Mostrando las entradas para la consulta alba ordenadas por relevancia. Ordenar por fecha Mostrar todas las entradas
Mostrando las entradas para la consulta alba ordenadas por relevancia. Ordenar por fecha Mostrar todas las entradas

viernes, 27 de agosto de 2021

Marian Aguiló. Aubada.

AUBADA.





I.





L'estrella mes
lluenta


Poruga ja guayta;


Tremola agradosa


D'allá la muntanya.


¡Be n'haja
l'estrella,


L'estrella de
l'auba!





II.





Els galls que
dormian


Devall ses porxades


¿Qué´s lo que ara
veuen


Que tant y tant
cantan?


N'han vist qu'ix
l'estrella,


L'estrella de
l'auba.





ALBORADA.


I.


Miedosa va asomando
la más luciente de las estrellas, trémula y apacible se muestra más
allá de la montaña.


¡Bienhaya la
estrella del alba!


II.


Dormía el gallo en
la vieja rama que sombrea el vecino tejar. ¿Qué es lo que vio ahora
que así repite sus alegres cantares?


Ve asomar en el
oriente la estrella del alba.





III.


Les flors ajupides


P´el pes de la
roada


L'ambat les sorolla,


Els ulls xalests
badan


Y obiran rialloses


L'estrella de
l'auba.





IV.


Les boyres se
gronxen,


La lluna s'apaga;


Piulant els aucells


Estiran ses ales,


Perquè 'l sol envia


L'estrella de
l´auba.





V.


Cansats se condormen


Malalts y malaltes,


Y alegres somian


Visions d'esperança;


Qu'els mals y la
fosca


Defugen de l'auba.





VI.


¿Per qué 'l
monestir


Ventant ses campanes


Ja crida a matines


Escolans y frares?


Perque vol que resen


L´estrella de l´auba.





III.


Inclínanse las
flores bajo el peso del rocío, bésalas murmurando el aura leve y
abren gozosas sus ojos,
Y sonriendo saludan a la estrella del
alba.


IV.


Las nieblas se
mecen, escóndese la luna, las avecillas despiertan y pían
desperezándose las alas.


Es que llegó la
mensajera del sol, la estrella del alba.


V.


Aduérmese abatido
el enfermo y le halagan en su sueño bellas visiones de esperanza;


Que los males y las
sombras huyen del alba.


VI.


¿Por qué vibrando
en los aires la campana del monasterio llama ya a maitines a monjes y
escolares?


Quiere que recen, la
estrella del alba.





VII.


Estrella que 't
mostras


Quant fugen les
altres


¿Per qué 'm
desxondexes


Tant de matinada?


En lletres que lluen


Respon I' estel
d'auba:





VIII.


- Amich, aprofita


La vida que passa;


De fosca nasquerem,


La llum ens aguarda;


Del sol de la gloria


La vida n´es
l'auba. -

___

VII.


Estrella que naces
al morir tus hermanas, ¿por qué me despiertan a deshora tus
matutinos resplandores?


Con relucientes
signos responde la estrella del alba:


VIII.


- No desperdicies,
amigo, la vida que huye; la luz es la herencia de los que nacimos en
tinieblas;
Del sol de la eternidad la vida es el alba. -

____


LA MORT DELS MONCADAS. Joseph Lluis Pons.

LA MORT DELS MONCADAS.

I.

PARTIDA.


- Trau mon cavall mes valent,

Trau ma llansa mes guarnida,

Mon escut ab vadells d´or

Y l´ perpunt y capellina;


Perque demá al trencar l'alba

Lo cavall durá la brida,

Y jo l´èlm d'acér al front,

Daga y espasa a la cinta.



LA MUERTE DE LOS MONCADAS.

(Moncada, monte catenomont cadà)

I.

LA PARTIDA.

- Saca mi caballo más esforzado, mi mejor guarnecida lanza, mi escudo que tiene esculpidos becerros de oro y dame el perpunte y capellina;

Porque mañana, al asomar el alba, embridaré mi corcel, me calaré el acerado yelmo y ceñiré espada y daga.


Pe'l camí de Tarragona

Dirás que som de partida:

De Salou navegarém

A les costes mallorquines.


Ab lo senyor Rey en Jaume,

De Barcelona ab lo Bisbe

Y la flor dels cavallers

Que Catalunya trepitjan.


Quatrecents ab mí segueixen,

Que tots sols prou ne serian

Per ofegar al rey moro

Dintre lo mar de les illes.


Adeu siau, Vescomptessa, (comitecomte, no compte, ni vescompte, ni vescomptessa)

No ploreu, la meua vida,

Prest tornarán nostres veles

Blanquejant per la marina. -


Diu lo Vescompte en Guillem;

Y quant l'alba n'era eixida

Ab son germá Don Ramon

Y l´s cavallers que l' seguian,


Envers les altes finestres

Mes d'un colp girant la vista,

De son castell de Moncada

Baixa armat a tota brida.


Di que parto camino de Tarragona, y que desde Salou navegaremos hacia las costas mallorquinas,

Con nuestro rey Don Jaime, con el obispo de Barcelona, y con la flor y nata de los caballeros de Cataluña.
(Sí, claro, solo caballeros catalanes para la conquista; hay que ganarse la joya, y hay que lamer culos, Pepico Luis.)

Cuatrocientos son los que me siguen y ellos solos bastarían para ahogar al rey moro en las ondas que bañan sus islas.
(Tanto bastaron ellos solos que se los cargaron los moros mallorquines.)

Adiós quedad, la vizcondesa, no lloréis, vida mía, que presto veréis volver nuestras blancas velas por el azul de los mares. -

Así dice el vizconde Don Guillermo, y cuando ya clareaba el alba, con su hermano Don Ramon y con los caballeros de su séquito,

José Guillermo "Guillermón" Moncada Veranes



Desciende armado a rienda suelta de su castillo volviendo más de una vez los ojos hacia sus altas ventanas.

Als camps de Santa Ponsa  No gayre lluny del mar,  Al mitj d'una pineda  S'aixeca un pi mes alt.



II.

ARRIBADA.

Als camps de Santa Ponsa

No gayre lluny del mar,

Al mitj d'una pineda

S'aixeca un pi mes alt.


Lo cap sobre la soca,

D´esquena 'n el penyal,

Guillem lo de Moncada

Greument hi jau nafrat.


Desfeta la llonga,

La cinta sens punyal,

Vermella y esmussada

La espasa n' té al costat.


La vista enterbolida

Cercant lo seu germá,

Del pit, mentres respira,

N'hi brollan glops de sanch.


Del Bisbe que l'auxilia

La creu ne du en les mans,

D´alsarla fins als llábis

No n' té forsa 'n el bras.


II.

LA LLEGADA.

En los campos de Santa Ponsa, no lejos del mar, en medio de los pinares sobresale un elevado pino.

Con la cabeza sobre su tronco, y tendido de espaldas sobre el peñasco, yace allí herido mortalmente Guillermo el de Moncada.

Destrabada la loriga, sin daga en el cinto, con la espada mellada enrojecida a su lado.

Busca a su hermano con los ojos mortecinos, y cada vez que respira, chorrean de su pecho, borbotones de sangre.

Tiene entre las manos la cruz del obispo que le agoniza (auxilia mientras agoniza) y falta fuerza a su brazo para llevarla hasta sus labios.


Entorn los homens d´armes (algunos hombres de Arnes, Tarragona, igual iban)

Mirantlo enrevoltats,

Als altres que n'arriban

Lo signan ab pietat.


Donzells allí s'aplegan,

Barons y capitans,

Y al mitj de tots En Jaume

Baixant de son cavall.


III.


MORT.

- Derrera aqueixes platjes

Ne veig finir lo sol,

Lo sol d´eixa diada

Será l' meu derrer goig.

Plany al qui en terra estranya

Lluny de sa patria mor.
Adeu, lo Rey en Jaume,

Adeu, Rey d'Aragó;

Ab vos vinguí a Mallorca,

Mes no hi entraré ab vos.

Plany al qui en terra estranya

Lluny de sa patria mor.


(JA JA! Mallorca no era todavía patria catalana. Y esto lo escribe un iluminado catalanista de la Renaixença. Em pixu! Me hace falta un bacín mientras edito esto.
“Mes no hi entraré ab vos”: se refiere a la Ciudad de Mallorca, llamada Palma o Pauma después. La isla, illa, s´illa, ipsa insula, se llamaba ya así, con variantes, MaioriceMaioricaMalorcaMaylorcaMallorcaMallorques, la mayor de las islas pitiusas, pi, pinoPortopí
).

Los hombres de armas contemplándole al rededor le señalan con ademán compasivo a los otros que van acercándose.

Júntanse allí donceles, barones y caudillos, y Don Jaime, apeándose de su caballo, llega en medio de todos.

(Un gran héroe este Guillermico Moncada que muere a las primeras de cambio).


III.

LA MUERTE.

- Veo acabar el sol tras estas playas: el sol de este día será mi gozo postrimero. - ¡Llorad al que muere lejos de su patria en extranjera tierra !

Adiós rey Don Jaime, adiós rey de Aragón, con vos vine a Mallorca, pero no entraré con vos en ella.-
Llorad al que muere lejos de su patria en extranjera tierra.

(Lo de “lejos de su patria” se entiende bien para un catalán, castlán, chatelain o châtelain, en fin, un castellano que no ha salido de sus dominios. Recuerdes Vds. que era Vizconde, Vescomte, Viscomte, Vice-comite.)

Lo de “lejos de su patria” se entiende bien para un catalán, castlán, chatelain o châtelain, en fin, un castellano que no ha salido de sus dominios



Mallorca será presa,

Venjat lo nostre afront;

Iglesies ses mesquites,

Y creus ses llunes d'or.

Plany al qui en terra estranya

Lluny de sa patria mor.

Tornantsen les galeres,

Tornantsen a Salou,

Ses filles y ses mares

Veurá quiscun de l'host.

Plany al qui en terra estranya

Lluny de sa patria mor.

Mes ¡ay! las salsaredes

Ubagues de Besòs,

Les serres de Moncada

May mes reveuré jo.

Plany al qui en terra estranya

Lluny de sa patria mor.

Castell de los meus pares,

Castell dels meus recorts,

Ja may per darme entrada

Baixar faré l'teu pont.

Plany al qui en terra estranya

Lluny de sa patria mor.

¡Ay, trista Vescomptessa

Guaytant de nit y jorn,

May mes per la marina

Veuréu vaixell que m' torn.

Plany al qui en terra estranya

Lluny de sa patria mor.


Mallorca será conquistada y quedará vengado nuestro ultraje: sus mezquitas serán iglesias y cruces sus lunas de oro. - Llorad al que muere lejos de su patria en extrangera tierra.

Tornándose las galeras de vuelta hacia Salou cada guerrero de nuestra hueste verá a su madre y a sus hijos. - Llorad al que muere lejos de su patria en extrangera tierra.

Mas ¡ay de mí! nunca volveré a ver las sombrías alamedas del Besós ni las sierras de Moncada. - Llorad al que muere léjos de su patria en extrangera tierra.

Castillo de mis antepasados, castillo de mis recuerdos, jamás haré ya bajar tu puente levadizo para darme paso. - Llorad al que muere lejos de su patria en extranjera tierra.

¡Ay desdichada vizcondesa! por más que mires día y noche hacia los mares, nunca verás la vela del bajel que a ti me torne. - Llorad al que muere lejos de su patria en extranjera tierra.


Devall d'eix pi selvatje

Jaurá enterrat mon cos;

La tomba que esperava

Escrit durá altre nom.

Plany al qui en terra estranya

Lluny de sa patria mor.

Tinguda es ma paraula,

Del fat ja m'en conhort,

Mes lluny de Catalunya

Morir ¡oh Rey! me dol.

Plany al qui en terra estranya

Lluny de sa patria mor.


IV.

RECORT.


¡O fills de Barcelona!

Los jorns primers del maig,

Quant brots pámpols tendres

Verdejan pe'ls vinyats

Y xisclan cruixidelles

Gronxantse en los cimals;

D'aquell turó que rónech

Aixeca al Nort lo cap,

Del riu Besòs en l'aygua

Rojenca l´s peus mullant,

Pujeu fins a la cima

Lo dia al ferse clar.


Mi cuerpo quedará enterrado al pie de este rústico pino, y la tumba que aguardaba mi cadáver llevará escrito otro nombre. - Llorad al que muere lejos de su patria en extranjera tierra.

Cumplí mi palabra: me resigno a mi suerte; pero ¡o rey! siento morir lejos de Cataluña.-

Llorad al que muere lejos de su patria en extranjera tierra.

IV.


ÉL RECUERDO.


¡Hijos de Barcelona! en los primeros días de Mayo, cuando los capullos y los tiernos pámpanos verdean por los viñedos y los trigueros pían columpiándose en las altas ramas, trepad al clarear el día hasta la cima de aquel monte aislado y solitario que hacia el norte de la ciudad empina su cabeza y moja sus pies en las rojizas aguas del Besós.


Veuréu d'un castell gótich,

Que n'era dels mes alts,

Les torres trossejades,

Xapats per terra l´s archs.

Blavenques etsevares

Per tot sos murs voltant,

Y blanques englantines

Pe'l mitj dels tristos carts.

Llavors, si l´s ulls atónits

Gireu envers lo mar,

Les illes de Mallorca

Veuréu si bè oviráu,

De l'ona llunyadana

Dormint sobre l' mirall.

Allí per l' honra vostra

Pe'l Deu que n's es sagrat,

Moriren els Moncadas,

Mes ¡ay! tots dos germans.

Si aymau la dolsa terra

Que infants nos alletá,

Y l´s seggles richs de gloria

De nostre august passat,

Digueu al despedirvos

Les timbes devallant:

“Germans, els de Moncada,

Per sempre Deu vos guart.”

____

Allí veréis las destrozadas torres y los hendidos arcos de un castillo gótico de los más ilustres. Las azuladas hojas de las pitas cercan por todas partes sus muros y se divisan por entre los tristes cardos, las blancas englantinas. Entonces, si volvéis hacia el mar los asombrados ojos, veréis mirando atentos, las islas de Mallorca durmiendo sobre el espejo de las ondas lejanas. Allí por nuestro Dios por nuestra honra murieron ¡ay! los Moncadas, murieron ambos hermanos.

Si amáis la tierra querida que nos amamantó en la niñez, y los siglos de nuestro pasado augusto, ricos en glorias, decid al despediros, bajando por los derrumbaderos: “Hermanos, los de Moncada, por siempre os guarde Dios.”

lunes, 22 de junio de 2020

231. EL AMOR DE DON PEDRO DE AZAGRA


231. EL AMOR DE DON PEDRO DE AZAGRA (SIGLO XII. ALBARRACÍN)

231. EL AMOR DE DON PEDRO DE AZAGRA (SIGLO XII. ALBARRACÍN)


Muhammad ben Mardanis, conocido en todo el mundo cristiano del momento como el rey Lobo, era uno de los personajes más importantes e influyentes de su tiempo. En cierta ocasión, se encontraba descansando en Albarracín mientras sus ayudantes preparaban la expedición militar con la que iba a intentar apoderarse de Murcia y Valencia, de cuyos territorios acabó siendo rey. Cuando le avisaron de que todo estaba preparado para iniciar la campaña, y llegado el momento de abandonar Albarracín, a pesar de tratarse de un guerrero valeroso curtido en mil batallas no pudo evitar que le invadiera una inmensa tristeza pues con su marcha dejaba atrás unas tierras que le eran muy queridas y una esposa a la que adoraba.

Por suerte, contaba ben Mardanis entre sus vasallos con la amistad y confianza de don Pedro de Azagra, un caballero leal a quien encomendó el gobierno de sus posesiones albarracinenses y la custodia de su mujer, la bella mora Alba, a la que no quería exponer a los múltiples peligros que hacía presagiar la empresa conquistadora que iba a acometer.

Partió, pues, el rey Lobo para la guerra y don Pedro de Azagra se aprestó a guardarle hacienda y esposa. Pero la ausencia de ibn Mardanis se prolongó más de lo esperado y su hermosa mujer, cautivada por la honradez y el valor de don Pedro, no sólo hizo que se fuera olvidando de su marido ausente, sino que se enamorara perdidamente del vasallo cristiano, quien intentó resistirse a los encantos e insinuaciones de doña Alba, dedicándose a la caza y a recorrer las tierras del señorío, aunque todo acabó siendo en vano pues el amor surgió y prendió entre ambos.

Al cabo del tiempo, regresó victorioso un día a Albarracín ibn Mardanis soñando con su bella esposa Alba, pero ésta, no pudiendo resistir la idea de verse separada de don Pedro, acabó muriendo de pena llevándose consigo para siempre el secreto de aquel amor.

Tras aquel fatal desenlace, pasados unos días y apenas repuesto del dolor causado por la pérdida de doña Alba, partió el rey Lobo de nuevo hacia Levante dejando a don Pedro de Azagra, su vasallo y amigo cristiano, como señor perpetuo de Albarracín para que la gobernara en su nombre.

[Martínez Calvo, Pascual, Historia de Castellote..., I, pág. 214.]

lunes, 29 de abril de 2019

LA DEFENSA DE MEDIANO


2.14. LA DEFENSA DE MEDIANO (SIGLO VIII. MEDIANO)

LA DEFENSA DE MEDIANO (SIGLO VIII. MEDIANO)
Embalse, pantano de Mediano

En cierta ocasión, en tiempos de la reconquista, el pueblo de Mediano fue cercado por los musulmanes, mientras don Pedro, su señor, hombre malvado como pocos, había salido para buscar ayuda armada. Una fenomenal tormenta retardó el asalto, pero, por otra parte, elevó tanto el nivel de las aguas del Cinca, que don Pedro se vio imposibilitado de socorrer a sus convecinos sitiados.
Pensó don Pedro en construir un puente, pero la empresa era poco menos que imposible. Desesperado, se decidió a buscar la alianza del diablo, al que encontró en la cueva del Entremón. Si construía —le dijo— un puente sobre el Cinca antes de que cantara el primer gallo de Mediano, le ofrecía su alma a cambio. El problema es que Satanás rechazó la oferta, puesto que no tenía ningún valor para él dada la maldad que caracterizaba a don Pedro. Sin embargo, lo construiría si le entregaba a las tres doncellas más hermosas del pueblo, accediendo el guerrero sin pensar en las consecuencias.
Advertido por su mujer de que el pacto suponía la pérdida de su propia hija, quiso romperlo, pero no pudo hallar al diablo. Entonces, dio voces a los de Mediano para que despertaran antes del alba a todos los gallos, pues, aunque el puente quedaría sin terminar, salvaría a su hija. Cuando así se fue a hacer, encontraron muertos a todos los gallos, fulminados por el propio Satanás.
Mientras el puente iba tomando forma construido por miles de diablos, la hora del alba se acercaba y, con ella, el plazo marcado. El malvado Pedro, arrepentido, invocó desesperado a la Virgen y de momento nada sucedía. Sin embargo, a punto de expirar el plazo, rompió la tranquilidad de la noche un kikirikí desgarrador. En torno al «puente del diablo» se armó una algarabía de mil demonios y Satanás, vencido, se sumergió en las aguas del río, dejando prácticamente construido el puente.
En definitiva, un hombre viejo del pueblo, para salvar a su nieta —que era una de las tres doncellas condenadas— imitó tan bien el cacareo del gallo que pasó por natural. Y, cuando se le preguntó por qué había tardado tanto en hacer la imitación, contestó que así se encontrarían el puente prácticamente acabado y gratis.
Con la ayuda del puente, al que siempre le faltaron algunos sillares, los refuerzos llegaron a Mediano, que pudo romper así el asedio que padecía.
[Orús, Mariano, «El puente del Diablo», El Cruzado Aragonés, 43, 45, 47, 4951.]




http://leyendasdearagon.blogspot.com/2010/




sábado, 25 de mayo de 2019

LA REPOBLACIÓN DE SUELVES


2.84. LA REPOBLACIÓN DE SUELVES (SIGLO XII. SUELVES)

LA REPOBLACIÓN DE SUELVES (SIGLO XII. SUELVES)


Los musulmanes habían pasado de ser dominadores a dominados en las tierras pirenaicas, aunque muchos de ellos permanecieron en sus hogares.

Sin embargo, algunos espacios habían quedado vacíos y era preciso repoblarlos, ponerlos en explotación, lo cual era tarea difícil dada la exigua población aragonesa cristiana.
Un caballero, conocido como marqués de Suelves, adquirió el castillo de esta población y las tierras que le rodeaban con idea de repoblarlas y organizar la vida del territorio. El día que tomó posesión del castillo reunió a los catorce hombres que le servían y les dijo que a la mañana siguiente, al despuntar el alba, podían salir en la dirección que desearan y buscar el lugar que prefirieran para construir allí su casa, junto con tierras suficientes para cultivar.
No obstante, el marqués organizó aquella noche una fiesta en el castillo, a la que acudieron como invitados los catorce hombres. Lo cierto es que no sólo se hizo muy tarde, sino que también bebieron en exceso hasta emborracharse. Como casi no podían tenerse en pie, decidieron todos juntos dar un paseo por el campo para tomar un poco el aire y refrescarse.
Salieron al exterior. Como estaban tan mareados por los efectos del alcohol, cada uno encaminó sus pasos hacia donde le llevaban buenamente sus pies. Los que habían abusado más cayeron pronto al suelo y se quedaron allí durmiendo; otros, que iban juntos, caminaron un poco más hasta caer también. Los más sobrios anduvieron un poco más, hasta alejarse casi dos kilómetros y medio, desplomándose asimismo.

Al despuntar el alba, todos dormían en el mismo lugar en el que habían caído extenuados horas antes y allí despertaron. Asombrados de encontrarse en medio del monte, cada uno de los catorce hombres decidió construir su casa en el lugar exacto donde había pernoctado.

El señor cumplió su palabra, y este es el motivo que explica por qué en Suelves se construyeron las casas separadas entre sí a gran distancia unas de otras, y que en algunos lugares hubiera tres o cuatro muy cercanas entre sí.
[Datos proporcionados por Mª Carmen Lascorz.]


Suelves (Suelbes en aragonés) es un pueblo habitado actualmente por un matrimonio belga, a 780 m. de altitud,1​ situado en el Prepirineo Oscense.


A 6 km de Bárcabo, es una entidad menor del Ayuntamiento de Bárcabo que depende geográficamente y económicamente del Somontano, aunque políticamente pertenece al Sobrarbe.

Con una extensión algo mayor de 1500 hectáreas, predomina el monte inculto con una población vegetal a base de pinos, encinas y monte bajo. Las tierras estaban distribuidas entre 900 hectáreas incultas pertenecientes a la Sociedad de Vecinos de Suelves (Monte Común indiviso por partes iguales) y las restantes 600 hectáreas de cultivo de buena calidad, no abancaladas, de propiedad particular.

Fuera del término de Suelves, la totalidad de los vecinos disponía de bastantes fincas en los pueblos de Colungo y Naval. El pueblo estaba dotado de Escuela Mixta, Iglesia Parroquial y molino de aceite.

El pilar fuerte de su economía se debía a las cosechas de olivas, mandarinasy una fuerte tradición ganadera.

A principios de la década de 1960, a causa de la carencia de una carretera de acceso al pueblo, parte de los vecinos propuso iniciar contactos con el Patrimonio Forestal del Estado con el objetivo de ofrecer tierras del monte común para repoblar a cambio de dotarlos de una vía de acceso a Suelves (bastante mejor que la de Novillas).

Patrimonio Forestal del Estado declinó el ofrecimiento pero se mostró interesada en una oferta global, la venta de la totalidad del pueblo. Esta nueva proposición no fue aceptada por los vecinos que sin embargo pasados algunos meses volvieron a intentarlo, esta vez en plan de Consorcio de 300 Has. Esta oferta es aceptada, pero dado el gran acopio de tierra y pueblos para repoblar en el Alto Aragón que por esa época hacía Patrimonio Forestal del Estado, se pospone su realización hasta que toque por turno.

El Consorcio de Suelves fue finalmente repoblado a principios de la década de los 70, algunos años después de haber vendido el pueblo. El camino de acceso fue finalmente hecho cuando ya no quedaba casi nadie en el pueblo.

Durante los años 70 se construyó una pequeña y apartada urbanización en una montaña boscosa, un camping, una piscina y unos bungalows que actualmente se encuentran en ruina. Solamente la urbanización sigue habitada por belgas.

Progresivamente todos los habitantes fueron marchándose, hasta que el 1 de febrero de 1980 el último hijo de Suelves abandonó su pueblo.

La venta de Suelves tuvo una amplia repercusión en toda la prensa española, haciéndose eco todos los periódicos de mayor difusión.

La primera noticia se da en el Diario Pueblo de Madrid: «En el Alto Aragón unos belgas compran el pueblo de Suelves. Lo convertirán en coto de caza, colonia residencial y paraíso de recreo».


El semanario de Barbastro El Cruzado Aragonés, publica en 1964 el siguiente titular: «A 0,15 céntimos metro cuadrado, unos belgas compran el pueblo de Suelves».

En el mes de mayo de 1964 en La Nueva España de Oviedo publica fotografías de la Iglesia Parroquial de Suelves con su campanario bajo el título: «Un pueblo español que pronto será belga».

El 11 de noviembre de 1973 el diario ABC de Madrid publicaba un artículo bajo el título «Intereses de las inmobiliarias extranjeras por los pueblos abandonados del Alto Aragón»​ donde se decía que una inmobiliaria llamada Forestal y Construcción con residencia en Berlín planeaba construir «un complejo turístico consistente en la construcción de 400 chalés y dos hoteles, uno de cinco estrellas, con una capacidad de 100 camas, y otro de tres estrellas con 400 camas. Además de amplia zona comercial, dos campos de tenis, seis de fútbol, mini-golf, campo de golf, picadero y otros deportes. El complejo totaliza una extensión de 1658 hectáreas, y la inmobiliaria restauraría el pueblo de Suelves, dándole un carácter de pueblo típico». El 29 de noviembre el mismo diario ABC en un reportaje titulado «Huesca, se venden treinta pueblos» informaba de que la inmobiliaria alemana Forestal y Construcción se encontraría en problemas, a la espera de un nuevo socio.

La publicación quincenal aragonesa Andalán también dedicó numerosos artículos y editoriales.