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lunes, 13 de julio de 2020

CAPÍTULO XLIII.


CAPÍTULO XLIII.

De la erección del título de conde de Barcelona, de Urgel, vizconde (pone vizonde) de Ager y otros.

El primer conde de Barcelona fue Bara: este tomó el gobierno el año 805 y gobernó hasta el de 826 que fue privado del gobierno. Ludovico Pío, hijo de Carlo Magno, rey de Francia y sucesor suyo, que murió el año 815, nombró a Bernardo, cuyos merecimientos de conde de Barcelona lo promovieron a camarero (camerlengo, camarlengo) de Ludovico, que, en su lugar, nombró a Vifredo, que por otro nombre es llamado Guifre, Jofre o Godofre (el velloso, lo pelut, Gottfried, Godofredo). Este era catalán de nación y descendía de gran linaje. Su padre se llamó Jofre o Guifre, era señor del castillo de Ria o Arria en Rosellón, fue prefecto de Barcelona, y casó con Almira, prima de Carlo Magno. Este Jofre era hijo de Guifre de Neustria, que casó con una hija o hermana de Texalion, duque de Baviera (Bayern).
Este Jofre fue hijo de Carlos Martel, padre de Pepino, rey de Francia.
Almira, madre de Guifre y muger de Jofre, señor del castillo de Ría, era hija de Laudunda, cuyo marido ignoro, por no haber llegado a mi noticia. Esta Laudunda era hija de Carlos Martel, así que los padres de nuestros condes eran primos hermanos. Gobernó el condado con mucha paz y prudencia hasta el año 858, en que murió. Este fue el primero de los condes de Barcelona, que dio principio a aquella ilustrísima casa y descendencia de la cual se precian tener sangre los mayores reyes y príncipes del mundo.

Asímismo por estos tiempos tuvieron principio los condes de Urgel. Este condado en estos tiempos no era hereditario, sino que el rey de Francia lo daba o encomendaba a un caballero, que era como hacerle gobernador de él por vida; y muerto o promovido a cargos mayores, el rey nombraba a otro. El primero que hallamos en historia fue Armengol de Moncada, de quien diré después, y el segundo un caballero llamado Seniofredo que no lo tuvieron hereditario, sino de por vida.
De los Vizcondes de Ager no hallo su principio hasta años adelante, como veremos en su lugar.
Es opinión de algunos, que como cosa asentada la defienden, haber Carlo Magno erigido en Cataluña nueve condados, nueve vizcondados, nueve noblías y nueve varvesorías, y novecientas casas de caballeros, dividiendo la tierra de Cataluña en nueve partes o regiones, y dando a cada uno de ellas un conde, un vizconde, un noble y un varvesor; y esto con intento de no haber de erigir cada día títulos y que se contentaran los que le servían con los erigidos, como lo hizo en Aquitania, donde, después de haber conquistado aquella provincia el rey Pepino, su padre, erigió Carlos en ella nueve condados, dándoles a otros tantos caballeros que quería honrar y hacer merced, y esto en honra de los nueve coros de ángeles, con cuyo favor y amparo prometía buen suceso a todas sus empresas. Ya confiesan los que son de esta opinión, que entonces no estaba Cataluña ni aún la mitad de ella en poder de cristianos, ni aún lo estuvo de muchos años después; pero lo hizo para cuando lo estuviese. Sucedió a los tales a quien dio estos títulos como a muchos obispos, arzobispos y aún primados, que toman el título de las tierras que no solo están en poder de infieles y aún sería muy dificultoso de conquistarlas, pero, lo que más es, que son tierras que nunca se lee haya habido en ellas prelados, y a los tales obispos llaman de anillo, porque tienen todo lo que los demás obispos, salvo que no tienen esposa ni ovejas; mas si aconteciese reducirse a la fé católica las tales tierras, serían suyas; y en estas cosas las más veces se precia más el honor que del tal título se recibe, que no lo que podrían rentar en caso que viniesen a poseer los pueblos o lugares de donde él se toma; pero dejada aparte la opinión de estos novenarios títulos para aquellos a quien agradare, trataré de los dos títulos de conde de Urgel y vizconde de Ager, que son el asunto de este libro.

domingo, 24 de mayo de 2020

HISTORIA

HISTORIA.

Si el nombre de Pedro Miquel Carbonell ha llegado hasta nosotros se debe seguramente a la publicación de las Croniques de Espanya, obra que le colocó en el primer término de los historiadores de su época, cuyo privilegio retuvo por mucho tiempo, a pesar de la crítica de algunos de sus sucesores, que fueron muy inferiores a él.
Estudioso y reflecsivo hasta lo sumo, justo por carácter, investigador incansable, entusiasta por las glorias de su patria y custodio del panteón de estas, debió natural y necesariamente entregarse a los estudios y trabajos históricos. Si el lector nos sigue en el examen y lectura de estos, se hará cargo del gran partido que supo sacar de las dotes de su carácter y de su ventajosa posición.
Aunque nuestro principal objeto es el de presentar al público las obras inéditas del referido autor, no podemos prescindir de dar antes algunas noticias de las que han salido hasta hoy día a luz, cuales son las Chroniques de Espanya fins acino divulgades: que tracta dels Nobles e Invictissims Reys dels Gots: y gestes de aquells: y dels Comtes de Barcelona: e Reys de Arago: ab moltes coses dignes de perpetua memoria; el episcopologio de la iglesia de Barcelona, bajo el título de Episcoporum Barcinonensium qui gradatim post domini nostri Jesu-Christi passionem fuerunt tam tempore Gentilium et Gottorum ac Imperatorum tunc regnantium et Christianos persequentium quam etiam Christianitatis tempore ordo et numerus (1), y el pronóstico o juicio de la ciudad de Barcelona, o sea. De la conservatio e duratio de la ciutat de Barcelona (2).
De estas dos últimas solo se nos ofrece decir que el P. Flórezfue el primero que publicó el episcopologio en la pág. 359 del tom XXIX de la España Sagrada, y D. Próspero de Bofarull y Mascaró quien dio a luz, en la pág. VII de la Introducción a Los Condes de Barcelona Vindicados, el pronóstico o juicio de la ciudad de Barcelona. El mérito y exactitud del episcopologio le han ensalzado y deprimido a su vez diferentes autores, a los que remitimos al lector, puesto que no es este nuestro propósito, mientras que le aconsejamos vea el pronóstico de Barcelona, pues su valor aparece de su simple lectura. Está escrito de puño propio de Carbonell, y aunque no dice ser obra suya, no puede en manera alguna dejársele de atribuir, por estar lleno de correcciones y cambios de cláusulas enteras, y guardar muchísima relación con el contenido de una carta que, sobre la etimología del nombre de esta ciudad, le escribió su primo Gerónimo Pau, desde BRoma, en los idus de junio de 1475, y es el ultimó documento que publica Marca en el Apéndice á su Marca Hispanica. Pasemos ya a tratar de la Crónica.
(1) Archivo de la Corona de Aragón, al fól. 63 del Memoriale n. 49.
(2) Idem, al fól. 16 v. del Registro n. 1529, parte II.

Seguramente iría reuniendo Carbonell en los diez y ocho primeros años de su archiverato los conocimientos y noticias necesarias para escribir su Crónica, que comenzó en 3 de febrero o 19 de mayo de 1495 (1), ausiliado del inteligente literato Gerónimo Pau, natural de Barcelona, doctor en ambos derechos, canónigo de esta Catedral y cubiculario del Papa Alejandro VI, que la revisó y corrigió únicamente hasta el reinado de Pedro III el Ceremonioso por haberle sobrevenido la muerte en 12 de marzo de 1497(2).

Llegó a oídos de D. Fernando el Católico que su archivero se dedicaba a tan útil e interesante trabajo, y en su Real carta, dada en Barcelona a 7 de agosto de 1496, le suplicó, encargó y mandó, que la continuara, acabara y custodiara en su Real Archivo (3). Pero conociendo Carbonell todas las dificultades que ofrecía el estender la historia del monarca reinante, y temiendo por otra parte ofender la susceptibilidad y el amor propio de los cronistas especiales que el Rey tenía para escribir sus hechos, no pasó del reinado de D. Juan II, padre de D. Fernando(4).

(1) Fól. 1 v. col. I, y 257 v. col II, Chroniquesde Espanya, per Pere Miquel Carbonell.
(2) Fól. 1 v. col. I, 6 v. col. I, y 237 v. col. II, id.
(3) Fól. 1 v. col. I, y II, id.
(4) Fól. 6 v. col. II, y 257 v. col. II, id.
Para conocer cuanto vale esta obra, basta leerla detenidamente, sin perder de vista la época en que fue escrita y sobre todo sin achacar al autor un sin número de crasísimos errores que en su contesto se notan y que en manera alguna pudo cometer, atendidos los conocimientos que poseía, y que corría a su custodia la fuente de las verdades históricas. No dudamos en hacer esclusivo cargo de ellos al impresor y editores de la misma.
El recomendable bibliógrafo D. Nicolás Antonio, en la I col. de la pág. 219 del tomo II de su Biblioteca Hispana nova, dice, hablando de la mencionada Crónica, que se hicieron de ella dos ediciones en Barcelona, ambas en folio, la una en 1536, y la otra en 1547. (1) Respetamos cual cumple la opinión de este reconocido escritor, pero nos atrevemos a asegurar que no existe otra edición que la costeada por los ciudadanos y comerciantes en libros de Barcelona Jaime Manescal, Rafael Deudor, Juan Guardiola y Juan Trinxer, estampada en fóleo en la misma ciudad por Cárlos Amorós, en 15 de noviembre de 1546 y publicada el siguiente año de 1547, fundando nuestra opinión en las incontestables y siguientes razones: 1.a Porque las más detenidas investigaciones y cotejos que hemos practicado y mandado practicar entre la mayor parte de los ejemplares que existen en las bibliotecas de España y Francia, han dado constantemente por resultado el ser todas iguales a la única que admitimos.
2.a Porque todos los autores que citan la Crónica de Carbonell indican una misma foliación, que conviene siempre con la que marca la impresión de Amorós, siendo imposible que aquella fuese enteramente igual en dos ediciones, a menos que se quiera suponer que se cambiaron solo las portadas y los finales. ¿Quién sabe si Nicolás Antonio fundaría su dicho en las palabras novament imprimida que se notan on la portada de la edición de 1546? Pero debe tenerse entendido que, en el lenguage catalan, antiguo y castizo, el advervio novament equivale al castellano recientemente. Por lo demás, no podemos calcular de dónde tomó dicho bibliógrafo la fecha de 1536, cuya edición no reconoceremos hasta que se nos presente un ejemplar de la misma.

(1) Del mismo parecer es el P. Manuel Marcillo, en la pág. 362 de su Crisi de Cataluña, pero su opinión se reduce a copiar exactamente el dicho de Nicolás Antonio.

Practicado ya este ligero examen de las obras de Carbonell hasta hoy día conocidas, pasaremos a ocuparnos de las inéditas, siguiendo el mismo orden que damos a su publicación.
Cuando el rey D. Juan II de Aragón se hallaba en los últimos momentos de su vida, afectado de la penosa enfermedad que le acarrearon las imprudentes fatigas de una cacería en que tomó parte a la avanzada edad de ochenta años, fue consultado Carbonell por los deudos y favoritos de este monarca y por las autoridades del Principado, con el objeto de preparar el ceremonial de las honras funerales y demás que deberían celebrarse después de su muerte. En vano practicó las más detenidas investigaciones en el Archivo Real que corría a su cargo, pues nada pudo encontrar relativo a la demanda que se le hacía, y persuadido de cuan conveniente fuera evitar para lo sucesivo la falta de tales noticias, y corregir la omisión o descuido que en aquel punto se había cometido hasta entonces, se propuso presentar todo cuanto se practicase en aquella ocasión, y enterarse de los actos privados, por los dichos de las personas que mediasen en ellos, formando de todo una circunstanciada relación desde la fecha en que D. Juan dejó la ciudad de Barcelona para asistir a la cacería, hasta el momento en que descansaron sus restos con los de sus mayores en el monasterio de Poblet. Emprendió esta obra con la constancia propia de su carácter, apuntando los hechos a medida que pasaban con su acostumbrada exactitud y minuciosidad. Muy en breve supo el rey D. Fernando el proyecto de Carbonell, y para estimularle a realizarlo, le dirigió la honorífica carta con que encabeza su obra, fechada en la misma ciudad de Barcelona a 13 de setiembre
de 1479, en la que, después de elogiar sobremanera el objeto de aquella y ponderar la utilidad que podría seguirse de su ejecución, concede al autor la honra de considerarla digna, después de puesta en limpio por mano del mismo, de ser colocada entre los registros de su Real Archivo, con la prevención de reservarla al publico, y la prohibición absoluta de dar de ella copia a persona alguna, a menos de recibir Real mandato en contrario. Carbonell dio felizmente cima a su propósito, pero cuando comenzaba a estender una preciosa copia del borrador de su manuscrito, le alcanzó la muerte, dejando este tan plagado de correcciones y acotaciones, que nos ha sido sobradamente engorroso y difícil su decifre. Por fortuna, la larga y constante práctica que tenemos en esta clase de trabajos, el perfecto conocimiento que nos hemos formado del lenguaje del autor, por fin las repetidas comprobaciones y consultas que hemos practicado nos ponen felizmente en el caso de presentar al público un resultado exactísimo que deja del todo tranquila nuestra exigente conciencia. Esta obra lleva el título De exequiis sepultura et infirmitate Regis Joannis secundi, y este y la carta que acabamos de indicar preceden al prólogo, en el que el autor atribuye la falta que del ceremonial de las exequias de los monarcas se nota en las perfectas y acabadas ordenaciones de la Casa Real de Aragón, al reparo que estos tendrían de ocuparse en disponer pompas mundanas para después de su muerte y a su voluntad de reservar este cuidado para sus sucesores, mayormente cuando no olvidaron consignar en aquellas lo que debía practicarse al ocurrir la muerte del Papa, la de los reyes de otros estados, si eran parientes suyos, y la de sus primogénitos, hijos, obispos, etc. etc. Manifiesta también en él la estrañeza que le causa el observar que ninguno de sus antecesores en el cargo de Archivero se hubiese ocupado de aquel asunto, se queja de que los Concelleres de Barcelona no quisieran prestarle un libro que tenían en la casa de la Ciudadreferente a sepulturas Reales, indica que de la relación de los médicos y manumisores de D. Juan sacó los datos de los hechos que no había presenciado, y finalmente espone haber emprendido este trabajo a instancia de muchas personas de respetable nombre y fama, especialmente del obispo de Gerona, Juan de Margarit, que había sido canciller (canci-ciller en dos lineas)del difunto rey. Sigue al prólogo el índice de los noventa y cuatro capítulos en que la dividió para hacer más agradable su lectura (1), de los cuales los noventa y tres primeros versan sobre el asunto que se propuso tratar y el último lo reservó a probar, contra la oponión de algunos, que las sepulturas pomposas pueden celebrarse en obsequio y alabanza de Dios y en provecho y sufragio de las almas, a escusarse de haber invertido tanto tiempo en este trabajo, por resultar del mismo grande honra a Dios y el Rey, a describir estensamente las exequias que en la antigüedad hicieron los Egipcios a sus reyes, y finalmente a celebrar la piedad, la liberalidad, el valor y la caballerosidad de D. Juan.

(1) Carbonell dice al fól. 50 v. de su manuscrito lo siguiente. «Nota que si aquesta obra scrita en lo present libre fos consecutivament scrita portara tedi als legidors e par a mi millor haie yo divisit aquella per capitols per enamorar los legidors de aquella. E conte LXXXXIII cap. » Pero debe tenerse presente que entonces no había estendido aun el 94, que lo verificó en la última época de su vida, como se conoce muy bien por la falta de pulso que se advierte en sus caracteres.

A continuación de este último capítulo pone Carbonell un estracto de todas las cosas que se necesitaron para las exequias de D. Juan, con el objeto de hacer menos trabajosa al lector la adquisición de esta noticia y sin duda para que sirviera de pauta en los casos de igual naturaleza que pudieran ocurrir en lo sucesivo; una nota de los personagesque fueron invitados a acompañar con luces el cuerpo del Rey; los nombres de los caballeros encargados de correr las armas Reales y practicar las restantes ceremonias; y dos diarios del curso de la enfermedad, el primero absolutamente facultativo, que creemos ser el mismo a que se refiere el cap. 34, y el segundo, ampliado por el autor, que lo estendiósobre los datos suministrados verbalmente por Gabriel Miró, médico de cabecera del Rey.
El lenguaje a la par que correcto es muy elegante y fluido, las descripciones brillan por su naturalidad y precisión, tan difíciles de reunir, mientras que la exactitud histórica es sobresaliente. Las primeras calidades se notan a la simple lectura, y con objeto de comprobar la última, hemos creído oportuno publicar, como en apéndice, lo que sobre los mismos hechos nos refiere Pedro Juan Comes en el cap. 24 del lib. II del manuscrito titulado Libre de algunes coses assanyalades succeydes en Barcelona y en altresparts - 1583, existente en el Archivo Municipal de de esta Ciudad, y lo que va continuado al fól. 74 v. del dietario de la antigua Diputación de los tres Brazos o estamentos de Cataluña, correspondiente al trienio de 1476 a 79, custodiado en el Archivo general de la Corona de Aragón.

También escribió Carbonell dos cartas en latín a su amigo el presbítero Gabriel Vilell, desde el Real Archivo, la primera a tres de los idus de junio de 1512, y la segunda a diez de las calendas de diciembre de 1514, esponiendo en ambas la vida y milagros del obispo de Barcelona S. Severo, y la traslación de su cuerpo desde el monasterio de S. Cucufate del Vallés, en que se hallaba, a esta Santa Iglesia Catedral. En la primera, después de saludar a su amigo, de manifestar que a su instancia emprendía aquel trabajo y que únicamente para complacerle pasaba a ejecutarlo, a pesar de las ocupaciones que tenía en el Real Archivo, del poco lugar que estas le dejaban para entregarse al estudio de las humanidades, y de la avanzada edad de 78 años que a la sazón contaba; refiere el milagro que el Santo hizo, sanando radicalmente la gangrena que estaba ya declarada en la pierna del Rey D. Martín de Aragón, de resultas de la inflamaciónde la inveterada e incurable llaga que en ella tenía, precisamente en la noche anterior al da señalado por los cirujanos para ejecutar la amputación; y sucintamente la traslación del cuerpo del Santo. Pone en seguida la vida de este desde su elección en obispo de Barcelona, incluyendo todos los milagros que hizo, y concluye con una nota o catálogo de los que le precedieron en el obispado, añadiendo sus dos inmediatos sucesores, Paciano y Berengario, y (parece una v) con la pasión y muerte de aquel. Al pie de esta carta continúa el autor un himno al Santo, que lo copió, según dice, de un códice antiquísimo, y la oración que acostumbraba rezarle, esponiendo que, por la gran devoción que le profesaba, puso su nombre en la pila a uno de sus nietos, y mandó construir, en el jardín de su casa de la calle den Serra, una capillita dedicada a nuestro Señor Jesu-Cristo, a su inmaculada Madre, al Arcángel S. Miguel, a S. Severo y a Sta. Eulalia, El contenido de la segunda carta se reduce a esplanar más circunstanciadamente la misma vida del Santo. El estilo de ambas es correcto y tiene cláusulas elegantes.
En la misma lengua escribió Carbonell otra carta, también desde el Real Archivo, el día anterior a las calendas de noviembre de 1493, a Miguel Pérez Almazán, secretario de D. Fernando el Católico, sobre la espulsion de los herejes y judíos de todos sus reinos, decretada por este monarca, sobre la conquista de Granada y sobre la paz establecida entre los reyes de España y Francia y la recuperación de los condados de Rosellón y Cerdaña, que con tan buen éxito había agenciado el referido Almazán. El contenido de esta carta es un entusiasta elogio del Rey Católico, y como el corazón del autor, en los momentos en que la escribía, se hallaba verdaderamente inspirado, su estilo es espontáneo y elegantísimo. La más vasta erudición rebosa en ella por todas partes, y en nuestro concepto es una de las más bellas páginas latinas de nuestro Cronista, y una convincente prueba de que en su juventud había leído y estudiado con mucho aprovechamiento las obras de los grandes maestros de la antigüedad. ¡Con cuánto patriotismo ensalza la conquista de Granada ! ¡Con cuánta fé celebra la espulsion de los enemigos del cristianismo! ¡Con cuánta satisfacción contempla solidada la paz en su patria!... Al pie de esta carta copia un epigrama escrito en elogio de Almazán, añadiendo otro que él compuso a igual objeto.
A mas deestos trabajos, hizo Carbonell un minucioso estracto de los procesos originales seguidos por la Inquisición en las diócesis de Barcelona, Tarragona, Vich, Gerona y Elna desde el día 14 de diciembre de 1487, hasta el 5 de marzo de 1507, cuyo examen le facilitaron los mismos inquisidores, intercalando en él todas las disposiciones que habían dictado y continuaban dictando los reyes relativas a este asunto, y le dio el título de Liber descriptionis reconsiliationisque purgationis et condemnationis hereticorum, alias, De gestis hereticorum (1). Su mérito consiste en la minuciosidad con que nota los nombres, los oficios y hasta el domicilio de los acusados o reos, en la exactitud con que refiere las ceremonias practicadas por aquel tribunal en los diversos casos que se presentaban, y en los interesantes detalles que nos da de las costumbres de los judíos, y de los cargos que se hicieron a algunos herejes de nombradía, cuyas sentencias copia íntegramente.

(1) Este estracto forma parte del registro n. 3684 del Archivo general de la Corona de Aragón, que lleva el título esteriorRegistro sobre negocios de la Inquisicion. Fernando II.


En general guarda este extracto el orden cronológico, y nos admira sobremanera la constancia con que le continuó hasta un año o dos antes de su muerte, en los que la inquietud de la peste que reinaba entonces en Barcelona y el mal estado de su delicada salud no le permitirían seguramente pasar adelante. Usa en esta obra más comunmente la lengua latina que su idioma nativo, pero es cierto que su mérito no consiste en el estilo, sino en los curiosos datos que contiene, mayormente siendo tan escasos los que nos han suministrado hasta el día los pocos escritores que han tratado, nunca con imparcialidad, de la historia y actos de aquel célebre tribunal.
Hemos dado hasta aquí todas las noticias que sabemos relativas a las obras inéditas de Carbonell que vamos a dar a luz; réstanos únicamente añadir las que hemos adquirido de otras cuyo paradero ignoramos, que no dejarán de ser leidas con interés por nuestros lectores, quienes estamos seguros se condolerán con nosotros de su pérdida.
Parece que Carbonell quiso devolver a los Inquisidores el obsequio que le dispensaran franqueándole los procesos originales seguidos ante su tribunal, formando espresamente,para uso de los mismos y a instancia de uno de ellos, llamado Francisco Pais de Sotomayor, un estracto del célebre proceso seguido en el reinado de D. Jaime II de Aragón contra los Templarios de su Corona, con el título de Super factis Templariorum. Así lo expresa la nota autógrafa que se lee en el primer folio del registro n. 291 del Archivo general de la Corona de Aragón, que á mas lleva esteriormente el título de Varia 5.° Procesus contra Magistrum militesque Militiae Templi anno MCCCVII regnante Jacobo II (1). Pero el mencionado extracto no existe ya en el Archivo, y seguramente no le devolvió alguno de los inquisidores, a quien se le prestaría en lo sucesivo, insiguiendo la voluntad de su autor.
Según se deduce del contenido de una nota autógrafa continuada al fól. 63 del Memoriale n. 49. (2) dejó también Carbonell un volumen en forma mayor (y tal vez otro en forma menor) de varias cartas dirigidas a distintas personas sobre diferentes materias, entre las que se hallaban las dos ya indicadas relativas a S. Severo, por fortuna copiadas en otro lugar.

(1) Tal es el contenido de esta nota. «Aquest libre ó registre es del Real Archiu de Barcelona pretitulat Regestum super negotiis Tempiariorum: lo qual libre o registre fo començaten lany de nostre Senyor Mli (Mil) CCCVII regnant lo Rey de Arago Jacme segon e lo qual libre o registre era tot deturpat e maltractat e tot desligate yo Pere Michael Carbonell Archiver del Serenissimo D. Ferrando huy beneventuradament regnant Rey de Arago de Castella de Leo etc. el fet ligar e affegir paper a despeses mies encara no hi fos yoobligat huy ques divendres e comptam tres del mes de abril del any de la nativitat de nostre Senyor Mil cinccents e sis lo Sermo. D. Ferrando segon beneventuradament regnant. E mes le tot passat de charta en chartanombrant aquelles e per no haver tant (pone taut)treball en legir tan gran libre e a pregaries del reverend pare en Christ Inquisidor de la heretica pravitat Francesch Pais del Sotomaior he fet scriure un summariper mi fet de aquest libre faent lo ligartot a despeses mies pretitulat Super factis templariorum e servira a prestarlo al dit reverend Inquisidor e a qualsevol altre inquisidor qui sera apres dell. »
(2) He aquí la nota. «Et ne memoria excidat si qnipiam vitam et moros huius Sancti Severi scire voluerit legat epistolam qnamdivino Spiritu attractus edidi III idus junii anno Christi MDXII. Ego quidem P. Michael Carbonellus et illam manu propria scriptam ad probum virum Gabrielem Vilell presbiterum barcinonensem dore non distuli eamque reperiet iucodice meo maioris formae epistolarum mearum (mearnm) per me editarum. »

Probablemente el autor mismo o su hijo y nieto reservarían en su casa este manuscrito, como cosa particular, y con las vicisitudes de los pasados tiempos se habrá estraviado y destruído.
En conclusión: ofrecemos a nuestros lectores las siguientes noticias y advertencias que nos ha sido dable reunir relativas a otra obra inédita y autógrafa de Pedro Miguel Carbonell, cuyo paradero se ignora, titulada Memorables.
El autor que por primera vez la cita y nos da las únicas y escasas noticias que de ella existen es el Dr. Gerónimo Pujades en la 1.a parte de su Corónica universal del Principat de Catalunya, impresa en Barcelona en folio por Gerónimo Margarit en 1609, en cuya composición, es decir, en la parte relativa a inscripciones y lápidas romanas, le sirvió de mucho el contesto de aquella. Túvola en su poder algún tiempo mientras compuso la crónica (1) pero dejó de tenerla antes de acabarla (2). El modo como vino a parar y salió de sus manos no lo espresa, pero nos inclinamos a creer que se la prestarían y reclamarían después los descendientes de Carbonell, que tenían alguna relación de parentesco por linea materna con el Dr. Pujades, según asegura este al fól. 89 v. de su mencionada Crónica «aventhi (dice) abells y mos avis maternos alguna gota de sanch. » Pero, dejando aparte estas conjeturas, lo cierto y tristemente cierto es que nos ha sido absolutamente imposible hasta hoy descubrir su paradero.

(1) Fól. 100, 116 y 204 v.
(2) Fól. 172 v.

Citan también Las memorables Esteban de Corbera en su Cataluña ilustrada (1), el P. Manuel Marcillo en su Crisi de Cataluña (2), D. José Finestres y de Monsalvo en su Sylloge inscriptionum Romanorum (3), Nicolás Antonio en su Bibliotheca Hispana Nova (4) y otros, pero siempre con referencia al Dr. Pujades, que fue el primero y único que la vio.
Las Memorables que citan los autores catalanes era una colección de lápidas romanas o una descripción de las que existen en el Principado de Cataluña, puesto que en los veinte y un lugares en que la cita Pujades, en las partes 2.a y 3.a de su crónica (5), que en los años 1829, 30, 31 y 32 publicaron D. Félix Torres Annat, D. Alberto Pujol y D. Próspero de Bofarull, impresas en Barcelona por José Torner, ni en uno solo deja de referirse a aquellos objetos. Si algún otro punto histórico contuvo ¿cómo no volvió a citarla Pujades en el decurso de su crónica, en la que tantas veces menciona la de Pedro Miguel Carbonell?
Entre otras de las acepciones que Ducange da a la palabra Memoria se encuentran monumentum sepulcrum, y es fácil la conjetura de que, aun cuando Carbonell no diera acaso el nombre de Memorables a su colección de lápidas sepulcrales, lo inventaran los que a esta hubiesen de referirse, para indicar así, con un título breve y expresivo, la que existe en el códice de Gerona, citado anteriormente, y en el que va encabezada con estas palabras: Epigrammata in lapidibus sive marmoribus sculpta tam Romae et Barcinonae quam Tarragonae quam etiam in Hispania, no pudiendo dudarse de que era tan interesante trabajo propio de Carbonell, si se atiende a la dedicatoria o advertencia que hace a continuación a su hijo Francisco, expresándose de esta manera: Accipe Franciscefili charissime vel sic quiritum aliorumque civium veterum monumenta ex Hispaniarum marmoribus lapidibusque eruta per Petrum Michaelem Carbonellum. Sin embargo, la falta de certeza absoluta y el carácter colectivo de la obra son motivos suficientes para que el lector comprenda la omisión de esta parte en el conjunto de los opúsculos inéditos.

(1) Pág. 244 - En fól., en Nápoles, por Antonio Grammiñani en 1678.
(2) Pág. 363 - En 4.°, en Barcelona, por Mathevat en 1686.
(3) En el prefacio y en las pág. 23, 29, 31, 32, 39, 43, 46, 49, 56, 62, y 179. - En 4.°, en Cervera, por Antonio de Ibarra 1762.
(4) Pág. 219, tom. II. - En folio, en Madrid por la viuda y herederos de D. Joaquin Ibarra en 1788.
(5) Fól. 100, 106 v. 116, 119, 133, 161 v. 163 v. 167 v. 172, 172 v. 181, 184 v. 188 v. 189 v. 195, 204 v. 205 v. 251 y 255.

El códice que acabamos de mencionar, existente en el archivo de la Santa Iglesia de Gerona, tiene, formando parte de su general miscelánea, algún trabajo y cartas de carácter histórico, como son, primero: el Libellus de viris illustribus catalanis,que hizo Carbonell con la idea que guió a Bartolomé Faccio, al trazar las biografías de los italianos ilustres; y segundo: la correspondencia con Juan Villar, sobre genealogías y otros asuntos que interesan a la historia del Principado. Uno y otra hemos colocado al final de esta sección histórica, dejando al juicio del lector el apreciar su mérito, por ser el libellus trabajo solamente empezado, y las cartas en reducido número, aunque de visible interés.
La insuficiencia de nuestras escasas fuerzas nos ha retraído diferentes veces de emprender el trabajo que hoy ofrecemos al público; pero el valor intrínseco de la materia sobre que versa, el servicio que creemos prestar a la historia de nuestra patria y el obsequio que deseábamos tributar a la buena memoria de un cronista y archivero de la antigua Corona de Aragón, digno por todos títulos de la consideración de sus compatriotas, nos han animado por fin a efectuarlo (pone afectuarlo). Si estos dispensan buena acogida a nuestros esfuerzos, consideraremos sobradamente recompensadas nuestras largas y constantes tareas.

Exequias, sepultura, enfermedad de Juan II de Aragón

lunes, 13 de julio de 2020

CAPÍTULO L.


CAPÍTULO L.

Que contiene la vida de Armengol de Gerp, séptimo conde de Urgel. - De la
conquista de Balaguer, y descripción de aquella villa.

El condado de Urgel se iba cada día dilatando, y el valor y fama de sus condes se extendía por España, y ellos iban a porfía por aventajar los unos a los otros, sin reparar en inconvenientes ni peligros, porque ningunos podían meter límite a sus altos pensamientos. El hijo del que murió en Barbastro se llamó Armengol, así como el padre, y por diferenciarle, le llamaron de Gerp, por haber edificado y muerto en el castillo de Gerp, vecino de la ciudad de Balaguer. Muerto su padre, heredó el condado de Urgel y los tributos o parias que cada año lo pagaban los reyes moros.
Los primeros años del gobierno de su condado fueron muy sosegados y quietos, y en ellos llegó a Barcelona Hugo Cándido, cardenal del título de san Clemente, que venía de Aragón, donde le había enviado el papa Alejandro. Este Hugo Cándido no fue natural de Barcelona, sino de Trento, y fue creado cardenal el año 1049: digo esto, porque hay algunos que piensan que un cardenal Hugo que hubo el año 1240, a quien inadvertidamente dan el nombre de Cándido, que fue religioso de la orden de santo Domingo y escribió muy doctamente sobre la Biblia, sea el que intervino en la ordinacion de los Usajes de Barcelona, y equivocándose, toman el uno por el otro, lo que causa alguna confusión en las historias.
Este cardenal, después de haber dejado en muy buena orden las cosas ecclesiásticas de aquel reino, llegó a Cataluña en ocasión que estaba Ramón Berenguer, el Viejo, conde de Barcelona, ocupado en el sitio de la villa de Cervera de Urgel, que así la llamaban antiguamente, y era de moros, que habían acudido con tributo al dicho conde y ahora se lo negaron, declarándose contra de él, corriendo y talando toda la tierra de los cristianos, sus vecinos.
Obligaron al conde a la defensa de sus vasallos y castigo de los moros; puso sitio a la villa, que era muy fuerte y poblada, circuida de buenos y fuertes muros, con un castillo al un extremo de ella, que es la fuerza más principal de aquel pueblo, del cual escribe muy curiosamente Pedro Giscafré, su síndico, en un libro Del triunfo del Santo Misterio que es sucinta y curiosa historia de aquella villa y verdadera relación de sus grandezas. Asistieron en el sitio de ella con el conde Ramón Berenguer muchos prelados, y entre ellos el obispo de Vique, el abad de Ripoll, Ramón de Cervera y Ramón de Guardia, Berenguer de Anglesola y muchos vasallos del conde de Urgel. Fue grande la defensa hicieron los moros, y entonces, para mejor combatir la villa y defenderse de las surtidas de los cercados, se edificó junto a aquella, a la parte inferior, una torre fuerte, cuyas ruinas y señales aún quedan. Estando ocupado el conde de Barcelona en esta empresa, tuvo nueva de la venida del cardenal, y luego encomendó el campo a un caballero muy principal llamado Ramón de Timor, que después se llamó Ramón de Cervera, y se fue a recibirle. Grande sin duda era la utilidad de la conquista de Cervera, y la presencia del conde y demás prelados importaba mucho para ella; pero todo lo dejaron en saber la venida del cardenal, anteponiendo las cosas del servicio de Dios a las de su estado.
Llegado el cardenal, se congregó un concilio de los obispos y demás prelados de Cataluña. Entre otras cosas muy acertadas que ordenaron, la más notable fue, que de común consentimiento dejaron el oficio, rito y ceremonias góticas que hasta entonces habían observado, y tomaron las romanas, prohibiendo del todo a los clérigos el uso del matrimonio, que había quedado del tiempo del rey Vitiza, penúltimo rey godo, y quedando obligados a perpetua castidad, como el día de hoy se guarda.
Dióse asímismo entonces de mano a algunas leyes antiguas que hasta entonces se habían observado, pero tan alteradas, quitadas y añadidas, que eran casi otras de las que se hicieron en tiempo del rey godo Eurico, en cuya ordinacion se halló san Severo, obispo de Barcelona, con sesenta obispos católicos, cerca del año 480. Juntáronse en Barcelona cortes, y en ellas intervino el cardenal, con todos aquellos que tienen lugar en ellas; y Tomich (Tomic) dice, en particular, que fue en ellas el conde Armengol, que en estos tiempos andaba en los veinte y tres años de su edad. De consentimiento de Ramón Berenguer y de la corte fueron nombradas veinte y una personas, y entre ellas fue Arnaldo de Tost, vizconde de Ager, para ordenar y componer nuevas leyes, por las cuales se gobernase y rigiese este principado, y que el día de hoy se observan, y nombran Usajes de Barcelona (usatges): y es tan grande el cuidado que se tiene de la guardia y observancia de ellas, que, entre otros juramentos que hacen los reyes y sus ministros, es uno de guardar aquellos, por contener en sí gran equidad y justicia: fueron ciento y setenta y cuatro, y andan impresos en los libros de las Constituciones de Cataluña.
Cerca de estos tiempos, y en los idus de enero del año ocho del rey Felipe, que es de Cristo nuestro señor 1068, dio el conde privilegio a los del lugar de Valldelort de que jamás ningún señor les pudiese imponer más censo de aquel que solían pagar en tiempo del conde su padre.
Finidas estas cortes, emprendió el conde Armengol la conquista de la ciudad de Balaguer y sus comarcas. Es Balaguer población principal y antigua en los pueblos ilergetes y fundación de Hércules líbico, la segunda vez que vino a España, mil seiscientos setenta y ocho años antes del advenimiento de Cristo señor nuestro, y le nombró Balaguer.
Otros hacen más moderna esta fundación, y la ponen en el año 1.591 antes del nacimiento, y la atribuyen a Sicoro, antiguo rey de España, de quien el río Segre toma el nombre de Sicoris, de cuyas riberas salieron los de los pueblos sicanos, que poblaron la isla de Sicilia, que llamaron Sicania. La interpretación de este nombre de Balaguer, no se sabe; hay empero quien la deriva de un gran grito o balato, que, estando en el puesto más alto de la ciudad dio Hércules mirando a los suyos metidos en una famosa batalla, diciendo: ó quam urgens bellum; de que quedó Urgellum, y del balito o balato Balagarium; y así llamaron a la ciudad que allí se fundó. Esto en opinión de algunos es apócrifo, y graves autores lo juzgan por tal: los que hacen fundador a Sicoro, (Segre) dicen que Balaguer en lengua líbica, (Libia) que era la que usaban estos antiguos reyes, quiere decir señorío de los valles. (bal : val : vallis : valle : vall + ager: Ager).

En tiempo de los romanos floreció mucho y hubo reyes que tomaron el título de la ciudad: uno de ellos fue Belistágenes, que las historias llaman rey de Balaguer, y de los fieles amigos de los romanos en España; porque habiéndose levantado contra ellos todos los pueblos de aquellas comarcas, solo Belistágenes perseveró en en su devoción, lo que celebró Tito Livio y otros autores. Después, en tiempo de los moros, se conservó también el título de rey de Balaguer muchos años, y fueron tributarios a los condes de Urgel, hasta que del todo los sacaron de la ciudad y condado. El sitio de ella está tendido por lo largo a la ribera del río Segre, cuyas aguas bañan sus muros: participa de llano y enriscado; la parte enriscada está dividida en dos puntas o riscos; en la parte llana están edificadas muchas y buenas casas, donde moran los caballeros y ciudadanos y demás gente lucida de la ciudad. Tiene una grandiosa plaza que llaman el Mercadal, que puede competir con las mejores de España. En ella, en tiempo de los condes y aún después, se celebraban los juegos y fiestas públicas; por el un lado pasa una caudalosa acequia de agua que se toma del río Segre, una legua antes de llegar a la ciudad, que sirve para el riego de la huerta y uso de los molinos. Sobre el río Segre hay una hermosa puente de piedra que
sustentan cinco arcos, labrada de sillería, muy ancha y larga, capaz para gran tránsito: pasan por ella los que, viniendo del mediodía, van a la ciudad. Al cabo de ella hay una puerta muy ancha y grande, que es la principal de la ciudad, y muy bien labrada y con majestuoso frontispicio: en medio de ella hay una imagen del arcángel san Miguel (tutelar de la casa de Urgel), de piedra, muy grande, en medio de los dos escudos de las armas de Urgel y Cataluña, en franja; de donde infiero, ser edificio hecho después del año 1334, que el condado de Urgel vino a ser de los hijos de los reyes de Aragón y condes de Barcelona. Algo más arriba están otros dos escudos con las de Urgel solas. A la otra parte, y delante de la puente, hay otro insigne monasterio de la orden de santo Domingo, que fundó el conde Armengol de Cabrera, del cual se da noticia en su vida. Los muros a la parte de tierra son a lo antiguo, aunque renovados en algunas partes; pero a la parte que mira al río, labrados a lo moderno, con sus terraplenes que sirven de paseadores, para comodidad de los vecinos, por gozar de apacible y alegre vista.
La vega es grande y fértil, poblada de hermosas huertas y jardines, y espesas alamedas: extiéndese por las orillas del río Segre, cuyas aguas, conducidas por cada parte del río con caudalosas acequias, sirven para el riego de ella, sin faltar jamás. Había allí entre otras casas de campo una más principal que todas, que llamaban la casa fuerte de la condesa, que estaba tras el monasterio de predicadores, y era casa de recreo de los condes, y edificio suntuoso y fuerte, como lo denotan algunos rastros que no ha muchos años parecían por aquellos campos. Es tradición de los vecinos, que tenían los condes una mina secreta que salía del castillo y pasaba por bajo del río y desbocaba en esta casa, lo que, si es cierto, es cosa espantosa, y tanto más admirable, cuanto más caudaloso es el río Segre que pasa sobre ella: pero la riqueza de los condes podía emprender cosas mayores.
El terreno produce todo género de granos, frutos, legumbres, cáñamos, linos, salitre, vino y lo demás necesario para el uso del hombre; y esto con tanta abundancia, que de lo que se vende entra en la ciudad mucho dinero que la enriquece.
A la otra parte de la vega, hacia el mediodía, sobre una colina, hay un castillo que llaman Rapita (Rápita), y era antiguamente mezquita de moros, donde hacían sus ceremonias moriscas: así lo denota el nombre Rapita, que quiere decir mezquita o casa de devoción que está fuera de poblado. Hay también en medio de la vega, hacia occidente, a la mano izquierda del camino que va de Balaguer a Lérida, un monasteri que lo fue de religiosas cistercienses, obra antigua y maciza. Llámase de las Franquesas. Por estar tan cercano al río está muy sujeto a las avenidas de él, pero puede resistir a ellas. Las religiosas se acabaron, y por ser de aires mal sanos no han puesto otras; porque las aguas se encharcan, y los vapores que se levantan corrompen los aires. Está unido al monasterio real de Poblet, y residen allí uno o dos monjes, que cuidan de la casa y heredades, y celebran misa. Hay en la iglesia algunos sepulcros antiguos de piedra, levantados en alto, no se sabe de quién son, porque no hay armas ni inscripciones: dicen por allá los vecinos ser de algunos principales caballeros, que solían por aquellas partes usar tales sepulturas, como aún los hay muchos por las iglesias de todos aquellos contornos. Consérvanse los claustros y dormitorios y otros cuartos del monasterio, pero amenazando ruina, por haber muchos años están inhabitados.
En un alto de la ciudad, que está a la parte del occidente, está edificada la iglesia mayor, so invocación de Nuestra Señora: es edificio moderno, del tiempo del infante don Jaime, conde de Urgel, hijo del rey don Alfonso: es todo de sillería y de una sola nave, muy grande y capaz, adornado de muchos y muy buenos retablos, y la sacristía muy rica; acúdese al culto divino con grande puntualidad y devoción: la vista de que goza es admirable, y por estar en lugar alto, descubre gran parte del campo de Urgel: residen en ella doce canónigos, un plebano y doce beneficiados.
En el otro risco o recuesto, que está al principio de la ciudad, a la parte de oriente, frontero de la puente, estaba edificado el castillo y alcázar de los condes, el cual era muy fuerte y suntuoso, y de fácil defensa, según lo denotan las ruinas y cimientos de sus muros y torres derribadas, edificados sobre otros más viejos que estaban sobre durísimas y grandes peñas, todo de sillería y obra romana: su grandeza y antigua majestad hoy mal se puede conjeturar, porque desde el año 1413 fue derribado. Queda algún rastro de las cisternas, caballerizas y demás oficinas subalternas; la puerta era hacia el mediodía y de tal traza, que cuatro hombres la podían defender; estaba muy adornada de jaspes, mármoles y pórfidos, de que hay algunos pedazos junto al castillo, que son recuerdos de lo que fue en tiempos pasados, y testimonio verdadero de la instabilidad y mudanza de las cosas del siglo. En el claustro superior del monasterio de Poblet están las colunas que se sacaron de este castillo, y de aquellas adornaron aquel claustro: las piedras de las ventanas del palacio real del mismo Poblet estaban también en este castillo, y por ellas se echará de ver que tal sería este castillo de donde se sacaron.
Había en él una iglesia que llamaban Santa María de la Zuda, donde residían clérigos y celebraban los oficios divinos, cumpliendo con algunas fundaciones dejaron allá los fieles; y en esta iglesia tenían algún derecho los abades de San Pedro de Ager. Era por la parte de occidente, mediodía y tramontana casi imposible la subida; pero por la parte de oriente, entre el castillo y la iglesia de Almata, hay un grande foso que le sirve de defensa: en él vivió el grande rey don Alfonso el tercero, mucho tiempo antes que fuera rey; aquí nació el rey don Pedro el tercero, y sus hermanos, y de ello hace estima en su crónica.
A la otra parte del foso, y fuera los muros de la ciudad, hay una grande llanura, en que en el año 1413 asentó el rey don Fernando el primero su real, para mejor combatir el castillo. Aquí hay una iglesia antigua que llaman Santa María de Almata; es a modo de cruz, con solo tres brazos, que miran a oriente, occidente y septentrión; es la bóveda de ellos redonda, con una cornisa muy llana y sin labor alguna; el brazo que mira al oriente es nuevo, labrado a lo moderno, y cubierto con un gran cimborio, por el cual recibe la luz: aquí está el altar mayor y la santa imagen de Cristo nuestro señor, tan celebrada en el
mundo: a la parte del mediodía la cortina de la pared corre igual, y en esta parte hay una capilla pequeña, donde antiguamente estaba la santa imagen que está en el altar mayor, y en memoria de ello, hay una inscripción que dice así:

EN ESTA CAPILLA ESTUVO LA IMAGEN
DEL SANTO CRISTO MÁS DE 600 AÑOS
Y SE TRASLADÓ A LA CAPILLA NUEVA
A XXI DE MARZO DE MDCXXVI .
EN PRESENCIA DEL REY NUESTRO SEÑOR,
DON PHELIPE IIII Y III DE ARAGÓN Y DEL SERENÍSIMO INFANTE DON CARLOS SU HERMANO ETC.

En esta parte hay una puerta que mira al mediodía; la otra mira al septentrión y llaman la puerta del Real, por haberlo puesto aquí el rey don Fernando cuando prendió al conde de Urgel y aún quedan aquí rastros de una trinchera o muro que hizo el dicho rey. La que mira al poniente es la más principal y mejor, y está frontera al castillo: hay dentro de ella un pórtico muy adornado de colunas y espacioso, que engrandece la entrada de la iglesia. Antiguamente estaba por cabeza de él una imagen de nuestra Señora que llamaban de Almata, y el día presente las religiosas, para mejor consuelo suyo, la tienen dentro del monasterio con gran decencia y ornatos. A la parte de oriente es la capilla mayor, y en ella la imagen santa de Cristo, señor nuestro crucificado, que es una de las más devotas que hay en el mundo, y son sin cuento los beneficios y mercedes hace Dios por ella: la devoción es grande e innumerables los milagros, como lo atestiguan los votos colgados por las paredes; y si se hubiera cuidado de su conservación, estuvieran todas cubiertas de ellos, y pudieran competir con las de Monserrate, Guadalupe y otras casas de devoción y santuarios de España. Aquí se muestra la omnipotencia de Dios curando diversas enfermedades, como son calenturas, mal francés y dolores del cuerpo; vuelve la vista a los ciegos, sana cojos y mancos, favorece a los navegantes, resucita a los muertos y hace otras maravillas, de que están llenas las memorias. Diré de una, y es que aparecen algunas veces de noche en el río Segre cinco luces, o más o menos, y andan por el agua y paran en el escollo donde paró esta santa imagen cuando se halló; y aun en la misma iglesia se han visto muchas veces; y esto es tan cierto y continuo, que apenas hay ninguno de aquella tierra que no pueda ser testigo de ello: es frecuentada de todas las naciones del mundo, y está la hospitalidad tan a su punto, que no les falta nada a los peregrinos y novenarios que continuamente acuden allí, para los cuales hay una gran casa y cierto número de personas eclesiásticas que tienen cuidado de ellos, ejercitando la hospitalidad con tanto amor y limpieza, que su apacible trato es para llamar allá todo el mundo. En el año de 1626, viniendo el rey a jurar a Barcelona, visitó el santo crucifijo y fue hospedado en esta casa, con todos los grandes que venían en su compañía.
Entre la iglesia y casa de peregrinos hay un monasterio de monjas de san Francisco, que fundó el infante don Jaime, hijo del rey don Alfonso, y dotó magníficamente; y tenía prerogativas de fundación real, por haber sido el fundador hijo, hermano y tío de reyes. Las monjas claustrales se acabaron; las rentas se disminuyeron, y el patrimonio del convento quedó muy perdido por haberse acabado los condes de Urgel, patrones y fundadores de aquella casa, que con sus limosnas la socorrían y amparaban. Acabadas y suprimidas las monjas claustrales, estuvo mucho tiempo sin religiosas, y la casa se vino a acabar de todo punto, porque gran parte de ella vino al suelo. A la postre, los paheres de la ciudad se ampararon de ella y levantaron lo caído, y edificaron de nuevo lo que era menester, y se hicieron patrones, y a instancia de ellos metieron la observancia, y vinieron a fundar religiosas observantes del monasterio de Santa Clara de Tarragona, y están súbditas al obispo de Urgel, el cual las visita y tiene allá clérigos muy ejemplares que las ministran los sacramentos y cuidan del servicio de ellos. De esto hay memoria en unas piedras que están en las paredes de aquel convento, y la una dice así: 

CIVITAS BALAGARII MONIALIUM ISTUD COENOBIUS CONDIDIT CUJUS AEDIFICIUM
INCOHATUM FUIT LV NONAS MAII MDCVII CONSULIBUS EXLSTENTIBUS
MAGNIFICIS FRANCISCO TORRES MEDICINAE DOCTORE BABTISTA GOMAR CIVE
FRANCISCO BOTELLA BARTHOLOMEO SALVAT DE REPUBLICA OPTIME MERITIS S. P. Q. B.
La otra dice así:
A 21 DE MARS 1622 ESSENT PAERS DE AQUESTA CIUTAT DE BALAGUER LOS MAGNIFICHS PERE MORATO MIQUEL ALÇAMORA HYERONIM SPERT Y MATHEU GARROFER PATRONS DEL PRESENT MONESTIR DE SANTA CLARA DE ALMATA FOREN TRETES AB AUCTORITAT APOSTOLICA DEL MONESTIR DE SANTA CLARA DE TARRAGONA Y INTRODUHIDES EN AQUEST PER FUNDADORES SOR BENETA CASALS ABADESSA SOR DOROTHEA PALAU VICARIA Y SOR SERAFINA MONTANER MESTRA DE NOVISSIES.

Lo que hace más célebre esta casa y llama a ella a todo el mundo es la muy devota y piadosa imagen de Cristo señor nuestro crucificado, de cuya venida diré lo que escribe aquel santo varón fray Vicente Domenech, del orden de predicadores, cuyas palabras son estas: “Como aya venido el sancto crucifixo á la ciudad de Balaguer, no he podido hallar auto authentico que lo diga; pero he visto en la misma iglesia donde oy lo tienen una scritura antigua, la qual refiere que vino por el río Segre arriba con grande luz y con mucha compañía de ángeles que cantaban las grandezas de Dios; y tienen por tradición que viniendo río arriba, se detuvo en un scollo o pequenyo penyasco que aun parece dentro del agua, y que viniendo con procesion la ciudad para tomarla, se apartó la sancta imágen por el agua adentro, y que baxaron tambien las monjas claustrales Franciscas del Mata, que assi se lama el lugar donde sta edificada su casa, y se dejó recibir por la abbadessa, y á causa desto se la subieron a su monasterio, donde la tienen con gran veneración, y es visitada de todas las naciones del mundo como uno de los más insignes santuarios de la cristiandad.” Y el doctor Onofre Menescal, en su sermón del rey don Jaime el segundo, hablando de los santos de Cataluña, pone entre ellos el santo crucifijo de Balaguer, por estas palabras:
Lo sant crucifici de Balaguer; que dihuen ving* vingué per lo riu Segre, y arribá ab gran llum y companyía de ángels que cantaban alabansas á Deu.
Esto es lo que se sabe por ahora; pero sin duda debieron pasar otras muchas cosas, y tiempo, que todo lo consume, las ha entregado al olvido. La ciudad y clero de Balaguer han hecho diligencias grandes en buscar memorias antiguas, pero no hallo más de lo que tengo dicho; placerá a Dios se hallen tiempos por venir, así como ha Dios descubierto otras cosas semejantes que hasta nuestros días estaban del todo olvidadas. El doctor Jaime Prades, valenciano, en la Historia del uso y adoración de las santas imágenes, dice estas palabras: “ En aquellos mismos tiempos, aquel sancto *viejo Nicodemus enseñó contra aquellos mismos judíos m* claramente por obra también, la misma confesión de e* fé, habiéndole dado primero el mismo Jesucristo cumpli* la noticia de su divinidad y humanidad. Porque escrib* Anastasio, doctor, que fue en tiempo del concilio Nice* segundo, y Gregorio Turonense, que este santo labró con su mano tres crucifijos (porque no se pudiese dudar en es* de su voluntad), representando en cualquiera de ellos la figura de Cristo, de la manera que le vio él enclavado en la cruz; y aunque bastaba la relación que de ello hicieron * habérnosle mostrado tal en sus evangelios los evangelistas sagrados, quiso dárnosle más adelante retratado al vivo, cuerpo muerto, de color amarillo, cual suele ser el de los muertos, los ojos oscuros, turbios y vueltos en blanco, con la boca abierta, todo rociado de sangre, llagados y rasgados aquellos miembros santísimos y del todo ajenos * su belleza, y tan maltratados, que aún a sus enemigos movieran a compasión; y esto para moverse a sí primero con esta vista, y después a nosotros, y porque semejante acto fuese como un testimonio de que descubiertamente confesaba la pasión de Cristo contra la infidelidad de aquellos judíos, y también para que, a ejemplo suyo, los que estaban por venir en todos tiempos hiciesen otras imágenes para el propio efecto; en lo cual no le engañó su pretensión, pues con grande gloria del mismo Jesucristo y aprovechamiento de sus almas, han los cristianos adorado y confesado su pasión por aquellas santas imágenes. Porque una de estas fue la que derramó en Berito sangre y agua en abundancia, convirtiendo toda una sinagoga de judíos, conforme adelante diremos; y hoy en día por estas mismas es también glorificado en la ciudad de Balaguer de Cataluña, y en San Agustín de *Burgos, y en Orense de Castilla; y es tanta la fé y devoción que tienen los cristianos por este medio a la pasión y muerte de Cristo nuestro redentor, que en otros pueblos pretenden más ciertamente tener las mismas imágenes. Esto dice aquel aquel curioso autor, que con tanta piedad escribió la historia de las santas imágenes, contra la falsa opinión de Lutero y otros herejes modernos.
Está esta santa imagen en el altar mayor, dentro de un hermoso tabernáculo: cúbrenlo tres ricas cortinas, y cuando la quieren enseñar a los fieles, sale cierto número de los sacerdotes que residen allá, con sus sobrepellices y cirios encendidos, y con voz lastimosa y devota cantan algunos versos del salmo 50, y en el entretanto van poco a poco corriendo las cortinas, y con dos o más velas que al rededor de la santa imagen están encendidas, se divisan y ven muy bien el santo rostro, llagas, manos y demás partes y color de la santa imagen, y después rezan alguna oración y cierran las cortinas. En tiempo de esterilidad de agua, que acontece muchas veces en aquella tierra, la sacan en procesión; y en otro tiempo la mudaban por nueve días en otro altar, perseverando en oración, devociones y procesiones que acuden de diversos pueblos; y es cosa maravillosa ver la abundancia de agua que Dios envía, fertilizando con ella la tierra; y en
tiempos de grandísima esterilidad, con procesión la bajan al río Segre, cerca del escollo donde fue hallada, y allá, con las aguas del río, la bañan, suplicando a nuestro Señor, que mediante el tocamiento de la santa imagen en las aguas las bendiga, dándoles virtud para que hagan el efecto que el devoto pueblo suplica, enviándolas del cielo con abundancia, para regar y fertilizar aquella tierra; y es tanta la misericordia de Dios y la virtud de aquel santo crucifijo, que apenas pasan muchos días que no se vea el fruto de aquellas devociones, las cuales y todo sea para mayor gloria de Dios, que cada día hace maravillas.
En la capilla en que antes estaba la santa imagen hay una memoria moderna que dice estas palabras: (Es la misma que se halla continuada en las páginas 341 y 42).
Estas palabras han hecho reparar, porque es cierto, que las monjas claustrales no estuvieron en Almata hasta el año 1351, porque, como dije allí, era la iglesia mayor y parroquial de Balaguer; y dando por cierto que las monjas claustrales franciscas de Almata bajaron al río cuando vino la santa imagen y que la tomó la abadesa, no podía haber seiscientos años era allá la imagen cuando se hizo aquella memoria, que fue el año 1626, y así hemos de decir, o que los seiscientos años han de ser muchos menos, o que las monjas eran de otra religión, o que el hallazgo de la santa imagen fue después del año 1351.
Acabadas ya las cortes de Barcelona, en que se hicieron los usajes, dio principio el conde Armengol una gran guerra que por muchos llevó contra los moros sus vecinos, con pretensión de echarlos de una vez de todas las tierras y límites de su condado, acabando con ellos. Valiéronle, según parece en antiguas memorias, el obispo de Urgel, el conde de Pallars, Ramón de Cervera, Guillen de Anglesola; Raimón Folc, vizconde de Cardona, hijo de Hugo Folc; Galcerán de Pinós, Hugo de Treyá, Berenguer de Puig-vert, Oliver de Termens, Gerardo o Guitardo de Ribelles, Juan Despes, Ramón de Peralta, Bernt de Peramola, Pons de Oliva, Asbert Dez-Palau, Juan de Pons, Guillen de Majà, Galcerán de Artisé, Guillen de Alentorn, Ramón de Monsonis, Bernat de Billvés, Benet de san Gruni, Pedro de Torá y Arnaldo Dalmau, y otros muchos caballeros amigos y vasallos del conde. Con ellos bajó como un rayo por las riberas del Segre, conquistando todos los castillos que había de la una y de la otra parte; de aquí pasó a las riberas de Sió, y tomó todos los lugares que había por allá; llegó hasta las villas de Sanahuja y Guisona, y se apoderó de ellas. En esta ocasión conquistó a Linyola y otros pueblos vecinos, cautivando muchos de aquellos infieles. De esta conquista habla un auto de confirmación hecho por Armengol y Arsende, su mujer, condes de Urgel, en favor de Ramón Arnau, de ciertos réditos; y usando del latín de aquellos tiempos, dice:
damus tibi haec omnia praenominata quod ab antiquo tempus avi de me Ermengaudus comitum qui obit a Gerp fecit dono in vita sua ad Arnaldo Dalmatii patre tuo quando Linerola fuit decepta a Xpianis et pagani captivus etc. y de esta vez quedó toda aquella tierra por los cristianos. Luego, pues, que fue señor de la campaña; entendió en la conquista de la ciudad de Balaguer, que era la plaza más fuerte e inexpugnable que por aquella parte quedaba a los moros, donde se eran todos retirados con lo mejor de sus haciendas. Hay cercano a Balaguer,a la parte oriental, media legua distante, a la ribera del Segre, sobre grandes peñas, un lugar llamado Gerp: este puesto escogió Armengol por acomodado para hacer en él plaza de armas para la conquista de Balaguer, y fortificó en él un castillo, cuyos cimientos aún quedan. No es este castillo el que al presente dura en el mismo lugar de Gerp, sino otro algo más apartado, y de aquí se quedó el nombre de Gerp. En autos, empero, y antiguas escrituras parece que a este conde llamaban los moros Armengol de Tuligisa, no se sabe porqué. El abad Briz Martinez, en la historia de San Juan de la Peña, dice que sería por alguna hazaña en el lugar o territorio de este
nombre. Desde el castillo de Gerp, se dio principio al cerco de Balaguer; pasaron en él grandes cosas y diversos hechos de armas, combatióse la ciudad por todas partes, y más en particular por la de Almata. Los moros que estaban dentro entendían valerosamente en la defensa de ella, pero faltóles el socorro que les podía venir y aguardaban de Lérida, y esto era muy dificultoso, porque el conde era señor de la campaña, y por eso los moros, antes de llegar al último punto, escogieron un honesto partido, por no ver entrada y saqueada la ciudad, y así se rindieron y la entregaron al conde con condiciones. Así se infiere del testamento del conde, el cual, entre otras cosas en que instituye heredero a su hijo, son los tributos que Almudafar, moro, le prestaba por Balaguer; y es cierto que si la ciudad se conquistara a fuerza de armas, toda quedara por los cristianos, sin permitir a los moros parte alguna en ella, antes bien los echara del todo; y así Almudafar (suena como Almudévar) debió de quedar o con el castillo o alguna parte de la ciudad, por la cual se obligó a pagar parias o tributos al vencedor. Después de esto, a los que le habían ayudado a aquella conquista hizo participantes del fruto de la victoria, así como lo habían sido de la guerra. A G. de Bibellas, que fue de los que más se señalaron, dio ciertas rentas sobre la ciudad de Balaguer, y a lo que yo conjeturo, le hizo carlan, (castellán) y le dio los castillos de Roda y Monsonis; a Bernat de Peramola dice Terafa que dio los castillos de Auliana y Peramola; a Gispert de Pons, la carlanía de Pons; a Galceran de Pinos, el castillo y tierras de Taltaull; al obispo de Urgel, que en esta guerra hizo mucho, los castillos y villas de Guisona y Sanahuja, aunque se pretendió que esta donación fue en favor de su Iglesia y no de la mensa episcopal; a Berenguer de Puigvert dio ciertos lugares a las riberas de Sió; a Guillen de Majá, Robió y La-Sentiu; a Arnau Dalmau dio la torre Dalmazor, y en auto de confirmación que de esta donación hizo el conde Armengol y Arsende, su mujer, en favor de Raimundo Arnau, su hijo, en que añadió también la mitad de las décimas que tenía en la torre de Erall, dice: Et est haec omnia infra comitatum Urgelli in finibus Marchiarum in loco quod dicitur Pla* superius Linerola: et habet autem afrontacionis prescriptam turrim a parte orientis in terme de Juliagrossa et de *Montosar, de meridie in termino de Valverd et de *Xerapchenic sive in Pennal de la turrim de la Baralla, a parte vero circii in termino de Linerola, et de aquilone in termino de turrim de Erall; y estas donaciones fueron con pacto que lo tuviesen en feudo por el donador, el cual tenía todo el condado de Urgel franco de todo reconocimiento al conde de Barcelona, por haberlo él con sus fuerzas conquistado; y esta prerrogativa y franqueza conservaron siempre todos los condes de Urgel, hasta Armengol VIII, el cual murió sin hijos, y el condado hizo mudanza, porque después de él, todos los que lo poseyeron, fue con ciertos reconocimientos a los condes de Barcelona y reyes de Aragón, los cuales a la fin vinieron a tener el señorío útil, directo y alodial de todo el condado, perdiéndose del todo la soberanía que tuvieron los primeros condes, por haberle ellos conquistado con su espada, y adquirido de los sarracenos.
Por estos tiempos entró en Cataluña, Amato o Antato, obispo de Oloron, en Francia, legado del pontífice Gregorio VII, para visitar los monasterios del orden de San Benito, que eran muchos en Cataluña; detúvose en el obispado de Gerona, y después en el convento de Besalú; y de allí entró en el condado de Urgel, donde fue muy bien recibido del conde y de Lucía, su mujer, y le rogaron que reformase los monasterios de aquel condado, que eran cuatro, llamados de san Saturnino, de santa Cecilia, de san Andrés y de san Laurencio; y empleándose en esto, le pidieron que el de santa Cecilia, que por negligencia de los abades y monjes estaba algún tanto estragado en la religión, lo hiciese de monjas; y condescendiendo en esto el legado, fueron él y el conde y la condesa a Barcelona, y pidieron algunas religiosas a Eliarda, abadesa del monasterio de san Pedro de las Puellas, para la fundación del nuevo monasterio, y ella las dio a 23 de julio del año 1079, y concertóse que el nuevo monasterio estuviese sujeto a ella y a sus sucesoras. De esto hay auto en el archivo de dicho monasterio de san Pedro de Barcelona, cuya autoridad y antigüedad es muy grande, en el saco A, núm 2. El maestro fray Antonio de Yepes, en la historia de san Benito, tomo 6°, refiere esta misma historia; pero añade que esta Eliarda era abadesa del de las Huelgas de san Pedro: es manifiesto error de los trasladadores, y como a tal, lo advierto de paso.
A 5 de los idus de setiembre del año diez y nueve del rey Felipe, que es de Cristo señor nuestro 1079, el conde hizo donación de Biscarri, que estaba en el condado de Urgel, a Raimundo y Valencia, condes de Pallars, y a Arnaldo, hijo de ellos, y dice: que las terminaciones son a parte orientis in termines de castrum Taravalli, a meridie in termines de castrum Benavente vel in quallum sancti Egidii de *occiduo in *Gaveta vel in Lagunas et ascendit per termines de castrum Lordani et de Castelione usque in montem qui dicitur alto etc. *Ica ut non liceat vobis alium seniorem eligere de supradicto castro neque ad vos neque ad posterita vestra nisi me Ermengaudum aut posterita mea. Y se llamó el conde comes et marchio, y este mismo castillo, con la iglesia y parroquia de san Andrés, a 2 de las calendas de junio del año veinte y cuatro del rey Enrique, que era de Cristo 1054, lo había dado Armengol de Barbastro, su padre, que también se intitulaba conde y marqués, a Arnaldo Miron de Tost, y a Arsende, su mujer, vizcondes de Ager; y después el mismo vizconde de Ager, en su testamento, lo dejó a los dichos Valencia, su hija, y a Arnaldo, su nieto, el cual testamento fue hecho a 4 de los idus de agosto del año doce del rey Felipe, que es de Cristo señor nuestro *1072. Y entiendo que la donación hecha en este año 1079 fue confirmación de la del año 1054 y del testamento del vizconde, por razón del señorío que en este y otros castillos se reservaron los condes de Urgel.
Murió por estos tiempos la condesa Lucía, en la cual tuvo el conde un hijo, que fue Ermengaudo, que llamaron de Mallorca; y el año siguiente de 1080 ya había casado con Adelaida, dama francesa, que se intitulaba condesa de la *Prohenza (Provence, Provenza), por tener en aquella provincia ciertos derechos de que hace alguna mención, aunque muy de corrida, César de Nostradamus en su historia de la Prohenza, en la vida de san Gilberto, segundo conde de la Prohenza. El padre Diago dice haber visto un auto en que el conde y esta Adelaida, su segunda mujer, dieron la tercera parte del castillo de Altet a la iglesia de santa María de Solsona, a 13 de febrero del año veinte del rey Felipe, y nombra siete caballeros principales del condado que fueron presentes, y eran Gerardo Mir, vizconde; Hugo Dalmacio, Ramón *Reembaldo, Berenguer Brocardo, Guillermo Arnaldo, Olivon de Arvernia, Guillermo de Izarno y Berenguer de Puigvert.
Entonces entraron en el condado de Urgel y por los valles de Aran y Andorra algunas gentes extranjeras, inficionadas de la herejía arriana (pone araiana), que aún duraba en el mundo: recogiéronse en un castillo que llaman Monleó, y allí se hicieron fuertes para enseñar su perversa y mala doctrina.
El conde y toda su tierra se alborotó notablemente, y sin dar lugar a que derramasen su ponzoña, fueron al castillo y le dieron combate, y sacaron los herejes y toda Cataluña había ya tomado las armas contra de ellos. Señalóse notablemente un caballero llamado Arnaldo de Perapertusa: este, por orden de Armengol, y con gente suya, trabajó con tantas *veras en la expulsión de esta canalla, que mereció que el conde le diese este castillo, con que le tuviese por él y sus sucesores, y que, requerido, le hubiesen de dar las tenencias. Entonces mudaron el nombre al castillo y le llamaron Castellbó, y los descendientes de este caballero tomaron este apellido, y duró este linaje muchos años en Cataluña.
Tomada la ciudad de Balaguer y todos los lugares y castillos que están alrededor de ella, y los demás de las riberas de Sió y Segre hasta Noguera Ribagorzana, emprendió guerra contra los moros de Lérida y Fraga, y los que estaban a las riberas de Segre y Cinca y Ebro, hasta la ciudad de Tortosa, y con tan grande poder, que no leemos otro tanto de ninguno de los príncipes de estos tiempos. Tuvo principio esta nueva empresa en el año 1091, en la primavera. Entonces se le hizo tributario el rey de Lérida, prometiéndole cada año parias. Subió a Fraga, y por las riberas de Segre y Ebro, llegó a Tortosa: aquí recibió socorros de gente que le envió el rey don Pedro de Aragón, su sobrino, desde Monzón, con que pudo dichosamente proseguir sus victorias, que alcanzó muy grandes de los moros. El rey de Zaragoza, que se llamaba Yuseph Abenhut, (Pep, Josep, Joseph, José, Yusef, etc.) se le hizo tributario, e imitando al de Lérida, le reconoció vasallaje.
En el año 1092 ponen todos la muerte del conde, la cual fue en el castillo de Gerp, después de haber gobernado veinte y ocho años el condado, con los aumentos y victorias que quedan referidas, que discurrieron desde el año 1065, hasta el corriente de 1092. Intitulóse siempre conde y marqués, como el conde su padre.
Casó dos veces, la primera con Lucía, de quien tuvo a Armengol, y que algunos llamaron Luciana, y murió poco antes del año 1080; la segunda con Adelaida o Adaleta, que, como dije, se intitulaba condesa de Prohenza, de la cual tuvo un hijo llamado Guillermo, que heredó los estados de la madre y se intitulaba conde de Niza, y, una hija que se llamó Sancha. A más de estos tres hijos, tuvo una hija que casó con Guillen Jordan, penúltimo conde de Cerdaña, que murió en el año 1102, en la ciudad santa de Jerusalén: de esta hija no he hallado memoria en ningún autor, sino en el libro segundo de los Feudos del real archivo de Barcelona, fól. 87 (1) en que hablando el de Urgel con el de Cerdaña, dice: Quod si ego prescriptus comes Ermengaudus, obiero, sine filiis omnem nostrum honorem dimittam a germanam meam Elisabet conjugem tuam et ad te ipsum eternaliter habendum etc. y en el Armario 16 del dicho real archivo, en el núm. 59, hay otro auto en que el mismo * de Armengol hace memoria de esta hermana.

(1) Al libro de los feudos, tal como existe ahora en el archivo, le *faltan muchísimas hojas, que el autor tuvo seguramente a la vista, y *se cree desaparecieron ya a poco más de mediados del siglo XVII. Entonces debió de hallarse todo lo relativo al condado de Urgel; por consiguiente existe ahora casi ninguno de los documentos que Monfar cita a ca* como continuados en aquel libro.

Fue, a lo que se conjetura, sepultado en el monasterio de Ripoll, así como sus ascendientes. Hay de él dos testamentos: del uno hace mención Zurita, lib. 1, cap. 30, y dice que a Armengol, su hijo, le dejó bajo del gobierno de don Ramón, vizconde de Cardona; y de Ponce, vizconde de Gerona; y de Guerao, su hijo, que también se llamaba vizconde de Cabrera; y de Bernardo, obispo de Urgel, y de Ramón, obispo de Pallars; y de don Artal, hijo de don Artal, conde de Pallars; y sobre todo dejaba a Berenguer Ramón, conde de Barcelona, y al rey don Sancho, que tuviesen el gobierno de su estado y de su hijo para defensa de la tierra, y mandaba que cualquiera de estos príncipes que tuviese el regimiento del condado acudiese con el rey don Alonso de Castilla, y se enviase allá su hijo, y quedase debajo de su guarda. En caso que muriese su hijo, llama a la sucesión del estado a don Ramón, don Guillen y don Berenguer, sus hermanos, y si estos no viviesen, nombra por sucesor al infante don Pedro, su sobrino, hijo del rey de Aragón, y muriendo el infante sin dejar hijos, sustitúyele al conde de Barcelona, don Berenguer Ramón. Este testamento fue sin duda antes del año 1086, en que comenzó a reinar el infante don Pedro, sobrino del conde.
Después de este, y en el año 1090, hizo otro testamento, que está en el real archivo de Barcelona, en el armario de los testamentos, núm. 70, el cual da mucha noticia se las cosas y estado del condado, y por esto lo pongo aquí por entero, y es el que sigue:

Testamentum Ermengaudi de Gerp, comitis et marchionis Urgelli.

Nemo rationalium animalium, etc. (1)
(1) El manuscrito deja aquí una página en blanco, donde sin duda debía
continuarse el testamento; ahora es imposible llenar este vacío, porque si bien el índice antiguo de armarios tiene efectivamente continuada la nota de este documento, no se le ha hallado en su lugar correspondiente, ni siquiera viene ya comprendido en el inventario general de las escrituras en pergamino.

lunes, 10 de junio de 2019

Tomo I, texto XXXII, carta, Pere Torrelles, capita general de les armades


XXXII.

Reg. 2.252, fol. 110. 18 de agosto de 1409.

Lo rey Darago et de Sicilia. - Capita. Si nous havem scrit tro açi clarament nostra intencio dalcunes coses que dejus se contenen nous en merevellets quar la raho es per tal com dalcuns fets en que erem en perplexitat quen deviem fer voliem haver consell del sanct pare e que hi fossen presents maestre Viçent Ferrer lo prior de la Vall de Jhesuchrist e mossen Francesch Daranda. E de fet apres que per nos li es estat demanat lo dit consell huy hora de vespres lo comte Durgell e tots los de les corts que celebram als cathalans foren devant nos supplicants quens plagues hoir alcunes paraules quens volien explicar devant lo dit sanct pare: e nos volents condescendre a lur supplicacio fom devant ell ensemps ab los propdits de les corts los quals nos supplicaren humilment ab moltes persuasions e belles rahons que faeren a fundar lur supplicacio que volguessem pendre muller e que aço per cosa del mon no volguessem dilatar si desijavem la salut e bon estament de nostres regnes e terres. E feta la dita supplicacio tantost lo dit sanct pare pregans ens consella publicament presents los dits supplicants e presents encara los dits maestre Viçent lo prior e mossen Francesch Daranda que volguessem condescendre a la dita supplicacio la qual a son parer era no solament justa e rahonabla mas encara expedient e fort necessaria e que no volguessem la execucio daquella differir. Ladoncs per nos fo respost al dit sanct pare e als dessus dits que pus ells ho consellaven e los propdits nos en supplicaven que a nos plahia pendre muller e que ho fariem tantost: e de fet ab la ajuda de nostre Senyor Deus ho entenem a fer fort prestament. E en aquell mateix instant diguem al dit sanct pare e als de les dites corts que nos proferiem e de fet ho compliriem de anar personalment en Sardenya prestament e que puys complida la execucio dels sards iriem al regne de Sicilia per visitar e consolar aquell: e que si la reyna que pendriem per muller era prenys abans que nos hic partissem lexariemla açi e que si prenys no era lans en menariem. Noresmenys lus proferim de posar soltament lo fet de la justicia en mans de certes persones quey sien deputades per les corts et de certes persones que nos hi deputariem les quals sens consultarne a nos la posen en bon e degut estament: e que si cas sera que en res hi discrepen o nos puxen concordar que hi proceesquen ab e de consell del dit sanct pare: e de totes aquestes coses axi lo dit sanct pare com los de les dites corts hagueren fort gran plaer ens ho regraciaren molt. Perque com nos entenam portar a execucio infalliblement totes les coses dessus dites manamvos que com pus prestament porets nos trametats amarinada e ben aparellada la galea dels Cans car nos la farem armar açi e ja hi havem posada taula per armar e en aquella Deu volent passarem personalment en aqueix regne. Lo dit sanct pare ha manat devant nos a mossen Johan de Luna que sen torn aqui encontinent ab los CC rocins ab quey era passat lo qual tantost se deu recullir e tornar aqui. Semblantment haurets dins breus dies mossen G. R. de Muncada ab los L bacinets e L pillarts que la ciutat de Valencia hi tramet quar ja creem que sia partit a la hora dara. Perqueus pregam e manam que consolets e confortets tota la gent darmes que es aqui ab vos per nostre servey els digats quar axi ho farem de fet que per una daquestes dues galeas que son açi vos trametrem moneda ab quels sostengats tro que nos siam aqui on serem Deu volent dins breus dies e rahonaremvos largament moltes coses. En una letra que mossen R. Torrelles frare vostre vos tramet porets veure et per aquella saber moltes altres noves que a present nous curam scriure. Dada en la casa de Bellesguard sots nostre segell secret a XVIII dies dagost del any MCCCC nou. - REX MARTINUS. - Dominus rex mandavit michi - Bernardo Medici. - Dirigitur a mossen P. Torrelles capita general de lesarmades etc.


Bellesguart, Bellesguard, Barchinona, Barcelona, rey Martín de Aragón
Bellesguart, Bellesguard


“Bellesguart, situado más allá de la iglesia de la Buenanueva, como adivinará enseguida el menos versado de estos asuntos, equivale a Bellavista. El sitio es, realmente, tan delicioso y pintoresco, que nada tiene de extraño que los antiguos condes de Barcelona lo escogieran como lugar de recreo, fortificándolo y rodeándolo de todas las comodidades apetecibles.


Las primeras noticias que del castillo de Bellesguart se encuentran en la historia remóntanse al siglo XII. Dos siglos más tarde, mejorada la posesión y convertida la fortaleza en verdadera mansión senyorial, aprovechando el ofrecimiento del rey don Martín albergóse en Bellesguart el llamado papa Benedicto XIII, quien huyendo de la peste reinante en Perpiñan, vióse obligado á pedir un asilo á nuestro monarca. 

Hoy, del histórico castillo de Bellesguart apenas queda el nombre, escrito en un montón de ruinas, que dentro de breves años habrán sin duda desaparecido del todo”. 

Dins la “Descripció de les excel·lències de la molt insigne ciutat de Barcelona” d'en Dionís Jeroni Jorba, al 1589, trobem una altra resenya: 

“A prop del Monestir de Pedralbes, hi ha moltes torres de senyors particulars i un Castell anomenat de Bellesguard, antigament dels Reis d'Aragó, el qual estava tancat de les seves muralles i torres. Un gran pati, una font i cisterna, una horta molt bonica, i una llotja amb columnes i insígnies de reis d'Aragó. Una capella, dues galeres amb vint finestres; on es pot veure Barcelona, i el mar, i una sala d'armes, la presó, capella, rellotge, i és lloc molt sa.

L’any 1408, Martí I l’Humà, el darrer rei del casal de Barcelona, va adequar aquestes terres per a construir-hi el seu palau d’estiu. Davant de les magnífiques vistes de Barcelona que tenia des d’allà, va decidir batejar el lloc amb el nom de Bellesguard. Allà el rei Martí I hi va fer repòs i també hi va dirigir els seus estats. Del 1408 al 1410, la torre va ser testimoni dels darrers anys de la dinastia reial del casal de Barcelona i allà s'hi van viure una munió de fets decisius per al futur de Catalunya. Podem trobar diferents esments a les antigues cròniques.

/ En el pdf que transcribo yo NO hay tildes, y hay bastantes diferencias con el texto de abajo, el que tengo yo es la edición de Próspero de Bofarull y Mascaró ,
Lo rey:

Capitá. Laltra dia reebem una letre vostra ab la qual nos significavets com apres que fos arribat ab Lestol en Castell de Caller nostre molt car Primogenit lo Rey de Sicilia vos aculli molt be, è com habent gran plaer de voftra vinguda vos feu Marescal de que habem aut fort singular plaer é loy grahim molts; placia á nostre Senyor Deus que li dó longa vida e salut ab aquella prosperitat quel nostre cor é lo seu desijen. 

Sapiats que Digmenge à XIIII. del present mes estants en la  Casa de Bellesguard é desijants molt saber novelles de nostre molt car Primogenit lo Rey de Sicilia è de la sua host veem de la finestra de la nostra Cambra venir una Galea de las parts de Lebant que arriba en la Playa de Barcelona; é à cap de un poch fo ab nos en Guillem Pujada, quins dix que la dita Galea venia de Sardenya, è que portaba bona nova, pero que ell encara no la sabia; E apres fort poch estants Nos en la dita finestra veem venir Mossen Jacme Roure é an Joan Bartholomeu ab III harauts fort corrents, é abans que fosem dos trets de Ballesta prop de la dita Casa de Bellesguard comenzarem tots cridar á alteus veus, é venguerem cridant Victoria, Victoria, Aragò et S.Jordi: E pujants alt en la dita Casa faerennos reverencia, ens donarem las Letres que portaban del dit nostrre molt car Primogenit, é de vos, è dels altres ens recitaren largamemt lo fet de la Batalla é de La Victoria que sen era seguida é de la presos de S. Luri es quals havia quinse jorns, que eren estades fetes è encara res non sabiem de que aguem inextimable plaer, è fingular consolacio é per sobres de goig prenguemnos à plorar. 

E encontinent votam de anar á la Seu de Barcelona é de enclourens aqui per tenirhi Novena è complir atres vots que ja habiem fets, esperants la bona novella desusdita. Mas per tal com era gra Digmenge, e axi com sabets no acostumam de cavalcar aquell Jorn la donchs nons moguem. Mas lo dilluns seguent á IIII apres mija nit cavalcam, é anamnofsen dret cami á la dita seu en nos oncloguem, que non som exits despuijs. E aqui som rebuts ab gran processo é devotes oracions é pujamnosen tantost al Altar major é puys devallam à Santa Eulalia continuants Tostemps les dites procesò é la Salve Regina, é oracions molt devotes ques dien Cascum Jorn en la dita seu é en los Monasteris, è Esgleyes de Barcelona per retre laors é gracies á Nostre Senyor Deus de la gracia quens à feta, Per tal quen haiats plaer vos significam que som en bon punt é ben sans en tota nostra persona per gracia Divinal. Manants, é pregantsvos quens scrivats soven de la salut é bon estament del dit Rey nostre molt car Primogenit é del fet de la Guerra è del estament daquteix Regne, é de totes noves que sabrets quia singular consolacio ne haurem. E sapiats que son estats fort maravellats de la Batalla quia be sab nostre molt car Primogenit que no era axi empres. E digasli que Nos lo pregám ab fort gran affeccio que nos torn soven á fer semblants coses, quia la sua Persona presa molt é no la deu axi arriscar, com ha fet, ne exposar à fortuna zoque pod segurament é sens perill aconseguir axi com sara sens tota falla per divinal gracia quia Nos è ell havem bon dret al qual nostre Señyor Deus no sab ne hacostumat fallir ne noure.
Apres que haguem reebudes les dites letres e bones novelles vench à Nos Manuel de Cassi ab letres sobrel socorrs, quel dit Rey nostre molt car Primogenit demana. E per tal com per raho de la dita Novena que tenim en la seu no podiem anar á les Corts encontinent tremesem als de les dites Corts que venguessen azi á Nos, é faeronho. E posamlus devant, com pus graciosament poguem, lo dit fet, è ells preserenho fort be. E esperam fermament é sens tot dubte quel fet haura bon cumpliment è spatxat recapte. 
Maestre Vicent Ferrer es azi en há ja estat ben per VI setmanes, é diu Missa alta, é preyca fort merevellosament cascun Jorn en que ha continuament de VII millia en VIII millia persones. E ha preycat è fet Loffici azi en la seu devant Nots, é cantat esemps ab tota la gent quey era la Salve Regina á altes veus. E ha seguida la processo per la Ciutat la qual es estada fort devoata solepne é molt bella, en que havia de XXV millia Persones en sus qui la siguiem. E no sab hom que jamay en Barcelona se faes processo que per tanta gent fos seguida, ne tant devotament acompañyada. A present noy ha altres noves fino que el Papa Sera aci en Barcelona lo primer dia Dagost primer vinent. E entenem lo acullir com pus honorificament porém. E metremlo en lo Palau mayor. E Nos, mudaremnos en lo menor. E la primera vegada queus scrivam faremvos saber largament laculliment, e la festa , els entremesos , é altres honors, que fetes li haurem per tal quen haiats plaer. Nos, escrivim al dit Rey nofre molt car Primogenit pregantlo que no partesca de Caller en aquests dos mesos qui venen de calor. E si nostra molt cara filla la Reyna de Sicilia era aqui ab ell, Nos ne hauriem fort gran plaer. E que la poria fer anor aqui ab dues ó tres dones tant solament, é a que totes les altres ensemps ab tota la Roba, fino ab aquella que necesariament hauria menester, romanguessen en Sicilia ab la mes Gent que pogues de sa Casa en manera quels Sicilians estinguessen ab bona esperansa de ella retornar en breu, quia pus lo consell del dit Rey resisdent en Sicilia romangues en bon orde, no li calria tembre que res si mogues, quia tot stara  a pla, maiorment per la prosperitat è asenyalada favor que Nostre Señyor Deus li dona, per quens manam quel Instets de notra part que ho fasa quia son ben avenir seria.

Dada en Barcelona sots nostre Segell secret á XXII. dies de Juliol del añy MCCCC nou.

REX MARTINUS - Creem qae beus recorde que quant partits de Nos vos donam Carrech pregassets de nostra part al dit Rey nostre molt car Primogenit, que confirmás al Monastiu de la Vall de Jesu-Christ la donacio que li faem dels Lochs Daltura è de les Alcubles. Per queus pregam, manam que tengats aprop lo dit Rey,è porets vosen informar ab en Pere Companyò qui sen porta tarnslat aqui de la Donacio dessusdita.Dominus Rex mandavit mihi - Bernardo Medici - Dirigitur à Mossen Pere Torrells.