346. EL QUITAMIEDOS DE ROBRES (SIGLO
XII. ROBRES)
Los éxitos guerreros alcanzados por
Alfonso I el Batallador se debieron, sin duda, a múltiples
circunstancias, como la debilidad en la que se habían sumido los reinos de taifas moros o la
ayuda recibida del otro lado de los Pirineos, pero también a la
utilización adecuada para cada caso de los hombres que lucharon bajo
sus órdenes.
No existía entonces un ejército
regular como ahora, de modo que el rey era socorrido por las milicias
que aportaban los señores o tenentes y las universidades (ciudades y
villas de Aragón), grupos que tenían cada uno sus propias
características, como es natural.
Alfonso I el Batallador hacía estudiar
el comportamiento de cada colectivo y, lo mismo que se rodeó de
chesos, según la leyenda, que le servían como monteros reales desde
que le salvaran la vida durante una cacería cuando era niño,
conocía las características y el comportamiento en batalla de los
tafalleses, caspolinos, grausinos o bearneses, por citar sólo
algunos ejemplos.
Como consecuencia de esa observación
minuciosa, uno de los capitanes del Batallador notó la desmedida
valentía que demostraban en la lucha los oriundos de Robres.
Aparecían, en principio, como fríos y calculadores pues jamás
luchaban contra el enemigo de manera precipitada, pero cuando se
lanzaban a la pelea su denuedo y arrojo se hacía notar enseguida, de
modo que fueron decisivos en algunos asaltos.
Cuando el capitán real inquirió el
porqué de aquella valentía desmedida, los de Robres, aunque a
regañadientes, le contestaron que se debía al quitamiedos que
ingerían antes de emprender la pelea, una hierba comestible que nace
espontáneamente en la zona monegrina y que les infundía el valor
necesario como para no dar jamás la espalda.
Intentó el capitán, e incluso el rey,
saber qué tipo de hierba era aquélla, pero los milites de Robres
jamás desvelaron el secreto, pues entendían que para ingerirla
había que ser del pueblo, de noble talante y sin traición.
[Datos aportados por Xavier Abadía
Sanz, de la Universidad de Zaragoza.]