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sábado, 29 de junio de 2019

LA RECONQUISTA DE EJEA RECONCILIÓ A ALFONSO I Y URRACA


98. LA RECONQUISTA DE EJEA RECONCILIÓ A ALFONSO I Y URRACA
(SIGLO XII. EJEA DE LOS CABALLEROS)

LA RECONQUISTA DE EJEA RECONCILIÓ A ALFONSO I Y URRACA  (SIGLO XII. EJEA DE LOS CABALLEROS)


Las cosas entre Alfonso I el Batallador y doña Urraca, su mujer y reina de Castilla, no iban bien, como era notorio y sabido. Las desavenencias entre ambos eran constantes, motivadas fundamentalmente por las indecentes satisfacciones que la reina usaba con algunos de sus ricos hombres castellanos y por los recelos que levantaban los soldados aragoneses y navarros en sus constantes andanzas por tierras de Castilla. Sin embargo, también existieron momentos de calma entre don Alfonso y doña Urraca, logrados a veces de manera sorprendente, como en el caso que ahora nos ocupa.
Era Ejea un enclave tan importante y tan bien guardado dentro del sistema defensivo musulmán que su reconquista causó sensación no sólo entre los aragoneses, a los que llenó de gozo la noticia, sino también entre los castellanos, de modo que esta importante victoria del rey aragonés surtió mejores efectos en las relaciones turbulentas del matrimonio que cuantos oficios pacificadores se habían intentado hasta entonces.
Ante los ojos de doña Urraca, la figura de su marido, Alfonso I, se agrandó y llegó la paz de momento a la pareja, que se reconcilió, causando enorme disgusto en algunos nobles castellanos que deseaban el fracaso definitivo del matrimonio. Aunque quedaba por delante todavía mucha tierra de moros por reconquistar, como luego haría el rey aragonés, la fiesta inundó al campamento cristiano y el Batallador, en una sencilla pero emotiva ceremonia, decidió tomar para sí el título de Emperador de España.

Por esta razón, lo mismo que la ciudad de Toledo había recibido en su momento el calificativo de Imperial, bien pudiera Ejea haber pretendido igual tratamiento y honor.

[Ferrer y Recax, Joseph Felipe, Idea de Exea, págs. 67-69.]


Alfonso I de Aragón (c. 1073-Poleñino, Aragón, 7 de septiembre de 1134),​ llamado el Batallador, fue rey de Aragón y de Pamplona entre 1104 y 1134. Hijo de Sancho Ramírez (rey de Aragón y de Pamplona entre 1063 y 1094) y de Felicia de Roucy, ascendió al trono tras la muerte de su hermanastro Pedro I.


Destacó en la lucha contra los musulmanes y llegó a duplicar la extensión de los reinos de Aragón y Pamplona tras la conquista clave de Zaragoza. Temporalmente, y gracias a su matrimonio con Urraca I de León, gobernó sobre León, Castilla y Toledo y se hizo llamar entre 1109-1114 «emperador de León y rey de toda España» o «emperador de todas las Españas»,​ hasta que la oposición nobiliaria forzó la anulación del matrimonio. Los ecos de sus victorias traspasaron fronteras; en la Crónica de San Juan de la Peña, del siglo XIV, podemos leer:
«clamabanlo don Alfonso batallador porque en Espayna no ovo tan buen cavallero que veynte nueve batallas vençió».​
Sus campañas lo llevaron hasta las ciudades meridionales de Córdoba, Granada y Valencia y a infligir a los musulmanes severas derrotas en Valtierra, Cutanda, Arnisol o Cullera.

A su muerte, y en lo que es uno de los episodios más controvertidos de su vida, legó sus reinos a las órdenes militares, lo que no fue aceptado por la nobleza, que eligió a su hermano Ramiro II el Monje en Aragón y a García Ramírez el Restaurador en Navarra, dividiendo así su reino.



https://es.wikipedia.org/wiki/Urraca_I_de_Le%C3%B3n
(no confundir con la urraca ave, aunque algún parecido tendrían).

urraca, picaraza, garsa, pica pica, Urraca de León, Alfonso I el batallador

domingo, 12 de mayo de 2019

LA RECONQUISTA DE MONREAL DEL CAMPO


2.65. LA RECONQUISTA DE MONREAL DEL CAMPO (SIGLO XII. DAROCA)

Una tarde, Beatriz lloraba desconsoladamente. Junto con Sancho de Ravanera, su hermano, escuchaba preocupada al pregonero. En nombre del señor darocense, Alvar Pérez de Azagra, estaba haciendo un llamamiento para ir a la guerra contra el moro. Sancho, que decidió acudir para ir a tierras de Monreal, llevó a Beatriz a la grupa de su caballo hasta Báguena, donde se quedaría en casa de su tío Martín de Ravanera. Luego se unió a la expedición.

LA RECONQUISTA DE MONREAL DEL CAMPO (SIGLO XII. DAROCA)

Durante mucho tiempo, Sancho guerreó contra los musulmanes por tierras de Teruel hasta llegar a Sagunto siendo uno de los más distinguidos: tomó un castillo, dio muerte a su alcaide y varios servidores y cogió prisionera a una hermosa joven mora que, según averiguaciones posteriores, resultó ser hija de Abén-Gama, antiguo régulo de Daroca. Se enamoró de la muchacha y callando el secreto de querer casarse con ella, la llevó a Báguena para que su hermana la instruyera en la religión cristiana. El resultado fue la fijación del día del bautismo para cuando regresara Sancho.

Enterado Abén-Gama del paradero de su hija, hizo una incursión por tierras de Báguena, lo que obligó a Ramón Berenguer IV a retirar la frontera de Monreal y retrasarla a Daroca. El caudillo moro tomó Báguena y, tras dar muerte a sus heroicos defensores, se llevó a su hija y a Beatriz. A ésta la mató y a su hija, que le confesó el deseo de convertirse al cristianismo, la encerró en una mazmorra, encargando de su custodia a un feroz sarraceno, que la forzó. No obstante, antes de morir, un ángel le administró las aguas del bautismo.
Con la paz, Daroca era un ir y venir de gentes. Se construían iglesias, se empedraban calles, se reparaban las murallas. Sancho reposaba del fragor de la batalla sin saber nada de Beatriz ni de la mora. Indagó entre las gentes, mas nadie sabía nada. Pero al llegar a una plaza, un juglar recitaba una historia que llamaba «el romance de la mora». Al contarla, Sancho reconoció a su hermana y a su amada. Le preguntó al juglar dónde había oído aquella historia y éste le dijo que lo narraban aldeanos turolenses fronterizos con los moros.
Sancho de Ravanera ingresó en la Orden del Temple y, junto a Ramón Berenguer IV, estuvo en la reconquista de Monreal. Hasta que, en una de sus correrías, tuvo la oportunidad de apresar a Abén-Gama, a quien dio muerte para vengar a las dos mujeres de su vida.
[Beltrán, José, «El Templario», en Tradiciones y leyendas de Daroca. Daroca, 1929.]





https://es.wikipedia.org/wiki/Monreal_del_Campo

No os perdáis las mentiras de la serie Knightfall, sobre los Templarios.


Y aquí otro video de catalanistas idiotas que no saben ni mirar en la wikitrolas.cat para ver quién era rey de Aragón, Navarra, Francia en esa época.  





lunes, 20 de mayo de 2019

LA RECONQUISTA DE VILLEL

2.72. LA RECONQUISTA DE VILLEL (SIGLO XII. VILLEL)

LA RECONQUISTA DE VILLEL (SIGLO XII. VILLEL)


Desde hacía diez años, la reconquista de Teruel por las tropas cristianas era ya un hecho, como lo era la amenaza que tal enclave suponía para las poblaciones todavía musulmanas aguas abajo del Guadalaviar.
Entre estos enclaves moros amenazados se encontraba Villel, cuyo alcaide, Setí Mahomat, se esforzaba en hostigar los alrededores de Teruel intentando debilitar las fuerzas enemigas. No obstante, todo era en vano, pues a aquellas alturas el desequilibrio de fuerzas era ya un hecho incontestable.
De pronto, los acontecimientos se precipitaron con rapidez. El valiente Setí Mahomat tenía una esclava cristiana, a la que había hecho prisionera en una de sus correrías, y de cuya belleza se había enamorado.

Sin saberlo Setí, también había hecho prisionero a un hermano de la muchacha o, mejor dicho, se había dejado capturar para tramar la caída de Villel.
El joven, una vez dentro de la población, se puso en contacto con su hermana y tramaron el futuro plan a seguir. Además, la joven consiguió de Setí Mahomat la liberación de su hermano, que regresó a Teruel con la misión cumplida.
Era noviembre de 1181 y los moros de Villel se hallaban en el cerro de la Horca celebrando la boda de un capitán. Al mediodía, en el castillo, la esclava cristiana, aprovechando la soledad en que se encontraban, confiado en su regazo Setí Mahomat, le clavó una larga aguja de salmar que llevaba oculta entre las trenzas, causándole la muerte.
Consumado el crimen, la esclava se hizo visible en una de las almenas del castillo, y agitando un pañuelo, tal como había convenido con su hermano, avisó a los cristianos, que estaban apostados en las cuevas y cerros inmediatos. Dirigidos por Martín Pérez, señor de Escondilla, las huestes cristianas tomaron el castillo y la población, pasando a cuchillo a cuantos se resistieron. Las mujeres moras, antes que caer como esclavas de los cristianos, cubriéronse la cabeza con el velo y se lanzaron a las aguas del río, librándose así de la deshonra.
Martín Pérez fue nombrado señor de Villel por el rey, que se reservaba el castillo, el horno y el molino.
[Gisbert, Salvador, «Tradiciones turolenses...». Heraldo de Teruel, 2 (1896), págs. 3-4.]


https://es.wikipedia.org/wiki/Villel

Villel es una localidad y municipio español de la provincia de Teruel perteneciente a la comarca de Comunidad de Teruel, en la comunidad autónoma de Aragón. En el censo de 2018 Villel tenía 327 habitantes.

Está situado a la derecha del río Turia. Comprende los caseríos o mases El Campo, La Fuensanta, Rueda, Torrejón, Vadillo, Viñuelas y el balneario de Los Baños.

A unos dos kilómetros se encuentra el santuario de nuestra Señora de la Fuensanta, que es el principal centro de devoción de la comarca, es un lugar situado entre las montañas y varios pueblos celebran en este santuario una romería anualmente. Pero cabe destacar la más importante que es la de Villel el segundo sábado de mayo.

Conserva su castillo parcialmente en ruinas y, sobre todo, su torre del homenaje. Pertenecía a los Aben Razin, de Albarracín, y fue ocupado por El Cid camino de Valencia.

Reconquistado por Alfonso II, quien lo entregó a los Templarios, fue primeramente una Encomienda de la Orden del Temple.

En el siglo XIV fue cabeza de Encomienda de la Orden de San Juan, encuadrada en la Castellanía de Amposta, y primer destino de Juan Fernández de Heredia, quien llegó a ser gran maestre de Rodas.

Lo conquistó Pedro I de Castilla en el transcurso de una guerra entre Aragón y Castilla, y en la Guerra de la Independencia lo ocupó también el ejército napoleónico.

Virgen de la Fuensanta:
Según la tradición, la imagen fue hallada por un pastor de nombre Juan Pérez en 1238; su imagen se venera en el Santuario de Nuestra Señora de la Fuensanta -edificio gótico tardío situado al poniente de la villa, construido en 1561.


https://www.escapadarural.com/que-hacer/villel

https://www.clubrural.com/que-ver/teruel/villel

https://www.youtube.com/watch?v=2gsczP-rvp4






martes, 30 de abril de 2019

LOS HERMANOS ISARRE, EN LA RECONQUISTA DE ALQUÉZAR



2.26. LOS HERMANOS ISARRE,
EN LA RECONQUISTA DE ALQUÉZAR (SIGLO XI. ALQUÉZAR)

LOS HERMANOS ISARRE,  EN LA RECONQUISTA DE ALQUÉZAR (SIGLO XI. ALQUÉZAR)
Ayuntamiento de Abiego


Eran los tiempos del rey aragonés Sancho Ramírez, a cuyas órdenes combatían dos hermanos de apellido Isarre, oriundos de Abiego. Su valor, su destreza con todo tipo de armas y su desprecio al peligro les hicieron famosos, tanto entre los cristianos como entre los musulmanes. Entre estos últimos, el más preocupado era el gobernador de Alquézar, quien temía que llegara el día en que se viera ante ellos y procuró evitarlo a toda costa.

Cuando el muslín se enteró que eran de Abiego, población tan cercana a Alquézar y bajo su jurisdicción, intentó que sus padres fueran a residir a la sombra de su castillo, pues era la forma de atraer a sus hijos, pero la estratagema fracasó. Procuró entonces el gobernador que el matrimonio Isarre convenciera a sus hijos para que abandonaran las armas a cambio del dinero suficiente para que les atendieran sin tener que luchar permanentemente para ganarse la vida, pero los ancianos declinaron también cumplir el encargo.
Airado el jefe moro por el desacato sufrido, ordenó que fueran apresados y ahorcados en uno de los cerros cercanos al pueblo, en el «Tozal de las Forcas» como se le llamaría desde entonces. Pronto supieron los hermanos Isarre la desgracia de sus progenitores y juraron vengarse por ello, llevándoles a solicitar permiso a Sancho Ramírez para atacar la fortaleza de Alquézar.
Aunque el rey aragonés comprendió las razones de sus dos súbditos, les pidió que conservaran la calma de momento, pues no era todavía llegado el instante de acometer la reconquista de plaza tan bien defendida. Antes debían ser tomados otros lugares para evitar que pudieran llegar refuerzos a Alquézar, como así se hizo de manera calculada.
Pronto, no obstante, le tocó la hora a Alquézar y los hermanos Isarre tuvieron la oportunidad de entrar en sus calles el día de su liberación, aunque para entonces el walí yacía muerto. Don Sancho Ramírez, comprensivo, recompensó a los dos hermanos elevándolos a la categoría de infanzones, y, además de dotarles con tierras en su Abiego natal, les concedió el honor de poder usar escudo de armas, consistente en tres cabezas de moro en triángulo.

https://es.wikipedia.org/wiki/Abiego


Abiego es un municipio español de la comarca Somontano de Barbastro, provincia de Huesca, Aragón. Está situado parte en llano y parte en la pendiente de una colina, a la izquierda del río Alcanadre, dista de Huesca 35 km.


Parte de su término municipal está ocupado por el Parque natural de la Sierra y los Cañones de Guara.


Su nombre, Al-Byego deriva del castillo musulmán que dominaba la comarca de la Barbitania.

Del rey con tenentes desde 1101 hasta abril de 1181 (UBIETO ARTETA, Los Tenentes, p. 123)
El 28 de junio de 1322 el rey Jaime II de Aragón entregó el castillo y villa de Abiego a Sibila de Antillón para que lo tuviese toda su vida y después de su muerte, hasta que se le saldase la deuda de 7.000 maravedís (SINUÉS, nº. 1)
1960 - 1970 se le incorpora Alberuela de la Liena.
En 1977 se inaugura la pavimentación de todas las calles, colocación de aceras en las carreteras, construcción en la plaza del Val de un complejo recreativo con pista de baile y local-bar
En 1979 se hicieron mejoras municipales y adaptación de las vías para el tráfico
En 1981 se inauguró la nueva Casa Consistorial.

Parroquia Colegiata dedicada a Santa María la Mayor (Siglo XVI. Gótico rural tardío aragonés)

nave única, con planta de cruz latina, con un bonito retablo del siglo XVI representando a San Miguel
La portada y el atrio son de estilo plateresco
Ermita de Santo Domingo de Silos
Ermita de San Sebastián
Convento de San Joaquín (siglo XVIII)
único de estilo colonial en Aragón

Monumento al Siglo XX, de Ulrich Rückriem

serie de piedras de granito montadas sin un orden determinado pero en equilibrio con el entorno
Fuente pública con el abrevadero y lavadero, construido en el Siglo XVIII con tres caños, cada uno en la boca de tres leones esculpidos.
La Torreta
torre de vigilancia árabe
Puente medieval (antiguamente llamado puente romano) sobre el río Alcanadre con un solo arco de medio punto. 
Unía Abiego con Junzano
Piscina natural que se forma alrededor del resto del muro perteneciente a la presa que movía el antiguo molino de agua
Puente de Las aguas
Casa Blecua, Aniés, Paul, Guarga, Isarre o Del Río
arquitectura popular de esta población, con los escudos de las familias infanzonas de la villa (Aniés, Blecua, Cabrero, Juste, Paúl, etc.)


Puente de la Famiñosa sobre el río Alcanadre
Puente de la Famiñosa sobre el río Alcanadre

El río Alcanadre en este tramo de Abiego posee un coto de pesca con abundante trucha común.
Población por la que circula el Gran Recorrido; GR 45 Senderos del Somontano.




miércoles, 22 de mayo de 2019

EL FRACASO DE LA RECONQUISTA DE IBIZA


2.77. EL FRACASO DE LA RECONQUISTA DE IBIZA (SIGLO XIII. TORLA Y BROTO)

EL FRACASO DE LA RECONQUISTA DE IBIZA (SIGLO XIII. TORLA Y BROTO)


Jaime I fue tutelado de niño por los Templarios en el castillo de Monzón, compartiendo educación y juegos con un muchacho de su edad, Íñigo Zaidín, descendiente de infanzones sobrarbenses. Cuando Jaime I dejó Monzón y accedió al trono, Íñigo marchó con él siendo nombrado alférez real.
Pasó el tiempo y, tras reconquistar Valencia, Jaime I planeó la toma de Mallorca y se lanzó al Mediterráneo. Con él se embarcó Iñigo Zaidín, que participó en la lucha y tomó con sus hombres la torre del homenaje del castillo mallorquín. El rey incorporó Mallorca, e Íñigo ganó fama, una grave herida y a la princesa Zoraida, hija del rey moro destronado, de la que se enamoró perdidamente y a la que debió la vida merced a los cuidados que le dispensara.

Meses después, el reyezuelo moro de Ibiza desafió a Jaime I al negarse a pagar el tributo que debía al rey aragonés, quien enojado decidió tomar la isla. Para ello —asuntos urgentes le requerían en tierras valencianas— encomendó la expedición a Íñigo Zaidín, ya repuesto de sus heridas.

Tras preparar la acción bélica, el ejército aragonés atacó, esperando para ello la oscuridad absoluta que proporciona siempre la luna nueva. Pero una vez comenzado el asalto, de repente, el cielo se iluminó con miles de antorchas, a la vez que enormes cubos de aceite caían sobre los soldados cristianos, que a duras penas pudieron huir hacia sus barcos. El ataque fue un total fracaso y del alférez Iñigo Zaidín jamás se supo nada, pues desapareció.

Meses más tarde, en Monte Perdido, guarecido en una rústica choza, apareció un eremita solitario, pronto conocido en la comarca tanto por el autocastigo que se aplicaba como por sus ayes lastimeros pidiendo perdón por una traición cometida en el pasado. Así vivió durante más de veinte años, hasta que una mañana un pastor lo encontró muerto. Pero también halló, escrita con su propia sangre en la piel blanca de un cordero, esta frase:
«Don Jaime, perdóname. Yo os traicioné y a mis compañeros también en la conquista de Ibiza».
Enterado el rey de la muerte de su amigo lloró por él, y construyó en su memoria una ermita en Monte Perdido, mientras todavía se pueden oír hoy los ecos de voces quedas pidiendo perdón por una traición que nadie reconoce.
[De Salas, Javier, «La leyenda de Monte Perdido», Folletón Altoaragón, 50, pág. XV.]

jueves, 23 de mayo de 2019

LOS DAROCENSES EN LA RECONQUISTA DE VALENCIA


2.79. LOS DAROCENSES EN LA RECONQUISTA DE VALENCIA
(SIGLO XIII. DAROCA)

2.79. LOS DAROCENSES EN LA RECONQUISTA DE VALENCIA  (SIGLO XIII. DAROCA)


Jaime I preparaba el ataque definitivo a Valencia. Necesitaba para ello un gran ejército, pues la empresa era de enorme envergadura, de modo que muchos caballeros aragoneses acudieron a su llamada. Uno de ellos fue el darocense Hernando Díez de Aux, que partió a la lucha contento por poder servir a su rey, pero inmensamente triste, pues dejaba en Daroca a su amada, Martina, que le vio partir con gran dolor, dando comienzo a una larga espera.
El avance de las tropas cristianas era lento, hasta que, finalmente, se estableció a las puertas de Valencia un gran campamento desde donde, en el momento oportuno, se iniciaría el ataque definitivo. Las escaramuzas entre ambos ejércitos eran frecuentes y sangrientas, muriendo muchos guerreros por ambas partes. A Daroca llegaban noticias tanto de las grandes hazañas de algunos caballeros como de la triste suerte de otros que morían por su rey. Pero nadie podía informar a Martina sobre la suerte de su Hernando.
Tal fue su desesperación que, vencida por la impaciencia, tomó la resolución de disfrazarse de caballero, para lo que se apropió de las armas de su padre, don Juan Moreno, y se unió a las huestes del obispo de Narbona, que pasaba por Daroca rumbo a Valencia, hasta cuyas puertas llegó.
Una vez en el campamento cristiano, los esfuerzos de la joven disfrazada por encontrar a su amado fueron vanos: nadie sabía de él ni lo había visto. El tiempo transcurrió en la búsqueda y un día, sin previo aviso, sonaron las trompetas en señal de ataque. Rápidamente se organizó todo el ejército para tratar de entrar en la ciudad. Martina se aprestó también.

Los guerreros cristianos intentaban sobrepasar el muro, pero los musulmanes se defendían con denuedo. En un momento de la batalla, Martina creyó ver a Hernando enarbolando una bandera aragonesa y luchando con varios moros a la vez. Su alegría se tornó rápidamente en desesperación cuando uno de los infieles lo hirió, cercenándole el brazo. Corrió Martina en su ayuda para gran sorpresa del joven, quien se dejó socorrer muy gustosamente por su amada.
Jaime I entró en Valencia y concedió a los darocenses dos banderas que todavía se conservan en Daroca, por haber sido los primeros en levantar su pendón en la Valencia reconquistada.
[Beltrán, José, Tradiciones y leyendas de Daroca, págs. 89-94.
Esteban Abad, Rafael, Estudio histórico-político..., págs. 71-72.]



miércoles, 8 de mayo de 2019

LA RECONQUISTA DE BORJA, siglo XII


2.51. LA RECONQUISTA DE BORJA (SIGLO XII. BORJA)

El jefe musulmán de Borja, amparado en lo inexpugnable de su castillo, realizaba constantes razzias en los territorios cristianos del norte, lo que le proporcionaba pingües beneficios.

LA RECONQUISTA DE BORJA (SIGLO XII. BORJA)


En cierta ocasión, se adentró con sus huestes en Navarra y, junto con la captura de un gran botín, raptó a la hija de un noble cristiano con ánimo de convertirla en su esposa, como así hizo. Llevó a la joven a Borja, se casó con ella y la confinó entre las paredes del castillo, prohibiéndole realizar prácticas de su religión cristiana y mucho menos que se las enseñara al hijo que esperaban. En realidad, nació una niña, mientras la desdichada madre moría en el parto. La niña fue confiada a una nodriza.
Las cosas se complicaron para el jeque borjano, pues sus enemigos cristianos le atacaron en varias ocasiones con evidente peligro. Redobló la vigilancia y mejoró las defensas, pero todo era poco, así es que, totalmente en secreto, pactó con el diablo.
A la vez que el jefe moro buscaba apoyos tan extraordinarios, el ama nodriza —no sabiendo nada del hechizo y temiendo por el futuro de la niña— la bautizó, mientras los asaltantes cristianos arreciaban en la pelea. Fue entonces cuando tuvo lugar el cataclismo, pues la niña quedó convertida en una estatua de piedra.

El diablo, cuando vio roto el pacto sellado y el poco provecho que podía sacar de la situación, pues no se podía llevar el alma de una inocente, deshizo el sortilegio y los cristianos entraron en la fortaleza. El jeque murió y el diablo, huyendo a la vez que lanzaba enormes alaridos, se escondió por Ambel, donde puede oírsele en determinadas ocasiones.

El ama nodriza, enloquecida por la pena, escondió la estatuilla de la niña (que todavía no ha sido hallada) y se marchó a Trasmoz, donde se unió a las brujas de su castillo, dejando oír de cuando en cuando sus bufidos y lamentos sin límite.
[Bordejé, Federico, «La mora encantada», en Aragón, 69 (1931), págs. 120-122.]










domingo, 12 de mayo de 2019

LA RECONQUISTA DE AGUILAR DE ALFAMBRA


2.66. LA RECONQUISTA DE AGUILAR DE ALFAMBRA (SIGLO XII. AGUILAR DE ALFAMBRA)

LA RECONQUISTA DE AGUILAR DE ALFAMBRA (SIGLO XII. AGUILAR DE ALFAMBRA)


Tras cruentas y reiteradas escaramuzas y auténticas batallas contra los musulmanes por toda la altiplanicie turolense, el rey Alfonso II de Aragón, el reconquistador de Teruel, pudo por fin apoderarse de Aguilar de Alfambra en 1170. Cuenta la leyenda cómo su castillo, hoy llamado de la Virgen de la Peña, sirvió de baluarte casi inexpugnable durante algún tiempo a todos los moros que andaban huidos y dispersos por la comarca y tras sus muros se hicieron fuertes, sin que los guerreros cristianos lograran rendirlos, por más denodados esfuerzos que realizaban.
Sin embargo, la toma de Aguilar se mostraba totalmente necesaria para poder proseguir la tarea reconquistadora. Así es que los capitanes del ejército cristiano, al ver que no podían vencer mediante las armas a los aguerridos musulmanes empleando la táctica habitual, dada la dificultad existente para entrar en el castillo, decidieron utilizar otra estrategia, concibiendo un ingenioso plan para rendirlos.
El plan a seguir era sencillo y consistía en reunir —con el mayor de los sigilos para lo cual tuvieron que atarles los hocicos— un enorme rebaño de cabras traídas de toda la comarca que fueron concentradas en una paridera cercana.

Luego esperaron una noche sin luna, muy oscura, y les colocaron teas encendidas amarradas a los cuernos, lanzando a las bestias de esta guisa y por sorpresa hacia el castillo. Los musulmanes, muchos de los cuales dormían al abrigo de los muros de la inalcanzable fortaleza, despertaron asustados por tan extraño y desmedido ejército, salieron del alcázar y huyeron despavoridos entre aullidos, hasta terminar la mayor parte de ellos como cautivos.
Del empleo de esta curiosa estratagema que los cristianos utilizaron contra los musulmanes procede el apelativo de chotos con que todavía se designa hoy a los habitantes de Aguilar de Alfambra.

[Zapater, Alfonso, Aragón pueblo a pueblo, tomo I, pág. 60.]



https://es.wikipedia.org/wiki/Aguilar_del_Alfambra

Aguilar del Alfambra es una localidad y municipio de la comarca Comunidad de Teruel en la provincia de Teruel, en la Comunidad Autónoma de Aragón, España. Tiene un área de 39,04 km² con una población de 64 habitantes (INE 2016) y una densidad de 1,64 hab/km².

Aparece como Aguilar en un texto de 1212. Durante la Edad Media y todo el Antiguo régimen, hasta la división provincial de 1833, fue tierra de realengo, quedando encuadrada dentro de la comunidad de aldeas de Teruel en la sesma del Campo de Monteagudo.

lunes, 22 de junio de 2020

229. LA CONVERSIÓN DEL MORO TOCÓN


229. LA CONVERSIÓN DEL MORO TOCÓN (SIGLO XII. DAROCA)

229. LA CONVERSIÓN DEL MORO TOCÓN (SIGLO XII. DAROCA)


Tras la reconquista de Sarakusta por Alfonso I el Batallador, pasó a poder de los cristianos aragoneses un importante número de poblaciones, entre las que se encontraban Daroca y las aldeas aledañas de su término. Entre éstas se hallaba el cercano pueblecito de Langa, habitado tras la reconquista por mudéjares que se entregaron fundamentalmente al cultivo de la tierra y al pastoreo de unas cuantas ovejas. De entre esos mudéjares, la providencia dispuso que uno, conocido por el nombre de Tocón, pasara a la posteridad.

Por aquel entonces, aparte de la guerra abierta y permanente entre musulmanes y cristianos, cuyo escenario principal se había desplazado hacia el sur y el Levante, en el reino aragonés fueron habituales y constantes las rencillas y los enfrentamientos entre los propios seniores o nobles cristianos, conflictos que muchas veces tuvo que cortar de raíz el propio monarca.

Así es que, poco tiempo después de la reconquista de Daroca y su término, tuvo lugar una de estas sangrientas disputas y uno de los nobles, acosado por los hombres armados de su rival, fue a refugiarse en una pequeña ermita que, levantada en medio del monte, estaba dedicada a la Virgen. De nada le sirvió al fugitivo acogerse a este recinto sagrado, de modo que fue asesinado y su cuerpo sin vida abandonado.

La imagen de Nuestra Señora, al ver profanada su propia mansión, decidió dejar el templo profanado y fue a buscar cobijo en una humilde cabaña propiedad de un moro de Langa llamado Tocón, un hombre de recta e intachable conducta aunque su Dios fuera otro que el de los cristianos que se mataban de manera tan ignominiosa.

Los cristianos de Langa, ahora dominadores, no podían consentir que la imagen continuara en poder de Tocón, un moro en definitiva, y arrebatándosela la depositaron en la nueva iglesia del pueblo, mientras levantaban una ermita en el lugar donde la Virgen había elegido. El moro Tocón, sintiéndose llamado por aquella señal del cielo, se convirtió al cristianismo y se hizo bautizar, y la Virgen que le distinguiera con su elección recibió desde entonces el nombre de Nuestra Señora de Tocón, denominación por la que todavía se le conoce.

[Faci, Roque A., Aragón..., II, págs. 35-37. Bernal, José, Tradiciones..., págs. 152-153.
Sánchez Pérez, José A., El culto mariano en España, pág. 405.]

viernes, 3 de mayo de 2019

LA RECONQUISTA DE MONZÓN


2.44. LA RECONQUISTA DE MONZÓN (SIGLO XI. MONZÓN)

Para los montisonenses, el día de san Juan del año 1089 amaneció como cualquier otro del recién estrenado verano, bajo el poder y la administración de los musulmanes. En realidad, poco podía sospechar nadie dentro de sus muros que, en tan señalada fecha para los cristianos, podría cambiar el signo de la historia para ellos.
No obstante, hacía ya unos días que la población se resistía al cerco del ejército cristiano, acampado a las órdenes del rey aragonés Sancho Ramírez y de su hijo, el infante Pedro (que será Pedro I). De pronto, se oyó desde el interior de la ciudad un rumor de voces y galopar de caballos que poco a poco fue transformándose en estrépito insoportable y, casi sin que hubiera reacción por parte de los defensores, sorprendidos ante tan importante ataque, el ejército aragonés tomó el castillo y recuperó la ciudad para la cristiandad, después de más de trescientos setenta años de dominio moro.
Aún no se sabe con certeza si la facilidad con que las tropas aragonesas tomaron el magnífico castillo fue fruto de la traición de algunos musulmanes montisonenses o si la sorpresa facilitó la victoria. Lo que sí se recuerda con claridad es cómo, en el momento del asalto, se oyó sonar en el campamento cristiano una campana a modo de contraseña. Tanto es así que, en recuerdo de esa campana, la ciudad recibió a partir de ese momento el nombre de Mon-só, que en lenguaje lemosín significa «monte» y «sonido».
En la memoria colectiva de los montisonenses anidó la convicción de que la traición de algunos musulmanes, cansados del largo asedio que padecían y sin visos de que les llegara refuerzo exterior alguno, fue la causa desencadenante de la entrada sorprendente de las tropas cristianas. Sin duda alguna, la añeja calle de la «Traición» es testimonio de lo sucedido.
El rey aragonés, nada más tomar posesión de la plaza, con objeto de reconocerla en el futuro, designó como escudo de armas de Mon-só —Monzón—, una campana y un castillo, en memoria de tan fabulosa hazaña.

escudo, Monzón, Monsó, Huesca, Osca

[Castillón Cortada, Francisco, El castillo de Monzón, pág. 16.]




LA RECONQUISTA DE MONZÓN (SIGLO XI. MONZÓN)




  • Castillo Conventual Templario (Monzón, HUESCA), Patrimonio Cultural de Aragón











  • sábado, 25 de mayo de 2019

    TRAS LA RECONQUISTA DE OLIETE


    2.85. TRAS LA RECONQUISTA DE OLIETE (SIGLO XII. OLIETE)

    TRAS LA RECONQUISTA DE OLIETE (SIGLO XII. OLIETE)


    El tramo medio y final de la ribera del río Martín había ido cayendo paulatinamente en manos de los ejércitos cristianos aragoneses, desempeñando un papel fundamental en esta tarea las órdenes militares, que pronto se convertirían en agentes repobladores de las nuevas tierras.

    Entre las localidades que se vieron libres de la administración musulmana, los cristianos de Oliete se aprestaron a la reconstrucción de lo poco que quedaba en pie, pues el poblado había quedado completamente arrasado por la acción devastadora de la cruenta guerra. Se levantaron casas, corralizas, pajares; se reconstruyeron la iglesia, el horno y la ferrería (herrería). Al toque de vecinal, en fin, se adecentaron las calles y la plaza.

    Durante varios meses, la actividad fue frenética, pues a la vez había que volver a poner en explotación los campos arrasados por la lucha y recuperar el ganado de la subsistencia.

    Una tarde, al remover los escombros de una vivienda de la que apenas quedaba su planta, el trabajo se hizo penoso al encontrarse con una enorme mole de piedra. Como se echaba la noche encima, los vecinos de Oliete, cansados por la tarea, decidieron reemprender los trabajos a la mañana siguiente.

    Con las primeras luces, pertrechados con enormes troncos para que sirvieran de palanca, se reunieron más de veinte hombres en torno al «cantal» que les había dificultado los trabajos la tarde anterior. Aplicando maña y fuerza, lograron moverlo. Su sorpresa fue grande al ver que servía de cubierta a un hoyo, en cuyo interior —cubierta con telas— apareció una imagen de la Virgen. Sin duda, había sido escondida precipitadamente por los antiguos pobladores cristianos poco antes de su huida.

    Sima de San Pedro, Oliete, Teruel
    sima de San Pedro, Oliete

    Tras más de cuatro siglos de abandono del pueblo, nadie tenía noticia de aquella imagen a la hora del regreso, a la que buscaron acomodo hasta resolver qué hacer con ella, y no sabiendo su nombre, acordaron ponerle el de Nuestra Señora del «Cantal», en recuerdo de la piedra que la había ocultado y salvado de los moros. Cuando los trabajos de reconstrucción dieron fin, determinaron construirle a la imagen una ermita.

    [Faci, Roque A., Aragón..., II, 104-105.
    Bernal, José, Tradiciones..., 183.]