XII
LA
MORT DE SANT PAU.
Ego enim jam delibor, et
tempus resolutionis meae instat.
Bonum
certamen certavi,
cursum consummavi.
(Ad Tim cap. IV.)
Al
peu del Capitoli, que domina
De la reyna del Tíber los palaus,
En
mig de cendres y de greu ruína,
Se descubreix la carçre
Mamertina,
Últim alberch de presoners y esclaus.
Les
cendres y les ruines qu´estremexen
Los vents al devallar del
Apení,
Son los casals antichs que no existexen,
Son los vells
caserius que desparexen
Perque Céssar Neron ho mana axí.
XII
LA
MUERTE DE SAN PABLO.
Al
pié del Capitolio, que señorea los palacios de la reina del Tíber,
entre escombros y montones de cenizas, se descubre la cárcel
Mamertina, último asilo de prisioneros y de esclavos.
Las
cenizas y las ruinas, que el viento sacude al bajar del Apenino, son
las antiguas (la i no se ve) casas solariegas, que han sido
derribadas por el fuego; son los viejos caseríos, que desaparecen,
porque César Neron lo manda.
Roma
sotsmesa baix d´un jou de ferra,
No té un cor que renegui dels
tyrans;
Roma envilida dins lo fanch y l´erra
Declara als bons
inacabable guerra,
Y llepa´l fuet que brandan los vilans.
¡Als
bons!... Dins exa carçre malanada,
Dins exa cova que l´Imperi
té
Pera guardar sa vída assegurada,
Espera ´l sol de la
derrera diada
Un home just, un defensor del bé.
Es
un valent que de llunyana platja
N´es vingut contra´ls vicis á
lluytar,
Pero de Roma el gobernant selvatje
No comprèn d´eix
soldat lo pur llenguatje,
Y ordres dona per ferlo degollar.
Es
lo Apòstol de Crist, qu´ha corregudes
Les nacions y provincies
infidels
Per l´espasa romana combatudes,
Y á ses gents sota
del pecat segudes
Ha duyt la creencia y lo perdó dels cels.
Y
ara del bé qu´ha fet en recompensa,
En premi dels dolors qu´ha
alleugerat,
En premi de l´humana renaxença
Qu´ha sostengut
ab valentía inmensa,
Per los humans á mort es condemnat.
Roma,
sometida al férreo yugo, no tiene ni un corazon que reniegue de la
tiranía; Roma, encenegada en el vicio y el error, declara incansable
guerra á los buenos, y lame el látigo que blanden manos viles.
¡Los
buenos!... En esa cárcel maldita, en esa cueva que el Imperio tiene
para defenderse de importunas agresiones; espera el sol de su último
día un varon justo, un defensor del Bien.
Es
un héroe, que vino de lejanas tierras á pelear contra los vicios;
pero el déspota de Roma no comprende el purísimo lenguaje de ese
valiente, y da la órden de decapitarlo.
Es
el Apóstol de Cristo, que recorrió las provincias y naciones
infieles, expugnadas por el romano brazo; y á tantas gentes,
sentadas á la sombra de la muerte, llevó la creencia y el perdon
divinos.
Y
ahora, en recompensa del bien que ha hecho, en premio de los dolores
que ha consolado, en premio del Renacimiento moral de la humanidad,
que ha predicado con inquebrantable valor; los hombres le condenan á
muerte.
¡Miráulo!,
dret en la presó; ferida
D´una aurora de Juny pe´l raig
primer
Qu´entra per la finestra empetitita,
La cara del
Apòstol enardida
Resplendeix com lo sol dematiner.
La
barba en llargues trenes retorçuda,
Sobre´l pit inflamat de sant
ardor,
La capa sus l´espatlla decayguda,
La má per les
cadenes abatuda
Y els ulls fixats en la llampant claror.
Una
dolça visió de l´esperança
Brilla en los ulls oberts del gran
cristiá;
Ab l´oratjol del día que s´atança,
Les aures de
l´eterna benhaurança
Afalagan son front sobrehumá.
Recorda
Saulo ses etats primeres,
La ja passada ardenta jovintut;
Les
un jorn penosíssimes carreres,
Per escampar les noves
enciseres
De la gracia, la gloria y la virtut.
Y
ab l´accent de profunda melanjía
Qu´els genis contrariats solen
tenir
Quant ve llur suspirada derrería,
Mes ple del esperit
que l´enfortía,
Deya parlant ab sí meteix: - “¡Finir!;
¡Vedle!,
de pié en la prision; alumbrada por el primer rayo de un día de
Junio, que entra por estrecha saetera, la cara del Apóstol,
enardecida, resplandece como el sol de la mañana.
La
barba, retorcida en largas trenzas, sobre el pecho, inflamado en
santos ardores; el manto, caído de sobre los hombros; las manos,
abatidas por las cadenas; y los ojos, fijos en la brillante claridad.
Dulce
vision de la esperanza chispea en los abiertos ojos del gran
cristiano; con la brisa matinal, las auras de la Bienaventuranza
acarician su transfigurada frente.
Saulo
recuerda su primera edad; su ardiente juventud; y recuerda sus
penosísimos viajes, para propagar las grandes nuevas de la gracia,
la gloria y las virtudes.
Y
con el acento profundamente melancólico, que los genios contrariados
suelen usar al acercarse su ansiada postrimería; pero lleno del
espíritu de fortaleza, decía, hablando consigo mismo:
- “¡Morir!
“¡Finir
quant l´enemich posseyeix les portes
De la humanal ciutat;
Finir
quant tantes ánimes veig mortes,
Y en tenebres la pobre
humanitat!
“Perque
he volgut el bé de les criatures
Encadenat ne som;
Mes l´ánima
romprá estes lligadures,
Y volará al bon Deu com un colom.
“Desitj
qu´est tabernacle se disolga,
Y esser prompte ab Jesús;
Qu´en
pols ma vestidura se resolga,
Y anármen d´aquest mon que corre
il-lús.
“Molts
que´s deyan amichs son traydors ara,
Quant abatut m´han
vist;
Alexánder y Démas copa amara
Beure fan al enviat de
Jesucrist.
“¿Qué
importa? El Reyne de la pau divina
Dins la Ciutat s´extén;
Dins
la matexa carçre Mamertina
Lo foch de Gracia y d´Esperit
s´encén.
“La
llavor de la Fe s´es derramada
Del Orient al Ocás,
La Fe
qu´en altre temps fo maltractada
Pe´l fariseu, la vía de Damás.
“¡Morir,
cuando el enemigo posee las puertas de la ciudad del mundo; morir,
cuando tantas almas yacen en la muerte; y las tinieblas cubren la
Humanidad!
“Porque
quise el bien de los hombres, encadenado estoy. Pero mi alma romperá
estos nudos, y volará á Dios como una paloma.
“Deseo
que este tabernáculo se disuelva; deseo hallarme pronto con
Jesucristo; que en polvo se convierta mi carne, y huya mi alma de
este mundo ilusionado.
“Muchos
que se decían amigos, resultan traidores, al verme vencido.
Alexánder y Démas dan á beber amarga copa al enviado del Salvador.
“¿Qué
importa? El reino de la paz de Dios se propaga en la Ciudad; hasta en
la cárcel Mamertina prende la llama del Espíritu.
“La
semilla de la Fe sembróse del oriente al ocaso; la Fe, perseguida
ayer por el Fariseo, de Damasco en el camino.
“¡Y
còm ens resisteix la Sinagoga,
Reptant á los crehents!
No vol
que la barrera se remoga
Pera obrir pas á les humanes gents.
“¡Ella
m´ha perseguit per mar y terra,
Ella avorreíx mon nom;
Mos
germans israelites dura guerra
Juraren cechs al cristiá renom.
“La
paraula de Fe de ells es llevada,
Y es duyta als infidels;
Y
l´hora d´un nou poble es arribada,
De bones obres seguidor
excels.
“El
pare benehit, qu´es invisible,
L´Unigènit enviá;
Y´l
Senyor humiliat en carn visible
A les figures cumpliment doná.
“Ara
ja ni en Judea ni en Samaria
l´únich altar veurém,
Mes de la
terra en l´infinita amplaria
Los temples del amor
axecarém.
“L´amor, la gracia, la virtut divina,
Lo goig
universal;
Perque devant la Creu la Palestina
Dona als hòmens
un òscul fraternal.
“¡Y
cómo se nos resiste la Sinagoga, desafiando á los creyentes! No
quiere destruir la antigua barrera y abrir paso á todos los pueblos.
“Ella
me ha perseguido en todas partes; ella aborrece mi nombre. Mis
hermanos israelitas juraron, en su ceguedad, encarnizada guerra al
Cristianismo.
“Quítaseles
la palabra de la Fe, y es llevada á los infieles: ha llegado la hora
de constituir un nuevo pueblo, excelso seguidor de buenas obras.
“El
padre en las alturas invisible, envió al Unigénito; y el Señor,
humillado en carne visible, dió cumplimiento á los antiguos
símbolos.
“Ya
ni en Judea, ni en Samaria veremos el único altar; sino que en la
infinita redondez de la tierra, levantaremos los templos del amor.
“El
amor, la gracia, las virtudes de Dios, el gozo universal; porque ante
la Cruz, la verdadera Palestina da á todos los hombres el ósculo de
la fraternidad.
“Jo
he visitat les illes de l´Acaya,
Menat pe´l dit de Deu;
Y
sens la ciencia y ab polvorosa saya,
Los
he mostrat la ignominiosa Creu.
“Los
sabis del Areópago sentiren
Que´l Deu desconegut
Que los
antichs poetes enaltiren,
A redimir los hòmens es vingut.
“La
incerta ciencia dels prohoms d´Atenes,
Qu´era ergull solzament,
Se
posa les dolcíssimes cadenes
De Fe cristiana y renovada´s sent.
“De
la mar de Corinto á Macedonia
La Grecia he corregut;
No hi há
ciutat capdal, no hi há colonía
Hont la Gracia de Deu no
m´haja dut.
“Y
perills en la mar y en les planures,
Perills de nit y
jorn,
Perills y cansament y desventures,
Y fam y set en
qualsevol sejorn.
“Moltes
voltes los grechs apedregaren
A est home malhaurat;
Moltes
voltes les ones l´enfonzaren,
Perque´l Regne de Deu fos ofegat.
“Yo
visité las islas de la Acaya, guiado por el dedo de Dios; y, sin
ciencia de mi parte, y en traje de peregrino, les enseñé la
ignominia de la Cruz.
“Los
sabios del Areópago oyeron que el Dios ignoto, celebrado por
los antiguos poetas, ha venido á redimir á los hombres.
“La
incierta ciencia de los sabios atenienses, que sólo era orgullo, se
pone las dulcísimas cadenas de la Fe cristiana, y adopta verdaderos
principios.
Desde
el mar de Corinto á Macedonia, he recorrido toda la Grecia; no hay
ciudad capital, no hay colonia, á donde no me haya llevado la gracia
de Dios.
“Y
peligros en el mar, y en la tierra; peligros de noche, y de día;
peligros, y cansancio, y desgracias, y hambre, y sed, en todas
partes.
“Muchas
veces los helenistas apedrearon á este desventurado; muchas veces
las olas lo cubrieron, para ahogar el Reino de Dios.
“Oh
fills de l´alta Grecia estimadíssims,
Goig y corona meus,
Estáu
en el Senyor, fillets caríssims,
Vulláu per sempre enderrocar
los deus.
“El
senyor vostres còssos dirigesca
Y´ls nobles cors anim,
Y
esperit de paciencia us infundesca,
Y eus apart de tacarvos ab lo
crim...
“Jo he vingut fins al centre del Imperi,
Per
divinal Bondat;
Mes, ay, que´ns hi preparan cementeri,
Perque
´ls fa mal la llum de Veritat.
“Lo
Crist desde la cima del Calvari
Morint vencé la mort,
Mes la
mort y l´infern en son desvari
Forcetjan per destruir la nostra
sort.
“Italia,
la Senyora de la terra,
Italia ´s lliga ab ells,
Italia nos
rebutja y nos desterra,
O tira ´ls nostres còssos als arpells.
“Roma,
superba Roma, tu qu´esclafas
Lo mon ab ton greu pes,
Tu qu´ab
vils ferros á los justs agafas,
Contra´l Deu inmortal no podrás
res.
“Oh
queridos hijos de la exclarecida Grecia; mi gozo y mi corona; estad
en el Señor, hijos carísimos: derribad para siempre los infames
dioses.
“El
Señor dirija vuestros pasos, y anime vuestros corazones, y os
infunda espíritu de paciencia, y os preserve de mancharos con el
crímen de la idolatría...
“Yo he venido hasta el centro
del Imperio, por bondad de Dios; mas, ¡ay!, que aquí se me ha
cavado la fosa, porque la luz de la verdad daña sus ojos.
“El
Cristo desde la cima del Calvario, muriendo venció la muerte; mas la
muerte y el infierno en su furor forcejean para destruir nuestra
dicha.
“Italia,
la señora del orbe, Italia se une á ellos; Italia nos rechaza, nos
destierra, ceba con nuestros cuerpos las aves de rapiña.
“Roma,
soberbía Roma, tú que aplastas el mundo con tu peso; tú que
vilmente aherrojas á los justos; contra Dios inmortal no podrás
nada.
“Les
tenebres d´infern s´acaramullan,
L´ignorancia ´s remou,
Plens
de verí y de rabia los cors bullen,
Perque dels ídols cruximent
ja s´ou.
“De
l´una part los fruyts de la materia:
Latrocinis
violents,
Adulteris y morts y gran llatzeria,
Y mentides crüels
en los potents.
“De
l´altra part les glories religioses,
Los fruyts del Esperit;
Éram
abans tenebres horroroses,
Ara llum celestial en Jesucrist.
“¿Y
tu tems, Missatger de la llum pura,
Nunci del Redemptor?
¿No
veus créxer la nova criatura,
L´home perfet, lo setgle venidor?
“Sento
de llibertat el suau aroma,
De fe, virtut y pau;
Mostrar debem
á los tirans de Roma
Còm se mor per la fe d´un Deu esclau.
“¡Abba!
Jesús, Senyor de cels y terra,
A Vos, Pare meu, vinch;
Ni ´ls
açots, ni ´l poder, quietut ni guerra
Me podrán apagar l´amor
que us tinch.
“Infernales
tinieblas se agolpan; la ignorancia se retuerce; arden en venenosa
rabia los corazones; porque ya crujen los pedestales de los ídolos.
“De
una parte están los frutos de la materia: violentos latrocinios,
adulterios, asesinatos, miseria espantable, y crueles mentiras en los
poderosos.
“De
otra parte las glorias religiosas, los frutos del espíritu. Éramos
ántes horribles tinieblas; ahora la luz celestial en Jesucristo.
“¿Y
tú temes, mensajero de la pura luz, nuncio del Redentor? ¿No ves
crecer la nueva criatura, el hombre perfecto, el siglo por venir?
“Siento
el suave aroma de la libertad; la fe, la virtud, la paz divina.
Mostremos á los tiranos de Roma, cómo se muere por la fe de un Dios
esclavo.
“¡Abba!
¡Jesus, Señor de cielos y tierra, a Ti voy, Padre mío! Ni los
azotes, ni el poder, ni la paz, ni la persecucion, me podrán apagar
el amor que te profeso.
“Guardí
´l depósit que de gracía un día
Jesús me confiá;
S´es
consumada la carrera mía;
¡Anem!... ¡Deu per l´Esglesia
vetlará!”-
__
Diu lo Sant; y el Senyor de les
altures
Que res oblida ni la tendra flor,
Que may gira
l´espatla á ses criatures,
Un ressò de les cèliques
ventures
Dexa sentir que li engrandeix lo cor.
Les
guardies del Pretori reforçades
S´acostan ja ab ses llances y
destrals,
Ressonant per les sòlides arcades;
Axí los glavis
en les mans sagrades
S´ou retenir vora ´ls xotets pascals.
Entran;
l´Apòstol á ses mans se dona,
Desafiant del Imperi los
furors;
Pere surt pera rebre igual corona;
S´abraçan
fortament per breu estona;
Y al Viminal s´en van ab los
lictors.....
La sanch del Cristiá fou derramada,
La
sentencia del Céssar per cumplir;
La Terra ab ella romangué
tacada;
¡Mes l´arbre de la Creu feu gran brostada,
Y ses
rames lo mon varen cubrir!!
Febrer 1874.
“He
guardado el depósito de la gracia que Jesus me confió; he consumado
la carrera mía. ¡Vamos!... ¡Dios velará por la
Iglesia!”-
__
Dice el Santo; y el Señor omnipotente, que
nada descuida, ní siquiera las florecillas del valle; que nunca
desatiende á sus criaturas; déjale oír un eco de la celestial
felicidad, que le ensancha el corazon.
La
guardia del Pretorio reforzada, se acerca ya; resuenan las lanzas y
segures bajo los sólidos arcos, Así las víctimas, en el
sacrificio, oyen el ruido de las sagradas cuchillas.
Entran;
el Apóstol se entrega á ellos, afrontando el furor de los verdugos.
Pedro viene tambien, para recibir igual corona; abrázanse
estrechamente breves momentos y salen para el Viminal con los
lictores......
La sangre del cristiano derramóse, para
cumplir la sentencia del César; la tierra quedó manchada con un
crímen más; pero el árbol de la Cruz echó infinitos renuevos, y
sus ramas cubrieron el mundo.