193. LA PRINCESA MORA QUE BUSCÓ LA
LIBERTAD (SIGLO X-XI. FRÍAS DE ALBARRACÍN)
En la corte musulmana de Albarracín,
el rey tenía encerrada a su hija Aixa en una lóbrega habitación
del alcázar real. Estaba confinada allí por el grave delito de ser
hermosa y objeto de un posible pacto con algún reyezuelo sarraceno
del que obtener provecho. Nadie, pues, la podía ver, no fuera que
los planes paternos pudieran fallar.
Sin embargo, una noche de verano en que
el señor albarracinense se hallaba ausente de la ciudad, Aixa logró
salir del recinto amurallado y lanzarse a la libertad por los montes
de Frías. Se escondió entre las paredes de un semiderruido
castillo, a cuyo pie brotaba una fuente de claras aguas. La princesa
disfrutó así de la quietud del monte, del volar vertiginoso de los
pájaros, del susurro de las hojas al ser mecidas por el viento... Se
sentía libre.
En la corte, en cambio, todo era
inquietud, pues se temió que Aixa había sido raptada. Se registró
toda la ciudad, hasta el último rincón; se recorrió el río; se
enviaron emisarios a todos los castillos, incluso los cristianos.
Nadie supo dar la más mínima noticia que pudiera conducir al
paradero desconocido de la princesa.
Se recurrió, asimismo, a magos y
adivinos venidos de todos los confines, pero ningún conjuro logró
dar fruto. Cuando ya se desconfiaba del procedimiento, una hechicera
llegada de al-Andalus le dijo al rey que su hija estaba viva, y que
fue ella misma quien eligió la libertad. No obstante, jamás podría
hallarla, aunque sí castigarla a distancia, si así lo deseaba.
La hechicera, con el beneplácito del
rey, ideó un castigo sibilino. Ya que la muchacha deseaba vivir como
el corzo y el águila, como éstos debía sufrir alguno de los
rigores de la naturaleza. La condenó así a que, siempre que
acudiera a la fuente a saciar su sed, las aguas del manadero se
retiraran, como así ocurrió desde aquel día.
Hoy, cualquiera que recorra con sosiego
las montañas de Frías, como hiciera Aixa, podrá hallar la «fuente
Mentirosa» o «Burlona», única en toda la comarca de manadero
intermitente: tan pronto emerge su hilo de cristal como desaparece
por algún tiempo. En las ruinas próximas, Aixa, sin embargo,
prefirió la libertad a la espera interminable en la sala lóbrega
del palacio real.
[Tomás Laguía, César, «Leyendas y
tradiciones...», Teruel, 12 (1954), 138-140.]
192. LA PIEDRA HORADADA POR EL AMOR
(SIGLO X. ALBARRACÍN)
En el tiempo en el que Albarracín era
gobernada por Abú Meruán, de la familia de los Abenracín, se
escribió en sus sierras una de las más bellas historias de amor que
se conocen. Ocurrió que el menor de los hijos de Abú Meruán,
jinete ágil y conocedor como nadie del terreno, acostumbraba a
recorrer las montañas del señorío, lo que le condujo a Cella,
donde el alcaide del castillo solía recibirle hospitalariamente.
Fruto de estas visitas fue el amor que el joven Abenracín comenzó a
sentir por Zaida, hija única del alcaide, amor que pronto se vio
correspondido.
Pero aquel sueño era imposible, pues
el señor de Cella tenía proyectos mejores para su hija, a quien
pensaba desposar con un emir de al-Andalus, más rico y más poderoso
que Abú Meruán. Este, a quien el alcaide le debía vasallaje,
apenado por el dolor de los jóvenes enamorados, envió una embajada
al padre de la hermosa Zaida.
La comitiva, cargada de regalos, fue
recibida con cortesía en el castillo de Cella. Pero a la hora de
tratar del enlace, el alcaide manifestó que Zaida ya estaba
comprometida. Los embajadores no desistieron, temerosos de la
reacción de Abú Meruán, reacción que también temía el alcaide.
Por eso puso una condición que creyó imposible que pudiera ser
cumplida y, por otro lado, le dejaría las manos libres, quedando a
salvo su integridad. Prometió acceder al matrimonio cuando las aguas
del Guadalaviar regaran los campos de Cella. Los embajadores
deliberaron y, tras pensar cómo hacer realidad tan extraña
solicitud, pidieron un plazo para poder acometer el prodigio, plazo
que se cifró en cinco años.
Cientos de hombres trabajaron noche y
día horadando la montaña que separa el Guadalaviar de los llanos
entonces sedientos de Cella. Poco a poco, por las entrañas de la
tierra, un acueducto —que el Cid admiraría años más tarde y que
todavía hoy es testimonio de aquel amor— lanzaría el agua clara
del río encajonado a los campos abiertos de la llanada. Faltaban muy
pocos días para cumplirse el plazo marcado y el agua llegó a
Cella.
El joven Abenracín y Zaida, la bella
morica de Cella, pudieron cabalgar juntos entre los trigales nuevos
de su amor.
[Tomás Laguía, César, «Leyendas y
tradiciones...», Teruel, 12 (1954), 127-129.]
In Dei nomine et ejus
divina gratia notum sit cunctis presentibus atque futuris quod ego
lldefonsus
Dei gratia rex
Aragonis
comes Barchinone et marchio Provincie facio hanc cartam
populationis
et fueri
et doni.
Placuit michi bono animo et spontanea voluntate quod dono atque
concedo ad honorem Dei et populi christiani vobis omnibus
populatoribus qui modo estis in Camarone
et qui in antea ibi venieritis populare podium
quod dicitur Camaron
cum omnibus terminis heremis et populatis cum aquis et silvis et
pascuis et herbis et garricis planis et montibus nemoribus et
venacionibus et cum omnibus que ad usum hominis pertinent et
pertinere debent et sicut omnia includuntur infra istos terminos
subscriptos scilicet de illa serra
de Fos
Calanda
de Pitarra
et vadit ad vallem
de Nuçe (o Nuce, parece una cedilla) et sicut via de Alcorisa
exit ad Seno
et venit per illam serram
de Seno
et exit supra Benfigum
et inclaudit Valipon
et sicut vadit ad connam
de Xixileu
et exit ad Carrum
et Almanarellam
et inclaudit Giagantam(Jaganta) et
sicut talat et includit Petrafita
et Quinqueturres(Cinchtorres, Cinctorres, "Cinco Torres")
et sicut vertunt aque de Monte
Lobor
versus Quinqueturres
et de illis molis Dares
(Ares del Maestre o Maestrat)
et de Asclum
intus et de la Lachava
et de Balmana
et de Balinou
et de Bel
et de Arber
intus et sicut claudit Morellum
cum suis terminis quam vobis dono et concedo quando
Deus dederit illam in manum christianorum
et sicut de illis Germanellis
et de Azenerola
intus cum illa canata
de Berix
(la
cañada de Verich)
et de Lena
de Calanda
preter castrum
de Bonjol
versus Camaronem.
Hec omnia ut dicta sunt et inclusa sicut melius dici et nominari
possunt ad vestram utilitatem dono et concedo vobis et vestris
imperpetuum libere et sine omni impedimento et sine omni
contrarietate mei et meorum successorum salvo meo meorumque
successorum dominio et potestate et fidelitate in omnibus castris et
locis que infra dicta loca sunt et erunt Deo auxiliante. Retineo
autem michi et meis ad opus illius castri
de Camaron
duas milicias
de terra
in regativo
et unum casalemolendinorum
et unum furnum
ubi melius michi placuerit et bajulum meum sive justiciam. Preterea
dono et concedo vobis et vestris in perpetuum illos bonosfueros
Cesarauguste
ut vos et omnis vestra generatio et posteritas populetis et sitis ibi
ad illos fueros
liberi et franchi sine omni mala voce et sine omni corrupcione sicut
melius dici et intelligi potest ad vestram utilitatem et vestrorum
successorum et sicut melius in carta
Cesarauguste
continetur. Concedo similiter vobis et vestris quod non donetis
lezdam
neque pedaticum
de ulla vestra mercatura
per totum regnum
AragonisusqueCervariam
neque ullam consuetudinem
quam ullus mercator debeat dare. Similiter concedo vobis imperpetuum
mercatum
in die sabbati
ita ut quicumque ibi veniat sit salvus et securus cum omnibus suis
rebus in eundo et redeundo et quod non sit pignoratus neque gravatus
per totam viam per ullam querimoniam quam de illo habeat ullus homo.
Similiter concedo ut quicumque vos vel ad vestram populacionem
venientes gravaverit vel pignoraverit vel malum fecerit injuste
pectet michi D solidos et clamanti alios D solidos. Similiter si
aliquis habuerit querimoniam de vobis vel de vestris veniat accipere
directum inde in Kamarone
ante meam justiciam. Similiter volo quod quicumque inter vos tenuerit
per annum et diem sine mala voce domos vel alios honores habeat de
cetero illos in perpetuum sine omni contradiccione nisi tenuerit ea
in comanda vel in pignore. - Signum + Ildefonsi
regis Aragonis
comitis Barchinone et marchionis Provincie. - Facta carta in
Ontiniana
(Ontiñena)
mense octobris sub era
MCCXXXIIregnante
me rege
in Aragone
in Barchinone
et in Provincia
stante episcopo Gombaldo in Ilerda
episcopo Richardo in Oscha
episcopo Raimundo de Castro
azol in
Cesaraugusta
episcopo Johanne Frontini in Tirasona
stante seniore
Ferrando Roderici in Turolio
et in Darocha
et in Calataiub
et in Belxit
Tarino in Tirassona
Michaele de Sancta Cruce in EpilaPetro
Cornelii
in Oscha
Guillelmo de Castro
Aszol
in Aviszaula
et in Ripacurtia
Petro Cesse stante majoridomo regis. - Sig+num Berengarii
de Parietibus
notarii domini regis qui hanc cartam ejus mandato scripsit cum
litteris suprapositis in linea octava. xxxiii-perg-120-pedro-i-octubre-1201-fraga
Camarón es un despoblado medieval situado en el actual término municipal de Mas de Matas, en la comarca del Bajo Aragón de la provincia de Teruel. Existe una hipótesis toponímica que hace remontar el topónimo Camarón a partir del latín CAMERINUM, suponiendo que fue una fundación romana con colonos italos provenientes de los alrededores de la ciudad homónima CAMERINUM en Umbría.
Otra hipótesis lo relaciona con el celta *CAMBOS ("curvado"), con sufijo -ón y r epentética. En este caso se relacionaría con la palabra de la Ribera Alta del Ebro cama (parte de un campo que queda sin labrar entre un surco y la frontera). Camarón fue un núcleo importante de población durante el periodo de dominación musulmana. Fue reconquistado definitivamente en el año 1169 por los calatravos de Alcañiz. Justo después de su reconquista definitiva los reyes Alfonso II y Pero II reconocieron Camarón como propiedad de Don Arnal Palacín. En el año 1185 Alfonso II dio Camarón y otros pueblos de los alrededores al arzobispo de Tarragona para que los repoblara, trayendo este repobladores que hablaban occitano, de los que descienden los que hablan el actual chapurriau (occitano-aragonés) del Mezquín y Guadalope:
et universo eiusdem sedis conventui castellum de Monte Rubeo (Monroyo) cum omnibus suis pertinentiis videlicet, cum Pinna Rubea (Peñarroya de Tastavins, Peñarroija, Penarroija, Pena-Roja), cum Turre de Arquis(Torre de Arcas, Torredarques, Torre de arques), cum castro de Herberio (Herbés), cum pratis de Vinadacia, cum valle de Boxar et de Fredes, sicut ex omni extenditur parte usque ad portum Marie.
Dono etiam Kamaron cum omnibus suis pertinentiis, usque ad portum de Tevaro et usque ad portus de Mesquino (Mezquín) et usque ad terminum Fontis Spatule (Fuentespalda, Fondespala), sicuti dividit cum Bognolo.
En el año 1194 Alfonso II concedió Carta Puebla a Camarón, mencionando sus términos:
et sicut omnia includuntur infra istos terminos subscriptos, scilicet, de illa serra de Fos Calanda de Pitarra et vadit ad vallem de Nuce, et sicut via de Alcorise exit ad Seno, et venit per illam serram de Seno et exit supra Benfigum, et includit Valipon, et sicut vadit ad connam de Xixileu et exit ad Carrum et Almanarellam, et includit Giagantam, et sicut talat et includit Petrafita et Quinque Turres, et sicut vertunt aque de Monte Labor versus Quinque Turres, et de illis molis d'Ares et de Asclum intus, et de La Lachava et de Balmana, et de Balinou et de Bel, et de Arber intus, et sicut claudit Morellum cum suis terminis, quam vobis dono et concedo quando Deus dederit illam in manum christianorum, et sicut de illis Germanellis et de Azenerola intus, cum illa canata de Berix et de Lena de Calanda, preter castrum de Boniol versus Camaronem.
Después devino propiedad de Blasco de Alagón. Entre los siglos XII y XIII Camarón se debió de despoblar debido a su posición de frontera conflictiva entre cristianos aragoneses y Al Andalus. La conquista de Morella en 1232 terminó con este periodo de inestabilidad, pero también con su valor estratégico.
En el siglo XIII Camarón es mencionado como frontera en textos referentes a donaciones territoriales en el noroeste del término de Morella, y se sabe que algunos de los pocos repobladores de las propiedades entre Camarón y Morella eran de Montblanc. Camarón continuó siendo la cabecera de un ancho término que abracaba los actuales términos de Mas de las Matas, Aguaviva, La Ginebrosa, la Cañada de Verich y la Cerollera y que se confirmó en un texto de delimitación de 1260 establecida entre el comendador de Alcañiz y Blasco II de Alagón escrito en aragonés (Nota: los reyes de Castilla y de León escribían igual en ese tiempo, hay muchas cartas en esta web historia-aragon blogspot):
venimos a fine e amigable particion entre nos e partimos los terminos de Monroyo e de Camaron e de Buinol…
Camarón figura en el testamento de Blasco II de Alagón de 1272 junto con Buñuel, Aumicidiel, y la Pobla de laGinebrosa y fue heredado por su hijo Artal IV de Alagón.
Este testamento de 1272 es una de las primeras menciones a La Ginebrosa tras su reciente fundación.
En el año 1295 Artal IV de Alagón permutó estas propiedades por bienes de los templarios de Castellote. La Ginebrosa recibió una segunda carta puebla en el año 1291 en la que se le adjudicaban los anteriores términos de Camarón, que ya había quedado eclipsado como principal núcleo de población. Todavía se cita a Camarón en un texto del 24 de marzo de 1480:
…a la casa clamada de Camaron con un molino farinero de dos muelas finado en el termino del dito lugar de la Ginebrosa con sus apenditias et termino et heredades contiguas con la dita casa…
No obstante la fines del siglo XV se produjo una concentración de población alrededor de un más (masía) que formó un nuevo pueblo llamado Mas de los Matas, cerca de Camarón. En un texto del 24 de enero de 1533 todavía se refieren a Mas de las Matas como amasadas de las casas de Camarón, término del pueblo de la Ginebrosa. En el texto de separación de Mas de las Matas y Aguaviva con respecto a La Ginebrosa de 1611 se menciona a Camarón como una simple partida que se adjudica a Mas de las Matas.
Antonio Martín Costea: Nuevos datos históricos sobre la villa medieval de Camarón. Grupo de estudios masinos, n VI 1986.
Pilar Pueyo Colomina ‘’Documentos notariales actuados por habitantes de Mas de Matas en la primera mitad del siglo XVI’’. Grupo de estudios masinos, n VI 1986. pp 51-84
Grupo de Estudios Masinos ‘’Documento: Concordia de la Ginebrosa, Aguaviva y Mas de Matas: año 1611. Grupo de estudios masinos, n VI 1986. pp 85-218
189. SELIMA, LA PRETENDIDA
DE IBN ABDALÁ DE ZARAGOZA
(SIGLO VIII. DAROCA)
Esta historia tuvo lugar
en pleno territorio musulmán, en la época del llamado emirato
independiente de Córdoba, cuando Sarakusta (Zaragoza) era gobernada,
en nombre y representación del emir cordobés, por un tal Ibn
Abdalá. El moro en cuestión se vio obligado a buscar la ayuda de
Carlomagno para afianzar su tambaleante poder por todo el valle del
Ebro, pues no debemos olvidar que toda la Marca Superior de
al-Andalus era un enrevesado entresijo a modo de pequeñas cortes tribales, difícilmente controlables desde la lejana Córdoba y casi
tampoco desde Sarakusta.
Entre los territorios que,
más en la teoría que en la práctica, dependían políticamente del
sarakustí Ibn Abdalá estaban los que se administraban desde Daroca,
que era una importante plaza fortificada.
Vivía en Daroca Selima
—una sobrina del mismísimo Muza y a la sazón esposa de un tal
Ahmar—, bella mujer de la que gobernador Ibn Abdalá se había
enamorado y pretendía hacer suya, si bien se vio rechazado de manera
reiterada en sus pretensiones.
La providencia quiso que
Ahmar falleciera por aquel entonces y la bella Selima, ahora viuda y,
por lo tanto, libre, rechazó una vez más los galanteos del
gobernador, que visitaba con cierta frecuencia Daroca para poder
verla. Mas si en vida de Ahmar la prudencia le hizo actuar con
cautela, ahora tomó muy a mal la pertinaz negativa de Selima, de
modo que, despechado y abusando de su poder, mandó prenderla y
enterrarla viva en lo más profundo de las mazmorras del castillo
darocense.
Desde entonces, de cuando
en cuando, hay quienes oyen extraños ruidos y lastimeros lamentos
que surgen de la oscuridad y, en ciertas ocasiones, se puede ver cómo
una sombra vaga y casi difuminada recorre la muralla y los restos del
castillo de Daroca, portando unas tenues luminarias en su mano
invisible. Se trata, sin duda alguna, de la sombra quejumbrosa y
errante de la fiel y hermosa Selima que pide venganza.
149. LA MUERTE DEL CONDE ARTAL, SEÑOR
DE MEQUINENZA (SIGLOS XIV-XV. MEQUINENZA)
Estamos en Mequinenza. Era señor del
castillo el conde Artal, hombre tan temido como odiado por su
crueldad y licenciosas costumbres. Entre sus aficiones, destacaba la
caza, que solía practicar de manera asidua por los campos y montes
de la comarca. En cierta ocasión, cuando perseguía con encono a una
piezapor los alrededores, vio por el camino a Alicia, hermosa y
recatada muchacha, hija de un honesto campesino de la localidad.
Dirigió hacia ella su caballo, a la par que el padre de la joven se
encaminó, asimismo, hacia el lugar temeroso de lo que pudiera
pasarle a su hija.
Molesto el conde por la actitud
defensiva y desconfiada del campesino, arreó a su caballo para
alejarse al galope, pero no sin antes conminar a la muchacha a que
acudiera al castillo, sin excusa alguna, a la hora de oración. Alicia, temerosa por lo que
pudiera sucederle si no obedecía al conde, tuvo que ser consolada
por su padre.
Cuando caía la tarde, cubierto el
cielo por negruzcas y amenazadoras nubes, padre e hija —temerosos
por cuanto pudiera suceder en él— ascendieron al castillo, puesto
que no podían negarse a la petición de su señor natural sin caer
en desgracia. Llegados a la fortaleza y avisado el conde, su alegre
semblante al llegar a la sala cambió al ver al padre de la muchacha,
que fue conminado a marcharse. Ante su negativa, fue apresado por la
fuerza y conducido a las mazmorras, donde quedó confinado y cargado
de cadenas.
A solas ya en la estancia el conde
Artal y Alicia, ésta no sólo se negó a brindar con la copa de vino
que aquél le ofreciera, sino que tiró su contenido por el suelo.
Hubo forcejeo entre ambos y la joven, en un instante de sorpresa, se
dirigió corriendo hacia la amplia balconada, arrojándose al vacío
para ir a caer en la balsa que había junto al castillo. A la vez que
esto sucedía, el mismo rayo que iluminó el salto mortal de la joven
cayó sobre la torre en la que se hallaba el conde Artal, cuyo cuerpo
quedó totalmente carbonizado y sepultado entre los sillares
arrancados de los muros.
A costa del sacrificio personal de
Alicia y de su padre, aquellos que les sobrevivieron en el señorío de Mequinenza aliviaron, en parte, su condición servil.
[Aldea Gimeno, Santiago, «Cuentos...»,
C.E.C., VII (1982), 9-74, págs. 59-60.]
El castillo de Mequinenza es un palacio-castillo intacto en lo alto de una colina dominando la confluencia de los ríos Ebro, Segre y Cinca, ubicado en la localidad homónima de Aragón (España). Fue construido por los Moncada, señores de la baronía de Mequinenza. Data de los siglos XIV y XV, aunque en 1959 lo reformó considerablemente el arquitecto Adolf Florensa. Señala el punto fronterizo entre Aragón y Cataluña, y entre las provincias de Zaragoza y Lérida.
Pese a que actualmente es una propiedad privada que pertenece a la Fundación ENDESA, el régimen de visitas al Castillo permite hacerlo los martes no laborables por la mañana. Para ello, hay que ponerse en contacto con la Oficina de Turismo del Ayuntamiento de Mequinenza.
En origen el castillo se ha identificado con la fortaleza musulmana descrita por el cronista árabe Edridi con el nombre de Miknasa que decía de ella que era “pequeña, de fuerte aspecto y se halla en las fronteras del Andalus”.
Alfonso II de Aragón cedió a Armengol VII de Urgel en 1192 la villa de Mequinenza y el castillo, pasando a partir del siglo XIII a dominio de la familia Moncadas que en 1581 recibió el título de marquesado de Aytona y en 1722, por extinción de su línea directa, sus señoríos recayeron en el ducado de Medinaceli.
Durante la rebelión contra Felipe IV fue una fortaleza de primera línea donde pudo refugiarse el ejército real, derrotado por el franco de Charcot (1644). En la guerra de la Independencia española el castillo fue atacado por tropas francesas a lo largo de 1808 y 1809 y capituló ante el general Suchet tras una larga lucha en 1810. El nombre de Mequinenza aparece en el Arco de Triunfo de la plaza L’Etoile y figura entre los nombres de las plazas fuertes: Nápoles, Plaisance, Madrid y Mequinenza. En 1816 el rey Fernando VII reincorporó Mequinenza y su castillo a la Corona como acuartelamiento militar. Tras la guerra civil, en 1939, el castillo quedó sin guarnición y se abandonó. En la actualidad pertenece a la Fundación Endesa y solo es visitable los martes previa llamada al ayuntamiento. Se encuentra en muy buen estado de conservación.
Castillo gótico de finales del siglo XIV y principios del XV aunque al haber estado en uso hasta la primera mitad del siglo XX, las fortificaciones exteriores atienden a características de la arquitectura militar moderna.
Hasta la llegada de los tiempos modernos, la villa y el castillo de Mequinenza formaron un conjunto único. Las murallas del castillo no se limitaron a circunscribir o cobijar las construcciones militares ubicadas en la cima escarpada sino que, como indicaba Quadrado "los muros de su mole se desprenden y bajan hacia el Ebro para abrazar holgadamente a la población". En aquel entonces, cabe pensar que la población se ubicaba entre murallas y después de la desaparición de éstas, creció y se expansionó considerablemente siempre a orillas del Ebro. Las luchas que debió sufrir constantemente el castillo y la población hicieron que éstos no pudieran expansionarse y embellecerse, siendo ambos víctimas de incendios y saqueos, durante las invasiones sarracenas, durante las luchas medievales y durante el asedio francés en la Guerra de la Independencia.
El castillo-palacio es de forma cuadrangular irregular, con seis torres rectangulares y una séptima que pentagonal que es fruto de una reforma del siglo XVII. Dos de las torres guardan la entrada. El castillo se encuentra sobre un espolón de 185 m de desnivel divisando la confluencia de los ríos Segre, Cinca y Ebro. Está protegido en la vertiente sur por una escarpada ladera en la que son visibles los restos de una muralla que desciende buscando hacia el río y en el lado norte la protección proviene de un foso artificial.
El acceso al castillo se realiza por su flanco meridional, a través de una puerta con arco de medio punto protegida por dos torres. En la puerta se conserva el blasón de los Moncada. El interior se organiza alrededor de un patio descubierto sobre el que se articulan las dependencias y con aljibe excavado en la roca. En el sur tiene tres arcadas apuntadas y en el ala norte conserva una escalera que conduce a la segunda planta, donde está la Sala de Armas cubierta por bóveda de cañón apuntado. En el ala oeste está la gran sala, que conserva los macizos arcos diafragmas que sustentaban la techumbre de vigas, siendo el lugar donde se ubicaba la antigua capilla.
En el año 1133 la población, en manos de los árabes, es conquistada por Alfonso I el Batallador, rey de Aragón. Nuevamente, la población es reconquistada por los sarracenos y finalmente fue conquistada definitivamente por Ramon Berenguer IV en 1185. Alfonso II de Aragón al casarse con doña Sancha dió a esta como prenda de su real estimación la villa de Mequinenza. Más tarde, en 1192, el mismo rey la cede a Armengol, conde de Urgel. Del Dominio de los Condes de Urgel pasó el castillo y la villa de Mequinenza al de Ramón Guillén de Moncada y por sucesión hereditaria, pasó a los Marqueses de Aytona y después a los Duques de Medinaceli.
///
En 1212, Pedro II prometió a su hija legitimada (contraída fuera de su matrimonio) Constanza de Aragón, al noble Guillén Ramón de Moncada en una fiesta celebrada en Tauste. La dote que aportaría la infanta serían los señoríos de Mequinenza, Aytona, Albalate de Cinca, Serós y Soses con todos sus derechos, castillos, villas y términos. Se iniciaba así la rama de Aytona del linaje de Moncada, que toma el nombre del más importante de los señoríos que Constanza recibió. A partir de este momento, los descendientes del linaje de los Moncada serán los señores de Mequinenza.
Año
Señor
1212 (año de la dote) - 1250
Constanza de Aragón, I señora de Aytona
1243/1245 - 1266
Pedro Ramón de Moncada, II señor de Aytona
1266?-1285
Guillén Ramón de Moncada, señor de Serós y Mequinenza
1253 - 1266?*
Constanza de Moncada
1285-1313
Berenguela de Moncada, señora de Serós y Mequinenza
1313-1320
Elisenda de Moncada, Señora de Serós y Mequinenza
1320-1322
Oto de Moncada "el Viejo", IV señor de Aytona
1322-1327?
Elisenda de Moncada, Señora de Serós y Mequinenza
1327?-1341
Oto de Moncada "el Viejo", IV señor de Aytona
1341-1354
Oto de Moncada y Moncada, V Señor de Aytona
1354-1371
Guillén Ramón de Moncada, VI Señor de Aytona
1371-1421
Oto de Moncada, VII señor de Aytona
1421-1455
Guillén Ramón de Moncada, VIII señor de Aytona
El castillo de Mequinenza fue mansión en 1288 de Carlos II de Anjou Príncipe de Salerno, hijo de Carlos de Anjou, rey de Nápoles y Sicilia, dado en rehenes por Alfonso III a sus barones.
Alfonso III hizo prisionero al citado Príncipe de Salerno cuando el padre de éste disputaba a aquél la Corona de Sicilia, después que había estado desposeído de ella en las famosas vísperas sicilianas y atribuido aquel reino a la Casa de Aragón. Alfonso encerró a aquel preso, inicialmente en el castillo de Monclús, pero viendo la poca seguridad que ofrecía por la proximidad con Francia, lo trajo al castillo de Mequinenza hasta que fue puesto en libertad en 1288 en cumplimiento del tratado de Canfranc. Una de las condiciones impuestas era que la Provenza caería bajo el vasallaje de Alfonso III si Carlos de Anjou incumplía aquello a lo que se le obligaba. Fray Miguel de Salas indicaba la importancia del Castillo de Mequinenza ya que "a un príncipe tan grande no se le daría Palacio que no fuera proporcionado a la grandeza y soberanía de su persona".
El Castillo de Mequinenza sufrió diversos embates al comienzo de siglo XIX con la Guerra de la Independencia y la invasión napoleónica. En aquel momento, Madoz destaca que la población formó "compañías enteras con su juventud que se hallaban en los memorables sitios de Zaragoza". Los franceses, después de haber tomado Lérida quisieron hacer lo mismo con Mequinenza cuya posesión ansiaban por considerarla la "llave estratégica del Ebro" y estar situada en una altura dominante sobre la desembocadura de los tres ríos. El mariscal Suchet, que mandaba en aquella zona encomendó al general Musnier aquella misión. Pero Mequinenza y su castillo resistieron heroicamente durante tres embates acometidos por el ejercito francés durante el año 1808. El ataque se reanudó en junio de 1809 nuevamente con derrota francesa. Musnier, viendo que la operación era muy difícil por la situación estratégica defensiva del castillo decidió que abriría un camino desde Torrente de Cinca que conduciría hasta el poniente de Mequinenza para hacer llegar a sus hombres y su artillería al castillo. La dura operación puso se puso en marcha el 15 de mayo de 1810 y se alargó hasta el primero de junio, tiempo en el cual los franceses ocuparon las posiciones más importantes a orillas del Ebro y del Segre.
El Castillo se hallaba en ese momento defendido por 1.200 hombres al mando del coronel Carbón. En la noche del 2 al 3 de junio se abrió la brecha y en la del 4 al 5 el ejército francés logró penetrar en la villa, saqueando y prendiendo fuego a muchas casas. Tres días después, destruidas las principales defensas del castillo y sin abrigo alguno, la guarnición española se rindió, quedando prisionera de guerra. La conquista del Castillo de Mequinenza supuso una de las grandes victorias en el valle del Ebro, por lo que debido a su gran importancia decidieron inscribirla en el Arco del Triunfo de París inmediatamente debajo del nombre de Madrid.
La fortaleza siguió prestando posteriormente sus servicios hasta época reciente. Después de la rendición francesa, mantuvo guarnición durante el siglo XIX y se vió afectado por nuevos avatares políticos y militares que sucedieron en la historia de España y especialmente durante las guerras carlistas. Ya había perdido ya su posición de palacio residencial de los Moncada y los Marqueses de Aytona y sus dependencias se habían adaptado a las necesidades de la guerra incluyendo nuevos dormitorios, la residencia del gobernador, almacenes de artillería, almacenes de fortificación, calabozos, dormitorios de artilleros, horno de pan, cementerio o varios polvorines.
En 1816 hay constancia de una R.O. dictada por el rey Fernando VII con fecha de 31 de mayo de 1816 que expone que la villa de Mequinenza solicita al rey ponerla bajo su real dominio. El dia 10 de enero de 1819 el corregidor de la ciudad de Fraga pasó a las Casas del Ayuntamiento y a su Sala Capitular para hacer cumplir la Real Orden a través de la cual la villa y su plaza pasaban a ser incorporadas a la Real Corona. El Duque de Medinaceli, anterior propietario, exigió a la corona diversas compensaciones como dar posesión de un horno de pan de cocer, de varias dehesas, treudos, derechos a participaciones de frutasy diezmos, señalando que el señorío sobre la villa de Mequinenza y el Castillo no pertenecían más que a la Corona. El Castillo de Mequinenza había quedado en un estado de abandono importante con el derrumbe de sus techos y parte de sus murallas.
Una de las primeras referencias que se encuentran del castillo es en la obra "Aragón" de José María Quadrado que en 1844 describe así su ubicación:
"Sobre la frontera misma de Aragón, ríndele el Segre sus caudales recién confundidos con los del Cinca, y en el amenísimo confluente, en aquel trifinio, por decirlo así, de las tres provincias aragonesas que por poco no viene a coincidir con el de los tres reinos que formaban la coronilla, asiéntase una antigua y noble villa colocada en medio de tres grandes ríos, como para hacer al principal los honores de la despedida". (Los reinos de Aragón, Valencia y Mallorca, patria del autor Quadrado, distan bastante. Creo que el cabeza cuadradase refería al tercer reino como Cataluña, despreciando el propio de Mallorca).
Juan de Mariana, en su famosa "Historia de España" describe Mequinenza como "la que César llamó Octagessa, Pueblo fuerte por su sitio y por las murallas, está asentada en la parte que los ríos Cinca y Segre se juntan en una Madre".
Fray Miguel de Salas recoge en su obra "Vida de Sta. Agathoclia, Virgen y Mártir, Patrona de la Villa de Mequinençaen el Reyno de Aragón" publicado póstumamente en 1697 ya se apuntan diversos asentamientos anteriores "porque con los varios sucesos de los tiempos se ha perdido la memoria de quién fué el que asentó para su fundación la primera piedra".
Pascual Madoz apunta a que el castillo se asienta "en la cima de una montaña aislada, que sirve como barrera a los ríos Ebro y Segre, en el punto de su confluencia. Consiste en una casa fuerte o palacio antiguo que fue del Marqués de Aytona, cuya figura es irregular en todos sus lados, siendo el mayor de treinta y cuatro varas y media, el menor de veinte y siete y su altura de nueve con torres en todos sus ángulos y en la longuitud de los lados mayores que miran al S. y O., estando la puerta en aquel". Como curiosidad Madoz apunta a que el Castillo de Mequinenza recibe el nombre de "el Macho" o "el Mocho" (refiriéndose a aquello que falta la punta o la debida terminación, ya que en el Castillo no había ninguna torre destacada por encima de las otras) y describe su estado como "miserable y reducido".
2.64. ALFONSO I EL BATALLADOR,
CASTIGADO POR DIOS EN FRAGA
(SIGLO XII. FRAGA)
Alfonso I el Batallador, tras recorrer
de forma victoriosa casi todo el actual Aragón central, se dispuso a
asediar Fraga, importante población musulmana enclavada a orillas
del río Cinca. Ante los preparativos llevados a cabo, Abén Ganya,
de la tribu de los moabitas, gran príncipe de Valencia y Murcia,
organizó un gran ejército y acudió a tierras fragatinas para
socorrer a sus correligionarios. Pero, a pesar de su numerosa y
aguerrida hueste, fue vencido dos veces consecutivas por el
Batallador, dejando a los cristianos un enorme botínpara repartirse
como era costumbre.
La doble victoria de Alfonso I se
debió, sin duda alguna, a que llevaba consigo una bella arca de oro,
adornada con múltiples piedras preciosas. Dentro de ella guardaba
varias reliquias, entre las que destacaba un leño de la cruz en la
que murió Jesús. El rey aragonés había conseguido el arca en el
transcurso de una de sus numerosas guerras, en casa de los mártires
Primitivo y Facundo, allá por tierras del río Cea, en León.
Además de esta caja-relicario, que era
la más preciada por él, poseía otras de marfil, oro, plata y
piedras preciosas, en las que guardaba reliquias múltiples y
variadas de la Virgen María; del leño del Señor; de apóstoles,
mártires y confesores; de vírgenes; de patriarcas y profetas. Todas
esas arquetas eran custodiadas por soldados y sacerdotes en la
capilla ambulante que el rey llevaba consigo siempre que entraba en
campaña.
Tras la doble victoria de los
aragoneses sobre Abén Ganya, los moros de Fraga quisieron pactar y entregarse, pero el Batallador no quiso aceptar la rendición que se
le ofrecía si no era con un baño de sangre, porque Dios había
endurecido su corazón, en castigo, sin duda alguna, por los males
que hizo a los cristianos de León y Castilla, tierras que recorrió
en varias ocasiones con sus huestes.
Al fin, Abén Ganya, que recibió
refuerzos extraordinarios de al-Andalus, venció a Alfonso I,
apoderándose de las arcas.
[Huici, Ambrosio, «Chronica Adefonsi
imperatoris», en Las crónicas latinas de la reconquista, t. II,
pág. 228.]
2.63. UN DETALLE DE LA BATALLA DE FRAGA
(1134) (SIGLO XII. FRAGA)
La batalla de Fraga constituye uno de
los hitos más importantes de la reconquista, y la derrota de Alfonso
I el Batallador estuvo a punto de dar al traste con las ganancias
obtenidas, incluida la ciudad de Zaragoza. Es rigurosamente cierto
que la actitud de Alfonso I ante Fragaposibilitó no sólo la
resistencia de los fragatinossino también la llegada de socorros de
Córdoba, de Lérida, de Valencia y Murcia (dirigidos estos últimos
por Abén Ganya).
La táctica mora fue la misma que
emplearon en Zalaca y la que utilizarían en Alarcosalgo después:
mientras los moros que atacaban de frente con escasas fuerzas eran
derrotados, la parte más gruesa de su ejército atacaba por la
espalda y asaltaba los campamentos cristianos, sembrando el pánico y
provocando su derrota. En Fraga, fue Abén Ganya quien encabezó las
tropas de refresco y quien se presentó como auténtico vencedor.
Una crónica musulmana narra que, antes
de que apareciera Abén Ganya con sus guerreros, se presentó al rey
aragonés un monje francés diciéndole que, ante una invocación
suya a Dios, los moros se rendirían. Obtuvo el monje permiso,
ascendió a la colina más cercana al muro de Fraga y comenzó su
imprecación. Los defensores, que tenían noticia de aquella
intervención, ubicaron en aquel lado del muro un almajaneque
potentísimo, colocando en la balanza una enorme piedra izada por más
de veinte hombres. Cuando el fraile se hallaba en plena invocación,
accionaron el almajaneque y la piedra impactó de lleno en él
llevándose la mitad de su cuerpo.
Alfonso I el Batallador —que estaba
preparado para atacar con sus guerreros, a los que había formado
detrás del monje— quedó totalmente desconcertado y, con un susto
de muerte en su cuerpo, se retiró a su campamento totalmente
abatido. Allí fue donde le sorprendería Abén Ganya con sus
soldados valencianos y murcianos causándole la derrota.
El almajaneque (del ár. and. "almanganíq”) era una máquina de guerra utilizada para lanzar grandes piedras de más de 500 kg de peso, con el fin de destruir las murallas o almenas de los castillos enemigos.
Su funcionamiento estaba basado en el sistema de palanca, con un brazo largo con el eje descentrado en cuyo extremo había un contrapeso; los más sofisticados tenían sistemas de reenvío mediante poleas. Habitualmente eran sencillos y se construían al pie de las murallas a derribar: disparaban los proyectiles en trayectoria baja y no alcanzaban gran altura, de manera que las piedras disparadas golpeaban contra las murallas, en vez de volar sobre ellas y caer en el interior del recinto.
Eran unas máquinas de diseño sencillo y rústico, pero a su vez eficaces y demoledoras.
Un gran almajaneque fue utilizado por Abderramán III en el asedio al castillo de Juviles, en las Alpujarras de Granada, con el que bombardeó con proyectiles de piedra sin cesar el castillo, hasta conseguir al cabo de 15 días la rendición del mismo.
Otros nombres: Trebuchet Mangonel Maganel http://terraimagina.blogspot.com/2007/06/armas-iv-maquinaria-de-asedios.html https://es.wikipedia.org/wiki/Fraga_(Huesca) Fraga es un municipio español situado en el extremo sureste de la provincia de Huesca, en la comunidad autónoma de Aragón, en el último tramo del Valle del río Cinca. Es cabeza de partido judicial y capital política de la comarca del Bajo Cinca. Cuenta con 14 979 habitantes (INE 2018). En octubre de 2018, era único municipio aragonés con una población superior a 10.000 habitantes que conseguía el pleno empleo, es decir, una tasa de paro menor del 5%. El sector de la agroalimentación, la progresiva y dinámica expansión de la Plataforma Logística de Fraga y la estratégica localización de la ciudad han sido tres aspectos esenciales para la consecución de estos datos. El origen y la antigüedad: Se cree que la ciudad tiene origen prerromano, pero no hay pruebas fehacientes de ello. En las cercanías se han encontrado numerosos restos arqueológicos. Edad del Bronce: El yacimiento más antiguo es el del Barranco de Monreal, de entre el 1800 a. C. y el 1500 a. C. Del bronce medio es el yacimiento de Punta Farisa, destruido en parte en la construcción de un camino. También son del bronce medio los inicios del yacimiento de Masada del Ratón, cercano al anterior. En ambos han aparecido cerámicas, elementos líticos y moldes de fundición para hachas y puntas de flecha. Del bronce final son las capas superiores del yacimiento de Masada del Ratón, el yacimiento de Zafranales, a pocos metros del casco urbano y el de Lo Puntal, poblado en alto que se extiende por la ladera desde la que se domina la llanura de la Litera. Los restos de cerámica relacionan los asentamientos con la cultura de los campos de urnas. Edad del Hierro: De esta época no hay yacimientos estudiados en profundidad, aunque existen diversos indicios de poblamiento. No se conocen las causas de esta laguna, que puede ser debido a una disminución en la población por causas desconocidas o bien porque los poblados íberos se construyeron sobre los asentamientos del hierro. Íberos: El ibérico pleno se desarrolla en la zona a partir del año 400 a. C., a partir de la cultura de los campos de urnas. Se han encontrado diversos yacimientos en la comarca, como los del castillo de Chalamera, Lo Vedat de San Simón, La Noria, o Punta Calvari. El más destacado es el de Lo Pilaret de Santa Quiteria, que se encuentra a pocos kilómetros de la ciudad. El poblado comenzó su andadura en las últimas décadas del siglo V a. C. y sobrevivió hasta época romana, en la que se supone que sirvió de base para una villa. A destacar una lápida encontrada por José Salarrullana de Dios en 1894 con una inscripción íbera: aloŕiltu i.belaśbais ereban.keltaŕ erkeryi.aye teikeoen.ery i de la que se desconoce el paradero. Luis Silgo Gauche intentó en el 2003 una traducción como: «Aloŕiltuhijo de Belaśbaiser, hic situs est». http://ibers.cat/ Fraga perteneció en época íbera al territorio ilergete. Época romana: Uno de los mosaicos romanos encontrados en Villa Fortunatus, de dónde procede el nombre. (Museo de Zaragoza) No se tienen noticias concretas de las vicisitudes de la ciudad en época romana. Se supone que, al igual que el resto del territorio ilergete, compartiría la suerte de Ilerda en la romanización: participación en las guerras púnicas como aliados de Cartago, rebelión contra los romanos de Indíbil y conquista definitiva por los ejércitos romanos hacia el 205 a. C. En época romana el área perteneció junto a Ilerda al convento de Caesaraugusta, dentro de la provincia de Tarraco. La ciudad se encuentra en la vía de Ilerda a Celsa, en el punto en el que el camino cruza el Cinca. El Cinca, al igual que el Ebro, eran navegables, con lo que el asentamiento representaría un cruce de rutas entre las fluviales y las calzadas. Es decir, por vía fluvial las comunicaciones serían a Caesaraugusta (Zaragoza), Tolous (Nuestra Señora de la Alegría, Monzón), Ilerda (Lérida) y Dertosa (Tortosa) y por vía terrestre a Celsa (y desde allí a Caesaraugusta) y a Ilerda (y desde allí a Tarraco (Tarragona) y a Roma). No se han encontrado restos de la ciudad romana. Sin embargo a pocos kilómetros de la ciudad se pueden visitar las ruinas de una extensa villa del siglo II, llamada Villa Fortunatus. Aunque no debió ser el centro romano más importante de la zona, en la villa se han encontrado algunos de los mosaicos más hermosos de Aragón. Actualmente se encuentran dispersos en museos de Zaragoza y Barcelona, aunque los más sencillos se conserven en el lugar. También se encontraron algunas estatuas, una de las cuales, un niño montando a un delfín, se puede admirar en el museo de Huesca. El edificio continuará su actividad como basílica hasta el siglo V, ya en época visigoda. Hay sospechas de que la ciudad de Gallica Flaouia mencionada por Ptolomeo es la ciudad de Fraga, aunque investigaciones recientes tienden a desmentirlo. Ptolomeo menciona la ciudad de Gallica Flaouia entre los ilergetes a orillas del Cinca, pero la sitúa a 3 leguas al norte y 1 legua al oeste de Lérida. Medina Afraga: La ciudad musulmana de la Marca Superior (714) tuvo una relativa importancia, menor que la de Lérida, pero suficiente para ser nombrada por numerosos cronistas de la época. Cuenta Al-Qazwini (1203 - 1283): Fraga, ciudad de Al-Andalus, próxima a Lérida; hay en ella abundantes huertas, abundantes aguas, buenos edificios, y es tan hermosa en perspectiva, como buena en realidad... Está situada sobre el río de los olivos (río Cinca) y muy bien construida. Está provista de una fortaleza bien defendida e inaccesible y rodeada de numerosos huertos que no tienen igual... También es citada en el Dikr bilad al-Andalus, una descripción anónima de al-Andalus del siglo XIV. En esta época la población ya hacía mucho tiempo que había dejado de ser andalusí, aunque es probable que sus habitantes o parte de ellos siguieran siendo musulmanes (mudéjares): Fraga es una de las capitales del oriente de al-Andalus, ciudad antigua y de remota fundación, sus habitantes son árabes de origen, pues en la época de la conquista se establecieron allí unas tribus yemeníes cuya descendencia continúa habitándola; son gente piadosa y de fe firme. Produce mucha miel y azafrán de calidad; en su territorio hay escarpadas montañas, castillos y gran cantidad de aldeas, cuyo número sobrepasa las tres mil; en todas ellas se realiza el sermón de los viernes. El casco histórico es un típico ejemplo de ciudad árabe medieval, con su laberinto de estrechas callejuelas frescas en verano y protegidas del cierzo en invierno. Entrada medieval de las murallas: Los musulmanes crearon en las tierras del valle una red de regadío que daba a la ciudad su huerta, su riqueza y su renombre. Citando a Kitab ar-Rawd al-Mitar, está situada Fraga sobre el río de los olivos (Nahr al Zaitun) y bien construida. Se halla provista de una fortaleza bien defendida e inaccesible y rodeada de numerosos jardines que no tienen comparación. A partir de la caída del Califato de Córdoba en 1010, Fraga pasó a depender de Zaragoza, Lérida o Huesca, según la suerte del reino taifa de turno. Ya en el siglo XI, llegaron Sancho Ramírez y Pedro I a las cercanías de la ciudad. Monzón cayó en 1089 y Zaidín en 1092. A partir de ese momento, Fraga pasaría a ser zona fronteriza de resistencia contra los cristianos. Los cronistas también alaban el castillo y las murallas, que unidas a la red de túneles que todavía se conservan bajo el casco histórico, convertía la ciudad en casi inconquistable. Tuvo ocasión de comprobarlo el 17 de julio de 1134 Alfonso I el Batallador, que moriría a causa de las heridas sufridas en la batalla de Fraga. Movió Alfonso I guerra a los reyes de Lérida y Fraga... Habiendo cobrado los moros gran soberbia. Y Abengania, rey de Lérida y el rey de Fraga, juntaron huestes con las cuales peleó el emperador Alfonso I (1133). La desgracia de Alfonso I fue que tropas de Córdoba (2000 jinetes), Valencia (500) y Lérida (200) se habían reunido tras las murallas de la ciudad para defenderla. Los caballeros musulmanes defensores arrollaron el campamento enemigo cuando la mayoría de los 12.000 caballeros cristianos se hallaban de permiso concedido por el rey tras el asedio a la ciudad. Sólo diez caballeros cristianos salvarían la vida, entre ellos don García Ramírez, señor de Monzón y futuro rey de Navarra. Fraga y Lérida caerán en manos cristianas el mismo día, el 24 de octubre de 1149. En el momento de la conquista, parece que Fraga era un distrito inferior del amal de Lérida, que pertenecía al reino taifa de Zaragoza. Por lo menos técnicamente, ya que Ibn Mardanis, el último gobernador musulmán de Afraga, había convertido la ciudad en un taifa independiente aprovechando disputas familiares entre Zaragoza y Lérida. Ibn Mardanis, llamado el rey Llop o Lop (lobo), contando con tan sólo 25 años tuvo que negociar la rendición de la ciudad con Ramón Berenguer IV el 24 de octubre de 1149, consiguiendo un trato de favor para los musulmanes que quisieron quedarse, como el que pudieran regirse por sus propias leyes. ¿Aragonesa o catalana? La pertenencia de la ciudad a Cataluña o Aragón en la Edad Media no está clara. Resulta difícil adscribir la ciudad a unos territorios que aún estaban en formación y no tenían su forma actual. Por ejemplo Ramón Berenguer IV se declaraba "Conde de Barcelona, Príncipe de Aragón, la reina era Petronila, hija del rey Ramiro II el monje, Duque de Lérida y Marqués de Tortosa" y decía "reinar en Zaragoza y en Aragón, en Sobrarbe y Ribagorza, en toda Barcelona, en Provenza y en Tortosa, junto con Zaragoza, Provenza y Calatayud". Ramón Berenguer IV NO reinaba, el rey seguía siendo Ramiro II y la reina Petronila, firma Petrvs.
Tampoco facilita el asunto que los reyes modificaran la frontera varias veces durante sus reinados. Estas diferencias entre los conceptos de pertenencia medievales y los modernos y la falta de información e investigación exhaustiva llevan a diferentes autores a dar interpretaciones diversas. Antonio Ubieto Arteta afirma en Historia de Aragón. La formación territorial que la incorporación inicial no fue ni a una ni a otra, sino al «patrimonio real»: Los testimonios ambivalentes para Fraga, Lérida y Tortosa son debidos a que los territorios no se conquistaron para ser incorporados ni a Aragón, ni a Cataluña, sino al «patrimonio real» del rey de Aragón, que se consideraba inseparable. Durante los siglos XI y XII, Fraga tendrá «tenencias», una institución claramente aragonesa, a pesar de que algunos tenentes pudieran ser catalanes, o de Montpellier, o mallorquines, valencianos, todos de la corona de Aragón. La afirmación de las cortes de Lérida (1214) y de Tortosa (1218) de que Cataluña llegaba hasta el Cinca, se refiere al límite meridional (entre Salses al norte y el Cinca al sur), es decir a la confluencia del Cinca y el Segre antes de afluir al Ebro. En 1248 se confirmó que el límite entre Aragón y Cataluña estaba en el Ebro entre Mequinenza y Tortosa. En 1243, la donación de las tierras entre el Cinca y el Segre que hace Jaime I a su hijo Pedro serían las tierras, es decir, que los bienes los cobrase el infante Pedro, pero la «potestad real» se mantenía en Alfonso, su primogénito, ya que esta era indivisible para territorios heredados. La interpretación hecha por las cortes de Barcelona ya no fue como en 1214, la desembocadura del Cinca, sino que se tomaba el cauce completo del Cinca. En 1245, Jaime I divide de nuevo Aragón y Cataluña con fronteras más concretas, incluyendo Fraga y Mequinenza en Cataluña, aunque existen numerosas incongruencias en el documento. En 1257 concede a su hijo Pedro de nuevo el gobierno de toda Cataluña desde Salses al Cinca, tomando el río como frontera. La teórica catalanidad de Fraga duró poco: en 1284 un noble fragatino aparece entre las tropas de la nobleza catalana; pero en 1289 el señor de Fraga aparece ya citado entre las poblaciones y señores aragonesas. Posteriormente hubo problemas entre la población y los señores, algunos catalanes, que pretendían imponer cada uno sus estatutos jurídicos: la población los aragoneses y los señores los catalanes. Joaquín Salleras Clarió en Comarca del Bajo Cinca considera que Fraga se incorporó a Cataluña tras la reconquista. Cree que en las negociaciones entre Ramón Berenguer IV y Ramiro II el primero se reservó Fraga para sí y sus descendientes, entregando el señorío y gobierno de la villa al conde de Pallars Jussà Arnal Mir, vasallo suyo. Ramón Berenguer VI usó durante un tiempo el título de «príncipe de Fraga». En la Asamblea de la Fatarella, en 1173, Alfonso II de Aragón delimitó la frontera entre Cataluña y Aragón colocando la frontera en el Cinca, por lo que Fraga pasaría a ser catalana. Pedro II y Jaime I confirmarían este hecho. La Gran Enciclopedia Aragonesa afirma que Fraga es aragonesa por lo menos desde 1244. En 1214 se considera que Cataluña llega hasta el Cinca. En 1244 se considera que Cataluña va «desde el Cinca hasta Salses». La excepción serían Monzón y Fraga, que permanecerían como aragonesas a pesar de estar en el lado izquierdo del río Cinca. Lérida, que había acudido a las Cortes aragonesas, quedaba así en Cataluña. Igualmente en 1244, se rechaza la pretensión aragonesa de hacer llegar Aragón hasta el Segre. En 1283 también se confirma la pertenencia a Aragón de la Ribagorza hasta la clamor de Almacellas. La Enciclopedia Catalana considera que Fraga fue catalana con seguridad desde 1244 y probablemente hasta finales del siglo XV. La villa fue incorporada inmediatamente al obispado de Lérida. En 1255 Jaime I entrega Fraga a Guillermo de Montcada, por lo que la villa pasa a formar parte del Condado de Barcelona. En el testamento de Jaime I (HAY VARIOS) se divide Cataluña y Aragón entre sus dos hijos (tiene más, e hijas), fijando la frontera entre los dos territorios. Inicialmente estaría en el Segre (Lérida juró fidelidad al heredero de Aragón en las cortes de Daroca), sin embargo en las cortes de Barcelona de 1244 definiría Cataluña de «Salses al Cinca» a pesar de la oposición de los aragoneses que consideraban la Ribagorza, la margen derecha del Segre y Lérida, como territorio aragonés. Sólo la parte del término de Fraga a la derecha del Cinca sería aragonesa (la villa de encuentra al lado izquierdo). Ximén Pérez de Salanova, Justicia de Aragón, afirma en 1311 explícitamente que Fraga pertenece a Cataluña. Como parte de la veguería de Lérida, Fraga perteneció al Principado de Cataluña hasta época de Fernando II de Aragón a finales del siglo XV, con lo que se incorpora definitivamente a Aragón. En 1707 los Decretos de Nueva Planta que Felipe V hizo para Aragón incorporaron Fraga en el corregimiento de Zaragoza. Francisco Castillón Cortada en Fraga. La sultana del Cinca considera que Fraga fue aragonesa desde el principio: Tanto Fraga como Lérida no se incorporaron a Cataluña tras la reconquista, puesto que esta todavía no existía como tal ente político. La pertenencia a Ramón Berenguer IV y a Cataluña son conceptos diferentes que no se implican el uno al otro. Todavía en 1337, Pedro IV se dirige a la Pahería (Ayuntamiento) en Lérida con las siguientes palabras: aunque Lérida estaba en Cataluña, no pertenecía al condado de Barcelona. El problema se planteará por primera vez con Jaime I el Conquistador, que declara Mequinenza, Fraga y Monzón como catalanas. La división no se llevaría a cabo por la oposición de los nobles aragoneses. Así, mientras los nobles aragoneses pretendían extender sus tierras hasta el Segre, los catalanes pretendían extender las suyas hasta el Cinca. Jaime I el Conquistador le otorga el fuero de Huesca en 1240, por la que se rige durante la Edad Media. Los usos y costumbres y la moneda serán aragonesas. En el Atlas Catalán hecho por Cresques Abraham en 1375, el lugar aparece como aragonés. A finales del siglo XIII la villa no fue incorporada en el censo de población de Cataluña, por lo que parece que en la época se consideraba una ciudad aragonesa. Pedro IV de Aragón intentó de nuevo incorporar la ciudad a Cataluña, pero las protestas de fragatinos y aragoneses le llevaron a declarar en las Cortes Generales «...que certa cossa es, que la universitat de Fraga es poblada per privilegio a fur d'Aragó et de aquell observen en tempos esdevenidor, axi complidament com antigament han observat. Plau al Senyor Rey que los d'Arago ussen tota aquella possesió que han acostumbrat de ussar tro el día de huy et revoca totas quals se vol cosses feytes en contrari.» (cuidadito con los textos antiguos con tildes y apóstrofes. En los tomos de los dos Bofarull no se encuentra ninguna tilde ni apóstrofe, y muy pocas comas o punto y coma.) E. Sarasa Sánchez afirma que «Jaime II había incluido en el reino [de Aragón la] Ribagorza, la Litera (hasta la denominada "clamor de Almacellas"), Fraga y el señorío de Albarracín.» en el Atlas de Historia de Aragón. La cuestión ha vuelto a la actualidad en parte debido al nacionalismo catalán y el pancatalanismo, que pretende incluir la zona dentro de los Países Catalanes (Països Catalans) e incluso dentro de la propia Cataluña. La ciudad cristiana: La villa, tras la reconquista en manos del Conde de Pallars Jussà Arnal Mir, al igual que otras similares, se convertirá en un mosaico de culturas y religiones en la que judíos, musulmanes y cristianos convivirán con mayor o menor acierto. Los judíos de Fraga pertenecieron a la colecta de Lérida hasta 1294, año en que pasaron a depender del Conde de Montcada. Tras la muerte del Conde en 1328, se unieron a la colecta de Huesca para pagar sus impuestos reales. Tras la conquista de Lérida, el obispado de Roda-Barbastro se traslada a Lérida, pasando a llamarse Lérida-Roda durante un tiempo. Así, todos los territorios que dependían del obispo de Roda, además de las nuevas conquistas como Fraga, pasan a depender eclesiásticamente de Lérida en 1149. La situación se mantuvo hasta 1995, en que las parroquias aragonesas pasan a depender también de diócesis aragonesas, en el caso de Fraga del obispado de Barbastro-Monzón. Este cambio ha llevado a una polémica por la entrega a los obispados correspondientes de las obras de arte de las parroquias aragonesas que se encuentran en el Museo Diocesano de Lérida. Los templarios ocuparían el castillo y obtuvieron grandes haciendas en la zona. Se celebraron en la iglesia de San Pedro dos veces Cortes Generales del Reino, en 1384 y 1460, una vez con presencia del rey Juan II. También se refugiaría en su castillo Leonor de Sicilia señora de la villa, durante su enfrentamiento con Pedro IV el Ceremonioso. En 1391 Juan I de Aragón concede a la ciudad un mercado, que se instala en la Calle Mayor. La historia moderna: Vista de Fraga en 1779, con el escudo de la ciudad. La expulsión de los moriscos de 1610 tuvo un gran impacto en la economía fragatina. Durante 800 años los moriscos habían sido una parte muy importante de la población. La expulsión coincide con la llegada de los monjes trinitarios en 1550 y la Orden de San Agustín en 1615.14 Felipe IV se asentó en la villa durante la Guerra de los Segadores. En esta ocasión lo acompañaría Velázquez, que pintaría dos cuadros durante la estancia: un retrato del rey (llamado Felipe IV de Fraga, Colección Frick de Nueva York) y un retrato de un enano de la corte, Diego de Acedo, apodado El Primo. Dicho cuadro se identifica con dudas con el conservado en el Museo del Prado de Madrid. Durante la Guerra de Sucesión Española la ciudad cambió de manos en diversas ocasiones, pero por permanecer siempre fiel al rey Felipe V recibió los títulos de "ciudad" (1709), "vencedora y fidelísima" (1710), además del privilegio de añadir la flor de lis al escudo. También le fueron concedidas dos ferias francas en 1710, el que no pudieran ser confiscados sus bienes a los vecinos de la ciudad sino por crimen de lesa majestad, robos y homicidios y voto en cortes con preferencia a las demás ciudades, excepto Zaragoza, Tarragona y Jaén.1516 El puente colgante fue inaugurado en 1847. Fraga fue saqueada en diversas ocasiones, entre otras en 1642 durante la Guerra de los Segadores, en la Guerra de Sucesión, en la Guerra de la Independencia y durante la Guerra Civil. Durante la Guerra de Independencia, la ciudad fue ocupada por las tropas francesas; las tropas españolas volaron en mayo de 1810 el puente y las trincheras realizadas por los franceses.15 Entre 1845 y 1847 se construyó un puente colgante sobre el Cinca, que se hundiría parcialmente en 1852, falleciendo doce personas.18 Durante la Guerra Civil, bajo el gobierno de un comité de la CNT-FAI, se impuso un régimen de comunismo libertario en el que se colectivizaron todos los bienes, tierras y servicios y se abolió el dinero. En esa época también se fundó una Casa de los Ancianos para ancianos pobres y sin familia, muchos de los cuales se habían acercado a Fraga desde lugares cercanos. Economía:
La actividad principal de la ciudad y la comarca circundante es la agricultura. Los terrenos del valle del Cinca (la "huerta") son desde antiguo de regadío, actualmente con plantaciones de árboles frutales (melocotón y manzana) y hortalizas (consumo propio). Fueron famosos los «higos de Fraga» y, aunque actualmente casi no se cultivan, Fraga sigue produciendo algunas especialidades propias de su célebre pan de higo.19 Las zonas altas (el "monte") tradicionalmente se dedican al cereal y las laderas al olivo y la almendra. En los últimos años se ha introducido el regadío en algunas de las zonas de "monte" con lo que se han introducido, entre otros, el cultivo de girasol. Posee una depuradora de lechos biológicos con un caudal de 4208 metros cúbicos por día. Para promocionar el sector agrario de la ciudad, se creó mercoFraga, un mercado en origen cuyos objetivos son promover el libre intercambio entre productores e intermediarios, mejorar la transparencia del mercado y asegurar la calidad del producto. La ganadería también está muy presente en la economía de la localidad, pues son numerosas las instalaciones porcinas, avícolas y vacunas. Existen dos empresas con cierta importancia dentro del sector ganadero dedicadas a la fabricación de piensos, integración de granjas y también producción de ganado porcino. También es importante el sector servicios, que en las áreas de comercio, mecánica, banca, sanidad, hostelería, transportes, educación, etc., ocupa un tercio de la población activa. A destacar la discoteca Florida 135, que atrae a visitantes no sólo de la comarca, sino también de Zaragoza y Barcelona. Las industrias más importantes son la planta de Becton-Dickinson, donde se fabrican jeringuillas, otra de remolques cisterna y Precocinados Angel Bosh de pollos y pavos rellenos, de especial salida durante la época navideña. Además existen algunas otras industrias, pero de menor calado.
Todos los años se realiza Merco Equip, una pequeña feria de muestras para la promoción de las actividades locales y comarcales. Lo fragatí
El fragatino, el habla local, es considerado por la mayoría de los estudiosos catalanistas como un dialecto del catalán nordoccidental, más concretamente del grupo ribagorzano, es decir, de lo que se conoce como hablas de la Franja del meu cul. Sin embargo, de forma parecida a lo que ocurre con la polémica del valenciano, también existen diferencias entre los hablantes sobre la pertenencia o no de la lengua al catalán. Estos últimos se dividen entre los que consideran el fragatino como un dialecto del aragonés o de transición entre el aragonés y el catalán, y los que creen que son hablas propias evolucionadas en la zona. Los hablantes de fragatino, independientemente de que lo consideren un dialecto del catalán o no, hacen una distinción entre los hablantes de català y los de fragatí(dialecto de Fraga), mequinensà (dialecto de Mequinenza), torrentí (dialecto de Torrente de Cinca), saidiné (dialecto de Zaidín), etc. Esto puede dar una idea de la particularidad del dialecto, si tenemos en cuenta que se considera que hablantes de localidades a menos de 10 km hablan "catalán". El hecho se explica habitualmente por ser un dialecto de "frontera", con fuertes influencias del castellano y del aragonés. Hasta finales del siglo XX todavía vivían algunas mujeres de avanzada edad que sólo hablaban fragatino. Actualmente los hablantes son bilingües en castellano, lengua en la que se recibe toda la educación primaria y secundaria. En la década de 1980 se introdujo la enseñanza del catalán en la educación secundaria. La fonética del fragatino es muy similar a la del valenciano y del ribagorzano. Quintana (1989) y Veny (1993) mencionan que el fragatino posee 19 fonemas, mientras que el catalán central posee 24. También es de destacar la aparición de grupos consonánticos palatalizados, como cllau (en catalán estándar clau, llave), pllat (plat, plato) o plle (ple, lleno), como ocurre en otras poblaciones cercanas, Tamarite de Litera. fraga.org https://es.wikipedia.org/wiki/Alfonso_I_de_Arag%C3%B3n clamabanlo don Alfonso batallador porque en Espayna no ovo tan buen cavallero que veynte nueve batallas vençió.