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domingo, 28 de abril de 2019

EL OBISPO DE ZARAGOZA ANTE LA CONQUISTA MUSULMANA

8. EL OBISPO DE ZARAGOZA ANTE LA CONQUISTA MUSULMANA
(SIGLO VIII. ZARAGOZA)

Discurría el año 714, cuando el cerco de los hombres de armas que capitaneaba Tariq a punto estaba ya de conseguir la victoria sobre la importante ciudad de Cesaraugusta. Como quiera que ésta —amparada tras las gruesas murallas que construyeran los romanos— se defendía con bravura inusitada, aún se le unieron a aquél las tropas de Muza llegadas desde Toledo, de modo que el obispo zaragozano Bencio, ante la gravedad de la situación, reunió en la iglesia de Santa María la Mayor a los personajes más destacados de la ciudad para aconsejarles que abandonaran rápidamente la ciudad para ir a refugiarse en zonas más inaccesibles y seguras de las montañas pirenaicas.
Mientras se luchaba denodadamente en los muros, en la iglesia, en medio de aquella plática, un noble hispanogodo interrumpió al obispo en su arenga para advertirle que era él quien debía huir y poner a salvo las sagradas reliquias y el tesoro de la iglesia, no así los caballeros cristianos, que debían aprestarse a defender la ciudad hasta el final junto a sus hombres. Sin excepción, todos los allí presentes apoyaron con rotundidad la propuesta de aquel noble.
Así fue como el obispo Bencio, acompañado por dos de sus familiares, recogieron todos los bienes de valor, lo cargaron a lomos de varias mulas, y salieron por la puerta de Oriente en dirección a las montañas del norte, hacia Huesca, amparados por la escolta de los hombres de dos de los nobles presentes en la reunión.
Aquella fue una decisión que reflejaba perfectamente el ánimo de los cristianos, conocedores de lo que estaba sucediendo en todas las poblaciones que, una tras otra, caían en manos sarracenas. Lo cierto es que —según la leyenda— aún no habían transcurrido tres horas de la huida de la comitiva del obispo Bencio, cuando los musulmanes consiguieron derribar la puerta Cinegia y, entrando como una auténtica avalancha por sus calles y plazas, obligaron a las autoridades de Cesaraugusta a capitular.

[Sánchez Pérez, José A., El Reino de Aragón, págs. 81-82.]



Carrillo y Lamberto prolongan su episcopado hasta el año 700 o 701 nombrando como su sucesor a Bencio, a quien Risco considera un obispo ficticio.

http://books.google.es/books?id=HG4OAAAAQAAJ&pg=PA197


LA CONQUISTA DE SARAKUSTA POR CARLOMAGNO


2. LA CONQUISTA DE SARAKUSTA POR CARLOMAGNO (SIGLO VIII. ZARAGOZA)

La Historia nos cuenta que varios prohombres de la Sarakusta musulmana, entre ellos el influyente Sulayman ben Yaqzan ben al-Arabí, decidieron solicitar ayuda y entregar la ciudad y su distrito (en realidad la parte central y más rica del valle del Ebro) a las tropas de Carlomagno, en el año 777. Pero lo cierto es que cuando llegaron a sus puertas éstas no se abrieron, teniendo que retirarse a Francia, aunque no sin antes ser humillados en el valle de Siresa, donde moriría el caballero Roldán. Sin embargo, la leyenda que recoge la «Canción de Roldán» es bien distinta.
Carlomagno no sólo creó un imperio históricamente cierto basado en toda la Galia y parte de Germania, sino que la mente humana le hizo dueño de todo el valle del Ebro, en Hispania. La Zaragoza mora no pudo impedir su paseo triunfal aunque lo intentó.
En efecto, Sarakusta —un auténtico vergel para los sitiadores francos— era gobernada por el walí (rey para los francos) Marsilio, que se negó a entregar las llaves de la ciudad, por lo que Carlomagno tuvo que sitiarla, cerco en el que moriría el legendario Roldán.
Ante la amenaza del gran Carlomagno, el rey Marsilio fue capaz de reclutar más de cuatrocientos mil hombres armados, aunque una buena parte se vio pronto acorralada entre las filas francas y un caudaloso Ebro que no pudieron atravesar, muriendo ahogados o cayendo prisioneros. El propio Marsilio era herido en el combate y tenía que guarecerse en la ciudad, que estaba a punto de sucumbir.
Únicamente la llegada de los refuerzos del emir de Babilonia, Baligante, con sus tropas que remontaron el Ebro en chalanas y galeras retrasó la rendición, pero sólo fue una simple demora, pues Carlomagno mataba a Baligante y sus hombres derribaban la puerta principal de la ciudad. / Puerta Cinegia /
Sarakusta fue saqueada, las mezquitas y sinagogas destruidas y los infieles que se negaban a recibir el bautismo eran ajusticiados, aunque se convirtieron más de cien mil. Carlomagno había salvado a la Cristiandad occidental con la toma de Sarakusta.
[Ubieto Arteta, Antonio, La Chanson de Roland..., págs. 9-16.]