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viernes, 27 de agosto de 2021

JOSEPH LLUIS PONS.

JOSEPH LLUIS PONS.

(José Luis Pons y Gallarza)

José Luis Pons y Gallarza



Passá l'edat de sa
jovenesa a Barcelona
y allá feu sos primers estudis. Essent encare
jove, se llicenciá en jurisprudencia y en filosofía, sense
qu'aquests estudis li fessen oblidar les lletres amenes que havia
mostrat estimar desde petit. En l'any 1849 obtingué per oposició la
cátedra de Retórica del Institut de Barcelona, qu' ab gran profit
de l'ensenyança
dirijí fins a l'any 1851, en que li fou concedit
baratarla ab la de Geografía y de Historia del Institut Balear que
regeix avuy en dia ab aplaudiment dels qui l'escoltan. Les estones
d'espay que li ha dexat l'ensenyança, de llevores en çá les ha
dedicades a la literatura, y moltes son les poesies y articles en
bona prosa castellana que té escampats en diferents
periodichs y revistes literaries.


Entre les obres
castellanes qu'ha publicat, fetes casi totes ab l'intenció de
trencar a sos dexebles el camí de la ciencia, podriam enomenar:
Introducción al estudio de los autores clásicos, latinos y
castellanos, Estudio de autores clásicos, Segundo curso,
Sumarios de Historia universal y de España y are ultimament una
altre titolada 
Elementos de Geografía.


Des que soná a
Barcelona lo primer crit de renaxensa, se mostrá ardent
amador de la nostra llengua, y poques son les poesies que de llevors
en çá té escrites en la castellana. 


Fou un dels set
mantenedors en lo primer any de la restauració dels Jochs florals y
president del Consistori en l'any 1870. Sa poesia Lo treball de
Catalunya guanyá l'any 1862 un premi ofert per lo Ateneo de la
classe obrera, y en los anys vinents obtingueren joya La Llar, La
mort dels Moncades y La montanya catalana, y accessit Les dues
corones y L'olivera mallorquina. Havent guanyat les tres joyes
qu'exigexen los Estatuts dels Jochs florals en l'any 1867, fou
proclamat Mestre en gay saber, essent lo terç dels poetes mallorquins que han pogut lograr esta honrosa y tan desitjada
distinció.

Naxque eix poeta lo dia 24 d'agost de l'any 1823.

(Nota: A Ramon Lull no li fa falta. Mireu lo llibre
obras rimadas de Ramon Lull, escritas en idioma catalan-provenzal, de
Gerónimo Rosselló, lo primer autor que apareix an este llibre;
lemosina y variáns es una paraula que fa anar prou vegades // 
Cuánto daño a gente inteligente hizo la renaxensa, renaixença o renaxement, renaixement de este dialecto occitano llamado catalán. // Va naixe lo día de San Bartolomé; qué raro que no li ficaren Tolo)

obras rimadas de Ramon Lull, escritas en idioma catalan-provenzal, de Gerónimo Rosselló


ORACIÓN

INAUGURAL

QUE LEYÓ

EN LA SOLEMNE APERTURA DEL CURSO ACADÉMICO

DE 1856 A 1857

ANTE

LA UNIVERSIDAD DE BARCELONA,

D. JOSÉ LUIS PONS Y GALLARZA,

Licenciado en Jurisprudencia y Filosofía, Catedrático de Autores clásicos

en el Instituto agregado a dicha Universidad, etc.

BARCELONA.

IMPRENTA Y LIBRERÍA POLITÉCNICA DE TOMÁS GORCHS,

calle del Carmen, junto a la Universidad.

1856.

(Edición de Ramón Guimerá Lorente. Se actualiza la ortografía, ejemplo palabra á : a; ó : o, eleccion : elección, etc.) 

ILUSTRÍSIMO SEÑOR.

La enseñanza del arte de bien decir que me está encomendada justificaría la elección que de mí ha hecho V. S. Ilma. para llevar la voz en esta solemnidad académica, si por un raro y feliz consorcio me fuera dado sellar con el ejemplo aquellos preceptos que mi labio se complace en recomendar a la juventud. Empero a mayor lejanía que el astrónomo de la radiosa estrella, cuyos movimientos observa y mide, me ha dejado inferior a sí el astro de la elocuencia, inasequible aunque placentero objeto de mis esfuerzos y meditaciones. No temo de vuestra ciencia tolerante, ilustres comprofesores, ni quiera el cielo que en mí acaezca, que por la tosquedad del artífice sea culpado el arte; pues sabéis que no basta a realizar el tipo ideal de la belleza aquel amor con que los hombres entusiastas le concebimos tendiendo nuestros brazos anhelantes hacia sus siempre fugitivos resplandores. Olvidaos, si os place, de las doctas y exquisitas razones que en días cual el de hoy habéis o proferido o escuchado, y permitidme que en gracia de esos jóvenes alumnos a cuya erudición tenemos consagradas nuestras vidas ocupe vuestra atención hablándoos de los estudios oratorios, los cuales, si bien apoyan su raíz en la enseñanza elemental, se extienden y entrelazan por todas las ramas del árbol de las ciencias en vosotros tan dignamente simbolizado.

Es vulgar, aunque controvertida verdad, que la oratoria desempeña en las sociedades un destino civilizador y benéfico, por más que en ciertas ocasiones haya venido su acción a ser escasa o nociva. A corroborar esta verdad fecunda en consecuencias irán encaminadas mis breves reflexiones; asunto que no por antiguo carece de interés actual ya que hoy (en) día ciertas escuelas políticas y literarias se declaran hostiles a la locución pública y al arte que tiene por objeto perfeccionar su ejercicio.

Es la oratoria el género de composición literaria que más vastas y directas aplicaciones recibe en la sociedad; aquel en que las miras de utilidad práctica en mayor proporción se combinan con los fines artísticos de la belleza; el que exige al poeta la experiencia y cordura del filósofo, y al filósofo la brillantez dramática de la poesía. En la tribuna pública la inteligencia de un hombre escogido se comunica con las de sus hermanos, no por el inerte lenguaje de la escritura sino por la palabra viva, animada por el gesto y la acción, idioma genuino que enseñó Dios a los corazones para entenderse y amarse.

La elocuencia escrita que nació de la hablada para suplirla, extenderla y perpetuarla, es el cedro aromático que conserva las riquezas de la tradición e impregna de su delicioso perfume las obras de la inteligencia. Por ella leemos con veneración los fastos del universo y las proezas de nuestros abuelos; por ella gustamos con placer la copa de la sabiduría, y meditamos acompañando a la imaginación por sus aéreos caminos. Mas esa regalada esencia que embebida en el pensamiento se transmite del individuo a los pueblos y a las generaciones nunca transciende con tal pujanza como cuando se aúna con la eficacia simpática de la voz y del gesto. Obra entonces con actividad más intensa en la voluntad humana, insinuándose en sus afectos y seduciendo al juicio mismo. 

Para instruir o halagar basta con que escribamos; para obligar a querer es preciso que hablemos.

La elocuencia hablada es la elocuencia por antonomasia, en todo su vasto poder y con toda su influencia social. Los tribunales, los consejos, las asambleas se gobiernan por la voz de los oradores. A ella ceden los pueblos irritados, o a sus acentos se alzan contra la tiranía. Siempre el más elocuente es quien persuade; y quien persuade ese es quien manda. Cuando las ideas y los sentimientos comprimidos en cada pecho no hallan salida ni ejercen acción, un hombre se levanta, y adivinando lo que todos anhelan y no consiguen decir, interpreta las intenciones y deseos de la multitud, habla a cada uno su lenguaje, y mientras al parecer se ciñe a expresar la opinión del concurso le impone su voluntad, ejerciendo el más soberano acto de predominio personal, el más elevado de los poderes concedidos a los mortales.

La oratoria es un espectáculo. Mientras el sabio al resplandor de su lámpara solitaria ensaya la solución de los inagotables enigmas de la ciencia; mientras el historiador sentado ante sus tablas de bronce, rodeado de pergaminos y medallas burila para la posteridad imperecederos recuerdos; mientras el poeta al pie de un torreón, alzados a la luna sus ojos, modula entre los murmullos de la noche los acentos de su ideal esperanza; el orador henchida la mente de probados consejos y el pecho de amor al hombre sube las gradas de la tribuna y paseando su vista por una muchedumbre cuyas miradas y atención convergen hacia sí, autor y actor a un tiempo, concibe, expresa y representa, ilustra, seduce y avasalla. Menos permanentes sin embargo sus laureles suelen marchitarse poco después del triunfo, y cada vez que el bien público y el amor a la gloria le llaman a dar muestra de sus talentos se ve obligado a alcanzar con una nueva creación una nueva corona. El orador se reproduce todo entero en cada una de sus obras, porque a cada una imprime la claridad de su pensamiento, el fuego de su fantasía y hasta la expresiva majestad de sus acentos y actitudes. Al cerrarse sus labios todo desaparece; ni es posible conservar un fiel trasunto de su peroración; así como se fija por los aparatos fotográficos el ornato de las catedrales, y se guardan cifradas en la nota las más delicadas inspiraciones de la música. Dante, Walter Scott y Rossini pueden ser patrimonio de imitadores; pero ¿quién es capaz de resucitar a Demóstenes?

Como la pública locución sea la expresión más personal del pensamiento y las pasiones, son sus efectos los más poderosos en las instituciones y en las costumbres. La discusión oral, madre de la oratoria, está en la índole y en las necesidades del hombre, siendo una condición de sus descubrimientos intelectuales y del ejercicio de su actividad moral. Sin ella las luces y los sentimientos del individuo cesarían de recorrer la órbita universal por donde ahora rápidamente circulan, y aislados los espíritus iríase lentamente extinguiendo la vida de las sociedades. - Desde los cariñosos consejos que el patriarca reparte a su familia sentada en torno suyo bajo la encina secular, hasta las vehementes peroraciones del varón político en la asamblea, vemos a la oratoria gobernar las resoluciones del hombre, más presto a ceder a la voz de otro hombre elocuente que capaz de deliberar por sí mismo, aunque sea con el poderoso auxiliar de la lectura.

Pero ¿me será lícito atribuir a la elocuencia hablada que hoy forma mi objeto esa tan profunda influencia que es quizás hija de la fuerza propia de las ideas y sentimientos o del mero hecho de su propagación? No ignoro que la palabra no es más que el signo de la idea o del objeto; ni desconozco el poder ilimitado de las opiniones y creencias engendradoras de sectas y partidos, y llego a concebir en la esfera de lo posible la transmisión de esas creencias y de los afectos que las acompañan por medio del lenguaje desnudo de todos los atractivos con que el talento y el arte oratorio saben ataviarle. Mas decidme: entre esa multitud de fuerzas morales que sostienen y conducen el mundo de la inteligencia a la manera con que la gravedad y otras fuerzas físicas equilibran el orbe en que vivimos, ¿no distinguís bien deslindada esa que extiende y por decirlo así empuja el pensamiento de unos a otros individuos, le vivifica, le ilumina, le inflama y le hace irresistible? ¿Es esa elocuencia oral una ilusión de los preceptistas, un mero efecto de las circunstancias, o es más bien un don real de la Providencia inherente al de la palabra y cuyo destino bienhechor es el de hermanar nuestro linaje en la vida, aumentando el recíproco influjo de nuestros deseos y creencias? Si así no fuera, ¿sentiríamos tan viva emoción desde las primeras palabras proferidas por un labio elocuente? ¿Nos dejaríamos seducir y someter por ella, cediendo al predominio de una voluntad que sola, sin fuerzas ni autoridad se atreve a torcer y a confundir nuestros designios, y logra esclavizar el último recinto de nuestro albedrío? ¿Para qué hubiera Dios creado hombres cuya habla vertiera luz y belleza y les hiciera dueños de las simpatías de todos sus semejantes? Aquel universal asentimiento que siempre sabe alcanzar la verdadera elocuencia; aquella noble humillación con que el salvaje arroja su arco a los pies del misionero y se inclina a besar la cruz de su sayal; aquella placentera condescendencia que siente el magistrado al persuadirse de que le es lícito restituir al reo el aire de la libertad y las dulzuras de la familia; aquella entusiasta convicción con que a la voz de un hombre corre un pueblo entero a las armas; todo, todo nos patentiza el origen providencial y el bienhechor destino de la oratoria.

A tan obvia verdad hubieran al parecer de haber cedido los talentos que guían a la humanidad: mas lejos de armonizar en este punto sus opiniones, muéstranse en divididos campos, unos apasionados partidarios de la locución pública, y otros tan enemistados con ella que a ser posible condenaran a perpetuo silencio a todo el que llevara el nombre de orador. Esta controversia, si bien adormecida por la universal tibieza que predomina hoy en la esfera de las teorías, no deja de subsistir en lo que tiene de práctico y aplicable a aquellas instituciones en las cuales la oratoria desempeña un papel de importancia. Cuestión es que afecta a la jurisprudencia si la oratoria propiamente dicha es o no admisible en los tribunales; cuestión es que atañe a la teología si la predicación oral admite o no los recursos oratorios del arte mundano: cuestión es que a la política pertenece, si la oratoria ilustra o extravía a los parlamentos; y cuestión en fin con todo saber enlazada si la elocuencia oral puede contribuir a la indagación y propagación de la verdad científica. Acorde con la experiencia en estas cuestiones la mayor y mejor parte de las autoridades literarias, resuélvelas afirmativamente: mas desde remotos siglos vienen eminentes escritores combatiendo la elocuencia, si bien que en obras capaces por sí solas de acreditarla.

Desde Aristóteles a Schlegel, no solamente muchos filósofos sino ciertos literatos no han ocultarlo su repugnancia hacia el arte de los oradores, ya concibiéndole como una consecuencia de las pasiones y debilidades humanas, ya como una emboscada presta contra la razón y el albedrío, ya como un juego sofístico y pueril indigno de las almas robustas. Ya se le ha envuelto en el anatema fulminado contra toda belleza poética; ya se le ha negado su naturaleza literaria relegándole a la esfera de los negocios, como si fuera una simple combinación de los intereses eclesiásticos, políticos o judiciales. 

Tan exageradas apreciaciones, aunque condenadas por la constante sanción de los tiempos, no han dejado de modificar las creencias en algunos, influyendo en la prosperidad o decadencia de la oratoria. Amarga verdad es que los hombres elocuentes han justificado a veces con sus extravíos esos cargos dirigidos por su causa al arte mismo. Sin embargo en la dilatada vida de este no son más numerosos los ejemplares del abuso que los del beneficio; antes bien se observa que el verdadero esplendor literario de la oratoria ha sido siempre compañero de las virtudes públicas y de la grandeza de las naciones. Otorgadme unos instantes más de atención, y recorriendo con paso rápido los hechos hallaremos en ellos las causas por las cuales la locución pública prosperando o decayendo, ha derramado en la sociedad ya flores ya veneno.

¿En dónde se oculta la cuna de la elocuencia? ¿Fue bajo las fructíferas palmeras del Asia, o en el culto suelo de la Grecia o en los ignorados peñascos del septentrión donde por vez primera un caudillo arrastró con su voz a los guerreros primitivos? 

Aunque pudiera darnos en esto luz la aurora de la historia que sólo amanece tras la noche de la creación, jamás debiéramos indagar el origen de un talento que no tiene otro padre que el Omnipotente, otra patria que el mundo, ni otro límite que la humanidad. Espontanea brotó la elocuencia en los labios de las generaciones ante-históricas, como el agua de sus arroyos, como la miel de sus colmenas; tan espontanea como ahora se reproduce en cada hombre al renovarse en él como en nuevo Adán todos los fenómenos de la creación y del estado de naturaleza. La sociedad trajo consigo la observación y la imitación, y estas dieron vida al arte, cuyo destino es regir todas las fuerzas y aptitudes de la organización humana.

Cuando la historia literaria de Grecia, la más vulgar entre las antiguas, empieza a nombrar a los que se llaman sus primeros oradores, ya existe el arte en su forma más o menos empírica.

Después de la elocuencia fabulosa simbolizada en los mitos de Orfeo y Anfión; trascurrida la edad de la oratoria poética representada en Ulises, Néstor y otros caudillos homéricos, Solon al ofrecer a los Atenienses el don de sus ejemplares leyes, queriendo asegurarlas una obediencia inteligente, granjeóse la sumisión del pueblo avasallándole con su sabiduría y dulzura de su palabra, sin que pueda dudarse de que el prestigio oratorio que gozó, fue un poderoso auxiliar de sus virtudes cívicas y de su ciencia. 

Temístocles, Pisístrato, Alcibíades y los otros varones políticos o guerreros a quienes debió la Grecia su independencia y civilización, más bien por sus ardientes peroraciones que por sus altos hechos se ciñeron aquella esplendorosa aureola que deslumbra todavía al que lee los fastos de las generaciones de Maratón y de Platea. Pericles, el audaz orador que aun hoy en día avasalla con su nombre al siglo que dominó con su facundia, por más que no exento de las comunes tachas de ambición y tiranía, levantó los corazones griegos a una altura de sentimientos capaz de inspirarles con la emulación de las pasadas y recientes glorias de su país el generoso aliento necesario para sobrepujarlas. El sacro fuego del patriotismo, la constancia en la adversidad, la templanza en el triunfo, la gratitud hacia los bienhechores del pueblo, la entusiasta altivez, el amor a la belleza, a la virtud y sobre todo al heroísmo, joyas del espíritu con que el carácter griego se fue enriqueciendo, no son otra cosa que la recompensa del entusiasmo con que la multitud enaltecía a sus oradores, Sin su habla eficaz, jamás hubieran sido vencidas la debilidad esencial, la versatilidad y ligereza que oponía la índole de los Atenienses a las exhortaciones de cuantos aspiraban a conducirles a dominar el Asia entera. La gloria política y militar de Atenas debióse en su mayor parte a la elocuencia de sus caudillos y legisladores, así como su gloria científica a la elocuencia de sus filósofos. ¿Quién negará a Demóstenes el título de bienhechor de su patria? Pues bien: el que arrebató a Esquines la envidiada corona, doble premio de sus servicios y de sus talentos, en vano hubiera luchado contra el Macedonio si le faltara aquel su invencible acento más poderoso que el oro y el hierro para poblar los mares de armadas y los campos de cadáveres enemigos. La imaginación ática cedió al fanatismo que la comunicaban las inspiradas voces de Temístocles y Alcibíades, gozóse con los pulidos discursos de Isócrates y los oradores de su esmerada escuela; aplaudió la cultura de Iseo, Lisias y Esquines y obedeció a la pujanza de Demóstenes, Esta serie de oradores de primer orden que descollaba entre un pueblo de oradores, no sólo prueba la fecundidad literaria del suelo griego, mas la influencia que el arte de decir tuvo en su civilización clásica y deslumbrante aun en medio de sus desaciertos políticos y de su progresivo abatimiento. Atenas fue grande por sus héroes y por sus sabios; sabios y héroes en Atenas fueron elocuentes.

Cuando la planta de hierro de Alejandro sofoca la voz de la elocuencia en la garganta del último orador ateniense; cuando crece la yerba al pie de la tribuna popular, mirad como el antiguo valor y las virtudes cívicas huyen también como solían huir los penates del territorio conquistado. En vano la escuela de las ciudades se esfuerza en reanimarse: no veréis aparecer en sus plazas un ciudadano que proponga con valerosas palabras leyes bienhechoras; y si al pasar por un gimnasio oís las declamaciones de los sofistas degenerados sobre fingidas controversias, si os atraen la volubilidad de su lenguaje o el falso brillo de sus premeditados conceptos, apartaos: os engañáis: no está con ellos la elocuencia.

Reflejándose en la Roma de los decemviros las instituciones políticas y judiciales de Grecia, despertaron en los hijos de Rhea el amor a la elocuencia, nuevo en sus corazones belicosos. A Fabricios, Curios y Camilos, sucedieron Lelios, Catones, y un Escipión capaz de decir en su defensa a la plebe acusadora en el día del juicio: En tal día como este salvé a Roma y destruí a Cartago; vamos a dar gracias a los dioses inmortales.

Retumbó la voz agitadora de los Gracos entre las convulsiones de la república; y cuando el puñal de la venganza dejó inmóviles sus labios enardecidos, las doctas peroraciones de Crasos, Antonios, Scévolas y Hortensios prepararon el verdadero reinado de la oratoria fabricando su cetro a Marco Tulio. Cífranse en este solo nombre la explicación, la historia y la defensa del arte de decir. Preguntadle por su naturaleza y sus preceptos, y seis no sobrepujados escritos os demostrarán que el sol de la elocuencia hace germinar en la sociedad talentos y virtudes; y que a su calor fecundante nacieron en el pueblo conquistador aquellos prudentes senadores cuyas deliberaciones resolvían la suerte del mundo. Esos libros impondrán silencio a los que sólo extravíos y corrupción esperan de la locución pública; porque escritos por quien no abusó jamás de su poder, y mientras duraba el recuerdo de los varones que guiaron tantas veces con su palabra al rey de los pueblos hacia la majestuosa grandeza que le hizo llamar pueblo de reyes, no podían calumniar así al más bienhechor de los talentos. Y si no bastan los ejemplos consignados en esas páginas, de la influencia saludable con que los oradores antiguos sostuvieron los fueros de la razón, de la justicia y del bien público en el senado y en el foro, cerrad el libro de Claris oratoribus, y abrid el que contiene los discursos de su autor. Cicerón mismo es la mejor apología de su arte. Elevado por él a las primeras magistraturas y lo que es más a una reputación sin rival, no le empleó jamás en alucinar a la multitud en su provecho, ni quiso por su medio asaltar las dignidades y los honores. Habló en pro de los oprimidos, habló contra los malvados aunque fueran poderosos, abogó por la causa de las libertades patrias, lidió contra las usurpaciones del poder, y generalizando las doctrinas filosóficas con incansable celo atesoradas, ilustró su época y preparó la de Augusto en que Roma iba a subir a lo alto de la rueda de su destino. En la corle de poetas de este primer emperador ved apagarse la tea de la elocuencia en las aguas de la corrupción. Muerto el espíritu público y la dignidad cívica, sometida la justicia a la voluntad del soberano, la oratoria nada puede hacer en bien de la patria. Más tarde, algunos malos oradores se consagran a la delación y a la calumnia; porque sólo la calumnia y las traiciones se abren paso en aquellos tenebrosos días de los Calígulas y Claudios. Pero escuchad. Suenan en el foro las arengas de Quintiliano. ¿Habrá revivido el gran Cicerón? No es el español instrumento de ricos ambiciosos, ni sanguinario perseguidor de leales; es un docto imitador y émulo de aquel maestro: es un buen patricio; un paciente preceptor que alienta con sus consejos y con su ejemplo a un mismo tiempo la probidad y el gusto literario. Síguele Plinio, digno de alabar a Trajano; y el autor del diálogo sobre la corrupción de la elocuencia no arrastrando tampoco por el común decaimiento, al señalar sus causas corrobora el paralelismo que sigue el esplendor de la oratoria con la pureza de la educación, la integridad de las costumbres, y la prosperidad del régimen del Estado.

Cual si esta verdad permaneciera controvertible tras las dos épocas ejemplares de los oradores clásicos, el mismo Dios-hombre sirviéndose de la elocuencia oral para la propagación de su santa doctrina abre en la predicación evangélica un palenque ilimitado en que hasta la consumación de los siglos la locución pública ha de combatir y vencer, no ya las preocupaciones de un magistrado, ni la obstinación de un partido, sino los más escondidos y tenaces hábitos que encarrilan el corazón humano en los senderos del vicio. Desde entonces el eco de los nuevos discursos empieza a susurrar con timidez bajo las catacumbas; vibra con ternura en las solitarias mansiones de las vírgenes y los eremitas; déjase percibir entre los círculos del pueblo; suena en los secretos gabinetes de los palacios, y creciendo con sobrehumana intensidad rasga los paños que ensordecían su timbre, y truena repitiéndose de gente en gente desde lo alto del templo de Constantino. A la oratoria divina del Maestro y los apóstoles, suceden las caritativas y sentidas exhortaciones de los obispos de la primitiva cristiandad, y con las apologías de Tertuliano y Orígenes, con las fervorosas pláticas de los Ciprianos, Gerónimos y Agustinos, de los Gregorios, Basilios y Crisóstomos extiéndese la fé reanimando el espíritu en el imperio mientras sus miembros eran por todas partes dilacerados. 

El renacimiento de la humanidad obrado por el Cristianismo pone en contacto la nueva elocuencia con el sepulcro de la antigua, haciendo que al terminar el último epílogo de Cicerón se oiga la introducción de la primera homilía de S. Pablo. El ángel de la persuasión cristiana inspira saber, virtudes y heroísmo a los siglos que dejaba huérfanos la muerte de la civilización antigua y el silencio de la Suadela clásica. De la fuerza de las convicciones que sabe arraigar en las almas responden los tormentos de los mártires; y de la claridad que esparce en el universo, la multitud de los que no sabiendo más que escuchar, aprenden a concebir las verdades más exquisitas, y las conservan para legarlas a sus descendientes. Cristiana y guerrera la edad media, sus oradores están en los templos o en los campos de batalla. No tiene un senado con Catones y Tulios, ni una plaza con Pericles y Demóstenes; pero tiene concilios en que reyes, magnates y soldados, se someten a la elocuencia de los sacerdotes; tiene controversias en que las herejías luchan contra la fé, como los adalides en las justas; tiene empresas como las Cruzadas en que el entusiasmo alentado por la exhortación se precipita contra el mar, la sed y las cimitarras; tiene sesudos consejeros para guiar el armado brazo de sus monarcas, y pecheros que empiezan a enseñar a la muchedumbre sus olvidados fueros.

Clásica todavía, es decir, erudita e indigesta en sus formas pero popular en el fondo de sus doctrinas, la elocuencia de aquellas edades no queda rezagada tras la civilización, antes bien guíala fomentando sus instintos hasta que viene a sorprenderla el renacimiento. Entonces a las tumultuosas arengas de los caudillos, a las belicosas argumentaciones de los prelados, suceden las discusiones de la ciencia, de más tranquilo carácter y con resultados más fecundos. Los oradores se han refugiado de los castillos a las cortes y a los tribunales. Pedro el ermitaño no tiene ya que arengar a los cruzados en las arenas de la playa; pero apiñados en Trento los doctos defensores de la fé ortodoxa, luchan con enemigos más espantables que Saladino, contra los cuales a su vez se arman los labios de Bossuet y Massillon, de Fenelon, Flechier y Bourdaloue, de Ávila y Granada. En la arena política los aceros tienen que abrir paso a los ciudadanos para subir a la tribuna; por eso en vano buscaréis en edades casi contemporáneas una oratoria que cotejar con la romana y ateniense. Reducidos a intérpretes y casuistas los jurisconsultos, asentados los tribunales bajo la sombra de los tronos y pendiente de la gracia la justicia, tampoco es de esperar que resuenen en los oídos de Carlos I o de Luis el Grande acusaciones como las contra Verres o Marco Antonio. - La oratoria refleja entonces como siempre en su cristal verídico la situación de la sociedad. La fé la tiene encomendados sus pendones; por eso en donde quiera los defiende con ardimiento; la ciencia implora su auxilio para reconquistar el perdido imperio; por eso las bóvedas de las escuelas empiezan a repetir las estudiadas disertaciones de los maestros teólogos, filósofos y humanistas; pero como la colisión de los derechos individuales y colectivos, comprimida por la dominación feudal, y atenuada por el olvido y la ignorancia, no estalla todavía, no aparecen oradores que interpreten ideas y sentimientos casi desconocidos. Sin embargo en algunas elocuentes quejas de vasallos oprimidos, y en algunos clamores de cuerpos populares alborea la luz de la discusión parlamentaria, luz que más tarde refleja en las asambleas modernas las ondulaciones de los senados y tribunales antiguos.

El volcán de la revolución francesa convierte esa luz en un incendio, mas desde entonces entrada Europa en un nuevo camino, y una vez imposible el retroceso a la pasada organización, la palabra vuelve a adquirir su entero predominio. Oye la corte de Carlos III a nuestros primeros oradores políticos y judiciales; y desde entonces la elocuencia viene guiando a los pueblos, casi siempre hacia la razón y el bienestar; aunque desviándolos pocas veces hacia los errores y la anarquía. - No quiero velar a vuestros ojos las sombras de Cromwell, Dantón y Robespierre; pero no dudo que reconoceréis que si Cicerón vale por muchos Catilinas, y Bossuet por muchos Luteros, también los excelentes y sensatos oradores que en los modernos siglos han ilustrado los templos y las asambleas, pueden y valen harto más que la corta falange de los tribunos sanguinarios, de los predicadores ineptos, y de los leguleyos ambiciosos que la oratoria bastarda engendra para oprobio de la legítima.

No puedo sospechar que haya entre vosotros uno solo que al recorrer la galería de los grandes, de los verdaderos oradores, de esos hombres que a una gran suma de elevadas ideas han juntado el singular talento de saber difundirlas instantánea, eléctricamente; les niegue el título de bienhechores de la humanidad. Vosotros no confundís los talentos estratégicos del cálculo, el sordo poder del interés, el alucinamiento causado por la identidad de opiniones o sectas, el prestigio individual, y otras circunstancias a que deben su éxito peroraciones en su esencia vulgares, con aquella sentida unción que nace de lo más íntimo del pecho, y nos conmueve y hace sentir porque el orador está conmovido y siente. Vosotros sabéis que hasta la declamación teatral en un actor distinguido no es una farsa ni una imitación; sino la expresión de afectos bien comprendidos, porque se experimentan, y no se fingen. Podréis decirme que el número de tales artistas y tales oradores es escaso, lo concedo; mas ¿desde cuándo el crédito de las ciencias ni de las virtudes se mide por el número de los ignorantes o de los malvados?

Si os lamentáis de la torcida dirección que los hombres dieron y dan al talento oratorio, cual se la dan y se la dieron a todas las más nobles facultades, yo me doleré de ese abuso al par que vosotros, tanto más cuanto más alta y limpia idea tengo concebida de ese don de la Providencia. Y por lo mismo que me estremezco ante esa confusión de la ficción con el sentimiento y de la intriga con la razón; y tiemblo al considerar si llegará tal vez un día en que la sociedad harta de engaños y desconociendo la buena oratoria la condene y conculque junto con la espúrea; por eso he querido alzar desde aquí mi voz aunque feble, y protestar de antemano contra tan injusto anatema.

¡O jóvenes a quienes el candor y la esperanza conducen por entre flores hacia toda belleza y verdad, pero a quienes amaga la oculta serpiente del escepticismo, yo anhelara haceros concebir el destino de la oratoria y el tipo del orador en toda su pureza y rectitud cual le concebían el gran Cicerón y el español Quintiliano. Yo quisiera que aquellos de vosotros a quienes toque subir las gradas de los tribunales en defensa de los derechos o de la vida y libertad ajenas, supierais desde hoy y no olvidarais jamás que vuestras palabras han de ser la sola expresión de la razón y la honra ofendidas, nunca de la codicia ni del odio; que jamás la mentira descendiendo de vuestro labio ha de manchar vuestra noble toga, y que nunca el llanto de una familia despojada, ni los gemidos de un inocente han de maldecir vuestra venenosa elocuencia, aunque la sociedad os colme de su oro y sus aplausos. Yo quisiera que los que consagrados al altar, tengáis que interpretar en humanos discursos toda la palabra de un Dios, hubierais llenado antes vuestro espíritu de su caritativa doctrina, y cada vez que dirigierais a los fieles vuestras exhortaciones, os acordarais de que el mundo y sus bienes son ajenos a aquel por cuya boca habla la eternidad; que hasta la gloria literaria es en él una vanidad reprensible cuando deja de ser el instrumento de la enseñanza divina; y que al bajar del púlpito pudierais agradecer a Dios el don de la elocuencia al observar en la conducta de los fieles el efecto de vuestra predicación. Yo quisiera que los llamados a deliberar desde los altos asientos del congreso político sobre la independencia, la seguridad y el bienestar de la patria, llevarais allí la mente poblada de conocimientos y experiencias y el corazón henchido de indomables virtudes para resistir a los vértigos del poder y la adulación, y que al reinar en la asamblea por vuestra facundia estimarais en más las bendiciones del oscuro agricultor, feliz con vuestras bien meditadas leyes, que las ebrias ovaciones de los partidos. Y aún de vosotros a quienes ofrece la fortuna la lámpara investigadora de la filosofía para que os internéis por los intransitados senderos de las ciencias quisiera que al pedir a la oratoria sus cristales de colores para mostrar al mundo vuestros hallazgos de verdades os propusierais iluminar más bien que deslumbrar a vuestros contemporáneos, y aborreciendo cual Sócrates la ostentación sofística, hicierais como Platón elocuente y amable la sabiduría.

Todos los que me oís deberéis a la oratoria más de un triunfo en vuestra vida literaria y hasta en vuestra vida familiar; porque todos participaréis de ese torbellino del siglo que anhela fiar a decisivas razones en oral lucha los intereses de mayor entidad, aborreciendo las prolijas discusiones escritas. Aunque tareas alejadas de los grandes teatros de la locución pública os nieguen el peligroso privilegio de influir con vuestra palabra en los destinos de la sociedad, no por eso os faltarán esferas en que ejercitar tan noble don, porque las corporaciones científicas, los jurados, las sociedades mercantiles e industriales, las juntas políticas y administrativas tan frecuentes en la época en que vivimos os brindarán diarias ocasiones de ilustrar a vuestros conciudadanos y de granjearos con el tiempo una más alta reputación oratoria. ¡Ojalá que al lado de esas escuelas prácticas a que tal vez tendréis que arrojaros sin la preparación necesaria, hallarais escuelas en que se expusiera la serie de principios conducentes para formar de vosotros buenos oradores para el foro, el púlpito y la tribuna. ¡Ah! el don de la palabra no se abusara tan lastimosamente, si se facilitaran los medios de aprender a dirigirle hacia los bienhechores fines a que está destinado; si se prodigaran menos los elogios a todo el que se expresa con verbosidad u osadía, y sinó no se atreviera a exclamar todo el que por primera vez dirige la palabra a una concurrencia: yo también soy orador. 

Ilmo. Sr.: en este día solemne, verdadero cumpleaños de la Universidad siento que el sinsabor con que me amarga mi insuficiencia, témplase con la satisfacción de proclamar la utilidad de la elocuencia oral ante los mismos que con su ejemplo diario la autorizan; y de exhortar a esa juventud en que fía la patria su bienestar futuro, a cultivar con ahínco esa rama de la literatura, tan compatible con el ejercicio de sus profesiones, dirigiendo el precioso talento de la peroración hacia la razón, la verdad y la justicia de que nunca el cielo quiso separarle.

Si él oye mis votos no tendrá España que ceder a otras regiones europeas en copia de renombrados oradores, ni será Cataluña la postrera en inscribir los nombres de sus hijos en el pedestal en que brillan los de los Granadas y Jovellanos.

HE DICHO.


Barcelona 1.° de octubre de 1856.


UNIVERSIDAD DE BARCELONA.

RECTOR

en comisión.

D. D. Agustín Yáñez y Girona.


VICE-RECTOR.

D. D. Ramón Roig y Rey.


SEÑORES PROFESORES

ENCARGADOS DE LA ENSEÑANZA EL CURSO ESCOLAR

de 1856 a 1857

Y SUS RESPECTIVAS ASIGNATURAS.


FACULTAD DE JURISPRUDENCIA.

DECANO.

D. D. Ramón Roig y Rey.

Catedráticos.

D. D. Vicente Rius y Roca … Prolegómenos del derecho: elementos de la historia externa del derecho romano: instituciones de este derecho.

D. D. Manuel Laredo … Continuación de las instituciones del derecho romano.

D. D. Ramón Martí de Eixalá. Elementos de la historia del derecho español: elementos del derecho civil y mercantil de España.

D. D. Francisco Javier Bagils. Derecho canónico.

D. D. Felipe Vergés y Permanyer … Continuación del derecho canónico.

D. D. Francisco Permanyer … Ampliación del derecho civil, mercantil y penal: fueros

provinciales.

D. D. Ramón Roig y Rey … Procedimientos: práctica forense.

 

AUXILIAR.


D. D. Pablo Mestre.

Sustitutos.

Lic. D. Manuel Anglasell y Serrano. 

Lic. D. José Vilaseca y Mogas.

Lic. D. José Mestre y Cabañes.

D. D. Amador Guerra y Gifré.

D. D. Víctor Brugada y Just.

Lic. D. Antonio Vicente Menéndez y Azopardo.

Lic. D. José Samsó y Ribera.


FACULTAD DE MEDICINA.

DECANO.

D. D. Francisco de Paula Folch.

D. D. Juan Magaz … Aplicación de la Física y de la Química a la Medicina.

D. D. José Seco Baldor … Anatomía descriptiva y lecciones de Neurología.

D. D. Carlos de Silóniz … Neurología en toda su extensión: Anatomía general y

microscópica.

D. D. Marcos Bertrán … Fisiología especial o humana.

D. D …..... Aplicación de la Historia natural a la Medicina.

D. D. Francisco de Paula Folch. Patología general: Anatomía patológica: Estudio clínico de Patología general y de Anatomía patológica.

D. D. Ramón Ferrer y Garcés. Higiene privada. Medicina legal y nociones de Toxicología.

Nociones de Higiene pública.

D. D. Juan Bautista Foix ... Elementos de Terapéutica general, Farmacología y Arte de recetar: Filosofía de la Terapéutica y de la Farmacología.

D. D. Joaquín Cil … Patología quirúrgica.

D. D. Antonio Mendoza … Anatomía quirúrgica, operaciones, apósitos y vendajes: Clínica de operaciones.

D. D. Venceslao Picas … Clínica quirúrgica.

D. D. Francisco Juanich … Patología médica.

D. D. José de Storch … Clínica médica; preliminares clínicos: exposiciones prácticas de los principios de la ciencia; moral médica.

D. D. Antonio Mayner … Patología especial del sexo femenino y de la niñez. Obstetricia; clínica de esta asignatura.

 

Empleados facultativos con el carácter de sustitutos permanentes.

Lic. D. Narciso Carbó. Ayudantes.

D. N. N ….... Ayudantes.

D. D. José Roca. Profesores clínicos.

Lic. D. José Armenter. Profesores clínicos.

Lic. D. José Vidal. Conservador - preparador de piezas anatómicas.

Lic. D. José de Letamendi. Primer Ayudante del Director de trabajos anatómicos.


Empleados en la Escuela sin el carácter expresado.


Lic. D. Francisco Pérez. Ayudante del preparador de piezas anatómicas.

D. N. N. Ayudantes de anatomía.

D. Eusebio Nunell. Ayudantes de anatomía.


Alumnos internos pensionados en las Clínicas.


D. Isidro Sastre.

D. José Oriol Navarra.

D. Félix María de Echauz.

D. Juan Rocamora.

D. Francisco Vidal.

D. José de Moya.

D. Damián Mayol.

D. Francisco Cruzet.

D. Manuel París.

D.


Sustitutos.


Lic. D. Juan Rull.

D. D. Antonio Oliver y Pi. 

Lic. D. Juan Marsillach.

Lic. D. Joaquín Llorens y Cánua.

D. D. Justo Espinosa. 

Lic. D. Ramón Torent.

Lic. D. Emilio Pi y Molist.

Lic. D. Nicolás Homs.



FACULTAD DE FARMACIA.

DECANO.

D. D. Agustín Yáñez.

Catedráticos.

D. D. Juan José Anzizu … Aplicación de la Mineralogía y de la Zoología a la Farmacia, con su materia farmacéutica correspondiente.

D. D. Agustín Yáñez y Girona. Aplicación de la Botánica a la Farmacia con su materia farmacéutica correspondiente.

D. D. José Alerany … Farmacia químico inorgánica.

D. D. Rafael Sáez Palacios … Farmacia químico - orgánica.

D. D. Vicente Munner … Práctica de las operaciones farmacéuticas: principios generales de análisis química.


Ayudantes de Farmacia.


D. D. Juan Nepomuceno Folch.

D. D. Pedro Bassagaña y Bonhome.


Sustitutos.


D. D. Joaquín Pujol y Sagristá. 

Lic. D. José Roca y Ferreras. 

Lic. D. Fructuoso Plans.


FACULTAD DE FILOSOFÍA.

DECANO.

D. D. Juan Agell.

Catedráticos.

D. D. Jacinto Díaz … Literatura latina.

D. Antonio Bergnes de las Casas. Lengua y literatura griega.

D. D. Manuel Milá … Literatura general española.

Lic. D. Francisco Javier Llorens. Filosofía y su historia.

D. D. Ramón Anglasell. Economía política: derecho político: administración y derecho administrativo.

D. D. Juan Agell. Química general en toda su extensión: Química inorgánica.

D …..... Física en toda su extensión.

D. D. Antonio Sánchez Comendador. Mineralogía y Zoología.

Lic. D. Antonio Costa. Botánica.


Ayudantes de las cátedras de Física y de Química.


D. D. Antonio Rave.

Lic. D. Salvador Matas (interino.)


Sustitutos.


D. D. Joaquín Pujol y Sagristá. 

Lic. D. Fructuoso Plans.

D. D. Federico Carreras.

D. Emeterio Suaña.

D. Francisco Fasant.

D. José María de Mayolas. 

Lic. D. José Cots y Cots.


CÁTEDRA DE NOTARÍA: 

Catedrático.

D. D. Félix María Falguera.

Sustitutos.

Lic. D. Antonio Boada y Jenet.

D. Miguel Martí y Sagristá.


INSTITUTO DE SEGUNDA ENSEÑANZA

AGREGADO A LA UNIVERSIDAD.

DIRECTOR.

D. D. José Martí y Pradell.

SECCIÓN DE ESTUDIOS ELEMENTALES DE FILOSOFÍA.

Catedráticos.

D. D. Ramón Avellana y Pujol. Elementos de Matemáticas.

Lic. D. José Luis Pons (y Gallarza, el autor del discurso). Estudios de los autores clásicos, latinos y castellanos.

D. Juan Cortada. Geografía e Historia.

D. D. José Oriol y Bernadet. Continuación de los elementos de Matemáticas.

D. D. Antonio Rave, ayudante sustituto de las cátedras de Física y de Química. Elementos de Física general y experimental y de Química general.

Lic. D. Pedro Codina. Elementos de Psicología y Lógica.

D. D. Salvador Mestres. Elementos de Ética.

D...... Elementos de Historia natural.

Bedeles de las Facultades de Jurisprudencia y Filosofía.

D. José Arabí, bedel primero.

D. Esteban Viñolas, bedel segundo .

D. José Ayuso, bedel tercero.


Bedeles de la Facultad de Medicina.


D. Jaime Vidal, bedel primero.

D. Juan París, bedel segundo.

D. José María Crehuet y del Río, bedel tercero.


Bedeles de la Facultad de Farmacia. 


D. Carlos Callejas, bedel primero.

D. Francisco Solans, bedel segundo.


Alumnos que han obtenido premios extraordinarios y ordinarios correspondientes al curso de 1855 a 1856.


PREMIOS EXTRAORDINARIOS.

Jurisprudencia.

D. José Narciso Flaquer y Fraisse. (Licenciado).

D. Pedro Borinaga y Díez. (Bachiller).

Medicina.

D. José Ametller y Viñas. (Licenciado).

D. José Cosialls y Romeo. (Bachiller).

Farmacia.

D. Joaquín Salvador y Benedicto. (Licenciado).

D. Jaime Forn y Segura. (Bachiller).


PREMIOS ORDINARIOS.

Jurisprudencia.

D. Felío Sayol y Margenat.

D. José María Maranges y Diago.

D. Pedro Birosta y Esquerrá.

Medicina.

D. José Ametller y Viñas.

D. Eusebio Nunell y Terrada. 

D. Juan Antonio Buixó y Font.

D. José Ramón Galí y Pastor.

D. Baudilio Net y Figueras.

D. Joaquín Oms y Mirambell.

D. Francisco de Paula Campá y Porta.

Farmacia.

D. Joaquín Salvador y Benedicto.

D. Jaime Forn y Segura.

D. José María Martí y Terrada.

D. Mariano Agelet y Casanovas.

Elementos de Filosofía.

D. Simón de Rojas Bruguera.

D. Juan Adzerol y Estrader.

D. Antonio Ginebreda y Boguñá.

Latinidad y Humanidades.

D. Jaime Pila y Rodó.

D. Aquilino Arabio Torre.

D. Román Gros y Rigalt.

Notaría.

D. Domingo Agulló y Soler.


sábado, 12 de septiembre de 2020

12 DE FEBRERO.

12 DE FEBRERO. 


Se resolvió que Francisco Pallarés y Pedro Clariana fuesen enviados como mensajeros a Sicilia y Cerdeña; y se acordó mandar publicar el bando que aquí se copia.

Ara hojats queus fa assaber lo honorable En Miquel de Vilagaya donzell sotsveguer e regent la vegueria de Barchinona per lo molt alt e molt excellent lo Senyor Rey a requesta dels molt reverend e honorables diputats que tots aquells quis son acordats e han pres sou del General sien tenguts daci a dos hores apres mig jorn esser exits fora la ciutat e seguir lo capita general encara que los dits acordats no hajen llurs capitans particulars ans no sperats los dits capitans hajen anar a seguir lo dit capita general sots pena de cors e de haver. E guart si et cetera.

Después de esto, se mandó despachar varias cartas y se dio cuenta de otras que junto con algunos documentos se habían recibido, y eran como a continuación se copian.

Als molt honorables e savis senyors los consellers de la ciutat de Vich.
Molt honorables e savis senyors. Vostra letra havem reebuda a la qual vos dehim que tots los procehiments per nosaltres e nostre consell fets son a sguart e a fi de coses concernents lo servici de nostre Senyor Deu e servey e honor del Senyor Rey e per servar la fidelitat per bons vassalls a la sua Majestat deguda e retre lo degut deute a aquella. E no placia a Deu que res sinch haja fet nis faça que sapia alteracio ni prejudici gens a la fidelitat dessus dita. E tots los oficials del Senyor Rey son conformes ab nostra voluntat e dells no speram sino ajuda e endreça e a requesta nostra es stada feta per lo veguer de aci crida de guiatge dels acordats e seguretat de pau e treua juxta forma de una copia que de aquella vos trametem e lo dit veguer va ab la host de aquesta ciutat. Perque senyors a vosaltres no cal star en nenguna perplexitat o congoixa car per gracia de Deu les coses se componen a tot be. Ne del Gobernador ne altres oficials nous cal haver redubte car ab lo dit Governador es provehit en manera que tota vegada fara lo degut e alre no resta que per la pacificacio e be de aqueixa ciutat es necessari aqui esser feta semblant crida. Nosaltres scrivim al deputat local que faça instancia en aço e requira los oficials de aqui que facen fer de continent la dita crida e a vosaltres placieushi fer aximateix instancia e axi sia provehit al benefici de aqueixa ciutat e de aquest negoci. Per quant de la gent de peu de que vos havem scrit seria cosa de dilacio e fatica si havien a venir aci havem provehit que per lo arrendador de les generalitats sera pagat aqui lo sou e que axi pagats e desempatxats puixen tirar la via de Leyda. Placiaus donar la bona expedicio e provehir e attendre que sien tals e axi a punt que puixen fer honor a la cosa car en Leyda los convendria fer mostra a ells e als altres e hauray persones qui hauran carrech de veurels ab manament de no admetre aquells qui no haguessen disposicio a la cosa. Si per ventura los diners del arrendador no abastaven a tant sou vos pregam hi façau bestraure a algu car per nosaltres sera de continent pagat lo que bestret hi sia.
Los dits acordats deuen aqui prestar sagrament e homenatge de be servir segons es acustumat en tals coses. Vullauvos haver en tot ab la diligencia que la cosa requer e sia la Sancta Trinitat guarda vostra. Dada en Barchinona a XII de febrer del any Mil CCCC sexanta hu. - A. P. abat de Montserrat. - Los deputats del General de Cathalunya residents en Barçalona a vostra honor prests.
Apres feta la present es stat delliberat que la gent vinga e passe per aci en totes maneres e sera presa dells aci seguretat els sera feta la paga. Sobre tot vos placia entendre en la pacificacio de aqueixa ciutat.

Al honorable micer Pau Alamany diputat local o a son loctinent en la ciutat de Vich.
Honorable senyer. A servici de nostre Senyor Deus e servey e honor del Senyor Rey e tranquillitat e repos de aquest Principat es stat delliberat per nosaltres e nostre consell representant lo Principat de Cathalunya ab aprobacio del consell de la present ciutat de Barchinona que per los oficials del dit Senyor sia fet guiatge a tots los qui sacordaran e hiran en lo exercit e armada que de present se fa per lo dit Principat per lo delliurament de la persona del Illustrissimo Senyor don Carles primogenit del dit Senyor Rey e mes sie seguretat de pau e treua entre los poblats en lo dit Principat segons forma de la crida copia de la qual vos emviam e aci es stada feta e publicada per lo regent la vegueria a requesta nostra. Per tant vos dehim e manam que encontinent reebuda la present requirau lo oficial de aqui al qual se pertanga en virtut del sagrament e homenatge e seguretat que ha prestada o es tengut prestar de obtemperar e exequir nostres requestes sens consell consulta o dilacio alguna que de continent en aqueixa ciutat facen e atorguen semblant guiatge e seguretat e facen fer e publicar la dita crida. E de aço scrivim als honorables consellers de aqui que hi facen ab vos instancia e assistencia e per ço feu que en la dita requesta hi sien ells presents. E mes volem que façats aqui fer crida que tot hom de cavall que acordar se volra vinga aci e serali donat si es home darmes portant pillart e patge XXXXV florins per mes e a home de cavall util XV florins corrents ab bestreta de dos mesos (pone memos). De la gent de peu qui ha anar de aqueixa ciutat sollicitau prestament partesca la via de Leyda e que sia gent disposta e util. E ja havem provehit que aqui los pagaran lo sou a fi que no hajen fatica de venir aci. E presten sagrament e homenatge de be e leyalment servir e star al comandament del capita. Hajatsvos en tot segons los afers requeren. Dada en Barçalona a XII de febrer any Mil CCCCLXI. - A. P. abat de Montserrat. - Los deputats del General de Cathalunya residents en Barchinona.
Apres feta la present es stat delliberat que la gent de peu vingue e passe aci en totes maneres e aci prestaran la seguretat els sera feta paga. Si empero alguns ni havie qui per fretura de diners no poguessen de llur casa exir lo arrendador los fara bestreta de alguna cosa. Vos certificaunos del que haura bestret e de les persones o conestables a qui sera feta la bestreta.

Als honorables senyors los jurats de Bosulu. (Besalú)
Honorables senyors. Si la gent quens haveu enviar no volia tenir aci a pendre diners del sou que han haver enviaunos de continent una persona qui a carrech de aqueixa vila sen port los diners que de continent seran donats a aquell que enviareu. E feu per manera que sia gent util e disposta e feuhi un conestable que sia del nombre dels XXV e en los XXV haje XV ballesters e sis empavesats e quatre lançes largues. E de aqueixa gent e de Figueres havem dat carrech an Simon Çameso de Banyoles quels regescha. Avisamvosen. Dada en Barchinona a XII dies de febrer del any Mil CCCCLXI. - A. P. abat de Montserrat. - Los deputats del General de Cathalunya residents en Barchinona.
Apres la data sius parra que de la vegueria ne dejau metre en la cinquantena vostra perque no isquen tots de aqueixa vila ho remetem a vostra coneguda.
Al honorable senyer En Luis de Vilaplana deputat local en la vila e vegueria de Cervera.
Honorable senyer. Aqui passara una conestablia de XXV homens de la vila de Prats de Rey dels quals per llur bona expedicio havem provehit facen aqui davant vos la mostra. Perqueus dehim e manam vejats en la dita mostra e attenats en aquella que sien homens suficients e be a punt e altrament nols admetessets e a requesta vostra faran sagrament e homenatge en poder del veguer o altre oficial de aqui de be e reyalment servir segons es acustumat e de la mostra que feta hauran los farets albara testimonial si sera stada suficient o no e a nosaltres letra responsiva certificantnos del orde de la dita conestablia e de la seguretat per ells prestada. Dada en Barchinona a XII de febrer del any Mil CCCCLXI. - A. P. abat de Montserrat. - Los deputats del General de Cathalunya residents en Barchinona. 

Al molt egregi senyor lo comte de Modica capita general del exercit del Principat de Cathalunya.
Molt egregi senyor. Lo reverend mestre de Muntesa e lo noble don Lop Ximenez Durrea vizrey de Sicilia missatgers de la Majestat del Senyor Rey a nosaltres e a aquesta ciutat enviats com sabeu sen tornen. Pregam e encarregamvos molt stretament que per vos sia provehit que per la gent de la host ne altres quant en vos sia nols sia fet enuig injuria o molestia alguna ans per vos e per la dita gent sien favorablament tractats com a embaxadors de nostre Rey e Senyor. E sia molt egregi senyor la Sancta Trinitat en vostra guarda. Dada en Barchinona a XII de febrer del any Mil CCCCLXI. - A. P. abat de Montserrat. - Los deputats del General de Cathalunya residents en Barçalona a vostra honor prests.

Als molt honorables e savis senyors los jurats de la ciutat de Gerona.
Molt honorables e savis senyors. Segons havem entes la gent qui aqui se deu acordar no vol exir sens paga que aqui los sia feta e per ço som molt contents que trametau aci alguna persona qui a carrech vostre pero sen port los diners per fer lo dit pagament car de continent li seran liurats. E parnos que de la gent que trametreu ne prengau aquella part queus parra de la vegueria e de les faldes de aqueixa ciutat. Encarregamvos que hajau gent disposta per al mester. E dels CC homens que haveu a trametre haveu a fer vuyt conestables ço es de XXV en XXV e dels XXV de quiscuna conestablia hi haja XV ballesters e sis empavesats e quatre lances largues. E per quant en los dits CC homens que havem enviar havem fets quatre caps de cinquantenes ço es En Barthomeu Alamany de Bellpuig En Raphael Sampso En Franci Beuda e Naymerich de Lavia e de la cinquantena que Figueras e Bosulu nos envie ço es quiscu XXV havem fet cap En Simon de Çameso de Banyoles per çous pregam afectuosament que de continent los ne aviseu a tots cinch e com han a venir ells a cavall ab roci o ab mula com se vullen e aporten un scuder o patge si peu. Axi mateix vos pregam que les letres queus remetem pera Figueres e Bosulu de continent les los trameteu. Dada en Barchinona a XIl dies de febrer del any Mil CCCC sexanta hu. - A. P. abat de Monserrat. - Los deputats del General de Cathalunya residents en Barchinona apparellats a vostra honor.

Als molt reverends egregi nobles magnifichs e de gran saviesa senyors los embaxadors del Principat de Cathalunya.
Molt reverends egregi nobles magnifichs e de gran saviesa senyors. Les coses com han succehit en Leyda de diumenge en ça havem sentit ab molta generalitat per algunes letres vostres fins aci vengudas las quals ab paraules generals nos informen efecte no haver hagut lo que concebut era aci e ordonat per nosaltres de que en aquesta ciutat se parlen moltes coses. Placia a Deus sie stat per lo millor lo que fet es empero prima fas dona verisimilitut lo fet de haver donat occasio a grans dans inconvenients e despeses.
E qui causa haura donada a tant dan de la cosa publica ne haura algun temps raho donar e so liga tot en lanima car si exequutat fos stat lo ordonat ja fora lo repos en Cathalunya e ara stam en un punt e perill de innumerables inconvenients si Deus noy ajuda. Versemblant es empero no esser stat en facultat de vosaltres servar lorde qui scrit vos era e axi se creu car podentho haver exequutat e no volent ab pocha raho se poria excusacio donar dels dans e inconvenients qui subseguir se poden. Havem sperança en Deus omnipotent scrutador dels coratges al qual amagat res no sta que donara orde en fer les coses esser be publiques e provehir a la indempnitat dels innocens e no havents culpa. Pregamvos del que se innovara e sentireu continuament nos aviseu. Jaus havem scrit no aneu pus avant de Leyda encara que tots o part demanats fosseu per la Majestat del Senyor Rey car nosaltres som en certs pensaments quens entenem e cove vos troben plegats. Lo comte de Modica capita fa aqueixa via e vuy son exits gran multitut de gent e bella de cavall e a peu. La host de Leyda sen torn sino alguna gent triada e util qui stiga a Alcarraç ab la bandera la qual no vaja de Alcarraç avant puys axi plau a la Majestat del Senyor Rey lunyarse. E pregamvos quens informeu que es del consell del Senyor Rey canceller vicecanceller e altres e ques son fets e a XIII de febrer que era la pretesa prorogacio de la cort que si fara. E de tot particularment vos placia certificarnos. E sia la Sancta Trinitat en custodia vostra e direccio dels negocis. Dada en Barchinona a XII de febrer del any Mil CCCC sexanta hu. - A. P. abat de Montserrat. - Los deputats del General de Cathalunya e consell en virtut de la comissio de la cort elegit e assignat a vostra honor promptes.

Als molt honorables e savis senyors los procuradors de la ciutat de Tortosa.
Molt honorables e savis senyors. Jatsia per altra vos haguessem scrit nos trametesseu certa gent de peu pero ara per quant aqueixa ciutat es en frontera e no la volem evacuar de gent havem delliberat scriureus e pregar que no cureu trametre gent alguna. E si novitats algunes sentreu en las parts foranes daquelles nos aviseu. Dada en Barchinona a XII de febrer del any Mil CCCCLXI. - A. P. abat de Montserrat - Los diputats del General de Cathalunya residents en Barchinona apparellats a vostra honor.

Los deputats del General de Cathalunya residents en Barchinona e consell en virtut de la comissio de la cort elegit e assignat al molt egregi e strenuu baro e senyor lo comte de Modica capita general del exercit del Principat de Cathalunya e qualsevol dels capitans de cinquantenes e conestables en lo dit exercit a vos dit senyor Comte tota honor e a vosaltres capitans e conestables saluts e a tots en lo dit exercit benaventurada successio. Com per nosaltres sie trames lo honorable En Johan Ferrer exhibidor de la present ab certes pecunies e altres coses per preparacio del dit exercit e pora esser li occorrera alguna necessitat de voler companyia per anar segurament ab les coses que li son acomanadas. Per tant a vos dit senyor Comte capita general pregam e requirim e a
vosaltres dits capitans altres e conestables dehim e manam donets al dit al dit En Johan Ferrer aquella companyia de vostres gents que per ell sera demanada a fi que sots tal companyia lo dit Johan Ferrer ab les coses que li son comanades sia ben conduhit e vaja segurament a tota prospera successio del dit exercit. Dada en Barchinona a XII de febrer del any Mil CCCCLXI. - A.P. Abat de Montserrat.

Al honorable senyer En Ramon Grau receptor de les Generalitats en la ciutat e pas de la Seu Durgell.
Honorable senyer. Vostra letra havem rebuda e vist lo contengut en aquella vos dehim que vos tingau aparaulats e percebuts alguns companyons sens empero algun sou ne mig sou per lo present mas per quant sera hora que novitat alguna sentisseu per la qual fos necessari atenyer als passos que lavors fossen prests per fer servici e axi servint haguessen sou e no en altra manera. Perqueus dehim e manam ho dispongats axi scrivintnos tota hora del que sentireu que fos cosa de alguna novitat. Hajatsho a bona cura segons se confia de vos. Dada en Barchinona a XII de febrer del any Mil CCCCLXI. - A.P. abat de Montserrat. - Los deputats del General de Cathalunya residents en Barchinona.

Als molt magnifichs e honorables senyors los deputats del General de Cathalunya.
Molt magnifichs e honorables senyors. Vuy que es dimecres havem reebuda una letra de vostres magnificencias significantnos com ab lo gran vostre consell ab lo consell de cent jurats de aqueixa ciutat haveu provehit en haver lo Illustrissimo Princep e Primogenit del Senyor Rey de fet contrestant a qualsevol altres persones exceptada la persona del Senyor Rey qui impediment donar hi volran. Perquens scriviu stretament queus enviem XXV homens disposts e de treball armats e a punt en los quals ne hage XV ballesters e V empavesats e V ab lances largues e vagen tantost e quels ordonem hun conestable. Perque magnifichs e honorables senyors nosaltres e aquesta vila tots temps es e sera en exequutar lo que per vosaltres sera ordonat. Nosaltres farem los dits XXV homens sien prests e apparellats e ben a punt en la forma per vosaltres scrita e havem elegit en conestable En Franci Maries de aquesta vila lo qual vos supplicam accepteu lo dit Franci Maries en conestable com sie home pera tals coses abil e spert. E ab tant ordonau e manau en aquesta vila lo que plasent vos sera françosament. Dels Prats a XI de febrer del any Mil CCCC sexanta hu. - Los qui son prests a manament e ordinacio vostra los jurats de la vila dels Prats del Rey.

Als molt reverend egregi nobles magnifichs e honorables senyors mossenyors los diputats del General de Cathalunya e consell en virtut de la comissio de la cort elegit.
Molt reverend egregi nobles magnifichs e honorables mossenyors. Lo dia de la data de la present lo magnifich Johan Ferrandez de Heredia missatger a nosaltres trames per la Illustrissima Senyora Reyna es vengut aci ab letra de crehença de la sua excellencia e ab certes instruccions qui son explicacio de la dita crehença translat de la qual vos trametem dins aquesta les quals letra e instruccions legides havem hagut sobre lo contengut en aquelles ensemps ad los honorables missatgers de aqueixa ciutat e altres ample colloqui e per tots concordes es stada delliberada certa resposta en scrits copia de la qual es ab aquesta la qual ab nostra letra responsiva per lo dit Johan Ferrandez havem tramesa a la dita Senyora Reyna e encara havem destinats a la sua excellencia los reverend abbat de Poblet e mestre Ferrando per informar la sua Serenitat del negoci en quin punt sta e del irreparable perill tant iminent e per informar la sua Altesa que res
no baste a reposar aquest fet sino presta liberacio de la persona del Senyor Primogenit e tradicio als cathalans certificant vostres reverencies nobleses magnificencias e honorables savieses que sempre entenem e vaccam en exequutar vostres delliberacions pero fins aci stam aturats per quant la host de Cervera no es junta e diuse no venen pus de CC o CCC homens. Com hic sien farem lo que sera delliberat per vosaltres mossenyors. Ja vos havem scrit com la gent daci qui continuament sta en Alcarraç ab la bandera ab tot hagen bona voluntat no es per fer empresa denguna (dingú: nadie; denguna: ninguna) per tan gran negoci. Per lo dit Johan Ferrandez som avisats que lo
Senyor Rey e lo Senyor Primogenit son en Alcanyiz de la frontera. Los honorables pahers de aci e tota la gent ab bona voluntat fan lo degut. Placie a nostre Senyor Deu que tot succehesca a lahor sua servey de la reyal Majestat liberacio del dit Senyor Primogenit e utilitat e repos del Principat. A XI del present reebem vostra letra de Vllll ab quens certificau les banderes esser fora ciutat ab gran gent de cavall e a peu confortant et cetera. Nosaltres stam ab la virtut e sforç ques mereix en tal fet e siau certs no oblidarem lo honor del Principat e nostre ab tot no stam en degun orde segons vos scrivim per mossen Volo e per mossen Xatmar. Molta admiracio tenim de hun correu qui solament te un ull lo qual arriba ir ab nosaltres en Alcarraç on erem anats per comunicar ab nostres conembaxadors e no porta letra comuna sino hun plech de letres particulars. Stamne ab algun pensament tot vos sie avis. E placieus per correu volant nos certifiqueu que es de fer. E sie lo bon Jhesus proteccio de tots e direccio del negoci que prosseguim. Scrita en Leyda a XI de febrer any Mil CCCC sexanta hu. - A tota vostra ordinacio promptes los embaxadors del Principat de Cathalunya.

Instruccions acomanades per la Serenissima Senyora Reyna al magnifich Johan Ferrandez de Heredia conseller de la Majestat del Senyor Rey de les coses que per
part de la dita Senyora ha de dir e explicar als missatgers del Principat de Cathalunya stants de present en la ciutat de Leyda.
E primerament presa hora pera parlar ab los dits missatgers lo dit Johan Ferrandez los donara la letra de crehença que sen porta de la dita Senyora Reyna e dites primer les saluts acustumades los dira com la Senyoria de la dita Senyora Reyna com aquella que ama lo serviy del Senyor Rey e benefici de tots sos regnes e terras e semblantli les novitats e coses a present occorrents si en aquelles es perseverat poden esser causa de infinits errors e inconvenients los quals la Majestat sua ab infinidas multiplicades supplicacions enten a desviar ab la Majestat del dit Senyor Rey moguda de benefici zel e intencio ha supplicada la Serenitat del dit Senyor que sia merce sua voler attendre a reposar totes coses e conduir sos vassalls qui com sempre son stats e de present creu ho sien stiguen a tota obediencia disposicio e ordinacio de la sua Majestat.
Item dira com la dita Senyora Reyna ha supplicat lo dit Senyor li faça gracia sa Senyoria puixa comunicar e praticar ab alguns dels dits missatgers per donar orde en les coses que han sguart a la persona del Illustre Princep son fill e a repos e contentacio de tots los subdits e vassalls de sa Senyoria entenent e havent per clar la dita Senyora Reyna noy manca disposicio a podersi adobar totes coses a servey de nostre Senyor Deu honor e servici de la prefata Majestat contentacio e repos de tots sos regues. E dira que la dita Senyora sera contenta anar en alguna part hon lo dit Johan Ferrandez apuntara ab los dits missatgers pera comunicar e practicar de totes les coses necessaries pera seguirse benefici e repos a tots los qui en los fets occorrents han participi e interes.
Item lo dit Johan Ferrandez dira per part de la dita Senyoria que per donar orde e millor disposicio e que totes coses succehesquen be li ha semblat dever supplicar com ho ha fet al dit Senyor Rey que per merce sua vulla dins lo present regne Darago tenir la persona del dit Princep en alguna part a sa Senyoria grata e accepta o no traurel de aquell en tant que les dites coses se meten en pratica e que la Majestat del dit Senyor Rey annuint a les supplicacions de la Senyora Reyna ha delliberat per contemplacio e complacencia de aquella portar e tenir lo dit Princep ab si en lo castell e vila de Alcanyis.
Item per quant es possible los dits missatgers volran demanar alguna seguretat per aquella dells qui vendran per practicar de les coses dessusdites ab la Senyoria sua ab tot stima no esser necessari dira lo dit Johan Ferrandez com la dita Senyora ha de la Majestat prefata amplissim e bastant poder de assegurar tots los dits missatgers o aquell o aquells que trametran a la dita Senyora en aquella forma que lo dit Senyor personalment o poria fer (lo podría hacer; u podríe fé; ho podria fer; ho podrie fer) en sa bona fe reyal e de la dita Senyora. E si mester sera o sera demanat les seguretats que la dita Senyora fara lo dit Senyor Rey les ratificara. - La Reyna.
Fuerunt expedite in loco de Burgialaroç (Bujaraloz) mandato Serenissime Regine michi Antonio de Archant facto die decimo februarii anno a Nativitate Domini Millesimo CCCC sexagesimo primo.

Resposta.
Los sexanta embaxadors del Principat de Cathalunya reebuda ab aquella humil e subiecta reverencia ques pertany de la Senyora Reyna la letra de creença per Johan Ferrandez de Heredia a ells portada e vistes e legides les instruccions axi mateix portades responen que han a molta gracia a la sua excellencia la sancta e bona intencio que tots temps ha haguda e ha de present en lo benifici dels afers quis menegen e axi la suppliquen per merce sua fins hage degut compliment vulle continuar. E notifiquen a la sua Serenitat que ells de present consulten llurs principals en manera que ab intelligencia llur los fets sien menejats e closos a tot servey de Deu e de la Majestat reyal e al benefici e repos del Principat. Es ver que per lo descarrech llur dien a la sua Altesa que lo be de aquests afers e lo medi ab que se han reposar es sens dilacio lo Senyor Primogenit sie entre los cathalans en manera que la excellencia de la dita Senyora Reyna ab lo dit Primogenit sien los mediadors e servidors de aquest negoci fahents certa la sua Senyoria que no sta en facultat dels dits embaxadors poder aturar ne reseure en res.