HISTORIA DE LOS CONDES DE URGEL.
Capítulo I.
En
que se describen los pueblos Ilergetes.
Están el
condado de Urgel y el vizcondado de Ager en el
Principado de Cataluña, en una partida o región de tierra
que los antiguos llamaron los pueblos Ilergetes,
nombrados así de la ciudad de Lérida, llamada de ellos
Ilerda, que fue la cabeza y pueblo más principal de ellos.
Ocupaban muy gran parte del reino de Aragón y Principado
de Cataluña, y no acaban de determinarse los autores qué tierra
era la que correspondía bajo o dentro los límites de estos pueblos;
pero siguiendo la más común y cierta opinión, hallo que, mirados
todos juntos, eran de figura cuadrangular y constaban de cuatro lados
y puntas. El primer lado, de la parte de oriente, tenía la distancia
de tierra que corre desde la fuente del río Gállego hasta la
fuente o nacimiento del río Llobregat,
fingiendo o tirando una línea de la una fuente a la otra. De
la parte del mediodía, les dieron Florián de Ocampo y otros por
límite el río Segre; pero es cierto dilatarse muy gran
espacio de tierra de la otra parte del dicho río, extendiéndose
hasta los montes de Segarra y tirando o fingiendo una línea
desde la fuente del Llobregat hasta el río Ebro. Por
la parte de poniente tenían al río Ebro, cuanto discorre de
la entrada del Gállego hasta la villa de Flix, que está a las
orillas del mismo Ebro; y por el septentrión, considerada cierta
raya, según la postura que Tolomeo señala, desde la fuente del
Gállego hasta el Ebro, dividiendo la región de estos Ilergetes
de otros españoles nombrados Vascones. Hay dentro de
esta tierra diez ríos caudalosos, cuyas riberas son tan pobladas y
fértiles, que pocas en España las aventajan. El más
principal de estos ríos es Ebro, al que Marineo Siculo da el
primer lugar entre los ríos de España, como aquel de quien
esta provincia fue llamada Iberia, según dice Plinio
(Lib. 3, c. 3.): quem propter universam Hispaniam Graeci
appellavere Iberiam; y tiene su nacimiento cerca de un
puerto llamado Fuentible, que es lo mismo que fuentes de
Ebro, que está cerca de Aguilar del Campo, y corre a raíz
de Cantabria, atraviesa Navarra, Aragon y
Cataluña, y después de haber corrido más de ciento y diez
leguas, junto a Tortosa entra en el mar Mediterráneo,
con tan grande furia, que gran trecho aun queda su agua dulce y
sabrosa. Es río navegable, y antiguamente lo fue mucho más; y en
tiempo de los romanos se navegaba hasta Logroño, en el
reino de Navarra, que, comparado, lo que hoy se navega es
poco; y así parece que quieren afirmar algunos autores (Garibay),
que Tubal, cuando vino a poblar España, empezó por
Cantabria, subiendo y navegando por este río arriba. Recibe
en sí diez y siete ríos grandes y caudalosos, sin las otras
muchas aguas que entran en él de Navarra, Aragón y Cataluña.
Abunda de mucha pesca, especialmente de sábalos, que son
admirables: sus aguas son muy sanas y apacibles, y las estiman mucho
las mujeres, por hacer las manos y cara muy blancas y blandas; y por
esto son traídas de unas partes a otras: cujus aqua, dice Sículo,
vel ad bibendum, vel ad lavandum perutilis, in cadis ad regiones
alias transfertur; ea siquidem manus albiores et facies molliores
facit, et pota, corpora saniora; y finalmente, cuando fue la seca
general de España, no quedó en ella cosa verde sino fue en la
orilla de este río y de Guadalquivir.
Segre es el otro
río que hay en estos pueblos; y este traviesa por el condado de
Urgel: es muy celebrado por haber salido de sus riberas los
pobladores de la isla y reino de Sicilia, que le dieron el
nombre de Sicania. Llamáronle los antiguos Sicano y
Sicoris o Segre los modernos. Vivían en sus orillas
una gente que se llamaban Sicanos: estos, dice Tucídides
que echaron de sus casas y moradas los Sigios, gente húngara,
feroz y bárbara, que, dejada su tierra, vinieron a poblar en España,
movidos por ventura del oro y plata que manó del incendio de
los Pirineos, que convidó a muchas naciones bárbaras, que
vinieron para gozar del tesoro que aquellos montes dentro de sus
entrañas tenían. Salidos de aquí los Sicanos, pasaron a la
isla de Sicilia, que hasta entonces se llamaba Trinacria,
por razón de las tres puntas o promontorios que hace,
y quedó con el nombre de Sicania, y vivieron en ella mucho
tiempo nuestros Sicanos; y Tucídides, autor griego, que vivía el
año 450 antes del nacimiento de Jesucristo señor nuestro, afirma,
que en su tiempo aún había descendientes de aquella nación,
que tenían una parte de aquella isla, hacia el occidente.
Marineo Sículo da otra causa de haber pasado esta gente a Sicilia, y
dice que hubo en la España citerior algunas guerras civiles
entre los vecinos y moradores de las orillas del Segre, y los que
quedaron vencidos dejaron esta provincia y pasaron a Italia, y de
aquí a Sicilia, donde llegaron cansados y codiciosos de tomar
asiento y reposo; y por hallar aquella isla casi deshabitada,
conociendo su fértil y buen terruño, se quedaron en ella; y Silio
lo cantó con estos versos:
Post dirum Antiphae sceptrum et
ciclopea regna,
Vomere verterunt primum nova rura Sicani;
Pyrene missit populos, qui, nomen ab amne
Asciti
patrio, terrae imposuere vacanti.
Lleva este río arenas de
oro, que se coge en él con harta abundancia, y por eso son
sus aguas muy saludables: nam aureas affert arenas, et potus est
valde salubris. Recoge el Cinca, las dos Nogueras,
Pallaresa, porque viene del marquesado de Pallars,
y Ribagorzana, porque viene del condado de Ribagorza,
y Balira, que viene por la parte del septentrion, y
después de haber regado y fertilizado mucha tierra, desaguan en él.
Por la parte del mediodía recibe los ríos de Bragos, Lo
Corp, Sió y río de Cervera, que traviesan
y fertilizan el llano de Urgel; y con estos ríos que,
entrados en él, pierden su nombre, y con otras muchas aguas que
recoge, después de haber regado y fertilizado gran parte de tierra,
acaba en Ebro, que, recogiéndole en sí, le quita y acaba el nombre.
Es notable este río, pues en él, por permisión divina, recibió
la hija de Herodias el justo castigo de haber
complacido a su impía madre, pidiendo la cabeza del santo precursor
Bautista; y fue que los delitos y maldades de Herodes
Antipas y de Herodias, su manceba, les merecieron ser
echados de Judea y desterrados a Francia y de aquí a
Lérida, donde murió infelizmente; y Herodias bailando por su
gusto sobre este río, que estaba helado, se rompió el hielo, y ella
quedó sumergida, sacando solo la cabeza, que cortaron los mismos
pedazos de hielo sobre que ella había bailado, pereciendo en aquel
baile. Lucio Dextro, hijo de san Paciano, obispo
de Barcelona, lo dice en su Omnimoda Historia, que
apareció escrita en nuestros días, por estas palabras: Herodias
vero, saltans super Sicorim, flumen llerdae, glacie concretum,
summersa, miserabiliter periit. Pero mejor lo dijo Niceforo
Calixto, aunque no nombra el río: Eundum filiae Herodiae erat
brumali tempore, et fluvius trajiciendus, qui, cum glacie contractus
coagmentatusque esset, pedes eum transibat; glacie autem rupta, idque
non sine Dei numine, demergitur illa statim, capite tenus, et
inferioribus corporis partibus lasciviens moltiusque se movens,
saltat, non in terra, sed in undis: caput scelestum, frigore et
glacie concretum, deinda etiam convulneratum, et a reliquo corpore,
non ferro, sed glaciei crustis ressectum, in
glacie ipsa
saltationem letalem exhibuit, spectaculoque ejus omnibus praebito, in
memoriam ea que fecerat spectantibus revocat. Y de todo había
hablado aquel apostólico varón san Vicente Ferrer, el qual
en el sermón hizo en la fiesta del martirio del gran Precursor, dijo
estas palabras: Filia vero ejus, cum super glaciem tripudiaret, ub ea
glacies resolvitur, et ipsam in aquis continuò submersit, et
modo tripudiat cum daemonibus in inferno. Herodes autem in
exilium missus ab imperatore, et ibidem miserabiliter vitam finivit.
Hay edificados en esta región de los Ilergetes muchísimos
pueblos: los más principales en Aragón son: Huesca, Gurrea,
Montaragon, Ayerbe, Balbastro, Monzon,
Benavarre, Ripop, Alcolea, Bellver, Fraga, Calamera, Vallobar,
Alcubita, Perdiguera, Bujaraloz, Mequinenza, Xelse, Vililla y otros
muchos. En Cataluña: Balaguer, ciudad y cabeza del condado de Urgel;
la ciudad de Urgel llamada la Seo, donde reside el obispo y
cabildo; Agramunt, Tárrega, Linyola, Bellpuig, Anglesola, Aytona,
Camarasa, cabeza de estos dos marquesados, Pons, Oliana,
Castelló de Farfanya, Áger
y otros muchos, que, entre Aragón y Cataluña, pasan de más de
cuatrocientas poblaciones con campanario (1: Ocampo, lib. 3°, c. a°
).
Tolomeo en su geografía, después de haber
tratado de los Vascones y referido los pueblos hay
entre ellos, dice estas palabras: et post hos etiam Ilergetes.
In quibus civitates mediterraneae Bergusia, a la que da
de longitud 16° y 30, y de latitud 43°, y la traducción italiana
dice ser Balaguer; Celsa, de longitud 16°, y de
latitud 42° y 45; Bergidum, que quieren algunos sea la Seo
de Urgel (y con ellos el padre Gordoño en su Cronología), y
tiene de longitud 15° y 30, y 42° y 30 de latitud; Erga, a
la que da 15° de longitud y 45, y de latitud 42° y 15; Succosa,
a la que da 15° y 10 de longitud, y 42° y 30 de latitud; Osca,
que es la ciudad de Huesca, a la que da 16° de longitud, y
42° y 30 de latitud; Burtina, que dicen ser Balbastro,
15° y 10 de longitud, y 41° y 56 de latitud; Gallica Flavia,
que dicen ser Fraga, a la que da 15° 30 de longitud, y 41° y
40 de latitud; Orcia, que dicen ser Alcarraz, 15° de
longitud y 41° y 30 de latitud; y Ilerda, que es Lérida,
15° y 56 de longitud, y 41° y 26 de latitud.
De estos pueblos
era la cabeza la ciudad de Lérida, a la que dan los historiadores
varios fundadores. Unos quieren que haya sido Brigo, antiguo
rey de España y bisnieto de Tubal, que reinó
el año 400 después del diluvio y dejó fundadas muchas ciudades
principales, y entre ellas fue la de Lérida. Otros atribuyen la
fundación de esta ciudad a Hércules Libio, de quien dicen
que, armado de una porra o maza y vestido de una piel de león, iba
por el mundo domando monstruos, valiéndose de estas armas, porque
aún no estaban inventadas las de acero que después se usaron para
destrucción del género humano. Este, dicen que más de 1600 años
antes del nacimiento de Jesucristo señor nuestro, llegó en el
puesto donde hoy la vemos edificada, con muchos griegos de
Acaya y del Ilirico que le seguían, y agradados de la
tierra por su apacibilidad y grasura, y por ser en cierta
manera semejante a la que ellos habían dejado en Grecia,
edificaron en un montecillo que está casi en el medio del llano
de Urgel, cuyas faldas baña el río Segre, una ciudad que en su
lengua llamaron Ilerda, aludiendo al nombre del Ilirico
que hoy decimos Esclavonia, de donde ellos habían salido.
Juan Vazeo sigue la
opinión de los que dicen ser fundación de Troyanos 1139 años
después del diluvio, y que le dieron este nombre en honra del dios
Apolo, a quien ellos llamaron llleus, y de aquí vino
que muchos escriben Illerda con dos eles y lllergetes
asímismo; pero hallamos en los poetas lo contrario, y hacen la
primera sílaba breve, lo que no podría ser si se escribiese con dos
eles. / Leyda, Lleyda,
Lleida /
Es esta ciudad muy celebrada de César
en sus Comentarios, por las victorias que cerca de ella alcanzó de
Marco Varron, Lucio Afranio y Marco Petreyo, capitanes de Pompeyo;
célebre en edificios, templos, casas y copia de vecinos; regalada
por su fértil, apacible y dilatada huerta, y por las aguas del río
Segre que bañan sus muros y la proveen con abundancia de pescado;
ilustre por su antigua universidad, que ha dado al
mundo una infinidad de varones doctísimos en todas facultades y
ciencias, a la cristiandad un papa, que fue Calixto tercero,
que en ella recibió el grado de doctor, como dice Platina, y
a la iglesia un santo, que fue san Vicente Ferrer, que en ella
recibió el grado de Maestro en Teología; y por eso la alaba
Jacobo Mendedorpio en su tratado Academiarum orbis celebrium. Era
antiguamente marquesado; y Ramón Berenguer, conde de
Barcelona y príncipe de Aragón, se intitulaba marqués
de Lérida y Tortosa, como parece en muchas escrituras de
su tiempo.
Es est ciudad madre de la de Valencia, y
de ella salieron mil mancebos y otras tantas doncellas
que, después que el rey don Jaime la conquistó de los moros,
la poblaron. Lérida le dio peso y medida, y le comunicó parte de
sus armas o señal con que hoy señala la moneda de
vellon de aquel reino; y de cuatro flores de lis
que hacía Lérida en sus escudos, le dio una, y ella
se quedó con tres, en premio de haber sido sus vecinos los
primeros que la entraron cuando el rey don Jaime la tomó:
reconoce Lérida a Valencia por hija y esta a
aquella por madre, y con estos títulos se tratan,
reconociendo siempre Valencia, como buena y agradecida hija,
lo que debe a Lérida, su madre. Marineo Sículo,
tratando de la moneda de Valencia, lo dijo muy bien: Caeterum
Valencia suae monetae signum tamquam munus accepit ab Ilerda
civitate; nam cum rex Jacobus Valenciam, mauris
plenam, propugnatoribus obsideret, convocatis ducibus et cujusque
civitatis praefectis, constituit, cunctis assentientibus, ut quae
civitas primum Valenciae muros oppugnando prorrumperet et civitatem
ingrederetur, ea, in suae virtutis et honoris memoriam, Valenciae
colonias mitteret, et pondera, mensuras et monetae signum conferret.
Cum igitur Ilerdae cives, acriter oppugnantes, primùm
Valenciae muros dirruissent, expugnatam civitatem,
mauris fugatis et occissis, ingressi, summa laetitia
gestientes, ei, prout rex imperaverat, cultores adolescentes
numero mille totidemque puellas virgines
tradiderunt, et cum mensuris et ponderibus florem lilii unum
quo monetam insignirent. Nam prius Ilerda quatuor in
suis armis et insignibus lilii floribus utebatur, nunc vero
tribus dumtaxat; quamobrem Valenciae gratissima
civitas, in litteris quas ad Ilerdam scribit, eam matrem
semper appellat, et in magnis rebus non secus ac parentem charissimam
consulit; et Ilerda Valenciam filiam vocat, cujus
commodis et honoribus diligenter incumbit.
Lucano en el
libro tercero describe esta ciudad y con breves
palabras comprende mucho de lo bueno que hay en ella:
Colle tumet
modico, levique excrevit in altum
Pingue solum tumulo: super hunc
fundata vetusta
Surgit Ilerda manu.
Acordóse de
ella también Horacio en sus sermones, cuando hablando con su
poema, le dice:
Contrectatus ubi manibus sordescere vulgi,
Corporis aut tineas pasces taciturnus inertes,
Aut fugies
Uticam, aut unctus mitteris Ilerdam.