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lunes, 22 de junio de 2020

255. ANTECEDENTES DEL MONASTERIO DE TRASOBARES

255. ANTECEDENTES DEL MONASTERIO DE TRASOBARES (SIGLO XI. TRASOBARES)

255. ANTECEDENTES DEL MONASTERIO DE TRASOBARES (SIGLO XI. TRASOBARES)


Estamos en Jaca, capital del reino. Sancho Ramírez, rey de los aragoneses, estima que debe coordinar sus esfuerzos con los cristianos de Castilla para oponer un frente común a los musulmanes que dominan el valle del Ebro. Prepara, pues, un viaje a tierras castellanas, que debe hacerse con toda discreción para no levantar sospechas.

Acompañado solamente por un criado, emprendió el viaje disfrazado de arriero y, tras cabalgar día y noche, ambos se perdieron en el camino. Estaban en tierra de moros y, por lo tanto, temerosos de caer en sus manos. De repente, el canto de un gallo al alborear el nuevo día les indicó que se hallaban cerca de un poblado. Decidieron hacer un alto y redoblaron la vigilancia para no verse sorprendidos por los vigías moros.

El criado, con sumo cuidado, se adentró en la desconocida población y, dirigiéndose a una de las casas de su barrio mozárabe, le proporcionaron las vituallas necesarias para proseguir el viaje y le informaron que el poblado se llamaba Trasobares. Luego, durante el retorno junto a don Sancho que le estaba esperando ansioso, en medio de una intensa y casi cegadora luz, vio una imagen de la Virgen. Se sintió emocionado y sorprendido, y corrió cuanto pudo para contarle al rey lo que acababa de sucederle.

A pesar del peligro que suponía, los dos fueron al lugar de la aparición. Entonces, el rey, con sumo cuidado, tomó y envolvió la imagen entre paños y, tras acomodarla en la silla de su montura, decidió suspender el viaje a Castilla y regresar a Jaca sin dilación para, una vez allí, ir a depositar la imagen en el monasterio de San Pedro de Siresa.

Años más tarde, Alfonso I el Batallador reconquistó Trasobares para Aragón. A petición de los cristianos del pueblo, el rey ordenó devolver la imagen al lugar donde se apareciera, construyendo para ella una ermita, germen del monasterio femenino cisterciense que allí se fundaría, cuya sala capitular sería presidida por la imagen, de manera que pronto se le conocería como Nuestra Señora del Capítulo.

[Bernal, José, Tradiciones..., págs. 78-79.
Sánchez Pérez, José A., El culto mariano en España, págs. 112-113.]


El origen de la villa actual es medieval, y debe su existencia al monasterio de monjas cistercienses o «bernardas» fundado en dicho lugar en el siglo XII. La elección de este apartado lugar, en el somontano del Moncayo y a orillas del río Isuela, para dicha fundación se debe a la aparición de la Virgen María al mismísimo rey de Aragón, Sancho Ramírez, allá por el año 1092, en este lugar. Al parecer, y según la tradición, por estas fechas el rey Sancho Ramírez emprendió una peligrosa expedición desde Aragón a Castilla para entrevistarse con el rey castellano Alfonso VI. Para ello tuvo que atravesar las tierras del poderoso reino taifa de Zaragoza. De incógnito, y con solo unos criados por compañía, Sancho Ramírez emprendió el viaje por «caminos ocultos», según dice la tradición. Ya cerca de Castilla el rey y compañía acamparon para pasar la noche en una hondonada junto al río Isuela, lugar donde encontraron la acogida de tres leñadores cristianos y sus familias que vivían en unas cabañas en este lugar. Aquella noche, mientras el rey dormía un gran resplandor iluminó el lugar, tanto que los gallos comenzaron a cantar. Asombrados, los presentes presenciaron la aparición de la Virgen rodeada de ángeles que la veneraban. Una vez acabado el prodigio, y vuelta la oscuridad, los presentes, al acercarse al lugar donde se había producido el hecho, descubrieron una imagen en madera de la Virgen que el rey Sancho decidió llevarse a Aragón a su vuelta de Castilla. Así la imagen fue trasladada al monasterio de Siresa, en el Pirineo. El rey Alfonso I el Batallador, hijo de Sancho Ramírez, reconquistó toda la zona de Trasobares en fechas posteriores a 1118 y, a petición de la gente que habitaba el lugar, llamado ya «Trium Obantium» o «Tres Obares» —Tres vencedores— en recuerdo de los tres leñadores que habían conservado el lugar para los cristianos, devolvió la imagen a su lugar de origen, fundándose una pequeña ermita para su veneración. Textualmente el privilegio firmado por El Batallador dice: «volo enim ut restituatis supradictam imaginem sindicis vel procuratoribus loci Trium Obantium». La tradición ha conservado incluso el nombre de aquellos «tres vencedores»: Hernando Sánchez, García Aznar y Beltrán Gascón. Son apellidos que históricamente se encuentran en el pueblo, lo que da verosimilitud a la tradición. Posteriormente, sobre 1168, se produjo la fundación del monasterio ya citado, alrededor del cual creció una pequeña villa, que fue Trasobares. Fue una dama noble castellana, doña Toda Ramírez, tercera abadesa del monasterio navarro de Santa María de la Caridad de Tulebras, quien lo fundó tras pedir a la reina Petronila de Aragón el lugar donde se encontraba la pequeña ermita dedicada a la Virgen como sede de este nuevo monasterio para hijas de «ricos hommes» (homnes, homines, etc) de Aragón. Previamente la animosa dama había viajado hasta París para entrevistarse con Bernardo de Claraval, fundador del Císter y futuro santo, para solicitar su permiso para esta fundación. El privilegio de fundación lo concedió el rey Alfonso II el Casto, en 1188. Este privilegio incluía el señorío de la villa de Trasobares, a las que ya a finales del siglo XII se añadiría la donación de los términos de Aguarón y Tabuenca, lo que convirtió a sus habitantes en vasallos del monasterio. También recibió el monasterio otros privilegios, como los de pacer sus ganados en diversos lugares del reino, tal como lo hacían los ganados reales. La iglesia del monasterio quedó dedicada a Santa María de los Ángeles, en alusión a las circunstancias de la aparición de la Virgen a Sancho Ramírez. El monasterio, que nunca fue grande en capacidad —unas treinta monjas, más sirvientes—, quedó sujeto espiritualmente al gran monasterio cisterciense del otro lado del Moncayo, Santa María de Veruela. La llamada Guerra de los dos Pedros, entre Pedro IV de Aragón y Pedro I de Castilla, entre 1356 y 1369, supuso el primer quebranto importante en la vida del monasterio, al estar cerca de la frontera castellano-aragonesa. En 1357 el ejército castellano destruyó las villas de Trasobares y Calcena, teniéndose que refugiar sus habitantes en el cercano castillo de Tierga, aguas abajo del Isuela. Las monjas eligieron retirarse a Aguarón, en tierras de Cariñena, junto a Cosuenda, lugar más lejano y seguro, y que les pertenecía. El Compromiso de Caspe (1412) supuso la inesperada ruina del convento. La abadesa de Trasobares, Violante de Luna, se negó (ja ja ja !!) a aceptar el fallo que nombraba rey de Aragón al castellano Fernando de Antequera, un Trastámara, (descendiente de los reyes de Aragón) ya que los Luna apoyaban al candidato Jaime de Urgel. En una novelesca peripecia la abadesa huyó de Trasobares, refugiándose en el castillo de Loarre junto con su primo, y, dicen, que amante, Antón de Luna, cabeza de los partidarios «urgelistas» en Aragón e instigador del asesinato del arzobispo de Zaragoza García Fernández de Heredia, partidario de Fernando de Antequera. Tras un riguroso asedio que duró un año, y que sobrepasó en duración y tenacidad al que el propio candidato al trono, Jaime de Urgel, (Jayme Darago) llevó a cabo al castillo de Balaguer, la abadesa «guerrera» fue detenida y se dispuso su traslado al castillo de Sora, en las Cinco Villas. Pero nuevamente Violante (Yolanda) volvió a fugarse sirviéndose de un falso salvoconducto. El Papa Benedicto XIII, otro Luna (Papa Luna) y tío de la abadesa rebelde, actuó expeditivamente, tal vez para demostrar al nuevo rey la fidelidad de su familia; excomulgó a la abadesa, que incluso había tenido un hijo con su primo, ordenó a las monjas abandonar el convento de Trasobares, trasladándolas nuevamente a Aguarón, y ordenó su demolición, a excepción de la iglesia. El castigo incluía además la prohibición de que las monjas se llevaran la imagen de la Virgen de Trasobares. Durante el derribo del convento se cuenta que se produjo el milagroso suceso de que al caer un cascote sobre la nariz del niño Jesús que sostiene la imagen de la Virgen, de ella manara sangre. Dicho suceso dicen ocurrió porque la imagen, desde siempre, no se encontraba en la iglesia del convento —que no se derribó—, sino en la sala capitular, lo que le valió a la talla el otro nombre, aparte del de «Nuestra Señora de los ángeles», que ostenta y que es más popular: «Nuestra Señora del Capítulo». Otro hecho prodigioso del que se da noticia sucedió durante la ausencia de las monjas. Un día los habitantes de la villa escucharon el canto de la salve en la iglesia, a la hora en que las monjas lo solían realizar. Al entrar en la iglesia, pensando que las monjas habían vuelto, se la encontraron vacía, por lo que tuvieron por cierto que habían sido los propios ángeles los que habían cantado la Salve. Hasta 1419, por medio de una bula del Papa Martín V, no fueron autorizadas las monjas a regresar al monasterio, reconstruyéndolo en su totalidad excepto la iglesia. La vida de la comunidad monástica, y de la villa, continuó apaciblemente, aunque con sobresaltos como el del 18 de enero de 1810, en plena Guerra de la Independencia, cuando una partida francesa apresó al párroco del pueblo, Manuel Sancho, saqueando el archivo parroquial y desapareciendo varios libros antiguos y dinero. El monasterio pervivió hasta 1837, fecha en que la Desamortización de Mendizábal desalojó a las monjas - quedaban diez - del lugar y las agregó a las del monasterio de santa Lucía en Zaragoza. Sin embargo, unas pocas fueron al monasterio de Tulebras (Navarra), llevándose el rico báculo de plata que el Papa Luna (Benedicto XIII) había regalado a la abadesa Violante de Luna. Actualmente dicho báculo se encuentra en el Museo Arqueológico Nacional de Madrid. Las propiedades del convento pasaron, teóricamente, a manos particulares. Sin embargo, solo un par de edificios fueron adquiridos por estos, quedando el resto abandonado y arruinándose con el tiempo.

jueves, 14 de noviembre de 2019

LA CONDESA TRAIDORA, CASTILLA


3.3. LA VIDA CORTESANA

154. LA CONDESA TRAIDORA (SIGLO X. CASTILLA)

El de las manos blancas


El conde castellano Garcí Fernández, hijo de Fernán González, era un joven apuesto del que se dice que enamoraba a las damas por la belleza de sus manos, que debía ocultar con guantes. Tal es así que enamoró a Argentina, una princesa francesa que pasaba por Castilla hacia Santiago, con la que se casó. No obstante, las continuas ausencias del conde enfriaron el amor, y Argentina acabó regresando a Francia tras un conde francés peregrino, abandonando al castellano. Decidió Garcí Fernández vengarse y, disfrazado de mendigo, marchó a Francia. Merodeando por el palacio donde vivía Argentina, supo de la existencia de Sancha (en la realidad era la condesa ribagorzana Ava, hija de los condes Ramón II y Garsenda), hija del conde con el que aquélla había huido, y decidió enamorarla valiéndose de sus manos. No sólo logró tal propósito, sino que, deslizándose furtivamente hasta el lecho de los adúlteros, les dio muerte, huyendo a Castilla con Sancha, a quien su padre el conde y Argentina tenían encerrada.

Una vez en Castilla, Garcí Fernández y Sancha se casaron naciendo de ambos un niño llamado Sancho. Pero la infidelidad surgió de nuevo y Sancha, siguiendo el ejemplo que le diera su padre, el conde francés, se entregó a Almanzor, que le prometió en secreto hacerla reina si le ayudaba a vencer a las tropas castellanas, con las que mantenía un constante duelo.

La traidora Sancha preparó una estratagema diabólica: estando al cuidado de los establos condales, hizo alimentar con salvado en lugar de cebada al caballo de García Fernández, debilitando así sus fuerzas. Y consiguió, asimismo, que el conde diera permiso a la mayor parte de sus guerreros con motivo de la Navidad. Advirtió inmediatamente a Almanzor quien, reclutando una nutrida hueste, entró en tierras de Castilla, sorprendiendo al conde castellano, que, dada la debilidad de su montura, fue hecho prisionero y llevado a Córdoba donde murió.

Sancha tramó también la muerte de su propio hijo Sancho, preparándole una pócima mortal, aunque una sirvienta fiel avisó al joven conde de ello. Cuando su madre trató de hacerle beber el mortal brebaje, éste le obligó a que bebiera ella primero lo que significó su muerte. Almanzor, que de nuevo iba a tomar por sorpresa a los castellanos, se vio descubierto, sufriendo una tremenda derrota que acabó con su vida. El conde Sancho había salvado a Castilla y al mundo cristiano hispano.

[Iglesias Manuel, Roda de Isábena, pág. 41; — «Leyendas y tradiciones ribagorzanas. La condesa traidora», en Cuadernos Altoaragoneses, 66 (1988), pág. VI.]


García Fernández el de las Manos Blancas (Burgos, c. 938a​-Medinaceli, 995) fue conde de Castilla de 970 a 995.


Hijo de Fernán González y Sancha Sánchez, seguía reconociendo la superioridad jurídica de los monarcas leoneses, aunque tuvo plena autonomía administrativa en su territorio. Para hacer frente al peligro musulmán que se cernía sobre sus fronteras, amplió la base social del condado promulgando las ordenanzas sobre los caballeros villanos de Castrojeriz, equiparando a los caballeros villanos con los infanzones: aquellos campesinos que dispusieran de un caballo para la guerra serían equiparados automáticamente con los nobles de segunda clase.



martes, 23 de junio de 2020

321. EL RELICARIO DE JAIME I


321. EL RELICARIO DE JAIME I (SIGLO XIII. MAGALLÓN)

Existía en pleno monte, en las afueras de la villa de Magallón, una pequeña pero bonita ermita dedicada a la Virgen bajo la advocación de Nuestra Señora de la Huerta, a la que sus habitantes acudían con frecuencia puesto que le profesaban una gran devoción.

En cierta ocasión, cuando el rey don Jaime I el Conquistador pasó al frente sus tropas por aquí con intención de enfrentarse al monarca castellano, acampó e hizo noche, confraternizando con las gentes de Magallón, que le dedicaron grandes agasajos.

Fue entonces cuando el rey se enteró de aquel fervor popular hacia Nuestra Señora de la Huerta, a la que se le atribuían múltiples milagros, de modo que decidió visitar la capilla y, esperando ganarse los favores de la Virgen, decidió adoptarla como patrona.

Al día siguiente, antes de proseguir el camino con sus huestes hacia Borja, volvió a visitar la capilla y ofreció a la Virgen un completísimo relicario si la batalla que iba a disputar llegaba a significar el término de la guerra que mantenía contra el monarca castellano. Se trataba de un relicario que siempre llevaba pendiente del cuello y al que tenía en gran estima.

Como la campaña militar contra el rey castellano fue un verdadero éxito, al regresar victorioso a sus tierras aragonesas, a pesar de la prisa que llevaba, tuvo el tiempo preciso para detenerse en Magallón mientras sus tropas seguían camino adelante y volver a la ermita para cumplir su promesa. Una vez ante la Virgen se despojó del preciado relicario y lo depositó a los pies de Nuestra Señora de la Huerta, la misma que pocos años después, como consecuencia del crimen sacrílego que se cometió ante ante ella en el recinto de la ermita, abandonó el lugar para reaparecer en los montes de Leciñena.

[Faci, Roque A., «Nuestra Señora de Magallón», en Aragón..., I, pág. 84.]

domingo, 28 de junio de 2020

349. EMBAJADA DE PEDRO MARTÍNEZ DE BOLEA A CASTILLA


8.4. ARAGONESES ALLENDE LAS FRONTERAS

349. EMBAJADA DE PEDRO MARTÍNEZ DE BOLEA A CASTILLA
(SIGLO XIII. CALATAYUD)

Los reyes de Francia y Nápoles habían convencido a Sancho IV, rey de Castilla, para que atacara Aragón. Advertido don Pedro Martínez de Bolea, camarero real aragonés, de las intenciones de los castellanos, y viendo que un ejército como el que se estaba armando bien podía arrasar el reino de Aragón, se decidió a actuar por su cuenta para tratar de impedir la guerra.

Tras convencerle de que se debían hacer gestiones para intentar persuadir al rey castellano, embajada para la que él se prestaba, solicitó a su rey, Pedro III de Aragón, un salvoconducto para ir a Castilla a entrevistarse con Sancho IV. Lo que no le dijo fue la trama que urdía.

Partió Pedro Martínez de Bolea hacia tierras enemigas, sorteando cuantos problemas le fueron surgiendo, hasta llegar ante Sancho IV.
Consiguió 
que éste le recibiera en audiencia cuando a punto estaba de dar la orden de invadir Aragón. El rey castellano se asombró de la embajada y, quizás por la misma sorpresa que le causaba, escuchó atentamente la propuesta del embajador aragonés. Pedro Martínez de Bolea, en nombre de su rey, ofreció al castellano la ciudad de Calatayud si la guerra no daba comienzo, y logró convencerle argumentando que el derramamiento de sangre que se preveía era inútil y cruel. Lo cierto es que no hubo guerra.

De regreso a Aragón, pensaba don Pedro cómo explicaría a su rey el trato imposible que había cerrado sin su conocimiento ni consentimiento. Pedro III se alegró de ver a su vasallo y mayor fue su satisfacción al saber que había librado a su pueblo de una derrota segura. Pero al conocer en detalle el trato acordado temió realmente por la vida de su camarero real y se sumió en una profunda tristeza.

En efecto, la vida de Pedro Martínez de Bolea se puso en juego cuando regresó de nuevo a Castilla dispuesto a pagar con su vida la deuda que había contraído, puesto que le había ofrecido la ciudad de Calatayud sin que su propio rey lo supiera ni autorizara. Pero, viendo el rey Sancho IV cuánto era el valor y cuánta la sabiduría de aquel hombre, que había evitado el derramamiento de sangre, en lugar de darle muerte, lo alabó por tan loable y noble comportamiento, dejándole volver libremente a Aragón.

[Gella, José, Romancero Aragonés, págs. 114-115.]

viernes, 4 de septiembre de 2020

18 DE ENERO.

18 DE ENERO. 


Después de haberse publicado la elección hecha el día anterior y prestado los elegidos el debido juramento, se hizo lectura de algunas cartas recibidas y se acordó despachar otras, cuyo tenor es como sigue:

Als molt reverend egregi nobles e magnifichs senyors los embaxadors del Principat de Cathalunya.
Molt reverend egregi nobles e magnifichs senyors. A XVI del present scrivim molt prolixament de tot lo quens occorria. Apres se ha (no cambia a es ha, como se diu: es diu) subseguit que nosaltres per donar orde en esser les coses mes promptament e deguda deliberades a exequcio deduhides havem novament retengudes e deputades XXXXV persones XV de cascun stament la nomina (lista de nombres) dels quals vos tramatem interclusa en la present e los quals tots ensemps ab los primers entrevenen en los negocis. E per quant aci se diu que la Majestat del Senyor Rey deu partir de aqui alguns crehen vendra aci e altres a Leyda havem deliberat pregarvos afectuosament que partint la Majestat del dit Senyor de aqui molt cuytadament nos en fassau avis e del que sentireu hon fa sa via. E si la Majestat del dit Senyor lexa (deixa, leixar, lexar; dixe; deja) lo Illustre Princep aqui en Çaragoça los nou de vosaltres ço es los senyors archabisbe comte lo conseller bisbe de Barchinona mossen Gruylles (con g, aunque suele aparecer Cruylles, Cruilles) mossen Sampso (como Sansón) mestre Ferrando Franci de Santmenat Pere Johan de Sant Climent vagen e seguesquen lo Senyor Rey on se vulla (pasa a es vulgui; aon se vullgue en chapurriau) que vaja (vagi; vaigue; vaya) e los VI ço es lo Senyor bisbe de Vich don Francesch de Pinos micer Antoni Riquer micer Pintor mossen Muntanyans e mossen Bernat Fivaller romanguen ab lo dit Senyor Princep e en lo loch hon ell romandra. E axi frequentadament com poden visitenlo el conforten que james aquest Principat cessara o desistira prosseguir la sua liberacio. E si la Majestat del dit Senyor partira de Çaragoça e menara ab si (se emportará en ell; se llevará con él; s´emportarà amb ell) lo dit Senyor Princep havem deliberat tots emsemps seguiau lo dit Senyor Rey hon se vulla que vaja ab lo dit Senyor Princep. E si la dita Majestat lexera lo dit Princep en algun castell o loch en tal cas los sobredits nou de vosaltres seguesquen lo Senyor Rey e los sobredits VI romanguen en aquella o loch hon romandra lo Senyor Princep. E sils sera permes visitenlo e conforten quant pus frequentadament poran. E hon permes nols sia romanguenhi en totes maneres e pur donenli sentir que ells romanen alli e fan residencia. E de tot siam certificats car tantost als uns e altres sera trames aquell reforç que sera vist opportu e necessari. E si per ventura la Majestat del dit Senyor mostrava no plaure los VI dessus nomenats romandre a Çaragoça Morella o Miravet o o altre loch hon lo dit Senyor Princep romangues en totes maneres romanguenhi car per virtut del jurament prestat los ne requerim e ab aço son excusats e poden virtuosament obrar romanent e confortant lo dit Senyor Princep per aquelles vies degudes que podran. E los seguints la dita Majestat continuament sens intermedi facen instancia juxta la comissio que haveu. En lo quens scriviu dels porters som molts contents pagarlos. Fermen procura tots en poden den Lombard a aquella persona que volrau perque ferm apocha (es como un albarán de gasto) aci a nosaltres en la qual apoca farem metre (meter; esta palabra Pompeyo la eliminaría bien a gusto, aunque se encuentra en latín casi igual, y en castellano es solo una metátesis: metre : meter) que de sa voluntat sie donada a les mullers (mujeres, esposas; dones, esposes; mulleres, mulheres, mulieres) o altres persones que scriuran la part de quiscu. E sia molt reverend egregi nobles e magnifichs senyors la Santa Trinitat guarda vostra e direccio dels afers que teniu entre mans. Dada en Barchinona a XVIII de janer del any Mil CCCCLXI. - A. P. abat de Montserat. - Los diputats del General de Cathalunya e consell en virtut de la comissio de la cort elegit e assignat a vostra honor promptes.
Ahir vespre arribaren los missatgers de Perpenya e ja son stats vuy en lo consell.

Al molt honorable mossen Thomas de Carcassona cavaller deputat local en la ciutat e vegueria de Leyda.
Mossen molt honorable. Per quant es molt necessari per benefici dels afers saber a nosaltres la venguda del Senyor Rey quis diu fara en aquexa ciutat o en aquesta primerament volem eus manam stretament que venint aqui lo Senyor Rey o passant solament venint ensa per correu volant ne siam avisats e provehiu que arribant aqui lo dit Senyor Rey per aturar o per passar avant ara sia de nit o de dia vos ho sapiau perquens fassau lo dit avis segons es dit. Dada en Barchinona a XVIII de janer del any Mil CCCC sexanta hu - A. P. abat de Montserrat. - Los deputats del General de Cathalunya en Barchinona.

Al honorable En Luis de Vilaplana deputat local en la vila e vegueria de Cervera.
Honorable senyor. Per quant es molt necessari per benefici dels afers que prosseguim saber la venguda del Senyor Rey quis diu deu fer prestament a aquesta ciutat vos encarregam e manam molt stretament que passant aquent lo dit Senyor ab correu volant nos ne aviseu de continent (incontinenti; en seguida, de seguida) e provehiu que vos siau avisat de la dita venguda ara sia de nit o de dia perqueus pregam fer lo dit avis. Data en Barchinona a XVIII de janer del lany Mil CCCCLXI. - A. P. abat de Montserrat.
- Los diputats del General de Cathalunya residents en Barchinona.

Als molt reverend egregi nobles magnifichs e honorables e de molt gran providencia mossenyors los diputats del General de Cathalunya e consell en virtut de la comissio de la cort elegit e assignat residents en Barchinona.
Molt reverend egregi nobles magnifichs honorables e de molt gran providencia mossenyors. Hir per lo correu queus havem remes ab letra de nosaltres vos avisam de la eleccio feta per lo consell general de aquesta vila dels honorables En Thomas Taqui per burgesos Francesch Pericoles per mercaders e den Johan Ramon altre dels sobreposats o capdemesters del ofici de parayres (pelaire; pellejero, curtidor) per los capdemesters o sobreposats dels oficis de la dita vila exhibidors de la present los quals a ple informats manifestaran a vostres reverencies nobleses magnificencies e honorables savieses la gran unitat de aquesta vila e la voluntat del dit consell. Placiaus darlos fe e crehença com a elegits per lo dit consell e plenament instruits per nosaltres e per lo consell per causa de la dita lur eleccio novament format e deputat del qual han poder. E la gracia del Sant Sperit dirigescha vostres reverencies nobleses magnificencies e honorables savieses aquelles conservant en sa dita gracia. Scrita en Perpenya a Xlll de janer del any Mil CCCCLXI. - Los consols de la vila de Perpinya a vostra ordinacio sempre prests.

Als molt reverend egregi nobles magnifichs e honorables mossenyors los deputats del General de Cathalunya e consell en virtut de la comissio de la cort elegit e assignat.
Molt reverend egregi nobles magnifichs e honorables mossenyors. A XII del present vos scrivim notificantvos la eleccio per nosaltres de XV persones preses ab aquella seguretat de jurament segons per vostres letres nos era significat e lo cars requer. E responent en aquelles mas (mas suele ser pero, como en francés o castellano; aquí parece más, mes, més) largament (pasa a llargament) que possible nons fou (no nos fue; no ens va esser; no mos va sé) per la cuyta del correu. Regraciam primerament a vostres reverencies nobleses magnificencies e honorables savieses lo bon aculiment (pasa a acolliment; acogimiento, acogida) que per vostra acustumada (se encuentra acostumada, acustumada, etc, costum, costumes, costuma; acostumbrada) virtut haveu fet a nostres embaxadors segons largament per vosaltres e per los dits embaxadors som stesament avisats e per semblant havem pres singular pler (plaer; placer; plaé) com nos haveu de la causa e raho (raó; razón) per la qual havieu mesos en oblit (metidos en olvido, olvidado; oblidat; olvidat) en les eleccions e actes per vosaltres fets los staments de aquest comdat. E pus (pos; donchs; pues) no ignorau quant comprenen los poblats en aquell e la necessitat del cars (caso; cas) digne de grandissim esforç vos placia per avant recordarvosne e donar lo loch (el lloc; el lugar; lo lloc) degut a algunes persones notables del dit comdat en manera que ab vosaltres ensemps puguen e hajan (puguen acaba en en, hajan en an, la segunda terminación es occitana, la primera valenciana; puguin, hagen, hagin: tinguen, tinguin) facultat de obrar e exercitar tals coses que sien (sean; siguen; siguin) a lahor de la divina Providencia e honor del Senyor Rey benefici e repos de aquest Principat. E ultra les demunt dites letres havem rebut hun trellat (traslado, translat, traslat?) duna letra de vostres embaxadors de (son embajadores catalanes en Zaragoza) Çaragoça de IIII del present per la qual som avisats de alguns rahonaments fets per ells a la Majestat del Senyor Rey e de les respostes e replicats per ells fetes les quals si plasent fos a Deu volguerem (vullguerem; volguessim) fossen altres. Placiali per la sua clamencia que vulla mitigar la indignacio del dit Senyor eus vulla preservar de tant inconvenients preparats. E com sabeu mossenyors per nosaltres es stat trames mossen Dalmau Volo ab certes instruccions e significantment que ab son companyo ensemps se aderis en les supplicacions fahedores al Senyor Rey per vostros embaxadors e per quant aço es fahena comuna nos parria no contrestant que fins aci lajam sostengut de propries bosses aquest carrech degues venir a vosaltres qui haveu lo poder e per çous placia volerlo agregar o graduar ab los altres attes que nosaltres no som en ordes per poderlo sostenir com fan les universitats e per semblant complaurens vullau de les coses contengudes en hun petit memorial interclos en la present tot per spatxament e major endres de la fahena e scriurem a vostre diputat local. En la venguda ques diu de mossen Guillem Ramon Derill e de mossen Luis de Vich desigam (deseamos; desijam; desitjam; desicham) molt esser prevists per vosaltres del queus hauran dit ne per vosaltres respost perque sia vist anar tots ab unitat. E de les noves com haveu acostumat vos placia continuament avisarnos. E ordenen vostres reverencies nobleses magnificencies e honorables savieses lo que plasent los sia. E sia lo Sant Sperit vostra proteccio e continua guarda. Dada en Perpinya a Xllll de janer lany Mil CCCCLXI. - Felix Albert. - Los elets per lestament militar del comtat de Rossello residents en Perpenya prests a vostra ordinacio.
Mossenyors. Placieus la letra dirigida al nostre embaxador lo magnifich mossen Dalmau dez Volo haja bon recapte (recepción, de captio; también es una comida) ab altres vostres.

Als molt reverend honorables e de molt gran saviesa senyors los diputats del General de Cathalunya.
Molt reverend honorables e de molt gran saviesa senyors. Lo die (se encuentra dia, jorn y die) de proppassat rebem una vostra letra closa (cerrada, closa, como claustro) e segellada (sellada, sello; se encuentra sagell, sagellada; sigillo, sig+num) sots data de VIIII del corrent mes per la qual molt amplament som stats informats de tot lo negoci tocant lo Senyor Rey e lo Senyor Illustre Princep e dels avisaments e preparatoris lo dit fet tocants partida dels quals avisaments en vigor de una altra letra vostra a nos liurada a IIII del dit mes sots data de dos del ja dit corrent mes per nos es stada mesa en (metida, puesta en ejecución) execucio en tremetra (tramitar; trametra, trametre) nostro embaxador e sindich ab ampla potestat e letra de creença (credencial) a vostras
grans reverencies (vostras es occitano, concuerda con reverencias, reverencies es valenciano) segons som certs ja explicada. E es veritat que en vostra letra derrera (radera; darrera; derrier; última; detrás; zaguera, de zaga) es feta mencio quens trametets (ts final: occitano clarísimo) copia de la letra dels embaxadors e es veritat que tal copia no havem vista ne rebuda. E tots aquests actes per nos e aquesta ciutat fets sobra (sobre; se pronunciaba sobra y así lo escriben alguna vez) tot lo dit negoci son stats fets ab tanta concordia que una petita tintilla de discrepancia no si ha mostrada ans sta unita (unida; t y d se intercambian en muchos casos, ya en latín, unitat, unidat, unidad) e ab tota perseverança segons la explicacio de nostre embaxador feta e continuada a les vostres reverencies ragraciantvos molt la bona voluntat demostrada devers (envers; vers; hacia; versus latín es lo contrario, contra) nosaltres e aquesta ciutat e nostro embaxador. E en res qui (que, se encuentra poco que, más qui) toch (toque; toqui; toco) los senyors Rey e Princep e libertats del Principat de Cathalunya e universitats de aquella aquesta ciutat no defallira (defallir; fallir; fallar, decaer) a tot beavenir de tots. Conserveus molt reverend honorables e de gran saviesa senyors la Trinitat Sancta en divinal gracia e recomendacio. Scrita en Vich a XV de janer any mil CCCCLXI. - A tota vostra ordinacio prests quis recomanan (recomanen; recomanan occitano) en vostra gracia los consellers e tot lo concell (concejo, consejo, concello, conciello, consell, conçell, etc) de Vich.

Al reverendissim pare en Crist (se encuentra más veces Christ) lo Senyor Patriarcha de Alaxandria (Alexandria, Alexandría, Alejandría) administrador perpetuu del bisbat (obispado, obispo, episcopo, episcopus etc en latín; bisbe; vispe en romance aragonés) de Urgell. (También se encuentra Urgel con una l en otros tomos; Urgellum; en castellano casi siempre se escribe Urgel).
Reverendissimo Senyor. Com ab consell de les XXVII persones per nosaltres elegides en virtut de la comissio a nosaltres feta per la cort convocada en la ciutat de Leyda per aconsellarnos en la prossecucio de la liberacio del Illustre Princep fill del serenissim Senyor Rey hajam elegides certes persones de quiscun (cualquier; quiscumque; cascun) stament per algunes coses que de present occorren en les quals se haura (se encuentra es haurà en el catalán pompeyístico?) a fer per nosaltres ab bon consell deguda provisio e vos senyor molt reverend siau (sigau; seáis vosotros o usted, ustedes) una de les persones principals del vostre stament pregam e encarregam a vostra reverendissima paternitat queus placia esser aci per los dits fets lo plus prest (hasta ahora se encuentra lo pus; lo más rápido, presto) que sia possible com la triga (tardanza) poria (podria; podríe; podría castellano) portar (traer; porte, portes) perill e nocument.
E si vostra reverendissima persona era justament scusada de no poder venir (víndre en chapurriau) vos placia enviar alguna persona que represent e sia en vostre loch en les dites coses qui speram en nostre Senyor seran servey seu e del dit Illustrissimo Senyor Rey e benefici del dit Illustre Princep repos e tranquillitat no solament daquest Principat mas (pero, mas sin tilde en castellano) de tots sos (sus; los seus; els seus) regnes e terres. E sia reverendissimo Senyor la Santa Trinitat guarda e proteccio vostra. Data en Barchinona a XVIII de janer del any Mil CCCCLXI. - A. P. abbat de Montserrat. - Los diputats del general de Cathalunya e consell en virtut de la comissio elegit e assignat a vostra honor promptes.

Als molt honorables e savis senyors los consols de la vila de Perpenya.
Molt honorables e savis senyors. Vostra letra de crehença a vostres missatgers acomanada havem rebuda e a ells molt graciosament en virtut de la qual nos han splicada (nos : mos; ens; splicada; explicada: concuerda con la voluntat) vostra voluntat a la qual vos responem quens (que nos : que ens) som molt alegrats de la bona e sancta unitat en que sou en vostre consell com sia fundament (fundamento; fonament, fonaments; cimientos de una obra) de tot be. Apres (après; después, després) vos regraciam e molt comendam la bona e recta intencio e voluntat que haveu en la prossequcio de aquests afers que son comuns e sguarden a tots los poblats en aquest Principat en lo qual aquexa universitat no poch compren e es de molt stimar e sempre havem confiat e sperat. Lo que vehem (vemos; veem o veém; veiem) de la copia quens es dit volrieu dels actes entro aci (entro: tro: fins : hasta aquí) fets per aquest negoci vos responem que per les grans occupacions que lo nostre scriva ha de aquest fet los dits actes no son en punt de podersen dar (dar; donar) copia pero havem provehit e manat que als dits vostres missatgers sien comunicats e mostrats per lur (loro italiano, se lee en Dante; lur o llur: su, suyo, suya, suyos, suyas; ya se ve en latín lures) informacio plaer e consolacio. En les que de aci avant se faran ells hi entrevendran e seran presents. E sia molt honorables e savis senyors la Sancta Trinitat vostra guarda. Data en Barchinona a XVIII de janer any Mil CCCCLXI. - A. P. abat de Montserrat. - Los diputats del General de Cathalunya e consell en virtut de la comissio de la cort elegit e assignat a vostra honor promptes.

Als molt nobles e magnifichs senyors e de gran providencia los elets per lo stament militar del comdat de Rossello residents en Perpenya.
Molt nobles e magnifichs senyors e de gran providencia. Vostra letra havem rebuda feta a XIIII del present la qual conte (contiene; conté) molts caps (capítulos, cabezas; caput) als quals per la gran occupacio que tenim en los afers que prosseguim ab aquesta nous (no vos: no us) podem plenament respondre mas Deu volent breument vos respondrem a tot. Per aquesta solament vos avisam de la resposta que havem feta a mossen Luis de Vich com a nosaltres e tot nostre consell incomutablament (se pronuncia bla y escriben bla; inconmutablemente; inconmutablement) havem deliberat aquests afers prosseguir entro a la fi desijada e per cosa o cars algu quinsevulla (cualesquier, cualquiera; cars : cas : caso; en cualquier caso) no desistir de nostro preposit. E semblant resposta ha feta aquesta ciutat e lo consell de cent jurats e encara los del sindicat. E derrerament havem scrit als embaxadors una larga letra (pasa a llarga lletra, carta) per la qual los strenyem en virtut del jurament que han prestat fer e exequir lo quels scrivim que la dita letra ligen (lean; llixquen, llixguen; llegeixin) al dit Senyor e a la Senyora Reyna e encara als de son consell e sapiam lo och o lo no (och : oc : òc : hoc : sí en OCcitano) del Senyor Rey de nostra demanda e supplicacio a fi que segons la resposta pugam pensar e provehir en lo necessari. E sia molt nobles e magnifichs senyors la Sancta Trinitat vostra guarda. Dada en Barchinona a XVllI de janer del any Mil CCCCLXI.- A. P. abat de Montserrat. Los diputats del General de Cathalunya e consell en virtut de la comissio de la cort elegit e assignat a vostra honor promptes.

domingo, 14 de julio de 2019

LA CONDESA DE URGELL PRETENDE ENVENENAR A FERNANDO I


132. LA CONDESA DE URGELL PRETENDE ENVENENAR A FERNANDO I
(SIGLO XV. ZARAGOZA)

Coronación de Fernando I de Aragón (detalle del retablo del arzobispo de Toledo Sancho de Rojas, procedente de San Benito el Real Valladolid, ca 1410-1415)
Coronación de Fernando I de Aragón (detalle del retablo del arzobispo de Toledo Sancho de Rojas, procedente de San Benito el Real Valladolid, ca 1410-1415)


Corría el mes de noviembre de 1414 cuando llegaba una vez más a Zaragoza, procedente de Morella, el fraile predicador Vicente Ferrer, persona que gozaba de un gran prestigio en todo el occidente europeo y, sobre todo, en los Estados de la Corona de Aragón. El príncipe Alfonso, que luego sería Alfonso V de Aragón, le recibió con singulares muestras de afecto y le consideró como a huésped destacado.

Poco después de llegar a Zaragoza, estaba el príncipe oyendo un sermón del fraile dominico cuando recibió de su padre, el rey aragonés Fernando I de Antequera, una carta en la que le anunciaba —aunque llegaba con evidente retraso— que el dominico valenciano iba a ir a la ciudad del Ebro, rogándole que le recibiera como se merecía y que procurara por todos los medios a su alcance que los judíos zaragozanos acudieran a escuchar sus sermones.
Sin darle excesiva importancia, le comunicaba, asimismo, cómo por aquellos días la condesa de Urgell había tratado de envenenarle.

Cuando finalizó el sermón, el príncipe Alfonso comunicó al fraile la noticia del fallido envenenamiento y le rogó que al día siguiente celebrase una misa de acción de gracias, como así se hizo. La iglesia de San Salvador se llenó de gente y durante el sermón, Vicente Ferrer dio a conocer públicamente la reprobable acción de la condesa de Urgell, madre de don Jaime de Urgell, candidato, como es sabido, a la corona de Aragón frente a don Fernando I.

[Vidal y Micó, Francisco, Historia de la portentosa vida..., págs. 225-226.]



https://es.wikipedia.org/wiki/Fernando_I_de_Arag%C3%B3n

Fernando I de Aragón (Medina del Campo, 27 de noviembre de 1380 - Igualada, 2 de abril de 1416), llamado también Fernando de Trastámara, Fernando de Antequera, Fernando el Justo y Fernando el Honesto, fue un infante de Castilla, rey de Aragón, de Valencia, de Mallorca, de Sicilia, de Cerdeña y de Córcega; duque de Neopatria y de Atenas; conde de Barcelona, de Rosellón y de Cerdaña; y regente de Castilla. Fue el primer monarca aragonés de la dinastía castellana de los Trastámara, si bien era Aragón por la rama materna, pues su madre Leonor de Aragón era hermana de Martín I de Aragón, llamado el Humano.

Fernando era hijo segundo de Juan I de Castilla y de Leonor de Aragón, hermana del rey aragonés Martín el Humano, y nieto, por tanto, del rey Pedro IV el Ceremonioso por vía materna, y del rey Enrique II de Castilla, por la rama paterna. Tras estos antecedentes, y dada la posibilidad jurídica de transmisión de la Casa de Aragón por vía materna, el derecho aragonés le otorgaba un rango preferente en sus aspiraciones a la corona de Aragón tras la muerte sin descendencia masculina de Martín I el Humano.

Cuando solo contaba con diez años de edad, su padre el rey Juan I poco antes de morir le invistió en las Cortes celebradas en Guadalajara en 1390, y en presencia de su hermano mayor Enrique, con el señorío de Lara, el ducado de Peñafiel y el condado de Mayorga así como le cedió las villas de Cuéllar, San Esteban de Gormaz y Castrogeriz y le asignó una renta de medio millón de maravedís a costa del tesoro real. Durante la ceremonia el rey le puso sobre la cabeza una «guirnalda de aljófar», símbolo de la preeminencia ducal. Este «heredamiento» fue ampliado tras la muerte del rey, pues este en su testamento le cedió las villas de Medina del Campo y Olmedo. Su matrimonio posterior con su tía Leonor de Alburquerque, cinco años mayor que él, amplió considerablemente su patrimonio territorial, pues no sin razón Leonor era llamada la «Rica Hembra». Poseía las tierras de Haro, Briones, Cerezo y Belorado, en La Rioja; Ledesma y las llamadas Cinco Villas en la región del bajo Tormes; Alburquerque, Medellín, La Cadesera, Alconetar, Alzagala y Alconchel, en Extremadura. También poseía por concesión del rey los territorios de Villalón y Ureña. Así las posesiones de la pareja formaban una franja que desde la frontera de Aragón a la frontera de Portugal dividía en dos el reino de Castilla, sin olvidar que en ella se incluían algunas plazas fuertes más importantes: Medina del Campo, Olmedo, Peñafiel y Alburquerque. Así pues, convertido en el más poderoso señor de Castilla «no es difícil imaginarnos el esplendor de la corte principesca en Medina del Campo», como ha destacado el historiador Jaume Vicens Vives.

A pesar de que, dada su condición de hijo «segundón», el trono de Castilla fue ocupado por su hermano el futuro Enrique III en 1390, la escasa salud de este (padeció enfermedades como el tifus y la viruela, lo que le valió ser apodado el Doliente) y el hecho de que no lograra concebir un varón que heredara el trono, permitió que Fernando albergara esperanzas de llegar a obtener el trono castellano, como demuestra el hecho de que se casara en 1393 con su tía Leonor de Alburquerque, con lo que reforzaba sus derechos dinásticos en el caso de que su hermano falleciera. Sin embargo, el nacimiento de un heredero varón, el futuro Juan II, en 1405, un año antes de la muerte de Enrique III, acabó con las esperanzas de Fernando a ocupar el trono de Castilla.

Al morir Enrique III el Doliente, en 1406, estableció en su testamento que durante la minoría de edad de su hijo Juan II, que entonces contaba con dos años de edad, asumirían la regencia del reino su viuda y madre de este, Catalina de Lancáster, y su hermano Fernando, «ambos a dos ayuntadamente». Sin embargo, la educación y la custodia del rey niño correría a cargo del camarero mayor Juan de Velasco, del justicia mayor Diego López de Estúñiga y de Pablo de Santa María, obispo de Cartagena.

Las desavenencias entre ambos corregentes, instigadas por parte de la nobleza, no tardaron en aparecer, por lo que llegan al acuerdo de dividir el territorio en dos mitades, correspondiendo a Fernando la zona meridional del Reino, que se extiende por los territorios situados al sur de la Sierra de Guadarrama hasta el reino nazarí de Granada, lo que le permitirá reanudar la guerra contra dicho reino que la muerte de Enrique III había paralizado.

Con la reanudación de las acciones militares contra el reino nazarí de Granada, Fernando logra tomar Pruna y Zahara de la Sierra, pero fracasa en la conquista de Setenil, tras lo cual es obligado por el Consejo de Regencia a firmar la tregua que por dos años había ofrecido el rey nazarí Yusuf III.

Tras el periodo de tregua, Fernando retoma la campaña granadina y conquista, el 16 de septiembre de 1410, la importante plaza de Antequera que le dará su sobrenombre más conocido.

Durante su regencia Fernando aprovechó el cargo para engrandecer su casa y asegurar la posición de sus numerosos hijos, tal como reveló en una carta dirigida a su privado Sancho Rojas, obispo de Palencia: / NO solían escribir la tilde en ese tiempo /
«E gracias a Dios, pues tengo cinco fijos e dos fijas, e cada día espero aver más, según la hedad de la infanta, mi mujer, e mía, razón es que comience a buscar de qué hereden».
Así, valiéndose de todo tipo de presiones, favores y sobornos, consiguió que dos de sus hijos fueran nombrados maestres de las dos órdenes militares más importantes de Castilla y que «constituían una potencia territorial, económica y militar en el seno del Estado», según Jaume Vicens Vives: la orden de Alcántara, para su hijo Sancho —que fue investido en enero de 1409 cuando sólo contaba con ocho años de edad—; y la orden de Santiago, para su hijo Enrique, también investido en 1409 con nueve años de edad.6​ Asimismo consiguió la necesaria dispensa papal para que se pudiese celebrar el matrimonio de su hijo primogénito Alfonso con la hermana de Juan II y sobrina suya, María, a quien las Cortes de Castilla reunidas en Tordesillas le concedieron el marquesado de Villena, con el título ducal. El matrimonio de Alfonso con la princesa María, según Jaume Vicens Vives, «cerraba con firme broche el absoluto dominio que don Fernando, gracias a su regencia, a sus propias posesiones y a los maestrazgos que detentaban sus hijos, ejercía en el amplio solar del Mediodía castellano». Y por otro lado, «así se formó la facción de los infantes de Castilla», quienes tras el acceso al trono de la Corona de Aragón de Fernando, serán conocidos como los infantes de Aragón.


En 1410, al morir su tío el rey Martín I de Aragón sin descendencia directa y legítima, Fernando presenta su candidatura a la sucesión del trono aragonés y, aunque en un principio se presentan hasta seis candidatos al trono y Fernando no es de los más favorecidos, la caída en desgracia de Luis de Anjou (que no pudo responder a las peticiones de ayuda militar de sus partidarios debido a la lejanía de Nápoles)​ impulsó su candidatura, que se convirtió en la más potente junto a la de Jaime de Urgel.

Fernando, que contaba con un gran poder económico (su red de señoríos era enorme),9​ un sólido prestigio militar y el ejército castellano a su disposición, contó con el apoyo de la familia valenciana de los Centelles, de la familia aragonesa de los Urrea y de una parte sustancial de la burguesía barcelonesa. Esto, unido a los errores de Jaime de Urgel, entre ellos la conspiración para asesinar al arzobispo de Zaragoza, García Fernández de Heredia, y al apoyo tanto de Benedicto XIII, así como de su confesor, Vicente Ferrer, inclinarán la balanza hacia la candidatura de Fernando, que será refrendado, el 28 de junio de 1412, en el llamado Compromiso de Caspe al ser proclamado rey de Aragón y de los demás estados de la Corona de Aragón.

Según Jaume Vicens Vives, «los compromisarios [reunidos en Caspe] midieron la gloria militar, las riquezas y la habilidad política de que había dado pruebas el regente don Fernando; pero no tuvieron en cuenta la voraz intranquilidad que germinaba en la familia». Una valoración esta última que también había hecho en su momento el aragonés Jerónimo Zurita, quien asimismo destacó que con Fernando llegaba el «govierno de gente estrangera»:
Y que este reino era muy pobre para cinco hijos infantes que el rey tenía, criados en aquella grandeza y riqueza de estados y en supremo señorío, a donde cada qual dellos tenía un infantado. Y cuando la pobreza de las cosas de acá no satisfaciesen a su ambición, era cierto nascer dello el desprecio general de todo y el odio y aborrecimiento de nuestras leyes y costumbres.

Tras realizar el juramento completo como rey el 3 de septiembre ante las Cortes de Aragón reunidas desde el el 25 de agosto de 1412 en Zaragoza, donde varios de sus antiguos rivales para ocupar el trono, como Alfonso de Aragón el Viejo,​ Fadrique de Luna y Juan de Prades, le rendirán pleitesía, se dirigirá a Lérida, donde representantes de su gran rival, Jaime de Urgel, le rinden vasallaje, a cambio del ducado de Montblanc y de la concertación de un matrimonio entre sus hijos Enrique e Isabel.

A continuación, Fernando I se dirige a Tortosa para entrevistarse con su gran valedor Benedicto XIII quien, el 21 de noviembre de 1412, le invistió como rey de Sicilia, Córcega y Cerdeña a cambio del apoyo real en la disputa que Benedicto mantenía con los otros dos papas que simultáneamente gobernaban el orbe cristiano: Gregorio XII y Juan XXIII, en pleno Cisma de Occidente que dividía a la Iglesia Católica.

El 19 de noviembre, Fernando convocaba las Cortes catalanas con objeto de jurar sus usos y costumbres; el 15 de diciembre fueron convocadas, pero no concluirían hasta el 31 de agosto de 1413, debido a la necesidad de sofocar la revuelta de Jaime II de Urgel iniciada en la primavera de este último año; el inicio de las de Valencia se había previsto para el 15 de abril de 1413, pero la sublevación de Jaime II y la coronación en Zaragoza (que se celebró en 1414) impidió su inicio.​ Con la ayuda de todos los estamentos de la Corona sofoca la revuelta y sitia al conde de Urgel en el castillo de Balaguer, que es tomado el 31 de octubre, tras lo cual el antiguo pretendiente al trono de Aragón fue despojado de todos sus títulos y posesiones, así como los de su familia, y conducido a la cárcel de Urueña en Castilla.​ En 1413 propondría a las Cortes catalanas realizar la primera compilación de las Constituciones.

Según una interpretación tradicional, en las Cortes que había convocado en Barcelona, Fernando I tuvo que ceder al denominado pactismo catalán, doctrina que limitaba la autoridad real a favor de las Cortes y de la Generalidad de Cataluña. Este movimiento, encabezado por Joan Fivaller, manifestaba que privilegi atorgat tollent ley paccionada de dret, non val y que privilegi atorgat contra ben publich es nul, por lo que estaban «Decididos a darle antes su vida que la libertad». Sin embargo, todo el presunto «caso Fivaller» o «asunto del vectigal» y la elaboración a partir de este de una teoría del pactismo catalán está considerado actualmente como un relato mítico. En primer lugar porque se trataría en todo caso de una reclamación del municipio de Barcelona y no de la Generalidad de Cataluña, y las quejas de las localidades ante el rey eran habituales tanto en Barcelona como en otros municipios, y en segundo lugar, porque un análisis exhaustivo de la documentación, efectuada por Ramón Grau, revela que lo relatado ya desde los cronistas del siglo XV (en obras de gran componente literario, como la biografía del rey Fernando de Lorenzo Valla) es completamente inexacto, al no haber ni siquiera documentación acerca de una disputa entre el municipio y el rey.​ Además Fernando nombró a Fivaller albacea de su testamento, que otorgó el 10 de octubre de 1415 en Perpiñán.​ Al respecto de este episodio, Verdés Pijuan señala:

Nos hallamos, por tanto, ante todo un mito historiográfico, elaborado con posterioridad a los hechos con una clara intencionalidad política. [...] Como he dicho, fueron los historiadores románticos de la Renaixença los que acabaron de dar carta de naturaleza al relato y, por acción u omisión, la historiografía contemporánea (salvo alguna excepción puntual) ha hecho más bien poco para corregir esta interesada interpretación de los hechos.
Pere Verdés Pijuan, art. cit., 2011, p. 150.

Tras eliminar o neutralizar toda oposición interior, Fernando I se dirigió nuevamente a Zaragoza, donde será coronado en 1414 en una ceremonia que partía del Palacio de la Aljafería y llegaba a la La Seo, tras lo cual dirige su atención a la política exterior.

Fernando I de Aragón reinó poco tiempo; a pesar de ello, en los aproximadamente tres años y nueve meses que duró su gobierno (teniendo en cuenta, además, que la revuelta del conde de Urgel le mantuvo ocupado en sofocarla hasta el 31 de octubre de 1413) reorganizó la Hacienda y saneó la economía y la administración de la Corona. Trabajó en la seguridad ciudadana, intentó impedir las persecuciones contra los judíos y procuró luchar contra la corrupción. También emprendió una reforma de los gobiernos de los municipios buscando una mayor participación de sus representantes. En cuanto a las instituciones políticas, no introdujo cambios estructurales en la organización de la Corona, sino que mantuvo el sistema anterior, procurando que el rey participara como un elemento más integrado en los organismos de gobierno establecidos, lo que contribuyó al fortalecimiento del poder regio. Su gran logro en este ámbito fue restablecer el orden tras el inestable periodo del Interregno.

También apoyo a los mantenedores de la Gaya ciencia, con 40 florins anuales y por la regla de su elecciones.

Normalizó la situación interna de Sicilia con el nombramiento en 1415 de su hijo Juan como virrey de Sicilia, logrando acabar con la guerra civil que desde el fallecimiento de Martín el Joven enfrentaba a la viuda de este, Blanca I de Navarra, con el hijo ilegítimo de aquel, Fadrique de Luna. También orientó a su hijo Juan hacia el Nápoles, proponiendo su matrimonio con la reina Juana, proclamada a la muerte de su hermano Ladislao I de Nápoles el 6 de agosto de 1414, pero el enlace no prosperó y Juan acabó casando con Blanca. Al resto de los llamados por Don Juan Manuel «infantes de Aragón», Enrique, Pedro y Sancho los situó como grandes maestres de las órdenes militares de Santiago, Calatrava y Alcántara; por su parte, las infantas de Aragón María y Leonor acabaron siendo reinas consortes de Castilla y de Portugal respectivamente. Además, como perteneciente al linaje de Trastámara, Fernando I tenía grandes patrimonios en Castilla, donde era también regente, lo que le permitió de facto gobernar en ambas Coronas, ya que no renunció a la regencia castellana tras alcanzar el trono aragonés.

En la cuestión del Cisma de Occidente, se desvinculó muy pronto de Benedicto XIII (el papa Luna o antipapa) e intentó que renunciase al pontificado, para lo cual se reunió con él en Morella (1414) y en Perpiñán (1415). Tras la decisión tomada en el Concilio de Constanza, reunido el 5 de noviembre de 1414, que destituyó a los tres papas, y la entrevista que Fernando I tuvo con el emperador Segismundo, el rey de Aragón decidió contribuir a poner fin al Cisma dejando de apoyar al papa Luna, lo que permitió que la Corona de Aragón volviera a ocupar el centro de las decisiones en el ámbito europeo y recuperara su posición al frente de la política en el Mediterráneo.

Aseguró la continuidad de la monarquía, aspecto que tantos problemas había causado con la muerte sin heredero de Martín I el Humano, nombrando a su primogénito Alfonso heredero real.

A mediados de 1415 comenzaron los síntomas de la grave enfermedad que le llevaría a la muerte y que fue diagnosticada como arenes de ronyons. Así a principios de 1416, preocupado por sus posesiones en Castilla —cuya regencia aún ostentaba y que ejercía a través de cuatro delegados: los obispos Sigüenza y Cartagena, el conde de Montealegre y el adelantado de Andalucía—, comunicó a su segundo hijo Juan, que se encontraba en Sicilia como lugarteniente suyo, que en cuanto tuviera noticia de su muerte se dirigiera inmediatamente a Sevilla para tomar «a su mano, la parte de govierno que pudiese en aquella provincia por la menor edad del rey».

El 14 de marzo de 1416 su enfermedad se agravó en Igualada,​ donde fallecería el 2 de abril del mismo año.

En su testamento legó la mayor parte de sus posesiones y títulos de Castilla a su segundo hijo Juan, además del ducado de Montblanch, mientras que sus otro hijo Enrique recibía el condado de Alburquerque y el condado de Ledesma. Por su parte su hijo Pedro recibía las ciudades y villas catalanas de Tarrasa, Vilagrasa y Tárrega y las valencianas de Elche y Crevillente.

De su matrimonio con Leonor de Alburquerque tuvo siete hijos:

Alfonso el Magnánimo (1396 - 1458), su sucesor en el reino de Aragón, con el nombre de Alfonso V, y rey de Nápoles, con el nombre de Alfonso I.
Juan el Grande (1398 - 1479), rey de Aragón y de Navarra con el nombre de Juan II.
Enrique (1400 - 1445), conde de Alburquerque, duque de Villena y Gran Maestre de la Orden de Santiago.
Sancho (1401 - 1416). Gran Maestre de la Orden de Alcántara.
Leonor (1402 - 1445), que se casó con Eduardo I de Portugal.
María (1403 - 1445), que se casó con su primo Juan II de Castilla.
Pedro (1406 - 1438), IV conde de Alburquerque y duque de Noto.

LALIENA CORBERA, Carlos y Cristina Monterde Albiac, En el sexto centenario de la Concordia de Alcañiz y del Compromiso de Caspe, coord. por José Ángel Sesma Muñoz, Zaragoza, Gobierno de Aragón, 2012.
SESMA MUÑOZ, José Ángel, El Interregno (1410-1412). Concordia y compromiso político en la Corona de Aragón, Zaragoza, Institución «Fernando el Católico» (CSIC), 2011. ISBN 978-84-9911-143-8
VERDÉS PIJUAN, Pere, «Las elites urbanas de Cataluña en el umbral del siglo XV: entre el discurso político y el mito historiográfico», La Corona de Aragón en el centro de su historia. El Interregno y el Compromiso de Caspe (1410-1412). Congreso celebrado en Zaragoza y Alcañiz, 24-26 de noviembre de 2010, Zaragoza, Gobierno de Aragón (Actas, 75), 2011, pp. 147-174.
ISBN 978-84-8380-295-3


Vicens Vives, Jaume (2003) [1953]. Paul Freedman y Josep Mª Muñoz i Lloret, ed. Juan II de Aragón (1398-1479): monarquía y revolución en la España del siglo XV. Pamplona: Urgoiti editores. ISBN 84-932479-8-7.


Ascendientes de Fernando I de Aragón
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
16. Fernando IV de Castilla
 
 
 
 
 
 
 
8. Alfonso XI de Castilla
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
17. Constanza de Portugal
 
 
 
 
 
 
 
4. Enrique II de Castilla
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
18. Pedro Núñez de Guzmán y González
 
 
 
 
 
 
 
9. Leonor de Guzmán
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
19. Juana Ponce de León
 
 
 
 
 
 
 
2. Juan I de Castilla
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
20. Manuel de Castilla
 
 
 
 
 
 
 
10. Don Juan Manuel
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
21. Beatriz de Saboya
 
 
 
 
 
 
 
5. Juana Manuel de Villena
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
22. Fernando de la Cerda
 
 
 
 
 
 
 
11. Blanca Núñez de Lara
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
23. Juana Núñez de Lara
 
 
 
 
 
 
 
1. Fernando I de Aragón
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
24. Jaime II de Aragón
 
 
 
 
 
 
 
12. Alfonso IV de Aragón
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
25. Blanca de Nápoles
 
 
 
 
 
 
 
6. Pedro IV de Aragón
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
26. Gombal de Entenza
 
 
 
 
 
 
 
13. Teresa de Entenza
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
27. Constanza de Antillón y Cabrera
 
 
 
 
 
 
 
3. Leonor de Aragón
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
28. Federico II de Sicilia
 
 
 
 
 
 
 
14. Pedro II de Sicilia
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
29. Eleonor de Anjou
 
 
 
 
 
 
 
7. Leonor de Sicilia
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
30. Otón III de Carintia
 
 
 
 
 
 
 
15. Isabel de Carintia
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
31. Eufemia de Silesia-Legnica