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lunes, 30 de agosto de 2021

Pere d'Alcàntara Penya y Nicolau. LO PALAU ENCANTAT.

PERE PENYA.

Palma lo viu naxer el dia 19 d'octubre de 1823. De molt jove se dedicá a la literatura, y los periódichs insertaren ses primeres composicions, que escrigué en castellá.



Palma
lo viu naxer el dia 19 d'octubre de 1823. De molt jove se dedicá a
la literatura, 
y
los periódichs insertaren ses primeres composicions, que escrigué
en castellá.


Cursá
la jurisprudencia en l'Universitat de Barcelona; y aprés, per sos
conexements 
especials,
fou nombrat p'el Govern mestre de fortificacions y edificis militars
de l'illa.


Ha
pres bona part en lo renaxement de les lletres catalanes, y
obtengut dos accéssits en los Jochs florals de 1867, el premi
extraordinari d'un brot de taronger 
florit
d'argent en los de 1868 per son romanç Lo Palau encantat, y mes tart
altres accéssits.






LO PALAU ENCANTAT.





Fugint
s'en va la regina


Per
garrigues e pinars,


Contristada
e consirosa,


La
nuyt derrera de l'any.





La
nuyt que n'es fosca e neyra


Com
lo temps qu'esdevindrá,


Car
de l'argentada luna


N'ha
finit lo veyl minvant.





No
mostra lo cel esteles,


Qu'enterbolides
les han


Les
núus de pols que levaven


De
irades hosts mantz cavayls.





EL
PALACIO ENCANTADO.


Acongojada
y pensativa va huyendo la reina por selvas y pinares la noche última
de diciembre.

Y
fue aquella noche lóbrega y triste, símbolo del tiempo que
sobrevendrá, pues hubo fin el viejo menguante de la plateada luna de
Mahoma.


No
brillaron en la bóveda celeste las estrellas, ocultó su resplandor
la polvareda que levantó la caballería aragonesa.






Del cor de la beyla
n'ixen


D'angoxa
sospirs amarchs;


Perles
de sos uyls ne cauhen,


De
sos uyls de viu esguart.





N'ha
motiu d'aytal tristança,


N'ha
rahó de dol aytal;


Jorns
de joy hagué, mas ara


Los
vinents jorns son de plant.





Que
n'ha estat fort trist per eyla


Açeyl
jorn malavirat,


Que
n'ha perduda Maylorques


Ab
lo xech e son infant;





E
ha vist feresta matança


De
sarrhins e chrestians


Dins
sa maysó que guardaven


Los
guerrers pus esforçats.





Per
ço futx sense pus companya


Que
ses esclaues leyals,


E
los pochs esclaus que pogren


Escapar
d'un greu trespás.


___





-
¿Perqué tant ploratz, regina? -


L'
hi claman tuyt los esclaus,


Esvahida
es l'illa vostra,


Obs
n'es ja qu'el briu eus salv.





Amargos suspiros se
exhalan del pecho de la hermosa agarena, perlas destilan sus ojos,
lágrimas que anublan su ardiente mirada.


No
es sin razón su tristeza, justo es por demás su dolor: sí gozó
días de ventura, de duelo serán los que le restan;


Que
ha sido bien triste para ella aquel en que perdiera a un tiempo el
reino de Mallorca, el Jeque su esposo y el hijo de sus entrañas.


Y
desde su mansión, guardada por los más valientes guerreros, ha
presenciado la horrible matanza de sarracenos y cristianos.


Por
eso huye sin mas compañía que la de sus leales esclavos, los pocos
leales que lograron escapar a una muerte cruel.


____

-
¿Por qué así lloráis, o reina? le preguntan sus esclavos.
Conquistada la isla, sólo puede salvaros vuestro brío.






- Ay! no plor, no, mon
reyalme


N'el
captiuatje d'en Sayd,


Que
plor la mort que li espera


A
mon fiyl, lo douç infant;





Tramés
l'han de l'Almudayna,


Pres
a mans d'un rey estrany:


¡Mal
verí que occís en Jacme!


¡Sa
corona fongue un lamp! -





¡Trista!
la mora camina


Per
vinyes e oliverás,


Ab
lo pit las que respira


De
greu dol ultrapassat.





Es
ja l'alba y no 's detura;


Luny
de la ciutat s'en va;


Perdudes
ha ses armilles,


Trossetjat
son manteyl blanch.





Vola
al vent sa cabeylera,


N'
ha los peus ensanchnentats,


Y
en la terra ses petjades


Hi
lexan sagell de sanch.





Corren
los chrestians tras eyla,


Via
dreta a haverla van,


Que
saben que la regina


N'es
rica e gentil de faç;





- No lloro, no, mi reino
perdido, ni el cautiverio de Said; lloro la muerte que amenaza a 
mi
hijo, al dulce hijo de mi amor.

Arrancado le han de la
Almudayna; preso queda en manos de un rey extranjero:
¡Mal veneno
hubiese muerto a Jaime! ¡Derrita el rayo su corona! -


Triste
avanza la mora por viñedos y olivares, con pena respira su pecho,
traspasado por el dolor.


Despunta
ya el alba, y sin detenerse, huye alejándose siempre de la ciudad.
Perdió ya sus almillas, hecho jirones lleva el blanco velo.


Ondea
al viento su cabellera, y el delicado pie, fijándose perezoso en las
guijas del sendero, deja en ellas rastro de sangre.


Persíguenla
sus enemigos, vía recta corren tras ella; demasiado saben que es
rica y que es hermosa.






E lá al Capdepeyra dien


Qu'eyla
n'ha encantat palau,


Tot
ple d'aur e de riquea,


Abscondut
enfre penyals. (entre)





Debades
corretz, debades;


Gents
d'Aragó, cathalans;


No
hauretz aur, de la regina


No
veuretz, no, lo palau.





Que
es fada la noble fembra,


E
sols la via eyla sap


Del
palau, e per aubrirlho


Les
paraules del encant.





Bataylers,
liuratzvos d'eyla,


Liuratzvos
de sos mals arts,


Qu'iratjós
son cor respira


Venjament
de los chrestians.


_____



Ja
s'acosta la regina,


A
la mes lunyana vall;


Ja
del albor la lum rotja


Guarneix
les núus de levant:





Enfre
los pins qu'escomouen


Les
ones è lo mestral


Appar
lo viarany que mena


A
son palau encantat.





Y dicen que escondido
entre altísimas peñas, posee más allá de Capdepera un palacio
encantado, en donde por todas partes brillan el oro y los diamantes.


En
vano corréis, los de Aragón; en vano corréis los catalanes: no os
será dado arrebatarle su oro, ni alcanzaréis siquiera ver su
palacio.


Es
hada la noble mora; sólo ella conoce la senda de su morada, sólo
ella sabe las palabras misteriosas a cuyo sonido se abren sus
puertas.


Guárdaos
de ella, guerreros; guardaos de sus malas artes, que su corazón
herido respira sediento de venganza.


__



Ya
se aproxima la reina al valle más apartado, ya esmalta las nubes de
oriente la luz rojiza del alba.


Por
entre los pinos que se conmueven al bramido de las olas y del viento,
serpentea el sendero que conduce al encantado albergue.






Los árbres semblan
fantasmes


Que
's levan dels arenals,


E
'l xeloch que los enclina


Dona
'ls formes de gegant.





Enfre
un badaluch de roques


Veuse
lo pregon portal


De
'l palau, e les arpeyles


A
esbarts hi volan denant.





¡Oh,
qué beyla arquitectura!


¡Oh,
qué richs filigranats!


¡Qué
n'está de ben guarnida


La
porta de lo palau!





Barons,
que de la montanya


Anatz
baxant vers lo pla,


Corretz
tuyt, passatz cuytosos


Les
fredes aygues del prat.





Si
voletz soptar riquees


Al
som tenitzles ja lá;


N'es
lassa ades la regina


Si
d' haverla ne sotz gays.





La
regina clama y s'obre


Lo
gentil, lo beyl portal.


Torna
clamar la regina


E
s'enlumina lo ermás.





Los árboles semejan
fantasmas que se elevan en medio de los arenales; doblega el huracán
sus ramas y les da formas gigantescas.


Ábrese
el profundo dintel entre escabrosos peñascos; entorno vuelan a
bandadas los milanos que tienen su nido en las rocas.


Oh!
¡qué bella arquitectura! ¡Cuánta riqueza de filigranas! ¡Cuán
delicadas esculturas en las puertas del palacio!


Barones
que de la montaña vais bajando hacia la llanura, corred, pasad
presurosos las frías aguas del prado.


En
vuestras manos están estas riquezas si de ellas tenéis deseo;
abatida está la reina si es que anheláis alcanzarla.


Llama
la reina y se abren las cinceladas puertas; vuelve a llamar y se
ilumina el palacio misteriosamente.





Per les roques ja
s'endreçan


A
ferfoylons los chrestians,


Donant
clams de gran follia,


Vesent
maraveyla aytal;





Tras
de la regina corren;


Nengú
d'eyls l'atenyerá,


Car
de lo sol a l'exida


Ha
arribat a son palau.
___





Fora
los esclaus ne restan


Ab
açagayes armats,


Les
esclaues dins les sales


Cuydan
los tresors que hi ha.





A
mils de pilars maçisos


D'aur,
d'argent e de crestayl,


E
ganfanons e senyeres,


Armes,
escuts e turbants.





A
betsef joyels e robes,


Paveylons,
coxins broidats


Ab
margarides e peyres


De
gran preu dessus sendat.





Mantz
drap-rasos, alcatifes,


Taules
d'ivori e corayl,


Safilis
e belles perles,


E
caramulls de diamants.





A centenares los
cristianos van trepando por las rocas y exhalan frenéticos clamores
al descubrir tal prodigio de belleza.


Todos
corren tras de la reina; ninguno de ellos logrará alcanzarla, porque
llegó ya a su alcázar a la salida del sol.


Fuera
quedan los siervos armados de azagayas; las siervas en las salas
cuidan de los encantados tesoros.


Millares
de columnas de oro macizo, de plata y de cristal, y banderas y
pendones, armas, escudos y turbantes.


Alhajas
de valor inestimable, pabellones de telas magníficas y cojines
bordados de margaritas y piedras preciosas sobre finísimo cendal.


Cortinas
de raso, alfombras, mesas de coral y de marfil, perlas y zafiros y
montones de diamantes.






Ja hi arriban, ja hi
arriban


Los
chrestians agosarats:


Los
esclaus volen occiure,


Les
espahes van brandant.





Esvahir
la porta volen


Com
a barons esforçats,


Mas
fortment lluytan e feren


De
la regina 'ls esclaus.





Ja
es levada la cortina


De
la gran cambra reyal,


Ont
s'hi ouen sons melodiosos


E
d'oçells estranys lo cant.





Ja
'n va a passar la regina


A
darlot son rich lindau,


Quant
òu lo brugit de lançes


E
de colteyls guerretjant.





Sos
esclaus veu que cedexen


P'els
chrestians environats.


¡Ay!
¡còm sent la gentil fada


No
poder fadar chrestians!





No
'l' cal intentarho ab ira,


No
n'ha força ton esguart:


Oli
sant senyá lurs testes,


E
crotz roijes lurs pits han.





Ya se acercan animosos
los cristianos; ya esgrimen sus espadas amenazando de muerte a los
esclavos.


Intentan
forzar la puerta como buenos y valientes, mas los siervos de la reina
resisten con fiereza.


Álzase
ya la cortina de la cámara real; óyese en sus salones el melodioso
canto de aves mil traídas de extrañas regiones.


A
pasar va ya la reina el magnífico dintel, cuando se oye el crujir de
los hierros y el clamor de los combatientes.


Conoce
que ceden por fin sus servidores estrechados por los de Aragón; y
¡cómo siente la gentil hada que no puedan sus artes contra los
cristianos!


No
vale que lo intente en su enojo, no tiene fuerza contra ellos su
mirada; óleo sagrado ungió sus frentes y cruces rojas defienden sus
pechos.





Mas tost clama la
smarrida


Regina
- “Per fat e fat


Que
me encomaná ma mare


Que
ver diga e veritats,





E
un punt mes. Que 's torn de màrbre


Tot
mon encantat palau,


De
màrbre 'ls tresors que acluca,


De
màrbre tuyt mos esclaus.” -





Dix,
e dessots la cortina,


Que
cau feta màrbre ja,


Despareix
la noble fembra


De
tristança sanglotant.





Encercantla
van cuytosos


Los
chrestians desperançats;


Peyres
e mes peyres troban


Dins
totes les sales grans;





Son
de guix les alcatifes,


Les
senyeres son de sal,


Codols
son perles e joyes,


E
los coxins son de fanch.





Los
mil pilars d'aur son roques,


Munts
de grava los brillants,


Mes
tot ha forma e semblança


De
lo que fonch pauch temps ans.





Mas luego prorrumpe la
afligida mora: - En virtud del poder que me legó mi madre, y mayor
aún si fuere necesario, dispongan los hados que resulte verdadero y
se cumpla lo que voy a decir:


Conviértase
en mármol mi encantado alcázar, de mármol sean los tesoros que
encierra, y séanlo también mis siervos todos (9).” -


Dijo,
y detrás de la cortina, que cae convertida en piedra, desaparece la
noble dama, sollozando llena de mortal angustia.


Buscándola
van sus enemigos, afanosos y desesperanzados; en todas las salas
encuentran solamente piedras y más piedras.


Son
de yeso las alfombras, las señeras son de sal, guijas son perlas y
joyas, y de arcilla los ricos almohadones.


Los
pilares de oro son rocas, montones de greda los diamantes, mas todo
conserva la figura misma de lo que fue antes.






Lo pavelló de la cambra


De
la fada es màrbre blanch,


E
'ls chrestians qu'entrar hi volen


Ja
no lo poden levar.





Absconduda
la regina


No
's lexa de planyer may,


Cobejant
lo jorn que a moros


Maylorques
regne retrá.





Sis
setgles n'ha fet que plora.


¡Qué
n'es de trist lo seu plant!


Jo
l'he sentit e 's levaren


Mos
cabeyls dessus lo cap.





Per
los murs e les arcades


Del
palau vessantne están


Les
lágremes de la fada


Qu'anyora
son fill aymat.





E
enquer huy los que penetren


Entro
ceyl loch de trespás,


Aytanta
beylea esguardan


Dins
son encantat palau.





Los
esclaus e esclaues toquen


E
les perles e diamants


Convertits
en peyra viva


Que
's diu la cova d'Artá.





El camarín de la reina
es de níveo mármol; no pueden siquiera alzar las cortinas los
cristianos que intentan penetrar en él.


Retirada
allí la reina, nunca deja de llorar, anhelando que llegue el día en
que el reino de Mallorca se restituya a los sarracenos.


Seis
siglos hace que llora su desconsuelo y ¡cuán triste es su llanto!
erizáronse al oírle mis cabellos.


Por
los muros y las bóvedas van destilando las lágrimas de la infeliz
princesa, que suspira por su hijo amado.


Y
Todavía los que hoy penetran en aquel albergue de delicias, admiran
los portentos de belleza del encantado palacio.


Tocar
pueden los esclavos y las esclavas, las perlas y los diamantes, que
convertidos en peña viva, vénse agrupados en el maravilloso asilo
que llaman la Cueva de Artá.





//

REDOBLE I MARXA DELS TAMBORERS DE LA SALA

 (Un)

Llàtzer, Tòfol, Nofre, Bruno,
Tano, Gori. Venga, hala!
Batle és ara dalt la Sala
don Jeroni Sanceloni.
Toca Toni, toca Toni.
Da-li, Pere, toca, sona,
sona, sona enhorabona.
Trota, apreta la maceta,
la maceta i pesseteta,
pesseteta te daran.

 (Tots)

 -D'on són? -D'on!
de la Sala. -Bons sons són.
 -Tambors
que fan honors als senyors Regidors.

 -Soldats fats
dins l'entrada estan formats,
 pintats
i desfressats de rat-penats.

 Manteu blau.
Vius de grana en trena i trau
 mostrant,
i mentrestant pregonant van clamant.

 Elet net
per decret de dret estret,
 que em mat
si per Ciutat no ha estat nombrat.

 Cada any guany,
sense dany ni afany estrany,
 el floc
color de foc, retxat de groc.

 La gent sent
que és valent, i el gran talent,
 ja ho sap,
i no l'alab, que el treu del drap.

 Ja el blat nat
veu ventat, porgat, pastat;
 i el pa
per noltros va prou car, si n'hi ha.

 Tenim prim
el saïm, patim de llim;
 beguem
i si porem tornarem, tocarem.

 Son frac pag.
Dins un sac, tabac; i un mac
 valent
mos dón rabent d'aiguardent ben ardent.

 Tot groc roc
per Sant Roc un poc de lloc
 al foc
perquè tampoc el xaloc no me toc.

 Passam fam
i aquí entram, tocam i estam...
 Gros mos
vos gos que pos a un tros sense os.

 Don Hug Lluc
ja no puc, poruc, fer truc;
 som ruc
i el duc retruc i l'esbuc sense suc.

 Gran clam dam
son corbam goitam cercam.
 Bum bum,
aquest perfum, que l'ensum que no és fum.

 Tocau, dau
lo que en pau guardant estau.
 Tirau
part d'aquell mau que amb clau tancau.

 Renou nou
s'ou d'un sou que plou. No és prou.
 És poc;
que mos tir groc, que no em moc que no et toc.

 Bon so! D'or.
Vaja un cor més bo. Ah, idò!
 Meiam com
mos ho partim. Tant perhom per tothom.


//

WIKItroles en catalá:

Pere d'Alcàntara Penya y Nicolau (Palma,1823-1906) va ser un home polifacètic que va exercir d'advocat, pintor, delineant, periodista, professor de matemàtiques, músic, mestre de fortificacions militars, urbanista, astrònom, cartògraf i escriptor, entre d'altres dedicacions, resultat dels seus múltiples interessos.

Després d'estudiar Dret a Barcelona i Madrid, on es llicencià el 1849, tornà a Mallorca, on desplegà una intensa activitat professional, intel·lectual i artística.

Intervingué al llarg de molts anys en la vida pública i cultural de Mallorca: El 1856 ingressà a l'Acadèmia Provincial de Belles Arts, on impartí classes. El 1862, fundà l'Ateneu Industrial, per difondre l'ensenyament tècnic entre el sector obrer. El 1869 l'Ajuntament de Palma el nomenà cronista general de Mallorca. Col·laborà en tota mena de publicacions, com la Revista Balear, el Museo Balear, El Palmesano, La Roqueta i L'Ignorància, que dirigí entre 1881 i 1883.[2] Col·laborà amb Antoni M. Alcover, a qui donà suport en el projecte i gestació del Diccionari.[3] Fou membre de la Societat Astronòmica de París i establí relació amb l'astrònom francès Camille Flammarion, a qui transmetia les observacions fetes des de l'observatori instal·lat al colomar de casa seva.[4] Formà part de la Societat Arqueològica Lul·liana, que contribuí a fundar i que actualment conserva el seu llegat.

En la vessant tècnica, dissenyà un pla d'eixample de Palma, que s'executà parcialment a la barriada de Santa Catalina, un projecte de ferrocarril de Felanitx a Portocolom, elaborà un bon nombre de plànols topogràfics de Palma i parcel·laris cadastrals d'alguns municipis de Mallorca -com Artà, Manacor, Montuïri i Petra-, projectà i dirigí per a l'exèrcit la construcció a Palma del Quarter d'Intendència al solar de l'antic Convent dels Agustins, del Quarter del Carme (1885) i de l'Hospital militar de Santa Margalida (1878), així com l'Hospital de Felanitx (1900) o les esglésies de Sant Alfons de Felanitx (1878) i Sant Felip Neri de Porreres (1886).

llengua més arcaïtzant


Pel que fa a la literatura, fou el millor dramaturg mallorquí de la Renaixença: El cordó de la vila i La pesta groga són les seves obres més conegudes. En poesia conreà generalment el costumisme dialectal, però també la lírica intimista i també el floralisme romàntic en una llengua més arcaïtzant: la seva obra més coneguda i divulgada és el poema Sa Colcada, amb què obtingué un accèssit als Jocs Florals de Barcelona (1862), certamen en què fou premiat també els anys 1867, 1868, 1871 i 1872. En l'àmbit de la narrativa, els seus Cuentos mallorquins són considerats un precedent de les Rondaies Mallorquines d'en Jordi des Racó. La seva és una literatura popular feta d'ingenuïtat i senzillesa, amb un instint còmic apacible, que recull la llengua del país i la dignifica. I és capaç de superar una visió de la llengua inicialment localista, pròpia del seu temps.

El 31 de desembre de 1910 és declarat fill il·lustre de Palma, en un acte en què Joan Alcover pronuncia el discurs de lloança.

El març de 1928, el cicle «El Teatre dels poetes», organitzat a l'Ateneu Barcelonès, dedicà la seva 21a sessió a Pere d'Alcàntara Penya Nicolau. Miquel Ferrà en feu la dissertació en una conferència, que s'acompanyà de la lectura de la seva poesia.

Els mesos de març i abril del 2007, el Centre d'Estudis i Documentació Contemporània [CEDOC] i el Centre d'Estudis Baleàrics, en col·laboració amb Sa Nostra, organitzaren unes jornades d'estudi i homenatge a Pere d'Alcàntara Penya, en què participaren historiadors i filòlegs.

Vària

Consideraciones sobre el levantamiento de los comuneros de Mallorca llamados agermanats (1870)

Antiguos recintos fortificados de la ciudad de Palma (1882)

Guía manual de las Baleares (1891)

La industria mallorquina (1884)

La cuina mallorquina (1886)

Obra literària

Poesia

Records i esperances (1885)

Poesies en mallorquí popular (1892)

Teatre

El cordó de la vila (1866). Estrenada el 21 d'abril de 1866 al Teatre Principal de Palma. Companyia Miquel Sabater.

Por no entenderse (1881). Estrenada el 12 de desembre de 1869 al Teatre de La Tertulia de Palma.

La pesta groga (1890). Estrenada el 30 maig de 1886 al Cercle d'Obrers Catòlics de Palma.

Catalina Tomàs (1890)

La mort i glorificació de Sant Vicenç de Paül (1890)

Un criat nou (1892). Estrenada el gener de 1894 al Cercle d'Obrers Catòlics de Palma.

Mestre Fornari (redactada el 1892; publicada el 1900). Estrenada la temporada 1896-1897 al Cercle d'Obrers Catòlics de Palma.[11]

Narrativa

Cuentos mallorquins (1884)

La gota d'aigo (1893) [novel·la]

http://www.mallorcaweb.com/magpoesia/poemes-solts/penya.html


  1.  «Pere d'Alcàntara Peña i Nicolau». enciclopèdia.cat. Gran Enciclopèdia Catalana..
  2. «PEÑA I NICOLAU, PERE D'ALCÀNTARA». Visat. PEN Català. [Consulta: març 2019].
  3. Josep, Massot i Muntaner. «Pere d'Alcàntara Penya i la llengua catalana». A: Miscel·lània Antoni M. Badia i Margarit, Volum 1. L'Abadia de Montserrat, 1984, p. 139-160. ISBN 9788472026803.
  4.  «Pere d'Alcàntara Penya i Nicolau». poesia.cat. [Consulta: març 2019].
  5. Ferrà, Miquel «En Pere d'A. Penya». La Nostra Terra, núm. 3, març 1928, pàg. 78-82.
  6.  «Cronologia de les Illes Balears del segle xx. La restauració borbònica 1901-1923». UIB. Universitat de les Illes Balears. [Consulta: març 2019].
  7.  Alcover i Maspons, Joan. Don Pedro de Alcántara Peña, hijo ilustre de Mallorca: discurso leído en la sala de sesiones del Excmo. Ayuntamiento de Palma el 31 de diciembre de 1910. Palma: Impr. de J. Tous, 1911.
  8.  «Sessió del "Teatre dels Poetes" a l'Ateneu Barcelonès, dedicada a En Pere d'Alcàntara Penya». La Publicitat, 02-03-1928, pàg. 6.
  9.  Lladó i Rotger, Francesc «Pere d'Alcàntara Penya al Teatre dels Poetes». S'esclop. Quadern cultural, núm 25, 2006, pàg. 30-33.
  10.  «Memòria Activitats 2007». UIB. Universitat de les Illes Balears, 31-12-2007. [Consulta: març 2019].
  11. Mas i Vives, Joan. Diccionari del teatre a les Illes Balears, Volum 2. L'Abadia de Montserrat, 2003. ISBN 9788484158325.
  12. «Pere d'Alcàntara Peña Nicolau». A: Dolç i Dolç, Miquel (coord.). Gran Enciclopèdia de Mallorca. Volum 13. Palma: Promomallorca, p. 44-46. ISBN 84-8661702-2.
  13. Miralles i Monserrat, Joan. Antologia de textos de les Illes Balears: Segle XIX. L'Abadia de Montserrat, 2007.
  14. Font Poquet, Miquel dels Sants. Pere d'Alcàntara Penya (1823-1906): vida i obra. Palma: Miquel Font Editor, 2006 (Evast e Aloma, 26). ISBN 9788479671143.
  15. Serra I Busquets, Sebastià; Pujals I Mas, Margalida. L'obra de Pere d'Alcàntara Penya i Nicolau. Edicions Cort, 2001 (Els ullals). ISBN 9788475355016.
  16. PONS PASTOR, Antoni. Don Pere d'Alcàntara Penya. Palma: Documenta Balear, 2009. ISBN 9788492703005
  17.  Mas i Vives, Joan. «Pere d'Alcàntara Penya». Institut del Teatre. Diputació de Barcelona. [Consulta: març 2019].


martes, 23 de junio de 2020

278. SAN ROQUE, EN EL HOSPITAL DE VALDEALGORFA


278. SAN ROQUE, EN EL HOSPITAL DE VALDEALGORFA (SIGLO XIV. VALDEALGORFA)

278. SAN ROQUE, EN EL HOSPITAL DE VALDEALGORFA (SIGLO XIV. VALDEALGORFA)


Como en una buena parte de nuestros pueblos, el de Valdealgorfa poseía su propio hospital, que en este caso estaba al cargo del municipio, y se mantenía gracias a las rentas que producían algunos campos y heredades donados piadosa y altruistamente por sus habitantes.

No era muy grande el edificio, pero sí suficiente y estaba adosado a la pequeña ermita que el pueblo había puesto bajo la advocación de san Roque. En sus dependencias no sólo se acogía y atendía a los habitantes de la villa, como es natural, sino que también se amparaba a cuantos caminantes y peregrinos necesitaran de cuidados.

La tradición extendida en Valdealgorfa y en toda la comarca asegura que el propio Roque, como viandante asiduo que era y antes de fallecer en el año 1327, visitó y honró con su presencia este modesto centro hospitalario.
Dada la fama que alcanzó por su dedicación a los menesterosos —tanta que el propio pueblo presionó a las autoridades eclesiásticas para su canonización—, se guardaron, como si de auténticos tesoros se tratara, el poyo en el que, según los nativos, descansó de la fatiga del camino, la ventana por la que se asomó y apoyó, y la estaca en la que colgó sus alforjas de viandante.

[Pardo Sastrón, Salvador, Apuntes históricos de Valdealgorfa..., pág. 61.]

“El culto de la gloriosa Santa Bárbara en este pueblo ni aún tradicionalmente se tiene noticia de su origen, y es probable que como especial abogada de fenómenos y accidentes, que invariablemente todos los años tan frecuentemente nos impresionan, sea hasta cierto punto coetáneo de su población. No sucede lo mismo con el de su Cofradía. Dos hechos, a cual más notables, la ocasionaron, perfectamente y con cándida sencillez explicados por el notario que testifica su escritura. Dice así:

'In Dei nominae. Sea a todos manifiesto que en el año contado del Nacimiento de Nuestro Señor Jesucristo, de mil seiscientos noventa y seis, día es a saber ventitrés de enero, en el lugar de Valdealgorfa, ante la presencia de mí, Juan Francisco Rosales, notario Real y Apostólico, y testigos que lo firmarán, comparecieron personalmente los señores doctores Estevan Rosa, Rector; mosén José Pueyo, mosén Gabriel Fuster, mosén Jerónimo Bañolas, mosén Domingo Gros, mosén Gregorio Berich, beneficiados; Andrés Pueyo, justicia y juez ordinario; Juan Francisco Martín y Antonio Piquer, jurados; Isidro Callao, Pascual Burgués, Miguel Joan Aguilar, Ignacio Martín, Joan Francisco Bosque, Joan Merino, Miguel Pellicer, Pedro Piquer, Marco Conchal, Joan Francisco Pueyo, Jusepe Merino, Francisco Blanco, Vicente Aguilar, Jusepe Juste, Miguel Bañolas, Miguel Joan Piquer, Eugenio Estevan, Gaspar Conchal, Francisco Bosque, Ignacio Lorente, Francisco Pueyo, Bernardo Martín, todos vecinos y habitadores del dicho lugar de Valdealgorfa; todos juntos y cada uno de por sí, propusieron tales y semejantes palabras en efecto continentes, que:
Por muchos años y tiempo a esta parte, a devoción del pueblo, hicieron y fabricaron, como de presente lo está dentro de la dicha iglesia parroquial de dicho lugar, una capilla y altar de la Virgen del Rosario, y en el retablo de dicho altar pusieron la santa imagen de la gloriosa Santa Bárbara, y dentro de su término hicieron y fabricaron una ermita y casa de la Señora Santa Bárbara con su retablo puesto y dorado, y en el segundo cuerpo del dicho retablo, a devoción del pueblo, pusieron la santa imagen de San Gregorio Obispo, y dentro de dicha ermita haber, como de presente lo hay, un ermitaño que vive y habita en ella, la cual ha sido y es muy visitada por los vecinos y habitadores de dicho lugar, por las muchas obras, gracias y milagros que han recibido de Dios Nuestro Señor, implorando el auxilio y amparo de dicha Santa Bárbara y de dicho San Gregorio, y señaladamente en los años pasados, habiendo por dos ocasiones muchas tempestades de truenos y rayos, cayendo como cayeron en dicha iglesia dos rayos y centellas, y estando en la dicha iglesia todo el pueblo implorando el auxilio divino, por intercesión de Santa Bárbara, aunque muchas personas quedaron despavoridas y como muertas, no peligró ninguna, hallándose como se hallaron libres y sanas; sólo se introdujo el rayo y centella por el altar mayor y por el Santísimo Sacramento de Nuestro Señor Jesucristo Sacramentado, quedando, como quedaron, muchas imágenes del retablo mayor como quemadas, pero gracias al Señor, aunque dicho rayo entró en el sagrario, no peligró el vaso de las formas consagradas, dando todo el pueblo, de todo lo sobredicho, infinitas gracias a Dios Nuestro Señor por haberlos librado de tantos trabajos por su infinita bondad y misericordia.
Y así mismo, en el año mil seiscientos ochenta y ocho, se llenó todo el término de langosta, en tal conformidad que salían todos los habitantes del mismo a matarla y no fue posible el aniquilarla, si bien parecía que cuantas más diligencias corporales hacían para matarla, tanto más se aumentaba, y todo el pueblo, confesados y comulgados, con procesión general, imploraron el auxilio divino por intercesión del Señor San Gregorio Obispo. Y como por milagro se desvaneció dicha langosta y quedó todo el término libre de dicha langosta, sin hacer daño alguno, y en acción de gracias, dicho lugar le votó de guardar toda la vida la fiesta del Señor San Gregorio Obispo, y poner su santa imagen en el segundo cuerpo del retablo de Santa Bárbara, siendo cofrades suyos, y no haber, ni estar fundada en dicho lugar cofradía. Todos los arriba nombrados les pareció instituir y fundar en la iglesia parroquial la cofradía de dicha santa en el altar y capilla de Nuestra Señora del Rosario, y estar en ella su santa imagen.’

Entre las gracias espirituales que esta cofradía disfruta son dignas de que nadie ignore que se puede ganar indulgencia plenaria, por estar así concedida, en las cuatro festividades de San Gregorio, Santa Bárbara, Santa María Magdalena y en la Natividad de Nuestra Señora.
Hacía bastantes años (en 1630) que la cofradía de los gloriosos San Martín y Santa María Magdalena y pueblo habían cedido su antiquísima ermita de San Roque para la fundación del convento de religiosas franciscanas de Santa Clara, y sentía vagamente el vacío de un santuario extramuros, que sirviera de honesto recreo y esparcimiento, al par que de sitio en que manifestar y dar, por decirlo así, rienda suelta a su piedad. La cúspide de elevadas montañas cubiertas de gigantescos pinares o seculares encinas parece que nos acercan a los objetos de nuestro culto y los paisajes que frecuentemente magníficos y dilatados a nuestra vista se presentan, infunden un sello de grandeza a nuestro pensamiento y un apacible bienestar al alma donde se anidan rectas y arraigadas creencias religiosas. Nos creemos más cerca de Dios y contemplamos extasiados, con lo ojos del alma, las maravillas de su infinito poder, y en nuestro entusiasmo sólo creemos cúpula digna de su gloria la inmensa bóveda del firmamento, formando durante la noche magnífico tabernáculo tachonado de infinito número de brillantes estrellas. Los pueblos sencillos se dejan arrasar fácilmente por sanas creencias, y son bondadosos y agradecidos con sus bienhechores, y éste de Valdealgorfa no podía sustraerse a esta regla invariable.
Convencido, pues, de la decidida protección dispensada por los gloriosos Santa Bárbara y San Gregorio, como se ve en la escritura de institución, edificaron una ermita en un vecino y elevado monte, como se ve hoy día, cuya obra se llevó a cabo por Juan Aguilar en el año 1689.
Esta obra la pagaron en el año siguiente los jurados del pueblo, y también hicieron fundir una campana para el mismo santuario, cuyo metal costó treinta y tres libras jaquesas, con más de diez que dieron a un artífice (Archivo Municipal, legajo acuerdos y legajo cuentas).
Por estos mismos documentos sabemos que en el año 1696 se pagaron al señor rector don Estevan Roca el viaje y gastos que se originaron al traer la bula de institución de Zaragoza, si bien hoy ignoramos su paradero.
Todas las personas de ambos sexos, habitadores y extravagantes o extranjeros, como se les llamaba, podían ser inscritos en sus listas, pagando un solo sueldo, y el gran número que de estos se conservan prueban la gran veneración y confianza que todos habían depositado en la decidida protección de estos dos santos.
Como siempre se ha hecho, el Municipio nombra todos los años un prior y un mayordomo (hoy le llaman ayudante) que cuidan de hacer las inscripciones de cofrades y recoger toda clase de donativos voluntarios con que atender a la conservación del santuario y honorarios de las festividades de Santa Bárbara y San Gregorio, dando cuenta al mismo de su legítima inversión.
Durante mucho tiempo, estas limosnas, recogidas por medio de pública colecta, fueron de relativa consideración y así vemos que desde los primeros años tenían andas o peanas y una bandera o estandarte de damasco encarnado, que hicieron en el año 1733. A este efecto compraron veinte y una vara valenciana de dicha tela que costó veinte y un sueldos y medio, el asta ocho sueldos y los cordones, treinta y seis. También tenían varios ornamentos y alhajas del culto, como luego se dirá.
Piadosos donantes la enriquecieron, y entre otros, Antonio Bernal dejó en su testamento del año 1742 ocho sueldos de treudo con ciento sesenta de capital, a disposición del señor prior, para ayuda del pago de la misa que todos los días se celebraba en la ermita, y además regaló un cuadro de San Antonio con marco dorado al mismo santuario (Protocolos de Salvador Pueyo, Archivo material hoy de Alcañiz). Este cuadro es quizá el bello lienzo que hoy admiramos en el coro de la parroquia y que existió en la sacristía de la inmediata capilla de Nuestra Señora del Buen Suceso, puesto que cuando se donó ya estaba en construcción esta obra, y en la ermita de Santa Bárbara no existe indicio alguno de tal pintura. Hace más verosímil esta suposición el constar en el libro de Santa Bárbara que en el año 1794 se pagó al pintor, por mandato de mosén José Minacer, por los cuadros que hay en la ermita (cuentas de este año) una libra y doce sueldos jaqueses, con lo que se prueba que en aquel entonces no existía en ella tal cuadro de San Antonio, puesto que de esto no se hace ninguna mención.
Según se lee en la escritura de fundación, tenía esta ermita un santero o encargado desde su primitivo tiempo, al que el pueblo y cofradía vestían decentemente, según consta en el libro y en el archivo municipal. En el año 1740 se le sacó licencia superior para recorrer los pueblos del contorno y también lo hacía el señor prior con el objeto de hacer inscripciones de cofrades. Y tal popularidad había alcanzado en ese país, que se ven inscritos en sus listas numerosos cofrades de los pueblos limítrofes y también del otro lado del río Ebro. Tal era el crédito que no sin motivo esta cofradía había alcanzado. En este mismo año se hizo construir una arquilla al escultor Vicente Sanz que doró Francisco Baquero, para que el ermitaño condujera una pequeña imagen de la santa en sus expediciones. Y es la misma que hoy se conserva.
Siete años después se dieron al dorador diez y siete sueldos por pintar el púlpito.
Si hacemos caso omiso de los gastos que se hicieron en reparación del edificio y otros en pequeñas obras de carpintería, para mayor comodidad de los fieles en las festividades, nada hay de notable en estos años subsiguientes hasta el año 1761, más que la compra de unos corporales y haber concurrido en cuerpo de cofradía a la antiquísima procesión de Nuestra Señora de Fórnoles.
Es de creer que en el último citado año o en alguno de los anteriores, recibieran los de este pueblo, por singular intercesión de la gloriosa Santa Bárbara, algún particular beneficio, pues se hizo una extraordinaria tranza o subasta de leña que los vecinos voluntariamente habían suministrado y que dio el ingreso de bastantes fondos, y en las anuales colectas también se observa un aumento extraordinario, de modo que en el citado año hubo fiestas hasta entonces no acostumbradas, periódicamente. Primeramente se celebró la fiesta con toda solemnidad religiosa en el templo parroquial y en la emita, y luego, dando a ésta el carácter popular y bullicioso que desde antiguo se venía observando, la completaron con danzas de ágiles mancebos y comparsas de soldados y caballetes que ejecutaban diversos ejercicios de juegos vistosos y entretenidos, guiados todos por una bande que para estos casos habían construido. También se recitaban y cantaban loas, y todo se armonizaba con la música que (dice el libro) traían de Belmonte. Para mayor ostentación y lucimiento tenían trajes de ricas telas, hechos expresamente para estos casos. Y estas danzas y juegos eran interrumpidos por expléndidos convites para los ejecutantes y demás personal empleado en ellos, según consta en las actas y cuentas de estos años. Mencionaré en particular que en el ya repetido año gastaron veinte y cinco libras jaquesas y doce sueldos en nueve caballetes adornados de telas, y entregaron otras veinte y cinco a Rudesindo Zorrilla, mercader de Alcañiz, por distintos tafetanes de colores y sedas para la nueva bandera de la soldadesca y nuevos pañales para los danzantes.
Desde luego que el personal eclesiástico era el director de tan extraordinarios regocijos, pues es de notar que beneficiados de la parroquia eran los señores priores en tales años. Y en 1764 una señora religiosa, a quien por su trabajo dieron una libra jaquesa y cuatro sueldos, compuso las loas que se habían de recitar. Coincidencia feliz que les permitió sustraerse a la necesidad de que lo hicieran forasteros como hasta entonces había sucedido.
Insensiblemente, según suele acontecer, del uso morigerado y prudente se pasó al abuso. Los gastos fueron creciendo, tanto en la compra de telas como en la pólvora y convites repetidos ya desde los primeros ensayos de los dances y llamaron la atención de su ilustrísima, que en santa visita del año 1770 los prohibió enteramente. Cierto es que en estas expansiones y populares manifestaciones de alegría y contento, nada halló digno de su censura, mas vio con dolor que se distraían fondos de consideración en distinto objeto del que se dedicaban, que era el mayor culto y solemnidad religiosa de las festividades de los dos santos titulares de la hermandad. Y esto bastó para reprobarlos. En su consecuencia, obedecieron puntualmente el decreto del señor prelado, y ya no se halla noticia de tales funciones, si se exceptúa el año 1815.
No tardaron mucho tiempo en manifestarse los buenos resultados de dicha prohibición, pues los fondos sobrantes en el mismo año se emplearon mucho mejor, en comprar casulla, alba, corporales y manteles. Nombrándose igualmente un cáliz de plata. Se hicieron también algunas reparaciones necesarias, según se desprende del hecho de haberla dado por decente el señor prelado en santa visita del año 1776. En este tiempo debió hacerse la sacristía y el cubierto o atrio como lo hemos visto hasta que se cerró al levantarse el torreón óptico telegráfico que se dirá. Antigua y deteriorada, la peana de la santa patrona, que en forma de templete, como lo eran casi todas las de su tiempo, la deshicieron en el año 1779. Y vendieron sus despojos, cintas, telas y campanillas de plata con que la adornaban, y fabricaron otra que les costó diez y siete libras jaquesas, y el dorarla Miguel Ballester, diez y nueve y cuatro sueldos.
Nada se sabe ocurriera digno de mencionarse hasta el año 1821, en el que renovaron el estandarte o bandera de damasco encarnado, que costó veinte y ocho libras y diez y nueve sueldos. Y en total, franjas, cordones y coserla, cuarenta y cinco libras y quince sueldos.
En 1833 tuvieron el buen gusto de blanquear exteriormente este santuario, de modo que en días tranquilos se distingue perfectamente con un anteojo desde los llanos de Fuentes de Ebro, próximos a Zaragoza, como una blanca paloma perdida en el fondo claro-oscuro de la cordillera de Valderrobles.
A la conclusión de la última guerra civil, en 1875, y con motivo de la instalación de una línea óptico-telegráfica desde Zaragoza a Morella, se habilitó parte de su obra, elevando un torreón, fortificándola en totalidad con aspilleras y un foso que la circunda, y que por inútil hoy y hasta perjudicial debía cegarse. De nada de esta obra se hizo uso ni llegó a estar guarnecida. Mas las aspilleras practicadas en el muro de la capilla, hallándose con puertas decentes y bien colocadas, todavía sirven para refrescar la atmósfera que se produce por el gran concurso de gentes en las festividades, que como la de Pascua del Espíritu Santo, acostumbran a ser en mañanas generalmente calurosas.
La piadosa creencia de que jamás cofrade alguno ha perecido por el fuego del cielo, dio a esta hermandad desde luego mucho crédito, y todavía lo conserva hoy día. Las madres se apresuran a inscribir a sus hijos desde el primer año, a un sin número de forasteros de remotas poblaciones se ven en sus listas, que se conservan desde el primer año.
Es costumbre corriente, luego que en el pueblo o en el contorno ha sucedido algún accidente desgraciado de esta clase, investigar si el que ha padecido era cofrade y hasta hoy no se tiene noticia de que esto haya sucedido jamás. Todos los ancianos se acuerdan que hallándose juntos dos individuos y en tiempo de tempestad, un rayo mató al primero y nada le sucedió al segundo. Este era cofrade, aquél no. Muchos ejemplos como este se podían citar, más por haber ocurrido en mi tiempo y ser una cosa pública y notoria a todo el pueblo, consignaré dos casos para concluir esos renglones.
Regresando Pascual Celma de Alcañiz en compañía de varias personas, entre éstas Bárbara Pellicer, que luego fue su mujer, les sorprendió recia tempestad. Obligados del aguacero cobijáronse todos debajo de un olivo; y en aquél momento se desprendió un rayo, bajó por el tronco y mató un animal, a cuyo rededor se hallaban las dichas personas, sin que éstas recibieran daño alguno y sólo sí el natural sobresalto en tales casos. Registrado el libro, se hallaron en él inscritas todas aquellas personas.
En el verano de 1882 entraron dos chispas eléctricas en la casa de don Fernando Zapater y Pardo, de este pueblo, circulando por toda la casa, sin que nadie recibiera perjuicio. Es de advertir que en este mismo tiempo se hospedaba en la misma casa el ingeniero don Salvador Trabado, ocupado a la sazón en los trabajos de campo y estudio de un ferrocarril de Val de Zafán a Tarragona, llamado del Centro, y cuenta dicho señor, en cuya cama de hierro tocó el rayo, que a la misma hora y sorprendido por la borrasca, se había guarecido en una casa de pastores o paridera; y sondormido, soñaba lo que realmente pasaba en su habitación. Enterado y sorprendido por la relación que a su regreso le hicieron sus huéspedes, no pudo menos de creerse salvo providencialmente. Y enterado de la tradicional y pía creencia de los cofrades de nuestra Santa Bárbara, quiso también ser uno de ellos, inscribiéndose con él a toda su familia.
He comenzado esta relación con dos hechos bien probados y la he concluido con otros dos, entre los muchos que podría decir. Algún sabio me tachará de ignorante o fanático, no importa. Quédese él con su sabiduría que de buen grado le cedo, y yo contento me quedo con mi ignorancia”-