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viernes, 13 de marzo de 2020

Núm. 54. Leg. De cartas reales. Núm. 85. Año 1367.


Núm. 54.
Leg. De cartas reales. Núm. 85. Año 1367.

En el nombre de Dios poderoso piadoso et gracia de de Dios sea sobre el nuestro propheta Mahomet et sobre la suya projeny....at de salvacio durable. Del siervo de Dios rey de los creyentes Ali el conqueridor en servicio del senyor de todo el mundo fillo del rey de los creyentes el Alamir el conqueridor en servicio del senyor de todo el mundo Abuçayt fillo que fue del Alamir Abuyuçaf Abenabdalfar enxalce Dios el su enxalçamiento a la presencia de nuestro fillo el muyt agradecido et loado en nuestra voluntat del clamant merce a Dios que reciba en guarda et en acomienda la suya necesidad el rey muy leal et muyt honrrado et muy nombrado et muy complido et muy amado nuestro Abelhagegh Yuçaf fillo del rey muy leal et muy complido et muyt agradecido et muy nombrado aquel que Dios perdone Abulgualic Ismahel Abenfarach Abenazar filio que fue del arraez muy nombrado et muy complido Abuçeit Aben Abulbualat Abenazar exalce Dios el su estamiento et benedicion et gracia de Dios sea en el su enxalçamiento et cetera. Et lo que convine fer a saber a vos es aquesto: que fue delant la nostra presencia la vuestra carta et escripta et entendimos muy bien el vuestro dictado et la vuestra saludacion et reverencia et estamiento la qual recebiemos complidament et aquella creemos declaradamente pregando a Dios enxalçando el su nombre en todas cosas et clamando merce que a nos et a vos guide a via de salvacion et nos de su .... las cosas desobedientes al su nombre et ....iemos lo que a nos notastes en feyto del tractado que fue entre vos et los genoveses et los catalans sobre feyto de la paz et lo que a vos sobre aquello fue bien visto del grant proveyto que sen podian seguir a la morisca. Et enviastes a nos traslat del conligamiento et del tractado que sobre aquello fue feyto porque nos aquello reconociesemos et a nos pudiese ser cierto por tal que nos a vos diesemos poder de parte nuestra que las sobreditas cosas vos por nos pudiesedes firmar et aquellas nos oviesemos por firmes et sobre aquello que vos vos obligariedes de tener aquello por firme es a saber segunt las condiciones del tractado de la paz en aquell contenidas: a las quales cosas vos significamos et vos dezimos que nos ovimos por firme et por valedera la paz que fue firmada con el castellano segunt las condiciones en aquella paz declaradas et que los genoveses et los catalanes fuesen en aquella dita paz: et si por aventura amas (ambas) las ditas partes quisieren aquello aber por firme et les plaze de la dita paz segunt las condiciones en el dito tractado declaradas et contenidas nos aquella avemos por firme et por valida et aquella compliremos queriendo Dios et cada que vos querredes de nos que vos enbiemos nuestra carta por complir la dita licencia de ditas sobreditas cosas embiarla hemos mas complidamente et aquesto por el proveyto et salvamiento que sen sigue a los moros et aquello avemos voluntat de tener et de complir asi como mas complidamente et millor se puede tener et observar segunt las condiciones sobreditas en el dito tractado de la firma de la paz etc. Feyta letra nueve dias andados del mes de Jumet ala...ir anno de DCCXLV (745 de la hégira). Fiat. Signado et firmado por manno del rey de Benamarin sobredito.
- En el nombre de Dios poderoso et piadoso etc. Sepan todos quantos aquesta carta veran et oiran que nos el Alamir siervo de Dios Yuçaf Abenamir Almuzlemina Abulbualit Ismael Abenfarache Abenaçar rey de Granada et de Malaca et de Almaria et de Guadiex et de las tenencias de aquellas et rey de los creyentes .... la ora et estamiento que la paz fue firmada entre nos et el rey muy nombrado et muy alto et muy complido et muy gradecido et muy leal et muy verdadero don Pedro rey de Aragon et de Valencia et de Corçega et de Mallorca et de Cerdenya et compte de Barcelona la gracia de Dios sea con el a su servicio. Demandamos de la .... de nuestro padre et rey muyt alto et muy complido et leal et creyente Almiramuzlemin Abulfaçen (Nota: Almiramuzlemin - Miramamolin) rey dalla mar exalcelo Dios que el otorgase .... et diese .... que nos pudiesemos firmar paz con el et por el sobre sus tierras segunt que es acostumbrado de firmar en la sua paz con el dicho reyno: et dio a nos poder de firmar la dicha paz et fue visto o nos sobre las ditas cosas de nos enbiar al sobredicho rey don Pedro si el quisiere firmar la dicha paz con nos por el dicho rey Abolhucem por todas las tierras et lugares que ha dalla mar et daquin mar sobre las quales cosas enviamos al alcayt muyt honrado et muyt agradecido et muy complido et muy leal et muy fiel secretario nuestro Abelfaçem Abenamoya Dios ensalce la suya honra .... Et mandamos .... con aquesta .... present carta .... sobre nos que todo aquello que el ligara o firmara en las sobredichas cosas nos aquello avremos por firme et por valedero et aquello nos obligaremos et al judicio de aquello nos ovieremos por obligado et a todas aquellas cosas que por las dichas cosas deven seer obligadas segunt el poder a nos comendado et dado por el dicho rey Abolfacem. Et porque esto sea firme et valedero et ningunt dubdo a ninguno en aquello non aya mandamos escrevir aquesta present carta signada con letra de nuestra mano et sellada con nuestro siello testimonial de haber et tener lo que dicho es. Feyta letra X dias de xaben anno de DCCXLV. - Fiat. (745 de la hégira, año 1367.)

FIN DEL TOMO VII.

lunes, 3 de junio de 2019

Tomo I, texto II, Mafomat, Martín Aragón, Martín Sicilia

AÑO DE 1405.
II. 4 de mayo.
Capítulos de paz y alianza ajustados por los reyes don Martín de Aragón y don Martín de Sicilia, padre e hijo, con el rey moro de Granada don Mafomat, hijo del rey Abolageig, en que estipularon el mutuo comercio, la ayuda que debían darse, la devolución de cautivos y otras cosas que resultan de este tratado. 


II.
Reg. 2345 (o 2315), fol. 79. 4 de mayo de 1403.

En el nombre de Nuestro Senyor Dios sea a todos manifiesto quantos esta carta veran que nos don Martin por la gracia de Dios rey Daragon de Valencia de Mallorquas de Cerdenya e de Corcega e comte de Barchinona de Rossellon e de Cerdanya e nos don Martin por aquella mesma gracia rey de Sicilia e duch de Athenas e de Neopatria e del dito muyt excellent princep et senyor don Martin rey Daragon primogenito et en todos sus regnos et tierras governador general: Considerantes que vos muyt alto princep don Mafomat filio del rey Abolageig filio del rey Abiabdile Abolageig filio del rey Abilhualit Abenatany rey de Granada de Malica de Codeix Dalmaria de Ronda de Basca e de Gibaltar havedes enviado a nos dito rey Daragon por mandadero vuestro Albucacim filio del alcayde de Malica cavallero et consellero vuestro por tractar et fazer que entre nos ditos reyes et los vassallos e subditos nuestros e de cada uno de nos e vos dito rey don Mafomat e los vassallos et subditos vuestros haya buena paz e amistanza: por aquesto querientes pues vos lo queredes haver paz e amistat con vos por tenor de la present carta femos e firmamos paz e amistat con vos dito rey de Granada segund en la forma e manera concordada entre nos e vos en ciertos capitoles del tenor siguient:
Primerament que entre nos ditos reyes Daragon e de Sicilia e vos dito rey de Granada e districtuales e sotsmesos de cadauno de nos se faga buena et firme paz e amistanza duradera a beneplacito de nos ditos reyes el qual beneplacito dure tanto e tan luengament entro a que sia revocado por nos ditos reyes qui el dito beneplacito querra revocar al otro rey con letra signada de nuestra mano e con nuestro siello segellada. E la dita intimacion se haya fazer por part de nos ditos reyes Daragon e de Sicilia en la ciudat de Barchinona: e por part de vos dito rey de Granada en la ciudat de Granada con voz de crida publica fazedera en los lugares acostumbrados de cada una de las ditas ciudades (1). — Item que todos e cadaunos mercaderos et otros sotsmesos de nosotros rey Daragon e rey de Sicilia puedan por todo el tiempo de la dita paz et aquella durant entrar et star 
comprando vendiendo et mercadiando et en otra manera franchament e segura et salva sines contraste o embargo toda vegada que bien visto les sera con todos et cadaunas fustas mercaderias monedas ropas et otras cosas et bienes en et por todos et cadaunos castiellos ciudades villas et lugares et senyoria de vos dito rey de Granada por tierra e por mar e por agua dolz: e daquellos exir et sacarne oro et todas et cadaunas mercaderias cosas e bienes suyos et tornar en la senyoria de cadauno de nos ditos reyes Daragon e de Sicilia e en aquellas otras partidas ques querran a su francha e libera voluntat

(1) El tratado de paz que aquí transcribimos está también continuado a fol. 89 y sig. del mismo registro, pero allí este artículo 1.° se halla redactado en los siguientes términos: «Primerament que entre nos ditos reyes Daragon et de Sicilia et vos dito rey de Granada et districtuales et sotsmesos de cada uno de nos se faga buena paz et firme amistança duradera por cinquo anyos primero vinientes contaderos del dia adelant que vos dito rey de Granada havredes feyta et firmada semblant paz et amistança de aquesta. » Por lo demás en todo el contesto del documento no se observa ninguna otra variante digna de notarse, y llevan ambos la misma fecha de 4 de mayo. Parece sin embargo que de ninguno de los dos modos tuvo por entonces lugar el tratado, sino más adelante; pues a fol. 82 y. del propio registro se halla el poder que a 8 de junio del mismo año 1405 dio don Martín al baile de Valencia, para que fuese a firmar por cincho anyos ó á beneplacito las paces con aquel rey, que antes no habian podido firmarse en Barcelona por tal quel dito su missatgero no havia del dito rey de Granada aquella potestat que devia ...


semblantment puedan fer aquello mismo los subditos de vos dito rey de Granada en e por los castiellos ciudades villas lugares et senyoria de nos ditos reyes Daragon e de Sicilia. - Item que si vos dito rey de Granada demandaredes a nos ditos reyes Daragon e de Sicilia ayuda ni socorro de gentes que nos siamos tenidos durant la dita paz ayudar por mar a vos dito rey de Granada cuentra vuestros enemigos empero que no sian amigos de nos ditos reyes Daragon e de Sicilia de quatro en cinquo galeras armadas et exerciadas en cadauna de las quales haja XXXta ballesteros e con aquellos complimiento a dozientos vint hombres pagando empero
adaquellos vos dito rey de Granada su sueldo complidament a razon de DCCCC doblas doro por cada mes a cadauna galera de tanto tiempo como servira. E assin mismo vos dito rey de Granada siades tenido fer ayuda a nos ditos reyes Daragon e de Sicilia si la demandaremos cuentra enemigos nuestros empero que no sian vuestros amigos de CCCCtos o de Dtos hombres de cavallo pagando adaquellos su sueldo integrament yes a saber al capitan XXXXta doblas doro et a cadaun hombre de cavallo VII doblas por cada mes de tanto tiempo como serviran: entendido et declarado empero que la dita ayuda fagamos nos ditos reyes Daragon e de Sicilia de las ditas galeras nos no haviendolas menester por razon de guerra o de otra necesidat: e vos dito rey de Granada la fagades de los ditos hombres de cavallo no haviendolos menester por guerra o por otra razon necesaria o urgent. - Item que durant la dita paz nos ditos reyes Daragon e de Sicilia o algunos vassallos o
sotsmesos nuestros no fagamos valença o ayuda a algun rey o princep cuentra vos dito rey de Granada en alguna manera. E semblantment vos dito rey de Granada no podades fazer valença o ayuda a algun rey o princep en alguna manera cuentra nos ditos reyes Daragon e de Sicilia.
- Item que todas fustas de cossarios vassallos de nos qui arribaran en las mares puertos o playas de vos dito rey de Granada sian bien acullidas en aquellos e no les sia vedado en alguna manera allí arribar et star antes puedan prenderhi aguas et comprar todas vituallas et otras cosas e sian alli emparados mantenidos et defendidos cuentra todos enemigos nuestros: et aquesto mismo sia servado a los vassallos et sotsmesos de vos dito rey de Granada en las mares puertos et playas de nos ditos reyes Daragon et de Sicilia.
- Item que algunas fustas maritimas de nos ditos reyes e de nostros vassallos o sotsmesos no dampnifiquen algunas fustas en algunos puertos playas o maritimas de vos dito rey de Granada. E semblantment sia feyto e servado en los puertos playas e maritimas de la senyoria de nos ditos
reyes Daragon e de Sicilia de las fustas de vos dito rey de Granada e de vasallos vuestros.
- Item que en caso que por encalç de enemigos o por fortuna de tiempo algunas fustas de nos ditos reyes Daragon e rey de Sicilia o de cadauno de nos o de vasallos o sotsmesos nuestros en qualquiere manera ferissen o crebassen en qualquiere playa o puerto o maritima de la senyoria de vos dito rey de Granada sian las ditas fustas con las personas et bienes quey seran salvas et segurament guardades et conservadas et puedan si querran alli vender sus mercaderias e cosas et los de aquella tierra sian tenidos darles toda favor a cobrar aquello que perdido havran por crebamiento de las fustas e los precios de las cosas vendidas e dalli se puedan partir et yr con todo lo suyo salvament et segura, sines pagar algun dreyto por la dita razon, e sines otra vexacion et no res menos puedan alli comprar por precios razonables e levarsen arboles antenas goviernos ancoras velas ruxones et
otras cosas necessarias adaquellas fustas e las mercaderias et otras cosas que bien visto les sera franchas et quitias de todos dreytos. E aquestas mismas cosas sian servadas a las fustas de vos dito rey de Granada et de vassallos et sotsmesos vuestros en las playas puertos e maritimas de la
senyoria de nos ditos reyes Daragon et de Sicilia.
- Item que si enemigos de vos dito rey de Granada havran apresonados et querran vender algunos vassallos vuestros en algunos puertos playas o maritimas de nuestra senyoria que nos o algunos vassallos nuestros no podamos comprar ne fer comprar en alguna manera los ditos cativos robas o mercaderias o cosas algunas de aquellos. E aquesto mismo sia servado en vassallos de nos ditos reyes por vos dito rey de Granada e vassallos vuestros.
- Item que si durant la dita paz se esdevendra que nos o vassallos nuestros conquistemos alguna ciudat castiello villa o lugar o prengamos alguna fusta de rimos o otro de qualquiere nacion de gentes et en aquella preson o conquesta seran trobadas algunas personas de vos dito rey de
Granada o bienes de aquellos que aquellas todas personas et bienes sian et finquen assegurados et sueltos et deliurados et sen puedan hir las personas e seyer levados los bienes en qualquiere lugar salvament et segura. E aquesto mismo sia feyto e servado en las personas de la senyoria de nos ditos reyes Daragon e de Sicilia en caso de semblant conquesta o presion por vos dito rey de Granada.
- Item que por mayor tranquilitat de la dita paz et esquivar toda ocasion de lesion de aquella todos los cativos de la tierra et senyoria de nos ditos reyes Daragon et de Sicilia de qualquiera ley o secta que entro al dia que la dita paz sera firmada con todo acabamiento seran estados presos o encativados por quisquiere en qualsiquiere partidas et en qualquiere manera assin en tiempo de guerra como de paz et sian e esten presos en qualsequiere manera en poder de vos dito rey de Granada sian incontinent et de feyto que demandados seran restituidos et liurados a los amigos de aquellos yes a saber cadauno de los ditos cativos por cient doblas. E los que seran presos en poder
de vassallos de vos dito rey de Granada sian encontinent et de feyto que demandados seran restituhidos et liurados a los amigos de cada uno de los ditos cativos por el precio que costado havran a sus senyores sines toda dilacion cessantes toda frau e ficcion. E aquesto mismo en semblant manera sia feyto e servado per nos ditos reyes Daragon et de Sicilia et nuestros vassallos et sotsmesos en los cativos suyos vassallos de vos dito rey de Granada. E a fueragitar toda frau collusion e calumpnia que fer o seguir se podiessen sobre la manifestacion fazedera de cadauno de los ditos cativos et sobre los verdaderos precios de aquellos sia estreytament provehido por nos ditos reyes e vos dito rey de Granada yes a saber por cadauno en su cierta senyoria que alguno de los ditos cativos en alguna manera directa o indirecta ficta o verdadera manifiesta o escondida
no sia sacado fuera del regno en el qual yes de present ni encara vendido o trasportado por nos ditos reyes Daragon e de Sicilia o vassallos o subditos nuestros ne por vos dito rey de Granada o vassallos o subditos vuestros ad alguna persona dentro o fuera los regnos por tal que firmada la
dita paz sian trobados todos e cadauno dellos ditos cativos en la manera que son de present en poder de aquellos qui los possedescen e tienen.
- Item que si durant la dita paz algunos almogavares o collarados de la senyoria de vos dito rey de Granada entraran en la senyoria de nos ditos reyes e cativaran algunas personas et aquellos sen levaran en Granada o en otro qualquiere lugar de vuestra senyoria que vos dito rey de Granada siades tenido mandar a los vuestros alcaydes de Bera e de Beliz el Mayor e a sus lugares tenientes e a cadauno de ellos que prengan e hayan a su mano e poder aquellos ditos collerados o almogavares e liuren aquellos de continent a muert corporal e restituescan al gobernador Doriola o lugartenient de aquell o a aquellos qui deputados hi seran por el consello de aquella villa realment et de feyto encontinent que requeridos ne seran todos los ditos christianos que sian estados cativados con todos sus bienes e cosas. E semblantment sia feyto e servado por nos ditos
reyes Daragon e de Sicilia en los vassallos de vos dito rey de Granada mandando al dito gobernador nuestro de Oriola o lugartenient de aquell et a los deputaderos a aquesto por el consello de Oriola la punicion de los ditos malfeytores vassallos nuestros e restitución de los cativos e bienes
dellos a los ditos alcaides de Beliz el Mayor e de Bera.
- E por tal que la dita paz segund los capitoles preinsertos valga tenga et haya toda firmeza efficacia e valor por todo el tiempo del dito beneplacito (1) con la present carta nuestra nos ditos reyes en quanto a cadauno de nos sesguarda loamos e firmamos la dita paz segund que desuso se contiene e prometemos en nuestra fe reyal en mano e poder del notario e secretario nuestro dius escripto recibient aquestas cosas por vos et por cualesquiere otros daqui sea o pueda seyer interes que la dita paz e la dita ayuda con todas e cadaunas cosas en los ditos capitoles contenidas tenremos e observaremos tener e observar faremos e no cuentravenremos ne alguno contravenir lexaremos por alguna causa o razon. En testimonio de la qual cosa mandamos seyer feyta la present carta nuestra publica sellada con el siello de la magestat de nos dito rey Daragon e con el siello comun de nos dito rey de Sicilia en pendient e signada de nuestras manos: e no res menos mandamos
seyerne feyta una otra carta semblant de aquesta por tal que nos tengamos la una e vos la otra e es tal la una como la otra en christianisco et en morisco.

(1) Véase la nota puesta al capítulo primero de este tratado, pues se observa aquí la misma variante. El original que se conserva también en este archivo, y está escrito a dos colunas, una en castellano y otra en árabe (Número 292 de la colección de pergaminos del rey don Martín) dice asimismo
por cinco años, y es enteramente tal como se halla registrado a fol. 89.

Feyto fue aquesto en la ciudad de Barchinona a quatro dies del mes de mayo en el anyo de la natividat de Nuestro Senyor MCCCCV (1405) e del regno de nos dito rey Daragon dezeno, e de nos dito rey de Sicilia quatorzeno. - Signo + de don Martin por la gracia de Dios rey Daragon de Valencia de Mallorquas de Serdenya e de Corcega et comta de Barchinona de Rossellon e de Cerdanya qui aquesto otorgamos e firmamos. REX MARTINUS. - Signo de don Martin por aquella misma gracia rey de Sicilia et duch de Athenas e de Neopatria e del dito muyt excellent princep e senyor don Martin rey Daragon primogenito e en todos sus regnos e tierres governador general qui assin mismo aquesto otorgamos. REX MARTINUS. - Testimonios qui fueron presentes a la firma de dito senyor rey Daragon son legregio don Jaime fillo del comte Durgell e don Jaime de Prades e mossen Guerau Alamany de Cervello gobernador de Catalunya conselleros del
senyor rey Daragon. - Testimonios qui fueron presentes a la firma del dito senyor rey de Sicilia son legregio don Jayme de Prades e mossen Johan Ferrandez Deredia e mossen Sancho Roiz de Liori conselleros e camarlenques del dito senyor rey de Sicilia. - Sig + no de mi Johan de Tudela
de los ditos muyt excellentes principes et senyores rey Daragon et rey de Sicilia secretario et por auctoritat reyal notario publico por todas las tierras et senyorias suyas qui de mandamiento de los ditos senyores a las cosas sobreditas present fue et aquellas escrivir fiz con razos et enmendados en la IXa linea do se dize amistad con vos con tenor de la present carta femos et firmamos paz et amistat con vos dito rey de Granada segunt en la forma concordada et en la XVa linea do se dize rey e cerre. - Dominus rex Aragonum et dominus rex Sicilie mandaverunt michi Johanni de Tudela in cujus posse firmarunt.

jueves, 2 de julio de 2020

CAPÍTULO XXVII.


CAPÍTULO XXVII.

Nace Cristo señor nuestro. Heródes es desterrado a Lérida. Muere Herodías en Segre, y cuantos Herodes ha habido.

Fue el imperio de Octavio César dichoso, feliz y afortunado: gozó el mundo de paz universal; cerráronse en Roma las puertas del templo de Jano, cosa rara y singular, porque no solía cerrarse sino en tiempo de paz universal, y solo le hallamos haberse cerrado cinco veces: la primera al tiempo de Numa Pompilio, la segunda después de la primera guerra púnica y las tres en el imperio de Octavio. Pero ¡qué mucho que en estos tiempos se cerrase, pues sucedió en ellos la cosa más alta y de mayor maravilla y espanto que en el mundo, después que fue criado, ha sucedido y pudo suceder, y puso no solo admiración en la tierra, mas aún los ángeles en el cielo también se espantaron con tan soberana maravilla, como es el hacerse Dios hombre y nacer como tal ! Por lo que, y con mucha razón, fue este siglo el más dorado y dichoso que jamás haya sido ni puede ser, por haber la bondad inmensa del eterno Dios enviado al mundo a su unigénito Hijo, rey pacífico, príncipe de paz y Dios de toda consolación; y en cumplimiento de lo que habían profetizado los santos profetas, se mostró a los hombres en carne humana, hecho hombre y nacido de una virgen santísima, y con una nueva luz que trajo a la tierra, enseñó al género humano descarriado y perdido, y le allanó el camino de la salud, restituyendo la justicia que andaba desterrada del mundo, y alcanzando, con su muerte, perdón de los pecados, fundando la Iglesia santa, cuyos ciudadanos y parte somos todos aquellos que, por beneficio del mismo Dios, hemos recibido por todo el mundo la religión cristiana, y con la fé pura y firme la conservamos.
Con este tan divino principio proseguiré nuestra historia, contando los señores que tuvieron los pueblos ilergetes y las cosas más notables que acontecieron en ellos, y del modo que comenzaron a tener conocimiento de Cristo señor nuestro, y cómo, por su misericordia y gran merced, se fue en gran manera acrecentando en ellos la fé y religión cristiana, produciendo muchos santos y personas ilustres en virtud y piedad que fueron el ornamento y decoro de esta tierra. No contaré cosas universales, que son propias de historia general, contentándome con referir cosas particulares y propias de mi instituto, salvo cuando, para inteligencia de esto, será necesario echar mano de lo general y común, guardando siempre el orden y sucesión de los emperadores romanos y reyes godos, y de los demás que señorearon estos pueblos.
Corría cuando nació Cristo señor nuestro el año 42 del imperio de Octavio, según el Martirologio romano, y gozábale este emperador con la mayor paz y sosiego que jamás otro rey ni señor hubiese gozado de sus señoríos: vivió hasta el año 16 de Cristo señor nuestro, y murió después de haber imperado cincuenta y cuatro años (1).

(1) La mayor parte de los cronologistas indican otras fechas; y de todos modos debe haber equivocación en las que señala Monfar, porque, según los datos que él mismo sienta, corresponderían a Augusto cincuenta y ocho, y no cincuenta y cuatro, años de imperio.

Sucedióle Tiberio, su hijo adoptivo, en cuyo tiempo, en el año 18 de su imperio, murió Cristo señor nuestro clavado en una cruz, para salvar a los pecadores, y abrir las puertas del cielo que el pecado del primer hombre había cerrado. Fue su muerte santísima a los 25 de abril, y a los treinta y tres años y tres meses de su edad.
En este tiempo pone Flavio, caballero español, natural de Barcelona, que fue prefecto pretorio de Oriente y gobernador de la ciudad de Toledo, hijo de san Pacian, obispo de Barcelona, el destierro de Herodes y muerte de la bailadora Herodías; y porque su fin de estos aconteció, según dice el autor de aquel libro, en la ciudad de Lérida y río Segre, y a los que no lo saben es fácil la equivocación en los muchos Herodes que ha habido, y de quienes cada día oímos hablar en los oficios divinos y en los púlpitos, para inteligencia de lo que pasó en Lérida, referiré los que ha habido de este nombre y lo que hicieron, con la mayor brevedad posible.
El más anciano se llamó Herodes Ascalonita el Magno, y era idumeo, y su padre se llamó Antipater (anti+pater en latín: anti padre), y por esto algunos le llaman Herodes Antipater, y el senado romano le hizo rey de Judea (rex iudeorum, como en el INRI); y este fue el que habló con los magos, cuando iban en busca de Cristo señor nuestro, y mató (a) los inocentes, con pensamiento de hallar entre ellos a Cristo; y fue esto con tantas veras, que mató entre los demás un hijo suyo, y obligó a Augusto César a decir, que en casa de Herodes mejor era ser puerco que hijo, pues por no comerle, por serle prohibido por su ley, no le mataría. Este mandó reedificar desde los cimientos el templo de Jerusalén y reinó treinta y siete años.
Tuvo muchos hijos e hijas, y dejada la mayor parte de ellos, se hará mención de los que habla la Sagrada Escritura. Estos fueron Herodes Archelao, que le sucedió en el reino y reinó nueve años, y por algunas causas el emperador le quitó el reino y envió a Judea gobernadores, con título de procuradores: estos fueron, uno después de otro, Lucio Coponio, Marco Ambinio, Anio Rufo, Marco Valerio Graco, y Poncio Pilatos, que fue el peor de todos los hombres, y el que dio sentencia de muerte contra el Redentor de la vida y Salvador del mundo.
Otro hijo de Herodes Ascalonita se llamó Aristobolo, y a este su padre le mandó matar por algunas sospechas que tenía de él; dejó un hijo que llamaron Herodes Agripa, por diferenciarle de otro Herodes hijo suyo, que llamaron el Prisco o Mayor.
Otro hijo de Herodes Ascalonita fue Herodes Tetrarca, que llamaron Antipas a quien el emperador, quedando con el reino que había sido de su padre y hermano, le dio el título de Tetrarca, que era señorío o gobierno de una, dos o más ciudades, o de una provincia o parte de ella, con el mismo poder o jurisdicción que si fuera rey, salvo que no se intitulaba ni nombraba rey. a este Herodes Tetrarca llama la Sagrada Escritura rey, por ser hijo de rey y haber heredado parte del reino de su padre y hermano. Este fue el que tomó por fuerza a Herodías, mujer de otro hermano suyo, llamado Filipo, que era también hijo de Herodes Ascalonita, y vivía amancebado pública y escandalosamente con ella; y por habérselo reprendido el gran Bautista una y muchas veces, le mandó cortar la cabeza por dar gusto a la impía Herodías, su manceba, que, no contenta con haber cometido tan gran sacrilegio, siendo llevada la sagrada cabeza en un plato a la mesa donde comían, con un alfiler de su tocado le traspasó aquella divina lengua, en venganza de lo que había hablado contra sus pecados y escandalosa vida. Este Herodes fue ante quien, estando en Jerusalén, mandó Pilatos llevar a Cristo nuestro señor; y porque no le quiso responder, ni hacer alguna de las maravillas que él curiosamente le pedía, le menospreció y mandó vestir de una vestidura blanca, y tratándole de loco, le envió a Pilatos; y por estas y por otras maldades, después de haber gobernado su tetrarquía veinte y cuatro años, como dice el Sensovino, fue desterrado a Francia con las dos Herodías, la manceba y la bailadora hija de esta, y de aquí vinieron a Lérida, donde desdichadamente murieron, como diré después. Otro hijo del Ascalonita fue Filipo, y casó con Herodías, y de ella tuvo una hija que unos llaman Herodías y otros Salomé: el nombre primero es más cierto, si ya no fuese que los tuviese todos dos; y esta fue la bailadora a quien, en paga del baile, le prometió Herodes la mitad del reino, y ella, persuadida de la madre, pidió la cabeza del Bautista que valía más que todos los reinos del mundo; y esta Herodías, mujer de Filipo y madre de la bailarina, tomó por fuerza Herodes Tetrarca y la tuvo consigo, siendo vivo su hermano.
Otro Herodes hubo, a quien llamaron Agripa; y este fue nieto del Ascalonita que mató a los inocentes, e hijo de Aristobolo. Este fue el que para dar gusto a los pérfidos judíos mató al apóstol Santiago el Mayor, y mandó prender al apóstol san Pedro, para hacer lo mismo de él, si el ángel del Señor no le sacara de la cárcel, dejando burlados a los judíos que aguardaban su muerte. Murió este Herodes, según cuenta san Lucas en los Actos de los Apóstoles, en ocasión que celebraba ciertas fiestas en honra del emperador Claudio, y estando sentado en un suntuoso trono, haciendo cierto razonamiento al pueblo, cubierto con una vestidura tejida de plata, muy lustrosa, en que el sol hacía reflejos, y por adularle, el pueblo aclamó ser su voz no de hombre, sino de Dios, de lo que quedó el miserable tan ufano y ensoberbecido, que se desvaneció teniéndose por Dios, como decía el pueblo. El ángel del Señor le hirió con mortal enfermedad; y roído de gusanos y atormentado de insoportables hedores que salían de su cuerpo, dentro de breves días murió, llegando el justo y merecido pago de su soberbia y desconocimiento, experimentando ser no Dios, sino miserable y vil criatura.
Hijo de este fue otro Herodes, llamado Agripa junior, por diferenciarse del padre; y en tiempo de este los emperadores Tito y Vespasiano destruyeron la ciudad santa de Jerusalén, en castigo de la muerte que dieron al Salvador del mundo. Ante este Herodes fue traído el apóstol san Pablo, según refiere san Lucas en los veinticinco capítulos de los Actos de los Apóstoles; y de este dice el Bergomense, que no halla la sucesión que dejó.
Además de estos Herodes, hubo muchos otros de este mismo nombre; pero estos fueron los más señalados y de quienes habla la Sagrada Escritura.
De Antipas dice Flavio Dextro, que en compañía de Herodías, su amiga, fue desterrado de toda la Judea, y vino después a Francia y de aquí a España, y que en Lérida murió infelizmente; y que también Herodías, danzando o saltando sobre el Segre, río de Lérida, helado, miserablemente pereció sumergida en él. Con esta brevedad lo cuenta este autor; pero Niceforo Calixto ya lo dilata y declara más, salvo que calla el río. Dice aquel autor, que había de pasar un río en tiempo de hielo: con seguridad de su dureza, le pasaba a pie, y abriéndose, por permisión celestial, se hundió en él hasta la cabeza, y moviendo lo parte inferior del cuerpo, lacivamente bailaba, no en la tierra, sino en las aguas; y la cabeza malvada, después de atormentada del frío, apartada y cortada del cuerpo, no con hierro, sino con los pedazos del hielo rompido, hizo muestra de aquel mortal baile o mudanza, trayendo a la memoria de todos lo que había hecho y justamente merecido. a algunos ha parecido maravilla que los trozos del quebrado hielo pudiesen cortar la cabeza a la deshonesta bailadora; pero quien ha visto en tiempos de invierno el hielo que baja por aquel río, y la furia con que corre, entenderá que no solo es bastante a cortar una cabeza de un cuerpo humano, mas aún a romper un grueso árbol; y son tan grandes los golpes de estos pedazos del hielo, que hacen estremecer la puente de Lérida cuando dan en ella, como si la hubieran de derribar. Murió asímismo en esta ciudad Herodes, consumido de melancolía y tristeza. a Herodías, su amiga, aún viviendo su amigo Herodes, la usurpó un caballero español y después se la volvió, y a la postre murió infelizmente y vio la muerte de la maldita hija.

domingo, 28 de junio de 2020

CAPÍTULO XVI.


CAPÍTULO XVI.

De cómo Mandonio e Indíbil se volvieron otra vez a levantar, y de la muerte de los dos.

De lo que queda dicho se echa de ver que Mandonio e Indíbil eran hombres de altos pensamientos, y esto, y el poderío que tenían entre los suyos, y la autoridad con los vecinos, les hacían que no pudiesen sosegar, y que ahora principalmente corriesen desapoderados a su perdición, despeñándose per sus malos consejos, que la ceguedad de la ambición suele siempre representar fáciles y bien acertados: y aunque el deseo del soberano señorío de España principalmente les movía; mas para buen color de sus intentos y para llevar tras si más fácilmente muchos pueblos, mostraban en público que se dolían de la servidumbre de España en que los romanos la tenían, y que deseaban restituirla en su antigua libertad que tuvo, antes que cartagineses la señoreasen; pues ahora no había habido más novedad en ella, de trocarse el señorío, y quedar sujetos los españoles y servir a los romanos, como antes solían a los cartagineses. Convidaba a muchos españoles para seguir a estos caballeros el dulce nombre de la libertad, que de todos los hombres es muy amada, y la facilidad con que ellos les prometían el cobrarla. Veían los dos hermanos la gran ventaja que hacía Scipion a Léntulo y a Acidino; y la mucha admiración y espanto que la grandeza de Scipion les había causado, todo se les volvía en menosprecio de los que había dejado acá en su lugar. Así decían, donde quiera que trataban de esto, que a los romanos no les quedaba ya otro Scipion para enviar a España, donde no habían quedado capitanes, sino sombras de ellos, y solo el nombre del ejército; pues Scipion se había llevado los soldados viejos, y dejado acá los noveles y poco diestros en la guerra, y por esto muy medrosos y cobardes y mal obedientes en ella; que nunca se podía esperar jamás se ofreciese semejante oportunidad de libertar a España, como la que ahora tenían, para que España quedase para siempre libre y señora, gobernándose por si misma con sus leyes.
Con estas y otras persuasiones semejantes movieron los dos ilergetes no solo a sus vasallos, sino a los ausetanos sus vecinos, que son los de la comarca de Vique (Ausonia), y otros vecinos de aquellos rededores; con que en pocos días juntaron un poderoso campo de treinta mil hombres y cuatro mil caballos, y lo juntaron todo en los términos de Sedetania, que es lo de Játiva y sus contomos, porque así al principio se habían concertado.
Léntulo y Acidino, que estaban en Cataluña a la parte de Gerona, sintieron aparejárseles tan brava la guerra, con temor que no pasase adelante levantarse más pueblos, y se fuese infeccionando de la rebelión mucha parte de la tierra. Con la mejor presteza que pudieron, juntaron ellos también ejército de sus romanos y de muchos españoles, como ya se usaba, y con él fueron a buscar a los enemigos, para mostrarles mejor ánimo y hacer que menguase el suyo; y atravesando por la tierra de los ausetanos, aunque eran sus enemigos declarados, pasaron muy sosegadamente y sin ningún daño, hasta que llegaron a poner su campo menos que una legua de donde los ilergetes lo tenían. Tentaron primero Léntulo y Acidino de convidar con la paz a Indíbil y Mandonio, enviándoles para esto embajadores, y prometiéndoles por ellos perdón de lo pasado, si dejadas las armas, se volviesen cada uno a sus casas. Mas presto se entendió que no aprovecha nada buen comedimiento con una grande obstinación; porque una banda de gente de a caballo de los ilergetes salió a dar sobre los caballos y otras bestias que sacaban los romanos al pasto, y siendo estos socorridos de gente también de a caballo, que Léntulo y Acidino enviaron, se acabó aquel día la pelea, sin que hubiese de una parte ni de otra cosa que se pudiese contar por mejoría. Otro día de mañana, cuando el sol salía ya, los nuestros estaban armados en el campo cerca del real de los romanos, y tenían su batalla ordenada, con estar los ausetanos en la frente de en medio, y en el cuerno derecho los ilergetes con Indíbil, y en el izquierdo los otros pueblos no tan principales, y entre los cuernos y su frente habían dejado vacía tanta distancia, que por ambos lados pudiese entrar la gente de a caballo a pelear cuando quisiese. Los romanos ordenaron de la misma manera su gente, no juntando ellos tampoco sus cuernos con la frente, como siempre solían, sino dejando también espacio en medio, por donde sus caballos pudiesen arremeter, como veían que los enemigos lo habían hecho; mas considerando cuerdamente Léntulo que, estando ordenadas así las batallas, tenía notoria ventaja la gente de a caballo que se anticipase en acometer, dio el cargo a Sergio Cornelio, tribuno, que luego como se comenzase la batalla arremetiese con toda furia con la gente de a caballo, y no parase hasta haberse metido por los dos espacios vacíos, que a los dos lados de los de los enemigos parecían. Dado este aviso, comenzó Léntulo la batalla peleando contra Indíbil y sus ilergetes, que lo recibieron ferozmente; pues del primer arremetimiento desbarataron una legión entera, y la hicieron huir muy desapoderada. Proveyó Léntulo a este daño con presteza, haciendo en un punto pasar allí otra legión que había dejado sobresaliente para socorro; y quedando ya allí la pelea por igual, pasóse luego al cuerno derecho, y halló a Acidino peleando valientemente entre los primeros, y socorriendo con mucho cuidado donde veía que era necesario; y para más animarle a él y a los suyos, que se pudieran haber turbado con la rota de la legión, les avisa como lo de su parte está ya seguro, y que presto se verían envueltos los enemigos de un gran torbellino de la gente de a caballo con que Sergio Cornelio descargaba luego sobre ellos. No lo había bien acabado de decir, cuando ya apareció Sergio metiendo los caballos por los lados de los nuestros, desbaratándoles con ellos sus escuadrones por los costados, y cerrando el camino a nuestra gente de a caballo, y atajándoles porque no pudiesen pasar a pelear con las legiones romanas. Con esto fue forzada la caballería española de dejar los caballos y pelear a pie, para socorrer a los suyos, que veía ya en peligro de ser desbaratados. Léntulo y Acidino, que vieron el buen suceso y el temor y turbación en que ya estaban los enemigos, a punto de desordenarse, corren a unas partes y otras amonestando y rogando a los suyos que aprieten con mayor ímpetu a los enemigos, pues los ven turbados y atónitos, y que no den lugar para que los escuadrones desbaratados se vuelvan a rehacer y ponerse en ordenanza. Valió toda esta amonestación de los dos generales con los romanos, que estos ilergetes no pudieron sufrir esta vez la furia de su acometimiento, si no fuera por Indíbil su señor, que estaba a pie con los de a caballo, que se habían apeado, y poniéndose en la delantera y peleando animosisímamente, sufrió el ímpetu de los romanos y los detuvo que no rompiesen los suyos, como pensaban. Aquí duró un rato lo bravo de la batalla; porque habiendo sido herido mortalmente Indíbil, los suyos, para defenderle, peleaban con una rabiosa porfía, y él, afirmado sobre una pica, aunque le iba faltando ya el aliento y con él la vida, no cesaba de amonestarlos y animarlos para que peleasen; mas al fin, fueron muertos por allí todos los que le defendían, aunque con lealtad verdaderamente española. No faltaban muchos, que viendo muerto uno, se pusiesen luego en su lugar y en el mismo peligro, para defender a su señor y capitán; mas muertos él y ellos, los que quedaban comenzaron a desbandarse del todo. Murieron muchos españoles, en defensa de Indíbil, primero, y después en el alcance. Como no habían tenido lugar de tomar sus caballos, que dejaron, los romanos de a caballo les iban a las espaldas, y los de a pie no cesaban de matar peleando, hasta que entraron en los reales de los nuestros, envueltos con ellos, y se apoderaron de todo lo que había dentro. Los muertos fueron trece mil, y fueron tomados cautivos ochocientos, y de los romanos y sus aliados murieron pocos más de doscientos, y estos al principio de desbaratarse la legión.
Entre los españoles que escaparon de esta batalla, se salvó también Mandonio; y habiendo juntado a los principales para lo que habían de hacer, se le quejaron todos en la junta, lamentando sus desventuras, y echando la culpa de ellas a él y a su hermano, que les habían metido en esta guerra. Con esto fueron todos de parecer que se enviasen embajadores a los generales romanos, con quienes tratasen de la entrega de las armas, y se les rindiesen y pidiesen la paz, para conservarla mejor que hasta allí. Estos embajadores propusieron este mensaje a Léntulo y Acidino, disculpándose con Indíbil muerto y Mandonio ausente, y los otros hombres principales que los habían alterado y casi hecho fuerza para que se levantasen, y así habían permitido los dioses que casi todos ellos muriesen en las batallas, y llevasen el justo castigo que por todos merecían. Léntulo y Acidino respondieron que los recibirían y les darían el perdón y la paz que demandaban, si entregasen vivos a Mandonio y a los demás que habían sido cabezas de este movimiento; que si esto no quisiesen, luego tendrían los ausetanos el ejército romano dentro de su tierra, y, destruida aquella, pasarían a las de los otros rebeldes.
Con esta respuesta tan áspera que dieron los embajadores en el consejo de los ilergetes, fueron luego presos Mandonio y los otros principales que en esto eran culpados;
y entregándolos a Léntulo y Acidino, dice Beuter que los mandaron llevar a Tarragona, y públicamente los sentenciaron como si fueran hombres de baja suerte, y dejaron sosegados a los ilergetes, y en buena paz a los catalanes y a los que con ellos se rebelaron, castigándolos solamente con mandarles que pagasen aquel año el sueldo doblado, y diesen provisión de trigo por seis meses, ropas dobladas para la gente de guerra de los romanos, con rehenes que dieron treinta pueblos, para cumplir todo esto y mantener la paz.
Esta guerra, según afirma el doctor Gerónimo Pujades, fue la primera que los españoles solos, con sus propios capitanes y sin ayuda de forasteros, hicieron con los romanos; porque las otras fueron para defender el bando o amistad de los cartagineses, que ya en esta ocasión eran fuera de toda España, y la que emprendieron ahora Mandonio e Indíbil fue con intención de quedarse con el dominio y señorío de toda ella.
Afirma el doctor Pedro Antón Beuter, por haberlo oído a decir, que aquel arco que está en medio del camino que va de Tarragona a Barcelona (Bará) es el lugar donde fueron degollados Mandonio y los otros que fueron entregados con él a los romanos, y que entre ellos había un capitán romano llamado Barro, que se había pasado a los capitanes ilergetes, y por esto le enterraron vivo en aquel lugar, que era cerca donde él solía vivir antes. Esto pudo ser así, por decirlo aquel autor tan grave; pero lo cierto es que aquel arco se hizo en memoria de Lucio Licinio Sura, que vivía en tiempo de Trajano, como se ve en él, y lo he leído hartas veces y dice: EX TESTAMENTO L. LICINII LUCII FILII SERG. SURAE CONSECRATUM. El doctor Gerónimo Pujades declara lo que hay en esto, y cómo se ha de entender lo que dicen Beuter y Tomic y otros acerca de la materia, donde remito el curioso lector.
Este fue el fin que tuvieron estos dos valerosos capitanes, a quienes mató, no sé si su ambición, o el deseo de ver en libertad a su patria, y expelidos de ella a los que la tenían como tiranizada. Con la muerte de ellos acabó por entonces la guerra, y de muchos años no se habló de ella; porque con tales pérdidas quedaron como atónitos los españoles y pasmados, y los romanos muy contentos; pues no quedaba nadie que por entonces hablase de tomar armas contra ellos, y vieron vengadas las muertes de los dos Scipiones.
No han faltado algunos que han querido afirmar que la familia de los Mendozas, tan noble y conocida en España, descendía de este príncipe Mandonio; pero como es cosa que no se puede decir con certidumbre, lo dejo; porque en tantos siglos que han pasado de en medio de aquellos tiempos a los nuestros, y con tantas mudanzas de señores bárbaros que ha padecido la España, no se puede afirmar ser estos Mendozas de hoy descendientes de nuestro Mandonio; y más siendo cierto que este y otros ilustres linajes tomaron los nombres de lugares y pueblos de que eran señores o habían conquistado.

domingo, 12 de julio de 2020

CAPÍTULO XXXIV.


CAPÍTULO XXXIV.

Entran los godos en España, y de los reyes que hubo de aquella nación hasta Amalarico, y de san Justo obispo de Urgel.

Habían entrado los godos en las tierras del imperio con gran poder; y sin hallar la resistencia que era menester para impedir su entrada, llegaron a Italia y después de varios sucesos, tomaron la ciudad de Roma y la saquearon, salvo los lugares sagrados. Procuró el emperador Honorio, como mejor pudo, sacarlos de Italia y darles en qué entender con los vándalos, alanos y suevos, y otros que ya eran señores de ella. Aceptáronlo los godos, por persuasión de Gala Placidia, hermana del emperador Honorio y mujer de Ataulfo, rey godo, que fue señora de gran virtud y cristiandad. Esta lo supo tan bien disponer todo, que dejando Italia se vinieron los godos a Francia, y de aquí entraron en España, y Ataúlfo, (Adolfo, Adolf) rey de ellos, escogió por cabeza y silla del nuevo reino que entendía fundar la ciudad de Barcelona. Esta es la entrada de los godos en España, acerca de la cual dicen los autores muchas cosas; pero como el intento de esta obra es dar razón de los señores y sucesos de los pueblos ilergetes, dejando lo mucho que hay que decir, apuntaré solo lo que hace a nuestro propósito, siguiendo en todo lo posible al autor de Flavio Lucio Dextro y a Marco Máximo, obispo de Zaragoza, en sus fragmentos históricos, nuevamente descubiertos, por haber sido testigos de vista de lo que pasó en estos tiempos, y haber tenido plena noticia de todo. Gozó Ataúlfo del reino solos tres años, y murió el de 416, a 21 de agosto. Está sepultado en la parte más alta de la ciudad de Barcelona, pero ignórase el lugar.
Por muerte de Ataúlfo, hicieron su rey los godos a Sigerico, que había trabajado y consentido en su muerte; pero Dios, que es justo, no quiso que quien tan mal lo había hecho con su rey y señor durara mucho en el reino, y aunque, por vivir con sosiego, había hecho paz con los romanos, aborrecido por esto de los suyos, le mataron a puñaladas, habiendo tenido el reino poco más o menos de un año.
Dice Próspero en su crónica, que de Ataúlfo había quedado un hijo llamado Walia. Era hombre guerrero y diestro en las armas, y sucedió en el reino, y tuvo al principio algunas guerras, y cansado de ellas, él y los suyos hicieron paz con los romanos, y uno de los capítulos de ella fue que dejasen volver a Gala Placidia, viuda de Ataúlfo, al emperador Honorio, su hermano, la cual hasta estos tiempos había quedado en España, y no se le había permitido salir de ella, aunque lo deseaba mucho y su hermano deseaba tenerla cabe si, por ser mujer muy sabia y de gran consideración. Este rey, unido con los romanos, hizo guerra a los vándalos y sacó de España a Gunderico, rey de ellos, y habiéndoles sojuzgado a todos, pasó a Toledo, y murió de una larga enfermedad en el año 433 de Cristo señor nuestro, según se infiere de Marco Máximo, obispo de Zaragoza, en sus fragmentos.
Teoderico o Teodoredo fue rey de los godos por muerte de Walia: este quebrantó la paz con los romanos y tuvo guerras con ellos, que a la postre pararon en concordia; y después de haber reinado treinta y tres años, murió el del Señor 468, en una batalla que él y Aecio, general de los romanos, tuvieron con el fiero Atila, rey de los hunos, en que quedó vencido aquel fiero y bárbaro rey, que blasonaba no ser hombre, mas que azote de Dios. En vida de este rey, y a los veinte y dos años de su reinado, que era el de 440 de Cristo señor nuestro, acabó nuestro ilustre y pío caballero barcelonés Flavio Lucio Dextro, hijo de san Pacián, obispo de Barcelona, que fue prefecto pretorio del Oriente y gobernador de Toledo, sus fragmentos históricos que, para mayor gloria de Dios y honra de tantos santos de que da noticia, han parecido en nuestros días, con aplauso y gusto de todos los varones doctos y píos, con una aprobación tan universal, que hasta los más críticos sienten bien de ellos (1), por el gran beneficio que todo el mundo, y más nuestra España, ha recibido con la invencion de tal libro, sobre el cual han ya escrito doctísimos varones, unos comentando aquellos, y otros defendiéndoles, y todos aprobándoles. Murió Dextro el año 444, a 22 de junio, siendo ya decrépito y de edad de 76 años, según escribe Marco Máximo, obispo de Zaragoza, que continúa aquellos, y a Dextro le llama varón docto, pío y prudente.

(1) Hállase al margen, de igual letra y tinta que el resto del manuscrito, una nota en catalan que dice así: Nota que en lo que toca à Dextro se ha de mirar, perque homens doctissims ho tenen per obra de algun modern: conéixse, perque vá molt desmemoriat. Esto prueba, como dijimos en el preliminar de la obra, que el autor no le dio la última mano, y que no es de extrañar, por consiguiente, que se hallen algunas incorreciones o notas de esta clase, que revelan acaso nueva adquisición de noticias acerca de un mismo punto, para rectificarlo más adelante.

Después de Teodoredo hacen los autores modernos mencion de Turismundo, y le ponen en el catálogo de los reyes godos; y dicen haber sido cruel y vicioso, y tal, que los suyos no le pudieron sufrir y le mataron con una sangría; y antes de morir, con un cuchillo que halló a mano, mató dos o tres de los que entendían en la sangría, porque conoció la maldada de ellos. Su reino, dicen que con tres años quedó acabado; pero Marco Máximo, obispo de Zaragoza sin hacer memoria de este rey, ni de Teodorico, pasa a tratar de Eurico, cuyo reino tuvo principio el año de 468. Este ganó en Francia a Marsella y otros lugares, y afligió mucho todo aquel reino, y acabó de sacar los romanos de España, después de haber 700 años que la poseían, con los sucesos que hemos dicho. Este dio leyes escritas a los godos, y con ellas de allí adelante se gobernó España; y murió el año de 482 en Arles (Arlés, Arle en Provenzal) de Francia, que había ganado.
Alarico, hijo del precedente, fue levantado por rey de los godos; tuvo guerras con los franceses, y un capitán llamado Pedro, se le levantó en Cataluña con la ciudad de Tortosa y muy gran partida de tierra, y el rey envió su ejército que le venció, prendió y quitó la cabeza, que después enviaron al rey, que estaba en Zaragoza. Murió en una batalla que tuvo con la gente de Clodoveo rey de Francia, en el año 505, después de haber reinado veinte y tres años; y dice Marco Máximo, que el mismo Clodoveo le traspasó de una lanzada.
Gesalaico sucedió después de Alarico, su padre, y fue bastardo; y aunque quedó Amalarico legítimo, por ser de edad de cinco años, escogieron al hermano mayor, estimando más ser gobernados por un hombre bastardo, que de un niño legítimo. Fue hombre vil y de bajos pensamientos, y en su tiempo, ni hizo cosa buena, ni de consideración, y el primer año desamparó el reino, y pobre y fugitivo se retiró a Francia, donde vivió hasta el año 510 de Cristo señor nuestro.
Teodorico, rey de Italia, era abuelo de Amalarico y se encargó del gobierno de España, durante la menor edad del nieto; y aunque su residencia continua era en Italia, pero cuando era necesario venía a España, ordenando le que convenía para el buen gobierno de ella, por lo que comunmente es contado por rey de España, hasta el año 526 o cerca de él, que, siendo mayor de edad el nieto le dejó el gobierno y él se volvió a Italia, dejándole casado con Clotilde, hermana de Clodoveo, rey de Francia, señora de excelentes e incomparables virtudes, y por eso muy perseguida de Amalarico, su marido, el cual era arriano y ella muy católica, y por esto quieren algunos contar desde el dicho
año 526 el reinado de Amalarico. Murió este rey el año del Señor 531, en una batalla que tuvo con los franceses, en que ellos quedaron vencedores, recibiendo de esta manera el justo pago de los malos tratamientos que hizo a la reina su mujer y demás católicos.
En vida de este rey y por estos tiempos floreció el glorioso san Justo, obispo de Urgel. Fue este santo natural del reino de Valencia, y hermano de tres santos, que todos fueron obispos e hijos de un mismo padre y madre. El mayor de los cuatro se llamó Nebridio y fue obispo de Egara, pueblo de Cataluña, no lejos de la villa de Terrasa: este hallamos firmado en el concilio primero Tarraconense, celebrado el año de 516, y en el Gerundense, celebrado el año de 517, y en el segundo Toledano, año 527; y después
fue obispo de Barcelona, y en su tiempo celebró el primer concilio de los de aquella ciudad, y él se firmó después del metropolitano. Fe este concilio el año 540. El otro hermano se llamó Justiniano, y fue obispo de Valencia; y el otro se llamó Elpidio, y no se sabe de qué Iglesia fuese prelado. San Justo, siendo de pequeña edad, fue puesto en los estudios, y salió tan aprovechado de ellos, que por sucesión de tiempo fue ordenado sacerdote y después obispo de Urgel, y fue el primero. Hallóse en algunos concilios de su tiempo, como fue el Toledano segundo, el cual, según parece del proemio del mismo concilio se celebró a 16 de las calendas de junio, era 565, en el año quinto del rey Amalarico; es a 17 de mayo del año del Señor 527: y a este concilio llegaron él y su hermano Nebridio, de Egara, en ocasión que ya estaba acabado y hechos los cánones; pero por ser tan grande la autoridad y doctrina de estos santos hermanos, aunque no eran sufragáneos de Toledo, les rogaron que firmasen lo hecho, y así, después de todos los obispos, firmó san Justo de esta manera: Justus, in Christi nomine Ecclesiae Catholicae Urgellitanae episcopus, hanc constitutionem consacerdotum meorum in Toletana, urbe habitam, cum post aliquantum tempus advenissem, salva auctoritate *priscorum canonum, probavi et subscripsi: y antes de san Justo había ya firmado su hermano Nebridio, por ser mayor de edad y haber más tiempo que era obispo. Firmóse también en el concilio Ilerdense, celebrado en el año 546, del cual diré después.
Escribió este santo algunas obras, y en particular un comentario, en sentido alegórico, sobre los Cantares de Salomón, que, aunque es muy breve y ocupa pocas hojas, tiene mucha claridad y por eso es muy alabado, por ser cuasi imposible una obra buena ser clara. Dura esta obra aún el día de hoy y está én la Biblioteca Veterum Patrum, en la cual, a más de la claridad en declarar el testo, se conoce en el autor una dulce agudeza en penetrar y descubrir los misterios que el Espíritu santo nos quiso enseñar en aquellos cánticos de aquel sapientísimo rey.
Gobernó su Iglesia poco más de veinte años, y murió después del año 546, y no en el año 540, como dice Diago; y esto lleva camino, porque le hallamos en el concilio Toledano segundo, celebrado el año 520, y en el de Lérida, celebrado el año 546, y es fuerza que fuese obispo veinte años, poco más o menos, porque tantos corren del un concilio al otro. Celébrase su fiesta a los 28 de mayo, y se ignora el lugar donde está sepultado. Hacen memoria de este santo el Martirologio romano y Baronio sobre él, san Isidoro, en el libro 6 de Varones Ilustres, capítulo 21, Marieta en sus vidas de santos de España, Ambrosio de Morales en su Historia de España, Gaspar Escolano en la de Valencia, el doctor Padilla en la Eclesiástica, fray Vicente Domenech en su Flos sanctorum de Cataluña, y otras muchos.

jueves, 29 de julio de 2021

V, LA COVA DE BETLEM.

V

LA
COVA DE BETLEM.



Ja
sabets quel bon Jhesús
En la nit que El naxía
Feya als
ángels lá sus
Cridar pau e cortesía:
Al mon venir no
volía
Mentre hi hac divisió;
Amor e dilectió
Al
bon Senyor li plasía.



(Fra
Entelm Turmeda.)



Veniu,
pastors qui guardau les vigilies de la nit; vosaltres, qui pasturau
les manses ovelletes en los contorns de la filla de Salem; vosaltres,
qu´heu sentida la veu de los arcángels, quant la claror
esbalahidora per plans y per montanyes resplendía; vosaltres, qu´heu
ascoltat, esferehits y en éxtassis, lo cántich celestial que
proclamava: “Gloria á Deu en les Altures, y pau en la terra á los
hòmens de bona voluntat.”







V
LA
CUEVA DE BELEN.



Sabéis
que Jesucristo en la noche de su nacimiento,
hacía que los
ángeles anunciasen por el cielo paz y buena voluntad. No quiso
venir al mundo miéntras hubo discordia; amor, amor puro, fué la
complacencia del buen Dios.
(Fray Anselmo Turmeda.)







Venid,
pastores que guardáis las vigilias de la noche; vosotros, que
apacentáis las mansas ovejuelas por los alrededores de la hija de
Sion; vosotros, que oísteis la voz de los arcángeles, cuando la
imponente claridad resplandecía por llanos y montañas; vosotros,
que escuchasteis, en el éxtasis del temor, el cántico celestial que
proclamaba: “Gloria á Dios en las alturas, y paz en la tierra á
los hombres de buena voluntad.”




Veniu,
pastors, animetes lleals y compasives.
___

Es nat un
Salvador. Anem, cerquemlo, y presentemli la llana més hermosa dels
anyells, la llet més blanca de la tendra ovella, lo més triat
cistell de dolços fruyts. L´amor religiosa, que fa son niu de roses
vermellenques dintre del vostre cor, vos donará les místigues
ofrenes que fidelment y humil li posaréu. Lo suau flaviolet de
llavorada canya, de l´horta y los gorets pura delicia, y el
tamborino, de la festa la pau y la bonança, li tocaréu ballant per
alegrarlo.



___

Veniu, pastors, cors sense fel, senzills com la coloma.
__



Ja
veym la santa cova. La rústiga porxada les bisties del camp
encobría; mes ara dona cobro á un ninet de cabells rossos com un
fil d´or, de cara resplendent com un ivori, en braços de una noble
Joveneta, més pura que de la neu la no tocada flovia, més bella que
la vermellor del nigulet de
l´auba.


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Veniu,
pastors; veniu atxerovides pastorelles, de la virtut y de la gracia
sempre corals amigues.







Venid,
pastores, almas leales y compasivas.



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Os
ha nacido un Salvador. Vamos, busquémoslo, y presentémosle la más
hermosa lana de los borreguillos, la leche más blanca de la jóven
oveja, la más escogida cesta de dulce fruta. El amor de Dios, que de
bermejizas rosas construye nido en nuestro corazon, os proporcionará
las místicas ofrendas que con fiel humildad le llevaréis. El
torloroto de labrada caña, alegría de los prados, y el tamboril,
que es paz y regocijo de las fiestas, tocaréis bailando para
alegrarle.



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Venid,
pastores, corazones sin hiel, sencillos como la paloma.



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Ya
vemos la santa Cueva. El rústico cobertizo resguardaba de la
intemperie bestias del campo; mas hora cobija á un niñito de
cabellos rubios como hilos de oro, de cara reluciente como el marfil,
en brazos de noble Vírgen, más pura que el ampo de no tocada nieve,
más bella que las encendidas nubes de la aurora.



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Venid,
pastores; venid, lindas zagalas, siempre de la gracia y de la virtud
íntimas compañeras.







No
veig, no veig la vella menjadora; no veig, no veig les ruines
esfondrades; no sent los alens del bou y de la mula... La Mare verge
té ´l fillet demunt; lo besa milions de vegades, y´l bolca ab
amorosa reverencia. Joseph li porta los blanquíssims draps, y les
netes y enmidonades faxes; una llágrima cau de ses pipelles. Y la
gloria divinal de lo etern Pare, y la flama viva de lo etern Esperit,
de llum y majestat omplen lo primer alberch de l´eterna Sabiduría
incarnada.



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Veniu,
pastors de Israel y de Judá, agenollats posauvos devant el senyor
Deu.



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Angels,
arcángels, tronos, dominacions, poders, principats, virtuts,
querubins y serafins, benhaurades criatures de l´altíssima gloria,
cantáu ab vostres harpes melodioses; derramáu les notes de les
vostres cítares profétiques per los espays ahont rodan les
estrelles, per les amples cordilleres de la terra, per los serrals y
collades, per les viles y ciutats, per les mars y los rius, per
hontsevulla los fills de Deu aman y esperan.



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Veniu,
pastors.
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No
quiero ver el viejo pesebre; no quiero ver las derribadas ruinas; no
oigo la respiracion del buey y de la mula... La Madre vírgen tiene á
su hijito en el regazo; lo besa millares de veces; y le empaña con
amorosa reverencia. José le da los blanquísimos pañales, las
limpias y almidonadas fajas; una lágrima rueda por sus mejillas. Y
la divina gloria del eterno Padre, y la viva llama del eterno
Espíritu, llenan de luz y majestad el primer albergue de la eterna
Sabiduría encarnada.



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Venid,
pastores de Israel y de Judá, arrodillaos ante el Señor Dios.



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Angeles,
arcángeles, tronos, dominaciones, poderes, principados, virtudes,
querubines y serafines, bienaventuradas criaturas de la altísima
Gloria, cantad, cantad con vuestras melodiosas arpas; derramad las
notas de vuestras proféticas cítaras por los espacios donde giran
las estrellas, por las anchas cordilleras del globo, por colinas y
gargantas, por pueblos y ciudades, por mares y ríos; por do quiera
los hijos de Dios esperan y aman.



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Venid,
pastores.



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La
mare verge posa el minyonet en la vella menjadora, de palla menuda y
encalentida plena. ¡Ah! lo minyó té fret, perque gela esta
ivernada; tremola de fredor, ´par que suspira. ¡Ah!, l´anyellet
del Senyor, ninet del Cel, que naxes en la terra, fill de puríssimes
entranyes, tu l´humanal llinatje vens á rembre. Plora y suspira;
també plora y suspira la malaltissa Humanitat. ¡Ah! ¡Redemptor!
Permetnos que besem d´aquexa cova la beneyta pedruscada, ó les
floretes silvestres: voldríam ara al manco un brotet de romaní; al
manco un ramerol de les sibines y barba d´olivera, pera ferne tot
l´any piadosa cortesía. 

Amar, volem amarnos, y amarte pera sempre.

¡Ah! ¡Salvador! ¡Emmanuel! ¡Deu ab nosaltres.







Decembre
de 1876.







La
Madre Vírgen pone al parvulillo en el viejo pesebre, de menuda y
caliente paja lleno. ¡Ah! el parvulillo tiene frío, porque este
invierno hiela; está tiritando, paréceme que suspira. Niño del
cielo que naces en la tierra; Hijo de purísimas entrañas; Tú
vienes á redimir el humano linaje. Llora y suspira; tambien suspira
y llora la enfermiza humanidad.
¡Ah! ¡Redentor! Permítenos que
besemos el cascajo de esa cueva, ó las florecillas silvestres: á lo
ménos desearíamos de ella una mata de romero, un ramito de las
sabinas ó de afelpado musgo, para guardarlo piadosamente todo el
año. Sí, queremos amarnos, y amarte para siempre. ¡Ah! ¡Salvador!
¡Emanuel! ¡Dios con nosotros!

lunes, 13 de julio de 2020

CAPÍTULO XLIX.


CAPÍTULO XLIX.

Que contiene la vida de Armengol de Barbastro, sexto conde de Urgel.

Cuando murió el conde Armengol, que llamaron el Peregrino, quedó su hijo de edad de cinco años, y en poder de doña Constanza su madre, que fue una de las más varoniles mujeres de estos tiempos, y vivía con su hijo retirada en lo más fuerte y seguro del condado de Urgel, para poder con mayor seguridad criarle. Era entonces muy pequeño este condado, que casi todo consistía en los montes, y al llano poco se extendía, porque estaba aún en poder de los moros, que ya en estos tiempos estaban muy amedrentados y sin ánimo para intentar al descubierto cosa de consideración, como antes, porque el conde Ramón Berenguer había ya cobrado todo lo que a su padre habían quitado, y los tenía muy sojuzgados, tanto, que doce reyes moros le eran tributarios y cada uno le pagaba parias, en reconocimiento del supremo señorío que tenía sobre ellos, y por esto adquirió título de muro y defensa del pueblo cristiano y de sojuzgador de España; y Arnaldo Miron de Tost, que fue el primer vizconde de Ager, los había sacado del vizcondado y orillas de las dos Nogueras, Pallaresa y Ribagorzana, y les hacía continuamente guerra.
En el año 1040, que era el décimo de Enrique, rey de Francia, a 10 de las calendas de noviembre, asistieron doña Constanza y Armengol, su hijo, y Guifre, arzobispo de Narbona, que fue hijo del conde Jofre de Cerdaña; y los obispos Embaldo, de Urgel; Guifredo, de Barcelona; Arnulfo, de Roda; Berenguer, de Elna, a la dirección de la dedicación de la iglesia de la Seo de Urgel, y todos ofrecieron dones, según la posibilidad y devoción de cada uno.
Ramón Vifredo conde de Cerdaña hijo de Vifredo y nieto de Oliva Cabreta, a quien privaron del condado de Barcelona eligiendo a Borrell, conde de Urgel, no quedaba satisfecho de ello y le quedaban pensamientos de cobrarle, porque la incapacidad del abuelo no había de dañar al nieto ni menos a su padre, y tuvo recurso a las armas. Ramón Berenguer llamó a los barones de Cataluña, para que en tal caso le valieran y se apartaran del de Cerdaña. El conde de Urgel tenía muchos vasallos que confinaban con el de Cerdaña, el cual así por vecindad, como por el parentesco, confiaba mucho de él.
El de Barcelona ganó la mano al de Cerdaña y se confederó con el de Urgel, y le dio fé y palabra de ayudarle todo lo posible contra don Ramón, y de no hacer paz con él ni con Adelesa, su mujer, ni con Guillen Ramón y Enrique, sus hijos, hasta que el de Barcelona lo consintiese, so pena de doscientas onzas de oro; y para seguridad de su promesa le dio por rehenes seis caballeros de su condado, que eran Ricardo Altemir, Arnaldo Miron Izarno, Raimundo de *Labevez, Hugo Guillen, Dalmau Izarno y Bernat Izarno, su hermano; y para mejor asegurar esto, el conde de Urgel y Adaleta, su mujer, se concertaron con los hermanos del conde de Cerdaña, que eran Guillermo, obispo de Urgel, Bernardo, conde de Bergadá, y otro Guillermo. Estos, aunque hermanos del de Cerdaña, prometieron al de Urgel hacer guerra a su hermano, y no hacer paz con él ni
con los suyos, sin su consentimiento y voluntad y de la condesa Adeleta, su mujer, so pena de pagar cada uno de los tres cien onzas de oro; y el conde de Urgel se obligó a lo propio, so pena de otras trescientas onzas de oro. Muy poca cosa debía ser la justicia del conde de Cerdaña, pues hasta sus hermanos le eran contrarios, y por esto y no arrostrar ninguno su pretensión y ver al de Barcelona poderoso y determinado, se vinieron a reconciliar los dos, y el de Urgel y sus rehenes quedaron fuera de obligación.
Movióse cerca de estos tiempos otra guerra contra Alcajib, moro y capitán de Almugdabar, rey moro de Zaragoza, el cual muy a menudo hacía entradas y daños en las tierras del conde de Urgel que estaban en el condado de Ribagorza. Ramón Berenguer, conde de Barcelona, tenía también en aquel condado algunos pueblos, y los dos, antes que el moro se hiciese más poderoso, hicieron liga entre sí, y con intervención de Guilaberto, obispo de Barcelona; Guillermo, de Urgel; otro Guillermo, de Vique; Arnaldo Miron de Tost, vizconde de Ager; Amat Elrico, Bernat Amat, Ricardo Altemir, Brocardo Guillen, Giberto Miron y Pedro Miron, concordaron que el de Urgel valiese en todo lo que le fuese posible, sin engaño alguno, al de Barcelona y a Almodis, su mujer, así solos como juntos, contra el dicho capitán Alcajib, y que en el ejército se formase contra de él hubiese el de Urgel de contribuir con la tercera parte, así de la gente como del gasto se ofreciese, excepto donum de habere donum de ingeniatores et dispensa de sagitas, porque el gasto de estas tres cosas quiere que sea a cuenta del conde de Barcelona, y que lo que se ganase fuese la tercera parte para el conde de Urgel, y las otras dos para el de Barcelona; y en caso que haciendo paces hubiese el moro de contribuir alguna cosa, fuese lo mismo. Cuando se hicieron estas convenciones, poseía mucha parte de aquel condado de Ribagorza el rey don Ramiro de Aragón, que fue abuelo del otro don Ramiro, el Monje; y lo demás tenían los condes de Urgel, Barcelona y los moros. Había allá dos lugares llamados Pilzan y Puigroig, que poco había les habían ganado, y por excusar los daños que los vecinos recibían de los moros, concordaron que en la colina o peña que se levanta delante de Puigroig (podium: pueyo, puig, puch) que era lugar acomodado, se edificase un fuerte a costa de los dos condes, y mudasen allí los vecinos de los dichos dos lugares, y que este castillo fuese la mitad del conde de Barcelona y de Almodis, y la otra del de Urgel; y no edificándose el tal castillo, quedase el de Urgel señor de Pilzan y de la tercera parte de Puigroig: y a lo que se entiende no se edificó este fuerte. Pilzan por entero, y Puigroig por la tercera parte, quedaron al conde de Urgel, y lo demás al de Barcelona. Esto pasó a 5 de setiembre del año veinte y ocho del rey Enrique, que es de Cristo señor nuestro 1058.
Al conde no agradó el concierto, pareciéndole era poco ir en compañía del conde de Barcelona con la tercera parte de las fuerzas, por lo cual hizo resolución de congregar un buen ejército e ir por sí solo contra los infieles. Comunicáronlo los dos, y a 25 de julio de 1063 se concertó entre los dos, que el de Urgel estuviese obligado a valer al de Barcelona con lo que tocaba a sus estados y los castillos de Cardona, Tamarit, Tárrega, Cervera, Cubells, Camarasa y Estopañá, y a las dos partes tenía en Cañellas y otras dos en Puigroig, et ad castra et castella et terras quas habet praedictus Raymundus, comes, in comitatu Ribagorza et habere debet, et ad ipsas parias de Hispania, quas jam dictus Raymundus, comes, inde habet et habere debet et quae sunt convengude ad eum; y a las fortalezas y castillos y tierras que tiene y debe tener el de Barcelona en Ribagorza y a las parias que tiene en España: que los vasallos del de Urgel, por orden y mandato suyo, estuviesen obligados a seguir al de Barcelona, así contra moros, como contra cristianos, siempre que él quisiese: que de todo lo que él de allí adelante ganase, así a Alcajib, como a Almugdabar, hubiese de darle la tercera parte, exceptuando solamente el castillo de Drodo y las parias con que le hubiesen de servir estos moros, en caso que llegase a rendirles y a hacer paz con ellos. Dióse entonces asiento sobre lo que se había de guardar en la partición de los castillos que aconteciesen ganarse, en caso que los dos no pudieran concertarse, y por seguridad de esto dio el de Urgel en rehenes cinco caballeros principales de su tierra, llamados Dalmacio Izarno, Guitardo Guillen de Mediano, Brocardo Guillen, Pedro Miron y Ramón Miron, su hermano, cada cual de ellos por diez mil sueldos que, juntos, eran cincuenta mil sueldos. Al punto se aprestó para la guerra, e hízola con tanta furia a los moros, que se le hicieron tributarios los reyes de Balaguer, Lérida, Monzón, Barbastro y Fraga, y otros que se le obligaron a hacerle parias, con que quedó su casa muy rica y ennoblecida. Usó de aquí adelante el título de marqués, por haber conquistado y tenido victorias de tierras comarcantes y confinantes con los moros, que llamaban marquias, de donde derivó el nombre de marqués; que por estos tiempos tuvo principio en España, y los condes de Barcelona y Urgel, que eran de los más ricos y nobles de ella, fueron los primeros que se intitularon marqueses, imitando el de Urgel al de Barcelona. El uso de este título quedó después muchos años en silencio, hasta que el rey don Enrique segundo de Castilla lo dio a don Alonso, hijo de don Pedro, conde de Ribagorza y nieto del rey don Jaime, el 
segundo, y el autor de la Historia de los Girones le tiene por el primer marqués de España; pero ya antes de él fueron estos dos condes de Urgel y Barcelona, y el infante don Fernando, hijo del rey Alonso de Aragón y de Eleonor, el cual murió antes que fuese el rey don Enrique, el segundo; y este don Fernando lo fue tanto cuanto vivió, y en su sepultura, que está en San Francisco de Lérida, está intitulado marqués de Tortosa, que es el título que por importunación de doña Eleonor, su madre, le dio el rey. Este título antes no era en propiedad, sino que se daba a los presidentes y gobernadores de provincias, y duraba tanto como la presidencia o gobierno, y se mudaba cuando quería el príncipe que daba el tal gobierno, el cual acabado, lo era el título de marqués, y el quitarle estaba en la voluntad del que le concedía, y no era tan estimado como después que se dio en propiedad. 
Reinaba por estos tiempos en Castilla el rey don Sancho, que después de haber tenido con el rey de Aragón crueles guerras, habían hecho la paz. Durante aquella, persuadió el de Castilla a Abderramen, rey moro de Huesca, que negase el tributo que prestaba al de Aragón y se le rebelase: el moro, que le vio ocupado en guerras, siguió el consejo del de Castilla; imitóle el rey moro de Zaragoza, llamado Almugdabar, que también le era tributario. El de Aragón enfadado del atrevimiento de estos dos moros, concertó paces con Castilla, para vengarse de ellos. Era el rey moro de Huesca valiente mozo, y tenía guardadas las espaldas por la parte de Zaragoza, y al de Aragón por esto le convenía más emprender aquella guerra por la parte de Barbastro, porque por aquí tenía socorro más cierto y seguro de Ribagorza, Urgel y Pallars, y tomada Barbastro, le era más fácil la conquista de Huesca y otras que tenía intento de hacer. Valióse del conde de Urgel, al cual siguieron muchos caballeros amigos y deudos suyos, domiciliados en el condado de Urgel y su vecindad. De los más principales y que consigo más gente llevaron fueron don Guillen de Anglesola, Ramón o Amorós de Ribellas, Tomás de Cervera, Berenguer de Spes, Berenguer de Puigvert, Ramón de Peralta, Juan de Pons, Juan de Ortafá, Guillen de Alentorn, que después acompañó a Armengol de Gerp a la conquista de Balaguer, Galceran de Alenyá, Pere de Çacosta, Galceran de Çacosta, que después con el conde de Urgel se halló en la batalla de Úbeda (Navas de Tolosa), y otros muchos, y todos fueron con gran deseo de expeler los moros de aquella tierra y exaltar en ella la santa fé católica. Pusieron cerco a la ciudad de Barbastro y allá tuvieron varios y diversos sucesos que los historiadores callan, y concuerdan todos que, después de varios encuentros con los moros, tomaron la ciudad de Barbastro, sacándola de poder de infieles, habiéndola defendido varonilmente, y que en un asalto en que quiso señalarse más que todos el conde de Urgel, quedó muerto, estando en la flor de su edad, pues no pasaba de los treinta y ocho años. Sucedió su muerte en el año 1065. Sintió esta desgracia más que todos el rey de Aragón, su yerno, por haber perdido uno de los mejores caballeros que había en aquel ejército, como también todos los caballeros y demás gente de Cataluña que con él habían ido. Gobernó su estado veinte y nueve años, aumentándole muchos castillos y lugares, tanto, que hasta entonces ninguno de sus predecesores le tuvo tan aumentado. Por haber muerto en el dicho cerco, le quedó el apellido de Barbastro con que es diferenciado de los demás condes Armengoles que tuvieron aquel condado de Urgel.
Fue su sepultura en el monasterio de Ripoll, en el sepulcro de los condes de Barcelona, sus antecesores.
Tuvo tres mujeres: una de ellas, dice Zurita que fue doña Clemencia, y hubo en ella muchos hijos, y entre ellos, según se entiende por muy evidentes conjeturas, fue la reina Felicia, mujer del rey don Sancho Ramiro, y madre de tres reyes, todos de Aragón, y abuela de doña Petronila, que casó con Ramón Berenguer (IV), conde de Barcelona. Asímismo entiendo que eran suyos los tres hijos del conde, llamados Guillen, Ramón y Berenguer, aunque es tan poca la memoria que hay de ellos, que no se puede con certeza afirmar quién era la madre, ni de qué edad murieron.
La otra mujer fue doña Adaleta, de la cual queda hecha mención en el auto de las convenciones contra del conde de Cerdaña; y en esta, a lo que yo entiendo, tuvo al conde Armengol que llamaron de Gerp.
La última fue doña Sancha, que el padre Diago dice ser hija del rey don Sancho de Aragón, que fue casada con el conde de Tolosa, que a buena razón había de ser Guillermo Tallafer, que murió en el año 1045, lo que impugna muy eruditamente don Juan Briz Martínez, abad de San Juan de la Peña, con aquella destreza que suele tratar todas las cosas. El haber tenido este conde una mujer llamada Sancha nadie lo puede dudar, pero sí quién era su padre. Toda la opinión del padre Diago se funda en dos autos que él alega y deseaba mucho haber visto el abad de san Juan, sacados del archivo real de Barcelona y del libro primero de los Feudos, que es uno de los libros de más autoridad de toda España. Hame parecido ponerlos aquí, porque si el curioso quiere averiguar las opiniones de estos dos autores y tener noticias ciertas y verdaderas de las cosas del condado de Urgel, pueda fundarse en escrituras antiguas, ciertas y verdaderas.
Instrumento primero, sacado del libro primero de los Feudos, fol. 147, en que consta que el conde Armengol de Barbastro estuvo casado con Sancha, la cual dio a Raimundo, conde de Barcelona, y a Almodis, su mujer, el castillo de Pilzan y la tercera parte del castillo de Puigroig, que le pertenecían por donación le había hecho el conde Armengol de Urgel, su marido.

In nomine Domini. Ego Sanctia comitissa donatrix sum vobis domno Raymundo comiti Barchinonensi et domne Almodi comitisse. Per hanc meae donationis scripturam dono vobis ipsum castrum de Pilzano cum turribus et edificiis omnibus et cum ecclesiis et decimis et primitiis et oblationibus et cum terris et vineis cultis et heremis et arboribus universis simul cum silvis atque garriciis et pradis et pasquis et terminis et pertinentiis et omnibus rebus sibi pertinentibus quantum potest dici vel terminari: et extra hoc dono vobis tertiam partem quam habeo in castro de Podio-Royo (Puigroig, puchroch, pueyo royo o rojo) cum omnibus finibus et terminis ejus. Advenerunt mihi haec omnia per donationem viri mei Ermengaudi comitis Urgelensis (Armengol): et sunt predicta castra cum suis terminis et pertinentiis in extremis finibus marchiarum juxta Hispaniam et habent afrontationem ab oriente in termino de Castro Serris, a meridie in termino de Stopiniano et de Gavasa, de occiduo in termino de castro de Calasantio et de Josset, et circio iterum in termino de Benavarri et de Falch. Quantum istae afrontationes includunt et isti termini ambiunt dono vobis ab integro ad vestrum proprium allodium excepto ipso manso de Pasqual cum suis pertinentiis et cum quatuor pariliatis terrae juxta terminum de Stagna quod ego dedi ecclesiae Sancti Petri de Ager pro anima Domini Ermengaudi comitis vir mei. Et de meo jure sic trado hoc totum in vestrum dominium ad quod volueritis faciendum: et qui hoc vobis voluerit dirrumpere nullo modo possit facere sed pro sola presumptione hoc totum vobis in duplo componat et posthec haec scriptura donationis firma permaneat. Quae est facta sexto kalendas augusti anno septimo regni Philippi regis. (Rey Felipe de Francia) Sig+num Sanctiae comitisse quae hanc scripturam donationis scribere jussi et firmavi et firmare firmarique rogavi.
Sig+num Geraldi Alemanni. Sig+num Guilermi Bernardi de Odena. Sig+num Sicarci Salomonis. Sig+num Raimundi Mironis de Acuta. Sig+num Raymundi Raymundi.Sig+num Berengarii fratris ejus. Sig+num Bernardi Raymundi de Camarasa. Sig+num Mironis Izarni. Sig+num Ugonis Arnaldi. Sig+num G. Raymundi de Callaris. Sig+num Raymundi G. de Odena. Sig+num Arnaldi Bernardi de Castelleto. Sig+num Guillermi de Monte Catano. Sig+num Bernardi Raymundi de Sancto Minato. Sig+num Alberti Raymundi. Sig+num Bernardi Izarni. Sig+num Alberti lzarni. Sig+num Bernardi Dalmatii. Sig+num Ugonis Dalmatii. Sig+num Berengarii Regulfi.
Nos omnes hujus rei testes sumus.
Sig+num Ugonis Dalmatii de Bergedan. Sig+num Arnaldi Mironis. Sig+num Geraldus Gibert Mir.
Petrus decanus hujus cedulam largitionis scripsit sub die et anno praefixo.

Instrumento segundo, en que se prueba, por confesión del conde Armengol de Gerp y Luciana, su mujer, que el conde Armengol de Barbastro dio el castillo de Pilzan a la condesa Sancha, hija de Ramiro, rey de Aragón, la cual lo vendió al conde de Barcelona por dos mil mancusos de moneda barcelonesa.

In nomine Domini. Ego Ermengaudus comes Urgelensis et Luciana comitissa uxor ejus donatores et definitores ac evacuatores sumus tibi Raymundo Berengario Barchinonensi comiti. Volumus satis ut sciatur a cunctis tam presentibus quam futuris quia hactenus habuimus magnam querelam de te per directum et per vocem quam et quas proclamabamus in castro de Pilzano et de Podio Rubro (rubro, rubeo, royo, rojo, roig, roch) et de Castro Serris et eorum decimis et pertinentiis: nunc autem approbando recognoscimus quia noluisti nobis hoc placitare per voces et aucthoritates quas inde habebas et per quas totum hoc retinebas et directum inde facere. Manifestum est satis quia pater meus Ermengaudus comes dedit solide et libere castrum de Pilzano et de Podio-rubro Sanctiae comitisse filiae Ranimiri regis et ille vendidit praedicta castra tibi et Arnaldo Mironis vendidit tibi praelibatum castellum de Castro Serris quod ipse tulerat a sarracenis: sed conciliante episcopo Urgelensi Dalmacio Izarni et Brocardo Guillelmi et Raymundo Gondeballi cum ceteris nostris hominibus qui interfuerunt venimus ad firmam pacem et sinceram concordiam in presentiarum scriptam: videlicet quia accepimus de
te duo millia mancussos Barcinonensis monete ideo donamus et jachimus et evacuamus ac definimus tibi omnes voces et omne directum quas et quod qualicumque modo apellabamus et proclamabamus tibi et praedicte Sanctiae et jamdicto Arnaldo in supradictis castris et in eorum terminis et pertinentiis ita ut ab hodierno die et tempore nihil unquam in supradictis rebus omnibus requerimos nec repetamus nec nos nec posteritas nostra nec ullas ex successoribus nostris nec ullus homo vivens pro nobis sed solide et libere absque ulla reservatione et sine fraude et malo ingenio maneant hec omnia in tua potestate ut facias inde quidquid tibi placuerit facere absque ullios hominis inquietudine et contradictione et sicut est super scriptum per …. bonam voluntatem et per sinceram fidem sine ullo enganno confirmamus tibi hoc totum ad tuum propriam allodium ad quod volueris faciendum. Quod si nos qui sumus donatores et evacuatores ac difinitores hoc voluerimus repetere ac disrumpere aut aliquo modo unquam minuere aut mutare nichil inde valeat sed in triplo hoc totum componamus et postea haec scriptura donationis et evacuationis sive difinitionis plenissimum robur semper obtineat et quisquis fecerit similiter hoc totum adimpleat et faciat. Quod est actum decimo kalendas apprilis (pone appilis) XII anno Philippi regis.
Nos qui hoc scribere jussimus et manibus propriis firmavimus et firmari rogavimus.
Sig+num Dalmatii Izarni. Sig+num Brocardi Guillelmi. Sig+num Raymundi Gondebaldi. Sig+num Berengarii Gondebaldi. Sig+num Alberti Izarni. Sig+num Guillelmi Arnaldi. Sig+num Mumis Aguet. Sig+num Bernardi Raymundi de Camarasa. Sig+num Guillelmi fratris ejus. Sig+num Ugonis Dalmatii. Sig+num Bernardi Dalmatii. Sig+num Giberti Guitardi. Sig+num Dalmatii Guitardi.
Nos sumus hujus rei auditores et testes.
Sig+num Pontii levite qui hoc scripsit die et anno quo supra.