Confiteantur tíbi, populi, Deus; Confiteantur tibi populi omnes! (Psalm 66-v.3.)
Era l´hora del día en que s´encénen Dintre´l cor los desigs que del cel vénen, Y´l cor desficïós s´en vol anar; Exa hora de süau melancolía, Quant la derrera claredat del día Son arreveure trist comença á dar.
Genoll ficats, sobre la terra broja, Vora´l sepulcre que lo còs estoja Del Mártir de la Fe, gran Ramon Lull, Ma ánima plena de condol, jo orava; Y, desde´l mon, al Infinit volava, Com la gavina al cel desde un escull.
XIII DESEO DE LOS DESEOS.
Era la hora en que el corazon abriga deseos celestiales, y, displicente, quiere irse de este mundo; esa hora de suave melancolía, en que la claridad del crepúsculo vespertino empieza á darnos su triste adios.
De rodillas sobre la desnuda grada, cerca del sepulcro que encierra el cuerpo del Mártir de la Fe, del gran Ramon Lull, oraba yo, con el alma sumida en la tristeza; y, desde este mundo, me elevaba á lo Infinito, como la gaviota al cielo desde un escollo.
Recordava ferestes amargures Qu´en Lull vá sofferir de les criatures Per donar á conexe ´l nom de Deu; Y, malgrat sa invencible benvolencia, Conseguir no pogué sa inteligencia Fos adorat el bon Jesús arréu.
¡Còm. Senyor! ¿Y aqueix héroe d´activesa Casi res vá lograr en l´escomensa Que feu als pobles servidors del mal?
¿Y l´unió religiosa de los pobles, Sòls ha de ser desig de los cors nobles; Aspiració, y no més, del ideal?
Aqueix desig que lo meu cor omplena Y que bull en la sanch de cada vena, El desig de que Vos siau conegut, ¿No ha de tenir satisfacció algun día, Y hem de veure del home l´agonía, Sempre pe´l geni del error vençut?
Suspir ab ansia per la pau divina, Per l´unitat de Fe, que ´ns encamina Cap-dret al Cel per un meteíx viarany; Suspir pera que vinga l´amor pura, Regne de fe y d´amor, que ´ns assegura L´adveniment del Regne sens engany.
Recordaba las fieras amarguras que Lulio tuvo que sufrir de los hombres, para dar á conocer el Nombre de Dios. Y, sin embargo, ni su inteligencia, ni su caridad, lograron que Jesucristo fuese adorado en todas partes.
¡Cómo, Señor! ¿Y ese héroe de la actividad ardiente, casi nada pudo conseguir en la empresa de ilustrar á los pueblos paganos? ¿Y la union religiosa de todos los pueblos, ha de ser simple deseo de las almas nobles; no más que aspiracion de un ideal?
Este deseo que hinche mi corazon, que hierve en la sangre de mis venas, el deseo de que Tú seas conocido, ¿no ha de verse satisfecho algun día? ¿Hemos de presenciar siempre la angustia del hombre, vencido por el genio del error?
Suspiro por la paz religiosa, por la utilidad de la Fe, que nos encamina derechamente á Dios por un mismo sendero. Suspiro por el amor puro, por el reinado de la Fe y del Amor, que nos asegura el advenimiento de la Verdad Eterna.
¡Oh! ¡No han pogut encara ´ls fervorosos Grans genis de qui estam més ergullosos, Del error los imperis esvahir!
¡Encarara s´extén per l´ampla Terra Com grossa taca exa negror qu´aterra, Y´ns fa del íntim de lo cor gemir!
Pau, y Lull, y Xavier, y altres, petjaren Casi la terra tota; derramaren L´aygua de Fe y d´Amor en l´Univers; Mes no han bastat sos gegantins esforços, Y l´home se revingla ab braus retorços Dintre del cercle del error pervers.
La llavor de la Fe; depositada En l´Arca d´Israel, fo fecundada Per la Sanch generosa del Senyor;
Los vents del Cristianisme la prengueren, Y ab ses valentes ales la dugueren Fins als límits sabuts per l´antigor.
Los Apòstols les roques del Calvari,
Abandonaren ab sublim desvari, Empesos per l´afronta de la Creu; Y desde l´Indo á les iberes platjes, En inmortals, maravellosos viatjes, Portar saberen l´Unitat de Deu.
¡Ah! ¡No han podido aún los fervorosos genios, orgullo soberano de nuestra raza, destruir los imperios del error! ¡Todavía cubre gran parte de la tierra esa afrentosa mancha, contra la cual protestamos con gemidos!
Pablo, y Lull, y Javier, y muchos otros, visitaron casi toda la tierra; derramaron el agua de la Fe y del Amor en todas las regiones: mas no han sido suficientes sus colosales esfuerzos; y el hombre se retuerce todavía dentro del férreo círculo del error.
La semilla de la Fe, depositada en el arca de Israel, fué fecundizada por la generosísima Sangre del Señor. Los vientos del Cristianismo la tomaron, y en sus valientes alas condujéronla hasta los límites del mundo entónces conocido.
Los apóstoles con sublime inspiracion abandonaron las rocas del Calvario, impelidos por la afrenta de la Cruz. Y desde el Indo hasta las playas ibéricas, en inmortales milagrosos viajes, supieron llevar la fe de la unidad de Dios.
Y los obrí ses cátedres Atenes, Y venerá la Italia ses cadenes, La veu de los Pontífices troná; Aprés dels mártirs, confessors exiren, Y los fills de Germania ´ls exoíren, Y´l nom de Crist sos estandarts inflá.
Després, los barcos espanyols tallaren Les ones del Atlántich, y volaren Al Nou Mon ferventissims missioners; Y la infelís progenie americana Incliná son bell cap de jovensana, Devant Aquell qui acull als extranjers.
Mes... ¡ay!, (no pot ma cristïana lira Expressar eix dolor que la retgira), Transcorreren les glories del Passat: Y tanta sanch gustosament donada, Tant d´entussiasme, tante fe exaltada, Pera espoltrir los ídols no han bastat.
¡Ay! No han bastat grandeses d´heroísme Pera plantar la Creu del Cristianisme Hontsevulla respire un fill del hom. Hi há terres y més terres, no llunyanes, Que may senten la veu de les campanes, Ni de Jesús lo suävíssim Nom.
Y Grecia les abrió sus cátedras, é Italia veneró sus cadenas: escuchóse la atronadora voz de los Pontífices. Tras de los mártires, vinieron los confesores; y los hijos de Germania aceptaron su doctrina; y, al nombre de Cristo, ondearon al viento sus estandartes.
Despues, los barcos españoles surcaron las olas del Atlántico; volaron al Nuevo Mundo ferventísimos misioneros; y la infeliz raza americana, inclinó su jóven cabeza ante aquel Señor que acoge al extranjero.
Mas... ¡ay!, (no puede mi cristiana lira expresar el dolor que me abruma), transcurrieron las pasadas glorias; y tanta sangre con sumo gusto ofrecida, entusiasmo tan verdadero, tan exaltada fe, para pulverizar los ídolos, no han bastado.
¡Ay! No han bastado las más heróicas empresas, para plantar la Cruz del Cristianismo por doquiera respire un hijo del hombre. Hay muchísimos países, no lejanos, en que nunca se oye la voz de la campana, ni el dulcísimo Nombre de Jesus.
La cruël Mitja Lluna senyoreja Los boscos de palmeres, que rastreja L´elefant, en lo sòyl de Faraó; En les ciutats de la pagana Xina Sufrir no poren, sense ferlo ruina, Que s´alce á Deu un cristiá torreó.
¿Qué més? Entre les runes llastimoses De Salem, á l´Europa doloroses, ¿No hi llampega lo ferro mussulman? ¿Qué n´hem tengut de les brillants Creuades, Quant tota Europa enviava ses armades Per abatre les glories del Koran?
¡Ay! en noltres matexos, la senyera De l´Unió religiosa ¿la venera Y li es avuy tota ánima fidel?
¿Es per ventura ab altivesa noble Arborada y seguida en cada poble?
¿L´interés nostre es l´interés del Cel?
¡Voldría que de cop se declarassen Catòliques les Gents; y proclamassen Sòls una Fe, un Baptisme, y un Senyor; Y del Tánys al Níger, dés la França A la llunya Otaíti, l´alabança Uníssona pujás al Creador!
La cruel Media Luna señorea los bosques de palmeras, donde vive el elefante, en el suelo de los Faraones. En las ciudades de la pagana China, no pueden sufrir, sin derribarlo, que se levante á Dios cristiano templo.
¿Qué más? Entre las ruinas de Jerusalem, eterno dolor de Europa, ¿no brillan los aceros musulmanes? ¿Qué obtuvimos de las grandiosas Cruzadas, cuando toda Europa enviaba sus ejércitos, para abatir las glorias del Koran?
¡Ay! Nosotros mismos, ¿acaso somos fieles á la bandera de la union religiosa? ¿La enarbolan y siguen con noble altivez todos los pueblos? Nuestros intereses, ¿son los intereses de Dios?
¡Ojalá todas las naciones, instantáneamente, se declarasen católicas, proclamando una sola Fe, un solo Bautismo, un solo Señor! ¡Y del Tánais al Níger, desde Francia á la lejana Otaíti, subiese unísono el cántico de alabanzas, al Sér Supremo!
¡Oh Unitat!, tu no ets filla de la Terra; Los hòmens te declaran dura guerra. Y no t´albergan en les patries llars; ¿Per qué t´enjega l´ignorancia vana? ¿Per qué s´ajau tant temps la raça humana Sots l´ombra impura de maleyts altars?
Tu ets estrella de llum maravellosa, Tu devallas del Cim, font delitosa, Y regas los verjers del Esperit.
¡Avina, avina, resplendor puríssim De l´Essencia invisible del Altíssim! ¡Ay! ¡qu´ens cubreix la tenebrosa nit!
¿Quant, Deu meu, brillará en tota la Terra L´antorxa de la Fe, que´l Mal desterra, Y tots veurem universal claror? ¿Quánt el dimoni no rebrá homenatje Ni tendrá en sòls un cor felís estatje? ¿Quánt serèu NOSTRE DEU, Senyor, Senyor!! - …
La llantia del Santíssim llambrejava, Casi fosca la bòveda quedava, Y les ombres giravan entorn meu; Lo pensament enlayre se desfeya, Y un riu d´ardents llágrimes me queya, ¡Com si´s fongués mon cor per tant de greu!
Juliol 1874.
¡Oh Unidad! ¡Tú no eres hija de la Tierra! Los hombres te persiguen; no quieren albergarte en el hogar de las naciones. ¿Por qué te despiden la vanidad y la ignorancia? ¿Por qué la raza humana se duerme á la impura sombra de malditos altares?
Tú eres astro de maravillosa claridad; deliciosa fuente, que bajas de la Altura, y riegas los verjeles del espíritu. ¡Vén, vén, resplandor de la Esencia Soberana! ¡Ay! ¡que nos envuelve tenebrosa noche!
¿Cuándo, Dios mío, brillará en toda la Tierra la antorcha de la Fe, de nuestros males enemiga, y todos veremos el Sol de tu verdad? ¿Cuándo Luzbel no recibirá homenaje de nadie, ni se aposentará descansadamente en corazon alguno? ¿Cuándo serás NUESTRO DIOS, Señor, Señor!! - …..........
La lámpara del Santísimo chisporroteaba; la bóveda de la capilla quedaba casi á oscuras; las sombras daban vueltas á mi alrededor. Mi pensamiento se perdía en vaguedades; y por mis mejillas corrían ríos de lágrimas, ¡cual si mi corazon saltase de su centro!
Eix poeta, naxqué en la ciutat de Palma lo dia primer d'abril de 1833. Ha escrit poques poesies en lo nostre matern llenguatje, encare que d'ell n'ha fet objecte de detinguts estudis. Sa poesia Oh desitx meresqué un accéssit en los Jochs florals del any 1865, y es segur que hauria lograt altres premis, si d'algun temps en çá no visqués en l'illa de Puerto-rico, ahont exerseix sa professió d'advocat. Ha escrit algunes obres dramátiques en castellá, que conserva inédites, y gran nombre de poesies líriques en la mateixa llengua, de les quals ne té publicades algunes.
Tengo un caballo que no come, pero que vuela al cabalgarle; ni memoria se hallará de mí si logra arrancarme de la silla.
Tan pronto como le aprieto las riendas, enfurécese cual si le animaran infernales espíritus, y salta y pasa de una sola carrera los imperios del uno al otro confín.
Si abandono la brida sobre su cuello, dejándome llevar a su placer, breves momentos galopa reposado, mas luego es como la pluma que arrebata el turbión.
134. FERNANDO II, ARMADO CABALLERO DE
MARÍA (SIGLO XV. CASTEJÓN DE LAS ARMAS)
La reconquista del reino de Granada se
fraguó lentamente, a pesar de ser el último reducto musulmán que
quedaba en la Península Ibérica. Poco a poco fueron cayendo las
principales plazas que rodeaban a la capital hasta que, por fin, le
tocó el turno a la ciudad de la Alhambra. En Aragón, la guerra
granadina tuvo su reflejo, pues no en vano Fernando II el Católico
fue partícipe directo en estos últimos instantes.
Cuenta la tradición que don Fernando
se hallaba en Zaragoza acabando de realizar los preparativos que le
llevarían a acometer el último asalto a la ciudad granadina, cuyas
huertas y alrededores estaban ya en manos de los cristianos. Cuando
tuvo todo organizado, partió con su séquito desde Zaragoza —donde había rendido una de
sus escasas visitas a la ciudad— y, como era habitual, siguió la
ruta natural del río Jalón para encaminarse hacia la Meseta.
Estaban previstas las etapas a realizar por la comitiva, una de las
cuales les llevó a levantar su campamento para pernoctar en
Castejón, población cercana a Ateca, ya casi en los confines del
reino de Aragón, aunque el rey pasó la noche en su castillo.
A la mañana siguiente, Fernando II
asistió a la celebración de la Misa, y antes de abandonar tierras
aragonesas, manifestó su deseo de ser armado ante la imagen de
Nuestra Señora del Cerro, venerada en una pequeña ermita de esa
localidad. El ceremonial fue muy sencillo por deseo expreso del
monarca y en medio de un gran silencio se consagró ante sus
capitanes y guerreros como caballero de María, a la que solicitó
piadosamente su intercesión y ayuda para la guerra final que iba a
emprender.
Pasó el tiempo, los Reyes Católicos
reconquistaron Granada y Fernando II, victorioso, se vio precisado a
volver a Aragón, haciéndolo una vez más por la ruta del Jalón. Al
pasar de nuevo por Castejón —pueblo denominado desde entonces
Castejón de las Armas por haberse armado caballero de María en él—
se detuvo media jornada y ordenó —en recuerdo y agradecimiento de
la ayuda divina recibida— no sólo construir una capilla dedicada a
la Purísima Concepción, sino también la colocación de los escudos
de Aragón y Castilla en el altar de la imagen de la virgen del
Cerro, su valedora en la batalla. Hecho todo esto, prosiguió viaje a
Zaragoza.
Castejón de las Armas es un municipio de España, en la provincia de Zaragoza, comunidad autónoma de Aragón. Tiene un área de 16,09 km² con una población de 87 habitantes (INE 2017) y una densidad de 5,41 hab/km². A nivel eclesiástico está dentro del Arciprestazgo del Alto Jalón.
El municipio está situado en la Comarca de Calatayud a 103 km de Zaragoza, a una altitud de 660 metros. Se encuentra asentado en las proximidades de las confluencias de los ríos Piedray Jalón, lo que le confiere un bello paisaje formado por las vegas de ambos ríos. Parte de su término municipal está protegido dentro de la red Red Natura 2000 con la denominación de Riberas del Jalón (Bubierca-Ateca), que comprende una franja entre Bubierca y Ateca de la ribera del río Jalón.
Originariamente se denominaba Castejón de Ateca, en el siglo XVI paso a llamarse con su actual denominación.
Castejón de las Armas, le viene dado por la fábrica de armas blancas de muy buen temple, la fabricación de estas existía ya en 1495, todavía en el siglo XVI se fabricaban espadasfamosas en la comarca; y dónde, cuenta la leyenda, que el Rey Fernando II el Católico, Rey de Aragón y de Castilla, en una de sus batallas, y a petición de su deseo, fue armado ante la imagen de Nuestra Señora del Cerro. Al terminar la conquista de Granada, volvió a este lugar, y en agradecimiento a las victorias conseguidas y a la ayuda divina recibida, orden construir la capilla dedicada a la Purísima Concepción y a colocar los escudos de Aragón y Castilla en el altar de la imagen de la Virgen del Cerro.
Los monumentos y sitios destacados en la población son varios como la Iglesia de El Salvador de 1280 de estilo gótico, destacando en su interior dos retablos barrocos en madera, y una talla también en madera que representa a la Virgen , de 123 centímetros de altura; La Ermita de la Virgen del Cerro, que data del siglo XV aunque el edificio actual de estilo colonial fecha del siglo XVII; Restos de El castillo medieval del siglo XIV dónde cuentan que el Rey Fernando II paso una noche; El Río Piedra, famoso por sus truchas y la vegetación a lo largo de su cauce, atraviesa el pueblo dividiéndolo en dos; Las Fuentes de su localidad; La Chichulana lugar emblemático por sus vistas. Es el punto más alto del pueblo, desde dónde se divisa gran parte de la comarca, se puede llegar caminando desde el pueblo disfrutando de la naturaleza; Santorcal es una antigua casa de labranza a la que se llega después de recorrer la vega del Río Piedra, andando o en bicicleta, disfrutando de su bella vegetación; La fábrica de papel actividad económica destacable del pasado en la que se fabricaba con dos tinas y papel florete que se llevaba a Madrid, la fábrica funcionó hasta los años veinte del siglo pasado. Actualmente es una vivienda particular.
Las fiestas populares en honor a su patrón San Pascual Bailón el 17 de mayo , y la Fiesta Mayor a principios de agosto en Honor a la Virgen del Cerro.
La composición que bajo este título ofrecemos al lector, cuyo hallazgo debemos al diligente anticuario D. Joaquín María Bover, no constituye por desgracia más que un fragmento. Sea que el autor dejase truncada o sin concluir la relación de los hechos de la célebre expedición de Don Jaime I, sea que falten hojas en el códice de donde la sacó el Sr. Bover; lo cierto es, que en ella quedan omitidas las principales hazañas que distinguieron aquella grande empresa del siglo XIII, tan dignamente contada por el mismo conquistador, por Marsilio, Desclot y otros muchos cronistas lemosines. Este poema, que tiene por objeto un asunto verdaderamente épico, empieza con una bella introducción en la que recuerda el autor su insuficiencia para relatar la renombrada conquista, echando menos el éstro con que Ovidio cantó los Fastos, y con que Horacio se elevó en alas de su entusiasmo; o la energía y entonación de Bertran de Born, príncipe de los poetas provenzales. Ábrese después el poema, aumentando la medida de sus versos, con la narración del viaje de la numerosa armada hacia Mallorca, sujeta a la sazón al poderío de los mahometanos. Habla de la tormenta que se desencadenara entonces y que estuvo a punto de destruir las naves expedicionarias; de las oraciones con que el rey y la hueste imploraban la ayuda de Dios en tan duro trance; de su feliz arribo a la Palomera; de la entrevista que tuvo Don Jaime I con el moro Alí que le predice sus triunfos; de su desembarco; de la deslealtad del caballero Gil de Alagón; del ardor belicoso del rey y de la batalla en que perecieron los nobles caudillos Guillén y Ramon de Moncada en el terrible encuentro de la Porrasa. Aquí queda sin duda alguna truncada la obra, faltando por consiguiente los detalles de aquel sangriento combate; la relación de los funerales de los Moncadas en el campamento, de las palabras que vertiera el rey en aquellos solemnes instantes, y de las lágrimas que derramó sobre los inanimados restos de aquellos dos héroes; de la marcha del ejército hacia la ciudad, de las operaciones del sitio, de la alianza del moro Benabet, y de tantos y tantos hechos heroicos que en aquella ocasión tuvieron lugar. Después de tan inmenso vacío, siguen algunas estrofas, con las cuales termina el poema. Hácese mención del caudillo moro Infantilla, vencido por los cristianos, pero nada se dice del asalto general de la ciudad y de la entrada en ella de los sitiadores hasta clavar el pendón aragonés en las torres del palacio de la Almudayna.
Mucho sentimos en verdad la pérdida de tan gran parte de este precioso monumento, doblemente importante por su interes histórico al par que literario; monumento desconocido hasta ahora e ignorado de todos cuantos se han desvivido para restituir a Lulio toda su gloria que en días de ignorancia y ciega parcialidad se quiso poner en tela de juicio. ¡Ojalá que las investigaciones que nos proponemos hacer en honra y prez de nuestra patria, nos diesen algún día por resultado feliz el hallazgo de todo lo que nos falta de esta antigua y notable epopeya de los siglos medios.
Duélennos también las adulteraciones que ha debido sufrir el texto, pues se hace necesario suponerlas en vista de las palabras oscuras que en él encontramos, y en presencia de otras, cuyas terminaciones no son propias del siglo en que el poema hubo de ser escrito. Continuamos la obra tal cual la hemos encontrado; y la creemos de Lulio porque así lo expresa el título "De Lulli" que leemos a su frente, y porque hasta en cierto modo nos lo indica su mismo estilo. No sabemos la fecha en que la escribió, mas la cita de un autor provenzal y de dos poetas latinos que observamos en su introducción, nos hace presumir si la escribiría Lulio antes de su conversión, antes de entregar completamente su éstro a la poesía mística y a la didáctica, cuando es muy regular estuviese familiarizado con las epopeyas de la antigüedad y con las producciones de los trovadores provenzales.
Los notables rasgos que en este fragmento descubrimos, no nos hacen posible resistir al deseo de ofrecer a nuestros lectores un ensayo de traducción que colocamos a la vista del mismo original. No pretendemos haber atinado en todos los pasajes la verdadera equivalencia de las palabras; la adulteración y oscuridad que observamos en algunos vocablos, nos lo han hecho a veces poco menos que imposible, sin embargo hemos procurado conservar cuanto nos ha sido dable el verdadero sentido de la frase y hasta la grandiosa sencillez del original.
DE LULLI.
LO CONQUERIMENT DE MAYLORCHA (1).
Si huy xant lo fayt gotjós, Si huy, donchs, ay pausament Per xantar al conquerós En Jacques, l‘ hom portentós, Que mays feu tant en Pelós (2) Ab els mauresesquarment;
Es perque en l‘ esvesiment De Maylorcha, fon trobada, Sa maravela bassent (3), Par la má de Deus scient, En son laus omnipotent, Conquerent yla argentada.
DE LULIO.
LA CONQUISTA DE MALLORCA.
Si hoy canto con placer la grande empresa; si hoy hallo ocasión para cantar al rey Don Jaime el Conquistador, al varón portentoso que siendo terror y escarmiento de los moros, dejó atrás las gloriosas hazañas de Wifredo el Velloso; (Pelós, Pilós; Joffre, Wilfred)
Es porque con la toma de Mallorca fue encontrada una maravilla; maravilla que la sabiduría inmensa de Dios y su omnipotente poder, permitió que se descubriese al conquistarse una isla de plata.
Unitat, donchs, mant levada; Trò qu' eu puscha ben xantar, ¿Dariatzme ben pleguada D' Abú-Soleyman (4) vessada L' ira e la má coretjada Per en ma pensa escampar?
De ferre e de sanch parlar,
Placia a Deus en mon pregon,
En mon pregon consirar;
Vos volria eu donar
Els fayts grans que vá ordonar N‘ Ovide per tot lo mon. (Ovidio)
Unidad, que te sientas en el lugar más elevado; para que mi canto sea digno ¿por qué no reúnes en mí la ira tremenda, y el esforzado brazo de Abu-Soleyman, y haré pensamiento se dilate del uno al otro confín del mundo?
Pluguiese a Dios que me fuese dado hablar en estilo digno del estruendo de las armas y de la sangre que se vierte en los combates; y que extendiéndome en hondas consideraciones, os pudiese ofrecer una obra que rivalizara con la de los Fastos con que Ovidio dotó al orbe.
Mas ya que no son para mi éstro las más grandes conquistas del mundo, dignas tan sólo del numen de Horacio o de Bertrán de Born y tantos otros poetas insignes; recuerdo en mi canto los hechos siguientes.
Mays ja lo stol nient pòt acorrir (leemos stòl, stòl, stol en pocas líneas)
A son desir del gran esvesiment.
IV.
Lavors lo rey endreça a Deus sa pensa,
E plòrs e plants, ab muyta de tristança:
- “Senyor! vuylatz acorrir ma partensa Per vos honrar, com Nabuch e Faruensa (10); Datz lum al cèl, datz a la mar bonança."
I.
Inflamado por el deseo de la conquista, sale el rey Don Jaime a la mar con su armada compuesta de numerosas naves: acompáñanle sus barones, donceles y prelados, los mejores guerreros de su tiempo, los cuales secundan con ardor el bienaventurado deseo de su monarca.
II.
Flotaba la armada de mil galeras, formando sobre las ondas un puente de madera, cuando aquel que tiene en el cielo su esplendente trono, lanzó sobre nuestras riberas y nuestros mares todos los horrores de los vientos desencadenados, del rayo y de la tempestad.
III.
La nave que a su placer conduce el esclarecido rey a la gran conquista, hizo sus señales para reunir la armada que consideraba ya extraviada y perdida; mas la flota no puede favorecer el gran deseo del rey para llevar a cabo la atrevida empresa.
IV.
Dirigió entonces el rey su pensamiento a Dios, y sollozando y vertiendo lágrimas, dijo con mucha tristeza: - "Señor! dignaos prestarme vuestro auxilio en este viaje, que emprendí por honra vuestra, así como protegiste a Nabucodonosor y a Faraon después de haberlos castigado; restituid la luz al cielo y al mar la calma."
V.
*Senyor! placiatz qu' es puscha ben complir Per exalçar la cròtz de vostre axyll; Placiatz, Senyor, qu' es faça mon desir, E que puscatz de Maylorches ausir ' Als infaels, sens que no spectetz nuyll (11)." -
- "A Deus ja plach, guardau, Senyor, guardau El vostre stòl; e si voletz anau
Sens triguá nient, virant vers de mitj dia." -
IX.
Cant viu lo rey lo stòl tant desirats, Dix ab plòrs muytz, ab muyta de tristança:
- “Senyor! lo stòl que vos me havetz tornats
Irá vers vos a metra sotterrats Dins los inferns dels maures l' adunança." -
V.
"Plázcaos que pueda llevar a feliz término el hecho que emprendí, para ensalzar la cruz donde espirasteis en el destierro de este mundo. Plázcaos, Señor, que se cumpla mi deseo, a fin de que no oigáis más a los infieles de Mallorca sin que nada de ellos podáis esperar." -
VI.
Entonces el rey hizo enarbolar en el mástil de su nave el pendón de Jesu-Christo, y en los bajeles apareció la bandera aragonesa. Casi toda la armada había estado a punto de perecer, mas no plugo esto a Dios, que había abierto a las armas de Aragón el camino de la gloria.
VII.
Las ondas del mar que enfurecidas habían desbaratado aquel inmenso escuadrón de naves, recobró su perdida calma. Las cumbres de la isla aparecían ya a los ojos de los conquistadores: y el brazo de Dios que durante aquel día tan adverso se había mostrado, hizo aparecer en el cielo la luz del sol, y la armada toda trocó en alegría su tristeza.
VIII.
Entonces el almirante Bonet que guía la nave mayor, con gritos de alegría se acercó a la galera del rey y le dijo: - "Ya plugo a Dios por fin! Mirad, señor, mirad otra vez reunida vuestra flota, y si es la voluntad de mi rey, dirijámonos sin tardanza hacia la parte de mediodía.” -
IX.
Cuando el rey vio todas sus naves, que en tanto cuidado le habían tenido, dijo pesaroso, derramando lágrimas de ternura: - " Señor! la grande armada que habéis querido restituirme, salva de los horrores de la tormenta, os prometo que irá por vos a lanzar en las profundidades del infierno el coaligado poder de los mahometanos." -
E cant lo gaug de tròp lo stòl estava; En Nono dix, ab sos uyls vers mitj dia: - "Senyor en rey! Si 'us plau bé se poria
Auració fer a la dona María.” - Donchs de Maylorcha lo menaret vessaba (15).
XIII.
Plach a lo rey cant en Nono ha parlat; Pausá senyera d' en Jacques la gran nau; Son ganfaró tot lo stòl ha pausat; Lavors lo rey, e l' avesque (16), e l' abat (17), (vispe, bisbe, obispo, episcopus) Ab dolent còr sa pensa han endreçat, E auració a tot lo stòl fer plau.
Y en tanto que así hablaba el rey, con sus ojos fijos en el cielo, inquieto por el daño que había sufrido su flota, vio al bajel de Don Nuño que hacia él se adelantaba, y díjole el esforzado caudillo con el gozo y la alegría pintados en su semblante: - “Señor rey! plázcaos seguir adelante en vuestro viaje." -
XI.
Entonces la nave real hizo seña, a la cual respondieron todos los bajeles, levantando en alto sus confalones. El mar acabó de serenarse, y la brillante lumbrera del cielo hacía más agradable el camino que la flota seguía; y esta continuó su curso gritando todos: - "Sús! sús! guerra a muerte a los moros!” - (sus, sús : arriba; amunt)
XII.
La flota se desliza rápidamente sobre las aguas sin que apenas lo adviertan los guerreros, entregados todos a la alegría. Don Nuño exclama, fijando sus ojos a la parte de mediodía y distinguiendo los elevados minaretes de la isla: - "Señor rey! si os place, pudiéramos dirigir nuestras preces a la virgen María." -
XIII.
Plugo al rey lo que Don Nuño proponía; la nave real dio aviso por medio de sus señales, y la flota contestó levantando en alto sus confalones. Entonces el rey, el obispo y el abad, con ánimo contrito, dirigieron su pensamiento al cielo y la hueste toda se puso en oración.
XIV.
Y el obispo, con voz trémula, entonó el Ave-Maris en honor de la reina de los cielos, y todos los prelados juntamente con el rey, puestos en fervorosa oración, cantaron devotamente y con voz triste el Kirieleyson. (Kyrieeleyson, kirieeleison)
XV.
- "Senyor en rey! ja poretz desirar, En Nono dix, cant huy se puscha fer Per lo començ, si volets conquerar De maures buckrs, donchs ja deixam la mar, (se lee en textos anteriores leixar, no deixar) E de Maylorches lo pòrt poretz prener.” -
XVI.
Consira en Jacq cant fer huy se poria:
Dix a l' avesque, e dix a lo Guastó (19):
- "Un gualeot si ‘us par eu trametria
Per aguayt far dementre ix lo dia,
E per guardar lo lòchs seretz meyló." -
XVII.
- "Si ‘us plau, en rey, l' avesque li respòs, Pora ‘y anar den Bonet lo navyll, Per enquerir lo lòch meyns perylós,
Hont tot lo stòl pendre puscha redós, E vostras gents entrar sens gran peryll." -
XVIII.
Plach a lo rey e dix a n' en Bonets: - "Alors, alors, ab vostra nau ixquiu, E de Maylorches lo point hon bé porets
Cercats sens triguá nient, e tornarets Per dir si un bon point prest haurets viu." -
XIX.
- "Senyor en rey! li dix a sa requesta L' hom de la mar, cant bé ensercatz havia,
Pendrer no 's pòt lòch nient per aquesta Meytat de l' yla pus brossa e enquesta (20); Si ‘us plau, virar poretz vers de mitj dia." -
XV.
Entonces D. Nuño exclamó: - "Señor rey! puesto que ya dejamos la mar y nos es necesario tomar puerto en Mallorca, pensad en lo que debemos hacer para dar comienzo a nuestra empresa, si os place batallar con la odiosa horda sarracena.” -
XVI.
Reflexiona el rey lo que en tal ocasión conviene hacer, y dice al obispo y a D. Gastón: - "Si os parece, podríamos enviar un galeote hacia la costa para explorarla, en tanto que el día amanece, y elegir el lugar mejor en donde pueda dar fondo nuestra flota." -
XVII.
- "Si lo tenéis a bien, le respondió el obispo, podría prestar este servicio la nave del almirante Bonet, el más apto para inquirir el sitio, en el cual con menos peligro la armada toda pueda guarecerse, y que ofrezca mayores ventajas para el desembarco de vuestro ejército." -
XVIII.
Plugo al rey cuanto propuso el obispo y dijo al almirante Bonet: - "Vamos! vamos! adelantáos con vuestro bajel y buscad sin tardanza el punto de la costa mallorquina más apropósito para nuestro objeto, y volved enseguida a decírnoslo, si habéis conseguido encontrarle." -
XIX.
Cuando con su nave el intrépido marino hubo hecho la exploración que se le había confiado, volvióse a la flota y dijo al rey: - "Señor! por esta mitad de la isla no es posible tomar puerto, porque la costa es brava y escarpada. Si os place podremos dirigirnos hacia la parte de mediodía.” -
XX.
De los barons ab seny lo stòl viraba,
E vench lo rey en vers la Palomera (21);
E cant en Jacq tots sos navyls vesaba,
Las mans e 'ls uyls lavors al cèl levaba,
E dix: - "Aydatzme, Deus, en la quarrera." -
XXI. E vench n' Alí (22) del rey en la galea, E dix an Jacq ab lo ginoyl ficat: - "Cuytatz, senyor, corretz a la ribea,
Vostr‘ es, en rey, cesta yla sens malea: Ma mayre ho dix, ma mayre ho ha trobat (23).” -
XXII.
Ab tant lo rey dix a ceyls dels navils;
- "Façetz camí cant la nuyt será entrada;
Gardatz lo lòch hon exir fora mils." -
E ‘nsemps volgren anar a lo perils
En Nono Sanç e 'n R. De Monchada (24).
XXIII.
E lurs navyls ab muyt de caylament
Tuyta la nuyt faéren lur aguayt;
E cant exí lo jórn vers l' orient,
En Nono dix: - "Senyor, no tembretz nient!
Dessá ví lòch hon l' exir fora fayt (25)." -
XXIV.
E tuyt lo stòl ensemps e sens brugit En vers lo pòrt la lur quarrera féu; Mays li paguá trò ‘l cèl levá lur crit, E ‘n Jacques dix, coratjós e ardit:
- "Tòst, companyon! anem en nom de Deu!" -
XX.
Con acuerdo de los barones y ricos hombres del ejército, la armada cambió de rumbo, hasta anclar en el lugar llamado la Palomera; y cuando el rey vio allí reunidas todas sus naves, elevó sus ojos y sus manos al cielo, exclamando :- "Ayudadme, o Dios, en esta grande empresa!" -
XXI.
Y entonces vino el moro Alí en la galera real, y prosternándose de rodillas ante el rey Don Jaime, exclamó: - "Apresuráos, señor! corred hacia la ribera! vuestra es esta preciosa isla en donde el mal nunca se albergó! Así me lo ha dicho mi anciana madre, que escrito lo encontró en el libro de los destinos." -
XXII.
Mientras esto acontecía, el rey dijo a los marineros: - "Seguid el camino tan luego como entre la noche; y observad cual sea el lugar mejor para nuestro desembarco." - Y émulos en gloria y valor D. Nuño Sanz y D. Ramón de Moncada, quisieron lanzarse juntos al lugar del peligro.
XXIII.
Y sus naves con mucho silencio y cautela exploraron la costa durante toda la noche, y estuvieron en acecho, y cuando el albor de la mañana apareció en el oriente, dijo D. Nuño al rey: - “Señor! nada temáis: por esta parte encontré lugar donde pudiéramos desembarcar felizmente." -
XXIV.
Y la armada entera levó las anclas sin hacer el menor ruido, y se encaminó hacia el punto designado. Mas los paganos no bien de ello se hubieron apercibido, cuando levantaron hasta el cielo su gritería: y entonces el rey Don Jaime dijo, lleno de ardimiento y valor: - "Pronto, compañeros! adelante en nombre de Dios!" -
XXV.
E ‘n Nono Sanç, e 'n Pònç (26) e ‘n Cerveyló (27)
Volgren exir en terra deventers; Et en Guilem (28) de tot son còr hi fó; E lo Ramon son frare (29) e lo Guastó (30), (Guillem, Guillermo y Ramón de Moncada)
E puis lo rey, barons e cavaylers.
XXVI.
Dementre en Jacq de lur navyl ixia,
Los sarrahins ferí lo de Monchada;
E ab los lurs pus fòrt escometia;
E 'spahordit tuyt li maure fugia;
E a negun la vida fon lexada (31).
XXVII.
Cant viu lo rey ja fayta la bataya,
Irat eyl dix: - "Fortment nos en dolem!
Bataya 's féu, e 's féu sens nos! Malhaya!
¡Ah, cavaylers! a nos seguir eus playa;
Dels maures buckrs la sanch veser volem (32).” -
XXVIII.
E 'n son cavayl lo rey bé cavalcant,
Ab mantz dels lurs entrassen en la terra,
De çá e lá de son còr massacrant;
Et enapres ardits, de bò talant,
Vaéren tuyt li maur sus en la serra (33).
XXIX.
Lavors lo rey un maure viu armat,
Et en vers d' eyl ab lança s' endreçava;
E li dixqué lo rey: - Réntte, malvat!" -
E 'l maur respòs:- "Hanc no me só rendat."
E un cavayler, de mòrt lo colpejava (34).
XXV.
Obedientes a esta voz D. Nuño Sanz, D. Ponce Hugo y D. Gerardo de Cervellón quisieron los primeros saltar en la enemiga tierra, y D. Guillén de Moncada lo hizo con la mayor decisión y denuedo, y tras él su hermano D. Ramón con D. Gastón de Bearne, y luego el rey con todo su séquito de barones y ricos hombres.
XXVI.
Y en tanto que Don Jaime saltaba a tierra, D. Ramón de Moncada acometió valerosamente al enemigo, y con los bravos soldados de su mesnada arrolló las contrarias filas. Espantados los moros con el fuerte empuje, huyeron despavoridos y en desorden, y no hubo sarraceno que quedase con vida de cuantos estuvieron al alcance de las armas cristianas.
XXVII.
Cuando el rey hubo puesto pie a tierra y encontró ganado el primer encuentro, dijo enojado: - "Mucho nos duele! Batalla travóse sin que nos estuviésemos en ella! Malhaya! ¡Sús, caballeros! Seguidme, que tengo afán de ver sangre musulmana." -
XXVIII.
Y montando Don Jaime a caballo, entróse tierra adentro con varios de los suyos, persiguiendo a los fugitivos. Peleando a derecha y siniestra, muchos fueron los enemigos que cayeron bajo el filo de su espada. Poco después el monarca y los que le seguían vieron con placer la hueste numerosa de los sarracenos que se había tomado posición sobre un cerro.
XXIX.
Entonces distingue el rey a un moro armado de pies a cabeza que hacia él se dirigía, amenazándole con la punta de su lanza. Al columbrarle el rey, le dijo: - "Ríndete, malvado! " - Y el sarraceno respondió: - "Jamás estuve acostumbrado a rendirme!" - Y en tanto un caballero del séquito del rey le hirió de muerte.
XXX.
E cant lo rey pus luny viu en la terra A Mem-Ladró (35) ab els maures combatre, Dix an en Nono: - "Féu aguayt en la serra
Ab n‘ Alagó (36) e n' Arnau Finisterra (37), Dementr' eu ixq per III maures abatre." -
XXXI.
Mays n' Alagó a lo rey descresent, Ab còlps de mayns nafrá a II maurs lo càp; Lavors lo rey a n' Alagó vinent, Li dixqué: - "Dònchs ¿no sàp l' ordonament De bon donçeyl, l' ordonament no sàp?". -
"Donchs n' Alagó nient vostre servey, E ‘ls maures vos massacraretz, si ‘us platz, Que donçeyl bon il vostre stòl ferrey Lurs guarretjiers, quax n' Alagó porrey." - E lo rey dix: - "Anatz, pelós, anatz! (39)" -
XXXIV.
E ‘n vers lo còyl la hòst aná lavòrs (collado; coll)
Firent li maur, faéntli gran dampnatje;
Entrò de M. lá sus ne foren mòrs,
E 'spahordits ab critz, sospirs e plòrs, Fugiren tuyt en vers de lo boscatje.
XXX.
Y cuando Don Jaime vio más lejos en el campo a Mem-Ladrón que combatía con los sarracenos, dijo a D. Nuño: - "Acechad tras ese collado con Gil de Alagón y Arnaldo de Finisterra, en tanto que voy a vencer aquellos tres moros que más allá distingo.” -
XXXI.
Mas, Gil de Alagón, desobedeciendo las órdenes del rey, se precipitó sobre dos sarracenos, hiriéndoles el rostro con sus puños, y Don Jaime entonces corriendo hacia D. Gil, le dijo: - "¡Qué! ¿Acaso no sabe el de Alagón el ordenamiento de buen doncel?" -
XXXII.
Y D. Gil de Alagón contestó: - "Señor rey! Sabed que aquí vine para matar infieles. Si es otra vuestra voluntad, podéis reprender al mal barón cuando os desobedece, pero no ofender de tal modo al buen doncel."
XXXIII.
"Y sabed también que Gil de Alagón se separa desde ahora de vuestro servicio. Sarracenos matareis vos si os place; y donceles hay que sabrán batir a los guerreros de vuestro ejército, y aun a Gil de Alagón le será dado hacerlo.” - Y el rey le replicó: - "Id, miserable, id enhoramala.” -
XXXIV.
Y la hueste se dirigió entonces hacia el collado cargando sobre los moros, y haciéndoles gran destrozo. Muy cerca de mil de los sarracenos cayeron allí sin vida; y espantados los demás, dando alaridos, huyeron internándose por la selva.
XXXV.
Lo rey torná 's a lo camp ab plaer,
E 'nfaylonit Ramon dix ab raysós:
- "¿E qu' havetz fayt, en rey? ¿voletz perdrer A vos mateix e 'l vostre cavayler? E vos perdut ¿e quí viurá de nos? (40)" -
XXXVI.
E no respós lo rey a lo sermó, E 'n Guilem dix: - "Gran eximpli 'ns donatz De bon guerrer, qu' altre semblant no ‘n fó; Mas foylament vos havetz fayt en ço;
Pus no ho façatz, en rey, pus no ho façatz! (41)" -
Armada havetz ab ferre vostra má, Deus es en vos, e tuyts eus ha per seus; ¡Ah, bons guerrers! feritz ab còlps pus greus, N' haurá lo cèl lo qui de vos morrá (44)."
XXXV.
Y luego el rey volvióse al campo muy satisfecho de la jornada, y al verle Ramón de Moncada le dijo con razón y enojado: - “¿Qué hicisteis, señor rey? ¿Os habéis acaso propuesto perderos y perdernos a todos? Si lanzándoos al peligro sucumbierais, ¿quién de nosotros escaparía con vida de esta tierra?" -
XXXVI.
Guardó silencio el rey a estas palabras, y añadió D. Guillén de Moncada: - "En verdad que nos demostráis ser modelo de caballeros. Sin duda que ninguno hay tan valiente y esforzado como vos; mas con poco seso procedéis exponiéndoos así al peligro. No obréis otra vez así, señor rey, no obréis otra vez así.” -
XXXVII.
Y cuando la noche empezaba a difundir la sombra por el cielo, todos los barones pusieron en el campo sus avanzadas; y en tanto el xeque (jeque; xaíc) de Mallorca salía con toda su hueste de la capital, que hermosa aparecía en lontananza; y allí sobre los cerros de Portopí se preparó para dar la gran batalla.
XXXVIII.
Apresuróse Mem-Ladrón a dar noticia de esto al rey, enviándole desde luego mensajeros. Entretanto vino la luz del alba y con ella se levantó la hueste toda. Llama el rey a los guerreros para que asistan al santo sacrificio de la misa que ordena celebrar; y acabado que fue, dijo el obispo D. Berenguer:
XXXIX.
- "Marchad, barones! puesto que vuestra mano ha empuñado las armas por la honra de Dios, Dios os acompañará en el combate y a todos os tendrá por suyos. Adelante, paladines! herid con golpes fuertes y certeros, que alcanzará el cielo el que de vosotros muera por la fé de Jesu-Cristo." -
Al sarrahi noent, la deventera Ben guerretjá lá sús per son Salvayre (47); E lá 'n Guilem fení la lur quarrera (48), E lo Ramon deffenent lur senyera (49), Et en Desfar (50), e n' Huch lo bòn trovayre (51). (dez Far, Dezfar, Desfar)
De n' Infantyl (53) lo stòl pos abatut, Dels maures buckrs víu d' en Jacques lo ferra Pauchs environ; a lo Deus ha plascut
Donar de mayll lo phloch que fóu digut; E dix lo rey: - "Presem pus prest la terra! (54)" -
****
E d' Aragó se víu prest la senyera, De Mafumet se víu trestot cremat; E' n Nono dix ab gaug pus vertadera:
- "Senyor en rey! acesta es la quarrera De vostra terra, presetzla la primera." - E de Maylorcha rey fó prest cridat (55).
XL.
Y en seguida empezó a moverse la vanguardia, que se componía de los soldados de D. Guillén y D. Ramón de Moncada y de los templarios; y pronto se distinguió tras el collado a la horda sarracena, preparada para el combate; y dada la señal, con pavoroso estrépito se trabó la lid, haciendo cada parte cuanto podía.
XLI.
La vanguardia hizo experimentar grandes daños al enemigo, porque los cristianos peleaban con denuedo por la fé de Cristo. Mas allí acabó peleando D. Guillén de Moncada su gloriosa carrera; allí murió también D. Ramón de Moncada como un héroe defendiendo su estandarte, y con ellos el valiente Desfar y Hugo de Mataplana, el buen trovador.
XLII.
…............. ***
Hallábase ya derrotado y vencido el ejército de Infantilla, y las armas de la hueste del rey Don Jaime apenas encontraban ya enemigos que vencer por aquellos alrededores. Plugo a Dios dar a los infieles el castigo que merecían, y dijo el valeroso monarca: - "Entremos en la ciudad!" - ***
Y pronto se vio tremolar sobre las torres de sus muros el pabellón aragonés, y reducido a cenizas el de Mahoma: y D. Nuño, con muestras de verdadero gozo, dijo a Don Jaime: - "Señor rey! esta es la puerta de la ciudad que ya os pertenece, tomadla ante todo, y sed vos el primero que entre por ella.” - Y en seguida fue aclamado y victoreado por rey de Mallorca.
***
- "Alors! alors! dix en Jacques cant víu De Maylorches la vila mant dampnada, A sos prelats e sos barons; porriu L' esgard haver (56), dònchs huy bé la teniu La vila ferma, e lexatz lo morriu (57); Dònchs plach a Deus, Maylorqu‘ es conquerada (58)." -
- "Adelante! adelante! dijo Don Jaime a sus prelados y barones, cuando vio a la hermosa ciudad llena de escombros, extended vuestras miradas; y pues tenemos segura la posesión de la capital, podéis desceñiros el casco, que con el auxilio de Dios, está ya conquistada la isla de Mallorca." -
***
Y entonces el rey para descansar de las fatigas de aquel día, y para reponerse del daño que había experimentado, se quitó el yelmo, depuso su espada y se desnudó de su armadura. Y luego exclamó: - "Honremos a Mallorca, colmándola de beneficios." -
***
Y ya que el rey, ó Dios mío, ha dejado las armas que con tanto esfuerzo ha empleado en honra y servicio vuestro; ya que las afiladas lanzas están descansando sin que arranquen a los combatientes lágrimas ni lamentos, razón es que suspenda mis versos y dé fin a mi canto.