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domingo, 28 de abril de 2019

CUÁNDO SURGE ARAGÓN Y CÓMO SE HIZO NACIÓN

II. CUÁNDO SURGE ARAGÓN Y CÓMO SE HIZO NACIÓN

33. Expediciones musulmanas conquistadoras (siglo VIII)
34. Dominación musulmana del valle del Ebro (siglo VIII)
35. Los
Banu Qasi en el siglo VIII
36. Dominios de
Musa ibn Musa (mitad del siglo IX)
37. El
Pirineo aragonés hasta 920
38. El Pirineo aragonés, en la órbita de
Navarra (siglo X)
39. Incursión de
Abd al-Malik en 1006
40. Los dominios de
Sancho III
41. La obra aragonesa de Sancho III el Mayor de Navarra (1004-1035)
42. 
Aragón, de condado a reino: Ramiro I 
43. En Aragón actual a mediados del siglo XI
44. Los reinos de taifas (siglo XI)
45. Taifa de Albarracín (1085)
46. La taifa zaragozana de al-Muqtadir (1046-1082)
47. La amenaza a los grandes núcleos musulmanes del valle del Ebro (siglo XI)
48. Conquistas aragonesas en Levante (1093)
49. Navarra, repartida entre Aragón y Castilla (1076)
50. La Península en 1100
51. Significado de Alfonso I el Batallador (1104-1134)
52. Origen de la ayuda externa a Aragón
53. La obra de Alfonso I el Batallador
54. Final de la reconquista y configuración territorial aragonesa (siglos XII-XIII)
55. La formación de la Corona de Aragón y su expansión peninsular
56. Configuración de la frontera entre las Coronas de Castilla y Aragón 
57. Zonas de influencia en el Norte de África
58. La expansión mediterránea catalano-aragonesa
59. La frontera navarro-aragonesa
60. Tierras que dependieron de Aragón
61. El sistema de tenencias (siglos XI-XII)
62. Las tenencias aragonesas al este del Cinca (siglos XI-XIII)
63. Poblaciones donde corría la moneda jaquesa (1279-80)
64. El condado de Ribagorza desde 1322
65. La guerra de los dos Pedros
66. Transitoria ampliación de Aragón (1706)
67. Las provincias actuales
68. Los monasterios (siglos IX y X)
69. Los monasterios (siglo XI)
70. Los monasterios bajo-medievales
71. Dominicos y Franciscanos
72. Las Comunidades aragonesas
73. Sobrecollidas y peajes (siglos XIV-XV)
74. Sobrejunterías aragonesas a finales del siglo XIII
75. La posesión de la tierra a comienzos del siglo XVII
76. Los fueros aragoneses en el siglo XII
77. El fuero de Jaca y su difusión
78. Los fueros de "extremadura" y su difusión
79. Los fueros de Zaragoza-Aragón en Valencia
80. Ciudades y villas con representación en Cortes (baja Edad Media)
81. Lugares donde se reunieron Cortes medievales
82. Los principales productos agrarios y su distribución (baja Edad Media)
83. Materias primas y especias (baja Edad Media)
84. Minería (baja Edad Media)
85. Industria (baja Edad Media)
86. El comercio en la baja Edad Media
87. La población mudéjar y judía (baja Edad Media)
88. Las veinticinco poblaciones más habitadas en 1495
89. Densidad de población en 1495
90. Los caminos de Santiago en España
91. El camino aragonés de Santiago
92. Límites diocesanos orientales
93. Las diócesis actuales
94. Difusión del arte románico
95. Expansión del arte mudéjar
96. Expansión del arte gótico



I. CUANDO ARAGÓN NO ERA ARAGÓN
1. Restos del Paleolítico y Epipaleolítico
2. Yacimientos neolíticos
3. Poblados eneolíticos
4. Arte rupestre
5. Sepulcros megalíticos
6. Edad del Bronce: yacimientos
7. Edad del Hierro
8. Restos griegos y fenicios
9. Los pueblos prerromanos
10. Cecas ibéricas
11. Origen de las monedas ibéricas halladas en Azaila
12. Expansión de las monedas ibéricas de Bolscan (Huesca)
13. Grandes etapas de la conquista romana
14. El Aragón actual pasa a poder de Roma
15. División provincial de Hispania
16. Sertorio domina el valle del Ebro (77 a.C.)
17. División administrativa de Augusto (7 a 2 a.C.)
18. División administrativa de Diocleciano (293 d.C.)
19. Convento Jurídico Cesaraugustano (División de Augusto)
20. Restos de la civilización romana
21. Expansión del Cristianismo (siglos III-V)
22. Restos paleocristianos
23. Los pueblos germánicos entre 409-429
24. Europa Occidental en 476
25. Hispania en 476
26. El reino visigodo en la época de Leovigildo (573-586)
27. Límites provinciales del reino visigodo (586)
28. Restos visigodos
29. Sedes episcopales visigodas
30. Asistencia de los obispos hoy aragoneses a los concilios visigodos
31. Zaragoza, confluencia de invasiones (siglos V-VII)
32. Los "territoria" premusulmanes (siglo VIII)
NOTA IMPORTANTE. La versión electrónica de la obra de Agustín Ubieto Arteta Cómo se formó Aragón que figura en esta página web es una reimpresión digital de la edición original realizada en 1982. No se trata de una actualización ni de una segunda edición, simplemente se han transformado las diapositivas en archivos de imagen digital y el texto en texto html para que el conjunto de materiales pueda ser consultado a través de Internet y empleado en el aula mediante los actuales cañones de proyección.
Institución Fernando el Católico, Zaragoza, 2005.

miércoles, 8 de mayo de 2019

LA CAPITULACIÓN DE LOS MOROS ZARAGOZANOS, siglo XII


2.49. LA CAPITULACIÓN DE LOS MOROS ZARAGOZANOS (SIGLO XII. ZARAGOZA)

Alfonso I el Batallador se había adueñado de Zaragoza y se aprestó a organizar la vida de la ciudad, en la que todavía permanecía la mayor parte de los musulmanes vencidos. Dio facilidades para que se quedaran quienes quisieran pagando los mismos impuestos que antes abonaban a las autoridades moras. Además, conservarían sus propias autoridades, legislación y religión, aunque reglamentaba el procedimiento a seguir en las causas entre ambos pueblos. Estas y otras condiciones de amparo tan benevolentes constituían una clara política de captación de los vencidos para que no abandonaran sus casas, si bien les obligaría a concentrarse en un barrio aparte, el de la morería, para evitar cualquier tipo de problema.
No obstante, aún no habían entrado los cristianos en la ciudad cuando había comenzado el éxodo. Alfonso I, preocupado por la sangría humana que este hecho suponía, además de las medidas indicadas, quiso tener un rasgo humano que pudiera convencerles para no huir.
Nada más tomar la ciudad, salió de ella y ordenó detenerse a la larga comitiva de moros, obligando a todos a que mostraran los bienes que cada uno llevaba consigo. Aparte de enseres útiles, aparecieron numerosos tesoros de todo tipo, pero el rey no cogió ni un solo anillo o copa de oro, siendo consciente de que aquella riqueza desaparecería con sus dueños.
No sólo no utilizó la fuerza que le proporcionaba su victoria inapelable, sino que les dijo: «Si no hubiera pedido que me enseñaseis las riquezas que cada cual lleva consigo, hubierais podido decir: «El rey no sabía lo que teníamos; en otro caso, no nos hubiera dejado ir tan fácilmente». Ahora podéis ir a donde os plazca, en completa seguridad». Y les puso una escolta especial para garantizar su integridad hasta los confines de sus dominios, cobrándoles sólo el «miqal» que cada persona estaba obligada a pagar antes de salir.
El cronista moro que narra estos hechos, en los que reconoce generosidad y caballerosidad por parte de Alfonso I, admite que muchos de los que pretendían abandonar Zaragoza, ante aquel gesto del rey cristiano, decidieron quedarse en las casas que sus familias habían poblado durante siglos, acogiéndose al estatuto de mudéjares.
[Lacarra, José María, Vida de Alfonso el Batallador, pág. 67.]



José María Lacarra y de Miguel (Estella, 24 de mayo de 1907-Zaragoza, 6 de agosto de 1987) fue un historiador, filólogo, medievalista y heraldista español, cuya especialidad fue el estudio de la historia de Aragón y de Navarra. Fue asimismo catedrático de Historia Medieval en la Universidad de Zaragoza, puesto que desempeñó durante más de cuarenta años hasta su muerte.
En 1923 viajó a Madrid, donde realizó simultáneamente estudios de Derecho e Historia. Alumno de Gómez Moreno, Millares Carlo y Sánchez-Albornoz, en 1930 se graduó e ingresa ese mismo año al Cuerpo Facultativo de Archiveros, Bibliotecarios y Arqueólogos, con destino en el Archivo Histórico Nacional. En 1933 obtiene su doctorado en Historia y su licenciatura en Historia. Pudo obtener una beca para estudiar en París de 1933 a 1934.


Durante la Guerra Civil Española, Lacarra realiza una fecunda labor de salvar el tesoro bibliográfico español. Una vez concluida la guerra, marchó a Zaragoza. En 1940 se le asigna la cátedra de Historia Medieval en su Universidad, que impartiría hasta su muerte. Ese mismo año es nombrado primer secretario general de la recién creada Institución Príncipe de Viana, cargo en el que permanecerá durante cuatro años1​. Ese mismo año lanzan el primer número​ de la revista en la cual él mismo colabora asiduamente.

En 1941 funda el Centro de Estudios Medievales de Aragón. Por llamamiento de la Diputación Foral de Navarra organizó excavaciones arqueológicas y restauraciones, las que recogería en su revista Príncipe de Viana.

Para 1945 fundó una revista titulada Estudios de Edad Media de la Corona de Aragón. Entre 1949 y 1967 dirige la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Zaragoza, donde reorganizó el sistema creando incluso nuevos departamentos. Estuvo al frente de otras instituciones, como la Escuela de Estudios Medievales, la Universidad de Verano de Jaca y el Archivo de Protocolos de Zaragoza.

Destaca su labor como conferenciante a lo largo de su carrera, no sólo en España sino en el resto del mundo. Presentó sus estudios sobre la Edad Media española en Roma, Estocolmo y Texas. Fue invitado como profesor a varias universidades, entre ellas la Universidad de Berkeley. Fue nombrado doctor honoris causa por la Universidad de Deusto en 1982 y por la de Zaragoza en 1985; la Universidad de Navarra, su tierra natal, le confirió tal distinción a título póstumo en 1989.

Los libros de Lacarra se centran principalmente en el estudio de Aragón y Navarra en la Edad Media, desde la conquista de Zaragoza por Alfonso I el Batallador hasta los honores y tenencias de Aragón en el siglo XI. Brindó especial importancia al desarrollo urbano de los núcleos aragoneses de población, sobre todo a Jaca. Como biógrafo, Lacarra analizó la vida y la psicología del Batallador, personaje que siempre le cautivó.

Principales trabajos de Lacarra:

Historia política del reino de Navarra (Caja de Ahorros de Navarra, Pamplona, 1972)5​
Aragón en el pasado (Col. Austral, Espasa-Calpe, Madrid, 1972)
Historia del Reino de Navarra en la Edad Media (Caja de Ahorros de Navarra, Pamplona, 1975)6​
Zaragoza en la Alta Edad Media (Historia de Zaragoza, I, Zaragoza, 1976)
Alfonso I el Batallador (Guara editorial, Zaragoza, 1978)
Colonización, parias, repoblación y otros estudios, 1981
Documentos para el estudio de la Reconquista y repoblación del valle del Ebro, 1981-1985
Investigaciones de Historia navarra, 1983
Estudios dedicados a Aragón, 1987




  •  (Jusué Simonena, 1993, p. 514)
    1.  «Príncipe de Viana - Número 1».
    2.  Doctores Honoris Causa (Universidad de Navarra)
    3.  Véase el prólogo a su libro Alfonso el Batallador, Zaragoza, Guara, 1978. ISBN 84-85303-05-9.
    4.  Lacarra De Miguel, José María (1972). Historia Política del Reino de Navarra 3. Pamplona: Caja de Ahorros de Navarra. ISBN 9788450056990. Archivado desde el original el 2015.


    miércoles, 22 de mayo de 2019

    RECONQUISTA DEL CASTILLO DEL MALLO


    2.76. RECONQUISTA DEL CASTILLO DEL MALLO (SIGLO XIII. MOSQUERUELA)

    RECONQUISTA DEL CASTILLO DEL MALLO (SIGLO XIII. MOSQUERUELA)


    Alfonso II, al reconquistar Teruel, comenzó a abrir la ruta que permitiría a los cristianos descender a la huerta levantina, como así haría, fundamentalmente, Jaime I. Sin embargo, a los lados de este camino, quedaron todavía muchas fortificaciones en manos de los musulmanes. Ese era el caso de la fortaleza mora del Mallo, situada a escasos kilómetros de Mosqueruela.
    Estaba ya Jaime I en Valencia cuando el Mallo todavía obedecía a los musulmanes. Lo inexpugnable de la fortaleza, el avituallamiento abundante de la guarnición y lo inhóspito de la región hicieron que los cristianos no distrajeran fuerzas en su asedio, puesto que estimaban que ya llegaría el momento en que el castillo se rendiría por sí solo. Sin embargo, los habitantes de Mosqueruela, cuando promediaba el año 1234, decidieron acabar con un enclave que, de cuando en cuando, creaba problemas a sus ganaderos. Pero como no contaban con fuerzas suficientes, idearon la manera de hacerlo mediante la astucia.
    El alcaide moro de la fortaleza tenía al servicio de su favorita a dos esclavas cristianas, una de las cuales, Gracia, estaba enamorada de Ramiro. Éste, conocedor como nadie del terreno, se aventuraba cada noche a ir al castillo y, entre las sombras, llegaba al lado de Gracia. Entre los dos enamorados, además de amor comenzó a hablarse de fuga, de libertad y de boda.

    Buscó Ramiro y encontró la comprensión de los de Mosqueruela que decidieron ayudar a los enamorados y, de paso, tomar la plaza. Así es que idearon el plan. Debían aprovechar el momento en el que los moros salían de la fortaleza para hacer las abluciones en un barranco cercano. Ramiro y un amigo suyo, ocultos desde la noche anterior en unos matorrales, entrarían entonces en el castillo, cerrando la puerta.

    Todo sucedió como estaba previsto, de modo que, cuando regresaron desarmados los moros de sus rezos, se encontraron entre la puerta cerrada y las armas de los cristianos que esperaban apostados el momento. Era el 24 de junio de 1234 y los vencidos fueron llevados como prisioneros a Mosqueruela. Sólo se permitió la libertad a un anciano, que pasó el resto de su vida viviendo en una oquedad cercana.
    [García, Mariano, «El castillo del Mallo», Miscelánea Turolense, 9 (1892), 150-151.]


    https://www.descubreleyendas.es/Info/Consultas.aspx?idLeyenda=624

    https://es.wikipedia.org/wiki/Mosqueruela

    Mosqueruela es una localidad y municipio español de la provincia de Teruel, en la comunidad autónoma de Aragón. Perteneciente a la comarca Gúdar-Javalambre, el término municipal tiene un área de 265 km² y una población de 558 habitantes (INE 2017). Durante la Edad Media y todo el Antiguo régimen, hasta la división provincial de 1833, fue tierra de realengo, quedando encuadrada dentro de la comunidad de aldeas de Teruel en la sesma del Campo de Monteagudo.

    Mosqueruela se encuentra a 1471 msnm —es uno de los municipios de Aragón situado a mayor altitud— en la vertiente oriental de la sierra de Gúdar, próxima al límite con la provincia de Castellón. Está a unos 100 km de la capital provincial, a 84 km de Castellón de la Plana y a 54 km de Mora de Rubielos, la capital comarcal.

    La temperatura media anual en Mosqueruela es de 8,3 °C. Las fechas de las primeras y últimas heladas varían entre las partes más altas y las más bajas del municipio; suelen estar entre septiembre-octubre para las primeras y mayo-junio para las últimas. Por el contrario, en verano las temperaturas suelen ser elevadas y las tormentas frecuentes.

    La precipitación anual media es de 800 mm, si bien las precipitaciones se distribuyen de forma irregular a lo largo de año. A finales del invierno y comienzo de la primavera son frecuentes las nevadas. La influencia de la vegetación ofrece una sensación de frescor en verano, acompañada de una notable humedad ambiental.

    Se piensa que el topónimo Mosqueruela procede del término mosquera, «descansadero de ganado trashumante, punto de parada para descansar, abrevar y refugiarse del calor». Las mosqueras habitualmente son áreas arboladas con una fuente, y se localizan en el trazado de las vías pecuarias, por ejemplo las cañadas reales, utilizadas para el desplazamiento. Todas estas condiciones se cumplen en la ubicación actual del municipio, y los pastizales de verano a donde se trasladaban los rebaños trashumantes se localizan a media jornada del mismo.

    En el término municipal, los yacimientos arqueológicos más antiguos corresponden a los denominados «talleres de sílex», fechados habitualmente en la Edad del Cobre. Sin embargo, la primera ocupación estable se da durante la Edad de Bronce (yacimientos de Osicerda en sus niveles inferiores, Mas de Simón y Castillo del Mallo).

    En la época ibérica tiene lugar una ocupación intensa del territorio, con yacimientos de importancia en San Antonio, Mas Rayo, Torre Agustín y el ya comentado de Osicerda. Curiosamente, la época romana es menos conocida, pues sólo se han podido constatar restos arqueológicos en Torre Agustín, Mas de la Torre Quemada y en las laderas del cerro de San Antonio.

    De acuerdo al historiador Jerónimo Zurita, Mosqueruela fue reconquistada a los musulmanes por Alfonso II el Casto en 1181. Debido a su posición fronteriza, la localidad fue utilizada por Jaime I el Conquistador como bastión inicial para la conquista del Reino de Valencia. En sus inmediaciones se alzó el castillo de Mallo o Majo, que estuvo en poder musulmán hasta 1234, año en el que los vecinos de Mosqueruela consiguieron apoderarse de él. En 1333, reinando Alfonso III, se consiguió la adhesión de dicho castillo a Mosqueruela, después de una dura pugna con la vecina Villafranca del Cid.

    En la Edad Media, Mosqueruela desarrolló una intensa actividad relacionada con la ganadería y el comercio de la lana. A lo largo del siglo XIII y primeras décadas del XIV, fue frecuente la presencia de la villa en la documentación de la Cancillería Real Aragonesa, debido a los conflictos de pastos que tuvo con la poderosa Casa de Ganaderos de Zaragoza. Estos conflictos fueron frecuentes durante casi todo el siglo XIV, sobre todo los generados entre la Sesma del Campo de Monteagudo —a la que pertenecía Mosqueruela— y las villas de Castellón y Villarreal. Esta situación llegó a su término en 1390 con la sentencia arbitral de Villahermosa, que gestó las normas que regirían la ganadería extensiva de la región.

    A finales del siglo XIV, cuando estalló la Guerra de los dos Pedros enfrentando a Aragón y Castilla, Mosqueruela no llegó a ser ocupada. Como premio recibió el título de Villa (1366) y el privilegio de celebrar ferias y mercados; además, la Comunidad de Teruel pasó a denominarse Comunidad de Teruel y Villa de Mosqueruela, siendo esta última cabecera de 65 aldeas dependientes. Desde ese momento, Mosqueruela tuvo jurisdicción civil y criminal propia, formó parte de la red de aduanas del Reino y como villa de realengo gozó de representación en las Cortes.

    domingo, 7 de julio de 2019

    MOSQUERUELA, SEDE VERANIEGA DE JAIME I


    124. MOSQUERUELA, SEDE VERANIEGA DE JAIME I
    (SIGLO XIII. MOSQUERUELA)

     MOSQUERUELA, SEDE VERANIEGA DE JAIME I


    El rey Jaime I de Aragón recorrió frecuentemente con sus huestes y séquito de seniores las quebradas y altas tierras del actual sur turolense, pues no en vano pasaban y pasan por ellas varios de los caminos que conducen a las feraces vegas de la franja litoral levantina, cuya principal ciudad musulmana y centro natural de la región, Valencia, acabó por conquistar para convertirla en capital de un nuevo reino.

    La tradición nos cuenta y da como cierto que Jaime I, en permanente caminar guerrero —no en vano se le denominó el «Conquistador»—, se vio obligado, como cualquier otro ser humano, a buscar momentos, motivos y lugares para el ocio y el descanso, de modo que se hizo construir uno de sus palacios dedicados al reposo veraniego en la todavía entonces aldea de Mosqueruela, buscando el frescor de sus casi mil quinientos metros de altitud y la proximidad a las tierras recién conquistadas.

    La aldea de Mosqueruela se convertía así, aunque sólo lo fuera de manera esporádica y transitoria, en capital del reino de Aragón y, aparte del rey, toda una pléyade de caballeros, nobles, infanzones, soldados y servidores daban con su presencia durante una temporada vida y colorido a la aldea.

    Naturalmente, dentro de los límites del recinto murado de este lugar de realengo, perteneciente a la Comunidad de Teruel, no sólo se construyó un palacio real digno sino que surgieron también una capilla y unas cuantas casas ubicadas en torno al palacio para acomodar a los señores y nobles que le acompañaban, así como a los servidores.

    La mayoría de las mansiones que se construyeron para acomodar a los miembros de la comitiva real se dispusieron a todo lo largo de una nueva calle a la que daban sus fachadas de piedra con sus blasones labrados como signo distintivo de su dueño. Era una rúa importante e inmediatamente los habitantes de Mosqueruela dieron en denominarla rúa o carrer de los «Ricos hombres», tal como todavía se le conoce aún, aunque hayan pasado siete siglos desde entonces.

    [Recogida oralmente.]


    rúa o carrer de los «Ricos hombres»,



    Mosqueruela es una localidad y municipio español de la provincia de Teruel, en la comunidad autónoma de Aragón. Perteneciente a la comarca Gúdar-Javalambre, el término municipal tiene un área de 265 km² y una población de 558 habitantes (INE 2017). Durante la Edad Media y todo el Antiguo régimen, hasta la división provincial de 1833, fue tierra de realengo, quedando encuadrada dentro de la comunidad de aldeas de Teruel en la sesma del Campo de Monteagudo.



    Mosqueruela se encuentra a 1471 msnm —es uno de los municipios de Aragón situado a mayor altitud— en la vertiente oriental de la sierra de Gúdar, próxima al límite con la provincia de Castellón. Está a unos 100 km de la capital provincial, a 84 km de Castellón de la Plana y a 54 km de Mora de Rubielos, la capital comarcal.

    La temperatura media anual en Mosqueruela es de 8,3 °C. Las fechas de las primeras y últimas heladas varían entre las partes más altas y las más bajas del municipio; suelen estar entre septiembre-octubre para las primeras y mayo-junio para las últimas. Por el contrario, en verano las temperaturas suelen ser elevadas y las tormentas frecuentes.

    La precipitación anual media es de 800 mm, si bien las precipitaciones se distribuyen de forma irregular a lo largo de año. A finales del invierno y comienzo de la primavera son frecuentes las nevadas. La influencia de la vegetación ofrece una sensación de frescor en verano, acompañada de una notable humedad ambiental.

    Se piensa que el topónimo Mosqueruela procede del término mosquera, «descansadero de ganado trashumante, punto de parada para descansar, abrevar y refugiarse del calor». Las mosqueras habitualmente son áreas arboladas con una fuente, y se localizan en el trazado de las vías pecuarias, por ejemplo las cañadas reales, utilizadas para el desplazamiento. Todas estas condiciones se cumplen en la ubicación actual del municipio, y los pastizales de verano a donde se trasladaban los rebaños trashumantes se localizan a media jornada del mismo.

    En el término municipal, los yacimientos arqueológicos más antiguos corresponden a los denominados «talleres de sílex», fechados habitualmente en la Edad del Cobre. Sin embargo, la primera ocupación estable se da durante la Edad de Bronce (yacimientos de Osicerda en sus niveles inferiores, Mas de Simón y Castillo del Mallo).




    http://www.denarios.org/falsas/OSICERDA.htm

    REF: C011 As de OSICERDA. Microfusión a partir de un original.
    Réplica de El Periódico de Aragón realizada por el equipo Arqueódromo. Esta misma réplica se vendía en la exposición sobre los Celtíberos, Palacio de Sástago, Zaragoza 1988, y posiblemente en tiendas de Museos y fiestas de recreación histórica.

    En la época ibérica tiene lugar una ocupación intensa del territorio, con yacimientos de importancia en San Antonio, Mas Rayo, Torre Agustín y el ya comentado de Osicerda. Curiosamente, la época romana es menos conocida, pues sólo se han podido constatar restos arqueológicos en Torre Agustín, Mas de la Torre Quemada y en las laderas del cerro de San Antonio.

    De acuerdo al historiador Jerónimo Zurita, Mosqueruela fue reconquistada a los musulmanes por Alfonso II el Casto en 1181. Debido a su posición fronteriza, la localidad fue utilizada por Jaime I el Conquistador como bastión inicial para la conquista del Reino de Valencia. En sus inmediaciones se alzó el castillo de Mallo o Majo, que estuvo en poder musulmán hasta 1234, año en el que los vecinos de Mosqueruela consiguieron apoderarse de él. En 1333, reinando Alfonso III, se consiguió la adhesión de dicho castillo a Mosqueruela, después de una dura pugna con la vecina Villafranca del Cid.

    En la Edad Media, Mosqueruela desarrolló una intensa actividad relacionada con la ganadería y el comercio de la lana. A lo largo del siglo XIII y primeras décadas del XIV, fue frecuente la presencia de la villa en la documentación de la Cancillería Real Aragonesa, debido a los conflictos de pastos que tuvo con la poderosa Casa de Ganaderos de Zaragoza. Estos conflictos fueron frecuentes durante casi todo el siglo XIV, sobre todo los generados entre la Sesma del Campo de Monteagudo —a la que pertenecía Mosqueruela— y las villas de Castellón y Villarreal. Esta situación llegó a su término en 1390 con la sentencia arbitral de Villahermosa, que gestó las normas que regirían la ganadería extensiva de la región.

    A finales del siglo XIV, cuando estalló la Guerra de los dos Pedros enfrentando a Aragón y Castilla, Mosqueruela no llegó a ser ocupada. Como premio recibió el título de Villa (1366) y el privilegio de celebrar ferias y mercados; además, la Comunidad de Teruel pasó a denominarse Comunidad de Teruel y Villa de Mosqueruela, siendo esta última cabecera de 65 aldeas dependientes. Desde ese momento, Mosqueruela tuvo jurisdicción civil y criminal propia, formó parte de la red de aduanas del Reino y como villa de realengo gozó de representación en las Cortes.



    Mosqueruela mantuvo su importancia hasta el siglo XIX, cuando la prosperidad de la villa se vio truncada por las Guerras Carlistas, que azotaron severamente la región, y por la crisis de la ganadería. En julio de 1837, la villa fue visitada por Carlos María Isidro de Borbón, al frente de la Expedición Real.

    Guerras Carlistas, Mosqueruela, Ramón Cabrera


    En el Diccionario geográfico-estadístico-histórico de España y sus posesiones de Ultramar de Pascual Madoz se comenta que «los carlistas hicieron en las murallas de esta villa algunos reparos cerrándola en 1838 con 7 puertas para poner á cubierto de un golpe de mano las oficinas de la administración de rentas, factorías y el juzgado o alcaldía mayor del partido que se establecieron en este punto». Se describe a Mosqueruela, en 1845, como una «población murada con cuatro puertas en los cuatro puntos cardinales... las casas son de mediana construcción, repartidas en calles llanas y rectas, aunque mal empedradas».

    En el siglo XX, la Guerra Civil produjo grandes daños en el patrimonio cultural de la localidad, al tiempo que el «maquis» y la represión mermaron su población. Uno de los jefes del maquis, conocido como «Petrol», actuaba en Mosqueruela y encontró la muerte en su término municipal, quizás asesinado por otro guerrillero. Igualmente, cerca de Mosqueruela actuó Doroteo Ibáñez Alconchel, cuyo nombre de guerra, «Maño», sirvió para denominar a todo un grupo («Los Maños»). Las acciones más relevantes del maquis en la comarca de Gúdar-Javalambre tuvieron lugar a lo largo de 1947. Por ello, al estarse convirtiendo el conflicto en un peligroso elemento de desequilibrio, el gobierno no reparó en medios, nombrando al general Manuel Pizarro Cenjor gobernador civil de Teruel. Éste declaró el territorio afectado «zona de guerra», lo que supuso que la vida en la zona se viera alterada por completo y, a medida que trascendían los actos de violencia, el miedo siguiera extendiéndose entre los habitantes. Frecuentemente fue el numeroso grupo masovero el que sufrió las agresiones. El resultado de la ofensiva de las fuerzas gubernamentales conllevó que antes de que concluyera 1948, la actividad ya hubiera descendido de intensidad, aunque aún se produjeron enfrentamientos como el acaecido el 7 de marzo de 1949 en Mosqueruela entre un destacamento de la Guardia Civil y un grupo de guerrilleros. La decisión definitiva por parte del maquis de abandonar la lucha y regresar a Francia no se tomó hasta 1951.

    En el término municipal de Mosqueruela se encuentran una serie de pinturas rupestres levantinas, incluidas dentro del Patrimonio mundial de la Unesco, además de restos de poblamientos de la Edad de Bronce o de la época ibérica.

    En el barranco de Givert pueden contemplarse dos abrigos con importantes representaciones de arte rupestre levantino. El primero de ellos presenta gran número de figuras humanas de pequeño tamaño, con escenas de lucha, de caza y animales aislados de color rojo, y el segundo muestra pinturas en rojo y grabados simbolizando signos de ciclo esquemático.

    La Cueva de la Estrella presenta grabados rupestres en tres paneles, representando cazoletas unidas por canalillo y una figura circular con cazoletas, siendo en total cuatro figuras.

    Mosqueruela presenta uno de los mejores ejemplos de trazado ortogonal medieval amurallado que se conserva en las sierras de Teruel. Su casco urbano, declarado Conjunto Histórico-Artístico en 1982, gira en torno a la calle Mayor, bello eje completamente porticado.

    En la plaza Mayor se sitúan, frente a frente, la Iglesia parroquial y el Ayuntamiento. La iglesia parroquial de la Asunción es una construcción de compleja evolución. El edificio actual es de 1722, conservando restos del templo primitivo de los siglos XIV y XV. Consta de tres naves de cinco tramos, estando la nave central y la cabecera cubiertas con bóveda de medio cañón con lunetos, y las laterales con bóvedas de arista. Destaca la torre de tres cuerpos de cantería, cuyos dos últimos cuerpos son octogonales. Al exterior, quizás lo más sobresaliente sea la portada gótica situada en el costado sur. Originalmente estuvo protegida por un porche o portegado, probablemente de madera. En el interior, se puede apreciar la capilla gótica del Salvador, junto al coro, que contiene restos de un interesante retablo gótico en piedra. Se conserva aquí una pila bautismal monolítica también medieval.

    Encima de la sacristía de la iglesia se localiza el Archivo de la Comunidad de Teruel, cuya constitución fue autorizada por el arzobispo de Zaragoza en 1441.

    Otro edificio de interés es la antigua Ermita de Santa Engracia, actual Casa de la Cultura, que alberga el Museo de Documentos Históricos. Este espacio conserva una colección archivística de gran importancia sobre la historia de la «Comunidad de Aldeas de Teruel».

    Algo más alejadas del casco urbano están las ermitas de Loreto, de San Antonio y de San Lamberto, así como las ruinas del priorato de Santa Ana.

    El Ayuntamiento es una edificación del siglo XVIII asentada sobre una lonja de nueve arcos en cuyo interior hay importantes dependencias como la cárcel, la sala del concejo y el archivo municipal. Del mismo siglo data la casa del rector, también situada en esta plaza.


    De especial interés son los restos amurallados de la villa, unos de las mejor conservados en la provincia. El Portal de San Roque es la entrada principal de la muralla, estando realizado en mampostería, con arco apuntado al exterior y rebajado intramuros, y entre éstos bóveda de medio cañón. Su torre es esbelta, con sillares en su parte baja y piedra irregular en la alta con sillares reforzando las esquinas. Todavía se conservan otros de sus siete portales originales, como el de Vistorre, el del Postigo y el de Teruel; este último es un sencillo vano abierto en el lienzo de muralla y al lado de una torre a la que se le añadió una vivienda, que es conocida como Casa Fuerte.

    Cabe mencionar la arquitectura de la calle Ricos Hombres, cuyos edificios destacan por sus aleros de madera; uno de ellos contiene una decoración barroca de más de cien rosetas. En la calle Isabel Blesa se emplaza el Palacio Gil de Palomar, también llamado Palacio del Rey Don Jaime, de mampostería y con cornisa de madera. Esta calle finaliza en el Portal del Hospital, junto al que se levanta el edificio del Hospital cuya fecha de construcción, 1557, consta en una inscripción conmemorativa.

    Por otra parte, existe una exposición al aire libre de esculturas abstractas conocidas como «Casetas de Cabezón».

    Los orígenes de la Estrella se remontan al siglo XIV y se relacionan con el Castillo de Mallo o Majo, cuando, tras su desmantelación, se pobló un pequeño villar en la margen izquierda del río Monleón. Allí se emplaza el Santuario de la Virgen de la Estrella, reconstruido entre 1720 y 1731. El templo actual tiene una planta de tres naves, estando la nave principal cubierta con bóvedas de cañón con lunetos. Además del santuario, todavía se conservan los restos de una interesante zona residencial, situada hacia la ladera, que fue afectada por una inundación en 1883.

    De interés geológico son los poljés que se hallan dentro del término municipal. Estos son grandes depresiones kársticas, endorreicas y de fondo aplanado, generalmente rellenas de materiales residuales de la disolución de rocas como las calizas. El más importante en Mosqueruela, por su tamaño, es el recorrido actualmente por el río Monleón —en el límite provincial—, con una longitud de 27 km.

    De la celebración de San Antonio —en enero—, se conserva la tradición de las hogueras.
    El 29 de abril tiene lugar la festividad de San Pedro Mártir, patrón de Mosqueruela.


    La celebración más importante de la localidad tiene lugar el último domingo de mayo en honor a la Virgen de la Estrella. El viernes se dan cita en el horno las mujeres del pueblo para elaborar los «rollos de la Caridad», que serán bendecidos al día siguiente en el Ayuntamiento. La madrugada del domingo es el momento solemne para presenciar el «rosario de la Aurora». Tras la solemne misa mayor, al mediodía, los vecinos del pueblo se dirigen en procesión hasta la aldea y santuario de la Estrella, haciendo noche en el santuario.
    A mediados de junio, para San Lamberto, tiene lugar la fiesta de los quintos.
    El último fin de semana de julio se celebra la fiesta de los pastores.

    La feria de Mosqueruela se desarrolla el primer domingo del mes de septiembre y aúna lo lúdico con lo comercial. Originalmente se celebraba para la Virgen de agosto, a partir de un privilegio otorgado en 1366 por el rey Pedro IV. Actualmente la feria tiene como temática principal la ganadería, pero la acompañan una variedad de actos festivos como los tradicionales «toros embolados», las vaquillas o las verbenas.

    Fray Luis de Aliaga (1565-1626): religioso dominico que llegó a confesor real de Felipe III. Se cree que por inspiración suya se volvió en 1609 a poner en vigor el edicto de 1526 que obligaba a los moriscos a bautizarse o a abandonar el reino.



    Luis de Aliaga Martínez, también citado como Fray Luis de Aliaga o Padre Aliaga, (Mosqueruela, 1560 - Zaragoza, 1626) fue un religioso dominico español, que llegó a confesor real e Inquisidor general (1619-1621).

    Era hijo de un hidalgo que, a pesar de su condición, tenía un comercio de paños. Tras quedar huérfano, entró en el convento de Santo Domingo de Zaragoza, protegido por el prior Jerónimo Xavierre (1582). Llegó a enseñar teología en la Universidad de Zaragoza, pero renunció a su puesto para ocupar el cargo de prior del nuevo convento dominico que se abrió en la ciudad con el nombre de Convento de San Ildefonso (1605).

    En 1606 se trasladó a Madrid como asistente del Padre Xavierre, y fue nombrado confesor del Duque de Lerma, valido del rey Felipe III (6 de diciembre de 1608). Al poco tiempo, Lerma consiguió que fuera nombrado confesor real, cargo que hasta entonces venía siendo cubierto por los franciscanos (el último, Diego Mardones, fue nombrado obispo de Córdoba y alejado de la Corte), en lo que se interpreta como un movimiento para aumentar su propio control sobre la figura del rey, dado que Aliaga no era ni un teólogo reputado ni un miembro prominente del clero.

    Desde su puesto de confesor, los consejos de Aliaga contribuyeron en gran medida a la decisión de expulsar de España a los moriscos (1609). El rey le ofreció el arzobispado de Toledo, pero se negó, aceptando no obstante ser nombrado archimandrita de Sicilia y consejero de Estado.

    A pesar de su inicial cercanía a Lerma, figuró entre los responsables de su caída (1618), tras la que el nuevo valido, el duque de Uceda, consiguió que le nombraran, en 1619, Inquisidor General.

    Al subir al trono Felipe IV (1621) se vio forzado a abandonar la Corte y su cargo de Inquisidor General, siendo desterrado al monasterio de Santo Domingo de Huete y posteriormente a Aragón, donde murió, en 1626.

    Sus enemigos políticos le describían como avaro, glotón, lujurioso, grosero con los poderosos y despiadado con los pobres, aficionado a las corridas de toros (como el Che Guevara) y a la astrología, y políticamente partidario del particularismo aragonés (Memorial que contra Fray Luis de Aliaga y sus mañas se dio a Felipe III).



    Era muy activo redactando todo tipo de escritos de tipo burocrático y cartas. Entre sus obras se encuentran Varios Opúsculos sobre asuntos graves de la Monarquía española y de su General Inquisición,
    Pareceres sobre la causa que se hizo al P. Mariana y Representación sobre los excesos de Felipe III.

    Cervantes y el autor del falso Quijote, Luis Aliaga

    Cervantes y el autor del falso Quijote, José Nieto


    Ibáñez González, Javier (coord.) (2009). Las Hoces del Mijares y los Caminos del Agua. Qualcina. Arqueología, Cultura y Patrimonio.
    ISBN 978-84-937190-0-5.
    Ibáñez González, Javier & Casabona Sebastián, José F. (2013). Castillos, murallas y torres. La arquitectura fortificada de la Comarca de Gúdar-Javalambre. Qualcina. Arqueología, Cultura y Patrimonio.
    ISBN 978-84-937190-5-0.



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