Fruto de las rivalidades internas a las
que estuvieron sometidos los musulmanes hispanos durante el siglo
XII, el gobernador valenciano Muley Tarec desterró a un moro llamado
Aben Jot, quien, tras deambular por varios territorios musulmanes,
decidió, por fin, trasladarse a tierra de cristianos, yendo a parar,
tras largo peregrinaje, a Calatayud.
Con él llegó su música, una especie
de himno marcial, que tanto servía para ser cantado como para
acompañar a un baile bastante movido. Aquella especie de himno era
la jota, que luego cantaron y bailaron los cristianos de la zona,
primero, y los de todo Aragón, después.
[Beltrán, Antonio, De nuestras
tierras..., III, págs. 189-190.]
[Blas Ubide, en 1880, compuso una serie
de coplas que hacen referencia a este origen, no admitido por los
musicólogos. Según García Arista, un orfeón bilbilitano cantó en
Valencia dichas coplas:
«La jota se llama jota
porque la inventó Aben Jot,
cuando de Valencia vino
desterrado p´Aragón».
«La jota nació morisca
y después se hizo cristiana,
y cristiana ha de morir
la jota bilbilitana».
«La jota nació en Valencia
y se crió en Aragón;
Calatayud fue su cuna
«La jota se llama jota
porque la inventó Aben Jot,
cuando de Valencia vino
desterrado p´Aragón».
«La jota nació morisca
y después se hizo cristiana,
y cristiana ha de morir
la jota bilbilitana».
«La jota nació en Valencia
y se crió en Aragón;
Calatayud fue su cuna
en la orilla del Jalón».
«Desde la orilla del Turia
a la villa del Jalón
vino cantando la jota
el desterrado Aben Jot».]
«Desde la orilla del Turia
a la villa del Jalón
vino cantando la jota
el desterrado Aben Jot».]
(SIGLO XIV. BORJA)
Corrían los tiempos de la dominación
musulmana en España cuando el pueblo de Rivas, asentado en la orilla
del Huecha, se encontraba en pie de guerra con el de Maleján,
situado un poco más arriba. La causa de esta gran enemistad entre
ambos pueblos se hallaba en una serie de amoríos y venganzas, el
llamado «secreto de Rivas». Acabó esta pequeña guerra con una
crecida del Huecha tan grande que arrasó todo Rivas y llegó a las
calles de Maleján, lo que permitió a los rehenes de uno y otro
bando escapar de sus «presidios». El Huecha había
enfriado los ánimos, pero no calmó los viejos deseos de venganza.
Apareció entonces por Rivas un curioso
viajero, un tal Aben-Jot, que decidió asentarse en esta ribera del
Huecha. Y aquí compuso las primeras jotas, hermosas coplas cantadas
que causaron el asombro y la admiración de los de Rivas. Tan
impresionados quedaron que estuvieron ensayándolas durante algún
tiempo para ofrecerlas al rey Pedro IV el Ceremonioso con motivo de
su llegada a Borja. Todos los pueblos mostraron su folklore ante el
rey, el cual quedó maravillado de estas primitivas jotas.
[Tradición oral. Recogida en el
Instituto de Borja.]