Mostrando las entradas para la consulta convento ordenadas por relevancia. Ordenar por fecha Mostrar todas las entradas
Mostrando las entradas para la consulta convento ordenadas por relevancia. Ordenar por fecha Mostrar todas las entradas

martes, 23 de junio de 2020

275. SANTO DOMINGO PREDICA LA DEVOCIÓN DEL ROSARIO


275. SANTO DOMINGO PREDICA LA DEVOCIÓN DEL ROSARIO
(SIGLO XIII. ZARAGOZA)

275. SANTO DOMINGO PREDICA LA DEVOCIÓN DEL ROSARIO  (SIGLO XIII. ZARAGOZA)


La llegada a Zaragoza, en 1219, del fraile predicador Domingo fue todo un acontecimiento. Coincidió ésta con la fundación del convento de Predicadores en el lugar que ocupaba la ermita de Nuestra Señora del Olivar, y muy pronto comprobaron los zaragozanos que la fama que le precedió estaba justificada, de modo que llenaron todos los días la iglesia del nuevo convento para oírle predicar.

En cierta ocasión, los zaragozanos quedaron admirados por el poder de persuasión del fraile Domingo, capaz de enderezar la vida de Pedro, un convecino importante, conocido por su maldad y su disipada vida, al que su propia mujer y criados rehuían atemorizados. Coincidió que el tal Pedro, movido por la curiosidad, entró en el templo cuando predicaba Domingo. Iba dispuesto a enfrentarse a él. En aquel instante, el orador estaba pronunciando la frase evangélica de que «quien hace pecado, siervo es del pecado». Los fieles temían cualquier cosa de aquel depravado.

Don Pedro razonaba internamente sobre su falta de remedio y estaba dispuesto a seguir gozando de sus vicios. Nada más penetrar en el templo, Domingo adivinó las tribulaciones de aquel hombre y, fijando su mirada en el recién entrado, enderezó los argumentos del sermón hacia él. La tensión entre los fieles era enorme, pero afortunadamente no ocurrió nada. El caso es que don Pedro volvió un día y otro, hasta que Domingo —sin haber mediado palabra directamente con aquel pecador— le envió a través de fray Bernardo unas cuentas del Rosario de Nuestra Señora, rogándole que usase aquel remedio antes que Dios ejecutase en él los rigurosos castigos que usó con Datán y Abirón.

Por fin, una mañana Pedro accedió a hablar directamente con el fraile Domingo. La pugna había terminado y el hombre pidió confesarse. Eran tantos los pecados que expiar, que no sabía el predicador qué penitencia imponerle, decidiéndose porque rezara diariamente el Rosario, lo que hizo de manera pública para dar satisfacción a los escandalizados por sus públicos pecados, aconsejándole que se inscribiese en la recién creada Cofradía del Rosario. La fama del predicador Domingo se acrecentó y el rezo del rosario se generalizó en Zaragoza y Aragón.

[Faci, Roque A., Aragón..., I, págs. 29-31.]



La presencia de los dominicos en Zaragoza data oficialmente del 1219, y cuenta una tradición respetable que su fundación fue obra personal de santo Domingo a su paso por la Ciudad del Pilar y fruto de su predicación en ella. Ubicados en un principio en la evocadora ermita conocida como del Olivar, llamada la del milagro, se asenta­ron definitivamente a orillas del Ebro, junto a las murallas que protegían el nuevo barrio cristiano, puesto bajo la protección de san Pablo, donde construyeron el que fue célebre convento de Predicado­res, representación genuina del gótico dominicano dentro del gótico aragonés. Su vitalidad se proyectó en otras fundaciones, como la de Calatayud en 1253 y Huesca en 1254. Ya en tiempos de Xavierre se fundó la institución universitaria o colegio de San Vicente Ferrer en 1584, y siendo Maestro de la Orden tuvo lugar la célebre fundación del convento de San Ildefonso.

Desde el mismo siglo XIII compartieron la actividad evangelizadora y catequética con otras órdenes mendicantes, como agustinos ermita­ños y franciscanos. En conjunto se distinguieron por su intensa labor popular como pacificadores en movimientos antifeudales y frente a tumultos populares, más frecuentes de lo que cabría desear. La vida de los frailes discurría al ritmo que marcaba la sociedad de cada época. Vivieron y sufrieron los días luctuosos y gloriosos de la invasión francesa, forjando ideales cuya consecución supuso el sacri­ficio de muchas vidas en la defensa del sagrado don de la libertad. Sólo el hachazo de la supresión de las órdenes religiosas en España, en 1835, pudo yugular una trayectoria histórica, que prometía, aún, muchas y grandes cosas. Los Frailes Predicadores tuvieron que espe­rar hasta el año de 1942, en que, gracias a incansables gestiones, constancia de fibra aragonesa, y nunca desmentida esperanza, pu­dieron volver a ocupar un lugar en una Zaragoza abierta a otros muchos campos, que ofrecían amplias posibilidades de instaurar glorias pasadas en tiempos presentes.
Actualmente contamos con un Colegio de Enseñanza infantil, media y superior, así como un Colegio Mayor Universitario. Puedes visitar nuestra página web pinchando aquí.

lunes, 22 de junio de 2020

255. ANTECEDENTES DEL MONASTERIO DE TRASOBARES

255. ANTECEDENTES DEL MONASTERIO DE TRASOBARES (SIGLO XI. TRASOBARES)

255. ANTECEDENTES DEL MONASTERIO DE TRASOBARES (SIGLO XI. TRASOBARES)


Estamos en Jaca, capital del reino. Sancho Ramírez, rey de los aragoneses, estima que debe coordinar sus esfuerzos con los cristianos de Castilla para oponer un frente común a los musulmanes que dominan el valle del Ebro. Prepara, pues, un viaje a tierras castellanas, que debe hacerse con toda discreción para no levantar sospechas.

Acompañado solamente por un criado, emprendió el viaje disfrazado de arriero y, tras cabalgar día y noche, ambos se perdieron en el camino. Estaban en tierra de moros y, por lo tanto, temerosos de caer en sus manos. De repente, el canto de un gallo al alborear el nuevo día les indicó que se hallaban cerca de un poblado. Decidieron hacer un alto y redoblaron la vigilancia para no verse sorprendidos por los vigías moros.

El criado, con sumo cuidado, se adentró en la desconocida población y, dirigiéndose a una de las casas de su barrio mozárabe, le proporcionaron las vituallas necesarias para proseguir el viaje y le informaron que el poblado se llamaba Trasobares. Luego, durante el retorno junto a don Sancho que le estaba esperando ansioso, en medio de una intensa y casi cegadora luz, vio una imagen de la Virgen. Se sintió emocionado y sorprendido, y corrió cuanto pudo para contarle al rey lo que acababa de sucederle.

A pesar del peligro que suponía, los dos fueron al lugar de la aparición. Entonces, el rey, con sumo cuidado, tomó y envolvió la imagen entre paños y, tras acomodarla en la silla de su montura, decidió suspender el viaje a Castilla y regresar a Jaca sin dilación para, una vez allí, ir a depositar la imagen en el monasterio de San Pedro de Siresa.

Años más tarde, Alfonso I el Batallador reconquistó Trasobares para Aragón. A petición de los cristianos del pueblo, el rey ordenó devolver la imagen al lugar donde se apareciera, construyendo para ella una ermita, germen del monasterio femenino cisterciense que allí se fundaría, cuya sala capitular sería presidida por la imagen, de manera que pronto se le conocería como Nuestra Señora del Capítulo.

[Bernal, José, Tradiciones..., págs. 78-79.
Sánchez Pérez, José A., El culto mariano en España, págs. 112-113.]


El origen de la villa actual es medieval, y debe su existencia al monasterio de monjas cistercienses o «bernardas» fundado en dicho lugar en el siglo XII. La elección de este apartado lugar, en el somontano del Moncayo y a orillas del río Isuela, para dicha fundación se debe a la aparición de la Virgen María al mismísimo rey de Aragón, Sancho Ramírez, allá por el año 1092, en este lugar. Al parecer, y según la tradición, por estas fechas el rey Sancho Ramírez emprendió una peligrosa expedición desde Aragón a Castilla para entrevistarse con el rey castellano Alfonso VI. Para ello tuvo que atravesar las tierras del poderoso reino taifa de Zaragoza. De incógnito, y con solo unos criados por compañía, Sancho Ramírez emprendió el viaje por «caminos ocultos», según dice la tradición. Ya cerca de Castilla el rey y compañía acamparon para pasar la noche en una hondonada junto al río Isuela, lugar donde encontraron la acogida de tres leñadores cristianos y sus familias que vivían en unas cabañas en este lugar. Aquella noche, mientras el rey dormía un gran resplandor iluminó el lugar, tanto que los gallos comenzaron a cantar. Asombrados, los presentes presenciaron la aparición de la Virgen rodeada de ángeles que la veneraban. Una vez acabado el prodigio, y vuelta la oscuridad, los presentes, al acercarse al lugar donde se había producido el hecho, descubrieron una imagen en madera de la Virgen que el rey Sancho decidió llevarse a Aragón a su vuelta de Castilla. Así la imagen fue trasladada al monasterio de Siresa, en el Pirineo. El rey Alfonso I el Batallador, hijo de Sancho Ramírez, reconquistó toda la zona de Trasobares en fechas posteriores a 1118 y, a petición de la gente que habitaba el lugar, llamado ya «Trium Obantium» o «Tres Obares» —Tres vencedores— en recuerdo de los tres leñadores que habían conservado el lugar para los cristianos, devolvió la imagen a su lugar de origen, fundándose una pequeña ermita para su veneración. Textualmente el privilegio firmado por El Batallador dice: «volo enim ut restituatis supradictam imaginem sindicis vel procuratoribus loci Trium Obantium». La tradición ha conservado incluso el nombre de aquellos «tres vencedores»: Hernando Sánchez, García Aznar y Beltrán Gascón. Son apellidos que históricamente se encuentran en el pueblo, lo que da verosimilitud a la tradición. Posteriormente, sobre 1168, se produjo la fundación del monasterio ya citado, alrededor del cual creció una pequeña villa, que fue Trasobares. Fue una dama noble castellana, doña Toda Ramírez, tercera abadesa del monasterio navarro de Santa María de la Caridad de Tulebras, quien lo fundó tras pedir a la reina Petronila de Aragón el lugar donde se encontraba la pequeña ermita dedicada a la Virgen como sede de este nuevo monasterio para hijas de «ricos hommes» (homnes, homines, etc) de Aragón. Previamente la animosa dama había viajado hasta París para entrevistarse con Bernardo de Claraval, fundador del Císter y futuro santo, para solicitar su permiso para esta fundación. El privilegio de fundación lo concedió el rey Alfonso II el Casto, en 1188. Este privilegio incluía el señorío de la villa de Trasobares, a las que ya a finales del siglo XII se añadiría la donación de los términos de Aguarón y Tabuenca, lo que convirtió a sus habitantes en vasallos del monasterio. También recibió el monasterio otros privilegios, como los de pacer sus ganados en diversos lugares del reino, tal como lo hacían los ganados reales. La iglesia del monasterio quedó dedicada a Santa María de los Ángeles, en alusión a las circunstancias de la aparición de la Virgen a Sancho Ramírez. El monasterio, que nunca fue grande en capacidad —unas treinta monjas, más sirvientes—, quedó sujeto espiritualmente al gran monasterio cisterciense del otro lado del Moncayo, Santa María de Veruela. La llamada Guerra de los dos Pedros, entre Pedro IV de Aragón y Pedro I de Castilla, entre 1356 y 1369, supuso el primer quebranto importante en la vida del monasterio, al estar cerca de la frontera castellano-aragonesa. En 1357 el ejército castellano destruyó las villas de Trasobares y Calcena, teniéndose que refugiar sus habitantes en el cercano castillo de Tierga, aguas abajo del Isuela. Las monjas eligieron retirarse a Aguarón, en tierras de Cariñena, junto a Cosuenda, lugar más lejano y seguro, y que les pertenecía. El Compromiso de Caspe (1412) supuso la inesperada ruina del convento. La abadesa de Trasobares, Violante de Luna, se negó (ja ja ja !!) a aceptar el fallo que nombraba rey de Aragón al castellano Fernando de Antequera, un Trastámara, (descendiente de los reyes de Aragón) ya que los Luna apoyaban al candidato Jaime de Urgel. En una novelesca peripecia la abadesa huyó de Trasobares, refugiándose en el castillo de Loarre junto con su primo, y, dicen, que amante, Antón de Luna, cabeza de los partidarios «urgelistas» en Aragón e instigador del asesinato del arzobispo de Zaragoza García Fernández de Heredia, partidario de Fernando de Antequera. Tras un riguroso asedio que duró un año, y que sobrepasó en duración y tenacidad al que el propio candidato al trono, Jaime de Urgel, (Jayme Darago) llevó a cabo al castillo de Balaguer, la abadesa «guerrera» fue detenida y se dispuso su traslado al castillo de Sora, en las Cinco Villas. Pero nuevamente Violante (Yolanda) volvió a fugarse sirviéndose de un falso salvoconducto. El Papa Benedicto XIII, otro Luna (Papa Luna) y tío de la abadesa rebelde, actuó expeditivamente, tal vez para demostrar al nuevo rey la fidelidad de su familia; excomulgó a la abadesa, que incluso había tenido un hijo con su primo, ordenó a las monjas abandonar el convento de Trasobares, trasladándolas nuevamente a Aguarón, y ordenó su demolición, a excepción de la iglesia. El castigo incluía además la prohibición de que las monjas se llevaran la imagen de la Virgen de Trasobares. Durante el derribo del convento se cuenta que se produjo el milagroso suceso de que al caer un cascote sobre la nariz del niño Jesús que sostiene la imagen de la Virgen, de ella manara sangre. Dicho suceso dicen ocurrió porque la imagen, desde siempre, no se encontraba en la iglesia del convento —que no se derribó—, sino en la sala capitular, lo que le valió a la talla el otro nombre, aparte del de «Nuestra Señora de los ángeles», que ostenta y que es más popular: «Nuestra Señora del Capítulo». Otro hecho prodigioso del que se da noticia sucedió durante la ausencia de las monjas. Un día los habitantes de la villa escucharon el canto de la salve en la iglesia, a la hora en que las monjas lo solían realizar. Al entrar en la iglesia, pensando que las monjas habían vuelto, se la encontraron vacía, por lo que tuvieron por cierto que habían sido los propios ángeles los que habían cantado la Salve. Hasta 1419, por medio de una bula del Papa Martín V, no fueron autorizadas las monjas a regresar al monasterio, reconstruyéndolo en su totalidad excepto la iglesia. La vida de la comunidad monástica, y de la villa, continuó apaciblemente, aunque con sobresaltos como el del 18 de enero de 1810, en plena Guerra de la Independencia, cuando una partida francesa apresó al párroco del pueblo, Manuel Sancho, saqueando el archivo parroquial y desapareciendo varios libros antiguos y dinero. El monasterio pervivió hasta 1837, fecha en que la Desamortización de Mendizábal desalojó a las monjas - quedaban diez - del lugar y las agregó a las del monasterio de santa Lucía en Zaragoza. Sin embargo, unas pocas fueron al monasterio de Tulebras (Navarra), llevándose el rico báculo de plata que el Papa Luna (Benedicto XIII) había regalado a la abadesa Violante de Luna. Actualmente dicho báculo se encuentra en el Museo Arqueológico Nacional de Madrid. Las propiedades del convento pasaron, teóricamente, a manos particulares. Sin embargo, solo un par de edificios fueron adquiridos por estos, quedando el resto abandonado y arruinándose con el tiempo.

domingo, 12 de julio de 2020

CAPÍTULO XXXII.


CAPÍTULO XXXII.

Del imperio de Nerva, y de los demás emperadores hasta Diocleciano y Maximiano, y sucesos de los pueblos ilergetes.

Después de Domiciano, que murió el año 96 de Cristo señor nuestro, fue emperador Nerva Cocceyo, que vivió un año no más; y de él queda memoria en una piedra labrada a modo de miliario, que estaba entre Vinaxa y las Borjas de Urgel, casi a la raya de los pueblos ilergetes, y decía de esta manera:
IMP. NERVA. C. AUG.
GERMAN. INFERIORIS.
PONT. MAX.
TRIB. POT.
Algunas cosas debieron mover a los que la pusieron, las cuales se ignoran por la antigüedad del tiempo, brevedad de la inscripción y cortedad del imperio, y poca curiosidad de nuestros pasados; pero por estar en lugar donde dije, es conjetura haber sido obra de los ilergetes, que con ella señalaron el término donde llegaba su región.
Trajano fue hijo adoptivo de Nerva: entró en el imperio en el año 99 de Cristo señor nuestro. De sus virtudes, edificios e inscripciones que de él quedan, memorias que aún se conservan, y cosas memorables que hizo, no diré nada, por no haber cosa particular de mi instituto: solo hago memoria de él, por no dejar el orden que traigo de contar los que fueron señores de los pueblos ilergetes. Después de él, fue emperador Adriano, de nación español, gran filósofo e insigne varón, si las cosas buenas que en él había, no quedaran amancilladas, persiguiendo a la Iglesia santa. Entró en el imperio el año de Cristo de 119, y en unas cortes o junta que allá tuvo, donde se hallaron síndicos de todos los pueblos de España, la dividió en provincias, y de cada provincia hizo su división particular: la Tarraconense quedó dividida en catorce audiencias o chancillerías, que los romanos llamaban conventos jurídicos, y estaban en las ciudades más principales, y en ellas se oían los pleitos y causas y se decidían aquellas, porque como había muchos que gozaban de paz y sosiego, la discordia y pleitos se metieron entre los naturales, y se ejercitaban en ellos, así como antes en ejercicios de armas, que donde estas prevalecen, no hay rastro de pleitos ni litigios. En Cataluña nombró dos, que fueron Barcelona y Tarragona: a esta acudían cuarenta y cuatro pueblos principales con sus comarcas, y no menos a Barcelona. En Aragón era convento jurídico la ciudad de Zaragoza, y a ella acudían cincuenta y dos pueblos con sus comarcas: de estos eran la ciudad de Lérida y Huesca, que eran municipios y pueblos más principales de los ilergetes; y así todos los demás pueblos de aquella región eran del convento jurídico de Zaragoza, donde acudían a pedir justicia en sus pleitos y dudas, salvo la villa de Tárrega, pueblo de los ilergetes, que por ser confederado de los romanos, no era de ningún convento jurídico, por privilegio particular; y así no habían de salir de sus muros para pleitear, y tenían entre ellos sus jueces. De los demás pueblos de España y división que se hizo no digo nada, por no ser de nuestro instituto, y haber sobre ello discurrido muy bien el maestro Ambrosio de Morales y otros, que lo sacaron de Plinio.
Hay memoria en tiempo de este emperador de Marco Fabio Paulino, hijo de Marco, de la tribu o familia Galeria, a quien el emperador hizo caballero, y dio privilegio que del dinero público se le mantuviese un caballo; y habiendo los de la ciudad de Lérida recibido de él muchos beneficios, como a varón singular, le pusieron estatua en Tarragona, que era la ciudad más principal de la España Tarraconense, la cual señaló y dio lugar para hacerse esta dedicación, cuya inscripción, sacada de Morales y Pujades, es esta:
M. FABIO M. F.
GAL. PAULINO
EQUO PUB. DONATO
AB. IMP. CAES. HADRIANO. AUG.
ILERDENSES.
CIVI. OPT.
OB PLURIMAS LIBERALITATES
IN REMPUB. SUAM.
LOCO. A. PROVINCIA IMPETRATO
POSUERUNT.
D.D.
Dice fray Francisco Diago, y antes lo había ya dicho micer Gerónimo Paulo, que este Marco Fabio Paulino era de la familia de Calvisio Paulino, barcelonés, de quien habla y da noticia el doctor Pujades, y una memoria de su linaje se halló en Barcelona.
Ea el año 139 murió Adriano: sucedió Antonino *Pio, que murió en el año de 162, y quedaron con el imperio dos hijos adoptivos suyos, que eran Marco Aurelio Antonino, que casó con Faustina, tan nombrados los dos de fray Antonio de Guevara, obispo de Mondoñedo, y el otro Lucio Cómodo Vero Antonino; y fueron los dos primeros emperadores que gobernaron juntos. A los nueve años de su imperio murió Cómodo, y quedó solo Marco Aurelio, que vivió hasta el año 182. Sucedióle Cómodo, hijo suyo, muy diferente en costumbres del padre: este murió el año 193, y le sucedió Elio * Pertinae, cuyo imperio duró un año. Tras él vino Didio Juliano, que gobernó pocos meses: matóle Septimio Severo, y fue su sucesor. En tiempo de este emperador se fundó el lugar y Castillo de Albi, en los pueblos ilergetes: dan por fundador a Clodio Albino, ciudadano romano, de quien hacía el emperador mucha confianza, aunque no correspondió como debiera. Murió Severo cerca el año 211 del Señor, y heredó el imperio su hijo Marco Daciano Caracalla. Este murió cerca del año 220, y vino después de él Macrino, cuyo imperio no pasó el primer año, ni el de su sucesor Diadumeno, el cual, por haber vivido pocos meses, no le ponen en el número de los emperadores. Sucesor de este fue Marco Aurelio Antonino Eliogábalo, cuya vida monstruosa, más de bestia que de hombre, escriben Pedro Mejía y otros que él cita: murió cerca del año 225 de Cristo señor nuestro. Sucedió Alejandro Severo, que fue más pío que los demás antecesores suyos, y sintió bien de la santa fé católica: mandó parar la persecución de la Iglesia, y por eso es celebrado de todos los autores y alabada su memoria. Su imperio fue breve y de pocos años: el de 238 murió, y vino Maximino que, olvidando la piedad del antecesor, volvió a perseguir la Iglesia, enviando por el martirio muchas almas a Dios, y dejando en la tierra muchos cuerpos de santos mártires que dieron la vida por la confesión de la fé que él perseguía. Matáronle el año de 240. Fueron por su muerte emperadores Pupieno y Balbino; pero imperaron pocos días, porque su nominación no fue a gusto del ejército romano, el cual eligió a Gordiano, que imperó seis años, y fue después el imperio de Marco Julio Filipo, que fue el primero de los emperadores que profesaron la ley cristiana. Así lo dicen nuestro tarraconés Paulo Orosio, Eusebio y otros. Cesó entonces la persecución que había tenido la Iglesia santa, y respiraron los fieles. En Gerona queda una base de estatua de este emperador, y estaba bajo el ara del altar mayor de la iglesia de san Martín, de religiosos de la Compañía de Jesús, y la trae Pujades en su historia.
En el año 252 murió este emperador: su homicida fue Decio, el cual se quedó con el imperio y persiguió fieramente la Iglesia, y vivió hasta el año 254; y le sucedió Hostiliano, cuyo imperio fue de días, y así lo callan los más de los autores, y todos pasan a tratar de Galo, y después de este de Emiliano, y tras de él de Valeriano, que murió cautivo en poder de Sapor, rey de Persia, y le servía de escaño para subir a caballo, poniéndole el pie en la cerviz, en menosprecio del imperio romano: ¡rara soberbia, y ejemplo de miseria humana y sucesos de fortuna ! Galieno fue su hijo y sucesor, más dado a artes mágicas, que cuidadoso de la libertad de su padre: su imperio fue turbulento e infeliz, y vino casi a quedar perdido y usurpado el señorío romano, por su flojedad; y de esta hora adelante cesó aquella majestad del romano imperio, y fue de día en día declinando y disminuyéndose, levantándose tantos tiranos y viniendo tantos bárbaros, que presto quedó otro de lo que antes era, quedando menguado aquel antiguo esplendor y lustre que tuvo en los siglos pasados. Vino después de él Claudio, cuyo imperio duró algunos dos años, y el de Quintilio, su sucesor, no llegó a un mes, y el de Aureliano, que vino después de estos, duró seis años, y murió el de Cristo 278. Tácito y Floriano, uno en pos de otro, fueron emperadores; pero sus imperios juntos no llegaron a un año. Vino después de ellos Probo, y tuvo por sucesor a Caro y sus hijos Carino y Numerario; y luego, tras de ellos, el imperio de Diocleciano y Maximiano (Maximiliano?), que fueron los más grandes perseguidores que haya tenido la Iglesia y sus fieles, con pensamiento de acabar de una vez la Iglesia santa y religión cristiana: y apenas quedó provincia, ciudad ni pueblo del imperio romano que no experimentase su crueldad, quedando la tierra regada con sangre de ilustres e infinitos mártires que, menospreciando sus tormentos, libremente confesaban la fé católica. Dejo los de otras partes; digo solo de Cataluña. En Barcelona fueron martirizados santa Eulalia, santa Julia, San Cugat o Cucufate, santa Juliana y santa Semproniana, de quienes habla largamente Pujades; en Colibre san Vicente, de quien hace memoria el martirologio romano a 19 de abril; en Gerona padecieron san Narciso, obispo de aquella ciudad, san Feliu, su diácono y san Invento, que llaman san Trobat, con trescientos compañeros, san Román, Vincencio, Oroncio y santa Aquilina, madre de los dos, san Víctor, diácono, san Germán, Paulino Justo y Seilí. Sin estos, dice Flavio Dextro que en Celtiberia fueron martirizados mil doscientos dos españoles; en Tarragona, san Domicio, santa Pelagia, santa Aquila y santa Teodosia; en la villa de Palamós, santa Sotera, virgen; en Roda, pueblo de la Celtiberia, san Dionisio y san Amonio; y en Badalona san Anastasio, natural de la ciudad de Lérida, con sesenta y tres compañeros que, después de haber padecido muchos malos tratos, fueron degollados a 11 de mayo de 305, sin otros muchos de que hacen memoria Ambrosio de Morales, el abad de Monte-Aragón y otros.

domingo, 14 de julio de 2019

JAIME II ELIGE ESPOSA, 1314

130. JAIME II ELIGE ESPOSA (1314) (SIGLO XIV).


Consejo de nobles presidido por Jaime II de Aragón.
Consejo de nobles presidido por Jaime II de Aragón.

Jaime II, que había sido rey de Sicilia antes de acceder al trono de Aragón, se había casado con Blanca de Anjou, hija mayor de Carlos II de Nápoles, con la que había tenido varios hijos, entre ellos quien sería el heredero de la corona, Alfonso IV.

Pero muerta doña Blanca en 1310, parece que el rey Jaime II estuvo dispuesto a consolarse pronto de su viudez, pues al año siguiente envió embajadores suyos a pedir la mano de una cualquiera de las dos hijas, María o Eloísa, del rey de Chipre, Hugo de Lusignan.

Los dos emisarios, una vez puestos en camino para tratar de cumplir encargo tan delicado por parte del rey, pensaron que en lugar de solicitar la mano de «una cualquiera» de las dos hermanas era preferible conocerlas primero y elegir después aquella que mejor les pareciera. Para ello tuvieron que pasar algunos días en torno a la corte chipriota y con el mayor disimulo fueron estudiando, hasta donde podían llegar sin levantar sospechas, el comportamiento de ambas infantas, acabando por decidirse por la más pequeña, llamada Eloísa.

Una vez adoptada la decisión, solicitaron audiencia al rey chipriota al que confesaron sus verdaderas intenciones y le pidieron la mano de Eloísa, la hermana menor, para unirla en matrimonio nada menos que a Jaime II de Aragón, señor del Mediterráneo. Hugo, al saber que era para ceñir la corona de Aragón, les convenció para que se decantaran por la mayor, María, que era la heredera del trono de Chipre y de Jerusalén, y a la que no le faltaban virtudes.

Cambiaron impresiones los dos embajadores aragoneses entre sí y, ante las razones tanto personales como políticas argumentadas por el rey chipriota, accedieron gustosos al cambio, regresando a Barcelona en junio de 1313. Un año después llegó a Gerona procedente de Chipre María de Lusignán, tras varios días de navegación. Allí mismo se verificó el enlace y la coronación de la nueva reina de Aragón, que desgraciadamente habría de morir, sin haberle dado sucesión a don Jaime, en Tortosa, pocos años más tarde, en 1321, fatal desenlace que motivó aún un tercer matrimonio del monarca, entonces con doña Elisenda de Moncada.



Sepulcro de la reina María de Chipre, esposa de Jaime II de Aragón, en la Catedral de Barcelona.
Sepulcro de la reina María de Chipre, esposa de Jaime II de Aragón, en la Catedral de Barcelona.


[Sánchez Pérez, José Augusto, El Reino de Aragón, págs. 193-194.]


http://www.enciclopedia-aragonesa.com/voz.asp?voz_id=11344


http://worldcat.org/identities/lccn-n84805690


https://es.wikipedia.org/wiki/Mar%C3%ADa_de_Chipre



María de Chipre o María de Lusignan (1279 - Tortosa, 1319), princesa de Chipre y reina consorte de Aragón entre 1315 y 1319 por su matrimonio con Jaime II de Aragón.


Hija de Hugo III, rey de Chipre y de Jerusalén y de Isabel de Ibelín. Era nieta por vía paterna de Enrique de Poitiers e Isabel de Lusignan y por vía materna de Guido de Ibelín y Felipa de Berlais. Hermana del senescal de Chipre Felipe de Ibelín.


El 15 de junio de 1315 contrajo matrimonio por poderes con Jaime II en la catedral de Santa Sofía de Nicosia y en persona el 27 de noviembre del mismo año en la catedral de Gerona. No tuvo descendencia.


Falleció el mes de septiembre de 1319 en Tortosa.


A la muerte de la reina, su cadáver recibió sepultura en el Convento de San Francisco de Barcelona, donde a lo largo de la Edad Media recibieron sepultura numerosos miembros de la familia real aragonesa, como el rey Alfonso III el Liberal. Allí permaneció sepultado el cadáver de la esposa de Pedro III durante varios siglos, hasta que en 1835 el Convento de San Francisco fue demolido, y la mayoría de los restos de las personas reales allí sepultadas, incluyendo a la reina María de Chipre, fueron trasladados a la Catedral de Barcelona.


En el siglo XX, los restos de la reina fueron colocados en un sepulcro, en el lado izquierdo del Altar Mayor de la Catedral de Barcelona, en el que también se encuentran los restos mortales de otras dos reinas de Aragón, la reina Constanza de Sicilia, esposa de Pedro III el Grande, y la reina Sibila de Fortiá, cuarta esposa de Pedro IV el Ceremonioso. En el mismo sepulcro también descansan los restos de la reina Leonor de Aragón, reina de Chipre por su matrimonio con Pedro I de Chipre, y nieta de Jaime II de Aragón. Los sepulcros, en los que los restos de las reinas fueron depositados en 1998, fueron realizados por el artista español y catalán Frederic Marès.


Arco y Garay, Ricardo del (1945). Sepulcros de la Casa Real de Aragón. Madrid: Instituto Jerónimo Zurita. Consejo Superior de Investigaciones Científicas. OCLC 11818414.



https://www.worldcat.org/oclc/11818414

https://es.wikipedia.org/wiki/Jaime_II_de_Arag%C3%B3n


Jaime II de Aragón, el Justo (Valencia, 10 de abril de 1267​– Barcelona, 2 de noviembre de 1327) fue rey de Aragón, de Valencia y conde de Barcelona entre 1291 y su muerte, y rey de Sicilia entre 1285 y 1302. Ostentó los títulos honoríficos de Portaestandarte, Almirante y Capitán General de la Santa Iglesia Católica.


Segundo hijo de Pedro III y de su esposa Constanza II de Sicilia, de su madre heredó el reino de Sicilia en 1285. Derrotó a su competidor Carlos de Anjou, cuyas fuerzas navales fueron deshechas en más de un encuentro por el almirante Roger de Lauria, nacido en la Basilicata italiana y al servicio de Jaime II. Conquistó parte de Calabria y las islas del golfo de Nápoles.


https://www.academia.edu/34154582/LENGUA_NAPOLITANA_NAPULITANO_UNA_ACADEMIA_POR_UN_PATRIMONIO_DE_LA_HUMANIDAD

https://www.youtube.com/watch?v=6IAq2QWik-k

En 1291 recibió también la Corona de Aragón, al morir sin descendencia su hermano Alfonso III, y se alió con el rey de Castilla con una alianza matrimonial casándose con la hija de éste Isabel de Castilla. Dicha unión fue solo civil al ser frustrada por el Papa a causa de la consanguinidad de los prometidos. No tuvo descendencia dicho matrimonio dado que no llegó a consumarse; la novia en el momento de la boda tenía ocho años de edad. Tras la muerte de su suegro, el rey Sancho IV de Castilla en 1295, este primer matrimonio del monarca aragonés quedó definitivamente anulado.


Intentó obtener una alianza con el sultán Khalil en 1292, pero al disminuir las amenazas exteriores, la dejó sin ratificar.


En 1296 iniciaría una contienda con Castilla, aprovechando la minoría de edad de Fernando IV y los conflictos entre sus regentes, sin declaración de guerra, para conquistar el Reino de Murcia. / Jaime I lo conquistó y lo entregó a Castilla, a su yerno Alonso o Alfonso X el sabio, casado con Violante de Aragón / Alicante sería la primera ciudad en caer en el mes de abril, y tras ella Elche, Orihuela, Guardamar del Segura y Murcia. En 1298 tomaría Alhama de Murcia y Cartagena y el 21 de diciembre de 1300 finalizaba la contienda con la conquista de Lorca. Por la Sentencia Arbitral de Torrellas (1304) y el Tratado de Elche (1305) se firmaría la paz con Castilla, devolviéndole la mayor parte del Reino de Murcia a excepción de los territorios al norte del río Segura, quedando las comarcas de Alicante, Orihuela y Elche en posesión del Reino de Valencia


Su dominio sobre Sicilia había sido contestado por el Papado y los Anjou, por lo que Jaime se avino finalmente a ceder la isla al papa a cambio de los derechos sobre Córcega y Cerdeña y la cesión de la isla de Menorca a Jaime II de Mallorca, por el Tratado de Anagni (1295). Sin embargo, su hermano menor Fadrique o Federico, al que había nombrado gobernador de Sicilia, se negó a abandonar el dominio de la isla y resistió eficazmente la campaña militar de Jaime II para arrebatársela aunque finalmente fue derrotado en 1299. Ese mismo año se reforzó el pacto mediante la boda de Jaime II con Blanca de Anjou, hija de Carlos de Anjou.


Federico fue reconocido como rey de Sicilia por la paz de Caltabellota (1302).


Terminada aquella contienda, Jaime conquistó Cerdeña (1323-1325), que quedó así incorporada a la Corona de Aragón, a pesar de la oposición de Génova y Pisa y de múltiples rebeliones locales posteriores.


repartimiento Cerdeña, compartiment Sardenya


Esta política de expansión en el Mediterráneo se completó con un acuerdo con Castilla para repartirse las respectivas zonas de influencia en el norte de África. Para ello selló una alianza con Sancho IV, las (Vistas de Monteagudo, 1291), quien ayudó a la Corona de Aragón a intensificar su presencia en Túnez, Bugía y Tremecén a cambio del correspondiente apoyo contra los franceses.


Jaime II organizó también una expedición a Oriente bajo el mando de Roger de Flor, concebida para librar al reino de la presencia de las peligrosas compañías militares conocidas como los «almogávares» (1302).


Intentó rescatar a los templarios peninsulares (especialmente a fray Dalmau de Rocabertí, submariscal de la orden) caídos en la expugnación de la isla y fortaleza de Arwad (septiembre de 1302). Para ello, envió una serie de embajadas, las primeras (1304-1305 y 1306-1307) llevadas a cabo por Eymeric de Usall, que llegó a traer consigo a Barcelona al "ustadar" (una especie de primer ministro de temas económicos y militares en Egipto)
Fakhr al-Dihn. Consiguió su libertad en 1315, y fray Dalmau murió en 1326 en el Monasterio de Santa María de Vilabertrán. Otras embajadas de don Jaime pidieron, sin éxito, el Santo Grial y el Lignum Crucis al sultán Muhammad al-Nasir.


En 1312 Felipe IV de Francia conmina a Jaime II a extinguir la Orden del Temple en su Reino, pero no teniendo queja el Rey Aragonés del comportamiento de los Templarios, (recordemos que Alfonso I el Batallador les había legado en testamento todo el Reino, aunque finalmente no prosperó dicha cesión), se niega en principio a actuar contra ellos, aunque instado a ello por el Papa, no tiene más remedio que prenderlos, si bien no los condena sin la celebración de juicio previo, resultado del cual se les declara inocentes en los términos que expresa el acta del mismo:
“Por lo que, por definitiva sentencia, todos y cada uno de ellos fueron absueltos de todos los delitos, errores e imposturas de que eran acusados, y se mandó que nadie se atreviese a infamarlos, por cuanto en la averiguación hecha por el concilio fueron hallados libres de toda mala sospecha: cuya sentencia fue leída en la capilla de Corpus-Christi del claustro de la iglesia metropolitana en el día 4 de noviembre de dicho año de 1312 por Arnaldo Gascón, canónigo de Barcelona, estando presentes nuestro arzobispo y los demás prelados que componían el concilio”.


Jaime II dio su apoyo a las propuestas de fray Ramon Llull sobre la recuperación de Tierra Santa (proyecto Rex Bellator). Su hijo primogénito, el infante don Jaime, renunció a la corona y vistió el hábito blanco con la cruz roja, seguramente con la esperanza de llegar a ser «la espada de la cristiandad».


También la fracasada cruzada de Almería en 1309, a la que ayudó Arnau de Vilanova con sus consejos de sanidad y medicina, se enmarca, junto con la fugaz toma de Ceuta, en la estrategia de Llull del libro De Fine (1305).


Con respecto a su política peninsular:


En las cortes de Zaragoza de 1301 Jaime II de Aragón dictaminó que Ribagorza pertenecía a Aragón y que sus límites estaban en la clamor de Almacellas. Aunque en las cortes de Barcelona de 1305 se protestó esta situación, Jaime II el Justo, tras pedir un informe al Justicia Jimeno Pérez de Salanova, confirmó que Ribagorza se incluía en Aragón.


Consolidó la Corona de Aragón al declarar la unión indisoluble entre los reinos de Aragón y Valencia y el condado de Barcelona (1319).

Obtuvo el vasallaje de los reyes de Mallorca (miembros de la casa real aragonesa).
Recuperó el Valle de Arán.
Reforzó la posición de la Corona sometiendo a la nobleza con el apoyo de las ciudades.
Hizo avanzar la frontera del reino de Valencia a costa del de Murcia, aprovechando la intervención en las disputas sucesorias castellanas (1304).
Reforzó la defensa del flanco sur frente a los musulmanes creando para ello la orden militar de Montesa (1317), aprobada por el papa Juan XXII en 1317, con el fin de luchar contra los musulmanes.
Fundó en 1300 la Universidad de Lérida y en 1305 el Consejo (actual Senado) en Crevillente.
Dirige el fracasado asedio a Almería en 1309.
Al final de su reinado, en 1325, las Cortes reunidas en Zaragoza acordaron la supresión del tormento.

En su testamento otorgado en Barcelona el 28 de mayo de 1327, Jaime II ordenó la erección de la tumba de su padre, el rey Pedro, al mismo tiempo que disponía la creación de la suya y de su segunda esposa, Blanca de Anjou, fallecida en 1310. Se dispuso que los sepulcros se hallaran cobijados, como así se hizo, bajo baldaquinos labrados en mármol blanco procedente de las canteras de San Feliu, cerca de Gerona. Cuando el rey Jaime II dispuso la creación de su propio sepulcro, tomó como modelo el sepulcro de su padre.


En el mausoleo de Jaime y Blanca, ejecutado por Bertrán Riquer entre 1313 y 1315, ambos difuntos tienen estatua yacente sobre sus sepulcros, labradas en mármol, a diferencia del de Pedro III.
Rey y reina aparecen vestidos con el hábito cisterciense. Cada una de las efigies de los monarcas ocupa todo el plano en declive que forma la cubierta del sepulcro, ejecutada en mármol, que cubre la urna de alabastro donde se encuentran los restos de los monarcas.


El epitafio del rey Jaime II se halla enfrente de su sepulcro y dice así:


HONORATUR HAC TUMBA QUI SIMPLICITATE COLUMBA

EST IMITATUS REX JACOBUS HIC TUMULATUS,
REX ARAGONENSIS COMES ET DUX BARCINONENSIS,
MAYORICENSIS REX NEC NON CICILIENSIS:
MORIBUS ET VITA CONSORS SUA BLANCA MUNITA,
ILLUSTRI NATA CARULO SIMUL HIC TUMULATA.
NEC FUIT HIC SEGNIS IN SUBDENDIS SIBI REGNIS,
SUBDITA SUNT JAMQUE SIBI MURCIA SARDINIAQUE,
FLORUIT HIC QUINQUE REGNIS TEMPUS UTRIUMQUE,
RESTITUIT GRATIS TRIA JUS SERVANS DEITATIS,
HIC HUMILIS CORDE PECCATI MUNDUS A SORDE,
MISERICORS MUNDUS ANIMO SERMONE FACUNDUS,
JUDICIS JUSTUS ARMIS BELLOQUE ROBUSTUS,
LAETUS NON MAESTUS VULTU MITISQUE MODESTUS,
DICI PACIFICUS MERUIT QUIA PACIS AMICUS,
REGNA TENET COELI DOMINO TESTANTE FIDELI,
CUM SE COLLEGIT HABITUM CISTERCIENSEM PRAE ELEGIT,
QUI CUNCTA REGIT PARCAT QUAE NESCIUS EGIT.
DEFECIT MEMBRIS SECUNDA NOCTE NOVEMBRIS,
ANNO MILLENO CENTUM TER BIS QUOQUE DENO
SEPTENOQUE PIA SIBI SISTAT DEXTERA VIRGO MARIA. AMEN.

En diciembre de 1835, durante la Primera Guerra Carlista, tropas gubernamentales integradas por la Legión Extranjera Francesa (procedente de Argelia) y varias compañías de migueletes se alojaron en el Monasterio de Santes Creus, causando numerosos destrozos en el mismo, profanando las tumbas reales de Jaime II y su esposa y quemando sus restos, aunque parece que algunos permanecieron en el sepulcro. La momia de la reina Blanca fue arrojada a un pozo de donde fue sacada en 1854. El sepulcro de Pedro III, a causa de la solidez de la urna de pórfido utilizada para albergar los regios despojos, impidió que sus restos corrieran igual suerte.


Elaboró una política de enlaces matrimoniales con la familia real castellana, pero no dio los resultados esperados. La hija de Sancho IV formaba parte del trato y, pese a sus ocho años de edad, fue enviada a Aragón para ser casada con Jaime II, pero tres años más tarde fue devuelta a Castilla, pues el papa Bonifacio VIII no concedió la dispensa matrimonial.


Se casó cuatro veces: con Isabel de Castilla, Blanca de Anjou, María de Chipre y Elisenda de Moncada. Sólo tuvo descendencia con su segunda esposa, Blanca de Anjou, naciendo diez hijos de dicho matrimonio:


Jaime de Aragón (1296-1334), que renunció a sus derechos reales después de su matrimonio con Leonor de Castilla para ingresar en la Orden de San Juan de Jerusalén.

Alfonso IV de Aragón (1299-1336), rey de Aragón, rey de Valencia y conde de Barcelona.
María de Aragón (1299-1347), casada con Pedro de Castilla y, después de enviudar, monja en el Monasterio de Santa María de Sigena.
Constanza de Aragón (1300-1327), casada con Don Juan Manuel.
Blanca de Aragón (c. 1301-1348), monja y priora en el Monasterio de Santa María de Sigena.
Isabel de Aragón (1302-1330), que casó en 1315 con Federico I de Austria.
Juan de Aragón (1304-1334), arzobispo de Toledo, de Tarragona y patriarca de Alejandría.
Pedro IV de Ribagorza (1305-1381), conde de Ribagorza, de Ampurias y de Prades.
Ramón Berenguer I de Ampurias (1308-1364), conde de Prades y señor de la Villa de Elche.

Violante de Aragón (1310-1353), casada con Felipe, déspota de Romania e hijo de Felipe I de Tarento, y posteriormente con Lope Ferrench de Luna, primer conde de Luna.



  • Arco y Garay, Ricardo del (1945). Sepulcros de la Casa Real de Aragón. Madrid: Instituto Jerónimo Zurita. Consejo Superior de Investigaciones Científicas. OCLC 11818414.

martes, 2 de julio de 2019

EL MATRIMONIO DE RAMIRO II EL MONJE

107. EL MATRIMONIO DE RAMIRO II EL MONJE (SIGLO XII. HUESCA)

EL MATRIMONIO DE RAMIRO II EL MONJE (SIGLO XII. HUESCA)
Inés de Poitou

Tras las reuniones de Borja y Monzón, en las que los nobles aragoneses y parte de los navarros trataron la sucesión de Alfonso I el Batallador, fue elegido Ramiro, hermano de éste, que profesaba como monje en un monasterio cercano a Huesca, dependiente del de san Ponce de Tomeras, en Francia. Precisamente en la ciudad de Huesca, según la leyenda, le alzaron todos como nuevo rey de los aragoneses.

Como era preceptivo, el rey debía dejar descendencia, pero para ello se tenía que casar. Así es que, pocos días después de su elección y habiendo salido del convento, le impusieron por esposa a doña Agnés (Inés, que ya había demostrado que podía ser madre), y que era hermana del conde de Poitou, de la que tuvo como fruto de la unión un hijo varón, por lo que, una vez cumplida su función transmisora, don Ramiro abandonó de nuevo el siglo y el reino y regresó al monasterio.

Pero aquel hijo varón del rey-monje murió al poco tiempo, de manera que los nobles —preocupados por el problema sucesorio que se volvía a plantear— acudieron de nuevo al cenobio para que don Ramiro, el único descendiente directo de la monarquía, procurara engendrar en doña Agnés, su mujer, otro descendiente.

Cuando la reina quedó de nuevo embarazada, retornó don Ramiro al convento, pero la naturaleza quiso que el fruto ahora nacido fuera una hembra, a la que le pusieron el nombre de Petronila, aunque poco después le fue cambiado por el de Urraca, y a la que, siendo todavía una niña, casaron —por razones de Estado— con el conde Ramón Berenguer de Barcelona.

El rey monje don Ramiro, tras el nacimiento de su hija, reunió a los nobles y hombres buenos y les dijo:
«Guardad bien a esta hija que os dejo, pues, si muriere, nunca tendréis de mí hijo ni hija». Después, volvióse don Ramiro a la monjía y todos los días celebraba misa ante el pueblo.


Vajay, Szabolcs de, «Ramire II le Moine, roi d’Aragon, et Agnès de Poitou...», en Mélanges offerts à R. Crozet, págs. 727-750.]

https://es.wikipedia.org/wiki/In%C3%A9s_de_Poitou_(1105-1159)

Inés de Poitou (c. 1105-c. 1159),​ en francés Agnès de Poitiers o Agnès de Poitou, también conocida como Inés de Aquitania), fue una princesa de la familia de los ramnúlfidas, hija de Guillermo IX de Poitiers, llamado el Trovador, duque de Aquitania y conde de Poitiers, y de Felipa de Toulouse. Se desposó en primeras nupcias el 11 de abril de 1116 con Aimerico V de Thouars, del que tuvo cuatro hijos, entre ellos, Guillermo I de Thouars.

Hacía ocho años que era viuda cuando, en segundas nupcias, se desposó con el rey de Aragón Ramiro II el Monje posiblemente el 13 de noviembre de 11352​ (el último trimestre de ese año, en cualquier caso)​ en la catedral de Jaca. La principal razón de que este le pidiera su mano fue el propio hecho de que ella hubiera tenido ya hijos y que estaba considerada una mujer muy fecunda. Además, la familia de Inés estaba muy ligada a la casa real aragonesa pues una tía suya, también llamada Inés, casada con Pedro I, el hermano mayor de Ramiro, había sido ya reina consorte de Aragón. De ese matrimonio nació una hija, Petronila, el 11 de agosto de 1136,​ futura reina de Aragón.

Aunque se ha conjeturado que Ramiro II tuvo que pedir dispensa papal para enlazar con Inés, no hay ningún testimonio histórico de ello, y las noticias sobre esta posible petición provienen de crónicas tardías, como la Crónica de San Juan de la Peña (del siglo XIV) o Jerónimo Zurita (siglo XVI), a cuya zaga siguieron elucubrando sobre esta cuestión otros autores. Lo más probable es que nunca se solicitara tal dispensa.​ A pesar de que la historiografía ha insistido en que el rey monje la precisaba para poder casarse, la nulidad expresa y terminante del matrimonio de los religiosos no fue incorporada al Derecho Canónico hasta el segundo Concilio de Letrán en 1139, con lo que Ramiro II no la habría necesitado.

Es muy probable que ese mismo año Inés de Poitou, una vez que había dado una heredera al Reino, volviera a cruzar los Pirineos; de hecho, su nombre no vuelve a aparecer en la documentación aragonesa de la época. Ramiro II debió de resolver separarse para dejar claro que había tomado esposa con el único fin, según sus propias palabras, de «la restauración de la sangre y de la estirpe», es decir, la necesidad de asegurarse un heredero para asegurar la continuidad de la casa de Aragón, ya que, una vez dada la continuidad a este linaje, la función del matrimonio había terminado.

De nuevo en Aquitania, Inés de Poitou se retiró a la abadía de Fontevrault, donde también había vivido su madre, y allí murió años después,​ quizá hacia el año 1159.

  • Ana Isabel Lapeña Paúl, Ramiro II de Aragón: el rey monje (1134-1137), Gijón, Trea, 2008. ISBN 978-84-9704-392-2

https://fr.wikipedia.org/wiki/Agn%C3%A8s_de_Poitiers_(1052-1089)

http://www.enciclopedia-aragonesa.com/voz.asp?voz_id=7090

http://www.enciclopedia.cat/EC-GEC-0001010.xml

https://es.wikipedia.org/wiki/Szabolcs_de_Vajay

Szabolcs de Vajay (Budapest, 9 de octubre 1921 - Vevey, 6 de julio de 2010​) fue un historiador húngaro especializado en genealogía.


Szabolcs de Vajay (Budapest, 9 de octubre 1921 - Vevey, 6 de julio de 2010​) fue un historiador húngaro especializado en genealogía.
En 1943 abandonó Hungría, viviendo desde entonces en el extranjero, en Argentina, Francia y Suiza.​ En Francia publicó sus primeros trabajos sobre las postrimerías de la dinastía Habsburgo, aunque posteriormente viró hacia la genealogía y las biografías medievales, contribuyendo a la identificación de nobles altomedievales en Europa Occidental.
Académico de reputado prestigio, fue embajador de su país ante la Unesco y ganador del premio Széchenyi. Fue presidente en 1982-1985 y posteriormente presidente honorario de la Confederación Internacional de Genealogía y Heráldica y académico de diferentes organizaciones culturales relacionadas con el tema.

Obras

  • L’aspect international des tentatives de la restoration Habsbourg en Hongrie, mars-octobre 1921. Diss. Typoskript, Paris 1947.
  • Etiennette dite de Vienne, comtesse de Bourgogne. In: Annales de Bourgogne. 32, 1960, p. 233–266.
  • Großfürst Geysa von Ungarn. Familie und Verwandtschaft. In: Südostforschungen. Vol. XXI, 1962, p. 88ff.
  • A propos de la "Guerre de Bourgogne", notes sur les successions de Bourgogne et de Mâcon aux Xe et XIe siècles. In: Annales de Bourgogne. XXXIV, 1962.
  • Agatha, Mother St. Margaret, Queen of Scotland. In: Duquesne Review. Vol. 7, No. 2 (1962), p. 71–80.
  • Quelques characteristiques de l’héraldique hongroise. In: Archivum Heraldicum. 4, 1962/64.
  • La Síntesis Europea en el Abolengo y la Política Matrimonial de Alfonso el Casto. VII Congreso de Historia de la Corona de Aragon. 1964, p. 269–299.
  • Ramire le Moine, roi d'Aragon, et Agnès de Poitiers dans l'histoire et la légende. In: Mélanges René Crozet. 1966, p. 727–750.
  • L' Aspect Politique des Trois Mariages de Raymond Bérenger le Grand. In: Amics de Besalù i Assemblea d'Estudis del Seu Comtat. 1968, p. 35–73.
  • Der Eintritt des ungarischen Stämmebundes in die europäische Geschichte (862-933)., 1968.
  • Die Ahnen der Doña Leonor Álvarez de Toledo, Großfürstin von Toskana. In: Genealogisches Jahrbuch. 8, 1968, p. 5–23.
  • Dona Margarita de Cardona, Mutter des ersten Fürsten von Dietrichstein. In: Jahrbuch der k k. heraldischen Gesellschaft "ADLER". 1967/1970, Dritte Folge, Vol. 7.
  • Über die Wirtschaftsverhältnisse der landnehmenden Ungarnstämme. In: Ungarn-Jahrbuch. Zeitschrift für interdisziplinäre Hungarologie, Vol. 2, 1970.
  • Mahaut de Pouille, comtesse de Barcelone et vicomtesse de Narbonne, dans le contexte social de son temps. In: Actes du XLIIIe Congrès de la Fédération historique du Languedoc méditerranéen et du Roussillon: Béziers et le Biterrois. 1971
  • Die Namenwahl bei den Karolingern. In: Genealogisches Jahrbuch. 15, 1975, p. 5–24.
  • Corona Regia – Corona Regni –Sacra Corona. In: Ungarn-Jahrbuch. Zeitschrift für interdisziplinäre Hungarologie, Vol. 7, 1976.
  • Contribution a l'Histoire de l'Attitude des Royaumes Pireneens dans la Querelle des Investitures: de l'Origine de Berthe, Reine d'Aragon et de Navarre. In: Estudios Genealógicos, Heráldicos y Nobiliarios en Honor de Vicente Cadenas y Vicent. Vol 2, 1978, p. 375–402.
  • Byzantinische Prinzessinnen in Ungarn. In: Ungarn-Jahrbuch. Zeitschrift für interdisziplinäre Hungarologie, Vol. 10, 1979.
  • Comtesses d'origine occitane dans la Marche d'Espagne aux 10e and 11e siècles. Essai sur le rattachement de Richilde, de Garsende et de Letgardis, comtesses de Barcelone, et de Thietberge comtesse d'Urgel au contexte généalogique occitan. In : Hidalguía. 28 (1980), p. 585–616, 601–2.
  • Structures de Prouvoir et Reseaux de Familles du VIIIe au XIIe Siecles. Genealogica & Heraldica: Actas de 17o Congresso das Ciencias Genealogica e Heraldica. 1986, p. 275–315.
  • Les Lara avant Narbonne. Heraldique et Genealogie. Vol. 27, 1986, p. 411–413.
  • Vajay, Szabolcs de. From Alfonso VIII to Alfonso X. In: Studies in Genealogy and Family History in Tribute to Charles Evans on the Occasion of his Eightieth Birthday. 1989, p. 366–417.
  • The animal’s gift. 1994.
  • L’héraldique et la littéraire de l’engagement social de l’auteur. In: Jahrbuch der k k. heraldischen Gesellschaft "ADLER". 1993/2002, Dritte Folge, Band 15.
  • Parlons Encore d'Etiennette. In: Onomastique et Parenté dans l'Occident Médiéval. 2000, p. 2–7.

  1.  «I NOSTRI AVI • Leggi argomento - Prof. Dr. Szabolcs de Vajay (1920-2010)». iagiforum.info. Consultado el 31 de julio de 2016.
  2.  «Disparition du Docteur Szabolcs de Vajay - Le blog de la F.F.G.». leblog-ffg.over-blog.org. Consultado el 31 de julio de 2016.
  3.  «Károlyi - Kastély - The Szabolcs Vajay Library». karolyikastely.accenthotels.com. Consultado el 31 de julio de 2016.
  4.  Der Eintritt des ungarischen Stämmebundes in die europäische Geschichte (862-933). 1968.