157. EL DUQUE DE HÍJAR Y LA HIJA DE
JAIME I
(SIGLO XIII. HÍJAR)
El duque y señor de Híjar —cuyo
enorme palacio solariego señoreaba majestuoso sobre la importante
villa de este nombre, sobresaliendo del resto del caserío— tenía
viviendo temporalmente con él, en calidad de invitada, a una hija
natural de Jaime I el Conquistador, rey de Aragón, doña María
Bayod, con la que conversaba de manera animada y con frecuencia en
las veladas de los largos e interminables días de invierno,
generalmente sentados uno en frente del otro, junto a
uno de los grandes ventanales de la sala principal del palacio, desde
el que se divisaba un amplio panorama, casi sin límite.
Durante una de esas habituales y
relajantes charlas, la joven María, con su apasionada palabra y su
actitud vital, hizo ver y convenció al duque de cuánto ganaría la
vista que tenían ante sí si las lomas que se mostraban frente a
ellos estuvieran cubiertas de un denso y variado arbolado, como lo
estaba la parte llana, sin duda por efectos del agua del río Martín,
de manera que el color verde y las flores inundaran lo que en aquel
entonces era un terreno árido y totalmente desprotegido de
vegetación, que hacía del mismo en un duro paisaje para la
contemplación sosegada.
Ante reflexión tan razonada como
vehemente, prometió el duque de Híjar, siempre galante y pródigo
con la hija del rey, tomar en consideración la idea de María, de
modo que al día siguiente comenzó a desarrollar con su arquitecto y
sus jardineros un proyecto que, tan pronto como estuvo acabado,
ordenó que se pusiera en práctica.
Muy pronto, con la llegada de la
primera primavera, la idea se había convertido en un magnífico
paradero para recorrer y disfrutar en calma y para ser gozado
sosegadamente desde el ventanal cuando llegara el invierno, y al que,
en un letrero realizado en forja, puso el nombre de la joven, es
decir, el «Paradero de María Bayod», aunque con el tiempo, y
puesto en boca de los habitantes de la villa, pasaría a ser el
«Paradero de Mirabayo», por deformación, sin duda, del nombre
inicial.
[Lasala Navarro, Gregorio, Historia dela Muy Noble, Leal y Antiquísima villa de Híjar, págs. 135-136.]