137. EL ORIGEN DE LOS AYSA (SIGLO IX.
AÍSA)
Como tantas otras, la que luego sería
importante e influyente familia de los Aysa era un clan hispanogodo
que, en el momento de la conquista musulmana, prefirió, antes que
pasar a ser mozárabe viviendo en una población gobernada por moros,
lanzarse a las altas montañas pirenaicas para llevar, en principio,
una vida errante hasta buscar refugio más o menos definitivo entre
las sinuosidades del Pirineo jaqués.
En aquellos escabrosos y bellos
parajes, a los que los invasores agarenos llegaron tan sólo en
contadas ocasiones por lo caras que solían pagar tales correrías,
esta familia hispanogoda decidió levantar un castillo modesto donde
hacerse fuerte en caso de peligro, convirtiéndose en defensores y
organizadores de las vidas de quienes vivían en la pequeña comarca
circundante.
Cuando comenzó el proceso
reconquistador, los caballeros del apellido Aysa empezaron a alcanzar
nombradía, siendo famoso su castillo y su valle, que tomaron el
nombre de sus señores, y dio origen al nacimiento de toda una villa
en torno a los sencillos muros de la fortaleza.
Poco a poco fueron formando parte de la
corte y se les ve haciéndose sitio entre los demás apellidos
aragoneses, de modo que en el siglo XIII son abundantes los hechos
históricos protagonizados por la familia Aysa, en permanente pugna
con el concejo de Jaca.
Su espaldarazo definitivo tuvo lugar
cuando un Martín de Aysa y sus hijos acompañaron al rey aragonés (Pedro II) en la memorable jornada de las Navas de Tolosa, en julio de 1212, de
modo que el monarca, en premio al valor y arrojo que desplegaron en
aquella batalla, les confirmó el señorío del valle de Aysa,
dándoles, además, tierras y monte en Las Tiesas, donde levantaron
otro castillo. Pero sobre todo les concedió que pudieran añadir al
escudo de armas que hasta entonces usaban una cruz griega sobre un brazo armado que blandía
una porra, haciendo alusión a la cruz roja que, semejante a la que
utilizarían luego los monjes guerreros de Calatrava, había
aparecido en el horizonte durante la conocida y célebre batalla.
[García Ciprés, G., «Infanzones de
Aragón. Los Aysa», Linajes de Aragón, 1 (1910), 56-59.]
Aísa es un municipio aragonés situado en la comarca de La Jacetania (Huesca). Pertenece al partido judicial de Jaca.
De su término municipal forman parte también los núcleos de Candanchú, Esposa y Sinués. Hay que destacar igualmente la estación de esquí de Candanchú. A comienzos de 2011 el pueblo de Aísa contaba con una población de 159 habitantes.
Linda por el norte con el término de Ansó, por el este con Canfranc, Villanúa y Borau, por el sur con Jaca, y por el oeste con Valle de Hecho, Aragüés del Puerto y Jasa.
Aísa se encuentra ubicada a orillas del río Estarrún, uno de los afluentes del río Aragón.
Entre las cumbres del municipio, destacan el Pico d'Esper (o Aspe), de 2.640 m de altura, y Las Blancas, de 2.131 m.
Parte de su término municipal está ocupado por el Parque natural de los Valles Occidentales.
En 1966, Aísa incorpora el término municipal de Sinués, según lo dispuesto en el Decreto 2063/66, de 30 de junio, publicado en el Boletín Oficial del Estado número 193, de 13 de agosto.
Por otra parte, en 1972 se anexiona igualmente el antiguo término de Esposa, de acuerdo con los términos del Decreto 240/72, de 27 de enero, publicado en el Boletín Oficial del Estado número 33, de 8 de febrero.
Cabe destacar en primer lugar el cuidado caserío del pueblo, con sus tejados formados por lajas de pizarra, ejemplo de la arquitectura rural pirenaica aragonesa.
Dolmen ubicado en su término municipal, el más antiguo del Pirineo.
En su término se halla la ermita de San Esteban, en la que se educó Alfonso I el Batallador.
Iglesia parroquial de Nuestra Señora de la Asunción.
Iglesia gótica de Sinués.
Los caseríos de los pueblos de Aísa y Sinués, junto con la Iglesia parroquial de Sinués fueron incluidos en el catálogo de bienes inscritos como parte del sitio Caminos de Santiago de Compostela: Camino Francés y Caminos del Norte de España, dentro del Patrimonio de la Humanidad.
Es de gran interés el dance de Sinués o palotiau de Sinués, que se celebra por las fiestas del Rosario en Sinués, habiéndose recuperado hace pocos años.