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viernes, 3 de mayo de 2019

LA TRAICIÓN DEL MORO GLAFAR


2.43. LA TRAICIÓN DEL MORO GLAFAR (SIGLO XI. RUEDA DE JALÓN)

A mediados del siglo XI, todo Al-Andalus se había cuarteado en más de cien feudos musulmanes más o menos grandes —los llamados reinos de taifas—, destacando entre todos ellos la taifa sarakustí, que tenía su corte en el bello palacio de la Aljafería, todavía en pie, y cuya construcción tuvo lugar a la vez que se levantaba la catedral jaquesa.

LA TRAICIÓN DEL MORO GLAFAR (SIGLO XI. RUEDA DE JALÓN), Aljafería


No obstante, los importantes reyes taifales zaragozanos edificaron y mantuvieron otras residencias, cual es el caso del entonces inexpugnable castillo de Rueda, elevado a la vera del río Jalón, fortaleza que fue corte de GinfarAmad, hijo de rey de Sarakusta Abdel-Mech, hasta que tuvo que entregarlo a Alfonso I el Batallador, en 1118, como consecuencia de la caída de Zaragoza.

castillo de Rueda, elevado a la vera del río Jalón, fortaleza que fue corte de GinfarAmad, hijo de rey de Sarakusta Abdel-Mech

Pocos años antes, en 1084, el moro Glafar —que ya tenía problemas de supervivencia para mantener independiente su feudo— fingió que estaba dispuesto a hacer entrega del castillo a los cristianos a cambio del cumplimiento de determinadas condiciones, cuando, en realidad, lo que pretendía era ganar tiempo y apoderarse del mismo monarca aragonés.
Aunque no logró su propósito, puesto que fue descubierto con suficiente antelación, hizo que sus secuaces apresaran y asesinaran a los infantes pamploneses Sancho y Ramiro Garcés, hijos del rey, así como al conde Nuño Álvarez de Lara y al conde González Salvadórez, «Cuatro manos», entre otros caballeros. La venganza de la traición quedó pendiente por el momento.
[Bernal, José, Tradiciones..., pág. 222.]


El castillo de Rueda de Jalón es un castillo medieval de propiedad particular situado en el municipio zaragozano de Rueda de Jalón y que se encuentra en grave riesgo ruina.


Rueda de Jalón llamada en otros tiempos Rota o Rotalyeu, fue conquistada por los Banu Casi, de Zaragoza en el año 882. Existen noticias de que en 935 fue sitiado por Durrí, general de Abderramán III, cuando estaba en manos de Tuchibí, del reino de taifa de Zaragoza.
En el año 1083, siendo alcaide de la fortaleza el caudillo Al-Mustaín, Alfonso VI de Castilla plantó cerco aunque no llegó a conquistarla. Posteriormente, Amed-Saif-Dola, hijo y sucesor en Rueda de Beni Hud, cambió el lugar con Alfonso VII de Castilla por un terreno en Toledo. Por fin, la plaza fue definitivamente reconquistada por Alfonso I el Batallador.

Constan como tenentes de Alfonso II de Aragón entre otros Pedro Ortiz en 1165 o Ortún de Sotiu en 1178. En 1228 Alfonso III de Aragón entregó el castillo a los nobles de la Unión. Jaime II de Aragón lo entregó en rehenes a su prometida Isabel de Castilla y en 1291 aparece como propiedad de Lope Ferrench de Luna, VII señor de Luna y siguió en tenencia de los Luna hasta 1315. En 1391 Juan I de Aragón lo vendió a Ramón de Perelló, dos años después lo compró el señor de Épila, que lo unió a sus señoríos, convirtiéndose más tarde en vizconde de Rueda.

La fortaleza es un amplio recinto triangular situado sobre un espolón inaccesible por dos de sus lados accediéndose por el tercero donde se encontraba la puerta de acceso al recinto que hoy día no existe. El recinto se distribuye en tres niveles escalonados.
En el más alto tenemos una torre, que ha perdido el remate y la puerta de acceso. En el nivel medio queda un lienzo de muralla en el que se pueden reconocer los arranques de los muros de varias dependencias rectangulares y algunos muros de tapial que serían la zona residencial. El nivel inferior era el más amplio y llano, pero apenas quedan restos visibles.

Se conserva un tramo de muralla almenada que conecta con una torre albarrana que protegía el acceso. Esta torre es de planta cuadrada, con puerta y ventanas de estilo caifal. También se conserva un aljibe subterráneo, al que se puede acceder por unas escaleras talladas en la roca. En lo alto de la montaña se alzan dos hermosas torres cuadradas construidas en tapial. El castillo se encuentra en estado ruinoso, aunque conservando algunos muros de considerable volumen formando un conjunto de importancia relevante. Se encuentra en un estado de conservación lamentable lo que hace que esté incluido en la Lista roja de patrimonio en peligro (España).






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lunes, 22 de junio de 2020

245. LA VENGANZA DEL CONDE CRISTIANO


245. LA VENGANZA DEL CONDE CRISTIANO (SIGLO XI. BARBASTRO)

245. LA VENGANZA DEL CONDE CRISTIANO (SIGLO XI. BARBASTRO)


Narra un historiador árabe que, pasado un tiempo de la reconquista de Barbastro por las tropas cristianas, llegó a la ciudad un comerciante judío con la misión de rescatar de su cautiverio a las dos hijas de un notable musulmán que había podido escapar a duras penas de la matanza.

Se presentó el judío en la casa que fuera de este notable, donde vivía ahora un conde cristiano, encontrando a éste vestido lujosamente y sentado en el mismo sitio que antes ocupara el antiguo dueño moro de la casa, con las hermosas muchachas dócilmente sentadas a su lado. Nada se había cambiado en la mansión: se mantenía intacta la misma disposición de los muebles y de los ornamentos, el ambiente y la atmósfera parecían idénticos. Solamente el dueño era otro.

Manifestó el comerciante judío su disposición a pagar cualquier precio al conde por el rescate de las cautivas, pero éste se negó rotundamente al trato, despreciando ostentosamente el «oro muy puro y las telas preciosas y originales» que aquél le ofrecía. El conde, dijo, poseía ya bastantes riquezas, pero afirmó que, aunque no las tuviera, no cambiaría a las muchachas por todo el oro del mundo, pues era su deseo vengarse por lo que en otro tiempo hicieron con las hijas de los cristianos los conquistadores árabes.

A una de las muchachas la había elegido el conde por su belleza como madre de sus hijos; a la otra, como cantora y tañedora de laúd. Como muestra de cuanto decía, llamó a esta última y le pidió que, tras templarlo, tañese el laúd y cantara con su hermosa voz en honor de su huésped. La muchacha, obediente, así lo hizo, mientras el conde enjugaba con un pañuelo de seda las lágrimas que resbalaban por sus mejillas. Durante un rato, que se hizo eterno, continuó la morica desgranando versos en una lengua que ni el cristiano ni el judío acertaban a comprender, mientras el conde seguía bebiendo copiosamente y manifestando su agrado por las canciones, aunque endurecidos su corazón y su mente por la sed de venganza.
Regresó el judío sin haber podido cumplir el encargo, mientras tres corazones que creían en otro Dios lloraban de soledad y separación.

[Turk, Afif, El Reino de Zaragoza en el siglo XI de Cristo..., págs. 94-95.]

miércoles, 1 de mayo de 2019

LA DRAMÁTICA RENDICIÓN DE BARBASTRO, 1064


2.29. LA DRAMÁTICA RENDICIÓN DE BARBASTRO (1064) (SIGLO XI. BARBASTRO)

LA DRAMÁTICA RENDICIÓN DE BARBASTRO (1064) (SIGLO XI. BARBASTRO)


Según el famoso historiador árabe Ibn-Hayyan, a mediados de agosto del año 1064 llegó a la ciudad de Córdoba —en el corazón de al-Andalus— la desgraciada noticia de la caída de Barbastro, ciudad que los musulmanes habían creado de la nada, a manos de los cristianos. Como los musulmanes sitiados sufrían una sed tremenda, esta desesperada situación les había obligado a ofrecer su rendición al enemigo, a cambio de que se respetaran sus vidas. Accedió aparentemente el general cristiano, pero, una vez rendida la plaza, ordenó a sus soldados que mataran a los vencidos con sus espadas, violando así su promesa, muriendo cerca de seis mil moros barbastrenses.

río Vero
río Vero

Tras aquella desleal e ignominiosa matanza, aún ordenó el general cristiano a los habitantes moros que abandonaran la alcazaba donde se habían refugiado durante tantos días de asedio. Tan sedientos estaban todos que muchos ancianos y niños acabaron con sus vidas atropellados al correr la multitud en masa hacia las aguas del río Vero, mientras los más hábiles y fuertes se deslizaban por medio de cuerdas desde lo alto de la muralla. Gran número de mujeres musulmanas perecieron también al llegar al río, pues se echaron al agua bebiendo de manera inmoderada. La ciudad barbastrense era un auténtico y dantesco caos, donde imperaba la muerte.
El guerrero vencedor impuso su propia ley y los soldados cristianos recibieron en recompensa las casas y haciendas de los moros vencidos, incluidas las familias que en ellas moraban. Muchos, ávidos de codicia, sometieron a sus miembros a tremendas torturas para tratar de encontrar las preciadas riquezas que creían escondidas, a la vez que violaban a las mujeres e hijas de sus prisioneros, mientras éstos asistían encadenados a tan brutales escenas con lágrimas en los ojos y con los corazones destrozados.
En Córdoba, la triste noticia corrió rauda, abriendo una tremenda herida en el alma colectiva del pueblo andalusí.
[Turk, Afif, El Reino de Zaragoza en el siglo XI de Cristo (V de la Hégira), págs. 90-91.]

Hégira:

  • Emigración o huida de Mahoma de La Meca a Medina, que tuvo lugar en el año 622 y se toma como punto de partida de la cronología musulmana.
    1. 2.
      Era de los musulmanes, que se cuenta a partir de este año.





    https://www.vinasdelvero.es/

    http://www.bebesomontano.com/es/articulos/29/bodegas-vinas-del-vero.html


    sábado, 29 de junio de 2019

    LA ESCOLTA CHESA DE ALFONSO I (SIGLO XI. ECHO)


    97. LA ESCOLTA CHESA DE ALFONSO I (SIGLO XI. ECHO)

    LA ESCOLTA CHESA DE ALFONSO I (SIGLO XI. ECHO)


    Aunque nacido en Echo, el que luego sería Alfonso I el Batallador fue educado en el monasterio de San Pedro de Siresa no sólo en el dominio de las letras, sino también en el arte de la caza. Desde allí, con apenas doce años, decidió un día salir de caza, encaminando sus pasos hacia los roquedos de la Boca del Infierno, desfiladero que había recorrido en varias ocasiones. Pero aquella mañana a punto estuvo de morir.
    Aunque atentos, el joven Alfonso y sus acompañantes iban confiados cuando un enorme oso (onso) les cortó el paso con gesto amenazador. Los servidores, aterrados, retrocedieron dejando solo al infante, quien, con serenidad impropia de su corta edad, apuntó con el arco al animal hiriéndole con una flecha y logrando detenerle en un primer instante.
    La herida no fue suficiente y el oso, recuperado, se abalanzó sobre don Alfonso, que retrocedió unos pasos para defenderse, hasta caer de espaldas por el precipicio, aunque pudo asirse milagrosamente a un boj, mientras una piedra lanzada desde lejos abatía a la fiera. A la vez, un fornido mozo, que no formaba parte de la expedición, pudo coger al infante por la cintura y lo elevó al camino, mientras los integrantes de la comitiva estaban todavía ocultos.
    Preguntó Alfonso quiénes eran su salvador y los otros jóvenes que le acompañaban, resultando ser pastores que habían visto la escena desde el otro lado del río, decidiendo intervenir. También el mocetón preguntó al joven cazador quién era, quedando sorprendido cuando le dijo que era el hijo del rey.

    Don Alfonso, gratamente sorprendido por el arrojo de sus salvadores, pidió al mayoral que entraran a su servicio, pero éste, antes de dar una contestación, le preguntó que en calidad de qué se les requería. Y el infante, sin dudarlo ni un momento, les dijo que como monteros reales, y, como tales, le acompañarían siempre no sólo en la caza sino también en las campañas militares que sin duda habría de emprender.
    Decidió formar así una escolta personal de monteros reales compuesta por chesos, a los que la historia recuerda como valerosos y abnegados, siempre al servicio del Batallador.

    [Celma, Enrique, «Los monteros reales...», en Aragón, 229 (1953), 8-9.]



    Nadie le tema a la fiera que la fiera ya murió que al revolver de una esquina un valiente la mató ...



    Jota en cheso, s´ha feito de nuei (nuey), noche, nit.





    PEDRO I, CURADO POR SAN MIGUEL IN EXCELSIS


    96. PEDRO I, CURADO POR SAN MIGUEL IN EXCELSIS
    (SIGLO XI. SAN MIGUEL DE ARALAR)

    PEDRO I, CURADO POR SAN MIGUEL IN EXCELSIS  (SIGLO XI. SAN MIGUEL DE ARALAR)



    A punto de finalizar el siglo XI, entre los muchos prodigios que se atribuyen a san Miguel In Excelsis destaca la extraordinaria curación del rey Pedro I de Aragón de una molesta y grave enfermedad que, desde hacía bastante tiempo, sufría en sus órganos genitales.
    Ante la persistencia de la enfermedad, de sobras conocida en la corte, y con la prudencia que el caso requería, el rey había llamado a palacio y solicitado consejo a los más afamados médicos judíos y cristianos de sus tierras, quienes no vieron manera alguna de atajar el mal del monarca. Decidió, pues, Pedro I acudir en peregrinación a Roma, donde tampoco encontró remedio para su dolencia, de modo que, tras descansar de la fatiga, prosiguió viaje a Salerno, sede entonces del más afamado estudio de medicina de la Europa del momento. Se hizo visitar y consultó allí a los prestigiosos médicos de su claustro, pero todo fue en vano, de modo que decidió regresar a Aragón sin haber recibido ningún diagnóstico certero y mucho menos remedio.
    Una vez en palacio, como desesperado y último intento, atraído por la fama cobrada por san Miguel In Excelsis, decidió viajar a sus dominios pamploneses con la intención de acudir devota y humildemente en peregrinación al santuario navarro. Al llegar al pie del agreste monte Aralar, en cuya cima se asienta el santuario, descendió del carruaje que lo había conducido hasta allí y, llenando de arena unas alforjas preparadas al efecto, ascendió sin ayuda de nadie cargado con ellas por el tortuoso camino que conduce hasta la propia ermita.
    Cuando el rey coronó la cima, una vez arriba, aunque exhausto por el esfuerzo realizado, estuvo el rey orando a san Miguel hasta que lo venció el sueño. Al despertar al día siguiente y llevar sus manos a las partes enfermas, advirtió, entre emocionado e incrédulo, que estaba totalmente curado.

    Agradecido al santo por el favor recibido, ordenó enseguida al abad que tañesen todas las campanas en señal de júbilo por el venturoso milagro.

    [Gómez de Valenzuela, Manuel, La vida cotidiana en Aragón..., pág. 29.]

    domingo, 8 de marzo de 2020

    72-82

    72. TRATADO
    DE LAS ELECCIONES CANÓNICAS. 



    Un volumen en 4.° prolongado, en
    pergamino, de 93 páginas. Es del siglo XIV. Toda la materia
    referente a los tres modos de hacer las elecciones según el derecho
    canónico, hállase expuesta en este libro con mucha claridad. Aunque
    no hay capítulos que dividan los asuntos, todas las cuestiones están
    señaladas con epígrafes de letra encarnada.
    Este Códice está
    escrito con gran perfección y se halla bien conservado. Como los de
    su clase, abunda en letras con dibujos de colores. Al lado del texto
    hay comentarios del mismo autor. En el principio del libro se lee un
    epígrafe, que traducido del latín dice: «Comienza aquí el libro
    compuesto por el Maestro Guillermo de Mondagoto, Arcediano
    Nemausense
    , sobre el modo de hacer las elecciones y ordenar los
    procesos relativos a las mismas».





    73. FLOS
    SANCTORUM O VIDAS DE SANTOS.
    Un volumen en 4.° mayor, en
    pergamino, de 673 páginas Es del siglo XIV. Al principio le faltan
    algunas hojas; el final está completo. Tiene de especial este libro,
    que antes de la vida de cada Santo se explica la etimología
    del nombre
    y su significado, con datos sumamente curiosos
    que suponen en el autor mucha erudición. No consta quien sea éste.
    Es muy probable que fue algún religioso agustino, porque la
    única viñeta que hay está en la vida de San Agustín,
    obispo y doctor, viéndose allí una imagen del Santo.
    Además
    de las vidas de los santos, hay pláticas sobre varios
    asuntos, como la Cuaresma, Dominicas que la preceden.
    Resurrección, y otros misterios y fiestas de la
    Santísima Virgen.

    74. PRISCIANO EL MAYOR. TRATADO DE
    GRAMÁTICA.
    Un volumen en 4.° mayor prolongado, en pergamino, de
    258 páginas. Es del siglo XI. Dicho autor fue un célebre
    gramático latino que nació en Cesarea a fines del
    siglo IV. El año 525 abrió una escuela que tuvo gran
    fama por el número de gramáticos distinguidos que de allí
    salieron. Compuso varias obras; pero la más notable es esta.
    /
    Nota: Si nació a finales del siglo
    IV, pongamos 399, y en el año 525 abrió él mismo una escuela,
    vivió más de 125 años. Priscianus Caesariensis (fl. 500), más
    conocido como Prisciano, fue un importante gramático del latín,
    nacido en Caesarea, Mauritania, (en la actualidad la ciudad de
    Cherch
    ell en Argelia). Según Casiodoro enseñó latín en
    Constantinopla. https://es.wikipedia.org/wiki/Prisciano
    Su obra más
    importante es una gramática del latín que recibe el nombre
    de Institutiones Grammaticae. /
    Se divide en 18 libros, y
    no en 14 como dice algún escritor. Al principio, después de un
    prólogo, pone el autor un índice o resumen de los 18 libros. Antes
    hay dos hojas que no pertenecen a este Códice; en la primera se ve
    parte de un índice sumamente curioso por la forma con que está, el
    cual debía pertenecer a alguna obra de derecho del siglo XI, o
    quizás de antes.
    Este Códice es el que se conserva en mejor
    estado entre todos los de aquel siglo, a pesar del servicio que se
    conoce prestó en su tiempo. La letra es muy legible. Hay muchas
    notas en el margen, todas con caracteres pequeñísimos hechos con
    gran perfección. Pero lo que llama la atención principalmente es el
    extraordinario número de notas puestas entre las líneas del texto,
    tan diminutas, que admira cómo pudieron escribirse allí.
    Los
    títulos en que se dividen los libros, o sea los epígrafes de cada
    asunto, están señalados con letras encarnadas. Las iniciales de los
    apartados son de colores; pero sin dibujos, según el estilo de aquel
    tiempo. También hay una viñeta al principio, de muy buen gusto, y
    algunas otras en lo demás del libro.
    Al fin de todo se ve
    una nota, en caracteres encarnados muy grandes, que traducida dice:
    «Concluye el libro de Prisciliano, Gramático, Doctor de la ciudad
    de Roma.»

    75. TOMÁS DE HIBERNIA. MANOJO DE FLORES. Un
    volumen en 4.° mayor prolongado, en pergamino, de 254 páginas. Es
    del siglo XIV. Contiene un repertorio por orden alfabético de varios
    nombres o asuntos pertenecientes a la Teología dogmática y moral,
    Sagrada Escritura, Filosofía, etc. De ahí el título de Manojo de
    flores, que se le aplica con muchas propiedad.
    Está en
    forma de diccionario. Pero además el autor tuvo el buen gusto de
    señalar en el margen, por medio de alfabetos de letras minúsculas,
    los párrafos en que se divide el asunto que allí se trata.
    Cada
    nombre del diccionario tiene la inicial adornada con dibujos de
    colores. También son de colores las iniciales de todos los párrafos.
    Al principio le faltan algunas hojas; el final está completo. Hay un
    índice que contiene todos los nombres de los asuntos que se explican
    en este diccionario. Después siguen cuatro folios que son como una
    ampliación.
    Antes del índice hay una nota que traducida dice
    así: «Esta obra fue compilada por el Maestro Tomás de Hibernia, en
    algún tiempo Sócio de Sorbona».

    76.
    SANTO TOMÁS DE AQUINO. SOBRE EL LIBRO II DEL MAESTRO DE LAS
    SENTENCIAS. Un volumen en 4.° mayor prolongado, en pergamino, de 146
    páginas. Es de últimos del siglo XIII o de principios del XIV. En
    la parte superior de cada página están señaladas por su orden las
    44 distinciones en que se divide esta obra. Al final hay un índice
    hecho posteriormente, que sólo llega hasta la Distinción 35.
    Antes
    del índice se leen unas notas de diversa letra, que traducidas
    dicen: «Concluye el escrito de Fray Tomás, sobre el segundo
    de las Sentencias.» Prueba esto que cuando se escribió el Códice
    aún no había sido canonizado Santo Tomás. Después
    hay otra nota que dice. «Este libro es de (sigue un nombre que está
    raspado). Cualquiera que lo vendiere sea anathema. Luego hay
    otra que dice así: «Este libro es de Fray (sigue un nombre raspado)
    de la orden de Frailes predicadores del convento de (hay otro nombre
    raspado) de la provincia de Aragón».
    Al fin de todo en
    la última página todavía hay otras notas que dicen: «Yo Antonio
    Aymerich
    , Bachiller en artes, el viernes día 29 de Abril
    compré este libro al Reverendo confesor del
    Rey de Navarra, en la ciudad de Valencia, el año 1435
    del Nacimiento del Señor.» Y más abajo se lee: «Este libro es de
    Pascual March, quien lo compró por 44 sueldos

    77.
    LETANÍAS Y ORACIONES. Un volumen en 4, en pergamino, de 44 páginas.
    Es del siglo XIV. Se comprende que este Códice se usaba en todas las
    rogativas que se hacían en esta catedral. Después de las Letanías
    de los Santos, siguen las preces y oraciones pertenecientes a cada
    rogativa. Entre otras de las que ofrecen interés histórico, está
    la tradicional plegaria que se canta en esta catedral
    en las rogativas pro pluvia, que dice así: «Dómine
    rex, Deus Abraham, dona nobis pluviam super faciem terrae, ut discat
    pópulus tuus quia tu es Dóminus Deus noster.»

    También hay
    una oración propia de la Santa Cinta, diferente de la que se
    halla en el Breviario de esta catedral. En dicha oración se
    expresa la aparición de la Santísima Virgen en esta
    iglesia y la entrega de su Sagrado Cíngulo. Como es un
    documento de grande valor histórico, pues confirma aquella veneranda
    tradición, creemos conveniente insertarlo tal como está: Dice así:

    «Omnipotens sempiterne Deus, qui gloriosae Virginis Matris
    Mariae corpus et animam, ut dignum Filii tui habitaculum effici
    maereretur, Spiritu Sancto cooperante praeparasti; da, ut cujus
    Visitatione et Cinguli traditione hanc Ecclesiam
    decorasti, ejus pia intercessione ab instantibus malis et á
    morte perpètua liberemur. Per Dominum...»

    / Nota: á
    y perpètua aparecen con tilde en el pdf que tengo, otros textos en
    latín también están con tilde en este libro.
    La ae del latín,
    æ, la escribo en este libro ae -

    https://www.delcastellano.com/errores-pronunciacion-latin/


    ae (y oe)


    Por increíble que pueda parecer, el
    diptongo ae se pronuncia [ae̯]. Por tanto, hay que evitar la
    pronunciación arromanzada como una simple *[e]: quae se lee [kʷae̯]


    , no *[ˈkwe]. Tortosa : Tortose,
    Lleida : Lleide, Maella : Maelle, Favara : Favare, etc.
    La
    bibliografía anglosajona tiende a considerar que ae se pronunciaba
    [ai], aunque esta pronunciación es de época arcaica (siglo iii a.
    C. y anteriores). Lo mismo se aplica al diptongo oe, menos frecuente,
    que se pronuncia [oe̯]: amoenus se pronuncia [aˈmoe̯.nus]


    , no *[aˈmenus] /

    78. PEDRO DE
    TARANTASIA. COMENTARIOS SOBRE EL LIBRO II DEL MAESTRO DE LAS
    SENTENCIAS. Un volumen en 4.° mayor, en pergamino, de 242 páginas.
    Es del siglo XIII.
    El autor es conocido con este nombre por ser
    natural de Tarantasia, provincia y condado de los antiguos
    estados sardos. Las 44 Distinciones del libro II del Maestro
    de las Sentencias están completas en este Códice, y se señalan con
    números en la parte superior de cada página, y además en el
    margen. Hay algunas notas de época posterior. Las iniciales de los
    párrafos están adornadas con dibujos de colores.
    Al principio
    hay un índice. También se ve allí una hoja de distinta época y
    diferente letra, que no pertenece a este libro.

    79. ALANO DE
    INSULIS. SOBRE LAS DIVERSAS SIGNIFICACIONES O USOS QUE TIENEN ALGUNOS
    NOMBRES EN LA SAGRADA ESCRITURA. Un volumen en 4° en pergamino, de
    321 páginas. Es de principios del siglo XIII. Este curioso libro
    tiene alguna semejanza con las Concordancias de la Sagrada Escritura,
    aunque es más reducido y su objeto también es distinto.
    Le
    precede un prólogo dirigido a Ermengaldo, Abad de San Gil.
    Después siguen los nombres por orden alfabético. Antes de cada
    letra hay un índice; luego siguen los nombres cuyo uso se trata de
    explicar, estando señalados con letras encarnadas en el texto los
    libros de la Sagrada Escritura a que se refiere el uso de cada
    nombre.
    A pesar de su mucha antigüedad está muy bien conservado
    este Códice. Todas las iniciales de cada párrafo son de colores, y
    algunas están adornadas con hermosas viñetas. Al final hay la
    acostumbrada nota que dice. «Este libro ha sido escrito; el que lo
    escribió sea bendito».

    80. FRAGMENTOS DE LOS CLÁSICOS Y
    OTROS AUTORES ANTIGUOS. Un Volumen en 4.° de 328 páginas. Está
    escrito parte en cartulina, que pertenece al siglo XIII, y parte en
    pergamino, que es del siglo XII.
    Contiene escritos de Horacio,
    Juvenal, Marcial, Salustio, Cicerón y Séneca. También los hay de
    Macrobio, (las Saturnales) y de Macer (del poder de las hierbas.)

    Además un tratado de Geometría con figuras geométricas, y otro
    del eclipse del sol.

    81. CAPITULARIO PARA TODO EL AÑO. Un
    volumen en 4.° en pergamino, de 380 páginas. Es del siglo XIV. Al
    principio hay un Calendario muy deteriorado por el uso, en el cual
    falta una hoja que debía contener los meses de Noviembre y
    Diciembre.
    Tiene de particular este Códice, que se halla en él
    la oración propia de la Santa Cinto,
    (Cinta, Cingulis, Cíngulo) de que ya hemos tratado en el
    Códice de n.° 14; pero en el que nos ocupa dicha oración está en
    el mismo Capitulario, y no en hoja añadida como en el otro Códice.
    También hay algunas otras oraciones de interés histórico. Todas
    las iniciales de los capítulos y de las oraciones se hallan
    adornadas profusamente con dibujos de colores.

    82. MISAL. Un
    volumen en 4° en pergamino, de 460 páginas. Es del siglo XIII. Está
    escrito con muy buen gusto y con profusión de letras de adorno.
    Tiene además algunas viñetas muy distinguidas y de un estilo
    especial. Hay un Calendario muy completo; y lo mismo que en otro
    Códice reseñado, el día 4 de Febrero hay una nota que traducida
    dice: «Aquí comienzan a cantar las aves». Y el día 24 de Abril
    otra que dice: «Salida de Noé del arca.»
    En este Calendario ya
    está la fiesta de la Concepción de la Virgen, el día 8 de
    Diciembre; la oración está añadida en el margen en su lugar
    respectivo, y es diferente de la que se usaba antes de la actual.
    También se halla el día 18 de Diciembre la fiesta de la
    Expectación del parto de Nuestra Señora
    , que se puso después
    porque la letra no es la misma que lo demás del Calendario.




    83-93

    94-99




    94.
    SERMONES PARA TODO EL AÑO. Un volumen en 4.° menor, en pergamino,
    de 334 páginas, Es del siglo XII. No consta el nombre del autor.
    Comienza por el primer sermón de Adviento, y siguen después los de
    Navidad, San Esteban, etc. Al principio los asuntos o sermones están
    señalados con letra encarnada en el mismo texto antes de cada
    sermón; pero a la mitad del libro ya no están así, por lo cual es
    muy difícil poderlos registrar.

    95. BREVIARIO. Un volumen en
    8.° en pergamino, de 422 páginas. Es del siglo XIV. Al principio y
    al fin le faltan algunas hojas. En este Breviario es de notar, que
    sólo contiene los oficios de las festividades o misterios, y los de
    las dominicas y ferias. Aunque no consta que fuese para el rito de
    esta catedral, se deduce que lo era, porque en los oficios de algunas
    fiestas se expresa el número de cantores que debía haber según la
    costumbre de esta iglesia.
    El Salterio se halla al final, a
    diferencia de los actuales Breviarios en que está al principio.
    También llama la atención que entre las absoluciones y bendiciones
    de cada nocturno estén intercalados los oficios de San Onofre
    y San Cristóbal. Este dato y algunos otros del archivo
    capitular, manifiestan que antiguamente había en esta ciudad mucha
    devoción a los expresados Santos.
    A pesar de ser este Breviario
    de pequeña dimensión, todas las iniciales de las lecciones y
    oraciones, que son muchas, están profusamente adornadas con dibujos
    de colores.

    96. FRANCISCO DE MAIRON. COMENTARIOS A LOS LIBROS
    DEL MAESTRO DE LAS SENTENCIAS. Un volumen en 4.° mayor prolongado,
    en pergamino, de 484 páginas. Es del siglo XIV. El autor era un
    religioso francés de la orden de San Francisco, que
    floreció en el siglo XIII. Fue discípulo del célebre Juan
    Escoto
    , y profesor de literatura en París. Escribió muchos
    trabajos teológicos y filosóficos. En el Códice que
    nos ocupa primeramente están los Comentarios a los libros del
    Maestro de las Sentencias. Al fin del cuarto libro, que en este
    Códice se halla en primer lugar, hay un índice. Después sigue el
    libro tercero, y a continuación de este el segundo. No se sabe el
    motivo de esta alteración en el orden de los libros.
    Al fin del
    segundo libro hay una nota que traducida dice así: «Concluye la
    suma sobre el segundo de las Sentencias, según el Maestro
    Francisco de Maioris
    (Mairon) de la orden de Frailes
    menores
    . Fue escrito en Paris.» Y luego otra nota que dice: Hic
    explicit totum; magister da mihi potum
    .
    A continuación
    siguen unos tratados filosóficos. Después hay un comentario a la
    Decretal que principia: «Cum Marthae. De celebratione Missarum. Y
    por último un tratado de Juan Escoto «Sobre el primer principio.»
    Así se titula. Al final le faltan algunas hojas.

    97. ARTE Y
    DOCTRINA PARA HACER SERMONES. Un volumen en 4.° menor, en pergamino.
    Es del siglo XIV. Su autor es conocido con el nombre de Austancio.
    Así se denomina en el epígrafe del libro, que traducido dice: «Arte
    y doctrina para hacer sermones y conferencias, ordenado por el
    Reverendo en Cristo Padre Fray Austancio, de la orden de
    Predicadores, eximio y notable Doctor en sagrada Teología». Sigue
    un pequeño diccionario sobre el sentido o aplicación que puede
    darse a varios hombres. Este opúsculo sólo tiene 34 páginas.

    Después hay otro opúsculo de Alano de Insulis,
    que tiene 120 páginas. Es del siglo XIII. Comienza de este modo:
    «Toda ciencia usa de sus reglas» Al fin se halla una hoja de
    diferente época, y un canto con notas de música. Sigue un opúsculo
    de la Trinidad; un tratado de la fé; y algunas oraciones de varios
    Santos. Un poema de Marbodio titulado «La oración del
    penitente que ha pecado muchas veces». Y algunos versos de
    Hildeberto, Arzobispo de Tours, filósofo y poeta
    latino, que nació a mediados del siglo XI. Al final también hay un
    canto con notas de música. Estos últimos escritos, que comprenden
    112 páginas, son del siglo XII.

    98. BREVIARIO. Un volumen en
    4.° menor, en pergamino, de 478 páginas. Es de últimos del siglo
    XIV, o de principios del XV. Está incompleto, pues le faltan
    bastantes hojas al comenzar y al fin. En la página 480 hay una nota,
    que traducida dice: «Principia el Breviario según la ordenación y
    costumbre de la iglesia y diócesis de Tortosa
    Es digno
    de notar, que además de la iglesia se hace mención de la diócesis;
    pues por lo general en todos los Breviarios propios de esta catedral
    tan sólo se dice, «de la iglesia de Tortosa», aunque con
    esta denominación se entiende también la diócesis.

    99.
    SERMONES PARA TODO EL AÑO. Un volumen en 4° menor, en pergamino, de
    518 páginas. Es del siglo XIII. Su autor fue Nicolás de Gorrau,
    teólogo francés, que nació a principios del siglo
    XIII. Después de haberse distinguido mucho en el púlpito, el rey
    de Navarra
    le nombró confesor suyo. Además de esta obra
    escribió unos comentarios sobre la Biblia.
    En el Códice que nos
    ocupa, en algunos sermones del principio y en otros del fin del
    libro, se indican los asuntos con letras encarnadas al comenzar el
    sermón. Pero en la mayor parte de ellos no se hace indicación
    alguna; y sólo se conoce la separación de cada asunto por las
    letras iniciales
    encarnadas que hay al principio.








    sábado, 6 de julio de 2019

    JAIME I HEREDA LA ESPADA TIZONA


    119. JAIME I HEREDA LA ESPADA TIZONA (SIGLO XIII. MONZÓN)

    Un día como tantos otros, paseaban por los alrededores de Monzón un grupo de templarios y dos niños. Eran éstos el príncipe Jaime —huérfano y heredero del rey Pedro II, que había muerto en Muret— y su primo Ramón, conde de Provenza.

    El papa Inocencio III, para evitar que Simón de Monfort (el gran enemigo de Pedro II) pudiera hacer daño a Jaime, encomendó al infante-niño a don Guillén de Montrodó, maestre del Temple, encargándole de su educación tanto en las letras como en los secretos de las armas. El castillo de Monzón se convirtió así en la auténtica escuela del futuro Jaime I el Conquistador.

    Anduvieron hasta llegar a la ermita de la virgen de la Alegría y al regreso se detuvieron a beber agua en la fuente del Saso, cerca de la ermita de san Vicente y santa Quiteria, donde un monje hacía vida eremítica.

    JAIME I HEREDA LA ESPADA TIZONA (SIGLO XIII. MONZÓN)
    fuente del Saso, Monzón.

    Al verlos, el eremita se acercó a la comitiva y, dirigiéndose a Jaime, le dijo que se fijara en la espada que llevaba colgada el maestre Montrodó. Era la espada Tizona que blandiera en su día el Cid, y que había llevado a Monzón la hija de éste, Cristina, cuando en 1098 se había casado con el señor de Monzón, Ramiro Sánchez.


    Hizo el monje que Jaime tomara la espada y que la introdujera en el remanso acuoso de la fuente como para templarla. Luego le dijo que se la ofreciera a santa María de Lascellas. Con su patrocinio, aquella espada sería fuente de muchas venturas y valentía.

    Jaime creció en edad y fue coronado como Jaime I, rey de Aragón. Abandonó Monzón e inició su reinado. Pero cuando comenzó la reconquista de Valencia, acordándose de las palabras del eremita, mandó mensajeros al castillo montisonense para que le enviaran, junto con sus joyas, la famosa espada Tizona, que alternó con las espadas Villardell y San Martín.

    [Castillón, Francisco, El santuario dela Virgen de la Alegría de Monzón, págs. 79-81.]

    https://es.wikipedia.org/wiki/Tizona

    La Tizona o Tizón es una de las espadas (junto a la Colada) que la tradición o la literatura atribuye al Cid Campeador. Según el Cantar de mio Cid (compuesto hacia 1200) la Tizón (su nombre hasta el siglo XIV)​ pertenecía al rey Búcar de Marruecos y el Cid se la ganó en Valencia.

    Al igual que sucede con la otra espada que el Cantar de mio Cid y la tradición posterior atribuye Más tarde hubo una común opinión que identificaba la espada de Jaime I de Aragón el Conquistador, llamada Tisó, con la que se atribuye en el cantar de gesta al héroe castellano, pero se trata de otra creencia legendaria, pues en el Llibre dels fets (autobiografía del rey aragonés), donde se comentan con detalle aspectos de la Tisó, no se habla del origen cidiano de ninguna manera, por lo que lo más probable es que se trate de una coincidencia en el nombre de la espada. Además, la Tisó de los reyes de Aragón procedía de Ramón Berenguer I, que poseía esta espada hacia 1020. Esto hace difícil que la espada pasara de los condes de Barcelona al Cid y luego volviera a poder de la Casa de Aragón, y es más lógico pensar que la Tisó siempre perteneció a esta Casa.

    Hay otras varias Tizonas a las que se les ha atribuido ser la del Cid. Una de ellas figuraba en el inventario de los tesoros de la cámara regia de Castilla que fueron enajenados por Álvaro de Luna, recuperados en 1452 y localizados en un inventario de 1503 en el alcázar de Segovia. En dicho inventario se describía «una espada que se dice Tizona, que fue del Cid; tiene una canal por medio de amas partes, con unas letras doradas; tiene el puño e la cruz e la mançana de plata, e en ella castillos e leones de bulto [='en relieve'], e un leoncico dorado de cada parte de la cruz en medio; e tiene una vaina de cuero colorado, forrada de terciopelo verde». Esta espada era ceremonial, por los detalles de su guarnición (que reflejan la heráldica castellana) y pertenecería a algún miembro de la realeza de Castilla o de su familia; tras esta mención no hay más noticias, aunque se piensa que la hoja de espada con número de inventario G. 180 de la Real Armería de Madrid pudiera pertenecer a la espada descrita en 1503.

    JAIME I HEREDA LA ESPADA TIZONA (SIGLO XIII. MONZÓN)


    Otra presunta Tizona estuvo en poder de los marqueses de Falces, a quienes llegaría entregada en custodia por Fernando II de Aragón el Católico, más específicamente a la familia Velluti. Se conservaba desde por lo menos el siglo XVII en el Castillo palacio de Marcilla. Es esta la espada que se depositó en el Museo del Ejército de Madrid, aunque actualmente se expone en el Museo de Burgos, junto con otros objetos presuntamente vinculados al Cid. Es un arma de 1,153 kg. Su hoja tiene 933 mm de longitud en total (con filo 785 mm) y 43 mm de ancho máximo. La acanaladura del centro mide 336 mm.

    En este canal está grabada la leyenda
    «IO SOI TISONA FUE FECHA EN LA ERA DE MILE QUARENTA»
    («Yo soy Tizona. Fue hecha en la era de 1040 (año 1002)») por una de las caras y por la otra «AVE MARIA GRATIA PLENA DOMINUS MECUM [sic]». Su guarnición tiene el pomo plano, el puño largo y cónico, forrado de alambre de hierro, el arriaz es curvo y las patillas tienen pitones. Todo ello responde a una tipología que data de fines del siglo XV. La inscripción es claramente falsa; por ejemplo, la palabra Tizona se difunde solo a partir del siglo XIV, frente a Tizón, que es el término con que se la nombra en las fuentes más antiguas. Menéndez Pidal considera que esta espada es una falsificación del siglo XVI. Otros autores, como Bruhn, postularon que la hoja puede ser la de la también apócrifa Colada que se describe en el mismo inventario de 1503. Las recientes investigaciones de la Universidad Complutense de Madrid, publicadas en 2001, señalan que la hoja es del siglo XI; sin embargo el Conservador de la Real Armería Álvaro Soler del Campo indica que la hoja está formada por tres piezas soldadas y que su tipología es la misma que la de la empuñadura, guarnición y el epígrafe, que son de época de los Reyes Católicos. Todo indica, por lo tanto, que pese a lo dicho por la Universidad Complutense, se trata de una falsificación de época bastante posterior, aunque se pudieron utilizar fragmentos de hoja de espada del siglo XI para componerla.


    El rey Fernando el Católico le entregó la espada al Condestable mosén Pierres de Peralta (Pedro de Peralta y Ezpeleta), primer Conde de Santisteban de Lerín, Barón de Marcilla y abuelo del primer marqués de Falces, por los servicios prestados por este en las negociaciones que permitieron su matrimonio con Isabel de Castilla. Esta espada permaneció hasta el siglo XX custodiada por los marqueses de Falces en el castillo palacio de Marcilla. Se describe la espada así: «Con empuñadura de hierro totalmente negro, hoja de dos filos, delgada, tersa, y flexible».

    Después de la Guerra Civil, la espada que conservaban los marqueses de Falces, y que posteriormente estuvo depositada en el Museo del Ejército de Madrid, se trasladó, junto con todo el inventario de esta institución, a su nueva sede del Alcázar de Toledo. El propietario José Ramón Suárez del Otero, marqués de Falces, ofreció su venta al Ministerio de Cultura, que rechazó la compra por no existir constancia histórica de que realmente perteneciera al Cid y por el elevado precio exigido por el propietario (los informes del ministerio la tasaron entre 200.000 y 300.000 euros, según la agencia de noticias Reuters).

    Finalmente, la Junta de Castilla y León y la Cámara de Comercio e Industria de Burgos pagaron en el 2007 1.600.000 Euros al marqués de Falces por la espada.6​7​ Se esperaba que su destino final fuese la catedral, donde se encuentra actualmente el sepulcro del Cid y de su mujer Jimena, así como otros recuerdos cidianos como su carta de arras de 1079 por el que sustituye las que le había otorgado antes de 1076 por su matrimonio​ y el llamado «cofre del Cid» con el que, según la creencia popular, el Cantar de mio Cid engañó a los judíos Raquel y Vidas; pero acabó siendo expuesta en el Museo de Burgos. El arma fue declarada Bien de Interés Cultural en 2002.

    En 2013 el marqués de Falces fue condenado a pagar 750.000 euros del dinero recibido de las instituciones públicas de Castilla y León, a la familia del pescador luarqués Salustiano Fernández Suárez y su mujer Jacinta Méndez, declarados sus herederos universales por el último de los sucesores de quienes recibieron la espada en depósito: Pedro Velluti Murga, muerto soltero sin descendencia, ciego, a quien la familia Suárez había cuidado en sus últimos treinta años de vida, los diez últimos en el domicilio de la familia en Luarca.10​ Sin embargo, en noviembre de 2016 el Tribunal Supremo revocó dicha sentencia, otorgándole la razón nuevamente al Marqués de Falces.

    La primera referencia a la Tizona aparece en el Cantar de mio Cid, donde se la llama Tizón. Este nombre, según el Tesoro de la lengua castellana o española de 1611, proviene del latín titio, un sinónimo de 'brasa, leño ardiente' (teó en chapurriau)

    En el antiguo poema de ficción Cantar de Mio Cid, la Tizona tiene personalidad propia, ya que su fuerza varía según el brazo que la esgrime, aterrorizando a los adversarios indignos. Mientras la Tizona está en posesión de los infantes de Carrión, estos desdeñan su fuerza. Tras la afrenta de Corpes, el Cid recupera sus espadas y entrega la Tizona a Pedro Bermúdez para su duelo con el infante Ferrán González. Este se declara vencido antes del combate a espada, atemorizado al ver a Pedro Bermúdez desenvainar la Tizona:

    Él dexó la lança, e mano al espada metió;
    cuando lo vio Ferrán Gonçález, conuvo [reconoció] a Tizón,
    antes qu'el colpe esperasse dixo: —¡Vençudo só!—

    Cantar de mio Cid, versos 3642–3645. Edición de Montaner Frutos (2011:213-214).

    Marrero Cabrera, Juan Antonio: «La Tizona en Palacio», en MILITARIA. Revista de Cultura Militar, 2000, pp. 157–167.

    http://147.96.1.15/BUCM/revistas/amm/02148765/articulos/MILT0000110157A.PDF

    Montaner Frutos, Alberto (ed. lit., estudio y notas), Cantar de mio Cid, Barcelona, Galaxia Gutenberg; Real Academia Española, 2011.
    ISBN 978-84-8109-908-9


    https://www.caminodelcid.org/cid-historia-leyenda/cantar-mio-cid/


    L'espasa de Vilardell és una de les espases de virtut o folklòriques més famoses de Catalunya, tal com reflecteix Martí de Riquer al seu llibre Llegendes històriques catalanes. És potser la llegenda més potent i més ben girada de l'imaginari català, equivalent a la famosa espada Excàlibur de la llegenda del Rei Artús.


    lunes, 29 de abril de 2019

    LA RECONQUISTA DE AÍNSA


    2.17. LA RECONQUISTA DE AÍNSA (SIGLO VIII. AÍNSA)

    Según la leyenda que explica el nacimiento del monasterio de San Juan de la Peña, García Jiménez fue elegido y nombrado allí como primer rey del reino de Sobrarbe. Una vez investido solemnemente de la autoridad real y apoyado por todos los suyos, decidió atacar a los moros que dominaban en la importante plaza de Aínsa, dando lugar a su primera gran acción bélica, de enorme resonancia en el menguado bando cristiano. Lo cierto es que, puesto al frente de no más de trescientos hombres armados y escogidos, cayó por sorpresa sobre la villa y, aprovechando las sombras de la noche, derrotó a los musulmanes tras encarnizada y sangrienta batalla.
    Cuando amaneció el día siguiente, para reafirmar todavía más los ánimos enardecidos de sus victoriosos guerreros, en medio de la enorme plaza mayor de la villa, arengó a sus tropas, asegurándoles que la Divina Providencia estaba de su parte, de lo que era garantía la sorprendente visión que había tenido de una cruz iluminada situada sobre una encina del monte aledaño, señal inequívoca de la ayuda del cielo.
    Con los ánimos renovados, ordenó a sus hombres que implorasen ayuda a Dios y a san Juan Bautista, y realizó con ellos nuevas incursiones victoriosas por los poblados vecinos del Ara y del Cinca, a la vez que se dispuso a fortificar la villa de Aínsa, a la que, por deseo personal y expreso, declaró capital del naciente reino de Sobrarbe.
    A esta tradición se debe el que en el escudo de Sobrarbe exista una cruz roja sobre una encina y que sea éste uno de los cuarteles del histórico escudo de Aragón. Esta cruz de Sobrarbe se ofrece hoy en forma de monumento a dos kilómetros de la villa de Aínsa.

    [La Ripa, Domingo, Defensa histórica... Zaragoza, 1675.
    Faci, Roque A., Aragón..., I, págs. 1-2.
    Sas, Antonio, Compendio histórico..., I, págs. 2-3.
    Martínez y Herrero, Bartolomé, Sobrarbe y Aragón, I, págs. 65-73.]




    La villa de Aínsa (en aragonés L'Aínsa),​ capital del municipio de Aínsa-Sobrarbe (aragonés, L'Aínsa-Sobrarbe),4​ es un pueblo de la provincia de Huesca, en la comarca de Sobrarbe, en la Comunidad Autónoma de Aragón (España).

    Está situado en el alto Pirineo de Huesca, en la comarca del Sobrarbe. Es la capital junto a Boltaña del antiguo condado de Sobrarbe.


    Parte de su término municipal está ocupado por el Parque natural de la Sierra y los Cañones de Guara.


    Su núcleo original, que se emplaza en un promontorio sobre la confluencia de los ríos Cinca y Ara, está formado por dos calles casi paralelas, la calle Mayor y la calle Santa Cruz, por la plaza Mayor que se sitúa a continuación del castillo situado en una explanada, a proximidad de la Cruz Cubierta, templete donde la leyenda sitúa el milagro de la aparición de la cruz de fuego sobre una carrasca, que dio la victoria a las tropas cristianas al mando del rey García Jiménez.

    Con clara distribución medieval, el casco histórico de Aínsa está declarado Conjunto Histórico-Artístico desde 1965. Actualmente es un relevante centro turístico de relevancia, tal y como constató su elección como capital de Turismo Rural 2018.


    Aunque la leyenda sitúa el nacimiento de Aínsa en la conquista de la plaza por las tropas del rey Garcí Ximénez en el año 724 gracias al milagro de la cruz de fuego​ (desde el siglo xvi d. C. hay una cruz en el lugar donde supuestamente ocurrieron los hechos) las fuentes históricas apuntan que los musulmanes no llegaron a establecerse en esta tierras

    El castillo de Aínsa, que data del siglo xi d. C., formó parte de la línea de defensa de los territorios cristianos (línea que se extendía hasta Abizanda), y se convirtió en el embrión de la villa, que en tiempos de la Edad Media fue amurallada, y se convirtió en la capital del condado de Sobrarbe que perteneció al reino de Nájera-Pamplona (antes de que este diera lugar al reino de Navarra) y luego se integrara en el reino de Aragón.


    En 1124 el rey Alfonso I el batallador otorgó la Carta puebla por la que se beneficiaba a sus habitantes con el fuero de Jaca.

    La importancia de la plaza llevó que la iglesia de Santa María fuera concebida también como defensa, tal y como atestiguan las saeteras de su torre.

    La pérdida de importancia de la comarca del Sobrarbe llevó a una relajación de la actividad de Aínsa que se mantuvo en un estado de subsistencia hasta principios del siglo xx d. C. cuando las actividades tradicionales se vieron perturbadas con los planes de construcción de diferentes presas, pantanos y otros sistemas hidráulicos, destinados a la producción de electricidad y al suministro de agua para la llanuras del Ebro.

    Esta actividad llevó a la expropiación y pérdida de las mejores tierras de cultivo de los valles y a la emigración de sus gentes. Muchos de los pueblos vecinos vieron cómo desaparecían la totalidad de sus habitantes y en otros como éstos disminuían drásticamente. Esto llevó a que pasaran a depender del ayuntamiento de Aínsa.

    La limitación de recursos de todo tipo que la baja densidad de población y la complicada orografía provocan llevaron a una crisis importante a mediados del siglo xx d. C.. Esta crisis fue superada mediante el recurso turístico y el florecimiento del turismo rural y natural.

    La creación de varios parques naturales, primero el del Ordesa y Monte Perdido seguido de otros como el de la Sierra de Guara y la afición a la montaña y a los deportes de aventura se convirtieron en la actividad económica más relevante.

    En la década de 1960 Aínsa absorbió los municipios de Castejón de Sobrarbe, Coscojuela de Sobrarbe, Gerbe y Griébal, Guaso, Sinués y partes de Sieste y Santa María de Buil.

    El propio núcleo urbano original de Aínsa es en sí mismo un monumento digno de visitarse, tal como se reconoció en su declaración de Conjunto Histórico Artístico. Dentro de él destacan:

    Castillo de Aínsa
    Data de los siglos xi y xvii: siendo una obra de varios siglos que conserva muy pocos elementos del original edificio románico. Destacan en él la Torre del Tenente, de planta pentagonal, hoy convertida en un EcoMuseo, el gran patio de armas y un portalón que se abre a la plaza Mayor.
    Iglesia parroquial de Santa María
    Iglesia románica iniciada en el siglo xi d. C. y finalizada en el xii. Se consagró en 1181. De sencilla portada de cuatro arquivoltas apoyadas en otros tantos pares de columnas de capiteles labrados. Desde el interior del templo de única nave con bóveda de medio cañón apuntado. Su torre, de dimensiones únicas en el románico aragonés, hace imprescindible su visita, con saeteras para la defensa.
    Casa de Bielsa
    Del siglo xvi d. C. o xvii con unas ventanas reseñables que destacan de las construcciones del entorno.
    Casa Arnal
    Del siglo xvi d. C. ejemplo de edificación típica de la comarca con sus portadas y rejas. El concepto de casa no abarca únicamente el edificio físico, sino que se extiende a las propiedades familiares y a los miembros que componen la familia o conviven en ella.

    Calle Mayor de Aínsa.
    Plaza Mayor

    Casa en la Plaza de Santo Domingo.
    Presidida por el edificio del ayuntamiento y abierta al castillo, se rodea por soportales en ambos lados. En estos soportales se ubican sendas prensas comunitarias en las que se realizaba la prensa de la uva.


    FIESTAS :

    11 de enero: Hoguera de San Victorián

    16 de enero: Hoguera de San Antón
    19 de enero: víspera de San Sebastián, hogueras.
    20 de enero: celebración de San Sebastián.
    Primer fin de semana de febrero: Feria de la Trufa Negra del Pirineo
    Primer domingo de febrero: celebración de la Ferieta de Aínsa.
    Primer domingo de febrero: Premios "La Cruz de Sobrarbe"
    Último domingo de agosto (antes era el primer domingo de septiembre), años pares: representación de «la Morisma», teatro popular que recrea la reconquista de la villa por parte de los ejércitos cristianos, ayudados según la leyenda por la aparición de una cruz de fuego encima de una carrasca.
    Primer fin de semana de septiembre: Expoferia del Sobrarbe.
    14 de septiembre: fiestas mayores en honor de la Exaltación de la Santa Cruz.
    Octubre: SOBRARVERDE OTOÑO
    Octubre o noviembre: jornadas micológicas.
    Diciembre: jornadas de astronomía.
    Diciembre: «Punchacubas», feria del vino artesano.



    1.  Consejo General de Procuradores de España.
    2. Andolz Canela, Rafael (junio de 2004). Diciconario aragonés (5ª edición). Zaragoza: Mira editores. ISBN 84-8465-160-6.
    3.  Topónimos: pueblos con nombre local en aragonés en Gran Enciclopedia Aragonesa
    4. Según aparece en el Decreto Legislativo 2/2006 (enlace roto disponible en Internet Archive; véase el historial y la última versión)., de 27 de diciembre, del Gobierno de Aragón, por el que se aprueba el texto refundido de la Ley de Delimitación Comarcal de Aragón.

    5. Saltar a Martínez y Herrero, Bartolomé (1866). Sobrarbe y Aragón : estudios históricos sobre la fundación y progreso de estos reinos, hasta que se agregó á los mismos el Condado de Barcelona. pp. 67-75.
    6.  «Aínsa, capital de Turismo Rural 2018».
    7.  INE
    8.  FEMP. «Listado de corporaciones locales españolas hermanadas con Europa». Archivado desde el original el 24 de abril de 2014. Consultado el 20 de diciembre de 2013.
    9. Ministerio de Hacienda y Administraciones Públicas (Gobierno de España). «Treinta aniversario de las primeras elecciones municipales de la democracia». Archivado desde el original el 6 de marzo de 2014. Consultado el 6 de marzo de 2014.
    10.  Alcaldes de Aragón de las elecciones de 2011
    11.  «Alcaldes de todos los municipios de la provincia de Huesca»Heraldo.es. 14 de junio de 2015.
    12. Gobierno de Aragón. «Archivo Electoral de Aragón». Consultado el 13 de agosto de 2012.