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domingo, 17 de octubre de 2021

ALGUNAS OBSERVACIONES ACERCA DEL ESTADO ACTUAL DE LAS LETRAS EN ESPAÑA.

ALGUNAS
OBSERVACIONES


ACERCA
DEL


ESTADO
ACTUAL DE LAS LETRAS


EN
ESPAÑA.


I.


Cuando
una literatura, lejos de buscar en el fondo de sus entrañas la savia
que


debe
favorecer su genuino desarrollo, mendiga los desperdicios de ajenas
civilizaciones sin acordarse siquiera de conservar incólume aquel
sello característico que constituye su personalidad; entonces
inaugura definitivamente el período de su decadencia. Las entidades
morales, al igual de los individuos, nunca desatienden el respeto de
si mismas sin abdicar el sagrado derecho que tenían a la
consideración general. Por esto, siempre que las literaturas,
perdida la luminosa huella de sus tradiciones, amortajan con el
sudario del olvido los más preciados timbres de su historia, en
lugar de acrecer piadosamente el tesoro de inmortales bellezas que
heredaron de sus padres y cultivadores, descienden del puesto que
ocupaban en la jerarquía intelectual de las naciones, y se cubren de
baldón eterno.


Distamos
mucho de pretender que ningún país establezca para las ideas un
sistema aduanero que enfrene su fuerza expansiva: nuestro instinto,
junto con nuestras más arraigadas convicciones, nos hacen rechazar
semejante quimera. Queremos, sí, que las literaturas no cifren
únicamente su ambición en vestirse de luz reflejada, pudiendo
brillar con luz propia: queremos que no olviden sus títulos
nobiliarios, ni descuiden el abono de sus pingües abolengos, que no
bastardeen su carácter indígena con serviles imitaciones: queremos,
sobre todo, que al absorber los elementos morales de otros países,
les impongan las condiciones especiales de la suya.


El
buen sentido y la experiencia acreditan que las literaturas no tienen
más que dos caminos para seguir desarrollándose de una manera
lógica, espontánea y fecunda: o apelar a los variados y naturales
recursos que sus respectivas índoles les sugieren, o cuando
necesitan acrecentar sus propios caudales con oro ajeno, fundirlo,
acrisolarlo con exquisito discernimiento, y marcarlo, por fin, con el
indeleble cuño de su originalidad histórica.


Los
anales literarios de las naciones cultas nos ofrecen ejemplos de
ambos métodos fundamentales de viabilidad.


La
influencia de los enciclopedistas franceses, que despóticamente
avasallaba en el pasado siglo el mundo entero, había encontrado en
los estados alemanes un vehículo poderoso y un acérrimo protector
en Federico II de Prusia, que hacía pública gala de su
antigermanismo. Conocida es de todos la intimidad, no siempre
sincera, de este gran monarca con el asombroso escritor, a quien se
ha llamado en nuestros días el rey Voltaire. Oficioso sería
encarecer lo pernicioso que semejante padrinazgo fue para la
independencia moral y literaria que caracteriza el espíritu alemán.
Más tarde algunos ingenios de este país, condolidos del abatimiento
intelectual a que le había conducido tan fatal esclavitud, y
sintiéndose animados por el fuego del patriotismo, dieron el grito
de Surge, Lázare, que hizo levantarse del sepulcro de su abyección
a la musa germana vestida de fortaleza y llena de fé en sus altos y
gloriosos destinos. Desde entonces, la literatura alemana resplandece
con fulgores inmortales: ¿De qué milagroso talismán echaron mano
Klopstock, Schiller, Goethe, Bürger, y otros escritores dignos de
inmarcesible lauro para obrar tan inaudita resurrección? Rompieron
simplemente las cadenas que oprimían al genio nacional, enardecieron
sus nobles aspiraciones hacia lo ideal y desconocido, y
desentumecieron la rica sangre que por sus venas circulaba. Para ello
evocaron con el mágico conjuro de su potente inspiración las
tradiciones y la historia de su patria, e hicieron brotar de su seno
manantiales de pura, espontánea y sabrosa poesía.


La
segunda manera de regeneración literaria que hemos indicado, da
también resultados felicísimos.


Recordemos
de qué modo supo Grecia nacionalizar las riquezas intelectuales que
acaudaló, gracias a sus numerosas conquistas; y el admirable acierto
con que el genio, eminentemente asimilador de la cesárea Roma, hizo
suyas las letras griegas al constituirse en legataria universal de la
patria de Homero. El mismo fenómeno observamos en las épocas
modernas. La España de Carlos V, de Felipe II y de Felipe III, no
contenta con la exuberante savia que su literatura atesoraba, quiso
aprovechar también los raudales de luz que el numen de Italia
derramaba por todas partes, y logró imprimir en sus adquisiciones el
sello de su nativa originalidad. En Francia el elemento español y el
italiano, junto con una imitación discreta y sabia de los antiguos,
cuajaron de regaladísimo fruto el árbol de la literatura más
peregrinamente elaborada que en los modernos tiempos se conoce.


Por
último, ya que hablamos de restauraciones literarias, no es lícito
pasar por alto la última de las que en España se han verificado.


El
genio, que por su excelsa condición es amigo de volar a sus anchuras
por las regiones luminosas de lo infinito, tiempo hacía que odiaba
secretamente la dinastía tradicional de un arte, cuya sobrada
estrechez de miras, cuyo rutinario materialismo, cuya codificación
plagada de disposiciones convencionales, le inspiraban vehementes
deseos de sacudir sus cadenas. Sacudiólas, en efecto, y el estallido
resonó por el mundo entero. Esta revolución trascendental tuvo no
pocos puntos de contacto en el fondo con el protestantismo, y se
inició también en la patria de Lutero y de Melanchton. Rápidamente
generalizada, a la voz de los poetas y pensadores alemanes, en breve
respondieron, ora simultánea, ora sucesivamente, la baronesa de
Staël, orgullo de su sexo, Chateaubriand, Lamartine, Víctor Hugo,
Vigny, Dumas, Delavigne, Senancour en Francia; Walter Scott,
Wordsworth, Byron, Moore, Coleridge en Inglaterra; Manzoni, Hugo Fóscolo, Silvio Pellico, Monti, en Italia.


La
literatura ibérica, al trasfigurarse como todas, comprendió
admirablemente su misión. Muchos ingenios de valía, lustre de la
nación hispana, mútuamente enlazados por el doble y común
parentesco del patriotismo y del amor a la gloria, se asociaron con
férvido entusiasmo al movimiento general. Unos enaltecieron la
oratoria parlamentaria a un grado tal vez excesivo de pomposa
exornación, otros dramatizaron con colorido local más o menos
discutible, pero siempre con pasión y energía, el espíritu poético
de la edad media y los personajes salientes de nuestra épica
historia; algunos cultivaron el romance histórico, y la generalidad,
mojando sus plumas en sangre del corazón, supieron engalanar con la
púrpura rozagante de nuestra rima el lirismo de aquella época que
encarna en el foco mismo de la vida moral, que ora escéptico y
rebosando satánica rebeldía, ora creyente y resignado, es
eminentemente sincero, porque pinta al vivo esa hambre de
inmortalidad que vela siempre devoradora en lo íntimo del alma, como
testimonio irrefragable de su divina esencia. Por otra parte, la
sociedad española que atravesaba entonces un período de transición,
que, indecisa entre sus costumbres tradicionales y el torrente de
nuevas ideas y aspiraciones, forcejaba para penetrar en su seno por
mil escondidos y angostos cauces, apenas acertaba a columbrar el
blanco de sus esfuerzos, encontró primorosos pinceles que la
retratasen. Sus caracteres flotantes, sus flaquezas, todas sus
miserias y extravíos ya fueron objeto de una comedia saturada de
discreto chiste y no escasa de vis cómica, ya de una sátira, ora
llena de travieso desenfado, benévolamente sagaz y ora sarcástica,
profunda y sangrienta. La posteridad recordará con gratitud y
respeto la brillante pléyada de escritores que en estos
distintos ramos dieron muestras de su alto talento y 
bellísimas
dotes. Su mérito no sólo estriba en la bondad intrínseca de sus
producciones, sino en el sello nacional que las avalora.


Al
olvido de condición tan vital e imprescindible debe achacar
principalmente nuestra literatura el deplorable abatimiento en que se
halla sumida, y que tanto aflige a sus desinteresados amadores.


Otras
causas han concurrido a este vergonzoso estado de abyección.


Años
hace que en España el encarnizado guerrear de esos partidos
políticos que tienen a gala no variar nunca de jefes, de enseñas,
ni de credos, y ensordecer sistemáticamente a las rudas lecciones
del tiempo; sobre desangrar el país, convertirle en palenque de
egoístas y desalmadas ambiciones y entorpecer su marcha por la senda
del progreso; monopolizan el núcleo de sus inteligencias y sirven de
pasto casi exclusivo a la curiosidad pública. Ese estado de crónico
desasosiego y de mal contenta expectación produce el desvío con que
mira la nación sus medros intelectuales. He aquí por qué las
ciencias, exceptuando la economía política, cuyo porvenir es
visiblemente lisonjero, yacen en ella en vergonzosa postración, y
las letras agonizan. Ciñéndonos a la literatura, objeto especial de
estas sencillas observaciones, inútil es acariciar el buen deseo con
risueñas esperanzas, mientras nuestra política no lave la lepra de
personalismo que la corroe en la piscina del amor patrio; mientras se
reduzca al sucesivo entronizamiento de banderías más o menos aptas
para sostenerse en el poder, pero igualmente ineptas para labrar la
ventura del país. Sólo así volverá este los ojos hacia sus
verdaderos intereses: sólo así podrán desenvolverse los gérmenes
de vitalidad intelectual que entraña.


Si
por un cambio providencial de circunstancias, tenemos la fortuna de
que alboree tan hermoso día, la enfermiza indolencia que actualmente
malogra en flor los ingenios más bien dotados de España,
desaparecerá como por ensalmo. Nuestro pueblo sin ventura, que ahora
carece hasta de las rudimentarias nociones de arte, y, por lo mismo,
apenas siente ninguna clase de necesidades estéticas, comprenderá
entonces hasta qué punto influyen los goces mentales y las
misteriosas fruiciones del sentimiento acrisolado en la felicidad
relativa que puede el hombre alcanzar en la tierra.


A
medida que su educación artística se formalice, rechazará
instintivamente la cáfila de monederos falsos de talento literario
que le deshonran, separará el pingüe y fecundo grano de la cizaña,
y ceñirá con la corona de su respetuoso cariño aquellas frentes
que son sagrarios de la inspiración divina. Entonces los espíritus
superiores de nuestra nación no tendrán que aceptar la vida como un
martirio sin palma, o una lucha sin victoria, sino que aguijoneados
por la seguridad del triunfo, saborearán instintivamente la
existencia inmortal que les espera, e inflamados con este deseo de
gloria que arranca del principio de sociabilidad, ley fundamental de
la naturaleza humana, y que instintivamente, villanamente escarnecen
todos los que no pueden aspirar a ella; consagrados al cumplimiento
de su misión soberana, pelearán con incontrastable brío las
batallas del pensamiento, y serán, lo que tienen derecho a ser, gala
y luz de la humanidad.


Descendamos
al terreno de la realidad, del cual no es lícito apartarnos por más
árido y desagradable que sea.


Nuestros
gobiernos, algunos por un lujo de ignorancia agresiva que exaspera,
han hostilizado a inteligencias de primer orden cuya superioridad les
humillaba; otros les han brindado por única recompensa con toda
suerte de libreas políticas, encadenándolos a sus varias miras de
ambición personal, y no pocos les han dejado patullar en el charco
de la miseria, no queriendo sin duda privarles del placer poético
que debieron sentir Cervantes y Camoens muriéndose de hambre con la
frente coronada de laurel. No ha faltado gobierno, sin embargo, que
ansioso de premiar condignamente las letras, han sonreído
benévolamente a los que conceptuaba acreedores a recompensas
oficiales. Así, por ejemplo, ha tenido el fabuloso tacto de nombrar
cónsul a un eminente letrillero, diplomático a un dramaturgo o a un
poeta sentimental, y recaudador de contribuciones a cualquier
filósofo disponible. Creeríamos ofender la ilustración de nuestros
lectores ponderándoles las inmensas ventajas de este sistema
protector.


A
simple vista parece que apadrinar así a los literatos, equivale a
matar cortésmente las letras. En efecto; los trabajos especulativos,
y especialmente el sacerdocio de las musas, no son los más a
propósito para formar modelos de empleados, sobre todo en esa
complicada e indigesta rutina a que nosotros llamamos administración,
para que se asemeje, siquiera en el nombre, a la de otros países más
exigentes. No ignoramos el parentesco de consanguinidad que eslabona
las diversas facultades del alma, por más que muchas veces su intima
trabazón escape al juicio vulgar. Pero, aun rindiendo merecido
homenaje a este principio filosófico, no está todavía
completamente probado que baste ser un literato distinguido para
sobresalir en la práctica administrativa, ni hasta para sujetarse
humildemente a ella: y no se olvide que en esta materia la sobra de
comprensión teórica suele ser embarazosa y perjudicial cuando se
aplica en el terreno práctico. Es posible que un literato verdadero
o un poeta pur sang, encontrándose en el caso referido, tomase una
de las dos determinaciones siguientes: renunciar a lo que ha sido el
alimento habitual de su espíritu para cumplir con firme constancia
con las obligaciones de su correspondiente oficina, o dar al traste
con ellas y domiciliarse otra vez en el Parnaso. En el primer
supuesto la protección del gobierno sería mortal para la
literatura; en el segundo sería perfectamente ilusoria. Los
literatos que acierten a conciliar ambas cosas, o carecen de vocación
literaria propiamente dicha, o entran en la categoría de
excepciones, y por lo tanto bajo ningún concepto destruyen la regla
general.


Sin
embargo, estas argucias aparentemente valederas se derrumban por su
propio peso a la simple enunciación de un axioma importantísimo: a
saber, que el criterio gubernamental es esencialmente distinto del
común, y tiene sus arcanos impenetrables a los torpes ojos de la
lógica usual. Dudar de tamaña verdad podría conducirnos al extremo
de negar que la Providencia dirige la razón de los gobernantes, a
menos que intente perderlos; y los gobiernos españoles han sido
siempre demasiado buenos y sabios para que pueda realizarse en ellos
aquella terrible amenaza de quos vult perdere, dementat.


Demos
un sesgo más formal a la cuestión.


No
es lícito al Estado contrariar los sentimientos nacionales cuando
son hidalgos y castizos, so pena de tropezar en el escollo de la
impopularidad. Por conveniencia, pues, ya que no por deber, tiene el
de premiar a todos aquellos escritores que el voto popular señala
como insignes. Con dificultad acontece que la nación en masa conceda
los honores del triunfo literario a personas que no los merezcan,
atendiendo a que nunca debe confundirse el brillo fugaz de las
reputaciones falsas o dudosas, con esa celebridad de ley que sólo se
consigue a fuerza de genio, de tiempo y de infatigables vigilias.
Además, cuando la nación emite un fallo de esta naturaleza suele
encontrarse de acuerdo con la opinión general de sus críticos más
imparciales e ilustrados. De consiguiente las eminencias a que
aludimos tienen el derecho de ser recompensadas por la utilidad,
gloria y prestigio que han proporcionado con sus tareas al país, y
el Estado, si no lo hiciese, faltaría a su misión de justicia
suprema. Para que tales recompensas no degeneren en onerosas, no han
de lastimar en manera alguna la dignidad e independencia de los
agraciados ni oponerse a sus hábitos intelectuales: y si han de
redundar igualmente en pro de la patria misma que ilustran, es de
todo punto indispensable que les coloque en una situación que pueda
alentarles a continuar sus beneméritos trabajos.


Dejando
aparte esos testimonios directos у extraordinarios de simpatía
nacional, el Estado debe no sólo procurar que los talentos de los
gobernados puedan desarrollarse con el mayor desahogo posible, sino
poner en juego los numerosos y eficaces recursos que están a su
alcance para estimularles a su progresivo perfeccionamiento.
Descuidar un deber tan imperioso es hacerse indigno de las
encumbradas funciones que desempeña y declararse en abierta lucha
con los principios más elementales de la civilización.


¿De
qué manera han cumplido nuestros inolvidables gobiernos, a quienes
sin duda la asombrada posteridad erigirá altares de puro agradecida,
las sagradas obligaciones que llevamos apuntadas?


Respecto
al capítulo de recompensas que hemos indicado, o no han pensado
siquiera en semejantes naderías, o han atado con hipócritas alardes
de protección los ingenios distinguidos al carro de su ambición
desaforada.


Pocos
años ha, un venerable anciano, cantor clásico de la libertad,
poeta, crítico, historiador y publicista, subió en brazos de sus
amigos las gradas del trono, y aclamado por una multitud inmensa,
tuvo la honra de que su soberana misma orlase sus sienes, llenas de
limpias y gloriosas canas, con el áurea corona del triunfo.


¿Qué
resorte pudo mover para laurear a Quintana, a esa nación que ha
dejado pordiosear al Manco de Lepanto, que ha visto tranquilamente
morir entre infames hierros a Cristóbal Colón, y en la más triste
orfandad al autor sin ventura de la Verdad sospechosa; a esa nación,
en cuyos calabozos ha escrito Cervantes el Quijote, y padecieron mil
infortunios Alonso Cano, Fray Luis de León, Santa Teresa, Martínez
de la Rosa, Argüelles y el mismo Quintana; a esa nación que no
tiene bronce en sus talleres ni mármol en sus canteras para levantar
estatuas a sus grandes hombres? Lo diremos por más que el carmín de
la vergüenza encienda nuestras mejillas. Quien coronó al cantor de
la imprenta, no fue la admiración de su patria; fue la egoísta
gratitud de una fracción política, y el motivo real de esta
inaudita coronación fue premiar al autor del Panteón del Escorial,
porque nunca habla de Dios en sus imperecederas poesías, y porque
todas sus composiciones revelan un odio profundo a la monarquía. No:
Quintana no bajó al sepulcro con el inefable consuelo de que su
querida España le había adjudicado el laurel del triunfo poético y
de las virtudes cívicas, sino con el convencimiento de que su
ateísmo literario y sus doctrinas heterodoxas convenían a los
intereses particulares del partido que tan ostentosamente las honraba
y enaltecía.


Por
lo tocante a ese género de protección indirecta pero normal,
constante, asidua, que coadyuva y enfervoriza los talentos: he aquí
lo que han hecho los innumerables gobiernos constitucionales que nos
han regido hasta ahora:


1.°
Plagiar torpemente un plan de estudios francés.


2.°
Reformarlo, es decir, hacerlo más y más absurdo, antifilosófico,
irregular y desatinado a favor de múltiples y casi anuales reformas,
causando así perjuicios incalculables a los alumnos y a sus
familias, e imposibilitando la estabilidad en materia que tanto la
requiere.


3.°
Monopolizar la elección de esos catecismos de la enseñanza oficial,
vulgarmente llamados obras de texto, desatendiendo casi siempre su
valor científicos aunque teniendo a la vista el favoritismo
gubernamental de que sus respectivos autores, o sea compaginadores,
disfrutaban; ejerciendo por lo mismo una coacción sobre los
profesores, muy perniciosa si se sujetaban a ella; absolutamente
inútil si la evadían, como ha sucedido o podido suceder.


4.°
Tergiversar las ternas con que los tribunales de oposiciones formulan
sus fallos, que debieron haber tenido desde su presentación al
ministerio autoridad de cosa juzgada, por razones que sería oficioso
revelar: irritante abuso del cual tenemos numerosas pruebas, que
manifestaremos si a darlas se nos provoca.


5.°
Hacer obligatorias hasta para los empleados más ínfimos y mal
retribuidos de la administración la compra de algunas obras escritas
por devotos y paniaguados de varios gobiernos.


6.°
Crear una ley de teatros bajo la influencia de mezquinas
consideraciones personales.


7.°
Publicar una ley de imprenta ultra draconiana, que en pleno
parlamento ha sido tachada de mala por el ministro del ramo, que
implícitamente la declaraba buena por el mero hecho de no abolirla.


8.°
Tener sumida en el más deplorable abandono, hasta una fecha muy
reciente, la instrucción primaria, que comúnmente decide del sesgo
que toma el espíritu humano en su peregrinación por el mundo.


¡Oh
musas! aprestad guirnaldas de recién cogidas flores para ceñir las
frentes de los gobiernos hispanos que así han sabido enalteceros.


¡Oh
Fernando el Deseado: tú que por un rasgo de peregrina sagacidad
cerraste las universidades y abriste cátedras de esa ciencia
trascendental que llamamos tauromaquia, regocíjate desde tu venerado
mausoleo!


Agréguese
a las concausas capitales que acabamos de borrajear los
móviles de producción literaria que impulsan a nuestros escritores,
y se podrá rastrear aproximadamente el por qué de la decadencia que
deploramos.


Quejábase
con desolada amargura el grande humorista Fígaro de que en España
faltaba eco a la palabra del escritor. Efectivamente. El pueblo
español es tan poco aficionado a cultivar el campo feracísimo de su
entendimiento y de su imaginación, como a multiplicar con los
numerosos medios de que dispone la industria agrícola, los
inestimables terrenos que la naturaleza le ha regalado. Esta pereza
intelectual, no sólo inutiliza tan buenas prendas, sino que le
inspira el más severo desdén hacia las manifestaciones laboriosas
del espíritu. Como no siente la necesidad de abonar su inteligencia,
no puede apreciar el mérito de los que la abonan. He aquí por qué
en España el inmenso sacrificio, el afán infatigable de aquellos
que se empeñan en ilustrarla y enriquecerla con sus obras
literarias, es apenas comprendido y mucho menos estimado en lo que
vale. ¿Cómo podrá satisfacer, pues, el obrero de la idea, el
literato, el filósofo, el poeta, el sabio, el artista, el innegable
derecho que tiene de que sus tareas sean conocidas, justipreciadas y
pagadas con honorarios de gloria por sus apáticos conciudadanos?

¿Trabajará para ganar dinero? Un sólo autor extranjero de
nombradía vende mejor una obra que veinte autores españoles
célebres la colección completa de las suyas. Y no se culpe a los
editores, puesto que el comercio de libros está aquí atravesando
una perenne crisis industrial, es decir, que la oferta de estas
mercancías es infinitamente superior a la demanda. Los únicos
libros que suelen tener salida en el mercado son los que satisfacen
algún capricho pasajero del reducido público leyente o las
traducciones de las peores novelas francesas.
Por otra parte,
querer que fuera de España sean populares los escritos que dentro de
ella apenas son conocidos es una imbécil quimera. ¿Qué estimulo,
pues, puede moverles a escribir? Pura y simplemente el de satisfacer
sus primeras necesidades. Por esto en lugar de dar a luz obras
sazonadas por el tiempo y la meditación, y concienzudamente pulidas
por el severo cincel del arte, escriben al desgaire y con el descuido
chapucero de los menestrales mal pagados. Exigir lo contrario sería
justo si se encontrase la solución de ese problema de vivir sin
comer, que plantean mentalmente todos los desvalidos, y se concediese
después el privilegio exclusivo de una bella invención a los
míseros seres de que hablamos.


Demos
el último toque a ese cuadro tan exacto como sombrío, recordando
que la literatura central que ha fundido en su crisol el oro y la
escoria de las provinciales, las mira con el más ofensivo desdén, y
estas, completamente aisladas unas de otras, viven sin relaciones
literarias de ninguna clase. ¿Quién ha leído en la orgullosa corte
los preciosos libros de D. Manuel Milá, ilustre profesor de la
universidad de Barcelona, acerca de la poesía popular, materia de
elevado interés que tan a fondo posee? En cambio el patriarca de la
crítica europea, Fernando Wolff, ha hecho sobre ella un estudio de
la mayor importancia, tributando extraordinarios elogios a su modesto
y esclarecido autor. ¿Son muchos aquí los que sospechan que haya
existido el malogrado Piferrer, gran pensador, incomparable hablista,
aventajado poeta, honor de Cataluña? Por lo demás, ¿qué sabe
Barcelona de los literatos gallegos y sevillanos ni estos de los
barceloneses? ¿Qué hilos eléctricos enlazan las inteligencias de
las provincias entre sí?


¡O
terque, quaterque beata! ¡Oh mil y mil veces dichosa patria mía! Tú
comprendes la existencia sin los goces intelectuales, y la
conceptuarías inaceptable sin los capeos del Tato! Sigue feliz y
risueña entre los harapos de tu ignorancia. Hierve en los
redondeles, bulle en las romerías, deja a un lado la azada, tira la
pluma, y créeme, haz un auto de fé con la mole indigesta de tus libros. Has nacido para dormir cuando las demás naciones velan, para
holgar cuando trabajan, para echarte en medio del camino cuando
corren. ¡Bendita seas!




II.


Indicadas
en el anterior las causas principales que, en nuestro humilde sentir,
han ocasionado el actual decaimiento de nuestra literatura, cúmplenos
dar en el presente una sucinta reseña del estado en que sus
distintos géneros se hallan.


Por
lo tocante al teatro, aun sin hacer gala de un ceñudo pesimismo, que
no siempre arguye vasta erudición ni alteza de criterio, puede
afirmarse que se encuentra en el mayor desbarajuste.


Una
juventud audaz, falta por lo general de los más rudimentarios
principios de arte, invade en tumultuoso tropel la patria escena. Sus
esclarecidos restauradores, unos regaladamente toman el sol de su
gloria con la bienandanza de quien cree cumplida su misión acá en
la tierra; otros, imitando a los ruiseñores que no trinan nunca al
lado de charquetales llenos de ranas vocingleras, se encastillan en
un silencio desdeñoso y significativo; y no pocos capitulan
vergonzosamente con las circunstancias, y rindiendo homenaje a la
universal corrupción del buen gusto, la acrecientan y sancionan con
su ejemplo. Una dolorosa fatalidad hace que el teatro sea la única
palestra en donde los desventurados alumnos de las musas castellanas
consiguen despertar la atención del público, obtener algunas
probabilidades de lucro, y sobre todo no morirse de hambre, o vivir
de hambre, que es peor.


Por
esa tristísima circunstancia la crítica no puede ensañarse con esa
chusma de jornaleros del arte, que desconociendo las condiciones
esenciales del que se atreven a cultivar, ni tan sólo aciertan a
disimular su carencia radical de dotes dramáticas, bajo las
artificiosas combinaciones del movimiento escénico. Y como el peor
de los géneros literarios es el que Boileau llamaba le genre
ennuyeux, y que, aplicándolo a nuestro caso, bien pudiéramos llamar
el género sandio, es decir, el que ni aun logra satisfacer las
exigencias de la curiosidad; la gente a que aludimos, no merece
siquiera esa especie de floja y contentadiza gratitud que sentimos
por quien nos proporciona algún esparcimiento, sea el que fuere.


Nos
duele mucho consignarlo, pero lo cierto es que en el trascurso de un
año sólo se ha representado en los teatros españoles una obra
original de verdadero mérito. La campana de la Almudaina, a vuelta
de su falsedad histórica, y de algunos defectos secundarios, revela
en su joven y aplaudido autor prendas dramáticas de subido quilate.
Los pecados veniales y La culebra en el pecho, contienen algunas
bellezas dignas de atención, y auguran un lisonjero porvenir a sus
estimables autores, pero no tienen en conjunto gran valor. El mal
apóstol y el buen ladrón, drama simbólico, calcado especialmente
sobre El condenado por desconfiado de Tirso de Molina, es una prueba
más de la habilidad con que Hartzenbusch elabora sus producciones, y
está sembrado de rasgos magistrales. Aparte de estas obras, ¡cuántos
engendros raquíticos, cuántas majaderías se han presentado en la
escena española! Recuérdense esos dos estudios históricos del gran
vencedor de Francisco I, intitulados Carlos I y El monarca cenobita:
recuérdense El padre de los pobres, y ¿Quién es él? y se verá si
llevamos la razón al afirmar que nuestro teatro está en decadencia.


Para
colmo de vilipendio, eso que llaman zarzuela, aborto enfermizo del
impotente mal gusto, logogrifo musical y dramático, cobra de día en
día mayor valimiento y fortuna. Algunos especuladores, que tienen su
conciencia artística dentro de su portamonedas y envuelta en
billetes de banco, han tomado por su cuenta ese abigarrado
baturrillo, que ha pasado a ser un ramo de industria para los
que lo manipulan, como particularmente para los que explotan sus
materiales y pingües resultados. Los primeros no necesitan más que
derramar un aluvión de estrofas tan huecas y grotescamente
endomingadas como sea posible sobre cualquier calaverada, más o
menos verídica, del asendereado Felipe IV, o el primer argumento
insustancial que se tenga a tiro de pluma; y abandonar su esperpento
a la inspiración de un contrapuntista adocenado, que zurza algunas
melodías populares bárbaramente retorcidas y adulteradas, con
retazos de la ópera francesa e italiana. No ignoramos que hay media
docena escasa de zarzuelas, cuyos libretos y cuya música merecen el
aplauso de los inteligentes: nunca barajaremos las composiciones de
Ventura de la Vega, García Gutiérrez, Narciso Serra y Ayala, con
las mamarrachadas de Olona, ni las charadas poéticas que emborrona
en caló acatalanado el tan deploramente
(deplorablemente) fecundo Camprodon y Compañía. Tampoco
confundiremos nunca la suave, delicada y primorosa música del Dominó
azul, de Marina y del Grumete, con la chapucera, trivial y
desvencijada de Gaztambide, de Cepeda y de otros Rossinis ejusdem
furfuris. Pero sería cerrar los ojos a la luz del día negar que
generalmente se puede repetir de ellas, que lo bueno que tienen no es
nuevo, y lo nuevo no es bueno. Urge sobremanera atajar la
preponderancia cada vez mayor de los zarzuelistas, si no hemos de ver
algún día completamente extinguidas entre nosotros las más
sencillas nociones del arte musical, y pervertidas lastimosamente las
teatrales.


A
estos motivos del notorio abatimiento en que se halla nuestro teatro,
a pesar de los esfuerzos que hacen para retardar su ruina algunos
pocos ingenios, dignos del aprecio público, debe agregarse otra
estrechamente ligada a las que acabamos de apuntar, esto es, la
ignorancia crasísima, mezclada con las colosales pretensiones, con
el insoportable endiosamiento de la mayoría de actores españoles.
Da lástima considerar que a tales intérpretes deben fiar los
desdichados autores dramáticos aquellas producciones, de cuyo éxito
depende su gloria, y casi siempre su subsistencia. Jóvenes imberbes,
que apenas saben dar expresión a lo que recitan, pasan desde los
teatros caseros a figurar en los de primer orden sin que nada les
arredre. Henchidos de petulancia, todo su afán consiste en
emanciparse de la tutela de los pocos actores que podrían
comunicarles, ya que no facultades, alguna instrucción, en llegar a
la anhelada meta, al sueño de oro, al bello ideal de sus fervientes
aspiraciones, a ser directores de escena.


Y
no es, ciertamente, lo más deplorable, que estos infelices
ambicionen tan alto y espinoso puesto, sino que vean sin dificultad
realizada su noble ambición. En efecto: los empresarios de teatros,
que son comúnmente algunos logreros, faltos de caudales y ricos de
esa gran virtud del siglo, que en el Diccionario de la lengua tiene
un nombre no muy lisonjero, conocedores del detestable gusto del
público, que es ya crónico en provincias, y codiciosos sin freno,
no buscan en los directores y primeros actores que contratan más que
baratura, no mérito ni experiencia. Por esto desdeñan muchas veces
a los poquísimos actores buenos, que para honor del arte conservamos
todavía, y andan a caza de los chambones y atrevidos, cuyos
servicios pueden alquilar a ínfimo precio, con notable aumento del
líquido que ha de figurar en sus finiquitos mercantiles. A tan
escandalosa rapacidad se debe a menudo el que los segundos, con una
pequeña dosis de ese savoir faire, que es el talento de las
nulidades, encuentren con frecuencia acomodo, al paso que los
primeros tengan que entregarse a los ocios de las vacaciones o a un
verano extra-sazón.


¿Y
qué conducta sigue en situación tan aflictiva la crítica teatral?
Lo diremos sin rebozo, ya que nunca nos ha intimidado el decir la
verdad. Exceptuando un escasísimo número de folletinistas, que
tienen una vaga idea de la responsabilidad de su cargo, y la voluntad
decidida de ser imparciales, los críticos de teatros no escuchan más
que sus simpatías o antipatías y el fetichismo obligado a
reputaciones consagradas. Así se explica que en las revistas de esta
clase aparezcan siempre ciertos nombres con su estado mayor de
calificativos encomiásticos, y cruel o desdeñosamente adjetivados
otros, que no supieron granjearse las benevolencias del turibulario.


Si
atendidas las circunstancias altamente desfavorables con que los
revisteros teatrales escriben, son, a no dudarlo, acreedores a
indulgencia respecto al aplomo y madurez de sus fallos y
reconocimientos de crítica dramática que exigen estudios de por
vida y práctica larga; es faltar al público, y, sobre todo,
faltarse a sí propios el ajustar sus juicios a sugestiones puramente
personales. Sabemos por nosotros mismos hasta qué punto es doloroso
sacrificar en aras de la buena fé y de la lealtad las predilecciones
del corazón, o tener que elogiar al que miramos con más o menos
fundada malevolencia; pero la crítica no tiene entrañas, ni
parientes ni amigos, ni ídolos ni afecciones; es nada menos que la
magistratura literaria, y un juez deja de serlo cuando atiende a otra
cosa que a la justicia, que es su única y soberana norma, la causa
primera de su misión.


Respecto
a la novela, no pecaremos de prolijos.


La
de costumbres nacionales sólo tiene, en nuestro humilde sentir, un
legítimo representante en España, Fernán Caballero. Sin contar los
críticos más autorizados de nuestra nación, Wolf, Mazade, Latour
han ponderado con amore y han aquilatado perfectamente las
envidiables dotes de narrador que adornan al ilustre autor de
Clemencia. Su postrer libro, sencillo relato hecho por el soldado
Juan José, de las gloriosas penalidades de nuestro ejército en
Marruecos, está escrito con una tierna ingenuidad que llega al alma.
La de Fernán Caballero que, algún tiempo hace, cubre el más acerbo
dolor con su gasa fúnebre; refrescado por las auras regeneradoras
venidas de África, ha podido encontrar su perdida fuerza en el
entusiasmo universal. ¡Bendita sea la pluma que así sabe
interpretar todos los sentimientos buenos, nobles y sublimes de su
patria!


De
novelas históricas originales (así las bautizan sus infinitos
cultivadores en España) hay en ella materiales para alimentar de
combustible todos los hornos de cal de la monarquía. Por si llega a
verificarse algún día tan donoso escrutinio, recomendamos a sus
futuros ejecutores las de Ibo Alfaro, Ortega y Frías, Orellana,
Tarragó, A. Altadill, Manuel Angelón y demás Walter Scotts de
pacotilla: total = 0. No hablamos de Fernández y González, en quien
admiramos un empuje lírico nada común, fantasía espléndida y rara
fecundidad, porque apenas conocemos nada suyo en este género.


Poco
diremos también de composiciones poéticas.


Aparte
del Romancero de la guerra de Africa, en el cual hay doce bellísimos
romances, y del libro de Recuerdos nuevamente publicado por el
simpático Trueba, que sentimos no haber leído todavía, han llamado
la atención pública de una manera, por cierto bien poco agradable,
los dos poemas últimamente premiados por la Academia de la lengua
con escándalo y ludibrio de la nación entera. No hablaré de unos
ni de otra. Dejemos en paz a los muertos con los difuntos.


A
todo esto, la crítica refugiada en los vergonzantes entresuelos de
los periódicos políticos, o convertida en sosa e insustancial
gacetilla, mal encubre su desnudez de ideas, de convicciones y de
conocimientos con los andrajosos guiñapos de cuatro adjetivos
campanudos, eternamente pegados a varios sustantivos de cajón, y mil
vagas generalidades. Por otra parte: ¿qué podría decir ahora la
crítica sana, severa y leal? Su voz sería vox clamantis in deserto,
y una fiscalización estéril, dolorosa, pesada y sempiterna. Además,
¡cuán poco número de obras contemporáneas españolas son dignas
de que la crítica les conceda los honores de su judicatura! ¡Cuán
pocas entran en la esfera literaria!


Añádase
que la prensa política diaria, con muy contadas excepciones, ha
arrojado ignominiosamente a la literatura de sus columnas, que vivía
en ella casi de limosna, y se vendrá en conocimiento del desairado
papel que esta señora juega en la patria insigne de Pepe Hillo, de
Costillares y del Chiclanero.
Respecto al movimiento literario de
la Península, en los demás puntos, o es en alto grado pernicioso,
como sucede hoy por hoy en Barcelona, o insignificante como en
Valencia, o completamente nulo como en Sevilla, Málaga, Zaragoza,
Valladolid, Palma de Mallorca y en las ciudades de la Mancha y de
Galicia.


Consecuencia
final de nuestras pobres observaciones es, que España, por más que
reconozcamos sus considerables progresos materiales y sociales, ha
retrocedido literariamente. Y si no, preguntamos refiriéndonos a
nuestra restauración del 40, cuando desaparezcan los veteranos de la
citada era,
¿quiénes son los destinados a sustituirles? No
contestamos a esta interrogación para no descender al terreno de las
personalidades. El tiempo contestará por nosotros.

jueves, 14 de noviembre de 2019

LOS AFECTOS CASTELLANOS DE LA REINA SANCHA

155. LOS AFECTOS CASTELLANOS DE LA REINA SANCHA (SIGLO XII)
 
LOS AFECTOS CASTELLANOS DE LA REINA SANCHA  (SIGLO XII)
 
 
Doña Sancha de Castilla, esposa del rey de Aragón Alfonso II el Casto, fue fundadora del real monasterio
de Sigena para acoger a las damas de la nobleza aragonesa, importante cenobio que encomendó a la orden religioso-militar de San Juan de Jerusalén y que repobló y puso en explotación una buena parte de
los poco poblados Monegros.
 
La reina —la santa reina doña Sancha era llamada en ocasiones por los suyos— gozó en vida de excelente fama entre sus súbditos aragoneses, así como de su estima, aunque también concitó, como es lógico, algún rechazo. A la muerte del rey aragonés, su marido, acaecida no mucho antes de la batalla de
Alarcos, la reina doña Sancha tuteló con prudencia a su hijo Pedro, entonces todavía adolescente, e influyó de una manera decisiva en los asuntos políticos e institucionales del reino aragonés, pasando a las páginas de la historia como una de sus mejores reinas.
 
El rey Alfonso II de Aragón —a pesar de la gran influencia ejercida por su mujer, de origen castellano—
había maquinado cuanto le fue posible en perjuicio del rey de Castilla, Alfonso VIII, con el que, no obstante, concertó el tratado de Cazorla, en virtud del cual aragoneses y castellanos fijaban las
tierras a reconquistar en el futuro frente a los enemigos comunes, los musulmanes.
 
Dicen las crónicas castellanas que la reina doña Sancha amaba apasionadamente —en silencio y sin confesión explícita de sus sentimientos— al rey Alfonso VIII sobre todos los demás hombres (incluso en vida de su esposo), de modo que no dudó en ayudarle una vez muerto el rey, su marido, aunque siguió
manteniendo en secreto el amor que le profesaba.
 
Así parece o quiere explicarse cómo Pedro II de Aragón —movido por el consejo de su prudente madre y
acompañado de sus nobles vasallos— se unió inseparablemente a Alfonso VIII de Castilla, participando ambos, entre otras muchas lides, junto con Sancho VII de Navarra, en la victoriosa batalla de las Navas de Tolosa contra los almohades, la penúltima gran gesta militar de la Reconquista.
 
[Charlo Brea, Luis, Crónica latina delos Reyes de Castilla, pág. 16.]
 
 
Sancha de Castilla (Toledo, 21 de septiembre de 1154 o 1155-Villanueva de Sigena (Huesca), 9 de noviembre de 1208), hija de Alfonso VII de León y de su segunda esposa, Riquilda de Polonia, fue infanta de Castilla y reina consorte de Aragón (1174–1206).
 
Fue la primera reina de Aragón en utilizar un sello regio. Sus características son similares a las de los sellos que usó Alfonso II de Aragón, su marido, y muestra en sendas caras una imagen de la reina entronizada con una flor de lis en una mano en el anverso, y en el reverso otra ecuestre montando a la amazona con vestiduras femeninas. Esta iconografía muestra la relación de la reina con la autoridad real de su esposo.
 
Destacó su labor como mecenas de las artes, que se evidencia no solo en la originalidad del sello que ostentó, sino en la fundación del monasterio de Sigena, que tuvo la función de panteón de los reyes aragoneses. Participó activamente en la administración de monasterio, donde probablemente se retiró al enviudar, al cual hizo muchas donaciones.
 
Testó en 1208 ordenando su enterramiento en la capilla de San Pedro en el monasterio, donándole sus joyas, una tela de seda, la reliquia del dedo del Señor, judíos de Huesca, Zaragoza, Calatayud y Alagón, además de bienes en Calamocha y en Cambor de Pina.​ Debió fallecer poco después del 6 de noviembre de 1208 fecha en la cual aparece por última vez, figurando a partir de esa fecha la priora del monasterio así como su hijo el rey Pedro haciendo varias donaciones y confirmando las que había hecho su madre.
 
Matrimonio y descendencia:
 
El 18 de enero de 1174 se casó en la catedral de Zaragoza con el rey Alfonso II de Aragón, roborando diplomas a partir de entonces como regina Aragonie, comitissa Barcinone et marchissa Provincie. 
De este matrimonio nacieron:
 
Pedro II de Aragón (1178–1213), rey de Aragón y conde de Barcelona;
Constanza (1179–1222), casada en 1198 con Emerico I de Hungría y en 1210 con Federico II Hohenstaufen, Sacro Emperador Romano Germánico, rey de Sicilia y de Jerusalén;
Alfonso (1180–1209), conde de Provenza, con el nombre de Alfonso II;
Leonor (1182–1226), casada en 1202 con Ramón VI de Tolosa:
Sancha (1186–1241), casada en 1211 con Ramón VII de Tolosa;
Sancho, muerto joven.
Ramón Berenguer, muerto joven.
Fernando (1190–1249), sacerdote y abad en el monasterio de Montearagón.
 
Dulce (1192–¿?), monja en el monasterio de Sigena.
 

viernes, 2 de octubre de 2020

28 DE FEBRERO.

28 DE FEBRERO.


Después de haberse tratado de la prisión de los abades, sin que se tomase ningún acuerdo definitivo, se dio cuenta de las cartas que a continuación se trancriben:

Als molt reverends noble magnifichs honorables senyors los diputats del General del Principat de Cathalunya e consell en virtut de la comissio de la cort elegit e assignat.
Molt reverends noble magnifichs e honorables senyors. Per hun correu lo qual huy dada de la present he spetxat largament podeu haver vist com en quina manera la vila present de Fraga e lo castell de aquella son venguts a ma mia e vuy los tinch per lo Principat en nom del Senyor Rey segons es stat per mi scrit e encara de les coses que ladonchs occorrien de les quals a la dita letra me refir. Apres del qual per lo magnifich don Johan Dixer e nostro consell es stat delliberat que per supplir als homens de aquesta vila qui mostraven no esser contents que lo castell dessus dit fos acomanat an Renard Perayre qui es en lo consell attes que no es home de condicio com encara per altres sguarts que jo devia comenar lo dit castell si a vosaltres era vist fahedor eus playa a mossen Johan Torrelles cavaller senyor de Sant Boy e pera companyia e guarda del dit castell li fossen donats doscents o doscents cinquanta homens vist lo gran siti e circuhit que lo dit castell ha e encara la vila e que de aço fos scrit per mi a fi que del que es dit sabesseu la dita deliberacio e per vosaltres de vitualles e altres coses al dit castell necessaries mills e pus degudament si pogues provehir. Per semblant es stat deliberat que lo magnifich don Johan Dixar parta dema qualque hora acompanyat de quatre cents o sinch cents (500, quinientos, cinc, cinch, sinch, sinc, sing) homens la via de Penyalba perque del dit castell de Penyalba per ell sia vist lorde en que sta e partit de aquell faça la via de Statro (Escatrón?) per haver les barchas a sa ma per lo dit Principat en nom del Senyor Rey deliberat empero que partint ell del dit castell de Penyalba faça hun home açi per dar avis de sa partida e lo vescomte de Rochaberti partescha de aquesta vila ab altres quatrecents o sinchcents homens per star als dits lochs e castell de Penyalba e tenir aquell per lo dit Principat en nom del Senyor Rey. Mes es stat deliberat que En Galceran Merquet de Sabadell ab letra de creença sia trames a Miquinença (Mequinenza, Mequinença, Mequinensa) a don Matheu qui jau malaut (malalt; malo, enfermo; malal; dolén, doliente) splicadora per lo dit Galceran la qual en efecte sera semblant e quasi daquella que es stada tramesa a la ciutat de Balaguer de la qual largament fou avisats per la letra derrerament spatxada trametentli mes a dir que si e hon per cas jo deliberava ab mon exercit passar per la dita sua vila de Miquinença si en aquella haure passatge vitualles e statge e lo que mester ne haure a fi que segons lo quem trametra a dir vos puixa scriure e avisar e encara jo ab mon consell desliberar. Mes es stat delliberat que seria molt necessari socorrer la gent per una messada (sueldo de un mes) car alguns ni ha qui no tenen que menjar e han hagudes empenyorar les armes per lur viure hoc encara se son atravits en pendre o furtar moltons gallines e obre de menjar de que los he fets pendre e destrenyerlos per grat o per força han pagat lo que han pres en manera que los que han rebut dan romanen contents. Per via de Leyda he rebuda una letra dels jurats de Valencia de la qual vos tramet traslat dins la present a fi que si resposta los volreu fer en aquella fer ho puixau com jo no haja voluntat ferlos resposta alguna o si lals fas sera semblant daquella que fiu a mossen Piquer quim era vengut per part de Balaguer poch mes o menys. E la Sancta Trinitat vos tinga en sa proteccio e guarda. Dada en Fraga a XXVI de febrer any Mil CCCCLXI. - A vostra honor prest Bernat Johan de Cabrera comte de Modica.

(Otra casi igual a dos anteriores):
Molt spectable magnifich e noble baro. No sens gran displicencia e contristacio de nostres animos havem entesa la disconveniencia e novitat en la ciutat de Leyda a VIII dies del corrent mes de febrer seguida entre la Majestat del Senyor Rey e alguns habitadors de aqueix insigne Principat e de la dita ciutat no solament perqueus hi obliga la comuna e innata fidelitat singular entre totes altres nacions dels habitadors del regne de Arago del dit Principat e de aquest regne de Valencia deguda a la reyal corona Darago e a la reyal Majestat mas encara perque la unio indissoluble e fraternitat dels dits regnes e Principat fins aci tant excelsa e prosperada nos constituheix en gran dubte qualsevol inconvenient preparat seguir en aquest cors politich del qual la prefata Majestat es lo cap e los altres sotmesos de la dita reyal dignitat e nosaltres som los membres per la conservacio dels quals per natural instint e inclinacio cascuna part se deu exposar a tot perill e daquiavant la unitat axi com es disposta produhir augment e prosperitat del univers se done orde que lo inconvenient no obre diminucio e desolacio de be de potencia e de virtuts car segons la evangelica doctrina tot regne en si divis sera desolat. E per ço no creguen vostre virtut e noblesa (aquí no aparece noblea, como en las dos anteriores) que nosaltres nos hajam oblidat en los proppassats dies venint a nostra noticia la detencio feta per la dita Majestat en la ciutat de Leyda de la persona del lllustrissimo Senyor don Carles princep de Viana primogenit del dit Senyor instantment supplicar la sua Serenitat per lo delliurament del dit Senyor Princep e per la bona concordia dels dits senyors pare y fill ans ab summa diligencia hi havem entes e obrat no gens divisos ans concordants ab vosaltres en aquest desig e afeccio. Empero no havem aquest comu desig proseguit ab demostracions extrinseques e senyaladament de embaxades perque es stat necessari a nosaltres axi fer e practicarho jatsia cregam que lo dit Principat a bona fi e intencio hajau fetes per la dita raho moltes embaxades. E nosaltres volents donar raho a vos e als altres per una fraternal complacencia de la dita nostra pratica e per tolre a les vostres penses tota materia (manera en la primera) de admiracio vos significam que en aquest regne totes semblants demostracions per la malicia del temps foren e son stades vistes donar moviment per una erronea opinio causada en les gents del realme de Castella les fronteres del qual axi com a nosaltres son propinques e confinen ab aquest regne axi son molt distants del vostre Principat en tant que haviem nova que certa gent darmes era venguda a les dites fronteras e devia entrar en aquest regne per fer guerra a aquell prenent concepte o audiencia jatsia falsa de divisio seguida entre la dita Majestat e los habitadors daquest regne per les quals coses succehia alguna rumor e murmuracio entre los nostres pobles les quals han cessat apres que han haut silenci les dites demostracions de embaxades. Encara havem considerat que aquest regne sens convocacio de cort feta per lo dit Senyor e sens comissio de la dita cort la qual aqueix Principat diu haver de la del mateix Principat no podia fer instancia en lo dit negoci mas solament aço podien fer com ja han fet les universitats e altres persones particularment als quals es permes segons los furs e privilegis del dit regne. E mes avant en lo dit cas tot lo dit regne o de present aquells a qui es permes solament poden supplicar del deliurament del dit Senyor Princep per via de una gracia justa humana e rahonable e no poden pretendre motiu de infriccio de libertats furs e privilegis daquesta ciutat o regne com los del Principat afermau de vostres constitucions libertats e usatges. E aquesta ciutat ha feta continuament aquella deguda instancia ab lo dit Senyor per humils supplicacions que fer devia juxta la exhigencia dels dits fets. A les quals supplicacions la dita Majestat ab bones paraules (peraules en la primera) e ofertes tots temps se es dignada respondre en tal forma que aquesta ciutat crehia obtenir la fi desijada. E apres seguida la disconveniencia e los actes que havem enteses de convocacions de hosts e de gents darmes fets per lo dit Principat ha paregut a nosaltres esser cosa pertinent e deguda ab tot nostre esforç interposarnos en aquest fet de tanta arduitat e importancia e tant necessari a la conservacio de la reyal corona de Arago e al be e repos de tots los regnes e terres a aquella sotsmeses quant cascu pot veure e major del qual gran temps ha som certs no han vist nostres antecessors. E per tal (ço) procehint matura deliberacio trametrem al dit Senyor nostres embaxades e apres a vosaltres e creem lo semblant faran altres staments e universitats daquest regne per supplicar lo dit Senyor vulla deliurar lo dit Senyor Princep e tornar a degut orde tot ço que sia fet contra vostres libertats e constitucions e concordarse ab aquells instar pregar exortar de ço que es vostre desig ço es de obeyr lo dit Senyor virtuosissim nostre Rey e Senyor e de tota unitat e concordia los quals embaxadors partran (partirán) indubitadament plaent a nostre Senyor Deu molt prest.
E entretant vos pregam exortam ab la major afeccio que podem eus demanam de gracia per lo servici de nostre Senyor Deus e de la dita reyal corona e amor e contemplacio encara de nosaltres vullau trebellar e serbar orde ab tot efecte que sobreexquan e sia sobrecehit en qualsevol enantaments fahedors per part del dit Principat. E senyaladament no vullau permetre passar avant les hosts e gents darmes ques diu serien sots vostra capitania de aquell loch hon seran quant les presents a vostres mans pervendran car ab tota aquella major acceleracio que lo temps comportara seran ab los dits vostres embaxadors los nostres per medi dels quals obrant e disponentho la Potencia divina la qual en aço specialment invocam speram sera feta tota bona concordia entre los dits pare e fill e los habitadors del dit Principat tant util e necessaria a la prosperitat e exaltacio de la reyal corona de Darago. E de aço multiplicades veus vos exortam pregam e instam. Supplicants la divina Majestat nos faça dignes de acabar e obtenir la fi que desijam. E tingaus molt spectable noble e magnifich senyor la divina Providencia en la sua direccio e custodia. Scrita en Valencia a XXI dies de febrer del any Mil CCCCLXI. - A tota honor e complacencia de vostra nobles e magnificencia be apparellats los jurats de Valencia.

Als molt reverends nobles magnifichs e honorables senyor los deputats del General de Cathalunya e consell en virtut de la comisio de la cort elegit e assignat.
Molt reverends noble magnifichs e honorables senyors. Perque de negligencia per vosaltres no puixa esser increpat e mes per satisfer al que per vosaltres mes scrit que quant pus prest pore de totes coses e actes com succehiran en aquest benaventurat exercit gloriosissima empresa vos avise jatsia vuy dada de la present tan prest com fuy arribat en la present vila per correu de ventura ab avantatge vos haja scrit de la exequucio dels actes fins en aquella hora seguits no res menys per lo que dit es e encara perque es degut que del que scriure siau avisats perque mills e pus prest deliberar e provehir puixau he deliberat fervos hun correu volant avisant vostres reverencies noblesa e magnificencies com esser dinat jo e los del dit exercit nom fuy alsat que tots aquells foren sos les armes huns cridant al pont al pont que castellans venen altres al castell al castell que los castellans sen van en tant que jo duna part e mossen lo vaguer ab
alguns altres gentills homens qui ab mi eren ab spases tirades hisquem en la carrera (carraria; calle; carré; carrer) e viu de la porta de ma posada fins al castell mes de sinchcents ballesters de que ab grans crits e senyalant en aquells cultellades e donant splanissades entre tots apenes los poguem fer tornar atras oferintlos que de continent se donaria obra ab acabament de haver lo dit castell a ma mia per vosaltres o Principat qui per lo Senyor Rey lo tingues. E axi ells reposats quant mills poguem fonch deliberat en lo consell que los jurats e prohomens de la dita vila de continent anassen a mossen Marti de la Missa qui tenia lo dit castell e per part mia lo desenganassen que per son repos me liuras hem lexas lo dit castell. E de continent los dits prohomens e informats per mi com dit es foren ab lo dit mossen Marti los quals per part de aquell me faeren resposta que eren contents buydarme lo dit castell e aquell lexarme del qual fes a ma voluntat e lo que bem vingues e havent haguda la dita resposta ab deliberacio del dit consell mossen Io vaguer fonch request per mi liuras lo dit castell per lo dit Principat an Renard Perayre hu dels consellers acompanyat de una sinquantena de homens de peu del dit exercit lo qual tingues per lo dit Principat fins altrament del regiment e govern de e sobre aquell e de la dita vila per vosaltres mossenyors fos provehit perque quant en aquest cap no he pus a dir sino sperar aci lo que per vosaltres sera ordonat voleu que faça. E perque en vostra letra dada en Barchinona a XXIIl del present me dieu que loau e comendau lo parer meu de don Johan Dixar e de mon consell sobre lo que scrit vos he de les barques de Ebro dient que puys mossen lo vaguer es açi per mija seu trametes aquell nombre de gent que a mi e al dit Johan e a mon consell sera vist per haver les dites barques a ma mia de Ebro volria haver vostre parer com se fara ni si voleu que yo reste aci e mossen lo vaguer vaja alla e com e per semblant si aquesta vila he dexar aquella e lo castell com ho fare e aqui les comanare signficantvos com segons les rahons que passades havem don Johan Dixer e jo en lo consell per ventura master nos sera haaver los lochs de mossen Vilalpando a ma mia o no car de aquells per ventura nos porem flixar. Remetho en lo sdevenidor segons los fets succehiran e com segons per letres altres dades en la ciutat de Leyda vos haja avisat com jatsia ladons lo exercit del Principat essent en Leyda per relacio dels pahers e habitans en aquella yo stigues en una gran gelosia de la ciutat de Balaguer la raho perque no obstant sapiau be encara per altres laus haja dita no res menys gelos de aquella stich vuy per quant lo exercit es fora de la dita ciutat de Leyda e totalment divertit en aquesta vila. E no res menys com per mossen Johan Torrelles e mossen Andreu Despens cavallers los quals ab deliberacio de mon consell a la dita ciutat he tramesos ab creença per aquells als jurats de la dita vila explicadora qui era jo solament voler sentir de aquells si ver era lo ques dehia publicament que dins lur ciutat ells tinguessen gent de peu e de cavall strangera e encara fossen deliberats e preparats de acollirni molt mes de aquells e aço per correr damnejar e anujar los circumvehins de aquella e menyspreu e vilipendi de aquest exercit per empatxar e perturbar aquell en gran dan de la cosa publica del Principat e loch de ferme resposta per part de la dita ciutat de hoc o de no sobre les coses a ells explicades han dit en aquells ques aturaven acort e deliberacio sobre la resposta fahedora per ells a mi per la qual fer e respondrem me han trames mossen Piquer depres dinar lo qual en loch de ferme resposta com dit he me ha demanat per part de la dita ciutat jols donas temps per consultar la Majestat del Senyor Rey sobre la resposta a mi fahedora e encara com haurien viure e regirse ab lo Principat e rebre o no rebre gents strangeres dins en aquella als quals jo he respost que ells fratura poch demanarme temps per consultar e a mi menys de darlols com yo no haja fer pus sino del que veig e hoig (oigo; séntigo, escolto) consultar vostres grans reverencies nobleses e magnificencies e exequtar lo que per vosaltres sera deliberat. Sobre lo quem dien (o dieu) del castell de Algerri lo haja a ma mia e de vitualles lo tenga be provehit attes que segons som informats per En Johan Mayans quey tramis la vila e castell son cosa molt dolenta e derrocats he deliberat no empatxarmen per no fer despeses superflue e scampar la gent que he mester fins altrament per vosaltres me sia scrit. De la provisio de Tortosa mo alegre molt per lo temps que sera master. Pregantvos que si en mes letres som massa lonch mo hajau per scusat com dues rahons mi condoheixen esser tant larch la una es que vull ho sapiau tot laltra que saber les coses particularment com se segueixen son de mes delit en aquells qui per lo interes quey han desijen saber com passen. E comanvos al beneyt Jhesus qui vos haja en sa guarda e direccio. Dada en Fraga a XXV de febrer any Mil CCCC sexanta hu. - A vostra honor prest Bernat Johan de Cabrera comte de Modica.

Als molt reverend e magnifichs senyors los diputats e consell del Principat de Cathalunya.
Molt reverends e magnifichs senyors. Ja per altra vos he scrit com esta vila e castell es a comendament del Senyor Rey e general lo qual castell es deliberat a vos plahent lo tinga mossen Torrelles ab CC homens. Apres lo capita ha tengut consell e la conclusio es stada jo vaja ab CCCC homens la via de Estatro (Escatró; Escatrón) a pendre lo pas del riu en les spatles. Per segurar lo cami vindra lo vezcomte ab D homens. Es ver que en lo pas en hun loch que a nom Penalba esta hun castell queus defendria la aygua e si aquella aygua nos mancava encara que per altra part pot la gent be passar pero no seria sens gran fadiga de nostra gent. Hair hagui nova que los del loch savien leval e tenen lo castell a peticio mia jan enviat a mi que jo lis envias capita e tantost yo he provehit pero Johan Ferrer de algunes coses necessaries per al castell que no valien deu florins ma dat mal recapta. Senyor si aquestes coses que fan tant de profit en la despedicio de aquesta empresa se fan mancament a vegades lo flori pora pujar a escut suplichvos per lo honor vostra hi provehisquau per mi si fa tant en ço que yo haure a fer com si yom hagues de salvar sperant que haureu sguart al treball meu. Ja haveu les noves com la Regina e larchabisbe son partits la via de Morella diuse per liurar lo Primogenit. Senyors puix anant anant la fahenas millora ab licencia vostra me planire de consellar que devem anar avant. Aximateix so avisat per ma muller com los de Çaragoça servidors meus lan enviat a dir que mon fill stiga prest que no trigara gayre que la ciutat estara en orde que enviaran per ell. Scrichho a vostra saviesa per que sia avisat de la voluntat nostra a fi que metam foch a la polvara de la bombarda. E manau ço queus placia. A Fraga a XXVI de fabrer. - Prest a ço que ordoneu Johan senyor Dixar

Als molt reverend e magnifichs los senyors de diputats del Principat de Cathalunya.
Molt reverend e magnifichs senyors. La present es sol per avisarvos com vuy que tenim XXVI havem intrat en Fraga sens colp ni costada havent vist sol lo nostre poder hi lo exercit daquell de queus dich que res nons sta al davant que al gran turch sereu de la Infanta. Crech sien avisades vostres savieses dels bons tractes hi concordias que managava hi aço podeu haver vist per lo correu que li ha destroçat don Johan Dixar en que podeu haver vista la sua bona intencio quina es ne quala. Ma muller crech sera davant vosaltres per algunes sobraries e per judicis quis son fets placiaus haverla per recomanada en vostra justicia ni no pus que maleyt sia de Deu qui mes ne vol. E per
la present no pus que ordoneu de mi a la voluntad de vosaltres. Scrita en Fraga a XXV de fabrer. - Lo quim recoman a vosaltres vezcomte de Rochaberti.

Als molt reverend e magnifichs senyors los diputats del General de Cathalunya residents en Barchinona.
Molt reverend magnifichs e honorables senyors. La causa de la present es avis com en regne de Valencia lo governador general del dit regne ha fet manament general e en quiscuna vila axi de la sglesia com del realench special als senyor ho senyors de aquella vila ho viles guarden llurs castells e forçes e aquelles adoben e facen adobar he provehir de vitualles e armes e adehenar los pobles perque si lo Senyor Rey mester los haura ells lo seguesquen. E aço ab grans cominacions de ocupacions de castells e rendas si lo contrari sera fet. E com aquesta sglesia de Tortosa tinga la tinença de Miravet dins la qual son los lochs seguents Cabanes Belloch Torra- Blancha e Albalat e daltra part Almaçora ab sos castells qui tots aquests lochs e castells son de la mensa capitular episcopal ab moltes altres rendes spargides per lo dit regne e mes avant huyt pabordries que son de la mensa capitular e lo dit castell de Almaçora qui esta en loch
que pot llevar totes les aygues de Castello de la Plana e les de la dita vila de Almaçora de que ad aquesta sglesia sen speren molts enuigs e grans dans. Ab tot que per grans anugs (vemos enuigs 8 palabras antes) e dampnatges que sobrevenguen fins a capcio de nostres persones inclusive e totes perdues soportarem per lo sant stament lo qual Deu mantinga en tota prosperitat del General de Cathalunya. Es ver que per consolacio nostra haurem a gracia e merçe vos placia comunicar quines vies tendrem ni com nos regirem car aquelles entenem enseguir ad unguem. En altra manera tememnos no venguessem en algun error contra la obediencia e observancia del Principat de Cathalunya. E aquesta es la sola causa de la present expedita ab correu cuytat. Placiaus donarnos breu resposta. Data en Tortosa a XXV de febrer any Mil CCCCLXI. - De vostres reverencia magnifichs e honorables savieses devots bisbe e capitol de la Seu de Tortosa.

Als molt reverend e honorables mossenyors los diputats del General de Cathalunya.
Molt reverend e honorables senyors. Vuy mati scrivi a vostra reverencia e honorables savieses e crech haja errat loch a valar que en loch de metre XXVI meti XXV. Lo capita ha tengut consell vuy e parme han deliberat de pendre a sa ma alguns lochs e barques segons ell crech vos scriura que yo no entre ara en sos consells. Ham dit que vituallas (vituallase; vituallàs; vituallara) lo castell de aquesta vila e reste quem do lo memorial. En aquestes despeses jo veig inconvenients que si començam a pendre castells e fornirlos de gents e de vitualles e armes haurem master molts diners sils prenem e nols fornim es cosa perillosa entrar en Arago lexantse res de sospita a les spalles (espaldas; esquena, espalla, spatla, spatlla, etc.). Si la nostra fe es axi com crech haver lo Primogenit noy havia tal cami a mon juhi com aygua avall de Leyda o per terra anar la via de Ascho (Ascó) e de alli a Morella o tirar via de Ulldecona car anant per aquest cami passa lo camp per lochs molt sterills (estériles; estérils o estèrils) e mal avituallats e corrent molt. Yo nom se aquest orde si es deliberat per vostra reverencia e honorables savieses o sil se ordona lo capita. Senyors aquesta nostra gent esta disposta a gran scandol perque negu no ha vergonya ni temor del altre marevellme (me marevell; me maravillo, sorprengo) molt que los consellers de aqui tardeu tant car certament hi starien be. Letres del Rey e de alguns altres sich son trobades en ques diu esser entrat lo Rey en Çaragoça dimarts a vespre e que la Reyna ab don Lop e mestra de Montesa van a Morella per traure lo Princep. Huns dihuen quel portara en Leyda altres quel
portara en Arago en poder de les LXXII persones (72 de Aragón). Si sera ver ho (o) sera fama tot se veura. Jo mossenyors dimarts a mija nit rebi dues letres vostres la una en que manavau donas al capita CC florins dor per soccorriment los quals li he donat en laltra manaveu (manavau antes, manaveu ahora) que elegis en lo exercit una persona disposta a coneguda mia e que en aquella donas una quantitat a ma discrecio per pagar artellaries e altres coses necesaries del camp. Jo mossenyors perque havia ja fet preparatori per venir aci e havia fet fer ja schales e dues carregues de ferramenta (ferramentes, ferraments, ferramén, ferraméns; herramienta, herramientas; de hierro) crehent que Fraga se hagues a combatra (combatre; combatir) en cert e lo camp havia master gran forniment de vitualles delliberi de venir aci car ab tot que mon venir noy fes molt fruyt noy faria negun mal e aquests senyors foren tant bons que nons feren questio a ço e dit al capita en consell que elegis ell la persona ell ni son consell nou han volgut fer e puix axi es a nit ho dema jo hi provehire ab tot quey ha pocha gent per aquest master. Aquests senyors del camp se donen a robar sia de vostra merçe ferne al comte qualque letra e vinga prest de aqui lo consell e gent de cavall. Feta a Fraga a XXVII de febrer a VIII hores apres mig jorn. - Quim recoman en gracia e merçe de vostres reverencia e honorables savieses Johan Ferrer.

A los reverend venerables pares en Christ egregis nobles magnifichs e ben amats nostres los diputats del Principat de Cathalunya XXVII e altres per los dits diputats congregats residents en la ciutat de Barchinona.

La Reyna.
Reverend venerables pares en Christ egregis nobles magnifichs e ben amats nostres. Venguts aci los venerable religios noble magnifichs e ben amats consellers nostres lo mestre de Muntesa e don Lop Ximenez Durrea visrey de Sicilia ab la Majestat del Rey mon Senyor per ells som avisada de tot lo stament dels occorrents fets e nos continuants tots temps la afectada voluntat que havem haguda e havem en la liberacio de la persona del lllustre Princep nostre molt car e molt amat fill per ço ques sguarda al servey de nostre Senyor Deu del dit Senyor Rey e de Nos e al benifici del dit lllustre Princep nostre fill be repos e sossech dels regnes e terres del dit Senyor Rey e signantment (señaladamente; señal, senyal : signum : sello) de aqueix Principat havem eficacissimament continuat e supplicat la Majestat sua de la dita liberacio e sa excelença usant de sa clemencia acustumada per les dites consideracions es stat content a les dites suplicacions condecendre. E axi Deus mitjançant nos aquesta nit partrem de aci la via de Morella e delliurarem de manament del dit Senyor Rey lo dit
lllustre Princep nostre fill e ab ell ensemps farem la via de aqueix Principat. Perque tots resteu aconsolats e siau participants en nostra consolacio e goig vos ho notificam esperants en nostre Senyor Deu aquest acte axi digne de memoria sera causa de tots bons efectes. Dada en la ciutat de Çaragoça a XXV de febrer del any Mil CCCCLXI.
- La Reyna.

Als molt reverends nobles e magnifichs e savis senyors los diputats del Principat de Cathalunya XXVII e altres e altres per los dits diputats congregats residents en la ciutat de Barchinona.
Molt reverends nobles e magnifichs e savis senyors. Per la letra que la Majestat de la Senyora Reyna vos fa compendreu com lo Illustrissimo Senyor Princep es deliure a supplicacio de aquella feta per sa part e per la vostra avisantvos com aquella partra Deu volent vuy apres dinar per esser a Morella e de alli conduhira lo dit Senyor Princep en aqueixa ciutat per la qual compendra quant la sua Altesa ha treballat en aquests afers e de quant aqueix Principat principalment e apres tots los altres regnes li son obligats.
E per no detenir lo correu nons alargassem a mes scriure sino sols a pregarvos de dos coses jatsia no calega ne fos necessari a tanta prudencia com es de les reverencies providencies nobleses e magnificencies vostres pero per nostra contentacio les vos recordassem. La primera que novitat nos fassa puix la cosa es conclusa a servey de nostre Senyor Deu a servey de la Majestat del Senyor Rey a util e benefici de la prefata Senyora Reyna e del Senyor Princep e de tots sos fills e a pau e quietura de aqueix Principat e altres regnes e no ha menys honor e reputacio de aquell. La segona que aqueix Principat sia gratisimo a la dita Senyora Reyna per havervos fet tanta de honor e benifici axi en lo dessus dit com en resecar qualsevulla desdenys e descontentaments que fossen succehits los quals ab reintegracio de amor e devocio singular singulis referendo seran reparats e entregrats. E ordenau lo queus placia e sera fet. En Çaragoça a XXV de febrer any LXI. - A la ordinacio de vosaltres prests lo mestre de Montesa e Lop Ximeneç Durrea.

Al molt egregi senyor e strenuu baro lo comte de Modica capita general del exercit del Principat de Cathalunya.
Senyor molt egregi e strenuu baro. Molta consolacio e plaer es stat a nosaltres de la benaventurada entrada per vos e lo exercit feta en la vila e castell de Fraga e tant mes quant aquella es stada pacifica e sens inconvenient de algun scandol ne dan car jatsia en les coses bellicoses aquella sia mes gloriosa que admes gran strepit darmes e major dificultat se obte pero tot aço cessa en lo nostre cas present en lo qual la nostra gloriosa empresa es solament a servici de nostre Senyor Deus e servey e honor de la reyal Majestat e liberacio del Senyor Primogenit a la qual deute de fidelitat nos streny e les gents e terres per les quals se ha de passar pus empero en aço no presten impediment no altrament san a tractar que la patria propria e com a nostres frares e germans. E per tant summament regraciam a nostre Senyor Deu per gracia del qual aço tant be succeheix e regraciam a la senyoria vostra qui ho administras ab tanta prudencia e virtut. Sera doncs egregi senyor lo ofici vostre aço continuar tota vegada com fins açi haveu fet e feu tant loablament e tots temps persuadir amonestar manar e destrenyer les gents del exercit que aqui e en altres benivols lochs e no obviants com dit es a la empresa nostra hon los convindra passar sien e stiguen sots tal disciplina e moderacio que no solament no sien vists esser gent molesta ço que de multitut moltes vegades sdeve mas que capten lo amor e benivolença de aquells per manera que de la justicia e humanitat de la nacio nostra se parle en bon nom honor e fama de aquest Principat de la qual vos senyor qui conduiu lo exercit haureu no pocha part. E sobre aço quals exhortacions e manaments degen esser fets capitans conestables e altres gents del exercit ne ab quals mitgans se dega en observancia deduhir per quant la senyoria vostra ha molta pericia e experiencia de tota disciplina militar e ha moltes images dels seus predecessors que en tals coses se son haguts ab molta circunspeccio e virtut remetentho a aquella no curam mes dir en aquesta part avisantvos senyor que vuy al fer de la present es attes correu de Çaragoça per lo qual havem nova que lo Senyor Rey haurie atorgada libertat al Senyor Primogenit segons per tenor de la letra copia de la qual vos trametem dins la present veure poreu. E per quant no es encara vist aquesta nova qual efecte produira es deliberat que vos senyor ab lo exercit stigau en aqueixa vila sens passar avant ne moureus fins que per nosaltres e aquest consell vos sia scrit. E axi de dia en dia sereu avisat de les coses que succehiran. Per la nova sobrevinguda havem volgut sperar en resprondreus fins vuy dissapte de mati a XXVIII del present la qual hora havem rebuda letra de la Senyora Reyna confirmant la dita nova de la libertat del Senyor Primogenit segons veureu per copia de la dita letra queus trametem. En apres la hora mateixa havem rebuts dos correus ab Ietres vostres en la una nos dehiu molt stesament la intrada de Fraga e algunes vostres deliberacions en lo fet de les barques e de Balaguer e de Algerri. Ab laltra nos significau com lo magnifich don Johan Dixer seria ja partit la via de les dites barches e apres de ell lo vezcornte de Rochaberti per certa empresa a feta. A totes les coses sobredites vos responem que per quant speram que aquesta bona nova de la liberacio del Senyor Primogenit se metra en obra e aquella migantçant lo negoci pora pendre bon assossech e repos a servici de Deu e del Senyor Rey e benifici de aquest Principat que volem que façau axi com ja dessus vos haviem dit ço es que pacificament e quieta stigau en aqueixa vila ab lo exercit guardant la dita vila e lo castell. E no passeu daquiavant ne procehisquau (procedáis, proceder; procehir, proceir) en altre fins per aquest consell ne sia feta deliberacio e aquella a vos hajam significada. Al vezcomte de Rochaberti e a don Johan trametreu per correu volant les letres sues que ab la present rebreu ab les quals los dehim que posant al segur los passos e coses a que seran pervenguts no passen daquiavant ne en alguna cosa enanten (enantar). E per cosa del mon Senyor ne per vos ne per ells no fos fet ne attemptat res en contrari. Esnos fet report que gents del exercit se atrevirien a furtar moltes gallines e altres vitualles esnos cosa enujosa de hoir e plaunos la esmena e castich que fets ne haveu.E tota vegada vos pregam e encarregam ho vullau axi be squivar que sia pena als delinquents e refrenament als altres per benifici e tranquille stat del exercit. No es vist que no donets loch que los capitans de cinquantenes se puixen ajustar sens vostra permissio e licencia. Del fet dels algutzirs vos scriurem prest nostra intencio segons la deliberacio que per lo consell sera feta. Tingaus Senyor molt egregi la Sancta Trinitat en guarda sua. Closa a XXVIII de febrer lany MCCCCLXl. - A. P. abat de Montserrat. - Los diputats del General de Cathalunya e consell en virtut de la comissio de la cort elegit e assignat a vostra honor prests.

Al molt noble e molt magnifich baro lo vezcomte de Rochaberti capita de la gent de peu del exercit del Principat de Cathalunya.
Molt noble e molt magnifich baro. Vuy de mati havem rebuda letra vostra de XXV del present ab la qual nos certificau de la bona entrada feta en Fraga sobre la qual molt loam e comendam la prudencia e virtut vostra e de tots los altres qui lo exercit governen. Som en apres per altres letres certificats que vos e don Johan Dixer ab cert nombre de gent devieu partir per certa empresa. Sobre aço vos certificam com per letra que havem de la Senyora Reyna e de altres persones som avisats que lo Senyor Rey hauria atorgada libertat al Senyor Primogenit e que la dita Senyora deu esser aci prestament ab lo dit Senyor Primogenit de que prenem sperança que aquests afers pendran asossech e repos a servici de nostre Senyor Deu del Senyor Rey e a benefici de la terra. Per tant es nostra delliberacio e voler que jaquint les coses en lo stament que seran al rebre de la present e aquelles posant al segur no procehischau o anenteu (anantar, enantar) en alguna novitat mes avant fins per aquest consell ne sia feta deliberacio (deliberación; se encuentra con dos l, l geminada latina, y solo con una) e de aquella scrit vos sia. Pregam e requirimvos sots virtut del jurament per vos prestat sia axi observat e res en contrari nos faça car no seria benifici del negoci. E de aço mateix scrivim al capita general e a don Johan Dixer. La Senyora vostra muller si vindra o altri quis vulla en nom vostre e vostres afers seran haguts per nosaltres en molta recomendacio en la justicia. La Sancta Trinitat molt noble e molt magnifich baro vos tinga en guarda sua. Dada en Barchinona a XXVIII de febrer any Mil CCCC sexanta hu. - A. P. abat de Montserrat.
- Los diputats del General de Cathalunya e consell en virtut de la comissio de la cort elegit e assignat a vostra honor prests.

Al molt noble e molt magnifich baro don Johan Dixer senyor Dixer.
Molt noble e molt magnifich baro. Vuy de mati havem rebuda vostra letra feta a XXVI del present ab la qual nos dehiu de la feta que vos partisseu tirant la via de Statro ab cert nombre de gent de peu. E mes nos dehiu algunes altres coses a les quals totes vos responem que per quant havem letra de la Senyora Reyna e de altres persones sobre la libertat atorgada per lo Senyor Rey al Senyor Primogenit e que la dita Senyora deu esser aci ab lo dit Senyor Primogenit prestament crehem los afers pendran assossech e repos a servici de Deu e del Senyor Rey e benifici de tota la terra e per tant es nostra deliberacio e voler que jaquides les coses en lo stament que seran al rebre de la present e aquelles posades al segur no proccesquau ne enanteu en alguna novitat ni mes avant fins per aquest consell ne sia feta deliberacio e de aquella scrit vos sia. E de aço vos pregam e requirim per virtut del jurament per vos prestat sia axi observat e per vos o fill o coses vostres o ab vostre assentiment res en contrari nos faça car no seria benifici del negoci. De aço mateix scrivim al capita general e al vezcomte de Rochaberti. La Sancta Trinitat molt noble e molt magnifich baro vos tinga en guarda sua. Dada en Barchinona a XXVIII de febrer del any Mil CCCCLXI. - A. P. abat de Montserrat. - Los diputats del General de Cathalunya e consell en virtut de la comissio de la cort elegit e assignat a vostra honor prests.

Als molt reverent e molt honorables e savis senyors los bisbe e capitol de la Seu de Tortosa.
Molt reverend pare en Christ e molt honorables e savis senyors. Vostra letra havem rebuda ab la qual nos significau lo manament fet per lo Governador del regne de Valencia a quiscuna vila axi de la sglesia com del realench del dit regne e als senyors de aquelles de adobar e guardar castells e forçes de provehir de vitualles e armes e adhehenar los pobles perque sien a manament del Senyor Rey quant manat los sia e que per causa dels lochs e pabordries que la mensa de aqueixa esglesia ha en lo dit regne vos redubtau de algun perpleix e congoixa les quals virtuosament vos oferiu sostenir per lo benifici e honor de aquest Principat. E demanaunos vos digam lo parer nostre com vos degau regir en lo dit negoci. A que molt reverent e molt honorable e savis senyors vos responem molt regraciantvos tot primer la vostra bona voluntat virtut e sforç que mostrau al benefici de la patria en que quiscuns feu segons de vosaltres es pertinent e signantment vos dit Senyor bisbe qui imitau los predecessors de la casa vostra los quals per benifici e honor de la dita patria han fetes coses de lahor e de conmemoracio dignes. Veniut apres al consell o parer nostre per vosaltres demanat vos significam som per letra de la Senyora Reyna e per altres certificats que lo Senyor Rey inspirat divinalment e de reyal e paternal clemencia mogut hauria e ha atorgada libertat al Senyor Primogenit e que la dita Senyora Reyna es ja partida de Çaragoça anant la via de Morella per traurel e manarlo en aquexa ciutat ab libertad plenaria. Passara Deu volent per aqueixa ciutat e axiu veureu. Speram puys lo dit Senyor Primogenit sia en libertat que tot lo negoci pendra assossech e repos a servici de nostre Senyor Deu e del dit Senyor Rey e de tota la patria e axi cessaran totes congoixes tant que no afreturara per lo present altre dir sino fervos certs que en lo honor e benavenir vostre e de aqueixa esglesia serem tota vegada molt voluntaris e prests e per obra ho coneixereu en qualsevol cas que occorrega. Tingaus la Sancta Trinitat molt reverend e molt honorables e savis senyors en proteccio sua. Dada en Barchinona a XXVlll de febrer del any Mil CCCCLXI. - A. P. abat de Montserrat. - Los diputats del General de Cathalunya e consell en virtut de la comissio de la cort elegit e assignat a vostra honor prests.

Al honorable senyer En Johan Ferrer receptor dels drets de entrades e exides del General de Cathalunya.
Honorable senyer. Per altre correu vos havem ja scrit qui parti la nit passada. Es ver quens han dit no pot passar una aygua e per tant per aquest trames per altra via vos tornam a dir lo mateix de que vos scriviem ço es que no acordeu pus gent de peu ne de cavall e sobresegau en fer despeses en artelleries ni municions fins que per nos altrament scrit vos sia. De aço mateix nosaltres scrivim al capita e al vezcomte e a don Johan Dixer als quals per semblant dehim que en res mes avant no procehesquen sino que stiguen en lo stament en lo qual se atrobaran al rebre de nostres letres. E pregam e encarregamvos sia per vos donat orde en quant en vos sia que axis faça. Al que dehiu de la persona elegidora que seguis lo exercit a pagar les municions et cetera vos significam que per quant crehiem a vos no vingues be seguir lo dit exercit e quens convingues aturar en Leyda per los acordaments vos habiam (haviem, habiem; habíamos) axi scrit ab tot que hi amarem mes a vos que a altre pero essent la cosa en los termens que vuy es nous cal haver la tal persona ne de altre curar sino que sobresehint en tot spereu altra nostra resposta e fareu segons vos direm per aquella. Dada en Barchinona a XXVIII de febrer del any Mil CCCCLXl. - A. P. abat de Montserrat. - Los diputals del General de Cathalunya residents en Barchinona.
(Esta carta es de 8 de febrero, no de 28)
Nosaltres frare Anthoni Pere abat de Montserrat En Luis Divorra cavaller En Miquel Cardona ciutada de Barchinona diputats del General del Principat de Cathalunya residents en Barchinona considerants que per causa de la liberacio del Illustrissimo don Carles Princep de Viana e primogenit Darago e de Sicilia per la Majestat del Senyor Rey son pare detengut no sens violacio e derogacio de les libertats e privilegis del Principat de Cathalunya e poblats en aquell ha convengut a nosaltres ab deliberacio de nostre consell en virtut de la comissio per la cort general de Cathalunya convocada en la ciutat de Leyda a nosaltres feta elet per la dita liberacio del dit Primogenit e conservacio e defensio dels dits privilegis e libertats e repos e tranquillitat de la republica (res publica, rem publica, rei publice, cosa pública; el Rey sale un poco más arriba) del dit Principal que representam ab nostre consell aquell que les quatre galeas sotils que son en la Dreçana (atarazana; drassana, dressana, draçana, dreçana) de aquesta ciutat ço es dues de la ciutat una del General e una que era de don Johan Dixer ab lo mes breu temps ques pora fer sien adobades verades e armades migançant aquells ministres que los dits diputats e consell lur determenaran e encara fou deliberat ques posassen stepes pera XXllll galeres e que fessem boscar lenyam per aquelles e volents nosaltres deduhir a efecte e metre en obra les dites debiberacions confiant de la industria e lealtat de vos honorable En Pere Steve dreçaner de la Dreçana del dit General al ofici del qual es propri e pertinent fer les coses davall scrites ab la present a vos dit Pere Steve dehim cometem e manam que les dites quatre galeres façats adobar e metre a punt entro a poderles varar e metre en mar. E axi mateix hajats stepes per les dites XXIIII galeres e façats boscar lenyam per aquelles e hajats persones necessaries a fer les dites coses e paguets (pagueu; pagad) a aquelles los salaris e altres coses per aço necessaries cobrant apocha de les quantitats que per aço pagareu segons lo stil de la casa de la dita diputacio car nos sobre les dites coses e cada una delles e incidents dependents e emergents de aquelles vos donam e comanam plen poder e nostres veus. E nosaltres requerim e pregam als hoidors de comptes o altres qui de vos per aquesta administracio hoir han compte e raho vos admeten totes aquelles quantitats qui per aquesta administracio haureu pagades cobrant de vos les dites apoques de aquelles quantitats que segons stil e pratica de la dita casa de la Diputacio es acustumat cobrar e haver segons es dit. Dada en Barchinona a VIII de febrer any Mil CCCC sexanta hu. A. P. abat de Montserrat.

Al honorable lo batlle de la vila de Cobliure.
Batlle. Jatsia per altres nostres letres haguessem scrit e manat no leixasseu partir fusta alguna de aqui ara per certs sguarts que no curam aci splicar vos dehim e manam jaquiats varar e partir de aqueix port e anar hon se vulla lo lahut (llaut, llaüt, laúd, tipo de embarcación, típica del Ebro, camí de sirga) den Françesch Valenti carregat de lli (li, lli; lino) e altres coses de aquesta ciutat lo qual es aqui. E noy haja falla com axi vullam se faça. Dada en Barchinona a XXVlll de febrer any Mil CCCCLXI. - A. P. abat de Montserrat. - Los diputats del General de Cathalunya residents en Barchinona.