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sábado, 13 de julio de 2019

PEDRO III, EN LAS JUSTAS DE BURDEOS


129. PEDRO III, EN LAS JUSTAS DE BURDEOS (SIGLO XIII. BURDEOS)

PEDRO III, EN LAS JUSTAS DE BURDEOS (SIGLO XIII. BURDEOS)


Es históricamente conocido cómo Pedro III, rey de Aragón, yerno del desposeído y muerto Manfredo, rey de Sicilia, acabó tomando esta isla, vengando a su suegro e incorporándola a sus demás Estados.
Había recogido el guante retador de Conradino. Le quedaba pendiente todavía el personal ajuste de cuentas con Carlos de Anjou, el güelfo al que expulsara de Sicilia. El duelo entre Pedro III (excomulgado por el Papa) y Carlos de Anjou (hijo carísimo de la Iglesia) estaba previsto que se celebrara en Burdeos, en tierras del rey de Inglaterra, a quien el papa Martín IV le rogó que no lo permitiese, como trató de hacer.

papa Martín IV

No obstante, Pedro III no quiso faltar a aquella cita de honor, pero sabía que Eduardo de Inglaterra controlaría todos los caminos que llevaban a Burdeos y que, además, tenía que atravesar Francia, dos peligros a sortear.
Lo de Burdeos, en definitiva, era una trampa, pero su honor le llevaba a ella.
Sin embargo, en Burdeos todo se había preparado. La cristiandad entera estaba pendiente de lo que allí pudiera ocurrir. Entre las muchas comitivas que se dirigían a Burdeos estaba la del famoso mercader y tratante de caballos Domingo de la Figuera, conocido en toda Europa. Como siempre, su comitiva era numerosa. Al cargo de mercancías y cabalgaduras iban tres criados pobremente vestidos, aparte de su mayordomo. En realidad, el mayordomo era Pedro III y los tres criados Blasco de Alagón, Berenguer de Peratallada y Conrado de Llanzá.
Bajo el disfraz, la comitiva aragonesa llegó a Burdeos, donde era bien sabido que no acudiría Carlos de Anjou, por habérselo prohibido el Papa. El senescal de Burdeos recibió aviso de que le aguardaba un mensajero del rey de Aragón, un encapuchado que le dijo si estaba en condiciones de garantizar la seguridad del rey aragonés, quien se podría presentar allí en poco tiempo.
El senescal inglés indicó al mensajero que bajo ningún concepto se presentara Pedro III, pues sería preso, ya que los hombres del rey de Francia y de Carlos de Anjou estaban por todas partes. Entonces, el mensajero le dijo al senescal si conocía personalmente al rey aragonés. Como dijera que sí, el interlocutor le mostró su rostro y, sin pensarlo más, fue a tomar posesión de su sitio en el palenque. Sólo le pudieron hacer desistir tras recibir un documento acreditativo de haberse presentado a la justa.

[Balaguer, Víctor, Instituciones y reyes de Aragón..., págs. 115-123.]

Pere Rey, Pedro III de Aragón, representado en la Genealogía de la Casa de Aragón redactada por orden el rey Martín I de Aragón.
Pedro III de Aragón, representado en la Genealogía de la Casa de Aragón redactada por orden el rey Martín I de Aragón.


Pedro III el Grande en el collado de las Panizas, por Mariano Barbasán. 1891. (Diputación Provincial de Zaragoza).
Pedro III el Grande en el collado de las Panizas, por Mariano Barbasán. 1891. (Diputación Provincial de Zaragoza).
Pedro III de Aragón (Valencia, 1240 - Villafranca del Penedés, 11 de noviembre de 1285),​ llamado el Grande, fue hijo de Jaime I el Conquistador y su segunda esposa Violante de Hungría. Sucedió a su padre en 1276 en los títulos de rey de Aragón, rey de Valencia y conde de Barcelona. Además, llegó a ser también rey de Sicilia.

Casado el 13 de junio de 1262 en la catedral de Montpellier con Constanza de Hohenstaufen, hija y heredera de Manfredo I de Sicilia, fueron coronados en Zaragoza, probablemente el 17 de noviembre de 1276,​ en una ceremonia en la que Pedro canceló el vasallaje que con el papado había concertado su abuelo Pedro II.

Todo su reinado se centró en la expansión de la Corona de Aragón por el Mediterráneo y para ello aprovechó su matrimonio con Constanza para reivindicar la corona siciliana. Sicilia se encontraba desde 1266 bajo la soberanía de Carlos de Anjou quien, con el apoyo del papa Clemente IV, que no deseaba a ningún Hohenstaufen en el sur de Italia, había sido investido rey tras derrotar en Benevento a Manfredo, quien falleció en la batalla.

El monarca angevino hizo cegar a los tres hijos varones de Manfredo y, en 1268, capturó e hizo decapitar a Conradino que –como nieto de Federico II– era el último heredero varón de la casa Hohenstaufen. La línea sucesoria pasó entonces a Constanza, quien ofreció refugio en Aragón a las familias partidarias de su padre, los Lanza, los Lauria y los Prócidas. Desde ahí, Juan de Procida, Roger de Lauria y el resto del antiguo partido Hohenstaufen organizaron la oposición a Carlos de Anjou con Pedro como candidato con el apoyo bizantino.

Una flota de la corona aragonesa, al mando de Conrado Lanza, recorre en 1279 las costas africanas para restablecer la soberanía feudal de Aragón sobre Túnez, que la muerte del emir Muhammad I al-Mustansir había debilitado. Posteriormente, en 1281, Pedro III armó una flota para invadir Túnez y solicitó al recién elegido papa Martín IV una bula que declarara la operación militar como cruzada, pero el papa, de origen francés y partidario de Carlos de Anjou, se la negó.

Cuando la flota se disponía a zarpar, tuvieron lugar en Sicilia los acontecimientos conocidos como las Vísperas sicilianas que provocaron la expulsión de la isla, tras una gran matanza, de los franceses. Los sicilianos enviaron entonces una embajada a Pedro III ofreciéndole la corona siciliana, a la que tenía derecho gracias a su matrimonio. El rey aragonés puso entonces su flota rumbo a Sicilia, donde arribó el 30 de agosto de 1282 y fue coronado rey en la ciudad de Palermo.

Inmediatamente envió una embajada a Carlos de Anjou, que se encontraba en Mesina, instándole a reconocerle como rey de Sicilia y a abandonar la isla. La derrota de la flota angevina en Nicoreta, a manos del almirante Roger de Lauria, obligó a Carlos a dejar Mesina y refugiarse en su reino de Nápoles.

El papa Martín IV respondió a la coronación siciliana de Pedro III con su excomunión (9 de noviembre de 1282) y su deposición como rey de Aragón (21 de diciembre de 1283), ofreciendo la corona al segundo hijo del rey de Francia, Carlos de Valois, a quien invistió el 27 de febrero de 1284, y declarando una cruzada contra Aragón, entre 1284 y 1286, por su intervención en los asuntos sicilianos en contra de la voluntad papal. La mayor parte del conflicto se desarrolló en tierras catalanas, aunque los primeros episodios se sucedieron en la frontera navarro-aragonesa. Como respuesta, los aragoneses atacaron a los franceses en Mallorca y Occitania.

La situación en la que se encontró Pedro III era totalmente inestable, ya que no sólo tenía que enfrentarse a la invasión francesa que se preparaba al norte de los Pirineos, sino que tuvo que hacer frente a graves problemas en el interior de sus reinos surgidos ante las necesidades económicas que provocó la conquista de Sicilia.

Pedro III soluciona los problemas internos concediendo, en las Cortes de Tarazona (1283-84), la formación de la Unión aragonesa y prestando juramento al Privilegio General que defendía los privilegios de la nobleza; asimismo concedió al Condado de Barcelona la constitución “Una vegada l´any” en las cortes celebradas en Barcelona entre 1283 y 1284.

Solucionados los problemas interiores, pudo centrar su atención en la invasión francesa, que al mando del propio rey francés Felipe III tomó en 1285 la ciudad de Gerona, para inmediatamente tener que retirarse cuando la flota aragonesa retornó de Sicilia al mando de Roger de Lauria e infligió a la escuadra francesa una derrota total en las islas Formigues y a continuación una derrota en tierra en el barranco de las Panizas, cuando las tropas francesas se retiraban.

Tras su gran victoria, Pedro III se dispuso a enfrentarse a su hermano Jaime II de Mallorca y a su sobrino el rey Sancho IV de Castilla, que no le habían prestado apoyo durante su conflicto con los franceses,pero su prematura muerte lo impidió. A finales de octubre de 1285, el rey enfermó cuando se disponía a emprender viaje a Barcelona y tuvo que detenerse en la localidad de San Climent donde los médicos, que viajaron desde la capital para atenderle, no pudieron hacer nada para salvarle. Falleció el 11 de noviembre de 1285 en la festividad de san Martín. Los estudios forenses de sus restos, exhumados en 2010, indican que probablemente su deceso se debió a una afección pulmonar.

En su testamento, Pedro III dispuso que su cadáver recibiera sepultura en el Monasterio de Santes Creus, de la orden cisterciense. Las exequias del monarca se celebraron con gran solemnidad y el cuerpo del rey fue colocado en una urna de pórfido rojo, que el almirante Roger de Lauria trajo desde Sicilia. Él fue el primer monarca aragonés en recibir sepultura en el Monasterio de Santes Creus.

El rey Jaime II de Aragón, ordenó la erección de las tumbas del rey Pedro III el Grande, su padre, al mismo tiempo que disponía la creación de su propia tumba y la de su segunda esposa, Blanca de Nápoles. Se dispuso que los sepulcros se hallaran cobijados, como así se hizo, bajo baldaquinos labrados en mármol blanco procedente de las canteras de San Felíu, cerca de Gerona. Cuando el rey Jaime II dispuso la creación de su propio sepulcro, tomó como modelo el sepulcro de su padre.

El sepulcro del rey Pedro III fue realizado entre los años 1291 y 1307 por Bartomeu de Gerona y es más rico que el de su hijo Jaime II y su esposa. Un gran templete de caladas tracerías alberga el sepulcro del rey, consistente en una urna de pórfido rojo, antes una pila de baño romana, traída a España por el almirante Roger de Lauria. La urna de pórfido se encuentra rodeada por imágenes de santos.

El epitafio del rey Pedro III, colocado enfrente del mausoleo, en el pilar que separa el presbiterio de la capilla lateral del crucero, reza la siguiente inscripción:

PETRUS QUEM PETRA TEGIT GENTES ET REGNA SUBEGIT,

FORTES CONFREGITQUE CREPIT, CUNCTA PEREGIT, AUDAX MAGNANIMUS SIBI MILES QUISQUI FIT UNUS, QUI BELLO PRIMUS INHERET JACET HIC MODO IMUS, CONSTANS PROPOSITO VERAX SERMONE FIDELIS, REBUS PROMISSIS FUIT HIC ET STRENUUS ARMIS, FORTIS JUSTITIA VIVENS AEQUALIS AD OMNES, ISTIS LAUDATUR VI MENTIS LAUS SUPERATUR, CHRISTUS ADORATUR DUM PENITET UNDE BEATUR, REX ARAGONENSIS COMES ET DUX BARCINONENSIS, DEFECIT MEMBRIS UNDENA NOCTE NOVEMBRIS, ANNO MILLENO CENTUM BIS ET OCTUAGENO,

QUINTO, SISTE PIA SIBI TUTRIX VIRGO MARIA.

En diciembre de 1835, durante la Primera Guerra Carlista, tropas gubernamentales integradas por la Legión Extranjera Francesa (procedente de Argelia) y varias compañías de migueletes se alojaron en el edificio monacal, causando numerosos destrozos en el mismo. Las tumbas reales de Jaime II y su esposa fueron profanadas. Los restos de Jaime II, hijo de Pedro III, fueron quemados, aunque parece que algunos restos permanecieron en el sepulcro. La momia de la reina Blanca de Nápoles fue arrojada a un pozo, de donde fue sacada en 1854. El sepulcro de Pedro III, a causa de la solidez de la urna de pórfido utilizada para albergar los regios despojos, impidió que sus restos corrieran igual suerte.

En 2009 se hallaron los restos mortales del rey en su tumba de Santes Creus.​ Mediante una sofisticada técnica de endoscopia y una analítica de los gases contenidos en su interior, se ha podido comprobar que es la única tumba de un monarca de la Corona de Aragón que no ha sido nunca profanada.


De su matrimonio con Constanza en 1262 nacieron:

Alfonso III de Aragón (1265-1291), rey de Aragón, Valencia y conde de Barcelona.
Jaime II de Aragón el Justo (1267-1327), rey de Aragón, Valencia, conde de Barcelona, rey de Cerdeña y de Sicilia.
Isabel de Aragón (1271-1336), «Santa Isabel de Portugal», reina consorte de Portugal por su matrimonio en 1288 con Dionisio I de Portugal.
Federico II de Sicilia (1272-1337), rey de Sicilia.
Violante (1273-1302), casada en 1297 con el infante Roberto de Nápoles, futuro Roberto I.
Pedro de Aragón (1275-1296).
Tuvo tres hijos naturales de su relación con María Nicolau, antes de contraer matrimonio con Constanza:

Jaime Pérez de Aragón (m. 22 de mayo de 1285). Primer señor de Segorbe.5​ Casado con Sancha Fernández, hija de Fernando Díaz o Rodrigo Díaz, señor de Benaguasil, y de su mujer Alda Fernández de Arenós, señora del Vall de Lullén, de quien tuvo a Constanza Pérez de Aragón quien fuera II señora de Segorbe, enlazada con Artal Ferrench de Luna, VIII señor de Luna;
Juan Pérez de Aragón;
Beatriz Pérez de Aragón, falleció en Portugal en 1316 y recibió sepultura en el monasterio de Monasterio de Santa Clara-a-Velha en Coimbra. Con su esposo, Ramón de Cardona, acompañó a su media hermana Isabel de Aragón cuando esta se casó con el rey Dionisio de Portugal. Fueron padres de cinco hijos: Guillermo, Ramón, Isabel, Beatriz y Leonor.
De la relación que mantuvo alrededor de 1275-1280 con Inés Zapata, a quien le donó las villas de Llíria y Alzira en el Reino de Valencia, nacieron cuatro hijos ilegítimos:

Fernando de Aragón. Caballero Hospitalario, su padre le dio el señorío de Albarracín en 1284 después de asediar y tomar la ciudad en septiembre de ese año, derrotando a Juan Núñez I de Lara. En 1305 fue enviado por su hermano Federico II, a ocupar Rodas y otras islas Griegas, expedición que fracasó.
Sancho de Aragón. Castellán de Amposta.
Pedro de Aragón,​ luego Pedro de Aragão, marchó al reino de Portugal en 1297 en compañía de su media hermana Isabel de Aragón y usó del apellido de Aragón y de las armas del rey su padre. Caballero hidalgo en Portugal. Su hermana, la reina Isabel, le dejó 1000 libras en su testamento otorgado en 1314. Se casó en Portugal​ con Constança Mendes da Silva, segunda hija de Soeiro Mendes "Petite" da Silva y de su primera esposa Maria Anes Brochado, de la cual tuvo un hijo.
Teresa de Aragón.​ Contrajo tres matrimonios: el primero con García Romeu III, ricohombre de Aragón, hijo de García Romeu II; el segundo con Artal IV de Alagón (m. 1295), X señor de Alagón en 1293, III señor de Sástago, I señor de Pina de Ebro, de Calanda y de Alcubierre, con descendencia; y el tercero con Pedro López de Oteiza.




Restos de Pedro III de Aragón en el siglo XXI
Restos de Pedro III de Aragón en el siglo XXI

domingo, 14 de julio de 2019

JAIME II ELIGE ESPOSA, 1314

130. JAIME II ELIGE ESPOSA (1314) (SIGLO XIV).


Consejo de nobles presidido por Jaime II de Aragón.
Consejo de nobles presidido por Jaime II de Aragón.

Jaime II, que había sido rey de Sicilia antes de acceder al trono de Aragón, se había casado con Blanca de Anjou, hija mayor de Carlos II de Nápoles, con la que había tenido varios hijos, entre ellos quien sería el heredero de la corona, Alfonso IV.

Pero muerta doña Blanca en 1310, parece que el rey Jaime II estuvo dispuesto a consolarse pronto de su viudez, pues al año siguiente envió embajadores suyos a pedir la mano de una cualquiera de las dos hijas, María o Eloísa, del rey de Chipre, Hugo de Lusignan.

Los dos emisarios, una vez puestos en camino para tratar de cumplir encargo tan delicado por parte del rey, pensaron que en lugar de solicitar la mano de «una cualquiera» de las dos hermanas era preferible conocerlas primero y elegir después aquella que mejor les pareciera. Para ello tuvieron que pasar algunos días en torno a la corte chipriota y con el mayor disimulo fueron estudiando, hasta donde podían llegar sin levantar sospechas, el comportamiento de ambas infantas, acabando por decidirse por la más pequeña, llamada Eloísa.

Una vez adoptada la decisión, solicitaron audiencia al rey chipriota al que confesaron sus verdaderas intenciones y le pidieron la mano de Eloísa, la hermana menor, para unirla en matrimonio nada menos que a Jaime II de Aragón, señor del Mediterráneo. Hugo, al saber que era para ceñir la corona de Aragón, les convenció para que se decantaran por la mayor, María, que era la heredera del trono de Chipre y de Jerusalén, y a la que no le faltaban virtudes.

Cambiaron impresiones los dos embajadores aragoneses entre sí y, ante las razones tanto personales como políticas argumentadas por el rey chipriota, accedieron gustosos al cambio, regresando a Barcelona en junio de 1313. Un año después llegó a Gerona procedente de Chipre María de Lusignán, tras varios días de navegación. Allí mismo se verificó el enlace y la coronación de la nueva reina de Aragón, que desgraciadamente habría de morir, sin haberle dado sucesión a don Jaime, en Tortosa, pocos años más tarde, en 1321, fatal desenlace que motivó aún un tercer matrimonio del monarca, entonces con doña Elisenda de Moncada.



Sepulcro de la reina María de Chipre, esposa de Jaime II de Aragón, en la Catedral de Barcelona.
Sepulcro de la reina María de Chipre, esposa de Jaime II de Aragón, en la Catedral de Barcelona.


[Sánchez Pérez, José Augusto, El Reino de Aragón, págs. 193-194.]


http://www.enciclopedia-aragonesa.com/voz.asp?voz_id=11344


http://worldcat.org/identities/lccn-n84805690


https://es.wikipedia.org/wiki/Mar%C3%ADa_de_Chipre



María de Chipre o María de Lusignan (1279 - Tortosa, 1319), princesa de Chipre y reina consorte de Aragón entre 1315 y 1319 por su matrimonio con Jaime II de Aragón.


Hija de Hugo III, rey de Chipre y de Jerusalén y de Isabel de Ibelín. Era nieta por vía paterna de Enrique de Poitiers e Isabel de Lusignan y por vía materna de Guido de Ibelín y Felipa de Berlais. Hermana del senescal de Chipre Felipe de Ibelín.


El 15 de junio de 1315 contrajo matrimonio por poderes con Jaime II en la catedral de Santa Sofía de Nicosia y en persona el 27 de noviembre del mismo año en la catedral de Gerona. No tuvo descendencia.


Falleció el mes de septiembre de 1319 en Tortosa.


A la muerte de la reina, su cadáver recibió sepultura en el Convento de San Francisco de Barcelona, donde a lo largo de la Edad Media recibieron sepultura numerosos miembros de la familia real aragonesa, como el rey Alfonso III el Liberal. Allí permaneció sepultado el cadáver de la esposa de Pedro III durante varios siglos, hasta que en 1835 el Convento de San Francisco fue demolido, y la mayoría de los restos de las personas reales allí sepultadas, incluyendo a la reina María de Chipre, fueron trasladados a la Catedral de Barcelona.


En el siglo XX, los restos de la reina fueron colocados en un sepulcro, en el lado izquierdo del Altar Mayor de la Catedral de Barcelona, en el que también se encuentran los restos mortales de otras dos reinas de Aragón, la reina Constanza de Sicilia, esposa de Pedro III el Grande, y la reina Sibila de Fortiá, cuarta esposa de Pedro IV el Ceremonioso. En el mismo sepulcro también descansan los restos de la reina Leonor de Aragón, reina de Chipre por su matrimonio con Pedro I de Chipre, y nieta de Jaime II de Aragón. Los sepulcros, en los que los restos de las reinas fueron depositados en 1998, fueron realizados por el artista español y catalán Frederic Marès.


Arco y Garay, Ricardo del (1945). Sepulcros de la Casa Real de Aragón. Madrid: Instituto Jerónimo Zurita. Consejo Superior de Investigaciones Científicas. OCLC 11818414.



https://www.worldcat.org/oclc/11818414

https://es.wikipedia.org/wiki/Jaime_II_de_Arag%C3%B3n


Jaime II de Aragón, el Justo (Valencia, 10 de abril de 1267​– Barcelona, 2 de noviembre de 1327) fue rey de Aragón, de Valencia y conde de Barcelona entre 1291 y su muerte, y rey de Sicilia entre 1285 y 1302. Ostentó los títulos honoríficos de Portaestandarte, Almirante y Capitán General de la Santa Iglesia Católica.


Segundo hijo de Pedro III y de su esposa Constanza II de Sicilia, de su madre heredó el reino de Sicilia en 1285. Derrotó a su competidor Carlos de Anjou, cuyas fuerzas navales fueron deshechas en más de un encuentro por el almirante Roger de Lauria, nacido en la Basilicata italiana y al servicio de Jaime II. Conquistó parte de Calabria y las islas del golfo de Nápoles.


https://www.academia.edu/34154582/LENGUA_NAPOLITANA_NAPULITANO_UNA_ACADEMIA_POR_UN_PATRIMONIO_DE_LA_HUMANIDAD

https://www.youtube.com/watch?v=6IAq2QWik-k

En 1291 recibió también la Corona de Aragón, al morir sin descendencia su hermano Alfonso III, y se alió con el rey de Castilla con una alianza matrimonial casándose con la hija de éste Isabel de Castilla. Dicha unión fue solo civil al ser frustrada por el Papa a causa de la consanguinidad de los prometidos. No tuvo descendencia dicho matrimonio dado que no llegó a consumarse; la novia en el momento de la boda tenía ocho años de edad. Tras la muerte de su suegro, el rey Sancho IV de Castilla en 1295, este primer matrimonio del monarca aragonés quedó definitivamente anulado.


Intentó obtener una alianza con el sultán Khalil en 1292, pero al disminuir las amenazas exteriores, la dejó sin ratificar.


En 1296 iniciaría una contienda con Castilla, aprovechando la minoría de edad de Fernando IV y los conflictos entre sus regentes, sin declaración de guerra, para conquistar el Reino de Murcia. / Jaime I lo conquistó y lo entregó a Castilla, a su yerno Alonso o Alfonso X el sabio, casado con Violante de Aragón / Alicante sería la primera ciudad en caer en el mes de abril, y tras ella Elche, Orihuela, Guardamar del Segura y Murcia. En 1298 tomaría Alhama de Murcia y Cartagena y el 21 de diciembre de 1300 finalizaba la contienda con la conquista de Lorca. Por la Sentencia Arbitral de Torrellas (1304) y el Tratado de Elche (1305) se firmaría la paz con Castilla, devolviéndole la mayor parte del Reino de Murcia a excepción de los territorios al norte del río Segura, quedando las comarcas de Alicante, Orihuela y Elche en posesión del Reino de Valencia


Su dominio sobre Sicilia había sido contestado por el Papado y los Anjou, por lo que Jaime se avino finalmente a ceder la isla al papa a cambio de los derechos sobre Córcega y Cerdeña y la cesión de la isla de Menorca a Jaime II de Mallorca, por el Tratado de Anagni (1295). Sin embargo, su hermano menor Fadrique o Federico, al que había nombrado gobernador de Sicilia, se negó a abandonar el dominio de la isla y resistió eficazmente la campaña militar de Jaime II para arrebatársela aunque finalmente fue derrotado en 1299. Ese mismo año se reforzó el pacto mediante la boda de Jaime II con Blanca de Anjou, hija de Carlos de Anjou.


Federico fue reconocido como rey de Sicilia por la paz de Caltabellota (1302).


Terminada aquella contienda, Jaime conquistó Cerdeña (1323-1325), que quedó así incorporada a la Corona de Aragón, a pesar de la oposición de Génova y Pisa y de múltiples rebeliones locales posteriores.


repartimiento Cerdeña, compartiment Sardenya


Esta política de expansión en el Mediterráneo se completó con un acuerdo con Castilla para repartirse las respectivas zonas de influencia en el norte de África. Para ello selló una alianza con Sancho IV, las (Vistas de Monteagudo, 1291), quien ayudó a la Corona de Aragón a intensificar su presencia en Túnez, Bugía y Tremecén a cambio del correspondiente apoyo contra los franceses.


Jaime II organizó también una expedición a Oriente bajo el mando de Roger de Flor, concebida para librar al reino de la presencia de las peligrosas compañías militares conocidas como los «almogávares» (1302).


Intentó rescatar a los templarios peninsulares (especialmente a fray Dalmau de Rocabertí, submariscal de la orden) caídos en la expugnación de la isla y fortaleza de Arwad (septiembre de 1302). Para ello, envió una serie de embajadas, las primeras (1304-1305 y 1306-1307) llevadas a cabo por Eymeric de Usall, que llegó a traer consigo a Barcelona al "ustadar" (una especie de primer ministro de temas económicos y militares en Egipto)
Fakhr al-Dihn. Consiguió su libertad en 1315, y fray Dalmau murió en 1326 en el Monasterio de Santa María de Vilabertrán. Otras embajadas de don Jaime pidieron, sin éxito, el Santo Grial y el Lignum Crucis al sultán Muhammad al-Nasir.


En 1312 Felipe IV de Francia conmina a Jaime II a extinguir la Orden del Temple en su Reino, pero no teniendo queja el Rey Aragonés del comportamiento de los Templarios, (recordemos que Alfonso I el Batallador les había legado en testamento todo el Reino, aunque finalmente no prosperó dicha cesión), se niega en principio a actuar contra ellos, aunque instado a ello por el Papa, no tiene más remedio que prenderlos, si bien no los condena sin la celebración de juicio previo, resultado del cual se les declara inocentes en los términos que expresa el acta del mismo:
“Por lo que, por definitiva sentencia, todos y cada uno de ellos fueron absueltos de todos los delitos, errores e imposturas de que eran acusados, y se mandó que nadie se atreviese a infamarlos, por cuanto en la averiguación hecha por el concilio fueron hallados libres de toda mala sospecha: cuya sentencia fue leída en la capilla de Corpus-Christi del claustro de la iglesia metropolitana en el día 4 de noviembre de dicho año de 1312 por Arnaldo Gascón, canónigo de Barcelona, estando presentes nuestro arzobispo y los demás prelados que componían el concilio”.


Jaime II dio su apoyo a las propuestas de fray Ramon Llull sobre la recuperación de Tierra Santa (proyecto Rex Bellator). Su hijo primogénito, el infante don Jaime, renunció a la corona y vistió el hábito blanco con la cruz roja, seguramente con la esperanza de llegar a ser «la espada de la cristiandad».


También la fracasada cruzada de Almería en 1309, a la que ayudó Arnau de Vilanova con sus consejos de sanidad y medicina, se enmarca, junto con la fugaz toma de Ceuta, en la estrategia de Llull del libro De Fine (1305).


Con respecto a su política peninsular:


En las cortes de Zaragoza de 1301 Jaime II de Aragón dictaminó que Ribagorza pertenecía a Aragón y que sus límites estaban en la clamor de Almacellas. Aunque en las cortes de Barcelona de 1305 se protestó esta situación, Jaime II el Justo, tras pedir un informe al Justicia Jimeno Pérez de Salanova, confirmó que Ribagorza se incluía en Aragón.


Consolidó la Corona de Aragón al declarar la unión indisoluble entre los reinos de Aragón y Valencia y el condado de Barcelona (1319).

Obtuvo el vasallaje de los reyes de Mallorca (miembros de la casa real aragonesa).
Recuperó el Valle de Arán.
Reforzó la posición de la Corona sometiendo a la nobleza con el apoyo de las ciudades.
Hizo avanzar la frontera del reino de Valencia a costa del de Murcia, aprovechando la intervención en las disputas sucesorias castellanas (1304).
Reforzó la defensa del flanco sur frente a los musulmanes creando para ello la orden militar de Montesa (1317), aprobada por el papa Juan XXII en 1317, con el fin de luchar contra los musulmanes.
Fundó en 1300 la Universidad de Lérida y en 1305 el Consejo (actual Senado) en Crevillente.
Dirige el fracasado asedio a Almería en 1309.
Al final de su reinado, en 1325, las Cortes reunidas en Zaragoza acordaron la supresión del tormento.

En su testamento otorgado en Barcelona el 28 de mayo de 1327, Jaime II ordenó la erección de la tumba de su padre, el rey Pedro, al mismo tiempo que disponía la creación de la suya y de su segunda esposa, Blanca de Anjou, fallecida en 1310. Se dispuso que los sepulcros se hallaran cobijados, como así se hizo, bajo baldaquinos labrados en mármol blanco procedente de las canteras de San Feliu, cerca de Gerona. Cuando el rey Jaime II dispuso la creación de su propio sepulcro, tomó como modelo el sepulcro de su padre.


En el mausoleo de Jaime y Blanca, ejecutado por Bertrán Riquer entre 1313 y 1315, ambos difuntos tienen estatua yacente sobre sus sepulcros, labradas en mármol, a diferencia del de Pedro III.
Rey y reina aparecen vestidos con el hábito cisterciense. Cada una de las efigies de los monarcas ocupa todo el plano en declive que forma la cubierta del sepulcro, ejecutada en mármol, que cubre la urna de alabastro donde se encuentran los restos de los monarcas.


El epitafio del rey Jaime II se halla enfrente de su sepulcro y dice así:


HONORATUR HAC TUMBA QUI SIMPLICITATE COLUMBA

EST IMITATUS REX JACOBUS HIC TUMULATUS,
REX ARAGONENSIS COMES ET DUX BARCINONENSIS,
MAYORICENSIS REX NEC NON CICILIENSIS:
MORIBUS ET VITA CONSORS SUA BLANCA MUNITA,
ILLUSTRI NATA CARULO SIMUL HIC TUMULATA.
NEC FUIT HIC SEGNIS IN SUBDENDIS SIBI REGNIS,
SUBDITA SUNT JAMQUE SIBI MURCIA SARDINIAQUE,
FLORUIT HIC QUINQUE REGNIS TEMPUS UTRIUMQUE,
RESTITUIT GRATIS TRIA JUS SERVANS DEITATIS,
HIC HUMILIS CORDE PECCATI MUNDUS A SORDE,
MISERICORS MUNDUS ANIMO SERMONE FACUNDUS,
JUDICIS JUSTUS ARMIS BELLOQUE ROBUSTUS,
LAETUS NON MAESTUS VULTU MITISQUE MODESTUS,
DICI PACIFICUS MERUIT QUIA PACIS AMICUS,
REGNA TENET COELI DOMINO TESTANTE FIDELI,
CUM SE COLLEGIT HABITUM CISTERCIENSEM PRAE ELEGIT,
QUI CUNCTA REGIT PARCAT QUAE NESCIUS EGIT.
DEFECIT MEMBRIS SECUNDA NOCTE NOVEMBRIS,
ANNO MILLENO CENTUM TER BIS QUOQUE DENO
SEPTENOQUE PIA SIBI SISTAT DEXTERA VIRGO MARIA. AMEN.

En diciembre de 1835, durante la Primera Guerra Carlista, tropas gubernamentales integradas por la Legión Extranjera Francesa (procedente de Argelia) y varias compañías de migueletes se alojaron en el Monasterio de Santes Creus, causando numerosos destrozos en el mismo, profanando las tumbas reales de Jaime II y su esposa y quemando sus restos, aunque parece que algunos permanecieron en el sepulcro. La momia de la reina Blanca fue arrojada a un pozo de donde fue sacada en 1854. El sepulcro de Pedro III, a causa de la solidez de la urna de pórfido utilizada para albergar los regios despojos, impidió que sus restos corrieran igual suerte.


Elaboró una política de enlaces matrimoniales con la familia real castellana, pero no dio los resultados esperados. La hija de Sancho IV formaba parte del trato y, pese a sus ocho años de edad, fue enviada a Aragón para ser casada con Jaime II, pero tres años más tarde fue devuelta a Castilla, pues el papa Bonifacio VIII no concedió la dispensa matrimonial.


Se casó cuatro veces: con Isabel de Castilla, Blanca de Anjou, María de Chipre y Elisenda de Moncada. Sólo tuvo descendencia con su segunda esposa, Blanca de Anjou, naciendo diez hijos de dicho matrimonio:


Jaime de Aragón (1296-1334), que renunció a sus derechos reales después de su matrimonio con Leonor de Castilla para ingresar en la Orden de San Juan de Jerusalén.

Alfonso IV de Aragón (1299-1336), rey de Aragón, rey de Valencia y conde de Barcelona.
María de Aragón (1299-1347), casada con Pedro de Castilla y, después de enviudar, monja en el Monasterio de Santa María de Sigena.
Constanza de Aragón (1300-1327), casada con Don Juan Manuel.
Blanca de Aragón (c. 1301-1348), monja y priora en el Monasterio de Santa María de Sigena.
Isabel de Aragón (1302-1330), que casó en 1315 con Federico I de Austria.
Juan de Aragón (1304-1334), arzobispo de Toledo, de Tarragona y patriarca de Alejandría.
Pedro IV de Ribagorza (1305-1381), conde de Ribagorza, de Ampurias y de Prades.
Ramón Berenguer I de Ampurias (1308-1364), conde de Prades y señor de la Villa de Elche.

Violante de Aragón (1310-1353), casada con Felipe, déspota de Romania e hijo de Felipe I de Tarento, y posteriormente con Lope Ferrench de Luna, primer conde de Luna.



  • Arco y Garay, Ricardo del (1945). Sepulcros de la Casa Real de Aragón. Madrid: Instituto Jerónimo Zurita. Consejo Superior de Investigaciones Científicas. OCLC 11818414.

domingo, 17 de octubre de 2021

LA POESÍA CONTEMPORÁNEA EN MALLORCA.

LA
POESÍA CONTEMPORÁNEA


EN
MALLORCA. (*)



(*)
El autor escribió este artículo en el año 1861; y si bien en
aquella época los poetas que menciona lograron colocar su nombre en
elevadísimo puesto, no habían dado a luz todavía las obras que
después han robustecido su fama, extendiéndola muy merecida por el
continente; ni los trabajos de la nueva pleyada (pléyade)
con que se honra el país, enriquecían a la sazón el repertorio de
la poesía balear.
Tomás Forteza, hoy Maestro en Gay saber, no
dotaba aún la literatura indígena con ninguna de las composiciones
que más tarde le han valido el honroso título que le expidiera el
Consistorio de los Juegos florales de Barcelona. Dedicaba, sí,
Antonio Frates con fruto sus ocios al cultivo de la poesía, pero sus
versos, escritos por vía de pasatiempo, no pasaban al dominio
público. Si Pedro de Alcántara Peña se distinguía por su
perseverante afición a las letras, las justas literarias del
principado catalán no le habían una y otra vez proclamado vencedor.
Tampoco eran conocidas las robustas odas con que Gabriel Maura ha
acreditado su rica y poderosa imaginación; ni daba a la estampa
Bartolomé Ferrá (BARTOLOME FERRA en el original) sus donosas
concepciones en un volumen que el pueblo saborea con avidez por el
gracejo de su frase natural y gráfica y el vivo colorido de sus
pinturas. De RAMON PICO, tan ventajosamente juzgado en Barcelona por
sus poesías líricas, como aplaudido en el teatro catalán, no era
sabido el nombre siquiera: y tantos jóvenes distinguidos como Juan Alcover, Miguel Zavaleta, Miguel Costa, José Tarongi (Taronjí en
el libro editado por mí Lo trovador mallorquí)
, Gerónimo Forteza, Mateo Obrador, Juan Bautista Enseñat, Juan Luis Estelrich y
otros, no tenían aún demostrado lo mucho que Mallorca puede esperar
de su aplicación y de su talento (todo lo contrario a Gabriel Bibiloni). - Los más de los poetas de la
isla han tomado una parte muy activa en el renacimiento de las
letras catalanas
, y con tan buena fortuna, que han compartido
con los vates del principado los honores del triunfo, no sólo en los
juegos florales, sino en los demás certámenes celebrados en
Cataluña, cabiéndoles no poca gloria en la resurrección de la
patria lengua.

(En los textos de Guillermo Forteza
leemos varias veces lemosín, lemosin, lemosina. El catalán siempre fue un dialecto occitano, y para decir sí afirmativo usaban las
variantes OCcitanas: hoc, oc, òc, och
)

Creemos, pues, que si
favorable es el juicio que formara nuestro autor, en 1861, de la
poesía contemporánea en Mallorca, lo fuera doblemente hoy, que
nuevos poetas de valía y nuevas obras de los ya entonces conocidos,
colocan a la provincia entre las más aventajadas en literatura. Mas
ya que nuestro malogrado autor, arrebatado tan prematuramente a su
país, no ha podido adicionar este su artículo, como requería el
incremento de la poesía en el suelo balear, véase siquiera lo que
estampa el distinguido literato catalán D. Joaquín Rubió y Ors en
uno de sus más notables trabajos sobre el renacimiento de las letras
en Cataluña
:
- De Mallorca, dice, cuyos hijos debían algunos
años más tarde poner a tanta altura la bandera donde en campo
rojo y amarillo
ostentase la hermosísima divisa de nuestros
juegos florales, nos llegaron los primeros y, por ser de fuera, más
estimados refuerzos. A la manera que se cruzan en medio del ancho
canal que los separa las miradas que parecen mútuamente dirigirse el
elevado Puigmajor y el riscoso Montserrat, cruzáronse los cantos que
allí exhalaban sus poetas con los acordes que de sus liras
arrancaban los nuestros.” - En suma, para formarse una idea más
cabal de lo que va apuntado, puede verse la colección titulada Flors de Mallorca, publicada en 1873 por Gerónimo Rosselló, que
contiene la mayor parte de las poesías mallorquinas premiadas por el
Consistorio barcelonés desde su institución, y notas biográficas
de cada uno de los poetas que en ella figuran.
- N. del E.
(Gerónimo Rosselló también aparece como autor, poeta:

FLORS DE MALLORCA. POESÍES DE AUTORS VIVENTS, PREMIADES LES MES EN LOS JOCHS FLORALS DE BARCELONA. ESTAMPA
DE PERE JOSEPH GELABERT.
1873. En esa época de
Renaixença, la catalanización de estos autores baleares es bien
tangible. También se propagó esta enfermedad nacionalista a otros
autores españoles, y a los franceses del Felibrige, con Frederic Mistral como cabeza).





I.


Si
espectáculos hay siempre antiguos y siempre nuevos que levanten el
ánimo a la más soberana alteza del pensar y del sentir, que le
hagan saltar las murallas del tiempo y espaciarse por las regiones
del infinito, morada eternal de toda luz para el espíritu, de toda
serenidad y contentamiento para el corazón; uno de ellos es, sin
duda, el de la naturaleza no domeñada por la mano avasalladora del
hombre. Lejos está la primera impresión que este espectáculo nos
causa, de lisonjear nuestro orgullo, pues el alma, bajo la pesadumbre
de una sublime y temerosa emoción, siente flaquear sus fuerzas, la
conciencia de nuestra tiránica personalidad, suelta temblorosa el
cetro de su señorío, y la materia frágil que nos aprisiona se
anonada ante la inmensidad de la materia universal, gloriosa,
triunfante. Pero la esencia divina del espíritu no le permite
prolongar su homenaje a la materia, por ostentosa que se presente; la
majestad perecedera de la naturaleza le rememora la suya inmortal, y
ambas le avivan el seso para encaminarla derechamente al principio y
fin de todo lo grande, al asiento de toda majestad. Entonces dos
serafines purísimos toman sobre sus alas al serafín prisionero, la
gratitud у el amor elevan al alma, y rotas las cadenas que a la vida
real la sujetaban, pronto deja atrás a las alondras, a los cóndores,
a las águilas caudales, piratas de los espacios y amigas del sol, y
atravesando los mundos como flecha disparada, sólo se detiene a las
plantas bendecidas del Hacedor supremo.


Uno de
los países en donde puede a sus anchuras saborear el alma
este linaje de fruiciones altísimas, es en la Isla de Mallorca,
paraíso de sus naturales y admiración de cuantos la visitan. Bajo
la sonrisa tutelar de un cielo trasparente, sonríe también al
viajero esta ondina del Mediterráneo, atrayéndole ya desde lejos
con sus virginales aromas y convidándole a gozar la apacibilidad de
su clima, la hermosura de sus vergeles y regadíos y el accidentado
panorama de sus paisajes. Enriscados montes la ciñen, sus cumbres
enlazadas entre sí por los fraternales brazos de mil ondulosas
colinas, ora dibujan la gentileza de sus azulados perfiles en el
fondo de un azul más claro, ora envueltas en el misterio de nieblas
plomizas, engañan el deseo de la impaciente mirada. Bosques y
encinares las coronan, y sólo en las faldas se atreve el humildoso
cultivo a desplegar el modesto lujo de sus almendros, la ufanía de
sus viñedos, el fruto sacro de sus olivos, las estrellas de plata y
las pomas (“Taronjí: Esclatar en esmelts de noves
pomes.
”) de oro de sus opulentos y codiciados naranjales (ver
ses teronges en youtube, de Miguel Montero, y los poemas de Taronjí:
Sóller “
Ab los
taronjerals enjogassada”
y la mort dels taronjers: “Desde´ls horts de taronjes y de pomes).

El caserío trepa unas veces de loma en loma
cual si afanoso buscase aires más puros y más pintorescas atalayas,
otras se desbanda por las laderas, en vistoso desconcierto, como
rebaño de ovejas asustadizas, o ya despeñándose se agrupa en
hondos valles como familia bien avenida que no acierta a vivir
separada.
(Al voltant d´un caseríu, A dins la vall recolzada... Joseph Taronjí, A la vila de Valldemossa.)


Si
no conociésemos por experiencia propia lo mucho que el hábito
amengua el hervor de nuestros más entrañables afectos y el alcance
de nuestras más vivas sensaciones, imposible nos fuera comprender
como el perenne aspecto de una naturaleza llena de original y salvaje
poesía, no ha infundido en el carácter general de los mallorquines
algo del tinte poético que avalora las bellísimas tradiciones de
sus montañas y aldeas, el ritmo fundamental de sus cantos populares
llenos de grave o tierna melancolía y no escasa parte de sus
costumbres. La imaginación popular de estos bienhadados isleños,
lejos de brillar por la exuberante fecundidad y volubilidad
chispeante de otros países meridionales, parece siempre
contrapesada por el lastre de una reflexión instintiva y de un
cariño nada platónico a la vida material en el círculo angosto en
que acostumbran concebirla y practicarla. Medianamente inclinados a
idealizar la realidad, cifran (Cifre es apellido corriente en ses
illes, como el de mi amiga desde Paderborn: Na Malena de Pollentia :
Pollença, Pollensa
) en ella la mayor suma de felicidad asequible
acá en la tierra. Por esto un vago instinto de repulsión les hace
rechazar todo carácter anovelado, toda aspiración que tienda a
trastornar el mezquino y rutinario orden de cosas que satisface por
completo sus necesidades morales. Tal vez la raza árabe que
tanto tiempo fue dominadora de la isla, ya que no hizo herederos a
sus naturales de los tesoros de su oriental y prodigiosa
fantasía, logró embalsamar para siempre su carácter y perpetuar en
él su somnolencia moral, su
retraimiento, su silencioso quietismo y todo el seráfico conjunto de
sus virtudes sociales. De otra parte una invencible timidez, no
desnuda de modestia ni destituida de recelo, enfrena los
esfuerzos expansivos del corazón. Acallemos con férrea mano las más
apasionadas simpatías del nuestro y digamos toda la verdad. El
carácter general de los mallorquines, no sólo carece de poesía, no
sólo se identifica sobradamente con la realidad, no sólo tributa un
culto interno a las pequeñeces de la vida práctica, sino que carece
de iniciativa colectiva y es hasta cierto punto refractario a todo
progreso social.


Veamos
ahora cómo se destaca de ese carácter general el de los poetas
contemporáneos de Mallorca
.




II.


Pocos
pero de valía son los poetas con que hoy puede enorgullecerse
Mallorca. Por un elevado sentimiento de justicia, todos ellos
conceden el puesto de preferencia a Mariano Aguiló (Marian,
Marià
). Como esos árboles avaros de hojosas bizarrías que,
engañando por algún tiempo las dulces esperanzas de su dueño y
nada cuidadosos en halagar su deseo con la vana ostentación del mal
sazonado y primerizo fruto, en día memorable lo desplegan
riquísimo y bello y abundoso, después de haber ajuntado en la
oscuridad tesoros de fecunda savia, así el nombrado poeta apareció
de repente a los ojos de sus conciudadanos.


Ignorada
de todo el mundo y apenas rastreada por algún amigo, creció y se
fortificó su vocación poética en el misterioso cenáculo de un
alma tan pura como de recio temple, sin ninguna de esas influencias
académicas más o menos legítimas, pero que lejos de prestar un
amoroso arrimo a la inspiración juvenil, suelen arrancarle su
espontaneidad, desnaturalizarla y falsearla. El sentimiento intuitivo
de la verdadera poesía que, desde sus más verdes años, ardía
esplendente en el pecho de Mariano Aguiló, pudo así conservar
intacta esa aureola de pudor y de dignidad que una pureza ejemplar de
costumbres, envidia y admiración de cuantos le conocen, ha concluido
por hacer ordinaria, habitual, inestimable. Por su fortuna como
hombre y como poeta, desde las santas fruiciones del hogar doméstico,
desde la dulce tutela de una familia, dechado de honrados procederes,
desde la influencia angelical de una madre tan inteligente como
tierna, pasó al trato intimo, a la confraternidad intelectual más
estrecha con D. Pablo Piferrer. Al calor de este espíritu
sublime, gloria insigne de Cataluña, regaladamente se desarrolló la
irresistible vocación poética de nuestro paisano; cobró bríos su
sentimiento artístico, se acrisolaron sus aficiones y simpatías
literarias, y tomó un carácter definitivo de originalidad su ya
entonces robustísima inspiración.


Precozmente
encariñado por la poesía popular, largo tiempo hace que cifra en
ella sus más escondidos y nobles deleites. Cazador infatigable de
tradiciones y cantos populares, va a sorprenderlos en el fondo de las
rústicas aldeas, en lo alto de los más encumbrados montes, y con
sabroso recogimiento las escucha y trascribe de boca misma del niño,
de la aldeana, de las viejas, del hosco y casi salvaje pastor. Las
incomodidades de penosas excursiones, el desvío montaraz con que la
gente rústica acoge no pocas veces las insinuaciones y súplicas del
poeta, la codicia de unos, el desdén de otros, la fría y estúpida
indiferencia de muchos, nada le retrae del objeto constante de sus
fatigosos desvelos. De tan difícil y aun arriesgada manera y al cabo
de años y a fuerza de inquebrantable celo ha podido Mariano Aguiló
acopiar una colección de romances lemosines verdaderamente
asombrosa, y cuyo valor histórico, literario y filológico es
incalculable. Los sinceros amantes de la poesía popular en Alemania,
en España, en Portugal, en Francia, aguardan con el más vivo
interés la publicación de tan inmenso tesoro. En él ha sabido
encontrar Mariano Aguiló un auxilio natural y poderoso de sus
propias concepciones, y un manantial de vida para comunicarla
fecundante a su numen. Dotado de una imaginación lírica tan
esplendorosa como la de Moore y de Heyne, nunca la tiene exuberante y
manirrota como la mayor parte de los líricos españoles modernos.
Tampoco se entretiene, como muchos de ellos, en atestar de adornos
baladíes la trivialidad jactanciosa, o la enfermiza raquitiquez
de concepciones mal nacidas y peor alimentadas. Esta intuición
infalible, que es el carácter supremo de las inteligencias
extraordinarias, lo hace ser sabiamente avaro de su patrimonio
poético. Además, una razón siempre en alto, sabe moderar como
habilísimo jinete a un corcel árabe rebosando fogosidad, los
arranques de una fantasía lozaneadora. El lirismo de Mariano Aguiló
encarna en lo vivo del corazón humano, es psicológico, profundo,
trascendental. Esta sobriedad resplandece más todavía en las
poesías exclusivamente populares del poeta balear. Quien haya leído
las pocas composiciones que ha publicado, todas versificadas en el
más clásico lenguaje lemosin, A Dios, El entendimiento y el
amor, Don Alfonso de Castelnegro, A un ciprés, A la traslación del
Archivo de la corona de Aragón, Una visita a los muertos, y
Esperanza, más aún si ha leído sus composiciones inéditas, no
encontrará ciertamente desmesurados nuestros elogios: sólo él,
dechado de veraz modestia, podrá encontrarlos inmerecidos. (*)


(*)
Si justos son los elogios que tributa el autor a este poeta de
privilegiadísimas dotes, hoy es poco cuanto se diga para encomiar
sus trabajos literarios, asiduos sobre toda ponderación, y
encaminados a colocar la literatura catalana
(Guillermo
Forteza usa:
lenguaje
lemosin, varias veces, 8 líneas más arriba, p.ej.
Gerónimo
Rosselló publica las obras rimadas de Ramon Lull, sí, con L al
principio y ll al final, en “idioma catalan-provenzal”
)

en el alto pedestal que le corresponde (un dialecto occitano
en un pedestal; cuándo estará la lengua manchega, o la lengua
extremeña, o la lengua gaditana, etc, en el mismo pedestal? Cuando
tengan tanto dinero como los catalanistas para gastarse en su
promoción
).
A pesar de que son más que suficientes las
composiciones que tiene publicadas para concederle puesto, y no poco
elevado, entre los mejores líricos de España, es sensible que lo
que inédito conserva, así permanezca, en menoscabo de su gloria y
de la literatura, y más aún del renacimiento de la catalana,
que necesita obras en que aprender y modelos que imitar.
Mariano Aguiló es en realidad un ardiente entusiasta por la
lengua de los almogávares
, y a ella puede decirse tiene
consagradas todas sus facultades, toda su existencia, dedicándose a
tan perseverantes estudios y a investigaciones filológicas
tan detenidas, emprendiendo trabajos de tal magnitud, que sólo con
largos años de vida alcanzara llevarlos a término. Es por todos
conceptos importantísima la colección de romances populares
de que habla el autor (Guillermo Forteza), y que a fuerza de
diligencia y de penosas excursiones, tiene recogida en las diferentes
provincias
que formaron la nacionalidad catalana. (Los
paísus cagaláns, PPCC actuales
)

El extenso y razonado
catálogo de las obras impresas en catalán desde la invención
de Guttemberg (la imprenta) hasta nuestros días, premiado por
el gobierno, es una obra cuya impresión, empezada ya, debiera
concluirse, porque es realmente la mejor clave, la guía más segura
para emprender el estudio de la lengua. El Diccionario, que
tan adelantado tiene y tan rico promete ser, que representa dilatados
años de trabajos ímprobos, (no es el DCVB de Alcover) no
debiera hacerse esperar más, por lo mucho que ha de contribuir a la
restauración gloriosamente empezada, y a fijar el mismo idioma
a cuyo cultivo tantísimos se dedican. Y por fin sus colecciones de
refranes, de cantares, de navidades, de cuentos populares y otras
muchas, forman un inapreciable caudal que es lástima no puedan
saborear y estudiar todavía los amantes de la literatura patria.
Hoy es Aguiló Maestro en Gay saber, por haber alcanzado los tres
primeros premios de reglamento en los Juegos florales de Barcelona,
(año 1866) y ocupa el cuarto lugar entre los que han obtenido este
título; dirige además la Biblioteca Catalana, preciosa
colección de obras clásicas de nuestra literatura
indígena
, en la que colaboran los catalanistas Amer
y Rosselló, y el entendido bibliotecario Bartolomé
Muntaner
; y por último publica en caracteres góticos un
precioso cancionero que, por su especialidad y condiciones
tipográficas, forma a la vez las delicias de los literatos, de los
anticuarios y de los bibliófilos. Es de desear que estas
publicaciones se terminen, y vean pronto la luz tantos trabajos
inéditos, para que todo constituya la copiosa fuente en que pueda
beber nuestra juventud estudiosa, (sobre todo los de “jovent”)
ávida de conocer las cosas de su país y lo que nos ha legado
el genio de nuestros abuelos. - N. del E.

Tres cuerdas
principales tiene la lira de Tomás Aguiló: tristeza, amor,
aspiración cristiana (falta la cuarta, el dinero catalán).
Víctima resignada de injusticias sociales (Espanya ens roba)
que debe rechazar altamente todo pecho noble, ha reconcentrado en el
suyo un caudal de infecundas lágrimas (els pluramicas catalans)
que ha ido derramando en sus versos quejumbrosos. El carácter
sigiloso del poeta, ha contribuido a hacer crónica esta pasión en
sus composiciones poéticas, pues sin este desborde tan higiénico
como literario, no es dudoso que se hubiese convertido en sauce
llorón (ploramiques), aumentando así la ya pingüe colección
de las metamorfosis mitológicas. Esta tristeza desnuda de energía y
dignidad, fatiga y aburre en lugar de despertar simpatías generosas.
Sólo cuando el sentimiento religioso la ilumina con la luz de sus
consolaciones inefables, logra interesar y conmover. Así acontece
con su bellísima poesía Resignación, que aparte de algunos lunares
de forma, es una elegía deliciosa. El amor tal como lo concibe el
autor de las Rimas varias, podrá ser recomendable bajo el punto de
vista moral, pero mucho dudamos que sea poético. Una frase benévola
del objeto amado le hace el más feliz de los mortales, sólo lo que
pide es una mirada, una sonrisa. De todo podrá tacharse a este amor
menos de exigente, y a fé no comprendemos cómo la Dulcinea o
Dulcineas de nuestro contentadizo amador hayan podido regatearle, a
no ser tigres de Hircania, unos favores tan sencillos y ortodoxos. No
sabemos qué admirar aquí, si el recato de ellas, o la humildad de
él. Por lo demás, el egoísmo de una pasión individual, para
entrar en los dominios de la poesía más sujetiva, tiene
necesidad de grandes condiciones artísticas para ser con verdad
estética y cautivar los corazones. Presentar al mundo las emociones
de un amor tan pueril, tan mísero, tan pordiosero, tan apocado, no
sólo es desconocer el alto fin de la poesía lírica, sino las leyes
más rudimentarias del corazón humano. El mismo Petrarca necesita
deslumbrar a sus lectores con las riquezas, a menudo baladíes, de su
exornación poética, para no cansarles con su eterna donna.

(Esta palabra se parece a la “catalana” dona, ¿a que sí?
Pues viene de Domina: dómina, domna; la que domina; señora,
senyora; mulier : muller.
Señor con ñ, eñe, ya lo escribe
Ramon Lull circa 1300, anno a nativitate Domine MCCC: don; señor,
senyor. Se puede leer en un libro de Geroni Rosselló.
)

Adivinando este escollo los más grandes líricos, han procurado
objetivar la esencia eminentemente subjetiva del lirismo y con
especialidad el amor. Es preciso que el poeta, cuando canta himnos al
objeto de sus adoraciones, no olvide que los canta en alta voz, y que
si no logra cautivar con la novedad y beldad de sus cantos a los que
les prestan oído, corre riesgo de encontrarse a lo mejor sin
oyentes. Más feliz ha sido Tomás Aguiló en la expresión de sus
efectos religiosos, de sus cristianas aspiraciones. La voz de Dios,
Abdiel y Los siglos ante
Jesucristo, a ser menos artificiosa su versificación, y a dejarse
traslucir menos el antipoético afán de rebuscar consonantes
difíciles (defecto general de casi todas las composiciones en verso
de Tomás Aguiló), son joyas de buenos quilates. (Ya Ramon Lull
construía versos rimados muy forzados para explicar su Arte y su
Idea y que a la gente se le quedase en la memoria.
)
No
ocasionado a fantasear fuera de los límites del dogma, como
Lamartine, hace justamente gala de creyente sincero, y nunca pierde
de vista el norte de la fé.
Esta cualidad, que hace honor a sus
acendradas creencias, da nuevo aprecio a sus poesías, por lo difícil
que es moverse con brío y desembarazo en esfera tan restringida.
Otras que no pertenecen a los tres caracteres señalados dan a Tomás
Aguiló un envidiable puesto en la literatura balear. Tales son El
numen, Aridez, Tristeza, y Los claustros de San Francisco, y sobre
todo sus baladas mallorquinas, que son el florón más
preciado de su corona poética. (*)


(*)
Con sobrada severidad juzgó ciertamente el autor a Tomas Aguiló,
que, además del título honroso de patriarca y decano
(¿Este
editor sabe quién fue Ramon Lull, por poner un ejemplo? O sólo se
refiere a los alucinados catalanistas de la Renaixença?
Taronjí
sí que lo conocía:
“¡Ah! sòls una esperança conceb que
m´enamora:
La dolça poesía renaix y té espiray.
Ramon, de
los poetes vindrá ta nova aurora;
¿Nosaltres oblidarte, Ramon?
¡Jamay, jamay!”
)
de los poetas mallorquines, reúne
el de ser, en unión de D. José María Quadrado, iniciador y padre
del renacimiento literario en la mayor de las Baleares.
Sus poesías castellanas son realmente modelos de buena forma
y de esmeradísima dicción, habiendo conseguido ser un poeta
severamente gramático sin que nada perdiesen en la expresión sus
acendrados sentimientos ni su inspiración levantada. En los tres
tomos que forman sus Rimas varias hay composiciones que no desdeñaría
ninguno de los primeros vates españoles. Cierto es que sus poesías
mallorquinas
exceden en mérito a las Rimas; y si en 1861 ya las
consideró el autor del artículo que anotamos como el florón más
preciado de la corona del poeta, hoy que el precioso ramo ha sido
aumentado con nuevas e inextimables flores, podemos decir, que
el volumen que dispone Aguiló para la impresión, comprensivo de
todas sus poesías escritas en lengua materna, será una obra
de mérito superior y digna de figurar entre lo mejor que ha
producido nuestro renacimiento literario.
Su leyenda
Constança d‘ Aragó, que alcanzaba en 1867 uno de los tres
primeros premios en los Juegos florales de Barcelona, es una
composición de primer orden, impregnada de un sentimiento religioso
profundísimo, y tan bien pensada como correctamente escrita (“...L'
esposa del rey en Pere: Que som reyna vertadera”...La reyna dona
Constança, La muller del rey en Pere...
). No obstante, Tomas
Aguiló no ha dejado de cultivar la poesía castellana, y en 1871 dio
a luz un reducido tomo de Escenas episódicas en verso, relativas a
la pasión de Jesucristo, que no son de escasa valía. La obra
titulada A la sombra del ciprés, aunque escrita en castiza prosa
castellana
, revela los grandes recursos de su imaginación y el
esplendor de su fantasía. - N. del E.

(Añado el poema de
Aguiló en su versión mallorquina. En el libro Flors de Mallorca
está traducido también al castellano
.
CONSTANÇA D'ARAGÓ.


1284.


-
Respira, cor meu, respira,


Que
prest del foch que 'l turmenta


No
romandrá ni una espira:


Un
broll de sanch no 'm retgira


Si
de sanch las taques renta.


De
ta llarga malaltía


Remey
será aquexa sanch.


¿Qu'importa
que noble sia?


Mes
ho era la qu'un dia


Feu
vermell mon manto blanch.


En
mitx de tanta grandesa


Qu'als
pesars consol no dona,


De
cruels inimichs ofesa,


Per
enganar ma tristesa


Duya
d'òr una corona.






Mes
fins ara 's pot dir qu'era


Reyna
solament de nom


L'esposa
del rey en Pere:


Que
som reyna vertadera


Ben
prompte ho veurá tothom.


Res
em fa que pugan creure


Que
de bronzo un cor abrich.


No
'm quedarán res a deure:


Del
cálzer que 'm feren beure


Ne
beurá mon inimich.


Que
plor. Si. Qu'ensaboresca


Aquell
glop d'amarch verí.


Per
ágre que li paresca,


Com
las gotes d'una bresca


Els
seus plors serán per mí.


Y
¡cóm s'engana si espera


Que
podrá la compassió


Fer
tornar mon bras arrera!


L'esposa
del rey en Pere


Arrera
no torna, no.


Primer
daria a mans plenes


Les
joyes de mon tresor,


Mon
manto faria benes,


Sanch
treuria de mes venes,


Trossos
faria mon cor.


Que
totes les nits encara


Quant
estich mitx condormida,


M'arriba
una veu ben clara,


La
triste veu de mon pare,


Que
“mort y venjança” crida.






Venjança,
dolsa venjança,


Anys
fa qu'envers tú m'empenyen


El
desitx y l'esperança;


Pero
avuy mon bras l'alcança,


Avuy
mos brassos l'estrenyen.


No
'l' deixaré. No m'espanta,


No
'm gela 'l cor el nom teu:


Quant
ets justa també ets santa,


Ets
un cástich qu'adelanta


L'invisible
má de Deu.


Me
venjaré a tota ultrança:


Qu'el
botxí son ferro esmol,


Y
axí veurán còm s'alcança;


Qu'aquesta
avorrida França


En
sentir mon nom tremol. -






Axó
's deya a sí matexa


La
reyna dona Constança,


La
muller del rey en Pere,


Qu'en
la Sicilia comanda.


En
son palau de Messina


Tanta
de gent s'ha aplegada,


Que
en sa cort, mes no 'n tendría


L'emperatriu
de Alemanya.


En
son trono está la reyna


Ab
la corona posada,


Ab
lo pom d' òr y lo sceptre,


Distintius
de soberana.


Dels
infants que tant estima


Un
ne vol a cada banda,







en Frederich a má esquerra,


A
má dreta l'alt en Jacme.


Y
sols ells tres allá séuen


En
les cadires daurades,


Sobre
vistosa catifa


De
flors vermelles y blaves.
-----


Ornament
que sembla impròpi,


Del
costat la paret tapan


Una
folgada cortina


Y
un dosser de negre llana.






De
Jesucrist la figura


Imponent
allá destaca,


Coronat
el cap d'espines,


En
la creu les mans clavades,


Devant
ella resplandexen


De
cera groga sis atxes


Que
ab la seua llum recordan


Les
de trista funeraria.


Y
prop d'allá per lo sèries


De
terror el pit conglassan


De
set rigurosos jutges,


Vestits
de negre, les cares,
___






Ni
se miren, ni sonríuen,


Ni
se parlan ab veu baxa,


Y
aquella cambra está plena


De
cavallers y de dames;






De
patges y de donzelles,


De
barons de antich paratge,


De
prelats que duhen mitra,


De
guerrers qu'han guanyat fama;


De
valents que compartexen


Ab
el gran Rotger de Lauria


Lo
domini de les ones,


Els
perills de les borrasques.


Hi
há nobles de Sicilia,


De
la Grecia, d'Alemanya,


Catalans,
aragonesos...


Sols
un de francesa rassa.
____






En
Carles príncep de Nápols,


Del
tronch d'Anjú noble rama,


Que
a n'en Rotger sens afronta


Rendí
sa vensuda espasa,


N'es
aquest qu'allá se troba


Presoner
y en mitx de llançes,


Aguardant
que decidesca


De
sa vida una paraula.


Ni
la tem, ni la provoca.


De
sos ulls tranquils no saltan


Ni
de fel amargues gotes,


Ni
espires d'encesa rábia.


Sabent
a qué está sotsmesa


La
cega sòrt de les armes,


Ni
l'orgull son front axeca,


Ni
'l dolor son front acala.






Mes
fort que son bras de ferro


Quant
feria en la batalla,


Un
cor té que no 'l doblegan


De
la mort les amenasses.


Prou
coneix qu'ella s'acosta,


La
remor sent de ses ales,


Y
la sent com grossa alzina


Els
bramuls de la ventada.


____


Fit
a fit la reina 'l mira,


Y
llavores sí que ratja


Sanch
mes viva y mes bullenta


De
son cor l'antiga llaga!


Del
color de les roselles


Enceses
mostre les galtes,


Y
del foch qu'en son pit cova


Respiran
p'els ulls les flames.


___



Rompent
aquell llarch silenci:


-
¿Sabeu, oh jutges, esclama,


Que
del Rey Manfré som filla?...


Som
la filla desditxada! -


Y
sa passió rencorosa


Cedint
a la pena amarga,


Son
esperit li flaquetja,


Y
sos ulls en plors esclatan.






-
No ploreu, aquells responen,


Senyora,
seréu venjada.


Del
rey Manfré la memoria


Lo
temps no ha esborrat encara.


Del
rey Coradí l'afronta


Hem
pesat en la balança:


Cap
per cap es la justicia,


Mort
per mort la lley demana. -


-
Demá...! y s'atura. - Reyna!


Diu
el príncep ab gran calma,


Si
fòs encara possible


Demanaria
una gracia.


-
No hi há mercé. - Es tan petita!


-
Y es? - Morir quant la campana


Tòqui
a las tres del capvespre


La
tercera batayada.


-
Per qué axí?... - Demá 's divendres,


Mon
calvari es una plassa,


Y
en el seu en aquesta hora


Mon
Redemptor espirava.
___




Commoguda,
com si fossen


Tan
poques y humils paraules


Ferest
tró d'una centella


Que
reventás dins la cambra,


La
reina s'axeca dreta,


Gira
el cap, y ses mirades


En
la figura 'n tropessan


Que
baix del dosser ressalta.






Gran
batech el cor li dona,


Mut
gemech son pit eczhala, (exhala)


Y
ab sa veu que li tremola,


Pero
veu ben estil-lada:


-
Barons, diu, en Catalunya


Lo
Rey mon espòs s'encuantra,


A
ell li pertany fer sentencia


De
tal príncep en la causa.


Si
mon perdó necessita,


Lo
té ja, qu'a mí no 'm bastan


Els
llorers que se mostian,


Els
llorers qu'ab sanch se guanyan. -






Com
estorats tots se quedan


Mentres
qu'ella s'adelanta,


Al
príncep besa en la boca


Y
sa ma dreta li allarga.


Y
ningú 's tem que sa esquerra


Comprimint
son pit estava,


Y
que 's deya a sí matexa:


-
¡Calla, cor meu, calla, calla!


No
'm recordis que som reyna,


Recórdem
que som cristiana,


Que
Jesucrist es mon mestre,


Que
Jesucrist es mon pare. - )











Gerónimo
Rosselló, más que por la novedad y grandeza de sus concepciones, se
distingue por la delicadeza de sus conceptos y la tersura primorosa
de su versificación. Los numerosos sonetos que encabezan sus Hojas y
flores son acabados modelos de un género en que tanto han brillado
Lope de Vega, los dos Argensolas, y Arguijo, y tan desdeñado o mal
entendido por nuestros poetas actuales. Si el soneto es una cajita
adornada de riquísima labor, y en el cual se encierra una piedra
preciosa, Rosselló sólo merece elogios en lo que atañe al
exquisito mosaico de esta cajita, por más que alguna vez la joya en
ella guardada pudiese ser de más levantado precio. Tiene odas de
robusta entonación, romances llenos de gallardía, y traduce
felizmente a varios poetas alemanes. Lástima que por lo
general sus producciones extremen la dulzura que las caracteriza y
deslían con exceso ideas pobres de suyo, y afectos demasiado
comunes. (*)


(*)
Cuando el autor emitió este juicio, Gerónimo Rosselló era conocido
como poeta sólo por el volumen titulado Hojas y flores, impreso en
1853; colección de poesías escritas todas en edad muy temprana, y
puede decirse que las más en la adolescencia. A poco de haberlas
publicado, dedicóse asiduamente al estudio de la lengua materna,
y dio a luz, en 1859, (aquí ya era mayor de edad) las Obras
Rimadas De Raimundo Lulio, con una extensa biografía y numerosos
artículos críticos;
(OBRAS RIMADAS
DE
RAMON
LULL,
ESCRITAS EN
IDIOMA CATALAN-PROVENZAL,
PUBLICADAS
POR PRIMERA VEZ
CON UN ARTÍCULO BIOGRÁFICO, ILUSTRACIONES Y
VARIANTES,
Y
SEGUIDAS DE UN
GLOSARIO - 145
páginas dinA4, arial 12 - DE VOCES ANTICUADAS
POR
GERÓNIMO
ROSSELLÓ.
PALMA.


IMPRENTA
DE PEDRO JOSÉ GELABERT.
AÑO 1859.
Editado por Ramón Guimerá
Lorente, disponible en regnemallorca.blogspot.com; en Amazon quizás
lo tenga que publicar con el glosario aparte, sinó es demasiado
grande y Bezos no me deja. Además, lo tengo que publicar como
“catalán”, es lo que tiene la política, ya sea lingüística,
de izquierdas, de derechas o de centro
);

y en 1860 dio
fin a su Biblioteca Luliana, no impresa todavía, existente en
la Biblioteca Nacional en virtud de Real orden. Estos trabajos
fueron apreciados por el profundo literato D. José Amador de los
Ríos
, al ocuparse del gran pensador del siglo XIII, (escribe
también unos años del XIV
) estampando en el tomo 4.° de su
Historia crítica de la literatura española las siguientes palabras:

–«D. Gerónimo Rosselló, concienzudo escritor mallorquín,
con una diligencia que le honra por extremo, ha recogido muy curiosas
noticias sobre la vida y obras del beato Raimundo, así en la
esmerada edición de sus poesías hecha en 1859, (Palma - Imprenta de
Pedro José Gelabert) como en el interesante trabajo bibliográfico
que con el título de Biblioteca luliana presentó a uno de
los últimos concursos celebrados por la Biblioteca Nacional. El Sr.
Rosselló restituye a Lulio muchas obras que le habían sido
arrebatadas sin causa, y le descarga de la responsabilidad de haber
escrito otras que se le atribuyen sin criterio. No creemos que se
haya pronunciado en el particular la última palabra; pero es, sí,
deber nuestro, manifestar que el Sr. Rosselló ha prestado, en uno y
otro concepto, señalado servicio a la historia de las letras
patrias, siendo su ejemplo altamente digno de ser imitado por cuantos
se interesen en su cultivo.” - Robustecido el poeta con estos
asiduos estudios de la lengua de su país, absolutamente
necesarios para semejantes trabajos, presentó en los Juegos florales
de 1861 un romance histórico escrito en lenguaje catalán del
siglo XIII, (como el catalan-provenzal de Ramon Lull o el lemosín,
lemosin que vemos en los textos de Guillermo Forteza
) que le
valió un premio extraordinario; y en el año siguiente obtuvo los
dos primeros ofrecidos por el Consistorio, que le expidió en
consecuencia el codiciado título de Maestro en Gay saber; distinción
solamente alcanzada entonces por D. Víctor Balaguer, siendo por
tanto el segundo, en el orden cronológico, de los honrados con tan
alto premio. En el mismo año dio a la estampa un volumen de romances
históricos con el nombre de Lo Joglar de Maylorcha que fue saludado
en Barcelona con las siguientes frases: - «Lo Joglar de Maylorcha es
una colección de poesías que podría firmar cualquiera de los
primeros poetas, así nacionales como extranjeros. Más bien que un
libro es una historia soberbiamente escrita en verso sobre los hechos
más notables acontecidos en el antiguo reino de Mallorca.
(regnemallorca.blogspot.com) Compónese la obra de diferentes
romances, dos de los cuales alcanzaron premio en los Juegos florales.
De los otros podemos asegurar que son tan excelentes como los
premiados. No hay para que desear vientos favorables a la nave en que
nos ha venido Lo Joglar, porque la brisa que la impelió a nuestras
playas fue la brisa de la gloria, y no dudamos que ella la llevará
por otros mares, hacia otras tierras.” - Desde entonces ha
alcanzado nuevos lauros, y no ha dejado de publicar poesías
catalanas y castellanas en los periódicos literarios
de Cataluña y Mallorca; y hace algún tiempo que tiene anunciada la
impresión de las líricas en catalán con el pseudónimo de
Lo Cançoner de Miramar.
(A ver si saben de quién es
este fragmento:
“...Plorau, Senyor, que mos uylls plorarán,


E
ab dolrós plant vos farán compaynia:


Senyor,
plorau, que a Miramar irán


Faels
servents, que per vos penarán,


Portant
silicis, dejunant cada dia... ”
)

Prefiriendo consignar
aquí el voto de los extraños, para que el nuestro no
parezca apasionado
, he aquí cómo juzgaba recientemente a
Rosselló el sabio profesor de la Universidad literaria de
Barcelona
D. Joaquín Rubió y Ors, en uno de sus últimos
y más interesantes opúsculos: – «En 1843 comenzaba sus estudios
de derecho en esta Universidad literaria otro hijo de Mallorca que
debía ser, andando el tiempo, uno de los que más honrasen con sus
obras poéticas y sus trabajos críticos aquella hermosa isla. La
lectura de un volumen de modernas rimas catalanas, dadas a la
estampa dos años antes, que llegó a sus manos, si es que no
determinó su vocación para la poesía, encendió en su pecho el
amor, que aún dura y durará en él lo que su vida, al dulce idioma
que aprendió en el regazo de su madre (mallorquí siempre que su
madre fuese mallorquina; yo soy aragonés, de Beceite, y mi lengua
materna es la lengua castellana
).
Tres o cuatro años
después, y a los veinte o veinte y uno de su edad, daba ya a luz en
los periódicos de Palma algunos de sus versos mallorquines.
Aquel joven, ganadas las tres joyas que dan derecho al honroso
título de Maestro en Gay saber,
(gaya scientia; lengua
Occitana con sus variantes o dialectos, “catalan
comprès”, escribe Loís Alibèrt en su grammatica occitana segon
los parlars lengad
ocians, después de Pompeyo
Fabra y su gramática en castellano; Loís escribe Pompeu.
)
era
proclamado tal en la fiesta poética de 1862: con el pseudónimo de
Lo Joglar de Maylorcha entregaba a la prensa en aquel mismo año un
tomo de romances históricos; y modestamente oculto tras el de Lo
Cançoner de Miramar, ganaba una buena joya en los Juegos florales de
1864. El nombre de Gerónimo Rosselló es hoy un timbre de gloria
para la isla que le dio el ser, y para Cataluña, donde aprendió
a amar la poesía
, a la cual debe, principal pero no
exclusivamente, el renombre de que goza dentro y fuera de su querida
patria.» - N. del E.






José
María Quadrado, pensador eminente, inteligencia gemela de la del
malogrado e ilustre Balmes, distinguido publicista y buen
historiador, se ha dedicado poco a la poesía, pero con éxito feliz.
Su Aspiración, Armadans y Espanyols y El último rey de Mallorca,
son magníficos partos de una inspiración vigorosa. (*)
(*) En
los periódicos La Palma y La Fe publicados respectivamente en
1840 y 1844, insertó el Sr. Quadrado excelentes composiciones
poéticas que revelan así el alma y el temple del poeta, como la
inteligencia del pensador. Tiene inéditos algunos trabajos de un
valor literario inapreciable, y obras dramáticas en las que
resplandecen, al par que el brillo de su fantasía, un conocimiento
profundo de los resortes de la escena. Es preciosa su novelita
titulada Ausias March. La extensa colección Ensayos
religiosos, políticos y literarios es de lo mejor que puede leerse
de buena doctrina, sagaz polémica y crítica concienzuda. Como
historiador raya a grande altura; y los tomos que lleva publicados en
la magnífica obra Recuerdos y bellezas de España, le acreditan de
vigoroso y correcto prosista, al mismo tiempo que de arqueólogo de
vastísimos conocimientos. Sería necesario un volumen entero para
juzgar al SR. Quadrado como merecen su múltiple talento y las
diversas obras con que ha enriquecido el mundo científico, artístico
(artís-ico) y literario. - N. del E.






Miguel
Victoriano Amer, sólo ha necesitado rimar los latidos de su corazón
para despertar en los ajenos dulce y tierna consonancia. Con dos alas
de oro se eleva su musa a las regiones de luz, con la caridad y con
la esperanza. Blando, apacible, resignado, sus versos son, por
decirlo así, la tranquila respiración de su alma. ¡Feliz quien la
tiene tan hermosa como Miguel Victoriano! ¡Feliz quien, como él, no
sabe cantar sin mirar el cielo, ni mirar el cielo sin cantar! (*)
(*)
Desde que el autor escribió este juicio, Miguel Victoriano Amer ha
ido publicando poesías que le han valido honrosísimos premios en
los Juegos florales de Barcelona, en donde tiene adquirida una
envidiable reputación literaria. Fue laureada su bellísima
composición Redempció en el certamen del año 1865, y en 1867
obtuvo el primer accésit la titulada Fé, Esperança y
Caritat (como pueden ver los catalanistas, y los que no lo son,
con una y griega más bonita que el Parc Güell
). Es uno de los
más fervorosos amadores de la Gaya ciencia, y de los
catalanistas más concienzudos que cuenta el actual
renacimiento. - N. del
E.



Victoria
Peña ha escrito composiciones que revelan un bello corazón y una
fantasía bastante lozana. (**)
(**) El amor de madre y el amor de
la patria, juntamente con el sentimiento religioso más acendrado,
han sido verdaderos manantiales de poesía para la simpática y
tiernísima Victoria Peña: Recordando esta que ya en el primer año
de la restauración de los Juegos florales había conseguido
premio su poesía Anyorament, (añoranza : “añoramiento”
: enyorament
) presentó en el certamen de 1865 la inspirada
composición Amor de mare (¿esto es catalán? Amore, de,
Mater, lo entendería cualquier orphanus del imperio romano, Julio
César, Virgilio, y hasta Homero que hablaba y escribía en griego.
Lo entiende cualquiera de Madrid, de Cádiz o de Porriño de Abajo
)
que obtuvo una joya extraordinaria. Parecidos lauros han
conseguido en otros certámenes de Cataluña algunas de sus
poesías religiosas; y en el año 1873 fue premiada por el
consistorio barcelonés otra composición dedicada a Mallorca.
Dignas compañeras de esta poetisa son Manuela de los Herreros,
Margarita Caimari y Angelina Martínez, cuyos versos, verdaderamente
sentidos, merecen tenerse en cuenta cuando se trata de la poesía
contemporánea en Mallorca. Distínguense las poesías de la primera
por el candoroso gracejo que generalmente en ellas abunda, así como
las de las últimas por los delicados sentimientos que las inspiran.
- N. del E.

La gota de agua bendita de José Luis Pons es una
poesía en la cual compiten la novedad y suma delicadeza del concepto
con la belleza de la forma. (*)


(*)
A la poesía que el autor cita de José Luis Pons (y Gallarza)
podría añadirse la dedicada a la muerte tan profundamente sentida
del eminente literato catalán
D. Pablo Piferrer
, que es
una composición de esmeradísima forma y que entraña elevados
conceptos y rasgos felices. Mas si en la poesía castellana ha
sabido Pons concebir obras como las indicadas, en la catalana
raya a la altura de los más notables. La llar es una
composición de una forma clásica perfecta. La Montanya catalana
es de un colorido notable, y está impregnada de verdadero espíritu
catalán
. (No hay nada mejor para ganar en unos jochs florals
de Barchinona
)
Estas poesías y otras varias han sido
premiadas en los Juegos florales de Barcelona, y le valieron
el título de Maestro en Gay saber que le fue expedido en el año
1867, ocupando el quinto lugar entre sus compañeros. El Sr. Pons
tiene una dicción correcta y una frase artísticamente culta. Merece
ser citado como uno de los más distinguidos prosistas catalanes. -
Nota del E.






Joaquín
Fiol, dotado de una sensibilidad tan exquisita como inagotable, será
un poeta distinguido el día que versifique con más facilidad y
corrección. Le sobran condiciones, le falta voluntad. (*)
(Le
falta voluntad de lamer el prepucio de los jueces de los juegos
florales.)


(*)
Este poeta coleccionó sus versos en un volumen no muy extenso
publicado en Palma, año 1868. El mismo Forteza en una carta
que escribió para figurar al frente de la colección, se ocupa del
numen poético de Joaquín Fiol en los siguientes términos: -
«Hablemos algo de tus composiciones. No las tengo en este momento a
la vista, pero las conozco, y conozco largo tiempo hace, los
sentimientos que te las dictaron y tu manera general de darles
rítmica forma. Tu Musa no es si se quiere una matrona de gallarda
robustez y de laureles eternos coronada, de mirar centelleante y
altivo; enamorada de bosques bravíos y enriscadas cumbres, a quien
el bramar de las tempestades deleita, y que huelga de cantar lo
grandioso y sublime en la naturaleza y en las pasiones, con voz
resonante y solemne. Modesta, humilde, sencilla tu Musa prefiere
cantar lo tierno y delicado; y sobre todo derramar lágrimas y flores
sobre dos tumbas: la de tu madre y la de tu hija. Sí, amigo del
alma, estas dos tumbas te han hecho poeta. Tus inspiraciones
consagradas a aquellos dos ángeles son las más bellas, porque son
las más hondamente sentidas: en casi todas las demás que he visto
tuyas, resuena una cuerda de dolor reconcentrado, se descubren
aquellas dos imágenes adoradas, como asoman entre flores dos
epitafios. Pero tu dolor es resignado y tiene fijos siempre los ojos
en el cielo, lo cual lo hace simpático y consolador. Tal vez una
crítica ceñuda pedirá a tus afectos más variedad, a tus formas
poéticas más riqueza, a tu lenguaje más colorido; pero, quien
estime como yo, en lo que vale la constancia de un sentimiento
verdadero y purísimo, no echará de menos ciertas galas que podrían
prestarle más hermosura en su expresión no más intensidad en su
esencia. Por mi parte sólo te aconsejaría que no descuidases tanto
el noble cultivo de tus poéticas dotes, regalo exquisito de Dios,
que de seguro no te ha dado para que lo tuvieras escondido en un
rincón de tu alma. N. del E.






Juan
Palou y Coll, autor renombrado de La campana de la Almudaina, es el
único poeta dramático con que cuenta por ahora la isla. Su obra fue
objeto de una ovación que difícilmente se borrará de la memoria de
sus compatricios. ¡Ojalá no se borre de la suya para que siga
trabajando con fé y constancia, ya que tantos laureles ha obtenido
en los primeros pasos de su carrera dramática, que deseamos no sean
los postreros! (*)
(*) Con posterioridad a la representación de
La Campana de la Almudaina ha dado Juan Palou y Coll a la escena La
espada y el laúd, drama representado por primera vez en el teatro
del Príncipe el día 25 de Enero de 1865. No tiene esta obra las
interesantes situaciones, ni produce los grandes efectos de la
primera, pero en cambio, según nuestro modo de ver, ostenta mayor
corrección en el lenguaje y más esmero en la forma y la
versificación. Véase el artículo que Forteza publicó en los
periódicos de Madrid juzgando la segunda producción del tan
extraordinariamente aplaudido en la primera. Pocas poesías ha dado a
luz el Sr. Palou, pero es muy notable, por más de un concepto, la
que con el título de Miramar leyó en el certamen verificado en 1877
para solemnizar el sexto centenario de la fundación del Colegio de
Miramar por Raimundo Lulio. - Nota del E.






III.


Una
provincia que tan estimables poetas cuenta, (**) tiene derecho a
reclamar un asiento distinguido en la poesía nacional. Además, los
literatos mallorquines han sabido utilizar en pro de sus medros
intelectuales la bienhadada tranquilidad de que anchamente disfrutan
en el foreciente paraíso que habitan. Inclinados a las
solitarias fruiciones del estudio, lejos del odioso palenque do
tantas ambiciones guerrean, do tantas personalidades liliputenses
se afanan por escalar el cielo de los honores y del poderío, han
podido conservar esa regalada serenidad de espíritu, fuente
inagotable de la vida moral. No les pese la oscuridad en que viven:
no son menos olorosas las margaritas y violetas porque en agrestes
lomas exhalen sus virgíneos perfumes. No en lujoso y visitado
jardín, sino en la soledad umbría del bosque, trinan a sus anchas
los ruiseñores.
(**) El autor, que debe contarse también en el
número de los escogidos, ha escrito poquísimas poesías en
castellano. Las catalanas no dejan de ser notables. La
titulada Lo que diu l‘ oreneta obtuvo un premio extraordinario el
primer año de la restauración de los Juegos florales de Barcelona,
y otro L‘ orfanet saboyart en los de 1867. Las demás no son menos
dignas de encomio. En conclusión, como comprobante de lo mucho que
se han distinguido los poetas mallorquines en el actual
movimiento de la literatura catalana, de los honrosos lauros
que han conquistado en las anuales justas poéticas que
celebra la ciudad condal desde el año 1859,
continuamos la lista de los que desde aquella fecha han obtenido el
título de Maestro en Gay saber, por el orden de su
proclamación:


En
1861. - D. Víctor Balaguer.


En
1862. - D. Gerónimo Rosselló.


En
1863. - D. Joaquín Rubió y Ors.


En
1866. - D. Mariano Aguiló.


En
1867. - D. José Luis Pons.


En
1868. - D. Adolfo Blanch.


En
1869. - D. Francisco Pelayo Briz.


En
1871. - D. Jaime Collell.


En
1873. - D. Tomás Forteza.


En
1874. - D. Francisco Ubach y Vinyeta.


En
1875. - D. Federico Soler (Pitarra.)


En
1877: - D. Ángel Guimerá.


De
los cuatro mallorquines que han obtenido el expresado título, tres
de ellos han presidido la fiesta de los Juegos florales; el Sr.
Rosselló en 1873, el Sr. Aguiló en 1867, y el Sr. Pons en 1871. -
N. del E.






Las
poco lisonjeras apreciaciones que hemos formulado sobre el carácter
general


de
los isleños, han brotado del fondo mismo de nuestro amor al país
que nos vio nacer. Pero el verdadero amor no se desalienta nunca: el
suave influjo de la esperanza, en sus decepciones le anima, en sus
desmayos le sostiene. La juventud actual de Mallorca comprende todas
las ideas nobles y abriga en su seno todos los sentimientos
generosos. Enemiga cordial de preocupaciones infames, detesta la
complicidad, no por pasiva menos perniciosa, que la rancia sociedad
de su país les presta, y se halla dispuesta a combatirlas de frente.
Mucho esperamos de sus bellas intenciones, mucho de su entusiasmo por
la libertad, de sus arraigados instintos de justicia, de su profundo
cariño a la moderna civilización. ¡Juventud mallorquina! No cejes
en tu benemérito empeño; enarbola con decisión y brío la gloriosa
enseña de la regeneración de tu adorada isla; lucha y vencerás; no
lo dudes, vencerás.
_____