producida por la muerte de su hermano Alfonso I, tuvo enfrentamientos con buena parte de la nobleza del reino, algunos de los cuales desembocaron en la trágica jornada de la «Campana de Huesca».
Entre los más encarnizados enemigos del rey se encontraba un descendiente del famoso Roldán, el compañero de Carlomagno, aquel que en el siglo VIII abrió con su espada la honda «brecha de Roldán» en nuestro pre-Pirineo.
ascendiendo por la peña de Amán, en cuyo extremo se halla la foz que recorre el Flumen.
De repente, pues, se encontró entre la foz que se abría a sus pies y el grupo de almogávares que capitaneaba el noble Lizana y le perseguía.
tan largo y prodigioso que, en lugar de precipitarse al fondo de la foz, cayó al otro lado del corte, sobre la peña de San Miguel, donde su caballo estampó sus huellas.
Al Lizana y sus almogávares no les quedó más consuelo que el de narrar el salto inverosímil que diera Roldán como excusa a su fracaso.
(1981), pág. VIII; Idem, en 4 Esquinas (VIII/1989), págs. 110-111.]

El salto del Roldán







