 57 y 151.



De
la oración a que por tan largas horas Raimundo se entregaba, decía
que era nuncio veloz, diligente, sabio y fuerte entre Dios y el
hombre; que quien ora está con Dios y Dios con él; que es la senda
perdurable de la beatitud; que ella da al hombre sabiduría y
fortaleza, amor y alegría, consuelo y resignación, diligencia y
sobriedad, devoción y riqueza, contrición y castidad y todas las
virtudes juntas, al paso que aleja del alma todos los vicios (1). La
consideraba como el puerto de la salud y como la alegría de los
tristes, añadiendo que ella es quien ahuyenta la muerte, inspira
amor a los que amar no saben, lava y purifica las manchas del pecado
y hace al hombre desprendido, elocuente, audaz y fuerte contra sus
mortales enemigos; exalta la memoria, el entendimiento y la voluntad;
impulsa al agradecimiento y a honrar y bendecir a Dios, amarle y
servirle; proporciona la paz y la quietud, y da ánimo para emprender
el bien y diligencia para evitar el mal; despierta el amor hacia los
pobres, y es en fin la raíz, origen y ocasión de todos los bienes y
perfecciones (2). Asegura que la oración tiene más poder que el
infierno junto; que vale más que todos los bienes y las riquezas del
orbe; y que es el consuelo más dulce del pecador (3). Y por último,
dando a comprender hasta donde se elevaba su espíritu en la
contemplación, exclama: - "La luz del aposento del amado vino a
iluminar la estancia del amigo, alejando de ella las tinieblas y
llenándola de placeres, deliquios y pensamientos de amor: y el amigo
echó fuera de la estancia todas las cosas para que en ella
descansase su amado (4)".
(1) Libro de Contemplación, cap.
360. - (2) Idem, idem. - (3) Libro de los mil proverbios, cap. 30. -
(4) Libro del amigo y del amado. vers. 101.



En
los escarnios y vilipendios de que su celo infatigable le hacía
blanco, y en las bárbaras persecuciones de que muchas veces era
víctima, daba muestras de la más bondadosa y pacífica tolerancia,
hasta el punto de cantar con suavísimo plectro en medio de sus
penalidades y trabajos: - "Los poderosos, los medianos y los pequeños se complacen en escarnecerme, y el amor, las lágrimas y
los suspiros hacen languidecer mi corazón; mas al recordar el alma
mía sus firmes propósitos, siente gozosa acrecer en sí su celo, su
inteligencia y su voluntad, lo cual le hace siempre gozar en el santo
servicio de Dios (1)." ¿Y cómo no había de estar adornado de
esta tolerante suavidad quien amaba a su enemigo por la sola
circunstancia de ser hechura del Todo-poderoso (2)?



La
verdad fue siempre la estrella que le guió en sus hechos, y para que
ella se propagara por todos los ámbitos del mundo, hizo el
sacrificio de su bienestar y de su vida. Profesándole un culto
constante, decía que ella no muere nunca; que quien la vende, vende
a Dios; que constituye el mayor y más precioso tesoro; y que el
Eterno ayuda a quien la defiende (3). De la conciencia, decía que
punza el alma como la espina en el pie: de la devoción, que da
llanto a los ojos y alegría al corazón; que si debilita el cuerpo,
robustece el alma, que es la mayor enemiga de la culpa y el mejor
amigo que es dable encontrar (4); y de la piedad que eleva en sí
misma el amor y convierte el llanto en un raudal de dulzura (5).
Decía que el consuelo no es nunca pobre, que no sabe amar quien no
se consuela, y que no hay para que estar inconsolable como no sea por
la pérdida de Dios (6). De la obediencia aseguraba que es compradora
de voluntad: de la perseverancia que es camino que conduce a lo que
se desea; y de la cortesía que os signo de amables pensamientos (7).



(1)
Véase la oda inserta en el capítulo último del libro Blanquerna. -
(2) Libro de los mil proverbios, cap. 12. - (3) Idem, cap. 19. -
(4) Idem, cap. 29. - (5) Doctrina pueril, cap. 36. - (6) Idem, cap.
32. - (7) Idem, cap. 33, 36 y 37.



Inducía
a su hijo con su elocuente ejemplo y su persuasiva palabra a ser
limosnero para que se acostumbrase a esperar en Dios, a ser laborioso
para alcanzar el bien inestimable de la salud, a ser obediente para
no ser orgulloso, y a que hablase y tratase siempre con los ánimos
nobles para adquirir audacia de noble corazón: y con toda la ternura
de un padre añadía: - “Ten firmeza de ánimo, hijo mío, para
que no hayas de arrepentirte; ten mesura en tus manos para que no
seas pobre; escucha para oír, pregunta para saber, da para que
después encuentres, cumple tus promesas para ser leal, mortifica tu
voluntad para que no llegues a ser sospechoso, acuérdate de la
muerte para que no te entregues a la codicia, ten siempre la verdad
en tus labios para que no seas impúdico, ama la castidad para que tu
alma sea cándida, sé temeroso para no perder la paz, y ten
ardimiento para que no te prendan (1)."



Tanto
como eran hermosos y vivos los colores con que Raimundo sabía pintar
las virtudes y hacer agradables los sentimientos elevados y piadosos,
eran terribles los rasgos con que anatematizaba los vicios y
delineaba el abismo de la culpa y el mar revuelto de los desvíos
humanos. Atacando la vida de los sentidos, exclamaba: - "Aspiró
el amigo las flores y se acordó del hedor del rico avariento, del
viejo concupiscente y del soberbio desagradecido: probó manjares
dulces y encontró en ellos la amargura de los bienes temporales y la
de la entrada y salida de este mundo: se entregó a los goces
terrenos y apercibióse de lo fugaz de la existencia y del breve
tránsito de la criatura sobre la tierra, y vino a su pensamiento el
castigo eterno que ocasionan los materiales deleites; y de aquí el
desprecio con que el amigo miraba todo goce sensual y mundano (2). Y
mirando por último las cosas terrenas como medios, no de dar
satisfacción y placer a sus sentidos, sino de elevar más su
pensamiento hacia el Dios que las criara, cantaba en otro pasaje:
-
“Preguntaron al amigo: ¿qué es el mundo? y respondía: Es un gran
libro para los que en él saben leer. Preguntáronle si en él se
encontraba al amado, y dijo que de igual manera que se encuentra el
escritor en el libro. Y añadieron. ¿En quién está el libro? En el
amado, respondió el amigo, porque en él se contienen todas las
cosas, y así es que el mundo está en el amado y no el amado en el
mundo (3)".
(1) Doctrina pueril, cap. 93. - (2) Libro del
amigo y del amado, vers. 328. - (3) Idem, vers. 307.



Hubiéramos
de ser más difusos de lo que conviene a nuestro propósito, si
cuando los actos mismos de la agitada al par que laboriosa vida de
Raimundo no nos demostrasen el sublime temple de aquella alma
verdaderamente extraordinaria, nos hubiésemos de detener en
delinearla al trasluz con los rasgos mismos que dejó esparcidos en
tantos y tan variados volúmenes. Arraigada profundamente en el
iluminado doctor la verdad santa del dogma cristiano, y teniendo
siempre a Dios por centro de todas sus aspiraciones, a la honra y
servicio de este y a la mayor exaltación de aquella consagraba sus
facultades todas, conquistando por una parte con el poderío de su
inteligencia los corazones a quienes no bastaba el heroico ejemplo
que sus hechos ofrecían, y dando por otra a su siglo el doble
espectáculo de la más alta y sublimada virtud y de la más
inconmensurable sabiduría. Así, cuando consideramos en Raimundo
Lulio al hombre y al sabio, no sabemos si debe sorprendernos más el
conjunto de los hechos de su vida heroica y de continuada abnegación
y sacrificio, o el parto prodigioso de su vastísima inteligencia.



Si
correspondiesen nuestras fuerzas al entusiasmo y admiración que el
genio del gran Lulio nos produce, hubiéramos ensayado dar siquiera
una idea aunque breve de la ciencia de tan célebre como quizás mal
juzgado maestro; mas el círculo inmenso que abarcó su saber, y el
tacto, detenimiento y profundísima comprensión que para ello se
requiere, cuando no fuese el fin concreto y limitado que nos hemos
propuesto, nos harían desistir de semejante empresa; si bien
juzgamos harto necesaria ya una razonada y digna vindicación de los
inmerecidos ataques de que ha sido objeto la doctrina del insigne
mártir, unida a una sencilla y fundada exposición de lo que acaso
tenga de apasionado y fanático el encomio que sus apologistas han
hecho hasta de los defectos de que su sistema adolece. Quizás de un
concienzudo análisis de las extensas obras de Raimundo, vendríamos
a deducir que ni uno ni otro bando ha juzgado sin pasión, y que si
por una parte llegara el encono hasta el extremo de suponer a Lulio
autor de proposiciones heréticas y absurdas, y de permitirse
adulterar y tergiversar los originales textos que se buscaban como
comprobantes de sus asertos, se ha pecado por la otra por el lado
opuesto de considerarle como infalible en sus opiniones. Pero en
honor de la verdad sea dicho, en los encomiadores y apologistas de
Lulio generalmente hemos observado un indisputable conocimiento del
sistema sobre que discuten, al paso que no pocas veces en las
diatribas de sus adversarios, vemos inexactitudes e inconsecuencias
de tanto bulto, que más presuponen el espíritu de secta o de
escuela, que un estudio profundo de los escritos del maestro cuyo
mérito tratan de anular.



Pocos
autores ha habido quizás en el mundo con más ligereza y
encarnizamiento censurados. A veces la lectura de uno solo de los
compendios del esclarecido doctor, ha sido suficiente para que
críticos, que en otras ocasiones dieran pruebas de sensatez y
excelente juicio, se hayan creído autorizados para fulminar el
anatema sobre la generalidad del arte de Raimundo; cuando los varones
más doctos en la ciencia luliana aseguran y con mucha razón, que no
es posible formarse una idea exacta y cabal de semejante sistema, sin
el estudio detenido de las extensas obras de su autor que vienen a
formar como su gran comentario; y menos todavía sin un conocimiento
perfecto del particular lenguaje que creó y adoptó para
desenvolverle. Así pues, muy frecuentemente, en los pasajes de
difícil comprensión o de harta sutileza, han preferido sus
adversarios ver más bien embrollados dislates que entretenerse en
desentrañar o sondear el hondo pensamiento del filósofo, al mismo
tiempo que sus admiradores se han valido de su misma oscuridad para
dar a sus ideas más visos de profunda. De todos modos, ni los
primeros habían de haber olvidado en sus apreciaciones, que nunca el
hombre, por muy elevado que sea su entendimiento, deja de pagar un
tributo al carácter, circunstancias y preocupaciones de su siglo, ni
los segundos de que no hay sistema humano que no esté sujeto a
errores crasos que una generación más adelantada llegue después a
conocer y señalar.



Lulio
apareció en el mundo literario en la época de los mayores delirios
de la escolástica; época en que la argumentación dialéctica y las
aristotélicas sutilezas estaban entronizadas en todas las clases, y
en que triunfaban hasta de la misma verdad la sofistería lógica y
las cabilaciones de la metafísica; época en fin en que,
según expresión de Condillac, las escuelas no eran sino torneos, en
los que la gloria estaba en el disputar y vencer a trueque de
ensalzar el error. En medio de esta baraúnda de la ciencia, y
satisfaciendo su ardiente sed de saber en el abundante manantial de
los autores arábigos que le apasionaron a sus misteriosas
combinaciones y a la cábala, amén de la astrología y de la
química, y que le condujeron también a toda la sutileza del
escolasticismo, nada tiene de extraño que su entendimiento, aunque
de suyo claro y penetrante, se inficionase con los defectos de su
época, y que en el afán de hacerse invencible en la argumentación
o en la polémica, su vigorosa y rica imaginación buscase y
concibiese aquel instrumento universal de la ciencia, que si no en
todos los casos podía dar satisfactoria solución a las cuestiones
que se propusiesen, coordinaba al menos, robustecía y facilitaba las
diferentes operaciones de la inteligencia, y subministraba palabras y
conceptos para discurrir sobre ellas sin salir del rigorismo de la
lógica que era a la sazón el arte supremo.



No
seremos nosotros empero quienes nos convirtamos en ciegos apologistas
del arte de Raimundo, ni en obcecados detractores de su admirable
disposición. Creemos un delirio reducir el entendimiento humano a
semejante mecanismo, pero no nos cabe duda de que, con ayuda de su
invención brotaron de la mente de Raimundo principios fecundos en
resultados, ideas grandes y luminosas, que si bien no han sido
estudiadas como merecen, no han podido menos de llamar la atención
de grandes pensadores (1): y vivimos en la persuasión de que si se
procediera al estudio analítico de los escritos del insigne mártir,
prescindiéndose de la forma y del espíritu escolástico que reina
en muchos de ellos, y dejándose a un lado los errores científicos y
las varias creencias y preocupaciones propias de la época, no se
vacilara en conceder a Raimundo Lulio uno de los primeros puestos
entre los hombres que más han influido en la marcha progresiva de la
humanidad.



(1)
Entre los filósofos y sabios modernos que han estudiado con
muchísimo aprecio y veneración varios tratados de Lulio, merecen
especial mención Leibnitz, Boherave, Hoffman y algunos otros.



Sin
embargo, no se negará que alzándose en atrevido vuelo a una altura
que nadie antes que él había osado trepar, fiado únicamente en sus
propias y gigantescas fuerzas, y abarcando la ciencia, no por partes,
sino formando un todo indivisible, puso, para admiración de los
siglos posteriores, los vastos cimientos de una enciclopedia; y que
cultivando a fondo todos los ramos de la inteligencia humana, dejó
consignados sobre cada uno de ellos descubrimientos importantísimos,
máximas imperecederas o ideas generales, cuyo sello de grandeza
envidiaran sin duda hasta los primeros sabios de nuestros tiempos.

La teología o sea la verdad absoluta, era la cima a que le
conducían de grada en grada, como al Dante, todas las demás
ciencias; y en tan inmenso campo admira verle recorrer con firme y
seguro paso y con su extraordinaria fuerza de pensamiento, los
incomprensibles misterios de nuestro dogma, hasta el de la Concepción
inmaculada de la Virgen María, cuya reciente declaración ha venido
a ser un triunfo póstumo para tan consumado teólogo. Y la copia de
luz con que discurre en largos tratados sobre los artículos de la fé
católica, y las célebres disputas con los averroístas, con los
judíos, con los sarracenos y con todos los cismáticos y herejes de
su tiempo, demuestran el caudal de ciencia teológica que atesoraba,
cuan a fondo comprendía su entendimiento el espíritu de cada secta
en particular, y cuan adiestrado había de estar en la polémica para
sacar incólume y triunfante el catolicismo de la contundente
argumentación de sus adversarios (1). (1) Es inmenso el número de
obras teológicas que nos ha dejado Lulio, pues además de las que
van enumeradas en la relación biográfica que hemos trazado, hay
muchísimas otras que, por no constarnos la época en que el autor
las escribió, no las comprendemos en la expresada relación. El
curioso que desee enterarse del largo catálogo que forman las obras
de Lulio, podra verlo en la Biblioteca antigua de D. Nicolás Antonio
y en la edición que de varios tratados de Raimundo, publicó en
Valencia en el año 1515 Alfonso de Proaza y dedicó al cardenal
Ximenez de Cisneros.



Como
escritor místico se elevó Raimundo a una altura que pocos han
podido alcanzar. Dotado de un alma superlativamente contemplativa y
dada al ascetismo, no podía mirar y discurrir sobre el orden
majestuoso del universo o sobre las maravillas del mundo, sin
abismarse con íntimo y poético trasporte en la más profunda y
devota meditación: así es, que hasta en sus obras científicas no
pocas veces le vemos levantarse en alas de su inspiración sagrada a
las regiones más encumbradas del misticismo. El gran tratado de
Contemplación, el precioso opúsculo de Oraciones y contemplaciones,
el de Alabanzas a la Virgen María, el del Nacimiento del niño
Jesús, el devocionario que escribió para los reyes de Aragón,
algunas de sus poesías, y el nunca bastantemente celebrado cántico
del Amigo y del Amado, son otros tantos testimonios de la
superioridad de su talento en la literatura mística, que le colocan
en la esfera de San Juan de la Cruz, de Fr. Luis de León, y de Santa
Teresa.



Raimundo
Lulio brilla también con viva luz como maestro en la predicación.
Su Arte magna de predicar que contiene un número crecido de
sermones, es un excelente tratado, que si no se hace notar por su
elocuencia, es provechoso por el orden y buen método con que trata
de todas las materias predicables; a cuyo libro pueden añadirse los
Sermones sobre los diez preceptos, el tratado sobre el Padre nuestro,
el del Ave María y otros.




En
la jurisprudencia tuvo miras metódicas y elevadas que le ponen en un
lugar distinguido entre los juristas de su tiempo; y nos persuadimos
de que las obras que sobre la materia dejó escritas acrecentaran su
fama como maestro en la ciencia de la justicia, si fuesen aquellas
más leídas y analizadas; así como sus tratados sobre la medicina,
tanto en su parte especulativa como en sus operaciones prácticas, le
han valido altísimos elogios de eminentes profesores así antiguos
como modernos que en su estudio se han detenido, considerándole no
sólo como un consumado maestro en este ramo del saber humano, sino
como uno de los escritores a quienes la ciencia debe importantes
descubrimientos y señalados servicios. Sus Principios sobre el
derecho, su Ars juris, su Derecho natural, su Arte de aplicar la
nueva lógica al derecho y a la medicina; y por otra parte los libros
titulados Principios de la medicina, de la Levedad y peso de los
elementos, de la Región de la salud y de las enfermedades, el
tratado sobre la Fiebre, el de la Medicina teórica y práctica, el
Arte curatoria y otros muchos, bastan para conocer lo que se
distinguió como jurisperito y como médico.



En
la filosofía fue incomparable, dejando en su dilatado campo rayos de
clarísima luz. En efecto, la lógica y la metafísica fueron
tratadas por su fecunda pluma bajo un sistema nuevo y exclusivamente
suyo. Sus libros de moral, entre los cuales van comprendidos el Félix
de las maravillas del mundo, el Arte de confesar, el del Régimen de
los príncipes, el del Orden de caballería, el otro del Orden
clerical, el de los Proverbios y el Blanquerna, le ponen al lado de
los primeros moralistas que haya tenido el mundo. Con respecto a la
física, mientras los escolásticos divagaban en cuestiones
embrolladas y estériles, es notabilísimo ver a Lulio establecer
sobre la observación y la experiencia el estudio de la naturaleza, y
entrar con toda la fuerza de su saber en las más profundas
investigaciones sobre las causas de los fenómenos naturales, y
extenderse en juiciosas observaciones sobre la electricidad y el
magnetismo; hablando ya en su libro de Contemplación, escrito más
de treinta años antes que Flavio Gioja perfeccionase la brújula con
la rosa náutica, y en otras muchas obras, de la dirección polar de
la aguja tacta á magnete; y tratando de este asunto, antes
que otro lo hiciese, de una manera verdaderamente científica
(1).
(1) Véanse sobre el particular las disertaciones sobre el
descubrimiento de la aguja náutica que publicó en Madrid en 1793 el
P. Antonio Raimundo Pascual, monje cisterciense. Como matemático y
astrónomo es sin disputa de los primeros de su tiempo, y son dignos
de ser estudiados sus especiales tratados sobre estas materias, entre
los que se notan la Geometría nueva, la Geometría magna, el Arte de
la aritmética, la Astronomía nueva, el libro sobre los Planetas y
otros muchos, sin contar lo que dejó esparcido con referencia a las
mismas, en las obras que se ocupan del Arte general. Y por último la
química es quizás el mejor título de la gloria y la inmortalidad
de Raimundo. Impulsado al estudio y a las operaciones de esta ciencia
por su contemporáneo Arnaldo de Vilanova, durante la permanencia de
ambos en Nápoles, hacia el año de 1293, y aficionado a la misma por
la lectura de Geber y otros alquimistas árabes, pudo colocarse en
mejor lugar tal vez que su propio maestro y que cuantos le habían
precedido. Bajo este punto de vista, que es indudablemente el en que
ha sido más y mejor estudiado por los extranjeros, Lulio aparece
como una gran figura, pues mucho es lo que la ciencia le debe en
sentir de todos. El descubrimiento del ácido nítrico, de cuyo
reactivo describe la preparación, las importantes observaciones
sobre el aguardiente, sobre las sales y sobre la calcinación y la
destilación, y los experimentos notables que dejó consignados en
sus escritos, son hechos que le acreditan como el primer químico de
su tiempo. El célebre Boherave le cita como uno de los que mejor han
explicado la índole de los cuerpos naturales; y para concluir
trascribiremos lo que estampa un autor francés al hacerse cargo de
los conocimientos de nuestro autor en el ramo que nos ocupa. -
"Citaré entre otras, dice, dos ideas generales que son
sorprendentes. La ciencia tendía en aquella época a buscar la
quinta esencia en todas las materias, que era una especie de
principio sutil, ajeno de toda mezcla, y arquitipo (arquetipo),
por decirlo así, del cuerpo que representa y del cual posee todas
las propiedades o las virtudes, según la expresión de aquel tiempo,
en una intensidad absoluta. Raimundo Lulio buscó esta quinta esencia
ontológica en todos los cuerpos, no sólo en los minerales, sino en
los vegetales y animales. Curioso es ver como la ciencia actual
aplica en pequeño, en sus terapéuticas aplicaciones de la química
vegetal-animal, la idea fecunda, aunque quimérica, que la ciencia
del siglo XIII, tan poética en su cuna, se creía en estado de
aplicar desde luego al conjunto de los fenómenos de la naturaleza.
Nada más parecido a la quinta esencia de Raimundo Lulio, que esas
modernas operaciones de la química farmacéutica, que anda buscando
la morfina en el opio, la quinina en la quina, el yodo en las plantas
marinas, etc., como arquetipos que encierran en muy pequeño volumen
las más visibles propiedades y las acciones más intensas." -
"Otra idea hay de Raimundo Lulio que no es menos notable. De
algunos pasajes, quizás algo difusos y algún tanto oscuros, se
puede inferir claramente que según él la forma es la cualidad más
esencial de la materia, y que ella influye mucho en la composición
química. La ciencia actual no está acorde con esto; mas de cada día
alcanza resultados que no dejan de tener alguna analogía con la
opinión de Lulio. Hace ya mucho tiempo que los fisiologistas han
notado, que en la organización el elemento de la forma tiene más
importancia que el de la composición, cosa que se comprende muy
fácilmente: basta en efecto considerar cuan poco varía en cada
especie la forma vegetal o animal, por muchas que sean las
modificaciones a que se ve sometido el ser organizado según el
clima, la estación, la alimentación, el aire y demás
circunstancias que influyen sobre la composición química. Un hecho
análogo se observa en la química mineral. Se sabe en efecto que el
cristal de una sal, por ejemplo, de forma determinada, persiste en
ella en muchos casos, aun cuando vaya mezclada con otras sustancias
análogas y aunque sean estas a veces en porción bastante
considerable. La nueva teoría de las sustituciones, introducida
recientemente en la química, da también este singular resultado: en
una composición de muchas sustancias puede un cuerpo en cierta
manera ser sustituido por su análogo, sin que las propiedades
físicas y químicas de la composición se alteren en lo más mínimo
(1)."
(1) Delecluze. Revue des deux mondes. Nov. De *1840.



Raimundo
Lulio ocupa también un puesto muy distinguido en la ciencia de la
estrategia (estratéjia) militar, y en la de la navegación.
Para convencerse de sus admirables disposiciones en la primera, no
hay sino leer su libro sobre la Conquista del Santo Sepulcro y otro
sobre el mismo objeto que intituló del Fin; y prueba son de sus
inmensos conocimientos en la segunda y de los sólidos principios en
que fundaba el estudio de la náutica, lo que dejó sentado en varias
de sus obras, y entre ellas en su Geometría y en su Arte general
última, ya que su precioso libro titulado Arte de navegar
desgraciadamente se ha perdido. El acierto con que discurre,
estudiando prácticamente sobre los terrenos, acerca del modo como
había de operar un ejército para apoderarse de la Siria, es digno
de los mejores y más experimentados capitanes; y en cuanto a los
conocimientos náuticos de Lulio, bastará que trascribamos lo que
manifiesta en una de sus excelentes memorias el concienzudo escritor
D. Martín Fernández de Navarrete.
- "Para evitar o minorar
en lo sucesivo tales acontecimientos, reduciendo a un sistema de
doctrina náutica las prácticas usadas y las observaciones hechas
por los marinos de levante y del océano, combinándolas con los
principios de las ciencias exactas, especialmente de la astronomía,
que tanto habían cultivado los árabes y rabinos españoles,
escribió el portentoso Raimundo Lulio varios tratados científicos,
y entre ellos un Arte de navegar, que citan D. Nicolás Antonio y
otros escritores. Si esta obra hubiese llegado a nuestros días,
pudiéramos examinar y conocer el método con que trató ciertos
puntos fundamentales de la navegación, o averiguar si acaso fue un
mero recopilador de lo que dejaron escrito los antiguos. Pero
juzgando por la doctrina que vertió en otras misceláneas y
matemáticas, no podemos dejar de admirar los sólidos principios en
que fundaba el estudio de la náutica. En una de ellas, publicada en
1286, trató de los vientos y de las causas que los producen: en otra
del año 1295, dio excelentes documentos sobre la necesidad que tenía
el marinero de considerar el tiempo para navegar, los puertos a donde
debía refugiarse, y sobre la estrella y el imán, los rumbos y
distancias que andaba, y finalmente sobre cuanto correspondía a su
profesión. Dijo en su Geometría, que de ella depende la náutica, y
entre sus figuras se nota un astrolabio para conocer las horas de la
noche, que dice es de mucha utilidad para los navegantes; y en su
Arte general última, no sólo puso un compendio de ciertas
instrucciones para que los marineros ejecutasen con arte lo que
obraban por pura rutina y experiencia, sino que trató expresamente
de la navegación (1), sentando que desciende y procede de la
geometría y aritmética; y en comprobación de ello traza una figura
dividida en cuatro triángulos y constituida en ángulos rectos,
agudos y obtusos a semejanza de los quartieres, que hoy sirven tanto
para la práctica de la navegación, declarando por medio de esta
invención, cuanto anda una nave según el viento que sopla y el
rumbo que sigue respecto a los cuatro puntos cardinales, de lo cual
deduce el lugar o paraje del mar en que se halla a una hora o momento
determinado; y trata además en aquella obra, de los vientos y de las
señales para pronosticar su dirección.



(1)
Ars generalis ultima, obra que empezó en 1305 y acabó en 1308,
part. X, cap. 14, art. 96 De navigatione.



Si
por esta muestra y otras semejantes que ofrecen los voluminosos
escritos de Lulio, hemos de juzgar del mérito de su tratado de
náutica y de sus conocimientos en esta materia con relación a su
siglo, no podremos menos de maravillarnos de su instrucción cuasi
universal, de su ingenio original y penetrante, y de su talento vasto
y combinador en descubrir las relaciones que tienen entre sí todas
las ciencias y aplicarlas recíproca y oportunamente para dar un
impulso favorable a sus adelantamientos y facilitar los métodos de
su enseñanza (1).
(1) Nicol. Ant. Bibl. vet., tom. II, pág. 122
y sig. - Pascual, Aguja náutica, pag. 5, SS. 1, 3 y 4. - Fr.
Bartolomé Fornés, Apolog. contra Feijoo, Dist. 3, c. 6.
De aquí
puede inferirse naturalmente que si el primer tratado de náutica en
la media edad se debe a un español, fue también consecuencia de lo
mucho que este peregrinó entre las naciones de Europa, Asia y
África, con motivo de promover las cruzadas; cuyas expediciones
anteriores, fomentando la navegación e ilustrando la geografía, al
paso que multiplicaron los intereses y las relaciones de los pueblos
entre sí, hicieron también recíprocos sus conocimientos,
principalmente los que se dirigían a facilitar más estas
comunicaciones por mar, disminuyendo los riesgos y peligros que la
ignorancia hacía tan comunes y repetidos."



Contra
los que cultivaban la astrología judiciaria y la nigromancia,
escribió Lulio también excelentes tratados, siendo de notar lo que
en el tantas veces citado cántico del Amigo y del amado expresa con
referencia al particular, para confusión de los que confundiendo al
filósofo con el impío escritor de su tiempo llamado Raimundo de
Tárraga, le han supuesto autor de las heréticas blasfemias
que este estampó en sus libros. - "Encontró el amigo, dice, a
un astrólogo adivino, y preguntóle qué cosa era su astrología; a
lo que contestó que era ciencia que enseñaba a leer el porvenir.
Errado vas, le replicó el amigo, que lo que tú dices no es sino
engaño, ciencia de fingidos, fatídicos y mentirosos profetas, que
infaman la obra del soberano maestro; ciencia reprobada por la
providencia de mi amado, que promete dar el bien y no el mal con que
aquella amenaza.” - “Con altas voces iba el amigo diciendo: ¡Oh
qué vanos son muchos hombres que se dejan dominar por la curiosidad
y la presunción! Por la curiosidad caen en la mayor de las
impiedades, abusando del nombre de Dios, invocando con encantos y
deprecaciones los espíritus malos, y profanando las cosas santas con
caracteres, figuras e imágenes: por la presunción se han esparcido
tantos errores como hay en el mundo. Con vivas lágrimas lloró el
amigo las muchas injurias que cometen los hombres contra su amado
(1)".
(1) Libro del Amigo y del amado, vers. 347 y 348.



En
las letras fue también Raimundo notabilísimo. Además de sus varias
obras sobre gramática que le acreditan de muy sabio en el arte, como
preceptor o humanista escribió un libro de Retórica, que ha sido
muy encomiado por los inteligentes; al paso que su estilo es puro, y
su dicción expresiva y elegante, quedando sin disputa el primer
hablista lemosín entre sus contemporáneos. La ignorancia de
muchos que sin antecedentes se han creído bastantemente autorizados
para tratar a su manera del gran maestro, ha tachado de bárbaro el
latín de sus obras; mas tales críticos debían haber tenido
presente que es muy dudoso que Lulio escribiese en latín ninguno de
sus libros, y que el defecto que le censuran no es suyo, sino de sus
traductores, que no daban en escribir muy correctamente el idioma de
Marco Tulio en la época de su mayor corrupción.



Por
último, hasta en la música fue Raimundo en extremo hábil y perito
tratando de ella con la ciencia y fijeza con que discurría siempre
sobre todos los ramos de la inteligencia. Varias son las obras en que
se ocupó, aunque no exclusivamente, de este arte delicioso, y mucho
nos engañamos si no es de su mano el excelente libro manuscrito
titulado Arte de cantar, que hemos tenido ocasión de ver, aunque no
le encontramos continuado en ninguno de los largos catálogos de las
obras de nuestro autor.



No
acabaríamos nunca si hubiésemos de hacer mención expresa de todo
lo que fue objeto de los profundos estudios o de las continuas
meditaciones de Raimundo. Ninguna ciencia humana de las que estaban
al alcance de su época, dejó de encontrar su lugar en el gran
círculo que abarcaba su genio; ningún fenómeno de los que se
presentaron a su siglo con el incentivo de la novedad, dejó de ser
objeto de las hondas investigaciones del 
gran
filósofo. Su talento eminentemente combinador y universal forma
época en la historia del progreso humano. La fecundidad de su pluma
asombra, como asombran los numerosos viajes que emprendió, las
multiplicadas aventuras que le acontecieron, las continuas
diligencias que hizo para la realización de sus santos proyectos, y
las predicaciones asiduas que llevaba a cabo para la
conversión de los infieles. Un hombre de grande ingenio con dos siglos de
existencia no hubiera podido hacer lo que Lulio en los cincuenta años
que mediaron desde su conversión hasta su glorioso martirio. Con la
relación sola de su vida podría haber llenado volúmenes enteros;
sus escritos forman diez tomos de gran tamaño en la
edición moguntina, ordenada desde 1721 hasta 1749 por su admirador el
esclarecido
Ibo Zalzinger, si bien ella no llega a comprender
la mitad de las obras de Raimundo. Muchos tratados permanecen todavía
inéditos, otros se han perdido por desgracia de la ciencia y de las
letras.



Además
de tanta inteligencia, tan vasto saber, y tantas virtudes juntas,
reunía Raimundo una fuerza de ánimo invencible que le hacía
arrostrar todas las dificultades para la divulgación y enseñanza de
su Arte que consideraba como destinado a entronizar la verdad en
todos los ámbitos del mundo, y triunfar de todos sus adversarios. Y
con esa firmeza, a la que se unía la novedad que su sistema ofrecía,
logró que el orbe todo se llenara al punto de su ciencia, de su
doctrina y de su nombre. Mas no se contentaba solamente con el fruto
que podía dar la propagación de su sistema en las escuelas, sino
que para estirpar los errores que se multiplicaban en el mundo en
medio del cual vivía, ofreció por una parte a la Santa Sede y al
colegio de cardenales su Arte general, y emprendió por otra largos
viajes para desempeñar el más penoso apostolado. En medio de estas
tareas no olvidaba el negocio de la conquista de los Santos Lugares,
que fue el pensamiento que a todas horas le dominaba, y para cuyo
objeto agotó todos los recursos de su pluma y todo el tesoro de su
infinita paciencia, ya trazando planes y proyectos para facilitar la
empresa, ya interesando en ella a los grandes poderes de la tierra; y
si unas veces logró el placer de ser escuchado y en parte secundado
en sus miras, otras tuvo que sufrir con toda la resignación de un
cristiano la mofa y el desprecio en recompensa de sus laudables
afanes. ¡Cuánto hubiera cambiado quizás la faz del mundo a haberse
llevado a feliz término los vastos proyectos del gran pensador de su
siglo! ¡Y cuántos beneficios no hubiera reportado con ello la causa
del catolicismo! Mas Raimundo halló tibios a sus contemporáneos, y
sus exhortaciones se estrellaron contra la irresistible fuerza de las
circunstancias que le fueron siempre adversas.



Aunque
fue mucho empero el celo y la firmeza con quo Lulio ponía en
ejecución sus ideas, duélenos tener que confesarlo, no anduvo
siempre acertado en los medios que escojitaba para llevarlas
adelante, ni eran siempre tan oportunas como convenía. Y no dejó de
contribuir ciertamente a esta falta de tacto con que en determinadas
ocasiones procediera, atención que prestaba por desgracia a los
acontecimientos políticos de su tiempo, en los cuales no se instruía
lo bastante, extraño como se mantuvo siempre a toda asociación
civil o religiosa, y ocupado como estaba tan asiduamente en sus
estudios y combinaciones científicas.



Mas
en vano se han levantado envidiosos contra la santidad y heroísmo de
la vida del eminente mártir, y contra la doctrina del célebre
filósofo. En vano el vehemente y bilioso inquisidor Nicolás de Aymerich, que hubo de ser expulsado del reino de Aragón por
sus demasías, lanzó contra Lulio las diatribas más furibundas,
tildando de heréticas muchas de sus máximas que adulteraba a su
antojo, y suponiendo condenados sus libros por una bula pontificia
cuya autenticidad no pudo nunca justificar; la fama del mártir ha
quedado ilesa, y los merecidos elogios que de sus actos y de su
ciencia han hecho millares de sabios, son un elocuente, y magnífico
contrapeso a las decepciones que solo la ponzoña de las malas
pasiones ha podido dictar contra el más celoso de los apóstoles у
el más esclarecido de los sabios de la edad media, radiante sol en
la ciencia y espejo purísimo de todas las virtudes.

domingo, 8 de marzo de 2020

56-60




56. Misal.
Un volumen en 4.° mayor en pergamino, de 294 páginas. Es de últimos
del siglo XII. Le precede un Calendario, en el cual es de notar que
estando la fiesta de la Resurrección del Señor el día 28 de
Marzo
, y la de la Ascensión el 5 de Mayo, la fiesta de
Pentecostés está en el 8 de Mayo. También se ve allí la
fiesta de San Rufo Obispo, el día 14 de Noviembre; y la de la
octava de este Santo el 21 de dicho mes; lo cual prueba la grande
solemnidad con que esta fiesta se celebraba entonces en esta
catedral. Se halla así mismo la fiesta de la Purísima Concepción,
el día 8 de Diciembre.
Además hay notas muy curiosas. Entre
ellas una el día 4 de Febrero, que traducida dice: «Hoy comienzan a cantar las aves». Y otra el día 24 de Abril
que dice: «La salida de Noé del arca».
Este Misal está
foliado, aunque esto se hizo en época muy posterior. Después del
folio 65 hay dos figuras del Salvador y de Cristo, parecidas a las
del Códice número 11; si bien los dibujos son muy inferiores y los
colores sumamente extraños. Luego sigue el Prefacio de la Misa; la
inicial ostenta una viñeta de bastante novedad. También hay otra al
comenzar el Cánon; en esta los dibujos y los colores son de más
gusto.
En el folio 64 se ven algunas notas de música referentes
a la Misa de la «Concepción de Santa María.» Así se designa en
este Misal dicha festividad. Las oraciones de esta Misa y de algunas
otras son distintas de las que se usan actualmente, o sea desde que
se mandó adoptar para todas las diócesis el Misal y Breviario
Romanos.
Al principio de este Misal, y antes del Calendario, hay
una nota de distinta letra que dice: Fó estimat LXXXII sous,
aludiendo al precio en que fue valorado.

57. Guido de Baysio.
Comentarios al Decreto de Graciano. Un volumen en folio grande
en pergamino, de 772 páginas. Es del siglo XIV. El autor lo titula
de este modo: Incipit Rosarium Domini Guidonis de Baysio,
Archidiaconi Bononiensis, super Decreto. Desde luego se
comprende que la palabra Rosarium la pone aquí el autor en
sentido metafórico. / Rosarium - Glosarium - Ver 60: DECRETALES
DE GREGORIO IX, CON
GLOSAS O COMENTARIOS.
/
Al lado de este epígrafe, o sea en la primera página, hay
una hermosa viñeta que representa al autor, vestido de Arcediano,
dando explicaciones en la cátedra a sus discípulos;
teniendo sobre un atril el libro cuya doctrina expone;
alegoría que está perfectamente significada. Después sigue el
prólogo, dirigido al Reverendo en Cristo Padre, su Señor D.
Gerardo, por la gracia de Dios Obispo Sabinense.
Este
libro, como el Decreto de Graciano, está dividido en tres partes. En
la primera se anotan en el margen las Distinciones. Las Causas que
componen la segunda parte del Decreto de Graciano también están
señaladas en todas las páginas. Y lo mismo la tercera parte de
Consecratione
.
Los principios de los párrafos y capítulos,
que son muchos, están con iniciales de colores. En la segunda parte
hay hermosas viñetas al principio de las Causas.

5S.
GUILLERMO DURANTE. RACIONAL O EXPLICACIÓN DE LOS DIVINOS OFICIOS.

Un volumen en folio en pergamino, de 364 páginas. Es de últimos
del siglo XIII, o de principios del XIV. Hállase dividido en ocho
partes. Le precede un índice muy extenso en el que se indica el
folio donde está cada asunto.
Contiene este Códice un tratado
magistral de sagrada liturgia, hallándose divididas con mucha
claridad todas las materias. Fue escrito con gran lujo; lo que prueba
la suma importancia que desde los tiempos más remotos se ha dado en
esta catedral a todo cuanto se refiere a la celebración de los
divinos oficios. Tan buen gusto hubo en la confección de este libro,
que no solamente están adornadas de un modo muy distinguido las
iniciales de todos los capítulos, sino que además muchas columnas
ostentan variadas orlas de colores. Al principio está la figura de
un Prelado vestido de Pontifical, aludiendo sin
duda a la materia de liturgia de que se trata en este Códice.


59. JUAN ANDRÉS. Comentarios a los libros de las Decretales.
Un volumen en folio grande, en pergamino, de 570 páginas. Es del
siglo XIV. Este Códice además de no tener foliación, carece de
signos que indiquen los capítulos o títulos en que se hallan
divididas las materias. De modo que su estudio debía ser sumamente
laborioso, pues tampoco hay índice.
Al principio de la primera
página se ve una hermosa viñeta, que representa a un sacerdote
celebrando misa; siendo de notar la especial forma de la
casulla que se parece a un manto. Hay en este Códice
gran profusión de letras iniciales con dibujos, distinguiéndose los
colores muy vivos, con planchas de oro que todavía conservan el
mayor brillo.
Antes del último folio hay una hoja añadida o
sobrepuesta de letra diferente. Y al fin de todo una nota que dice
así: Explicit Novella Joh. Andreae super quinque libros Decretalium.
Deo gratias. Amen.

60. DECRETALES DE GREGORIO IX, CON GLOSAS
O COMENTARIOS.
Un volumen en folio grande, en pergamino, de 566
páginas. Es del siglo XIII. Al principio, como en todas las
colecciones de Decretales de dicho Papa, está la Bula que
dirigió a los Doctores y escolares de la Universidad de Bolonia. Antes de la palabra Gregorius
con que se encabeza dicha Bula, se ve un gran blanco,
destinado al parecer para formar allí una viñeta de adorno, lo cual
no llegó a verificarse.
Este Códice también es de los más
notables del archivo, no sólo por sus grandes dimensiones y por el
trabajo que debió emplearse al escribirlo, sino por la multitud de
notas de varias letras y de diferentes épocas; lo que manifiesta el
grande uso que se hizo del mismo.
Aunque no está foliado ni hay
índice, en cada hoja se señalan con bastante claridad los cinco
libros en que hallan divididas las Decretales. Los títulos están
señalados en el texto con letras encarnadas. Todas las Decretales de
este voluminoso Códice tienen las iniciales adornadas con dibujos de
colores. En el principio de cada libro también se ve un blanco para
una viñeta, que no llegó a hacerse.
Después del último título
del libro V siguen tres folios de la misma letra, en los cuales se
ven dos grandes blancos, donde según parece debían ponerse, los
árboles de los parentescos de consanguinidad y de afinidad
a que se refiere el texto.



61-71

viernes, 25 de septiembre de 2020

17 DE FEBRERO.

17 DE FEBRERO.


Empleóse esta sesión con la lectura de varias cartas cuyo tenor es como sigue:

Als molt reverend nobles magnifichs e honorables mossenyors los diputats del General de Cathalunya e consell en virtut de la comissio de la cort elegit.
Molt reverend nobles magnifichs e honorables mossenyors. Per vostra letra de XIII a Xllll del present per Molins correu entre V e VI hores de nit rebuda som certificats de la licenciacio de nostre embaxada e com nos pregau e encarregau anem aqui per donar millor informacio de les coses passades e fer e delliberar lo que sera necessari. A que vos responem havem gran plaer de vostra deliberacio e de continent haguerem spatxat lo present correu e forem partits per anar aqui sino sperants labbat de Poblet e mestre Ferrando los quals com vos havem scrit ab la Senyora Infanta son anats a la Senyora Reyna ab lo apuntament en scrits del qual vos havem tramesa copia e ir los ne fem correu notificantlos dita licenciacio e encarregantlos si la Majestat del Senyor Rey no passave en lo dit apuntament de continent sen tornen car nosaltres los speram e ya forem partits sino per ells los quals no han pogut axi spatxar com pensavem per quant crehiem haguessen trobada la Senyora Reyna en Ossera com nos ere stat dit e havem sabut certament es en Çaragossa e axi haurem sperar algun dia mes fahentsvos certs mossenyors que si lo apuntament sera plasent al Senyor Rey nosaltres ya abans e tots temps tenim deliberat avisarvosne e sens vosaltres no finar res com es degut e pertinent axi com crehem vosaltres en qualsevol conclusio de aquest fet nos apellareu. E es ver que en venir e declinar al dit apuntament per la dita Senyora Infanta mogut nos han induits los respectes de quexa vos havem scrit e assenyaladament lo avis per vosaltres fet ab una letra de X del corrent la on dieu res de tractes o expedients audiencia nous parra donadora sino recobrant la persona del Senyor Primogenit. E axi conformantsnos ab vostra voluntat e veents lo efecte del apuntament sis segueix suplir a tot lo que per lo Principat es demanat tant en recobrar la persona del Senyor Primogenit quant en reintegracio de les leys e libertats cathalanes quant encara en la seguretat e repos del dit Principat e de tots nosaltres fem lo dit apuntament redigir en scrits lo qual on nos seguescha servex a justificacio e descarrech de tots segons vos havem scrit. Tan prest com los dits abbat e mestre Ferrando seran arribats partirem per anar aqui Deu volent mas per quant es pertinent e degut a tots embaxadors fer relacio del que fet han e aquella comodament nos pot fer sens lescriva qui en tot ha entrevengut e te los actes e havem vist vostres providencies deliberar que Nanthoni Lombard scriva de nostra embaxada reste aci fins per vosaltres li sie scrit vos pregam molt afectadament per nostre descarrech lo dit Anthoni vage ab nosaltres com sia molt necessari e sens ell relacio nos pot acabadament fer. E sia la Sancta Trinitat proteccio de tots e direccio del negoci concorrent. Scrita en Leyda a XVI de febrer del any Mil CCCC sexanta hu. - A tota vostra ordinacio promptes los embaxadors del Principat de Cathalunya.

Als molt reverend honorables e de molt gran saviesa senyors los diputats del General de Cathatunya.
Molt reverend honorables e de molt gran saviesa senyors. Divendres proppassat XIII del corrent mes rebem de vostres grans reverencies una vostra letra sots data de XII del ya dit mes e aquella lesta encontinent entreveninthi lo loctinent de deputat de aquesta ciutat havem sollicitats los conestables per los cent homens demanats prestament se matessen a punt e anassen a vostres reverencies e prestassen lo jurament e homenatge segons forma ab vostra letra donada e fetes alguns dells lurs bestretes segons lo loctinent de deputat largament vos scriu vos remetem los dits cent homens ab lurs conestables qui son quatre e hauriemvos a gracia que lurs capitans fossen de aquesta terra. E per tant com lo venerable En Marti Johan Doris donzell senyor del castell Doris es singular amador de la cosa publica del Principat de Cathalunya e encara de aquesta ciutat e per conseguent sie digne de gracias e favors o axi mateix lo venerable En Bernat de Muntredon domiciliat en aquesta ciutat aquests dos fossen capitans de aquests cent homens queus trematem e on e en cars lo dit Oris fos empatxat de esser capita vos sia plasent en son loch sia posat lo venerable En March de Planella donzell e domiciliat en
aquesta ciutat e tot aço vos reputarem a gracia molt singular. E conserveus molt reverent honorables e de molt gran saviesa senyors la Trinitat Sancta en sa divinal gracia e recomendacio. Scrita en Vich a XV de febrer del any Mil CCCCLXl. - A tot vostre manament e ordinacio prests quis recomanen en vostra gracia e recomendacio los consellers de Vich.

Als molt reverend honorables e de molt gran saviesa senyors los diputats del General de Calhalunya.
Molt reverend honorables e de molt gran saviesa senyors. Lo dia de ir que era divendres e XIII del corrent mes rebi una vostra letra sots data de XII del dit mes dins la qual trobi una crida ordonada. E vostra letra per mi lesta e ajustats los consellers desta (de esta; d´esta; d´aquesta) ciutat prest matem en execucio lo contengut de vostra letra fahent prestar al veguer e jutge ordinari sagrament e homenatge la hu al altre com lo sotsveguer yal hagues prestat segons forma ya donada e prestament lo dit veguer mana publicar e de fet es stada publicada la dita crida e encontinent son stats sollicitats los quatre conestables per los cent homens demanats elegits prestament se metessen a punt e ensemps tirassen en vostra ciutat es presentassen a les vostres grans reverencies prestans cascuns lo jurament e homenatge segons forma en vostra letra donada e que si havien master diners los seria feta bestreta. E continuament los dits consellers ensemps ab mi ses trebellat que los dits cent homens han hagut bon compliment e per cascu dells prestat lo jurament e homenatge segons forma de vostra letra en vigor de la qual per En Galceran Prat arrendador de la bolla (bula) de aquesta ciutat segons vostra ordinacio los son stades fetes bestretes de diners e per cascu fermades apocas dirigides a mi e per mans del dit arrendador e continuades per lo notari de mon ofici.
E per tant que vostres grans reverencies sien informades dels dits quatre conestables e de les personas sots ells acordades e de les bestretes quils son stades fetes de tot he feta fer copia la qual vos remet dins la present interclusa. E conserveus molt reverend honorables e de molt gran saviesa senyors la Trinitat Sancta en sa divinal gracia e recomendacio. Scrita en Vich dissapte a nit a XIIII de febrer any Mil CCCC sexanta hu.
- A tot vostre manament e ordinacio prest quis recomana en vostra gracia Francesch Valls canonge loctinent del deputat de Vich.

Als molt reverend magnifichs e honorables senyors los diputats del General de Cathalunya residents en Barchinona.
Molt reverend magnifichs e honorables mossenyors. Arribant aci en la present vila son stats ab mi los pahers demanantme lo sou de CC homens que per comissio vostra havien acordar per trametre a Leyda e dihentlos que yo no havia tal comissio son molt marevellats e han mostrat de esserlos molt greu e quasi son venguts a creure que yo los negas la cosa attes que hu que ells trameteren aqui laltra dia lo qual diu parti hir de aqui los ha dit davant IIII que vosaltres mossenyors li havieu dit davant mossen Viladamany que per mi havieu trames los dits diners. E yo lavors los he dit que ver era que en la partida mia vosaltres mossenyors me volieu detenir per darme carrech de alguns afers e yo diguius que nom podia aturar per res que ya tenia tota la roba carregada e que axim licencias e que per ventura era de aquest fet ço de quem volien dar carrech. E aço mossenyors yo los e dit per darlos alguna color car reyalment ells sen mostren molt stomachats de esser axi mesos en oblit perque mossenyors placieus provehir. Jo mossenyors per seguir la gent de peu he fet les jornades curtes anit so arribat açi Deu volent dimarts entrare en Leyda. Totes les adzembles tinch ya de aci a Leyda e provehit que entrassen totes plegades en Leyda ensemps ab mi ab cent homens de peu. Aci ha molt bella gent mas han gran fretura de gent a cavall e certament si gent de cavall no ha lo capita envides ha forma de empenyerse gens. La del acordament de gent de cavall quem donas en les instruccions es ya ordonada e per lo mati se fera e apres partire. Ja per letres del capita vostra reverencia e honorables savieses seran avisades del partit mogut per la Senyora Reyna per la restitucio de la persona del Senyor Princep. Quant Deu vulla sia en Leyda ne pore scriure mes 
adeveres. Feta en Cervera a XV de febrer. Quim recoman en gracia e merçe de vostres reverencies e honorables savieses - Johan Ferrer.

Als molt nobles magnifichs e honorables e savis senyors los XV elets per lestament militar del comdat de Rossello residents en Perpinya.
Molt nobles e magnifichs senyors. Vostra letra havem rebuda feta a X del present mes e havem hoit lo quens ha volgut explicar de vostra part en virtut de la dita letra lo magnifich mossen Johan Samso cavaller embaxador vostre a la qual vos responem queus regraciam molt e molt la gran bona e incommutable intencio que havets hauda e haveu en aquests afers qui toquen a tots e a quiscu pregant e encarregantvos en aquella persevereu e continueu a benefici e repos de la patria segons som tots obligats a laor e servey de nostre Senyor Deus e servey de la Majestat del Senyor Rey e benifici e liberacio de la persona del Illustrissimo Primogenit del dit Senyor Rey. E del quens ha dit mossen Samso per part de vosaltres havem deliberat que ab major delliberacio e consell pugam a vosaltres consellar. E placieus de totes coses referir ab los consols e consell de aqueixa vila e a aquells dar tota ajuda e favor que sia benefici del present negoci com fins aci haveu acostumat. E sia molt nobles magnifichs e honorables e savis senyors lo Sant Sperit en vostra guarda. Dada en Barchinona a XVII de fabrer any Mil CCCCLXI. - A. P. abat de Montserrat. - Los diputats del General de Cathalunya e consell en virtut de la comissio de la cort elegit e assignat a vostra honor apparellats.

Al molt honorable mossen Thomas de Carcassona cavaller diputat local en la ciutat e vegueria de Leyda.
Mossen molt honorable. Per haver avisos de la ciutat de Çeragoça e regne de Arago volem trametau lla una o dues spies que sien personas (occitano: plural en AS) discretes (adjetivo que no concuerda con personas, sería discretas, igual en castellano que en occitano) e ab disposicio pera (para; per a) tal cosa qui hajen manament e carrech de esplorar e sentir en quant poran totes novitats que facen per lo Senyor Rey e per aquella ciutat e regne e les voluntats de les gents de la dita ciutat e regne e les noves que hi sien del stament del regne de Navarra axi noves de gent darmes de Castella o de altres gents qui desijen la liberacio del Senyor Primogenit o sien contra aquella. De tot se *informeu e tornats prestament e haguda dells relacio nos certificareu stesament de aquella. En Johan Ferrer lo receptor qui es aqui ne comunicara ab vos car nosaltres lin scrivim. Entre abdosos (ambos; ambdos, ambdosos) donauhi presta expedicio. Les spies sien dreçades o alguna delles lla specialment hon sia lo Senyor Rey. Dada en Barchinona a XVII de febrer any Mil CCCCLXI. - A. P. abat de Montserrat.
- Los diputats del General de Cathalunya residents en Barchinona.

Al molt reverend senyor lo archabisbe de Tarragona.
Molt reverend senyor. Nosaltres e aquest consell sumament desigam que vostra reverendissima persona se atrobas aci e es tant necessari per servey de nostre Senyor Deu e del Senyor Rey e benifici de la cosa publica de aquest Principat que suficientment explicar nos poria. Perque placia a la dita reverendissima persona vostra tota dilacio a part posada venir e attenyer aci ab la major celeritat que fer puscha com axi la disposicio dels afers ho requera. E en aço nous placia fallir per quant vostra reverendissima senyoria desiga servir nostre Senyor Deu e lo dit Senyor Rey e lo benefici de la cosa publica. La Sancta Trinitat molt reverend senyor tinga la reverendissima persona vostra en sa proteccio e guarda. Dada en Barchinona a XVII de febrer any Mil CCCC sexanta hu. - A. P. abat de Montserrat. - Los diputats del General de Cathalunya e consell en virtut de la comissio de la cort elegit e assignat a vostra honor apparellats.

Al molt egregi senyor lo compte de Prades.
Senyor molt egregi. Nosaltres e aquest consell summament desiga que vos senyor fosseu eus trobasseu aci entre nosaltres e es tant necessari per servey de nostre Senyor Deu e del Senyor Rey e benifici de aquest Principat que bonament explicar nos poria. Perqueus placia tota dilacio a part posada de continent venir e attenyer aci e ab la major celeritat que fer se puixa. E en aço no vullau fallir per quant desigau lo servey de Deu e del dit Senyor Rey e benifici de la cosa publica. La Sancta Trinitat senyor molt egregi vos tinga en sa guarda. Dada en Barchinona a XVII de febrer any Mil CCCC sexanta hu. - A. P. abat de Montserrat. - Los diputats del General de Cathalunya e consell en virtut de la comissio de la cort elegit e assignat a vostra honor apparellats.

Al honorable En Johan Ferrer receptor de les generalitats de intrades e exides del General de Cathalunya.
Honorable senyer. Nosaltres scrivim al diputat local de Leyda donantli carrech trameta a la ciutat de Çeragoça e regne de Arago una o dues spies per sentir totes novitats segons en nostra letra stesament li dehim. Plaunos e volem que vos ne comuniqueu ab ell o que abdosos acordeu de la persona u persones que trametreu axi que sien ben dispostes al mester. Les spies sien dreçades o alguna delles lla specialment hon sia lo Senyor Rey. E de tot lo que reportaran o per altra qualsevol via sabreu o sentireu nos feu avisos continuament. Hajauvoshi ab la diligencia ques confia de vos. Dada en Barchinona u XVll de febrer del any Mil CCCCLXI. - A. P. abat de Montserrat. - Los diputats del General de Cathalunya residents en Barchinona.

Al molt egregi senyor e strenuu baro lo comte de Modica capita general del exercit del Principat de Cathalunya.
Senyor molt egregi. Sabut havem que sou encara en Cervera la qual cosa nos es stada a gran maravella car no podiem pensar que a les hores de ara no fosseu entrat en Leyda e vostra senyoria pot veure e conexer que lo negoci requer gran celeritat e la triga es vergonyosa e ignominiosa e al Principat importa gran inconvenient e dan. Perqueus pregam e requerim sots virtut del jurament prestat que de continent la present rebuda partiau ab tota la gent de peu e de cavall que aqui sia tirant la via de Leyda hon aturareu fins per nosaltres scrit vos sia. E en aço vos placia no metre dilacio ne falta. Lo Sant Sperit senyor molt egregi sia en direccio vostra e de tot lo exercit. Dada en Barchinona a XVII de febrer any Mil CCCCLXI. - A. P. abat de Montserrat. - Los diputats del General de Cathalunya e consell en virtud de la comissio de la cort elegit e assignat a vostra honor apparellats.

Als molt honorables e molt savis senyors los consols de la vila de Perpinya.
Molt honorables e molt savis senyors. Per informacio de mossen Johan Ramon embaxador vostre e per letra de vosaltres a ell tramesa la qual comunicada nos ha havem vist e sabut com lo regent la Governacio e capita dels comdats de Rossello e de Cerdanya e lo castella del castell de aqueixa vila e procurador reyal dels dits comdats se serien enclosos en lo dit castell e com han requests e manat tots los castellans forans anar personalment regir e guardar lurs castellanies. Les dites novitats son a nosaltres cosa de molta admiracio per quant no es alguna cosa que sia feta nis faça per aqueixa universitat e tot lo Principat de Cathalunya sino a tota honor e servey de la Majestat del Senyor Rey e per lo deute de la fidelitat degut a la sua reyal corona e per liberacio del Senyor Primogenit que es cosa a la qual deute de fidelitat streny granment aquest Principat. E los dits regent e castella fahent aqueixs senyals e preparatoris significarien ells esser de contrari voler e parer al Principat e voler tenir les dites forces per ventura a recullir o metre en aquelles algunes gents strangeres en deservici del dit Senyor Rey e de la sua reyal corona e contra lo be e tranquille stat de aqueixa vila e de tot lo dit Principat. Vistes donchs e considerades totes aquestes coses som de intencio e parer que si veurets (occitano; veréis; voréu o voreu; veureu) los dits regent e castella star e perseverar en tal proposit e recullir gents ne vitualles ne fer guaytes ne altres senyals o demostracio contra la forma solita e acustumada que donets (occitano: deis; doneu o donéu) orde per aquells migans que les savieses vostres veuran e conexeran que no puixen haver vitualles de aqueixa vila ne de altra part ne algun socorriment o ajuda abans sí les dites forçes porets (occitano; podréis; podréu o podreu) haver a mans vostres que hajats aquelles en manera que sia provehit a servar tota fidelitat al Senyor Rey e a la sua reyal corona e obviar totes coses que algun inconvenient en contrari donar porien. E per nosaltres es ya scrit al diputat local de aqui e encara li tornam scriure que hon los dessus dits façen alguns enantamens (y no enantaments) perturbants la liberacio del dit Senyor Primegonit (Primogenit) la qual cosa redundaria en deservici del dit Senyor Rey e contra lo tranquille (tranquilo; tranquil) stat del Principat e en prejudici de les generalitats de aquell quels faça requesta de desistir de aquells e que si fer nou volran los publique per trencadors de sagrament e homenatge e privats de lurs oficis. La Sancta Trinitat molt honorables e molt savis senyors vos tinga en guarda sua. Dada en Barchinona a XVII de febrer del any Mil CCCC sexanta hu. - A. P. abat de Montserrat.
Significamvos com en la ciutat de Tortosa de son propri motiu obrant per aquests respectes virtuosament han donat orde en pendre e haver a ses mans lo castell de la dita ciutat a fi que la fidelitat a la corona reyal sia servada e la liberacio del lllustrissimo Primogenit no sia empatxada per los enemichs e mal consellants a la dita reyal corona. - Los diputats del General de Cathalunya e consell en virtut de la comissio de la cort elegit e assignat a vostra honor prests.

Al honorable senyer En Gabriel Girau diputat local en la vila de Perpinya e bisbat de Elna.
Honorable senyer. Ja per altra vos havem scrit e per la present vos tornam scriure dir e manar que si lo regent la governacio e capitania e lo castella de aqueix castell e procurador reyal dels comdats de Rossello e de Cerdanya faran alguns enantaments o coses que sien vistes perturbar la liberacio de la persona del Senyor Primogenit los quals enantaments e coses per ells axi fets redundarien en deservici del Senyor Rey e contra lo bon stat de aquest Principat e en prejudici de les generalitats de aquell e la cosa sera axi vista als consols de aqueixa vila e a vos que façats requesta als dits regent e castella que dels dits enantaments cessen e desisten dins terme de hun dia o dos que per aço los assignareu. E aço sots virtut del sagrament e homenatge e seguretat per ells prestada de obtemperar e exequir nostres requestes. E si desistir no volran dins lo terme que assignat los haureu feulos publicar per trencadors de sagrament e homenatge e privats de lurs oficis. Dada en Barchinona a XVII de febrer any Mil CCCC sexanta hu.
- A. P. abat de Montserrat - Los diputats del General de Cathalunya residents en Barchinona.

Als molt reverents egregi nobles magnifichs e honorables senyors los embaxadors del Principat de Cathalunya.
Molt reverents egregi nobles magnifichs e honorables senyors. Vuy a les nou ores havem rebuda vostra letra de XVI del present per la qual nos avisau haver rebuda nostra letra ab la qual afectuosament pregavem a vostres grans providencies los plagues aci venir et cetera a queus responem sperar al reverent abat de Poblet e mestre Ferrando et cetera. E per quant la necessitat es urgent e grandissima vosaltres aci esser com stiguen moltes coses en suspensio que alias se deliberarien e star molt axi poden molts inconvenients parcurir vos pregam afectuosament per lo deute a que sou tenguts e obligats a la patria vullau cuytadament venir leixant carrech als pahers de Leyda diguen als dits reverent abat e mestre Ferrando quant tornaran vullen aci venir per fer relacio del que trobat hauran. E no *vengueu (o venguen) a creure ne gelosies concebre vostres grans savieses que nosaltres hajam tractats aci motius de conclusio ne ab los embaxadors del Senyor Rey ne ab altres ne james conclusio alguna sens vosaltres pendriem com la raho vulla vosaltres e nosaltres tots ab una boqua parlar e en hun voler esser e fer tots lo benifici e repos del Principat e de tots los poblats en aquell e encara specialment de complida seguretat dels tots qui en la prosecucio de aquest negoci entrevenim en lo qual sens dilacio cove stesament provehir. Als sobredits embaxadors del Senyor Rey solament es stada feta plena informacio dels negocis com han succehit e quina es la incomutable intencio daquest Principat en no tractar res sino liberament recobrada la persona del Senyor Primogenit. Pregamvos donchs per la gran necessitat que occorre molt promptament e expedita vos placia venir. Cavalls e totes coses que impediment o dilacio prestassen a la presta venguda podeu aqui jaquir e venir sens gran multitut de companyia. E plaunos Nanthoni Lombard notari sen retorn e venga aci. La Sancta Trinitat vos haja molt reverend egregi nobles magnifichs e honorables senyors en guarda sua. Dada en Barchinona a XVII de febrer any Mil CCCCLXI. - A. P. abat de Montserrat.
- Los diputats del General de Cathalunya e consell en virtut de la comissio de la cort elegit e assignat a vostra honor promptes.

Al molt reverend senyor lo archebisbe de Tarragona hu dels embaxadors del Principat de Cathalunya.
Molt reverend senyor. Nosaltres scrivim a tots vosaltres senyors embaxadors per letra comuna pregantvos afectuosament queus placia promptament e expedita venir aci per les causes en la dita letra contengudes. E perque la vostra reverendissima persona no dupte en res la venguda aci per causa de mercaders a cambis (cambios; canvis) de la camera apostolica et cetera volents remoure tot dubte com sia molt degut qui per les generalitats o tant benifici publich treballe esser inmune e segur de aqueixes e semblants particulars congoixes havem delliberat ab la present encara pregar vostra reverendissima persona la sua venguda detardar no vulla per respecte algu car segurament e sens dubte aIgu de causa alguna particular pot venir e segurament aci stareu tant com vos plaura. La Sancta Trinitat vos tinga molt reverent senyor en guarda sua. Dada en Barchinona a XVII de febrer any Mil CCCC sexanta hu. - A. P. abat de Monserrat. - Los diputats del General de Cathalunya e consell en virtut de la comissio de la cort elegit e assignat a vostra honor apparellats.

Als molt honorables e molt savis senyors los pahers de la ciutat de Leyda.
Molt honorables e molt savis senyors. Vostra letra havem rebuda e hoyda la creença en virtut de aquella a nosaltres explicada per lo honorable mossen Miquel de Boixadors a la qual vos responem que stants los afers que occorren de present en disposicio que son a nosaltres no es possible entendre en les coses per vosaltres demanades. Vostres savieses poden considerar e veure a quantes e quals coses ha a supplir e attendre vuy aquest General e quantes missions (messions, despeses; gastos) e carrechs li cove supportar. Quiscuns membres del Principat cove ne prenguen lur porcio e axi vos pregam ho vullau fer car tots los altres membres del dit Principat son en aquesta sentencia e parer. En Ies coses que lo dit General pora supplir al plaer e benavenir vostre e de aquexa universitat creheu noy fallira la nostra bona voluntat. E de aço havem dita al dit mossen Boixadors stesament nostra intencio lo qual laus pora referir. La Sancta Trinitat vos tinga molt honorables e molt savis senyors en la sua proteccio e guarda. Dada en Barchinona a XVII de febrer any Mil CCCC sexanta hu. - A. P. abat de Montserrat - Los diputats del General de Cathalunya e consell en virtut de la comissio de la cort elegit e assignat a vostra honor prests.