domingo, 11 de julio de 2021

XI, Dins Miramar, Desconort

XI

DINS MIRAMAR.
DESCONORT que feu Mossen Joseph Taronjí,
estant en devota oració, un decapvespre hora baxa, devora ´l
sepulcre del Benaventurat
Ramon Lull.
Fou llegit en la VI
festa centenaria de Miramar, l´any 1877.

(IMITACIÓ DEL POEMA
DESCONORT.)



Ací jau de Ramon la venerable òssa,
Ací descansa l´héroe que
viu may descansá;
Perdona, ánima santa, si avuy prop de ta
fossa
Desficiós y tètrich l´esperit meu está;
Perdona del
poeta lo plant si desvaría,
Lo prech tan sols ascolta del
sacerdot cristiá;
Lo vel de l´amargura cobreix l´anima mía,
Con
tu un jorn te trobares mon cor se troba ja.
Desconortat te veres y
ple de cruel sofratxa,
Sense poder donarnos l´ennobliment humá;
Y
á mi també m´empeny del desconort la ratxa,
Com jay qui sens
companya per un desert s´en va.



XI
EN MIRAMAR.
Desconsuelo que compuso Mosen José Taronjí,
estando una tarde en devota oracion ante el sepulcro del
Bienaventurado
Raimundo Lulio.
Fué leido en el VI centenario
de Miramar, en 1877.

(IMITACION DEL POEMA TITULADO
DESCONSUELO.)

Ahí yacen los venerables restos de Raimundo;
ahí descansa el héroe que en vida no descansó nunca: oh alma
santa, perdona si hoy junto á tu sepulcro mi espíritu está
displicente y sombrío; perdona el delirante lloro del poeta, escucha
solamente la plegaria del sacerdote cristiano: el velo del pesar
anubla mi alma: como te encontraste tú algún día, al componer el
sublime Desconsuelo, así se encuentra ya mi corazon. Desconsolado te
viste, lleno de mortales angustias, sin poder alcanzar para la
humanidad la nobleza que le deseabas; á mí tambien me arrastran las
ráfagas del sufrimiento, y soy como anciano sin guía que anda
errante en inmensos arenales.



Llegides de la Historia les ben escrites fulles
Veig les corrents
malignes que arrastran tot lo mon;
Del bé de Deu romanen
únicament despulles
Que per vestir no bastan les ánimes que hi
son.
Mallorca, nostra terra, segueix la torrentera,
La
malvestat se mostra pe´l mallorquí horizon;
Mallorca quaix no
pensa lo qu´altre temps ella era,
Y apenes si´s recorda del
mallorquí Ramon.
No hi há negú que cerqui de Veritat lo
temple
Y avuy sanch de ses venes per Jesucrist ne don;
Negú
dels infëels lo malestar
contempla
Y´l llum de fe divina dins boyres se confón.

Oh
Lull, oh noble cor, que ací jaus sots los marbres,
Dígasme ¿qué
s´es feta la llum del teu ideal?
De tos desigs y somnis los
misteriosos arbres
¿Còm ses arrels perderen al buf del
temporal?
Jo cerch de tes idees la poderosa força,
De tes
amors vull veure lo místich torrental;
La nau del pensament en
nostres aygues orça,
S´afona ó pert les veles qu´esquexa lo
mestral.
Drspèrta´t, ombra santa, de gloria
possehida,
Del Cel ahon ets devalla, recort de lo inmortal;
En
mig de les tempestes als náufrechs de la vida
Mòstra ´ns un
raig de gloria qu´es bálsam sens igual.



Al estudiar el gran libro de la Historia, veo las corrientes del mal
que envuelven el mundo: del reino de Dios quedan tan sólo tristes
ruinas, insuficientes, al parecer, para cobijar tantas almas.
Mallorca, nuestra patria, sigue el arrebatado torrente: el genio del
mal aparece en el horizonte de la isla. Mallorca no piensa en su
glorioso pasado; apénas si se acuerda del mallorquin Raimundo. Nadie
busca el templo de la verdad; nadie está pronto á dar su sangre por
Cristo; nadie piensa seriamente en el triste estado de los pueblos
infieles; y la luz de la Fe divina se pierde en los vapores de las
nieblas.

Oh Lulio, oh gran corazon que yaces ahí debajo de
estos mármoles, dime: ¿á donde es ida la estrella de tu ideal? Los
misteriosos árboles de tus ensueños y deseos, ¿cómo los tronchó
sin remedio la furia de los huracanes? Busco la poderosa vitalidad de
tus ideas; quiero contemplar la catarata de tus místicos amores. En
nuestros mares la nave del pensamiento es asaltada por la tempestad,
va á zozobrar, pierde las velas, rasgadas ya por el Noroeste.
Despierta, sombra querida, que posees la luz; en medio de la borrasca
enséñanos á nosotros, pobres náufragos de la vida, el
inapreciable bálsamo de un rayo de tu
gloria.

L´estatua
del sepulcre s´axeca silenciosa,
Sos ulls de pedra viva me miran
fixament,
Rosari de grans grossos estreny sa má dolrosa
Y de
la Creu los braços me signa dolçament.
Ja entench, oh cristians,
lo que vol dir son llabi,
Consir de ses parpelles lo foch y
moviment;
Sense motar s´expressa lo mártyr y lo sabi,
Y á
ses paraules verges hi pos tot mon esment.
¡Qué fa de bon
sentirles exes paraules nobles,
Que cauen com á flames sobre mon
cor ardent!
¡Soldat, tu que portares la llum á tants de
pobles,
La Creu era ta espasa, la Fe ton vestiment!

Mes
¡ay! les teues forces... veules avuy perdudes;
Negú de dins
Mallorca desitja ton penar,
Los teus afanys indòmits, les teues
corregudes
Per dar á tots los hómens del mon un sol altar.

Ta inspiració divina, ta Idea sacrossanta
N´es mel
de primavera gustosa al paladar;
Si d´aquest mon la gloria lo
flach sentit encanta,
Exa Idea, del ánima lo fons pot
encantar.
Oh Idea benhaurada, de la humanal progenie
Sòls tu
la gloria vera, sòls tu lo benestar;
Sens tu no hi há pe´ls
hómens ni salvació ni venia,
Sens tu los fills del Pare no´s
volen abraçar.



La estatua yacente se levanta silenciosa del sepulcro, sus ojos de
frío mármol me miran con fijeza; su dolorida mano abraza un rosario
de gruesas cuentas, y me señala dulcemente los brazos de una Cruz.
Oh cristianos, entiendo lo que quiere decirme su mudo labio; veo en
sus párpados el fuego de la vida; sin pronunciar palabra se expresa
elocuentemente el sabio mártir; yo presto toda mi atencion á sus
vírgenes acentos.
¡Qué placer el mío, al escuchar sus
nobilísimas razones! ¡Caen como llamas sobre mi ardiente corazon!
¡Soldado, tú que llevaste la luz á tantos pueblos, tan sólo la
Cruz era tu espada, tan sólo la Fe tu completa armadura!

Mas
¡ay! tus esfuerzos... míralos hoy ineficaces; nadie en Mallorca
desea padecer tus trabajos, tus indómitos afanes, tus inmortales
fatigas, para dar á todos los hombres del universo mundo un solo y
mismo altar. Tu inspiracion divina, tu sacrosanta Idea, es semejante
á la miel de Mayo, tan agradable al gusto. Si la gloria mundana
halaga la vanidad de los sentidos, esa tu Idea sabe encantar el fondo
mismo del alma. Oh bienaventurada Idea, verdadera gloria y positiva
felicidad del humano linaje; sin ti no hay para los hombres perdon ni
salud; sin ti los hijos del Padre no quieren darse un fraternal
abrazo.




La gloria, sí, la gloria de Deu il-luminava
Lo front de Lull, y
ell sempre ministre d´ella fo;
La Creu de Jesucrist als
descresents portava,
La imatge de María, senyera de perdó.
De
Mafumet los errors ab lògica batía,
Mantell de fe cristiana
donant á la raho;
Juheus y moros treya de la infernada
vía,
Volent de la nissaga d´Adam la germandó.
Desde ´l
estret de Gades fins á la India ignota,
Dés les arenes líbiques
als gels del Aquiló,
Predica del Dimoni l´universal derrota,
De
la unitat dels hòmens arbora ´l gonfaló.

¿Y qué ´s son
fets, digáume lo fruyt de ses carreres,
Los pensaments hermosos
que Lull sembrar pogué?...
Llarch temps ombra li daren quaix
totes les banderes,
Y en son palau los papes vejéronlo
també.
Pobre, vell, ple d´angunies, després de returarse
A
l´Anglaterra y Génova, París y Montpellé,
Los bisbes del
concili lo veyan presentarse
Y alt, y ferm, demanarlos ajuda per
mercè;
Que los cristians volguessen tornar á la Creuada,
Y,
acompanyats de monjos y sabis de gran fe,
Convertissen dels moros
la innúmera maynada,
Posantlos sens violencia de Religió
lo fre.



Sí, la gloria de Dios iluminaba la frente de Lulio; siempre fué
ministro de Ella. Llevaba á los descreídos la cruz de Jesucristo,
la imágen de María, bandera de perdon. Con su lógica combatía los
yerros de Mahoma, cubriendo la Razon con el manto de la fe cristiana.
Sacaba á Judíos y á Moros del camino del Infierno, queriendo la
fraternidad de la raza de Adan. Desde el estrecho de Gádes hasta la
ignota India, desde las arenas de la Libia hasta las heladas regiones
del Norte, predica la universal derrota de Satan, enarbola el pendon
de la unidad de los humanos.

¿Y qué se han hecho, pregunto,
los resultados de tantos viajes, los hermosos pensamientos que Lulio
logró sembrar por do quiera?... Mucho tiempo le dieron sombra casi
todos los pabellones; los papas recibiéronle tambien en su palacio.
Pobre, viejo, achacoso, emprende otro viaje á Inglaterra, á Génova,
á París, á Mompeller; y los obispos del concilio de Viena venle
presentarse ante ellos, y altivo, y firme, suplicarles por caridad
que le ayudasen en su empresa. Que los Cristianos volviesen á la
Cruzada, acompañados de multitud de monjes y sabios de ardiente fe,
y convirtiesen las innumerables tribus de la morisma, poniéndoles
sin violencia el saludable freno de la Religion
católica.

¡Quín
goig lo seu quant era prior d´aquella Ermita
Que´l bon rey de
Mallorca per ell volgué bastir!
La bella mar sens terme, les
penyes sense fita,
Los arbres de la selva, lo cant del
Monestir...;
Tot son cor inflamava, tot nodría sa pensa;
L´Amich
be contemplava l´Amat á son albir;
La lluna que sortía, per
l´estelada inmensa,
Mil voltes ascoltava son ardorós suspir.
Los
tretze religiosos, de Miramar pe´ls claustres,
Los orientals
llenguatjes solían repetir;
Ramon los esguardava guaytant en los
balaustres,
Y en la Creuada nova fixava son consir.

¡Creuada
de la Idea! Per ço de nit y día
Ramon estudiava lo plá del
Univers,
De los cels contemplava bell ordre y harmonía,
De Deu
y criatures sabía lo comers.
Per ço ben dematí Blanquerna se
levava,
Y oracions matutines d´angelicals concerts,
Ab cor
molt abrasat d´amor á Deu, alçava,
Per fer fugir l´astucia del
enemich pervers.
Per ço llibres y llibres la font de la
Sapiencia
Dictávali sens treves en mig de los deserts,
Llibres
de santedat, espill de la ciencia,
Pastura saborosa qu´atrau als
nobles sers.

¡Qué gozo
el suyo, al ser nombrado prior de aquel Eremitorio, que el buen rey
D. Jaime II de Mallorca mandó edificar para él! El hermoso mar sin
límites; los montes no cercados; los árboles de la selva; los
cantos del Monasterio; todo inflamaba su corazon, todo nutría su
espíritu. El Amigo contemplaba incesantemente al Amado. La luna que
salía, por la inmensa bóveda de las estrellas, mil veces escuchaba
su ardoroso suspiro. Los trece religiosos aprendían en los claustros
de Miramar las lenguas del Oriente; desde las galerías escuchaba
Raimundo, fijando su consideracion en la nueva Cruzada.

¡Cruzada
de la Idea! Por eso noche y día Raimundo estudiaba el plan del
Universo, contemplaba el órden y armonía de las esferas, entendía
las relaciones que unen á las criaturas con el Creador. Por eso
madrugaba mucho el ermitaño Blanquerna, y, con el corazon abrasado
en el amor divino, para evitar las astutas asechanzas enemigas,
elevaba á Dios las angélicas notas de las oraciones matinales. Por
eso la Fuente de la Sabiduría dictábale sin cesar innumerables
libros, áun en el fondo de los desiertos; libros de santidad,
espejo de la ciencia, pasto sabroso de las almas
grandes.

Oh
tu de Miramar històrica ruina,
¿Recordas la figura del ermitá
senyor;
Son captener simpátich, sa inspiració divina,
Ses
passes magestuoses, son perpetual clamor? -
¡Ay! ¡ay! Dins los
abismes de lo Passat caygueren
Los claustres hont sonava la
místiga remor,
Per sempre ses corones de gloria se
desferen,
Y ni les fulles sabies tenim de l´antigor.
¡Ay!
¡qué n´havem perdudes de sobiranes glories!
¡Còm pot
aconortársen lo fèrvit amador?
¿Ahónt son de Ramon Lull les
ínclites memories?
¿Ahónt son les belles págines del
inmortal autor?

Quant hi pens, l´agonía rohega mes
entranyes:
¡No hem sabut estamparlos sos llibres més
altius!
Aplech de ses grans obres en les nacions estranyes
Se
feu, mes no´l conexen los balears arxius.
Aquella dolça llengua,
corrent de sabiesa,
Que d´unció y d´harmonía donávali amples
rius,
Apenes si pe´ls sabis del día n´es entesa,
Per
més que sos mots sían valents, y purs, y vius.
Demá, quant
podridura s´hajan tornat les obres
Que´ns restan arrufades com
fulles de los nius,>
Nostres Jurats y prínceps, d´aytal
riquesa pobres,
Devant la Historia patria no al-legarán
motius.



Oh tú, que nos escuchas, histórica ruina del Colegio de Miramar,
¿recuerdas la figura de aquel ermitaño caballero? ¿Recuerdas su
simpático continente, la inspiración de su mirada, su majestuoso
andar, sus no interrumpidos clamores? -
¡Ay! ¡ay! Los claustros
donde resonaba el místico murmullo de la oración, se derrumbaron en
los abismos de lo Pasado; deshiciéronse para siempre sus gloriosas
coronas; y ya no nos quèdan de la antigua edad ni las hojas
más venerandas. ¡Ay! ¡cuántas soberanas glorias hemos perdido!
¡Cómo podrá resignarse á tal estrago el amador entusiasta? ¿Dónde
están las ínclitas memorias de Raimundo Lulio? ¿Dónde están las
bellas páginas del inmortal autor?

Cuando pienso en ello, la
angustia devora mis entrañas. ¡No hemos sabido dar á la imprenta,
puros, sus más sublimes originales! Las naciones extranjeras
coleccionaron traducciones latinas de sus grandes obras; pero los
archivos baleares apénas conocen tal edicion. Aquella dulce lengua,
corriente del saber, que en su boca se transformaba en impetuoso río
de unción y de armonía, apénas la entienden los ilustrados
modernos
, por más que sus vocablos tan enérgicos, tan castizos,
estén en uso todavía. Mañana cuando la carcoma haya destruido las
obras, que áun nos
quedan arrinconadas como las hojas en los nidos, nuestros Jurados y
magnates, perdida tal riqueza, no podrán alegar excusa alguna ante
el severo tribunal de la Historia patria.

No
podrán al-legarlos devant de l´alta Ciencia,
L´empagahida cara
tendrán que decantar,
Perque en lo nostre sigle d´industrial
potencia,
La joya més preuada no volen conservar.
¡Ángel
dels ulls de foch, Historia mallorquina,
Tu que guaytas perenne
del Puig Majó á la mar,
Ab quín estil més negre la tontedat
mesquina;
La nostra indiferencia per temps sabrás contar!
Tu
dirás que teníam ací y allá bells Códices
De Lull, y per
peresa los hem dexat corcar,
Sens que hi hagués un ánima que
removent los óbices,
En edició magnífica li fes un nou
altar.

¡L´altar! ¡oh! esta paraula renova ma
ferida.
¡L´altar! ¡Sòls un s´axeca, sòls un en trist
convent,
Sòls un en tot Mallorca remembra que la vida
Va dar
lo sabi Mártyr, de Deu en honrament!
Després de sis centuries no
podem dirli encara
De Sant y de Doctor lo propi tractament;
¡A
Ell, qui en son posat, y fets, y seny, y cara,
De Sant y de Doctor
portava l´ardiment.
A Ell, qui componía l´Art general,
Blanquerna,
El Félix, y les altres estrelles del talent;
A
Ell, que vuytantí, lluny de la llar materna,
Per Jesucrist sofría
pedrades y torment!



No podrán alegar motivos ante la alta Ciencia; tendrán que esconder
avergonzado el rostro; porque en el siglo de la omnipotencia
industrial no quieren conservar, por medio del arte, una joya de
valor tan subido. ¡Ángel de las miradas de fuego, Historia
mallorquina, tú que observas perennemente los acontecimientos que se
suceden desde el Puig Mayor al mar, con qué negros colores pintarás
nuestra torpeza, nuestra ruin desidia! Tú dirás que teníamos acá
y acullá bellos códices lulianos, y por pereza hemos dejado que la
polilla los corroyese! ¡Y no ha habido un alma generosa que,
removiendo los obstáculos, publicase la magnífica edicion genuina,
castigada, de las obras de Lulio, levantándole con eso un nuevo
sublime altar!
¡El altar! ¡oh! esta palabra renueva mis heridas.
¡El altar! ¡Sólo uno se levanta, sólo uno en triste convento,
sólo uno en toda Mallorca nos hace recordar que el sabio mártir dió
su vida por la gloria de Dios! Despues de seis siglos, todavía no
podemos darle canónicamente el tratamiento, que tan propio le es, de
Santo y de Doctor. ¡A Él, que en su talle, en su historia, en su
genio, en su rostro, llevaba el ardimiento de la Santidad y de la
Ciencia! ¡A Él, que componía el Arte general, el Blanquerna, el
Félix, y las otras estrellas del talento! ¡A Él, que octogenario,
léjos del hogar de sus padres, era apedreado por amor de Jesucristo
y padecía martirio por la Fe católica!



No voldría pensarhi, perque un corcó maligne
M´estreny del cor
la boca, qu´apenes puch dir ¡ay!...
Veig d´uns l´indiferencia,
dels altres l´odi indigne,
Y´l llum de sa capella que fa´l
derrer baday.
Per altra part los moros y heretjes qu´ell
cercava
Dur á la Fe, no hi vénen, ans gosan més espay;
Tothom
oblida´l fí que Lull tan desitjava,
Tothom pert la semblança
d´aquell gloriós miray.

¡Ah! sòls una esperança conceb
que m´enamora:
La dolça poesía renaix y té espiray.
Ramon,
de los poetes vindrá ta nova aurora;
¿Nosaltres oblidarte,
Ramon? ¡Jamay, jamay!

Decembre de 1876.



No quisiera pensar en ello, porque entónces una violenta pasion de
ánimo me oprime el corazon, que apénas puedo respirar. Veo en unos
el frío de la indiferencia, en otros la indignidad del odio; y la
lámpara de su Capilla da las últimas boqueadas. Por otra parte el
Mahometismo y la Herejía, que él deseaba reducir á la Unidad
cristiana, no han venido; ántes, al contrario, ocupan más
territorios, deshonrando el planeta.
Todos se olvidan del fin que
tanto deseaba Lulio; todos pierden la semejanza de aquel gloriosísimo
espejo.........

¡Ah! Solamente concibo una esperanza, que es
amor y consuelo mío. La dulce poesía de los antiguos tiempos
renace, y tiene poderosas expansiones. Raimundo, de los poetas vendrá
tu nueva alborada; ¿nosotros olvidarte, Raimundo? ¡Jamas!
¡jamas!

(V. nota 7.)

X, égloga Valldemossina, imitació de Garcilaso

X

ÉGLOGA VALLDEMOSSINA.
(IMITACIÓ DE GARCILASO)



Vull fugir del gran mon la tiranía
La remor ascoltat de les
arbredes,
Y de los fills del camp la llengua pura;
Tal volta la
dolcíssima harmonía
Dels aucells, y verdor de les pinedes
En
mon pit calmarán la desventura.
La pau de la Natura
Es joya
molt preuada,
Més que l´or de l´entrada;
Diuen que travalar
quietes les hores
Se sent dels torrentols just á les vores.
La
Santa Imatge qui lo cor inspira
De les gentils pageses,
Envíe
fresca inspiració á ma lira.

X
ÉGLOGA VALLDEMOSINA.
(IMITACIÓN DE GARCILASO)


Quiero huir la tiranía del gran mundo, escuchando el manso ruido de
la arboleda, y la pura lengua de los hijos del campo. Tal vez los
melodiosos gorjeos de los pajarillos, y la verdura de los pinares
mitiguen las ansias de mi corazon. La paz de la Naturaleza es más
preciosa que el oro de los palacios. Dicen que á orillas de los
arroyos, se deslizan suavemente las horas. La santa Imágen de la
Vírgen, que inspira el corazon de las graciosas lugareñas, envíe
fresca inspiracion á mi lira.

Ja la Mare de Deu, molt carinyosa,
Treya de son mantell les riques
diades
Del mes de Maig, escampador d´aromes.
Y n´eran molt de
veure en la xamosa
Vila de la Beata les marjades
Esclatar en
esmelts de noves pomes.
Un matí que les comes
Lo clar Sol
festejava,
Y novella cantava
Pe´l sementer la jove
cadernera;
Sobre ´l folgat herbey de la vorera
Del llampant
torrentol que´l puig bressola
De Na Fátima ombrívol,
Mirantse
´l puig en l´aygua qui trescola;

Recolzat un pastor s´hi
llamentava
De la mala dis-sort que´l perseguía,
Y dexant son
flaviol, tristíssim deya:
¿Te´n recordas, Silvestre?
Sorollava
Lo ventol esguardant ta bella aymía,
Y una catifa de
fullam li feya.
Y ella com llum sonreya,
Dient: ta aymía
plora
Per tu, y sempre t´anyora.
Llevòrs ple de vivor mil
besadetes
Brostava mon coret, com floretetes
Brosta la vall
pe´l temps de primavera.
¡Ay, Bon Jesús, servaume;
Tirar
no´m voldrèu Vos per la carrera!

Ya
la Madre de Dios, llevada de su maternal cariño a los hombres, sacaba
de entre los pliegues de su manto los azules días de Mayo, pebetero
de ricos aromas. Eran de ver en la pintoresca villa de la Beata, los
huertos brotando flores, esmalte de los nuevos frutos. Una mañana en
que el Sol acariciaba las faldas de los montes, y los jilgueros
cantaban en las sementeras: sobre el hojoso musgo de la orilla del
claro riachuelo, que lame los piés del sombrío Monte de Fátima,
miéntras el Monte se mira en la plácida corriente;

Recostado
un pastor, se lamentaba de su fatídica desventura; y, soltando su
caramillo, con profunda tristeza decía: ¿Te acuerdas, Silvestre?
Suspiraba el cefirillo al mirar á tu amada, y tendía delante de sus
piés alfombra de hojas y flores. Y ella como la luz sonreía,
diciendo: - Tu amada llora por ti, y siempre echa de ménos tu
presencia.
- Entónces de mi corazon brotaban con viveza millares
de besos, como del valle brotan florecillas durante la primavera. ¡Ay
Jesús mío, valme; que se burla de mí la mala suerte!

Na
Bel ab sos ditets de blanca rosa
Formava un ramellet de dolça
flayre
Ab aquelles besades, y en sa boca
Dúya´l, enamorada
com esposa.
Son suspir no´m fugía, perque l´ayre
Travavan
les alzines dins llur soca.
Com enmelada coca
Sos dietats
m´encisavan,
Y mos mals axellavan
Si perdía ´l falcó
m´escampadissa,
O ´s trencava un xotet en la bardissa,
O
robavan gorrions lo blat de ´l era.
¡Ay, Bon Jesús,
servaume;
Tirar no´m voldrèu Vos per la carrera!

Una fada
maleyta pogué exirne
Del infern, y ha esmortit s´hermosa
cara,
Tan plena de frescor quant de Deu volía;
Y sos ulls ha
enfosquit, qu´embadalirne
Feyan les ovelletes de son pare,
Si
les agombolava en la masía.
Feresta malaltía,
Qui ma dolça
penyora
Del cor ab má traydora
Robar me vols, ¿no sabs que hi
ha niuada
Dintre mon cor ma tortereta aymada?
¿No sabs que
n´es mon pit bona sagrera?
¡Ay, Bon Jesús, servaume;
Tirar
no´m voldrèu Vos per la carrera!

Isabel,
con sus diminutos dedos de blanca rosa, entretejía con aquellos
besos un oloroso ramo, y lo llevaba en la boca como enamorada
consorte. No se desvanecían del todo sus suspiros; porque el aire se
enredaba en los troncos de las encinas. Sus palabras me tenían
hechizado, sabiéndome á pastelillos con miel; y mitigaban mi dolor,
si el gavilan atacaba mis palomas, ó algun corderillo enfermaba en
el redil, ó si bandadas de gorriones robaban el trigo de la era.
¡Ay, Jesus mío, valme; que se burla de mí la mala suerte!

Una
maldita fada pudo escapar del infierno, y ha marchitado el
hermoso rostro de Isabel, tan lleno de frescura cuando Dios quería;
y ha oscurecido sus ojos, que eran el embeleso de las ovejas de su
padre, cuando ella las abrigaba en los establos del predio. ¡Ah!
horrible enfermedad, que quieres arrebatar con traidora mano la dulce
prenda de mi corazon, ¿no sabes que en éste formó su nido mi amada
tórtola? ¿No sabes que mi pecho es para ella cual sagrada ermita?
¡Ay, Jesus mío, valme; que se burla de mí la mala
suerte!

Aygues,
qui aviat aviat vos empenyíau,
Quant jo ací de l´amor la mel
tastava,
Al lluny del lluny contant mes amoretes;
Eures, qui
les olives estrenyíau,
Mentres lo goig del pit al cel muntava
A
despertar les gayes aucelletes;
Jo us deya mes secretes
Tristors;
y, al clar de lluna,
L´òliba´m responía dés la runa:
Per
la primaveral y encesa rosa
Que´t creyas del verjer la més
flayrosa,
Besar deus una trista passionera.
¡Ay, Bon Jesús,
servaume;
Tirar no´m voldrèu Vos per la carrera!

Per tu´m
recordo que la vall ombrosa,
Per tu les violes, y remors
boscanes,
Y´l cant del rossinyol més m´eternían;
Per tu la
fontanella barbullosa
Me delitava, y´l blanch de les
cabanes
Colgat entre les rames qui´s movían.
Los somnis que
venían,
Les amors qui me veyan,
Volatejant de flor en flor se
deyan:
Mira exa colometa malmenada,
Cayguda en mig del erm y
desanada,
Que dins l´herba punxosa s´esparvera.
¡Ay, Bon
Jesús, servaume;
Tirar no´m voldrèu Vos per la
carrera!

Aguas, que apresuradamente os
deslizabais, cuando yo gustaba en estos sitios la miel del amor, y
contabais á lo léjos mis amores; hiedras, que os abrazabais con los
olivos, miéntras el gozo del corazon subía al cielo á despertar
las alegres avecillas: yo os comunicaba en secreto mos tristezas; y,
al melancólico rayo del astro de la noche, la lechuza me respondía
de lo alto del ruinoso muro: en lugar de la encendida pura rosa de
primavera, que se te figuraba la flor más olorosa del verjel,
besarás una triste pasionaria. ¡Ay, Jesus mío, valme; que se burla
de mí la mala suerte!

Por ti el umbroso valle, por ti las
violetas, y susurros del bosque, y los trinos del ruiseñor más me
agradaban; por ti la ruidosa fuentecilla me daba sumo gozo, y la
blancura de las cabañas que se descubren entre las movibles ramas de
los árboles. Los ensueños que se me acercaban, los amorcillos que
me veían, volando de flor en flor murmuraban entre sí: Mira esa
ajada paloma, desfallecida en el desierto (yermo) cuál se
estremece de miedo entre espinas y abrojos.
¡Ay, Jesus mío,
valme; que se burla de mí la mala suerte!

Aquí
sos tendres planys interrompía
El pastoret, y lo blau cel
mirantne
Pe´l desconhort semblava que´s fonía.

Una perla
vivíssima brollantne
De sos ulls en ses galtes se desfeya,
Per
l´herba de la vora travalantne.

Ab sa tristor melancoliós no
veya
Lo ramat dels anyells, ni la dolçura
Del ventijol del
auba li sonreya.

Que ab má pitjada beure ´ns fa l´agrura
Del
dol de nostra aymía, l´astorada
Ombra del mal qui á son llindar
s´atura.

Ab axò un ermitá, de venerada
Forma y cenrosa
barba, quiet venía,
Silenciós removent l´herba estufada.

Y
ab veu blana, com es la melodía
Dels ángels, al pastor li
assegurava
Que Deu nostre Senyor provehiría.

Mes
Silvestre, qui ab ell se consolava:
- ¿Sabeu còm estará la meua
vida,
Lo meu conhort?, plorós li preguntava.

¡Ah! ¿tal
volta ´m dirèu que s´es mostida
Aquella blanca rosa, qu´
encisera
Per mí dins esta vall havía exida?

Al
llegar aquí el pastorcillo interrumpió sus lamentos, y dirigiendo
una mirada al cielo, daba claras muestras de la honda pena que le
aquejaba.

Una vivísima perla brotó de sus ojos, corrió por
sus mejillas, y se deslizó sobre el musgo de la márgen.

Sumido
en melancólica tristeza, no paraba miéntes ni en el rebaño de
corderillos, ni en la frescura de las brisas del alba.

Porque
con extraordinario sentimiento probamos la copa de la amargura,
cuando nos la presenta la asustada sombra del dolor, desde el umbral
donde vive nuestra amada.
En esto, un ermitaño de venerable
aspecto y cenicienta barba, se acercaba paso á paso, abriéndose
camino disimuladamente al través de la exuberante vegetacion.
Y
con voz llena de suavidad, cual debe de ser la melodía de los
ángeles, infundíale al pastor la confianza de que Dios muy pronto
acudiría á su remedio.
Mas Silvestre, que con sus palabras se
consolaba, le pregunta lloroso: ¿sabéis cómo sigue á estas horas
la que es mi vida?

¿Tal vez venís para decirme que se ha
marchitado aquella blanca rosa, de hechizos llena, que brotara para
mí en este valle?

-
No, lo bon pastoret; ja la pradera
Per tot sonriu, les flors ab la
rohada
Ne copsan los alens de primavera.

El mon fa festa.
¿Y nostra Verge aymada
Qui de matí´t vejé, la Creu
divina
Besant, no´tornaría l´estimada?-

L´ermitá diu;
y surt la tendra nina
De l´ombra del brancam, ab faç
riallosa,
Com matinera gota d´aubahina.

Enllestida ab
volant y ab flochs ayrosa,
Son trajo li coneix de rampallada
En
Silvestre, y l´abraça molt gojosa....

Y atxerevit prenent la
caramella:
¡Isabel, deya, còm s´encén ta ullada,
Cóm
s´alegra ma ditxa moridora!
De dalt lo Teix quant me sorprèn
l´aubada,
No llúu com tu cap matinal estrella,
Ni com tu de
delit es movedora.
Que en avant vividora
Deu te fassa. Los
lliris,
La blancura dels ciris
Del altar de Cartuxa tu
superes;
Míra´t en estes clares fontinyoles,
Y ho diu l´aygua
qui besa les riberes,
Mentres du brins y fulles y
atzeroles.

Mentres du brins y fulles y atzeroles.



- No, buen pastorcillo, no. El
prado sonríe, las flores con el rocío beben el aliento de la
primavera.

El mundo celebra su cumpleaños. Y la Vírgen, que
te ha visto esta madrugada besar la santa Cruz, ¿no te ha de
devolver tu adorada novia?-
Dice el ermitaño, y sale de la sombra
de los árboles la cándida doncella, alegre el semblante, como gota
de rocío matinal.

Adornada con blanca toca de muselina, al
estilo mallorquin, y anchas cintas verdes en su sombrerito de paja,
Silvestre la reconoce al momento, y la abraza cariñosamente.

Y
presuroso, recogiendo su caramillo, la decía: Isabel, ¡cómo se
anima tu mirada: cómo revive mi moribunda dicha! Cuando la aurora me
sorprende sobre la cumbre del Téix, no brillan tanto como tú las
estrellas de la mañana, ni me causan tanto placer.
¡Qué
Dios te conceda largos años de vida! Tú eres más blanca que los
lirios, y más que las velas del altar (cirios) de Cartuja.
Mírate en estas claras fuentecillas, y te lo dice el agua que besa
las márgenes, arrastrando sólo briznas, hojarasca y acerolas.

Anem
á reposar, la més garrida
D´entre les pagesetes. Valldemossa
La
llar ovir de nostre be y ventura.
Jo era un romeu perdut prop
d´una fossa,
Y florint m´esperança ja pansida,
Tu ets lo
llumeneret de ma foscura.
La pau de la Natura
Per mi tos ulls
inclouen;
Y lo soroll que mouen
Los pinars qui saludan
l´ermitatje
No´s tan placévol com ta veu. Grat sía
Mil
vegades á Deu y á son Imatge,
Puys rebrota mon goig curant
m´aymía.

Setembre de 1868.

Vámonos
a descansar, oh la más linda de las campesinas. Valldemosa vea
levantarse el hogar de nuestro bien y ventura. Yo era un peregrino
extraviado, próximo al precipicio: mi esperanza marchita reverdece;
tú eres la lucecilla en mi oscuridad. Para mí la paz de la
Naturaleza se encierra en tus ojos. El ruido que mueven los pinares
al saludar la Ermita, no es tan placentero como tu voz. ¡Gracias
sean dadas mil veces á Dios, y á su Madre; pues renace mi dicha con
la curacion de mi amada!

(V. nota 6.)