Mostrando las entradas para la consulta Monzón ordenadas por relevancia. Ordenar por fecha Mostrar todas las entradas
Mostrando las entradas para la consulta Monzón ordenadas por relevancia. Ordenar por fecha Mostrar todas las entradas

sábado, 6 de julio de 2019

LOS REINOS DE MONZÓN Y POMAR, EN PODER DE JAIME I

116. LOS REINOS DE MONZÓN Y POMAR, EN PODER DE JAIME I
(SIGLO XIII. MONZÓN)


LOS REINOS DE MONZÓN Y POMAR, EN PODER DE JAIME I  (SIGLO XIII. MONZÓN)


El rey de Monzón, que era hermano de Jaime I el Conquistador, tenía dos hijos, uno de los cuales era ilegítimo. La relación entre estos dos hermanos era bastante precaria, de modo que, cuando el hijo legítimo alcanzó la mayoría de edad y heredó el reino montisonense, el otro decidió huir por miedo a las represalias, siendo acogido, con el título de rey, en el cercano pueblo de Pomar de Cinca, donde gobernó durante bastantes años.

El joven rey de Monzón, que no podía ver con buenos ojos la independencia de una parte de su territorio, ideó la manera de derrocar a su hermano, preparándose para llevar la guerra aguas abajo del Cinca y tomar Pomar. Ante tal amenaza, los pomarinos hallaron la alianza del señor de Selgua, importante enclave en aquellos momentos.

A pesar de conocer la alianza contra él, el rey de Monzón acudió con sus huestes a Pomar, sitiando la plaza y abriendo brecha en los muros que la guardaban. Ante el cariz que tomaban los acontecimientos, el monarca pomarino, vestido a la manera campesina, logró huir por el pasadizo secreto que llevaba desde el castillo —cuyas ruinas todavía se pueden observar hoy— hasta el otro lado del río Cinca. El montisonense, al enterarse del rumbo que había tomado su hermano, le persiguió por el pasadizo hasta alcanzarle.

A la vera del río, tuvo lugar entonces una lucha fratricida cuerpo a cuerpo, con alternativas diversas, aunque la mayor destreza del rey de Monzón acabó por decidir la pelea, si bien fueron dos hombres de su guardia quienes mataron por la espalda al pomarino, que fue enterrado en la ermita de San Salvador, en el término de Selgua.

No obstante, el rey de Monzón, compungido por el mal que había hecho y apenado, en definitiva, por haber dado muerte a su hermano, se atravesó el corazón con su propia espada, regando con su sangre la tumba de su hermano.

Jaime I el Conquistador, dominador de tantas batallas contra los moros, asumió e incorporó a la corona aragonesa estas tierras tan queridas por él, pues no en vano fue educado de niño en el castillo de Monzón.

[Datos proporcionados por Elena Nasarre, Sara Rico y Maribel Vidal. Cº de

Val d’Alferche. Selgua es una localidad española perteneciente al municipio de Monzón, en la provincia de Huesca. En 2017 contaba con 138 habitantes. La localidad pertenece al término municipal oscense de Monzón, en la comunidad autónoma de Aragón. La población de la localidad ascendía a mediados del siglo xix a 367 habitantes.1​ En 2017 contaba con 138 habitantes.

Aparece descrita en el decimocuarto volumen del Diccionario geográfico-estadístico-histórico de España y sus posesiones de Ultramar de Pascual Madoz de la siguiente manera:
SELGUA: l. en la prov. de Huesca, part. jud. de Barbastro, aud. terr., c. g. de Zaragoza, dióc. de Lérida. Es cab. del ayunt. de su nombre á que se hallan agregados los pueblos de Monesma con la pardina de Odina, y Conchel: sit. en una estensa vega, con buena ventilacion, y clima templado y sano; las enfermedades comunes, son fiebres intermitentes. Tiene 60 casas, la consistorial, una igl. parr. (Ntra. Sra. del Romeral) servida por un cura de 2.° ascenso, de provision real y ordinaria, y un beneficiado de patronato particular; contiguo al temblo se halla el cementerio. El térm. confina con Monesma y Conchel. El terreno es de secano, de mediana calidad, y productivo en años lluviosos, pues á pesar de cruzarle el r. Cinca, no se aprovechan sus aguas para el riego, por impedirlo la cordillera que acompaña al r. en esta parte. Hay varios caminos locales. prod.: cereales; vino y aceite; cria algun ganado y caza. pobl.: 61 vec., 367 alm. riqueza imp. : 88,010 rs. contr.: 11,134 rs. (Madoz, 1849, pp. 163-164).


http://www.ine.es/nomen2/index.do?accion=busquedaRapida&subaccion=&numPag=0&ordenAnios=ASC&nombrePoblacion=selgua&botonBusquedaRapida=Consultar+selecci%C3%B3n

http://bibliotecadigital.jcyl.es/es/catalogo_imagenes/grupo.cmd?interno=S&posicion=210&path=10059969&presentacion=pagina

https://es.wikipedia.org/wiki/Diccionario_geogr%C3%A1fico-estad%C3%ADstico-hist%C3%B3rico_de_Espa%C3%B1a_y_sus_posesiones_de_Ultramar

viernes, 3 de mayo de 2019

LA RECONQUISTA DE MONZÓN


2.44. LA RECONQUISTA DE MONZÓN (SIGLO XI. MONZÓN)

Para los montisonenses, el día de san Juan del año 1089 amaneció como cualquier otro del recién estrenado verano, bajo el poder y la administración de los musulmanes. En realidad, poco podía sospechar nadie dentro de sus muros que, en tan señalada fecha para los cristianos, podría cambiar el signo de la historia para ellos.
No obstante, hacía ya unos días que la población se resistía al cerco del ejército cristiano, acampado a las órdenes del rey aragonés Sancho Ramírez y de su hijo, el infante Pedro (que será Pedro I). De pronto, se oyó desde el interior de la ciudad un rumor de voces y galopar de caballos que poco a poco fue transformándose en estrépito insoportable y, casi sin que hubiera reacción por parte de los defensores, sorprendidos ante tan importante ataque, el ejército aragonés tomó el castillo y recuperó la ciudad para la cristiandad, después de más de trescientos setenta años de dominio moro.
Aún no se sabe con certeza si la facilidad con que las tropas aragonesas tomaron el magnífico castillo fue fruto de la traición de algunos musulmanes montisonenses o si la sorpresa facilitó la victoria. Lo que sí se recuerda con claridad es cómo, en el momento del asalto, se oyó sonar en el campamento cristiano una campana a modo de contraseña. Tanto es así que, en recuerdo de esa campana, la ciudad recibió a partir de ese momento el nombre de Mon-só, que en lenguaje lemosín significa «monte» y «sonido».
En la memoria colectiva de los montisonenses anidó la convicción de que la traición de algunos musulmanes, cansados del largo asedio que padecían y sin visos de que les llegara refuerzo exterior alguno, fue la causa desencadenante de la entrada sorprendente de las tropas cristianas. Sin duda alguna, la añeja calle de la «Traición» es testimonio de lo sucedido.
El rey aragonés, nada más tomar posesión de la plaza, con objeto de reconocerla en el futuro, designó como escudo de armas de Mon-só —Monzón—, una campana y un castillo, en memoria de tan fabulosa hazaña.

escudo, Monzón, Monsó, Huesca, Osca

[Castillón Cortada, Francisco, El castillo de Monzón, pág. 16.]




LA RECONQUISTA DE MONZÓN (SIGLO XI. MONZÓN)




  • Castillo Conventual Templario (Monzón, HUESCA), Patrimonio Cultural de Aragón











  • jueves, 23 de mayo de 2019

    DELIMITACIÓN DEL TÉRMINO MUNICIPAL DE BINÉFAR


    2.83. DELIMITACIÓN DEL TÉRMINO MUNICIPAL DE BINÉFAR
    (SIGLO XI. BINÉFAR)

    DELIMITACIÓN DEL TÉRMINO MUNICIPAL DE BINÉFAR  (SIGLO XI. BINÉFAR)


    Monzón, tras varios intentos del ejército aragonés, cayó en manos cristianas y con la toma de su castillo toda la zona se aprestó a la tarea de la repoblación y organización del territorio. En aquellos momentos, Binéfar formaba parte del término de Monzón, pero el rápido crecimiento de su caserío animó a sus pobladores a reclamar su propio territorio municipal.
    Tras largas conversaciones y propuestas de todo tipo, pudo llegarse, por fin, a un acuerdo de solución. Consistía éste en que al alba de un determinado día saldrían dos ancianas, una de Binéfar y otra de Monzón, andando por el camino que unía a ambas poblaciones: donde se encontraran, allí estaría la güega o muga. Naturalmente, en ambos lugares eligieron a las abuelas más ágiles y rápidas, a las que nadie podría ayudar.
    Por parte de Binéfar, la comunidad de vecinos designó a una anciana de la calle Monzón. Pero ocurrió que estaba resfriada y, pensando en el compromiso que tenía al día siguiente, decidió superar la enfermedad por el procedimiento más expeditivo de la época: sudando bien arropada en la cama. Así es que la abuela binefarense, cuando se echó la noche, tomó unas peras que tenía colgadas en la falsa y se preparó un buen ponche caliente. Una vez cocidas las peras con miel, les añadió el preceptivo vino tinto de la tierra. Todo hubiera sido normal a no ser porque se pasó en la dosis recomendada por la receta, de modo que se acostó a la cama realmente «contenta».
    Al despertar, el catarro estaba mucho mejor, pero el sol entraba ya por la ventana. Muy apurada, sin lavarse apenas, se vistió rápidamente, se calzó unas zapatillas cómodas, cogió una labor para el camino y se dispuso a plantarse lo más cerca posible de Monzón. Pero cual no sería su asombro cuando, nada más dejar las últimas casas de Binéfar, se topó con la «cabezuda» montisonense que, ligera y, sobre todo, madrugadora, había recorrido ya las dos leguas que separan a ambos pueblos.
    Como les seguían a distancia varios vecinos de Binéfar y de Monzón, respectivamente, justamente allí donde se encontraron colocaron una muga de piedra para señalar la linde, haciendo que el notario diera fe de lo ocurrido. Por eso el término de Binéfar ha sido y es tan reducido.
    [Datos proporcionados por José Peyrón Gimeno.]



    https://es.wikipedia.org/wiki/Bin%C3%A9far

    Binéfar es un municipio y población de España, perteneciente a la Comarca de la Litera, al este de la provincia de Huesca, comunidad autónoma de Aragón, a 76,7 km de Huesca y a 39 km de Lérida. Tiene un área de 25,10 km² con una población de 9435 habitantes (INE 2018) y una densidad de 370,04 hab/km². El código postal es 22500.

    Se encuentra comunicado con la ciudad de Monzón y Almacellas (provincia de Lérida) por la carretera nacional 240 (N-240) y la autovía A-22, lo que hace que sea lugar de paso para todo aquel que quiera ir hasta la capital de la provincia, desde Cataluña.

    El nombre primitivo de Binéfar, según el estudioso Benito Coll, pudiera proceder de un origen árabe-musulmán del municipio, cuyo máximo responsable sería Affa. De aquí que el pueblo de los súbditos o "hijos" de Affa o tal vez Effar, se denomine Ben-Affa y de aquí, y con el paso de los años, mutó en Abinéfar, Avenáfar, Benáfar o Bináfar y reconocido así por el reino de Monzón.

    Binéfar aparece mencionado documentalmente por primera vez en el siglo XI. En 1169 los templarios de Monzón otorgaron carta de población. En octubre de 1363 se firmó el tratado de Binéfar entre Pedro IV el Ceremonioso de Aragón y Enrique de Trastámara. El pacto fue ratificado en marzo de 1366 en Zaragoza. En abril de 1467 se enfrentaron a San Esteban de Litera y en el siglo XVI Binéfar, a causa de la peste desatada en Monzón, fue sede de las Cortes de Aragón, presididas por Felipe II, en 1585.

    Es villa desde 1785. En el siglo XIX llegó el ferrocarril a Binéfar y en 1906 Alfonso XIII inauguró el Canal de Aragón y Cataluña, ambos pilares de desarrollo económico y social del siglo XX.

    En la Guerra Civil (1936-1939) se constituyó en una de las colectividades más importantes de Aragón, aunque no llegó a consolidarse. En 1970 fue inaugurada la sede central del Sindicato de Regantes del Canal de Aragón y Cataluña por Juan Carlos de Borbón.

    En la actualidad, Binéfar destaca como centro comercial y de servicios de La Litera, con una importante actividad agropecuaria (cereales, plantas forrajeras, frutas y hortalizas, así como ganado ovino, bovino y porcino) e industrial (agroalimentarias, mecánicas, textiles y de materiales de la construcción). La lonja agropecuaria sirve de referencia a todas las demás lonjas del mercado nacional.

    Han sido diversos los restos arqueológicos hallados en las proximidades de Binéfar. Todos ellos arrojan luces sobre los primeros pobladores de esta zona. Cabe destacar el asentamiento de La Vispesa (foco de romanización de la Ilergecia Occidental), en el que a principios del siglo XX, R. Donoso encontró un fragmento de una estela ibérica, de tipo funeraria, en piedra arenisca (1,44 metros de altura) que actualmente se encuentra en el museo de Huesca.

    Arquitectura religiosa:

    Iglesia de San Pedro: gótica se edificio en el siglo XV y se amplió en el siglo XVIII. Tiene planta rectangular y está formada por tres naves, crucero, ábside con capillas, coro y torre. La nave central se compone de cuatro tramos cubiertos con bóvedas nevadas de crucería estrelladas, pertenecientes a la primitiva iglesia gótica. Las naves laterales son más bajas que la central y corresponden al estilo barroco. Sobre el crucero se sitúa un amplio cimborrio, quedando los brazos cubiertos con bóvedas de lunetos. La torre presenta planta octogonal con cuatro cuerpos separados por impostas. En el lado opuesto se encuentra el baptisterio, en el que podemos admirar una puerta gótica convertida en ventanal con vidrieras. La portada es un ejemplar singular de gótico flamígero, único en Aragón. El retablo gótico mayor que se cerraba con dos puertas, quemado en la última contienda, era obra de Damián Forment, y a Felipe II en 1585 le impresionaron tanto que ordenó desmontarlas y llevarlas al monasterio del Escorial.

    Ermita de San Quílez (1888).
    Ermita de Nuestra Señora del Romeral (1955)
    Arquitectura civil

    El casco antiguo conserva algunas casas de cierta antigüedad como Casa Ruata, Casa Corzán, Casa de Cultura (estilo renacentista, s. XVI). Recorriendo las dos calles que unen la plaza de la iglesia (plaza Padre Llanas) con la plaza de la Litera encontramos algunos edificios de interés, aunque desgraciadamente la mayor parte de ellas se han derribado en el pasado siglo. Se pueden admirar la actual casa de la Cultura, que fue ayuntamiento y cárcel de la villa, restaurada en la década de los ochenta; casa Ruata, con escudo de armas, y algunas casas solariegas de la calle Mayor y de la plaza de La Litera. La cruz de término gótica, derribada en 1931, fue restaurada por el artista Pepe Beltrán. Se pueden admirar en la plaza de la iglesia y en la calle Mayor algunas cías, de la gran cantidad que existen, que se han protegido.

    Binéfar se puede considerar como uno de los municipios con mayor relación en cuanto a producción de proyección nacional e internacional con respecto a su población. La Lonja Agropecuaria de Binéfar es la lonja más importante de España y referente europeo en cuanto al ganado bovino. Alberga la Cooperativa Joaquín Costa.

    La obra del Canal de Aragón y Cataluña (concluida en 1906) permitió la transformación agrícola del territorio. Además, su sede reside en Binéfar.

    El mundo cultural de Binéfar se ve promovido con programas estables de carácter anual por el ayuntamiento: Circuito de Teatro Infantil, Teatro de Adultos, Espectáculos de Música y Danza, Folclore, Concursos, Pórtico Cultural (preliminares de fiestas), Imaginaria (Festival de títeres e imagen en movimiento), actividades literarias, Diverbiner... Además cuenta con diversos servicios y equipamientos culturales: biblioteca pública, escuela de música y danza donde también se imparte folclore, taller de artes y un centro cultural y juvenil.

    Los Titiriteros de Binéfar es la formación cultural más importante, recibiendo en 2010 el I Premio Nacional de Teatro para la Infancia y la Juventud.



    Teodoro Bardají recogió los ingredientes del recau y los llevó a los mejores fogones. Bardají, bajo la denominación de Recao de Binéfar, hace uso de la morigeración, debido a la falta de recursos más sustanciosos que condicionó su creación en los fogones populares oscenses, prescindiendo de los pecados de la carne en cualquiera de sus manifestaciones. La coyunda se mantiene sólo entre vegetales, / JA JA, esto para que veais lo buena que es la wikipedia / aunque con representación de suficientes especies como para presentar una dieta bastante completa de hidratos de carbono y distintas vitaminas. También se le puede llamar recau al plato más conocido en la villa de Binéfar.

    Canal de Aragón y Cataluña
    Iglesia de San Pedro
    Ermita de Nuestra Señora del Romeral
    Ermita de San Quílez
    Teatro Municipal Los Titiriteros de Binéfar
    Ayuntamiento "premio García Mercadal de arquitectura"

    Benito Coll y Altabás, filólogo
    Cervera Roche, banquero judío que fundó una casa de banca en 1560.
    Eduardo Llanas, vicario general de la Escuelas Pías en 1900.
    Miguel Ángel Fúster Coll, compositor
    Tato Abadía, exfutbolista de Primera División
    Teodoro Bardají Mas, maestro culinario

    http://www.binefar.es/

    https://www.researchgate.net/publication/304616382_Nuevos_Datos_sobre_el_Conocimiento_de_la_Ilergecia_Occidental_Prospecciones_Geofisicas_en_la_Litera_y_el_Bajo_Cinca

    sábado, 6 de julio de 2019

    JAIME I HEREDA LA ESPADA TIZONA


    119. JAIME I HEREDA LA ESPADA TIZONA (SIGLO XIII. MONZÓN)

    Un día como tantos otros, paseaban por los alrededores de Monzón un grupo de templarios y dos niños. Eran éstos el príncipe Jaime —huérfano y heredero del rey Pedro II, que había muerto en Muret— y su primo Ramón, conde de Provenza.

    El papa Inocencio III, para evitar que Simón de Monfort (el gran enemigo de Pedro II) pudiera hacer daño a Jaime, encomendó al infante-niño a don Guillén de Montrodó, maestre del Temple, encargándole de su educación tanto en las letras como en los secretos de las armas. El castillo de Monzón se convirtió así en la auténtica escuela del futuro Jaime I el Conquistador.

    Anduvieron hasta llegar a la ermita de la virgen de la Alegría y al regreso se detuvieron a beber agua en la fuente del Saso, cerca de la ermita de san Vicente y santa Quiteria, donde un monje hacía vida eremítica.

    JAIME I HEREDA LA ESPADA TIZONA (SIGLO XIII. MONZÓN)
    fuente del Saso, Monzón.

    Al verlos, el eremita se acercó a la comitiva y, dirigiéndose a Jaime, le dijo que se fijara en la espada que llevaba colgada el maestre Montrodó. Era la espada Tizona que blandiera en su día el Cid, y que había llevado a Monzón la hija de éste, Cristina, cuando en 1098 se había casado con el señor de Monzón, Ramiro Sánchez.


    Hizo el monje que Jaime tomara la espada y que la introdujera en el remanso acuoso de la fuente como para templarla. Luego le dijo que se la ofreciera a santa María de Lascellas. Con su patrocinio, aquella espada sería fuente de muchas venturas y valentía.

    Jaime creció en edad y fue coronado como Jaime I, rey de Aragón. Abandonó Monzón e inició su reinado. Pero cuando comenzó la reconquista de Valencia, acordándose de las palabras del eremita, mandó mensajeros al castillo montisonense para que le enviaran, junto con sus joyas, la famosa espada Tizona, que alternó con las espadas Villardell y San Martín.

    [Castillón, Francisco, El santuario dela Virgen de la Alegría de Monzón, págs. 79-81.]

    https://es.wikipedia.org/wiki/Tizona

    La Tizona o Tizón es una de las espadas (junto a la Colada) que la tradición o la literatura atribuye al Cid Campeador. Según el Cantar de mio Cid (compuesto hacia 1200) la Tizón (su nombre hasta el siglo XIV)​ pertenecía al rey Búcar de Marruecos y el Cid se la ganó en Valencia.

    Al igual que sucede con la otra espada que el Cantar de mio Cid y la tradición posterior atribuye Más tarde hubo una común opinión que identificaba la espada de Jaime I de Aragón el Conquistador, llamada Tisó, con la que se atribuye en el cantar de gesta al héroe castellano, pero se trata de otra creencia legendaria, pues en el Llibre dels fets (autobiografía del rey aragonés), donde se comentan con detalle aspectos de la Tisó, no se habla del origen cidiano de ninguna manera, por lo que lo más probable es que se trate de una coincidencia en el nombre de la espada. Además, la Tisó de los reyes de Aragón procedía de Ramón Berenguer I, que poseía esta espada hacia 1020. Esto hace difícil que la espada pasara de los condes de Barcelona al Cid y luego volviera a poder de la Casa de Aragón, y es más lógico pensar que la Tisó siempre perteneció a esta Casa.

    Hay otras varias Tizonas a las que se les ha atribuido ser la del Cid. Una de ellas figuraba en el inventario de los tesoros de la cámara regia de Castilla que fueron enajenados por Álvaro de Luna, recuperados en 1452 y localizados en un inventario de 1503 en el alcázar de Segovia. En dicho inventario se describía «una espada que se dice Tizona, que fue del Cid; tiene una canal por medio de amas partes, con unas letras doradas; tiene el puño e la cruz e la mançana de plata, e en ella castillos e leones de bulto [='en relieve'], e un leoncico dorado de cada parte de la cruz en medio; e tiene una vaina de cuero colorado, forrada de terciopelo verde». Esta espada era ceremonial, por los detalles de su guarnición (que reflejan la heráldica castellana) y pertenecería a algún miembro de la realeza de Castilla o de su familia; tras esta mención no hay más noticias, aunque se piensa que la hoja de espada con número de inventario G. 180 de la Real Armería de Madrid pudiera pertenecer a la espada descrita en 1503.

    JAIME I HEREDA LA ESPADA TIZONA (SIGLO XIII. MONZÓN)


    Otra presunta Tizona estuvo en poder de los marqueses de Falces, a quienes llegaría entregada en custodia por Fernando II de Aragón el Católico, más específicamente a la familia Velluti. Se conservaba desde por lo menos el siglo XVII en el Castillo palacio de Marcilla. Es esta la espada que se depositó en el Museo del Ejército de Madrid, aunque actualmente se expone en el Museo de Burgos, junto con otros objetos presuntamente vinculados al Cid. Es un arma de 1,153 kg. Su hoja tiene 933 mm de longitud en total (con filo 785 mm) y 43 mm de ancho máximo. La acanaladura del centro mide 336 mm.

    En este canal está grabada la leyenda
    «IO SOI TISONA FUE FECHA EN LA ERA DE MILE QUARENTA»
    («Yo soy Tizona. Fue hecha en la era de 1040 (año 1002)») por una de las caras y por la otra «AVE MARIA GRATIA PLENA DOMINUS MECUM [sic]». Su guarnición tiene el pomo plano, el puño largo y cónico, forrado de alambre de hierro, el arriaz es curvo y las patillas tienen pitones. Todo ello responde a una tipología que data de fines del siglo XV. La inscripción es claramente falsa; por ejemplo, la palabra Tizona se difunde solo a partir del siglo XIV, frente a Tizón, que es el término con que se la nombra en las fuentes más antiguas. Menéndez Pidal considera que esta espada es una falsificación del siglo XVI. Otros autores, como Bruhn, postularon que la hoja puede ser la de la también apócrifa Colada que se describe en el mismo inventario de 1503. Las recientes investigaciones de la Universidad Complutense de Madrid, publicadas en 2001, señalan que la hoja es del siglo XI; sin embargo el Conservador de la Real Armería Álvaro Soler del Campo indica que la hoja está formada por tres piezas soldadas y que su tipología es la misma que la de la empuñadura, guarnición y el epígrafe, que son de época de los Reyes Católicos. Todo indica, por lo tanto, que pese a lo dicho por la Universidad Complutense, se trata de una falsificación de época bastante posterior, aunque se pudieron utilizar fragmentos de hoja de espada del siglo XI para componerla.


    El rey Fernando el Católico le entregó la espada al Condestable mosén Pierres de Peralta (Pedro de Peralta y Ezpeleta), primer Conde de Santisteban de Lerín, Barón de Marcilla y abuelo del primer marqués de Falces, por los servicios prestados por este en las negociaciones que permitieron su matrimonio con Isabel de Castilla. Esta espada permaneció hasta el siglo XX custodiada por los marqueses de Falces en el castillo palacio de Marcilla. Se describe la espada así: «Con empuñadura de hierro totalmente negro, hoja de dos filos, delgada, tersa, y flexible».

    Después de la Guerra Civil, la espada que conservaban los marqueses de Falces, y que posteriormente estuvo depositada en el Museo del Ejército de Madrid, se trasladó, junto con todo el inventario de esta institución, a su nueva sede del Alcázar de Toledo. El propietario José Ramón Suárez del Otero, marqués de Falces, ofreció su venta al Ministerio de Cultura, que rechazó la compra por no existir constancia histórica de que realmente perteneciera al Cid y por el elevado precio exigido por el propietario (los informes del ministerio la tasaron entre 200.000 y 300.000 euros, según la agencia de noticias Reuters).

    Finalmente, la Junta de Castilla y León y la Cámara de Comercio e Industria de Burgos pagaron en el 2007 1.600.000 Euros al marqués de Falces por la espada.6​7​ Se esperaba que su destino final fuese la catedral, donde se encuentra actualmente el sepulcro del Cid y de su mujer Jimena, así como otros recuerdos cidianos como su carta de arras de 1079 por el que sustituye las que le había otorgado antes de 1076 por su matrimonio​ y el llamado «cofre del Cid» con el que, según la creencia popular, el Cantar de mio Cid engañó a los judíos Raquel y Vidas; pero acabó siendo expuesta en el Museo de Burgos. El arma fue declarada Bien de Interés Cultural en 2002.

    En 2013 el marqués de Falces fue condenado a pagar 750.000 euros del dinero recibido de las instituciones públicas de Castilla y León, a la familia del pescador luarqués Salustiano Fernández Suárez y su mujer Jacinta Méndez, declarados sus herederos universales por el último de los sucesores de quienes recibieron la espada en depósito: Pedro Velluti Murga, muerto soltero sin descendencia, ciego, a quien la familia Suárez había cuidado en sus últimos treinta años de vida, los diez últimos en el domicilio de la familia en Luarca.10​ Sin embargo, en noviembre de 2016 el Tribunal Supremo revocó dicha sentencia, otorgándole la razón nuevamente al Marqués de Falces.

    La primera referencia a la Tizona aparece en el Cantar de mio Cid, donde se la llama Tizón. Este nombre, según el Tesoro de la lengua castellana o española de 1611, proviene del latín titio, un sinónimo de 'brasa, leño ardiente' (teó en chapurriau)

    En el antiguo poema de ficción Cantar de Mio Cid, la Tizona tiene personalidad propia, ya que su fuerza varía según el brazo que la esgrime, aterrorizando a los adversarios indignos. Mientras la Tizona está en posesión de los infantes de Carrión, estos desdeñan su fuerza. Tras la afrenta de Corpes, el Cid recupera sus espadas y entrega la Tizona a Pedro Bermúdez para su duelo con el infante Ferrán González. Este se declara vencido antes del combate a espada, atemorizado al ver a Pedro Bermúdez desenvainar la Tizona:

    Él dexó la lança, e mano al espada metió;
    cuando lo vio Ferrán Gonçález, conuvo [reconoció] a Tizón,
    antes qu'el colpe esperasse dixo: —¡Vençudo só!—

    Cantar de mio Cid, versos 3642–3645. Edición de Montaner Frutos (2011:213-214).

    Marrero Cabrera, Juan Antonio: «La Tizona en Palacio», en MILITARIA. Revista de Cultura Militar, 2000, pp. 157–167.

    http://147.96.1.15/BUCM/revistas/amm/02148765/articulos/MILT0000110157A.PDF

    Montaner Frutos, Alberto (ed. lit., estudio y notas), Cantar de mio Cid, Barcelona, Galaxia Gutenberg; Real Academia Española, 2011.
    ISBN 978-84-8109-908-9


    https://www.caminodelcid.org/cid-historia-leyenda/cantar-mio-cid/


    L'espasa de Vilardell és una de les espases de virtut o folklòriques més famoses de Catalunya, tal com reflecteix Martí de Riquer al seu llibre Llegendes històriques catalanes. És potser la llegenda més potent i més ben girada de l'imaginari català, equivalent a la famosa espada Excàlibur de la llegenda del Rei Artús.


    LA RÉPLICA DE LA VIRGEN DE LA ALEGRÍA EN BARCELONA


    122. LA RÉPLICA DE LA VIRGEN DE LA ALEGRÍA EN BARCELONA
    (SIGLO XIII. MONZÓN)

    LA RÉPLICA DE LA VIRGEN DE LA ALEGRÍA EN BARCELONA  (SIGLO XIII. MONZÓN)


    Es bien conocido por todos cómo el rey aragonés don Jaime I el Conquistador —educado en las armas y en las letras por los Templarios en el castillo de Monzón tras la muerte de su padre Pedro II— sentía por estas tierras una especial predilección, lo cual es muy natural, puesto que siendo niño había recorrido y jugado por todos los alrededores. Recordaba perfectamente el castillo, el Saso y su fuente; recordaba los parajes refrescantes a la vera del caudaloso Cinca y del Sosa exiguo; rememoraba de cuando en cuando al viejo eremita de san Vicente y santa Quiteria; evocaba durante alguno de sus continuos y largos viajes la ermita de Nuestra Señora de la Alegría, donde iba montado sobre un enorme caballo ...

    Asimismo, era y es de sobras conocida la grande y profunda devoción que Jaime I el Conquistador tuvo siempre por la figura de la Virgen, predilección de la que existen multitud de pruebas tanto reales como legendarias. No es extraño, por lo tanto, que sintiera algo muy especial en su interior cuando se trataba de cosas referentes a la virgen de la Alegría, a cuyos pies había orado y jugado tantas veces.

    Como es natural, su intensa actividad política y militar como rey y señor de tantos territorios como alcanzó a gobernar no le permitía desplazarse, como sin duda era su deseo, a Monzón para deambular sosegadamente por sus alrededores. Por lo tanto, ordenó tallar a un excelente escultor de la corte una réplica casi exacta de su amada virgen de la Alegría montisonense y, cuando estuvo finalizada y a su gusto, la hizo llevar a Barcelona, ciudad a la que solía acudir muy a menudo. Una vez en la ciudad condal, la hermosa talla fue colocada en la catedral, junto a la puerta de san Ibo.

    Cuando Jaime I estaba en Barcelona, donde los asuntos de la Corona le llevaban con una cierta frecuencia, solía acudir a la catedral y visitar la imagen réplica de Nuestra Señora de la Alegría, como lo han hecho y hacen tantos montisonenses desarraigados de su tierra, sirviéndoles de vínculo, como al mismo rey, con sus propios recuerdos de niño.

    [Castillón, Francisco, El santuario de la virgen de la Alegría de Monzón, pág. 81.]


    La Navidad trae la Alegría: el nacimiento del Niño Jesús. Es por ello que existe una Virgen de la Alegría, ya que es la Virgen María quien da la Alegría al mundo. Esta Virgen se venera en una de las primeras capillas que se encuentran entrando en la Catedral de Barcelona por la puerta de Sant Iu, justo a mano derecha. Es aquí también donde actualmente está enterrado el Cardenal Jubany, que fue arzobispo de Barcelona entre los años 1971 y 1990.





    LA PRIMERA ESPADA DE JAIME I


    118. LA PRIMERA ESPADA DE JAIME I (SIGLO XIII. MONZÓN)

    fuente del saso, Monzón, LA PRIMERA ESPADA DE JAIME I


    El padre del rey Jaime I el Conquistador, Pedro II de Aragón, vivió los últimos días de su vida ensombrecidos por las insidias y la traición de sus propios hermanos, hasta que lograron matarlo junto con su mujer, la reina.
    No contentos con ello, quisieron y planearon acabar, asimismo, con todos sus descendientes, pero uno de sus hijos, que todavía era muy pequeño, logró huir camuflado entre los carromatos de unos mercaderes, que lo dejaron en el castillo de Monzón, al cuidado de los templarios.

    Estos monjes guerreros trataron de educar al joven infante, que estaba llamado a ser rey de Aragón como hijo del monarca fallecido, pero no sabiendo a ciencia cierta cuál podría ser su verdadera vocación, intentaron favorecer por igual su contacto tanto con el mundo de las letras y el religioso y como con el castrense. Fueron observando atentamente las inclinaciones naturales y los progresos del muchacho y pronto descubrieron la pasión del pequeño Jaime por las armas cuando jugaba con otros niños de su edad, de modo que acabaron procurándole una espada con la que ejercitarse.

    El infante Jaime había ido aprendiendo los movimientos correctos de la mano y del cuerpo con la espada empuñada. Así es que un día, cuando pretendía acostumbrarse a la nueva arma que acababan de entregarle, yendo camino de la fuente delSaso, en las afueras de Monzón, se encontró con un peregrino.

    No conocía de nada a aquel hombre, pero se detuvo con él para charlar, a la vez que seguía haciendo ejercicios con su espada nueva. El peregrino, que no dejaba de mirarle, le dijo al infante: «Jaime, lava tu espada en este agua y tus batallas serán ganadas en todos los lugares que desees conquistar». El niño paró en su juego y, haciendo caso a invitación tan sugestiva, sumergió el arma en las aguas cristalinas del manadero, acto que repitió en varias ocasiones antes de regresar al castillo para seguir recibiendo lecciones.
    El agua de la fuente, al conjuro del desconocido peregrino, dio a Jaime energía para ser un buen guerrero y sabiduría para gobernar con justicia.

    [Datos proporcionados por Mª Paz Aurusa y Olga Guallarte, Cº de «Santa Ana». Monzón.]

    domingo, 12 de mayo de 2019

    UN DETALLE DE LA BATALLA DE FRAGA, 1134

    2.63. UN DETALLE DE LA BATALLA DE FRAGA (1134) (SIGLO XII. FRAGA)

    La batalla de Fraga constituye uno de los hitos más importantes de la reconquista, y la derrota de Alfonso I el Batallador estuvo a punto de dar al traste con las ganancias obtenidas, incluida la ciudad de Zaragoza. Es rigurosamente cierto que la actitud de Alfonso I ante Fraga posibilitó no sólo la resistencia de los fragatinos sino también la llegada de socorros de Córdoba, de Lérida, de Valencia y Murcia (dirigidos estos últimos por Abén Ganya).


    La táctica mora fue la misma que emplearon en Zalaca y la que utilizarían en Alarcos algo después: mientras los moros que atacaban de frente con escasas fuerzas eran derrotados, la parte más gruesa de su ejército atacaba por la espalda y asaltaba los campamentos cristianos, sembrando el pánico y provocando su derrota. En Fraga, fue Abén Ganya quien encabezó las tropas de refresco y quien se presentó como auténtico vencedor.
    Naturalmente existe una parte legendaria según la cual los obispos y clérigos, mientras los guerreros peleaban, elevaban preces al cielo que no les oyó, pues, como dice la «Crónica de Alfonso VII», ni el arcángel Gabriel ni Miguel, príncipe de la milicia celestial, acudieron en ayuda de Alfonso I, que fue derrotado en toda regla.
    Una crónica musulmana narra que, antes de que apareciera Abén Ganya con sus guerreros, se presentó al rey aragonés un monje francés diciéndole que, ante una invocación suya a Dios, los moros se rendirían. Obtuvo el monje permiso, ascendió a la colina más cercana al muro de Fraga y comenzó su imprecación. Los defensores, que tenían noticia de aquella intervención, ubicaron en aquel lado del muro un almajaneque potentísimo, colocando en la balanza una enorme piedra izada por más de veinte hombres. Cuando el fraile se hallaba en plena invocación, accionaron el almajaneque y la piedra impactó de lleno en él llevándose la mitad de su cuerpo.
    Alfonso I el Batallador —que estaba preparado para atacar con sus guerreros, a los que había formado detrás del monje— quedó totalmente desconcertado y, con un susto de muerte en su cuerpo, se retiró a su campamento totalmente abatido. Allí fue donde le sorprendería Abén Ganya con sus soldados valencianos y murcianos causándole la derrota.

    [Lacarra, José María - Vida de Alfonso el Batallador, págs. 128-129.]

    UN DETALLE DE LA BATALLA DE FRAGA, 1134


    https://journals.openedition.org/e-spanialivres/184

    http://www.ibiza-hotels.com/hoteles/ibiza_museums/history4.php

    https://es.wikipedia.org/wiki/Almajaneque



    El almajaneque (del ár. and. "almanganíq”) era una máquina de guerra utilizada para lanzar grandes piedras de más de 500 kg de peso, con el fin de destruir las murallas o almenas de los castillos enemigos.

    Su funcionamiento estaba basado en el sistema de palanca, con un brazo largo con el eje descentrado en cuyo extremo había un contrapeso; los más sofisticados tenían sistemas de reenvío mediante poleas. Habitualmente eran sencillos y se construían al pie de las murallas a derribar: disparaban los proyectiles en trayectoria baja y no alcanzaban gran altura, de manera que las piedras disparadas golpeaban contra las murallas, en vez de volar sobre ellas y caer en el interior del recinto.

    Eran unas máquinas de diseño sencillo y rústico, pero a su vez eficaces y demoledoras.

    Un gran almajaneque fue utilizado por Abderramán III en el asedio al castillo de Juviles, en las Alpujarras de Granada, con el que bombardeó con proyectiles de piedra sin cesar el castillo, hasta conseguir al cabo de 15 días la rendición del mismo.

    Otros nombres:
    Trebuchet
    Mangonel
    Maganel

    http://terraimagina.blogspot.com/2007/06/armas-iv-maquinaria-de-asedios.html

    https://es.wikipedia.org/wiki/Fraga_(Huesca)

    Fraga es un municipio español situado en el extremo sureste de la provincia de Huesca, en la comunidad autónoma de Aragón, en el último tramo del Valle del río Cinca. Es cabeza de partido judicial y capital política de la comarca del Bajo Cinca. Cuenta con 14 979 habitantes (INE 2018).

    En octubre de 2018, era único municipio aragonés con una población superior a 10.000 habitantes que conseguía el pleno empleo, es decir, una tasa de paro menor del 5%. El sector de la agroalimentación, la progresiva y dinámica expansión de la Plataforma Logística de Fraga y la estratégica localización de la ciudad han sido tres aspectos esenciales para la consecución de estos datos.

    El origen y la antigüedad:
    Se cree que la ciudad tiene origen prerromano, pero no hay pruebas fehacientes de ello. En las cercanías se han encontrado numerosos restos arqueológicos.

    Edad del Bronce:
    El yacimiento más antiguo es el del Barranco de Monreal, de entre el 1800 a. C. y el 1500 a. C.

    Del bronce medio es el yacimiento de Punta Farisa, destruido en parte en la construcción de un camino. También son del bronce medio los inicios del yacimiento de Masada del Ratón, cercano al anterior. En ambos han aparecido cerámicas, elementos líticos y moldes de fundición para hachas y puntas de flecha.

    Del bronce final son las capas superiores del yacimiento de Masada del Ratón, el yacimiento de Zafranales, a pocos metros del casco urbano y el de Lo Puntal, poblado en alto que se extiende por la ladera desde la que se domina la llanura de la Litera. Los restos de cerámica relacionan los asentamientos con la cultura de los campos de urnas.

    Edad del Hierro:
    De esta época no hay yacimientos estudiados en profundidad, aunque existen diversos indicios de poblamiento. No se conocen las causas de esta laguna, que puede ser debido a una disminución en la población por causas desconocidas o bien porque los poblados íberos se construyeron sobre los asentamientos del hierro.

    Íberos:
    El ibérico pleno se desarrolla en la zona a partir del año 400 a. C., a partir de la cultura de los campos de urnas. Se han encontrado diversos yacimientos en la comarca, como los del castillo de Chalamera, Lo Vedat de San Simón, La Noria, o Punta Calvari.

    El más destacado es el de Lo Pilaret de Santa Quiteria, que se encuentra a pocos kilómetros de la ciudad. El poblado comenzó su andadura en las últimas décadas del siglo V a. C. y sobrevivió hasta época romana, en la que se supone que sirvió de base para una villa. A destacar una lápida encontrada por José Salarrullana de Dios en 1894 con una inscripción íbera:

    aloŕiltu
    i.belaśbais
    ereban.keltaŕ
    erkeryi.aye
    teikeoen.ery
    i
    de la que se desconoce el paradero. Luis Silgo Gauche intentó en el 2003 una traducción como: «Aloŕiltu hijo de Belaśbaiser, hic situs est».

    http://ibers.cat/


    Fraga perteneció en época íbera al territorio ilergete.

    Época romana:

    Uno de los mosaicos romanos encontrados en Villa Fortunatus, de dónde procede el nombre. (Museo de Zaragoza)
    No se tienen noticias concretas de las vicisitudes de la ciudad en época romana. Se supone que, al igual que el resto del territorio ilergete, compartiría la suerte de Ilerda en la romanización: participación en las guerras púnicas como aliados de Cartago, rebelión contra los romanos de Indíbil y conquista definitiva por los ejércitos romanos hacia el 205 a. C.

    En época romana el área perteneció junto a Ilerda al convento de Caesaraugusta, dentro de la provincia de Tarraco. La ciudad se encuentra en la vía de Ilerda a Celsa, en el punto en el que el camino cruza el Cinca. El Cinca, al igual que el Ebro, eran navegables, con lo que el asentamiento representaría un cruce de rutas entre las fluviales y las calzadas. Es decir, por vía fluvial las comunicaciones serían a Caesaraugusta (Zaragoza), Tolous (Nuestra Señora de la Alegría, Monzón), Ilerda (Lérida) y Dertosa (Tortosa) y por vía terrestre a Celsa (y desde allí a Caesaraugusta) y a Ilerda (y desde allí a Tarraco (Tarragona) y a Roma).

    No se han encontrado restos de la ciudad romana. Sin embargo a pocos kilómetros de la ciudad se pueden visitar las ruinas de una extensa villa del siglo II, llamada Villa Fortunatus. Aunque no debió ser el centro romano más importante de la zona, en la villa se han encontrado algunos de los mosaicos más hermosos de Aragón. Actualmente se encuentran dispersos en museos de Zaragoza y Barcelona, aunque los más sencillos se conserven en el lugar. También se encontraron algunas estatuas, una de las cuales, un niño montando a un delfín, se puede admirar en el museo de Huesca. El edificio continuará su actividad como basílica hasta el siglo V, ya en época visigoda.

    Hay sospechas de que la ciudad de Gallica Flaouia mencionada por Ptolomeo es la ciudad de Fraga, aunque investigaciones recientes tienden a desmentirlo. Ptolomeo menciona la ciudad de Gallica Flaouia entre los ilergetes a orillas del Cinca, pero la sitúa a 3 leguas al norte y 1 legua al oeste de Lérida.

    Medina Afraga:
    La ciudad musulmana de la Marca Superior (714) tuvo una relativa importancia, menor que la de Lérida, pero suficiente para ser nombrada por numerosos cronistas de la época. Cuenta Al-Qazwini (1203 - 1283):

    Fraga, ciudad de Al-Andalus, próxima a Lérida; hay en ella abundantes huertas, abundantes aguas, buenos edificios, y es tan hermosa en perspectiva, como buena en realidad... Está situada sobre el río de los olivos (río Cinca) y muy bien construida. Está provista de una fortaleza bien defendida e inaccesible y rodeada de numerosos huertos que no tienen igual...

    También es citada en el Dikr bilad al-Andalus, una descripción anónima de al-Andalus del siglo XIV. En esta época la población ya hacía mucho tiempo que había dejado de ser andalusí, aunque es probable que sus habitantes o parte de ellos siguieran siendo musulmanes (mudéjares):

    Fraga es una de las capitales del oriente de al-Andalus, ciudad antigua y de remota fundación, sus habitantes son árabes de origen, pues en la época de la conquista se establecieron allí unas tribus yemeníes cuya descendencia continúa habitándola; son gente piadosa y de fe firme. Produce mucha miel y azafrán de calidad; en su territorio hay escarpadas montañas, castillos y gran cantidad de aldeas, cuyo número sobrepasa las tres mil; en todas ellas se realiza el sermón de los viernes.

    El casco histórico es un típico ejemplo de ciudad árabe medieval, con su laberinto de estrechas callejuelas frescas en verano y protegidas del cierzo en invierno.

    Entrada medieval de las murallas:
    Los musulmanes crearon en las tierras del valle una red de regadío que daba a la ciudad su huerta, su riqueza y su renombre. Citando a Kitab ar-Rawd al-Mitar, está situada Fraga sobre el río de los olivos (Nahr al Zaitun) y bien construida. Se halla provista de una fortaleza bien defendida e inaccesible y rodeada de numerosos jardines que no tienen comparación.

    A partir de la caída del Califato de Córdoba en 1010, Fraga pasó a depender de Zaragoza, Lérida o Huesca, según la suerte del reino taifa de turno. Ya en el siglo XI, llegaron Sancho Ramírez y Pedro I a las cercanías de la ciudad. Monzón cayó en 1089 y Zaidín en 1092. A partir de ese momento, Fraga pasaría a ser zona fronteriza de resistencia contra los cristianos.

    Los cronistas también alaban el castillo y las murallas, que unidas a la red de túneles que todavía se conservan bajo el casco histórico, convertía la ciudad en casi inconquistable. Tuvo ocasión de comprobarlo el 17 de julio de 1134 Alfonso I el Batallador, que moriría a causa de las heridas sufridas en la batalla de Fraga.
    Movió Alfonso I guerra a los reyes de Lérida y Fraga... Habiendo cobrado los moros gran soberbia. Y Abengania, rey de Lérida y el rey de Fraga, juntaron huestes con las cuales peleó el emperador Alfonso I (1133). La desgracia de Alfonso I fue que tropas de Córdoba (2000 jinetes), Valencia (500) y Lérida (200) se habían reunido tras las murallas de la ciudad para defenderla. Los caballeros musulmanes defensores arrollaron el campamento enemigo cuando la mayoría de los 12.000 caballeros cristianos se hallaban de permiso concedido por el rey tras el asedio a la ciudad. Sólo diez caballeros cristianos salvarían la vida, entre ellos don García Ramírez, señor de Monzón y futuro rey de Navarra.


    Fraga y Lérida caerán en manos cristianas el mismo día, el 24 de octubre de 1149. En el momento de la conquista, parece que Fraga era un distrito inferior del amal de Lérida, que pertenecía al reino taifa de Zaragoza. Por lo menos técnicamente, ya que Ibn Mardanis, el último gobernador musulmán de Afraga, había convertido la ciudad en un taifa independiente aprovechando disputas familiares entre Zaragoza y Lérida.​ Ibn Mardanis, llamado el rey Llop o Lop (lobo), contando con tan sólo 25 años tuvo que negociar la rendición de la ciudad con Ramón Berenguer IV el 24 de octubre de 1149, consiguiendo un trato de favor para los musulmanes que quisieron quedarse, como el que pudieran regirse por sus propias leyes.

    ¿Aragonesa o catalana?
    La pertenencia de la ciudad a Cataluña o Aragón en la Edad Media no está clara. Resulta difícil adscribir la ciudad a unos territorios que aún estaban en formación y no tenían su forma actual. Por ejemplo Ramón Berenguer IV se declaraba "Conde de Barcelona, Príncipe de Aragón, la reina era Petronila, hija del rey Ramiro II el monje, Duque de Lérida y Marqués de Tortosa" y decía "reinar en Zaragoza y en Aragón, en Sobrarbe y Ribagorza, en toda Barcelona, en Provenza y en Tortosa, junto con Zaragoza, Provenza y Calatayud".​ Ramón Berenguer IV NO reinaba, el rey seguía siendo Ramiro II y la reina Petronila, firma Petrvs.

    http://www.donapetronila.es/historia/


    http://blogs.iec.cat/scej/wp-content/uploads/sites/22/2011/05/5654_DonacionRamiroII.pdf

    https://historiaragon.com/2017/08/10/los-acuerdos-de-barbastro-aragon-y-barcelona-unen-sus-fuerzas/

    Tampoco facilita el asunto que los reyes modificaran la frontera varias veces durante sus reinados. Estas diferencias entre los conceptos de pertenencia medievales y los modernos y la falta de información e investigación exhaustiva llevan a diferentes autores a dar interpretaciones diversas.


    Antonio Ubieto Arteta afirma en Historia de Aragón. La formación territorial que la incorporación inicial no fue ni a una ni a otra, sino al «patrimonio real»:

    Los testimonios ambivalentes para Fraga, Lérida y Tortosa son debidos a que los territorios no se conquistaron para ser incorporados ni a Aragón, ni a Cataluña, sino al «patrimonio real» del rey de Aragón, que se consideraba inseparable.
    Durante los siglos XI y XII, Fraga tendrá «tenencias», una institución claramente aragonesa, a pesar de que algunos tenentes pudieran ser catalanes, o de Montpellier, o mallorquines, valencianos, todos de la corona de Aragón.
    La afirmación de las cortes de Lérida (1214) y de Tortosa (1218) de que Cataluña llegaba hasta el Cinca, se refiere al límite meridional (entre Salses al norte y el Cinca al sur), es decir a la confluencia del Cinca y el Segre antes de afluir al Ebro.
    En 1248 se confirmó que el límite entre Aragón y Cataluña estaba en el Ebro entre Mequinenza y Tortosa.
    En 1243, la donación de las tierras entre el Cinca y el Segre que hace Jaime I a su hijo Pedro serían las tierras, es decir, que los bienes los cobrase el infante Pedro, pero la «potestad real» se mantenía en Alfonso, su primogénito, ya que esta era indivisible para territorios heredados. La interpretación hecha por las cortes de Barcelona ya no fue como en 1214, la desembocadura del Cinca, sino que se tomaba el cauce completo del Cinca. En 1245, Jaime I divide de nuevo Aragón y Cataluña con fronteras más concretas, incluyendo Fraga y Mequinenza en Cataluña, aunque existen numerosas incongruencias en el documento. En 1257 concede a su hijo Pedro de nuevo el gobierno de toda Cataluña desde Salses al Cinca, tomando el río como frontera.
    La teórica catalanidad de Fraga duró poco: en 1284 un noble fragatino aparece entre las tropas de la nobleza catalana; pero en 1289 el señor de Fraga aparece ya citado entre las poblaciones y señores aragonesas.
    Posteriormente hubo problemas entre la población y los señores, algunos catalanes, que pretendían imponer cada uno sus estatutos jurídicos: la población los aragoneses y los señores los catalanes.
    Joaquín Salleras Clarió en Comarca del Bajo Cinca considera que Fraga se incorporó a Cataluña tras la reconquista.

    Cree que en las negociaciones entre Ramón Berenguer IV y Ramiro II el primero se reservó Fraga para sí y sus descendientes, entregando el señorío y gobierno de la villa al conde de Pallars Jussà Arnal Mir, vasallo suyo.
    Ramón Berenguer VI usó durante un tiempo el título de «príncipe de Fraga».
    En la Asamblea de la Fatarella, en 1173, Alfonso II de Aragón delimitó la frontera entre Cataluña y Aragón colocando la frontera en el Cinca, por lo que Fraga pasaría a ser catalana. Pedro II y Jaime I confirmarían este hecho.
    La Gran Enciclopedia Aragonesa afirma que Fraga es aragonesa por lo menos desde 1244.

    En 1214 se considera que Cataluña llega hasta el Cinca.
    En 1244 se considera que Cataluña va «desde el Cinca hasta Salses». La excepción serían Monzón y Fraga, que permanecerían como aragonesas a pesar de estar en el lado izquierdo del río Cinca.
    Lérida, que había acudido a las Cortes aragonesas, quedaba así en Cataluña.

    Igualmente en 1244, se rechaza la pretensión aragonesa de hacer llegar Aragón hasta el Segre.
    En 1283 también se confirma la pertenencia a Aragón de la Ribagorza hasta la clamor de Almacellas.
    La Enciclopedia Catalana considera que Fraga fue catalana con seguridad desde 1244 y probablemente hasta finales del siglo XV.

    La villa fue incorporada inmediatamente al obispado de Lérida.
    En 1255 Jaime I entrega Fraga a Guillermo de Montcada, por lo que la villa pasa a formar parte del Condado de Barcelona.
    En el testamento de Jaime I (HAY VARIOS) se divide Cataluña y Aragón entre sus dos hijos (tiene más, e hijas), fijando la frontera entre los dos territorios. Inicialmente estaría en el Segre (Lérida juró fidelidad al heredero de Aragón en las cortes de Daroca), sin embargo en las cortes de Barcelona de 1244 definiría Cataluña de «Salses al Cinca» a pesar de la oposición de los aragoneses que consideraban la Ribagorza, la margen derecha del Segre y Lérida, como territorio aragonés. Sólo la parte del término de Fraga a la derecha del Cinca sería aragonesa (la villa de encuentra al lado izquierdo).
    Ximén Pérez de Salanova, Justicia de Aragón, afirma en 1311 explícitamente que Fraga pertenece a Cataluña.
    Como parte de la veguería de Lérida, Fraga perteneció al Principado de Cataluña hasta época de Fernando II de Aragón a finales del siglo XV, con lo que se incorpora definitivamente a Aragón.
    En 1707 los Decretos de Nueva Planta que Felipe V hizo para Aragón incorporaron Fraga en el corregimiento de Zaragoza.
    Francisco Castillón Cortada en Fraga. La sultana del Cinca considera que Fraga fue aragonesa desde el principio:

    Tanto Fraga como Lérida no se incorporaron a Cataluña tras la reconquista, puesto que esta todavía no existía como tal ente político. La pertenencia a Ramón Berenguer IV y a Cataluña son conceptos diferentes que no se implican el uno al otro. Todavía en 1337, Pedro IV se dirige a la Pahería (Ayuntamiento) en Lérida con las siguientes palabras: aunque Lérida estaba en Cataluña, no pertenecía al condado de Barcelona.
    El problema se planteará por primera vez con Jaime I el Conquistador, que declara Mequinenza, Fraga y Monzón como catalanas. La división no se llevaría a cabo por la oposición de los nobles aragoneses. Así, mientras los nobles aragoneses pretendían extender sus tierras hasta el Segre, los catalanes pretendían extender las suyas hasta el Cinca.
    Jaime I el Conquistador le otorga el fuero de Huesca en 1240, por la que se rige durante la Edad Media. Los usos y costumbres y la moneda serán aragonesas.
    En el Atlas Catalán hecho por Cresques Abraham en 1375, el lugar aparece como aragonés.
    A finales del siglo XIII la villa no fue incorporada en el censo de población de Cataluña, por lo que parece que en la época se consideraba una ciudad aragonesa.
    Pedro IV de Aragón intentó de nuevo incorporar la ciudad a Cataluña, pero las protestas de fragatinos y aragoneses le llevaron a declarar en las Cortes Generales «...que certa cossa es, que la universitat de Fraga es poblada per privilegio a fur d'Aragó et de aquell observen en tempos esdevenidor, axi complidament com antigament han observat. Plau al Senyor Rey que los d'Arago ussen tota aquella possesió que han acostumbrat de ussar tro el día de huy et revoca totas quals se vol cosses feytes en contrari.» (cuidadito con los textos antiguos con tildes y apóstrofes. En los tomos de los dos Bofarull no se encuentra ninguna tilde ni apóstrofe, y muy pocas comas o punto y coma.)
    E. Sarasa Sánchez afirma que «Jaime II había incluido en el reino [de Aragón la] Ribagorza, la Litera (hasta la denominada "clamor de Almacellas"), Fraga y el señorío de Albarracín.» en el Atlas de Historia de Aragón.

    La cuestión ha vuelto a la actualidad en parte debido al nacionalismo catalán y el pancatalanismo, que pretende incluir la zona dentro de los Países Catalanes (Països Catalans) e incluso dentro de la propia Cataluña.

    La ciudad cristiana:
    La villa, tras la reconquista en manos del Conde de Pallars Jussà Arnal Mir, al igual que otras similares, se convertirá en un mosaico de culturas y religiones en la que judíos, musulmanes y cristianos convivirán con mayor o menor acierto.

    Los judíos de Fraga pertenecieron a la colecta de Lérida hasta 1294, año en que pasaron a depender del Conde de Montcada. Tras la muerte del Conde en 1328, se unieron a la colecta de Huesca para pagar sus impuestos reales.

    Tras la conquista de Lérida, el obispado de Roda-Barbastro se traslada a Lérida, pasando a llamarse Lérida-Roda durante un tiempo. Así, todos los territorios que dependían del obispo de Roda, además de las nuevas conquistas como Fraga, pasan a depender eclesiásticamente de Lérida en 1149. La situación se mantuvo hasta 1995, en que las parroquias aragonesas pasan a depender también de diócesis aragonesas, en el caso de Fraga del obispado de Barbastro-Monzón. Este cambio ha llevado a una polémica por la entrega a los obispados correspondientes de las obras de arte de las parroquias aragonesas que se encuentran en el Museo Diocesano de Lérida.

    Los templarios ocuparían el castillo y obtuvieron grandes haciendas en la zona.

    Se celebraron en la iglesia de San Pedro dos veces Cortes Generales del Reino, en 1384 y 1460, una vez con presencia del rey Juan II. También se refugiaría en su castillo Leonor de Sicilia señora de la villa, durante su enfrentamiento con Pedro IV el Ceremonioso.

    En 1391 Juan I de Aragón concede a la ciudad un mercado, que se instala en la Calle Mayor.

    La historia moderna:

    Vista de Fraga en 1779, con el escudo de la ciudad.
    La expulsión de los moriscos de 1610 tuvo un gran impacto en la economía fragatina. Durante 800 años los moriscos habían sido una parte muy importante de la población. La expulsión coincide con la llegada de los monjes trinitarios en 1550 y la Orden de San Agustín en 1615.14​

    Felipe IV se asentó en la villa durante la Guerra de los Segadores. En esta ocasión lo acompañaría Velázquez, que pintaría dos cuadros durante la estancia: un retrato del rey (llamado Felipe IV de Fraga, Colección Frick de Nueva York) y un retrato de un enano de la corte, Diego de Acedo, apodado El Primo. Dicho cuadro se identifica con dudas con el conservado en el Museo del Prado de Madrid.

    Durante la Guerra de Sucesión Española la ciudad cambió de manos en diversas ocasiones, pero por permanecer siempre fiel al rey Felipe V recibió los títulos de "ciudad" (1709), "vencedora y fidelísima" (1710), además del privilegio de añadir la flor de lis al escudo. También le fueron concedidas dos ferias francas en 1710, el que no pudieran ser confiscados sus bienes a los vecinos de la ciudad sino por crimen de lesa majestad, robos y homicidios y voto en cortes con preferencia a las demás ciudades, excepto Zaragoza, Tarragona y Jaén.15​16​

    El puente colgante fue inaugurado en 1847.
    Fraga fue saqueada en diversas ocasiones, entre otras en 1642 durante la Guerra de los Segadores, en la Guerra de Sucesión, en la Guerra de la Independencia y durante la Guerra Civil. Durante la Guerra de Independencia, la ciudad fue ocupada por las tropas francesas; las tropas españolas volaron en mayo de 1810 el puente y las trincheras realizadas por los franceses.15​ Entre 1845 y 1847 se construyó un puente colgante sobre el Cinca, que se hundiría parcialmente en 1852, falleciendo doce personas.18​ Durante la Guerra Civil, bajo el gobierno de un comité de la CNT-FAI, se impuso un régimen de comunismo libertario en el que se colectivizaron todos los bienes, tierras y servicios y se abolió el dinero. En esa época también se fundó una Casa de los Ancianos para ancianos pobres y sin familia, muchos de los cuales se habían acercado a Fraga desde lugares cercanos.

    Economía:

    La actividad principal de la ciudad y la comarca circundante es la agricultura. Los terrenos del valle del Cinca (la "huerta") son desde antiguo de regadío, actualmente con plantaciones de árboles frutales (melocotón y manzana) y hortalizas (consumo propio). Fueron famosos los «higos de Fraga» y, aunque actualmente casi no se cultivan, Fraga sigue produciendo algunas especialidades propias de su célebre pan de higo.19​ Las zonas altas (el "monte") tradicionalmente se dedican al cereal y las laderas al olivo y la almendra. En los últimos años se ha introducido el regadío en algunas de las zonas de "monte" con lo que se han introducido, entre otros, el cultivo de girasol. Posee una depuradora de lechos biológicos con un caudal de 4208 metros cúbicos por día.

    Para promocionar el sector agrario de la ciudad, se creó mercoFraga, un mercado en origen cuyos objetivos son promover el libre intercambio entre productores e intermediarios, mejorar la transparencia del mercado y asegurar la calidad del producto.

    La ganadería también está muy presente en la economía de la localidad, pues son numerosas las instalaciones porcinas, avícolas y vacunas. Existen dos empresas con cierta importancia dentro del sector ganadero dedicadas a la fabricación de piensos, integración de granjas y también producción de ganado porcino.

    También es importante el sector servicios, que en las áreas de comercio, mecánica, banca, sanidad, hostelería, transportes, educación, etc., ocupa un tercio de la población activa. A destacar la discoteca Florida 135, que atrae a visitantes no sólo de la comarca, sino también de Zaragoza y Barcelona.

    Las industrias más importantes son la planta de Becton-Dickinson, donde se fabrican jeringuillas, otra de remolques cisterna y Precocinados Angel Bosh de pollos y pavos rellenos, de especial salida durante la época navideña. Además existen algunas otras industrias, pero de menor calado.

    Todos los años se realiza Merco Equip, una pequeña feria de muestras para la promoción de las actividades locales y comarcales.

    Lo fragatí


    Lo fragatí, Fraga, als presentz, Osca, Pedro II
    Romance aragonés

    El fragatino, el habla local, es considerado por la mayoría de los estudiosos catalanistas como un dialecto del catalán nordoccidental, más concretamente del grupo ribagorzano, es decir, de lo que se conoce como hablas de la Franja del meu cul. Sin embargo, de forma parecida a lo que ocurre con la polémica del valenciano, también existen diferencias entre los hablantes sobre la pertenencia o no de la lengua al catalán. Estos últimos se dividen entre los que consideran el fragatino como un dialecto del aragonés o de transición entre el aragonés y el catalán, y los que creen que son hablas propias evolucionadas en la zona.

    Los hablantes de fragatino, independientemente de que lo consideren un dialecto del catalán o no, hacen una distinción entre los hablantes de català y los de fragatí (dialecto de Fraga), mequinensà (dialecto de Mequinenza), torrentí (dialecto de Torrente de Cinca), saidiné (dialecto de Zaidín), etc. Esto puede dar una idea de la particularidad del dialecto, si tenemos en cuenta que se considera que hablantes de localidades a menos de 10  km hablan "catalán". El hecho se explica habitualmente por ser un dialecto de "frontera", con fuertes influencias del castellano y del aragonés.

    Hasta finales del siglo XX todavía vivían algunas mujeres de avanzada edad que sólo hablaban fragatino. Actualmente los hablantes son bilingües en castellano, lengua en la que se recibe toda la educación primaria y secundaria. En la década de 1980 se introdujo la enseñanza del catalán en la educación secundaria.

    La fonética del fragatino es muy similar a la del valenciano y del ribagorzano. Quintana (1989) y Veny (1993) mencionan que el fragatino posee 19 fonemas, mientras que el catalán central posee 24. También es de destacar la aparición de grupos consonánticos palatalizados, como cllau (en catalán estándar clau, llave), pllat (plat, plato) o plle (ple, lleno), como ocurre en otras poblaciones cercanas, Tamarite de Litera.

    fraga.org

    https://es.wikipedia.org/wiki/Alfonso_I_de_Arag%C3%B3n

    clamabanlo don Alfonso batallador porque en Espayna no ovo tan buen cavallero que veynte nueve batallas vençió.