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lunes, 13 de enero de 2020

De la festa de sent Pere.


De la festa de sent Pere.

Certa cosa es que nostre Senyor Jesu-Christ a sent Pere principal apostolical comana pero nol volch escusar de martiri ans als altres apostols e martirs quant en lo martiri companyo lo feu: perque esta en raho que de vestiments e paraments vermells lo dia del seu martiri sia usat axi con dels altres apostols martirs a avant havem ordonat. Mas per tal con nostre Senyor ell tot sol entrels altres apostols senyala e honra: digna cosa es que aquell dia nos eyl honrem e senyalem entrels altres apostols en la nostra capella. Donchs ordonam quels vestiments e paraments vermells mijancers ab quatre capes sien tenguts e en mig del rerealtar una creu e envers les extremitats sengles: e per tal que per la creu daquell lo qual el ha seguit lo martiri dell sia representat entre la dita creu mijana e les altres creus sien posats de cascuna part tests juncts mellors e en cascun cap de rerealtar sia posat un dels bacins daurats apres les dites creus segons que aço en lo capitol dels martirs pus largament havem ordonat. Ajustants pero a aço que en aquest dia lo raraltar istoriat hi sia posat. Pero perque la nostra cappella del castell nostre de Leyda a invocacio daquest sant es nomenada volem e ordonam que si aquest dia en la dita ciutat de Leyda serem presents que en la nostra cappella sermo e processio sien fets els vestiments e paraments vermeyls meylors ab sis capes sien tenguts e no resmenys un dels reataules dargent e lo tabernacle dargent hi sien posats e en reliquies e en argent laltar sia ornat axi con en la festa de la Invencio de la Creu havem ordenat.




De la Cadira de sent Pere.

De la Cadira de sent Pere.

E per aquesta matexa rahon moguts cor aytal dia con es la cadira de sant Pere fo nostra fe ampliada e axi la confessio deyl mes formada e per aquella matexa manera con en la conversio de sant Paul manam esser fet en totes coses.


De la Cadira de sent Pere.


martes, 24 de diciembre de 2019

CII, perg 318, 16 junio 1157


CII
Perg. N° 318. 16 jun. 1157.

Hec est conveniencia quam nos Guillelma que fui uxor Raimundi de Petra et Bernardus de Vilar vir meus et dominus facimus tibi Raimundo Berengarii barchinonensium comiti et marchioni aragonensiumque principi et successoribus tuis per nos et successores nostros quod ullus homo vel femina non faciat vobis guerram vel malefacta oculte vel manifeste de ipso castro de Petra excepto vicecomite cardonensi quandiu nos predictum castrum habuerimus vel tenuerimus. Et propter hoc ego Raimundus Berengarii supradictus comes convenio vobis Guillelme et Bernardo supradictis et successoribus vestris per me et per successores meos quod manuteneam et deffendam predictum castrum cum omni suo honore et terminis contra cunctos homines vel feminas quibus vos per me et curiam meam volueritis facere directum. Et propter istam convenienciam semper ab utraque parte tenendam nos Guillelma et Bernardus vir meus facimus tibi supradicto comiti hominium et fidelitatem manibus propriis commendantes cum sacramento facto et scripto. Acta sunt hec XVI kalendas julii anno XXI regni Ledoyci junioris. - Sig+num Guillelme. Sig+num Bernardi viri ejus qui hec laudamus et firmamus firmarique rogamus. Sig+num Raimundi Berengarii de Paladol. Sig+num Mironis de Luciano. Sig+num Guillelmi Raimundi Dapiferi. Sig+num Raimundi de Podio-alto. Sig+num Bernardi de Bellog. Sig+num Bernardi Marcucii. - Juramus nos Bernardus de Vilar et uxor mea Guillelma tibi Raimundo Berengarii predicto comiti supradictam convenienciam tibi tenere et habere per fidem sine engan atque attendere per Deum et hec sancta. - Sig+num Petri de Corron scriptoris qui hec scripsit cum litteris emendatis in linea I die et anno quo supra (alphabeto divisa).

domingo, 24 de noviembre de 2019

LA VENGANZA DE ARNALDO, SEÑOR DE CASTRO DE MALAVELLA


182. LA VENGANZA DE ARNALDO, SEÑOR DE CASTRO DE MALAVELLA
(SIGLO XIII/XIV. PIEDRA)

Arnaldo, señor del Castro de Malavella, cercano a Piedra, estaba casado con Mencía, hermana del señor de Somed, matrimonio que no había tenido descendencia. Ya mayores ambos, el castellano pretendió repudiar a su mujer para tratar de unirse a una joven plebeya de la que andaba enamorado para que le diera un sucesor. Nada ni nadie detuvo a don Arnaldo y doña Mencía se vio obligada a abandonar el castillo mientras tomaba posesión del mismo la joven, a la que el caballero dedicó todas sus atenciones.

La llamada del rey para efectuar una campaña militar obligó a don Arnaldo a abandonar el castillo y en él a su joven amante doña Flor. Ésta, viéndose libre por algún tiempo de la presencia del hombre al que se había unido por interés, corrió a reunirse con el joven al que de verdad amaba.

Era una noche de frágil luna y los dos jóvenes, por separado, recorrieron prestos, sorteando los árboles del denso bosque, el camino que les condujo a una profunda cueva donde se fundieron en un abrazo, aunque sin darse cuenta que eran observados a distancia por un hombre. Era el guardián del castillo, al que don Arnaldo había encomendado la custodia de Flor.

Regresó a la fortaleza el guardián, hallando en su puerta a un peregrino que cubría casi por completo su rostro para guarecerse del frío de la noche. Preguntó éste por el señor y, tras saber que no estaba, lo hizo por la señora. Al contestarle que tampoco se encontraba ella inquirió el porqué. Cuando el guardián le dijo que no era cosa suya, el peregrino descubrió su verdadera identidad: era el propio don Arnaldo.

Tuvo que confesar el guardián la infidelidad de Flor y el viejo castellán, lleno de ira, corrió hacia la cueva, y cogiéndolos por sorpresa, consiguió atravesar con su espada a los dos amantes. Luego, valiéndose de troncos y piedras, desvió el cauce del río para que aquel lugar quedase oculto. En el fondo de la cueva, quedaron para siempre abrazados los cuerpos inmóviles de los dos jóvenes, que la naturaleza se encargó de petrificar, de modo que sus dos esqueletos entrelazados pueden verse todavía en el fondo de la cueva tras la cascada de agua clara.

LA VENGANZA DE ARNALDO, SEÑOR DE CASTRO DE MALAVELLA


[Sarthou, Carlos, «La leyenda romántica de Piedra», en Aragón, 158 (1938), 217-218.]




https://revistas.ucm.es/index.php/ANHA/article/download/38399/37152




sábado, 25 de mayo de 2019

TRAS LA RECONQUISTA DE OLIETE


2.85. TRAS LA RECONQUISTA DE OLIETE (SIGLO XII. OLIETE)

TRAS LA RECONQUISTA DE OLIETE (SIGLO XII. OLIETE)


El tramo medio y final de la ribera del río Martín había ido cayendo paulatinamente en manos de los ejércitos cristianos aragoneses, desempeñando un papel fundamental en esta tarea las órdenes militares, que pronto se convertirían en agentes repobladores de las nuevas tierras.

Entre las localidades que se vieron libres de la administración musulmana, los cristianos de Oliete se aprestaron a la reconstrucción de lo poco que quedaba en pie, pues el poblado había quedado completamente arrasado por la acción devastadora de la cruenta guerra. Se levantaron casas, corralizas, pajares; se reconstruyeron la iglesia, el horno y la ferrería (herrería). Al toque de vecinal, en fin, se adecentaron las calles y la plaza.

Durante varios meses, la actividad fue frenética, pues a la vez había que volver a poner en explotación los campos arrasados por la lucha y recuperar el ganado de la subsistencia.

Una tarde, al remover los escombros de una vivienda de la que apenas quedaba su planta, el trabajo se hizo penoso al encontrarse con una enorme mole de piedra. Como se echaba la noche encima, los vecinos de Oliete, cansados por la tarea, decidieron reemprender los trabajos a la mañana siguiente.

Con las primeras luces, pertrechados con enormes troncos para que sirvieran de palanca, se reunieron más de veinte hombres en torno al «cantal» que les había dificultado los trabajos la tarde anterior. Aplicando maña y fuerza, lograron moverlo. Su sorpresa fue grande al ver que servía de cubierta a un hoyo, en cuyo interior —cubierta con telas— apareció una imagen de la Virgen. Sin duda, había sido escondida precipitadamente por los antiguos pobladores cristianos poco antes de su huida.

Sima de San Pedro, Oliete, Teruel
sima de San Pedro, Oliete

Tras más de cuatro siglos de abandono del pueblo, nadie tenía noticia de aquella imagen a la hora del regreso, a la que buscaron acomodo hasta resolver qué hacer con ella, y no sabiendo su nombre, acordaron ponerle el de Nuestra Señora del «Cantal», en recuerdo de la piedra que la había ocultado y salvado de los moros. Cuando los trabajos de reconstrucción dieron fin, determinaron construirle a la imagen una ermita.

[Faci, Roque A., Aragón..., II, 104-105.
Bernal, José, Tradiciones..., 183.]