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domingo, 28 de junio de 2020

CAPÍTULO VIII.


CAPÍTULO VIII.

De lo que hicieron los romanos en España, hasta llegar a los pueblos Ilergetes.

Desembarcados los romanos en España, asentaron sus reales y estancias en el campo, fortificados por todas partes con palenques, fosas y vallados, sin meterse en el pueblo, por escusar los inconvenientes que pudieran suceder entre la gente del ejército y los paisanos, y también porque siempre tuvo costumbre la señoría romana, si le daba lugar el tiempo, alojar sus gentes en la campaña. Luego que los españoles comarcanos de Empurias supieron la venida de los romanos, comenzaron de venir para reconocer sus maneras y pláticas, mostrándoseles muy afables y deseosos de su conversación; y fueron informados muy cumplidamente de la voluntad y deseo que les llevaba a estas tierras, y de la venganza que querían tomar de las injurias que los cartagineses habían hecho a los saguntinos y otros confederados del pueblo romano. Aquí les hicieron sabedores de las amistades y guerras que habían tenido las dos repúblicas romana y cartaginesa, y de todo lo que había pasado entre ellos hasta en aquel punto: hiciéronles muchos ofrecimientos y promesas, certificándoles que les librarían de la opresión y tiranía de los cartagineses y se llevarían de suerte con los españoles, que conocerían la grande diferencia que había de los unos a los otros, como refieren todos los autores que tratan de esta entrada de los romanos, de cuya venida dudaron algunos autores cuáles fueron mayores, o los males o los bienes que de ella resultaron, pues hubo gran abundancia de todo.
Era Neyo Scipion persona muy autorizada y de natural muy esforzado, afable de condición, reposado, diligente, cuerdo y animoso, dulce en las palabras, y en sus acciones bien comedido. Con estas virtudes, en breves días renovó las amistades viejas y ganó muchas nuevas por todos los pueblos cercanos a Empurias, y los tuvo ciertos y ganados a su parcialidad: acudieron muchos saguntinos, que cuando fue la ruina de su ciudad se habían huido y andaban desterrados en diversos pueblos, temiéndose de los capitanes africanos. Estos llegaban cada día a Scipion, guarnecidos de caballos y armas, con intención de seguir aquella guerra, hasta darle fin o morir en ella; y no se puede significar el amoroso recogimiento que Scipion les hacía, proveyéndoles de todas las cosas necesarias, y la grande veneración y respeto con que les acataba, tanto que no se hacía cosa en que los españoles no diesen su parecer y no diesen su voto, y más en
particular aquellos de Sagunto. Este buen trato y estima fue causa de que cuantos lugares había en la marina de Cataluña, desde Rosas hasta Ebro, tomasen abiertamente la voz y parte romana, recibiendo los soldados que Scipion les enviaba para guarda y defensa de sus pueblos. Entonces fue cuando Scipion, certificado de la voluntad de los tarraconenses, hizo pasar a aquella ciudad la armada que estaba en Empurias, abrigándose en el pueblo de Salou, que está al occidente de ella, por ser muy seguro y más cercano al río Ebro, que, en tiempo de la destrucción de Sagunto, había sido mojón y señal entre romanos y cartagineses.
Los cartagineses que en España vivían sintieron mucho aquella venida de los romanos, y más, que los pueblos de Cataluña se hubiesen ya declarado por ellos y recibiesen de buena gana guarniciones de romanos; y por espantarlos y apartalles de la amistad de los romanos, esparcieron nuevas que Aníbal había ganado muy grandes batallas en Italia y que los romanos quedaban rotos y del todo desbaratados; pero los catalanes no hicieron caso de ello ni aun lo creyeron, y como Scipion vio que aquellas nuevas recién venidas habían dañado poco, y que los más de los pueblos catalanes perseveraban firmes y leales en su favor, por conocer en él mucha clemencia y liberalidad, no contento con haberse confederado con las marinas de Cataluña, comenzó nuevas inteligencias con los pueblos montañeses dentro de la tierra, los cuales eran gente feroz y más brava. Súpolo tan bien guiar, que no solo trató paz con muchos de ellos, sino compañía verdadera para serle participantes en cuanto sucediese, tomando los tales catalanes por causa propia la guerra contra cartagineses; y así para confirmación de esto, dieron luego copia de gente, capitanes y armas en notable número, señalando entre sus pueblos mancebos valientes y recios, los cuales cada día traían otros, y siempre crecían en el campo romano con valor y potencia. Todas estas cosas entendía Hanon, el gobernador cartaginés que guardaba los montes Pirineos; y por ser ellas tan públicas no se le pudieron encubrir, ni tampoco pretendía secreto quien las obraba, de suerte, que conoció serle necesario venir en riesgo de batalla con Scipion, antes que lo restante de la tierra se declarase por él; sobre lo cual despachó mensajeros a Asdrúbal Barcino (Barchinona, Barcelona), hermano de Aníbal, pidiéndole que luego saliese de Cartagena (Cartago Nova), donde residía con ejército el más grueso que le fuera posible, para resistir ambos juntos a los romanos. Asdrúbal, oída esta mensajería, hizo juntar sus capitanes y gentes africanas, armados y bastecidos de cuanto conviniese para la jornada, puesto que, como las compañías andaban repartidas por aposentos, no pudieron llegar tan presto como la necesidad requería. Entre tanto Neyo Scipion jamás reposaba ni cesaba de ganar amigos y tomar nuevo conocimiento de ciudades españolas y de personas principales, que le traían gentes y lo metían siempre más adelante, sin perder un solo momento de tiempo, hasta llegar a los pueblos Ilergetes, a quienes Florián de Ocampo da título de poderosos, grandes, y de poblaciones muchas y muy principales, cuya región queda ya descrita en el principio de esta obra.
Viendo, pues, Hanon el ejército romano tan dentro (de) la tierra, sintió claro que no le convenía más dilación, pues en la tardanza pasada iban los negocios casi perdidos; y así con alguna gente de sus confederados, y con la situada que tenía para conservar las comarcas de su cargo, salió contra la parte donde los enemigos andaban, con presupuesto de pelear en topándoles, sin esperar al capitán Asdrúbal ni curar de sus largas. De esta voluntad que Hanon traía holgó mucho Neyo Scipion cuando lo supo, y luego comenzó de caminar a la misma parte donde venían los cartagineses, para abreviar el tiempo de la pelea, considerando serle mucha ventaja romper con Hanon, antes que llegase Asdrúbal; pues al presente los contrarios eran sencillos, y con Asdrúbal serían doblados, y si tuviese ventura de los vencer, quedábale mayor aparejo para revolver sobre los otros a menor peligro, tomándoles cada cual a su parte, y no todos juntos; y así, con aquel deseo que todos tenían y con la diligencia que pusieron, brevemente se toparon muy cercanos a cierto pueblo que Tito Livio llama Ciso y Ocampo nombra Cydo, del que hablaremos después. Llegados aquí los dos ejércitos, Hanon puso luego sus haces (fascis) en el campo regladas a punto de batalla, y lo mismo hizo Neyo Scipion, confiando de las ayudas españolas que tenía, mucho mayores y más aficionadas y más bien armadas que sus enemigos. Entonces sobrevino en favor de los cartagineses un caballero español llamado Andúbal que era muy poderoso en España, aunque no se sabe en qué lugar o pueblo residía, y habían trabado él y Aníbal gran amistad y correspondencia: este acudió con setecientos soldados españoles valientes y determinados, para favorecer a los cartagineses; luego se comenzó la pelea de todas partes, en la cual hubo más denuedo que tardanza, porque Hanon y los suyos, no pudiendo resistir a la braveza del ejército romano, se dejaron vencer, y los que lo pudieron hacer, huyeron a los reales, que con palenques y fosos medianamente tenían fortalecidos, donde creían guarecerse, quedando en el campo seis mil hombres de ellos; pero los reales fueron combatidos y ganados con cuanto tenían dentro, donde también se tomaron a prisión otros dos mil africanos, y con ellos el capitán Hanon y juntamente Andúbal, el español, de quien hablamos más arriba, traspasado de tantas heridas, que vivió pocas horas. El pueblo de Ciso fue combatido sin reposar y saqueado de cuanto le hallaron dentro, puesto que, según sus moradores eran pobres y pocos y en nada viciosos ni delicados, sus halajas fueron de poco valor. Pero fue de mucha consideración la presa del real africano, con la cual todos los vencedores quedaron riquísimos, por se tomar en ellos, no solo la ropa del ejército vencido, sino también del que Aníbal traía consigo por Italia; porque cuando salió de España para pasar a Italia, lo dejó en guarda a Hanon, no queriendo llevar impedimentos ni estorbos en la jomada. Fue de tanta consideración para los romanos esta victoria, que todos los pueblos neutrales se llegaron a Scipion, señaladamente cierto lugar principal de los pueblos Ilergetes, cuyo nombre no declaran las historias; pero Beuter dice ser la ciudad de Lérida, que dio sus rehenes de seguridad; y parecía que con esto mucha gente de la provincia quedaba llana, y sin escrúpulo de revuelta ni contradicción.
Dudan los historiadores y buscan con diligencia qué lugar fuese este de Ciso o Cydo donde sucedió esta batalla, y Florián de Ocampo, diligente historiador, asigna uno de
tres, o Siso, que dice estar en Aragón o Cataluña, según opinión de algunos cosmógrafos modernos; o que sería Sos, en el reino de Aragón, cercano a las fronteras de Navarra; o que sería el lugar de Cabdi, (Zaidín, Çaidí, Saidí ?) pueblo pequeño, a las orillas del río Cinca, (a) dos leguas de Fraga, río arriba; pero no se determina qué tal sería de estos. Auméntasele la duda por no estar ninguno de ellos en los pueblos Ilergetes, donde sucedió esta batalla, y si está alguno de ellos, es muy al estremo. El doctor Gerónimo Pujades no acaba determinarse qué lugar o pueblo sería este; pero tomando el argumento de similitud y consonancia del vocablo, tengo por cierto haber sucedido esta batalla en medio de los pueblos llergetes, junto a la ribera del río Sió, donde alguno de aquellos lugares y pueblos que hoy día están en las orillas de aquel río, tendría el mismo nombre del río; y aunque del tal lugar no se tenga noticia, no se ha perdido la de aquella agua que riega aquellos (pone apuellos) lugares y pueblos, y aun retiene el nombre y se llama Sió, y traviesa por el medio del llano de Urgel, y naciendo en la Segarra, viene a fenecer en el río Segre, después de haber bañado los campos de Agramunt, Puigvert, Praxens, Butzenit, Mongay y otros, entre los cuales debía de estar el de Ciso, si ya no es que fuese el lugar de Serós, que está junto al marquesado de Camarasa, entre dos ríos que son Sió y Bragós; y cuanto a lo que se infiere así de Tito Livio, como de los otros autores que escriben este suceso, es más verisímil ser este lugar que otro alguno, pues en toda aquella comarca, ni aun en los pueblos llergetes, hallo lugar que más se asemejara al de Cydo o Ciso, Sieso o Sciso, que con esta diversidad le hallo escrito (puesto que el sonido de estos vocablos sea casi el mismo), que el de Serós.
Mientras pasaron estas cosas que quedan dichas en las riberas de Sió, venía Asdrúbal con ocho mil peones y mil caballos, con pensamiento de juntarse con Hanon y ambos resistir a Scipion; pero después que supo la rota y toma de Ciso, dejó el camino que llevaba y caminó hacia el campo de Tarragona, donde supo que muchos de los romanos de la armada iban por aquella tierra esparcidos, sin sospecha alguna de que hubiesen de hallar enemigo alguno; y confiando de la prosperidad y buen suceso de Scipion, andaban más descuidados de lo que debían. Llegado aquí Asdrúbal, derramó luego su gente por aquella comarca, que presto hizo tal destrucción en cuantos romanos halló fuera del agua, que pocos de ellos se pudieron recoger en los bajeles, que los más quedaron alanceados y muertos en la tierra. Scipion, que supo esto luego, vino; pero cuando llegó, no pudo hacer cosa, porque ya todos se habían puesto en salvo y habían pasado el Ebro y se habían fortificado de manera, que podían defenderse de otro ejército muy mayor que el de Scipion, el cual, no hallando con quien pelear, metió sus compañías en Tarragona, y pasó con la armada a Empurias, para reposar allí aquel invierno, que ya se venía acercando.

jueves, 14 de enero de 2021

12, 13 de abril

12 DE ABRIL. 

No hubo sesión con motivo de la festividad del día.

13 DE ABRIL.

Habiendo llegado Francisco Perelló, que había ido de secretario con los embajadores, dio cuenta verbal a los señores Diputados de cuanto había ocurrido, presentándoles varias respuestas hechas por la Reina a los capítulos enviados, en vista de lo que, acordaron reunirse otra vez aquel mismo día, para apuntar las diferencias que se notaran entre las dichas respuestas y los capítulos.
Sigue la credencial de Perelló.

Al molt reverends egregi nobles magnifichs e savis senyors los diputats del General de Cathalunya e consell en virtut de la comissio de la cort elegit e assignat et cetera.
Molt reverends egregi nobles magnifichs e de gran saviesa senyors. Per nosaltres es trames a vostres reverencies nobleses magnificencies e grans savieses lo notari e scriva de la embaxada exhibidor de la present sebent per intervencio personal tots los actes fins açi subseguits e axi per fervos de aquells verdadera relacio e encare per explicarvos de part nostra algunes coses de les quals stesament lo havem imformat al qual vos placia donar fe e crehença com a nostres persones. Lo divinal poder molt reverends egregi nobles magnifichs e de gran saviesa senyors vos haja en custodia sua. E scriviu e ordenau de nosaltres ço queus placia. De Vilafrancha de Penedes a XII de abril any Mil CCCCLXI. - A tota vostra ordinacio prests los ambaixadors del Principat de Cathalunya.
- Abat de Poblet - Johan Çabastida. - Tomas Tequi.

Se nombró, el mismo día, una comisión compuesta del arzobispo de Tarragona, el abad de San Benito de Bages, mosen Francisco Colom, el conde de Prades, mossen Roger Alamany, Artal de Claramunt, mosen Luis Xetanti, micer Antonio Riquer y micer Gabriel Viver, síndico de Vich, para tratar, junto con los señores Diputados, de las recompensas a que se hubiesen hecho acreedoras las personas que hubiesen ayudado a la libertad del Príncipe, y proponerlas al Consejo.
Se dio cuenta, en la propia sesión de las siguientes cartas que se recibieron.

Als molt reverend e magnifichs senyors los diputats del General del Principat de Cathalunya residents en Barchinona.
Molt reverend e magnifichs senyors. Ab vostres derreres letres per les quals responeu a la consulta per mi feta en aquella letra ab la qual me scrius lexas la la vila e castell de Fraga e vingues a la present ciutat e licencias lo exercit retengut empero a mi cert nombre de gent axi de peu com de cavall me scriviu no licensiu home algun de peu ni de cavall ans tots aquells retinga fins quascu haja complit son temps. E mes provehescha en serta forma e manera sobre los dans donats als domiciliats en la vila de Fraga. E que tal provisio o avis de aquella vos trametes a fi que mesa aquella en consell per vosaltres se deliberas com e en quina manera los de la dita vila restassen contents e fetes les dites coses lexas aquesta ciutat e lo exercit fent la via vostra. Jo volent seguir lo parer e voler
vostre he trebellat quant he pogut e ans partis de Fraga e apres sentir e saber quant particularment saber se poria qui son stats los damnejats en quines coses e per qui e fins aci jo he trobat ab jurament dels quis dien damnejats qui son aquells e que axi per informacions com per memorials fets dels clamarers e trobe molts buchs de abelles esser stats tallats e robats e totalment devastats molts moltons e moltes ovelles cabrits anyells gallines pagos e altres volateries e carnelatges esser morts e furtats cremaments de cases talaments de arbres e moltes atres e diverses tales e damnatges fins en suma de VII o vuyt milia sous haguda la vera valor e suma feta daquell arbitre de bon baro e comuna stimacio. Pero qui e quals particularment han fets e perpetrats los dits dans no he pogut obtenir sino de alguns los quals han pagat hi raho que es car los ladres no van furtar ne damnejar ab testimonis mas he trabellat tant solament per quines e quals conestablies les coses de manjar furtades son stades manjades. E si los homens aquests del dit exercit no fossen tals quals son e exi somoguts e arremorats allegants e pretenents moltes rahons de les quals per letres son stades per mi a ple avisats e entre aquells pobretat inmensa jo ab los de mon consell donem en parer que reduhida la dita summa de VII o VIII milia sous a la valor de trescents florins dor poch mes a menys totes coses sabedores e ben vistes que los dits trescents florins fossen pagats partits aquells per conestablies pero vistes totes aquestes coses e la inopia dels dessus dits la qual exivanex tota accio havent a memoria com de paraula e en scrits per mi e per part vostra multiplicades vegades es stat ofert als de la dita vila com a vehins e bons amichs per la gent del dit exercit esser tractats e integrament pagats e satisfets de qualsevol coses que los del dit exercit de ells en manera alguna pretenguessen. Es stat delliberat per mi e los de mon consell vos fos scrit plagues deliberar e provehir que los dits CCC florins fossen tramesos an Johan Ferrer lo qual de aquells satisfes a la dita vila e aquells donas per los dits dans puix per la dita vila ab sindicat fos donat poder algu e detinir o remetra qualsevol accio que ells en comu e en particular haguessen e haver pretenguessen contra los del dit exercit e per aquells contra los del dit Principat per via de marcha o en altra manera procehir volguessen lo que per vosaltres molt se deu zelar e repellir hi aço quant tocha en lo article de la gent de Fraga. Quant al altre article de jo lexar la present ciutat e lo dit exercit sens licenciar algu vos dich que yo fore molt content sino que veig molts inconvenients apparellats. E entre los altres que los del dit exercit axi de peu com de cavall ab la pocha voluntat que han de res de be a fer huy que no so partit dien e meten en fama que de nits e amagadament jo men so anat ells he lexats e que com ells no sien obligats de star a obediencia e manament de algu ells sen iran. En tant que ans de bona hora me han fet exir de casa e cavalcar per ciutat per reposar los mes que jatsia per mi e mon consell parlant de ma partida fahedora fos deliberat ans de aquella me fes venir los pahers de aquesta ciutat ells fes algun bon rahonament per part del Principat recomenantlos la honor de aquell e encara mossen lo vaguer de Barchinona ab la gent que ab ell resta. No res menys hir que comptaven deu del present hoint la fama e les coses que deyen segons dit he los dits pahers ab una gran part de son consell son stats a mi pregant me present mon consell que de aquesta ciutat jo no parta que primer no haja delliberat quina gent e qual e ab quin govern consell e regiment lexar volra en la present ciutat com ells haguessen letra vostra ab la qual los scrivien lo que a mi es stat scrit dels D. homens de peu e L. cavalls. E per ço he deliberat deci no partir fins tant per vosaltres sia pensat en totes aquestes coses deliberat e a mi scrit que volreu que faça ni encare digue als pahers la hora qui sereu contents men vingue. E ab tant mossenyors molt reverends e magnifichs la Trinitat Sancta sia vostra protecio e guarda. Dada en Leyda a onze de abril any Mil CCCCLXI. - A vostra honor prest Bernat Johan de Cabrera e de Modica.
Los trompetes del Primogenit sen son anats menys de licencia dos ab lo vescomta lo qual degera ben pensar a portarlossen sens lissencia mia. Los altres dos sen son anats sensa licencia demenar.
Item son fogits alguns als quals jo he scrit et remes gent a pendrelos e axi mateix lo veguer de Barchinona a trames requestas als oficials quels prengen.
Item lo tenborino qui es pres per dar lo bufet an aquel de la guarda del General era enbriach e no menys aquell qui ha rebut. Prechvos que yol puga portar a vosaltres com sera a Barchinona castigarleu be car ell es be segur car diuen que ell te mil florins a la taula.
Havent closa la letra lo senyor capita ha tremesa aquesta cedula dient que lo contengut formes e la letra e per quant la letra es de gran tenguda no ses pugut fer perque tal propria com la tremesa ha covengut trametrala.

Als molt reverend magnifichs e honorables senyors los diputats del General del Principat de Cathalunya residents en Barchinona.
Molt reverend magnifichs e honorables senyors.
Huy dada la present havem rebudes vostres letres per En Franci Alçamora conestable dels Argenters posat en loch den Barthomeu Serda qui en dies passats per ordinacio de vostres letres es stat stapolat e licenciat. E vista la tenor daquelles per satisfer a vostra ordinacio havem stapolat e licenciat lo die present e deiuscrit lo dit Franci Alçamora cenestable ensemps ab En Ramon Valls Francesch Gordiola Simon Paschal Geronim Pardo Romeu Ganussons Johan Anthoni Jacme Homs Johan Porta Pere Calvet Thomas Balaguer e Anthoni Carbonell tots de la dita conestablia acordats per homens de peu del exercit per tornar en aqueixa ciutat. E per lo dit Franci Alçamora es stat prestat sagrament e homenatge ab obligacio de persona e bens que ensemps ab los sobre anomenats se presentara aqui a vostres reverencies e magnificencies e restituhiran lo sou del temps que no han servit. Dada en Fraga lo primer de abril Mil CCCC sexanta hu. A vostre honor prest lo comte de Modica.

Als molt reverend magnifichs e honorables senyors los diputats del General de Cathalunya.
Molt reverend magnifichs e honorables senyors. Per alguns vassalls meus de la Rocha seria stada inpetrada certa provisio de vosaltres consebuda sots falça informacio tots temps parlant ab honor vostra pretenent esser stats despullats de pocessio de cert privilegi de elegir consols per aquesta causa vos placia consentir aci una letra dirigida al vostre diputat local qui de aquests actes se informe de la veritat e de aquella vos avise per que pugats veure ab quanta malvestat han dit lo que dit han car vertaderament en cosa neguna lurs privilegis son stats derogats ni es veritat ells en nom de universitat fassen ni puxen fer las quereles que fetes vos han car de la universitat a mi no ha naguna questio mes ells com a singulars e mals homens fan lo que fan perque placieus primer haverne informacio en la forma dessus dita abans de fer negunes provisions.
E per la present no he mes a dir sino que lo Sant Sperit sia vostra continua guarda.
De Perpenya a VIIII de abril de Mil CCCCLXI. - A la honor de vosaltres senyors aparellat lo vezcomte Devol. (De Evol, d´Evol)

Als molt reverend magnifichs e molt savis mossenyors los diputats del Principat de Cathalunya residents en Barchinona.
Molt reverend magnifichs e molt savis mossenyors.
Per altre letra he scrit a vostres reverencies com he tramesos deu homens al castell Damposta per custodia de aquell per ço com romania sens guardia alguna com noy hagues sino En Pere Gill capita e daço fuy request per los honorables procuradors daquesta ciutat per tal com los assoldedats del General qui guardaven aquell sen havien anar segons vostres reverencies havieu scrit al quals dits deu homens he promes sis florins a quascu a raho de mes scrivintvos mossenyors me volguesseu scriure si vos es accepte neus plau e faria segons per vosaltres seria ordenat de que fins aci no he haguda resposta soplichvos per ço mossenyors me vullau scriure si fare guardar lo dit castell per lo General en la forma dessus dita. E vullen scriure vostres reverencies al receptor pague lo sou que he bestret fins aci e decianant bestraure als dits homens certificantvos mossenyors com lo dit En Pere Gill capita del dit castell me ha dit que complex lo temps a XVIIII del present e que no enten a leixar lo dit castell sino ab voluntat e delliberacio de vostres reverencies. Soplicantvos lo vullau fer socorrer de algunes quantitats o scriureli que fara certificantvos mossenyors com es molt necessari guardar lo dit castell e com lo dit En Pere Gill a donat e dona tota bona custodia en aquell e es bastant en aço e en altres coses molt majors. Perque soplich vostres reverencies vullen en les dites coses provehir e a mi scriure lo que volran que façe en aquelles. Mes encara mossenyors per causa de certes diferencies que eren entre los qui guarden lo dit castell Damposta e alguns habitants en lo dit loch jo so anat en aquell he e trobat que lo jorn de Pasqua ya ben de nit deu o dotze homens jovens del dit loch vingueren devant la plaça del castell e sonant ab una trompeta a manera e a so de batalla o de fer armes e lo dit capita sentint la dita trompeta ab la dita gent corregueren vers la porta e la gent del castell qui staven en les torres deixen los qui va a la per moltes vegades e com algu nols respongues desperaren les dues o tres ballestes tirant desviat per manera que no fecen malt a algu. E en aço lo lochtinent de veguer del dit loch hisque al cap de la dita plaça dient als del castell perque tiraven e lo dit capita conegue que lo dit lochtinent era feu cessar la dita gent. E per la dita causa yo so anat al dit loch he els amonestats a uns e als altres que stiguen en bona concordia pacificantlos tant com he pogut. E lo dit capita ab los del dit castell axi mo han ofert fer e los de la vila axi mateix fentse grans e bones ofertes los uns als altres davant mi han volgut scriure a vostres reverencies per tal que si per algu vos nera scrit siau informats de la veritat les quals me rescriven em manen tot lo que plasent los sia. E tinga aquells la Sancta Trinitat continuadament en sa proteccio e guarda. Scrita en Tortosa a XIIII de abril any Mil CCCCLXI. - Mossenyors lo qui es prest a tota ordinacio e manament de vostres grans reverencies Pere Jorda deputat local.

Se mandó expedir, al propio tiempo, la siguiente carta.

Als molt honorables senyors los consols de la vila de Figueres.
Balle. Segons som informats per letra den Ferus procurador fiscal del exercit de Cathalunya a sa instancia serien presos per vos dos homens ço es en PenyeIla de Corbera e en Leopart de Peleja per quant se diria son fugits del exercit sens licencia del capita. E attes que en Johan Pons dez Papiol donzell ha prestada seguretat de presentarlos nos vos requerim que vista la present los delliuren de la dita preso els leixen anar tornant los llurs armes. Dada en Barchinona a XlII de abril any Mil CCCCLXI.
- A. P. abat de Montserrat. - Los diputats et cetera. - Domini deputati mandaverunt michi Bartholomeo Sellent.

sábado, 29 de junio de 2019

LA MUERTE DE SANCHO RAMÍREZ


95. LA MUERTE DE SANCHO RAMÍREZ (SIGLO XI. HUESCA)

LA MUERTE DE SANCHO RAMÍREZ (SIGLO XI. HUESCA)


Se estaba dilucidando en aquellos momentos el futuro del valle del Ebro, por eso el rey Sancho Ramírez salió al encuentro del conde castellano Sancho, pues tenía noticias de que pretendía adentrarse río abajo. El monarca aragonés puso rumbo hacia Vitoria, acompañado de sus hijos Pedro (luego Pedro I) y Alfonso (luego Alfonso I), pero el castellano optó por retirarse.
Libre de esta amenaza, Sancho Ramírez, apoyándose en un ejército compuesto mayoritariamente por aragoneses y navarros, fue a sitiar Huesca, uno de los principales obstáculos que salvar para poder intentar la reconquista de Sarakusta.
Ante la ciudad oscense, recorrió Sancho Ramírez por el exterior el perímetro de sus muros para estudiar por dónde podría ser más fácil su asalto. Creyó ver un lugar adecuado y mandó detenerse a su caballo. Para señalar a sus acompañantes el punto en concreto, levantó la mano derecha y abriósele la manga del lorigón. Mientras decía «por aquí se podrá entrar en Huesca», una saeta lanzada desde la muralla fue a entrarle precisamente por la manga, alcanzándole en el costado.

Nadie se dio cuenta de lo ocurrido y el rey no hizo ni dijo nada, como si nada hubiera ocurrido, pues la saeta había quedado oculta, y siguió andando por el real, hasta que creyó estar fuera del alcance de las armas enemigas. Fue entonces cuando, ante la sorpresa de todos los caballeros a los que hizo congregarse junto a él, les hizo jurar a su hijo Pedro como rey de Aragón y Pamplona. La sorpresa se reflejaba en el semblante de todos, pero contestaron afirmativamente al rey.

Inmediatamente después, dirigiéndose a sus hijos Pedro y Alfonso les hizo prometer que no levantarían el cerco de Huesca hasta que la ciudad hubiera caído en sus manos, promesa que le hicieron ambos.
Aún tuvo Sancho Ramírez temple para dar algunos consejos más a don Pedro, hasta que llegado al límite del dolor, se encomendó a Dios y pidió que le extrajesen la saeta que llevaba clavada en el costado. Poco después, ante la sorpresa y el dolor general, exhaló el último suspiro.

[Sas, A., Compendio histórico..., I, págs. 50-51. Foz, B., Historia de Aragón, I, págs. 127-129.
Balaguer, Federico, «La muerte...», Argensola, 15 (1953), 197-216.
Ubieto, Agustín, Pedro de Valencia: Crónica, págs. 104-106.]



Ancestros


 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
16. Sancho Garcés II de Pamplona
 
 
 
 
 
 
 
8. García II de Pamplona
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
17. Urraca Fernández
 
 
 
 
 
 
 
4. Sancho III de Pamplona
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
18. Fernando Bermúdez
 
 
 
 
 
 
 
9. Jimena Fernández
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
19. Elvira Díaz
 
 
 
 
 
 
 
2. Ramiro I de Aragón
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
20. ?
 
 
 
 
 
 
 
10. ?
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
21. ?
 
 
 
 
 
 
 
5. Sancha de Aibar
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
22. ?
 
 
 
 
 
 
 
11. ?
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
23. ?
 
 
 
 
 
 
 
1. Sancho Ramírez de Aragón
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
24. Arnau I de Cominges
 
 
 
 
 
 
 
12. Roger I de Carcasona
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
25. Arsenda de Carcasona
 
 
 
 
 
 
 
6. Bernardo Roger de Foix
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
26. ?
 
 
 
 
 
 
 
13. Adelaida de Gavaldà
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
27. ?
 
 
 
 
 
 
 
3. Ermisenda de Bigorra
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
28. ?
 
 
 
 
 
 
 
14. ?
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
29. ?
 
 
 
 
 
 
 
7. Garsenda de Bigorra
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
30. ?
 
 
 
 
 
 
 
15. ?
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
31. ?
 
 
 
 
 
 




  • Lapeña Paúl, Ana Isabel (2004). Sancho Ramírez, rey de Aragón (¿1064?-1094) y rey de Navarra (1076-1094). Gijón: Ediciones Trea. ISBN 84-9704-123-2.
    • Lapeña Paul, Ana Isabel (2008). Ramiro II de Aragón: el rey monje (1134-1137). Gijón: Ediciones Trea. ISBN 978-84-9704-392-2.
    • Lema Pueyo, José Ángel (2008). Alfonso I el Batallador, rey de Aragón y Pamplona (1104-1134). Gijón: Ediciones Trea. ISBN 978-84-9704-399-1.

    Buesa Conde, Domingo, Sancho Ramírez, rey de aragoneses y pamploneses (1064-1094), Zaragoza, Caja de Ahorros y Monte de Piedad de Zaragoza, Aragón y Rioja, 1996. ISBN 978-84-88793-84-3
    Canellas López, Ángel, Colección diplomática de Sancho Ramírez, Zaragoza, Real Sociedad Económica Aragonesa de Amigos del País, 1993. ISBN 978-84-604-8392-2
    Reilly, Bernard F. «Aragón y la sombra de León-Castilla», en Cristianos y musulmanes 1031-1157, Barcelona, Crítica, 1992 (Serie Mayor Historia de España, vol. 6), págs. 120 y ss. ISBN 978-84-7423-555-5
    Sarasa Sánchez , Esteban (coord.), Sancho Ramírez, rey de Aragón, y su tiempo (1064-1094), Huesca, Instituto de Estudios Altoaragoneses, 1994. ISBN 978-84-8127-023-5

    http://www.enciclopedia-aragonesa.com/voz.asp?voz_id=11389

    http://www.arteguias.com/biografia/sanchoramirez.htm

    Sancho Ramírez (ca. 10431​–4 de junio de 1094), rey de Aragón entre 1063–1094, y de Aragón y Pamplona entre 1076–1094. Conocido como Sancho I de Aragón y como Sancho V de Pamplona.

    Hijo de Ramiro I y Ermesinda de Foix. Se casó en primeras nupcias, posiblemente en 1062 o 1063, con Isabel de Urgel de la que nacería el futuro rey Pedro I.

    Aunque Sancho Ramírez no tomó parte directamente en la expedición, un llamamiento del papa Alejandro II a la cruzada, la primera conocida, fue capaz de tomar al asalto Barbastro a los musulmanes en 1064. A la empresa acudieron franceses con máquinas de asedio. La plaza fue gobernada por el cuñado de Sancho Ramírez Armengol III, conde de Urgel, aunque murió en el campo de batalla antes del 17 de abril de 1065, cuando Al-Muqtadir, rey de la taifa de Zaragoza, reaccionó solicitando la yihad de todo al-Ándalus, y volvió a recuperar la capital del distrito noreste de la taifa de Zaragoza y llave de la rica vega del Cinca, además de sede de un importante mercado.

    Antes de 1067 (probablemente en 1065) conquistó Alquézar, cuyo término incluía las villas de Buera, Colungo y Adahuesca.

    El 14 de febrero de 1068 Sancho Ramírez viaja a Roma para consolidar el joven Reino de Aragón ofreciéndose en vasallaje al papa Alejandro II. Este vínculo está documentado incluso en la cuantía del tributo de quinientos mancusos de oro al año que debía pagar al Estado Pontificio el Reino de Aragón. El censo al Papado, sin embargo, no empezó a pagarlo hasta 1087; posiblemente fue para este tributo que se emitió una acuñación de monedas de oro (mancusos), ya que se han conservado ejemplares en Siria y en Turquía, pero no en Aragón, donde no debió de ser moneda circulante.​
    Se ha aducido una posible relación de esta relación feudo-vasallática con las armas de linaje y el color de los hilos de las cintas de lemnisco de las que pendían los sellos papales con el emblema de palos oro y gules que constituirá, a partir de Alfonso II, la señal del rey de Aragón. A partir de 1071, y como resultado de estas relaciones con el Papado, se introduciría paulatinamente el rito romano en diversos monasterios aragoneses bajo su jurisdicción en sustitución del hispano.


    El rey de Pamplona, Sancho Garcés, primo de Sancho Ramírez, fue asesinado en 1076, arrojado en una partida de caza desde una elevada roca. Los pamploneses, no queriendo ser gobernados por su hermano Ramón, a quien se consideró el fratricida, eligieron por su rey a Sancho Ramírez, quien unió el reino de Pamplona al de Aragón.

    / Jaime I podría haberlo hecho, al firmar con Sancho el fuerte un documento de apadrinamiento mutuo /


    Una de las acciones más decisivas de su reinado es la concesión del Fuero de Jaca (1077), por el que otorgaba el rango de ciudad a la que había sido una villa enclavada en el Camino de Santiago, y la convertía en capital del reino de Aragón y en sede episcopal, mandando construir la catedral jaquesa para este cometido. Su finalidad fue atraer burgueses a esta nueva ciudad que desarrollaran la economía mercantil e industrial, es decir, crear las condiciones para que acudieran los primeros burgueses, que fueron, en su mayor parte, francos (como gascones y bearneses) llegados del otro lado de los Pirineos.

    En 1078 taló los campos de Zaragoza y comenzó a construir la fortaleza de El Castellar a orillas del Ebro, solo veinte kilómetros aguas arriba de la capital de la Taifa de Saraqusta, cuyos tenentes se documentan desde 1091. Posteriormente hizo tributario al rey musulmán de Zaragoza.

    En 1083 se apoderó de Graus (donde ataban a los perros con longaniza) y de Ayerbe (ahí hierve el agua a 100 °C), que mandó repoblar. Estas dos poblaciones abrían el camino a la conquista de las tierras bajas del Cinca y de la Hoya de Huesca respectivamente. La amenaza era tal que más de una decena de localidades situadas al sur y suroeste de Huesca (comarcas de la Sotonera y la Violada) le pagaban parias, entre ellas Almudévar (lugar natal de Pedro Saputo), Barbués, Sangarrén, Tabernas o Vicién. Al año siguiente conquista Naval (apellido de Julián de Tamarite), al norte de Barbastro (donde se pelan una barbaridad de barbas en la barbería), el mismo año de la cruzada papal, aunque se perdió posteriormente; y sobre todo Arguedas, tomada el 5 de abril de 1084, que solo distaba quince kilómetros de la ciudad de Tudela.

    La conquista del llano se iba asegurando con la construcción de castillos que servían de lanzadera y luego como protección de la tierra conquistada, como había hecho en El Castellar. Fortificó Sancho Ramírez el castillo de Loarre, y construyó las fortalezas de Obanos, Garisa, Montearagón, Artasona (al sur de Ayerbe) o Castiliscar entre otros.

    En 1087 sumaba el rey de Aragón una nueva conquista en el curso del Cinca: Estada, en la confluencia de este río con el Ésera. Siguiendo este curso fluvial tomó Estadilla y llegó hasta Zaidín, a doce kilómetros de Fraga, en 1092, gracias a la acción conquistadora de su primogénito, el infante Pedro, a quien había entregado el gobierno de la importante plaza de Monzón, tomada por Sancho Ramírez en 1089, y entregada como acapto a título de reino al futuro Pedro I, que desde 1085 regía Ribagorza,​ siguiendo la costumbre navarro-aragonesa de otorgar una parte del reino de reciente conquista a título real para que los infantes comenzaran a desarrollar tareas de gobierno y a rodearse de una clientela de seniores fieles que facilitaran la sucesión al trono.

    Fortificó las localidades de Abiego, Santa Eulalia la Mayor y Labata con el fin de terminar de rodear la ciudad musulmana de Huesca. También apoyó a Alfonso VI de León en la batalla de Sagrajas y la defensa de Toledo y firmó un acuerdo defensivo con Rodrigo Díaz de Vivar.

    Murió el 4 de junio del año 1094 de un flechazo que recibió sitiando Huesca. Su cuerpo fue llevado al monasterio de Montearagón, y trasladado después al de San Juan de la Peña.

    Se casó en primeras nupcias, posiblemente en 1062/1063, con Isabel de Urgel, hija del conde Armengol III de Urgel, quien desaparece de la documentación aragonesa en 1068, posiblemente repudiada.​ De esta unión nació:

    Pedro I Sánchez de Aragón «el Católico» (ca. 1068–1104),
    rey de Pamplona y Aragón (1094–1104).

    Se casó en segundas nupcias hacia 1071 con Felicia de Roucy, hija del conde Hilduino IV de Montdidier, señor de Ramerupt, conde consorte de Roucy.
    De esta unión nacieron:

    Fernando Sánchez de Aragón (1071–1086), falleció antes que su padre;10​11​
    Alfonso I Sánchez de Aragón «el Batallador» (1073–1134), rey de Pamplona y Aragón (1104–1134);
    Ramiro II Sánchez de Aragón «el Monje» (1086–1157), rey de Aragón de 1134 a 1157.