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domingo, 28 de junio de 2020

337. LA PLAGA DE LANGOSTA DOMINADA POR LA VIRGEN


337. LA PLAGA DE LANGOSTA DOMINADA POR LA VIRGEN
(SIGLO XIV. ARÁNDIGA)

Inundaciones, largos períodos de sequía y plagas de langosta, aparte de brotes mortales de peste, se sucedieron durante todo el siglo XIV, provocando el hambre y la desolación en toda Europa occidental. La población disminuyó de manera ostensible, y la Península Ibérica y, dentro de ella, Aragón no fueron una excepción a tales males. Un verdadero sentimiento de pesimismo se adueñó de todo el mundo.

Dentro de este desolador y dantesco escenario general, conocemos situaciones dramáticas concretas, como la que ocurriera en la comarca de Arándiga, lugar donde confluyen los ríos Aranda e Isuela.

En efecto, en cierta ocasión, cuando la cosecha despuntaba firme en los campos de secano y en la huerta, se declaró una terrible plaga de langosta, tan grande que, al llegar volando, se oscureció el cielo por completo y, una vez en tierra, apenas si se veía ésta. Lo cierto es que, de no ocurrir un auténtico milagro, en pocos instantes todo quedaría agostado, sin vida, otro año más. La consecuencia sería otra vez la misma, el hambre...

Intentaron los vecinos espantar a los insectos haciendo todo el ruido posible con cacerolas, campanas, sartenes y cuantos instrumentos podían servir para ahuyentarlos, pero todo fue en vano. El pueblo entero, viendo perdido por momentos todo lo que era su sostén y modo de vida, imploró esperanzado a Nuestra Señora, llamada de la Huerta, paseando su imagen, tallada en madera y policromada, en solemne procesión por toda la huerta y la tierra aledaña del secano. Las plegarias eran mitad llanto mitad esperanza.

No obstante, no confiaban demasiado las gentes de Arándiga en que su invocación diera resultado, pues en otras ocasiones semejantes no había servido de mucho, pero lo cierto es que en aquel lance, a los pocos minutos, como por arte de encantamiento, murieron prácticamente todos los insectos, cuyos miles de cuerpos inertes sirvieron luego de abono a unas tierras que a punto estuvieron de ser esquilmadas una vez más.

[Bernal, José, Tradiciones..., pág. 199.]

lunes, 22 de junio de 2020

255. ANTECEDENTES DEL MONASTERIO DE TRASOBARES

255. ANTECEDENTES DEL MONASTERIO DE TRASOBARES (SIGLO XI. TRASOBARES)

255. ANTECEDENTES DEL MONASTERIO DE TRASOBARES (SIGLO XI. TRASOBARES)


Estamos en Jaca, capital del reino. Sancho Ramírez, rey de los aragoneses, estima que debe coordinar sus esfuerzos con los cristianos de Castilla para oponer un frente común a los musulmanes que dominan el valle del Ebro. Prepara, pues, un viaje a tierras castellanas, que debe hacerse con toda discreción para no levantar sospechas.

Acompañado solamente por un criado, emprendió el viaje disfrazado de arriero y, tras cabalgar día y noche, ambos se perdieron en el camino. Estaban en tierra de moros y, por lo tanto, temerosos de caer en sus manos. De repente, el canto de un gallo al alborear el nuevo día les indicó que se hallaban cerca de un poblado. Decidieron hacer un alto y redoblaron la vigilancia para no verse sorprendidos por los vigías moros.

El criado, con sumo cuidado, se adentró en la desconocida población y, dirigiéndose a una de las casas de su barrio mozárabe, le proporcionaron las vituallas necesarias para proseguir el viaje y le informaron que el poblado se llamaba Trasobares. Luego, durante el retorno junto a don Sancho que le estaba esperando ansioso, en medio de una intensa y casi cegadora luz, vio una imagen de la Virgen. Se sintió emocionado y sorprendido, y corrió cuanto pudo para contarle al rey lo que acababa de sucederle.

A pesar del peligro que suponía, los dos fueron al lugar de la aparición. Entonces, el rey, con sumo cuidado, tomó y envolvió la imagen entre paños y, tras acomodarla en la silla de su montura, decidió suspender el viaje a Castilla y regresar a Jaca sin dilación para, una vez allí, ir a depositar la imagen en el monasterio de San Pedro de Siresa.

Años más tarde, Alfonso I el Batallador reconquistó Trasobares para Aragón. A petición de los cristianos del pueblo, el rey ordenó devolver la imagen al lugar donde se apareciera, construyendo para ella una ermita, germen del monasterio femenino cisterciense que allí se fundaría, cuya sala capitular sería presidida por la imagen, de manera que pronto se le conocería como Nuestra Señora del Capítulo.

[Bernal, José, Tradiciones..., págs. 78-79.
Sánchez Pérez, José A., El culto mariano en España, págs. 112-113.]


El origen de la villa actual es medieval, y debe su existencia al monasterio de monjas cistercienses o «bernardas» fundado en dicho lugar en el siglo XII. La elección de este apartado lugar, en el somontano del Moncayo y a orillas del río Isuela, para dicha fundación se debe a la aparición de la Virgen María al mismísimo rey de Aragón, Sancho Ramírez, allá por el año 1092, en este lugar. Al parecer, y según la tradición, por estas fechas el rey Sancho Ramírez emprendió una peligrosa expedición desde Aragón a Castilla para entrevistarse con el rey castellano Alfonso VI. Para ello tuvo que atravesar las tierras del poderoso reino taifa de Zaragoza. De incógnito, y con solo unos criados por compañía, Sancho Ramírez emprendió el viaje por «caminos ocultos», según dice la tradición. Ya cerca de Castilla el rey y compañía acamparon para pasar la noche en una hondonada junto al río Isuela, lugar donde encontraron la acogida de tres leñadores cristianos y sus familias que vivían en unas cabañas en este lugar. Aquella noche, mientras el rey dormía un gran resplandor iluminó el lugar, tanto que los gallos comenzaron a cantar. Asombrados, los presentes presenciaron la aparición de la Virgen rodeada de ángeles que la veneraban. Una vez acabado el prodigio, y vuelta la oscuridad, los presentes, al acercarse al lugar donde se había producido el hecho, descubrieron una imagen en madera de la Virgen que el rey Sancho decidió llevarse a Aragón a su vuelta de Castilla. Así la imagen fue trasladada al monasterio de Siresa, en el Pirineo. El rey Alfonso I el Batallador, hijo de Sancho Ramírez, reconquistó toda la zona de Trasobares en fechas posteriores a 1118 y, a petición de la gente que habitaba el lugar, llamado ya «Trium Obantium» o «Tres Obares» —Tres vencedores— en recuerdo de los tres leñadores que habían conservado el lugar para los cristianos, devolvió la imagen a su lugar de origen, fundándose una pequeña ermita para su veneración. Textualmente el privilegio firmado por El Batallador dice: «volo enim ut restituatis supradictam imaginem sindicis vel procuratoribus loci Trium Obantium». La tradición ha conservado incluso el nombre de aquellos «tres vencedores»: Hernando Sánchez, García Aznar y Beltrán Gascón. Son apellidos que históricamente se encuentran en el pueblo, lo que da verosimilitud a la tradición. Posteriormente, sobre 1168, se produjo la fundación del monasterio ya citado, alrededor del cual creció una pequeña villa, que fue Trasobares. Fue una dama noble castellana, doña Toda Ramírez, tercera abadesa del monasterio navarro de Santa María de la Caridad de Tulebras, quien lo fundó tras pedir a la reina Petronila de Aragón el lugar donde se encontraba la pequeña ermita dedicada a la Virgen como sede de este nuevo monasterio para hijas de «ricos hommes» (homnes, homines, etc) de Aragón. Previamente la animosa dama había viajado hasta París para entrevistarse con Bernardo de Claraval, fundador del Císter y futuro santo, para solicitar su permiso para esta fundación. El privilegio de fundación lo concedió el rey Alfonso II el Casto, en 1188. Este privilegio incluía el señorío de la villa de Trasobares, a las que ya a finales del siglo XII se añadiría la donación de los términos de Aguarón y Tabuenca, lo que convirtió a sus habitantes en vasallos del monasterio. También recibió el monasterio otros privilegios, como los de pacer sus ganados en diversos lugares del reino, tal como lo hacían los ganados reales. La iglesia del monasterio quedó dedicada a Santa María de los Ángeles, en alusión a las circunstancias de la aparición de la Virgen a Sancho Ramírez. El monasterio, que nunca fue grande en capacidad —unas treinta monjas, más sirvientes—, quedó sujeto espiritualmente al gran monasterio cisterciense del otro lado del Moncayo, Santa María de Veruela. La llamada Guerra de los dos Pedros, entre Pedro IV de Aragón y Pedro I de Castilla, entre 1356 y 1369, supuso el primer quebranto importante en la vida del monasterio, al estar cerca de la frontera castellano-aragonesa. En 1357 el ejército castellano destruyó las villas de Trasobares y Calcena, teniéndose que refugiar sus habitantes en el cercano castillo de Tierga, aguas abajo del Isuela. Las monjas eligieron retirarse a Aguarón, en tierras de Cariñena, junto a Cosuenda, lugar más lejano y seguro, y que les pertenecía. El Compromiso de Caspe (1412) supuso la inesperada ruina del convento. La abadesa de Trasobares, Violante de Luna, se negó (ja ja ja !!) a aceptar el fallo que nombraba rey de Aragón al castellano Fernando de Antequera, un Trastámara, (descendiente de los reyes de Aragón) ya que los Luna apoyaban al candidato Jaime de Urgel. En una novelesca peripecia la abadesa huyó de Trasobares, refugiándose en el castillo de Loarre junto con su primo, y, dicen, que amante, Antón de Luna, cabeza de los partidarios «urgelistas» en Aragón e instigador del asesinato del arzobispo de Zaragoza García Fernández de Heredia, partidario de Fernando de Antequera. Tras un riguroso asedio que duró un año, y que sobrepasó en duración y tenacidad al que el propio candidato al trono, Jaime de Urgel, (Jayme Darago) llevó a cabo al castillo de Balaguer, la abadesa «guerrera» fue detenida y se dispuso su traslado al castillo de Sora, en las Cinco Villas. Pero nuevamente Violante (Yolanda) volvió a fugarse sirviéndose de un falso salvoconducto. El Papa Benedicto XIII, otro Luna (Papa Luna) y tío de la abadesa rebelde, actuó expeditivamente, tal vez para demostrar al nuevo rey la fidelidad de su familia; excomulgó a la abadesa, que incluso había tenido un hijo con su primo, ordenó a las monjas abandonar el convento de Trasobares, trasladándolas nuevamente a Aguarón, y ordenó su demolición, a excepción de la iglesia. El castigo incluía además la prohibición de que las monjas se llevaran la imagen de la Virgen de Trasobares. Durante el derribo del convento se cuenta que se produjo el milagroso suceso de que al caer un cascote sobre la nariz del niño Jesús que sostiene la imagen de la Virgen, de ella manara sangre. Dicho suceso dicen ocurrió porque la imagen, desde siempre, no se encontraba en la iglesia del convento —que no se derribó—, sino en la sala capitular, lo que le valió a la talla el otro nombre, aparte del de «Nuestra Señora de los ángeles», que ostenta y que es más popular: «Nuestra Señora del Capítulo». Otro hecho prodigioso del que se da noticia sucedió durante la ausencia de las monjas. Un día los habitantes de la villa escucharon el canto de la salve en la iglesia, a la hora en que las monjas lo solían realizar. Al entrar en la iglesia, pensando que las monjas habían vuelto, se la encontraron vacía, por lo que tuvieron por cierto que habían sido los propios ángeles los que habían cantado la Salve. Hasta 1419, por medio de una bula del Papa Martín V, no fueron autorizadas las monjas a regresar al monasterio, reconstruyéndolo en su totalidad excepto la iglesia. La vida de la comunidad monástica, y de la villa, continuó apaciblemente, aunque con sobresaltos como el del 18 de enero de 1810, en plena Guerra de la Independencia, cuando una partida francesa apresó al párroco del pueblo, Manuel Sancho, saqueando el archivo parroquial y desapareciendo varios libros antiguos y dinero. El monasterio pervivió hasta 1837, fecha en que la Desamortización de Mendizábal desalojó a las monjas - quedaban diez - del lugar y las agregó a las del monasterio de santa Lucía en Zaragoza. Sin embargo, unas pocas fueron al monasterio de Tulebras (Navarra), llevándose el rico báculo de plata que el Papa Luna (Benedicto XIII) había regalado a la abadesa Violante de Luna. Actualmente dicho báculo se encuentra en el Museo Arqueológico Nacional de Madrid. Las propiedades del convento pasaron, teóricamente, a manos particulares. Sin embargo, solo un par de edificios fueron adquiridos por estos, quedando el resto abandonado y arruinándose con el tiempo.

viernes, 3 de mayo de 2019

LA TRAICIÓN DEL MORO GLAFAR


2.43. LA TRAICIÓN DEL MORO GLAFAR (SIGLO XI. RUEDA DE JALÓN)

A mediados del siglo XI, todo Al-Andalus se había cuarteado en más de cien feudos musulmanes más o menos grandes —los llamados reinos de taifas—, destacando entre todos ellos la taifa sarakustí, que tenía su corte en el bello palacio de la Aljafería, todavía en pie, y cuya construcción tuvo lugar a la vez que se levantaba la catedral jaquesa.

LA TRAICIÓN DEL MORO GLAFAR (SIGLO XI. RUEDA DE JALÓN), Aljafería


No obstante, los importantes reyes taifales zaragozanos edificaron y mantuvieron otras residencias, cual es el caso del entonces inexpugnable castillo de Rueda, elevado a la vera del río Jalón, fortaleza que fue corte de GinfarAmad, hijo de rey de Sarakusta Abdel-Mech, hasta que tuvo que entregarlo a Alfonso I el Batallador, en 1118, como consecuencia de la caída de Zaragoza.

castillo de Rueda, elevado a la vera del río Jalón, fortaleza que fue corte de GinfarAmad, hijo de rey de Sarakusta Abdel-Mech

Pocos años antes, en 1084, el moro Glafar —que ya tenía problemas de supervivencia para mantener independiente su feudo— fingió que estaba dispuesto a hacer entrega del castillo a los cristianos a cambio del cumplimiento de determinadas condiciones, cuando, en realidad, lo que pretendía era ganar tiempo y apoderarse del mismo monarca aragonés.
Aunque no logró su propósito, puesto que fue descubierto con suficiente antelación, hizo que sus secuaces apresaran y asesinaran a los infantes pamploneses Sancho y Ramiro Garcés, hijos del rey, así como al conde Nuño Álvarez de Lara y al conde González Salvadórez, «Cuatro manos», entre otros caballeros. La venganza de la traición quedó pendiente por el momento.
[Bernal, José, Tradiciones..., pág. 222.]


El castillo de Rueda de Jalón es un castillo medieval de propiedad particular situado en el municipio zaragozano de Rueda de Jalón y que se encuentra en grave riesgo ruina.


Rueda de Jalón llamada en otros tiempos Rota o Rotalyeu, fue conquistada por los Banu Casi, de Zaragoza en el año 882. Existen noticias de que en 935 fue sitiado por Durrí, general de Abderramán III, cuando estaba en manos de Tuchibí, del reino de taifa de Zaragoza.
En el año 1083, siendo alcaide de la fortaleza el caudillo Al-Mustaín, Alfonso VI de Castilla plantó cerco aunque no llegó a conquistarla. Posteriormente, Amed-Saif-Dola, hijo y sucesor en Rueda de Beni Hud, cambió el lugar con Alfonso VII de Castilla por un terreno en Toledo. Por fin, la plaza fue definitivamente reconquistada por Alfonso I el Batallador.

Constan como tenentes de Alfonso II de Aragón entre otros Pedro Ortiz en 1165 o Ortún de Sotiu en 1178. En 1228 Alfonso III de Aragón entregó el castillo a los nobles de la Unión. Jaime II de Aragón lo entregó en rehenes a su prometida Isabel de Castilla y en 1291 aparece como propiedad de Lope Ferrench de Luna, VII señor de Luna y siguió en tenencia de los Luna hasta 1315. En 1391 Juan I de Aragón lo vendió a Ramón de Perelló, dos años después lo compró el señor de Épila, que lo unió a sus señoríos, convirtiéndose más tarde en vizconde de Rueda.

La fortaleza es un amplio recinto triangular situado sobre un espolón inaccesible por dos de sus lados accediéndose por el tercero donde se encontraba la puerta de acceso al recinto que hoy día no existe. El recinto se distribuye en tres niveles escalonados.
En el más alto tenemos una torre, que ha perdido el remate y la puerta de acceso. En el nivel medio queda un lienzo de muralla en el que se pueden reconocer los arranques de los muros de varias dependencias rectangulares y algunos muros de tapial que serían la zona residencial. El nivel inferior era el más amplio y llano, pero apenas quedan restos visibles.

Se conserva un tramo de muralla almenada que conecta con una torre albarrana que protegía el acceso. Esta torre es de planta cuadrada, con puerta y ventanas de estilo caifal. También se conserva un aljibe subterráneo, al que se puede acceder por unas escaleras talladas en la roca. En lo alto de la montaña se alzan dos hermosas torres cuadradas construidas en tapial. El castillo se encuentra en estado ruinoso, aunque conservando algunos muros de considerable volumen formando un conjunto de importancia relevante. Se encuentra en un estado de conservación lamentable lo que hace que esté incluido en la Lista roja de patrimonio en peligro (España).






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lunes, 29 de abril de 2019

LA LOCALIZACIÓN DE SAZ


2.15. LA LOCALIZACIÓN DE SAZ (SIGLOS VIII/XII. ATEA Y MURERO)

En el término de Murero, en el lugar que actualmente ocupa el santuario de Nuestra Señora de los Mártires, a unos tres kilómetros de Atea, existía en tiempos anteriores a la dominación musulmana un pequeño y tranquilo núcleo rural llamado Saz, cuyos habitantes dedicaban sus afanes vitales al cultivo del campo y a la ganadería.
La imparable avalancha mora llegó hasta estas tierras y empleó en Saz tal dureza que absolutamente todos sus habitantes, sin excepción alguna, murieron abrasados entre las cenizas de sus casas, sus corralizas, sus graneros y su iglesia. Aun cuando se desconoce con certeza cómo pudo haber ocurrido tal catástrofe colectiva, se intuye que tuvo que ser por sorpresa y durante la noche, puesto que nadie, absolutamente nadie, pudo ni siquiera intentar defenderse ni ponerse a salvo. Todo quedó destruido, arrasado.
Durante algo más de cuatrocientos años —enorme paréntesis durante el cual dominaron los moros en estas tierras—, las ruinas apenas insinuadas y calcinadas de Saz permanecieron prácticamente ignoradas, aunque ocupaban un pequeño rincón en la memoria colectiva de los mozárabes de la zona, de modo que, cuando toda la comarca fue reconquistada por las tropas de Alfonso I el Batallador, los cristianos de Atea, movidos por ese remoto y vago recuerdo, trataron de localizar los restos.
No quedaba ningún rastro de nada, pues el fuego, la erosión y el tiempo habían borrado todo vestigio de vida, pero, entre las paredes arrumbadas de lo que fuera la iglesia de Saz, removiendo aquí y allí, hallaron una imagen de la Virgen. La limpiaron y, con fervor inusitado, la llevaron a Atea para ponerla a buen recaudo.
Naturalmente, tampoco sabían bajo qué advocación había sido venerada, de modo que de común acuerdo decidieron llamarla en adelante Nuestra Señora de los Mártires, en homenaje a todos los habitantes del pequeño poblado que murieron como mártires indefensos por sus creencias.

[Bernal, José, Tradiciones..., págs. 146-147.]


Murero es una población española de la provincia de Zaragoza, en la comunidad de Aragón.

En el año 1248, por privilegio de Jaime I, este lugar se desliga de la dependencia de Daroca, pasando a formar parte de Sesma del Campo de Gallocanta en la Comunidad de Aldeas de Daroca, que en 1838 fue disuelta.

Destacan la iglesia parroquial de Santa María La Mayor y la ermita de de San Mamés, con frescos del siglo XVIII, y pintura en tabla del XVI. Igualmente posee los peirones de: San Mamés, de la Virgen del Carmen, de Las Almas, de la Virgen del Rosario y el de San Gregorio, así como yacimientos paleontológicos.

El primer domingo de mayo se realiza la romería al "Peirón de San Gregorio". Las fiestas patronales en honor a San Mamés y a la Virgen del Rosario, tienen lugar sobre el 17 de agosto, realizándose la romería a la ermita del Santo.

Desde el punto de vista paleontológico, destaca la sucesión estratigráfica de la Rambla de Valdemiedes, donde se han hallado gran cantidad de fósiles de trilobites del Cámbrico inferior y medio,​ siendo el yacimiento más importante de estos organismos en España y uno de los más importantes del Cámbrico a nivel mundial. Incluso algunas especies fueron descritas por vez primera en Murero, como Paradoxides mureroensis. Eladio Liñán, catedrático de Paleontología de la Universidad de Zaragoza, dirige actualmente la investigación.

En la historia de las investigaciones paleontológicas en la localidad, cuatro taxones han recibido su nombre científico en homenaje a Murero:4​


Acadoparadoxides mureroensis (Sdzuy, 1958), una especie de trilobites.
Sericichnus mureroensis Gámez Vintaned y Mayoral, 1995, una icnoespecie para una pista producida por un gusano.
Crumillospongia mureroensis García-Bellido, Dies Álvarez, Gámez Vintaned, Liñán y Gozalo, 2011, una especie de esponja de mar.
Mureropodia apae Gámez Vintaned, Liñán y Zhuravlev, 2011, un género de lobópodo.

  1.  Consejo General de Procuradores de España
  2.  Gobierno de Aragón. «Zonas altimétricas por rangos en Aragón y España, y altitud de los municipios de Aragón.»Datos geográficos. Archivado desde el original el 4 de diciembre de 2011. Consultado el 15 de agosto de 2012.
  3.  Gozalo, R.; Andrés, J. A.; Chirivella, J. B.; Dies Álvarez, M. E.; Esteve, J.; Gámez Vintaned, J. A.; Mayoral, E.; Zamora, S. y Liñán, E. (2010). «Murero y la explosión del Cámbrico: controversias acerca de este acontecimiento». Enseñanza de las Ciencias de la Tierra18(1): 47-59
  4.  Liñán, E. y Gámez Vintaned, J. A. (2012) «El nombre de Murero en las especies fósiles coincidiendo con el 150 aniversario del descubrimiento de su yacimiento». El Romeral (acceso: 26 de noviembre de 2013)
  5.  Ministerio de Hacienda y Administraciones Públicas (Gobierno de España). «Treinta aniversario de las primeras elecciones municipales de la democracia». Archivado desde el original el 6 de marzo de 2014. Consultado el 6 de marzo de 2014.
  6.  «Alcaldes de todos los municipios de la provincia de Zaragoza»Heraldo.es. 14 de junio de 2015.
  7.  Gobierno de Aragón. «Archivo Electoral de Aragón». Consultado el 18 de octubre de 2012.
  • Liñán, E. y Bayón, J. M. 2009. Tras las huellas de la vida primitiva (el Periodo Cámbrico). Prensas Universitarias, Universidad de Zaragoza. [DVD, 30’.]
  • Liñán,E., Gámez Vintaned, J. A., Dies Álvarez, M. E., Chirivella Martorell, J. B., Mayoral, E., Zhuravlev, A. Yu., Andrés, J. A. y Gozalo, R. 2013. 150 años del descubrimiento del yacimiento cámbrico de Murero (Cadenas Ibéricas, NE España). Geogaceta, 53, pp. 25-28, 5 fig. Salamanca. http://www.sociedadgeologica.es/archivos/geogacetas/geo53/G53art6.pdf
  • Liñán, E. y Gozalo, R. 1986. Trilobites del Cámbrico Inferior y Medio de Murero (Cordillera Ibérica). Memorias del Museo Paleontológico de la Universidad de Zaragoza, 2, pp. 1-104, 26 fig., 37 lám. Zaragoza.
  • http://wzar.unizar.es/murero/equipo.htm


http://www.sociedadgeologica.es/archivos/geogacetas/geo53/G53art6.pdf
ABSTRACT

The lower-middle Cambrian palaeontological site of Murero (Cadenas Ibéricas, NE Spain) is a classical locality of the Cambrian in Europe. The site was first reported by the French geologist Edouard de Verneuil in 1862, and now it achieves 150 years of geological works contributing to a better knowledge of the Cambrian Period. Murero is an exceptional Lagerstätte because the coexistence of both skeletal and soft-bodied groups along a continuous record of ca. 8 million years, which is subdivided into 14 trilobite zones. Murero was the first palaeontological site in Spain to obtain the highest protection figure (Bien de Interés Cultural, BIC) from the Spanish Administration in 1997. Since then, the educational and social projection of the site is continuously increasing. Key-words: History of Palaeontology, Palaeontological heritage, Murero Biota, Cadenas Ibéricas, Spain. RESUMEN El yacimiento paleontológico del Cámbrico inferior-medio de Murero (Cadenas Ibéricas, NE de España) es una localidad clásica del Cámbrico europeo. Fue dado a conocer a la ciencia por Edouard de Verneuil en 1862,celebrándose en 2012 el 150 aniversario de su descubrimiento. Es un siglo y medio de trabajos geológicos y de logros puestos al servicio del conocimiento del Período Cámbrico. Murero es un Lagerstätte excepcional porque coexisten en él grupos esqueléticos y de cuerpo blando a lo largo de un registro estratigráfico continuo que abarca unos 8 millones de años, dividido en 14 zonas de trilobites. En 1997, este yacimiento paleontológico fue el primero de España en obtener de la Administración la máxima figura de protección legal: Bien de Interés Cultural. Desde entonces, su proyección social no ha cesado de aumentar. Palabras clave: Historia de la Paleontología, Patrimonio paleontológico, biota de Murero, Cadenas Ibéricas, España. Geogaceta, 53 (2013), 25-28. Fecha de recepción: 15 de julio de 2012 ISSN (versión impresa): 0213-683X Fecha de revisión: 25 de octubre de 2012 ISSN (Internet): 2173-6545 Fecha de aceptación: 30 de noviembre de 2012 Copyright © 2013 Sociedad Geológica de España / www.geogaceta.com 25 GEOGACETA, 53, 2013 Introducción Dieciséis años después de que el geólogo Joachim Barrande describiera en Bohemia la denominada “fauna primordial”, esta fue citada en Murero por el también francés Edouard de Verneuil (1862), describiéndola como compuesta por trilobites paradoxídidos yconocorífidos.Aunque no era la primera cita de la “fauna primordial” en España (se había descrito en rocas de la meseta), la mención sirvió de punto de arranque para los estudios paleontológicos en Murero.Así, poco después el yacimiento fue incluido en la tesis doctoral de Dereims (1898), defendida en la Universidad de Lille (Francia). Para una revisión en profundidad de los estudios geológicos llevados a cabo en Murero,véanse Liñán y Gozalo (1986, 1999).Las contribuciones paleontológicas más esenciales para comprender el yacimiento son – quizás– las monografías de Sdzuy (1961) y de Liñán y Gozalo (1986), pues describen la mayoría de las especies de trilobites utilizadas en la construcción de la escala biocronológica entre el Cámbrico inferior tardío y la parte media del Cámbrico medio para la provincia Mediterránea (Liñán et al., 1993). Situación geográfica y geológica, estratigrafía y biocronología Murero es un pequeño pueblo situado a ocho kilómetros al NO de la ciudad medieval de Daroca y a unos 80 km al SO de la de Zaragoza (Aragón, NE de España), en el corazón del sistema Ibérico. Geológicamente, el yacimiento se localiza en el sector SE de la Cadena Ibérica (o Celtibérica) Occidental (una de las dos grandes alineaciones de afloramientos precámbricos y paleozoicos que se disponen a ambos lados de la cuenca de Calatayud) 150 años del descubrimiento del yacimiento cámbrico de Murero (Cadenas Ibéricas, NE España) 150 years of the discovery of the Cambrian Lagerstätte of Murero (Cadenas Ibéricas, NE Spain) Eladio Liñán 1, José Antonio Gámez Vintaned 2, María Eugenia Dies Álvarez 3, Juan Bautista Chirivella Martorell 2, Eduardo Mayoral 4, Andrey Yu Zhuravlev 5, José Antonio Andrés 6 y Rodolfo Gozalo 2 1 Área y Museo de Paleontología-IUCA, Departamento de Ciencias de la Tierra, Facultad de Ciencias, Universidad de Zaragoza, c/ Pedro Cerbuna, n.º 12, 50009 Zaragoza, España. linan@unizar.es 2 Departamento de Geología, Universitat de València, c/ Dr. Moliner, n.º 50, 46100 Burjassot, España. gamez@unizar.es, juanchirivella@ieslesfoies.org, rodolfo.gozalo@uv.es 3 Departamento de Didáctica de las Ciencias Experimentales, Facultad de Ciencias Humanas y de la Educación, Universidad de Zaragoza, c/ Valentín Carderera, n.º 4, 22003 Huesca, España. medies@unizar.es 4 Departamento de Geodinámica y Paleontología, Facultad de Ciencias Experimentales, Campus de El Carmen, Universidad de Huelva, Avda. Tres de Marzo s/n, E-21071 Huelva, España. mayoral@uhu.es 5 Geological Institute, Russian Academy of Sciences, Pyzhevskiy pereulok, 7, 119017 Moscow, Russia. ayzhur@mail.ru 6 Dirección General de Patrimonio Cultural, Dpto. de Educación, Universidad, Cultura y Deporte, Gobierno de Aragón, Avda. Alcalde Gómez Laguna, n.º 25. 50009 Zaragoza, España. jaandres@aragon.es (Fig. 1). De acuerdo con la terminología de Carls (1983), se encuadra en la unidad de Badules y, más localmente, en el denominado “bloque de Villafeliche”, un kilómetro al N de la población de Murero.La sucesión estratigráfica es normal y buza unos 30º hacia el SO, aflorando a lo largo de la rambla de Valdemiedes.Las dos secciones principales (RV1 y RV2) se sitúan a una y otra orilla de esta rambla (Liñán y Gozalo, 1986) (Fig. 2). Desde el punto de vista de su estratigrafía, en el yacimiento de Murero afloran materiales del Grupo Mesones (en orden estratigráfico, las formaciones Valdemiedes – en su parte superior–, Mansilla y Murero) y de la base del Grupo Acón, con un espesor total de 195 m.La edad de estas capas abarca desde el Bilbiliense superior (Cámbrico inferior temprano; piso 4 de la serie 2 del Cámbrico) hasta el Languedociense inferior (Cámbrico medio tardío; Piso Drumiense de la serie 3 del Cámbrico). Los estratos están compuestos por lutitas y algunas delgadas intercalaciones de areniscas de grano muy fino,con horizontes con más o menos abundantes nódulos de carbonatos y, ocasionalmente, niveles de dolomía. El color de las lutitas es gris verdoso,con excepción de la Formación Mansilla, donde el color es rojo vináceo y predominan los niveles dolomíticos. Los datos mineralógicos indican que las lutitas del Grupo Mesones experimentaron un incipiente anquimetamorfismo (Bauluz et al., 1998). Ello se traduce en el recrecimiento de pequeños cristales de clorita que suelen reemplazar los antiguos tegumentos y esqueletos de los fósiles (Gámez Vintaned et al., 2009a). En cuanto a la estratigrafía secuencial (secuencias de segundo orden), la sucesión de Murero registra,sucesivamente, un cortejo sedimentario transgresivo, uno de nivel del mar alto y de nuevo uno transgresivo (Gámez Vintaned et al., 2009b). En lo que a la biocronología respecta, el intervalo temporal del Cámbrico de Murero (unos 8 Ma, entre unos -511 Ma y unos - 503 Ma) se subdivide en 14 zonas de trilobites, en lo que es la escala más fina de todo el mundo para este intervalo temporal (Gozalo et al., 2008; Liñán et al., 2008). Estas zonas son, en orden estratigráfico: Protolenus jilocanus,Acadoparadoxides mureroensis, Eccaparadoxides sdzuyi, Eccaparadoxides asturianus, Badulesia tenera, Badulesia granieri, Pardailhania hispida, Pardailhania multispinosa, Pardailhania sdzuyi, Solenopleuropsis ribeiroi, Solenopleuropsis ribeiroi+S. verdiagana, Solenopleuropsis verdiagana+S. rubra, Solenopleuropsis simula, y Solenopleuropsis thorali+S. marginata. El límite clásico Cámbrico inferior/medio GEOGACETA, 53, 2013 E. Liñán, J.A. Gámez Vintaned, Mª.E. Dies Álvarez, J.B. Chirivella Martorell, E. Mayoral, A. Yu Zhuravlev, J.A. Andrés y R. Gozalo 26 Paleontología Fig. 1.- Localización geográfica y geológica de Murero (según Liñán et al., 2008). Fig. 1.- Geographic and geologic location of Murero (after Liñán et al., 2008). (esto es, el límite Bilbiliense/Leoniense) se sitúa en el FAD del trilobites polímero Acadoparadoxides mureroensis Sdzuy, 1958 (Fig. 3). Este descansa sobre estratos escasamente fosilíferos que registran el evento Valdemiedes(Liñán et al., 1993), en cuya base los valores isotópicos 13 Corg muestran una pronunciada variación negativa. Este evento coincidió en el tiempo con la extinción de los trilobites olenélidos en Laurencia (Gozalo et al., 2013). Paleontología Los estratos marinos someros de Murero son muy fosilíferos, con especímenes bien conservados de grupos con esqueleto y de cuerpo blando. De entre los primeros, los trilobites son especialmente abundantes. Destacar que, gracias al registro continuo de paradoxídidos en una misma sección (RV1), se demostró la existencia de dimorfismo (probablemente sexual) en los trilobites durante el Cámbrico medio (Gozalo et al., 2003). Otros artrópodos encontrados son aracnomorfos y bradoríidos. El filo de los braquiópodos comprende seis especies y el de los equinodermos incluye eocrinoideos, edrioasteroideos y cinctas, con un registro preliminar de quince taxones.Los hiolitos están también presentes. La primera descripción de fósiles de cuerpo blando de tipo Burgess Shale en Murero fue publicada por investigadores anglosajones en 1986. Estudios posteriores sobre estos fósiles excepcionales han incrementado la relevancia de este yacimiento, habiéndose descrito algunas algas clorofíceas y feofíceas, esponjas, ecdisozoos (paleoescolécidos y xenúsidos lobópodos; Fig. 4), así como veinte icnotaxones. Murero como recurso educativo Desde, al menos, los años finales de la década de 1970, el yacimiento de Murero viene siendo visitado asiduamente por numerosos estudiantes de universidades españolas, así como por alumnos no universitarios, y también ha sido empleado como ejemplo en Didáctica de la Geología. El yacimiento fue declarado Bien de Interés Cultural en 1997 por el Gobierno de Aragón, siendo el primer yacimiento paleontológico español en obtener tal figura de protección. En los años recientes, se han instalado dos rutas turístico-educativas que discurren por la rambla de Valdemiedes, por sus inmediaciones y en el trayecto entre Daroca y Murero, estando prevista también una tercera (Dies Álvarez et al., 2009) (Fig. 5). Con el mismo objetivo de acercar el yacimiento de Murero a todos los públicos,se ha producido recientemente un documental divulgativo sobre la “Explosión Cámbrica” de la vida y Murero (Liñán y Bayón, 2009). Conclusiones Desde las primeras citas del yacimiento cámbrico de Murero en el S. XIX, han visto la luz una decena de tesis doctorales,varios libros y más de un centenar de artículos en revistas científicas. Como consecuencia, ya se han catalogado en el yacimiento –por el momento– más de cien especies, la mayoría de trilobites. Murero es, por tanto, considerado desde el S. XIX como uno de los yacimientos emblemáticos de España y también una localidad clásica de referencia internacional para el estudio del Período Cámbrico. También es crucial para el conocimiento de los numerosos fenómenos geológicos que concurrieron durante la transición entre el Cámbrico inferior y el Cámbrico medio a escala global en el planeta. Por todo ello, en 2012 se celebra jubilosamente el 150 aniversario de su descubrimiento. 150 años del descubrimiento del yacimiento cámbrico de Murero (Cadenas Ibéricas, NE España) GEOGACETA, 53, 2013 Paleontología 27 Fig. 2.- Cartografía geológica del yacimiento de Murero (modificada de Liñán y Gozalo, 1986; Liñán et al., 2008). En el sur, el bloque del Jiloca cabalga hacia el N sobre el bloque de Villafeliche, ambos rodeados de materiales terciarios continentales. Fig. 2.- Geological sketch of the Murero site (modified from Liñán and Gozalo, 1986; Liñán et al., 2008). In the south, the Jiloca block thrusts over the Villafeliche block, both surrounded by continental Tertiary materials. Fig. 3.- Acadoparadoxides mureroensis Sdzuy, 1958. Ejemplar MPZ 2003/682. Molde interno de cranidio. Parte superior de la Formación Valdemiedes. (Barra de escala = 1 cm). Fig. 3.- Acadoparadoxides mureroensis Sdzuy, 1958. Specimen MPZ 2003/682. Internal mould of cranidium. Upper Valdemiedes Formation. (Scale bar = 1 cm). Agradecimientos Este trabajo es una contribución al proyecto CGL2011-24516 (Ministerio de Ciencia e Innovación-FEDER, UE), el Programa «Juan de la Cierva» (referencia JCI-2009-05319; Ministerio de Ciencia e Innovación), y del Grupo Consolidado E-17 (Gobierno de Aragón). Referencias Bauluz, B., Fernández-Nieto, C. y González López, J.M. (1998). Clay Minerals, 33, 373-393. Carls, P. (1983). En:Libro Jubilar J.M. Ríos. Tomo III. Contribuciones sobre temas generales (J. A. Comba, coord.). Instituto Geológico y Minero de España, 11-32. Dereims, A. (1898). Recherches géologiques dans le Sud de l´Aragón. T. II. Annales Hébert, 199 p. Dies Álvarez, M.E., Gámez Vintaned, J.A., Liñán, E.y Gozalo, R. (2009). En: Comunicaciones de las XXV Jornadas de la Sociedad Española de Paleontología (P. Palmqvist, P. y J.A. Pérez Claros, coords.), Málaga, 177. Gámez Vintaned, J.A.,Liñán, E., Zhuravlev,A.Yu., Bauluz, B., Gozalo, R., Zamora, S. y Esteve, J. (2009a). En: International Conference on the Cambrian Explosion.Walcott 2009. Abstract Volume, 32-33. Gámez Vintaned, J.A., Schmitz, U. y Liñán, E. (2009b). En: Global Neoproterozoic Petroleum Systems:The Emerging Potential in North Africa (J. Craig, J. Thurow, B. Thusu, A. Whitham y Y.Abutarruma, Eds.). Geological Society,London, Special Publications 326, 231-244. Gozalo, R., Liñán, E. y Dies, M.E. (2003). En: Trilobites and their relatives (proceedings of Oxford conference 2001) (P.D.Lane, D.J. Siveter y R.A. Fortey, Eds.). Special Papers in Palaeontology, 70, 141-156. Gozalo, R.,Liñán, E., Gámez Vintaned, J.A., Dies, M.E., Chirivella, J.B., Zamora, S., Esteve,J.y Mayoral, E. (2008). Cuadernos del Museo Geominero, 9, 137-151. Gozalo, R., Dies Álvarez, M.E., Gámez Vintaned, J.A., Zhuravlev,A.Yu., Bauluz, B., Subías, I., Chirivella Martorell, J.B., Mayoral, E., Gursky, H.- J., Andrés, J.A. y Liñán, E. (2013). Geological Journal, 48, 142-145. Liñán, E. y Bayón, J.M. (2009). On the trail of Primitive Life (the Cambrian Period). Prensas Universitarias de Zaragoza, Zaragoza, DVD, 30’. Liñán, E. y Gozalo, R. (1986). Memorias del Museo Paleontológico de la Universidad de Zaragoza, 2, 1-104. Liñán, E.y Gozalo, R. (1999). En: XV Jornadas de Paleontología y simposios de los proyectos PICG 393, 410 y 421. Actas (Tomo I) (I. Rábano, Ed.).Temas Geológico-Mineros, 26, Instituto Tecnológico Geominero de España, 83- 88. Liñán, E., Perejón, A. y Sdzuy, K. (1993). Geological Magazine, 130, 817-833. Liñán, E., Fernández-Nieto, C., Gámez, J.A., Gozalo, R., Mayoral, E., Moreno Eiris, E., Palacios, T. y Perejón,A. (1993). Revista Española de Paleontología, número extraordinario, 26-39. Liñán, E., Gozalo, R., Dies, M.E., Gámez Vintaned, J.A., Mayoral, E., Chirivella, J., Esteve, J., Zamora, S., Zhuravlev, A.Yu. y Andrés, J.A. (2008). Post-Conference Field Trip. Lower and Middle Cambrian trilobites of selected localities in Cadenas Ibéricas (NE, Spain). Fourth International Trilobite Conference,Trilo 08.Toledo, Spain, 2008. Universidad de Zaragoza, 52 p. Sdzuy, K. (1961). Akademie der Wissenschaften und der Literatur, Abhandlungen der mathematisch-naturwissenschaftlichen Klasse, 1961 (7-8), 499-690. Verneuil, E. de. (1862). Revista Minera, 13, 479. GEOGACETA, 53, 2013 E. Liñán, J.A. Gámez Vintaned, Mª.E. Dies Álvarez, J.B. Chirivella Martorell, E. Mayoral, A. Yu Zhuravlev, J.A. Andrés y R. Gozalo 28 Paleontología Fig. 4.- El xenúsido lobópodo Mureropodia apae Gámez Vintaned, Liñán y Zhuravlev, 2011. Ejemplar MPZ 2009/1241. (Barra de escala = 1 cm). Fig. 4.- The lobopod xenusian Mureropodia apae Gámez Vintaned, Liñán y Zhuravlev, 2011. Specimen MPZ 2009/1241. (Scale bar = 1 cm). Fig. 5.- Excursión de la Comisión de Patrimonio Geológico de la SGE a Murero el 19 de junio de 2009. Al fondo se observa el acondicionamiento de la sección RV2 en torno al límite entre las series 2 y 3 del Cámbrico (límite tradicional Cámbrico inferior/medio). Fig. 5.- Field excursion of the Commission on Geological Heritage of the Spanish Geological Society (SGE) in Murero (June 19th, 2009). On the background, stairs providing access to section RV2 around the Cambrian Series 2/3 boundary (traditional lower/middle Cambrian boundary).

martes, 23 de junio de 2020

278. SAN ROQUE, EN EL HOSPITAL DE VALDEALGORFA


278. SAN ROQUE, EN EL HOSPITAL DE VALDEALGORFA (SIGLO XIV. VALDEALGORFA)

278. SAN ROQUE, EN EL HOSPITAL DE VALDEALGORFA (SIGLO XIV. VALDEALGORFA)


Como en una buena parte de nuestros pueblos, el de Valdealgorfa poseía su propio hospital, que en este caso estaba al cargo del municipio, y se mantenía gracias a las rentas que producían algunos campos y heredades donados piadosa y altruistamente por sus habitantes.

No era muy grande el edificio, pero sí suficiente y estaba adosado a la pequeña ermita que el pueblo había puesto bajo la advocación de san Roque. En sus dependencias no sólo se acogía y atendía a los habitantes de la villa, como es natural, sino que también se amparaba a cuantos caminantes y peregrinos necesitaran de cuidados.

La tradición extendida en Valdealgorfa y en toda la comarca asegura que el propio Roque, como viandante asiduo que era y antes de fallecer en el año 1327, visitó y honró con su presencia este modesto centro hospitalario.
Dada la fama que alcanzó por su dedicación a los menesterosos —tanta que el propio pueblo presionó a las autoridades eclesiásticas para su canonización—, se guardaron, como si de auténticos tesoros se tratara, el poyo en el que, según los nativos, descansó de la fatiga del camino, la ventana por la que se asomó y apoyó, y la estaca en la que colgó sus alforjas de viandante.

[Pardo Sastrón, Salvador, Apuntes históricos de Valdealgorfa..., pág. 61.]

“El culto de la gloriosa Santa Bárbara en este pueblo ni aún tradicionalmente se tiene noticia de su origen, y es probable que como especial abogada de fenómenos y accidentes, que invariablemente todos los años tan frecuentemente nos impresionan, sea hasta cierto punto coetáneo de su población. No sucede lo mismo con el de su Cofradía. Dos hechos, a cual más notables, la ocasionaron, perfectamente y con cándida sencillez explicados por el notario que testifica su escritura. Dice así:

'In Dei nominae. Sea a todos manifiesto que en el año contado del Nacimiento de Nuestro Señor Jesucristo, de mil seiscientos noventa y seis, día es a saber ventitrés de enero, en el lugar de Valdealgorfa, ante la presencia de mí, Juan Francisco Rosales, notario Real y Apostólico, y testigos que lo firmarán, comparecieron personalmente los señores doctores Estevan Rosa, Rector; mosén José Pueyo, mosén Gabriel Fuster, mosén Jerónimo Bañolas, mosén Domingo Gros, mosén Gregorio Berich, beneficiados; Andrés Pueyo, justicia y juez ordinario; Juan Francisco Martín y Antonio Piquer, jurados; Isidro Callao, Pascual Burgués, Miguel Joan Aguilar, Ignacio Martín, Joan Francisco Bosque, Joan Merino, Miguel Pellicer, Pedro Piquer, Marco Conchal, Joan Francisco Pueyo, Jusepe Merino, Francisco Blanco, Vicente Aguilar, Jusepe Juste, Miguel Bañolas, Miguel Joan Piquer, Eugenio Estevan, Gaspar Conchal, Francisco Bosque, Ignacio Lorente, Francisco Pueyo, Bernardo Martín, todos vecinos y habitadores del dicho lugar de Valdealgorfa; todos juntos y cada uno de por sí, propusieron tales y semejantes palabras en efecto continentes, que:
Por muchos años y tiempo a esta parte, a devoción del pueblo, hicieron y fabricaron, como de presente lo está dentro de la dicha iglesia parroquial de dicho lugar, una capilla y altar de la Virgen del Rosario, y en el retablo de dicho altar pusieron la santa imagen de la gloriosa Santa Bárbara, y dentro de su término hicieron y fabricaron una ermita y casa de la Señora Santa Bárbara con su retablo puesto y dorado, y en el segundo cuerpo del dicho retablo, a devoción del pueblo, pusieron la santa imagen de San Gregorio Obispo, y dentro de dicha ermita haber, como de presente lo hay, un ermitaño que vive y habita en ella, la cual ha sido y es muy visitada por los vecinos y habitadores de dicho lugar, por las muchas obras, gracias y milagros que han recibido de Dios Nuestro Señor, implorando el auxilio y amparo de dicha Santa Bárbara y de dicho San Gregorio, y señaladamente en los años pasados, habiendo por dos ocasiones muchas tempestades de truenos y rayos, cayendo como cayeron en dicha iglesia dos rayos y centellas, y estando en la dicha iglesia todo el pueblo implorando el auxilio divino, por intercesión de Santa Bárbara, aunque muchas personas quedaron despavoridas y como muertas, no peligró ninguna, hallándose como se hallaron libres y sanas; sólo se introdujo el rayo y centella por el altar mayor y por el Santísimo Sacramento de Nuestro Señor Jesucristo Sacramentado, quedando, como quedaron, muchas imágenes del retablo mayor como quemadas, pero gracias al Señor, aunque dicho rayo entró en el sagrario, no peligró el vaso de las formas consagradas, dando todo el pueblo, de todo lo sobredicho, infinitas gracias a Dios Nuestro Señor por haberlos librado de tantos trabajos por su infinita bondad y misericordia.
Y así mismo, en el año mil seiscientos ochenta y ocho, se llenó todo el término de langosta, en tal conformidad que salían todos los habitantes del mismo a matarla y no fue posible el aniquilarla, si bien parecía que cuantas más diligencias corporales hacían para matarla, tanto más se aumentaba, y todo el pueblo, confesados y comulgados, con procesión general, imploraron el auxilio divino por intercesión del Señor San Gregorio Obispo. Y como por milagro se desvaneció dicha langosta y quedó todo el término libre de dicha langosta, sin hacer daño alguno, y en acción de gracias, dicho lugar le votó de guardar toda la vida la fiesta del Señor San Gregorio Obispo, y poner su santa imagen en el segundo cuerpo del retablo de Santa Bárbara, siendo cofrades suyos, y no haber, ni estar fundada en dicho lugar cofradía. Todos los arriba nombrados les pareció instituir y fundar en la iglesia parroquial la cofradía de dicha santa en el altar y capilla de Nuestra Señora del Rosario, y estar en ella su santa imagen.’

Entre las gracias espirituales que esta cofradía disfruta son dignas de que nadie ignore que se puede ganar indulgencia plenaria, por estar así concedida, en las cuatro festividades de San Gregorio, Santa Bárbara, Santa María Magdalena y en la Natividad de Nuestra Señora.
Hacía bastantes años (en 1630) que la cofradía de los gloriosos San Martín y Santa María Magdalena y pueblo habían cedido su antiquísima ermita de San Roque para la fundación del convento de religiosas franciscanas de Santa Clara, y sentía vagamente el vacío de un santuario extramuros, que sirviera de honesto recreo y esparcimiento, al par que de sitio en que manifestar y dar, por decirlo así, rienda suelta a su piedad. La cúspide de elevadas montañas cubiertas de gigantescos pinares o seculares encinas parece que nos acercan a los objetos de nuestro culto y los paisajes que frecuentemente magníficos y dilatados a nuestra vista se presentan, infunden un sello de grandeza a nuestro pensamiento y un apacible bienestar al alma donde se anidan rectas y arraigadas creencias religiosas. Nos creemos más cerca de Dios y contemplamos extasiados, con lo ojos del alma, las maravillas de su infinito poder, y en nuestro entusiasmo sólo creemos cúpula digna de su gloria la inmensa bóveda del firmamento, formando durante la noche magnífico tabernáculo tachonado de infinito número de brillantes estrellas. Los pueblos sencillos se dejan arrasar fácilmente por sanas creencias, y son bondadosos y agradecidos con sus bienhechores, y éste de Valdealgorfa no podía sustraerse a esta regla invariable.
Convencido, pues, de la decidida protección dispensada por los gloriosos Santa Bárbara y San Gregorio, como se ve en la escritura de institución, edificaron una ermita en un vecino y elevado monte, como se ve hoy día, cuya obra se llevó a cabo por Juan Aguilar en el año 1689.
Esta obra la pagaron en el año siguiente los jurados del pueblo, y también hicieron fundir una campana para el mismo santuario, cuyo metal costó treinta y tres libras jaquesas, con más de diez que dieron a un artífice (Archivo Municipal, legajo acuerdos y legajo cuentas).
Por estos mismos documentos sabemos que en el año 1696 se pagaron al señor rector don Estevan Roca el viaje y gastos que se originaron al traer la bula de institución de Zaragoza, si bien hoy ignoramos su paradero.
Todas las personas de ambos sexos, habitadores y extravagantes o extranjeros, como se les llamaba, podían ser inscritos en sus listas, pagando un solo sueldo, y el gran número que de estos se conservan prueban la gran veneración y confianza que todos habían depositado en la decidida protección de estos dos santos.
Como siempre se ha hecho, el Municipio nombra todos los años un prior y un mayordomo (hoy le llaman ayudante) que cuidan de hacer las inscripciones de cofrades y recoger toda clase de donativos voluntarios con que atender a la conservación del santuario y honorarios de las festividades de Santa Bárbara y San Gregorio, dando cuenta al mismo de su legítima inversión.
Durante mucho tiempo, estas limosnas, recogidas por medio de pública colecta, fueron de relativa consideración y así vemos que desde los primeros años tenían andas o peanas y una bandera o estandarte de damasco encarnado, que hicieron en el año 1733. A este efecto compraron veinte y una vara valenciana de dicha tela que costó veinte y un sueldos y medio, el asta ocho sueldos y los cordones, treinta y seis. También tenían varios ornamentos y alhajas del culto, como luego se dirá.
Piadosos donantes la enriquecieron, y entre otros, Antonio Bernal dejó en su testamento del año 1742 ocho sueldos de treudo con ciento sesenta de capital, a disposición del señor prior, para ayuda del pago de la misa que todos los días se celebraba en la ermita, y además regaló un cuadro de San Antonio con marco dorado al mismo santuario (Protocolos de Salvador Pueyo, Archivo material hoy de Alcañiz). Este cuadro es quizá el bello lienzo que hoy admiramos en el coro de la parroquia y que existió en la sacristía de la inmediata capilla de Nuestra Señora del Buen Suceso, puesto que cuando se donó ya estaba en construcción esta obra, y en la ermita de Santa Bárbara no existe indicio alguno de tal pintura. Hace más verosímil esta suposición el constar en el libro de Santa Bárbara que en el año 1794 se pagó al pintor, por mandato de mosén José Minacer, por los cuadros que hay en la ermita (cuentas de este año) una libra y doce sueldos jaqueses, con lo que se prueba que en aquel entonces no existía en ella tal cuadro de San Antonio, puesto que de esto no se hace ninguna mención.
Según se lee en la escritura de fundación, tenía esta ermita un santero o encargado desde su primitivo tiempo, al que el pueblo y cofradía vestían decentemente, según consta en el libro y en el archivo municipal. En el año 1740 se le sacó licencia superior para recorrer los pueblos del contorno y también lo hacía el señor prior con el objeto de hacer inscripciones de cofrades. Y tal popularidad había alcanzado en ese país, que se ven inscritos en sus listas numerosos cofrades de los pueblos limítrofes y también del otro lado del río Ebro. Tal era el crédito que no sin motivo esta cofradía había alcanzado. En este mismo año se hizo construir una arquilla al escultor Vicente Sanz que doró Francisco Baquero, para que el ermitaño condujera una pequeña imagen de la santa en sus expediciones. Y es la misma que hoy se conserva.
Siete años después se dieron al dorador diez y siete sueldos por pintar el púlpito.
Si hacemos caso omiso de los gastos que se hicieron en reparación del edificio y otros en pequeñas obras de carpintería, para mayor comodidad de los fieles en las festividades, nada hay de notable en estos años subsiguientes hasta el año 1761, más que la compra de unos corporales y haber concurrido en cuerpo de cofradía a la antiquísima procesión de Nuestra Señora de Fórnoles.
Es de creer que en el último citado año o en alguno de los anteriores, recibieran los de este pueblo, por singular intercesión de la gloriosa Santa Bárbara, algún particular beneficio, pues se hizo una extraordinaria tranza o subasta de leña que los vecinos voluntariamente habían suministrado y que dio el ingreso de bastantes fondos, y en las anuales colectas también se observa un aumento extraordinario, de modo que en el citado año hubo fiestas hasta entonces no acostumbradas, periódicamente. Primeramente se celebró la fiesta con toda solemnidad religiosa en el templo parroquial y en la emita, y luego, dando a ésta el carácter popular y bullicioso que desde antiguo se venía observando, la completaron con danzas de ágiles mancebos y comparsas de soldados y caballetes que ejecutaban diversos ejercicios de juegos vistosos y entretenidos, guiados todos por una bande que para estos casos habían construido. También se recitaban y cantaban loas, y todo se armonizaba con la música que (dice el libro) traían de Belmonte. Para mayor ostentación y lucimiento tenían trajes de ricas telas, hechos expresamente para estos casos. Y estas danzas y juegos eran interrumpidos por expléndidos convites para los ejecutantes y demás personal empleado en ellos, según consta en las actas y cuentas de estos años. Mencionaré en particular que en el ya repetido año gastaron veinte y cinco libras jaquesas y doce sueldos en nueve caballetes adornados de telas, y entregaron otras veinte y cinco a Rudesindo Zorrilla, mercader de Alcañiz, por distintos tafetanes de colores y sedas para la nueva bandera de la soldadesca y nuevos pañales para los danzantes.
Desde luego que el personal eclesiástico era el director de tan extraordinarios regocijos, pues es de notar que beneficiados de la parroquia eran los señores priores en tales años. Y en 1764 una señora religiosa, a quien por su trabajo dieron una libra jaquesa y cuatro sueldos, compuso las loas que se habían de recitar. Coincidencia feliz que les permitió sustraerse a la necesidad de que lo hicieran forasteros como hasta entonces había sucedido.
Insensiblemente, según suele acontecer, del uso morigerado y prudente se pasó al abuso. Los gastos fueron creciendo, tanto en la compra de telas como en la pólvora y convites repetidos ya desde los primeros ensayos de los dances y llamaron la atención de su ilustrísima, que en santa visita del año 1770 los prohibió enteramente. Cierto es que en estas expansiones y populares manifestaciones de alegría y contento, nada halló digno de su censura, mas vio con dolor que se distraían fondos de consideración en distinto objeto del que se dedicaban, que era el mayor culto y solemnidad religiosa de las festividades de los dos santos titulares de la hermandad. Y esto bastó para reprobarlos. En su consecuencia, obedecieron puntualmente el decreto del señor prelado, y ya no se halla noticia de tales funciones, si se exceptúa el año 1815.
No tardaron mucho tiempo en manifestarse los buenos resultados de dicha prohibición, pues los fondos sobrantes en el mismo año se emplearon mucho mejor, en comprar casulla, alba, corporales y manteles. Nombrándose igualmente un cáliz de plata. Se hicieron también algunas reparaciones necesarias, según se desprende del hecho de haberla dado por decente el señor prelado en santa visita del año 1776. En este tiempo debió hacerse la sacristía y el cubierto o atrio como lo hemos visto hasta que se cerró al levantarse el torreón óptico telegráfico que se dirá. Antigua y deteriorada, la peana de la santa patrona, que en forma de templete, como lo eran casi todas las de su tiempo, la deshicieron en el año 1779. Y vendieron sus despojos, cintas, telas y campanillas de plata con que la adornaban, y fabricaron otra que les costó diez y siete libras jaquesas, y el dorarla Miguel Ballester, diez y nueve y cuatro sueldos.
Nada se sabe ocurriera digno de mencionarse hasta el año 1821, en el que renovaron el estandarte o bandera de damasco encarnado, que costó veinte y ocho libras y diez y nueve sueldos. Y en total, franjas, cordones y coserla, cuarenta y cinco libras y quince sueldos.
En 1833 tuvieron el buen gusto de blanquear exteriormente este santuario, de modo que en días tranquilos se distingue perfectamente con un anteojo desde los llanos de Fuentes de Ebro, próximos a Zaragoza, como una blanca paloma perdida en el fondo claro-oscuro de la cordillera de Valderrobles.
A la conclusión de la última guerra civil, en 1875, y con motivo de la instalación de una línea óptico-telegráfica desde Zaragoza a Morella, se habilitó parte de su obra, elevando un torreón, fortificándola en totalidad con aspilleras y un foso que la circunda, y que por inútil hoy y hasta perjudicial debía cegarse. De nada de esta obra se hizo uso ni llegó a estar guarnecida. Mas las aspilleras practicadas en el muro de la capilla, hallándose con puertas decentes y bien colocadas, todavía sirven para refrescar la atmósfera que se produce por el gran concurso de gentes en las festividades, que como la de Pascua del Espíritu Santo, acostumbran a ser en mañanas generalmente calurosas.
La piadosa creencia de que jamás cofrade alguno ha perecido por el fuego del cielo, dio a esta hermandad desde luego mucho crédito, y todavía lo conserva hoy día. Las madres se apresuran a inscribir a sus hijos desde el primer año, a un sin número de forasteros de remotas poblaciones se ven en sus listas, que se conservan desde el primer año.
Es costumbre corriente, luego que en el pueblo o en el contorno ha sucedido algún accidente desgraciado de esta clase, investigar si el que ha padecido era cofrade y hasta hoy no se tiene noticia de que esto haya sucedido jamás. Todos los ancianos se acuerdan que hallándose juntos dos individuos y en tiempo de tempestad, un rayo mató al primero y nada le sucedió al segundo. Este era cofrade, aquél no. Muchos ejemplos como este se podían citar, más por haber ocurrido en mi tiempo y ser una cosa pública y notoria a todo el pueblo, consignaré dos casos para concluir esos renglones.
Regresando Pascual Celma de Alcañiz en compañía de varias personas, entre éstas Bárbara Pellicer, que luego fue su mujer, les sorprendió recia tempestad. Obligados del aguacero cobijáronse todos debajo de un olivo; y en aquél momento se desprendió un rayo, bajó por el tronco y mató un animal, a cuyo rededor se hallaban las dichas personas, sin que éstas recibieran daño alguno y sólo sí el natural sobresalto en tales casos. Registrado el libro, se hallaron en él inscritas todas aquellas personas.
En el verano de 1882 entraron dos chispas eléctricas en la casa de don Fernando Zapater y Pardo, de este pueblo, circulando por toda la casa, sin que nadie recibiera perjuicio. Es de advertir que en este mismo tiempo se hospedaba en la misma casa el ingeniero don Salvador Trabado, ocupado a la sazón en los trabajos de campo y estudio de un ferrocarril de Val de Zafán a Tarragona, llamado del Centro, y cuenta dicho señor, en cuya cama de hierro tocó el rayo, que a la misma hora y sorprendido por la borrasca, se había guarecido en una casa de pastores o paridera; y sondormido, soñaba lo que realmente pasaba en su habitación. Enterado y sorprendido por la relación que a su regreso le hicieron sus huéspedes, no pudo menos de creerse salvo providencialmente. Y enterado de la tradicional y pía creencia de los cofrades de nuestra Santa Bárbara, quiso también ser uno de ellos, inscribiéndose con él a toda su familia.
He comenzado esta relación con dos hechos bien probados y la he concluido con otros dos, entre los muchos que podría decir. Algún sabio me tachará de ignorante o fanático, no importa. Quédese él con su sabiduría que de buen grado le cedo, y yo contento me quedo con mi ignorancia”-