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domingo, 28 de junio de 2020

356. LA TOZUDEZ DE BENEDICTO XIII


356. LA TOZUDEZ DE BENEDICTO XIII (SIGLO XV. PEÑÍSCOLA)

Discurría el año 1415 y el aragonés don Pedro Martínez de Luna, es decir, el papa Benedicto XIII se hallaba en la ciudad de Perpignan donde fueron a reunirse con él el rey Fernando I de Aragón, el emperador Segismundo, los embajadores del Concilio y los representantes de casi todos los príncipes cristianos. El objetivo que llevaban era único: intentar poner fin al cisma pontificio que tenía divididos a todos los Estados de occidente. Benedicto XIII, al que se le pedía su renuncia, en un largo discurso de seis horas, expuso sus tesis en defensa de sus derechos a ser Papa, de modo que no pudieron arrancarle la dimisión que todos esperaban.

Para buscar el sosiego del que tan necesitado estaba, se trasladó el Papa Luna a la población de Colliure donde a los pocos días se vio obligado a recibir una segunda embajada semejante, con idéntica pretensión y con los mismos resultados negativos.

Muy inquieto ya por el desarrollo de los acontecimientos, Benedicto XIII determinó por fin poner rumbo al castillo fortaleza de Peñíscola, donde recibió un tercero e idéntico mensaje que obtuvo, una vez más, su negativa tajante, demostrando su ánimo, tan inquebrantable y firme como la roca misma que sostenía el castillo de su retiro.

Fue en este último escenario y dentro de ese ambiente tan cargado y enrarecido cuando, al parecer —para reafirmar todavía más su decidida negativa a renunciar a los que creía legítimos derechos para ser papa—, dijo:
«Estoy en mis trece».

La frase, tan corriente hoy entre nosotros para demostrar nuestra pertinacia sobre alguna cosa, tenía en boca de don Pedro Martínez de Luna el sentido de que reclamaba para sí el décimotercer lugar entre los pontífices llamados Benedicto. A pesar de todo, el 6 de enero de 1416 el rey de Aragón, hasta entonces su aliado, le abandonaba a su suerte. Comenzaba para el Papa Luna el comienzo del fin.

[García Ciprés, G., Ricos hombres de Aragón. D. Pedro Martínez de Luna (el «antipapa»), «Linajes de Aragón», II (1911), 186.]

357. EL ENVENENAMIENTO DE BENEDICTO XIII


357. EL ENVENENAMIENTO DE BENEDICTO XIII (SIGLO XV. PEÑÍSCOLA)

Nos hallamos en pleno Cisma de Occidente, cuando los distintos Estados europeos toman partido por uno u otro de los papas existentes, entre ellos el aragonés don Pedro de Luna, conocido como Benedicto XIII. El problema no sólo afectaba a la Iglesia como institución o a las distintas cancillerías, sino que estaba entre la gente sencilla, que discutía, apoyando o vilipendiando a su favorito o su antipapa, según los casos.

Dentro de este clima de crispación generalizada, nos adentramos en una calle de la Florencia medieval, donde se levanta una sórdida y lóbrega cárcel, abarrotada de rufianes y desheredados, entre los que se encuentra una mujer acusada de bruja, hechicera y vidente.

La bruja llevaba varios días pegada a la ventana que daba a la calle intentando divisar a algún clérigo que fuera de la obediencia de Benedicto XIII, pero su espera se había prolongado en demasía para la urgencia del caso, puesto que deseaba transmitirles un importante mensaje.

Por fin, una mañana, por las voces que le llegaban de la calle, supuso que quienes pasaban eran aragoneses, y les llamó la atención con sus gritos. Cuando se aproximaron, agarrada a los barrotes de la mazmorra y con la cabeza metida entre ellos para procurar que no pudiera ser oída desde dentro, les dijo: «Daos prisa, corred a Peñíscola y avisad a Benedicto que por muchas precauciones que tome será envenenado por un servidor íntimo natural de su nación». Los asustados y asombrados viandantes que, en efecto, eran aragoneses, creyeron hallarse ante a los delirios de una loca, e hicieron caso omiso de su vaticinio, aunque eran ciertamente partidarios del papa aragonés.

Lo que si es rigurosamente cierto es que al Papa Luna —en una calurosa tarde del mes de julio de 1418, en su retiro del castillo-fortaleza de Peñíscola— le fueron ofrecidos unos deliciosos dulces de mermelada y miel, acompañados de vino. Comió algunos y pronto se sintió gravemente indispuesto, con continuos vómitos que, en definitiva, le salvaron la vida, pues le permitieron expulsar el arsénico que, en forma de polvos, alguien había mezclado con las golosinas.

[Simó Castillo, Juan B., Pedro de Luna, el papa de Peñíscola, págs. 163-164.]

martes, 23 de junio de 2020

331. EL ESCUDO DE ARMAS DEL JUSTICIA DE ARAGÓN


331. EL ESCUDO DE ARMAS DEL JUSTICIA DE ARAGÓN
(SIGLO XV. ZARAGOZA)

A finales de septiembre del año 1394, después de fallecer el papa Clemente, los cardenales reunidos en la ciudad de Avignon eligieron como sucesor de san Pedro al aragonés don Pedro Martínez de Luna, un miembro destacado de la familia Luna, que se hizo llamar Benedicto XIII.

De todos son conocidos los problemas que este nombramiento acarreó en toda la Europa occidental, lo que motivó que —ante la oposición enérgica y violenta del rey de Francia que apoyaba a otro candidato— don Pedro comenzara una dolorosa peregrinación que le condujo a Génova (donde estuvo acompañado por su confesor, el fraile valenciano Vicente Ferrer), a Saona, a Perpignan y, por último, a Zaragoza, donde llegaba con toda su corte en 1411 y era recibido con el mayor regocijo y enormes muestras de cariño.

Coincidió su presencia en Zaragoza con la conmemoración de la Navidad y asistió aquella noche Benedicto XIII a los maitines, que se celebraron de manera solemne en una basílica llena de fieles. Llegado el momento preciso, dirigiéndose al Justicia de Aragón —en aquel momento lo era don Juan Ximénez Cerdán, que estaba presente en la ceremonia religiosa— le invitó a que cantara la lección quinta, la llamada imperial, rogándole que lo hiciera manteniendo su espada desnuda, con la mano derecha, y levantadas ambas hacia el techo.

Mientras el justicia de Aragón, todavía sorprendido por lo que estaba sucediendo ante tan gran concurrencia, cantaba y mantenía la espada tal como le dijera Benedicto XIII. En aquel momento, éste se dirigió hacia los fieles allí congregados y les dijo que lo mandaba hacer así «por ser este magistrado fénix del mundo, a quien era debido el mayor honor y respeto».
Desde aquel señalado día, por deseo del controvertido papa aragonés Benedicto XIII, el brazo armado con la espada desnuda y levantados ambos hacia el cielo serían los símbolos representativos del justicia de Aragón.

[García Ciprés, G., «Ricos hombres de Aragón. D. Pedro Martínez de Luna (el “antipapa”)», en Linajes de Aragón, II (1911), 184-185.]

316. EL CADÁVER DEL PAPA LUNA


316. EL CADÁVER DEL PAPA LUNA (SIGLO XV. ILLUECA)

Las grandes tribulaciones del papa/antipapa Benedicto XIII, el aragonés Pedro Martínez de Luna, sólo terminaron con su fallecimiento, ocurrido en su voluntario retiro de Peñíscola, en el año 1423. Pero, incluso después de muerto, su recia personalidad siguió dando origen a constantes y múltiples anécdotas y aseveraciones que circulaban de boca en boca, de reunión en reunión, incluso de crónica en crónica.

Benedicto XIII había recibido sepultura en la propia iglesia del castillo roquero que le había servido de baluarte y aún siete años más tarde de su inhumación tuvo lugar allí mismo un hecho ciertamente prodigioso e inexplicable, sobre todo para los más escépticos.

Narra el cronista Martín de Alpartir, quien fuera prior de la Seo zaragozana y camarero del antipapa, que tanto el Domingo de Ramos y como el día de Jueves Santo de 1430, a partir de la humilde tumba de Pedro de Luna, comenzó a extenderse por todas las estancias del castillo-fortaleza una fragancia extraordinaria, cual si fuera fruto del néctar de las más bellas y lozanas flores. Pero, según las crónicas, el aroma embalsamó, asimismo, el ambiente de toda la ciudad y alrededores.

En vista de tal prodigio, el entonces alcaide del castillo —ciertamente desconcertado y temeroso por lo sucedido— mandó aviso urgente al rey Alfonso V, que a la sazón estaba de visita en la villa de Cariñena, pidiéndole consejo sobre qué hacer ante tal prodigio. Entonces, don Juan de Luna, sobrino de Benedicto XIII y conocedor de lo ocurrido, imploró al monarca que ordenara al alcaide del castillo de Peñíscola que le entregase el cuerpo sin vida de su tío para trasladarlo solemnemente a Illueca, su patria chica.

El rey Alfonso V el Magnánimo, conmovido por aquella manifestación última del inefable don Pedro Martínez de Luna, cuya proverbial tozudez tantos problemas diplomáticos le había causado en vida, accedió a lo que se le solicitaba, de modo que el cuerpo incorrupto del antipapa fue llevado desde Peñíscola hasta Illueca y depositado en un sepulcro ubicado en la misma cámara del palacio donde había nacido.

[García Ciprés, G., «Ricos hombres de Aragón. Don Pedro Martínez de Luna (el
«antipapa»)», en Linajes de Aragón, II (1911), págs. 187-188.]

domingo, 28 de junio de 2020

355. EL MAR RECONOCE A PEDRO DE LUNA COMO PAPA


355. EL MAR RECONOCE A PEDRO DE LUNA COMO PAPA (SIGLO XV. PEÑÍSCOLA)

El aragonés don Pedro de Luna era en aquellos momentos todavía Benedicto XIII, pero se había iniciado ya el principio del fin, cuando el mundo le había comenzado a volver la espalda. Estamos en 1415. Tras recibir a varias embajadas encabezadas por el propio Emperador, en las que el rey de Aragón, don Fernando I de Antequera, también participaba solicitando su renuncia al papado, don Pedro siguió terne (en sus trece) en su decisión agravando con ello el conflicto.

Estando en Colliure, donde recibió a los últimos embajadores, y presionado por el desarrollo de los acontecimientos, decidió apartarse a meditar en medio de la soledad y la calma del castillo de Peñíscola. Preparó en poco tiempo el viaje y se embarcó en la pequeña localidad francesa.

No es normal que el mar Mediterráneo presente ribetes bravíos, pero en esta ocasión, cuando el barco de Benedicto XIII había zarpado, se desencadenó una auténtica tempestad. Las olas eran de tamaño oceánico de modo que la nave de don Pedro de Luna desaparecía por momentos. Todo el mundo creyó llegado su último suspiro, de manera que —arrodillados en la bodega, puesto que en la cubierta se corría el riesgo de ser barridos por las enormes olas— los acompañantes pontificios imploraban a Dios.

Don Pedro de Luna, el Papa del Mar como se le denominó en alguna ocasión, desafió la tempestad y se encaminó a la proa de la embarcación. Arrodillado, mirando al cielo, solicitó la salvación para él y para los suyos si la Providencia le reconocía como verdadero vicario de Cristo, de manera que si no era así deseaba y solicitaba que la tempestad hundiera su nave.

Lo cierto es que la tempestuosa tormenta amainó casi en el acto y el mar quedó en absoluto reposo, aunque el cielo seguía enviando una auténtica cortina de agua. El pontífice, dirigiéndose a los suyos, que no daban crédito al portento, les gritó: «¡Proa al sur! ¡Vamos a Peñíscola!».
Aquella prueba divina, en la que el mar representó papel tan decisivo, le reafirmó en su idea de no renunciar a la dignidad pontificia. Peñíscola era el lugar perfecto para la resistencia ante los hombres.

[Simó Castillo, Juan B., Pedro de Luna, el papa de Peñíscola, pág. 161.]

domingo, 14 de julio de 2019

LA CONDESA DE URGELL PRETENDE ENVENENAR A FERNANDO I

132. LA CONDESA DE URGELL PRETENDE ENVENENAR A FERNANDO I (SIGLO XV. ZARAGOZA)
 
Coronación de Fernando I de Aragón (detalle del retablo del arzobispo de Toledo Sancho de Rojas, procedente de San Benito el Real Valladolid, ca 1410-1415)
Coronación de Fernando I de Aragón (detalle del retablo del arzobispo de Toledo Sancho de Rojas, procedente de San Benito el Real Valladolid, ca 1410-1415)
 
 
 
 
 
 
Corría el mes de noviembre de 1414 cuando llegaba una vez más a Zaragoza, procedente de Morella, el
fraile predicador Vicente Ferrer, persona que gozaba de un gran prestigio en todo el occidente europeo y, sobre todo, en los Estados de la Corona de Aragón. El príncipe Alfonso, que luego sería Alfonso V de Aragón, le recibió con singulares muestras de afecto y le consideró como a huésped destacado.
 
Poco después de llegar a Zaragoza, estaba el príncipe oyendo un sermón del fraile dominico cuando
recibió de su padre, el rey aragonés Fernando I de Antequera, una carta en la que le anunciaba —aunque llegaba con evidente retraso— que el dominico valenciano iba a ir a la ciudad del Ebro, rogándole que le recibiera como se merecía y que procurara por todos los medios a su alcance que los judíos zaragozanos acudieran a escuchar sus sermones.
Sin darle excesiva importancia, le comunicaba, asimismo, cómo por aquellos días la condesa de Urgell había tratado de envenenarle.
 
Cuando finalizó el sermón, el príncipe Alfonso comunicó al fraile la noticia del fallido envenenamiento y le rogó que al día siguiente celebrase una misa de acción de gracias, como así se hizo. La iglesia de San Salvador se llenó de gente y durante el sermón, Vicente Ferrer dio a conocer públicamente la reprobable acción de la condesa de Urgell, madre de don Jaime de Urgell, candidato, como es sabido, a la corona de Aragón frente a don Fernando I.
 
[Vidal y Micó, Francisco, Historia de la portentosa vida..., págs. 225-226.]
 


https://es.wikipedia.org/wiki/Fernando_I_de_Arag%C3%B3n

Fernando I de Aragón (Medina del Campo, 27 de noviembre de 1380 - Igualada, 2 de abril de 1416), llamado también Fernando de Trastámara, Fernando de Antequera, Fernando el Justo y Fernando el Honesto, fue un infante de Castilla, rey de Aragón, de Valencia, de Mallorca, de Sicilia, de Cerdeña y de Córcega; duque de Neopatria y de Atenas; conde de Barcelona, de Rosellón y de Cerdaña; y regente de Castilla. Fue el primer monarca aragonés de la dinastía castellana de los Trastámara, si bien era Aragón por la rama materna, pues su madre Leonor de Aragón era hermana de Martín I de Aragón, llamado el Humano.

Fernando era hijo segundo de Juan I de Castilla y de Leonor de Aragón, hermana del rey aragonés Martín el Humano, y nieto, por tanto, del rey Pedro IV el Ceremonioso por vía materna, y del rey Enrique II de Castilla, por la rama paterna. Tras estos antecedentes, y dada la posibilidad jurídica de transmisión de la Casa de Aragón por vía materna, el derecho aragonés le otorgaba un rango preferente en sus aspiraciones a la corona de Aragón tras la muerte sin descendencia masculina de Martín I el Humano.

Cuando solo contaba con diez años de edad, su padre el rey Juan I poco antes de morir le invistió en las Cortes celebradas en Guadalajara en 1390, y en presencia de su hermano mayor Enrique, con el señorío de Lara, el ducado de Peñafiel y el condado de Mayorga así como le cedió las villas de Cuéllar, San Esteban de Gormaz y Castrogeriz y le asignó una renta de medio millón de maravedís a costa del tesoro real. Durante la ceremonia el rey le puso sobre la cabeza una «guirnalda de aljófar», símbolo de la preeminencia ducal. Este «heredamiento» fue ampliado tras la muerte del rey, pues este en su testamento le cedió las villas de Medina del Campo y Olmedo. Su matrimonio posterior con su tía Leonor de Alburquerque, cinco años mayor que él, amplió considerablemente su patrimonio territorial, pues no sin razón Leonor era llamada la «Rica Hembra». Poseía las tierras de Haro, Briones, Cerezo y Belorado, en La Rioja; Ledesma y las llamadas Cinco Villas en la región del bajo Tormes; Alburquerque, Medellín, La Cadesera, Alconetar, Alzagala y Alconchel, en Extremadura. También poseía por concesión del rey los territorios de Villalón y Ureña. Así las posesiones de la pareja formaban una franja que desde la frontera de Aragón a la frontera de Portugal dividía en dos el reino de Castilla, sin olvidar que en ella se incluían algunas plazas fuertes más importantes: Medina del Campo, Olmedo, Peñafiel y Alburquerque. Así pues, convertido en el más poderoso señor de Castilla «no es difícil imaginarnos el esplendor de la corte principesca en Medina del Campo», como ha destacado el historiador Jaume Vicens Vives.

A pesar de que, dada su condición de hijo «segundón», el trono de Castilla fue ocupado por su hermano el futuro Enrique III en 1390, la escasa salud de este (padeció enfermedades como el tifus y la viruela, lo que le valió ser apodado el Doliente) y el hecho de que no lograra concebir un varón que heredara el trono, permitió que Fernando albergara esperanzas de llegar a obtener el trono castellano, como demuestra el hecho de que se casara en 1393 con su tía Leonor de Alburquerque, con lo que reforzaba sus derechos dinásticos en el caso de que su hermano falleciera. Sin embargo, el nacimiento de un heredero varón, el futuro Juan II, en 1405, un año antes de la muerte de Enrique III, acabó con las esperanzas de Fernando a ocupar el trono de Castilla.

Al morir Enrique III el Doliente, en 1406, estableció en su testamento que durante la minoría de edad de su hijo Juan II, que entonces contaba con dos años de edad, asumirían la regencia del reino su viuda y madre de este, Catalina de Lancáster, y su hermano Fernando, «ambos a dos ayuntadamente». Sin embargo, la educación y la custodia del rey niño correría a cargo del camarero mayor Juan de Velasco, del justicia mayor Diego López de Estúñiga y de Pablo de Santa María, obispo de Cartagena.

Las desavenencias entre ambos corregentes, instigadas por parte de la nobleza, no tardaron en aparecer, por lo que llegan al acuerdo de dividir el territorio en dos mitades, correspondiendo a Fernando la zona meridional del Reino, que se extiende por los territorios situados al sur de la Sierra de Guadarrama hasta el reino nazarí de Granada, lo que le permitirá reanudar la guerra contra dicho reino que la muerte de Enrique III había paralizado.

Con la reanudación de las acciones militares contra el reino nazarí de Granada, Fernando logra tomar Pruna y Zahara de la Sierra, pero fracasa en la conquista de Setenil, tras lo cual es obligado por el Consejo de Regencia a firmar la tregua que por dos años había ofrecido el rey nazarí Yusuf III.

Tras el periodo de tregua, Fernando retoma la campaña granadina y conquista, el 16 de septiembre de 1410, la importante plaza de Antequera que le dará su sobrenombre más conocido.

Durante su regencia Fernando aprovechó el cargo para engrandecer su casa y asegurar la posición de sus numerosos hijos, tal como reveló en una carta dirigida a su privado Sancho Rojas, obispo de Palencia: / NO solían escribir la tilde en ese tiempo /
«E gracias a Dios, pues tengo cinco fijos e dos fijas, e cada día espero aver más, según la hedad de la infanta, mi mujer, e mía, razón es que comience a buscar de qué hereden».
Así, valiéndose de todo tipo de presiones, favores y sobornos, consiguió que dos de sus hijos fueran nombrados maestres de las dos órdenes militares más importantes de Castilla y que «constituían una potencia territorial, económica y militar en el seno del Estado», según Jaume Vicens Vives: la orden de Alcántara, para su hijo Sancho —que fue investido en enero de 1409 cuando sólo contaba con ocho años de edad—; y la orden de Santiago, para su hijo Enrique, también investido en 1409 con nueve años de edad.6​ Asimismo consiguió la necesaria dispensa papal para que se pudiese celebrar el matrimonio de su hijo primogénito Alfonso con la hermana de Juan II y sobrina suya, María, a quien las Cortes de Castilla reunidas en Tordesillas le concedieron el marquesado de Villena, con el título ducal. El matrimonio de Alfonso con la princesa María, según Jaume Vicens Vives, «cerraba con firme broche el absoluto dominio que don Fernando, gracias a su regencia, a sus propias posesiones y a los maestrazgos que detentaban sus hijos, ejercía en el amplio solar del Mediodía castellano». Y por otro lado, «así se formó la facción de los infantes de Castilla», quienes tras el acceso al trono de la Corona de Aragón de Fernando, serán conocidos como los infantes de Aragón.

En 1410, al morir su tío el rey Martín I de Aragón sin descendencia directa y legítima, Fernando presenta su candidatura a la sucesión del trono aragonés y, aunque en un principio se presentan hasta seis candidatos al trono y Fernando no es de los más favorecidos, la caída en desgracia de Luis de Anjou (que no pudo responder a las peticiones de ayuda militar de sus partidarios debido a la lejanía de Nápoles)​ impulsó su candidatura, que se convirtió en la más potente junto a la de Jaime de Urgel.

Fernando, que contaba con un gran poder económico (su red de señoríos era enorme),9​ un sólido prestigio militar y el ejército castellano a su disposición, contó con el apoyo de la familia valenciana de los Centelles, de la familia aragonesa de los Urrea y de una parte sustancial de la burguesía barcelonesa. Esto, unido a los errores de Jaime de Urgel, entre ellos la conspiración para asesinar al arzobispo de Zaragoza, García Fernández de Heredia, y al apoyo tanto de Benedicto XIII, así como de su confesor, Vicente Ferrer, inclinarán la balanza hacia la candidatura de Fernando, que será refrendado, el 28 de junio de 1412, en el llamado Compromiso de Caspe al ser proclamado rey de Aragón y de los demás estados de la Corona de Aragón.

Según Jaume Vicens Vives, «los compromisarios [reunidos en Caspe] midieron la gloria militar, las riquezas y la habilidad política de que había dado pruebas el regente don Fernando; pero no tuvieron en cuenta la voraz intranquilidad que germinaba en la familia». Una valoración esta última que también había hecho en su momento el aragonés Jerónimo Zurita, quien asimismo destacó que con Fernando llegaba el «govierno de gente estrangera»: (Zurita tiene cada cagada que no veas, como Bofarull, Carbonell, etc.)
Y que este reino era muy pobre para cinco hijos infantes que el rey tenía, criados en aquella grandeza y riqueza de estados y en supremo señorío, a donde cada qual dellos tenía un infantado. Y cuando la pobreza de las cosas de acá no satisfaciesen a su ambición, era cierto nascer dello el desprecio general de todo y el odio y aborrecimiento de nuestras leyes y costumbres.

Tras realizar el juramento completo como rey el 3 de septiembre ante las Cortes de Aragón reunidas desde el el 25 de agosto de 1412 en Zaragoza, donde varios de sus antiguos rivales para ocupar el trono, como Alfonso de Aragón el Viejo,​ Fadrique de Luna y Juan de Prades, le rendirán pleitesía, se dirigirá a Lérida, donde representantes de su gran rival, Jaime de Urgel, le rinden vasallaje, a cambio del ducado de Montblanc y de la concertación de un matrimonio entre sus hijos Enrique e Isabel.

A continuación, Fernando I se dirige a Tortosa para entrevistarse con su gran valedor Benedicto XIII quien, el 21 de noviembre de 1412, le invistió como rey de Sicilia, Córcega y Cerdeña a cambio del apoyo real en la disputa que Benedicto mantenía con los otros dos papas que simultáneamente gobernaban el orbe cristiano: Gregorio XII y Juan XXIII, en pleno Cisma de Occidente que dividía a la Iglesia Católica.

El 19 de noviembre, Fernando convocaba las Cortes catalanas con objeto de jurar sus usos y costumbres; el 15 de diciembre fueron convocadas, pero no concluirían hasta el 31 de agosto de 1413, debido a la necesidad de sofocar la revuelta de Jaime II de Urgel iniciada en la primavera de este último año; el inicio de las de Valencia se había previsto para el 15 de abril de 1413, pero la sublevación de Jaime II y la coronación en Zaragoza (que se celebró en 1414) impidió su inicio.​ Con la ayuda de todos los estamentos de la Corona sofoca la revuelta y sitia al conde de Urgel en el castillo de Balaguer, que es tomado el 31 de octubre, tras lo cual el antiguo pretendiente al trono de Aragón fue despojado de todos sus títulos y posesiones, así como los de su familia, y conducido a la cárcel de Urueña en Castilla.​ En 1413 propondría a las Cortes catalanas realizar la primera compilación de las Constituciones.

Según una interpretación tradicional, en las Cortes que había convocado en Barcelona, Fernando I tuvo que ceder al denominado pactismo catalán, doctrina que limitaba la autoridad real a favor de las Cortes y de la Generalidad de Cataluña. Este movimiento, encabezado por Joan Fivaller, manifestaba que privilegi atorgat tollent ley paccionada de dret, non val y que privilegi atorgat contra ben publich es nul, por lo que estaban «Decididos a darle antes su vida que la libertad». Sin embargo, todo el presunto «caso Fivaller» o «asunto del vectigal» y la elaboración a partir de este de una teoría del pactismo catalán está considerado actualmente como un relato mítico. En primer lugar porque se trataría en todo caso de una reclamación del municipio de Barcelona y no de la Generalidad de Cataluña, y las quejas de las localidades ante el rey eran habituales tanto en Barcelona como en otros municipios, y en segundo lugar, porque un análisis exhaustivo de la documentación, efectuada por Ramón Grau, revela que lo relatado ya desde los cronistas del siglo XV (en obras de gran componente literario, como la biografía del rey Fernando de Lorenzo Valla) es completamente inexacto, al no haber ni siquiera documentación acerca de una disputa entre el municipio y el rey.​ Además Fernando nombró a Fivaller albacea de su testamento, que otorgó el 10 de octubre de 1415 en Perpiñán.​ Al respecto de este episodio, Verdés Pijuan señala:

Nos hallamos, por tanto, ante todo un mito historiográfico, elaborado con posterioridad a los hechos con una clara intencionalidad política. [...] Como he dicho, fueron los historiadores románticos de la Renaixença los que acabaron de dar carta de naturaleza al relato y, por acción u omisión, la historiografía contemporánea (salvo alguna excepción puntual) ha hecho más bien poco para corregir esta interesada interpretación de los hechos.
Pere Verdés Pijuan, art. cit., 2011, p. 150.

Tras eliminar o neutralizar toda oposición interior, Fernando I se dirigió nuevamente a Zaragoza, donde será coronado en 1414 en una ceremonia que partía del Palacio de la Aljafería y llegaba a la La Seo, tras lo cual dirige su atención a la política exterior.

Fernando I de Aragón reinó poco tiempo; a pesar de ello, en los aproximadamente tres años y nueve meses que duró su gobierno (teniendo en cuenta, además, que la revuelta del conde de Urgel le mantuvo ocupado en sofocarla hasta el 31 de octubre de 1413) reorganizó la Hacienda y saneó la economía y la administración de la Corona. Trabajó en la seguridad ciudadana, intentó impedir las persecuciones contra los judíos y procuró luchar contra la corrupción. También emprendió una reforma de los gobiernos de los municipios buscando una mayor participación de sus representantes. En cuanto a las instituciones políticas, no introdujo cambios estructurales en la organización de la Corona, sino que mantuvo el sistema anterior, procurando que el rey participara como un elemento más integrado en los organismos de gobierno establecidos, lo que contribuyó al fortalecimiento del poder regio. Su gran logro en este ámbito fue restablecer el orden tras el inestable periodo del Interregno.

También apoyo a los mantenedores de la Gaya ciencia, con 40 florins anuales y por la regla de su elecciones.

Normalizó la situación interna de Sicilia con el nombramiento en 1415 de su hijo Juan como virrey de Sicilia, logrando acabar con la guerra civil que desde el fallecimiento de Martín el Joven enfrentaba a la viuda de este, Blanca I de Navarra, con el hijo ilegítimo de aquel, Fadrique de Luna. También orientó a su hijo Juan hacia el Nápoles, proponiendo su matrimonio con la reina Juana, proclamada a la muerte de su hermano Ladislao I de Nápoles el 6 de agosto de 1414, pero el enlace no prosperó y Juan acabó casando con Blanca. Al resto de los llamados por Don Juan Manuel «infantes de Aragón», Enrique, Pedro y Sancho los situó como grandes maestres de las órdenes militares de Santiago, Calatrava y Alcántara; por su parte, las infantas de Aragón María y Leonor acabaron siendo reinas consortes de Castilla y de Portugal respectivamente. Además, como perteneciente al linaje de Trastámara, Fernando I tenía grandes patrimonios en Castilla, donde era también regente, lo que le permitió de facto gobernar en ambas Coronas, ya que no renunció a la regencia castellana tras alcanzar el trono aragonés.

En la cuestión del Cisma de Occidente, se desvinculó muy pronto de Benedicto XIII (el papa Luna o antipapa) e intentó que renunciase al pontificado, para lo cual se reunió con él en Morella (1414) y en Perpiñán (1415). Tras la decisión tomada en el Concilio de Constanza, reunido el 5 de noviembre de 1414, que destituyó a los tres papas, y la entrevista que Fernando I tuvo con el emperador Segismundo, el rey de Aragón decidió contribuir a poner fin al Cisma dejando de apoyar al papa Luna, lo que permitió que la Corona de Aragón volviera a ocupar el centro de las decisiones en el ámbito europeo y recuperara su posición al frente de la política en el Mediterráneo.

Aseguró la continuidad de la monarquía, aspecto que tantos problemas había causado con la muerte sin heredero de Martín I el Humano, nombrando a su primogénito Alfonso heredero real.

A mediados de 1415 comenzaron los síntomas de la grave enfermedad que le llevaría a la muerte y que fue diagnosticada como arenes de ronyons. Así a principios de 1416, preocupado por sus posesiones en Castilla —cuya regencia aún ostentaba y que ejercía a través de cuatro delegados: los obispos de Sigüenza y Cartagena, el conde de Montealegre y el adelantado de Andalucía—, comunicó a su segundo hijo Juan, que se encontraba en Sicilia como lugarteniente suyo, que en cuanto tuviera noticia de su muerte se dirigiera inmediatamente a Sevilla para tomar «a su mano, la parte de govierno que pudiese en aquella provincia por la menor edad del rey».

El 14 de marzo de 1416 su enfermedad se agravó en Igualada,​ donde fallecería el 2 de abril del mismo año.

En su testamento legó la mayor parte de sus posesiones y títulos de Castilla a su segundo hijo Juan, además del ducado de Montblanch, mientras que sus otro hijo Enrique recibía el condado de Alburquerque y el condado de Ledesma. Por su parte su hijo Pedro recibía las ciudades y villas catalanas de Tarrasa, Vilagrasa y Tárrega y las valencianas de Elche y Crevillente.

De su matrimonio con Leonor de Alburquerque tuvo siete hijos:

Alfonso el Magnánimo (1396 - 1458), su sucesor en el reino de Aragón, con el nombre de Alfonso V, y rey de Nápoles, con el nombre de Alfonso I.
Juan el Grande (1398 - 1479), rey de Aragón y de Navarra con el nombre de Juan II.
Enrique (1400 - 1445), conde de Alburquerque, duque de Villena y Gran Maestre de la Orden de Santiago.
Sancho (1401 - 1416). Gran Maestre de la Orden de Alcántara.
Leonor (1402 - 1445), que se casó con Eduardo I de Portugal.
María (1403 - 1445), que se casó con su primo Juan II de Castilla.
Pedro (1406 - 1438), IV conde de Alburquerque y duque de Noto.

LALIENA CORBERA, Carlos y Cristina Monterde Albiac, En el sexto centenario de la Concordia de Alcañiz y del Compromiso de Caspe, coord. por José Ángel Sesma Muñoz, Zaragoza, Gobierno de Aragón, 2012.
SESMA MUÑOZ, José Ángel, El Interregno (1410-1412). Concordia y compromiso político en la Corona de Aragón, Zaragoza, Institución «Fernando el Católico» (CSIC), 2011. ISBN 978-84-9911-143-8
VERDÉS PIJUAN, Pere, «Las elites urbanas de Cataluña en el umbral del siglo XV: entre el discurso político y el mito historiográfico», La Corona de Aragón en el centro de su historia. El Interregno y el Compromiso de Caspe (1410-1412). Congreso celebrado en Zaragoza y Alcañiz, 24-26 de noviembre de 2010, Zaragoza, Gobierno de Aragón (Actas, 75), 2011, pp. 147-174.
ISBN 978-84-8380-295-3

Vicens Vives, Jaume (2003) [1953]. Paul Freedman y Josep Mª Muñoz i Lloret, ed. Juan II de Aragón (1398-1479): monarquía y revolución en la España del siglo XV. Pamplona: Urgoiti editores. ISBN 84-932479-8-7.

lunes, 22 de junio de 2020

255. ANTECEDENTES DEL MONASTERIO DE TRASOBARES

255. ANTECEDENTES DEL MONASTERIO DE TRASOBARES (SIGLO XI. TRASOBARES)

255. ANTECEDENTES DEL MONASTERIO DE TRASOBARES (SIGLO XI. TRASOBARES)


Estamos en Jaca, capital del reino. Sancho Ramírez, rey de los aragoneses, estima que debe coordinar sus esfuerzos con los cristianos de Castilla para oponer un frente común a los musulmanes que dominan el valle del Ebro. Prepara, pues, un viaje a tierras castellanas, que debe hacerse con toda discreción para no levantar sospechas.

Acompañado solamente por un criado, emprendió el viaje disfrazado de arriero y, tras cabalgar día y noche, ambos se perdieron en el camino. Estaban en tierra de moros y, por lo tanto, temerosos de caer en sus manos. De repente, el canto de un gallo al alborear el nuevo día les indicó que se hallaban cerca de un poblado. Decidieron hacer un alto y redoblaron la vigilancia para no verse sorprendidos por los vigías moros.

El criado, con sumo cuidado, se adentró en la desconocida población y, dirigiéndose a una de las casas de su barrio mozárabe, le proporcionaron las vituallas necesarias para proseguir el viaje y le informaron que el poblado se llamaba Trasobares. Luego, durante el retorno junto a don Sancho que le estaba esperando ansioso, en medio de una intensa y casi cegadora luz, vio una imagen de la Virgen. Se sintió emocionado y sorprendido, y corrió cuanto pudo para contarle al rey lo que acababa de sucederle.

A pesar del peligro que suponía, los dos fueron al lugar de la aparición. Entonces, el rey, con sumo cuidado, tomó y envolvió la imagen entre paños y, tras acomodarla en la silla de su montura, decidió suspender el viaje a Castilla y regresar a Jaca sin dilación para, una vez allí, ir a depositar la imagen en el monasterio de San Pedro de Siresa.

Años más tarde, Alfonso I el Batallador reconquistó Trasobares para Aragón. A petición de los cristianos del pueblo, el rey ordenó devolver la imagen al lugar donde se apareciera, construyendo para ella una ermita, germen del monasterio femenino cisterciense que allí se fundaría, cuya sala capitular sería presidida por la imagen, de manera que pronto se le conocería como Nuestra Señora del Capítulo.

[Bernal, José, Tradiciones..., págs. 78-79.
Sánchez Pérez, José A., El culto mariano en España, págs. 112-113.]


El origen de la villa actual es medieval, y debe su existencia al monasterio de monjas cistercienses o «bernardas» fundado en dicho lugar en el siglo XII. La elección de este apartado lugar, en el somontano del Moncayo y a orillas del río Isuela, para dicha fundación se debe a la aparición de la Virgen María al mismísimo rey de Aragón, Sancho Ramírez, allá por el año 1092, en este lugar. Al parecer, y según la tradición, por estas fechas el rey Sancho Ramírez emprendió una peligrosa expedición desde Aragón a Castilla para entrevistarse con el rey castellano Alfonso VI. Para ello tuvo que atravesar las tierras del poderoso reino taifa de Zaragoza. De incógnito, y con solo unos criados por compañía, Sancho Ramírez emprendió el viaje por «caminos ocultos», según dice la tradición. Ya cerca de Castilla el rey y compañía acamparon para pasar la noche en una hondonada junto al río Isuela, lugar donde encontraron la acogida de tres leñadores cristianos y sus familias que vivían en unas cabañas en este lugar. Aquella noche, mientras el rey dormía un gran resplandor iluminó el lugar, tanto que los gallos comenzaron a cantar. Asombrados, los presentes presenciaron la aparición de la Virgen rodeada de ángeles que la veneraban. Una vez acabado el prodigio, y vuelta la oscuridad, los presentes, al acercarse al lugar donde se había producido el hecho, descubrieron una imagen en madera de la Virgen que el rey Sancho decidió llevarse a Aragón a su vuelta de Castilla. Así la imagen fue trasladada al monasterio de Siresa, en el Pirineo. El rey Alfonso I el Batallador, hijo de Sancho Ramírez, reconquistó toda la zona de Trasobares en fechas posteriores a 1118 y, a petición de la gente que habitaba el lugar, llamado ya «Trium Obantium» o «Tres Obares» —Tres vencedores— en recuerdo de los tres leñadores que habían conservado el lugar para los cristianos, devolvió la imagen a su lugar de origen, fundándose una pequeña ermita para su veneración. Textualmente el privilegio firmado por El Batallador dice: «volo enim ut restituatis supradictam imaginem sindicis vel procuratoribus loci Trium Obantium». La tradición ha conservado incluso el nombre de aquellos «tres vencedores»: Hernando Sánchez, García Aznar y Beltrán Gascón. Son apellidos que históricamente se encuentran en el pueblo, lo que da verosimilitud a la tradición. Posteriormente, sobre 1168, se produjo la fundación del monasterio ya citado, alrededor del cual creció una pequeña villa, que fue Trasobares. Fue una dama noble castellana, doña Toda Ramírez, tercera abadesa del monasterio navarro de Santa María de la Caridad de Tulebras, quien lo fundó tras pedir a la reina Petronila de Aragón el lugar donde se encontraba la pequeña ermita dedicada a la Virgen como sede de este nuevo monasterio para hijas de «ricos hommes» (homnes, homines, etc) de Aragón. Previamente la animosa dama había viajado hasta París para entrevistarse con Bernardo de Claraval, fundador del Císter y futuro santo, para solicitar su permiso para esta fundación. El privilegio de fundación lo concedió el rey Alfonso II el Casto, en 1188. Este privilegio incluía el señorío de la villa de Trasobares, a las que ya a finales del siglo XII se añadiría la donación de los términos de Aguarón y Tabuenca, lo que convirtió a sus habitantes en vasallos del monasterio. También recibió el monasterio otros privilegios, como los de pacer sus ganados en diversos lugares del reino, tal como lo hacían los ganados reales. La iglesia del monasterio quedó dedicada a Santa María de los Ángeles, en alusión a las circunstancias de la aparición de la Virgen a Sancho Ramírez. El monasterio, que nunca fue grande en capacidad —unas treinta monjas, más sirvientes—, quedó sujeto espiritualmente al gran monasterio cisterciense del otro lado del Moncayo, Santa María de Veruela. La llamada Guerra de los dos Pedros, entre Pedro IV de Aragón y Pedro I de Castilla, entre 1356 y 1369, supuso el primer quebranto importante en la vida del monasterio, al estar cerca de la frontera castellano-aragonesa. En 1357 el ejército castellano destruyó las villas de Trasobares y Calcena, teniéndose que refugiar sus habitantes en el cercano castillo de Tierga, aguas abajo del Isuela. Las monjas eligieron retirarse a Aguarón, en tierras de Cariñena, junto a Cosuenda, lugar más lejano y seguro, y que les pertenecía. El Compromiso de Caspe (1412) supuso la inesperada ruina del convento. La abadesa de Trasobares, Violante de Luna, se negó (ja ja ja !!) a aceptar el fallo que nombraba rey de Aragón al castellano Fernando de Antequera, un Trastámara, (descendiente de los reyes de Aragón) ya que los Luna apoyaban al candidato Jaime de Urgel. En una novelesca peripecia la abadesa huyó de Trasobares, refugiándose en el castillo de Loarre junto con su primo, y, dicen, que amante, Antón de Luna, cabeza de los partidarios «urgelistas» en Aragón e instigador del asesinato del arzobispo de Zaragoza García Fernández de Heredia, partidario de Fernando de Antequera. Tras un riguroso asedio que duró un año, y que sobrepasó en duración y tenacidad al que el propio candidato al trono, Jaime de Urgel, (Jayme Darago) llevó a cabo al castillo de Balaguer, la abadesa «guerrera» fue detenida y se dispuso su traslado al castillo de Sora, en las Cinco Villas. Pero nuevamente Violante (Yolanda) volvió a fugarse sirviéndose de un falso salvoconducto. El Papa Benedicto XIII, otro Luna (Papa Luna) y tío de la abadesa rebelde, actuó expeditivamente, tal vez para demostrar al nuevo rey la fidelidad de su familia; excomulgó a la abadesa, que incluso había tenido un hijo con su primo, ordenó a las monjas abandonar el convento de Trasobares, trasladándolas nuevamente a Aguarón, y ordenó su demolición, a excepción de la iglesia. El castigo incluía además la prohibición de que las monjas se llevaran la imagen de la Virgen de Trasobares. Durante el derribo del convento se cuenta que se produjo el milagroso suceso de que al caer un cascote sobre la nariz del niño Jesús que sostiene la imagen de la Virgen, de ella manara sangre. Dicho suceso dicen ocurrió porque la imagen, desde siempre, no se encontraba en la iglesia del convento —que no se derribó—, sino en la sala capitular, lo que le valió a la talla el otro nombre, aparte del de «Nuestra Señora de los ángeles», que ostenta y que es más popular: «Nuestra Señora del Capítulo». Otro hecho prodigioso del que se da noticia sucedió durante la ausencia de las monjas. Un día los habitantes de la villa escucharon el canto de la salve en la iglesia, a la hora en que las monjas lo solían realizar. Al entrar en la iglesia, pensando que las monjas habían vuelto, se la encontraron vacía, por lo que tuvieron por cierto que habían sido los propios ángeles los que habían cantado la Salve. Hasta 1419, por medio de una bula del Papa Martín V, no fueron autorizadas las monjas a regresar al monasterio, reconstruyéndolo en su totalidad excepto la iglesia. La vida de la comunidad monástica, y de la villa, continuó apaciblemente, aunque con sobresaltos como el del 18 de enero de 1810, en plena Guerra de la Independencia, cuando una partida francesa apresó al párroco del pueblo, Manuel Sancho, saqueando el archivo parroquial y desapareciendo varios libros antiguos y dinero. El monasterio pervivió hasta 1837, fecha en que la Desamortización de Mendizábal desalojó a las monjas - quedaban diez - del lugar y las agregó a las del monasterio de santa Lucía en Zaragoza. Sin embargo, unas pocas fueron al monasterio de Tulebras (Navarra), llevándose el rico báculo de plata que el Papa Luna (Benedicto XIII) había regalado a la abadesa Violante de Luna. Actualmente dicho báculo se encuentra en el Museo Arqueológico Nacional de Madrid. Las propiedades del convento pasaron, teóricamente, a manos particulares. Sin embargo, solo un par de edificios fueron adquiridos por estos, quedando el resto abandonado y arruinándose con el tiempo.

domingo, 8 de marzo de 2020

APÉNDICES

APÉNDICES. 



Concluida la reseña de los Códices, parécenos oportuno
insertar los Apéndices que están al fin del inventario de los Sres.
Denifle y Chatelain, y que según verán nuestros lectores, contienen
fragmentos muy interesantes copiados de dichos Códices.
Entre
ellos ocupa un principal lugar por su extensión el que pertenece al
Códice de número 6, que contiene como es de ver en el Catálogo, la
exposición del Símbolo de los Apóstoles por el célebre dominico
español Fray Raimundo Martín, que vivió a mediados del
siglo XIII.
Atendiendo a que hasta el presente no hay noticia de
que exista otro ejemplar en las bibliotecas de Europa, su contenido
ofrece un doble interés. Por otra parte, los Sres. Denifle y
Chatelain tuvieron buen cuidado en escoger los mejores fragmentos del
citado Códice; y sobre todo, nada omitieron de cuanto se pueda
referir a los sarracenos y judíos, y a los
escritores árabes. Así lo expresan en el prólogo de dicho
Apéndice, que es el de número I°.
Pero antes de los Apéndices
copiaremos la siguiente introducción, que precede a su inventario
latino.

ECCLESIA cathedralis urbis
Dertusae (nunc Tortosa dicunt) in Catalonia,
cujus historiam ac fata nuper enarravit D. Ramón O'Callaghan,
canonicus archivistaque ejusdem, a restabilito saltem
episcopatu an. 1151, multos pretiososque codices
possedit. Quanquam autem, post varias vicissitudines, non tot hodie
percurrere licet quot inventariis saeculo XV sequentibusque usque ad
saec. XVIII confectis seu exaratis enumerantur, restat adhuc
collectio nec infima nec spernenda. Quam cum alter nostrum bis
visitavisset codicum statum lamentabilem, asseribus avulsis,
deploraverat, nihilque magis cupiebat quam ut iterum Dertusam
adeundi occasionem haberet, brevemque librorum superstantium
descriptionem conficeret.
Itaque hujus anni mense Septembri, post
exploratum tabularium Barcinonense, ambo Dertusam
provolavimus. Tempus fortasse non optime elegeramus; namque improviso
advecti, urbem vittis, vexillis, floribusque ornatam, musicis
concursibus occupatam (ut fit quottanis ad celebrandum S.
cincturae B. M. Virg. festum
), denique festivitatibus magis
quam labori paratam invenimus. Praeterea infelici casu tunc
archivista aeger lectum retinebat. Nihilominus, intercedente
fr. Angelo A. Ciarán, O. P., qui acriter in illis sollemnibus
vastam praedicatione sua cathedralem movebat,
comiter
a canonicis porta tabularii nobis aperta fuit,
ibique commodissime codices inspiciendi, describendi, immo
photografandi licentia concessa est. Praeter
libros capitulares, duo armaria codicibus 147
referta invenimus; qui quidem jam uniformiter dorso e pelle
ovina
flavi coloris tabulisque linteolo spissius flavescente
coopertis vestiti, temporum injurias vincent.
Tres dies ibi
commorati, raptim singulos libros unus vel alter inspeximus.
Numeri jam in singulis positi curam habuimus, etsi ordo melior non
aegre dari potuisset. Exempli gratia, Biblia fere integra cum
commentario Rabani nunc inter numeros 67, 61, 2, 28, 12
distrahitur. At non nostrum erat praefixam seriemt urbare (seriem
turbare)
, et facile minimum id vitium indice nostro
resarcietur. Deest praeterea quasi generatim in codicibus
numeratio foliorum.
Non ingratum erit lectoribus
in Appendice recipere quaedam hucusque incognita et quaedam
specimina codicum antiquiorum.
Grates imo corde agimus
canonicis Dertusensibus, qui nobiscum ut cum amicis,
non ut cum externis et advenis agebant, nobisque thesaurum
cathedralis, inter alia calicem mirifici operis, á
Papa Luna, i. e. Benedicto XIII, donatam monstrarunt.

Denique veniam á collegis nostris doctisque oramus, si quid in
hoc inventario, quod sine auxilio librorum impressorum
conficiendum fuit, nos fugerit vel in errores nos traxerit. Neque
silentio praetereundum, multes codices in principio mutilos
esse, quod laborem nostrum detinuit. Caetera
non catalogum
integrum condere, sed saltem praecipuorum tractatuum
inventarium non inutile parare ambitio nostra fuit.


Dertusae, 4 sept. 1895.

HENRICUS DENIFLE, O.
P.
AEMILIUS CHATELAIN.




appendix I

viernes, 14 de junio de 2019

Tomo I, LXIII, Monfar, Historia de los condes de Urgel

Monfar, Historia de los condes de Urgel (inédita). Cap. 63, S.1, fol. 380.

LXIII.

El rey no era tan ignorante que no conociera su impotencia; y estaba tan pesado, que del todo era inútil para el matrimonio, y probaba ver como tomarian que sucediese don Fadrique su nieto, hijo natural del rey de Sicilia, habido en una doncella llamada Tharsia, que tenia mas de siete años, y le estimaba como si le fuera hijo; y solia decir el rey, que era mas apto su nieto para la sucesion y gobierno de la corona, que no los hijos que esperaban que él tendria, que ni aun eran nacidos ni conocidos, ni habia esperanza
cierta que hubieran de nacer.

Fol. 381.

Estuvo el rey algun tanto dudoso cual de estas dos tomaria, y á la postre escogió á doña Margarita.
No dejó á doña Cecilia porque le faltara nada de lo bueno que tenia la otra; sino que estrañó la fuerte y recia condicion de la condesa doña Margarita su madre,
suegra que habia de ser suya, y no queria que con este casamiento se
acrecentara autoridad y poder al conde de Urgel, su hermano, de
quien temia que ya en vida suya no se quisiera levantar con el
reino, que tenia ya por tan suyo, como el mismo rey que le poseia.

S.2, fol. 381.

No habia aun un mes que el rey era
casado, cuando llegaron los embajadores del rey Luis de Nápoles con
una embajada que en algunas cosas era harto excusada é impertinente:
el principal de los embajadores era el obispo de Cosserans,
varon de gran doctrina y elegantísimo, y habia pocos en aquellos
tiempos que le igualaran. Propuso al rey su embajada, y la oyó este
con gran atencion: fue largo el razonamiento, y se tocaron en él
materias de poco gusto para el rey, y las oia con gran atencion:
tenia los ojos cerrados y la cabeza baja como si durmiese; pensóselo
el obispo, y paró algunas veces el razonamiento: conoció el rey el
porque se detenia y le dijo, que continuara su
discurso, que
aunque estuviese de aquella manera, pero bastaba que las orejas
estuviesen abiertas y el corazon despierto y atento a lo que decia; y
lo conoceria muy bien cuando despues de acabado el razonamiento le
daria la respuesta. Acabó el obispo su embajada, y luego el rey
resumió todo lo que le habia dicho, que consistió en cinco puntos;
y respondiendo a cada uno de ellos, le dijo: cuanto al primero ….....
A los otros dos puntos en que pedia que en caso que la sucesion del
reino no perteneciese a doña Violante, mujer del rey Ludovico
y hija del rey don Juan, hermano del rey, sino á Ludovico, su hijo,
tuviese a bien que viniera en estos reinos y se criara en ellos
aprendiendo sus costumbres y gobierno, conociendo los naturales dél;
le mostró el rey sentirse algun tanto de semejante demanda:
parecióle no era á propósito tratar de tales materias en ocasion
que aun no habia un mes que estaba casado, y le dio muy secamente por
respuesta las palabras del
Evangelio: Quod justum fuerit dabo vobis. Y declarándole …...

Fol. 382.
Con esta respuesta se despidió el embajador; y como habian entendido que el rey gustaba
que el negocio se platicase, hubo sobre esto muchas juntas, y el rey
holgaba de oir el derecho de cada uno de los competidores ó
pretensores. Por la reina de Nápoles y Ludovico su hijo informaba
Guillem de Moncada y el obispo de Cosserans; por el
conde de Urgel, Bernardo de Centelles; por el duque de Gandía,
Bernardo de Vilaritg; pero el rey, despues de haberlos oido a
todos, tuvo siempre por mas clara la justicia del infante don
Fernando
...

Fol. 384.
Cuando esto pasaba en Aregon, se trataba con gran secreto la legitimacion de don Fadrique, nieto
del rey, y habia de hacerla el papa Benedicto XIII, que estaba
ya en Barcelona; y el rey bajó al monasterio de Valldoncella. por
estar mas cercano de la ciudad. Los de Sicilia habian enviado sus
embajadores para pedirlo al rey; y los aragoneses habian hecho venir
al gobernador para que lo facilitase, y que se dispensase
en la ley que hace incapaces de la corona á los bastardos: y
aunque esto pasaba en secreto; no lo era tanto que el conde no
tuviera noticia dello; porque su mujer y madre estaban siempre en
palacio y eran muy queridas de la reina, que deseaba (pues ella no
tenia hijos) que la sucesion fuese del conde, y por eso le daba aviso
de todo ….
Estaba señalado el primer de junio para hacerse la
legitimacion, y habia de ser con muy grande solemnidad, y el rey
bajó por esto de Bellesguart al monasterio ...


Atribuyeron esta su dolencia (la del rey) á pestilencia ... pero la
mas comun opinion fue que murió de las comidas y unciones que
le daban las mujeres sin consejo de los médicos, para ...
… y
certifícase esto, porque despues de muerto hallaron en su aposento
una arquilla llena de semejantes ungüentos y conficciones.

Fol. 385.
Al dia siguiente (31 de mayo) pareció á los médicos que
sacasen al rey de la cama, y le sentasen en una silla cubierto de una
vestidura muy lijera, aunque desabrochado, porque hacia gran
calor y él se ahogaba del todo y le tenian ya por muerto. Estando
así, los embajadores de Sicilia le pidieron con lágrimas que les
diera por rey a don Fadrique su nieto; y él estaba tan
indeterminable, que ni aun en esto sabia tomar resolucion, y la
respuesta que les dio fué encomendarles que mirasen por él: ¡ como
si hubiera de ser mayor el cuidado dellos, que el suyo, que era rey y
agüelo y le tenia por nieto !

domingo, 28 de junio de 2020

358. EL PAPA LUNA SE TRASLADA EN SECRETO A ROMA


358. EL PAPA LUNA SE TRASLADA EN SECRETO A ROMA (SIGLO XV. PEÑÍSCOLA)

Don Pedro de Luna, o sea, el papa Benedicto XIII, llevaba algún tiempo recluido en su retiro del castillo-fortaleza de Peñíscola terne en su actitud de no ceder ante las presiones que recibía de toda Europa, incluida la de su rey, para que renunciara oficialmente a la dignidad pontificia con objeto de solucionar la crisis abierta en el papado.

Los días de don Pedro en Peñíscola transcurrían densos y tensos, preparando argumentos con las que salir al paso de las medidas tomadas por el Concilio o por el propio colegio cardenalicio. Pero cada día estaba más solo pues quienes habían sido sus valedores, como el rey aragonés Fernando I de Antequera o el propio Vicente Ferrer, que fuera su confesor y confidente, le dieron al fin la espalda.

Así es que don Pedro de Luna determinó acudir personalmente y en secreto a Roma, jugándose en ello incluso su libertad personal. Así es que preparó el viaje sin confiar su salida fuera de Peñíscola nada más que sus más fieles colaboradores.

La noche elegida descendió por la escalera llamada todavía hoy del Papa Luna, un estrecho pasadizo que, mandado horadar al decir de la leyenda por propio don Pedro en la roca, comunicaba secreta y directamente con el mar desde lo alto del castillo, y cuya salida estaba camuflada en el acantilado de la parte opuesta a la costa.

Aquella noche, triste y desalentado por la deslealtad de los suyos, descendió hasta el mar y una vez allí extendió su manto pontificio sobre las olas relativamente calmadas del Mediterráneo. Luego, apoyado en el báculo que llevaba consigo como atributo papal, subió sobre el manto y sin hundirse puso rumbo a Roma, donde se presentó de improviso ante sus enemigos para entrevistarse con ellos.

Regresó a Peñíscola aquella misma noche sin que sus gestiones personales hubieran hecho variar las escasas esperanzas que aún le quedaban de vencer en sus tesis y retornar a la silla de san Pedro.

[Simó Castillo, Juan B., Pedro de Luna..., págs. 161-163.

lunes, 22 de junio de 2020

237. LAS TRES DONCELLAS ENCANTADAS


237. LAS TRES DONCELLAS ENCANTADAS (SIGLOS XIV-XV. SABIÑÁN)

237. LAS TRES DONCELLAS ENCANTADAS (SIGLOS XIV-XV. SABIÑÁN)


En tantos y tantos pueblos de nuestro Aragón, el tiempo ha ido poco a poco construyendo con teselas de leyendas fantásticas y hermosas nuestras muchas ruinas o dotando de misteriosas explicaciones a las caprichosas formas modeladas por la erosión y por el abandono. Este es el caso del torreón del viejo castillo de Sabiñán, otrora pujante y hoy ruina.

Hay quienes afirman todavía, y quizás haya que creerles, que, en algunas noches claras y sin nubes en el cielo, cuando la luna está llena en lo alto, se puede divisar todavía hoy a tres palomas blancas revoloteando en torno al viejo torreón, que ayer fue cárcel, en un incansable ir y venir de aleteos interminables. Quienes tienen la suerte de poderlas observar porque tienen la fe requerida saben muy bien que no son tales palomas, sino las almas errantes de tres hermosas y jóvenes moricas, que estuvieron presas en el torreón del castillo por atreverse a amar a tres jóvenes e intrépidos caballeros cristianos, que pagaron también su osadía con el castigo del destierro.

Para las tres enamoradas y jóvenes amigas moras —algunos dicen que eran princesas—, las jornadas de prisión se hacían penosas e interminables. Sus jóvenes enamorados desconocían la suerte corrida por las doncellas, creyendo incluso que estaban muertas. Pero ocurrió que un día, compadecida por tanto dolor junto producido por la intransigencia, un hada de las buenas se apiadó de las tres muchachas y, no pudiendo liberarlas, como sin duda hubiera deseado, las convirtió en tres ágiles palomas de alas blancas para remontar el vuelo y surcar los aires libremente.

Sin atadura alguna que las retuviera, volaron tan lejos como pudieron en busca de sus galanes las tres palomas de alas blancas y, al no encontrarlos, vuelven de cuando en cuando, en noches de luna llena, esperando el regreso de quienes, siendo caballeros cristianos, cometieron la felonía de enamorarse de tres doncellas moras y ellas les correspondieron.

[Proporcionada por la Agrupación Escolar Mixta «Benedicto XIII». Sabiñán. Domínguez Lasierra, Juan, «Las doncellas de Sabiñán», en Aragón Legendario, II, págs. 98-100.]

lunes, 10 de junio de 2019

Tomo I, texto XXXVI, lo Rey, cardinali Ispanie (aragonés)

XXXVI.

Reg. 2252, fol. 113. 24 de setiembre de 1409.

Lo Rey. - Reverent padre en Christo e muy caro amigo. Nuevament havemos recebido vuestra letra contenient muytas nuevas deixas partes la qual cosa agradescemos muyto a la vuestra paternidat e havremos toda vegada muy gran plazer que nos en querrades escribir. Al feyto del vuestro missatgero de que nos havedes escripto que vos merevellades muyto como lotro dia fue preso en Gerona vos respondemos que la vuestra paternidat no sen deve merevellar como ell dius color de traher a nos vuestras letras ne trahia muytas otras no solament en nuestros regnos et terras mas en Castiella e en otras partes en las quales sembrava zizania dissencion e gran scisma e malas informaciones enamigas de toda verdat contra ell senyor sanct padre Benedicto XIII° el qual havemos por verdadero papa et vicario de Jhesuchristo e no dariamos paciencia por cosa del mundo que en nuestros regnos e tierras fuesse maltractado: porque reverent padre en Christo e muy caro amigo quando vos nos querredes escrivir dalguna cosa nos recebiremos vuestras letras con grand plazer segund que desuso es dito e aquell qui trahera vuestras letras sera por nos segurament recebido: mas gardese bien que no traha con si alguna cosa que sea contra el dito padre sancto ne letras semblantes a las dessuso ditas porque no hi tomariamos plazer. El dito padre sancto entrara dentro la ciudat de Barchinona en breves dias e deve fazer muytos actos entre los quales sera uno es a saber que deposara e dara por scismaticos vos e todos los otros cardinales que son estados a ell inobedientes. Certificamosvos ende porque no vos merevelledes si apres quel dito acto sera feyto no vos escrivimos como a cardinal quar nos qui aquell tenemos por verdedero vicario de Jhesuchristo havemos et somos tenidos seguir e especialment en lespiritual los decretos e ordinaciones suyas. E sea la sancta Trinidat vuestra continua proteccion. Dada en Barchinona dius nuestro siello secreto a XXIV días de setembre del anyo de la nativitat de nuestro Senyor MCCCCIX. - REX MARTINUS. - Dominus rex mandavit michi - Bernardo Medici. - Dirigitur cardinali Ispanie.

Tomo I, texto XXXII, carta, Pere Torrelles, capita general de les armades

XXXII.

Reg. 2.252, fol. 110. 18 de agosto de 1409.

Lo rey Darago et de Sicilia. - Capita. Si nous havem scrit tro açi clarament nostra intencio dalcunes coses que dejus se contenen nous en merevellets quar la raho es per tal com dalcuns fets en que erem en perplexitat quen deviem fer voliem haver consell del sanct pare e que hi fossen presents maestre Viçent Ferrer lo prior de la Vall de Jhesuchrist e mossen Francesch Daranda. E de fet apres que per nos li es estat demanat lo dit consell huy hora de vespres lo comte Durgell e tots los de les corts que celebram als cathalans foren devant nos supplicants quens plagues hoir alcunes paraules quens volien explicar devant lo dit sanct pare: e nos volents condescendre a lur supplicacio fom devant ell ensemps ab los propdits de les corts los quals nos supplicaren humilment ab moltes persuasions e belles rahons que faeren a fundar lur supplicacio que volguessem pendre muller e que aço per cosa del mon no volguessem dilatar si desijavem la salut e bon estament de nostres regnes e terres. E feta la dita supplicacio tantost lo dit sanct pare pregans ens consella publicament presents los dits supplicants e presents encara los dits maestre Viçent lo prior e mossen Francesch Daranda que volguessem condescendre a la dita supplicacio la qual a son parer era no solament justa e rahonabla mas encara expedient e fort necessaria e que no volguessem la execucio daquella differir. Ladoncs per nos fo respost al dit sanct pare e als dessus dits que pus ells ho consellaven e los propdits nos en supplicaven que a nos plahia pendre muller e que ho fariem tantost: e de fet ab la ajuda de nostre Senyor Deus ho entenem a fer fort prestament. E en aquell mateix instant diguem al dit sanct pare e als de les dites corts que nos proferiem e de fet ho compliriem de anar personalment en Sardenya prestament e que puys complida la execucio dels sards iriem al regne de Sicilia per visitar e consolar aquell: e que si la reyna que pendriem per muller era prenys abans que nos hic partissem lexariemla açi e que si prenys no era lans en menariem. Noresmenys lus proferim de posar soltament lo fet de la justicia en mans de certes persones quey sien deputades per les corts et de certes persones que nos hi deputariem les quals sens consultarne a nos la posen en bon e degut estament: e que si cas sera que en res hi discrepen o nos puxen concordar que hi proceesquen ab e de consell del dit sanct pare: e de totes aquestes coses axi lo dit sanct pare com los de les dites corts hagueren fort gran plaer ens ho regraciaren molt. Perque com nos entenam portar a execucio infalliblement totes les coses dessus dites manamvos que com pus prestament porets nos trametats amarinada e ben aparellada la galea dels Cans car nos la farem armar açi e ja hi havem posada taula per armar e en aquella Deu volent passarem personalment en aqueix regne. Lo dit sanct pare ha manat devant nos a mossen Johan de Luna que sen torn aqui encontinent ab los CC rocins ab quey era passat lo qual tantost se deu recullir e tornar aqui. Semblantment haurets dins breus dies mossen G. R. de Muncada ab los L bacinets e L pillarts que la ciutat de Valencia hi tramet quar ja creem que sia partit a la hora dara. Perqueus pregam e manam que consolets e confortets tota la gent darmes que es aqui ab vos per nostre servey els digats quar axi ho farem de fet que per una daquestes dues galeas que son açi vos trametrem moneda ab quels sostengats tro que nos siam aqui on serem Deu volent dins breus dies e rahonaremvos largament moltes coses. En una letra que mossen R. Torrelles frare vostre vos tramet porets veure et per aquella saber moltes altres noves que a present nous curam scriure. Dada en la casa de Bellesguard sots nostre segell secret a XVIII dies dagost del any MCCCC nou. - REX MARTINUS. - Dominus rex mandavit michi - Bernardo Medici. - Dirigitur a mossen P. Torrelles capita general de les armades etc.

 
 
Bellesguart, Bellesguard, Barchinona, Barcelona, rey Martín de Aragón
Bellesguart, Bellesguard
 
 
 
“Bellesguart, situado más allá de la iglesia de la Buenanueva, como adivinará enseguida el menos versado de estos asuntos, equivale a Bellavista. El sitio es, realmente, tan delicioso y pintoresco, que nada tiene de extraño que los antiguos condes de Barcelona lo escogieran como lugar de recreo, fortificándolo y rodeándolo de todas las comodidades apetecibles.

 

 
Las primeras noticias que del castillo de Bellesguart se encuentran en la historia remóntanse al siglo XII. Dos siglos más tarde, mejorada la posesión y convertida la fortaleza en verdadera mansión senyorial, aprovechando el ofrecimiento del rey don Martín albergóse en Bellesguart el llamado papa Benedicto XIII, quien huyendo de la peste reinante en Perpiñan, vióse obligado á pedir un asilo á nuestro monarca. 
 
Hoy, del histórico castillo de Bellesguart apenas queda el nombre, escrito en un montón de ruinas, que dentro de breves años habrán sin duda desaparecido del todo”.

Dins la “Descripció de les excel·lències de la molt insigne ciutat de Barcelona” d'en Dionís Jeroni Jorba, al 1589, trobem una altra resenya: 
 
“A prop del Monestir de Pedralbes, hi ha moltes torres de senyors particulars i un Castell anomenat de Bellesguard, antigament dels Reis d'Aragó, el qual estava tancat de les seves muralles i torres. Un gran pati, una font i cisterna, una horta molt bonica, i una llotja amb columnes i insígnies de reis d'Aragó. Una capella, dues galeres amb vint finestres; on es pot veure Barcelona, i el mar, i una sala d'armes, la presó, capella, rellotge, i és lloc molt sa.”
 
L’any 1408, Martí I l’Humà, el darrer rei del casal de Barcelona, va adequar aquestes terres per a construir-hi el seu palau d’estiu. Davant de les magnífiques vistes de Barcelona que tenia des d’allà, va decidir batejar el lloc amb el nom de Bellesguard. Allà el rei Martí I hi va fer repòs i també hi va dirigir els seus estats. Del 1408 al 1410, la torre va ser testimoni dels darrers anys de la dinastia reial del casal de Barcelona i allà s'hi van viure una munió de fets decisius per al futur de Catalunya. Podem trobar diferents esments a les antigues cròniques.

 

/ En el pdf que transcribo yo NO hay tildes, y hay bastantes diferencias con el texto de abajo, el que tengo yo es la edición de Próspero de Bofarull y Mascaró,
Lo rey:
 
Capitá. Laltra dia reebem una letre vostra ab la qual nos significavets com apres que fos arribat ab Lestol en Castell de Caller nostre molt car Primogenit lo Rey de Sicilia vos aculli molt be, è com habent gran plaer de vostra vinguda vos feu Marescal de que habem aut fort singular plaer é loy grahim molts; placia á nostre Senyor Deus que li dó longa vida e salut ab aquella prosperitat quel nostre cor é lo seu desijen. 
 
Sapiats que Digmenge à XIIII. del present mes estants en la  Casa de Bellesguard é desijants molt saber novelles de nostre molt car Primogenit lo Rey de Sicilia è de la sua host veem de la finestra de la nostra Cambra venir una Galea de las parts de Lebant que arriba en la Playa de Barcelona; é à cap de un poch fo ab nos en Guillem Pujada, quins dix que la dita Galea venia de Sardenya, è que portaba bona nova, pero que ell encara no la sabia; E apres fort poch estants Nos en la dita finestra veem venir Mossen Jacme Roure é an Joan Bartholomeu ab III harauts fort corrents, é abans que fosem dos trets de Ballesta prop de la dita Casa de Bellesguard comenzarem tots cridar á alteus veus, é venguerem cridant Victoria, Victoria, Aragò et S. Jordi: E pujants alt en la dita Casa faerennos reverencia, ens donarem las Letres que portaban del dit nostre molt car Primogenit, é de vos, è dels altres ens recitaren largament lo fet de la Batalla é de La Victoria que sen era seguida é de la presos de S. Luri es quals havia quinse jorns, que eren estades fetes è encara res non sabiem de que aguem inextimable plaer, è singular consolacio é per sobres de goig prenguemnos à plorar. 
 
E encontinent votam de anar á la Seu de Barcelona é de enclourens aqui per tenirhi Novena è complir atres vots que ja habiem fets, esperants la bona novella desusdita. Mas per tal com era gra Digmenge, e axi com sabets no acostumam de cavalcar aquell Jorn la donchs nons moguem. Mas lo dilluns seguent á IIII apres mija nit cavalcam, é anamnossen dret cami á la dita seu en nos oncloguem, que non som exits despuijs. E aqui som rebuts ab gran processo é devotes oracions é pujamnosen tantost al Altar major é puys devallam à Santa Eulalia continuants Tostemps les dites procesò é la Salve Regina, é oracions molt devotes ques dien Cascum Jorn en la dita seu é en los Monasteris, è Esgleyes de Barcelona per retre laors é gracies á Nostre Senyor Deus de la gracia quens à feta, Per tal quen haiats plaer vos significam que som en bon punt é ben sans en tota nostra persona per gracia Divinal. Manants, é pregantsvos quens scrivats soven de la salut é bon estament del dit Rey nostre molt car Primogenit é del fet de la Guerra è del estament daquteix Regne, é de totes noves que sabrets quia singular consolacio ne haurem. E sapiats que son estats fort maravellats de la Batalla quia be sab nostre molt car Primogenit que no era axi empres. E digasli que Nos lo pregám ab fort gran affeccio que nos torn soven á fer semblants coses, quia la sua Persona presa molt é no la deu axi arriscar, com ha fet, ne exposar à fortuna zoque pod segurament é sens perill aconseguir axi com sara sens tota falla per divinal gracia quia Nos è ell havem bon dret al qual nostre Señyor Deus no sab ne hacostumat fallir ne noure.
 
Apres que haguem reebudes les dites letres e bones novelles vench à Nos Manuel de Cassi ab letres sobrel socorrs, quel dit Rey nostre molt car Primogenit demana. E per tal com per raho de la dita Novena que tenim en la seu no podiem anar á les Corts encontinent tremesem als de les dites Corts que venguessen azi á Nos, é faeronho. E posamlus devant, com pus graciosament poguem, lo dit fet, è ells preserenho fort be. E esperam fermament é sens tot dubte quel fet haura bon cumpliment è spatxat recapte. 
Maestre Vicent Ferrer es azi en há ja estat ben per VI setmanes, é diu Missa alta, é preyca fort merevellosament cascun Jorn en que ha continuament de VII millia en VIII millia persones. E ha preycat è fet Loffici azi en la seu devant Nots, é cantat esemps ab tota la gent quey era la Salve Regina á altes veus. E ha seguida la processo per la Ciutat la qual es estada fort devoata solepne é molt bella, en que havia de XXV millia Persones en sus qui la siguiem. E no sab hom que jamay en Barcelona se faes processo que per tanta gent fos seguida, ne tant devotament acompañyada. A present noy ha altres noves fino que el Papa Sera aci en Barcelona lo primer dia Dagost primer vinent. E entenem lo acullir com pus honorificament porém. E metremlo en lo Palau mayor. E Nos, mudaremnos en lo menor. E la primera vegada queus scrivam faremvos saber largament laculliment, e la festa , els entremesos , é altres honors, que fetes li haurem per tal quen haiats plaer. Nos, escrivim al dit Rey nostre molt car Primogenit pregantlo que no partesca de Caller en aquests dos mesos qui venen de calor. E si nostra molt cara filla la Reyna de Sicilia era aqui ab ell, Nos ne hauriem fort gran plaer. E que la poria fer anor aqui ab dues ó tres dones tant solament, é a que totes les altres ensemps ab tota la Roba, fino ab aquella que necesariament hauria menester, romanguessen en Sicilia ab la mes Gent que pogues de sa Casa en manera quels Sicilians estinguessen ab bona esperansa de ella retornar en breu, quia pus lo consell del dit Rey resident en Sicilia romangues en bon orde, no li calria tembre que res si mogues, quia tot stara  a pla, maiorment per la prosperitat è asenyalada favor que Nostre Señyor Deus li dona, per quens manam quel instets de nostra part que ho fasa quia son ben avenir seria.
 
Dada en Barcelona sots nostre Segell secret á XXII. dies de Juliol del añy MCCCC nou.
 
REX MARTINUS - Creem que beus recorde que quant partits de Nos vos donam Carrech pregassets de nostra part al dit Rey nostre molt car Primogenit, que confirmás al Monastiu de la Vall de Jesu-Christ la donacio que li faem dels Lochs Daltura è de les Alcubles. Per queus pregam, manam que tengats aprop lo dit Rey, è porets vosen informar ab en Pere Companyò qui sen porta translat aqui de la Donacio dessusdita. Dominus Rex mandavit mihi - Bernardo Medici - Dirigitur à Mossen Pere Torrells.