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martes, 30 de abril de 2019

LA RECONQUISTA DE EJEA POR LOS SOLDADOS FRANCESES


2.27. LA RECONQUISTA DE EJEA POR LOS SOLDADOS FRANCESES (1095)
(SIGLO XI. EJEA DE LOS CABALLEROS)

En tiempos en los que regía los destinos de Aragón el rey Sancho Ramírez, el ejército cristiano aragonés trató una y otra vez de conquistar por la fuerza de las armas la ciudad de Ejea sin éxito alguno, pues tanto la enorme valía y la bizarría de los soldados musulmanes como la situación privilegiada de la que gozaba el enclave de la murada plaza impedían un asalto definitivo con ciertas garantías.
Afortunadamente, cuando los soldados aragoneses estaban a punto de perder toda esperanza de victoria, llegaron de Gascuña el conde de Bigorra, don Gastón de Espés y otros muchos nobles y caballeros franceses con sus propias huestes perfectamente armadas. Éstos, una vez se hubieron percatado de la situación real —muy difícil por cierto—, aconsejaron humilde y sabiamente al rey que hiciera una promesa a san Geraldo, santo del que eran muy devotos los guerreros franceses. De esta manera, le hablaron pormenorizadamente al rey aragonés del monasterio de Selvamayor, situado en plena Gascuña, donde se guardan los restos de tan venerado santo, bien conocido y aclamado por su demostrado poder milagroso. (Abbaye de La Sauve-Majeure)
Sancho Ramírez, deseoso de tomar Ejea a toda costa para proseguir el avance reconquistador en otros frentes, prometió que, en caso de obtener la fortaleza, entregaría al santo las primicias de pan, vino, olivas, lino y de todas las riquezas de la tierra. Así es que el ejército aragonés, confiado en el poder intercesor de san Geraldo ante Dios y en el apoyo de los franceses, se dispuso para la batalla final lleno de fe en la victoria. La lucha por la hasta entonces inexpugnable Ejea —que sin duda hubo de ser muy intensa— terminó con la muerte de todos los infieles a manos cristianas, con lo que la población cayó y quedó en poder del monarca aragonés.
La calma se hizo en el campamento del gozoso rey Sancho Ramírez, quien, fiel a la palabra que había empeñado ante los muros ejeanos, satisfizo la promesa que le hiciera al santo y para ello mandó construir dentro ya de la ciudad tomada una iglesia, casa y cementerio (lo que se denominó en adelante como «Abadía de Ejea»), donde se recogerían y guardarían desde entonces los frutos de las primicias prometidas.
[Ferrer y Racax, Joseph F., Idea de Exea, págs. 62-66.]

LA RECONQUISTA DE EJEA POR LOS SOLDADOS FRANCESES (1095)  (SIGLO XI. EJEA DE LOS CABALLEROS)




Ejea de los Caballeros (Exeya d'os Caballers en aragonés) es una villa y un municipio español, de la provincia de Zaragoza y la comunidad autónoma de Aragón, situado en la comarca de las Cinco Villas en el partido judicial homónimo. Dista 72 km de la capital provincial, Zaragoza, y 43 km de Tudela (Navarra).


Con una superficie de 609,92 km², es el segundo municipio más extenso de Aragón. Tenía una población de 16 605 habitantes (INE 2018), lo que le convierte en el cuarto más poblado de la provincia.

Actualmente, el municipio de Ejea de los Caballeros comprende las siguientes localidades:3​ Bardenas, El Bayo, Ejea de los Caballeros, Farasdués, Pinsoro, El Sabinar, Rivas, Santa Anastasia y Valareña.

Por su extensión se trata de uno de los municipios españoles más extensos, siendo su superficie de 609,92 km2.

El término municipal incluye los núcleos habitados de Farasdués y Rivas, junto con los pueblos de colonización de Pinsoro, El Bayo, Bardenas, Valareña, Santa Anastasia y El Sabinar. Limita al norte con Sádaba, Biota, Luesia y Asín; al este, con Orés, Luna y Castejón de Valdejasa; al sur, con Tauste; y al oeste, con las Bardenas Reales, en Navarra.

El origen geológico del territorio que hoy ocupa Ejea de los Caballeros se remonta al comienzo de la Era Terciaria, en lo que los especialistas han llamado el «paroxismo alpino».

Justo en la zona donde en la actualidad se sitúa Ejea, se produjo un hundimiento, que se cubrió con posterioridad con materiales miocénicos (margas, arcillas, arenisca y calizas) de una antigüedad en torno a los 22 millones de años. La fineza de esos materiales facilitó la acción de la erosión diferencial, que a lo largo de miles de años configuró este territorio con unas formas dominadas por la planitud del terreno.

Así pues, Ejea se ubicó en el centro de una depresión cubierta después por sedimentos cuaternarios, de hace un millón de años, que tiene relación con el sistema fluvial de terrazas Arbas-Riguel. Como consecuencia de todo ello, el relieve ejeano es predominantemente llano, salteado tan sólo por suaves elevaciones. Ejea se encuentra a 320 msnm, altitud baja si se compara con los 525 msnm de la vecina villa de Luna o con los 745 msnm de la Sierra de Erla y los Montes de Sora.

Ejea tiene un clima de tipo continental, aunque suavizado con ligeros matices del clima mediterráneo. Se caracteriza por sus temperaturas extremas, la escasez e irregularidad de las precipitaciones y la limpieza atmosférica gracias a los vientos. El clima es de los más duros de España, con temperaturas muy bajas en invierno que pueden alcanzar los 18 °C bajo cero y temperaturas superiores a los 40 °C en verano.

La temperatura media anual es de 14 °C. Los meses más fríos son enero y febrero con medias menores de 5 °C, aunque se dan baremos absolutos que descienden por debajo de 0 °C, sobre todo en invierno. La media de temperatura de noviembre a enero es inferior a los 10 °C, pero se producen con frecuencia heladas hasta bien entrado el mes de mayo.

Los meses más calurosos son julio y agosto, aunque ya desde finales de junio se produce un aumento notable de las temperaturas. La media en el verano es de 23 °C, sin descartar los días en que el termómetro alcanza los 40 °C. Esta rigurosidad térmica se suaviza en otoño.

La media de lluvias de Ejea es de 468 mm anuales, siendo mayo el mes más lluvioso seguido de la estación otoñal, en forma de gota fría. Por el contrario, el verano es el periodo más seco, humedecido sólo con esporádicas tormentas de origen térmico.


Río Arba de Biel a su paso por Ejea.
El viento es un meteoro muy característico de la zona. El viento del norte encajonado en el valle del Ebro origina el llamado «cierzo», que llega a alcanzar grandes velocidades y provoca una sensación térmica muy fría en invierno pero refrescante en verano. En verano, sobre todo, sopla el viento del sureste, el llamado «bochorno», que contribuye al aumento de las temperaturas.

Tanto el relieve como el clima hacen que el régimen hidrográfico sea un tanto irregular, con una pertinaz sequía en verano, sólo rota por las riadas provocadas por las tormentas y con un aumento del caudal en primavera y otoño. Todas estas peculiaridades se reflejan en los ríos que atraviesan el término municipal de Ejea de los Caballeros: Riguel, Arba de Luesia y Arba de Biel. Estos dos últimos se unen en un solo río Arba ya cerca del casco urbano de Ejea.

En el territorio de Ejea de los Caballeros se dan bastantes casos de endorreísmo como consecuencia de la impermeabilidad del suelo, sobre todo en zonas donde se concentra material calizo. Hay una buena muestra de estancas, lagunas y balsas, dotadas de diversas dimensiones y peculiaridades: el lagunazo de El Moncayuelo, el de Bolaso, la estanca de El Gancho y El Sabinar, y el pantano de San Bartolomé, además de otros núcleos de menor entidad.

También existen algunos manantiales. El más famoso de ellos es el de Bañera, aunque en el extenso término municipal encontramos numerosas fuentes.

A pesar de la intervención del hombre modificando el terreno, aún quedan en Ejea algunos restos de la vegetación original. Existe abundante monte bajo (coscojo, tomillo, romero) y algunas manchas espesas de arbolado, sobre todo pino carrasco (en la Bardena). En los márgenes de los ríos hallamos tamarices en las zonas de inundación, además de sauces y chopos.

No obstante, la construcción del embalse de Yesa y del canal de las Bardenas, que convirtió en regadío la mayor parte del término estepario de Ejea, terminó con la mayor parte del medio natural no humanizado.

Los arqueólogos han encontrado en estas tierras indicios de épocas tan pretéritas como la Edad del Bronce, el periodo Calcolítico o incluso el Neolítico. Se han descubierto huellas de la actividad humana desde el 8000 a. C. En concreto, se han hallado restos en el yacimiento arqueológico existente en la parte alta de la villa, localizado ante la iglesia de Santa María, en pleno barrio de la Corona.

Edad Antigua
Sin embargo, los primeros datos históricos relativos a Ejea aparecen con la presencia en el lugar de los suesetanos, un pueblo de lengua celta relacionado con la gran tribu belga de los suesones, y que da a Ejea el primer nombre que nos es conocido, Segia, del que deriva el nombre actual. Sin embargo, los historiadores no tienen clara la importancia de la población de Segia dentro del territorio suesetano, desconociéndose por el momento si se trataba de su capital, de una ciudad importante o de un núcleo menor.

En este sentido, se ha defendido la identificación de Segia con la capital de los suesetanos, Corbio, que fue arrasada por un Ejército romano al mando del cónsul Terencio Varrón en el año 184 a. C., tras lo cual el territorio suesetano fue cedido a los vascones.

Época romana
Después de que Roma asumiese el control directo del territorio vascón, tenemos constancia de un documento, el llamado «Bronce de Ascoli», en el que, en el marco de la guerra social —de 91 a. C. a 89 a. C.—, Cneo Pompeyo Estrabón concedió la ciudadanía romana a nueve jinetes suesetanos o vascones de Segia, integrados en la llamada «Turma salluitana», como premio a sus actividades militares en dicha guerra.4​

Tanto bajo la República romana como bajo el Imperio romano, Segia y otras localidades de las Cinco Villas, como Tarraca —posiblemente Los Bañales de Uncastillo—, fueron objeto de una intensa romanización, motivada además por el hecho del intensivo cultivo en los llanos de la zona de trigo y otros cereales. La calzada Caesaraugusta (Zaragoza)-Pompelo (Pamplona) constituyó la columna vertebral de las comunicaciones que atravesaban sus tierras. Asimismo, los romanos extendieron una red de vías secundarias que daban acceso a las villas y los asentamientos de la población.

Cabe suponer que Ejea se viese afectada por las revueltas de los bagaudas en el siglo V, aunque carecemos de citas documentales al respecto, ya que los disturbios y enfrentamientos producidos se centraron en Hispania en el valle del Ebro, en especial en sus zonas alta y media —saqueos de Tarazona y Zaragoza, por ejemplo.

Edad Media
La caída del Imperio Romano supuso para Ejea un periodo de decadencia. A partir del año 545, su territorio entró en un proceso de despoblación y de disminución de la vida socioeconómica. En este contexto, el área de Ejea quedó bajo el dominio de un terrateniente hispanorromano, el Conde Casio.

Los visigodos hispanorromanos llamaron a la ciudad Egessa, denominación que aparece en algunas monedas.


Representación de Sancho Ramírez, quien intentó, sin éxito, reconquistar la villa en 1091.
La llegada de los musulmanes a la zona se produjo en 714, tres años después de su desembarco en la Península Ibérica. Aplicando una política de conversión, los musulmanes llegaron a un pacto con el Conde Casio: éste se convirtió al Islam, manteniendo todas sus posesiones pero rindiendo pleitesía al nuevo poder. De este modo, nació la dinastía muladí de los Banu Qasi. Bajo la dominación musulmana, la ciudad recibió el nombre de Siya.

En el posterior marco de la Reconquista, el rey de Pamplona Sancho Garcés I quiso arrebatar Siya a los musulmanes en los años 907-908, lo mismo que Sancho Ramírez en 1091, en ambos casos sin éxito. No sería hasta el año 1105 que Alfonso I el Batallador recuperase la villa para los reinos cristianos, pasando a denominarse Exea.

El historiador Jerónimo Zurita, en sus Anales de la Corona de Aragón, refiere que Alfonso I «lo primero que se acometió fue poner cerco sobre la villa de Ejea, lugar principal a la frontera de Navarra dentro de los límites de la región antigua de los vascones, y ganóla a los moros... Y allí se afirma que en aquél lugar tomó el título de emperador».​ Además de los pobladores cristianos, Exea se nutrió con la llegada de los judíos, cuya presencia aparece reflejada en las crónicas de la época. Por ejemplo, en el año 1208, Pedro II de Aragón les concedió el Castillo de Ortes para su repoblación.

Entre los edificios medievales más importantes destacan la iglesia de Santa María, edificada en 1174, y la de San Salvador, consagrada en 1222 y que durante un tiempo fue la base de uno de los prioratos que tuvo la orden de la Selva Mayor en Aragón. En 1265 Jaime I el Conquistador convocó Cortes en Ejea, en las cuales se acabó de modelar la figura del Justicia Mayor de Aragón, quien debía dirimir las disputas entre la monarquía y la nobleza.

Edad Moderna y Contemporánea:
En la Guerra de Sucesión, Ejea se había pronunciado por el archiduque de Austria, por lo que fue sitiada por el ejército de Felipe de Anjou. Comandadas por el Marqués de Saluzo, las tropas saquearon e incendiaron la ciudad.

Los habitantes de Ejea de los Caballeros contribuyeron a la lucha contra los franceses durante la Guerra de la Independencia, formando algunas guerrillas, que acudieron a combatir a Tudela. Era natural de Ejea una de las heroínas del primer Sitio de Zaragoza, Juliana Larena y Fenollé.


Canal de las Bardenas, de 132 km de longitud.


Canal de las Bardenas, de 132 km de longitud.

Ya en el siglo XX, el movimiento obrero tuvo una presencia importante en Ejea y su comarca, hallándose fuertemente implantada la Unión General de Trabajadores. Los socialistas de las Cinco Villas estuvieron implicados en la sublevación de Jaca y el diputado socialista por Zaragoza, José Algora, había recomendado a Fermín Galán que, desde Jaca, dirigiera sus tropas hacia Zaragoza atravesando las Cinco Villas, que les eran afectas.




A nivel económico, la ciudad se vio fuertemente modernizada a principios del siglo XX. Accedió al transporte en ferrocarril con la construcción del Ferrocarril de Sádaba a Gallur en 1915, lo que permitió el transporte barato de los productos de la comarca, cuya producción iba a aumentar con las sucesivas ampliaciones del regadío. La construcción del Pantano de Yesa y del Canal de las Bardenas, ambos consecuencia directa del Plan Aragón, permitió aumentar drásticamente la producción de cereal y remolacha y motivar la implantación de algunas industrias agroalimentarias. El proyecto del canal es de 1924 y el del pantano de 1926. En 1959 se inauguraron las dos infraestructuras y se construyeron los seis pueblos de colonización de Ejea.

sábado, 23 de mayo de 2020

LIV. Perg. n. 1767. Jai.I.Junio 1263.

LIV.
Perg. n. 1767. Jai.I.Junio 1263.

Este es trasllat bien e fielment sacado de la carta original palaura por palaura non crexendo ni minguando.
- Sea manifiesta cosa a todos aquellos qui esta carta veran commo nos todo el consello de
Sadava la Viella caballeros infanzones lauradores et todos los habitadores de aquel logar ni aquellos qui en los nuestros terminos lauraran recivimos a vos seynor don Jacme por la gracia de Dios rey de Mayorgas et de Valencia comte de Barcelona et de Urgel et senyor de Montpesller por senyor nuestro e qualqui quiere otro rey otros reyes por tiempos enpues vos venran en tal manera que demos a vos et a los vuestros successores por ara e por todos tiempos en quiscada un anno de cada juno de in dicta villa un kafiz meo trigo et meo ordio et del meo juno meo kafis meo trigo et meo ordio et del axadero un robo meo trigo meo ordio treytos los caballeros et los infanzones qui alla son nin de aquí adenant y seran. Et encara nos antedictos todo el concello caballeros infanzones lauradores de aquel lugar damos et otorgamos a vos seynor don Jacme por la gracia de Dios rey de Aragon et a los vuestros todas las justicias calonias et todas las otras dominicaturas de aquella villa que a seynor pertenecen nin pertenecer deben por ninguna manera nin por ninguna razon segunt fuero de Aragon. E nos seynor don Jacme por la gracia de Dios rey de Aragon por este otorgamiento et prometemiento que feyto havedes a nos et a los nuestros recevimos a vos et a las vuestras cosas en seynorio nuestro assi quo por ara et a siempre seades del seynorio del rey de Aragon et de los sus successores que seran reyes de Aragon. Et por todas estas cosas sobredictas damos a vos avant dictos homes et femnas de Sadava la Viella et a los vuestros para todos tiempos todos aquellos terminos et dreytos que havedes nin possedides por ninguna manera aca Buey et encara vos damos que podades en termino de Un Castiello escalar e fer campos de nuevo et alii cabannar encara vuestros ganados vos catando de tala que non fagades a ninguno en cosas lauradas et vuestros ganados que puedan pascer de era a era assi como costumpnado es. E queremos e mandamos que ningunos otros ganados estranios treyto de vuestros vecinos aquellos que han usado de pascer con vos que non puedan entrar entre terminos vuestros ni entre vuestras lauradas a menos de mandamiento de concello vuestro salvos empero los treudos et las aguas de los infanzones qui alli son. Et nos dito don Jacme por la gracia de Dios rey de Aragon damos et otorgamos por terminos a la dita villa de Sadava la Viella de Axillo assi como va la carrera a Foz Piniellos et dalli como va a Castiel Pinoso et dalli como va a Poy de Oliva et dalli como va a Poy Pinoso et dalli como va a Fuentzenam et dalli como va a Portiel Malvar et dalli como va a los corrales de Artieda et dalli como va a Puy Palomar et dalli como va al sendero de la Bueta entro a la subidiella de Biota et dalli como va la carrera de Puy Lampao e Biota y assi como se encierran las lauradas de Biota et de Sadava. E nos don Jacme por la gracia de Dios rey de Aragon por todas estas sobreditas cosas enfranquimos por nos et por los nuestros successores a vos todos omes et femnas de Sadava la Viella presentes et (ot) aquellos que daqui enant y seran pora todos todos tiempos de cena peyta huest et de cavalgada et encara deste primero monedage que venra: et dalli adenant que dedes a nos et a los nuestros el dito monedage asi como la otra tierra nuestra lo costumpnara de dar. Et si por ventura aviniese a nos don Jacme rey sobredito nin a successores nuestros de entrar en huest o en cavalgada con enemigos nuestros que sean de frontera de Navarra vos sobreditos omes de Sadava la Viella e los vuestros para todos tiempos que sigades a nos et a los nuestros en aquel logar cuentra los nuestros enemigos et si non lo faciades nos e los nuestros que podamos a vos demandar. E nos dicto don Jacme por la gracia de Dios rey de Aragon por nos et los nuestros prometemos e convenimos a vos sobredictos omes de Sadava la Viella sia cavalleros sia infanzones et a lauradores de aquel logar todas estas sobredichas cosas atender e complir a buena le sines mal enganno et contra ninguna de estas sobredictas cosas nunca por nos ni de ninguno contravenir. E nos dicto concello de Sadava la Viella por nos e por caballeros et infanzones et lauradores et todos los otros habitadores de aquel logar et aquellos qui oy y son et daqui adenant y seran a mayor seguramiento de vos seynor rey don Jacme esta dicta carta de este otorgamiento e donacion de nos et de los nuestros a vos seynor et a los vuestros feyta femos et mandamos firmar con siello del concello nuestro e la procuracion de todo el concello de Sadava la Viella cavalleros infanzones et Iauradores qui en esta carta feciemos de la qual procuracion tal es la tenor: - Conescuda cosa sia a todos como nos todo el concello de Sadava metemos procurados a don Sancho Roiz de Valtierra y a don G. Xemenez de la Centera et a don Fertun Lopez de Sadava et a don Alaman de Sadava et a don Miquell Perez de Martes et a Martin Xemenez et de si a todos estos nuestros vecinos que van con ellos que ellos que hayan poder de demandar et de responder de firmar et encara de meter otros razonados et toda ren que estos antedictos en fagan por qualque quiere manera nos lo hemos por firme et somos pagados agora et siempre. Son testimonios de esta cosa don Pedro Roiz de Biota et don G. Aztor. Era MCCC prima en el mes de janero. - Johan escribano publico del concello de Sadava por mandamiento de todos los antedictos del concello de Sadava esta carta de procuracion escrivio et este sig+nal i fizo. - En testimonios son desto qui vedieron esto todo leyr et atorgar al senyor don Jacme por la gracia de Dios et a los procuradores sobredictos de in dicta villa don Ferrand Sanchez fillo del seynor rey don Jacme sobredicto et don Exemen de Ureya et don Garcia Perez de Figaruelas et don Miquel Violeta.
- Actum est hoc quinto die intrante febroarii era MCCC prima. - Yo Johan escrivano publico del concello de
Sadava la Viella qui por mandamiento de todo el concello de in dicta villa escrivie en in dicta procuracion los dictos procurados a (á) los cuales todo el concello de in dicta villa dieron todo lur poder et la carta primera romanio al concello de Sadava bollada con la bolla del seynor rey don Jacme et este mi sig+nal i fiz. - Petrus Luppi publicus Zesarauguste notarius de mandato illustrissimi domini Jacobi regis Aragonis et de procuratoribus supradictis totius concilii ville de Sadava la Viella et domino rege predicto et procuratoribus contentis in procuratione concilii de Sadava la Viella hanc cartam scripsit et emendavit ubi dicitur quiere otro rey o reyes et hoc sig+num fecit. - E yo Pedro escribano publico e jurado del concello de Sadava esta carta de este traslat escrivio.

Sádaba, Zaragoza: http://www.sadaba.es/

Texto interesante para el consello Fabla

https://www.euskalmemoriadigitala.eus/applet/libros/JPG//280221/280221.pdf

http://www.anubar.com/coltm/pdf/TM%20100%20DOCUMENTOS%20DE%20JAIME%20I%20DE%20ARAGON%20VII.pdf

https://ifc.dpz.es/recursos/publicaciones/29/49/_ebook.pdf

https://ifc.dpz.es/recursos/publicaciones/10/06/6gutierrez.pdf



viernes, 27 de agosto de 2021

LA MORT DELS MONCADAS. Joseph Lluis Pons.

LA MORT DELS MONCADAS.

I.

PARTIDA.


- Trau mon cavall mes valent,

Trau ma llansa mes guarnida,

Mon escut ab vadells d´or

Y l´ perpunt y capellina;


Perque demá al trencar l'alba

Lo cavall durá la brida,

Y jo l´èlm d'acér al front,

Daga y espasa a la cinta.



LA MUERTE DE LOS MONCADAS.

(Moncada, monte catenomont cadà)

I.

LA PARTIDA.

- Saca mi caballo más esforzado, mi mejor guarnecida lanza, mi escudo que tiene esculpidos becerros de oro y dame el perpunte y capellina;

Porque mañana, al asomar el alba, embridaré mi corcel, me calaré el acerado yelmo y ceñiré espada y daga.


Pe'l camí de Tarragona

Dirás que som de partida:

De Salou navegarém

A les costes mallorquines.


Ab lo senyor Rey en Jaume,

De Barcelona ab lo Bisbe

Y la flor dels cavallers

Que Catalunya trepitjan.


Quatrecents ab mí segueixen,

Que tots sols prou ne serian

Per ofegar al rey moro

Dintre lo mar de les illes.


Adeu siau, Vescomptessa, (comitecomte, no compte, ni vescompte, ni vescomptessa)

No ploreu, la meua vida,

Prest tornarán nostres veles

Blanquejant per la marina. -


Diu lo Vescompte en Guillem;

Y quant l'alba n'era eixida

Ab son germá Don Ramon

Y l´s cavallers que l' seguian,


Envers les altes finestres

Mes d'un colp girant la vista,

De son castell de Moncada

Baixa armat a tota brida.


Di que parto camino de Tarragona, y que desde Salou navegaremos hacia las costas mallorquinas,

Con nuestro rey Don Jaime, con el obispo de Barcelona, y con la flor y nata de los caballeros de Cataluña.
(Sí, claro, solo caballeros catalanes para la conquista; hay que ganarse la joya, y hay que lamer culos, Pepico Luis.)

Cuatrocientos son los que me siguen y ellos solos bastarían para ahogar al rey moro en las ondas que bañan sus islas.
(Tanto bastaron ellos solos que se los cargaron los moros mallorquines.)

Adiós quedad, la vizcondesa, no lloréis, vida mía, que presto veréis volver nuestras blancas velas por el azul de los mares. -

Así dice el vizconde Don Guillermo, y cuando ya clareaba el alba, con su hermano Don Ramon y con los caballeros de su séquito,

José Guillermo "Guillermón" Moncada Veranes



Desciende armado a rienda suelta de su castillo volviendo más de una vez los ojos hacia sus altas ventanas.

Als camps de Santa Ponsa  No gayre lluny del mar,  Al mitj d'una pineda  S'aixeca un pi mes alt.



II.

ARRIBADA.

Als camps de Santa Ponsa

No gayre lluny del mar,

Al mitj d'una pineda

S'aixeca un pi mes alt.


Lo cap sobre la soca,

D´esquena 'n el penyal,

Guillem lo de Moncada

Greument hi jau nafrat.


Desfeta la llonga,

La cinta sens punyal,

Vermella y esmussada

La espasa n' té al costat.


La vista enterbolida

Cercant lo seu germá,

Del pit, mentres respira,

N'hi brollan glops de sanch.


Del Bisbe que l'auxilia

La creu ne du en les mans,

D´alsarla fins als llábis

No n' té forsa 'n el bras.


II.

LA LLEGADA.

En los campos de Santa Ponsa, no lejos del mar, en medio de los pinares sobresale un elevado pino.

Con la cabeza sobre su tronco, y tendido de espaldas sobre el peñasco, yace allí herido mortalmente Guillermo el de Moncada.

Destrabada la loriga, sin daga en el cinto, con la espada mellada enrojecida a su lado.

Busca a su hermano con los ojos mortecinos, y cada vez que respira, chorrean de su pecho, borbotones de sangre.

Tiene entre las manos la cruz del obispo que le agoniza (auxilia mientras agoniza) y falta fuerza a su brazo para llevarla hasta sus labios.


Entorn los homens d´armes (algunos hombres de Arnes, Tarragona, igual iban)

Mirantlo enrevoltats,

Als altres que n'arriban

Lo signan ab pietat.


Donzells allí s'aplegan,

Barons y capitans,

Y al mitj de tots En Jaume

Baixant de son cavall.


III.


MORT.

- Derrera aqueixes platjes

Ne veig finir lo sol,

Lo sol d´eixa diada

Será l' meu derrer goig.

Plany al qui en terra estranya

Lluny de sa patria mor.
Adeu, lo Rey en Jaume,

Adeu, Rey d'Aragó;

Ab vos vinguí a Mallorca,

Mes no hi entraré ab vos.

Plany al qui en terra estranya

Lluny de sa patria mor.


(JA JA! Mallorca no era todavía patria catalana. Y esto lo escribe un iluminado catalanista de la Renaixença. Em pixu! Me hace falta un bacín mientras edito esto.
“Mes no hi entraré ab vos”: se refiere a la Ciudad de Mallorca, llamada Palma o Pauma después. La isla, illa, s´illa, ipsa insula, se llamaba ya así, con variantes, MaioriceMaioricaMalorcaMaylorcaMallorcaMallorques, la mayor de las islas pitiusas, pi, pinoPortopí
).

Los hombres de armas contemplándole al rededor le señalan con ademán compasivo a los otros que van acercándose.

Júntanse allí donceles, barones y caudillos, y Don Jaime, apeándose de su caballo, llega en medio de todos.

(Un gran héroe este Guillermico Moncada que muere a las primeras de cambio).


III.

LA MUERTE.

- Veo acabar el sol tras estas playas: el sol de este día será mi gozo postrimero. - ¡Llorad al que muere lejos de su patria en extranjera tierra !

Adiós rey Don Jaime, adiós rey de Aragón, con vos vine a Mallorca, pero no entraré con vos en ella.-
Llorad al que muere lejos de su patria en extranjera tierra.

(Lo de “lejos de su patria” se entiende bien para un catalán, castlán, chatelain o châtelain, en fin, un castellano que no ha salido de sus dominios. Recuerdes Vds. que era Vizconde, Vescomte, Viscomte, Vice-comite.)

Lo de “lejos de su patria” se entiende bien para un catalán, castlán, chatelain o châtelain, en fin, un castellano que no ha salido de sus dominios



Mallorca será presa,

Venjat lo nostre afront;

Iglesies ses mesquites,

Y creus ses llunes d'or.

Plany al qui en terra estranya

Lluny de sa patria mor.

Tornantsen les galeres,

Tornantsen a Salou,

Ses filles y ses mares

Veurá quiscun de l'host.

Plany al qui en terra estranya

Lluny de sa patria mor.

Mes ¡ay! las salsaredes

Ubagues de Besòs,

Les serres de Moncada

May mes reveuré jo.

Plany al qui en terra estranya

Lluny de sa patria mor.

Castell de los meus pares,

Castell dels meus recorts,

Ja may per darme entrada

Baixar faré l'teu pont.

Plany al qui en terra estranya

Lluny de sa patria mor.

¡Ay, trista Vescomptessa

Guaytant de nit y jorn,

May mes per la marina

Veuréu vaixell que m' torn.

Plany al qui en terra estranya

Lluny de sa patria mor.


Mallorca será conquistada y quedará vengado nuestro ultraje: sus mezquitas serán iglesias y cruces sus lunas de oro. - Llorad al que muere lejos de su patria en extrangera tierra.

Tornándose las galeras de vuelta hacia Salou cada guerrero de nuestra hueste verá a su madre y a sus hijos. - Llorad al que muere lejos de su patria en extrangera tierra.

Mas ¡ay de mí! nunca volveré a ver las sombrías alamedas del Besós ni las sierras de Moncada. - Llorad al que muere léjos de su patria en extrangera tierra.

Castillo de mis antepasados, castillo de mis recuerdos, jamás haré ya bajar tu puente levadizo para darme paso. - Llorad al que muere lejos de su patria en extranjera tierra.

¡Ay desdichada vizcondesa! por más que mires día y noche hacia los mares, nunca verás la vela del bajel que a ti me torne. - Llorad al que muere lejos de su patria en extranjera tierra.


Devall d'eix pi selvatje

Jaurá enterrat mon cos;

La tomba que esperava

Escrit durá altre nom.

Plany al qui en terra estranya

Lluny de sa patria mor.

Tinguda es ma paraula,

Del fat ja m'en conhort,

Mes lluny de Catalunya

Morir ¡oh Rey! me dol.

Plany al qui en terra estranya

Lluny de sa patria mor.


IV.

RECORT.


¡O fills de Barcelona!

Los jorns primers del maig,

Quant brots pámpols tendres

Verdejan pe'ls vinyats

Y xisclan cruixidelles

Gronxantse en los cimals;

D'aquell turó que rónech

Aixeca al Nort lo cap,

Del riu Besòs en l'aygua

Rojenca l´s peus mullant,

Pujeu fins a la cima

Lo dia al ferse clar.


Mi cuerpo quedará enterrado al pie de este rústico pino, y la tumba que aguardaba mi cadáver llevará escrito otro nombre. - Llorad al que muere lejos de su patria en extranjera tierra.

Cumplí mi palabra: me resigno a mi suerte; pero ¡o rey! siento morir lejos de Cataluña.-

Llorad al que muere lejos de su patria en extranjera tierra.

IV.


ÉL RECUERDO.


¡Hijos de Barcelona! en los primeros días de Mayo, cuando los capullos y los tiernos pámpanos verdean por los viñedos y los trigueros pían columpiándose en las altas ramas, trepad al clarear el día hasta la cima de aquel monte aislado y solitario que hacia el norte de la ciudad empina su cabeza y moja sus pies en las rojizas aguas del Besós.


Veuréu d'un castell gótich,

Que n'era dels mes alts,

Les torres trossejades,

Xapats per terra l´s archs.

Blavenques etsevares

Per tot sos murs voltant,

Y blanques englantines

Pe'l mitj dels tristos carts.

Llavors, si l´s ulls atónits

Gireu envers lo mar,

Les illes de Mallorca

Veuréu si bè oviráu,

De l'ona llunyadana

Dormint sobre l' mirall.

Allí per l' honra vostra

Pe'l Deu que n's es sagrat,

Moriren els Moncadas,

Mes ¡ay! tots dos germans.

Si aymau la dolsa terra

Que infants nos alletá,

Y l´s seggles richs de gloria

De nostre august passat,

Digueu al despedirvos

Les timbes devallant:

“Germans, els de Moncada,

Per sempre Deu vos guart.”

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Allí veréis las destrozadas torres y los hendidos arcos de un castillo gótico de los más ilustres. Las azuladas hojas de las pitas cercan por todas partes sus muros y se divisan por entre los tristes cardos, las blancas englantinas. Entonces, si volvéis hacia el mar los asombrados ojos, veréis mirando atentos, las islas de Mallorca durmiendo sobre el espejo de las ondas lejanas. Allí por nuestro Dios por nuestra honra murieron ¡ay! los Moncadas, murieron ambos hermanos.

Si amáis la tierra querida que nos amamantó en la niñez, y los siglos de nuestro pasado augusto, ricos en glorias, decid al despediros, bajando por los derrumbaderos: “Hermanos, los de Moncada, por siempre os guarde Dios.”