Aragón, Arago, Aragó, Aragona, Aragonum, corona Darago, aragonés, aragoneses, fueros, aragonesa, textos antiguos de la corona de Aragón
domingo, 12 de enero de 2020
Épila, Ángel Valero Algora, conde de Monte Negrón
GRATITUD
Copia del Acta de 6 de septiembre de 1885.
En la Villa de Épila a 6 de septiembre de 1885. Reunidos en la Sala de Sesiones de la Casa Consistorial bajo la Presidencia del Sr. Teniente 2º Alcalde ejerciente: Don Ponciano Bernadaus, los Señores: Don León Trasobares Don Pascual Saló, Don Ramón Bellido, Don José Sanjuán, Don Felipe López, Don Toribio Egea, Don Pelayo Bernadaus, Don Ramón Egea, Don Pablo Ibáñez, Don Mariano Romanos Cazaña, Don Florencio Sariñeña, Don Gorgoño Bella, Don Miguel Cabeza, Don Juan Ondiviela González, Don Vicente Ripa, Don Pascual de la Muela, Don Julián Albera , Don José González, Don Faustino Sola, Don Manuel Rodríguez, Don Jaime Villanueva, Don Martín Gaspar, Don Nicolás Farjas, Don Pedro López Martinez, Don Francisco Soler, Don Tomás Aguirre, Don Manuel Va Navarro, Don Conrado Espiago, Don Margarito Gormán, Don Sabino Farjas, Don Marcelino Bernadaus, Don Florencio Alonso, Don Francisco Rodríguez, Don Mariano Gaspar, Don Cándido Sanz, Don Pascual Llanas, Don Calixto Ferrer, Don Faustino Cortés, Don Miguel Barraqueta, Don Andrés Langarita, Don Manuel Latre, Don Antonio Domingo, Don Romualdo Huerta, Don Julián Roncal, y Don Pedro Estrada. De todos que componen el Ayuntamiento, asamblea, municipal, junta de sanidad sus asociados y la mayoría del doble del numero de contribuyentes de esta población el señor presidente declaro abierta la sesión extraordinaria de este día para la cual habían sido convocados por medios de papeleta. Acto seguido se oyó en los labios de la inmensa mayoría de los asistentes un nombre siempre respetable el de un hijo de la villa que es el primer contribuyente el excelente Conde de Monte Negron Don Ángel Valero y Algora, Senador del Reino de la Corona se recordaran los inminentes servicios que presto por la inminente honrosa invasión colérica que por fortuna a cesado y fueron declarados importantísimos de utilidad prima y superiores a todos encominio porque inspirado dicho señor en las tradiciones de dicha familia y en el amor a su pueblo natal se coloco desde el principio de la epidemia incondicionalmente a la disposición de la localidad para que para cuando pudiera ocurrir con su posición social actividad influencia y dedicado empeño suministro cuantiosos recursos para necesidades sanitarias y proporciono médicos hermanas de la caridad practicantes y cuanto fue necesario para auxiliar al Ayuntamiento Junta Municipal, Junta contribuyentes de la beneficencia y sanidad secundando los deseos de todas corporaciones y hasta anticipándose a ellos a tal punto que la población entera se haya por cuanto de todas maneras ha hecho en bendición de la misma palpitando en ella y en todos el deseo de darle una muestra publica de reconocimiento y gratitud este ayuntamiento y juntas interpretando dicho sentimiento y queriendo darle a dicho señor una prueba de este deseo consignada en acta acuerda unaninamente: 1º Declararlo como lo declara al expreso Señor Valero y Algora hijo predilecto de esta población. 2º Que su nombre se ponga en una lapida del salón de sesiones con la siguiente inscripción Al excelentísimo Señor Don Ángel Valero y Algora Conde de Monte Negron hijo de esta Villa como recuerdo de agradecimiento de la misma por la invasión colérica de 1885. Épila 6 de Septiembre de 1885. El ejerciente Ponciano Bernadaus por acuerdo del Ayuntamiento y de la Junta, Maximino Echeverría 3º A fin de que su titulo conste en una de las calles de esta población personificado en su esposa la excelentísima Señora Doña Luísa García de Orue Condesa de Monte Negron y su querida hija la Señorita Doña María Rosario Valero y garcía la parte de la calle larga que medio desdé la puerta del Pensamiento a las cuatro esquinas en cuyo trayecto es esta la casa palacio de tan distinguida familia, acuerdan esta lleve el nombre de la calle de la condesa de Monte Negron, Así mismo se acuerda que la copia litografiada de esta acta se entregue a dicho Conde como testimonio del agradecimiento de este pueblo y cuando dicho se venga a esta población y puniéndose de acuerdo con el mismo le haga saber por la determinación por medio de la atención oficio suscrito por la alcaldía, no teniendo otro objeto la convocatoria se termino la sesión que firma los señores que saben y por los que no el secretario que certifico: Don León Trasobares, Don Pascual Saló, Don Ramón Bellido, Don José San Juan, Don Felipe Lopez, Don Pelagio Bernadaus, Don Nicolás Farjas, Don Mariano Romanos, Don Martín Gaspar, Don José González, Don Pedro Lopez, Don Florencio Alonso, Don Ramón Egea, Don Francisco Soler, Don Tomas Aguirre, Don Manuel Va, Don Juan Ondiviela, Don Conrrado Espiago, Don Martín Don Gaspar Cándido Sanz, Don Pascual Llanas, Don Julián Albera, Don Jaime Villanueva, Don Manuel Rodríguez, Don Faustino Sola, Don Miguel Barraqueta, Don Manuel Latre, Don Andrés Langarita, Margarito Guzmán, Corbán Sabino Forjas, Pablo Ibáñez, Antonio Domínguez Pascual de la Muela, Romualdo Huerta, Julián Roncal, Pedro Estrada, por acuerdo de los excelentísimos Don Ponciano Bernadaus Don Toribio Egea Don Gorrino Villa así consta en el libro de de sesiones que obra en secretaria. Firmado por: Don León Trasobares y Don Maximiliano Echeverria.
https://epilaconsuhistoria.blogspot.com/2020/01/epidemia-de-colera-1885.html
COMENTARIO de Alberto Fernando Allepuz:
Manuel Ballarín Aured En 1933, la calle de la Condesa, que antes se conocía como del Purnillo, pasó a llamarse calle Biesa. Según consta en el acta del pleno del ayuntamiento del 6 de enero de 1933, Alejandro Biesa era una “persona que en tiempos vivió esta villa, militaba en el partido Republicano, el cual, por defender a la clase obrera, fue vilmente asesinado”. Biesa, al que dieron muerte en Épila en febrero de 1864, había levantado el molino harinero de San Agustín en 1843.
martes, 23 de junio de 2020
327. LA JUSTICIA REAL EN ENTREDICHO
domingo, 7 de julio de 2019
PEDRO III DESAFIÓ A UN DRAGÓN
El rey había demostrado su gran valor.
// JA JA JA, Canigou francés y Canigó catalán //
en la explicación que ofrece considera el Canigó como una montaña sagrada de los catalanes.
// JA JA JA, Rosellón catalán. //
http://www.etymologie-occitane.fr/langues-et-occitan/index-des-mots-occitans/
domingo, 21 de julio de 2019
EL ORIGEN DEL TOPÓNIMO NONASPE
¿Por qué se le denominó así?
Algunos etimólogos ofrecen soluciones casi risibles; los filólogos tienen su versión; pero la leyenda también, o, mejor dicho, las leyendas.
https://es.wikipedia.org/wiki/Nonaspe
Nonaspe (en chapurriau Nonasp) es un municipio y localidad de España, en la comarca del Bajo Aragón-Caspe, provincia de Zaragoza, comunidad autónoma de Aragón. Pertenece a la comarca natural del Matarraña (Matarranya en occitano post Pompeyo), al compartir con los otros municipios de su entorno el río, la cultura, la lengua (con una presencia importante del chapurriau), y tradiciones.
Al estar entre dos ríos (el río Algás o Algars y el río Matarraña) hay actividades deportivas fluviales que se pueden realizar, así como quad-crossing por los caminos cercanos al río o refrescarse un día de verano en la orilla del río.
El pueblo, al tener un tamaño reducido, tiene pocas instalaciones. Las principales son la piscina municipal, un polideportivo, una pista de tenis y pistas de fútbol - balompié y frontón públicas, además de contar con dos albergues. También hay centro polivalente para teatro y otras actuaciones. Está en proceso centro de día. Además de esto, cuenta con una escuela de educación infantil y primaria que forma parte del CRA Dos Aguas, con cabecera en Fabara - Favara.
Nonaspe es un pueblo cuya principal fuente de ingresos es la agricultura. Se cultiva sobre todo el olivo, el almendro, y la horticultura en general. También pueden encontrarse muchos tipos de frutales como cerezos, mangranos (granados, granada, mangrana), manzanos, ciruelos y otros.
Fiestas:
17 de enero - San Antonio.
Principios de febrero - Santa Águeda.
24 de agosto - San Bartolomé.
29 de septiembre - San Miguel.
En el Domingo de Resurrección - Día de Pascua.
En junio, la víspera de San Juan - Noche de San Juan.
En julio, domingo cercano a San Cristóbal - Fiesta de San Cristóbal.
Primer domingo de septiembre - Fiesta Virgen de Dos Aguas.
31 de octubre por la noche (víspera de Todos los Santos) - La Castañada.
Principios de diciembre - Fiesta de la Matanza.
sábado, 6 de julio de 2019
LA RÉPLICA DE LA VIRGEN DE LA ALEGRÍA EN BARCELONA
jueves, 3 de septiembre de 2020
13 DE ENERO.
13 DE ENERO.
En la sesión de
este día se acordó que por el abad de Monserrat se contestase a
Luis de Vich en términos generales, diciéndole que la Diputación y
la Junta o Conferencia, en el negocio que les habían encargado las
cortes, procurarían el mayor bien del señor Rey y el sosiego y la
satisfacción del Principado. Se acordó luego despachar las
siguientes cartas, y se dio cuenta de haberse recibido las que más
abajo se insertan.
Als molt honorables e savis senyors los
jurats de la ciutat de Gerona.
Molt honorables e savis
senyors. Per nostra letra que derrerament scrivim a vostres savieses
fahem oferta que certificariem aquelles del que los embaxadors
del Senyor Rey qui venien explicarien a nosaltres e de la resposta
quels seria feta. Perque satisfent a nostra oferta vos
certificam com lo magnifich mossen Luis de Vich per part de la
Majestat del dit Senyor ha explicat a nosaltres diputats car ab
los del consell parlar no li ha plagut dihentnos algunes causes
perque la dita Majestat havie feta la detencio de la persona del
lllustrissimo Senyor Princep les quals son aquelles expressades en la
letra dels embaxadors de la qual vos havem trames copia. Subjungint
que la dita Majestat nos
pregava e encarregava donassem orde e manera fos desistit en
les supplicacions instancies et prosequcions ques fan
per part de aquest Principat en liberacio de la persona del
dit Princep. Per nosaltres diputats fon detenguda en lo
respondre deliberacio proposant al dit mossen Luis de Vich si
li plaguera present lo consell dels XXVII congregats
fer la sua exposicio e oyr la resposta en que ell se
reserva acort e apres significa no haver comissio de
parlar sino ab nosaltres diputats. E per tant es deliberat per lo dit
consell e per tots los altres apres congregats esser feta al dit
mossen Luis la resposta en efecte seguent la qual per lo dit consell
es stada acordada e conclosa e es que lo Principat de Cathalunya e
nosaltres ab lo consell aquell representants per cosa alguna no
desistiriem en la prosequcio de la liberacio del Senyor Princep car
en la detencio sua e extraccio del Principat de Cathalunya sostenen
ruptura e violacio molts usatges constitucions privilegis e
libertats del Principat los quals se enten conservar e defendre e mes
que la dita detencio per molts sguarts porta grans inconvenients e
dans a la cosa publica de aquest Principat e deservey molt gran a la
Majestat del Senyor Rey lo
qual es sinistrament informat e no ben
consellat en aquesta materia ans dels tal consells axi creguts per la
sua Altesa seguex diminucio de honor e reputacio a la
sua corona. E per quant aquest Principat es Io principal
conseller del Senyor Rey e qui millor veu e ab fidelitat innata
lo que es honor e servey de la sua corona e utilitat conservacio e
repos de la cosa publica li consellen insten y
(solo se encuentra e, et, primera y griega en este tomo, año
1461) prosseguexen restitucio de la persona del Senyor Princep en
Cathaluuya (Cathalunya) don lo ha tret e
apres liberacio e de aquest proposit james disistira lo
Principat ans ho continuara procurara e curara esser
observades les libertats de la Patria. E sia la
sancta Trinitat vostra guarda. Dada en Barchinona a XIII de
janer any Mil CCCCLXI. - A. P. abbat de Montserrat. - Los
diputats del general de Cathalunya e consell en virtut de la
comissio de la cort elegit e assignat a vostra honor promptes.
Als
molt reverend egregi nobles magnifichs e honorables senyors los
embaxadors del Principat de Cathalunya.
Molt reverend egregi
nobles magnifichs e honorables senyors. A nosaltres es continua cura
solicitut e vigilancia donar orde en les coses que concernexen
la desijada fi de les coses occorrents per causa de la
detencio del Senyor Princep lo qual negoci es ab tanta strenuitat
e sforç empres en aquest
Principat que per forma alguna desistir en aquell no seria comportat
certificantvos com ir a XII del present arribaren aci
tots los de quius trametem nomina (lista de
noms; nombres) e cascuna ora ne arriben. Dit
dia apres mig jorn congregats tots en la casa de la
Diputacio (són los diputats del General, pero la Generalitat
NO la anomenen) los fon feta relacio de les coses fins aci
en aquest negoci subseguides e foren legides publicament totes
vostres letres a nosaltres trameses e les instruccions per
nosaltres fetes e letres a vosaltres trameses e tots los actes
en aquest negoci subseguits. Per los dits congregats ab tanta
uniformitat e concordia que en lo mon mes dir ne
excogitar nos podria (poria ix abans)
foren tots los dits actes molt loats comendats ratificats e
aprovats dihents que pus virtuosament fer nos
podien e axi ho faeren continuar per lo notari fahent
oferta cascuns per si e per aquells qui representaven no
fallir james en la prossequcio de aquest negoci ans ab
molta animositat fins a la fi aquell continuar portar fins a
reintegracio total dels privilegis e libertats (no se trobe
llibertat ni llibertats) de la patria e son specialment
stats molt contents de la satisfaccio per vosaltres feta a descarrech
de aquest Principat volent mes avant loant e aprovant pus la Majestat
del Senyor Rey gracia consentir al Principat de liberar la persona
del Senyor Princep o a pena de carceller donar ha denegat de justicia
deurelo restituhir en Cathalunya sia
promptament e streta demanat juxta la forma de la ultima (si
Pompeyo Fabra ve esta palabra, seguramente la quita de su
diccionario) letra (aún no he visto lletra, como
carta; litera o littera en latín) que tramesa vos havem car tots
los dits congregats staran sperant (muchas palabras sin e
inicial) la dita resposta perques puxa (se
encuentra puga, pero no pugui, y perque se puga)
talment consellar deliberar e exequtar quen seguescha
(no segueixi)
servey (se encuentra servici, pocas veces, pero no servei)
e honor al Senyor Rey (no se encuentra rei ni Rei, Reyna, no
Reina) utilitat e repos a la cosa publica (res publica,
republica) daquest Principat. Pregamvos donchs tan (se
encuentra tan y tant) stretament com podem ab (con,
no se encuentra amb, que es en mallorquín emb) molta cuyta
(o cuita; cuidado) e ab aquella decencia ques pertany juxta
la forma de la dita letra dada aci (açi,
aci, daci, daçi, muy típico de la lengua valenciana) a
VIl del present mes façau
la dita instancia de justicia si feta ja (se encuentra
también ya, y a veces hi ha: ya) no es ço
(= lo; per ço: per això)
que no crehem (creem, no creiem) e ab molta
cuyta nos (nos: mos; no ens) certifiqueu de la resposta
perque en aquesta materia se puxa (no se encuentra: es
pugui) cumplidament deliberar. Mes vos (pasa a tos y a
us) avisam com mossen Luis de Vich ha donada a nosaltres diputats
una letra de la dita Majestat e per part de aquella de e per part
de aquella nos ha explicat les causes de la detencio del
Senyor Princep les quals molt mes ne eren ja per vosaltres
scrites subjungint que la dita Majestat nos pregave e
encarregave se donas orde e manera fos desistit en les
suplicacions instancia e prossequcio ques fan per part de
aquest Principat en la liberacio (no lliberació) de la
persona del dit Princep. Per nosaltres deputats (se
encuentra diputats y deputats) fon retenguda en lo
respondre deliberacio posant al devant al dit mossen Luis si li
plaguera present lo consell dels XXVII fer la sua
(seua; seva) exposicio e oyr (oír en castellano;
oir, sentir, escoltar) la resposta dihentli que en aquest
negoci no fahiem (pasa a feiem, feem y faem) res sino
per vigor de la comissio de la cort la qual ab cert consell feta nos
era en que ell se reserva (verbo en pasado, pero no es
reservà, sino SE delante) acort e apres significa no
haver comissio de parlar sino ab (expresión que a Pompeyo
le daría bastante grima: supongo que usaría "mes que amb")
nosaltres diputats sols. Es stat deliberat vuy (hoy: se
encuentra vuy, huy, avuy, avui no lo encuentro en este tomo hasta
ahora; ayer: ir, ahir, etc) per los XXVII e per tots los
novament venguts que la prossequcio de aquest negoci no pot esser
derelicta ans cove (abans, sino que convé) dit
negoci prosseguir fins a (se encuentra tro a) fi e conclusio
desijada (no hay ningún desitjada o desitg, sino desig,
desijada, desigam) e axi (així) ne han fet
levar acte. E per ço
juxta deliberacio dels demunt dits sera al dit mossen Luis feta
resposta que per res nos pot desistir de aquest negoci allegant e
deduhint les causes e rahons de que tant vos havem scrit e per ço
no les replicam e es ordonat molt pus (mes, més;
más) forçadament e streta
que nous (no vos, no us) es stat scrit en la derrera
(última) e altres letres li sie feta resposta e axi
sera fet. Per lo mati havem rebuda vostra letra de VIIII (9,
XIX) del present per la qual (también se encuentra cual)
som certificats dels replicats triplicats e quadruplicats. Stam ab
molta contentacio de vostra diligencia eus (e us, e vos)
pregam continueu juxta la forma ja scrita e en los
inconvenients que la dita Majestat allega (alega; al.lega
con l geminada, se pronuncia la l dos veces, con una muy corta pausa
entre ellas, al+lega, no es ni ll ni y; resto del latín) del Rey
de Castella e que ha sinistra (siniestra: mala, también
izquierda) opinio de les coses que per aquest Principat se fan
(no:
es fan) som
nosaltres be certs (ben certs, segurs de; bien ciertos, seguros
de) que tal opinio de nostres actes e procehiments no se
ha ne sen haura car pus axi (car: ja
que: ya que) rectament debita e virtuosa procehim
attesa nostra innata e incorrupta fidelitat (también
feel, feeltat) ya vulgada notoria e publica tals
pensaments no se hauran (este se hauran no cambia a es
hauran) ans creuran lo Senyor Rey mal conselIat e perversament
recaure en error e deservey (deservicio; deservei)
de la sua corona e dan de la cosa publica daquest Principat. E pus la
sua Majestat veu que per aquests actes son suscitades tals novitats
per lo Rey de Castella e facilment les pot reposar comanant lo
Princep al Principat de Cathalunya com a carcellers perque se
voI detenir ne aturar en fer aço
(això; asso, assò o assó)
que es de justicia e son servey (su servicio;
lo seu servissi; lo seu servei) e lo Principat ho (hoc
latín, algunas veces se encuentra todavía hoc; otras se encuentra
hoc : sí, afirmación en OCcitano) reputara a gracia. Nos
detenga donchs la sua Serenitat en fer gracia al dit Principat e
reposara tantes coses suscitades e podra poch (poco; poc)
stimar qualsevol moviments
de Rey vehins (vecinos; veíns o veins) e altres.
Lo acte del Rey En Jacme e son fill primogenit
havem rebut ab plaer car servira en son cas e loch. Aquesta letra e
totes coses sien comunicades als missatgers de Barchinona
car semblant comissio han (tienen; tenen) ells
de la ciutat e aquestes dues cases (dos casas)
procehexen ab summa unio e bona intelligencia
(también con l.l).
E sia lo Sant Sperit vostra proteccio e guarda e dels
afers (asuntos, aferes) queus son acomenats
bona direccio. Dada en Barchinona (de ahí sale la data
como fecha, Barchinona es nombre general para Barcelona, alguna vez
de encuentra Barçalona,
Barcinona, etc, procede de la muy antigua Barcino, apellido)
a XIII de janer any Mil CCCCLXI. - A P. abat (abbat, abad)
de Montserat - Los diputats del General de Cathalunya e
consell en virtut de la comissio de la cort elegit e assignat a
vostra honor promptes. (prontos, preparados)
Als molt
reverend e honorables e savis senyors los diputats de
Cathalunya.
Molt reverend e honorables Senyors. Ahir
(ayer) que comptavem onze del present me fon (no: em
fos, fou, va esser, va ser) tramesa una letra de vostres grans
savieses ab la qual me pregavets (no: em pregaveu;
pregavets es claro occitano, como "als
presentz" de Pedro II) que vuy que havem XII daquest
(d´aquest, no hay apóstrofes ni tildes en textos antiguos)
mes jo fos aqui
(vemos açi, assi; en la
Litera y gran parte de Huesca es astí) per consellar en
los negocis en aquella contenguts la qual cosa no es a mi possible
car vuy es la jornada per vosaltres assignada es stat
carrech daquells qui havian (se encuentra havien y havian,
como saviesas y savieses; havien es valenciano) carrech de
trametrem la letra que al darrer jorn
(último día; radé día en chapurriau; derrier jour; giorno)
se haja sperat. Pero (vemos también empero) la hon
(allá donde) vostres grans savieses son ab tantes
notables persones com se diu haveu convocades en vostre
consell yo hi fas
(yo hi fach en chapurriau; jo hi faig; esta hi o hy, hic latín, se encuentra
también en castellano y portugués:
"Estavào hy
outros de cavallo",
Crón. de D. Juan I, cap. 56, ap. Sta.
Rosa, Supl. al Elucid. / Destos auia hy
muchos que fazien muchos sones, Libro de Alexandre, copla 1798)
poca fretura. Placia nostre Senyor que ab vostre bon
treball e daquells queus consellen se do (se dé; se dono;
no: es doni) orde que del Senyor Rey se obtinga la
desliuransa del Senyor Princep en manera que sia servey
del dit Senyor e be avenir del Senyor Princep. E ordonau
(ordenad; ordenáu u ordonéu en chapurriau; ordenáume,
ordenéume, manáume, manéume) de mi molt reverend e
honorables senyors lo que plasent vos sia. Scrita a
Cobliure (no pone en, sino a; Colliure) a XII de janer
(no gener; giné en chapurriau). - Vostre Berenguer Dolms
quins recomana a vosaltres.
Als molt reverend egregi
nobles e magnifichs e honorables (todavía se usa molt honorable
para el presidente de la actual Generalidad o Generalitat, quizás
también para los diputados) mossenyors los
diputats del General de Cathalunya (la Generalitat no
aparece con tal nombre, pero sí casa de la Diputacio, sin tilde aún)
e consell en virtut de la cort elegit e assignat.
Molt reverend
egregi (singular) nobles magnifichs e honorables
mossenyors (plural). Vostra letra de XXIII del passat havem
rebuda ab la qual nos (mos: no ens) scriviu stesament
dels actes fets per los embaxadors lo queus
regraciam (regraciar: dar las gracias, agradecer) als
quals per la expedicio e cuyta del correu no havem temps axi com
volriem (voldriem) de satisfer ni respondre. Pero per
quant lefecte final de vostra dita letra es pregarnos
(pregar+nos: pedirnos; plegaria, petición) elegissem
(eligiésemos o eligiéramos) algun nombre (número)
de persones que fos de XII sertificam (se encuentra
certificam más veces) vostres reverencies nobleses e
magnificencies que tant per los respectes que scriviu quant
(tant – quant: tanto, como, cuanto) per fer unio e
conformitat ab vostres procehiments e voluntat tant quant hi
sentirem e sabrem havem feta eleccio de quinze persones ab poder de
respondre e fer cara en tot ço que lo negoci concorrent requerra
procehint en tots aquests actes lo jurament per vosaltres scrit se
devia prestar del qual poder ensemps ab (ensemble;
junto con; ensamblar) la satisfaccio de les dites e altres
coses per la primera vos scriurem copiosament (copiosamente, de
copia, copioso, ya en latín, abundante). Lo trellat de
les persones de que es feta dita eleccio sera interclus dins la
present significantvos que lestament (el estamento)
nostre e reyal e la vila de Perpenya (Perpignan,
Perpiñán) tostemps (tots temps; touts temps; todos
tiempos) sera en unitat e bona concordia toquant (tocant;
tocando) lo be avenir e repos del concorrent negoci no
contrestant qualsevol perturbador que treballas (trabajase
o trabajara) en lo contrari. E sia lo Sant Sperit vostra
proteccio e continua guarda. Dada en Perpenya a XII de janer
any mil quatracents sexanta hu. - Lo vescomte de
Roda. - Los elets (electos, elegidos) per lestament
militar del comdat de Rossello residents en Perpenya
prests a vostra ordinacio.
Mossenyors la letra qui es ab
la present dirigida al nostre embaxador lo magnifich mossen
Dalmau Dez-Volo vos placia haja spatxat recapte
ensemps ab letres vostres.
Apres (après
francés; después; després) havem vist lo trellat de la
letra tramesa a vosaltres per los dits embaxadors a la qual
vos respondrem com dessus (arriba) es dit.
Als molt reverend magnifichs
e molt savis senyors los deputats del General de Cathalunya
residents en Barchinona. (en,
a veces se encuentra a)
Molt reverend magnifichs e molt
savis senyors. Vostra letra havem rebuda de dos del present ab la
qual nos scriviu com per causa de la detencio del Senyor
Princep e de la comissio a vosaltres feta per la cort que ab consell
de aquelles persones queus fos vist provehisseu tots remeys
concernents servey de nostre Senyor Deus e del Senyor Rey e utilitat
de la cosa publica e tranquillitat de la persona del dit Senyor
Princep per ço com lo fi
desijat fins aci no es stat obtengut ab consell de les persones
eletes haveu delliberat haver consell de mes persones scrivintnos
elegiam una persona e la tremetam a vosaltres ab plen
poder sobre les dites coses per la qual raho aquesta universitat ha
elet lo honorable En Francesch Burgues ciutada de aquesta
ciutat per entrevenir en les dites coses ab tot poder bestant
sobre aquelles. Perqueus placia aquell admetre en los dits fets e
donarli fe e creença en tot ço
e quant per aquesta ciutat dira e explicara a vostres
reverencies
e magnificencies les quals nos rescriguen en tot lo que
plasent los sia.
E tinga aquellas la Sancta Trinitat en sa
continua proteccio e guarda. Scrita en Tortosa a VIII de janer del
any Mil CCCC sexanta hu. - A tota honor de vostras reverencias
e
magnificencias apparellats los procuradors
de Tortosa.
Reverendo ih Christo patri virisque
colendissimis dominisque deputatis Principatus
Cathalonie.
Reverende in Christo pater virique
colendissimi et magnifici. A vestrum serie et potestate quoddam
exivit edictum literarum nos movendo et monendo ob necessariam
concurrenciam in numero copioso personarum reperiendique remedia ab
Altissimi consilio super discrimina nostrum et serenissimi Regis et
incliti principis sciscitatos vos dicitis ab inbaxiatoribus
Principatus ut ipsa exharat littera ac perlecta ob quod jussa paratum
insequentes et patrie in comuni ministerio quamquam Ecclesia hec
multo perplexo levietam et vinculo ejus fuerit innodata ut tanto
servicio una cum allis tocius Principatus libere insistamus elegimus
ad hec in sindicum nostrum honorabilem Franciscum Climent
canonicum et archidiaconum majorem hujus ecclesie facultate
plenissima assistendi qui et utilitati comuni in federe Regis nostri
Illustrissimi et ejus incliti filii studebit pro parte nostra in fine
omnium concordare. Deus omnipotens qui fons est tocius consilii
inefabili sua providencia adaperiat corda vestra et infundat remedia
pacifica donetque media paternique nexus ipseque Spiritus Sanctus cum
Principe nostro ut maneat nec solvantur Altissimum exoramus Amen. Ex
Dertusa VIII januarii anno a Nativitate Domini
Millessimo
CCCC sexagesimo primo. Colendissimis Paternitati et dominacionibus
vestris prompti Capitulum Ecclesie Dertuse. (capitol,
cabildo)
Als molt observandissims e manifichs
senyors los diputats del General de Cathalunya en
Barchinona residents.
Molt observandissims e magnifichs
senyors. Dimarts quis comtava sis del present mes de jener ab
aquella deguda manera ques pertany rebi una vostra letra segons la
seria de aquella me pregau volgues elegir una persona en cars que jo
fos impedit de no poder
anar aqui a Barchinona la qual fos
ab vostras saviesas a XII del dessus dit present mes
havent sguart a utilitat e repos de la cosa publica. E per tant
desijant concordia e lo ben avenir de tots he delliberat trametre en
loch meu e per mi lo honorable micer Johan de Soldevila
oficial e vicari general meu ab poder bastant e ultra aço supplich e
continuament vull supplicar nostre Senyor Deu vos endres en tal
manera que lo fi sia accepte a sa sacratissima Majestat
e tranquillitat de la terra la qual vos vulla consellar e sia de tots
special custodia. Dada en Tortosa a VIII del dessus dit mes de
janer any Mil CCCC sexanta hu. - A la honor e obsequi de
vosaltres prest Ot de Muncada bisbe
de Tortosa.
(Montecateno
: Moncada, Montcada, Ot escribe de sí mismo Muncada).
Als
molt reverend honorables e savis senyors los diputats del General de
Cathalunya residents en Barchinona.
Molt reverend honorables e
molt savis senyors. De vostres grans providencias havem
reebudes dues letres ab una interclusa en la una de aquellas
contenents en efecte per certs sguarts tocants servey de nostre
Senyor Deu e del Senyor Rey utilitat e repos de lacosa publica e
tranquillitat de la persona del Senyor Princep volguessem elegir una
persona ab suficient potestat per les dites coses la qual per los
respectes demunt dits sia a XII del present mes aqui en aqueixa
ciutat. E nosaltres vistes les dites dues letres
vostres e
interclusa havent voluntat gran en fer e cumplir les coses per
vosaltres demanades havem fet aplegar un consell ordinari en lo qual
havem fetes legir les dites vostres letres pregantlos de paraula
volguessen donar conclusio en la eleccio de la persona segons per
vosaltres es demanat. Mes per tant com nosaltres e lo dit consell ara
novellament som entrats en lo regiment e per ordinacio de aquesta
vila lo consell ordinari no pot elegir algun sindich ne missatger
sens un gran consell appellat de Sexantena en la qual han esser
sexanta prohomens los quals sexanta prohomens han esser liquidats per
lo racional de aquesta vila quals son en majors talles o summa
de quistia e aço sots grans penes sagrament e homenatge quey
va a nosaltres e a tot lo consell ordinari no havem pogut dar
conclusio en la liquidacio dels dits LX prohomens mes continuament
sens divertir a altres actes ni negocis nosaltres fem treballar lo
dit racional de aquesta
vila en fer la dita liquidacio dels dits
LX prohomens. E per major expedicio del dit negoci havem associats
certs prohomens al dit racional per fer la dita liquidacio e crehem
fermament que dins breu temps sera acabada de liquidar la dita
sexantena e encontinent
sens dilacio alguna nosaltres aplegarem
lo dit consell de LX en lo qual elegirem tal persona e ab tal poder
que Deus migensan Deu ne sera lohat e vosaltres
contents.
E aço senyors molt reverend honorables e molt savis no
pensets sia ficcio ni difugi a dar
expedicio al dit negoci car lo voler nostre e de tota
aquesta universitat es en tota honor del Senyor Rey e ben avenir de
la cosa publica de tot lo Principat e repos del Senyor Princep. E sia
molt reverend honorables e molt savis senyors la Sancta Trinitat
vostra continua guarda. Scrita en Cervera a VIIII de janer any
Mil CCCC LXI. - Molt reverend honorables e savis senyors a tota
ordinacio vostra prests los pahers de la vila de Cervera.
Als molt reverend magnifichs e savis senyors los diputats de
Cathalunya residents en la ciutat de Barchinona.
Molt reverend
magnifichs e de gran saviesa mossenyors. Vuy que tenim XII del
present mes de janer any present e dejus scrit havem avisat molt mati
un consell appellat de Sexantena en lo qual havem proposat lo
contengut en vostres letres e encara aquelles fetes legir en lo dit
consell lo qual consell no discrepant algu ab grandissima voluntat
han elegit e creat sindich actor e procurador de aquesta
universitat e dels singulars de aquesta lo honorable En Jacme
Tallada ab amplissima potestat en aquell per la dita vila donat
tant com es al present cas e coses en vostres letres contengudes. Mes
per quant desijam ell si possible es vuy esser aqui lan fem anar
cuytat no havent en sa publica forma lo dit sindicat per quant
desijam com predit es ell sia aqui lo qual Deus volent prestament
molt prest li trametrem en sa publica forma. Pregant molt reverend
magnifichs e savis mossenyors donau fe e creença
al dit Jacme Tallada en tot ço
e quant de
part nostra e de tota aquesta universitat vos sera dit
expremit e recitat. E conserveus Deus vostres reverend
magnifiques persones. De Cervera a XII de janer any Mil CCCC sexanta
hu. - Molt reverend magnifichs e savis senyors a tota ordinacio
vostra prests los pahers de la vila del Cervera.
Als
molt reverend magnifichs e honorables senyors Ios diputats del
General de Cathalunya.
Molt reverend magnifichs e honorables
senyors. Havem vuy rebuda una letra vostra dada en Barchinona a dos
del present mes ab afecte que deguessem trametre una persona ab
suficient potestat sobre les coses contengudes en la dita letra la
qual persona sia e dege esser aqui a XII del dit present mes. Per
tant com axi espatxadament no havem pogut trametre ni espatxar la
dita persona havem donat carrech e comissio al honorable micer Agosti
de la Illa canonge e ardiacha de Vallespir en la
Seu Delna (de Elna) de entrevenir en les coses
per les quals demanau la dita persona. Axi que si per qualsevulla
manera o raho lo dit micer Agosti no poria entrevenir en les dites
coses o en altra manera sera necessari trametehi altra persona del
nostre Capitol hauda letra vostra tantost com sera possible la hi
trametrem. E sia tant la Sancta Trinitat en vostra guarda. Dada en
Elna a sis del mes de janer any de Nostre Senyor Mil CCCCLXI. - A
vostra ordinacio prests lo capitol de la Seu Delna.
Als
molt reverend honorables e de molt gran saviesa mossenyors los
diputats del General del Principat de Cathalunya residents en
Barchinona.
Molt reverend honorables e de gran saviesa
mossenyors. Diluns prop passat entre sis e set hores de nit reebem
una vostra letra en la qual nos avisaveu de la comissio per la cort
general a vosaltres feta per la deliberacio de la persona del Senyor
Princep e com
vosaltres en virtut de la dita comissio ab consell
de cert nombre de persones havieu fets certs enantaments e
preparatoris empero fins aci no era aconseguit lo fi desijat ans ab
deliberacio del dit consell era vist nosaltres e altres esser
demanats e per çons
pregaveu afectuosament volguessem elegir una persona queus
tramatessem ab suficient potestat per les dites causes la qual
per los respectes dessus dits sia a XII del present mes aqui. Perque
reeber aquella de continent fem ajustar consell general en lo
qual fonch elegit sindich per aquesta vila sobre lo dit fet lo
honorable En Johan Solanell de aquesta vila portador de la
present ab suficient potestat segons pot esser vist en son sindicat
lo qual havem amplament informat de nostra intencio sobre lo dit
negoci. Pregantvos mossenyors que al dit Johan Solanell sindich
nostre e a tot ço e quant a
vostra molt gran reverencia e honorables savieses sera explicat sobre
lo dit fet vos placia donar plena fe e creença.
E sia molt rererend honorables e de gran saviesa mossenyors la Sancta
Trinitat vostra
continua guarda. Scrita en Puigcerda a
VIIII de janer any MCCCC sexanta hu. - A vostra honor e servey
apparellats los consols de la vila de Puigcerda.
Al reverendo
e magnificos e devotos amigos los diputados del General de
Cathalueña residentes en Barchinona.
Reverendo
e magnificos e devotos amigos. Vuestra letra recebi scrita
en Barchinona a dos del presente notificandome por aquella el
inconveniente e caso recrescido a que la corte vuestra
deste Principadgo non podia donar
conclusion por causa de la prorrogacion fecha de la corte para
la qual aviades demandado cierto nombre
de personas entre les quales me declarastes
escreviendome que por los respectos en vuestra letra
contenidos yo sea a dotze del presente en esa ciudad.
Magnificos e devotos amigos del inconveniente e caso pocas personas
son que mas se devan doler que yo e nuestro Señor sabe
como a mi noticia vino el pesar e grand enojo que ove e
tengo non sin causla e por los esguardes non
dubdo conosceys por quanto con intrannable
deseo soy presto trabajar a servicio del Senyor Rey mi Senyor
e paz e sosiego e tranquillidad de sus Reynos e bien avenir deste
Principadgo de Cathalunia e dado orden en algunos
fechos que tengo necessarios en este condado e tierra a Dios
plaziendo lo mas presto que ser pueda sere en esa
cibdat segund lo escrivo a la vuestra corte de
Cathaluenna a la qual nuestro Senyor Dios de tal gracia
que todos e yo con ellos e con vos podamos en el dicho inconveniente
e caso dar tal orden e manera commo Dios sea loado e el Senyor
Rey mi Senyor servido e el inconveniente cesse por quel
casso se repare a su servicio e a bien e paz e sosiego de
todos sus regnos e repos e bien avenir deste
Principadgo commo
specialmente este es mi deseo. Dada en Sant
Pedro Pescador a nueve dias de enero anno de Mil
CCCCLXI. - Infante.
Als molt reverend egregi nobles
magnifichs e honorables e de molt gran providencia mossenyors los
diputats del General de Cathalunya e consell en virtut de la comissio
de la cort elegit e assignat residents en Barchinona.
Molt
reverend egregi nobles e magnifichs e honorables mossenyors. Ultra
dues letres que de vosaltres molt reverend honorables e de
molt gran providencia senyors diputats havem reebudes la primera de
dos del mes corrent laltre de set del mateix mes ab lo traslat o
copia de la letra per los embaxadors del Principat a vosaltres
tramesa ir a les nou apres mig jorn rebem per correu
certa altra letra de vostres molt grans reverencia
noblesas magnificencies e honorables savieses data a
nou del mes corrent. E per tant car ans de la recepcio de la dita
letra de comuna concordia de nosaltres e de les condicions de
persones entrevenints en los consells generals de aquesta vila haviem
convocat consell general per aquell celebrar la jornada de la present
a les set ores ans de mig jorn en lo dit consell
congregat havem feta legir la dita vostra letra e legida aquella per
lo dit consell ab gran unitat e concordia es feta eleccio de tres
persones ço es dels honorable En Thomas Taqui per burgesos
Francesch Pericoles per mercaders e Johan Ramon
altre dels sobreposats de parayres per los cap de
mesters e sobreposats dels oficis los quals han manament de
partir dema de gran mayti per esser ab vostres molt gran
reverencia nobleses magnificencies e honorables savieses e informaran
aquelles de la grandissima concordia e inseparable unio que es vuy en
aquesta vila e encara en lo bras militar de aquest comdat
per conservacio de les libertats constitucions usatges e
privilegis de Cathalunya a gran servici e benefici de la reyal
Corona de la Majestat del Senyor Rey repos e tranquillitat
de la republica de tot lo Principat. E la
potencia increada molt reverend egregi nobles magnifichs e honorables
e de molt gran providencia mossenyors sia proteccio de vostres molt
grans reverencia nobleses magnificencies e honorables savieses.
Scrita en Perpinya a XII de janer del any Mil CCCCLXI.
- Los consols de la vila de Perpinya a vostra ordinacio
sempre prests.
viernes, 28 de junio de 2019
EL LEGADO DE MARTINA PÉREZ (SIGLO XIV. BINACED)
miércoles, 25 de agosto de 2021
II, virtudes de Ramon Lull
II.
Expuestos
y bosquejados en resumen los hechos principales de la vida de
Raimundo Lulio, séanos lícito, antes de entrar en el examen de sus
obras poéticas, pagar el tributo de admiración que es debido a sus
virtudes, y que se merece la utilidad que el mundo ha reportado de su
celo, de su laboriosidad у de su ciencia: tributo que es de tanta
más justicia, cuanto ha sido tenaz la insistencia con que se atacara
su doctrina por sistemáticos y violentos adversarios, y con que se
ha herido su grande reputación por enconados detractores. Así como
la fama de sus virtudes vuela más alta que el espíritu depresor de
irascibles enemigos; las saludables máximas, los elevados preceptos
de la moral más pura, y el sentimiento evangélico más acendrado
que a raudales brotan de sus numerosas obras, le ponen a cubierto de
los tiros que la maledicencia y la pasión de escuela, bañados no
pocas veces en el veneno de la calumnia, han querido dirigirle.
No
acudiremos para vindicar a Lulio de las diatribas de sus
perseguidores a los elocuentes testimonios de sus coetáneos, a la
deferencia con que le trataron no pocos príncipes, al respecto
que infundió a los sabios, y a la veneración que inspiró a los
pueblos, sino al trasunto de su corazón que donde quiera encontramos
en las páginas de sus inmortales libros, al reflejo de aquella alma
grande que llevaba por compañeras a la fé para creer en sus
artículos y vencer a las tentaciones y a la ignorancia; a la
esperanza para confiar en la fuerza y ayuda del Omnipotente; a la
caridad para poderlo todo y todo vencerlo; a la justicia para verse
obligado a dirigirse siempre a Dios; a la prudencia para conocer y
menospreciar al mundo caduco y engañoso y anhelar la bienaventuranza
eterna; a la fortaleza para dar aliento al corazón en sus
penalidades y trabajos, y a la templanza para hacerla señora de su
apetito (1). (1) Blanquerna, libro 1.° capítulo 8.
En
efecto, la fé resplandeció viva e incontrastable en el espíritu de
Raimundo; ella estuvo a prueba no sólo de las riquezas, de los
honores y de todas las seducciones del mundo que en más de una
ocasión le ofrecieron por precio vil de su apostasía, sino de los
más crudos tormentos y afrentas con que fue perseguida su invencible
firmeza. A la exaltación de la fé católica hizo el sacrificio de
su vida entera; por ella abandonó los bienes de la fortuna que le
era próspera, hizo las peregrinaciones más dilatadas y penosas,
pasó largas horas en profunda meditación, hizo correr su pluma con
una actividad inaudita y se expuso a toda clase de derisiones y
desengaños; por ella combatió sin descanso el cisma, las herejías,
y todas las sectas enemigas del nombre cristiano, ya con la
elocuencia de sus palabras, ya con la magia de su pluma, ofreciendo
siempre el más palpitante ejemplo de abnegación y heroísmo; por
ella en fin derramó su sangre y padeció martirio. Y ciertamente que
abrasado en la fé había de estar quien la consideraba como
principio de la sabiduría y como escala por donde sube el
entendimiento a penetrar los secretos de Dios (1 : Libro del amigo y
del amado, vers. 297.); quien con tanta elevación la comprendiera en
los místicos vuelos de su alma al, exclamar: - "Entró el amigo
en un prado ameno en donde una multitud de donceles hollando las
flores del suelo, corrían en pos de un enjambre de mariposas; y
observó que cuanta era su porfía en cogerlas a tanta mayor altura
volaban. Esto hizo pensar al amigo que así les acontece a los
atrevidos que con sutilezas creen haber comprendido a su amado, sin
ver que este abre las puertas a los sencillos de corazón y las
cierra a los presumptuosos, y que la fé es quien le hace visible en
sus secretos por la ventana del amor (2 : Idem, vers. 70.).”
La
esperanza de Raimundo no tenía límites, ni bastaron para agostarla
todos los contratiempos que en varias ocasiones se conjuraron contra
sus heroicos intentos. Las persecuciones bárbaras de los infieles,
los desprecios y las burlas de los cortesanos, los peligros y las
enfermedades que experimentó en sus viajes, en vez de infundirle
pavura y desaliento, no hacían más que fortalecer su corazón, y
aumentar los tesoros de su confianza en el poder supremo. Así no nos
maravilla oírle exclamar, que en Dios había misericordia y
justicia, y que por esto quiso hospedarse entre el temor y la
esperanza, porque la misericordia le obligaba a esperar y la justicia
a temer; que la misericordia y la esperanza multiplicaban el perdón
en la voluntad de Dios; que el amor le enseñaba a tener paciencia y
que la sencillez de corazón es la que encomienda confiadamente a
Dios todos los hechos. (3). (3) Idem. Vers. 98, 205, 335.
Y en
otro, lugar al preguntarse: - "Dime, hombre perdido por amor,
¿Tienes dinero? ¿Tienes villas, castillos, ciudades, reinos,
honores y dignidades?" su esperanza le hacía responder: -
“Tengo a mi amado; tengo en él mi amor, mis pensamientos y mis
deseos, por él lloro, sufro y padezco, y todo esto vale más que
poseer reinos e imperios (1)."
(1) Libro del amigo y del
amado, vers. 178.
La
caridad, esa virtud sublime exclusivamente hija del cristianismo,
resplandeció en grado heroico en el alma de Raimundo, y fue el móvil
principal de todos sus actos y sus pensamientos. Ella le hacía
llorar amargamente la muerte de los que mueren en el error, en la
ignorancia y en la culpa, y le daba aquella invencible y enérgica
resolución que arrostraba todos los peligros y triunfaba de todos
los obstáculos. Abrasado en su llama repartía su fortuna entre los
pobres, esquivaba en sus peregrinaciones la morada de los poderosos
para tomar asiento entre la indigencia y en los hospitales, y
consagraba su existencia a los más asiduos trabajos para enderezar
los pasos de los extraviados, guiar a los ignorantes, abrir los ojos
del alma a los que vivían ciegos a la luz de la verdad, o pedir el
perdón de Dios para los obstinados en sus errores. Su vida no fue
más que un continuo suspiro por el amor de los hombres, así como
sus libros son en el fondo un ferviente tributo pagado a la más
eminente de las virtudes cristianas.
El amor divino encendió su
corazón en santa llama elevando su espíritu a la mansión serena de
los más dulces trasportes. Desde la altura en que su alma se cernía,
contemplaba el mundo, y veía en él un espejo en donde se reflejan
la majestad y la grandeza de Dios, ante cuyos resplandores, dice,
aparecen manchas en el sol (2).
(2) Idem, vers. 307 y 273.
En
la profundidad de los mares veía la del amor del amado; en la
blancura de los lirios su pureza, y en el mayor encanto de las rosas
entre las demás flores su hermosura sobre todo lo que existe; en las
virtudes de las criaturas los más altos misterios de su divinidad y
las perfecciones de su ser; y en el canto armonioso de las aves el
dulcísimo idioma de su amor (1). En la soledad hallaba la compañía
de Dios, y en el bullicio del mundo la soledad; y poseído de místico
ardor parecíanle lecho de rosas las espinas en que caía por las
sendas que andaba pensando en su amado (2). Con señas de temor,
pensamientos, lágrimas y llanto correspondía al amor de su amado y
le refería las angustias de su corazón; y al preguntarle qué haría
sin su amor, contestaba que le amaría para no morir puesto que el
desamor es muerte y el amor es vida (3).
Decía que la
bienaventuranza era una tribulación padecida por amor; que los
suspiros y las lágrimas son mensajeros entre el amigo y el amado,
para que en los dos haya consuelo y compañía, amistad y
benevolencia; que el amor ilumina el nublado interpuesto entre ambos
y hace al amigo resplandeciente como la luna en la noche, como la
estrella en la alborada, como el sol en el día, como el
entendimiento en la voluntad (4).
Tenía por las tinieblas
mayores la ausencia de su amado; manifestaba que como no podía
ignorarle no le era posible tenerle en olvido; que acordándose de él
olvidaba todas las cosas; que crió Dios la noche para que en sus
noblezas se pensara; y que si vestía tosco sayal, su alma iba
adornada de agradables pensamientos (5). Si queréis fuego, añadía
con dulzura, venid a mi corazón y encended en él vuestras lámparas;
si queréis agua venid a las fuentes de mis ojos, que en lágrimas se
deshacen; si queréis pensamientos de amor venid a tomarlos de mis
recuerdos (6).
(1)
Libro del amigo y del amado, vers. 311, 266, 315 y 26.
(2) Idem,
vers. 55 y 33.
(3) Idem, vers. 47 y 62.
(4) idem, vers. 65,
105 y 123.
(5) Idem, vers. 134, 131, 137, 149 y 151.
(6)
Idem, vers. 174.
Regaba
el huerto del amor con cinco ríos y con ello le hacía fertilísimo,
y plantaba en él un árbol cuyo fruto sanaba todas las enfermedades;
morir quería para los deleites de este mundo y los pensamientos de
los malditos que ultrajan a Dios, de cuyos pensamientos nada quería
puesto que no estaba en ellos el amado; aprendía del amor a tener
paciencia, de la misericordia a esperar, de la justicia a temer, y a
creer de la fé y todas estas virtudes le enseñaban a amar; tenía
vendido su deseo a su amado por una moneda cuyo valor bastara para
comprar el mundo entero; bebía amor en la fuente de su amado у
embriagaba de amor y lavábase en ella las manchas de la culpa;
llamaba a Dios luz irradiante en todas las cosas, como el sol en todo
el mundo, que retirando su resplandor lo deja todo en las tinieblas;
y explicaba el amor diciendo que es muerte de quien vive y vida de
quien muere, alegría en la vida y en la muerte tristura, deleite y
consuelo en la patria y melancolía en la peregrinación, ausencia
suspirada y presencia alegre y sin fin, dulzura amarga y amargura
dulce; y que sus lágrimas eran testimonio de que aún para él no
había amanecido el día, sino que guiado por el amor caminaba hacia
su celeste patria en donde no puede haber noche (1). Respondiendo al
llamamiento de Dios, dice con toda la efusión de su ternura - "¿Qué
es lo que te place, amado mío, ojo de mis ojos, pensamiento de mis
pensamientos, cumplimiento de mis perfecciones, amor de mis amores, y
más aún principio de mis principios? Por tu virtud soy, y por tu
virtud vengo a tu virtud de donde tomo la virtud (2)."
(1)
Libro del amigo y del amado, vers 239, 259, 285, 287, 291, 313, 380 y
331.
(2) Idem, vers, 304 y 305
Agotando por último las
palabras para expresar el amoroso incendio que devoraba su corazón,
decía:- "Mi amante me ha robado la voluntad; yo le he dado mi
entendimiento y sólo me queda la memoria para acordarme de él"
y contestándose a las preguntas que a
sí mismo se dirigía, exclamaba:- "¿De quién eres? Del amor.
¿Quién te ha engendrado? El amor. ¿Dónde naciste ? En el país de
amor. ¿Quién te crió? El amor. ¿De qué vives? De amor. ¿Cómo
te llamas? Amor. ¿De dónde vienes? De amor.
¿A dónde vas?
Hacia el amor. ¿En dónde habitas? Donde está el amor, y todas mis
riquezas las poseo en el amor (1)."
Ofreció
también al mundo nuestro heroico mártir el más sublime ejemplo de
humildad; y de ella son otros tantos testimonios su poesía titulada
Canto de Raimundo, el poema el Desconsuelo, muchos pasajes de los
diálogos del Amigo y del Amado, el libro Phantasticus que ya en otro
lugar llevamos citado, el de Contemplación que es también el de sus
confesiones y otros muchos. No reparando en hacer públicos sus
juveniles desvíos dice haber merecido por ellos la ira de Dios (2);
confiesa la vanidad que en otro tiempo le ensoberbeciera, el mal que
hizo, las culpas que cometió (3) y los desprecios con que sus
proyectos más tarde se recibieron (4). Recordando con dolor los años
en que había llevado una vida disipada y licenciosa, no reparaba en
llamarse hombre mundano, y amigo de la liviandad (5); en considerar
el poco fruto que había alcanzado de sus penosos trabajos, como
castigo de las ofensas que en la disipación había hecho a Dios (6),
ni en exclamar que no había hombre en quien cupiese mayor falsedad y
vileza; que se admiraba de que en tan reducido cuerpo se encerrase
tanto mal (7); que eran sin número las horas en que se rebelara
contra Dios y se alejara de su servicio (8), e infinitas las injurias
hechas a sus amigos (9); aseguraba que había sido el más grande
pecador de su pueblo (10),
(1)
Libro del amigo y del amado, vers 54, 98 y 202. (2) Canto de
Raimundo, estrofa 1.a
(3) Desconsuelo, estrofa 2.a (4) Idem,
estrofa 16. (5) Phantasticus, prólogo. (6) Idem.
(7) Libro de
Contemplación cap. 5. (8) Idem cap. 22. (9) Idem, cap. 23. (10)
Idem, cap. 17.
nadando
en el mar de la falsedad y la culpa como la rana en el agua (1); que
su cuerpo, infecto por la inmundicia de las malas acciones (2), había
encerrado un alma enferma y llena de pecados (3); que fue tan grande
la maldad en que la soberbia le tenía postrado, como lo era el
tesoro de la humildad y misericordia de Dios; que a tanto exceso
había llegado su desvío que aun las cosas más imposibles las
acometiera y las tenía por fáciles (4); y dirigiéndose a Dios
exclama: - "Grande esperanza pueden tener los humildes que sienten
en sí el fuego de la caridad y de la justicia, porque si hasta a mí
descendiste humildemente, Señor, que soy el más pecador y miserable
de los mortales, otorgándome las gracias que te pedí ¿quién ha de
desconfiar de tu misericordia? (5)."
Persuadido de sus
flaquezas, decía que le era imposible vencer en la lucha que por
honra de Dios emprendiera, a no ayudarle el amado y a no haberle
enseñado sus noblezas y significado su voluntad (6); y por último
añadía:- "Si ves a un amante cubierto de galas, honrado por vanidad y obeso por comer, beber у dormir, no encontrarás en él
sino la condenación y los tormentos (7)."
Tanto
como habían sido deplorables los mundanales extravíos a que entregó
Raimundo los más bellos días de su juventud, fueron ásperas las
penitencias y las mortificaciones que después se impuso y amargas
las lágrimas de arrepentimiento que lloraron sus ojos. Gimiendo
pedía a Dios sin consuelo que le diese fuerzas para sostener en el
mundo una penitencia que fuese proporcionada a sus grandes agravios,
que de tantos modos debía hacerla cuantos fueron los en que había
delinquido (8).
(1)
Libro de Contemplación, cap. 68. - (2) Idem, cap. 126. - (3) Idem,
cap. 132. -
(4) Idem, cap. 142. - (5) Idem, cap. 92. - (6)
Libro del amigo y del amado, vers. 140.
- (7) Idem, vers. 145. -
(8) Libro de Contemplación, cap. 86.
Rogábale
que ya que por sus culpas había convertido en criatura despreciable
su humana naturaleza, le redujese a tal estado que por las obras
pudiese alcanzar otra vez a ser tan noble como lo había sido por la
creación (1): porque sin su auxilio y sin su amor temía perecer en
el mar de sus culpas, como la nave combatida por la fuerza de las
olas y la tempestad (2); con lágrimas en sus ojos le adoraba, le
alababa y le bendecía, confiando en el auxilio con que conforta a
los pecadores al emprender el camino de la penitencia (3); y pedíale
que, así como armaba con la espada el brazo del caballero para
defenderse de los enemigos, diera virtud y fuerza a su alma para
defenderse de los suyos que sin cesar pugnaban para que le fuese
infiel y desobediente (4). Decía que las sendas por donde se quiere
encontrar a Dios son largas y peligrosas, llenas de consideraciones,
lágrimas y suspiros: que para honrarle es necesario menospreciar el
cuerpo y las riquezas, dejar las delicias del mundo y arrostrar la
derision de las gentes: que le tenía sin consuelo la pérdida
del tiempo pasado, porque era irreparable: que las vestiduras de su
cuerpo eran de llanto y penalidades: que se entregaba a la soledad y
agolpábanse pensamientos en su imaginación, lágrimas en sus ojos,
y en su cuerpo aflicciones y ayunos: que volviendo a la compañía de
las gentes, desamparábanle pensamientos, lloros y penas, quedando
solo entre la muchedumbre: y que en el amante con pobres vestidos,
desdeñado de los demás, pálido y macilento por los ayunos y
vigilias, se ve la bendición y la bienaventuranza eterna (5). Tanto
le consolaba la mortificación que llamábala fragancia de flores
suaves; a lo cual añadía, que en los trabajos se encuentra la vida,
la muerte en los placeres y en el martirio la gloria; y ensalzando
los frutos de la mortificación, exclama: - Sembraba el amado en el
corazón del amigo deseos, suspiros, virtudes y amores, y regábaloseste con lágrimas: sembraba el amado en el cuerpo del amigo
trabajos, tribulaciones y enfermedades, y el amigo sanaba con
esperanza, devoción, paciencia y consuelo" (6).
(1)
Libro de Contemplación, cap. 30. - (2) Idem, cap. 35. - (3) Idem,
cap. 86. - (4) Idem, cap. 112. - (5) Libro del amigo y del amado,
vers. 2, 11, 148, 151, 235, y 145. -
(6) Idem, vers. 58,
197, 4 y 96.
Raimundo
vivió también completamente desprendido de lo terreno. Sin más
norte que la voluntad divina, se mostraba indiferente a los caprichos
de la suerte. Considerándose como peregrino en el mundo, no se dolía
de los males que la adversidad hacinaba sobre su cabeza; no le tentó
nunca la ambición de las humanas riquezas, ni suspiró jamás para
que le fuese próspera la fortuna: antes al contrario, renunciando al
bienestar y al sosiego que se le ofrecían, quiso ser necesitado y
pobre, y consintió en pasar por todas las penurias de la indigencia,
ya mendigando hospitalidad en sus largas peregrinaciones, ya
arrostrando todas las privaciones y peligros imaginables. Así es que
adquirió aquella resignación perseverante que le hacía exclamar,
que entre los trabajos y los placeres que Dios le daba no conocía
diferencia; que las penas y los goces se unían en él para ser una
cosa misma en su voluntad; que no tenía otro albedrío que el de
obedecer a su Criador, y que no teniendo poder en su voluntad no
podía ser impaciente (1). A esto añadía que de la paciencia nace
la paz, que no tenía por pobre, sino aquel que lo era de virtudes; y
que las riquezas no consistían sino en las buenas costumbres y en la
caridad (2).
Y considerándose rico en la posesión del afecto de
Dios, decía que no anhelaba otra fortuna que los trabajos que por su
amado padeciera, ni otro descanso que el desfallecimiento que su amor
le ocasionaba; que su médico era la confianza que en Dios tenía
puesta, y su maestro las significaciones que las criaturas le daban
de su amado: y por último, exclamaba: - "Vestido estoy de vil
sayal; mas el amor viste mi corazón de plácidos pensamientos (3)."
(1)
Libro del amigo y del amado, vers. 7, 197, 221 y 222. - (2) Libro de
los mil proverbios (provorbios), cap. 31, 50, 49 y 18. - (3)
Libro del amigo y del amado, versículos 57 y 151.
De
la oración a que por tan largas horas Raimundo se entregaba, decía
que era nuncio veloz, diligente, sabio y fuerte entre Dios y el
hombre; que quien ora está con Dios y Dios con él; que es la senda
perdurable de la beatitud; que ella da al hombre sabiduría y
fortaleza, amor y alegría, consuelo y resignación, diligencia y
sobriedad, devoción y riqueza, contrición y castidad y todas las
virtudes juntas, al paso que aleja del alma todos los vicios (1). La
consideraba como el puerto de la salud y como la alegría de los
tristes, añadiendo que ella es quien ahuyenta la muerte, inspira
amor a los que amar no saben, lava y purifica las manchas del pecado
y hace al hombre desprendido, elocuente, audaz y fuerte contra sus
mortales enemigos; exalta la memoria, el entendimiento y la voluntad;
impulsa al agradecimiento y a honrar y bendecir a Dios, amarle y
servirle; proporciona la paz y la quietud, y da ánimo para emprender
el bien y diligencia para evitar el mal; despierta el amor hacia los
pobres, y es en fin la raíz, origen y ocasión de todos los bienes y
perfecciones (2). Asegura que la oración tiene más poder que el
infierno junto; que vale más que todos los bienes y las riquezas del
orbe; y que es el consuelo más dulce del pecador (3). Y por último,
dando a comprender hasta donde se elevaba su espíritu en la
contemplación, exclama: - "La luz del aposento del amado vino a
iluminar la estancia del amigo, alejando de ella las tinieblas y
llenándola de placeres, deliquios y pensamientos de amor: y el amigo
echó fuera de la estancia todas las cosas para que en ella
descansase su amado (4)".
(1) Libro de Contemplación, cap.
360. - (2) Idem, idem. - (3) Libro de los mil proverbios, cap. 30. -
(4) Libro del amigo y del amado. vers. 101.
En
los escarnios y vilipendios de que su celo infatigable le hacía
blanco, y en las bárbaras persecuciones de que muchas veces era
víctima, daba muestras de la más bondadosa y pacífica tolerancia,
hasta el punto de cantar con suavísimo plectro en medio de sus
penalidades y trabajos: - "Los poderosos, los medianos y los pequeños se complacen en escarnecerme, y el amor, las lágrimas y
los suspiros hacen languidecer mi corazón; mas al recordar el alma
mía sus firmes propósitos, siente gozosa acrecer en sí su celo, su
inteligencia y su voluntad, lo cual le hace siempre gozar en el santo
servicio de Dios (1)." ¿Y cómo no había de estar adornado de
esta tolerante suavidad quien amaba a su enemigo por la sola
circunstancia de ser hechura del Todo-poderoso (2)?
La
verdad fue siempre la estrella que le guió en sus hechos, y para que
ella se propagara por todos los ámbitos del mundo, hizo el
sacrificio de su bienestar y de su vida. Profesándole un culto
constante, decía que ella no muere nunca; que quien la vende, vende
a Dios; que constituye el mayor y más precioso tesoro; y que el
Eterno ayuda a quien la defiende (3). De la conciencia, decía que
punza el alma como la espina en el pie: de la devoción, que da
llanto a los ojos y alegría al corazón; que si debilita el cuerpo,
robustece el alma, que es la mayor enemiga de la culpa y el mejor
amigo que es dable encontrar (4); y de la piedad que eleva en sí
misma el amor y convierte el llanto en un raudal de dulzura (5).
Decía que el consuelo no es nunca pobre, que no sabe amar quien no
se consuela, y que no hay para que estar inconsolable como no sea por
la pérdida de Dios (6). De la obediencia aseguraba que es compradora
de voluntad: de la perseverancia que es camino que conduce a lo que
se desea; y de la cortesía que os signo de amables pensamientos (7).
(1)
Véase la oda inserta en el capítulo último del libro Blanquerna. -
(2) Libro de los mil proverbios, cap. 12. - (3) Idem, cap. 19. -
(4) Idem, cap. 29. - (5) Doctrina pueril, cap. 36. - (6) Idem, cap.
32. - (7) Idem, cap. 33, 36 y 37.
Inducía
a su hijo con su elocuente ejemplo y su persuasiva palabra a ser
limosnero para que se acostumbrase a esperar en Dios, a ser laborioso
para alcanzar el bien inestimable de la salud, a ser obediente para
no ser orgulloso, y a que hablase y tratase siempre con los ánimos
nobles para adquirir audacia de noble corazón: y con toda la ternura
de un padre añadía: - “Ten firmeza de ánimo, hijo mío, para
que no hayas de arrepentirte; ten mesura en tus manos para que no
seas pobre; escucha para oír, pregunta para saber, da para que
después encuentres, cumple tus promesas para ser leal, mortifica tu
voluntad para que no llegues a ser sospechoso, acuérdate de la
muerte para que no te entregues a la codicia, ten siempre la verdad
en tus labios para que no seas impúdico, ama la castidad para que tu
alma sea cándida, sé temeroso para no perder la paz, y ten
ardimiento para que no te prendan (1)."
Tanto
como eran hermosos y vivos los colores con que Raimundo sabía pintar
las virtudes y hacer agradables los sentimientos elevados y piadosos,
eran terribles los rasgos con que anatematizaba los vicios y
delineaba el abismo de la culpa y el mar revuelto de los desvíos
humanos. Atacando la vida de los sentidos, exclamaba: - "Aspiró
el amigo las flores y se acordó del hedor del rico avariento, del
viejo concupiscente y del soberbio desagradecido: probó manjares
dulces y encontró en ellos la amargura de los bienes temporales y la
de la entrada y salida de este mundo: se entregó a los goces
terrenos y apercibióse de lo fugaz de la existencia y del breve
tránsito de la criatura sobre la tierra, y vino a su pensamiento el
castigo eterno que ocasionan los materiales deleites; y de aquí el
desprecio con que el amigo miraba todo goce sensual y mundano (2). Y
mirando por último las cosas terrenas como medios, no de dar
satisfacción y placer a sus sentidos, sino de elevar más su
pensamiento hacia el Dios que las criara, cantaba en otro pasaje:
-
“Preguntaron al amigo: ¿qué es el mundo? y respondía: Es un gran
libro para los que en él saben leer. Preguntáronle si en él se
encontraba al amado, y dijo que de igual manera que se encuentra el
escritor en el libro. Y añadieron. ¿En quién está el libro? En el
amado, respondió el amigo, porque en él se contienen todas las
cosas, y así es que el mundo está en el amado y no el amado en el
mundo (3)".
(1) Doctrina pueril, cap. 93. - (2) Libro del
amigo y del amado, vers. 328. - (3) Idem, vers. 307.
Hubiéramos
de ser más difusos de lo que conviene a nuestro propósito, si
cuando los actos mismos de la agitada al par que laboriosa vida de
Raimundo no nos demostrasen el sublime temple de aquella alma
verdaderamente extraordinaria, nos hubiésemos de detener en
delinearla al trasluz con los rasgos mismos que dejó esparcidos en
tantos y tan variados volúmenes. Arraigada profundamente en el
iluminado doctor la verdad santa del dogma cristiano, y teniendo
siempre a Dios por centro de todas sus aspiraciones, a la honra y
servicio de este y a la mayor exaltación de aquella consagraba sus
facultades todas, conquistando por una parte con el poderío de su
inteligencia los corazones a quienes no bastaba el heroico ejemplo
que sus hechos ofrecían, y dando por otra a su siglo el doble
espectáculo de la más alta y sublimada virtud y de la más
inconmensurable sabiduría. Así, cuando consideramos en Raimundo
Lulio al hombre y al sabio, no sabemos si debe sorprendernos más el
conjunto de los hechos de su vida heroica y de continuada abnegación
y sacrificio, o el parto prodigioso de su vastísima inteligencia.
Si
correspondiesen nuestras fuerzas al entusiasmo y admiración que el
genio del gran Lulio nos produce, hubiéramos ensayado dar siquiera
una idea aunque breve de la ciencia de tan célebre como quizás mal
juzgado maestro; mas el círculo inmenso que abarcó su saber, y el
tacto, detenimiento y profundísima comprensión que para ello se
requiere, cuando no fuese el fin concreto y limitado que nos hemos
propuesto, nos harían desistir de semejante empresa; si bien
juzgamos harto necesaria ya una razonada y digna vindicación de los
inmerecidos ataques de que ha sido objeto la doctrina del insigne
mártir, unida a una sencilla y fundada exposición de lo que acaso
tenga de apasionado y fanático el encomio que sus apologistas han
hecho hasta de los defectos de que su sistema adolece. Quizás de un
concienzudo análisis de las extensas obras de Raimundo, vendríamos
a deducir que ni uno ni otro bando ha juzgado sin pasión, y que si
por una parte llegara el encono hasta el extremo de suponer a Lulio
autor de proposiciones heréticas y absurdas, y de permitirse
adulterar y tergiversar los originales textos que se buscaban como
comprobantes de sus asertos, se ha pecado por la otra por el lado
opuesto de considerarle como infalible en sus opiniones. Pero en
honor de la verdad sea dicho, en los encomiadores y apologistas de
Lulio generalmente hemos observado un indisputable conocimiento del
sistema sobre que discuten, al paso que no pocas veces en las
diatribas de sus adversarios, vemos inexactitudes e inconsecuencias
de tanto bulto, que más presuponen el espíritu de secta o de
escuela, que un estudio profundo de los escritos del maestro cuyo
mérito tratan de anular.
Pocos
autores ha habido quizás en el mundo con más ligereza y
encarnizamiento censurados. A veces la lectura de uno solo de los
compendios del esclarecido doctor, ha sido suficiente para que
críticos, que en otras ocasiones dieran pruebas de sensatez y
excelente juicio, se hayan creído autorizados para fulminar el
anatema sobre la generalidad del arte de Raimundo; cuando los varones
más doctos en la ciencia luliana aseguran y con mucha razón, que no
es posible formarse una idea exacta y cabal de semejante sistema, sin
el estudio detenido de las extensas obras de su autor que vienen a
formar como su gran comentario; y menos todavía sin un conocimiento
perfecto del particular lenguaje que creó y adoptó para
desenvolverle. Así pues, muy frecuentemente, en los pasajes de
difícil comprensión o de harta sutileza, han preferido sus
adversarios ver más bien embrollados dislates que entretenerse en
desentrañar o sondear el hondo pensamiento del filósofo, al mismo
tiempo que sus admiradores se han valido de su misma oscuridad para
dar a sus ideas más visos de profunda. De todos modos, ni los
primeros habían de haber olvidado en sus apreciaciones, que nunca el
hombre, por muy elevado que sea su entendimiento, deja de pagar un
tributo al carácter, circunstancias y preocupaciones de su siglo, ni
los segundos de que no hay sistema humano que no esté sujeto a
errores crasos que una generación más adelantada llegue después a
conocer y señalar.
Lulio
apareció en el mundo literario en la época de los mayores delirios
de la escolástica; época en que la argumentación dialéctica y las
aristotélicas sutilezas estaban entronizadas en todas las clases, y
en que triunfaban hasta de la misma verdad la sofistería lógica y
las cabilaciones de la metafísica; época en fin en que,
según expresión de Condillac, las escuelas no eran sino torneos, en
los que la gloria estaba en el disputar y vencer a trueque de
ensalzar el error. En medio de esta baraúnda de la ciencia, y
satisfaciendo su ardiente sed de saber en el abundante manantial de
los autores arábigos que le apasionaron a sus misteriosas
combinaciones y a la cábala, amén de la astrología y de la
química, y que le condujeron también a toda la sutileza del
escolasticismo, nada tiene de extraño que su entendimiento, aunque
de suyo claro y penetrante, se inficionase con los defectos de su
época, y que en el afán de hacerse invencible en la argumentación
o en la polémica, su vigorosa y rica imaginación buscase y
concibiese aquel instrumento universal de la ciencia, que si no en
todos los casos podía dar satisfactoria solución a las cuestiones
que se propusiesen, coordinaba al menos, robustecía y facilitaba las
diferentes operaciones de la inteligencia, y subministraba palabras y
conceptos para discurrir sobre ellas sin salir del rigorismo de la
lógica que era a la sazón el arte supremo.
No
seremos nosotros empero quienes nos convirtamos en ciegos apologistas
del arte de Raimundo, ni en obcecados detractores de su admirable
disposición. Creemos un delirio reducir el entendimiento humano a
semejante mecanismo, pero no nos cabe duda de que, con ayuda de su
invención brotaron de la mente de Raimundo principios fecundos en
resultados, ideas grandes y luminosas, que si bien no han sido
estudiadas como merecen, no han podido menos de llamar la atención
de grandes pensadores (1): y vivimos en la persuasión de que si se
procediera al estudio analítico de los escritos del insigne mártir,
prescindiéndose de la forma y del espíritu escolástico que reina
en muchos de ellos, y dejándose a un lado los errores científicos y
las varias creencias y preocupaciones propias de la época, no se
vacilara en conceder a Raimundo Lulio uno de los primeros puestos
entre los hombres que más han influido en la marcha progresiva de la
humanidad.
(1)
Entre los filósofos y sabios modernos que han estudiado con
muchísimo aprecio y veneración varios tratados de Lulio, merecen
especial mención Leibnitz, Boherave, Hoffman y algunos otros.
Sin
embargo, no se negará que alzándose en atrevido vuelo a una altura
que nadie antes que él había osado trepar, fiado únicamente en sus
propias y gigantescas fuerzas, y abarcando la ciencia, no por partes,
sino formando un todo indivisible, puso, para admiración de los
siglos posteriores, los vastos cimientos de una enciclopedia; y que
cultivando a fondo todos los ramos de la inteligencia humana, dejó
consignados sobre cada uno de ellos descubrimientos importantísimos,
máximas imperecederas o ideas generales, cuyo sello de grandeza
envidiaran sin duda hasta los primeros sabios de nuestros tiempos.
La teología o sea la verdad absoluta, era la cima a que le
conducían de grada en grada, como al Dante, todas las demás
ciencias; y en tan inmenso campo admira verle recorrer con firme y
seguro paso y con su extraordinaria fuerza de pensamiento, los
incomprensibles misterios de nuestro dogma, hasta el de la Concepción
inmaculada de la Virgen María, cuya reciente declaración ha venido
a ser un triunfo póstumo para tan consumado teólogo. Y la copia de
luz con que discurre en largos tratados sobre los artículos de la fé
católica, y las célebres disputas con los averroístas, con los
judíos, con los sarracenos y con todos los cismáticos y herejes de
su tiempo, demuestran el caudal de ciencia teológica que atesoraba,
cuan a fondo comprendía su entendimiento el espíritu de cada secta
en particular, y cuan adiestrado había de estar en la polémica para
sacar incólume y triunfante el catolicismo de la contundente
argumentación de sus adversarios (1). (1) Es inmenso el número de
obras teológicas que nos ha dejado Lulio, pues además de las que
van enumeradas en la relación biográfica que hemos trazado, hay
muchísimas otras que, por no constarnos la época en que el autor
las escribió, no las comprendemos en la expresada relación. El
curioso que desee enterarse del largo catálogo que forman las obras
de Lulio, podra verlo en la Biblioteca antigua de D. Nicolás Antonio
y en la edición que de varios tratados de Raimundo, publicó en
Valencia en el año 1515 Alfonso de Proaza y dedicó al cardenal
Ximenez de Cisneros.
Como
escritor místico se elevó Raimundo a una altura que pocos han
podido alcanzar. Dotado de un alma superlativamente contemplativa y
dada al ascetismo, no podía mirar y discurrir sobre el orden
majestuoso del universo o sobre las maravillas del mundo, sin
abismarse con íntimo y poético trasporte en la más profunda y
devota meditación: así es, que hasta en sus obras científicas no
pocas veces le vemos levantarse en alas de su inspiración sagrada a
las regiones más encumbradas del misticismo. El gran tratado de
Contemplación, el precioso opúsculo de Oraciones y contemplaciones,
el de Alabanzas a la Virgen María, el del Nacimiento del niño
Jesús, el devocionario que escribió para los reyes de Aragón,
algunas de sus poesías, y el nunca bastantemente celebrado cántico
del Amigo y del Amado, son otros tantos testimonios de la
superioridad de su talento en la literatura mística, que le colocan
en la esfera de San Juan de la Cruz, de Fr. Luis de León, y de Santa
Teresa.
Raimundo
Lulio brilla también con viva luz como maestro en la predicación.
Su Arte magna de predicar que contiene un número crecido de
sermones, es un excelente tratado, que si no se hace notar por su
elocuencia, es provechoso por el orden y buen método con que trata
de todas las materias predicables; a cuyo libro pueden añadirse los
Sermones sobre los diez preceptos, el tratado sobre el Padre nuestro,
el del Ave María y otros.
En
la jurisprudencia tuvo miras metódicas y elevadas que le ponen en un
lugar distinguido entre los juristas de su tiempo; y nos persuadimos
de que las obras que sobre la materia dejó escritas acrecentaran su
fama como maestro en la ciencia de la justicia, si fuesen aquellas
más leídas y analizadas; así como sus tratados sobre la medicina,
tanto en su parte especulativa como en sus operaciones prácticas, le
han valido altísimos elogios de eminentes profesores así antiguos
como modernos que en su estudio se han detenido, considerándole no
sólo como un consumado maestro en este ramo del saber humano, sino
como uno de los escritores a quienes la ciencia debe importantes
descubrimientos y señalados servicios. Sus Principios sobre el
derecho, su Ars juris, su Derecho natural, su Arte de aplicar la
nueva lógica al derecho y a la medicina; y por otra parte los libros
titulados Principios de la medicina, de la Levedad y peso de los
elementos, de la Región de la salud y de las enfermedades, el
tratado sobre la Fiebre, el de la Medicina teórica y práctica, el
Arte curatoria y otros muchos, bastan para conocer lo que se
distinguió como jurisperito y como médico.
En
la filosofía fue incomparable, dejando en su dilatado campo rayos de
clarísima luz. En efecto, la lógica y la metafísica fueron
tratadas por su fecunda pluma bajo un sistema nuevo y exclusivamente
suyo. Sus libros de moral, entre los cuales van comprendidos el Félix
de las maravillas del mundo, el Arte de confesar, el del Régimen de
los príncipes, el del Orden de caballería, el otro del Orden
clerical, el de los Proverbios y el Blanquerna, le ponen al lado de
los primeros moralistas que haya tenido el mundo. Con respecto a la
física, mientras los escolásticos divagaban en cuestiones
embrolladas y estériles, es notabilísimo ver a Lulio establecer
sobre la observación y la experiencia el estudio de la naturaleza, y
entrar con toda la fuerza de su saber en las más profundas
investigaciones sobre las causas de los fenómenos naturales, y
extenderse en juiciosas observaciones sobre la electricidad y el
magnetismo; hablando ya en su libro de Contemplación, escrito más
de treinta años antes que Flavio Gioja perfeccionase la brújula con
la rosa náutica, y en otras muchas obras, de la dirección polar de
la aguja tacta á magnete; y tratando de este asunto, antes
que otro lo hiciese, de una manera verdaderamente científica
(1).
(1) Véanse sobre el particular las disertaciones sobre el
descubrimiento de la aguja náutica que publicó en Madrid en 1793 el
P. Antonio Raimundo Pascual, monje cisterciense. Como matemático y
astrónomo es sin disputa de los primeros de su tiempo, y son dignos
de ser estudiados sus especiales tratados sobre estas materias, entre
los que se notan la Geometría nueva, la Geometría magna, el Arte de
la aritmética, la Astronomía nueva, el libro sobre los Planetas y
otros muchos, sin contar lo que dejó esparcido con referencia a las
mismas, en las obras que se ocupan del Arte general. Y por último la
química es quizás el mejor título de la gloria y la inmortalidad
de Raimundo. Impulsado al estudio y a las operaciones de esta ciencia
por su contemporáneo Arnaldo de Vilanova, durante la permanencia de
ambos en Nápoles, hacia el año de 1293, y aficionado a la misma por
la lectura de Geber y otros alquimistas árabes, pudo colocarse en
mejor lugar tal vez que su propio maestro y que cuantos le habían
precedido. Bajo este punto de vista, que es indudablemente el en que
ha sido más y mejor estudiado por los extranjeros, Lulio aparece
como una gran figura, pues mucho es lo que la ciencia le debe en
sentir de todos. El descubrimiento del ácido nítrico, de cuyo
reactivo describe la preparación, las importantes observaciones
sobre el aguardiente, sobre las sales y sobre la calcinación y la
destilación, y los experimentos notables que dejó consignados en
sus escritos, son hechos que le acreditan como el primer químico de
su tiempo. El célebre Boherave le cita como uno de los que mejor han
explicado la índole de los cuerpos naturales; y para concluir
trascribiremos lo que estampa un autor francés al hacerse cargo de
los conocimientos de nuestro autor en el ramo que nos ocupa. -
"Citaré entre otras, dice, dos ideas generales que son
sorprendentes. La ciencia tendía en aquella época a buscar la
quinta esencia en todas las materias, que era una especie de
principio sutil, ajeno de toda mezcla, y arquitipo (arquetipo),
por decirlo así, del cuerpo que representa y del cual posee todas
las propiedades o las virtudes, según la expresión de aquel tiempo,
en una intensidad absoluta. Raimundo Lulio buscó esta quinta esencia
ontológica en todos los cuerpos, no sólo en los minerales, sino en
los vegetales y animales. Curioso es ver como la ciencia actual
aplica en pequeño, en sus terapéuticas aplicaciones de la química
vegetal-animal, la idea fecunda, aunque quimérica, que la ciencia
del siglo XIII, tan poética en su cuna, se creía en estado de
aplicar desde luego al conjunto de los fenómenos de la naturaleza.
Nada más parecido a la quinta esencia de Raimundo Lulio, que esas
modernas operaciones de la química farmacéutica, que anda buscando
la morfina en el opio, la quinina en la quina, el yodo en las plantas
marinas, etc., como arquetipos que encierran en muy pequeño volumen
las más visibles propiedades y las acciones más intensas." -
"Otra idea hay de Raimundo Lulio que no es menos notable. De
algunos pasajes, quizás algo difusos y algún tanto oscuros, se
puede inferir claramente que según él la forma es la cualidad más
esencial de la materia, y que ella influye mucho en la composición
química. La ciencia actual no está acorde con esto; mas de cada día
alcanza resultados que no dejan de tener alguna analogía con la
opinión de Lulio. Hace ya mucho tiempo que los fisiologistas han
notado, que en la organización el elemento de la forma tiene más
importancia que el de la composición, cosa que se comprende muy
fácilmente: basta en efecto considerar cuan poco varía en cada
especie la forma vegetal o animal, por muchas que sean las
modificaciones a que se ve sometido el ser organizado según el
clima, la estación, la alimentación, el aire y demás
circunstancias que influyen sobre la composición química. Un hecho
análogo se observa en la química mineral. Se sabe en efecto que el
cristal de una sal, por ejemplo, de forma determinada, persiste en
ella en muchos casos, aun cuando vaya mezclada con otras sustancias
análogas y aunque sean estas a veces en porción bastante
considerable. La nueva teoría de las sustituciones, introducida
recientemente en la química, da también este singular resultado: en
una composición de muchas sustancias puede un cuerpo en cierta
manera ser sustituido por su análogo, sin que las propiedades
físicas y químicas de la composición se alteren en lo más mínimo
(1)."
(1) Delecluze. Revue des deux mondes. Nov. De *1840.
Raimundo
Lulio ocupa también un puesto muy distinguido en la ciencia de la
estrategia (estratéjia) militar, y en la de la navegación.
Para convencerse de sus admirables disposiciones en la primera, no
hay sino leer su libro sobre la Conquista del Santo Sepulcro y otro
sobre el mismo objeto que intituló del Fin; y prueba son de sus
inmensos conocimientos en la segunda y de los sólidos principios en
que fundaba el estudio de la náutica, lo que dejó sentado en varias
de sus obras, y entre ellas en su Geometría y en su Arte general
última, ya que su precioso libro titulado Arte de navegar
desgraciadamente se ha perdido. El acierto con que discurre,
estudiando prácticamente sobre los terrenos, acerca del modo como
había de operar un ejército para apoderarse de la Siria, es digno
de los mejores y más experimentados capitanes; y en cuanto a los
conocimientos náuticos de Lulio, bastará que trascribamos lo que
manifiesta en una de sus excelentes memorias el concienzudo escritor
D. Martín Fernández de Navarrete.
- "Para evitar o minorar
en lo sucesivo tales acontecimientos, reduciendo a un sistema de
doctrina náutica las prácticas usadas y las observaciones hechas
por los marinos de levante y del océano, combinándolas con los
principios de las ciencias exactas, especialmente de la astronomía,
que tanto habían cultivado los árabes y rabinos españoles,
escribió el portentoso Raimundo Lulio varios tratados científicos,
y entre ellos un Arte de navegar, que citan D. Nicolás Antonio y
otros escritores. Si esta obra hubiese llegado a nuestros días,
pudiéramos examinar y conocer el método con que trató ciertos
puntos fundamentales de la navegación, o averiguar si acaso fue un
mero recopilador de lo que dejaron escrito los antiguos. Pero
juzgando por la doctrina que vertió en otras misceláneas y
matemáticas, no podemos dejar de admirar los sólidos principios en
que fundaba el estudio de la náutica. En una de ellas, publicada en
1286, trató de los vientos y de las causas que los producen: en otra
del año 1295, dio excelentes documentos sobre la necesidad que tenía
el marinero de considerar el tiempo para navegar, los puertos a donde
debía refugiarse, y sobre la estrella y el imán, los rumbos y
distancias que andaba, y finalmente sobre cuanto correspondía a su
profesión. Dijo en su Geometría, que de ella depende la náutica, y
entre sus figuras se nota un astrolabio para conocer las horas de la
noche, que dice es de mucha utilidad para los navegantes; y en su
Arte general última, no sólo puso un compendio de ciertas
instrucciones para que los marineros ejecutasen con arte lo que
obraban por pura rutina y experiencia, sino que trató expresamente
de la navegación (1), sentando que desciende y procede de la
geometría y aritmética; y en comprobación de ello traza una figura
dividida en cuatro triángulos y constituida en ángulos rectos,
agudos y obtusos a semejanza de los quartieres, que hoy sirven tanto
para la práctica de la navegación, declarando por medio de esta
invención, cuanto anda una nave según el viento que sopla y el
rumbo que sigue respecto a los cuatro puntos cardinales, de lo cual
deduce el lugar o paraje del mar en que se halla a una hora o momento
determinado; y trata además en aquella obra, de los vientos y de las
señales para pronosticar su dirección.
(1)
Ars generalis ultima, obra que empezó en 1305 y acabó en 1308,
part. X, cap. 14, art. 96 De navigatione.
Si
por esta muestra y otras semejantes que ofrecen los voluminosos
escritos de Lulio, hemos de juzgar del mérito de su tratado de
náutica y de sus conocimientos en esta materia con relación a su
siglo, no podremos menos de maravillarnos de su instrucción cuasi
universal, de su ingenio original y penetrante, y de su talento vasto
y combinador en descubrir las relaciones que tienen entre sí todas
las ciencias y aplicarlas recíproca y oportunamente para dar un
impulso favorable a sus adelantamientos y facilitar los métodos de
su enseñanza (1).
(1) Nicol. Ant. Bibl. vet., tom. II, pág. 122
y sig. - Pascual, Aguja náutica, pag. 5, SS. 1, 3 y 4. - Fr.
Bartolomé Fornés, Apolog. contra Feijoo, Dist. 3, c. 6.
De aquí
puede inferirse naturalmente que si el primer tratado de náutica en
la media edad se debe a un español, fue también consecuencia de lo
mucho que este peregrinó entre las naciones de Europa, Asia y
África, con motivo de promover las cruzadas; cuyas expediciones
anteriores, fomentando la navegación e ilustrando la geografía, al
paso que multiplicaron los intereses y las relaciones de los pueblos
entre sí, hicieron también recíprocos sus conocimientos,
principalmente los que se dirigían a facilitar más estas
comunicaciones por mar, disminuyendo los riesgos y peligros que la
ignorancia hacía tan comunes y repetidos."
Contra
los que cultivaban la astrología judiciaria y la nigromancia,
escribió Lulio también excelentes tratados, siendo de notar lo que
en el tantas veces citado cántico del Amigo y del amado expresa con
referencia al particular, para confusión de los que confundiendo al
filósofo con el impío escritor de su tiempo llamado Raimundo de
Tárraga, le han supuesto autor de las heréticas blasfemias
que este estampó en sus libros. - "Encontró el amigo, dice, a
un astrólogo adivino, y preguntóle qué cosa era su astrología; a
lo que contestó que era ciencia que enseñaba a leer el porvenir.
Errado vas, le replicó el amigo, que lo que tú dices no es sino
engaño, ciencia de fingidos, fatídicos y mentirosos profetas, que
infaman la obra del soberano maestro; ciencia reprobada por la
providencia de mi amado, que promete dar el bien y no el mal con que
aquella amenaza.” - “Con altas voces iba el amigo diciendo: ¡Oh
qué vanos son muchos hombres que se dejan dominar por la curiosidad
y la presunción! Por la curiosidad caen en la mayor de las
impiedades, abusando del nombre de Dios, invocando con encantos y
deprecaciones los espíritus malos, y profanando las cosas santas con
caracteres, figuras e imágenes: por la presunción se han esparcido
tantos errores como hay en el mundo. Con vivas lágrimas lloró el
amigo las muchas injurias que cometen los hombres contra su amado
(1)".
(1) Libro del Amigo y del amado, vers. 347 y 348.
En
las letras fue también Raimundo notabilísimo. Además de sus varias
obras sobre gramática que le acreditan de muy sabio en el arte, como
preceptor o humanista escribió un libro de Retórica, que ha sido
muy encomiado por los inteligentes; al paso que su estilo es puro, y
su dicción expresiva y elegante, quedando sin disputa el primer
hablista lemosín entre sus contemporáneos. La ignorancia de
muchos que sin antecedentes se han creído bastantemente autorizados
para tratar a su manera del gran maestro, ha tachado de bárbaro el
latín de sus obras; mas tales críticos debían haber tenido
presente que es muy dudoso que Lulio escribiese en latín ninguno de
sus libros, y que el defecto que le censuran no es suyo, sino de sus
traductores, que no daban en escribir muy correctamente el idioma de
Marco Tulio en la época de su mayor corrupción.
Por
último, hasta en la música fue Raimundo en extremo hábil y perito
tratando de ella con la ciencia y fijeza con que discurría siempre
sobre todos los ramos de la inteligencia. Varias son las obras en que
se ocupó, aunque no exclusivamente, de este arte delicioso, y mucho
nos engañamos si no es de su mano el excelente libro manuscrito
titulado Arte de cantar, que hemos tenido ocasión de ver, aunque no
le encontramos continuado en ninguno de los largos catálogos de las
obras de nuestro autor.
No
acabaríamos nunca si hubiésemos de hacer mención expresa de todo
lo que fue objeto de los profundos estudios o de las continuas
meditaciones de Raimundo. Ninguna ciencia humana de las que estaban
al alcance de su época, dejó de encontrar su lugar en el gran
círculo que abarcaba su genio; ningún fenómeno de los que se
presentaron a su siglo con el incentivo de la novedad, dejó de ser
objeto de las hondas investigaciones del gran
filósofo. Su talento eminentemente combinador y universal forma
época en la historia del progreso humano. La fecundidad de su pluma
asombra, como asombran los numerosos viajes que emprendió, las
multiplicadas aventuras que le acontecieron, las continuas
diligencias que hizo para la realización de sus santos proyectos, y
las predicaciones asiduas que llevaba a cabo para la conversión de los infieles. Un hombre de grande ingenio con dos siglos de
existencia no hubiera podido hacer lo que Lulio en los cincuenta años
que mediaron desde su conversión hasta su glorioso martirio. Con la
relación sola de su vida podría haber llenado volúmenes enteros;
sus escritos forman diez tomos de gran tamaño en la edición moguntina, ordenada desde 1721 hasta 1749 por su admirador el
esclarecido Ibo Zalzinger, si bien ella no llega a comprender
la mitad de las obras de Raimundo. Muchos tratados permanecen todavía
inéditos, otros se han perdido por desgracia de la ciencia y de las
letras.
Además
de tanta inteligencia, tan vasto saber, y tantas virtudes juntas,
reunía Raimundo una fuerza de ánimo invencible que le hacía
arrostrar todas las dificultades para la divulgación y enseñanza de
su Arte que consideraba como destinado a entronizar la verdad en
todos los ámbitos del mundo, y triunfar de todos sus adversarios. Y
con esa firmeza, a la que se unía la novedad que su sistema ofrecía,
logró que el orbe todo se llenara al punto de su ciencia, de su
doctrina y de su nombre. Mas no se contentaba solamente con el fruto
que podía dar la propagación de su sistema en las escuelas, sino
que para estirpar los errores que se multiplicaban en el mundo en
medio del cual vivía, ofreció por una parte a la Santa Sede y al
colegio de cardenales su Arte general, y emprendió por otra largos
viajes para desempeñar el más penoso apostolado. En medio de estas
tareas no olvidaba el negocio de la conquista de los Santos Lugares,
que fue el pensamiento que a todas horas le dominaba, y para cuyo
objeto agotó todos los recursos de su pluma y todo el tesoro de su
infinita paciencia, ya trazando planes y proyectos para facilitar la
empresa, ya interesando en ella a los grandes poderes de la tierra; y
si unas veces logró el placer de ser escuchado y en parte secundado
en sus miras, otras tuvo que sufrir con toda la resignación de un
cristiano la mofa y el desprecio en recompensa de sus laudables
afanes. ¡Cuánto hubiera cambiado quizás la faz del mundo a haberse
llevado a feliz término los vastos proyectos del gran pensador de su
siglo! ¡Y cuántos beneficios no hubiera reportado con ello la causa
del catolicismo! Mas Raimundo halló tibios a sus contemporáneos, y
sus exhortaciones se estrellaron contra la irresistible fuerza de las
circunstancias que le fueron siempre adversas.
Aunque
fue mucho empero el celo y la firmeza con quo Lulio ponía en
ejecución sus ideas, duélenos tener que confesarlo, no anduvo
siempre acertado en los medios que escojitaba para llevarlas
adelante, ni eran siempre tan oportunas como convenía. Y no dejó de
contribuir ciertamente a esta falta de tacto con que en determinadas
ocasiones procediera, atención que prestaba por desgracia a los
acontecimientos políticos de su tiempo, en los cuales no se instruía
lo bastante, extraño como se mantuvo siempre a toda asociación
civil o religiosa, y ocupado como estaba tan asiduamente en sus
estudios y combinaciones científicas.
Mas
en vano se han levantado envidiosos contra la santidad y heroísmo de
la vida del eminente mártir, y contra la doctrina del célebre
filósofo. En vano el vehemente y bilioso inquisidor Nicolás de Aymerich, que hubo de ser expulsado del reino de Aragón por
sus demasías, lanzó contra Lulio las diatribas más furibundas,
tildando de heréticas muchas de sus máximas que adulteraba a su
antojo, y suponiendo condenados sus libros por una bula pontificia
cuya autenticidad no pudo nunca justificar; la fama del mártir ha
quedado ilesa, y los merecidos elogios que de sus actos y de su
ciencia han hecho millares de sabios, son un elocuente, y magnífico
contrapeso a las decepciones que solo la ponzoña de las malas
pasiones ha podido dictar contra el más celoso de los apóstoles у
el más esclarecido de los sabios de la edad media, radiante sol en
la ciencia y espejo purísimo de todas las virtudes.