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domingo, 7 de julio de 2019

JAIME I, COFRADE DE LA VIRGEN DE LOS ÁNGELES


123. JAIME I,
COFRADE DE LA VIRGEN DE LOS ÁNGELES (SIGLO XIII. ALBENTOSA)

JAIME I,  COFRADE DE LA VIRGEN DE LOS ÁNGELES (SIGLO XIII. ALBENTOSA)


Una vez reconquistada la aldea de Albentosa por las huestes del rey aragonés Jaime I el Conquistador, en pleno siglo XIII, el lugar, situado en el límite con las tierras levantinas, fue repoblado por cristianos llegados del reino adentro para poner en explotación sus tierras situadas a casi mil metros de altitud.

Transcurridos algunos años desde aquel memorable día de la conquista, el rey volvió a pasar por Albentosa, ciertamente hambriento y cansado, acompañado tan sólo por un puñado de escogidos guerreros. El pueblo, situado como tantos otros en la falda del monte, estaba desierto cuando entró el rey en él, encontrando en sus calles tan sólo a un niño al que Jaime I le preguntó dónde estaban los demás vecinos. Respondió el muchacho que todos estaban en el castillo, hacia el cual dirigió el monarca su montura siendo seguido a cierta distancia por sus acompañantes.

Conforme se iban acercando a las murallas del alcázar, se oían más nítidamente la algarabía y el bullicio del interior. Desde la puerta, pudo observar el rey que se estaba preparando una apetitosa y abundante comida, circunstancia que aún provocó más a su estómago desfallecido. Ante sus insistentes llamadas, acudió a la puerta una mujer anciana que no reconoció en el caballero al monarca y, sin mediar palabra alguna por parte de éste, le dijo que nadie que no fuera cofrade de la virgen de los Ángeles podía entrar aquel día en el castillo, ni siquiera el rey, a no ser que se hiciera miembro de la cofradía.

Jaime I, tras aquella información tan escueta y tajante, preguntó a la anciana qué era necesario para ser admitido como cofrade, pues él estaba dispuesto a hacerse, respondiéndole la mujer que bastaba con pagar una pequeña cuota y tener deseo de serlo. Entonces, el rey llamó a su escribano y sobre un pergamino hizo donación a la Virgen de múltiples bienes, destacando el llamado Molino de Arriba, todavía en funcionamiento hasta hace pocos años.

Cumplidos con creces los requisitos precisos, el rey y su hueste pudieron penetrar en el castillo, donde fueron recibidos como cofrades de Nuestra Señora de los Ángeles y pudieron saciar, por fin, su hambre.

[Proporcionada por Josep Martínez Rondán.]


Albentosa es una localidad y municipio de la comarca Gúdar-Javalambre en la provincia de Teruel, en la comunidad autónoma de Aragón, España.

Tiene un área de 68 km² con una población de 267 habitantes (INE 2016) y una densidad de 3,93 hab/km².

En el término municipal se encuentran las localidades de: Albentosa (capital del municipio), y los barrios Venta del Aire, Estación de Mora de Rubielos, Fuen del Cepo y Los Mases.

Propiedad de la tierra: Siempre de realengo, por pertenecer a la comunidad aragonesa. Estuvo encuadrada en la comunidad de aldeas de Teruel el la Sesma del Campo de Sarrión, hasta la división provincial de 1833.

En la localidad destacan la iglesia de estilo gótico tardío y renacentista de Nuestra Señora de Los Ángeles del siglo XVI, restos del castillo (actual cementerio), el ayuntamiento, del siglo XVIII y el puente medieval de los siglos XV y XVI.

Sus fiestas Patronales son el 2 de agosto, Virgen de los Ángeles. Organizadas de forma voluntaria por Comisiones de fiestas, a partir de la Asociación Cultural V.A. Comprenden aproximadamente una semanas de actos festivos y otra de actos culturales.

Ibáñez González, Javier (coord.) (2009). Las Hoces del Mijares y los Caminos del Agua. Qualcina. Arqueología, Cultura y Patrimonio. ISBN 978-84-937190-0-5.

Ibáñez González, Javier & Casabona Sebastián, José F. (2013). Castillos, murallas y torres. La arquitectura fortificada de la Comarca de Gúdar´Javalambre. Qualcina. Arqueología, Cultura y Patrimonio. ISBN 978-84-937190-5-0.

lunes, 22 de junio de 2020

255. ANTECEDENTES DEL MONASTERIO DE TRASOBARES

255. ANTECEDENTES DEL MONASTERIO DE TRASOBARES (SIGLO XI. TRASOBARES)

255. ANTECEDENTES DEL MONASTERIO DE TRASOBARES (SIGLO XI. TRASOBARES)


Estamos en Jaca, capital del reino. Sancho Ramírez, rey de los aragoneses, estima que debe coordinar sus esfuerzos con los cristianos de Castilla para oponer un frente común a los musulmanes que dominan el valle del Ebro. Prepara, pues, un viaje a tierras castellanas, que debe hacerse con toda discreción para no levantar sospechas.

Acompañado solamente por un criado, emprendió el viaje disfrazado de arriero y, tras cabalgar día y noche, ambos se perdieron en el camino. Estaban en tierra de moros y, por lo tanto, temerosos de caer en sus manos. De repente, el canto de un gallo al alborear el nuevo día les indicó que se hallaban cerca de un poblado. Decidieron hacer un alto y redoblaron la vigilancia para no verse sorprendidos por los vigías moros.

El criado, con sumo cuidado, se adentró en la desconocida población y, dirigiéndose a una de las casas de su barrio mozárabe, le proporcionaron las vituallas necesarias para proseguir el viaje y le informaron que el poblado se llamaba Trasobares. Luego, durante el retorno junto a don Sancho que le estaba esperando ansioso, en medio de una intensa y casi cegadora luz, vio una imagen de la Virgen. Se sintió emocionado y sorprendido, y corrió cuanto pudo para contarle al rey lo que acababa de sucederle.

A pesar del peligro que suponía, los dos fueron al lugar de la aparición. Entonces, el rey, con sumo cuidado, tomó y envolvió la imagen entre paños y, tras acomodarla en la silla de su montura, decidió suspender el viaje a Castilla y regresar a Jaca sin dilación para, una vez allí, ir a depositar la imagen en el monasterio de San Pedro de Siresa.

Años más tarde, Alfonso I el Batallador reconquistó Trasobares para Aragón. A petición de los cristianos del pueblo, el rey ordenó devolver la imagen al lugar donde se apareciera, construyendo para ella una ermita, germen del monasterio femenino cisterciense que allí se fundaría, cuya sala capitular sería presidida por la imagen, de manera que pronto se le conocería como Nuestra Señora del Capítulo.

[Bernal, José, Tradiciones..., págs. 78-79.
Sánchez Pérez, José A., El culto mariano en España, págs. 112-113.]


El origen de la villa actual es medieval, y debe su existencia al monasterio de monjas cistercienses o «bernardas» fundado en dicho lugar en el siglo XII. La elección de este apartado lugar, en el somontano del Moncayo y a orillas del río Isuela, para dicha fundación se debe a la aparición de la Virgen María al mismísimo rey de Aragón, Sancho Ramírez, allá por el año 1092, en este lugar. Al parecer, y según la tradición, por estas fechas el rey Sancho Ramírez emprendió una peligrosa expedición desde Aragón a Castilla para entrevistarse con el rey castellano Alfonso VI. Para ello tuvo que atravesar las tierras del poderoso reino taifa de Zaragoza. De incógnito, y con solo unos criados por compañía, Sancho Ramírez emprendió el viaje por «caminos ocultos», según dice la tradición. Ya cerca de Castilla el rey y compañía acamparon para pasar la noche en una hondonada junto al río Isuela, lugar donde encontraron la acogida de tres leñadores cristianos y sus familias que vivían en unas cabañas en este lugar. Aquella noche, mientras el rey dormía un gran resplandor iluminó el lugar, tanto que los gallos comenzaron a cantar. Asombrados, los presentes presenciaron la aparición de la Virgen rodeada de ángeles que la veneraban. Una vez acabado el prodigio, y vuelta la oscuridad, los presentes, al acercarse al lugar donde se había producido el hecho, descubrieron una imagen en madera de la Virgen que el rey Sancho decidió llevarse a Aragón a su vuelta de Castilla. Así la imagen fue trasladada al monasterio de Siresa, en el Pirineo. El rey Alfonso I el Batallador, hijo de Sancho Ramírez, reconquistó toda la zona de Trasobares en fechas posteriores a 1118 y, a petición de la gente que habitaba el lugar, llamado ya «Trium Obantium» o «Tres Obares» —Tres vencedores— en recuerdo de los tres leñadores que habían conservado el lugar para los cristianos, devolvió la imagen a su lugar de origen, fundándose una pequeña ermita para su veneración. Textualmente el privilegio firmado por El Batallador dice: «volo enim ut restituatis supradictam imaginem sindicis vel procuratoribus loci Trium Obantium». La tradición ha conservado incluso el nombre de aquellos «tres vencedores»: Hernando Sánchez, García Aznar y Beltrán Gascón. Son apellidos que históricamente se encuentran en el pueblo, lo que da verosimilitud a la tradición. Posteriormente, sobre 1168, se produjo la fundación del monasterio ya citado, alrededor del cual creció una pequeña villa, que fue Trasobares. Fue una dama noble castellana, doña Toda Ramírez, tercera abadesa del monasterio navarro de Santa María de la Caridad de Tulebras, quien lo fundó tras pedir a la reina Petronila de Aragón el lugar donde se encontraba la pequeña ermita dedicada a la Virgen como sede de este nuevo monasterio para hijas de «ricos hommes» (homnes, homines, etc) de Aragón. Previamente la animosa dama había viajado hasta París para entrevistarse con Bernardo de Claraval, fundador del Císter y futuro santo, para solicitar su permiso para esta fundación. El privilegio de fundación lo concedió el rey Alfonso II el Casto, en 1188. Este privilegio incluía el señorío de la villa de Trasobares, a las que ya a finales del siglo XII se añadiría la donación de los términos de Aguarón y Tabuenca, lo que convirtió a sus habitantes en vasallos del monasterio. También recibió el monasterio otros privilegios, como los de pacer sus ganados en diversos lugares del reino, tal como lo hacían los ganados reales. La iglesia del monasterio quedó dedicada a Santa María de los Ángeles, en alusión a las circunstancias de la aparición de la Virgen a Sancho Ramírez. El monasterio, que nunca fue grande en capacidad —unas treinta monjas, más sirvientes—, quedó sujeto espiritualmente al gran monasterio cisterciense del otro lado del Moncayo, Santa María de Veruela. La llamada Guerra de los dos Pedros, entre Pedro IV de Aragón y Pedro I de Castilla, entre 1356 y 1369, supuso el primer quebranto importante en la vida del monasterio, al estar cerca de la frontera castellano-aragonesa. En 1357 el ejército castellano destruyó las villas de Trasobares y Calcena, teniéndose que refugiar sus habitantes en el cercano castillo de Tierga, aguas abajo del Isuela. Las monjas eligieron retirarse a Aguarón, en tierras de Cariñena, junto a Cosuenda, lugar más lejano y seguro, y que les pertenecía. El Compromiso de Caspe (1412) supuso la inesperada ruina del convento. La abadesa de Trasobares, Violante de Luna, se negó (ja ja ja !!) a aceptar el fallo que nombraba rey de Aragón al castellano Fernando de Antequera, un Trastámara, (descendiente de los reyes de Aragón) ya que los Luna apoyaban al candidato Jaime de Urgel. En una novelesca peripecia la abadesa huyó de Trasobares, refugiándose en el castillo de Loarre junto con su primo, y, dicen, que amante, Antón de Luna, cabeza de los partidarios «urgelistas» en Aragón e instigador del asesinato del arzobispo de Zaragoza García Fernández de Heredia, partidario de Fernando de Antequera. Tras un riguroso asedio que duró un año, y que sobrepasó en duración y tenacidad al que el propio candidato al trono, Jaime de Urgel, (Jayme Darago) llevó a cabo al castillo de Balaguer, la abadesa «guerrera» fue detenida y se dispuso su traslado al castillo de Sora, en las Cinco Villas. Pero nuevamente Violante (Yolanda) volvió a fugarse sirviéndose de un falso salvoconducto. El Papa Benedicto XIII, otro Luna (Papa Luna) y tío de la abadesa rebelde, actuó expeditivamente, tal vez para demostrar al nuevo rey la fidelidad de su familia; excomulgó a la abadesa, que incluso había tenido un hijo con su primo, ordenó a las monjas abandonar el convento de Trasobares, trasladándolas nuevamente a Aguarón, y ordenó su demolición, a excepción de la iglesia. El castigo incluía además la prohibición de que las monjas se llevaran la imagen de la Virgen de Trasobares. Durante el derribo del convento se cuenta que se produjo el milagroso suceso de que al caer un cascote sobre la nariz del niño Jesús que sostiene la imagen de la Virgen, de ella manara sangre. Dicho suceso dicen ocurrió porque la imagen, desde siempre, no se encontraba en la iglesia del convento —que no se derribó—, sino en la sala capitular, lo que le valió a la talla el otro nombre, aparte del de «Nuestra Señora de los ángeles», que ostenta y que es más popular: «Nuestra Señora del Capítulo». Otro hecho prodigioso del que se da noticia sucedió durante la ausencia de las monjas. Un día los habitantes de la villa escucharon el canto de la salve en la iglesia, a la hora en que las monjas lo solían realizar. Al entrar en la iglesia, pensando que las monjas habían vuelto, se la encontraron vacía, por lo que tuvieron por cierto que habían sido los propios ángeles los que habían cantado la Salve. Hasta 1419, por medio de una bula del Papa Martín V, no fueron autorizadas las monjas a regresar al monasterio, reconstruyéndolo en su totalidad excepto la iglesia. La vida de la comunidad monástica, y de la villa, continuó apaciblemente, aunque con sobresaltos como el del 18 de enero de 1810, en plena Guerra de la Independencia, cuando una partida francesa apresó al párroco del pueblo, Manuel Sancho, saqueando el archivo parroquial y desapareciendo varios libros antiguos y dinero. El monasterio pervivió hasta 1837, fecha en que la Desamortización de Mendizábal desalojó a las monjas - quedaban diez - del lugar y las agregó a las del monasterio de santa Lucía en Zaragoza. Sin embargo, unas pocas fueron al monasterio de Tulebras (Navarra), llevándose el rico báculo de plata que el Papa Luna (Benedicto XIII) había regalado a la abadesa Violante de Luna. Actualmente dicho báculo se encuentra en el Museo Arqueológico Nacional de Madrid. Las propiedades del convento pasaron, teóricamente, a manos particulares. Sin embargo, solo un par de edificios fueron adquiridos por estos, quedando el resto abandonado y arruinándose con el tiempo.

domingo, 21 de junio de 2020

219. LOS AMORES IMPOSIBLES DE ZOMA Y MARÍA, Daroca


219. LOS AMORES IMPOSIBLES DE ZOMA Y MARÍA (SIGLO VIII. DAROCA)

219. LOS AMORES IMPOSIBLES DE ZOMA Y MARÍA (SIGLO VIII. DAROCA)
Foto: Julio E. Foster


Conquistada Daroca por Tarik, uno de sus primeros alcaides fue Zoma, al que se le recuerda tanto por la torre de la mezquita que mandara edificar como por sus amores imposibles con la cristiana María. En efecto, cuando un día caminaba Zoma hacia la mezquita, se cruzó en la calle con una muchacha que iba a por agua. A partir de ese momento fue incapaz de orar con recogimiento ni de dormir con sosiego, pensando en la muchacha del ánfora. Al día siguiente, Zoma contó al santón Abú-Amer la promesa que hiciera de edificar una mezquita si Mahoma le concedía la fortuna de hallar una mujer hermosa con la que desposarse, hablándole del encuentro del día anterior y el sueño subsiguiente, en el que el ángel Azrael le presentaba a la joven a la par que unos genios del arte construían una pequeña pero hermosa mezquita.

El santón preguntó a Zoma si la joven era mora o nazarena, contestando éste que cristiana, lo cual dificultaba la posible unión, máxime siendo él la primera autoridad musulmana. No se arredró el alcaide y, confiando en que la podría convencer para que renunciara a su religión, comenzó a edificar la mezquita, que pronto estuvo finalizada junto a su bello minarete. Entre tanto, Zoma y María, sin que jamás mediaran palabra, buscaban todos los días el encuentro fugaz de la calle de la Gragera (Grajera), aunque sabían ambos cuantas cosas les separaban.

Todo continuó así hasta que un día un joven cristiano fue denunciado ante el alcaide de maldecir contra Mahoma. Si era verdad, significaba su condena de muerte, a pesar del levantamiento de la población mozárabe en su favor. El destino quiso que el presunto condenado fuera hermano de María, la joven enamorada de Zoma.

La muchacha, por salvar a su hermano, solicitó audiencia al alcaide, que desconocía el parentesco. Los enamorados se hablaban por primera vez. Zoma prometió a la joven salvar a su hermano si ésta accedía a ser su sultana favorita. La negativa significaba la condena, como así fue. No obstante, María le dijo a Zoma que si él se convertía al cristianismo sería su esposa. A pesar del amor, no podía haber acuerdo. La religión les separaba... Pero cuando María descendía llorosa por la escalinata del palacio, Zoma, que no podía resistir la pena de su amada, la llamó: «No llores más, tu hermano será salvo». Y María, agradecida y enamorada a la vez, cayó en sus brazos.

[Beltrán, José, Tradiciones y leyendas de Daroca, págs. 48-54.]


Nombrada Colegial en el año 1377, es Basílica desde 1890. Su primitiva fábrica fue románica, pero se amplió y remodeló en repetidas ocasiones durante la época gótica, rehaciéndose casi por completo, a la vez que se cambiaba la orientación de su cabecera a fines del siglo XVI. La iglesia actual se hizo entre 1585 y 1592, según trazas renacentistas, pero con tradición gótica y fue su constructor Juan Marrón. La puerta principal es obra de 1603, realizada por los canteros Laroza, Pontones y Aguilera. Es una iglesia de tipo de salón, de tres naves con capillas entre los contrafuertes y cabecera con coro; igualmente se hizo un baldaquino a imitación del que se halla en el Vaticano. El grupo de la Anunciación fue esculpido por el zaragozano Francisco Franco en 1682. El coro y órgano pertenecen a la antigua iglesia y son obra del siglo XV. Este órgano está considerado como de los mejores de España y en él fue maestro el célebre Pablo Bruna. Del edificio románico -posiblemente construido sobre la Mezquita Mayor de Daroca una vez reconquistada la ciudad por Alfonso I en 1120- sólo se conserva el ábside orientado hacia el este, una ventana del crucero y la moldura con ajedrezado del primitivo lado del Evangelio. Su cabecera corresponde con la actual capilla de los Corporales; opuesta a ella, la puerta principal, del Perdón. Es obra de los últimos años del siglo XII y de los primeros del XIII. Llama la atención, al exterior, el particular sistema de montar el tejado, sobre modillones que apean en arquillos. La puerta del Perdón presenta en su tímpano la visión del Apocalipsis: Cristo triunfante entre el sol y la luna, y ángeles que portan los instrumentos de la Pasión; es adorado por la Virgen y San Juan, que interceden por los hombres, los cuales son despertados de sus tumbas por ángeles trompeteros. Es obra del siglo XIV que fue remodelada arquitectónicamente en el siglo XV. La torre es de piedra sillar, obra de 1441, costeada por doña María, la mujer de Alfonso V, y enfunda otra anterior, mudéjar, de los siglos XIII y XIV. CAPILLAS En el interior de la iglesia, comenzando a la mano derecha de la entrada, se suceden distintas capillas. La primera, la capilla del Patrocinio, está cubierta con bóveda estrellada, acogiendo un retablo con mazonería renacentista, obra muy posiblemente de Juan de Palamines, en cuyo interior destacan grupos escultóricos policromados con figuras y relieves en alabastro, representando el Nacimiento de Jesús, la Coronación de la Virgen y la Adoración de los Reyes entre otros, todo obra del s. XV. A ambos lados se encuentran la sepultura en alabastro de una canonesa de Rueda, obra de finales del s. XV, y el sepulcro bajo arcosolio de un caballero yacente en sarcófago de rasgos renacentistas y ángeles góticos. La capilla se cierra con una verja del s. XVI. Sigue la capilla de la Anunciación, mandada construir en 1609 por Pedro Terrer de Valenzuela. El retablo es obra de Juan Miguel de Orliens, concluído el 31 de octubre de 1609 dentro de un estilo romanista. En los muros laterales aparecen pinturas relativas a Melquisedec y Moisés. En las cuatro trompas aveneradas de la capilla se representa a los cuatro Evangelistas en altorrelieve, obra también de Orliens. En el pavimento está la lauda sepulcral de bronce perteneciente al arzobispo Terrer de Valenzuela. La verja que cierra la capilla, de bronce dorado con las armas de los Terrer, es obra del rejero de Zaragoza Juan Blanco con diseño de Juan Miguel de Orliens, quedando manifiesta la colaboración del escultor en la concepción total de la capilla. La tercera, la capilla de los Corporales, es la antigua cabecera de la iglesia románica. Es una afortunada (y rara en España) construcción de tipo franco-flamenco. Toda la capilla forma parte de un conjunto unitario con decoración gótico-flamígera, siguiendo el concepto de capilla-relicario, donde se custodian los Corporales. Parece que se empezó por encargo de Juan II de Aragón y se terminó con el Rey Católico; en ella pudo trabajar el escultor darocense Juan de la Huerta y asimismo Pere Johán, que trabajaba en el retablo de La Seo de Zaragoza. A finales del siglo XVII se abrió el óculo que sirve de ostensorio y se pintaron las figuras con ribetes y lunares dorados. Llaman la atención los relieves que narran la historia del milagro de los Corporales, con un hábil y gracioso trabajo lleno de detalles documentales de la época. Acto seguido nos aparece la capilla de Santa Ana, resto del edificio medieval y lugar por donde se entra a la sacristía. Fue posesión del señor Esteban Lop y sus descendientes. Son de interés las cinco laudas sepulcrales que aparecen en el pavimento. Linda con ésta la capilla de Santo Tomás, edificada en la reforma del siglo XVI y entregada al canónigo Salvador Bádenas. El altar principal es del siglo XVIII. A ambos lados, los retablos de San Juan Evangelista y de San Joaquín y Santa Ana, obras platerescas del s. XVI, este último mandado hacer en 1586 por Francisco Balaguer. La siguiente capilla, hoy dedicada a San Miguel, en un principio fue llamada de Nuestra Señora la Coronada, pues tuvo el retablo y la imagen de la Virgen Goda, trasladada allí en el s. XVII cuando se hizo la capilla de los Terrer. Esta Virgen, obra del s. XIII, se expone en el Museo de la Colegial. Actualmente la capilla la ocupa el retablo de San Miguel procedente de la iglesia del mismo nombre, obra gótica de estilo sienes realizado a fines del siglo XIV. A ambos lados contemplamos el retablo de la Magdalena (siglo XVII) y el lienzo de San Jerónimo en el desierto (siglo XVI). Dejando a la derecha la entrada al Museo, penetramos en la capilla de la Purísima. Su interior acoge un retablo del s. XVII. El muro se abre lateralmente comunicando con el coro, situado en el centro de la cabecera del templo, en el que destaca la sillería capitular de madera, perteneciente al templo gótico, obra del fustero zaragozano Juan Lañes, realizada entre 1494 y 1495. Frente al coro se encuentra el Altar Mayor, de estilo barroco, inspirado en el baldaquino de San Pedro de Roma. Se compone de cuatro columnas salomónicas de mármol negro, colocadas en 1677, sobre las que descansa un entablamento con las imágenes de los cuatro Doctores de la Iglesia, rematado en cúpula calada con linterna similar y armas de la Colegial y del obispo Terrer, mecenas de la obra. El interior se completa con el grupo escultórico de la Asunción, tallado en madera blanca por los zaragozanos Francisco y Pedro Franco en 1682 y quizá no terminado hasta cinco años más tarde. Ya en el lado del Evangelio, comunicada con el coro, aparece la capilla de la Soledad con un retablo del siglo XVII. A continuación se pasa a la capilla del Cristo, que mandó construir mosén Domingo Moros, donándola en 1607. El retablo actual, con esculturas policromadas, data del siglo XVII. Ante él una serie de laudas sepulcrales. Por último, la capilla de San José, entregada a la familia Celaya, en cuyo frontal luce su blasón heráldico. El retablo, en madera dorada, pertenece al siglo XVIII. A ambos lados encontramos varios lienzos, representando uno de ellos a «San Jorge triunfando en la batalla de Alcoraz». Las pinturas de la cúpula las realizó Mariano Miguel en 1897.

lunes, 30 de agosto de 2021

A LA VERGE MARIA. Victoria Penya.

A LA VERGE MARIA.


Tot anant la Verge un dia  Cullint floretes,  Quantes sos dits ne tocavan  Tornaven perles.



I.


Tot
anant la Verge un dia


Cullint
floretes,


Quantes
sos dits ne tocavan


Tornaven
perles.


Les
floretes tot gojoses,


Com
si ho sabessen,


A
María s'inclinaven,


Prendades
d'Ella.


Y
Ella cull que cullirás,


Ab
gran sorpresa,


Fins
que de perles se n' porta


La
falda plena.


Dins sa cambra les enfila


Tota
contenta,


Y
veu com fils d'or se tornan


Los
fils de seda.





A
LA VIRGEN MARÍA.





I.


Cogiendo
flores estaba un día la Virgen, y trocábanse en perlas cuantas sus
manos allegaban.


Y
como si esto presintiesen las florecillas, inclinaban hacia María
sus copas, prendadas de su hermosura.


Y
ella, sorprendida del milagro, afanábase en su tarea, hasta que de
perlas su falda hubo llenado.


Al
llegar a su estancia ensarta alegremente las perlas, y los hilos de
seda se convierten en hilos de oro.




Quant ne té enfilades
quinze


S'ha
alabadeta,


Lo
collaret en las mans


Y
en Deu la pensa.


-
¡Oh, collaret de miracles!


Dins
son cor deya,


¡Quí
pogués ab tú enjóyarne


La
Predilecta!


L'esperança
de les gents


A
Israel promesa!


La
que ha d'esser de Deu Mare,


De
gracia plena! -





II.





Des
lo mon al cel no pujan


Ni
ángels ni vérgens;


La
porta n'está tancada


Per
tots los setgles.


Mes
dins son cor ne guardava


La
Providencia


Una
ánima inmaculada,


Tota
puresa.


Aquesta
ánima es María,


La
Predilecta,


Que
quant Adam naufragá


Mal
no vá rebre.





Quince perlas tenía ya
en el collarcito, cuando queda embebecida la virgen con la rica sarta
en las manos y en Dios fijo el pensamiento.

-
¡Oh, collar milagroso! exclamaba con toda la efusión de su alma.
¡Quién pudiera ataviar con tu riqueza a la elegida entre todas!

A
la esperanza de las generaciones del mundo, a la prometida al pueblo
de Israel, a la llena de gracia que ha de ser madre de Dios! -





II.


Ni
ángeles ni vírgenes ascienden al cielo desde la tierra: cerrada
está la puerta por los siglos de los siglos.


Mas
la Providencia tiene guardada para sus fines, un alma inmaculada, un
alma dechado de pureza.


María
es aquella alma, María es la predilecta, la que el pecado de Adán
no manchó con sombra de culpa.






La contemplava 'l Senyor


Y
als ángels deya:


-
Veus aquí la Soberana


De
cel y terra!


Gabriel,
a la vall de llágrimas


Ton
vol emprenne,


Y
les claus del cel li portas


A
la donzella.


Diguésli:
“Tú n'ets, María,


De
gracia plena,


Beneyta
n'ets per lo fruyt


Del
teu sant ventre.”


Lo
collaret dels miracles


Son
coll cenyesca,


Y
una corona compònli


De
quinze estrelles.


Tant
forta com ma justicia


N'es
ma clemencia,


Y
jo vull que 'l cel se 'n omple


D'ángels
y vérgens. -





Contemplábala
el Señor, y a los ángeles decía: - Ved ahí a la soberana de cielo
y tierra.


Emprende
tu vuelo, Gabriel, desciende al valle de las lágrimas, para entregar
a la doncella las llaves del reino celestial.


Dile:
“Llena eres de gracia, bendita tú eres y bendito es el fruto de tu
vientre.”


Ciña
el collar de los milagros su ebúrneo cuello, y coloca en su
cabeza una diadema de quince estrellas.


Mi
clemencia es tan fuerte como mi justicia, quiero que de ángeles y de
vírgenes mi reino se llene.




III.


Brilla
que mes brillarás


Les
estrelletes,


Com
lo seu Criador ohïren


Totes
rumbejan.



En
son vol l'ángel s'emporta


Les
mes lluentes,


Brilla
que mes brillarás


Les
altres quedan...





Fit
a fit miran al cel


Com
si diguessen:


-
Nosaltres ¿qué havem de fer


Per
la gran Reyna?


-
Brilla que mes brillarás,


Déu
les contesta,


Fins
tot l'univers omplirne


De
ma grandesa. -


La
gloria de Déu n'es gloria


De
lo seu temple,


María
exalça a qui lloha


L'Omnipotencia.





Déu
n'ha sentit l'anyorança


De
s' obre mestre,


Sense
falta n'ha volgut


L'home
en son regne.





Sa
clemencia al mon María


Ne
representa,


Y
del cel se obrin les portes


Per
tots los setgles.

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III.





Cuando
las estrellas oyeron la voz de su Criador ostentaron todo su brillo,
y lucieron con sus mas fúlgidos resplandores.

El ángel
arrancó del cielo a las más brillantes para llevarlas consigo, y
las otras quedaron centelleando en las alturas.


Y
miraron de hito en hito a Dios, como si preguntasen con su mirada:
-
¿Qué podemos hacer nosotras por la excelsa Reina? -


Y
contéstales el Eterno: - Brillad, brillad a cual más, llenad de mi
grandeza todo el universo.


La
gloria de Dios, gloria es de su templo; María ensalza al que alaba
la Omnipotencia divina. -


El
Criador echó de menos a la más grande de sus obras, y quiso redimir
al hombre para que tuviese entrada en su reino.


María
representa en el mundo la clemencia divina, y se abren las puertas
del cielo por los siglos de los siglos.



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lunes, 18 de noviembre de 2019

LA PELEA DE PEDROLA (SIGLO XIV. PEDROLA)


168. LA PELEA DE PEDROLA (SIGLO XIV. PEDROLA)

LA PELEA DE PEDROLA (SIGLO XIV. PEDROLA)


La reconquista había finalizado hacía tiempo en todo Aragón y quienes habían hecho de la guerra un medio de vida debían buscar aventuras fuera de él, ya dirigiéndose al sur —donde todavía quedaba en manos moras buena parte de la actual Andalucía, en torno a la ciudad de Granada—, ya lanzándose a la aventura que el Mediterráneo podía proporcionar sin duda.

En el interior del reino, sin embargo, no siempre hubo la paz y el sosiego deseados, pues las diversas pugnas entre los señores, el secular enfrentamiento entre los agricultores y los ganaderos, y las múltiples rencillas locales entre familias con intereses más o menos encontrados dieron origen a no pocas luchas más o menos sangrientas.

Este era el ambiente y el clima en el que, entre otros muchos lugares, vivía Pedrola. En efecto, dos familias influyentes de la localidad se hallaban enfrentadas por cuestiones patrimoniales, aunque el amor entre jóvenes de ambas no andaba lejos, como solía ser habitual. Pero el caso ahora era que sendos caballeros, representantes de las dos casas rivales, se desafiaron y lucharon en duelo hasta que uno de ellos muriera.

La pelea fue extremadamente larga y ambos contendientes estaban casi exhaustos cuando un golpe de fortuna favoreció a uno de ellos, que estuvo en condiciones de matar a su rival. Sin embargo, generosamente perdonó la vida a su contrario.

Cuando renació la calma y se restañaron poco a poco las heridas, la mente y el corazón aunaron sus esfuerzos de modo que el vencedor, en lugar de vanagloriarse por una victoria que a punto estuvo de segar una vida, decidió dar gracias al cielo porque la sangre no había corrido, fundando una cofradía, la de Nuestra Señora de los Ángeles.

Tanto caló el gesto en el pueblo que su recuerdo se perpetuó, de modo que, durante las fiestas anuales en honor de la virgen de los Ángeles, un divertido festejo pretendía recordar el histórico duelo.

[Sánchez Pérez, José A., El culto mariano en España, pág. 42.]

jueves, 23 de mayo de 2019

LA PROMESA DEL GUERRERO, siglo XV, Cubel


2.80. LA PROMESA DEL GUERRERO (SIGLO XV. CUBEL)

LA PROMESA DEL GUERRERO (SIGLO XV. CUBEL)


En la Edad Media, para muchos hombres —sobre todo para los que no tenían fortuna— la guerra era un modo de vida o incluso una manera de realizarse, sobre todo cuando no se trataba de defender imperiosamente lo propio. Marchar a la guerra contra el moro, cuando éste se hallaba a cientos de kilómetros, podía suponer un medio de medrar, puesto que el reparto del botín, tras la finalización de una «hueste» o una «cabalgada», era ocasión de atesorar ingresos y riquezas a veces importantes.
Cuando el verano apenas despuntaba, uno de esos hombres que vivían de la guerra, un joven desheredado y aguerrido de Villafeliche, decidió aquel año enrolarse de nuevo con cualquier señor o municipio del sur de Sierra Morena que le aceptara entre sus filas para adentrarse en tierra de moros en la táctica de desgaste que anualmente se reiniciaba. Yendo de camino, llegado el momento de finalizar su primera jornada, decidió acampar al amparo de la sencilla ermita levantada en honor de Nuestra Señora de los Ángeles, que se levantaba a pocos kilómetros del pueblo de Cubel.
Durmió confiado durante la cálida noche y, al despuntar el alba, tras preparar su caballo para la nueva andadura del día nuevo, pero temeroso de lo que pudiera ocurrirle en la nueva aventura, que se preveía llena de riesgos, prometió a la Virgen que elevaría un santuario mayor y más hermoso si regresaba con bien del combate.
Poco, más bien nada, se sabe de las andanzas del joven guerrero de Cubel durante aquel verano y durante el otoño siguiente, pero parece que debieron ser fructíferas. El caso es que regresó sano y salvo a su pueblo, y dispuesto a cumplir la promesa que hiciera en su día. En pocos meses, se levantó un nuevo templo, de mejor fábrica y más capaz que el anterior, dispuesto para acoger a quienes necesitaran de su amparo.
En recuerdo de su benefactor, la primitiva advocación de la ermita de Nuestra Señora de los Ángeles fue cambiada por la de la Virgen de Guía al Guerrero, cuya imagen sedente presidía el altar mayor.

Iglesia de la Asunción, Cubel, Zaragoza, Aragón

[Faci, Roque A., Aragón..., I, págs. 452-453.
Sánchez Pérez, José A., El culto mariano..., pág. 212.]









Cubel es una localidad y municipio española de la provincia de Zaragoza en la comunidad de Aragón. Tiene un área de 58,62 km² con una población de 175 habitantes (INE 2016) y una densidad de 3,14 hab/km².


Es el municipio más alto de la provincia, situado al pie de la Sierra de Santa Cruz del Sistema Ibérico. Pertenece a la comarca del Campo de Daroca. Su término municipal tiene una extensión de 58'6 kilómetros cuadrados y en él, a 2 kilómetros del pueblo, se encuadra la laguna de Guialguerrero. Dista 112 km de Zaragoza y 24 de Daroca y se encuentra cerca del límite provincial de Guadalajara. Limita con Atea (NE), Orcajo (NE), Used (9 km, SE), Torralba de los Frailes (8 km, S), Aldehuela de Liestos (7 km, SW), Abanto (7 km, NW) y Pardos (pueblo abandonado) (5 km). Eclesiásticamente está incluido en el Arciprestazgo del Alto Jalón.

El 29 de agosto de 1996 la Diputación General de Aragón autorizó al pueblo a adoptar un escudo, que es "cuadrilongo con base circular, cortado:

En campo azur, castillo de oro, mazonado de sable, y aclarado de gules, sostenido por monte rocoso de plata, cortado por foso inundado, en azur, y superado de lucero de plata.
En campo de oro, cuatro palos de gules. Bordura general de plata. Al timbre, Corona Real Abierta."

Su monumento más importante es la Iglesia de Nuestra Señora de la Asunción. Tiene planta de cruz griega inscrita en un cuadrado.
La iglesia es de estilo barroco, pero su torre en la parte baja es del castillo, así como todo el perímetro que marca la plaza. Está encuadrada en el Arciprestazgo del Alto Jalón.

Cubel cuenta además con la ermita de la Virgen de Guía al Guerrero, donde se conservan restos de un retablo del siglo XV.

Las fiestas son las de San José (19 de marzo) y la de la Virgen de Guía al Guerrero (tercer domingo de agosto).




  • Aragón es así.


  • jueves, 29 de julio de 2021

    X, Á MADONA SANTA MARÍA EN LA DIADA DE LA SEUA GLORIOSA ASSUMPCIÓ.

    X

    Á
    MADONA SANTA MARÍA



    EN
    LA DIADA DE LA SEUA GLORIOSA ASSUMPCIÓ.



    ¿Y
    t´en pujas, María?
    ¿La terra dexas del dolor Posada?
    ¿T´en
    vas? ¡Oh dolça aymía!
    ¡Oh celestial rosada
    Del Ver y del
    Amor tan suspirada!



    Los
    ángels te rodejan,
    Relluu ta noble faç enlluernadora;
    Los serafins voltejan
    Per l´ala voladora
    Posar baix de tos peus,
    oh gran Senyora.







    X
    Á
    LA SANTíSIMA VÍRGEN MARÍA
    EN SU GLORIOSA ASUNCION.



    ¿Y
    te vas, María? ¿Dejas la tierra, mansion de los dolores? ¿Te vas?

    ¡Oh dulce Amada nuestra! ¡Oh celestial suspirado rocío de la
    verdad y del amor!



    Rodéante
    los ángeles; brilla deslumbrador tu noble rostro; los serafines , oh
    gran Reina, ponen debajo de tus piés sus voladoras alas.





    Dolcíssima
    harmonía
    Per los espays de lo infinit ressona;
    Desde allí
    dalt, María,
    Lo Cel joyós abona
    L´admiració que sent per la
    gran Dona.



    Per
    los núvols moguda,
    Casi no´t veig del còs ab les ullades...
    ¿Y
    á la nau combatuda
    Per tempestats irades,
    Quí les riberes
    mostraráli amades?



    ¿Quí
    de la nau de la vida
    D´ara en avant gobernará per
    l´ona?
    ¿L´Angoxa malehida
    Veurém dins breu estona
    Del
    Mon enjoyellarse ab la corona?



    L´Angel
    caygut ¿no esguerra
    Del sant conhort l´abnegació divina?
    ¿Còm,
    donchs, podrá la terra,
    Velleta sexantina,
    Sens Tu portarne
    del dolor l´espina?



    Sense
    Tu al visitarnos
    La bona sòrt, ¿no pert el quest totduna?



    ¿Còm
    podrem lliberarnos
    De l´adversa fortuna?
    ¿Còm sens Tú
    viatjarém, lusenta lluna? …

    ¡Ay! Mare glorïosa,
    Un poch aguárdat, car axò retgira!

    Mare mía amorosa,
    La pobre terra mira;
    ¡Ton fill ascolta, qui de cor suspira!

    1869.


    Dulcísima armonía resuena por los
    infinitos espacios; el alto cielo da regocijada muestra de la
    admiracion que siente por la gran mujer.



    Por
    las nubes velada, apénas te descubro con los ojos del cuerpo...
    ¿Y
    á la nave, por fieros temporales combatida, quién le enseñará las
    amadas playas?



    ¿Quién
    gobernará de hoy en adelante la nave de la vida, en medio de las
    ondas? ¿Los tristes pesares se ceñirán pronto la corona del mundo?



    El
    ángel caído echa á perder la divina abnegacion de los santos
    consuelos; ¿cómo, pues, la tierra, ya anciana octogenaria, podrá
    soportar las espinas de los dolores?



    Sin
    Ti la dicha al buscarnos no nos encuentra. ¿Cómo nos libraremos de
    calamitosos infortunios? ¿Cómo viajar sin Ti, luciente luna?



    ¡Ay! gloriosa Madre, aguárdate; que tal pensamiento nos asusta. Madre
    amorosísima, mira la infeliz tierra; ¡escucha los suspiros de este
    hijo tuyo!

    miércoles, 21 de julio de 2021

    XXVIII, diada VI festa centenaria mort Jaume d´Aragó

    XXVIII

    LO
    TROVADOR MALLORQUÍ



    EN
    LA DIADA DE LA VI FESTA CENTENARIA



    CONMEMORATIVA
    DE LA MORT



    DE
    LO ALT EN JAUME D´ARAGÓ.

    Poesía
    que en lo certámen de Valencia de 28 de Juliol de 1876, obtingué lo
    premi de una medalla de bronzo,
    oferta per “La Société pourl´étude des langues romanes.”



    ¡Salut!



    Trovadors,
    bons trovadors,
    Que l´arpa haveu puntejat
    En tan solemne
    dïada,
    En festa tan solemnial;

    Vosaltres que´l cor
    sentiu
    Enardirse y esclatar
    D´amor á la santa patria
    Que
    la velluria ´ns lexá;



    XXVIII
    EL
    TROVADOR MALLORQUIN
    EN LA FIESTA DEL VI CENTENARIO



    DE
    LA MUERTE DEL REY
    DON JAIME DE ARAGON
    .



    ¡Salud!



    Trovadores,
    galanos trovadores, que habéis preparado las históricas arpas, en
    este solemne día, en esta solemnísima conmemoracion;

    Vosotros,
    cuyos pechos enardece el santo amor á la patria que nos legaron
    nuestros abuelos;







    Trovadors,
    bons trovadors,
    Los de vida sens pecat,
    Los de la elevada
    pensa,
    Los de l´harmònich parlar;



    ¡Salut!
    Jo us contempl´ avuy,
    En exa hermosa ciutat
    Que les onetes del
    Turia
    Solen quietes besar.



    No´m
    so mogut de ma terra
    Perque no ho vol lo meu fat,
    (Ma vida aquí
    troba vida
    Per vides arreplegar;)



    No´m
    so allunyat de les roques
    Hont s´esbrava ´l temporal,
    No he
    perdut de vista l´Ángel



    Qui´ns
    defensa la Ciutat;




    Per anármen á
    ascoltarvos,
    Rossinyols enamorats,
    Per ab vosaltres unirme
    Y
    de l´antigor parlar.



    ¡Ay!
    sentir no puch lo alè
    De inspiració celestial,
    Que se desprèn
    de vosaltres
    Y ´ns trasporta á lo Passat.





    Trovadores,
    galanos trovadores, los de historia sin mancilla, los de levantados
    pensamientos, los de armonioso lenguaje;

    ¡Salud! Os contemplo
    hoy reunidos en esa hermosa ciudad, besada por las apacibles olas del
    Turia.



    No
    me he movido de mi tierra, porque no lo quieren los hados; acá mi
    vida halla vida, para juntar muchas vidas en una.



    No
    me he alejado de las rocas, donde se estrellan los temporales; ni he
    perdido de vista el Ángel de bronce, que desde las torres del árabe
    castillo, defiende la ciudad de Palma.



    No
    me he movido de casa, para ir á escucharos, ruiseñores del amor;
    para unirme con vosotros, y hablar de los tiempos antiguos.



    ¡Ay!
    No puedo mecerme en el aura de celestial inspiración, que de
    vosotros se desprende, y nos transporta á lo Pasado.







    Pero
    l´ánima valenta,
    Sens que l´aturi ´l rocam,
    Passa ab ses
    ales divines
    De una volada la mar;

    Y descobreix l´horta
    bella,
    Y arriba al històrich Grau,
    Y respira dolços ayres
    De
    jardins embalsamats;



    Y
    entra á la Ciutat garrida,
    Que vos dona rich hostal;
    Y se
    mescla entre vosaltres,
    Y eus escomet, Valencians.



    ¡Qué
    gaya es la vostra terra,
    Qué superbos los casals,
    Qué
    flayroses les arbredes,
    Y qué delitós lo cant!



    ¡Oh!
    sento unes harmoníes
    Voladores com les aus,
    Ascolt sonores
    esparses,
    Suspirs d´amor ideal.



    Trovadors,
    los d´exa terra,
    Los del enginy sobirá,
    ¡Quína música tan
    dolça!
    ¡Quína llengua avuy parlau!




    Pero
    mi alma, valerosa, sin que valgan á detenerla peñascos y
    promontorios, pasa de un solo vuelo, en alas de su entusiasmo divino,
    el brazo de mar;

    Y descubre la bella huerta, y llega al viejo
    puerto del Grao, y respira el dulce ambiente de embalsamados
    jardines;



    Y
    entra en la graciosa ciudad, que hoy os da fastuosos albergue; y se
    reune con vosotros; y os saluda, hijos de Valencia.



    ¡Qué
    alegre es vuestro país! ¡Qué soberbios palacios! ¡Qué aromosas
    arboledas!
    ¡Qué deliciosos cantares!

    Oigo
    armonías voladoras como los pájaros; escucho estrofas llenas de
    sonoridad, suspiros de ideal amor.



    Trovadores
    de esa tierra, los del soberano ingenio, ¡qué música tan dulce!
    ¡qué lengua tan melodiosa estáis hablando!





    Nosaltres
    no l´hem perduda,
    No l´hem oblidada may;
    Exa llengua qu´ara
    sento
    Nostra mare ´ns la ensenyá.



    Dins
    les pletes mallorquines,
    Per les montanyes y plans,
    Desde la
    platja á la serra,
    Desde ´ls horts als comallars;

    Per
    tot, per tot encarara
    Ressona y vol ressonar;
    Per tot, per
    tot encarara
    S´ouen sos accents corals.



    La
    pageseta refila
    Ses cançons per l´alzinar,
    Lo mariner á la
    lluna
    Ses codolades retrau.



    Per
    la terra de Mallorca,
    Sense por y sense esglay,
    Viu sanitosa y
    xalesta
    La llengua que festejau.



    Trovadors,
    bons trovadors,
    Axí Deu sempre eus ampar,
    Com es ver que
    l´alegría
    Dintre del cor no m´hi cap.



    Nosotros
    no la hemos abandonado; no la hemos olvidado nunca. Esa lengua, cuyos
    acentos resuenan ahora tan dulces, nos la enseñaron nuestras madres.







    A
    lo largo de las dehesas mallorquinas; en las montañas ó en las
    llanuras; desde las playas á las sierras, desde los huertos á las
    hondonadas de los barrancos;

    Por do quiera se la oye; por do
    quiera los ecos reproducen sus afectuosas palabras.



    La
    montañesa modula en el encinar sus populares canciones; el marinero,
    al rayo de la luna, repite sus codoladas.



    En
    tierra de Mallorca, sin padecer temores ni desmayos, goza de perfecta
    salud y vive alegre la lengua que hoy festejáis.

    Trovadores,
    galanos trovadores, así Dios os dé siempre su gracia, com es verdad
    que la satisfaccion rebosa de mi pecho.





    El
    goig lo meu cor umplena
    Perque ´us veig arrenglerats;
    ¡Ditxa
    de la patria mía!
    ¡Tant de bo qu´ella durás!



    ¡Tant
    de bo!... Vostres paraules
    Recordan los temps passats,
    De la
    raça llemosina
    La gloria y los fets més alts.



    Un
    nom repeteix lo llabi,
    Un nom recorre l´espay,
    Un nom avuy
    ressucita:
    Rey En Jaume, Deu vos guart.



    Rey
    En Jaume, de la tomba
    Be vos podeu axecar,
    Veníu veníu de la
    gloria,
    Hon eternalment estau.



    Del
    aplech de los poetes
    Ascoltarèu lo cantar,
    Sentirèu les gayes
    troves
    Ó los himnes trïunfals.



    Mes
    ¡ay! ¿quína veu planyívola
    Ix del cors apesarats,
    Y
    uníssona ´s dexa entendre
    Com un cántich funeral?




    El
    regocijo hinche mi corazon, porque os veo á todos reunidos. ¡Oh
    dicha de mi patria! ¡Ojalá no se acabase nunca!



    ¡Ojalá!...
    Vuestras palabras hacen revivir los tiempos pasados, la gloria y los
    exclarecidos hechos de la raza lemosina.



    Un
    nombre vuela de boca en boca, un nombre recorre el inmenso espacio,
    un nombre resucita: rey Don Jaime de Aragon, Dios te guarde.



    Rey
    Don Jaime de Aragon, bien puedes levantarte del sepulcro; vén, vén
    de la Gloria, en donde estás por toda la Eternidad.



    Escucharás
    los cambios de los poetas, las gayas trovas, los himnos triunfales.



    Mas
    ¿qué lamento es ése, que se escapa de los apesadumbrados pechos, y
    se me figura cántico funeral?





    ¡Ay!
    ¡ay! passaren centuries,
    Sis n´havem passades ja;



    Y
    en tal día com est día
    Valencia esclatava en planys.



    Y
    plorava Catalunya,
    Y l´Aragó, y Alacant,
    Y Montpeller de
    Provença,
    Y´l generós balear.



    Tocavan
    de mort campanes,
    Frares corrían migrats,
    Richs-hòmens y
    duchs y comtes
    Revoltavan el Palau;

    En braços de l´alt En
    Pere
    Espirava lo rey gran,
    Lo rey més gran y més sabi
    Que
    vejeren les etats.



    Ell
    lo renom merexía
    De Conqueridor com cal;
    Ell vos doná
    l´existencia
    La terra, la llum, la pau.



    Ell
    arrancá ab sa potença
    De les arpes del alarb
    Exa terra, mare
    vostra,
    Y ´ns creá la llibertat.




    ¡Ay!
    Pasaron los siglos; seis han pasado ya: y, en tal día como hoy,
    prorrumpía en sollozos todo el reino de Valencia.



    Y
    lloraba Cataluña, y Aragon, y Alicante, y Mompeller de Provenza, y
    el generoso Balear.



    Las
    campanas tocaban á muerto, corrían despavoridos los religiosos,
    richos-hombres y duques y condes rodeaban el Alcázar.



    En
    brazos de Su Alteza, el príncipe D. Pedro, espiraba el gran rey, el
    rey más grande y más sabio que vieran las edades.



    Él
    mereció el renombre de bravo Conquistador; él os dió la
    existencia, el país, la luz, la paz.



    Él
    con su poder arrancó de las garras del alarbe esta tierra, madre
    vuestra; y os creó la libertad.





    Quant
    s´espasa llampegava,
    Y eguinava son cavall,
    Res del mon podía
    abátrel,
    Res podía ´l capturar.



    En
    lo Puig, á Borrïana,
    De Tortosa per avall,
    Sa má ferma y no
    retuda
    Los sarrahins martellá.



    Y
    en los murs, y en les mesquides
    Que clamavan á Ceyán,
    D´Aragó
    y de Catalunya
    Les banderes feu alçar.



    Y
    en les hortes valencianes
    Y en les torres més capdals,
    Abatent
    la mitja lluna,
    Les santes Creus hi plantá.



    Trovadors,
    bons trovadors,
    Qui us planyeu de son trespás,
    També mon cor
    l´ha de plányer,
    També me cal suspirar.



    De
    Mallorca, de Mallorca
    Som avuy la veu lleal;
    Y de ma patria
    Mallorca
    No puch dir lo dol amarch.



    Cuando
    su acero relampagueaba, y relinchaba su bridon, nada era capaz de
    abatirle, nadie era capaz de detenerle.



    En
    el Puig, en Burriana, en el llano de Tortosa, su siempre firme y no
    vencida mano, fué martillo de los sarracenos.



    Y
    en lo alto de los muros, y en las mezquitas, que obedecían á Aben
    Zeyán, enarboló las banderas de Aragon y Cataluña.



    Y
    en las vegas valencianas, y en las más altivas torres, plantó la
    Santa Cruz, sobre las ruinas de la Media Luna.



    Trovadores,
    sencillos trovadores, que os lamentáis de su muerte; también mi
    corazon la lamenta, tambien debo suspirar.



    Soy
    voz de Mallorca; y no me es posible en este día ocultar el amargo
    duelo de mi patria.





    La
    Illa verge que ´l sol daura
    Y besan los vents de mar,
    Avuy sa
    llum y sa ditxa
    Muda en un tristíssim plant.



    Recorda
    que son gran pare
    Tal día com ´vuy finá,
    Son pare, ´l qui
    vida y honra
    Y gloria li va tornar.



    Recorda
    que en los navilis
    Ixqué dels ports catalans;
    Les platjes de
    Santa Ponça
    Los vejeren arribar.



    Y
    ´ls barons de sa companya,
    Y tota la host reyal,
    Envestiren de
    los moros
    Les armades de lleoparts.



    Cavallers
    ardits y prous
    Queyan á mils en lo camp;
    Pero en mig d´ells
    lo gran Príncep
    Avançava guerrejant.



    Y
    la ciutat fou vençuda,
    Y los catius deslliurats,
    Y en les tors
    de l´Almudayna
    Vetlava l´almogavar.




    La
    Isla vírgen, dorada por el Sol, besada por los vientos del mar, hoy
    convierte su luz y su dicha en tristísimo llanto.



    Recuerda
    que su gran padre murió en tal día como hoy, su padre, el que le
    devolviera la vida, la honra y la gloria.



    Recuerda
    que en la real armada salió de los puertos catalanes. Las
    mallorquinas playas de Santa Ponza le vieron echar pié á tierra.



    Y
    los barones de su mesnada, y toda la hueste real envistieron contra
    las filas de leopardos musulmanes.



    Buenos
    y bravos caballeros caían a miles en el campo de batalla. En medio
    de ellos avanzaba el gran príncipe, blandiendo su montante.



    Y
    fué vencida la ciudad; y liberados los cautivos; y se apostaron
    centinelas almogávares, sobre las torres de la Almudaina.





    Y
    després Mallorca bella,
    Sultana del fer alarb,
    Va ser la verge
    cristiana
    Ungida ab oli sagrat.



    ¡Ay!
    ¡que sía la gloria eterna
    Al bon rey qui´ns batejá!
    ¡Deu
    li haja donat lo premi
    Que guanyaren sos traballs!



    ¡De
    la gloria en les altures
    Deu l´haja clarificat!
    ¡Oh! ¡sí,
    sí! ¡Lo guasardó
    Tinga dels héroes cristians!



    Jo´l
    veig assegut en trono
    De llum y de majestat,
    Resplendent y
    enlluernador,



    Com
    l´Essencia divinal.



    Vèrgens
    y angelets ayrosos
    Fills dels regnes qu´ell salvá,
    Cantan ses
    glorioses gestes
    Duguent palmes celestials.



    Lo
    acompanyan los guerrers
    Qui devora ell van finar,
    En les
    ardentes batalles
    Contra la lley del Islam.




    Y
    luégo la bella Mallorca, sultana del fiero muslim, vino á ser la
    cristiana vírgen, ungida con los sagrados óleos.



    ¡Gloria
    eterna al buen rey, que nos dió el Bautismo! ¡Dios le haya
    concedido el premio que ganaron sus virtudes!



    ¡Dios
    le haya inundado de luz en las alturas de la Gloria! ¡Sí, sí!
    ¡Posea el galardon de los héroes cristianos!



    Véole
    sentado en trono de luz y majestad, resplandeciente, deslumbrador,
    como la divina Esencia.



    Graciosas
    vírgenes y pequeñuelos ángeles, hijos de los reinos que él salvó,
    cantan sus gloriosos hechos, llevando en las manos triunfadoras
    palmas.



    Rodéanle
    los guerreros que murieron á su lado, en las ardientes batallas
    contra el Islam.



    Y
    li sonriuen gojosos
    Los reys cavallers y sants;
    De França lo
    noble Lluis,



    De
    Castella ´l pros Ferrant...



    Trovadors,
    bons trovadors,
    ¿No´l veys al gran capitá?
    Al qui ab son
    sceptre regía
    De Nimes al Cap de Pals?

    Ab sa espasa
    triunfadora
    La patria nos va formar,
    Ab ses lleys se
    sabïesa
    Nos proclamava germans.



    Cantem,
    cantem de sa gloria
    Los recorts benavirats,
    Esperances de la
    patria
    Son los recorts qu´exalçam.

    Cantem en la nostra
    llengua
    Un afectuosíssim lay,
    La llengua en la que dictava
    Lo
    rey sa Historia inmortal.



    Del
    Conqueridor les gestes
    Inflamen l´estol de vats,
    Y dexe la
    festa d´ara
    Recordança perpetual.




    Y
    le dirigen inefable sonrisa los reyes caballeros y santos; el noble
    Luis de Francia, el buen Fernando de Castilla.

    Trovadores,
    galanos trovadores, ¿no le veis al gran capitan? ¿Al que con su
    cetro regía nuestra tierra desde Nímes al cabo de Palos?



    Con
    su vencedora espada formó nuestra patria; con sus sabias leyes
    proclamaba nuestra fraternidad.



    Cantemos,
    cantemos los bienhadados recuerdos de su gloria. Los recuerdos de hoy
    esperanzas son de la patria.



    Cantemos
    en nuestra lengua lemosina afectuosísimo lay; en la lengua en
    que el rey escribió su inmortal Historia.



    Las
    hazañas del Conquistador inflamen esa muchedumbre de poetas; y deje
    la presente solemnidad, imperecedera memoria en los anales.





    Y
    ´ls temps esdevenidors
    Prengan exemple sagrat;
    Y la patria
    reverdesca
    Quant senta lo noble cant.



    Lo
    Trovador mallorquí
    Vos diu coratjós y pla:
    Germans de fe y de
    victoria,
    ¡Benvinguts! ¡Cantáu, cantáu!



    Juliol
    de 1876.




    Y
    los tiempos de lo porvenir tomen religioso ejemplo; y la patria
    reflorezca, al escuchar tan nobles cantos.



    El
    Trovador mallorquin os dice con entusiasmo sincero: ¡Hermanos en la
    fe y en la victoria, bien venidos seáis! ¡Cantad, cantad!



    (V.
    nota 20.)