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martes, 24 de diciembre de 2019

LXXXIII , perg 277, 1 noviembre 1154


LXXXIII

Perg. N° 277. 1 nov. 1154.

Omnibus sit notum quoniam ego Guillelmus Furtun convenio tibi Raimundo comiti barchinonensi aragonensium principi quod quando te videbis cum archiepiscopo tarrachonensi et cum Roberto terragonensi aut filio suo et michi mandaveris tu vel ipsi aut unus ex illis supradictis ego veniam ante vos et sicut vos insimul concordaveritis aut aveneritis vos de ipso senioratico de Villafurtun ita ego complebo tibi et atendam sine ulla fraude et sine mendacio. Farta convencione apud Barchinonam die festo omnium Sanctorum anno XVIII regni Ledovici junioris. Sig+num Guillelmi Furtuni qui hanc convenienciam fecit et propria manu firmavit. Sig+num Bernardi de Bellog. Sig+num Petri Arnalli vicarii Barchinone. Sig+num Guillelmi dez Eschala. Sig+num Bernardi Poncii.
- Sig+num Poncii scribe qui hoc scripsit per mandatum Furtunii die et anno prescripto.

Nota: festo omnium Sanctorum : fiesta de todos los santos, 1 de noviembre 1154.
Furtuni, Furtunii
, Villafurtun: Fortuny, Fortún, Vilafortuny, Vilafortún, Villafortún, etc...

miércoles, 17 de julio de 2019

LA CRUENTA MUERTE DEL BARÓN DE ESPÉS


139. LA CRUENTA MUERTE DEL BARÓN DE ESPÉS
(SIGLO XI. SOPEIRA)

LA CRUENTA MUERTE DEL BARÓN DE ESPÉS  (SIGLO XI. SOPEIRA)


El barón de Espés, famoso por su lucha contra los moros, recorría quebrados caminos, a través del puerto de Las Aras, para ir desde Espés al monasterio de Obarra, en Sopeira, pues era fervoroso devoto de su Virgen. Solía hacer el viaje —armado de espada y de una hermosa alabarda, que decía haber ganado en batalla— sin más escolta que la de sus tres grandes mastines y, aunque fue atacado varias veces por salteadores, en todas fueron ahuyentados por los perros. Un día, al pasar junto al torreón de la Roca del Castell, oyó una voz que le decía: «Señor de Espés, señor de Espés: si vas de Obarra a Espés nunca volverás», aviso que se repitió, aunque no le hiciera caso. Una tarde, la amenaza se cumplió. Sus propios perros, aquejados de rabia, según se dijo, le derribaron del caballo y le dieron muerte a dentelladas. Encontrado su cadáver por unos labradores, lo condujeron a Obarra, donde fue enterrado.

Así se explicó su muerte, pero, pasados algunos años, llegó al cenobio un anciano que solicitó ser admitido como donado. Buena parte del tiempo la pasaba rezando, entre sollozos, ante la tumba del barón de Espés. Tal actitud extrañaba a los monjes, pero no se atrevían a preguntar la causa. Un día, enfermo de muerte, el anciano solicitó la presencia del abad y de los monjes del monasterio ante su lecho: «Me llamo Fortún —les dijo— y soy oriundo de tierras del bajo Cinca. Yo maté al barón de Espés». Con voz queda, fue relatando el resto de su historia.

Ocurrió —declaró— que el barón, en el fragor de una batalla, había derribado al anciano, entonces joven, y le había arrebatado su alabarda. Decidió vengarse y preparó la estrategia. Le espió en sus constantes viajes a Obarra —incluso en varias ocasiones fue perseguido por los mastines—, hasta que un día soltó una liebre ante ellos y, al perseguirla, dejaron solo al barón. Fue entonces cuando le mató y recuperó su arma. La sangre leporina en la boca de los mastines indujo a pensar que era la del barón, apareciendo así como los autores de la matanza. Le imploró Fortún que le perdonara cuando moría en medio del camino y luego, arrepentido por el crimen, decidió ingresar en Obarra para rezar permanentemente ante su tumba.

Otras lenguas menos piadosas hicieron correr una explicación bien distinta del horrendo crimen, presentado como un ajuste de cuentas a causa de las relaciones poco edificantes del barón con una dama de los contornos, visitas que disimulaba con sus constantes idas y venidas al monasterio.

[Iglesias, Manuel, «Leyendas y tradiciones ribagorzanas. La leyenda del barón de Espés», Cuadernos Altoaragoneses (12/VI/1988), pág. VI.]


https://es.wikipedia.org/wiki/Alabarda

https://es.wikipedia.org/wiki/Sopeira

https://www.huescalamagia.es/blog/el-monasterio-de-obarra-leyenda-del-baron-de-espes/

https://an.wikipedia.org/wiki/Leyenda_d%27o_Bar%C3%B3n_d%27Esp%C3%A9s

https://issuu.com/graus/docs/el_bar__n_de_esp__s_y_el_conde_arna

http://www.enciclopedia-aragonesa.com/voz.asp?voz_id=1966

(Mit.) La leyenda de la muerte del Barón d’Espés tiene muchas versiones. Unos aseguran que fueron las propias «bruxas» y los duendes del Turbón quienes lo mataron; otros, que fue despedazado por los perros de los monjes del monasterio de Obarra. Pudo ser que se lo comieran sus propios perros o que lo arrastrara la corriente del río. Algunas personas mayores del valle de Lierp comentan que recuerdan haber visto en Obarra imágenes de perros esculpidas en piedra, flanqueando el mausoleo del Barón. Toda esta zona está poblada de creencias en duendes y brujas. Se cita al Turbón, junto con el castillo de Boltaña y el pico de Cotiella, como lugares donde se reúnen las brujas para realizar sus ritos satánicos.

http://tiocarlosproducciones02.blogspot.com/2012/09/el-baron-de-espes.html

viernes, 3 de mayo de 2019

UN DETALLE DEL ÚLTIMO ASEDIO DE HUESCA, 1096


2.35. UN DETALLE DEL ÚLTIMO ASEDIO DE HUESCA (1096) (SIGLO XI. HUESCA)

Es el 12 de mayo y ha comenzado el asedio de Huesca por Pedro I de Aragón. El gobernador musulmán oscense ha solicitado refuerzos a al-Mostain de Zaragoza, que no sólo aporta guerreros moros, sino que ha conseguido la ayuda del conde García Ordóñez de Nájera. El ejército que acude en ayuda de al-Mostain es tan numeroso que, al decir de las crónicas, los primeros musulmanes llegaban a Zuera cuando los últimos todavía estaban en Altabás, arrabal zaragozano.
Por su parte, en el campo cristiano había recalado, llegado desde Gascuña, el desterrado Fortún, con trescientos peones y diez cargas de mazas, que luego serían decisivas en la batalla.
Los contendientes, por fin, estuvieron frente a frente. Las fuerzas estaban muy igualadas, contando cada ejército con unos veinte mil guerreros, según un cronista árabe. El desenlace de la inminente batalla era, pues, incierto.
Fue entonces cuando —según el mismo cronista moro— Pedro I envió un espía al campo enemigo para que indagase el número de guerreros esforzados y de fama con los que contaba el ejército musulmán y que fuesen reconocidos como tales por los cristianos por sus proezas. A la vez, debía averiguar cuántos caudillos aragoneses eran conocidos por los musulmanes y cuántos de ellos estaban en el campamento cristiano en aquel momento.
Cuando regresó el espía, comunicó al rey que el número de caballeros sarracenos famosos ascendía a siete. Así es que hizo contar los hombres cristianos de valor que estaban en su campamento en aquellos instantes, alcanzando el número de ocho. La noticia hizo feliz al rey Pedro I, a quien se le oyó exclamar: «¡Oh, qué día tan fausto»!
El propio cronista musulmán nos relata el sentido de aquellas palabras, pues era creencia cierta que las batallas se ganaban no por el número total de contendientes que, por cierto, era semejante, sino por el número de guerreros sobresalientes con los que contaba cada ejército, de modo que aquel que aventajase al otro aunque solamente fuera en uno ganaría la contienda, como en este caso así sucedió.

[Ubieto, Antonio, Historia de Aragón: La formación territorial, págs. 122-124.]


http://estudiosmedievales.revistas.csic.es/index.php/estudiosmedievales/article/download/623/634

https://es.wikipedia.org/wiki/Garc%C3%ADa_Ord%C3%B3%C3%B1ez