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lunes, 13 de julio de 2020

Capítulo XLVI.


Capítulo XLVI.

De la vida del conde Borrell, tercer conde de Urgel.

Muerto Sunyer, sucedió su hijo mayor. Este en el tiempo que su padre entendía en el gobierno del condado de Barcelona, gobernó el de Urgel. No hallamos, por la antigüedad de los tiempos y faltas de memorias (pone momorias), hechos de consideración suyos, hasta el año de 967, que fue el décimotercio de su condado, en que murió Seniofredo, primo suyo y conde de Barcelona, después de diez y siete años había que gobernaba aquel condado y a los cincuenta y uno de su edad: no le quedaron hijos, porque su mujer doña María, hija de Sancho Abarca, rey de Aragón, era de edad. Los más próximos eran sus hermanos: el mayor era Oliva, conde de Besalú, y el que más derecho parecía tener; pero los barones y gente de Cataluña sintieron lo contrario, excluyéndole de la sucesión. Pondéranse muchas razones: Miguel Carbonell (Pere Miquel Carbonell, archivero real de Juan II y Fernando II el católico) dice que no era buen católico, y lo sacó de una *ria (memoria; página 290 mal escaneada) antigua intitulada Flos mundi, que salió a luz * en tiempo del rey don Martín, y el mismo Carbonell * de ella en muchas partes de su historia: Zurita dice *mo. El padre Diago dice lo contrario, y le alaba * católico y buen cristiano, virtud que jamás hom* mancha en este linaje y prosapia: y en prueba de esto * acciones suyas, muy de buen católico, y que si p* sucesión, no fue por esto, sino por el defecto nat* no poder hablar sin dar primero tres o cuatro veces en * con el pie, a modo de cabra, de donde le quedó el * de Cabreta, y también porque no era derecho de * ni bien agestado, como es bien que lo sean las personas * representan majestad real. No falta quien dice, q* flojedad y descuido que tuvo en el gobierno de* le vino el ser desheredado del de Barcelona, que con * con los de Besalú y Cerdaña eran cosa poca. Esto *ria de su padre el conde Sunyer, la confianza que tenía * le había de imitar, y sus reales virtudes y grandes *mientos, le hicieron conde de Barcelona, añadiendo * título al de conde de Urgel. Fue esta elección c* gusto de toda la ciudad y condado, prometiéndose * mil felices y prósperos sucesos, y certísima espera* de esta vez, habían de quedar expelidos los infieles y *tarse la fé de Cristo en esta parte de la Citerior España *.
Cuando empezaba el nuevo conde a disponer aquello *recía convenir al buen gobierno de sus súbditos, no falt algunos disgustos con el mismo Oliva que, como hijo *de de Barcelona, pretendía ser legítimo sucesor del * de sus padres y abuelos, y últimamente de su herman* parecía no había razón bastante para privarle de ello. Estas pasiones y contiendas encendían ya el corazón y sangre a los primos, y el pleito se iba remitiendo a las armas: no había entonces en España las universidades que después, ni se decidían las sucesiones de los reinos por el Código y Di* como cuando murió el rey Don Martín, estaba el derecho en las armas y no en el parecer de letrados, que entonces eran poco conocidos en esta tierra. Los moros no dormían, y sabían muy bien todo lo que pasaba; animáronse por tomar las armas contra los cristianos, y llamaron en su favor a otros muchos de su nación y casta, que no aguardaban sino el principio de esta guerra civil, de quien dependía todo bien de ellos. No era la intención de aquellos nobilísimos príncipes dar ocasión de que el pueblo cristiano fuese destruído de los paganos, antes deseaban lo contrario, ni Oliva estaba tan ciego de su pasión, que no conociese los daños que podían causarse, así a él mismo como a los demás. Era católico, y como tal, no quería que los de su religión y ley quedasen destruidos, ni que las casas suyas y de su primo, que a costa de sangre cristiana hasta aquel tiempo se eran conservadas y defendidas de infieles, enemigos de la cruz de Cristo, fuesen de todo punto acabadas, dejó sus pretensiones; se reconciliaron los dos primos, quedó contento con lo que Dios le había dado, que es el medio más seguro para la perpetuación de los estados, y las guerras que parecía habían de ser intestinas y más que civiles, cesaron de todo punto, con gran descontento de los infieles, que las estaban aguardando.
Luego que el conde Borrell vio deshecho este nublado, entendió en la reforma de algunas cosas necesitaban de ella.
Lo que más cuidado le daba, era estar la ciudad y * obispado de Tarragona sin prelado y en poder de moros, sin esperanza entonces alguna de poderla cobrar. Consta *los arquiepiscopologios de este arzobispado, que desde el año 693 hasta el de 1091 estuvo yerma y sin prelados, y si algunos hubo, es tan poca la memoria que da de esto que es casi ninguna. El estado eclesiástico padecía mucho en Cataluña por la falta de metropolitano y necesitaba volver a la autoridad y esplendor que estaba en tiempo * los godos; negocio tan grave había de consultarse con el romano pontífice; para tratarle y visitar la iglesia de los * grados apóstoles (devoción muy usada entre los príncipes cristianos de aquellos tiempos) se partió para Roma el año de 971, que era el vigésimo año del condado de Urgel, y cuarto del de Barcelona, siendo obispo de aquella ciud* Pedro.
Gobernaba la sede apostólica Juan XIII, y llegado * el conde, le suplicó con muchas lágrimas que, pues por los pecados de la tierra, estaba en poder de moros la ciudad de
Tarragona y todo su campo, se sirviese de unir aquel arzobispado a la Iglesia catedral de Vique, dando el título * arzobispo a Atton, que era su obispo. El pontífice, movido del celo
del conde y de una petición tan justa, concedió todo lo que le pidió y mandó despachar su bula, y la Iglesia * Vique quedó con título y preeminencia de Metropolitana * Atton, a quien el episcopologio de Vique llama Atto o * fue arzobispo. Duró la sede arquiepiscopal en Vique hasta el tiempo de Urbano II, que la ciudad de Taragona volvió a su antiguo esplendor. Esta bula trae el padre Diago, y la sacó de un registro antiquísimo de las cosas del arzobispo de Tarragona, que está guardado en el archivo real de Barcelona, en el armario de Tarragona, núm. 134, folio 36 (1).
1: Es ahora el núm. 3 de la colección general de registros, y en el folio que se cita está efectivamente continuada la mencionada bula del papa Urbano.
Volvióse luego a Cataluña, y en el mismo año de 971 he hallado que asistió a la dedicación del monasterio de san Benito de Bages, del orden del mismo santo, que entonces habían acabado de edificar dos caballeros llamados Rosarno y Vinifredo, hijos de Salta y Ricarda, su mujer, que le emp*. Eran estos fundadores gente noble y rica, y como tales, convidaron a la dedicación la gente más lucida de esta tierra, entre ellos fueron el conde Borrell, Frugifer, obispo de Vique, Visado, obispo de Urgel, y otros muchos, y todos dotaron aquella iglesia magníficamente, según la costumbre y piedad de aquellos tiempos.
Esta venida del conde fue en muy buena ocasión, porque el rey de Lérida, aprovechándose de su ausencia, convocó todos sus amigos, para talar las tierras de los cristianos y dañarlos todo lo posible, creyendo que nadie supliría su falta. El castillo de Solsona y los demás que hay desde él hasta el mar, tirando una línea derecha, eran frontera o límite entre los cristianos y los moros, y años antes, el conde Sinofredo, predecesor de Borrell, había poblado la villa que está a sombra del castillo, y el conde puso ahora en él gente de guerra, y confirmó los términos que le fueron señalados entonces. Fue esta confirmación en el año 973, y dice Zurita que intervinieron en ella el conde Borrell, la condesa Lutgarda, su mujer, y Ramón, su hijo, la vizcondesa E*esa y Guitardo, su hijo, el obispo de Urgel, que * nombre Salla, de quien diremos en su lugar, cuando tratemos de los obispos de Urgel.
El año siguiente, que fue el de 974, a 11 de las calendas de agosto, y en el año décimonono del rey *L de Francia, el conde Borrell y Guifredo, a quien llama su consanguíneo, dieron a nuestro Señor y al monasterio de san Saturnino, mártir, que está en el condado de Urgel, no lejos de lo que llamamos Seo de Urgel, ecclesias que ab antiquo tempore erant fundatas, et sacris altaribus titul* in extremis ultimos findum marcus, in loco vecitato castrum Lordano no vel in civitate Isauna, quae est destructa a sarracenis * ecclesias quae ibi sunt, scilicet in castro Lordano, vel in civitate jam dicta quam in * qui infra sunt * vel ad futurum erunt constructas quaerum prima in ejus castro Lordan, Sancti Saturnini (Saturnino, Sadurní) est nuncupata ecclesia, alia Santa Maria est nuncupata in ipsa civitate de Isena, quae est destructa, alia Sancti Vincentii, q* fuit monasterium in caput jam dicta villae, juxta fontem quae dicunt Clara (Fuenclara, Font Clara). His praefatas ecclesias concedimus et donamus ad praelibatum caenobium, cum eorum laudibus et possesionibus ac universis adquisitionibus cum illarum decimi et primiciis, seu obligationibus fidelium vivorum ac defunctorum ab integre, etc. Firma el conde Borrell y se intitula Comes et marchio, y después de su signo y firma, están escritos los nombres de Visado, obispo que lo era de Urgel, Vifredo, el pariente del conde, que concurrió con él en la dicha donación; Frugifer, obispo de Vique; Evadallo * que se intitulaba princeps cotorum, y otros que se ignora quienes eran, según todo parece en el dicho auto, que está en el real archivo de Barcelona, en el armario 16 * A núm 86 (1).
(1) Equivócase aquí el autor: la escritura que cita se hallaba antiguamente en el *(mal escaneado) núm 7 de la colección del conde Borrell, y la publicó también Marca, aunque con algunas variantes, copiándola de un ejemplar del archivo de la santa Iglesia de Urgel. En su Marca Hispánica, col. 902, podrán leerla ad longum los curiosos. La escritura del Arm.16, saco A, núm. 86, también es efectivamente una donación al monasterio de san Saturnino; pero otorgada por el conde Ramón Borrell, en el año 11 del rey Roberto.
El padre Diago, que vio esta donación y hace memoria de ella en su historia de los condes de Barcelona, quiere que la iglesia del castillo de Lordan se llamase San Saturnino y que la ciudad de Isauna sea Solsona y que la iglesia de ella fuese Santa María. Yo no quiero im* de que afirma aquel autor tan grave, a quien se debe toda veneración, pero digo que he buscado con cuidado si Isauna es Solsona, y hasta ahora no me ha sido posible averiguarlo, y no hallo razón porque Isona y Isauna hayan de ser Solsona, y no Guisona (Guissona), Osona o Isanta, que le son semejantes. (y también Isábena, Roda de)
Por evitar el * que corrían las monjas que estaban en el monasterio de nuestra señora de Monserrate, desmandándose los moros vecinos de aquellas santas montañas contra los cristianos, y porque la abadesa y monjas no eran bastantes a hospedar tantos peregrinos como acudían allá cada día, llamados de la devoción de la Virgen nuestra señora, las trasladó al monasterio de san Pedro de las Puellas de Barcelona, de donde habían salido en tiempo de Vifredo Peloso, para ir a Monserrate, cuando fue la invencion de la santa imagen. Fue esta traslación el año 976, y aquel monasterio, que hasta entonces había sido de religiosas benitas, de allí en adelante fue de monjes claustrales de la misma orden, que salieron del monasterio de Ripoll, al cual estaba el de Monserrate sujeto, con título de priorato, hasta el año 1410, que el papa Benedicto XIII le erigió, en abadiado, y estuvo así hasta el año 1493, que se unió a la congregación de san Benito el Real de Valladolid.
El año siguiente de 977, Oliva Cabreta, conde de Besalú, dotó el monasterio que, so invocación de Nuestra Señora, había edificado en la parroquia de Serrateix el abad Froylano, con consentimiento del obispo de Gerona, Miron, su hermano, y con consejo de Visado, obispo de Urgel; dióle toda la parroquia de Serrateix, y se reservó para sí y sus sucesores que la elección de abad hubiese de ser con su consentimiento y del obispo de Urgel; y entonces los obispos de Gerona y Urgel concedieran remisión de todos sus pecados a los que eligirían sepultura en la iglesia de dicho monasterio, o darían alguna limosna para él, porque aún no tenían limitada los obispos la licencia de conceder indulgencias.
Por estos tiempos los moros de Mallorca, Tortosa, Lérida y Balaguer, con el favor y ayuda de Hiscen, rey de Córdoba, que era cabeza de todos ellos, se juntaron para tomar la ciudad de Barcelona, que era la cabeza y pueblo más principal de Cataluña, y no estaba tan fortificada y prevenida como era menester. El conde salió con su ejército contra ellos, y les dio batalla en el Vallés, junto al castillo de Moncada, en un llano que llamaban de Matabous, y fue en ella vencido y perdió más de quinientos caballos. Fueron siguiendo
los moros el alcance hasta Barcelona, donde el conde con algunos de los suyos se era recogido. Llegaron a ella miércoles primero de julio, año 986, pusiéronle luego cerco, apretándola y combatiéndola con todo rigor y tomaron las cabezas de todos los caballeros que habían muerto en la batalla, y con un ingenio las tiraron dentro la ciudad, y vinieron a dar cerca la iglesia de san justo y Pastor, que no era muy lejos de los muros antiguos, y allá fueron enterradas. Estaba la ciudad sin fuerzas e imposibilitada de defenderse; el conde y los que con él estaban no eran poderosos para defenderla, y así, habido consejo con los ciudadanos y caballeros que había en ella, escogieron salirse y retirarse a lugar seguro, con confianza de volverla a cobrar, antes que perecer miserablemente en ella. Salido el conde, y pasados seis días después de puesto el asedio, fue entrada de los enemigos: el daño que esta afligida ciudad recibió de ellos fue cual se puede pensar de una muchedumbre de bárbaros enemigos; pasaron innumerable gente a cuchillo, otros cautivaron y llevaron a Córdoba, que era cual otra Constantinopla, y a otras tierras de ellos; lleváronse toda la riqueza que estaba recogida en la ciudad, y lo que no se pudieron llevar, particularmente escrituras, lo quemaron todo. Quedó acabada entonces y consumida la memoria de las casas y linajes de aquella ciudad que habían quedado de tiempo de los godos, y los que escaparon de la tempestad vivos, fueron esparcidos por todos los reinos y tierras de los moros. Tomaron asímismo los moros todos los pueblos que había alrededor de Barcelona y por la costa de la mar, y quedaron solos los castillos de Moncada y Cervellon, (Cervelló, Cervellón) que en esta tan grande calamidad se conservaron por los cristianos. A los moros de Mallorca cupieron las riquezas y todo lo que había en el monasterio de san Pedro de las Puellas, y se alojaron en él; a la despedida, en paga del hospedaje, quemaron todo lo que no se pudieron llevar. Lo que pasó con las religiosas, que constantemente todas resistieron a los torpes deseos de los enemigos, refieren el padre Diago y Domenech en sus historias.
Luego que el conde y los (pone lus) suyos salieron de Barcelona, se retiraron a la ciudad Manresa: acudieron allá el conde de Besalú Oliva Cabreta y muchos caballeros de los más principales de este principado, que nombra Pedro Tomic, y porque sus fuerzas no bastaban a resistir a los enemigos, enviaron sus embajadores al pontífice Juan XVI, y a Lotario, rey de Francia, y a Oton, emperador, para hacerles saber los sucesos y estado de la tierra y pedirles socorro y favor; pero aunque los embajadores partieron luego, no estaba tal el estado de cosas que pudieran aguardar la respuesta, porque en el entretanto podía hacerse más poderoso y grueso el enemigo; y así, sin aguardar más, juntó toda la gente que pudo de Cataluña la Vieja, y para que creciese más el número de la caballería, concedió libertad y franqueza militar a todos aquellos que acudiesen con armas y caballo para seguir la guerra. Fue de tanta eficacia esta concesión, que luego salieron en campo hasta novecientos hombres de a caballo, armados y a punto de guerra, y de allí adelante fueron nombrados hombres de parage, (paraje, paratge) para denotar con este vocablo, que en todas las cosas y honores eran iguales a los demás caballeros de Cataluña, ellos y sus descendientes. Con esta gente de a caballo y con muchas compañías de infantería, puso el conde cerco a Barcelona, y le dio tan recios combates, que en breves días la volvió a cobrar, con todos los lugares vecinos y de la marina que habían tomado los moros. Fue esta recuperación muy pronta, y extraordinaria la diligencia del conde en librarla, porque no había aún pasado un mes de la pérdida de ella. Entrados dentro, hallaron la ciudad tan desolada y perdida y tan otra de lo que pocos días antes la habían dejado, que parecía un campo pacido de langostas o dehesa donde fieras hubiesen invernado. Dice Tomic, que pocos días después de cobrada Barcelona, llegó el socorro que el papa, rey de Francia y emperador habían enviado, y que muchos de los caballeros y cabos recién venidos (que él nombra) se domiciliaron en Cataluña, y de ellos descienden muchas y muy nobles familias. Valiéndose el conde de estos nuevos socorros y de la gente que él tenía, marchó en persecución de los enemigos, y les ganó todas las tierras que tenían desde Barcelona hasta Balaguer y Lérida; y si no fuera que el río Segre les impidió pasar más arriba, así como los había echado del condado de Barcelona, llevaba intento de sacarlos del de Urgel.
Necesitaban entonces mucho reparo los muros de la ciudad de Barcelona, porque de las baterías pasadas quedaban muy flacos, y el castillo de ella quedaba muy derruido: en el que aún dura en la calle que llaman la Call (lo Call, el Call), aunque muy derribado, y está pegado a la cortina del muro viejo de la ciudad. En tiempo del rey don Pedro el Católico sirvió de cárcel a don Carlos, príncipe de Salerno, hijo del rey Carlos de Sicilia, sobrino de san Luis, rey de Francia. Su antigüedad y rastros de su grandeza, y no haber otro tal en Barcelona, es argumento cierto ser este el que fortificó en esta ocasión el conde. Encomendóle, según parece en memorias antiguas, a un caballero de su casa llamado Íñigo Bonfill, (Ignacio, Eneco, Nacho, etc) que cuidó a la fortificación de él; y por esto el conde después a 21 de octubre de 989, le dio muchas heredades y posesiones de diversas personas que habían muerto en las guerras pasadas, y no habían dejado hijos ni descendientes.
En agradecimiento de las mercedes que Dios le había hecho, fue muy pío y liberal con las iglesias. A 2 de las nonas de enero del año primero del rey Ludovico, que es el de Cristo señor nuestro 987, dio a Dios nuestro señor y a san Pedro de la ciudad de Vique la mitad del castillo de Miralles, con todos los diezmos y primicias y ofrendas de los fieles, y dice que le pertenecían por sus padres; y porque se supiese lo que contenía en si dicha donación, declara en el auto de ella los límites y términos de aquel castillo; y esta donación la hace también por las almas de Ramón y Ermengaudo, sus hijos, que le sobrevieron.(sobrevivieron)
Miró mucho por la conservación de la jurisdicción y preeminencias eclesiásticas, y según refiere Diago, habiendo sus oficiales capturado a ciertas personas que eran de la jurisdicción eclesiástica, luego que fue advertido de ello Vivas, obispo de Barcelona, le remitió los delincuentes, para que les castigara según sus culpas.
En el año 991 el obispo Vivas dedicó la iglesia de san Miguel Derdol, que llamaban de Olerdula (Olérdola) junto a Villafranca: asistió el conde a la solemnidad, y le señaló los mismos términos o límites que el conde Suniario, (Sunyer) su padre, cuando la edificó, siendo obispo de Barcelona Teuderico.
Al monasterio de san Pedro de las Puellas solo quedaron las paredes mondas, y el conde, como patrón de aquella casa, la restauró, reedificando la iglesia con gran solemnidad: Bonafilla, (Buena hija) hija del conde, tomó el hábito, fue nombrada abadesa, y con ella vistieron otras doncellas, que eran Ermetruyta, Devota, Ermella, Argudamia y Quiratilla, y con el favor del conde recuperaron todas las propiedades o bienes que tenía el monasterio antes de la guerra, y lo que no pudieron probar por autos, por ser quemados o perdidos, probaron con testigos, fundándose en una ley gótica que disponía que escritura o auto perdido se puede recuperar con testigos oculares y que tengan noticia de ella; y de esta manera volvió el monasterio en posesión de muchas cosas que había perdido.
El monasterio de san Cucufate del Vallés (Sant Cugat) fue muy damnificado, porque entonces aún no estaba murado, y los moros le entraron y quemaron todo lo que no se pudieron llevar y en particular las escrituras, que las había muchas; y el abad Oto, que fue muy señalado varón, de quien después hablaremos, instó al conde Borrell que alcanzase del rey Lotario de Francia renovación de lo que les habían quemado, y el conde con este Oto, que entonces aún no era abad, sino prior de aquel monasterio, fue a Francia, y con buenas pruebas alcanzó que se renovasen los privilegios que los reyes de Francia (que entonces tenían algo del supremo dominio en Cataluña) habían dado al convento.
Ocupado el conde en estos ejercicios, y estando en su obediencia todo lo que es desde Villafranca de Panadés a Rosellón y de Segre hasta el mar, le cogió la muerte en la ciudad de Barcelona, en el año sexto de Hugo Capeto, primero rey de Francia, ascendiente del cristianísimo señor Luis XIV, rey de Francia y conde de Barcelona (1), que era el de nuestro Señor 993, después de haber tenido el condado de Urgel cuarenta y dos años y el de Barcelona veinte y seis, y fue sepultado en el monasterio de Ripoll en el mismo sepulcro de sus padres y ascendientes.

(1) Recuérdese que el autor fue partidario de la casa de Francia, durante la calamitosa guerra que afligió a Cataluña en el reinado de Felipe el Grande.

Casó dos veces, la primera con Letgarda, y de ella tuvo a Riquilda, que casó con Udalardo, vizconde de Barcelona, ascendiente de los señores de la casa de Queralt; a Ermengarda que casó con Miron, señor del castillo de Port, cerca de Barcelona; y a Bonafilla, que fue abadesa del monasterio de san Pedro. La otra mujer fue Aymerudis, y de ella tuvo dos hijos, Ramón Berenguer, que fue conde de Barcelona, y Armengol, que lo fue de Urgel (1), y trataremos de él en el capítulo siguiente. Según parece en su testamento, hecho a 24 de setiembre de 993, usó siempre el título de conde y marqués como consta de las escrituras que se hallan de su tiempo, y fue de los primeros señores de España que tuvieron este título y dignidad. (marqués, marchio, de la Marca Hispánica).
(1) Ramón Borrell, no Berenguer, y Armengol, fueron hijos de Letgarda, y no de Aymerudis.
La muerte del conde cuenta Carbonell (Pere Miquel Carbonell) de otra manera, y sácalo de un libro antiguo manuscrito, intitulado Flos mundi, del cual tomó lo más de su crónica; y como aquel autor, por ser archivero del real archivo de Barcelona, tiene tan grande autoridad, le han seguido casi los demás autores que han escrito después de él, como son Beuter, Diago, Garibay, Menescal, Jorba y otros muchos; aunque Zurita, que averiguó mejor que todos las cosas de esta corona, y el abad Carrillo, y Tarafa, canónigo de Barcelona, conociendo el yerro de los que han seguido a Carbonell, lo cuentan del modo queda referido, siguiendo en esto la genealogía de las constituciones de Cataluña y las memorias del anónimo de Ripoll, y otras memorias más antiguas y ciertas porque aquello que dice Carbonell y los que le siguen, que el conde con quinientos de a caballo, en el Vallés y castillo de *Ganta, cerca de Caldes, embistió a los moros y fue vencido y muerto con todos los suyos, y que luego fueron a poner cerco a Barcelona, y para mayor terror y espanto de los cercados, con ingenios les tiraban las cabezas del conde y de los otros que con él murieron, fue equivocación y atribuir lo que pasó en eI año 986, cuando fue presa Barcelona, a tiempos en que gozaban todos los cristianos de
Cataluña de paz, por estar retirados los moros a la otra parte de Segre y a las orillas del río de Gayá.

En tiempo de este conde, y cuando estaba para cobrar de los moros la ciudad de Barcelona, fue la primera aparición, que sabemos en estos reinos, del glorioso mártir y caballero san Jorge. Cuando el conde, para cobrar a Barcelona, salió de Manresa, ciudad muy vecina a la santa montaña de Monserrate, se encomendaron muy de corazón él y los suyos a Nuestra Señora, por su santa imagen, que no había muchos años la había Dios descubierto, porque sabía que sus fuerzas eran mucho menores de lo que para tantos enemigos era menester; pero así por su fé, como por el peligro que corría la santa imagen de venir a manos de los enemigos, vino a socorrerla san Jorge, patrón y amparo de la tierra, tenido de principio por tal, desde aquellos varones alemanes (Georg, Giorgi, George, Jorge, Jordi, etc.) que comenzaron la conquista y vinieron con Carlo Magno y enseñaron a invocarle en las batallas. Este santo apareció armado en blanco con una cruz colorada en los pechos, encima de un caballo blanco, peleando con braveza por los cristianos, de tal manera, que alcanzando victoria, recobraron a Barcelona y mucho más de lo que habían perdido con gran facilidad; por lo cual agradecido el principado de Cataluña, tomó, en memoria y devoción del santo, por armas la cruz roja en campo de plata, y estas son las del principado de Cataluña, que los cuatro palos de sangre en campo de oro son propias de la casa y linaje de los condes; y la ciudad de Barcelona, que fue la que más experimentó su intercesión,
compuso sus armas en cuartel: en el primero y último puso sendas cruces de san Jorge, y en los otros dos, palos de las armas de los condes, dividiendo los palos, esto es, dos en cada cuartel. La diputación y principado le tomaron por su patrón y tutelar, y en las batallas apellidan su nombre, así como los franceses a san Dionisio y los castellanos a Santiago; y no solo quedó esta devoción en el principado, mas también se comunicó a otras ciudades; y refiere Pedro Tomic, que por asegurarse mejor de los genoveses, les dieron en cierta ocasión la cruz por armas y el nombre del santo por apellido, y les ha quedado después en tanto, que la ayuda que dio el santo al rey de Aragón en la batalla de Alcoraz, un autor valenciano dice que fue por la devoción y compañía de los catalanes, muchísimos de los cuales de ordinario servían a los reyes de Aragón, y en aquella batalla había muchos, porque le tienen ellos por patrón y le invocan. Han experimentado los favores de este santo, después de esta primera aparición, los aragoneses, en Alcoraz; los valencianos, en las batallas del Puig y de Alcoy; los de Menorca, en la conquista de aquella isla, y los mallorquines, en la presa de su ciudad donde, en tiempo de san Vicente Ferrer, celebraban su fiesta con gran solemnidad, en memoria y agradecimiento de la ayuda que dio a los cristianos cuando la tomaron.

Después de Lauderico o Lauberico, obispo de Urgel, ponen los episcopologios de aquella Iglesia a Estéfano, y dicen haber tenido aquel obispado diez y nueve años.
Dotila fue su sucesor, y tuvo la silla seis años; y esta es la memoria que hallo de estos dos prelados, que lo fueron en aquellos calamitosos y desdichados tiempos de la pérdida de España.
Sucesor de ellos fue Félix, que asistió a un concilio que en el año 778 convocó en Narbona Daniel, arzobispo de aquella ciudad, porque Urgel entonces era de aquel arzobispado. Cayó este prelado en algunas herejías; entre ellas era una que Cristo, hijo de Dios, en cuanto a la humanidad era hijo de Dios adoptivo, y no propio y natural, de la cual falsa opinión se seguía necesariamente que en Jesucristo había dos personas y dos hijos, el uno natural, y el otro adoptivo, que fue herejía condenada de muy atrás contra Nestorio. Este error siguió Elipando, arzobispo de Toledo, contemporáneo de Félix; yo creo que todos lo tuvieron por ignorancia más que con pertinacia, porque en aquellos tiempos tan trabajosos había pocas letras en España, y certificados de la verdad, presto se apartaron de él, porque por mandato de Carlo Magno se juntó concilio en la ciudad de Narbona, en el año 778, a 25 de las calendas de julio; y porque todavía perseveraba en sus errores, juntó después otro concilio nacional en Francfort, (Frankfurt) ciudad de Alemania, en el año 794, de casi trescientos obispos de Italia, Alemania e Inglaterra, donde fue este error condenado. Después, según dice Aymonio en el libro cuarto De gestis francorum, convencido ya de su error, le envió aquel concilio al papa Adriano, y en la iglesia de San Pedro Apóstol, presente el sumo pontífice, damnó y dejó aquella herejía y mala opinión, y se volvió a su ciudad. Hacen muy larga mención de este obispo y de su herejía Ambrosio de Morales, el padre Juan de Mariana, el cardenal César Baronio, el doctor Pisa en su historia de Toledo, y otros muchos autores. Bien sé yo que Adon Vienense dice que este obispo fue desterrado de su Iglesia a León de Francia, (Lyon) y murió allá con su error; pero no sé por qué no demos mayor crédito a Aymonio, coronista del emperador Carlo Magno, ante quien se averiguaron las opiniones a Félix y era señor de todas aquellas fronteras de Cataluña, que a Adon Vienense, que escribe las cosas de este obispo como de auditu y muestra estar poco enterado de ellas, pues por llamarle Urgelitanus, le llama Aurelianus, argumento cierto que no estando enterado del nombre de su obispado, menos lo estaría de sus hechos, y en particular de su conversión, pues, tratando de ella, usa de estas palabras:
quem ferunt in eodem ipso suo errore mortuum, como dando al vulgo por autor de esto. Yo he visto unas memorias de los obispos de Urgel, y según lo que en ellas se escribe de este obispo, debió hacer tales demostraciones, que quedó en opinión de santo varón, cosa que es muy ordinaria a la omnipotencia de Dios, de grandes pecadores hacer grandes santos. Vivía este obispo por los años de 792, y gobernó su obispado nueve años.
Sigebuto vino después de Félix, y tuvo la sede doce años.
Visado gobernó veinte y dos años; fue a Francia y recibió muchas mercedes y favores del rey Carlos Calvo, que era señor de esta provincia; y a trece de las calendas de diciembre, año veinte y uno de su reinado, que es el de Cristo 861, le dio la tercera parte de las lezdas y derecho del mercado, y confirmó las donaciones que sus pasados habían hecho a la Iglesia de Urgel.
Después fue obispo Navagico, (plateáo) el cual tuvo la silla veinte y seis años y cuatro meses.
Sucesor suyo fue Nigoberto o Ingoberto: fue gran prelado y muy estimado en Cataluña y provincia Narbonense. En la relación de la vida de san Teodardo, arzobispo de Narbona, sacada de los cartularios de los archivos de San Estévan de Tolosa, hablando de él, se dice: Ejecto de episcopatu ejus sancto et reverendissimo viro, litteris a primaevo et *moribuis benè instituto, Nigoberto, etc. Ordenóle en obispo *Sigebuto o Sigebodo, arzobispo de Narbona, aquel que vino a Barcelona para buscar las reliquias de santa Eulalia. Cuando san Teodardo se hubo de consagrar, entre otros obispos que llamó de Cataluña fue Nigoberto, el cual no acudió por estar enfermo, como ni Frodoyno, obispo de Barcelona, que no pudo dejar su obispado porque los moros amenazaban venir poderosos en sus tierras, ni Teutario, obispo de Gerona, que estaba enfermo; pero todos la confirmaron, así como Ausinto, obispo de Elna, y otros que asistieron a ella. Fue esta consagración domingo día de la Asunción de Nuestra Señora, el año 885 de la Encarnación. En el año que murió Carlomano y le sucedió Oton o Eudo, reyes de Francia, este arzobispo Teodardo fue a Roma a recibir el palio, y allá pidió al papa Estéfano letras apostólicas contra un sacerdote español llamado Selva, el cual, fuera toda razón, se era levantado arzobispo de Narbona, y como tal había echado por fuerza de la Iglesia de Urgel y de su obispado a Nigoberto, y quería sacar de la de Gerona a Deodado, (Deusdat) obispo de aquella ciudad, que había allá puesto el mismo san Teodardo, y meter en ella a Heimemiro. Eran fautores de Selva: Frodoyno, obispo de Barcelona, y Gudmaro, obispo de Vique: llamólos san Teodardo, y ellos rehusaron de ir; vista su inobediencia, convocó a todos sus diocesanos en una villa llamada Porto, entre Mompeller (Montpellier, Montispessulani) y Nismes (Nimes): fue entre ellos Riculfo, obispo de Elna, que Ausinto ya sería muerto, y los obispos de Gerona, Vique y Urgel y muchos otros: allá dieron Ingoberto, obispo de Urgel, y Deodado, obispo de Gerona, sus quejas contra Selva y Frodoyno, y culparon mucho a Gudmaro, obispo de Vique, porque los tres habían ordenado a Heimemiro, y este, entre otras disculpas, dijo que el conde Suario le había obligado a ello, y fue perdonado. No se dice allá quién fue este conde: yo no entiendo que fuese Sunyer, conde de Urgel, porque este aún en el año 912 no era conde, porque vivía su padre. Leyéronse en aquella junta unas letras del papa Estéfano, en que reprendía severamente lo que Selva y otros obispos habían hecho. Frodoyno, obispo de Barcelona, que conoció en que había errado, fue perdonado; a Selva y Heimemiro quitaron las insignias pontificales y privaron de la dignidad episcopal, que indebidamente se habían usurpado, y con esto Nigoberto volvió a su Iglesia de Urgel, después de haberle tenido Selva fuera de ella más de un año; y todo el tiempo del pontificado de Ingoberto fueron diez años. Este obispo en los manuscritos de la Iglesia de Urgel llaman Engilbertus, que en cosas tan antiguas es fácil trocar los nombres.
Nantigiso vivía en el año 899: hay mención de él en un concilio que congregó Arnusto, arzobispo de Narbona, en la iglesia de San Vicente, en la villa de Juncaria, en el territorio de Mompeller: dícelo Catel en la Historia del Languedoc, folios 35 y 733.
Asímismo en el año 940 hubo concilio sinodal en la villa de Foncuberta: juntólo el mismo Arnusto, y en él se determinó una contienda que tenía Nantigiso con Adulfo, obispo de Pallars, por haberle usurpado toda la tierra de Pallars veintitrés años había, y probó que de muy antiguo era de la diócesis de Urgel; y determinó el concilio, que durante su vida Adulfo fuese obispo y tuviese aquel territorio, y después de su muerte se entremetiese en él, y volviese al dominio y ordinacion antigua de la Iglesia de Urgel y de sus prelados. Rodulfo, hijo de Guifre Pelos, conde de Barcelona, tomó el hábito de monje de Ripoll el año 888, cuando fue la primera dedicación de aquel monasterio, y por su causa dio el Conde al dicho monasterio mucho patrimonio; después fue abad, y a la postre obispo de Urgel. Éralo en el año de 913, porque en el archivo del arzobispado de Narbona he tenido en manos una bula del papa Juan X en favor de Agio, arzobispo de Narbona, contra Herardo, que pretendía el dicho arzobispado, la cual era dirigida a los obispos sufragáneos de Narbona, y entre otros que nombra, son: Hugo, de Gerona; Teodorico, de Barcelona; Georgio (En Jordi de Vic), de Vique, y Rodolfo, de Urgel, de donde se infiere que estos obispados eran entonces de la metrópoli de Narbona, así como otros de Francia que allá nombra.

domingo, 12 de julio de 2020

CAPÍTULO XXXII.


CAPÍTULO XXXII.

Del imperio de Nerva, y de los demás emperadores hasta Diocleciano y Maximiano, y sucesos de los pueblos ilergetes.

Después de Domiciano, que murió el año 96 de Cristo señor nuestro, fue emperador Nerva Cocceyo, que vivió un año no más; y de él queda memoria en una piedra labrada a modo de miliario, que estaba entre Vinaxa y las Borjas de Urgel, casi a la raya de los pueblos ilergetes, y decía de esta manera:
IMP. NERVA. C. AUG.
GERMAN. INFERIORIS.
PONT. MAX.
TRIB. POT.
Algunas cosas debieron mover a los que la pusieron, las cuales se ignoran por la antigüedad del tiempo, brevedad de la inscripción y cortedad del imperio, y poca curiosidad de nuestros pasados; pero por estar en lugar donde dije, es conjetura haber sido obra de los ilergetes, que con ella señalaron el término donde llegaba su región.
Trajano fue hijo adoptivo de Nerva: entró en el imperio en el año 99 de Cristo señor nuestro. De sus virtudes, edificios e inscripciones que de él quedan, memorias que aún se conservan, y cosas memorables que hizo, no diré nada, por no haber cosa particular de mi instituto: solo hago memoria de él, por no dejar el orden que traigo de contar los que fueron señores de los pueblos ilergetes. Después de él, fue emperador Adriano, de nación español, gran filósofo e insigne varón, si las cosas buenas que en él había, no quedaran amancilladas, persiguiendo a la Iglesia santa. Entró en el imperio el año de Cristo de 119, y en unas cortes o junta que allá tuvo, donde se hallaron síndicos de todos los pueblos de España, la dividió en provincias, y de cada provincia hizo su división particular: la Tarraconense quedó dividida en catorce audiencias o chancillerías, que los romanos llamaban conventos jurídicos, y estaban en las ciudades más principales, y en ellas se oían los pleitos y causas y se decidían aquellas, porque como había muchos que gozaban de paz y sosiego, la discordia y pleitos se metieron entre los naturales, y se ejercitaban en ellos, así como antes en ejercicios de armas, que donde estas prevalecen, no hay rastro de pleitos ni litigios. En Cataluña nombró dos, que fueron Barcelona y Tarragona: a esta acudían cuarenta y cuatro pueblos principales con sus comarcas, y no menos a Barcelona. En Aragón era convento jurídico la ciudad de Zaragoza, y a ella acudían cincuenta y dos pueblos con sus comarcas: de estos eran la ciudad de Lérida y Huesca, que eran municipios y pueblos más principales de los ilergetes; y así todos los demás pueblos de aquella región eran del convento jurídico de Zaragoza, donde acudían a pedir justicia en sus pleitos y dudas, salvo la villa de Tárrega, pueblo de los ilergetes, que por ser confederado de los romanos, no era de ningún convento jurídico, por privilegio particular; y así no habían de salir de sus muros para pleitear, y tenían entre ellos sus jueces. De los demás pueblos de España y división que se hizo no digo nada, por no ser de nuestro instituto, y haber sobre ello discurrido muy bien el maestro Ambrosio de Morales y otros, que lo sacaron de Plinio.
Hay memoria en tiempo de este emperador de Marco Fabio Paulino, hijo de Marco, de la tribu o familia Galeria, a quien el emperador hizo caballero, y dio privilegio que del dinero público se le mantuviese un caballo; y habiendo los de la ciudad de Lérida recibido de él muchos beneficios, como a varón singular, le pusieron estatua en Tarragona, que era la ciudad más principal de la España Tarraconense, la cual señaló y dio lugar para hacerse esta dedicación, cuya inscripción, sacada de Morales y Pujades, es esta:
M. FABIO M. F.
GAL. PAULINO
EQUO PUB. DONATO
AB. IMP. CAES. HADRIANO. AUG.
ILERDENSES.
CIVI. OPT.
OB PLURIMAS LIBERALITATES
IN REMPUB. SUAM.
LOCO. A. PROVINCIA IMPETRATO
POSUERUNT.
D.D.
Dice fray Francisco Diago, y antes lo había ya dicho micer Gerónimo Paulo, que este Marco Fabio Paulino era de la familia de Calvisio Paulino, barcelonés, de quien habla y da noticia el doctor Pujades, y una memoria de su linaje se halló en Barcelona.
Ea el año 139 murió Adriano: sucedió Antonino *Pio, que murió en el año de 162, y quedaron con el imperio dos hijos adoptivos suyos, que eran Marco Aurelio Antonino, que casó con Faustina, tan nombrados los dos de fray Antonio de Guevara, obispo de Mondoñedo, y el otro Lucio Cómodo Vero Antonino; y fueron los dos primeros emperadores que gobernaron juntos. A los nueve años de su imperio murió Cómodo, y quedó solo Marco Aurelio, que vivió hasta el año 182. Sucedióle Cómodo, hijo suyo, muy diferente en costumbres del padre: este murió el año 193, y le sucedió Elio * Pertinae, cuyo imperio duró un año. Tras él vino Didio Juliano, que gobernó pocos meses: matóle Septimio Severo, y fue su sucesor. En tiempo de este emperador se fundó el lugar y Castillo de Albi, en los pueblos ilergetes: dan por fundador a Clodio Albino, ciudadano romano, de quien hacía el emperador mucha confianza, aunque no correspondió como debiera. Murió Severo cerca el año 211 del Señor, y heredó el imperio su hijo Marco Daciano Caracalla. Este murió cerca del año 220, y vino después de él Macrino, cuyo imperio no pasó el primer año, ni el de su sucesor Diadumeno, el cual, por haber vivido pocos meses, no le ponen en el número de los emperadores. Sucesor de este fue Marco Aurelio Antonino Eliogábalo, cuya vida monstruosa, más de bestia que de hombre, escriben Pedro Mejía y otros que él cita: murió cerca del año 225 de Cristo señor nuestro. Sucedió Alejandro Severo, que fue más pío que los demás antecesores suyos, y sintió bien de la santa fé católica: mandó parar la persecución de la Iglesia, y por eso es celebrado de todos los autores y alabada su memoria. Su imperio fue breve y de pocos años: el de 238 murió, y vino Maximino que, olvidando la piedad del antecesor, volvió a perseguir la Iglesia, enviando por el martirio muchas almas a Dios, y dejando en la tierra muchos cuerpos de santos mártires que dieron la vida por la confesión de la fé que él perseguía. Matáronle el año de 240. Fueron por su muerte emperadores Pupieno y Balbino; pero imperaron pocos días, porque su nominación no fue a gusto del ejército romano, el cual eligió a Gordiano, que imperó seis años, y fue después el imperio de Marco Julio Filipo, que fue el primero de los emperadores que profesaron la ley cristiana. Así lo dicen nuestro tarraconés Paulo Orosio, Eusebio y otros. Cesó entonces la persecución que había tenido la Iglesia santa, y respiraron los fieles. En Gerona queda una base de estatua de este emperador, y estaba bajo el ara del altar mayor de la iglesia de san Martín, de religiosos de la Compañía de Jesús, y la trae Pujades en su historia.
En el año 252 murió este emperador: su homicida fue Decio, el cual se quedó con el imperio y persiguió fieramente la Iglesia, y vivió hasta el año 254; y le sucedió Hostiliano, cuyo imperio fue de días, y así lo callan los más de los autores, y todos pasan a tratar de Galo, y después de este de Emiliano, y tras de él de Valeriano, que murió cautivo en poder de Sapor, rey de Persia, y le servía de escaño para subir a caballo, poniéndole el pie en la cerviz, en menosprecio del imperio romano: ¡rara soberbia, y ejemplo de miseria humana y sucesos de fortuna ! Galieno fue su hijo y sucesor, más dado a artes mágicas, que cuidadoso de la libertad de su padre: su imperio fue turbulento e infeliz, y vino casi a quedar perdido y usurpado el señorío romano, por su flojedad; y de esta hora adelante cesó aquella majestad del romano imperio, y fue de día en día declinando y disminuyéndose, levantándose tantos tiranos y viniendo tantos bárbaros, que presto quedó otro de lo que antes era, quedando menguado aquel antiguo esplendor y lustre que tuvo en los siglos pasados. Vino después de él Claudio, cuyo imperio duró algunos dos años, y el de Quintilio, su sucesor, no llegó a un mes, y el de Aureliano, que vino después de estos, duró seis años, y murió el de Cristo 278. Tácito y Floriano, uno en pos de otro, fueron emperadores; pero sus imperios juntos no llegaron a un año. Vino después de ellos Probo, y tuvo por sucesor a Caro y sus hijos Carino y Numerario; y luego, tras de ellos, el imperio de Diocleciano y Maximiano (Maximiliano?), que fueron los más grandes perseguidores que haya tenido la Iglesia y sus fieles, con pensamiento de acabar de una vez la Iglesia santa y religión cristiana: y apenas quedó provincia, ciudad ni pueblo del imperio romano que no experimentase su crueldad, quedando la tierra regada con sangre de ilustres e infinitos mártires que, menospreciando sus tormentos, libremente confesaban la fé católica. Dejo los de otras partes; digo solo de Cataluña. En Barcelona fueron martirizados santa Eulalia, santa Julia, San Cugat o Cucufate, santa Juliana y santa Semproniana, de quienes habla largamente Pujades; en Colibre san Vicente, de quien hace memoria el martirologio romano a 19 de abril; en Gerona padecieron san Narciso, obispo de aquella ciudad, san Feliu, su diácono y san Invento, que llaman san Trobat, con trescientos compañeros, san Román, Vincencio, Oroncio y santa Aquilina, madre de los dos, san Víctor, diácono, san Germán, Paulino Justo y Seilí. Sin estos, dice Flavio Dextro que en Celtiberia fueron martirizados mil doscientos dos españoles; en Tarragona, san Domicio, santa Pelagia, santa Aquila y santa Teodosia; en la villa de Palamós, santa Sotera, virgen; en Roda, pueblo de la Celtiberia, san Dionisio y san Amonio; y en Badalona san Anastasio, natural de la ciudad de Lérida, con sesenta y tres compañeros que, después de haber padecido muchos malos tratos, fueron degollados a 11 de mayo de 305, sin otros muchos de que hacen memoria Ambrosio de Morales, el abad de Monte-Aragón y otros.

domingo, 28 de junio de 2020

CAPÍTULO XI.


CAPÍTULO XI.

Varios sucesos de los Romanos y Cartagineses en España: cóbranse los rehenes que estaban en poder de Cartagineses, y otras cosas notables que acontecieron en ella, y muerte de los Scipiones.

No por haber tenido los cartagineses la rota y pérdida que referimos, perdieron el ánimo ni los pueblos amigos y confederados suyos les osaron dejar y pasarse a los romanos; porque los cartagineses, como hombres astutos y sagaces y que fiaban poco del amor de los españoles, les habían tomado rehenes y llevado a Cartagena, donde les tenían en muy buena custodia, y entre otras personas de cuenta que tenían, eran la mujer de Mandonio y dos hijas de Indíbil, mozas y muy hermosas; y con tales prendas estaban muy más seguros de los pueblos y ciudades confederadas, que si les echaran a cada una mil presidios.
Después de la retirada de Mandonio, tuvieron los romanos varios sucesos en España, que cuentan Livio, Florián de Ocampo, Medino, Pujades, Mariana y otros muchos autores. Fue entonces la venida desde Roma de Publio Cornelio Scipion por capitán en España, hermano de Neyo Scipion Calvo, con treinta naves y en ellas mil ochocientos soldados romanos, con muchos bastimentos y vestidos para los soldados que estaban en España, que necesitaban de ellos. Fue asímismo la venida de Hanon, capitán cartaginés, con cuatro mil infantes y quinientos caballos para engrosar el ejército de Asdrúbal. Destruyóse del todo la población o ciudad que llamaban Cartago vieja, que es donde hoy está Villafranca del Panadés, pueblo harto conocido en Cataluña, edificado por los dos hermanos Scipionés de las ruinas de la antigua Cartago, y quitándole este nombre en odio y por borrar y perder la memoria de los cartagineses, le dieron el de Villafranca, por los muchos privilegios e inmunidades y exenciones con que la adornaron; pero no bastó esto, porque la industria humana no basta a borrar memorias viejas, si el tiempo no ayuda a tales diligencias, antes cuanto más se quiere poner olvido, más se despierta la memoria de la cosa aborrecida. ¿Quién más aborrecido entre los gentiles, que aquel Erostrato que quemó el famoso templo de Diana de Efeso, y puesto en el potro, dijo haber hecho tal incendio por perpetuar su nombre y fama? y aunque so graves penas pusieron silencio a todos, mandando que no se le nombrase, no hay hoy persona de mediocres letras que lo ignore. Barcelona, ciudad principal de España, tomó el nombre de los Barcinos, linaje cartaginés, y así era nombrada (Barcino : Barchinona : Barcinona : Barçilona, Barcelona, etc.): no quisieron los Scipiones que nombre para ellos tan aborrecido como era el de los Barcinos, se perpetuara en ciudad tan insigne; metieron en ella nuevos pobladores de Italia, llamados Faventinos, y la nombraron Favencia, y así la nombra Plinio y otros, pero no pudo durar tal nombre, antes quedó olvidado, y la ciudad se quedó con el que le dieron los cartagineses, y el poder de los romanos, que sojuzgó el mundo y dejó memoria de su valor, no fue poderoso para hacer olvidar el nombre de un pueblo, antes bien a pesar de ellos persevera el nombre y memoria del linaje y familia de su fundador. Aconteció también en estos mismos tiempos la ruina y destrucción de otra ciudad llamada Rubricada, que era del bando cartaginés, y estaba al poniente del río Llobregat (Lubricati), ora sea a la orilla del mar, ora en el lugar de Rubí, junto al monasterio de San Cugat del Vallés, del orden de San Benito. (San Cucufato o Cucufate : Sant Cugat).
Puso cerco a la ciudad de Sagunto que tan valerosamente se había defendido del poder cartaginés, y por no ser socorrida, se perdió: ésta estaba muy fortificada, y en ella había mucha riqueza, y la mayor de todas era las arras o rehenes que tenían en ella guardadas los cartagineses de los españoles sus amigos y confederados, y esta era la mejor fuerza con que tenían sujetos los más pueblos de España. La traza que tuvieron los Scipiones para tomarla fue esta: había un caballero español llamado Acedux, a quien habían encomendado la guarda de aquella ciudad, y había * aquel punto seguido el bando cartaginés, y cansado de sufrir sus violencias, quería pasarse al romano y dar libertad
a todas las personas que estaban por rehenes en aquella ciudad; porque airados los cartagineses de su mudanza, descargasen su ira sobre aquellos inocentes que estaban en su poder. Por esto se salió de la ciudad, y fue a hablar a Bostar, capitán cartaginés, que con poderoso ejército estaba en la campaña para impedir que los Scipiones no se llegaran a ella, y le dijo que convenía mucho dar libertad a los españoles, porque con aquella hidalguía obligarían a los pueblos a quedar firmes en su devoción, y les valieran en aquella ocasión que necesitaban de amparo y socorro, porque el bando cartaginés estaba algo menguado. Pareció esto bien a Bostar, y asignaron hora para salir de la ciudad, y lugar donde había de llevar los rehenes. Hecho esto, luego Acedux fue a decirlo a los Scipiones, y concertó con ellos que a la noche siguiente pusiesen guardas en el camino, y que él pasaría con rehenes, y tomarlashian, y con ellas ganarían la voluntad de toda España, restituyéndolas a sus pueblos. Con este concierto se efectuó todo puntualmente, y las rehenes fueron tomadas, y las enviaron a sus tierras, y fue muy grande la alegría de toda España, y mayor el amor que todos a los Scipiones concibieron; y era cierto que si los romanos quedaran allí donde estaban, todas las ciudades que habían cobrado sus rehenes se alzaran y tomaran las armas en su favor; mas como el invierno era cercano, contentos con lo hecho, se volvieron a Tarragona, y allá ennoblecieron aquella ciudad reedificándola con gran cuidado, y circuyéndola de fuertes murallas y torres, levantando grandes edificios y acueductos y solemnes templos que aún parecen y queda rastro de ellos, que designan que tal era aquella ciudad, cuando salió de las manos de los Scipiones.
Llegó por estos tiempos orden a Asdrúbal que, dejadas las cosas de España a Amilco, capitán cartaginés que había venido de Cartago, se pasase a Italia, porque juntado con Aníbal, los dos destruyesen la ciudad de Roma; pero a lo que Asdrúbal se partía de España, fue impedido de los Scipiones, que no muy lejos del río Ebro le salieron al encuentro y dieron batalla, cuya victoria quedó por los romanos. Esta rota fue presto remediada, porque llegó poco después de ella Magon Barcino con veinte y dos mil hombres de a pie, mil quinientos caballos, once elefantes y muy gran cantidad de plata para hacer soldados, con que quedara del todo olvidada la pérdida pasada, si no los lastimara una muy cruel peste que vino a España y mató gran número de personas, y entre ellas Hamilce, mujer del gran Aníbal, y Haspar, su hijo; y estas muertes causaron que muchos pueblos que estaban por los cartagineses, se pasaron al bando romano. En estos tiempos fue ennoblecida la ciudad de Barcelona con fuentes, cloacas y otros edificios que hicieron en ella los Scipiones, cuyos rastros aún duran. Con estas prosperidades y buena fortuna, que siempre fue compañera de estos dos hermanos, y valiéndose de los soldados y amigos que tenían en España, quisieron echar de ella a los cartagineses; pero no salió como quisieron y pensaban, porque a la postre les vino a costar a los dos la muerte.
Había entonces en España tres valerosos capitanes cartagineses: estos eran Asdrúbal Barcino, Asdrúbal Gison y Magon. Estos supieron los pensamientos de los Scipiones; y para mejor resistirles, se fortificaron todo lo posible, llamaron en su ayuda a Indíbil, su amigo, y aunque hasta ahora había estado a la mira de todo sin meterse en las guerras pasadas, no pudo en esta ocasión tan apretada negar a los cartagineses lo que le pedían, porque, según se infiere de Tito Livio y veremos en su lugar, sus hijos y su cuñada, mujer de su hermano Mandonio, estaban detenidas en Cartagena en rehenes. Deseaba Indíbil echar los romanos de España, y hacer después lo mismo de los cartagineses, a quienes en esta ocasión prometió todo su favor y poder, que era mucho (por no poder hacer otra cosa); y acudió con muchos ilergetes y cinco mil suesetanos, que eran de una región de Aragón muy cercana a los pueblos ilergetes; y porque viniesen de mejor gana, les pagó de antemano.
En África buscaban los cartagineses sus favores. Reinaba un rey llamado Gala en una parte de ella, que era la más vecina a Cartago de la parte de poniente: era este rey muy amigo de los cartagineses, y la amistad estaba atada con vínculos de parentesco, porque Masinisa, hijo suyo, había casado con Sofonisba, hija de Asdrúbal Gison. Este, para valer a su suegro, pasó a España con siete mil infantes y quinientos jinetes, y desembarcó en Cartagena, 209 años antes de la venida de nuestro Señor al mundo. Fueron grandes estos socorros, y la parte cartaginesa sobrepujó a la romana: los vecinos del Ebro, que eran los celtíberos, estaban divididos, los unos por Roma, los otros por Cartago; y estos acordaron de no moverse, mientras los que estaban por Roma estuviesen quietos y sosegados. Serían estos pueblos de la Celtiberia muy poblados, porque eran más de treinta mil hombres los que se declararon por los romanos.
Deseaban mucho los cartagineses ocasión de topar con los romanos, porque confiaban de su poder y de los celtíberos, sus amigos: los romanos no menos confiaban de su buena fortuna y poder, andando los unos en busca de los otros; y por mejor comodidad, dividieron sus ejércitos de manera, que Asdrúbal Gison, Masinisa y Magon tomaron parte del ejército cartaginés, y Asdrúbal Barcino la otra. Los Scipiones hicieron lo mismo: Publio Cornelio tomó las dos partes, y Neyo Scipion, su hermano, la otra; y con los treinta mil celtíberos, que era lo mejor que llevaba, se fue en busca de Asdrúbal Barcino. No pasó mucho tiempo que el uno estuvo en vista del otro, y solo había entre los dos un pequeño río que les dividía. Asdrúbal mandó que los celtíberos que llevaba embistieran a los de los romanos, y por otra parte envió algunos de los celtíberos de su ejército a los que estaban con Scipion, para persuadirles que dejasen la amistad romana, y ya que no quisiesen valer a los africanos, a lo menos no les dañasen, pues Asdrúbal y sus hermanos eran hijos de española, y casados con españolas. Esto lo supieron negociar con tal arte que luego aquellos treinta mil celtíberos dejaron a Scipion y se volvieron a defender y cuidar de sus casas y haciendas; y por más que Neyo Scipion se lo rogó que no se movieran, fue su trabajo vano, porque decían que no querían pelear contra sus naturales y parientes, ni dejar perder sus casas y haciendas. Quedó Neyo Scipion muy sentido de esto, y muy flaco su ejército; y con la poca gente que le había quedado, se retiró, con intención de juntarse con su hermano. Asdrúbal Barcino ya había pasado el río, y con toda diligencia iba tras de Scipion, deseoso de pelear con él.
Mientras pasaba lo que queda dicho, Publio Cornelio Scipion caminaba con su ejército contra Asdrúbal Gison y Magon, sin saber que Masinisa estuviese con ellos, antes, bien cuando lo entendió, quisiera no haber tomado tal empresa, y tuvo gran alteración, y esta se le aumentó, cuando vio que no rehusaban la batalla. Llevaba Masinisa unos soldados tan diestros, que apenas salía alguno del real de Scipion para leña, o forraje o por otros menesteres, que luego estos soldados no le matasen o cautivasen. a lo que estaba con estos trabajos Publio Cornelio Scipion, llegó Indíbil con siete mil quinientos hombres, que, como dice Livio los cinco mil eran suesetanos y que eran del reino de Navarra, y los demás eran ilergetes. Publio Cornelio Scipion quiso estorbarles que se juntasen con los demás, confiando que él era bastante para vencer a Indíbil y sus ilergetes y suesetanos, y dejando encomendado el real, con alguna guarnición, a Tito Fonteyo, capitán romano, salió a media noche a combatir con Indíbil. La caballería africana que corría el campo tuvo noticia de esto, y luego dieron aviso al ejército cartaginés, y acudió con tal presteza y diligencia, que llegaron a la que querían pelear Publio Cornelio Scipion e Indíbil. Fue grande la matanza que hicieron en los romanos: Scipion, que les iba animando y exhortando que muriesen como buenos soldados, fue herido con una lanza en el costado derecho, que le salió al izquierdo, con que cayó del caballo, y luego le dieron muchas y muy grandes heridas, con que dio fin a sus días; y los cartagineses que estaban junto a él, viéndole caer del caballo, mostraron sobradas alegrías, y publicaban a grandes voces su fallecimiento por toda la batalla, con la cual nueva no faltó cosa para quedar absolutos vencedores; y los romanos, abiertamente vencidos, comenzaron a huir, como mejor pudieron, y parte de ellos acudió al real de Tito Fonteyo, y muchos a una ciudad llamada Iliturge (I mayúscula, ele), y otros hasta Tarragona, y fue doblado más número los muertos en el alcance, que cuantos faltaron en la pelea. Los españoles suesetanos y su capitán Indíbil y sus ilergetes fueron tenidos en gran estima, por haber esperado con tan poca gente a tantos romanos contrarios, no queriendo retirarse ni desviar la batalla, puesto que lo pudieran muy bien hacer sin perder algún punto de su buena reputación. Después de esto y haber refrescado la gente de Indíbil, se juntaron con Asdrúbal Barcino, que estaba en un lugar que Livio llama Astorgin (1: Anitorgis, Alcañiz, según Cortés), donde fueron recibidos con el contento que tan buenos sucesos como habían tenido podían causar. (Según el libro del padre Nicolás Sancho: En ella probamos con gran copia de datos y argumentos el sitio preciso de aquella Ciudad, y la mucha probabilidad que tiene la opinión de que la antigua Anitorgis de la Edetania corresponde a Alcañiz. Con cuyo motivo damos en el quinto Apéndice de la Sección segunda, muchas y curiosas noticias de las Ciudades, límites y circunscripciones de la Celtiberia y de la Edetania, según las respetables autoridades de Plinio, Estrabon, Ptolomeo, Tito Livio, y otros geógrafos e historiadores de conocida fama y reputación.)
La nueva de tan gran pérdida no había aún llegado a noticia de los otros romanos, aunque, según dice Tito Livio, había entre ellos un triste silencio y una secreta divinacion, (adivinación, presentimiento) cual suele ser en los ánimos que adivinan el mal que les está aparejado; y los sobresaltos que daba el corazón de Scipion, y sustos que tenía, eran indicios ciertos, no solo de lo que pasaba, mas aún de las desdichas e infortunios que le estaban aparejados, y presto le habían de venir. Íbase retirando con su ejército, caminando siempre de noche, hacia el río Ebro, donde hoy es Zaragoza (Caesaraugusta, Sarakusta); pero apenas fue partido, cuando tuvo sobre si los caballos númidas, que ya por los lados, ya por las espaldas, le iban picando. Entonces Scipion, que ya tenía sobre si todo el poder de los cartagineses y númidas, que con Masinisa e Indíbil le apretaban, se alojó con toda su gente en un montecillo no muy bien seguro; pero de los que había alrededor este era el más alto. Subidos aquí, tomaron en medio cuantos impedimentos y fardaje traían y juntamente los caballos, y puestos a pie todos sus dueños mezclados con el peonaje, rechazaban con poca dificultad, y sin tener otro reparo por los rededores, el ímpetu de los caballos berberiscos y jinetes númidas que siempre les daban rebato; mas como después llegaron los capitanes cartagineses con Masinisa e Indíbil, conoció Scipion cuán vano era trabajar en retener aquella cumbre o montecillo, no poniendo baluartes al rededor o fosas o vallados, e imaginaba con gran vehemencia, qué modo tendría para hacer alguna defensa. La cuesta, de su propiedad era rasa, de suelo pelado, tan duro y tan desolado, que ni criaba leña ni rama donde pudieran cortar maderos para los palenques, ni tenía céspedes o tierra de que hacer paredones ni reparos, ni mostraba disposición a las cavas o trincheras, y finalmente no hallaron aparejo de poder obrar algo con que se remediasen. Menos había malezas o pasos o riscos dificultosos de ganar, de subida trabajosa, cuando los enemigos llegasen; porque todo aquel montecillo precedía (o procedía, no se lee bien) llano, sin casi lo sentir, hasta dar en la cumbre. Queriendo suplir este defecto, comenzó Neyo Scipion a formar una semejanza de reparo por el circuito, con albardas y líos de los mulos que traían el fardaje, sobreponiéndolas muy bien atadas unas con otras, conformes al tamaño que solían tener en sus baluartes acostumbrados y verdaderos; y donde faltaban albardas y líos, metían ropas o cualesquier impedimentos que hiciesen bulto, por no parecer que de ningún cabo les menguaba. Lo tres capitanes cartagineses, al tiempo que llegaron, guiaban sus escuadrones contra lo fuerte de la cuesta, muy determinados a lo combatir, y la gente del ejército respondía con buena voluntad a su determinación, sino que la nueva manera del reparo, cuando lo vieron desde lejos, les hizo dudar algún tanto, creyendo ser defensa más brava. Sus principales y caudillos, viéndoles así parados, discurrían por las batallas enojados de su detenimiento; preguntábanles a voces: en qué se paraban; cómo no deshacían con los pies aquel espantajo romano; pues a mujeres o muchachos no se podía defender, cuanto más a tan denodados varones cuanto venían allí; que si bien mirasen los enemigos, que vencidos eran; escondidos que estaban tras de aquellas albardas pajizas, en llegando se darían a prisión o serían degollados a mano y sin pelea; que pasasen adelante, y no se detuviesen ni mostrasen pavor de tanta vanidad. Estas reprehensiones voceaban los capitanes africanos en menosprecio del reparo romano; pero verdaderamente venidos al toque, más difícil hallaron el saltar las albardas y líos, de lo que publicaban al principio, por estar entre si bien atadas y túpidas en harto buena alzada, y tras ellas haber hombres valientes y guerreros que todavía tenían ventaja centra quien llegase por defuera, como pareció casi luego que fueron acometidos, que solamente para romper líos y hacer entradas hubo menester grandes acometimientos, y se tardaron largas horas: mas al cabo, derrocados los reparos en muchas partes y metida la furia cartaginesa por ellos, ganaron el real de todo punto, sin poderlo valer Neyo Scipion. Allí sus romanos, hallándose pocos, atemorizados y confusos, morían despedazados por diversos lugares a mano de los cartagineses y de los españoles confederados, que venían muchos en cuantidad, ufanos y victoriosos con el buen despacho de la batalla pasada. Pudieron huir algunos romanos en los montes y sitios fragosos que no caían lejos, y por algunas partes acudían pocos a pocos, fatigados y heridos, al otro real, que fue de Cornelio Scipion, donde Tito Fonteyo, su lugarteniente, les amparó con la diligencia que bastaba su posibilidad, mas no para que dejasen de morir en todos estos caminos muchos buenos romanos y diestros. Con ellos pereció también su capitán mayor Neyo Scipion, dado que la manera de su muerte traten discrepantemente Livio y nuestros cronistas: unos certifican ser hecho pedazos entre los primeros; allá dentro del reparo, cuando se rompieron las entradas por los líos y defensas ya declaradas; dicen otros haberse retraído con unos pocos en una torre desierta cerca del real, y que los cartagineses al principio, no pudiendo quebrar las puertas al desquiciarlas a fuerza, las pusieron fuego por el rededor, y quemándolas, mataron dentro cuantos en ella quedaban, y también al capitán general. Como quiera que sea, murió de esta vez Neyo Scipion, según debía morir un caballero muy excelente, siendo pasados veinte y siete días después de la muerte de su hermano, y siete años cumplidos y pocos mes adelante, después de su venida a España. De esta manera tuvieron fin los dos hermanos Neyo Scipion y Publio Cornelio Scipion, sin valerles su saber y disciplina militar y la buena y próspera fortuna que siempre les fue compañera, aunque en la mayor necesidad se les volvió adversa. Esparciéronse los pocos romanos que de aquellos encuentros escaparon por España, sin hallar lugar cierto y seguro donde recogerse, porque como eran tan aborrecidos de los naturales, y los amigos de ellos se eran vueltos al bando cartaginés, era peor el tratamiento que se les hacía de lo que habían padecido en las batallas pasadas, y tantos más murieron en esta huida que en aquellas. El mejor acogimiento que hallaron fue en Tarragona y su comarca, donde quedaba Tito Fonteyo con algunos soldados romanos, el cual, y otro caballero llamado Lucio Marcio los recogieron, conservando las reliquias del pueblo romano esparcido por España, que atónito de lo que había sucedido, no sabía qué consejo tomar: y aquí acaba la historia del diligente historiador y erudítisimo varón Florián de Ocampo, el cual en cinco libros, por orden del emperador Carlos V, de buena memoria, recopila la historia de España, desde el principio del mundo hasta estos tiempos, que ha sido tan acepta y de tanta autoridad, que casi todos los que la han escrito después de él le han seguido, por haber este autor tenido por blanco la verdad; y es tan estimada de todos los varones doctos y sabios, que no sé cuál ha de ser mayor, el sentimiento de que no haya proseguido aquella, o el gusto y contento que tenemos de que el maestro Ambrosio de Morales la haya continuado, pues lo que el primero dejó imperfecto lo hallamos tan cumplido en este segundo autor, que parece que en lo que él ha dicho y hecho, ni poderse más añadir, ni aún los maliciosos que corregir; y así, tomando este autor por guía, y de los otros lo que fuere a nuestro propósito, continuaremos lo que se siguió después de la muerte de los Scipiones, hasta el fin de la obra, según será menester.

domingo, 24 de mayo de 2020

AD GABRIELEM VILELL PRESBYTERUM DE VITA ET MIRACULIS DIVI SEVERI BARCINONENSIS ANTISTITIS

AD GABRIELEM VILELL PRESBYTERUM DE VITA ET MIRACULIS DIVI SEVERI BARCINONENSIS ANTISTITIS (*) EPISTOLA ET ETIAM DE EIUS CORPORIS TRANSLATIONE (**).

N. del E. (*) Véase lo que dicen sobre este Santo el P. Flórez en su España Sagrada, tomo 29, tratado 55, cap. 4, especialmente desde el § 78 hasta el 93 inclusive, y el P. Caresmar en su disertación histórica con preferencia en las pág. 97 y 98.
N. del E. (**) P. M. Carbonell refiere en su Crónica al fol. 209, el milagro que San Severo hizo en la pierna del Rey D. Martín, la cesión que le hizo el Monasterio de S. Cucufate del Valles del cuerpo de dicho Santo, por cuyo motivo el Rey concedió al Monasterio la jurisdicción civil y criminal que le pertenecía en sus castillos, villas y lugares y finalmente refiere también aunque suscintamenteel martirio de aquel Santo. Y en la segunda columna de aquel mismo fol. v. dice. «Y perque sia major memoria del dit benaventurat y gloriosmartyr mossenyer Sanct Sever instat yoper lo Venerable e molt devot del sobre dit glorios martyrmossenyer Sanct Sever mossen Gabriel Vilell prevere: yohe composta una letra latina dirigida al dit mossen Vilell y posada ad longum en la fi de un registre del Rey En Marti pretitulat Propium: hon es designada tota la historia molt extensivament y larga del dit glorios y benaventurat martyr sanct Sever Bisbe y patro de la insigne ciutat de Barcelona .... De este códice hemos tomado la copia que publicamos.

Petrus Michael Carbonellus Regius Archivarius Gabrieli cognomento Vilellpresbytero multum venerabili P. S. D. Effagitasti saepe numero vir integerrime ut ea quae ex codicibus antiquis de miraculo tibiae Martini Regis Aragonum vernacula linguasumpsisti in latinum traducerem etiam adderem quae de Sancti Severi Barcinonensis Episcopi vita invenire potuissem ego vero quamvis ab humanitatis studiis distractus cum ob occupationes Regii Archivi tum ingravescente aetate quando quidem octavum et septuagesimum annum notus sum id recusare potuissem tamen ut tuae morem geram voluntati quam mihi provinciam demandasti aggressus suum. Accipe proinde vir suavissime hunc Regem Martinum (ut in codicibus antiquis legimus) fuisse aegrotum plagam in tibia habentem adeo ut omnes moriturum existimarent. Qua propter medicos physicos et chirurgos (N. del A. (1) Chirurgus et Chirurgicus utrumque dici potest.) omnes in urbe Barcinona eo tunc domos foventes ad tibiam curandam accersiri jussit. Qui in dies magis atque magis intendentes pro Regis tibia curandasenectuteque detardanda nullum aliud antidotum repperere nisi hoc unum duntaxat scilicet quod tibia praescinderetur ne ignis in tibia jam accensus totum Regis corpus adolesceret. Hoc itaque remedium eidem Martino Regi in regio palacio majoripraefate urbis sic aegroti existenti ii medici physici et chirurci maxima cum tristitia et cordis dolore retulerunt et ad tibiam scindendam diem crastinam assignarunt. Ea quidem relatione facta Rex ipse Martinus prospiciens in tam parva temporis morula tibiamscindendam totam supervenientem noctem insomnem et lachrymis et singultibus agebat et propterea maxima devotione permotus Sanctum Severum nostrae urbis Barcinonensis Pastorem gloriosum invocare et reclamare satagebat sic genibus mentis flexis orans. « O beatissime Severe obsecro intercedas pro hac mea infirmitate ad dominum nostrum Jesum-Christum quem suppliciter oro ut ab ea curatus evadam nam voveo me operam daturum quod corpus tuum apud caenobium Sancti Cucufatis nunc reconditum in huius urbis Barcinonensis Ecclesiam (ubi jam sub tuo nomine constructa est capella) honorificentius transferatur et custodiatur in eum.» Tandem die ultimo assignato ad tibiam praescindendamipse Rex Martinus qui per prius noctes insomnes faciebat circa horam intempestam illius diei assignati in somno seu in extasi vidit beatum Severum Antistitem memoratum quem tanti faciebat et reclamabat Episcopalibus vestibus indutum mitramque in capite portantem luminariis per multis curuscantem qui remotis a tibia fasciis et medelis factoque super tibia cru+cis signo e vestigio disparuit. Rex vero Martinus a somno expergefactus continuo voce sonora et ingenti gaudio in haec prorumpens verba ait. « O vos fideles custodes hic vigilantes venite huc cum lumine et videbitis tibiam meam per Sanctum Severumcuratam. Quippe qui sua pietate et potestate a Deo collata me indignum peccatorem exaudivit. » Tunc omnes ibidem vigilantes cum çaereis et candelis venientes tibiamque discooperientes jam benecuratam reppererunt quemadmodum Rex ipse praedixerat et gavisi sunt gaudio magno. Medici autem physici et chirurgici aurora rubescente diei assignationis cum ferris aliisque apparatibus ad Regis cameram adventantes et miraculumgrande audientes ilico dixerunt «date lumen» lumineque dato tibiamreviserunt el bene curatam repperere et sic jubilantes et immensas gratias Summo Deo et beato Severo facientes osculatisque manibus ipsius Regis ad edes suas rediere. Ceterum Rex Martinus cupiens translationem faciendam (ut voverat) de corpore beati Severi bulla jam habita a Summo Pontifice pro ipsa translatione ut praedicitur facienda et ut Abbas et conventus memorati caenobiiSancti Cucufatis quicquam commodi pro ipsius corporis traditione assequerentur civitem criminalemque jurisdictionem castrorum villarum oppidorum et locorum eiusdem caenobiiad Reges Aragonum et comites Barchinone pertinentes nonullis adjectis conditionibus eis donavit quemadmodum de hac donatione (ubi ipsa translatio expresse enarratur) liquido constat instrumento publico die secundo mensis augusti anno salutis millessimo quadringentesimo quinto confecto et in quodam ex regestis Regii Archivi Barcinone exarato. (N. del E. Hemos creído conveniente publicar este documento después de las dos cartas de Carbonell.) Deinde ipsa translacio sanctissimi corporisbeati Severi faelicissimi Praesulis huius urbis Barcinone acta fuit die quarto mensis augusti anno salutis M. quadringentesimo quinto. Cuius festum translationis in Ecclesia Barcinonensi colitur primo die dominico augusti vel ultimo dominico julii eiusque martyrium VI novembris. (1) Pro qua quidem translatione prius facta fuit: scilicet die tertio proximo dictorum mensis et anni devota et pereximia processio recedens ab Ecclesia Barcinonense iterque faciens ad caenobium Sancti Cucufatis Vallensis quam sequebatur Martinus Aragonum et Martinus Siciliae eius filius reges etiam episcopi abbates canonici presbyteri et clerici duces comites milites cives magnaque vivorum et mulierum caterva. Et postquam ad ipsum caenobium applicuere praefatum Corpus Sacratissimum acceperunt per multisque cereis et luminariis atque funerum pompa (ut est de more) ab eodem caenobio (in quo pernoctarunt) sequenti die discesserunt et fessi (2) sed non defatigati ad Barcinonensem Ecclesiam rediere ubi missa major seu alta ac sermo cum organo musicorum quorum cantus et caetere solemnitates exvoto celebratae fuere recondito proprius Severi corpore cum XVIII clavis sui martyrii infrascripti in quadam urna posita ad latus dextrum retabuli Sanctae Crucis Ecclesiae Barcinonensis.

N. del A. (1) Nota quod festum martirii Sancti Severi colitur anno quolibet VI novembris et eius corpus ut infra scribitur fuit positum una cum XVIII clavis sui martyrii in quadam urna sita ad latus dexterum retabuli Sancte Crucis Sedis Barcinonensis. Postea autem die primo eius festi post vesperos clerici ipsius Sedis cum Episcopo magna cum processione et luminariis accipiunt eius urnam et in girum Sedis euntes illam supra altare eius capelle locant ubi moratur per dies octo. Et die octavo cum magna processione et luminariis de ipso altari illam capiunt et in eius loco reponunt. N. del A. (2) Nota: quod erant fessi sed non defatigati.

Praeterea ne vita beati Severi memoria excidat scire te velim mi Gabriel charissime quod hic Severus lanificiisive textoris lanae officio utebatur eratque Barcinonaortus et christianorum conjugum filius beneque moratus ac conjugatus (N. del A. (1) Nota: quod hoc tempore ecclesiastici uxores ducebant. ) nam illo tempore ecclesiastici uxores ducebant et cum uxore et unica filia vitam agebat. Accidit autem eo tempore Barcinonam urbem pastore carere quandoquidem pastor illius mortem obiisset cuius quidem pastoris eleccio (non ut nunc) sed per Spiritum Sanctum ut columbam çelestemapparentem fiebat orationibus Episcoporum praemissis et quum pro ipsa electione visenda jam populi multitudo ad Ecclesiam convenisset Severus ab uxore licentiam petiit ad Ecclesiam eundi et columbaemiraculum spectandi uxor vero ipsum redarguens respondebat quod talis visio ad eum non pertinebat sed potius foret ut in suo laboraret officio et ab illo non discederet nam sive iret sive non in Episcopum non eligeretur. Cumque Severus impportune instaret se ad Episcopi electionem iturum uxor furibunda respondens nunc ridiculo missa faciamus prophetavit ironice dicens «qua hora illuc perveneritis super caput vestrum columba resedebit. » Veniens ergo Severus ad Barcinonensem Ecclesiam vilibusque vestibus ut pauper indutus inter alios de populo ibidem existentes apparere non audens post valvas Ecclesiae latitabat et columbae adventum expectabat quae orationibus Episcoporum devote ad Deum et cum lachrymis fusis per unam ex fenestris Ecclesiae solitam ingrediens et per eandem Ecclesiam circumvolans super caput Severi latitantis resedit. Qui (ut territus) eam ab se repelleret et illa iterum ad Severem rediit et in eius vertice resedit ac requievit. Tunc ab Episcopis in Episcopali cathedra ut est de more locatur et Episcopus consecratur. Qui dum esset idiota et litterarum ignarus divina inspiratione Apostolorum exemplo sacris litteris repente imbutus non modo divina misteria el Pontificis officia exercebat sed etiam predicator egregius factus oves suas Christi divino salutifero sermone et vitae suae sanctitate mirum in modum docebat et quamplurimis miraculis coruscabat. Effectum est paulo post quod dum ipse Severus in Ecclesia Barcinonensi missam celebraret subdiacono Epistolam legente in Spiritu rapitur. Et completa lectione post moram aliquam a ministris excitatur quippe qui erectus ipsos ministros apprime redarguit dicens parcat vobis Deus quare me excitasti nam scire vos velim me exequiis illius Sancti Geminiani Mutinensis Episcopi nuper defuncti interfuisse et eius animam Christo Jesu commendasse ac eius corpus in tumulo collocasse. Hisque dictis missam celebrare continuavit. Cives vero Barcinonenses hesitantes ne hoc miraculum in cassum veritatem contineret qui jam illius diem et horam annotaverant ad Urbem Mutinensem sitam justa Bononiam nuncios miserunt et omnia et singula ut hic noster Severus praedixerat secuta invenerunt et retulerunt. Fertur etiam de hoc nostro beatissimo Severo quod non modo se fuisse sanctae honestaeque conversationis sed etiam aliis quamplurimis in exemplum et recti vivendi normam inter quos in edibus suis Eraclianum virum Sanctum Pesauriensem Episcopum a cunabulis educavit qui postquam Ecclesiam sibi comissam foeliciter gubernasset plenus sanctitate beato fine quievit. At ubi scripturus sum miracula per Sanctum Severum facta me adhuc continere non possum quin imprimis miraculum mihi secutum inscribam quodque fuit paulo ante noctem intempestam diei festi Sanctorum Petri et Pauli apostolorum mensis junii anni salutis infrascripti millessimi quingentesimi duodecimi corrigendo hanc epistolam in codice mearum epistolarum insertam eique addendo miraculum proxime scriptum accidit quod somnus me rapuit scribendo sic quod candela que in candelabroardebat cecidit cum codice super papyrum epistolae ipseque continuo experge factus a somno vidi eam papyrum flamentem ex lumine candelae et perterritus clamitavi «Sanctum Severum» ut ab ipso incendio epistolam liberaret abjiciens in terram papyrum sic incensam una cum codice et ea suffocataipsius papyri flamma ad larem sine lumine cucurri. Susceptoque inde lumine regressus sum ad locum ubi epistolam cum codice dimiseram et repperi eam ita lantam et mundam sicuti erat priusquam lumen eam accendisset. Quo miraculo viso genibus flexis domino Deo et sancto Severo gratias egi et ago ingentes oratione dominica mediante meque semper dicente «O beate Severesis semper mecum et ora pro me peccatore. » Procesu vero temporis defunctaque Severi uxore eorum filia diem clausit extremum et quum illius exequias Severus celebrasset corpus que filiae juxta matris corpus poni decrevisset apertoque illius sepulchro visus fuit locus ita exiquus quod corpus filiae ibidem collocari minime poterat. Hoc quidem Severo nuntiato ipse Severus ad locum iter arripuit et eidem uxori (ut filie locum daret) mandavit. Et continuo corpus uxoris quod supinum erat in latus secessit et filiae locum dimisit que ibidem cunctis stupentibus et spectantibus juxta matrem fuit deposita. In super accipe aliud miraculum. Quum quidam pater familias infirmus lecto decumberet et jam in extremis laborans ad se vocari fecisset Severum ut eum de confessione audiret ipse quidem Severus inputanda vinea (quam unicam habebat) laborabat Nunciis (ut se antecederent) respondisset et postea tempus veniendi aliquantis per distulisset veniens ad aegrotum eum repperit jam defunctum quod ille cernens ilico contremuit magnisque vocibus se interfectorem illius clamare çepit. Quumque corpus defuncti lamentari et in terram capud contundere non cessaret repente qui defunctus fuerat animam recepit et in pedes se erexit quod omnibus ibidem existentibus admirationi fuit laudantibus omnipotentem Deum et benedicentibus qui tam Sanctum pastorem huic urbi Barcinonensi donaverat. Item aliud miraculum accipe divino nutu per motus Severus fugam arripiens aburbe Barcinonaad castellum Octoviani situm juxta caenobiumSancti Cucufatis Valensis ne ab SatellitibusDaciani captioni daretur insperato invenit in rure quendam rusticum christianum fabas seminantem Emiteriumnomine vulgo Medi. Cui se dixisse fertur. « O bone vir si quis te rogaverit vidistis Severum per hanc viam fugientem dicito vidi modo quando has fabas seminabam.» Venerunt hoc dicto Satellites Daciani dicentes rustico «est ne morula multa qua Severus hinc transivit. » Respondit rusticus «modo quando hic fabas seminabam. » Et illico fabaeque illo die seminatae fuere visae sunt floridae et ad granaemittenda proximae. (N. del E. (1) De este milagro nació indudablemente la máxima tan usada y seguida de los labradores de este Principado "Per Sant Sever faves á fer. " ) Qui Daciani Satellites credentes ipsum rusticum ridiculose respondisse in illum indignati captum ad predictum castellum duxerunt. Qui illuc tractus quum idolum adorare contemneret juxta judicis sive Pretoris sententiam fustibus caesusmartyrio coronatur. Sed priusquam ad Severi martyriumveniamus qui et quot fuerunt Episcopi Barcinonenses ante ipsum Severum libet mihi numerare. Primus quidem Barcinonensis Episcopus fuit post domini nostri Jesu Christi passionem THEODOSIUS. Et obiit anno domini tricesimo tercioOctaviano Augusto imperante. Secundus vero Barcinonensis Episcopus fuit VICTOR obiit XVIII calendas maii anno domini quadragesimo secundo imperante praefato Octaviano Augusto Christianos insequente. Tertius Barcinonensis Episcopus fuit ETIUS. Obiit XIX calendas septembris anno Domini quinquagesimo tertio Octoviano Augusto etiam imperante. Quartus Barcinonensis Episcopus fuit DEOTICUS. Obiit XVIII calendas januarii anno Domini sexagesimo Octoviano Augusto etiam imperante. Quintus Barcinonensis Episcopus fuit LUCIUS. Obiit kalendas Augusti anno Domini sexagesimo nono Octoviano Augusto etiam imperante. Sextus Barcinonensis Episcopus fuit FUCHA. Obiit kalendas octobris anno eodem sexagesimo nono
Octoviano Augusto imperante. Septimus Barcinonensis Episcopus fuit DEODATUS. Obiit XVIII kalendas januarii anno Domini septuagesimo octavo Octoviano Augusto etiam imperante. Octavus Barcinonensis Episcopus fuit THEODORICUS. Obiit X kalendas januarii anno Domini nonagesimo primo Tiberio imperante. Nonus Barcinonensis Episcopus fuit DEODATUS. Obiit duodecimo kalendas aprilis anno Domini centesimo octavo Tiberio etiam imperante. Et sicfuerunt Episcopi Barcinonenses duohoc nomine DEODATI appellali. Decimos Barcinonensis Episcopus fuit LENGARDUS. Obiit tertio nonas maii anno Domini centesimo vigesimo Tiberio etiam imperante. Undecimus Barcinonensis Episcopus fuit LUCIUS. Obiit tertio calendas Augusti anno Domini centesimo quadragesimo sexto. Duodecimus Barcinonensis Episcopus et cardinalis fuit ALEXANDER. Obiit anno Domini centesimo sexagesimo secundo Tiberio etiam imperante. Tredecimus Barcinonensis Episcopus fuit ALBERTUS. Obiit tertio nonas maii anno Domini centesimo septuagesimo secundo Claudio imperante. Quartus decimus Barcinonensis Episcopus fuit ARMENGALDUS. Obiit octavo kalendas aprilis anno Domini centesimo nonagesimo primo Claudio etiam imperante. Quintos decimus Barcinonensis Episcopus fuit GAUDIMARUS. Obiit octavo idus novembris anno Domini ducentesimo decimo Nerone imperante. Sextusdecimus Barcinonensis Episcopus fuit GUILELMUS. Obiit tertio nonas maii anno Domini ducentesimo vigesimo secundo Nerone etiam imperante. Decimos septimus Barcinonensis Episcopus fuit SEVERUS quem praediximus conjugatus. Obiit sexto idus novembris anno Domini ducentesimo octogesimo octavo Diocletianoimperante. Et nihilominus mihiRegio Archivario scribere libet de duobus Episcopis Barcinonensibus huius Severi successoribus eorum nomen et obitus. Quorum unus fuit et decimus octavus Barcinonensis Episcopus successor eidem Severo inmediatos nomine PACIANUS. Obiit septimo idus martii anno Domini trecentesimo nonagesimo octavo Theodosioprimo imperante. Alter vero et decimus nonus Barcinonensis Episcopus fuit BERENGARIUS qui habuit uxorem nomine Peratam ex qua genuit filiam unicam quam nubtui tradidit Tarraconensi Archiepiscopo et dono dedit eidem filiae sue in dotem et pro dote sua que eidem Archiepiscopo constituit et apportavit quinque huius agri Barcinonensis parochias eo tunc sic nuncupatas scilicet Parochiam de FrancaçParochiam de Altafulla Parochiam de Vilabelba Parochiam de Abrasim et Parochiam Turris den Barra (Torredembarra). Hic enim Episcopus Berengarius obiit idus novembris anno Domini quadringentesimo vigesimo. De his quidem BarcinonensibusEpiscopis finem facio. Sed de aliis BarcinonensibusEpiscopis post praedictos Episcopos in Episcopatu Barcinonensisuccedentibus alio in loco Deo opitulante si haud tempus mihi deerit me araturum curabo. (*)

N. del E. (*) Este fue el primer ensayo que Carbonell hizo de su Episcopologio que el P. Flores dio a luz en la pág. 359 del tom. 29 de la España Sagrada.
Verum enimvero redeamus unde diggressi sumus. Quandoquidem de nostri Sancti Severi martyrio quicquam me dicturum opere precium erit. Ideo memoria teneamus quod hic Sanctus Severus tempore DioclecianiImperatoris martyrium cum quatuor coronatis scilicet clericis aequo animo pro Christi amore recusare noluit sic quod eo et ipsis quatuor coronatis captis existentibus in Castello Octovianicoenobii Sancti Cucufatis Vallensis Dacianus Judexseu pretor pro ipso Imperatore eos quinque corrigiis plumbatis cedi deinde ipsos quatuor coronatos decollarijussit. Sed Severus jam decrepitus ex XVIII clavis ferreisacutis in girum eius capitis affixis uno clavo grandi in medio capitis illius cum malleo ferreo magno transfixo martyrium consumavit sexto mensis novembris anno Domini ducentesimo octogesimo octavo. Magis atque magis scire te velim mi Gabriel vir provissime quospiam ore dare non hunc sed alium fuisse Severum (N. del A. (1) Nota adversos illos asseverantes non hunc sed alium fuisse Severum. ) nunc Sanctum qui in miraculis et martyrio huic nostro Severo similis fuerit. Quicquid autumant non est illis omnino fides adhibenda nisi de nostro Severo quem praedicta miracula et alia permulta (quae scripta non reperiuntur) fecisse credimus et modo praedicto martyrium passus est. Licet de illo alio Severo sit possibile sic cum miraculis coruscase et martyrium consumasse. De his quidem satis. Reliquum est vir scite ut si quid aliud ex Regio Archivo Bibliothecaque mea tibi possit gratificari jusseris nihil frustra. Vale meque (ut facis) ama. Ex Regio Archivo Barcinonaetertio idus junii (1) anno a Christi natali christiano duodecimo supra quingentesimum millesimum Ferrando secundofoeliciter regnante.

(2) Adhaec conticere nequiverim quin hymnum de Martyrio huius gloriosi Severi Barcinonensis Episcopi aeditum in quodam codice antiquissimo repertum sed non tersum immo barbarum in calce huius Epistolaereponam. Accipe igitur ipsum sub hoc tenore.
N. del A. (1) M. D. XII. III. idus junii scilicet XI die huius mensis quo est festum duorum Sanctorum scilicet Bernabae et Honophri.
N. del A. (2) Adhec adverbium est et una dictio et significat postea.

Hymnus ad Sanctum Severum.
Nescio eius qui fuit actor.

N. del A. (1) Tres vegades VI fan XVIII. Car abXVIII claus fou martyrizat e coronat.

Clavis tribus perforari
Voluisti libere
(1) His sex tribuscoronari
Sustentasti aspere
Certo fixo circulari
Miro tonsus acerbe
Juncus tibi ministravit
Tunc coronam spineam
Quando eam preparavit
Haec cerebri galeam
Tua lacerant extrema
Clavi absque cuspide
Huius trucidant suprema
Concassata casside
Unde habes diadema
Cum coelesti chlamyde.

T E Ʌ O Ʃ.

Ad beatum Severum Barcinonensem Episcopum dignissimum hanc facio orationem ego quidem Archivarius memoratus.

ORATIO.

N. del A. Huius Sancti Severi martyrium colitur in tota diocesi Barcinonensi VI die novembris sub precepto. Festum translationis huius Sancti in eadem Ecclesia primo die dominico mensis Augusti celebratur vel ultimo die dominico mensis julii.

O beate Severe qui in tuo martyrio coronam XVIII clavorum super caputtuum impositam pro Christi amore patienter ferre voluisti ora pro me misero ad Dominum ut cor meum durum ad bene operandum blandum fiat sic que toto tempore vitae meae pro veritate et justitia aequo animo adversa sustineam. Atque pro salute animae meae in hoc saeculo contra inimicos visibiles et invisibiles gratia sua certare non fugiam. Et demum meritis et precibus tuis intercedentibus paradisi gaudia consequar. v. Ora pro me beate Severe. R. Ut dignus efficiar promissionibus Christi. Amen.

Et quia veneranda frugique Helisabet uxor perchari filii mei Franciscipeperit filium die mercurii XIIII mensis decembris anno Christi M quingentesimo tredecimo apud domum ipsius filii mei sitam in civitate Barcinone in vico vulgo dicto del Garroferideo ego quidem Petrus Michael Carbonellus devotione motus ad S. Severum ut in baptismo acto in Sede BarcinonensiSeveri nomen eidem imponeretur operam dedi die lune XIX eiusdem mensis anno memorato. Deo gratias.

Memoria tene quod hoc in mense augusti anno Christi MDXIlI construi feci ego quidem Petrus Michael Carbonellus ad laudem gloriam et honorem Domini nostri Jesu-Christi et inmaculate Virginis Marie eius matris ac beatorum Archangeli Michaelis Severi Episcopi Barcinonensis et Eulaliae Virginis Patronae nostrae Sacellum seu capellulam ubi est retrotabulum in quo ipsorum
imagines Sanctorum Michaelis Severi et Eulaliae depictae sunt apud hortum pensilem domus meae sitae in vico vulgo dicto den Serra civitatis Barcinonae.

Ad Gabrielem Vilell presbiyterum alia epistola de vita Sancti Severi.

Petrus Michael Carbonellus Regius Archivarius Gabrieli Vilell presbytero in sacris scripturis studioso et erudito P. S. D. Quamvis in epistola mea quam ad te dederim tertio idus junii anno salutis millesimo quingentesimo duodecimo de vita translatione corporis et miraculis et aliis commendatione dignis Sancti Severi Barcinonensis Antistitis multa preclara facinora exaraverim tamen die festo martyris huius Sancti Severi proxime devoluto mihi in mentem venit me vidisse
superioribus diebus eius historiam in quodam quaterno deturpato scriptam iterum eam videre volui et vidi et perlegi. Perlecto nam toto ipsius historiae tenore aliqua ex ipsa (que in memorata epistola non descripta fuere) excerpere curavi non sicut stilo suo jacebant sed meo ita mediocri ut vides. Et ea in calce originalis ipsius epistole excripsi quorum verba hec sunt. Memoria tene quod hic Sanctus Severus bonus pastor noster nomen suum a parentibus suis traxit. Is habuit parentes christianos qui cives fuerunt huius civitatis Barcinonae. Et ipse etiam fuit civis eiusdem civitatis verus et devotus christianus vitamque columbinam cum simplicitate cordis agebat paupertatis vero et humilitatis
conspicuus. Sic tantae erat sanctitatis quod non diebus nec noctibus a colloquiis divinis et oratione cessabat nam omnibus virtutibus pollebat. Tandem de consilio et assensu parentum suorum (ut faciunt boni filii) uxorem duxit factus jam presbyter quia hoc tempore presbyteri uxores ducebant (N. del A. Nota quod hoc tempore presbyteri uxores ducebant. ). Ecclesia permittente ex qua unicam filiam suscepit que semper in virginitate Domino servivit. Deinde ipsi conjuges castitatem voventcs ab ea nunquam recesserunt. De labore manuum vitam transigebant cum lanificii officio. Quandoquidem ipse ut pater suus lanifex erat nihil aliud de bonis temporalibus hic Sanctus Severus possidebat nisi unicam vineamparvam et celebrare missam in quodam altari capellae virginis Mariae sedis Barcinonae in dies magis non cessabat. De miraculis quidem illius aegroti ipsum postulantis Severum vineam suam putantem se confiteri. Et de eius filia mortua pro sepultura nec non de fabbisseminatis per Sanctum Emiterium jam in praefata epistola hec et alia conscribuntur. De eius vero electione in episcopum licet in ipsa epistola jam dixerim miraculose facta tamen largius (ut repperi) scriptam mihi placet iterum hic describere. Cum autem beatus Severus una cum conjuge sua honeste in sancto matrimonio vitam ageret et Deo ac virgini Mariae toto pectore inserviret audiens pastorem Barcinonensem ab hoc saeculo migrasse ob quo pro habendo probo pastore plerique ecclesiarum Episcopi (ut erat de more) in Barcinonensem Ecclesiam commearunt. Quippe que priusquam officium et missam cum organis celebrassent diem eius celebrationis ad orandum Deum ut signum aliquod eis mitteret pro futura Episcopi electione populo nunciabant. Contigit autem vir Sanctus Severus devotione permotus visendi huiusmodi Episcopi çelitus venturam electionem licet operi lanificio implicatus esset his verbis suam affatur conjugem. «Bona uxor vadam si placet e vestigio ad videndam visionem mirabilem quod de caelo columbaveniat ad Ecclesiam ubi praefati Episcopi cum populi multitudine congregati existunt expectantes et deprecantes super quo capite ipsa columba consedeat.> Ad quem illa « sede inquit labora in tuo officio et noli ocio vacare quia non expedit sive enim pergas et in loco ipsius Ecclesiae subsistas te in Antistitem prefati Episcopi et populus non ordinabunt etiamque columba super capite tuo consederet.» Ad quam ille «sine me inquit ut vadam quia volo videre. » Et tunc illa respondet furibunda et derisorie dicens «vade si placet quia quacumque hora intraveris ocyus in Episcopum promotus fueris.» Et sic ipsa mulier nesciens quid dicebat prophetavit. Tunc ipse Severus ab loco ubi officium lanificiiexercebat discedens ad Barcinonensem Ecclesiam ilico gressus fecit ubi erat populi multitudo cum Episcopis et sacerdotibus congregatis et missa Spiritus Sancti devote celebrabatur. Ipse nam Severus ibi post valvas Ecclesiae se abscondit quia nolebat ut populus eum videret sic vilibus indutum pannis et columbae adventum expectans fusa oratione ad Deum ocyus de caelo descendit columba nive candior et super eius capite sic latitantis consedit. Ille autem ab eius capite columbam expellans eam volitantem hinc inde per circuitum Ecclesiae expellere nequivit quin iterum super eius capite resederet. Erat nam ipsa Spiritus Sanctus qui in formam columbaevenerat ac si diceret «super quem requiescam nisi super humilem timentemque Deum ac mundi gaudia spernentem. » Unde jamdudum hoc venerabile proverbium vulgatum est per universum orbem> Beata inquit civitas illa ubi in electione Pontificis Spiritus Sanctus descendit in columbae similitudinem et ordinatur ille super capite cuius requiescit. » Praeterea scire te velim quod hic Severus fuit XVII Barcinonensis Episcopus. Cui successit bealus Pacianus qui fuit XVIII
Barcinonensis Episcopus Sanctus et vita et moribus circunspectus. De his quidem satis. Et licet multa Sanctus Severus fecerit miracula tamen brevitatis gratia et que non reperiuntur scripta relinquo. Vale et pro me peccatore Deum ora. Ex Regio Archivo Barcinonae decimo calendas decembris die festo Sanctae Ceciliae anno salutis M quingentesimo quarto decimo Ferrando secundo foeliciter regnante.

Gratiarum 14.
Martini n. 2202 fol. 65.

Abbatis et monasterii Sancti Cucufatis Vallensis.

Nos Martinus Dei gratia rex Aragonum ValencieMaiorice Sardinie et Corsice comesque Barchinone Rossillionis et Ceritanie. Considerantes quod si ex donatione nobis et nostris precedente auctoritate et licencia domini summi pontificis perpetuo facta per vos venerabilem religiososque et dilectos nostros fratrem Berengarium abbatem et conventum monasterii sancti Cucuphatis Vallensis de sacratissimo corpore beati Severii Sancte memorie felicissimi presulis hujus urbis qui sub scevera tirannide Gratiani palmam martirii in castro Octaviani victoriose et feliciter reportavit unde meruit civis fieri eterne glorie deitatis memoratum sanctus corpus translatum est noviter a dicto monasterio in quo in veneratione et devotione eximia velut in templo probate religionis et fidei diutissime hospes fuit in quandam novam basilicam sive capellam mirabili constructam artificio in latere sedis sue et in ea repositum in monumento novo et in munda sindone ut sit ibi ejus requies in secula seculorum non debet ob hoc dictum monasterium tam preciosissimo martire absque aliquo digno premio denudari presertim cum dare ecclesiis et monasteria munificentia regia insignire sit officium divi principis benigne quidem et feliciter suos actus celebres efficaci stabilitate in Domino disponentis. Quapropter volentes vobis et dicto monasterio aliquali remuneratione grata et utili respondere tenore presentis firmiter et perpetuo valituri per nos et nostros perpetuo successores laudamus approbamus ratifficamusque et perpetuo confirmamus vobis dictis venerabili et religiosis abbati et conventui dicti monasterii et eidem etiam monasterio imperpetuum omnia et singula privilegia libertates immunitates concessiones donationes et gratias vobis sive preteritis abbatibus et conventum dicti monasterii ac eidem monasterio usque nunc factas et facta quomodolibet seu indulta per nos autper serenissimos dominos predecessores nostros bone memorie reges Aragonum aut comites Barchinone seualios dominos proxime dicti comitatus prout melius usi fuistis hactenus de eisdem. Preterea ut idem monasterium cui sepe solent litigia nova occasione subscripte jurisdictionis una cum expensis multis emergere quiescat decetero velut hujusmodi nostro adjunctum immo fretum beneficio in tranquillo per nos et dictos nostros successores in premium tam inextimabilis reliquie supradicte damus donatione perpetua et irrevocabili inter vivos vobis abbati conventui et monasterio supradictis ac vobis in eadem abbatia succedentibus in futurum absque tamen derogatione et prejudicio effectus concessionum donationum immunitatum libertatum bonorumque usuum eorundem et aliorum predictorum merum et mixtum imperium et aliam omnimodam jurisdictionem criminalem cuiusvis nature seu speciei existat et exercitium eiusdem excepta tantumodode penjar ac de mutilatione vel detruncationemembrorum et excepta etiam qualibet alia qua posset criminosisvel nocentibus mors infligi quam habemus et habere debemus et que nobis aut nostris pertinere possint et debeant quovis modo titulo ratione jure seu causa nunc vel postea quandocumque in dicto castro Octoviani et in villa sancti Cucuphatis Vallensis inibi situatis nec non in castro sive domo ac popula de Canalsvicarie Barchinone. Item in castro sancti Vincentii del Cauler vicarie Villefranche Penitensisac in loco del Vandrell de termino predicti castri et in terminis territoriis parrochiis locis et pertinentiis eorundem nec non in hominibus et feminis habitantibus et habitaturis nunc vel de cetero in eisdem et etiam in quibuscumque aliis personis tam privatis quam extraneis cujuscumque dignitatis status legis sexus secte aut conditionis existant delinquentibus in ipsis castris Octovianiet sancti Vincentii ac in villis sancti Cucuphatiset loco del Vandrell sive in castro vel domo ac popula de Canalibus sive infra castrum domum villam locum et populam supradictam terminos territoria parrochias et pertinentias eorundem et sive delinquant aut delinquerint in viis seu caminis publicissive non exceptis tantumodo illis criminibus de quibus jurisdictionem et punitionem nobis et nostris superius expresse et specialiter retinemus. Hanc autem donationem et ex causa donationis concessionem facimus de premissis omnibus et singulis per nos et nostros perpetuo successores respectu et intuitu superius contentorum vobis dictis venerabili abbati et conventui dicti monasterii ac singulis vobis succedentibus in dicta abbatia et dicto inquam monasterio imperpetuum sicut melius potest dici intelligi et scribi ad vestri et dicti monasterii sanum bonum stabilem favorabilemque intellectum. Promittentes vobis et dicto conventui ceterisque aliis succedentibus in dicta abbatia nomine monasterii predicti et eidem monasterio quod de premissis omnibus et singulis per nos vobis et dicto monasterio supra donatis perpetuoque concessis trademus seu tradi illico faciemus vobis et conventui memorato nomine dicti monasterii aut cui sive quibus volueritis vice et loco vestri et ejusdem ad cautelam et majorem corroborationem si eam jam habetis titulis ex antiquis vel vigore nostre nove concessionis et de novo si eam non habebatis possessionem corporalem seu quasi liberam vacuam et expeditam et a quacumque obligatione et onere liberatam et in ea faciemus vos dictumque conventum ac monasterium sive vobis in dicta abbatia succedentes per omnia potiores. Et nichilominus concedimus vobis et aliis predictis et quibus volueritis de certa scientia cum presenti plenam et liberam potestatem quod vos et alii qui supra et quem seu quos volueritis possitis et possint statim seu alias quandocumque vobis vel eis fuerit bene visum per vos et procuratores vel yconomos vestros et conventus dicti monasterii proprio motu vel auctoritate quam vobis et eis conferimus cum presenti et sine aliqua alia licentia requisitioneque vel fatica nostri vel nostrorum et alicujus curie officialisque vel persone possessionem corporalem seu quasi premissorum omnium et singulorum libere apprehendere et nancisci et apprehensam plenarie et perpetuo retinere que apprehensio tantum vobis et vobis succedentibus in dicta abbatia ac dictis conventui et monasterio prosit et valeat et proinde efficax habeatur ac si per nos vobis dictis abbati et conventui tradita vel quasi tradita foret ipsa possessio corporalis. Nos enim interim donec vobis vel cuivis alii nomine vestri et dicti monasterii corporalem possessionem seu quasi dictarum jurisdictionum superius distinctarum tradiderimus seu tradi fecerimus premissorum aut vos seu dictum monasterium eam assecuti fueritis realiter et de facto ut superius est jam tactum constituimus et fatemur nos ea omnia et singula pro vobis et dicto monasterio ac vestro et ejus nomine possidere seu quasi. Et nichilominus ad uberiorem cautelam et efficax donationis hujusmodi fundamentum mox vos dictos abbatem et conventum ac idem monasterium in ipsam ut pretangitur corporalem et plenam possessionem vel quasi omnium predictorum inducimus cum effectu per expeditionem et traditionem hujusmodi carte nostre per quam velut gerentis vicem epistole in hac parte dicimus et mandamus de certa scientia et expresse universis et singulis hominibus et mulieribus cujuscumque status legis secte aut conditionis existant in castris villa et loco predictis nec non in dictis castro sive domo ac popula de Canals et in terminis eorundem seu infra ipsos ipsasque vel ipsa habitantibus et habitaturis et aliis omnibus qui et que nobis ratione eorum que vobis dictis abbati et conventui ac eidem monasterio perpetuo damus et concedimus cum presenti seu eorum aliquo teneantur sub debito naturalitatis et fidei quibus nostre majestati astringuntur quod vobis dictis abbati et conventui nec non vobis succedentibus in eisdem nomine dicti monasterii ac eidem etiam monasterio et cui sive quibus volueritis nomine vestri et dicti monasterii in eternum respondeant pareant obediant satisfaciant et attendant in ac de et super omnibus et singulis supradictis in et do quibus nobis seu nostris ratione eorum que supra vobis et eidem monasterio damus perpetuo ante donationem presentem tenebantur consueverantque respondere obedire attendere et parere ac vobis nomine monasterii et cui sive quibus volueritis de ac pro premissis homagium faciant et fidelitatis prestent plenum et efficax juramentum non expectatis a nobis vel nostris jussione altera seu mandato vosque dicti abbas et conventus per vestros seu dicti monasterii procuratores yconomos aliosque officiales et ministros possitis eos ad premissa compellere modis et compulsionibus omnibus quibus nos ante donationem hujusmodi poteramus. Nos enim per nos et nostros perpetuo successores absolvimus et perpetuo eosdem et ipsorum singulos liberamus ab omni juramento homagio naturalitateque et fidelitate 
et alia omnimoda obligatione quibus nobis vel nostris nunc vel de cetero ratione horum tantumodo que supra vobis et dicto monasterio damus et concedimus teneantur. Et extrahimus predicta omnia et singula que vobis dictis venerabili et religiosis abbati et conventui et eidem monasterio et insuper vobis in dicta abbatia succedentibus perpetuo damus de jure dominio proprietate possessioneque et posse nostri et nostrorum perpetuo successorum eademque in vestri et dicti conventus nomine ejusdem monasterii ac sepetacti monasterii jus dominium proprietatem possessionem seu quasi et posse mittimus et transferimus irrevocabiliter pleno jure ad habendum tenendum utendum ac omni tempore pacifice possidendum et ad omnes vestras et vestrorum in his succedentium ac memorati conventus nomine dicti monasterii voluntates inde libere faciendas tanquam de re propria et perpetua dicti monasterii absque omni conditione retentione et exceptione quam non facimus nec fieri volumus in donatione presenti velut ex mera liberalitate et de certa scientia ac quodam impulsu conscientie et in premium sacratissimi corporis tanti martiris procedente et absque contradictione et impedimento nostri et nostrorum et alterius cujuscumque curie et persone. Ulterius ex causa donationis hujusmodi cedimus et mandamus vobis abbati et conventui supradictis ac vobis succedentibus in premissis et eidem monasterio ac cui sive quibus volueritis perpetuo omnia jura omnesque voces vices rationes et actiones reales et personales mixtas utiles et directas ordinarias et extraordinarias et alias quascumque nobis vel nostris perpetuo competentes et debentes ac valentes competere in predictis que vobis nomine dicti monasterii et eidem monasterio gratis et merito demptis morte et mutilatione membrorum supra damus et contra quascumque personas res et bona ratione vel occasione eorum ita quod vos dicti abbas et conventus nomine dicti monasterii ac ipsum monasterium et quem vel quos volueritis dictam jurisdictionem per nos superius vobis ac eidem monasterio datam habeatis teneatis et possideatis perpetuo plenarie pacifice et potenter illamque faciatis per procuratores bajulos aliosque officiales et ministros vestri et dicti monasterii exercere in dictis castris villa loco ac in castro sive domo et popula de Canals et in terminis territoriis parrochiis et pertinentiis eorundem in omnibus et singulis personis cujusvis sint legis sexus conditionis utique seu status ibidem habitantibus et habitaturis nec non et aliis etiam quibuscumque extraneis undecumque sint in dictis castris villa loco domo popula parrochiis terminis territoriis et pertinentiis eorundem delinquentibus seu quasi pro quo quidem exercitio et ut de dicta jurisdictione universis et singulis patefiat possint dicti officiales procuratoresque seu ministri vestri in dictis castris et aliis sepe superius recitatis ubicumque voluerint erigi facere perpetuoque tenere custellos et alia quevis signa sepedictam jurisdictionem denotantia ac in eis executiones justitie prout ad eandem jurisdictionem pertinuerit seu spectare poterit et debebit facere et prout alii in nostrum dominium similem jurisdictionem obtinentes sunt facere assueti facinorososhomines puniendo flagellando castigando incarcerando inquirendo condempnando vel absolvendo absentatos citando banniendo annotando et confiscando bona eorum. Et de premissis sive de ac super quibuscumque criminibus excessibus sive delictis preteritis et futuris ad sepedictam jurisdictionem per nos superius vobis et dicto monasterio datam spectantibus inibi cognoscere et super eis procedere perpetratores eorum pro criminum qualitate punire vel cum eis componere pro libito voluntatis demptis casibus mortis vel membri mutilationis supradictis. Possitis etiam vos dicti abbas et conventus nomine dicti monasterii per vos et quem seu quos volueritis in ipsa criminali et per dictos vestros seu dicti monasterii procuratorosbajulos officialesque vel ministros dicta jurisdictione et exercitio ejusdem etiam de temporibus preteritis pro criminibus excessibus et delictis penisque et caloniis inibi comissis et imposterum comittendis in omnibus et per omnia plene uti omni appellatione supplicatione reclamatione recursu et auxilio quocumque nostri et nostrorum successorum et alterius cujuscumque persone nostri parte rejectis penitus et repulsis quibus renunciamus ex publico plenarie et expresse ita quod a dictis procuratoribus officialibusque et ministris vel a processibus sententiis exequtionibus et allisquibuscumque enantamentis eorumdem subditi et districtuales vestri et dicti monasterii in castris villa loco popula terminis parrochiis territoriis et pertinentiis predictis ac quicumque alii extranei quivis sint et etiam undecumque declinantes vel quasi ibidem ut superius est relatum quantumcumque ex ipsis reputent se gravatus minime ad nos vel nostros seu ad gubernatorem generalem Cathalonievel ad aliquos alios inde aliquam habentes val habituros nunc vel de cetero potestatem nec eis aliqualiter liceat appellare provocare supplicare vel quovismodo habere recursum. Nos enim ex causa hujusmodi perpetue donationis ipsas supplicationes et recursus perpetuo et scienter in dictos procuratores aliosque officiales et ministros vestri et dicti monasterii tam presentes quam futuros transferimus et translatos esse volumus de certa scientia cum presenti. Ceterum possitis vos sepetacti abbas et conventus nomine dicti monasterii et vobis succedentes in predictis memoratis juribus et actionibus per nos vobis et dicto monasterio perpetuo concessis mandatis etiamque translatis uti et experiri agendo respondendo deffendendo excipiendo proponendo et replicando et omnia et singula alia faciendo in judicio et extra judicium quecumque et quemadmodum nos poteramus ante donationem presentem et possemus nunc seu etiam postea quandocumque. Nos enim constituimus vos et dictum conventum nomine dicti monasterii ac idem monasterium in hiis dominos et procuratores perpetuo ut in rem vestram eorum propriam ad faciendum inde vestras et dicti monasterii ac ipsius conventus omnimodas voluntates sine contradictione et impedimento nostri et nostrorum et alterius cujuscumque persone. Promittentes per nos et nostros abbati et conventui prelibatis et eidem monasterio imperpetuum quod predicta omnia et singula que vobis et ipsis supradamus faciemus vos et eos et quos volueritis perpetuo habere tenere et possidere perpetuo plene libere et in pace ac uti eisdem contra omnes personas cum donationes et gratie principum et signanter ita rationabiles meritorie atque juste stabili et eterna debeant observatione manere. Ceterum recognoscimus vobis ac tenore hujusmodi nostre carte in bona fide regia attestamur quod vos dicti venerabilis abbas et conventus nomine dicti monasterii et idem etiam monasterium habetis imperpetuum omnem jurisdictionem civilem cum pleno usu et exercicio ejusdem in castris quadra villa loco et popula supradictis nec non in castris de Sancta Oliva de Albanyana del Bornarde Masquefa in villa de Bonastre et in quadra de Moia dicte vicario Villefranche et in terminis parrochiis territoriis et pertinentiis eorundem. Et insuper in hominibus et feminis habitantibus et habitaturis nunc vel de cetero in eisdem et etiam in quibuscumque aliis personis tam privatis quam extraneis cujuscumque dignitatis status legis sexus secte et conditionis existant in castris villis loco et aliis predictis sive infra eadem contrahentes seu quasi licet in instrumentis emptionum per abbates preteritos et conventum dicti monasterii factis dudum a nostris predecessoribus dive memorie regibus Aragonum de mero et mixto imperio et alia criminali jurisdictione omnimoda predictorum implicari et vendi per inadvertentiam notariorum qui illa fecerunt dicta civilis jurisdictio videatur. Mandantes firmiter et expresse illustri Martino Dei gratia regi Trinacrie (Sicilia, triángulo) ducatuum Athenarum et Neopatrieduci primogenito nostro carissimo ac in omnibus regnis et terris nostris generali gubernatori et felici successori post dies nostros Deo propicio in eisdem ac ipsum paternali benivolentia que valemus astrictius exortando. Et insuper jubemus de certa scientia et expresse sub incursu ire nostre ac pena trium mille florenorum auri de Aragonia ejus vices gerenti in Cathaloniavicariis subvicariis Barchinone et VallensisVillefranche et Penitensis et aliis officialibus et subditis nostris presentibus et futuris ad quos mine vel in futurum spectet et dictorum officialium locatenentibus quatenus donationem et concessionem nostram hujusmodi quam in omnibus et per onmia vim et robur perpetuum volumus et decernimus obtinere firmam habeant eamque teneant et observent tenerique et servari faciant inviolabiliter cum efffectu et contra non veniant aut faciant sive fieri aut venire contra permittant aliqua ratione. Quin potius vos dictum abbatem et conventum ac idem monasterium vestrosque et ejusdem procuratores officiales aliosque ministros in possessionem vel quasi dicte jurisdictionis que vobis et dicto monasterio damus in presentium superius contentorum manuteneant cum eam sicut pretangitur adeptam fueritis et deffendant nec ullo modo in ea impediant inquietent aut perturbent vos aut dictum monasterium nec officiales procuratores aliosque ministros ejusdam vel eorum locatenentibus sed omnino cunctis oppositum attentare volentibus impediant et prohibeant viriliter et potenter. In cujus rei testimonium presentem fieri jussimus bulla nostra plumbea comunitam. Data Barchinonesecunda die augusti anno a nativitate Domini millesimo quadringentesimo quinto regnique nostri decimo. - Sig+num MartiniDei gratia regis Aragonum Valencie Maiorice Sardinie et Corsice comitisque Barcinone Rossilionis et Ceritanie. Rex Martinus. - Testes sunt Garsias archiepiscopus Cesarauguste Jacobus de Prades Berengarius de Capraria Petrus de Queralto Georgius de Caramany. - Sig+num Anthonii de Fonte scriptoris dicti domini Regis qui de ipsius mandato hec scribi fecit et clausit cum rasis et emendatis in lineis secunda martirii quarta constructam artificio duodecima termino proxime dicti castri et in terminis territoriis decimaseptima favor vigesima tertia superius distinctarum vigesima septima astringuntur trigesima secunda et religiosis abbati trigesima nona monasterii exercere quadragesima prima vestri quadragesima tertia bona eorum quadragesima quarta supradictos quadragesima quinta et quem seu quos volueritis quadragesima septima parte rejectis quinquagesima perpetuo et scienter quinquagesima septima et in quadra de Moia dicte sexagesima 
gratia regi sexagesima prima. Et insuper sexagesima secunda Vallensis Villefranche et Penitensis sexagesima sexta bulla nostra plumbea. - Dominus rex recognita prius per Bonanatum Petri licenciatum in decretis cui dictus dominus rex remiserat hanc videndam mandavit michi Anthonio de Fonte. - Pro. Pujol. (Pro: Protonotario).

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