LA MORT DELS MONCADAS.
I.
PARTIDA.
- Trau mon cavall mes valent,
Trau ma llansa mes guarnida,
Mon escut ab vadells d´or
Y l´ perpunt y capellina;
Perque demá al trencar l'alba
Lo cavall durá la brida,
Y jo l´èlm d'acér al front,
Daga y espasa a la cinta.
LA MUERTE DE LOS MONCADAS.
(Moncada, monte cateno, mont cadà)
I.
LA PARTIDA.
- Saca mi caballo más esforzado, mi mejor guarnecida lanza, mi escudo que tiene esculpidos becerros de oro y dame el perpunte y capellina;
Porque mañana, al asomar el alba, embridaré mi corcel, me calaré el acerado yelmo y ceñiré espada y daga.
Pe'l camí de Tarragona
Dirás que som de partida:
De Salou navegarém
A les costes mallorquines.
Ab lo senyor Rey en Jaume,
De Barcelona ab lo Bisbe
Y la flor dels cavallers
Que Catalunya trepitjan.
Quatrecents ab mí segueixen,
Que tots sols prou ne serian
Per ofegar al rey moro
Dintre lo mar de les illes.
Adeu siau, Vescomptessa, (comite: comte, no compte, ni vescompte, ni vescomptessa)
No ploreu, la meua vida,
Prest tornarán nostres veles
Blanquejant per la marina. -
Diu lo Vescompte en Guillem;
Y quant l'alba n'era eixida
Ab son germá Don Ramon
Y l´s cavallers que l' seguian,
Envers les altes finestres
Mes d'un colp girant la vista,
De son castell de Moncada
Baixa armat a tota brida.
Di que parto camino de Tarragona, y que desde Salou navegaremos hacia las costas mallorquinas,
Con nuestro rey Don Jaime, con el obispo de Barcelona, y con la flor y nata de los caballeros de Cataluña.
(Sí, claro, solo caballeros catalanes para la conquista; hay que ganarse la joya, y hay que lamer culos, Pepico Luis.)
Cuatrocientos son los que me siguen y ellos solos bastarían para ahogar al rey moro en las ondas que bañan sus islas.
(Tanto bastaron ellos solos que se los cargaron los moros mallorquines.)
Adiós quedad, la vizcondesa, no lloréis, vida mía, que presto veréis volver nuestras blancas velas por el azul de los mares. -
Así dice el vizconde Don Guillermo, y cuando ya clareaba el alba, con su hermano Don Ramon y con los caballeros de su séquito,
Desciende armado a rienda suelta de su castillo volviendo más de una vez los ojos hacia sus altas ventanas.
II.
ARRIBADA.
Als camps de Santa Ponsa
No gayre lluny del mar,
Al mitj d'una pineda
S'aixeca un pi mes alt.
Lo cap sobre la soca,
D´esquena 'n el penyal,
Guillem lo de Moncada
Greument hi jau nafrat.
Desfeta la llonga,
La cinta sens punyal,
Vermella y esmussada
La espasa n' té al costat.
La vista enterbolida
Cercant lo seu germá,
Del pit, mentres respira,
N'hi brollan glops de sanch.
Del Bisbe que l'auxilia
La creu ne du en les mans,
D´alsarla fins als llábis
No n' té forsa 'n el bras.
II.
LA LLEGADA.
En los campos de Santa Ponsa, no lejos del mar, en medio de los pinares sobresale un elevado pino.
Con la cabeza sobre su tronco, y tendido de espaldas sobre el peñasco, yace allí herido mortalmente Guillermo el de Moncada.
Destrabada la loriga, sin daga en el cinto, con la espada mellada enrojecida a su lado.
Busca a su hermano con los ojos mortecinos, y cada vez que respira, chorrean de su pecho, borbotones de sangre.
Tiene entre las manos la cruz del obispo que le agoniza (auxilia mientras agoniza) y falta fuerza a su brazo para llevarla hasta sus labios.
Entorn los homens d´armes (algunos hombres de Arnes, Tarragona, igual iban)
Mirantlo enrevoltats,
Als altres que n'arriban
Lo signan ab pietat.
Donzells allí s'aplegan,
Barons y capitans,
Y al mitj de tots En Jaume
Baixant de son cavall.
III.
MORT.
- Derrera aqueixes platjes
Ne veig finir lo sol,
Lo sol d´eixa diada
Será l' meu derrer goig.
Plany al qui en terra estranya
Lluny de sa patria mor.
Adeu, lo Rey en Jaume,
Adeu, Rey d'Aragó;
Ab vos vinguí a Mallorca,
Mes no hi entraré ab vos.
Plany al qui en terra estranya
Lluny de sa patria mor.
(JA JA! Mallorca no era todavía patria catalana. Y esto lo escribe un iluminado catalanista de la Renaixença. Em pixu! Me hace falta un bacín mientras edito esto.
“Mes no hi entraré ab vos”: se refiere a la Ciudad de Mallorca, llamada Palma o Pauma después. La isla, illa, s´illa, ipsa insula, se llamaba ya así, con variantes, Maiorice, Maiorica, Malorca, Maylorca, Mallorca, Mallorques, la mayor de las islas pitiusas, pi, pino, Portopí).
Los hombres de armas contemplándole al rededor le señalan con ademán compasivo a los otros que van acercándose.
Júntanse allí donceles, barones y caudillos, y Don Jaime, apeándose de su caballo, llega en medio de todos.
(Un gran héroe este Guillermico Moncada que muere a las primeras de cambio).
III.
LA MUERTE.
- Veo acabar el sol tras estas playas: el sol de este día será mi gozo postrimero. - ¡Llorad al que muere lejos de su patria en extranjera tierra !
Adiós rey Don Jaime, adiós rey de Aragón, con vos vine a Mallorca, pero no entraré con vos en ella.-
Llorad al que muere lejos de su patria en extranjera tierra.
(Lo de “lejos de su patria” se entiende bien para un catalán, castlán, chatelain o châtelain, en fin, un castellano que no ha salido de sus dominios. Recuerdes Vds. que era Vizconde, Vescomte, Viscomte, Vice-comite.)
Mallorca será presa,
Venjat lo nostre afront;
Iglesies ses mesquites,
Y creus ses llunes d'or.
Plany al qui en terra estranya
Lluny de sa patria mor.
Tornantsen les galeres,
Tornantsen a Salou,
Ses filles y ses mares
Veurá quiscun de l'host.
Plany al qui en terra estranya
Lluny de sa patria mor.
Mes ¡ay! las salsaredes
Ubagues de Besòs,
Les serres de Moncada
May mes reveuré jo.
Plany al qui en terra estranya
Lluny de sa patria mor.
Castell de los meus pares,
Castell dels meus recorts,
Ja may per darme entrada
Baixar faré l'teu pont.
Plany al qui en terra estranya
Lluny de sa patria mor.
¡Ay, trista Vescomptessa
Guaytant de nit y jorn,
May mes per la marina
Veuréu vaixell que m' torn.
Plany al qui en terra estranya
Lluny de sa patria mor.
Mallorca será conquistada y quedará vengado nuestro ultraje: sus mezquitas serán iglesias y cruces sus lunas de oro. - Llorad al que muere lejos de su patria en extrangera tierra.
Tornándose las galeras de vuelta hacia Salou cada guerrero de nuestra hueste verá a su madre y a sus hijos. - Llorad al que muere lejos de su patria en extrangera tierra.
Mas ¡ay de mí! nunca volveré a ver las sombrías alamedas del Besós ni las sierras de Moncada. - Llorad al que muere léjos de su patria en extrangera tierra.
Castillo de mis antepasados, castillo de mis recuerdos, jamás haré ya bajar tu puente levadizo para darme paso. - Llorad al que muere lejos de su patria en extranjera tierra.
¡Ay desdichada vizcondesa! por más que mires día y noche hacia los mares, nunca verás la vela del bajel que a ti me torne. - Llorad al que muere lejos de su patria en extranjera tierra.
Devall d'eix pi selvatje
Jaurá enterrat mon cos;
La tomba que esperava
Escrit durá altre nom.
Plany al qui en terra estranya
Lluny de sa patria mor.
Tinguda es ma paraula,
Del fat ja m'en conhort,
Mes lluny de Catalunya
Morir ¡oh Rey! me dol.
Plany al qui en terra estranya
Lluny de sa patria mor.
IV.
RECORT.
¡O fills de Barcelona!
Los jorns primers del maig,
Quant brots pámpols tendres
Verdejan pe'ls vinyats
Y xisclan cruixidelles
Gronxantse en los cimals;
D'aquell turó que rónech
Aixeca al Nort lo cap,
Del riu Besòs en l'aygua
Rojenca l´s peus mullant,
Pujeu fins a la cima
Lo dia al ferse clar.
Mi cuerpo quedará enterrado al pie de este rústico pino, y la tumba que aguardaba mi cadáver llevará escrito otro nombre. - Llorad al que muere lejos de su patria en extranjera tierra.
Cumplí mi palabra: me resigno a mi suerte; pero ¡o rey! siento morir lejos de Cataluña.-
Llorad al que muere lejos de su patria en extranjera tierra.
IV.
ÉL RECUERDO.
¡Hijos de Barcelona! en los primeros días de Mayo, cuando los capullos y los tiernos pámpanos verdean por los viñedos y los trigueros pían columpiándose en las altas ramas, trepad al clarear el día hasta la cima de aquel monte aislado y solitario que hacia el norte de la ciudad empina su cabeza y moja sus pies en las rojizas aguas del Besós.
Veuréu d'un castell gótich,
Que n'era dels mes alts,
Les torres trossejades,
Xapats per terra l´s archs.
Blavenques etsevares
Per tot sos murs voltant,
Y blanques englantines
Pe'l mitj dels tristos carts.
Llavors, si l´s ulls atónits
Gireu envers lo mar,
Les illes de Mallorca
Veuréu si bè oviráu,
De l'ona llunyadana
Dormint sobre l' mirall.
Allí per l' honra vostra
Pe'l Deu que n's es sagrat,
Moriren els Moncadas,
Mes ¡ay! tots dos germans.
Si aymau la dolsa terra
Que infants nos alletá,
Y l´s seggles richs de gloria
De nostre august passat,
Digueu al despedirvos
Les timbes devallant:
“Germans, els de Moncada,
Per sempre Deu vos guart.”
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Allí veréis las destrozadas torres y los hendidos arcos de un castillo gótico de los más ilustres. Las azuladas hojas de las pitas cercan por todas partes sus muros y se divisan por entre los tristes cardos, las blancas englantinas. Entonces, si volvéis hacia el mar los asombrados ojos, veréis mirando atentos, las islas de Mallorca durmiendo sobre el espejo de las ondas lejanas. Allí por nuestro Dios por nuestra honra murieron ¡ay! los Moncadas, murieron ambos hermanos.
Si amáis la tierra querida que nos amamantó en la niñez, y los siglos de nuestro pasado augusto, ricos en glorias, decid al despediros, bajando por los derrumbaderos: “Hermanos, los de Moncada, por siempre os guarde Dios.”