
Como en tantos y tantos pueblos de
Aragón, lo mismo que ocurriera tras la conquista musulmana —cuando
los cristianos (los mozárabes) pasaron a ser minoría dominada—,
después de la reconquista se volvieron las tornas: la población
musulmana (los mudéjares) quedó en franca inferioridad, aunque
cuidadosamente protegida por los reyes. No obstante, aunque la
tolerancia mutua fue la tónica general, en muchos lugares la
convivencia se hizo difícil en momentos concretos. Uno de esos
pasajes tuvo por escenario a Pina de Ebro.
Por razones que no vienen al caso, las
relaciones entre cristianos y moros se deterioraron con el paso del
tiempo. Residían estos últimos en la morería, el actual barrio
llamado de la Parroquia, y eran muy aficionados a la lidia de toros,
diversión a la que se entregaban de cuando en cuando dentro del
recinto de su propio barrio.
Conocedores de esta afición, idearon
los cristianos la manera mejor en que la podían aprovechar para
lograr su objetivo, de modo que prepararon y anunciaron la lidia de
un enorme toro que llevaba fama de ser muy bravo —lidia que, sin
duda, es el antecedente del «alarde» actual— y todo el mundo se
echó a la calle, incluidos los mudéjares, que no quisieron perderse
la ocasión.
Cuando el festejo se hallaba en pleno
apogeo, los mozos cristianos hicieron que el toro, magistralmente
dirigido con las sogas, cercara y acorralara a los moros hasta
obligarles a huir de la población para ponerse a salvo. Luego,
apostados en los lugares estratégicos y pertrechados con todo tipo
de armas, impidieron que los moros pudieran regresar a sus viviendas.
Ante la gravedad de la situación,
optaron los moros por caminar hasta la entonces existente población
de Alcalá, cuyas casas se elevaban entre Pina y Gelsa, donde
hallaron acomodo entre la mayoritaria población mudéjar. La morería
de Pina quedó desierta y sus habitantes vivieron desde entonces en
el exilio.
Parece ser que para recordar y
conmemorar el día en que sucediera la diáspora mudéjar, los
cristianos organizan secularmente el llamado «alarde», en el que el
toro es el principal protagonista.
[Datos proporcionados por Pilar Pérez,
profesora del Colegio «Ramón y Cajal». Pina.]